Línea de fuego

25 minutos

Capítulo sin nombre 1

En este capítulo, se describe la situación de un grupo de dieciocho mujeres de la sección de transmisiones que se encuentran esperando su turno para cruzar el río y asegurar las comunicaciones en la cabeza de puente republicana. Estas mujeres son voluntarias, comunistas y han sido entrenadas en Moscú o por instructores soviéticos. Se describe a la soldado más joven, Patricia Monzón, y se detalla el equipo que lleva consigo. El teniente Herminio Sánchez, apodado Harpo, da la orden de partir y las mujeres se ponen en marcha hacia el río. Durante el camino, se escuchan rumores y comentarios entre las soldados. Finalmente, llegan a la orilla y se embarcan en botes para cruzar el río. Mientras tanto, en otro lugar, el soldado Ginés Gorguel Martínez se encuentra de guardia y decide encender un cigarrillo a pesar de estar prohibido. De repente, escucha un ruido en la orilla y decide lanzar dos granadas de mano para alertar a sus compañeros. En otro punto, el zapador Julián Panizo Serrano y su compañero Francisco Olmos se acercan a un blocao enemigo para colocar explosivos y destruirlo. Panizo logra colocar la carga explosiva y se aleja antes de que estalle. Mientras tanto, la sección de transmisiones ha desembarcado sin problemas y se encuentran en medio del combate. El teniente Harpo da instrucciones a la soldado Pato Monzón para que vaya al cementerio y se comunique con el comandante Fajardo. Pato acepta la misión y se pone en marcha. El capítulo termina con la risa de Harpo y la respuesta seca de la sargento Expósito.

Capítulo sin nombre 2

En este capítulo, Ginés Gorguel corre en la oscuridad tratando de protegerse en las primeras casas de Castellets. En su camino, se encuentra con un soldado enemigo que lo detiene y le dispara, pero Gorguel logra escapar. Luego, se encuentra con un grupo de soldados regulares y moros que lo interrogan y lo envían a buscar al comandante Induráin. Gorguel se da cuenta de que los rojos han cruzado el río y están atacando el pueblo. Mientras tanto, Julián Panizo y los otros dinamiteros observan el ataque al pitón de levante desde una distancia segura. Comentan que los atacantes son del Cuarto Batallón, que no es tan disciplinado como los demás. Deciden dirigirse hacia Castellets para reunirse con su unidad. En el camino, se encuentran con un hombre herido que llama a su madre y a Dios. Deciden no acercarse y continúan su camino. Santiago Pardeiro, alférez de la Legión, recibe la orden de mover su unidad hacia Castellets y establecer una posición de defensa. En su camino, envía un refuerzo al pitón de levante, que está siendo atacado por los rojos. Luego llega al centro del pueblo y se encuentra con el comandante Induráin, quien le ordena desplegar a su tropa a lo largo de la calle principal. Pardeiro se preocupa por la moral de sus hombres y pregunta hasta cuándo deben resistir. Induráin le dice que resista todo lo que pueda y que se repliegue si es necesario. Pardeiro le pide que le dé la orden por escrito y luego se prepara para la batalla.

Capítulo sin nombre 3

En este capítulo, el mayor de milicias Emilio Gamboa Laguna, llamado Gambo, se encuentra en la orilla del río Ebro, observando a sus hombres cruzar el río por una pasarela. Gambo está preocupado por la corriente del río y el cielo despejado, ya que espera que los fascistas abran las compuertas de los embalses cercanos y dificulten el paso de las tropas. Gambo observa el cielo en busca de aviones enemigos, pero no ve ninguno. Ordena a su segundo, el capitán de milicias Simón Serigot González, que apure a los hombres a cruzar más rápido. Gambo es un luchador curtido y disciplinado, con experiencia en la guerra y en la política. Observa a los soldados del Batallón Nikolai Ostrovski, una unidad de choque de la XI Brigada Mixta, que se están cruzando el río. Gambo se preocupa por la resistencia enemiga en el pitón de levante y por la falta de apoyo aéreo republicano. Mientras tanto, Pato Monzón, una joven soldado, se encuentra perdida y sola en un lugar desconocido. Se encuentra con un grupo de soldados y se dirige hacia el pueblo. En el pueblo, Ginés Gorguel es detenido por unos legionarios y se ve obligado a volver al pitón de levante, donde se encuentran las tropas republicanas. Mientras tanto, en el pueblo, los soldados republicanos se preparan para el ataque y se comunican a través de las casas. Panizo y Olmos descubren a dos soldados republicanos muertos en la calle y escuchan golpes en una casa. Descubren que son sus compañeros que están abriendo paso a través de las casas. El teniente Goyo les da instrucciones para el ataque y el comisario político les advierte sobre la disciplina y la lealtad. Panizo y Olmos hacen comentarios sarcásticos y deciden seguir adelante con el ataque.

Capítulo sin nombre 4

En este capítulo, se describe la situación en la que se encuentra Santiago Pardeiro, un joven alférez al mando de una compañía en plena guerra civil española. Pardeiro se encuentra en un pueblo, donde ha montado una barricada para proteger a su gente de los ataques enemigos. Aunque confía en la profesionalidad de sus hombres, sabe que el caos de la guerra está lleno de imprevistos. Pardeiro se comunica con su sargento Vladimiro para reforzar la defensa en un edificio contiguo y asegurar el contacto con otras posiciones. Mientras tanto, se preocupa por la falta de agua para su gente y la sed que puede volverse insufrible en medio del calor del combate. Sin embargo, encuentra una solución inesperada cuando descubre que en la Cooperativa de Vinos del pueblo hay una bodega llena de vino que nadie ha llevado. Decide mezclar el vino con el agua para doblar la provisión y aliviar la sed de sus hombres. Pardeiro reflexiona sobre los motivos por los que lucha y su deseo de ver una España en paz y justa. Mientras tanto, en otro lugar, Pato Monzón trabaja en la instalación de líneas telefónicas para mantener la comunicación entre las posiciones republicanas. En la cresta de un pitón, Ginés Gorguel se encuentra en medio del combate, luchando por su vida y la de sus compañeros. A pesar de la desesperación que siente, continúa disparando contra los enemigos. Gorguel es llamado por un suboficial herido para que le apriete un torniquete y le ayude a detener la hemorragia. A medida que continúa el combate, la situación se vuelve más tensa y peligrosa para todos los personajes involucrados.

