El Asedio
1
En este capítulo, se describe una escena en la que un hombre atado sobre una mesa es golpeado hasta desmayarse. El hombre que lo golpea se muestra indeciso y se dirige a otro hombre que está en la puerta. Este último afirma que el hombre atado no ha sido el responsable de lo sucedido. Luego, el comisario Rogelio Tizón examina al hombre inconsciente y determina que no está muerto. Después de darle algunas monedas al mendigo, Tizón sale de la habitación y se dirige a la playa, donde encuentra el cuerpo de una joven asesinada. Junto al cadáver, está la tía Perejil, una partera y confidente habitual del comisario. Tizón examina el cuerpo y descubre que ha sido brutalmente golpeado. Luego, regresa a la venta del Cojo, donde se encuentra con el ventero y le informa que el mendigo no fue el responsable del asesinato. Mientras tanto, en el puesto de observación de la Cabezuela, el capitán Desfosseux recibe malas noticias sobre los obuses de la fundición de Sevilla. Desfosseux se preocupa por la falta de proyectiles y discute la situación con su ayudante, el teniente Bertoldi. Ambos observan un barco que se acerca a la bahía y especulan sobre su carga. Por otro lado, Lolita Palma, una mujer de treinta y dos años, escribe una carta en su gabinete y reflexiona sobre los barcos y el comercio marítimo de su familia.
Siguiendo este capítulo, Lolita Palma termina de escribir una carta y la dobla cuidadosamente para enviarla. Luego, se pone de pie y camina por la galería acristalada hasta llegar a la azotea de su casa en Cádiz. Desde allí, observa un barco que se acerca a la bahía y se da cuenta de que no es el bergantín que esperaba. Santos, un viejo sirviente de la casa, le confirma que se trata de un falucho corsario francés. A pesar de que el barco se aleja, Lolita sigue preocupada por la seguridad de su propio barco, la polacra Risueña, que lleva una carga valiosa. Mientras tanto, en el barco, el capitán Pepe Lobo y su segundo discuten sobre la posibilidad de ser alcanzados por el corsario. Finalmente, el corsario se retira y la Risueña continúa su camino hacia la bahía de Cádiz. En otro lugar de la ciudad, el comisario Rogelio Tizón juega al ajedrez con el profesor Barrull y reflexiona sobre las huellas en la arena y su relación con los acontecimientos en la ciudad. Por último, en un gabinete de taxidermia, un taxidermista trabaja en la disecación de un perro mientras observa un plano de la ciudad cubierto de marcas y líneas.
2
En este capítulo, se describe la vida cotidiana en la ciudad de Cádiz. Lolita Palma, una mujer de negocios exitosa, camina por las calles mientras saluda a conocidos y realiza algunas compras. Se encuentra con su cuñado Alfonso, con quien no tiene una relación cercana, y luego con Emilio Sánchez Guinea, un amigo de confianza y compañero de negocios. Durante su conversación, Sánchez Guinea le propone a Lolita invertir en un corsario, pero ella se muestra reticente debido a su aversión al pirateo. Después, Lolita se encuentra con el capitán Simón Desfosseux, quien está discutiendo con varios generales sobre la estrategia de bombardeo de la ciudad. Desfosseux sugiere que los morteros serían más efectivos que los obuses, pero los generales defienden la opinión del emperador de utilizar obuses. A pesar de las objeciones de Desfosseux, el mariscal Víctor y el general Lesueur insisten en que los obuses son la mejor opción. Desfosseux expone sus argumentos, pero se siente frustrado por la falta de apoyo.
Siguiendo este capítulo, el general Lesueur y el mariscal Víctor discuten sobre los problemas con las espoletas de las bombas. El capitán Desfosseux sugiere utilizar morteros de mayor calibre para causar más daño en Cádiz. El mariscal Víctor le pide que siga trabajando en las bombas convencionales y le ofrece un ascenso si logra colocar una bomba en la iglesia de San Felipe Neri, donde se reúnen las Cortes. Después, el taxidermista Gregorio Fumagal visita la jabonería de Frasquito Sanlúcar y compra tinte para el pelo y jabón blanco. Mientras tanto, el marino Pepe Lobo busca su baúl de camarote bajo los escombros de su pensión y se da cuenta de que ha perdido todas sus pertenencias. Más tarde, Fumagal envía un mensaje a través de una paloma mensajera y reflexiona sobre el poder de la vida y la muerte. Por otro lado, el comisario Tizón recibe unas páginas de la traducción del Ayante de Sófocles realizada por el profesor Barrull. Ambos discuten sobre la relación entre los sucesos actuales y la tragedia griega. Finalmente, la esposa de Tizón llega con la noticia de que han encontrado muerta a otra joven.
3
En este capítulo, se encuentra el cuerpo de una joven asesinada en un solar abandonado. Rogelio Tizón, el comisario encargado del caso, examina el cuerpo y confirma que ha sido asesinada a latigazos al igual que las otras víctimas. Tizón siente una extraña desazón al ver el cuerpo y se siente perturbado por la cercanía de la muerte y la violencia. Luego, Tizón interroga a los vecinos y ordena que el cuerpo sea retirado sin que nadie más lo vea. Mientras camina por la ciudad, Tizón reflexiona sobre su trabajo y las pistas que ha encontrado hasta ahora. Recuerda una conversación con un experto en artillería que le explicó sobre las bombas que los franceses lanzan sobre la ciudad y cómo estas podrían estar relacionadas con los asesinatos. Tizón también recuerda que los crímenes han ocurrido en un arco que coincide con el alcance de las bombas francesas. Aunque Tizón considera esta conexión como una hipótesis poco probable, sigue sintiendo una sospecha persistente. Más tarde, Tizón se encuentra con el capitán de ingenieros Lorenzo Virués, quien está haciendo dibujos de las fortificaciones enemigas. Tizón le pregunta sobre los alcances de las bombas y el capitán le explica que los franceses están utilizando plomo en las granadas para aumentar su alcance. Tizón regresa a su despacho y examina un trozo de plomo que encontró cerca de uno de los cuerpos. A pesar de no tener pruebas concretas, Tizón sigue convencido de que hay una conexión entre las bombas y los asesinatos. Mientras tanto, Lolita Palma, una joven aficionada a la botánica, recibe la visita de don Emilio Sánchez Guinea, quien le propone asociarse con un capitán corsario llamado José Lobo para armar una balandra y realizar campañas de corso. Lolita muestra cierta reticencia, pero accede a conocer al capitán Lobo. En otro lugar, Simón Desfosseux y el teniente Bertoldi asisten a un espectáculo de baile en el que Desfosseux se siente atraído por una bailarina española.
