Tres vidas de santos

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TRES VIDAS DE SANTOS

En este capítulo, el autor comienza explicando que los tres relatos que conforman el libro fueron escritos en momentos diferentes de su carrera. Cada uno de ellos tiene una extensión, estilo y propósito distintos. Aunque no es religioso, siempre le han interesado las vidas de los santos y el género literario de las "vidas de santos". Este género combina disciplinas como la teología, la historia, la psicología, la sociología, la literatura y el arte. El autor propone dos categorías principales de santos: aquellos que dan ejemplo con su conducta, como los mártires y los anacoretas, y aquellos que son influyentes y tienen poderes curativos. Sin embargo, los relatos de este libro hablan de individuos que no pertenecen a ninguna de estas categorías. Son santos en la medida en que dedican su vida a una lucha entre lo humano y lo divino. La mayoría de ellos tienen una idea equivocada o un trauma psicológico que los impulsa a esta lucha. Aunque no tienen representación gráfica, son favoritos de la literatura. Estos "falsos santos" no se diferencian mucho de los santos reales y ambos pueden resultar repelentes. Los santos de la tercera categoría, los expulsados del santoral, cultivan sus obsesiones en relación con los demás y causan daño y desgracia a su alrededor. El autor también menciona que la escritura de estos relatos puede haber sido una forma de conjurar sus propios fantasmas, aunque no lo considera terapéutico. En cada uno de los relatos, varios personajes intervienen y no es claro cuál de ellos es el santo al que se refiere el título del libro. El autor espera que ninguno de estos personajes sea malo, aunque no sean santos.

LA BALLENA

En este capítulo, la tía Conchita y el tío Víctor esperan la llegada del obispo Cachimba, quien viene a Barcelona para el Congreso Eucarístico. La tía Conchita, a pesar de considerar al tío Víctor un necio, le teme y se muestra nerviosa ante su presencia. La familia se movilizó para liberar al tío Víctor cuando fue detenido durante la guerra civil y encerrado en una checa. Después de su liberación, la familia decidió olvidar lo sucedido y hacerle olvidar las penurias sufridas. La llegada del obispo Cachimba genera nerviosismo en la familia, ya que creen que el tío Víctor ha sido sometido a un lavado de cerebro durante su encierro. El obispo resulta ser el obispo Putucás de San José de Quahuicha, un lugar desconocido en América Central. Durante el Congreso Eucarístico, la familia tiene la oportunidad de ver a varios obispos y al cardenal Tedeschini en diferentes eventos religiosos. La tía Conchita confiesa al obispo Putucás su preocupación por las riquezas familiares y si debería vender sus joyas para ayudar a los pobres. El obispo le aconseja que las conserve debido a su valor sentimental y espiritual, y le cuenta cómo en su tierra natal las piedras preciosas son muy valoradas. Finalmente, el obispo le da la absolución y se retira a descansar.

Siguiendo este capítulo, el narrador reflexiona sobre los días que siguieron al Congreso Eucarístico y la clausura del evento. A pesar de la devoción y entusiasmo de su familia, ellos no participaron en las procesiones y misas multitudinarias, sino que los observaban desde un balcón mientras comían pasteles. Sin embargo, al final del evento, se enteran de que en el país del obispo Putucás ha estallado una revolución y que él no puede regresar. El obispo se queda en casa de la tía Conchita, pero las autoridades españolas y eclesiásticas no pueden hacerse cargo de él debido a la falta de recursos. La tía Conchita y el tío Agustín deciden que el obispo debe abandonar su casa, pero no pueden dejarlo en la calle debido a su situación de desvalimiento. Finalmente, el narrador y su familia aceptan alojar al obispo en su casa. Aunque al principio la convivencia es protocolaria y aburrida, el obispo se adapta a su nueva situación y comienza a ayudar en las tareas del hogar. A pesar de la falta de comunicación y la ineptitud del obispo, la presencia de Fulgencio en la casa trae un cambio positivo en la dinámica familiar.

