Hombres buenos

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En este capítulo, el autor nos introduce en una escena de duelo al amanecer en el París del siglo XVIII. La descripción detallada del entorno nos transporta a un prado cubierto de escarcha y envuelto en una luz grisácea y difusa. En este escenario, podemos distinguir las siluetas de dos hombres, vestidos con calzones ceñidos y en mangas de camisa, sosteniendo cada uno una espada o un florete. Aunque no se revela la razón del duelo, se percibe la seriedad y gravedad de la situación. Los dos hombres se encuentran a tres pasos de distancia, inmóviles y concentrados en el enfrentamiento que está por ocurrir. Uno de ellos, más bajo y aparentemente más joven, muestra una expresión altanera y teatralmente despectiva. El otro, más alto y de mayor edad, tiene unos ojos azules acuosos y melancólicos que parecen estar absortos en pensamientos lejanos. Desde un grupo de personas que observa desde la linde del prado, se escucha una voz y los dos hombres levantan sus espadas en saludo antes de ponerse en guardia. El choque suave de los aceros produce un tintineo metálico en el aire frío del amanecer. Aunque aún no se revela la razón de este duelo, el autor nos invita a seguir leyendo para descubrir qué ha llevado a estos personajes a enfrentarse en este momento.

1. El hombre alto y el hombre grueso

En este capítulo, el narrador descubre en la biblioteca de la Real Academia Española una primera edición de la Encyclopédie, una obra que compendia las ideas más revolucionarias del siglo XVIII. El narrador se pregunta cómo esta obra, que estuvo prohibida durante mucho tiempo, llegó hasta allí. Habla con el director honorario de la Academia, Víctor García de la Concha, y con el bibliotecario, José Manuel Sánchez Ron, para obtener más información sobre la adquisición de la Encyclopédie. Descubre que hay un acta de la reunión en la que se decidió traer la obra a la Academia, pero que no está digitalizada y que sería necesario buscarla en los archivos. El narrador decide investigar más sobre este tema y comienza a imaginar una historia que quiere contar. En una reunión de la Academia, se lleva a cabo una votación para elegir a dos académicos que viajarán a París para adquirir la Encyclopédie. Algunos académicos se oponen a esta adquisición, argumentando que la obra está incluida en el Índice de libros prohibidos por el Santo Oficio. Sin embargo, la mayoría de los académicos vota a favor del viaje. El narrador visita al académico don Gregorio Salvador, quien confirma que existe un acta de la reunión en la que se decidió traer la Encyclopédie, pero que sería necesario buscarla en los archivos de la Academia. El narrador reflexiona sobre las divisiones ideológicas en la Academia y en España en ese momento histórico.

Siguiendo este capítulo, el narrador se encuentra con don Gregorio, un anciano académico, quien le habla sobre la época de Carlos III y la importancia de la Encyclopédie. Don Gregorio comenta que el siglo XVIII fue una oportunidad perdida para España, ya que había una renovación en marcha que poco a poco vencía la resistencia de los sectores más reaccionarios de la Iglesia y la sociedad. La Real Academia Española creía que era su deber sumarse a esta renovación y traer la Encyclopédie para estudiarla y hacer que la lengua española fuera más racional y científica. Sin embargo, don Gregorio comenta que esta oportunidad se perdió y que faltó una revolución que trastocara el viejo orden, como ocurrió en Francia con Voltaire, Rousseau y Diderot. A pesar de esto, don Gregorio considera que la adquisición de la Encyclopédie fue una hermosa aventura de la Academia y que sería justo recordar que siempre hubo hombres buenos que lucharon por traer a sus compatriotas las luces y el progreso.

En otra parte del capítulo, el narrador presencia una conversación entre Justo Sánchez Terrón y Manuel Higueruela, en la que discuten sobre la adquisición de la Encyclopédie por parte de la Academia. Sánchez Terrón se opone a esta adquisición, considerando que las ideas de los filósofos franceses son peligrosas para el gran público. Higueruela propone una alianza entre ellos dos para entorpecer el viaje de los académicos encargados de traer la Encyclopédie, sugiriendo contratar a un hombre llamado Pascual Raposo para sabotear el viaje. Sánchez Terrón muestra su desconfianza hacia Higueruela, pero este último insiste en que sería una forma de evitar que las ideas de la Encyclopédie se difundan en España.