Siguiendo este capítulo, Simón Desfosseux y el teniente Bertoldi salen a la calle y se dan cuenta de cómo el pueblo ha sido ocupado por las tropas imperiales. Las viviendas abandonadas ahora son cuarteles y alojamientos para los soldados y oficiales. La iglesia ha sido saqueada y convertida en almacén de pertrechos y pólvora. Desfosseux y Bertoldi llegan a la orilla del mar y observan las luces lejanas del arsenal enemigo y del pueblo de la isla de León. Comentan sobre la falta de noticias y cartas que reciben de sus familias y amigos en Francia. Desfosseux piensa en su esposa y su hijo, a quienes apenas conoce. Bertoldi menciona el reciente entierro de un compañero, Bouvier, quien se suicidó. Desfosseux reflexiona sobre la situación de los soldados en Cádiz, alejados de sus familias y enfrentando el fuego enemigo, las enfermedades y la nostalgia. Bertoldi comenta su descontento y sugiere pasarse al bando enemigo. Desfosseux piensa en cómo mejorar la artillería para tener más alcance. En otro lugar, el gobernador militar y político de Cádiz, don Juan María de Villavicencio, se reúne con el comisario Rogelio Tizón y el intendente general y juez del Crimen y Policía Eusebio García Pico. Discuten sobre una serie de asesinatos que han ocurrido en la ciudad y la necesidad de encontrar al culpable para evitar un escándalo público. Villavicencio muestra su preocupación por la situación política y militar de la ciudad y la guerra en Andalucía. Tizón informa sobre los detalles de los asesinatos y la dificultad para encontrar al asesino. García Pico sugiere soluciones alternativas para resolver el caso rápidamente si ocurre otro asesinato. Villavicencio advierte a Tizón que debe encontrar al culpable y asumir las responsabilidades pertinentes. En otro lugar, el salinero Felipe Mojarra visita a su hija Mari Paz, quien trabaja en la casa de los Palma en Cádiz. Hablan sobre la situación en la isla de León y la vida en Cádiz. Mojarra le cuenta a su hija sobre los problemas que enfrentan en la isla debido al cerco francés y la escasez de alimentos. Mari Paz le cuenta sobre su trabajo en la casa de los Palma y las personas con las que convive. En otro lugar, el capitán Pepe Lobo y su primer oficial Ricardo Maraña se encuentran con un problema en un bar de marineros. Un marinero americano ha sido apuñalado y buscan al culpable. Brasero, el contramaestre de la Culebra, es uno de los sospechosos. Lobo interviene y asegura que Brasero no tiene nada que ver con el asesinato. Lobo y Maraña se retiran y hablan sobre los preparativos para la contrata de corso de la Culebra. Maraña se despide y se dirige a un bote en la playa, donde se encuentra con una mujer. Lobo se queda solo y observa cómo el bote se aleja.
4
En este capítulo, se describe el caos y la confusión que se vive en la zona de Chiclana debido a la retirada de las tropas francesas. Se menciona que se están librando intensos combates en el cerro del Puerco, donde las divisiones francesas están en aprietos frente a las fuerzas angloespañolas. También se menciona que los caseríos de Vejer y Casas Viejas han caído en manos enemigas y que Medina Sidonia está amenazada. Ante el temor de quedar atrapadas en la costa, las fuerzas imperiales se retiran hacia el norte.
El capitán de artillería Simón Desfosseux se encuentra entre los fugitivos que se retiran hacia Chiclana. Ha perdido su sombrero y camina con la casaca al brazo y el sable en la mano. Desfosseux reflexiona sobre la situación y se preocupa por caer en manos de los españoles o de las guerrillas. A medida que avanza, se escuchan disparos y se corre el rumor de que los enemigos están cerca. Desfosseux se une a la riada de hombres y continúa su marcha.
En otro lugar, el policía Rogelio Tizón lee un manuscrito del profesor Barrull que habla sobre un acto espantoso cometido durante la noche. Tizón se siente impotente al no poder encontrar al responsable de los crímenes que ha estado investigando. Siente una cólera creciente y una sensación de ridículo e indignidad personal.
En la zona de las salinas, el salinero Felipe Mojarra participa en una incursión contra las posiciones francesas. Después de un enfrentamiento, Mojarra se retira junto con el resto de las fuerzas españolas. En el camino, se encuentra con el capitán de ingenieros don Lorenzo Virués, quien le informa que han tenido éxito en su misión. Mojarra se aleja y observa una explosión en la posición enemiga.
En la ciudad de Cádiz, el taxidermista Gregorio Fumagal observa a la gente que sale de la iglesia y pasea por la plaza. Fumagal desprecia a la sociedad y considera que España está condenada por su corrupción y superstición. Siente una cólera creciente y una atracción hacia la muerte y la degradación. En otro lugar, el comisario Rogelio Tizón reflexiona sobre su trabajo y su impotencia para resolver los crímenes que ha estado investigando.
Finalmente, se describe una fiesta en la residencia del embajador inglés en Cádiz. La fiesta se celebra para celebrar el éxito angloespañol en el cerro del Puerco. Se menciona que la casa ha sido alquilada por la Regencia y que se ha gastado mucho dinero en la iluminación. La fiesta se lleva a cabo en un ambiente festivo, pero también se menciona que hay tensiones entre los generales Graham y Lapeña.
Siguiendo este capítulo, se desarrolla una fiesta en la que se encuentran varios personajes, entre ellos el primo Toño, Lolita Palma y el capitán Virués. Durante la fiesta, se hacen bromas y se conversa sobre diversos temas, como la situación política y militar de la época. También se menciona la presencia del embajador inglés y se habla sobre el corsario Pepe Lobo, quien trabaja para los asociados de Lolita Palma. A pesar de que Lolita no simpatiza con él, se ve obligada a tratarlo debido a los negocios en los que están involucrados. Después de la fiesta, Lolita tiene un encuentro con el capitán Lobo, en el que discuten sobre su participación en la empresa y la desconfianza que ella siente hacia él. Finalmente, Lolita se despide de los invitados y regresa a su casa acompañada del capitán Virués, quien le cuenta sobre su experiencia en Gibraltar y su encuentro con el capitán Lobo. Por otro lado, en otro lugar, el capitán Desfosseux y su equipo de artilleros se preparan para disparar un obús hacia la fiesta del embajador inglés, pero el disparo no alcanza el objetivo y se desata un enfrentamiento con los cañones españoles.