Siguiendo este capítulo, se muestra una conversación entre el sargento y Gorguel, quienes están en medio de un combate. El sargento le pregunta a Gorguel si aguantarán mucho más, a lo que él responde que tienen munición y que no se desenfilará nadie. Luego, el sargento le pregunta por el comandante Induráin y Gorguel le dice que lo vio animando a la gente, pero luego lo perdió de vista. Después, el moro que está junto a Gorguel le propone ir a revisar a los rojos muertos, pero Gorguel se niega. El moro decide ir solo y regresa con un botín. Luego, se cambia de escena y se muestra a Pato Monzón y a la Valenciana colocando cables telefónicos en el pinar. Observan a los soldados heridos y se dan cuenta de la dureza de la guerra. Pato decide ir a buscar a los mandos y se encuentra con el capitán Bascuñana, quien le pide que conecte un teléfono para comunicarse con la artillería. Mientras caminan, conversan sobre la guerra y el comunismo. Bascuñana le cuenta a Pato que el comisario Cabrera murió como un héroe, pero luego revela que en realidad murió de un tiro en la espalda.

Capítulo sin nombre 5

En este capítulo, los hombres de la compañía de choque del Tercio de Montserrat viajan en un tren incómodo y mugriento hacia Castellets del Segre para reforzar las posiciones nacionales. El cabo Oriol Les Forques y su amigo Agustí Santacreu, ambos catalanes, se emocionan al llegar a Bot, en Cataluña. La compañía se reúne en el andén y el capitán Coll de Rei hace pasar lista. Todos los hombres son de Cataluña y comparten un profundo catolicismo y un odio hacia los marxistas y separatistas. Después de pasar lista, la compañía se pone en marcha y se divide en dos filas a ambos lados de la carretera. Caminan en silencio, ahorrando fuerzas y voceando canciones carlistas. Se cruzan con tres mujeres enlutadas y Durruti, el perro mascota de la compañía, se lanza tras unas perdices. Finalmente, llegan a su posición y se preparan para el combate. En la Harinera, Pato Monzón trabaja en la centralita telefónica y se entera de que los fascistas han copado la Casa del Médico. El alférez Pardeiro decide enviar a un niño llamado Tonet para informar a los cercados de que no pueden hacer nada por ellos. Mientras tanto, en el frente republicano, Julián Panizo y Olmos reciben una llamada de los fascistas pidiendo que dejen pasar a una mujer embarazada y a su acompañante. Después de un breve intercambio de palabras, las mujeres son escoltadas hasta la posición republicana. Sin embargo, el fuego se reanuda y la guerra continúa.

Capítulo sin nombre 6

En este capítulo, el nuevo intento republicano contra el pitón de levante se produce una hora antes del anochecer. Los soldados rojos suben trabajosamente, animándose unos a otros con gritos, después de que su artillería haya estado machacando la cresta. Ginés Gorguel, incrustado entre dos rocas, ha vivido un infierno de estallidos y sacudidas. Gorguel, como todos, asoma un poco de su resguardo y empieza a disparar. Siente un temor desesperado y frío a la vez, una sensación de miedo reflexivo y consciente. Piensa en la posibilidad de recibir un golpe que lo mutile o lo mate. Gorguel nota el contacto seco del metal que roza su espalda, pero resulta ileso. Decide autoinfligirse una herida para poder apartarse del tiroteo y salvar su vida. Rompe a llorar pensando en su familia y en la situación en la que se encuentra. Luego, el sargento herido le ordena bajar la mano y Gorguel obedece. Continúa disparando y lanzando granadas junto a sus compañeros. Mientras tanto, el Batallón Ostrovski se prepara para relevar al Segundo Batallón en el pitón Pepa. Gambo Laguna, el mayor de milicias, lidera a sus hombres en la oscuridad. Se encuentran con el mayor de milicias Fajardo, quien les da consejos sobre las posiciones estratégicas. Finalmente, Julián Panizo y el practicante ayudan a una mujer a dar a luz en un sótano oscuro. Los hombres observan la escena con solemnidad y reflexionan sobre la vida y la muerte. Por otro lado, la compañía de choque del Tercio de Montserrat descansa antes de continuar su marcha hacia la sierra de Mequinenza, sin conocer su destino final.

Siguiendo este capítulo, el cabo Oriol Les Forques está tumbado junto a sus compañeros de escuadra, incapaz de conciliar el sueño. Desde la batalla de Codo, ha estado sufriendo de insomnio y pesadillas. Agustí Santacreu le pregunta en qué está pensando y Les Forques responde que en lo mismo que él. Hablan sobre cómo lograron escapar de Codo y Santacreu se muestra optimista de que también podrán salir de esta situación. Les Forques ve una estrella fugaz y decide pedir un deseo, pero no logra pensar en ninguno antes de que la estrella se apague. Luego, Milany, otro compañero de la escuadra, pregunta la hora y Les Forques no puede ver su reloj en la oscuridad. Deciden ir a orinar juntos y bromeando sobre su amistad. Después, el capitán Coll de Rei se acerca y habla con Les Forques y Santacreu sobre la situación en el frente. Les Forques le pregunta si el resto del Tercio de Montserrat también estará en línea y el capitán responde que no puede revelar esa información. Les Forques reflexiona sobre su experiencia en la guerra y recuerda cómo lograron escapar de Barcelona. Luego, el capitán se aleja y Les Forques se queda mirando las estrellas. En otra parte, el alférez Pardeiro se prepara para abandonar la cooperativa de aceites junto con su compañía. Ordena a sus hombres que se preparen para la retirada y se despide de la casa donde han estado combatiendo. Mientras se dirigen hacia el olivar, Pardeiro se da cuenta de que algunos hombres heridos no pueden moverse y decide dejarlos atrás. Luego, se encuentra con el cabo Longines y otros legionarios que han logrado escapar de la Casa del Médico. Pardeiro se alegra de ver a Tonet, el niño que los ha guiado hasta allí.