En la siguiente parte del capítulo, el narrador consulta las actas de la Academia para obtener más información sobre el viaje de los académicos a París. Encuentra que el bibliotecario don Hermógenes Molina y el almirante don Pedro Zárate fueron elegidos para traer la Encyclopédie. El narrador también investiga sobre la vida de los dos académicos y descubre que ambos son hombres buenos y respetables.

En la última parte del capítulo, el director de la Academia, Vega de Sella, se reúne con don Hermógenes y don Pedro en una fonda para agradecerles su participación en el viaje. Discuten los detalles del viaje, como la provisión de fondos, el transporte y la necesidad de un criado. Vega de Sella ofrece su coche y un cochero de confianza para el viaje. Don Hermógenes y don Pedro aceptan la oferta, aunque este último muestra cierta preocupación en su expresión melancólica.

2. El hombre peligroso

En este capítulo, el autor nos cuenta cómo se preparó para escribir la novela, investigando sobre el Madrid del siglo XVIII y recopilando información sobre usos y costumbres de la época. Utilizó libros de consulta adecuados, como las obras de Cadalso y de Leandro Fernández de Moratín, los sainetes de Ramón de la Cruz y González del Castillo, y libros de memorias y relatos de viajeros. También utilizó planos antiguos de Madrid para situar los escenarios de la historia.

El autor describe cómo imaginó los lugares donde se desarrolla la trama, como la Casa del Tesoro, donde se encontraba la Real Academia Española, y un café típico de la época donde se reúnen los personajes. También describe el encuentro entre los personajes principales, Manuel Higueruela y Justo Sánchez Terrón, con Pascual Raposo, un hombre peligroso que tendrá un papel importante en la historia.

En otra parte del capítulo, el autor nos presenta a don Hermógenes Molina, el bibliotecario de la Real Academia Española, quien se prepara para un viaje a París. Aunque no está muy entusiasmado con el viaje, don Hermógenes ve en él la oportunidad de conocer la efervescencia intelectual de la ciudad y contribuir al progreso de la humanidad.

El capítulo también nos presenta a don Pedro Zárate y Queralt, un brigadier retirado de la Real Armada y miembro de la Real Academia Española. El autor nos cuenta cómo investigó sobre la vida de este personaje y cómo su Diccionario de Marina se convirtió en una obra de referencia en su época.

El capítulo termina con Pascual Raposo siguiendo el coche de los académicos, ya que tiene un asunto pendiente con uno de ellos. Raposo se prepara para un viaje largo a París, donde espera encontrar oportunidades para su oficio.

3. Diálogos de ventas y camino

En este capítulo, el autor explica las dificultades técnicas que enfrentó al intentar recrear el viaje de Madrid a París en el siglo XVIII. En aquella época, los caminos eran malos y el sistema de ventas y postas no estaba perfeccionado. Sin embargo, gracias a guías de viaje y mapas de la época, el autor pudo reconstruir el itinerario de los personajes de su novela. Además, menciona que durante el viaje, los personajes discuten sobre temas como la religión, la razón y la libertad. También se menciona la presencia de bandoleros en la zona y la necesidad de tomar precauciones. Finalmente, el autor decide visitar los lugares del viaje en la actualidad para poder recrear los paisajes y escenarios que los personajes habrían visto en su trayecto.

Siguiendo este capítulo, el narrador cuenta cómo, antes de su viaje a París, decide reunirse con Carmen Iglesias, una amiga suya y directora de la Real Academia de la Historia. Durante su conversación, el narrador le pide a Carmen que le resuma la figura de Carlos III y su fracaso como rey. Carmen explica que Carlos III fue un buen rey dentro de lo posible, pero que también tuvo limitaciones debido a su fe y a la influencia de elementos reaccionarios. A pesar de esto, su reinado fue un tiempo de esperanza, aunque el dilema de si esa esperanza debía venir de la fe o de la razón no quedó resuelto. Carmen también menciona que en la España del siglo XVIII pesaban la Iglesia, las tradiciones y la apatía de la sociedad, lo que dificultaba el cambio y el progreso. Además, comenta que la Ilustración en España se quedó a medio camino en comparación con otros países europeos. Carmen y el narrador continúan su conversación mientras pasean por el barrio y reflexionan sobre la falta de revolución de ideas en España y la necesidad de una guillotina simbólica para cambiar el orden establecido. Luego, el capítulo cambia de escenario y muestra a los dos académicos, don Hermógenes Molina y don Pedro Zárate, viajando en carruaje junto a la viuda Quiroga y su hijo, el joven teniente Quiroga. En el camino, son atacados por un grupo de bandoleros, pero logran defenderse y ahuyentar a los asaltantes. Finalmente, llegan a Aranda de Duero y se hospedan en una posada. En la plaza, se encuentran con un jinete solitario que atraviesa despacio la plaza.