5
En este capítulo, la reina blanca se retira humillada en busca de refugio, mientras que el caballo también se encuentra en una situación desfavorable. Rogelio Tizón detesta el ajedrez y continúa jugando solo por cortesía hacia Hipólito Barrull. Barrull, como siempre, acecha pacientemente hasta que su oponente comete un error y luego ataca con ferocidad. Tizón se defiende sin esperanza y finalmente pierde la partida. Después de recoger las piezas, Barrull vuelve a su comportamiento habitual y ofrece consuelo al vencido. Tizón está distraído y observa a la gente en el café del Correo. Luego, Tizón y Barrull discuten sobre el asesino en serie y su posible motivación. Barrull sugiere que el asesino puede estar desafiando a la ciudad y a la vida misma, y Tizón está preocupado de que el asesino pueda dejar de matar y desaparecer. Barrull también plantea la posibilidad de que el asesino esté jugando un juego, como el ajedrez. Tizón menciona que ha habido una pausa en los asesinatos y Barrull sugiere que el asesino puede estar esperando el momento adecuado. Luego, cambian de tema y hablan sobre la vigilancia de los emigrados y los espías en la ciudad. Tizón menciona que el asesino puede estar desafiando a todos, incluyéndolo a él. Barrull sugiere que Tizón puede anticipar los movimientos del asesino si piensa como él y considera la ciudad como un tablero de ajedrez. Luego, hablan sobre la posibilidad de que el asesino sea una persona culta o científica. Barrull sugiere que el asesino puede tener un toque técnico y que tal vez juegue al ajedrez. Tizón menciona que ha encontrado similitudes entre el manuscrito que Barrull le prestó y los crímenes del asesino. Barrull sugiere que puede ser una coincidencia y que Tizón puede estar yendo demasiado lejos en sus conjeturas. Luego, cambian de tema y hablan sobre la situación en la ciudad y los espías franceses. Tizón menciona que ha endurecido el control de los emigrados y Barrull sugiere que el asesino puede estar desafiando a la ciudad y a la vida misma. Tizón menciona que el asesino puede estar desafiando a todos, incluyéndolo a él. Barrull sugiere que Tizón puede anticipar los movimientos del asesino si piensa como él y considera la ciudad como un tablero de ajedrez. Luego, hablan sobre la posibilidad de que el asesino sea una persona culta o científica. Barrull sugiere que el asesino puede tener un toque técnico y que tal vez juegue al ajedrez. Tizón menciona que ha encontrado similitudes entre el manuscrito que Barrull le prestó y los crímenes del asesino. Barrull sugiere que puede ser una coincidencia y que Tizón puede estar yendo demasiado lejos en sus conjeturas.
Siguiendo este capítulo, se presenta al capitán Virués y a Jorge Fernández Cuchillero, un criollo que se encuentra en Cádiz como delegado de la ciudad de Buenos Aires en las Cortes. Se discute sobre la situación política en el Río de la Plata y la oferta inglesa para mediar en la pacificación de las provincias americanas. Lolita Palma expresa su opinión sobre la intervención inglesa y la posibilidad de perder el comercio con América. Se menciona la presencia del capitán Virués, quien muestra interés en la situación de América y en Lolita Palma. Luego, se cambia de escenario y se narra una escena en la que Pepe Lobo, capitán de la balandra corsaria Culebra, captura una tartana en el mar. Se describe la maniobra de abordaje y se muestra la habilidad de Ricardo Maraña, primer oficial de la Culebra. Pepe Lobo reflexiona sobre su vida como corsario y su encuentro con Lolita Palma, sintiendo una atracción hacia ella. Finalmente, se decide llevar la tartana capturada a Cádiz y se menciona la presencia de un corsario francés en la zona.
6
En este capítulo, Rogelio Tizón se hace lustrar el calzado por Pimporro, el betunero. Mientras tanto, observa a la gente que pasa por la calle de la Carne. Tizón es un comisario de policía que tiene una vasta red de confidentes que le proporcionan información útil para su trabajo. Después de su ronda por los cafés, Tizón se encuentra con Pimporro, quien le informa que no hay nada nuevo. Tizón paga el servicio y continúa su camino.
Tizón realiza su ronda diaria por los cafés de la ciudad para observar a las personas y obtener información. Durante su recorrido, se encuentra con diputados que se dirigen a las Cortes. Tizón saluda a los diputados por respeto a la autoridad, pero no muestra interés en el debate político.
Después de su ronda por los cafés, Tizón se encuentra con el montañés, propietario de un colmado y despacho de vinos. Tizón le informa al montañés que debe ponerle una multa por permitir el juego de naipes en su establecimiento. Después de una breve discusión, Tizón decide reducir la multa a la mitad y advierte al montañés que cierre a la hora adecuada y se dedique a su negocio sin permitir el juego de naipes.
Tizón continúa su camino y se encuentra con Cadalso, su ayudante, y el secretario. Le informan que han encontrado el cuerpo de una joven amordazada y golpeada en un patio de una casa abandonada. Tizón se sorprende y no puede creerlo, ya que no ha habido bombardeos en la ciudad desde hace semanas. A pesar de su incredulidad, Tizón decide investigar el caso.
Mientras tanto, el capitán Desfosseux se encuentra en un convoy que transporta bombas especiales para la artillería. Desfosseux está satisfecho con la carga y discute con su ayudante sobre el uso de pólvora ligeramente húmeda para aumentar la impulsión de los proyectiles.
Tizón continúa investigando el caso de la joven asesinada y se da cuenta de que no hay indicios que relacionen el crimen con los bombardeos franceses. Además, se enfrenta a la complicación de la presencia de Mariano Zafra, un editor de un periódico radical que puede aprovechar el caso para sus propios fines.
En resumen, en este capítulo se narra la rutina diaria de Tizón, su encuentro con Pimporro y el montañés, el descubrimiento del cuerpo de la joven asesinada y la discusión sobre el uso de pólvora húmeda en el convoy de bombas. También se menciona la presencia de Mariano Zafra y las complicaciones que esto puede traer al caso.
Siguiendo este capítulo, el comisario Tizón se encuentra con Mariano Zafra, un publicista que está interesado en el caso del asesinato de la chica. Tizón intenta convencer a Zafra de que no se meta en el caso, ya que podría causar pánico en la ciudad si se revela que hay un asesino de chicas suelto. Tizón amenaza a Zafra con revelar su relación con un joven criado si no se mantiene alejado del caso. Zafra se siente amenazado y acepta no publicar nada sobre el asesinato.
Después, Tizón reflexiona sobre la situación y se da cuenta de que ha perdido mucho tiempo esperando una pista clave. Se siente culpable por la muerte de la chica y se enfrenta a sus propios fantasmas. Decide tomar medidas más drásticas para atrapar al asesino.
Mientras tanto, Gregorio Fumagal, el taxidermista, continúa con su trabajo de disecar animales. También envía mensajes secretos a los franceses sobre los lugares donde caen las bombas. Fumagal reflexiona sobre la naturaleza y la ciencia, y cree que todo en el mundo sigue leyes físicas y naturales.
Tizón se encuentra con el profesor Barrull y discuten sobre la posibilidad de que el asesino tenga algún tipo de conocimiento científico. Barrull sugiere que el asesino podría estar actuando impulsado por fuerzas de atracción y probabilidades desconocidas. Tizón está decidido a atrapar al asesino y está dispuesto a hacer lo que sea necesario.
En resumen, en este capítulo se desarrolla la conversación entre Tizón y Zafra, se muestra la reflexión de Tizón sobre el caso y sus acciones futuras, se presenta el trabajo de Fumagal y su relación con los franceses, y se discute la posibilidad de que el asesino actúe siguiendo leyes físicas y probabilidades desconocidas.