Capítulo sin nombre 7

En este capítulo, el grupo de periodistas conformado por Phil Tabb, Vivian Szerman y Chim Langer se encuentra en un camino bloqueado por un obstáculo hecho con alambre de espino y traviesas de ferrocarril. Son detenidos por guardias de asalto, pero logran pasar tras una breve conversación con ellos. Continúan su camino hacia el río Ebro, donde se encuentran con un grupo de soldados jóvenes que han sido llamados a filas por la República. Luego de un breve descanso, el grupo de periodistas continúa su viaje y llega al frente del Ebro, donde presencian los combates entre las tropas republicanas y los fascistas. Mientras tanto, en el bando republicano, el sargento Gorguel y sus compañeros resisten los bombardeos en el pitón Lola. A pesar de la difícil situación, el sargento se niega a rendirse y busca una oportunidad para escapar. En el puesto de mando de la Harinera, el teniente coronel Landa se comunica con el capitán Bascuñana para darle órdenes de tomar el pitón Lola. Sin embargo, el comisario Ricardo sospecha de las intenciones de Bascuñana y lo confronta. Mientras tanto, en el pitón Pepa, el mayor Gambo observa el asalto del Cuarto Batallón al pitón Lola y espera refuerzos. Sin embargo, se da cuenta de que los requetés, soldados franquistas, se están acercando a las viñas cercanas.

Capítulo sin nombre 8

En este capítulo, Ginés Gorguel se ve atrapado en una explosión que lo deja aturdido y herido. Después de recuperarse, se da cuenta de que ha perdido su fusil y se siente desamparado. Mientras intenta encontrar su arma, presencia cómo un sargento herido dispara su pistola hacia algo que no puede ver. Luego, un grupo de soldados republicanos se acerca y captura a Gorguel y a otros prisioneros. A pesar de suplicar por su vida, Gorguel es golpeado y amenazado con una bayoneta. Los prisioneros son llevados a un lugar donde se les ordena sentarse y poner las manos en la nuca. Mientras tanto, el tiroteo continúa en la cresta cercana. Un teniente republicano interroga a los prisioneros y descubre que uno de ellos es el comandante Induráin. Los prisioneros son ejecutados uno por uno, incluido Induráin. Sin embargo, antes de que Gorguel sea asesinado, una explosión cercana causa confusión y todos se refugian. Resulta ser la artillería propia que está disparando. Los republicanos se dan cuenta de su error y se lamentan de haber matado a sus propios hombres. Gorguel aprovecha la oportunidad para escapar y corre sin rumbo hasta que cae por un barranco. En otra parte, el alférez Pardeiro y su tropa están defendiendo una posición cerca de una ermita. A pesar de estar bajo fuego enemigo, Pardeiro y sus hombres se mantienen firmes y luchan valientemente. El sargento Vladimiro Korchaguin elogia a Pardeiro por su liderazgo y valentía. Mientras tanto, el ataque republicano continúa y los hombres de Pardeiro se enfrentan a un intenso fuego enemigo. A pesar de las bajas, siguen luchando con determinación. El capítulo termina con Panizo y Olmos protegiéndose detrás de un murete mientras el ataque continúa.

Siguiendo este capítulo, se narra un intenso enfrentamiento entre los republicanos y los fascistas. Los dinamiteros dudan y se paran bajo el fuego enemigo, hasta que se dan cuenta de que es imposible alcanzar la primera trinchera. El teniente Goyo muere y otro hombre resulta gravemente herido. Panizo y los demás deciden retroceder y huir de vuelta al bancal, mientras son perseguidos por los fascistas. En el camino, Olmos resulta herido en la pierna. Mientras tanto, Ginés Gorguel, un soldado republicano, escapa del frente y busca refugio en la noche. Encuentra a Selimán, un moro de Regulares, y juntos comparten un poco de agua y un higo. Selimán le cuenta a Gorguel sobre su experiencia en la guerra y le ofrece un cigarrillo. En otro lugar, los corresponsales extranjeros llegan al río Ebro y se encuentran con el teniente Goyo, quien les permite acompañar al batallón. Mientras cruzan el río, observan la difícil situación de los heridos y los preparativos para un contraataque. Por otro lado, un grupo de requetés se pierde en la oscuridad y se encuentran con un grupo de soldados republicanos. Después de una breve pelea, deciden separarse pacíficamente y compartir tabaco.

Capítulo sin nombre 9

En este capítulo, dos aviones vuelan río abajo, uno persiguiendo al otro. El primero, un biplano, parece tener problemas y vuela bajo, mientras el perseguidor le dispara. El teniente Harpo y Pato Monzón, junto con otras compañeras, observan la escena desde la orilla. El avión perseguido asciende rápidamente y deja ver las aspas negras en sus alas. Luego, una nube de humo sale de su motor y se convierte en una estela de humo. El avión perseguidor se aleja y el avión perseguido se estrella. El piloto alemán intenta resistirse, pero es golpeado y maltratado por los soldados republicanos. El teniente Harpo intenta detener la violencia, pero es ignorado. Finalmente, un oficial llega y dispara al aire para detener la golpiza. El piloto alemán es llevado como prisionero. Después de este incidente, llegan tanques y tropas nacionales a la zona. El capitán Madonell, al mando de los soldados, se presenta y conversa con Harpo y Pato. Comenta que sus hombres son jóvenes y que se han unido recientemente a la lucha. Mientras tanto, en la ermita, el alférez Pardeiro y sus hombres se preparan para el combate. Han tenido una tregua para acercarse a un pozo y obtener agua. Pardeiro observa a los soldados enemigos retirando a sus muertos y se cruza con un oficial enemigo. Luego, la tregua termina y se preparan para el combate nuevamente. Gorguel y Selimán, dos fugitivos, se encuentran con un grupo de soldados nacionales. Son llevados ante un oficial y se les ordena unirse a su compañía. Gorguel se queja de su mala suerte, pero Selimán le dice que solo Dios sabe lo que les espera. Por último, Gambo Laguna observa el movimiento enemigo desde lo alto del pitón y se prepara para un posible contraataque. La 3ª Compañía del Ostrovski está lista para defender el cementerio.

Siguiendo este capítulo, Gambo decide ir al cementerio para echar un vistazo. Serigot se ofrece a acompañarlo, pero Gambo prefiere ir solo. Baja de la cresta con tres soldados y una botella de Anís del Mono en la mano. Encuentra a un grupo de soldados descansando a media ladera y les informa de que los fascistas están a medio kilómetro de distancia. Continúa su camino hacia el cementerio, donde se encuentra con el comisario político del batallón, Ramiro García, que está enseñando a los soldados a leer y escribir. Gambo se siente orgulloso de los soldados que han aprendido a leer y escribir gracias a los esfuerzos de García. Después de abandonar el cementerio, Gambo ve seis aviones fascistas volando hacia el río y escucha el sonido de las explosiones. Regresa al puesto de mando de la compañía, donde se encuentra con el teniente Zugazagoitia. Hablan sobre la situación en el frente y la falta de apoyo militar. Zugazagoitia le informa a Gambo que los aviones han destruido la pasarela y la plataforma flotante, lo que dificulta el cruce de medios pesados. También discuten sobre la posibilidad de un contraataque fascista y la importancia de mantener el cementerio. Gambo se despide de Zugazagoitia y se dirige de vuelta a su posición. Mientras tanto, en las posiciones fascistas, los requetés se preparan para el ataque y cantan canciones patrióticas. En las trincheras republicanas, Panizo y Olmos conversan sobre la guerra y la falta de comida. Panizo reflexiona sobre su lucha por la República y su deseo de aprender más sobre política. Finalmente, estalla un tiroteo entre las posiciones enemigas y Panizo sonríe ante la valentía de los fascistas.