4. Sobre barcos, libros y mujeres

En este capítulo, el narrador se encuentra en Aranda de Duero, sentado en una terraza de la plaza mayor. Mientras toma notas y repasa el viaje del marqués de Ureña por Europa, decide recrear una escena en un bar o restaurante cercano. Elige una posada antigua con un ambiente adecuado y describe el interior de la posada, con una mesa de madera sin barnizar, sillas de enea, una chimenea ahumada y una cocina poco atractiva. La cena se sirve en una olla grande y todos los personajes disfrutan de la comida y la conversación. El almirante come en silencio, mientras que los demás hablan y se ríen. Después de la cena, se sientan junto a la chimenea y continúan charlando. El joven Quiroga elogia la valentía del almirante durante el encuentro con los bandoleros. Hablan sobre la guerra y el almirante comparte su experiencia en la batalla de Tolón. La viuda Quiroga le pregunta si combatió en el mar y el almirante responde con evasivas. Después de la cena, el almirante y el joven Quiroga fuman mientras conversan. El narrador cambia de escena y muestra a Pascual Raposo escribiendo una carta a sus superiores en Madrid, informándoles sobre el viaje y los encuentros con los demás personajes. Raposo sella la carta y decide dejarla en el mesón para que la envíen a Madrid. Luego, tiene un encuentro íntimo con una mujer del mesón. El capítulo continúa con una conversación entre el almirante y el bibliotecario en su habitación de la posada. Hablan sobre el matrimonio y las mujeres. El almirante revela que nunca se casó y explica que sus hermanas se dedicaron a cuidarlo. El bibliotecario sugiere que el almirante ha conquistado a la viuda Quiroga. Después de una breve discusión, los dos hombres se preparan para dormir. El bibliotecario escribe una carta a su amigo en Madrid, informándole sobre el viaje y los acontecimientos recientes. El capítulo termina con el narrador reflexionando sobre la importancia de visitar lugares mencionados en libros y cómo esto puede influir en la escritura de una novela. También menciona su plan de situar una escena en el Rastro de Madrid.

Siguiendo este capítulo, los académicos Sánchez Terrón y Higueruela continúan su viaje hacia París. En el camino, discuten sobre las costumbres y la tristeza del pueblo español. También hablan sobre la posibilidad de entorpecer el viaje de los otros dos viajeros, Pascual Raposo y el bibliotecario, en París. Luego, llegan a Poitiers y continúan su viaje hacia París. Durante el trayecto, el tiempo mejora y disfrutan de días soleados. Finalmente, llegan a París y se hospedan en una posada cercana al antiguo anfiteatro romano.

5. La ciudad de los filósofos

En este capítulo, los personajes principales, don Hermógenes y don Pedro, son recibidos en la embajada de España en París por el secretario de embajada, Heredia. Aunque esperaban un lugar más imponente, se encuentran con un edificio modesto. Mientras esperan, conocen a un hombre desaliñado llamado Bringas, quien los observa con curiosidad. Después de una breve charla, los académicos son recibidos por el conde de Aranda, embajador de España en Francia. Sin embargo, quedan decepcionados al ver que el conde no se ajusta a su reputación de hombre poderoso y político ilustrado. Después de una breve conversación sobre la Encyclopédie, el conde despide a los académicos de manera abrupta. El secretario de embajada los lleva a un despacho donde les explica que la embajada no puede ayudarlos directamente en la adquisición y transporte de los libros prohibidos en Francia. Les sugiere que se pongan en contacto con un hombre llamado Bringas, quien podría ayudarlos. Los académicos aceptan y se encuentran con Bringas en un café. Él los guía por las calles de París y les ofrece información sobre las ediciones de la Encyclopédie. Finalmente, los académicos visitan a un librero llamado Lesueur, quien les informa que la primera edición de la Encyclopédie es muy rara y costosa. Les sugiere otras ediciones más accesibles, pero los académicos deciden seguir buscando la primera edición. El capítulo termina con Pascual Raposo, un personaje secundario, escribiendo una carta a su contacto en Madrid para informarle sobre los avances en la búsqueda de la Encyclopédie.

