Los perros duros no bailan

8 minutos

1. El Abrevadero de Margot

En este capítulo, el narrador, un perro mestizo llamado Negro, se presenta a sí mismo y cuenta su historia. Desde su nacimiento como cruce de mastín español y fila brasileño, se considera a sí mismo un luchador nato. Su amigo Agilulfo, un podenco filósofo, le dice que es un guerrero antiguo con una estirpe gladiadora. Negro recuerda su pasado como perro de pelea en el Desolladero, donde peleaba a vida o muerte contra otros perros. Aunque ya se ha retirado de las peleas, todavía tiene secuelas físicas y mentales de aquellos tiempos.

Agilulfo le informa a Negro sobre la desaparición de Teo y Boris el Guapo, dos perros de la zona. Negro se preocupa por Teo, su mejor amigo, y recuerda la última vez que lo vio en el Abrevadero de Margot. Agilulfo le cuenta que los vio juntos en el pasaje de la Rata, saludando a Susa, una perra callejera. Desde entonces, no se sabe nada de ellos.

Negro y Agilulfo discuten sobre la posibilidad de que Teo y Boris hayan sido secuestrados. Agilulfo le muestra a Negro un cartel de búsqueda de Boris el Guapo, un perro de raza borzoi. Margot, la dueña del Abrevadero, comenta de manera despectiva sobre la apariencia de Boris. Negro recuerda cómo se hizo amigo de Teo después de enfrentarse juntos a una jauría de perros agresivos.

Negro reflexiona sobre su pasado como perro de pelea y su decisión de retirarse antes de que su vida se convirtiera en un despojo. Después de salvar a su amo de un robo, Negro se convierte en perro guardián y recibe comida, agua y libertad para moverse por el almacén. Aunque podría haberse ido, decide quedarse leal a su amo. Sin embargo, ahora se enfrenta a la posibilidad de volver al Desolladero para encontrar a Teo.

2. Los perros somos machistas

En este capítulo, el narrador pasa por la casa de la abuela de Teo y se da cuenta de que su amigo no está allí. Decide ir al río, donde solían reunirse, pero tampoco lo encuentra. Recuerda cómo conocieron a Dido, una setter irlandesa muy atractiva, y cómo Teo y él intentaron impresionarla ladrándole. Dido les responde con desdén y se va. Después de varios encuentros, Dido se escapa de su casa y se une a Teo y al narrador en el Abrevadero, un lugar donde se reúnen otros perros. Allí, conocen a otros perros y Dido muestra interés en Teo. Más tarde, el narrador se entera de que Teo ha desaparecido junto con Boris el Guapo, otro perro del barrio. Habla con Susa, una prostituta canina, quien le cuenta que un perro llamado Degrelle mencionó que Teo no sería reconocido por la perra que lo parió. El narrador también tiene un encuentro desagradable con Helmut, un perro neonazi, y sus amigos. Finalmente, el narrador va a la casa de Dido y habla con ella sobre la desaparición de Teo. Dido le dice que Teo la quería mucho y que el daño que se hicieron fue lo único amargo de su relación. El narrador se despide de Dido y luego busca a Tequila y su banda para obtener más información sobre la desaparición de Teo.