Capítulo sin nombre 10

En este capítulo, se describe el inicio de una batalla en la que los requetés del Tercio de Montserrat se preparan para atacar los viñedos enemigos. El páter Fontcalda absuelve a los soldados antes de que comiencen a avanzar. Los hombres se alinean y se preparan para cruzar la vaguada, besando medallas y escapularios como protección. El capitán Coll de Rei, con su bastón y su perro Durruti, se destaca del resto de los soldados. A medida que avanzan, los requetés son bombardeados por proyectiles de artillería enemiga, pero logran llegar a las alambradas. Sin embargo, la compañía de tiradores de Ifni que debía apoyarlos no aparece. Los requetés se refugian en el suelo, tratando de protegerse de los disparos enemigos. La situación se vuelve cada vez más peligrosa, con muchos soldados heridos y muertos. A pesar de todo, los requetés continúan resistiendo y luchando. Mientras tanto, Pato Monzón y Vicenta la Valenciana, dos mujeres encargadas de reparar una línea telefónica, se encuentran con soldados republicanos y finalmente llegan al puesto de mando del Cuarto Batallón. Pato repara el teléfono y se queda a revisar el aparato mientras la Valenciana se va con el capitán Bascuñana a fumar un cigarrillo.

Siguiendo este capítulo, el capitán Bascuñana y Pato caminan por el borde del barranco hacia el camino de gravilla y el puente. Observan a los soldados del Batallón de Defensa de Costas que se dirigen a la carretera de Fayón. Pato comenta que al principio le parecía asombroso todo lo que veía en la guerra, pero ahora le resulta sobrecogedor. Bascuñana le dice que hay dos mundos en cada bando, los que luchan en el frente y los que luchan en la retaguardia, y que prefiere luchar en el mundo del frente porque hay más compañerismo y honradez. Pato menciona que le admira cómo todos se acostumbran a soportar el horror de la guerra y Bascuñana le responde que una guerra civil no es la lucha del bien contra el mal, sino el horror enfrentado a otro horror. Pato le dice que ella cree en la causa y que también él está allí por eso. Bascuñana le cuenta que ha visto muchas cosas terribles durante la guerra, como asesinatos y violaciones, y que eso le hace dudar de si realmente merecen ganar. Pato le dice que también hay gente mala en todas partes y Bascuñana le responde que eso es lo que a veces le hace dudar, no de la justicia de la causa, sino de si realmente merecen ganar. Luego, se encuentran con los soldados que se dirigen al frente y Bascuñana les dice a Pato que cada uno de ellos significa una familia y que muchos de ellos subieron al frente pensando que se sacrificaban por un mañana mejor para la humanidad. Después, Ginés Gorguel y Selimán son asignados a municionar un cañón antitanque alemán y el cabo Lucas Molina les explica cómo hacerlo. Mientras tanto, el teniente coronel Landa lleva a los corresponsales a visitar las posiciones de primera línea y les muestra las huellas del combate en el pueblo. También les presenta al comisario político, el Ruso, y los periodistas notan su mirada fría y siniestra. Después de la visita, regresan al Batallón Jackson y el mayor O'Duffy les dice que esperen y descansen, ya que las cosas pueden moverse rápido y podrían tener que ir a algún lugar esa noche. Vivian observa a los brigadistas y le pregunta a O'Duffy qué ha cambiado en ellos. O'Duffy responde que no ha cambiado nada, que solo es demasiada guerra.

Capítulo sin nombre 11

En este capítulo, Oriol Les Forques y Agustí Santacreu se encuentran agazapados bajo el desnivel de una alambrada, a veinte metros del cementerio. Escuchan los gritos de las trincheras rojas, que les dicen que pueden retirarse sin ser atacados. Sin embargo, desconfían de los rojos y no saben si es una trampa. Finalmente, deciden arriesgarse y se retiran junto con el resto de los requetés.

El capitán Coll de Rei, que ha sobrevivido a la batalla, se presenta ante los rojos y les agradece que les permitan retirarse. Les Forques lo ve levantarse y rescatar la bandera de la compañía. Después, los requetés se retiran llevando a los heridos y a los muertos.

Mientras tanto, Ginés Gorguel y Selimán están en una posición antitanque. Disparan contra los tanques enemigos, pero uno de ellos les dispara y mata a uno de los artilleros. Gorguel y Selimán continúan disparando hasta que logran destruir uno de los tanques enemigos. Sin embargo, otro tanque les dispara y mata a otro artillero. Gorguel se queda solo y continúa disparando.

Pato Monzón y las demás mujeres observan a los soldados que regresan de la batalla. La sargento Expósito les recuerda que la guerra no es como en las películas y que deben estar preparadas para lo peor. Expósito destaca la importancia del papel de los comunistas en la guerra y cómo las mujeres también pueden luchar y hacer trabajos militares.

Finalmente, las mujeres comentan sobre la actitud de los hombres y cómo a menudo las tratan como objetos. Recuerdan el incidente en el que la Valenciana fue acosada por un carabinero y cómo Expósito lo enfrentó y lo castigó.

Siguiendo este capítulo, la sargento Expósito comparte con las demás mujeres de la unidad sus experiencias en la guerra. Habla de cómo las mujeres se han ganado el respeto en la lucha, tanto por su participación en las tareas domésticas como por su valentía en el combate. Expósito advierte a las demás mujeres que no deben flaquear, ya que son mujeres y comunistas, y saben lo que les espera si el fascismo gana la guerra.

Luego, se describe la llegada de la XIV Bandera de Falange de Aragón, un grupo de falangistas que se unen a la lucha. Se menciona que son tropas escogidas y veteranas, con un alto grado de cohesión y fuertemente politizadas. La columna se pone en marcha y se dirige hacia su destino, mientras los falangistas cantan.