Siguiendo este capítulo, Raposo entrega una carta a la hija de los dueños de la posada y se dirige a la plaza de Grève. En el camino, observa el ambiente de París y se encuentra con Milot, un inspector de policía. Ambos conversan sobre la vida en la ciudad y Raposo le comenta a Milot que está buscando a dos compatriotas recién llegados. Milot se muestra interesado y Raposo le da un adelanto de dinero para que lo ayude en su búsqueda. Luego, Raposo se dirige hacia el Sena y llega a un barrio marginal de París, donde se encuentra con don Hermógenes y don Pedro. Juntos, visitan un almacén de papel donde conocen a Vidal, un vendedor ambulante de libros. Vidal les muestra libros filosóficos y les comenta sobre el mercado clandestino de libros prohibidos en la ciudad. Finalmente, el almirante muestra interés en uno de los libros y Vidal le explica cómo funciona su negocio de distribución.

6. Los rencores del abate Bringas

En este capítulo, Henriette, la hija de los dueños del hotel du Roi Henri, se encuentra con Pascual Raposo en la habitación del hotel. Raposo aprovecha cada oportunidad para explorar el cuerpo de Henriette, pero ella se resiste y finalmente logra escapar. Después de este encuentro, Raposo se recupera y se dirige a la ventana, desde donde observa a un cerrajero trabajando en la calle. Luego, se encuentra con Milot, un policía, y juntos salen a dar un paseo. Milot le informa a Raposo sobre los movimientos de los académicos españoles en París y sobre su encuentro con dos mujeres y dos hombres en los Campos Elíseos. Uno de los hombres lleva el cordón de San Luis y el otro es un peluquero llamado Des Veuves. Milot también menciona a madame Dancenis, una mujer española casada con un comisario real de Abastos llamado Pierre-Joseph Dancenis. Raposo muestra interés en esta información y decide investigar más sobre los Dancenis. Mientras tanto, los académicos y el abate Bringas continúan su paseo por París. Bringas expresa su descontento con la religión y la monarquía, y habla sobre la necesidad de una revolución. Los académicos intentan argumentar en contra de sus ideas, pero Bringas se mantiene firme en sus creencias. El capítulo termina con el profesor Rico y el narrador discutiendo sobre la importancia de los intelectuales en la Revolución Francesa y la influencia de los escritores en la sociedad.

Siguiendo este capítulo, los personajes se detienen a mirar el escaparate de una librería y tienda de autógrafos en la rue Bonaparte. El protagonista recuerda que una de sus novelas, La sombra de Richelieu, fue inspirada por el propietario de esa tienda. Luego, el profesor Rico duda de la autenticidad de una carta autógrafa de Victor Hugo expuesta en la vitrina. Continúan su camino y el profesor Rico comenta sobre los pseudofilósofos frustrados y radicales que muestran odio hacia aquellos que les niegan reconocimiento. Hablan sobre las delaciones entre intelectuales y artistas durante la guerra civil española y los años del franquismo. Luego, entran a una librería de libros de ciencia y el profesor Rico menciona unas Memorias interesantes de Lenoir. Hablan sobre la Revolución Francesa y cómo los que no tenían nada que perder fueron los que la lideraron. También mencionan la arbitrariedad y la injusticia en la sociedad. Luego, cambia la escena y el almirante y don Hermógenes están en una reunión de la Real Academia Española. Discuten sobre la definición de la palabra "ente" en el diccionario y se enfrentan a diferentes opiniones sobre la ciencia y la religión. La discusión se vuelve acalorada y se habla sobre la libertad de imprenta y los límites de la misma. Finalmente, el capítulo termina con una escena en la que el abate Bringas y los académicos presencian el arresto de prostitutas en las calles de París. Bringas se involucra en una discusión con los guardias y se produce un enfrentamiento entre la multitud y los guardias. Los personajes huyen y se refugian en un portal, donde reflexionan sobre la situación y la realidad de la vida en París.