Siguiendo este capítulo, el narrador cuenta cómo su padre, después de su estancia en el sanatorio, regresa a casa. Aunque al principio está incómodo y retraído, poco a poco recupera fuerzas y apetito gracias a la insistencia de su madre. Sin embargo, sigue mostrándose distante y se niega a salir de casa. Es el tío Víctor quien, con su constante compañía y paseos diarios, consigue que el padre salga a la calle. A partir de entonces, el padre se encierra en el comedor y se dedica a escuchar música en su gramola. El narrador y su madre se convierten en intrusos en su propia casa, pero aceptan esta situación para mantener la calma.

Siguiendo este capítulo, el narrador recuerda un verano en su juventud en el que visitó una exhibición de una ballena llamada Moby Dick. Durante su visita, se encuentra con Fulgencio Putucás, un antiguo conocido que había trabajado como criado en una casa distinguida. Fulgencio está obsesionado con la ballena y cree que es un enviado de Dios. Le cuenta al narrador que ha estado yendo a verla todos los días en busca de una señal divina. El narrador intenta convencer a Fulgencio de que deje de gastar dinero en la ballena y vuelva a su país, pero Fulgencio confiesa que no puede regresar debido a un crimen que cometió por encargo. Después de su encuentro, el narrador se despide de Fulgencio y se va a tomar una Coca-Cola con él. Más tarde, el narrador se entera de que Fulgencio ha vuelto a su país y que ha robado dinero de la caja fuerte de su tío. La tía Conchita, hermana del narrador, se siente traicionada por Fulgencio y muere poco después. El narrador se muda al extranjero y no vuelve a saber nada de Fulgencio. Al final del capítulo, el narrador encuentra un cuaderno antiguo que perteneció a Fulgencio y que contiene algunas anotaciones misteriosas.

EL FINAL DE DUBSLAV

En este capítulo, Dubslav recibe la noticia de la muerte repentina de su madre y de que ella ha sido galardonada con el Premio Europeo a la Realización Científica. Un médico noruego le entrega los telegramas y se marcha en una camioneta hacia otro poblado. Dubslav intenta convencerlo de que lo lleve de regreso a Madrid, pero el médico se niega debido a su urgencia por llegar a otro lugar antes del anochecer. El médico noruego dispara su revólver al aire para espantar a los nativos y evitar que le pinchen las ruedas de la camioneta. Dubslav insiste en que debe regresar a Madrid debido a la muerte de su madre, pero el médico le dice que no hay prisa y que puede asistir al entierro más tarde. Dubslav reflexiona sobre la muerte de su madre y su relación distante con ella. También recuerda cómo su madre decidió tenerlo a pesar de las dificultades que enfrentaría como madre soltera en una sociedad conservadora. Dubslav decide viajar a Bruselas para recoger el premio en nombre de su madre. Luego, se revela cómo Dubslav llegó a estar en un lugar remoto del planeta después de sufrir un desmayo en una playa y ser ingresado en un hospital. Los médicos le dijeron que tenía un trastorno que podría causarle la muerte en cualquier momento. Dubslav decide emprender un viaje al desierto en busca de un monumento misterioso que ha aparecido recientemente. En su camino, se encuentra con un hechicero y juntos se dirigen al poblado cercano. Dubslav observa la pobreza y la falta de interés de la gente en su entorno.

Siguiendo este capítulo, Dubslav se adapta a la vida en el poblado y acepta la hospitalidad de sus habitantes. Aunque al principio intenta canjear los tintes capilares que lleva por comida, nadie muestra interés en ellos. Dubslav se da cuenta de que ha sido engañado por el comerciante portugués y guarda los tintes en su camioneta, donde desaparecen rápidamente. Más tarde, se da cuenta de que algunos hombres del poblado adquieren una tonalidad rosácea en el pelo, lo que le hace pensar que los tintes han sido utilizados. Dubslav regala un bolígrafo inservible al hechicero, quien se convierte en su mentor.

Dubslav se pregunta si el poblado que ha encontrado es el mismo que vio en la televisión antes de su accidente, pero pronto deja de preocuparse por ello. Nadie en el poblado recuerda la filmación de un reportaje, lo que no es sorprendente ya que la gente no ve utilidad en conservar el pasado. Tampoco tienen interés en conocer los orígenes del poblado.