Después, se narra la situación en el frente republicano, donde los legionarios se preparan para un contraataque. El alférez Pardeiro y el sargento Vladimiro reflexionan sobre la lealtad y el sacrificio en la guerra. Pardeiro recuerda una ocasión en la que un oficial pidió voluntarios para morir y un teniente se ofreció a liderarlos. Vladimiro destaca la importancia de la disciplina y la lealtad en momentos difíciles.

Por otro lado, se muestra la perspectiva de los dinamiteros comunistas, Julián Panizo y Paco Olmos, que se retiran de una posición en el olivar. Discuten sobre las decisiones de los mandos y la necesidad de retroceder tácticamente. El brigada Cancela les pide que dejen de discutir y bajen la voz.

El capítulo termina con la llegada de la XIV Bandera de Falange al pueblo y la preparación para el contraataque.

Capítulo sin nombre 12

En este capítulo, Pato Mozón tiene un sueño inquietante en el que se encuentra en una ciudad desconocida, sin recordar de dónde viene ni a dónde se dirige. Mientras tanto, en la centralita del puesto de mando, Pato recibe una llamada de Lola informando de un ataque enemigo. Los oficiales discuten sobre cómo responder al ataque y deciden pedir refuerzos al Batallón Jackson. Mientras tanto, en la cresta del pitón, los falangistas atacan a los republicanos y se produce un combate cuerpo a cuerpo. Saturiano Bescós lucha en la oscuridad, sin saber si los suyos están ganando o perdiendo. Finalmente, los falangistas toman la cresta y hacen prisioneros a los republicanos. En otro lugar, Lawrence O'Duffy decide enviar a los internacionales a recuperar el pitón de levante, a pesar de que los fascistas lo han tomado recientemente. Vivian, Phil y Chim deciden unirse al ataque. Mientras tanto, en la ermita, Santiago Pardeiro es despertado y se entera de que debe tomar el mando de la 4ª Compañía, que está siendo atacada en Castellets. Pardeiro se prepara para liderar a sus hombres y darles ánimos antes de volver a la lucha.

Siguiendo este capítulo, el sargento Vladimiro ordena a los legionarios que descansen y se relajen. Pardeiro, indeciso, piensa en cómo motivar a estos hombres que están al límite de sus fuerzas. Decide no apelar al patriotismo y la bandera, ya que están demasiado cerca de la muerte. Pardeiro elogia la valentía de los legionarios y les pide ayuda para rescatar a los compañeros de la XIX Bandera que están en apuros en Castellets. Los legionarios dan un paso al frente para no dejar solo a Pardeiro.

En otro lugar, Julián Panizo lucha en una barricada y tiene problemas con su arma. Olmos, otro compañero, intenta ayudarlo pero no puede arreglar el problema. Panizo decide buscar otro arma y encuentra un fusil ruso. Mientras tanto, los fascistas atacan con tanques y los republicanos se ven obligados a abandonar algunas posiciones. Panizo se preocupa por sus compañeros heridos y se une a una nueva unidad de refuerzo.

En otro escenario, los falangistas han perdido el pitón Lola y se encuentran en una reunión discutiendo sobre la responsabilidad de la derrota. Bascuñana, el capitán del Cuarto Batallón, es relevado del mando y debe esperar a que revisen su conducta. Pato Monzón lo encuentra y hablan sobre la injusticia de la situación. Bascuñana le confiesa que le gustaría estar con ella en otro lugar y caminar juntos con orgullo. Pato se siente atraída por sus palabras, pero se interrumpe cuando comienzan los disparos y los aviones bombardean la zona.

En el frente de batalla, los requetés atacan las trincheras enemigas. Les Forques se encuentra en medio del caos y lucha con ferocidad. Avanza por las trincheras y el cementerio, enfrentándose a los enemigos y matándolos. La violencia y la sangre lo consumen mientras continúa luchando.

En resumen, este capítulo muestra diferentes escenarios de la guerra civil española. Pardeiro motiva a los legionarios para ayudar a sus compañeros en apuros, Panizo se une a una nueva unidad de refuerzo, Bascuñana es relevado del mando y Les Forques lucha con ferocidad en el frente de batalla. La violencia y la muerte son constantes en este capítulo.

Siguiendo este capítulo, Les Forques se encuentra acorralado por tres rojos en el cementerio. Mientras se defiende, aparece Agustí Santacreu y los ayuda a rendirse. Les Forques descubre que han matado a Milany y se entera de que Juanito Falgueras está herido. En el cementerio, el páter Fontcalda reparte absoluciones y los tiradores moros se dirigen al este. Coll de Rei felicita a Les Forques y se lleva a los prisioneros. En el pitón Pepa, Gambo y sus oficiales discuten la situación y deciden resistir a toda costa. En el pueblo, Vivian y Tabb presencian el combate en el pitón y deciden quedarse a pesar de las órdenes de evacuación. En el pitón, Bescós y Mañas luchan contra los falangistas y son heridos. Son atendidos por una enfermera llamada María del Sagrario. Bescós regresa a su unidad y se encuentra con prisioneros internacionales. El cabo Urrás decide llevarlos al mando de la bandera para ser interrogados.

Capítulo sin nombre 13

En este capítulo, los jóvenes reclutas se encuentran en una habitación llena de escombros y muebles rotos, donde Julián Panizo explica a los reclutas cómo utilizar las botellas de gasolina para atacar a los tanques enemigos. Panizo y Olmos buscan voluntarios para llevar a cabo esta misión y dos jóvenes, Rafael y Lluís, se ofrecen. Después de una breve conversación, Panizo y Olmos se preparan para salir a la calle con las botellas de gasolina y las bombas de mano.

En la calle, los reclutas se dividen en dos grupos y se acercan a la barricada principal. Panizo y Rafael se refugian en una casa cercana, donde se encuentran con otros soldados republicanos. El cabo de pelo gris le pregunta a Panizo cómo planea llevar a cabo el ataque y él le explica su estrategia. Mientras tanto, los tanques enemigos se acercan y comienza el fuego intenso.

Panizo se arrastra por un corral mientras lleva una botella de gasolina y una granada en la mano. Se acerca sigilosamente a uno de los tanques y lanza la botella contra él, seguida de la granada. El tanque se incendia y Panizo se alegra de haber tenido éxito. Luego, ve a Olmos y a Lluís acercándose al otro tanque, pero son alcanzados por los disparos enemigos. Olmos logra lanzar la botella y la granada antes de ser alcanzado, pero Lluís queda envuelto en llamas y muere.