7. La tertulia de la rue Saint-Honoré

En este capítulo, el narrador se encuentra con Chantal Keraudren, una experta en mujeres del siglo XVIII y XIX, quien le habla sobre Margarita Dancenis, una mujer que marcó el tono de los salones antes de la Revolución. Margarita era guapa, inteligente y provenía de una familia acomodada del norte de España. Se trasladó a París y se convirtió en una figura destacada en la sociedad parisina. Chantal le cuenta al narrador que Margarita era conocida por su salón en la rue Saint-Honoré, donde recibía a filósofos, literatos y aristócratas. Su marido, Pierre-Joseph Dancenis, era mayor que ella y era rico. Tenía una biblioteca impresionante y era respetado por su inteligencia y cultura. Margarita y Pierre-Joseph no tuvieron hijos y se dedicaron a recibir a los invitados en su salón. Entre los visitantes habituales se encontraban Buffon, D'Alembert, Mirabeau, Holbach y Benjamin Franklin. También asistían personajes más pintorescos como el peluquero Des Veuves, el autor y músico La Touche, el libertino Coëtlegon y el literato Restif de La Bretonne. Incluso el abate Bringas, un español radical y sanguinario que se unió a la pandilla de Robespierre, también frecuentaba el salón. Margarita y su marido sobrevivieron a la Revolución, pero ella murió tres años después, suicidándose en un albergue de mala muerte. El capítulo termina con una cena en casa de los Dancenis, donde los invitados discuten sobre libertinaje y virtud, y se divierten con las ocurrencias de los presentes.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan su conversación sobre los libertinos en España y Francia. Don Hermógenes y el almirante explican las diferencias entre los libertinos en ambos países, destacando que en España son más populares y relacionados con las costumbres populares y las clases inferiores. Margot Dancenis y don Pedro también participan en la conversación, discutiendo sobre el atractivo de los libertinos para las mujeres. La discusión se vuelve animada y divertida, con comentarios sarcásticos y risas. Después de la cena, los académicos visitan la biblioteca de Dancenis, donde admiran los libros y discuten sobre la importancia de la lectura. Más tarde, acompañan a Bringas a su casa, donde se encuentran con un ambiente miserable y desolado. Finalmente, Raposo se encuentra con Milot en un cabaret y discuten sobre posibles estrategias para dificultar la búsqueda de la Encyclopédie por parte de los académicos. Raposo también comparte un recuerdo melancólico de su tiempo en el ejército. Termina el capítulo con Raposo encontrándose con una prostituta y rechazando su oferta.

8. Los caballeros del café Procope

En este capítulo, los personajes continúan su búsqueda de la Encyclopédie en París, pero sin éxito. Don Hermógenes se enferma y el abate Bringas llama a un médico amigo suyo, el doctor Marat, quien diagnostica una enfermedad en el pecho y recomienda sangrías y otros tratamientos. Sin embargo, el almirante se opone a estos métodos y decide abrir la ventana para airear la habitación y darle limonada a don Hermógenes. Luego, el médico llega y se produce una discusión entre él y el almirante sobre los tratamientos médicos. Finalmente, el médico se va enfadado y el almirante y don Hermógenes continúan su conversación sobre la búsqueda de la Encyclopédie. El almirante menciona la falta de apoyo a la ciencia en España y la influencia de la Iglesia en la educación y la cultura. Luego, cambian de escena y se encuentran en el café Procope en París, donde discuten sobre los diferentes tipos de público y periódicos que se encuentran allí. El abate Bringas se va a leer el periódico y los demás continúan su conversación en el café.

Siguiendo este capítulo, los personajes se encuentran en una reunión en la que son presentados a los miembros de la Academia Española. Bertenval, satisfecho de que Bringas se haya ido, da la bienvenida a los académicos y los presenta a los demás invitados. Entre ellos se encuentra Jean d'Alembert, quien es reconocido por el bibliotecario Hermenegildo Molina. D'Alembert elogia el trabajo de los académicos españoles y se entabla una conversación animada sobre la revolución americana y la guerra en las colonias inglesas. Se discuten diferentes opiniones sobre la monarquía, la revolución y la naturaleza humana. El almirante Pedro Zárate expresa su desconfianza tanto en los ciudadanos como en los reyes. La conversación continúa con debates sobre la filosofía, la literatura y la historia. Luego, los personajes se separan y el almirante tiene un encuentro con madame Dancenis en los jardines de las Tullerías. Coëtlegon, el amante de madame Dancenis, provoca al almirante y se desencadena una discusión que termina en un duelo acordado para el día siguiente. El capítulo termina con el almirante alejándose junto a Bringas y el bibliotecario, mientras madame Dancenis y los otros dos caballeros se alejan en dirección opuesta.