7
En este capítulo, Lolita Palma asiste a misa en el día del cumpleaños de su padre. Aunque no es muy devota, cumple con los preceptos básicos de su educación católica. Después de la misa, Lolita decide ir de compras por las tiendas de la ciudad. En su camino, se encuentra con Pepe Lobo, un corsario vestido con casaca y pantalón de mahón. Tienen una breve conversación en la que Lolita le pregunta si frecuenta las librerías. Pepe Lobo le cuenta que compró un libro en una subasta y que sabe inglés porque participó en una expedición botánica en Gibraltar. Lolita se sorprende por la respuesta y le invita a acompañarla a recoger unos libros. Durante su paseo, conversan sobre diversos temas y se sienten atraídos el uno por el otro. Finalmente, acuerdan encontrarse otro día para hablar más sobre la expedición botánica. En otra parte del capítulo, Felipe Mojarra y su compadre Curro Panizo planean un robo a una lancha cañonera enemiga. Discuten los detalles y deciden llevar a cabo el plan en cinco días. A pesar de los riesgos, están motivados por la recompensa económica que recibirían. Por último, el capitán Simón Desfosseux supervisa la instalación de cañones en Puerto Real. A pesar de las dificultades y la falta de personal, Desfosseux se muestra optimista sobre el futuro de la artillería. Recibe una carta de su esposa, pero no le presta mucha atención ya que se siente distante de su vida anterior.
Siguiendo este capítulo, Desfosseux recibe una carta con información sobre la ubicación de los cañones en Cádiz. Se entera de que el agente encargado de proporcionarle esta información es un español o francés naturalizado que trabaja en secreto para el estado mayor. Desfosseux admira la valentía y el temple de este agente, ya que vivir como espía en territorio hostil es extremadamente peligroso. Después, Desfosseux observa cómo los cañones son instalados y ajustados en el muelle. Escucha los disparos de los cañones y se siente orgulloso de Fanfán, uno de los artilleros. Después, Desfosseux se reúne con el intendente general y juez del Crimen y Policía, García Pico. Tizón, el comisario de policía, informa a García Pico sobre la fuga de un prisionero y la muerte de una joven costurera. García Pico se preocupa por la posibilidad de un escándalo y exige que se encuentre un culpable. Tizón promete encontrar al culpable y mantener el asunto bajo control. Después de la reunión, Desfosseux reflexiona sobre la situación en Cádiz, donde hay rumores de espionaje y contrabando. Más tarde, Desfosseux se encuentra con Tizón en la Caleta y hablan sobre los viajes nocturnos de Desfosseux a El Puerto de Santa María. Tizón le advierte sobre el espionaje y Desfosseux niega estar involucrado en actividades ilegales. Después de la conversación, Desfosseux se encuentra con el capitán Virués y tienen un enfrentamiento verbal. Finalmente, Desfosseux y Maraña se alejan de la Caleta y reflexionan sobre sus acciones y la posibilidad de un duelo.
8
En este capítulo, se describe la situación de cuatro hombres que se mueven en la oscuridad de las salinas. Van armados y protegidos del viento fuerte que sopla en la zona. Llegan a un caño grande y deciden mojarse para cruzarlo. Después de pasar varios obstáculos, llegan a un sitio donde se encuentra una embarcación medio enterrada en el fango. Deciden avanzar y se internan en el agua fría para llegar a la otra orilla. Luego, se dirigen hacia un muelle donde se encuentra una lancha cañonera francesa. Matan a los soldados que están en el cobertizo y se preparan para escapar en la lancha. Durante la huida, son disparados por los franceses, pero logran escapar. Finalmente, llegan a un caño grande y deciden remar para avanzar más rápido. A pesar de los disparos, logran escapar y se dirigen hacia la batería inglesa. En otro lugar, Lolita Palma se encuentra en su gabinete botánico, reflexionando sobre su vida y recordando momentos pasados. Recuerda la salida de una balandra corsaria y la partida de la escuadra de Villeneuve y Gravina hacia el cabo Trafalgar.
Siguiendo este capítulo, Lolita Palma recuerda su encuentro con Pepe Lobo en la torre vigía mientras sostiene un catalejo. Aunque se pregunta qué tiene que ver esto con la Culebra, la sonrisa de Pepe Lobo la perturba. Lolita se imagina a Pepe Lobo en la cubierta de un barco buscando presas en el horizonte.
Mientras tanto, en otra parte de la ciudad, el comisario Tizón se encuentra con la tía Perejil, quien lo lleva a una casa donde se encuentra la Caracola, una vidente. Tizón le pide ayuda para encontrar al asesino, pero la Caracola no puede concentrarse y no le da ninguna información útil.
Después de su encuentro con la Caracola, Tizón se siente frustrado y furioso consigo mismo. Camina por las calles de Cádiz, blasfemando y sintiéndose impotente ante el misterio del asesino.
En otro lugar, se desarrolla un intenso bombardeo entre las baterías españolas y francesas. El capitán Desfosseux y el teniente Bertoldi están en medio de la batalla, observando y dirigiendo los fuegos. A pesar de la violencia del bombardeo, Desfosseux admira la valentía y la tenacidad de los artilleros españoles.
Desfosseux decide mantener sus obuses Villantroys-Ruty al margen del bombardeo, protegiéndolos de los daños. Su objetivo principal es ganar alcance para alcanzar la iglesia de la plaza de San Antonio en Cádiz.
En resumen, este capítulo muestra los pensamientos y acciones de Lolita Palma, el comisario Tizón y el capitán Desfosseux durante un momento de tensión en la ciudad de Cádiz.
9
En este capítulo, el Mulato y Gregorio Fumagal se encuentran en el mercado de abastos de la plaza San Juan de Dios. El Mulato le cuenta a Fumagal que tiene un problema con las palomas que le trae, ya que un gato se metió en el palomar y mató a la mayoría de ellas. Fumagal se sorprende y el Mulato le explica que el gato solo dejó vivas a tres palomas. Fumagal le dice que no pudo atrapar al gato a tiempo. Ambos hombres caminan por el mercado y el Mulato le explica a Fumagal que se siente vigilado y que le hacen preguntas sobre él. Fumagal le pregunta quién lo vigila, pero el Mulato no responde. Luego, el Mulato le dice a Fumagal que tiene un piloto a bordo y que se va a ir. Fumagal se preocupa por su seguridad y el Mulato le dice que puede quedarse en Cádiz, pero que queme cualquier papel comprometedor. Fumagal reflexiona sobre su situación y decide quedarse en Cádiz por el momento. En otra parte del capítulo, Lolita Palma asiste a una sesión de las Cortes constituyentes de Cádiz. Se debate sobre el libre comercio con Inglaterra en los puertos de América. Los diputados americanos defienden la necesidad de cambiar el sistema comercial para satisfacer las demandas de los americanos y evitar la ruina de los puertos españoles. Lolita escucha atentamente el debate y se siente preocupada por el futuro de su negocio. Después de la sesión, una bomba explota cerca del lugar y todos se dispersan. Por último, el comisario Tizón y su ayudante Cadalso van a un calabozo donde tienen a un prisionero atado a una mesa. El prisionero está siendo torturado y Tizón le advierte a Cadalso que no se exceda en la tortura.
Siguiendo este capítulo, el comisario Tizón interroga a un prisionero llamado Mulato, quien confiesa tener relación con los franceses y haber realizado viajes a diferentes lugares para informar sobre la situación en Cádiz. Tizón sospecha que el prisionero tiene cómplices en la ciudad, pero aún no ha obtenido nombres. Durante el interrogatorio, el Mulato menciona algo sobre palomas y bombas, lo que despierta el interés del comisario.