Mientras tanto, en la Harinera, el puesto de mando de la XI Brigada está lleno de tensión. Los jefes discuten la situación y deciden que es crucial mantener la comunicación con el Batallón Ostrovski. Pato y la Valenciana son enviadas a restablecer la línea telefónica con el batallón. Se les da el equipo necesario y se les advierte sobre la importancia de su misión.

Después de prepararse, Pato y la Valenciana salen con el equipo y se dirigen hacia el Batallón Ostrovski. Llevan pistolas y mochilas pesadas con cable telefónico y teléfonos de campaña. A pesar de la carga pesada, están decididas a cumplir su misión.

En resumen, en este capítulo se forma un plan para atacar a los tanques enemigos utilizando botellas de gasolina y bombas de mano. Panizo y Olmos lideran el ataque, pero uno de los reclutas muere en el intento. Mientras tanto, Pato y la Valenciana son enviadas a restablecer la comunicación con el Batallón Ostrovski y se preparan para llevar a cabo esta importante misión.

Siguiendo este capítulo, las protagonistas se preparan para salir al patio, donde las espera la sargento Expósito acompañada por un soldado llamado Mingo. Expósito lleva un naranjero y un cinto con cargadores, y se ha envuelto la cabeza con un pañuelo negro. Comienzan a caminar siguiendo el cable telefónico, pero Mingo se detiene y les advierte que el sendero los acerca demasiado a los fascistas. Deciden desviarse a la izquierda, acercándose más al pueblo. Durante la marcha, escuchan el estruendo de los combates en el pueblo y ven el cobertizo donde llegan heridos y hombres que cavan trincheras. Mingo propone ir delante para proteger a las mujeres, pero Expósito se enfada y decide ir ella misma delante. Continúan avanzando, comprobando el cable telefónico, hasta que se encuentran con unos soldados jugando a las cartas. Estos soldados les explican que están sin mulas y que no tienen nada que hacer. Siguen caminando y se encuentran con tres hombres que intentaban pasarse al bando nacional. El cabo del grupo decide llevarlos a retaguardia y Gorguel y Selimán regresan al frente. En otro lugar, Pato Monzón logra restablecer la comunicación telefónica con el puesto de mando de la brigada y se lo comunica a Expósito. Mientras tanto, Gorguel y Selimán vigilan la orilla del río y capturan a tres hombres que intentaban cruzar. Los llevan a un suboficial llamado Martínez, quien los separa en dos grupos: los que intentaban pasarse y los prisioneros. Gorguel es llevado al grupo de prisioneros debido a las sospechas de que era simpatizante republicano antes de la guerra. Pato y Expósito conversan sobre la guerra y la pérdida de seres queridos. Expósito cuenta cómo su hombre murió en combate y cómo eso la cambió. Finalmente, deciden pasar la noche en el frente y bajar a la Harinera al amanecer.

Capítulo sin nombre 14

En este capítulo, Santiago Pardeiro calcula la distancia y el tiempo necesarios para cruzar del sindicato a la escuela de Castellets, donde los rojos se han parapetado y defienden su posición. Pardeiro se reúne con los legionarios en el patio interior del sindicato y les explica el plan de ataque. Después de orinar para aliviar la tensión, los legionarios se alinean contra las paredes del patio y se preparan para el asalto. Pardeiro y los legionarios se dirigen hacia la escuela, corriendo bajo el fuego enemigo. En la escuela, se produce un combate cuerpo a cuerpo, donde los legionarios luchan con bayonetas y armas de fuego. Pardeiro y Vladimiro cuentan los rojos muertos y heridos. Mientras tanto, en otro lugar, el mayor O'Duffy y los corresponsales extranjeros discuten si deben presenciar el ataque al pitón. Finalmente, Vivian decide quedarse para ver el ataque, mientras que Phil Tabb y Chim Langer deciden irse. El soldado Andy, un brigadista, conversa con Vivian y Chim antes de que comience el ataque. El capítulo termina con Saturiano Bescós, un falangista, observando a los rojos acercarse a su posición.

Siguiendo este capítulo, los soldados Bescós, Jesús Tresaco y Lorenzo Paño se encuentran en una posición de combate, esperando el ataque del enemigo. Bescós observa a los enemigos acercándose y elige a uno de ellos para apuntar y disparar. Reflexiona sobre la vida del hombre al que apunta y la posibilidad de que él mismo o sus camaradas sean asesinados. Finalmente, Bescós dispara y mata al enemigo. La batalla se intensifica y los soldados son atacados por ametralladoras enemigas. Vivian Szerman, una brigadista norteamericana, se une a la lucha y presencia la muerte de varios soldados. Ella se acerca a un fotógrafo llamado Chim Langer, quien continúa tomando fotos a pesar del peligro. Sin embargo, Chim es alcanzado por una explosión y muere. Vivian intenta ayudarlo, pero es inútil. La batalla continúa y Vivian se aleja del lugar. Luego, se muestra una escena en la que Ginés Gorguel es interrogado por un teniente y un sargento. Gorguel niega haber sido afiliado a la izquierda y relata sus experiencias en la guerra. Sin embargo, el teniente no está convencido y Gorguel es llevado de regreso al grupo de prisioneros. Más tarde, el sargento lo lleva nuevamente ante el teniente, donde se encuentra con Selimán, un cabo moro. Selimán presenta un documento que certifica la historia de Gorguel y el teniente decide devolverle su fusil.

Capítulo sin nombre 15

En este capítulo, en el puesto de mando de la XI Brigada, se perciben malos síntomas. Los nervios y la tensión aumentan a medida que los disparos y explosiones del pueblo se acercan. Pato Monzón regresa de reparar una línea telefónica y ve que el número de heridos que llegan al puesto de socorro aumenta. La falta de suministros médicos y material de sutura agrava la situación. El teniente Harpo y la sargento Expósito discuten sobre la situación y la falta de refuerzos. Pato es elegida para llevar un mensaje al Batallón Ostrovski y se prepara para partir con Rosa Gómez. El capitán Bascuñana intenta convencer a Pato de que no vaya debido a los peligros del camino, pero ella se niega. Finalmente, Pato y Rosa llegan a la posición republicana cerca del cementerio, donde se encuentran con el capitán Bascuñana. Discuten sobre la situación y deciden que Pato y Rosa deben pasar la noche allí y continuar su misión al amanecer. Mientras tanto, Vivian Szerman y Phil Tabb descansan y reflexionan sobre la guerra. Pedro informa a Vivian y Tabb sobre la evacuación inminente del puesto de mando y la resistencia de la brigada. Pato y Rosa intentan reparar la línea telefónica, pero se ven obligadas a retroceder debido al fuego enemigo.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan su avance hacia la Rambla. Pato y Rosa se arrastran por el suelo para evitar ser detectadas y se comunican con el puesto de mando a través del teléfono. El teniente coronel Landa les ordena que permanezcan en su posición durante la noche y que, si al amanecer el paso sigue bloqueado, regresen a la Harinera.