9. Una cuestión de honor

En este capítulo, don Hermógenes, el bibliotecario, y el almirante Pedro Zárate discuten sobre el duelo y su falta de racionalidad. Don Hermógenes está indignado por la aceptación del almirante de batirse en duelo, a pesar de haber criticado esta práctica en el pasado. El almirante argumenta que no podía negarse debido a la situación y el honor de su patria. A pesar de la aparente indiferencia del almirante, don Hermógenes no está convencido y critica su cambio de actitud. El abate Bringas interviene y explica que el almirante no podía negarse debido a su condición de marino y caballero. La discusión continúa mientras caminan por la orilla del Sena. Don Hermógenes critica el duelo y lo considera una coacción irracional sobre el individuo. El abate Bringas comenta que en Francia el duelo es una costumbre social aceptada, mientras que en España las penas por batirse son más duras. Continúan discutiendo sobre las contradicciones y la barbaridad del duelo. Llegan a la conclusión de que el duelo es una costumbre arraigada en la clase alta y que refuerza los privilegios de esta élite. También comentan que los duelos son vistos como una infame exquisitez de la civilización y que los padrinos de los duelistas son cómplices del asunto. El almirante revela que aceptó el duelo porque no podía negarse y que tiene sus propias razones. Don Hermógenes se muestra angustiado y sorprendido por el cambio de actitud del almirante. La discusión continúa mientras caminan por las calles de París y comentan sobre las diferencias entre España y Francia en cuanto a la tolerancia del duelo. El abate Bringas critica la clase alta y su desprecio hacia quienes no pertenecen a ella. Llegan a un restaurante donde continúan la discusión sobre el duelo. El almirante recibe una carta y se muestra serio. No revela el contenido de la carta y se disculpa por tener que atender un asunto. Se despide de los demás y se dirige a otro lugar. El capítulo termina con el almirante caminando por las calles de París, reflexionando sobre el duelo y su posible desenlace.

Siguiendo este capítulo, Raposo recibe la visita inesperada del padre de Henriette, quien le pide una charla seria. El padre le explica que Henriette ha confesado haber perdido su virtud y le pide una reparación. Raposo se burla de la propuesta y se niega a pagar. Enfurecido, el padre intenta amenazarlo, pero Raposo lo golpea y lo amenaza con un sable. Después, don Hermógenes visita al almirante en su habitación y le entrega un paquete con cartas y últimas voluntades. El almirante explica que se batirá en duelo y justifica su decisión. Luego, Raposo y el policía Milot llegan a un prado donde se llevará a cabo el duelo. Observan cómo los duelistas se preparan y se enfrentan. El almirante resulta herido, pero logra herir a su oponente y detener el duelo. El capítulo termina con el almirante siendo atendido por el cirujano y el sol saliendo en el horizonte.

10. Los desayunos de madame Dancenis

En este capítulo, los personajes principales, don Pedro Zárate y don Hermógenes Molina, se dirigen a la casa de la viuda Hénault para negociar la compra de la Encyclopédie. A pesar de la lluvia intensa que cae sobre París, llegan a la casa y son recibidos por la viuda y su hijo. La viuda explica que su difunto esposo era un apasionado de los libros y que la biblioteca es su mayor tesoro. El hijo menciona que están en tratos con libreros para venderla, pero que están dispuestos a hacer una excepción con los académicos. Luego, los llevan a la biblioteca donde se encuentran los veintiocho volúmenes de la Encyclopédie en perfecto estado. Los académicos quedan impresionados y acuerdan un precio de mil quinientas libras. Después de la visita, Pascual Raposo se encuentra con Milot en un cabaret y le informa sobre la visita de los académicos a la viuda Hénault y la posible compra de la Encyclopédie. Milot propone robar la carta de pago o el dinero cuando los académicos vayan a retirarlo. Raposo acepta y deciden llevar a cabo el robo al día siguiente. Mientras tanto, los académicos regresan a su hotel y don Pedro recibe una carta de Margot Dancenis, invitándolo a desayunar al día siguiente. Don Pedro informa a sus compañeros y acuerdan reunirse después del desayuno en el café del Parnaso para ir juntos al despacho del abogado Hénault. Al final del capítulo, el narrador reflexiona sobre la trama de la novela y la dificultad de imaginar los eventos que ocurrieron durante el desayuno de don Pedro con Margot Dancenis.