Mientras tanto, el taxidermista Gregorio Fumagal se encuentra en una tienda de jabones, donde conversa con el dueño sobre el negocio y la presencia de extranjeros en la ciudad. Fumagal reflexiona sobre la condición humana y la libertad individual, y se siente observado por un hombre misterioso.
Fumagal continúa su camino por la ciudad y se detiene en una plazuela donde ha caído una bomba francesa. Observa el lugar y calcula la trayectoria del proyectil, mostrando su habilidad en el análisis de los impactos. A pesar de la guerra y el peligro, Fumagal decide no huir de la ciudad y seguir realizando su trabajo.
Más tarde, el comisario Tizón se infiltra en la casa del taxidermista y descubre un plano detallado de Cádiz, marcado con los puntos de caída de las bombas francesas. También encuentra anotaciones y libros subrayados que le llaman la atención. Tizón sospecha que el taxidermista está involucrado en los asesinatos de cuatro jóvenes y que hay una conexión entre los puntos de impacto de las bombas y los crímenes. Decide esperar y observar para confirmar sus sospechas antes de arrestar al taxidermista.
En resumen, en este capítulo se desarrolla el interrogatorio al prisionero Mulato, se muestra la reflexión de Fumagal sobre la condición humana y se revela la conexión entre el taxidermista y los crímenes en la ciudad. El comisario Tizón decide esperar y observar antes de tomar medidas.
10
En este capítulo, Felipe Mojarra sale de casa temprano para visitar a su cuñado Cárdenas, que se está recuperando de una herida de bala en la cabeza. Mojarra lleva comida preparada por su esposa y charla con Cárdenas en el hospital militar. Aunque el cuñado aguanta bien, el ambiente del hospital es desagradable debido al olor y a la presencia de otros heridos y enfermos. Mojarra le cuenta a Cárdenas las novedades de la guerra, como las incursiones en los caños y los rumores de que el general Ballesteros se está retirando a Gibraltar. También menciona que ha estado a punto de ser alistado para una expedición militar a Veracruz, pero fue reclamado a tiempo por el capitán Virués. Mojarra también menciona que han perdido varias batallas recientemente. Durante la visita, Mojarra le entrega a Cárdenas comida y cigarrillos enviados por su hermana. Después de la visita, Mojarra regresa a casa con miedo y se siente aliviado al abrazar a su esposa e hijas. En otra parte, en alta mar, el corsario Pepe Lobo y su tripulación capturan un barco enemigo, pero son perseguidos por un bergantín francés. Lobo decide huir y traza un plan para despistar al bergantín en la oscuridad. A medida que la balandra corsaria se aleja, Lobo lamenta la pérdida de la presa y piensa en Lolita Palma. En la casa de doña Concha Solís, un grupo de mujeres se reúne para coser y hablar de los acontecimientos de la guerra. Curra Vilches comenta sobre las derrotas españolas y la amenaza de los franceses a Algeciras y Tarifa. Doña Concha y Lolita Palma expresan su confianza en que las cosas mejorarán. La conversación se centra en temas más domésticos y locales, como bodas y chismes. Lolita Palma se deja llevar por sus pensamientos y sueña con un hombre de ojos verdes.
Siguiendo este capítulo, Curra Vilches cuenta a las demás mujeres que se encontró con Paco Martínez de la Rosa en la confitería de Cosí. Comentan lo guapo que está y su grupo político liberal. Curra menciona que se rumorea que el teatro se reabrirá pronto, lo cual genera opiniones divididas entre las mujeres. Doña Concha y la viuda de Alba se oponen, mientras que Rosita Solís y Julia Algueró están a favor. Discuten sobre la importancia del teatro y la educación del pueblo. También hablan sobre la libertad de las mujeres gaditanas y su participación en asuntos políticos. Luego, el capítulo cambia de escenario y se centra en Simón Desfosseux, quien presencia una pelea de gallos en una gallera. Después de la pelea, Desfosseux es atacado por unos hombres, pero logra defenderse y escapar. Por último, el capítulo se centra en el comisario Tizón, quien descubre el cuerpo de una prostituta asesinada. Tizón se preocupa por las consecuencias de este nuevo asesinato y se da cuenta de que el principal sospechoso, Fumagal, pudo haber escapado.
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En este capítulo, se describe el ambiente de la ciudad de Cádiz en los últimos días de invierno. El cielo se vuelve gris y oscuro, y la humedad se hace presente. Lolita Palma despide a su amiga Curra Vilches, quien se niega a que la acompañe a casa debido a los rumores de crímenes que circulan por la ciudad. A pesar de las protestas de Curra, Lolita insiste en que se quede. Después de la partida de Curra, Lolita regresa a su casa y se dirige a la oficina de Palma e Hijos, donde supervisa las cuentas y se entera de que han habido impagos en La Habana. A pesar de las dificultades económicas que enfrenta la empresa, Lolita se muestra serena y continúa con su trabajo. Más tarde, se encuentra con el capitán corsario Pepe Lobo, quien le informa sobre la situación en Tarifa y la posibilidad de que la balandra Culebra sea requisada por la Armada. Lolita muestra interés en el asunto y discute las implicaciones financieras y logísticas de la situación. A medida que caminan por la ciudad, Pepe Lobo observa a Lolita y se siente atraído por su belleza y determinación.
Siguiendo este capítulo, el corsario y Lolita Palma continúan su paseo por la ciudad de Cádiz. Se detienen en la muralla y observan la bahía, mientras conversan sobre la posible partida del corsario. Lolita Palma le cuenta que el capitán Valdés podría convertirse en gobernador y capitán general de Cádiz. Luego, el corsario le cuenta brevemente su experiencia en Algeciras durante la evacuación.
Mientras tanto, en otro lugar de la ciudad, el comisario Tizón y su ayudante Cadalso investigan un crimen. Encuentran el cuerpo de una mujer que fue encontrada maniatada, amordazada y con la espalda abierta a latigazos. El comisario se da cuenta de que la mujer fue asesinada antes de que cayera una bomba en el lugar.
Más tarde, el comisario Tizón se encuentra con el taxidermista Gregorio Fumagal en su casa. El comisario le habla en tono enigmático y le menciona a Ayante, una obra de Sófocles. Fumagal no sabe de qué le habla y el comisario le cuenta que el Mulato fue ejecutado y que él estuvo presente. También menciona que el Mulato habló de Fumagal y de sus actividades con las palomas. El comisario golpea la mesa con su bastón y anuncia que Fumagal está detenido por ser espía francés y por el asesinato de seis mujeres.
El capítulo termina con Fumagal sintiendo miedo físico y retrocediendo ante el comisario.