Mientras tanto, el capitán Bascuñana se encuentra con Pato y le elogia por su valentía. Tienen una breve conversación sobre la situación en el frente y la falta de refuerzos. Bascuñana expresa su preocupación por los soldados que están en la Harinera y la posibilidad de que sean abandonados a su suerte.

Pato y Bascuñana continúan hablando sobre la guerra y la incertidumbre del futuro. Bascuñana revela que está en problemas con el comisario político de la brigada y que espera que la guerra termine pronto. Pato muestra compasión por los soldados y expresa su deseo de que aguanten.

Después de un momento de silencio, Bascuñana revela sus pensamientos sobre el futuro. Explica que lo evacuable será llevado al otro lado del Ebro, mientras que el resto se quedará para sostener la retirada el mayor tiempo posible. Pato se estremece ante esta revelación.

Más tarde, Pato y Bascuñana se refugian en un lugar oscuro y Bascuñana enciende una linterna para que Pato pueda leer una carta que encontró en el bolsillo de un soldado muerto. La carta habla de las dificultades y las injusticias que sufren los soldados republicanos y de la desesperación que sienten. Pato comenta que es horrible y Bascuñana reflexiona sobre la dureza de la guerra.

Pato y Bascuñana continúan hablando sobre la guerra y la lucha por la República. Bascuñana expresa su admiración por Pato y su valentía. Pato se siente reconfortada por el contacto físico con Bascuñana y reflexiona sobre la incertidumbre y la duda que siente.

Mientras tanto, en otro lugar, Les Forques, Santacreu y Dalmau se arrastran hacia la Rambla para realizar un reconocimiento. Se encuentran con obstáculos en el camino, como trampas y alarmas improvisadas. Finalmente, lanzan algunas granadas hacia la trinchera enemiga y se retiran rápidamente.

En el puesto de mando, Gambo Laguna y Serigot discuten sobre la situación en el frente. Gambo expresa su preocupación por la falta de munición, agua y comida, y la posibilidad de que los fascistas ataquen nuevamente. Serigot sugiere que podrían no durar más de un día.

Finalmente, los personajes discuten sobre la resistencia y la posibilidad de romper el cerco. Gambo explica que si la Rambla cae, intentarán unirse a Bascuñana, y si el pueblo también está tomado por los fascistas, se dirigirán hacia el río. Deciden que informarán a los soldados sobre la situación al día siguiente y que se irán en grupos para cubrir la retirada.

El capítulo termina con Gambo tapándose la cara para protegerse de los mosquitos y diciendo que se irán cuando se oculte la luna.

Capítulo sin nombre 16

En este capítulo, Vivian Szerman se encuentra sentada en el suelo, apoyada en una rueda de un automóvil camuflado, escribiendo una crónica en su máquina de escribir portátil. A pesar de saber que su crónica será censurada, no puede evitar escribir lo que está presenciando en el frente del Ebro. Después de nueve días de intensos combates, la XI Brigada republicana comienza a abandonar la orilla derecha del río. A pesar de que se han cumplido los objetivos asignados en ese sector, la retirada es un triste espectáculo. Bajo la constante acción de la aviación rebelde, los soldados y heridos se agolpan en la orilla buscando un lugar en las pocas embarcaciones que quedan para cruzar el río. Los corresponsales de prensa extranjera también sufren bajas, como el fotógrafo Joachim Langer. Vivian deja de escribir y observa el río, viendo la humareda y los pitones en la distancia. Enciende un cigarrillo y observa a Phil Tabb, quien se acerca a ella. Hablan sobre la posibilidad de conseguir gasolina para llegar a Reus y deciden que es mejor abandonar el frente. Hablan sobre la situación en España y la admiración que sienten por los combatientes republicanos. Mientras tanto, en el frente, el sargento Vladimiro resulta gravemente herido y muere poco después. El alférez Pardeiro continúa luchando en el combate casa por casa en Castellets, experimentando una sensación de desamparo y orfandad. Pato Monzón y Rosa Gómez regresan a la Harinera, donde encuentran un panorama desolador. El puesto de mando ha sido convertido en un fortín y los heridos están siendo evacuados hacia el río. Pato y Expósito reciben la orden de mantener una línea telefónica directa con el río y asegurar la comunicación. Mientras tanto, en el pueblo, la lucha se intensifica y los legionarios avanzan sin piedad. Pato expresa su desaliento ante la posibilidad de perder la guerra, pero Expósito le asegura que la República no ha perdido y que seguirán luchando hasta el final. En otro lugar del frente, Julián Panizo y sus camaradas luchan desesperadamente contra los legionarios que se infiltran en el pueblo. El calor y el caos reinan en la batalla.

Siguiendo este capítulo, Panizo se encuentra en medio de un intenso tiroteo en una casa en la que se han atrincherado. Junto a Olmos y otros compañeros, intentan repeler el ataque de los enemigos que se están colando por las ventanas. Panizo se siente vulnerable y retrocede mientras dispara ráfagas de tiros. Finalmente, deciden huir hacia otra casa cercana, pero en el camino se encuentran con más dinamiteros que también están huyendo. Panizo se da cuenta de que son camaradas y los sigue hasta la siguiente casa. Allí, se preparan para enfrentar a los enemigos que los persiguen. Panizo se queda en el patio mientras los demás suben al piso superior. Desde allí, Panizo dispara contra los enemigos que se acercan a la casa que acaban de abandonar. Después de un breve respiro, Panizo se une a sus camaradas en la casa y se preparan para enfrentar a los enemigos que se acercan. Mientras tanto, Ginés Gorguel y Selimán, dos soldados, conversan sobre la guerra y sus experiencias en el campo de batalla. Gorguel se sorprende de las acciones que ha tenido que realizar durante la guerra y se cuestiona su propia identidad. Selimán comparte una historia personal sobre su participación en la guerra y la importancia de luchar por lo que uno cree. En otro lugar, Oriol Les Forques y Agustí Santacreu se encuentran en medio de una batalla y comentan sobre la cantidad de muertos que hay a su alrededor. Observan a los heridos y los cadáveres mientras el capellán atiende a los soldados. Finalmente, encuentran un teléfono de campaña y se sorprenden al descubrir que hay línea con el enemigo. Santacreu aprovecha la oportunidad para insultar a los rojos antes de que la comunicación se interrumpa. Les Forques guarda algunos documentos encontrados cerca del teléfono para entregárselos al capitán Coll de Rei. Santacreu observa el cadáver de un capitán republicano y comenta sobre su apariencia serena a pesar de las heridas mortales.