Siguiendo este capítulo, el narrador, instalado en Madrid, se dispone a abordar la situación que ocurrió aquella mañana en París. Don Pedro Zárate se dirige al elegante hotel de los Dancenis, donde es recibido por madame Margot Dancenis. Durante su conversación, hablan sobre el tono de carmín que las mujeres usan en París y sobre la importancia de la apariencia y el cuidado personal. Margot Dancenis revela que las mujeres en París hacen dos toilettes por la mañana, una secreta y otra más coqueta. También hablan sobre la vida en París y las diferencias entre las mujeres de diferentes clases sociales. Don Pedro elogia la belleza de Margot y ella revela que a su edad, es importante parecer interesante y enferma. Continúan hablando sobre la lectura de Voltaire y la educación de las mujeres en París. Margot muestra un libro erótico y le pide a don Pedro que le lea un pasaje en español. Después de la lectura, tienen una conversación sobre el amor y la libertad en París. Mientras tanto, Pascual Raposo sigue a don Hermógenes Molina y al abate Bringas por las calles de París, esperando el momento adecuado para actuar. Finalmente, Raposo y sus cómplices atacan a don Hermógenes y al abate, robándoles el dinero que llevan consigo.

11. El inquilino del hotel de Montmartel

En este capítulo, los personajes se encuentran en el café del Parnaso, cerca del palacio de Justicia. Don Pedro Zárate resume el terrible golpe que han sufrido, en el que les robaron todo, incluyendo el dinero destinado a la Encyclopédie de la viuda Hénault. Don Hermógenes y el abate Bringas también están presentes y muestran las heridas que sufrieron durante el robo. Los tres discuten sobre qué hacer y deciden presentar una queja en la embajada y escribir a Madrid para contar lo sucedido. Sin embargo, el almirante propone una idea arriesgada: pedir ayuda al embajador, el conde de Aranda. Aunque al principio dudan, deciden intentarlo y se dirigen a la embajada. Allí, el embajador los recibe y, después de una conversación persuasiva, accede a darles el dinero necesario para la Encyclopédie. El embajador también menciona un incidente en el que uno de ellos estuvo involucrado y sugiere que se investigue. Al final, los académicos se sienten agradecidos por la ayuda del embajador y deciden abandonar París.

Siguiendo este capítulo, el bibliotecario, don Hermógenes, sigue molesto por la idea de que el almirante Zárate y el abate Bringas sean masones. Don Hermógenes argumenta que la masonería está condenada por la Iglesia y que es perniciosa para la sociedad. Sin embargo, el almirante explica que la masonería en la que él participó era más bien un club de hombres educados que se reunían para hablar de libros, ciencia y fraternidad. A pesar de esto, don Hermógenes sigue sin entender y critica los juramentos y las conspiraciones de las logias masónicas.

Mientras tanto, Pascual Raposo y Milot están en un burdel celebrando el éxito de su golpe. Beben vino y se divierten con las mujeres. Sin embargo, su alegría se ve interrumpida cuando reciben la noticia de que el almirante y el bibliotecario han ido a la embajada y luego al despacho del abogado Hénault. Raposo se preocupa de que hayan conseguido el dinero y los libros. Milot sugiere que tal vez puedan causarles algún problema durante su viaje de regreso a España.

En otro lugar, don Hermógenes y don Pedro se despiden del abate Bringas en París. Han tenido una cena de despedida en la que han discutido sobre la educación y el progreso. Bringas expresa su desprecio hacia la humanidad y su deseo de una revolución que elimine a los enemigos del progreso. Don Hermógenes y el almirante se muestran escandalizados por sus ideas extremas. Finalmente, Bringas se despide de ellos y les desea suerte en su viaje de regreso a España.

En resumen, en este capítulo se profundiza en la discusión sobre la masonería y se revelan las ideas extremas del abate Bringas sobre la necesidad de una revolución violenta. Además, se plantea la posibilidad de que el almirante y el bibliotecario encuentren problemas durante su viaje de regreso a España.

12. La cañada de los Lobos

En este capítulo, el narrador aborda el problema de la confusión en el relato del bibliotecario sobre un episodio importante en la historia de los dos académicos. Después de investigar y estudiar mapas y guías de caminos, el narrador logra ubicar el lugar exacto donde ocurrieron los hechos narrados por el bibliotecario.

Los dos académicos continúan su viaje en una berlina conducida por el mayoral Zamarra. A medida que avanzan, enfrentan los inconvenientes habituales de un viaje largo, como retrasos por enfermedad y mal tiempo. Finalmente, llegan a un pequeño pueblo llamado Tartas, donde deciden descansar en una posada.