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En este capítulo, se narra la situación de Simón Desfosseux, un capitán de artillería francés, durante la guerra en Valencia. A pesar de los rumores de la toma de Tarifa y la entrada del mariscal Suchet en Valencia, Desfosseux está más preocupado por mantener encendido el fuego en su barraca para cocinar. El temporal de lluvia y viento hace que la vida en las trincheras sea terrible, especialmente en la lengua de tierra del Trocadero, donde se encuentra Desfosseux. La falta de suministros y el hambre afectan tanto a las tropas francesas como a la población local. Desfosseux y su ayudante, el teniente Bertoldi, se preparan para presenciar la ejecución de tres desertores. Sin embargo, debido al mal tiempo, la ejecución no se lleva a cabo correctamente y uno de los desertores queda herido pero vivo. Desfosseux y Bertoldi regresan a su refugio y reflexionan sobre la crueldad de la guerra. En otro lugar, el comisario Tizón continúa interrogando al taxidermista Fumagal en busca de información sobre las bombas y las mujeres asesinadas. A pesar de los golpes y torturas, Fumagal no revela nada. Por último, el salinero Felipe Mojarra se despide de su hija Mari Paz, quien regresa a Cádiz después de pasar la Nochebuena en la Isla. Mojarra le da consejos para su viaje y le pide que tenga cuidado con los franceses.
Siguiendo este capítulo, el padre de Mari Paz le dice que una mujer honrada no necesita leer ni saber de cuentas para vivir, que solo necesita saber coser, planchar y cocinar. Mari Paz responde que la educación es importante y menciona que la señorita, a pesar de ser elegante y seria, sigue soltera. El salinero se siente conmovido por la risa y el tono de la conversación de su hija, pero no sabe si reprenderla o besarla, así que simplemente le dice que termine de comer el buñuelo.
Luego, Rogelio Tizón se encuentra en la muralla de la ciudad de Cádiz, mirando el mar. Cerca de él, un hombre llamado Caramillo le ofrece una corvina guapa, pero Tizón lo rechaza y se aleja. Tizón recuerda una conversación que tuvo con el gobernador Villavicencio y el intendente general García Pico, en la que hablaron sobre un espía y un posible asesino de mujeres. El gobernador le pide a Tizón que obtenga una confesión en regla antes de remitir al detenido a un juez. Tizón reflexiona sobre la situación y se siente inquieto por la incertidumbre y la presión que enfrenta.
Mientras tanto, en la playa de los Lances de Tarifa, Pepe Lobo observa el combate entre las fuerzas francesas y los defensores de la ciudad de Cádiz. Pepe Lobo y su tripulación están a bordo de la balandra corsaria Culebra, esperando órdenes para zarpar. Finalmente, reciben la señal de levar el ancla y se dirigen hacia Cádiz.
En Cádiz, Rogelio Tizón llega a un antiguo castillo abandonado donde ha sido encontrado el cuerpo de una joven asesinada. Tizón examina el cuerpo y se siente frustrado y enfadado por la situación. Ordena a los rondines que busquen los zapatos de la víctima y luego se adentra en las calles de la ciudad, atento a cualquier indicio o sensación que pueda ayudarlo en la investigación.
El capítulo termina con Tizón caminando por las calles de Cádiz, buscando algo que no está seguro de qué es, pero con la sensación de que necesita encontrarlo.
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En este capítulo, el comisario Tizón y el profesor Barrull terminan una partida de ajedrez en el Café del Correo. Mientras juegan, discuten sobre los lugares donde han ocurrido los asesinatos de las jóvenes y cómo el asesino puede conocer esos lugares especiales. Barrull menciona la teoría de los vórtices de Descartes y Euler, que sugiere que hay lugares con condiciones físicas distintas que pueden influir en las personas y las cosas. Tizón está convencido de que existen estos lugares en Cádiz y que el asesino los conoce. Barrull, aunque no está seguro, reconoce que hay una base científica para esta idea. Discuten sobre cómo un asesino puede anticiparse a los fenómenos que ocurren en estos lugares y cómo esto podría estar relacionado con los asesinatos y las bombas. Barrull advierte que no se debe tomar esto al pie de la letra y que la imaginación puede jugar malas pasadas. A pesar de esto, Tizón está convencido de que hay algo real en esta teoría. Después de la partida de ajedrez, Tizón y Barrull continúan discutiendo sobre los lugares especiales y cómo podrían influir en la vida y la muerte. Barrull menciona que la ciencia moderna todavía tiene mucho por descubrir y que no se sabe dónde están los límites. Tizón plantea la pregunta de cómo el asesino puede conocer estos lugares y anticiparse a lo que sucede allí. Barrull sugiere que se necesita una expedición científica para investigar esto. En otro lugar, Lolita Palma trabaja en un negocio torcido y luego se encuentra con su primo Toño en su casa. Hablan sobre su infancia y recuerdan a personas y momentos pasados. El primo Toño menciona a una mujer llamada Consuelo Carvajal, a quien amó pero que se casó con otro. Hablan sobre cómo han cambiado sus vidas y cómo se sienten solos. Finalmente, Tizón y Barrull realizan una expedición por la ciudad de Cádiz para buscar los lugares especiales mencionados anteriormente, pero no encuentran ninguna evidencia relevante.
Siguiendo este capítulo, el comisario Tizón y el profesor Barrull caminan por la calle de los Descalzos discutiendo sobre las percepciones del comisario y la falta de pruebas físicas para confirmar sus sospechas. Tizón insiste en que ha sentido cambios sutiles en la calidad del aire, la temperatura y el olor en los lugares donde han ocurrido los asesinatos y las explosiones de bombas. Barrull, por otro lado, argumenta que es difícil establecer una conexión científica entre los muertos y las bombas. A pesar de la evidencia en su contra, Tizón se aferra a su idea y sugiere que estas sensaciones pueden estar relacionadas con la presencia de vórtices o puntos extraños en la ciudad. Barrull admite que es posible, pero señala que no tienen pruebas para respaldar esta teoría. Continúan su discusión mientras caminan por la ciudad, observando a la gente y los lugares que podrían estar relacionados con los crímenes. Tizón menciona que ha leído el libro que le prestó Barrull sobre las cartas de Euler, pero no ha encontrado respuestas en él. Barrull sugiere que tal vez Tizón tiene una afinidad sensible con el asesino, lo que le permite percibir estas variaciones en el ambiente. Tizón se muestra suspicaz ante esta idea, pero Barrull insiste en que es posible. Mientras continúan su conversación, llegan a una plaza donde se encuentran con Lolita Palma y sus amigos. Tizón saluda a Lolita y se ofrece a acompañarlos, pero ella lo invita a unirse a ellos en otro momento. Después de despedirse, Tizón y Barrull continúan su camino, discutiendo sobre la posibilidad de que Tizón tenga una conexión con el asesino. Finalmente, Tizón siente una extraña sensación mientras mira una estatua de San Miguel y se pregunta si ha pasado por uno de los vórtices que ha estado buscando. Barrull no percibe nada y Tizón comienza a dudar de su propia cordura. Terminan su conversación y deciden ir a buscar algo de comer. En otra parte de la ciudad, Pepe Lobo y su teniente Maraña están sentados en un café observando a la gente que sale del teatro. Lobo ve a Lolita Palma y sus amigos y decide acercarse a saludarla. Después de una breve conversación, Lobo se despide y regresa a su mesa con Maraña. Discuten sobre la posibilidad de encontrar mujeres para pasar la noche y deciden ir a la calle de la Sarna. Mientras tanto, Tizón se encuentra en un bote en la bahía, en camino a encontrarse con alguien cuya identidad ha descubierto recientemente. Está ansioso por conocer a esta persona y obtener su ayuda en la búsqueda del asesino. Sin embargo, también está preocupado por su seguridad y se pregunta si logrará regresar sin ser descubierto. A pesar de los riesgos, está decidido a encontrar respuestas y está dispuesto a arriesgar su vida por ello.