3. También las cánidas pueden

En este capítulo, el narrador intenta entrar al cuartel general de Tequila, una mexicana que lidera una banda en la ciudad. Para poder entrar, debe enfrentarse a dos mastines del Pirineo que custodian el lugar. Después de un breve intercambio de palabras, los mastines le permiten el paso y el narrador se encuentra con Tequila, una xoloitzcuintle fea pero poderosa. Tequila tiene a su lado un guardaespaldas bóxer y un galgo español viejo y delgado que parece ser su consejero. En el garaje también hay otros perros de diferentes razas y aspectos, todos con una apariencia intimidante. El narrador le explica a Tequila que está buscando a unos amigos desaparecidos, Teo y Boris el Guapo. Tequila muestra interés y le pide al narrador que le traiga un solomillo a cambio de información. El narrador acepta y se dirige a un supermercado cercano. En el supermercado, se encuentra con un yorkshire que le advierte sobre la presencia de una furgoneta verde que secuestra perros. El narrador entra rápidamente al supermercado, roba un solomillo y se lo lleva a Tequila. Después de comer, Tequila le pide a su consejero, Rufus, que le cuente al narrador lo que sabe sobre Teo y Boris el Guapo. Rufus revela que fueron capturados por humanos que organizan peleas de perros y que los mantienen en jaulas en unas chabolas en la Cañada Negra. También menciona un lugar llamado el Desolladero, donde se celebran las peleas de perros. A pesar de las advertencias de Rufus, el narrador decide ir en busca de sus amigos desaparecidos.

4. Vivir es peligroso

En este capítulo, el Negro regresa al Abrevadero para reflexionar sobre la situación de Teo y Boris. Los perros del lugar ya saben lo que ha sucedido y lo que está buscando el Negro. Margot muestra preocupación por él, pero él asegura que está bien. Agilulfo, como siempre, se acerca a molestar al Negro y le pregunta si hay alguna novedad. El Negro no responde y se siente amargado por la situación. Margot interviene para calmar la situación y Agilulfo se retira. Rudi, el caniche, y Mórtimer, el teckel, llegan al Abrevadero. Rudi es un perro presumido y Mórtimer es un perro cazador que se escapa de su casa para buscar emociones fuertes. Mórtimer le ofrece su ayuda al Negro para encontrar a Teo y Boris, ya que conoce la Cañada Negra, un lugar peligroso donde podrían estar. El Negro acepta su ayuda y deciden ir juntos. Antes de partir, se encuentran con Pongo y Chufa, una pareja de perros bien educados. Luego, se encuentran con Helmut y sus amigos neonazis, quienes están acosando a un perro callejero. Mórtimer decide enfrentarse a ellos y el Negro lo detiene. Finalmente, el Negro y Mórtimer se dirigen a las afueras para buscar a Teo y Boris. Durante el camino, se detienen a enjuagarse la boca manchada de sangre después de haberse enfrentado a Helmut y sus amigos. El Negro cojea un poco debido a las heridas que recibió en la pelea. Mórtimer se muestra satisfecho por haber peleado contra los neonazis y el Negro lo encuentra un poco loco.

5. La Cañada Negra

En este capítulo, el narrador, un perro llamado Negro, se encuentra en la Cañada Negra junto a su compañero Mórtimer. Desde una loma, observan un poblado de chabolas donde se escuchan ladridos provenientes de unas jaulas. Mórtimer le informa a Negro que hay un perro guardián suelto cerca de las jaulas. Negro reflexiona sobre su plan y finalmente le dice a Mórtimer que se vaya. Negro se acerca a las chabolas y las jaulas, donde percibe el olor de los perros y es olfateado por ellos. Decide marcar su territorio y los ladridos se intensifican. Luego, aparece un perro mestizo de dogo y comienza una pelea entre ellos, mientras los perros en las jaulas los animan. Negro logra dominar al mestizo, pero antes de poder acabar con él, los humanos aparecen y lo capturan. Negro es encerrado en una jaula en la Cañada Negra. Al despertar, se encuentra con otros perros en jaulas cercanas, incluyendo a un labrador y un bodeguero. El labrador le cuenta a Negro que algunos perros son llevados a un lugar llamado la Barranca para entrenar como luchadores. Negro pregunta por Teo y Boris el Guapo, y el labrador menciona haber visto a Boris en la Barranca. El labrador propone utilizar los ladridos para comunicarse con los perros de la Barranca, pero Negro decide esperar antes de revelar su presencia. El bodeguero se muestra angustiado y temeroso.