Mientras tanto, Pascual Raposo, un personaje misterioso, observa la berlina desde lejos. Luego, se dirige al pueblo y entra en una taberna donde se encuentra con Durán, el tabernero. Raposo le pregunta sobre la situación de los dos académicos y descubre que están detenidos en el pueblo. Raposo también menciona que los académicos son espías ingleses.

En la posada, los académicos están descansando cuando son sorprendidos por la llegada de varios hombres uniformados. El sargento y sus guardias los detienen y los llevan a un cuarto sucio y mal iluminado. El alcalde del pueblo, Rouillé, y un escribiente también están presentes. Los académicos exigen saber por qué están detenidos, pero no reciben respuestas claras.

Al día siguiente, el chevalier D'Esmangart, un hombre distinguido que actúa como prefecto en el pueblo, llega al calabozo. Interroga a los académicos y revisa sus documentos. Descubre que los académicos son miembros de la Real Academia Española y que su viaje está autorizado. Sin embargo, el chevalier decide retenerlos mientras se aclara la situación.

El capítulo termina con los académicos en la celda, reflexionando sobre su situación y lamentando la confusión y el trato injusto que han recibido. El chevalier se lleva los documentos para revisarlos y decide investigar más a fondo el caso.

Siguiendo este capítulo, los académicos don Pedro y don Hermógenes son interrogados por el chevalier D'Esmangart y el alcalde Rouillé sobre la denuncia anónima que los acusa de ser contrabandistas. Durante el interrogatorio, el tabernero Durán es llamado y se muestra nervioso e inseguro al responder a las preguntas. Finalmente, Durán es despedido y los académicos son liberados al comprobarse que sus documentos están en regla. Sin embargo, descubren que sus libros de la Encyclopédie han sido robados de la berlina. Deciden ir en su búsqueda y se encuentran con el guardia Jarnac, quien ha sido atacado por el ladrón. Jarnac relata que el ladrón se ha llevado los libros y ha huido hacia la cañada de los Lobos. El almirante y el bibliotecario deciden perseguir al ladrón junto con el sargento Bernard. Mientras tanto, Raposo, el ladrón, se encuentra en la cañada y decide arrojar los libros al río. Sin embargo, es descubierto por el almirante, quien lo enfrenta. Raposo intenta atacar al almirante, pero este último logra herirlo. En ese momento, el bibliotecario se une al almirante y ambos deciden enfrentar a Raposo. Raposo se sorprende al ver la determinación y la sonrisa en el rostro del almirante, recordando un encuentro pasado en el que lucharon juntos. Finalmente, Raposo se da cuenta de que los académicos están dispuestos a luchar por los libros y decide dejarlos ir.

En este capítulo, los académicos de la Real Academia Española se reúnen en la Casa del Tesoro para su sesión semanal. El director, don Francisco de Paula Vega de Sella, hace una entrada dramática acompañado por el almirante don Pedro Zárate y el bibliotecario don Hermógenes Molina. Los académicos se sorprenden al ver a los dos académicos después de su larga ausencia y los reciben con entusiasmo. El director les agradece su viaje a París en busca de la Encyclopédie, que es esencial para la nueva edición del Diccionario. Después de los aplausos y felicitaciones, el director anuncia que la Encyclopédie está disponible para los académicos. Los académicos se dirigen a la sala de plenos y se maravillan ante los veintiocho volúmenes de la Encyclopédie, que representan el progreso y la razón. Mientras tanto, Manuel Higueruela y Justo Sánchez Terrón, que se evitan mutuamente, discuten sobre el fracaso de su acuerdo y la deuda que Higueruela tiene con Raposo. Después de salir de la Academia, discuten sobre el estreno teatral de Sánchez Terrón y Higueruela amenaza con escribir una crítica negativa en su periódico. Los dos hombres se separan en malos términos. Luego, el almirante don Pedro Zárate regresa a su casa, donde es recibido por sus hermanas. Las hermanas le preguntan sobre su día en la Academia y le muestran los regalos que compraron para él en París. El almirante se retira a su habitación y contempla un retrato de madame Dancenis que recibió en París. Sus hermanas lo observan y se emocionan al ver su reacción. El almirante coloca el retrato en la cómoda y las hermanas se toman de las manos, recordando su infancia juntos.

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