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En este capítulo, Simón Desfosseux, un capitán francés, se encuentra con un hombre español en una casa convertida en almacén de pertrechos. El español, que resulta ser un policía, le cuenta a Desfosseux sobre una serie de asesinatos de jóvenes en Cádiz que están relacionados con los bombardeos que él realiza como artillero. Desfosseux, escéptico al principio, comienza a interesarse en la teoría del español de que el asesino tiene la capacidad de calcular con precisión dónde caerán las bombas. Ambos discuten sobre la posibilidad de colaborar para atrapar al asesino, y Desfosseux accede a intentarlo. Mientras tanto, en otro lugar, Pepe Lobo, capitán de la balandra Culebra, recibe una carta desafiante de un soldado aragonés llamado Lorenzo Virués de Tresaco. Lobo decide aceptar el desafío y planea un encuentro con Virués de Tresaco en el arrecife de Santa Catalina. Su primer oficial, Ricardo Maraña, lo acompaña y se ofrece como padrino en el duelo. A pesar de las objeciones de Maraña, Lobo está decidido a enfrentarse a Virués de Tresaco. Mientras espera en la oficina de Intendencia de la Real Armada, Mojarra escucha las quejas de los marineros y civiles sobre los retrasos en los pagos y sueldos.
Siguiendo este capítulo, Mojarra visita la oficina de un alférez y un escribiente para preguntar sobre el pago por la captura de una cañonera. Sin embargo, descubre que la solicitud aún no ha sido aprobada y que la Armada está mal de fondos. Mojarra intenta argumentar que él y sus compañeros son gente necesitada, pero el alférez le responde con indiferencia y le dice que mientras no se lo denieguen, puede darse por satisfecho. Mojarra se retira, pero antes le pide al alférez que los atienda con humanidad y respeto.
En otra parte, Pepe Lobo se encuentra en un duelo a muerte en un arrecife con un hombre llamado Lorenzo Virués. Ambos están armados con pistolas y se acercan lentamente mientras apuntan el uno al otro. Finalmente, Pepe Lobo logra contenerse y no dispara, mientras que Virués dispara y falla. Luego, Pepe Lobo se acerca a Virués y le dispara en la pierna, dejándolo herido.
Mientras tanto, Rogelio Tizón está en una misión para atrapar a un asesino en serie. Utiliza a una prostituta llamada Simona como señuelo, pero durante la operación, el asesino logra escapar. Tizón se siente frustrado y enojado con su ayudante, Cadalso, por no haber capturado al asesino. Finalmente, escuchan una explosión en la calle y se dan cuenta de que el asesino ha vuelto a atacar.
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En este capítulo, se describe la celebración del Carnaval en Cádiz a pesar de las restricciones impuestas por las ordenanzas reales y municipales. Aunque oficialmente no se permiten bailes ni espectáculos públicos, la gente celebra el Carnaval de todas formas. A pesar de los bombardeos franceses, las calles están llenas de gente disfrutando de los disfraces, máscaras y juegos de agua. Se debate si la ciudad debe mantenerse austera debido a la guerra o demostrar a los franceses que todo sigue su curso normal. Lolita Palma, Curra Vilches y el primo Toño caminan por la plaza de San Antonio disfrazados y deciden ir al café de Apolo. Allí, se encuentran con amigos y disfrutan de la música y los refrescos. Lolita Palma se separa del grupo y se acerca a la mesa de Pepe Lobo, un corsario. Hablan y comparten una copa de aguardiente. Después, Lolita se va con Curra Vilches y el primo Toño al café de Apolo. Mientras pasean por las calles de Cádiz, Pepe Lobo y Lolita Palma conversan sobre la vida en el mar y la posibilidad de retirarse. Lobo besa a Lolita y ella lo acepta.
Siguiendo este capítulo, Simón Desfosseux se despierta sobresaltado por los sonidos de disparos y se da cuenta de que los guerrilleros han atacado la batería. Desfosseux se une a la lucha para salvar los cañones y se da cuenta de que el ataque es un golpe de mano desde la playa. Se da cuenta de que Soult, el comandante en jefe del ejército francés de Andalucía, está de visita en la comarca y que los españoles han aprovechado la oportunidad para atacar. Desfosseux lucha valientemente junto a otros soldados para repeler el ataque y salvar los cañones. Mientras tanto, Felipe Mojarra, un salinero, intenta escapar de la batería y llegar a la playa para salvar su vida. Corre a través de la ciudad en medio del caos y la confusión causados por el ataque. Finalmente, logra llegar a una lancha y escapar. Mientras tanto, en Cádiz, se celebra la proclamación de la Constitución española a pesar del bombardeo francés y el mal tiempo. La gente se reúne en la plaza de San Antonio para presenciar la ceremonia a pesar de la lluvia intensa. Rogelio Tizón, el comisario de policía, observa la ceremonia y reflexiona sobre el futuro de España y la posible vuelta del rey Fernando VII. Finalmente, Lolita Palma, en su gabinete botánico, estudia una hoja de helecho mientras escucha el bombardeo francés y reflexiona sobre su vida y el mundo que la rodea.
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En este capítulo, se describe el ambiente festivo en Cádiz durante el bautizo del hijo de Miguel Sánchez Guinea. Los invitados se congregan en la iglesia y luego se dirigen a la Posada Inglesa para el convite. Mientras tanto, se comentan los últimos sucesos militares y se habla de la obra de teatro que algunos de los presentes vieron la noche anterior. Lolita Palma cuenta su experiencia en el teatro, donde presenció una obra que fue interrumpida por una bomba francesa que cayó cerca del teatro. A pesar del susto, ella decidió quedarse hasta el final. Durante el convite, se discuten los problemas financieros y los rumores de una nueva contribución directa sobre fortunas. Lolita y su padrino, don Emilio Sánchez Guinea, hablan sobre la situación financiera y la deuda que ella tiene con el erario público. También se menciona la actividad del corsario de la familia, que está esperando una presa en el mar. En la segunda parte del capítulo, se describe una escena en el mar, donde el capitán Pepe Lobo y su tripulación están a la caza de un corsario francés. Se preparan para dispararle, pero deciden cambiar de rumbo y alejarse. Finalmente, el capítulo termina con una conversación entre el comisario Tizón y el profesor Barrull, donde discuten sobre la obsesión del comisario con el asesino en serie y la posibilidad de que sus acciones estén afectando al asesino.