6. Duelo en la Barranca

En este capítulo, el protagonista narra cómo fue capturado junto con otros perros por unos humanos. Los llevaron a un lugar llamado La Barranca, donde había cobertizos con jaulas donde se encontraban los perros luchadores. El labrador chocolate, el bodeguero y el protagonista fueron encerrados juntos en una jaula sucia. El labrador explica que los traen para entrenarlos y el bodeguero se lamenta de su destino. El protagonista reconoce en los ladridos de los perros luchadores su pasado como uno de ellos. Luego, el labrador y el protagonista son llevados a otro cobertizo para enfrentarse en una pelea. El labrador es asesinado y el protagonista espera su turno. Cuando llega, se encuentra con el bodeguero, quien está aterrorizado. El protagonista intenta convencerlo de que luche, pero el bodeguero se niega. Finalmente, el bodeguero encuentra el valor y se lanza contra el protagonista, quien lo mata rápidamente.

7. El que madruga se ayuda

En este capítulo, el narrador cuenta cómo superó la prueba y fue llevado a los cobertizos de la Barranca, donde los perros de pelea son cuidados como príncipes. Aunque no entiende el lenguaje humano, el narrador sospecha que sus nuevos dueños lo reconocieron como un perro de pelea debido a su apariencia y habilidades. Pasó el día descansando y evitando pensar en su pasado. Por la tarde, fue puesto a prueba nuevamente contra un gran danés. A pesar de intentar razonar con el otro perro, este se mostró desafiante y comenzó a ladrarle. El narrador decidió atacar y logró dominar al gran danés. Después del enfrentamiento, el narrador fue abordado por el dogo con el que había peleado anteriormente. El dogo le agradeció por no haberlo matado durante su pelea y le reveló que Teo y Boris el Guapo estaban en el Desolladero, un lugar peligroso donde los perros luchaban por sobrevivir. El dogo liberó al narrador de su jaula y juntos fueron a ver a Boris, quien había sido convertido en un semental y estaba en un estado lamentable. Boris le pidió al narrador que lo sacara de ese infierno.

8. El calvario de Boris

En este capítulo, Boris, el perro guapo, se queja de su mala suerte por ser tan atractivo y tener que lidiar con las hembras que constantemente lo persiguen. Boris se lamenta de que cada día le traen tres o cuatro hembras y que no puede soportar más. Sin embargo, el narrador intenta animarlo diciéndole que muchos perros machos envidiarían su situación. Boris le explica que las hembras son insaciables y que cuando se juntan, es aún peor. El narrador le sugiere que se consuele pensando en los cachorros rubios y sedosos que podría tener. Boris, desesperado, le cuenta al narrador cómo fue capturado junto a su amigo Teo y cómo Teo se convirtió en un perro de pelea. Boris revela que Teo se ha convertido en un asesino y se muestra triste por su destino. El narrador le dice a Boris que ha venido a buscarlo y a Teo, pero Boris se entristece aún más al escuchar el nombre de Teo. Boris le cuenta al narrador cómo fue capturado y utilizado como sparring en peleas de perros. Boris se desmaya al enfrentarse a un pitbull y luego es utilizado para criar cachorros de raza. Boris se lamenta de su situación y le pide al narrador que lo saque de allí. Sin embargo, antes de que el narrador pueda responder, las hembras despiertan y se acercan a ellos. Boris se da cuenta de que está en problemas y le pide al narrador que los saque a él y a Teo de allí. El narrador le explica que no puede hacerlo en ese momento y que tiene que esperar. Las hembras se acercan a Boris y él se da cuenta de que no tiene escapatoria. El narrador y el dogo deciden irse y dejar a Boris con las hembras. Boris se lamenta de su mala suerte y suplica a los demás que no lo abandonen.