Un día, Dubslav escucha una salmodia constante y destemplada que reconoce como la misma que escuchó en su alucinación. Se dirige a la plaza central del poblado y encuentra a los músicos ocultos. Aunque algunos hombres comienzan a bailar al ritmo de la salmodia, la danza carece de gracia y se convierte en un acto monótono y agobiante. Dubslav reflexiona sobre el significado de esta ceremonia y se da cuenta de que para la gente del poblado es una forma de llenar el vacío de sus vidas sin sentido.

Al día siguiente, Dubslav recibe un telegrama informándole de la muerte de su madre y de que ella ha sido galardonada con el Premio Europeo a la Realización Científica. Repara su camioneta y abandona el poblado sin nostalgia. En su viaje de regreso, reflexiona sobre su vida y su absurdo viaje. Al llegar a Bruselas, se encuentra en una situación incómoda debido a su aspecto descuidado. Finalmente, consigue un smoking prestado y asiste a la ceremonia de entrega del premio en representación de su madre. En su discurso, Dubslav reflexiona sobre la absurdidad de la vida y la búsqueda de la sabiduría. Aunque la audiencia parece aprobar sus palabras, Dubslav se da cuenta de que todo es ficticio y se desvanece.

EL MALENTENDIDO

En este capítulo, conocemos a Antolín Cabrales Pellejero, también conocido como Poca Chicha, quien creció en una familia desestructurada y tuvo una educación irregular. A los veintiún años, ingresó en prisión y decidió aprovechar la oportunidad de asistir a cursos de formación. En uno de ellos, sobre análisis y creación literaria, conoció a Inés Fornillos, la profesora encargada del curso. Inés era una mujer de treinta y cuatro años, graduada en Filosofía y Letras, que había decidido dar clases en la cárcel debido a la falta de oportunidades laborales. A pesar de sus reservas iniciales, Inés se adaptó rápidamente al ambiente de la prisión y se dio cuenta de que le gustaba enseñar a los reclusos.

A lo largo del capítulo, vemos cómo Inés intenta inculcar el amor por la lectura a sus alumnos, a pesar de que la mayoría de ellos no muestra interés. Antolín Cabrales, en particular, asiste a las clases con la intención de causar una buena impresión y obtener informes favorables. Sin embargo, a medida que avanza el curso, Antolín comienza a mostrar un genuino interés por la literatura y se convierte en el alumno más destacado de Inés.

A medida que pasa el tiempo, Inés y Antolín establecen una relación especial basada en su pasión compartida por la lectura. Inés le presta libros y juntos discuten y analizan las obras que leen. Aunque Antolín no destaca en sus redacciones y ensayos, demuestra un profundo conocimiento y comprensión de los libros que lee.

Al final del capítulo, Inés se despide de Antolín antes de irse de vacaciones y le recomienda que estudie el bachillerato. A pesar de su fría despedida, Inés se siente culpable por dejar a Antolín en prisión mientras ella disfruta de sus vacaciones.

Siguiendo este capítulo, Inés Fornillos decide enviarle libros a Antolín Cabrales a la prisión. Sin embargo, cuando recibe una carta de él, se da cuenta de que no le agradece por los libros y siente desdén hacia él. A pesar de esto, Inés decide ir a la biblioteca de la prisión para ver cómo le va a Antolín. Allí, descubre que él se ha convertido en el bibliotecario y está leyendo un libro. Tienen una breve conversación en la que Antolín le confiesa que intentó escribir una novela, pero la rompió porque no tenía talento. Inés le anima a darse otra oportunidad, pero Antolín se muestra desanimado y decide no volver a intentarlo. Inés piensa que debería haberle dicho que era mejor así, pero su instinto la lleva a alentar y apoyar a Antolín. Pasado un tiempo, Inés deja la cárcel y consigue un trabajo en la universidad. Años después, se entera de que un autor llamado Martín J. Fromentín, en realidad Antolín Cabrales, se ha vuelto famoso. A pesar de su fama, Inés decide no revelar su relación con él. Finalmente, asiste a una conferencia de Martín J. Fromentín y se da cuenta de que él la reconoce, pero no hay ninguna emoción en su encuentro. Después de la conferencia, Antolín es asaltado en la calle, pero logra recuperar sus pertenencias gracias a la ayuda de un antiguo conocido. Antolín regresa a su habitación de hotel y decide romper la carta que había escrito a Inés, ya que se da cuenta de que ella no merece saber la verdad sobre su éxito como escritor.

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