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En este capítulo, Lolita Palma llega al Mentidero acompañada por su doncella Mari Paz y el teniente Ricardo Maraña. La plaza del Mentidero está llena de gente debido a los bombardeos franceses, por lo que muchas personas se refugian en esta parte de la ciudad. Lolita busca a Pepe Lobo, el capitán corsario, y finalmente lo encuentra en la pulpería del Negro. Ella le cuenta que los franceses han capturado el barco Marco Bruto, que lleva una valiosa carga y dinero vital para la supervivencia de la firma familiar. Lolita le pide a Pepe Lobo que recupere el barco, ofreciéndole una suma de dinero como recompensa. Pepe Lobo duda al principio, pero finalmente acepta intentarlo. Ambos se encuentran en la muralla de la ciudad para discutir los detalles del plan. Pepe Lobo muestra a Lolita una carta náutica de la bahía de Cádiz y le explica cómo planea rescatar el barco. A pesar de los riesgos, Lolita insiste en que lo intente. Luego, Pepe Lobo se reúne con su tripulación y les explica el plan. A pesar de algunas dudas, la tripulación acepta participar en la misión.
Siguiendo este capítulo, Pepe Lobo se prepara para una misión nocturna en la que planea atacar un barco enemigo. Lobo confía en la lealtad y eficacia de su tripulación, así como en su propia habilidad como capitán corsario. Antes de partir, Lobo se despide de su esposa a través de un mensajero y se imagina cómo ella estará en ese momento. Luego, Lobo se dirige a su barco, la Culebra, y se prepara para la misión. En el camino, se encuentra con un empleado de la casa Palma, quien le informa que están listos para zarpar. Lobo se une a su tripulación y navegan hacia el barco enemigo. Durante el ataque, Lobo se enfrenta a un falucho corsario y lucha contra el fuego enemigo. A pesar de los obstáculos, Lobo se mantiene firme y continúa luchando. Sin embargo, la Culebra sufre graves daños y Lobo se da cuenta de que la batalla está perdida. Antes de caer herido, Lobo reflexiona sobre su destino y lamenta no poder izar una bandera blanca.
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En este capítulo, el comisario Rogelio Tizón se encuentra en una noche de niebla en Cádiz, preparando una trampa para capturar a un asesino que ha estado aterrorizando a la ciudad. A pesar de los fracasos anteriores, Tizón no se rinde y continúa con su plan. La niebla y la humedad hacen que la noche sea incómoda para él, pero está decidido a atrapar al criminal.
Tizón ha distribuido a sus hombres alrededor de la plaza, esperando que el cebo se mueva hacia ellos. Están armados y listos para actuar en caso de persecución o problemas. Tizón se encuentra en un portal cercano, esperando pacientemente. Ha pasado mucho tiempo y no ha habido más crímenes desde la última vez que persiguió al asesino. Tizón no está seguro de la razón, pero sigue confiando en que está en el camino correcto.
En medio de la niebla, Tizón ve a una mujer caminando lentamente hacia él. Es el cebo, una joven reclutada por uno de sus hombres. Sin embargo, Tizón se da cuenta de que su táctica es demasiado obvia y teme que el asesino no caiga en la trampa. A pesar de su frustración, Tizón se mantiene en su escondite, esperando a que la mujer pase.
De repente, escucha explosiones y gritos en la distancia. Al salir de su escondite, ve a la mujer detenida y un hombre corriendo. Tizón se da cuenta de que el hombre es el asesino y lo persigue. Aunque logra dispararle, el asesino logra escapar en la niebla.
Después de perder al asesino de vista, Tizón reflexiona sobre la situación. Sabe que no puede mantener la situación indefinidamente y que el asesino puede actuar en cualquier momento. Decide rodear el área y cerrar la red para atraparlo.
Mientras espera a que lleguen refuerzos, Tizón se encuentra con Lolita Palma, la madre de la última víctima. Ambos están devastados por la tragedia y Tizón promete hacer todo lo posible para capturar al asesino. Lolita se derrumba ante la noticia y Tizón la consuela, aunque también siente una mezcla de ira y determinación.
Después de hablar con Lolita, Tizón se encuentra con su ayudante, Cadalso, quien le informa sobre la búsqueda del asesino. A pesar de los esfuerzos, no han logrado capturarlo. Tizón se enfurece y culpa a Cadalso por el fracaso. Siente que algo salió mal y que alguien se descuidó.
Finalmente, Tizón tiene una revelación cuando visita la Santa Cueva, un oratorio subterráneo privado. Se da cuenta de que el asesino podría ser un miembro de la cofradía religiosa que utiliza la cueva para sus rituales. Tizón decide investigar más a fondo y se adentra en la cueva, donde encuentra una mancha de sangre. La historia termina con Tizón sintiendo una sensación de felicidad extrema al descubrir una pista importante.
Siguiendo este capítulo, se describe la situación de asedio en la que se encuentra Cádiz. El capitán Simón Desfosseux observa desde el observatorio el castillo enemigo de Puntales y la ciudad de Cádiz. Desfosseux está cansado de la guerra y desea no volver nunca más a ese lugar. Mientras tanto, continúan los disparos de cañón entre los españoles y los franceses.
Después, Desfosseux se dirige al reducto de los obuses, donde se encuentra con su ayudante, Maurizio Bertoldi. Observan cómo los zapadores colocan cargas inflamables alrededor de los puntales de la torre observatorio. Deciden incendiar el observatorio como parte de la retirada.
Mientras tanto, el comisario Rogelio Tizón se encuentra en el castillo de Guardiamarinas, conversando con el profesor Hipólito Barrull sobre el asesino en serie que ha estado matando a mujeres en la ciudad. Barrull describe al asesino como un hombre obsesionado por la precisión y la perfección, que busca ordenar el caos y restituir los derechos del universo.
Después de la conversación, Tizón se encuentra con el padre de la última víctima del asesino, Felipe Mojarra, en el sótano del castillo. Mojarra ha capturado al asesino y lo ha torturado. Tizón y Mojarra comparten un momento de silencio y reflexión.
Finalmente, Desfosseux baja por la escalera de caracol del castillo y se encuentra con el asesino encadenado en el sótano. Después de un breve intercambio de miradas, Desfosseux saca una navaja y se prepara para enfrentarse al asesino.
El capítulo termina con Tizón fumando en el patio del castillo, esperando el desenlace de la situación. Los alaridos del asesino han cesado y Mojarra se acerca a Tizón para informarle de que todo ha terminado.
Epílogo
En este capítulo, se describe una escena en la que Lolita Palma observa los restos de un barco varado en la playa de Rota. Intenta imaginar los últimos momentos de la embarcación y se conmueve al darse cuenta de la oscuridad y la violencia que algunos hombres pueden albergar en su corazón. Después, Lolita camina por las calles devastadas de Rota, que muestran los estragos de la guerra. Llega a un edificio donde se encuentran heridos y enfermos, y se dirige hacia un hombre llamado Pepe Lobo, a quien reconoce como el capitán del barco varado. Pepe Lobo está gravemente herido y amputado de una pierna. Lolita le asegura que se ocupará de él y que tendrá todo lo que siempre quiso. Sin embargo, Pepe Lobo le dice que está muerto y enterrado en la playa junto con otros hombres. Lolita se aleja rápidamente, conmovida por la situación, y se dirige hacia la orilla del mar, donde llora bajo la lluvia.
Otros resúmenes de libros de Arturo Pérez-Reverte
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Eva