Capítulo sin nombre 17

En este capítulo, los restos del Batallón Ostrovski abandonan el pitón Pepa en la oscuridad de la noche. Son 198 hombres sanos que intentan romper el cerco y escapar, dejando atrás a los heridos y a un enfermero voluntario. Se camuflan con barro y se despojan de todo lo que brilla para evitar ser descubiertos. Gambo Laguna, el comandante del batallón, se retira con los últimos hombres y se apresura a alcanzar al resto del grupo. La idea es avanzar hacia el río antes de ser descubiertos y tener que abrirse paso a tiros. Durante la marcha, Gambo se lastima la cara con la mira de un fusil, pero continúa avanzando. La noche se llena de fogonazos, explosiones y trazadoras mientras los hombres corren y luchan por sus vidas. Finalmente, llegan al río y se reagrupan. Mientras tanto, en la posición avanzada republicana, el alférez Pardeiro y sus hombres se preparan para un ataque. Son atacados por la artillería fascista y se refugian en la Harinera. Pardeiro intenta comunicarse por teléfono, pero la línea está rota. El bombardeo continúa y los hombres se protegen como pueden. Finalmente, los tanques republicanos avanzan y comienza el asalto a la Harinera. Pardeiro lidera a sus hombres en el ataque y se enfrentan al enemigo. Mientras tanto, Pato Monzón y la sargento Expósito se retiran hacia el río, encontrando a soldados heridos en el camino. La derrota se hace evidente y Pato reflexiona sobre lo que significa. Por otro lado, Pardeiro se siente exultante en la batalla y ve la victoria cerca. Los hombres luchan con valentía y avanzan hacia el enemigo. El capítulo termina con Pardeiro preparándose para liderar el último asalto a la Harinera.

Siguiendo este capítulo, el joven soldado se prepara para el combate, consciente de que puede morir pero en paz consigo mismo. Grita "¡Arriba España!" y comienza a correr hacia la Harinera, seguido de sus compañeros. Julián Panizo, el dinamitero, se ajusta el vendaje de una uña rota y se prepara para luchar. Les da ánimo a los demás soldados y comienza a disparar a los fascistas que se acercan. Mientras tanto, Gambo Laguna y los supervivientes del Batallón Ostrovski intentan cruzar el río para escapar de los fascistas. Llegan a la orilla y se enfrentan a la falta de medios de paso y al pánico de los demás soldados. Finalmente, consiguen subir a un bote, pero tienen que obligar a otro soldado a bajar para darle lugar al herido capitán Serigot. Mientras el bote se aleja, Gambo decide intentar cruzar el río agarrado a unos restos de pasarela junto a Domínguez y Soto, pero Jalón decide quedarse en la orilla.

Capítulo sin nombre 18

En este capítulo, Julián Panizo se encuentra en la orilla del río Ebro, sosteniendo a Rafael, un joven soldado herido, a su espalda. Observa cómo los fascistas se acercan cada vez más y cómo los tanques se han retrasado debido a un incendio. El último punto de resistencia republicano se ha establecido alrededor de un tanque ruso averiado, donde se han agrupado los últimos fugitivos del pueblo. Panizo se da cuenta de que son cada vez menos y ve cómo el chico del casco grande yace herido y moribundo. Decide seguir disparando con la ametralladora Maxim, pero esta se encasquilla varias veces. Al ver que los fascistas intentan flanquearlos, Panizo decide abandonar la resistencia y huir hacia el río junto a Rafael. A medida que corren, se encuentran con más enemigos y Panizo se da cuenta de que Rafael está herido de gravedad. A pesar de que inicialmente decide dejarlo atrás, Panizo cambia de opinión y decide ayudarlo. Mientras tanto, en la zanja y junto al tanque ruso, se hacen pocos prisioneros y algunos soldados republicanos son degollados por los legionarios. El capitán de tiradores de Ifni se enfrenta al comisario político, Santiago Pardeiro, por dar órdenes a su gente. Pardeiro defiende a los prisioneros y se enfrenta al capitán. Finalmente, Pardeiro es relevado de su posición y se queda con sus hombres. Gambo Laguna, otro comandante republicano, se encuentra con el teniente coronel Landa y el comisario político Ricardo. Gambo critica la falta de liderazgo y la falta de responsabilidad de los líderes republicanos. Landa y Ricardo intentan justificar sus acciones, pero Gambo no está convencido. Finalmente, Julián Panizo llega a la orilla del río Ebro y decide alejarse del punto de cruce para evitar a los fascistas. Deja a Rafael en el suelo y comprueba su herida.

Siguiendo este capítulo, Panizo y Rafael están heridos y necesitan ayuda médica. Panizo lamenta no tener medicamentos para aliviar el dolor de Rafael. Deciden separarse temporalmente para que Panizo pueda buscar ayuda. Panizo se arrastra cautelosamente hacia un lugar desde donde puede ver el río y busca señales de ayuda. Recuerda el lugar donde desembarcaron en el río y estima que deben estar cerca. Mientras tanto, Saturiano Bescós y el cabo Avellanas se encuentran en el bosque y observan a los soldados republicanos aislados. La orden es avanzar lentamente y eliminar a los que se resisten. Encuentran a un camarada herido y deciden dejarlo morir en paz. Bescós se lleva los gemelos del camarada muerto. Luego, ven a dos hombres intentando cruzar el río y deciden dispararles, pero sus armas fallan. Deciden dejarlos ir y se sientan a fumar. Panizo encuentra una pasarela flotante y decide usarla para cruzar el río con Rafael. A pesar de las dificultades, logran llegar a salvo a la otra orilla. El epílogo del capítulo narra la vida posterior de los personajes principales después de la guerra. Cada uno tiene un destino diferente, algunos encuentran la paz y otros continúan luchando en diferentes conflictos.

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