9. El Desolladero

En este capítulo, el protagonista regresa a su jaula en la Cañada Negra después de pasar tres días de entrenamiento infernal para prepararse para las peleas en el Desolladero. Durante esos días, se enfrenta a varios perros jóvenes y vigorosos en combates de tanteo, obteniendo solo leves heridas. Por las noches, el dogo vigilante le informa sobre su desempeño y le cuenta que los humanos lo reconocen y quieren sacar provecho de él. El protagonista se entera de que irá al Desolladero al día siguiente y que se enfrentará a un mastín napolitano llamado Curzio. También se entera de que su amigo Teo peleará contra un rottweiler llamado Rambo. A pesar de las dificultades, el protagonista se siente cerca de su objetivo final. El capítulo termina con el protagonista siendo llevado en una furgoneta hacia el Desolladero, mientras los otros perros de la Cañada Negra ladran y le desean suerte. Luego, el protagonista espera su turno en una jaula, recordando las peleas pasadas y preparándose mentalmente para la lucha que está por venir.

10. Sangre y arena

En este capítulo, el narrador, un perro llamado Negro, se encuentra en una pelea contra otro perro en un círculo de arena rodeado de humanos vociferantes. A pesar de su edad, Negro confía en sus instintos y experiencia para protegerse y atacar a su adversario. La pelea es feroz y violenta, con ambos perros lanzando dentelladas y luchando cuerpo a cuerpo. Finalmente, Negro logra acorralar a su oponente y lo deja casi inmóvil, pero decide no matarlo, siguiendo ciertos códigos caninos. Después de la pelea, Negro es felicitado por los humanos y se llevan al perro derrotado. Luego, Negro se enfrenta a un nuevo oponente, un pastor francés llamado Teo, que es alentado por su amo. Ambos perros se miran con calma y gruñen amenazadoramente. Negro ataca a Teo y lo mata, demostrando su fuerza y ferocidad. A pesar de estar herido y cansado, Negro se niega a ser retirado del lugar y aúlla en señal de valentía y desafío. En ese momento, se da cuenta de que Teo también está en la arena.

11. Teo y el Negro

En este capítulo, el narrador se encuentra con Teo, su antiguo compañero, en el Desolladero. Teo ha sufrido cambios físicos y emocionales, y no parece reconocer al narrador. Después de un breve intento de comunicación, Teo ataca al narrador, pero este logra esquivarlo. Sin embargo, el narrador está agotado y decide rendirse, pero en ese momento Teo parece reconocerlo y se detiene. Ambos se miran intensamente y deciden luchar juntos contra los humanos que los obligan a pelear. Después de una feroz pelea, logran escapar y deciden regresar a la ciudad. Sin embargo, Teo revela su deseo de venganza y quiere liberar a los perros de la Cañada Negra y ajustar cuentas con los secuestradores. Aunque el narrador se muestra reticente, decide acompañarlo sin matar humanos. Juntos, entran en la Cañada Negra y convencen al dogo segurata de unirse a ellos. Finalmente, se preparan para liberar a los perros y enfrentarse a los humanos.

12. Sin ley ni amo

En este capítulo, el narrador y Teo, su amigo perro, se encuentran en un grupo de perros que se aleja de la Cañada Negra. El grupo está formado por perros de diferentes razas y orígenes, algunos robados a sus dueños y otros abandonados en el campo. Teo, con su aspecto peligroso y feroz, decide quedarse en el campo en lugar de regresar a su dueña y casa. El narrador intenta convencerlo de lo contrario, pero Teo se muestra decidido a quedarse y ser libre. Recuerda la historia de Espartaco, un gladiador romano que se sublevó contra sus dueños, y compara su situación con la de Teo. A pesar de las advertencias de los peligros que enfrentan en el campo, Teo elige quedarse y ser libre. Ocho meses después, el narrador se entera de que Teo ha sido capturado por la policía rural mientras atacaba un redil de ovejas. Aunque lamenta su destino, el narrador reconoce que Teo ha sido feliz durante su tiempo en libertad. El capítulo termina con el narrador y sus amigos perros viendo las noticias en un escaparate, donde se muestra la captura de Teo y otro perro por atacar ovejas. A pesar de su destino, el narrador siente paz al saber que Teo ha vivido una vida libre y satisfactoria.

Otros resúmenes de libros de Arturo Pérez-Reverte