El último trayecto de Horacio Dos

25 minutos

Viernes, 2 de junio

En este capítulo, el protagonista se encuentra con una comisión del sector de las Mujeres Descarriadas, compuesta por tres mujeres que no quieren hablar en nombre de todas. Después de un largo silencio, las tres se retiran. Sin embargo, una de ellas regresa y le informa al protagonista que se está acabando el champú y el colorete. El protagonista responde que es culpa de ellas por haber usado los productos sin tasa y les informa que se dirigirán a la Estación Espacial más cercana para abastecerse. Le pide a la mujer que haga una lista de pedidos. El protagonista nota que la mujer aspira a ser representante permanente de las Mujeres Descarriadas y la encuentra atractiva. Luego, el segundo segundo de a bordo informa al protagonista que la mujer se despidió con una reverencia vejatoria. El protagonista le ordena investigar sobre la mujer y luego le informa que la Estación Espacial más cercana es la Fermat IV, pero el Astrolabio aconseja no recalar allí. El protagonista convoca al primer segundo de a bordo y le ordena dirigirse a la Estación Espacial Fermat IV sin mencionar la advertencia. El debate sobre esta decisión queda pendiente para la próxima reunión de mandos. Además, la escasez de alimentos empeora y el protagonista ordena aumentar la dosis de clorofila en el agua y contrarrestar los efectos astringentes de las gachas de arroz.

Sábado, 3 de junio

En este capítulo, el narrador se dirige a la Cámara Estanca para consultar el Astrolabio y averiguar posibles problemas en la Estación Espacial Fermat IV. Sin embargo, escucha un ruido extraño proveniente de la Sala de Máquinas Auxiliares. Al investigar, descubre que varios miembros de la tripulación están celebrando una fiesta no autorizada en honor al cumpleaños de un compañero. El narrador les advierte sobre los peligros de abandonar sus deberes y les recuerda que este tipo de comportamiento está severamente sancionado. Los miembros de la tripulación responden de manera irrespetuosa y admiten haber consumido alcohol y otras sustancias tóxicas. Además, revelan que el primer segundo de a bordo les proporcionó estas sustancias a cambio de una suma de dinero considerable. Aunque los hechos son graves, el narrador decide aplazar la consideración del caso hasta la próxima reunión de mandos debido a la importancia de estos miembros de la tripulación en el funcionamiento de la nave.

Domingo, 4 de junio

En este capítulo, el segundo segundo de a bordo informa sobre una mujer que se presentó en nombre de las Mujeres Descarriadas. Se descubre que esta mujer está registrada como "señorita Cuerda" en la lista de pasajeros, pero se desconoce si este es su verdadero nombre. El segundo segundo de a bordo admite no haber consultado la información almacenada en la Base de Datos sobre la señorita Cuerda, lo cual es criticado por el narrador. Luego, el narrador le comenta al segundo segundo de a bordo lo sucedido en la Sala de Máquinas Auxiliares, a lo que él responde que ya estaba al tanto del guateque y niega la culpabilidad del primer segundo de a bordo en la venta ilegal de bebidas alcohólicas y sustancias tóxicas. Según el segundo segundo de a bordo, fue el médico de a bordo quien vendió dichas sustancias y prometió inculpar al primer segundo de a bordo si eran descubiertos. El narrador no duda de la exculpación del primer segundo de a bordo y convoca al médico de a bordo a sus aposentos. El médico rinde un informe poco halagüeño sobre la situación sanitaria de los Ancianos Improvidentes, quienes son vulnerables a cualquier tipo de variación. El médico admite no haber realizado reconocimientos médicos y advierte sobre la posibilidad de una epidemia. El narrador le ordena al médico que haga un seguimiento de la situación y presente un informe detallado. En cuanto al delito de contrabando, el narrador decide no sancionar al médico debido a su importancia para la salud de la tripulación y aplaza la consideración del asunto hasta la próxima reunión de mandos.

Lunes, 5 de junio

En este capítulo, el primer segundo de a bordo, Graf Ruprecht von Hohendölfer, informa al narrador que se ha equivocado en los cálculos de navegación y han estado navegando en dirección opuesta a la Estación Espacial Fermat IV. A pesar de los errores frecuentes de Hohendölfer, el narrador reconoce que es un buen oficial. Sin embargo, esta noticia es preocupante ya que han tenido que reducir la ración de comida y el suministro de agua está escaseando. Hace una semana que la tripulación y el pasaje no se duchan, excepto algunos Ancianos Improvidentes y las Mujeres Descarriadas, quienes tienen autorización para ducharse en días alternos. Aun así, todos deben usar agua pútrida reciclada y hace dos semanas que se acabó el gel de baño.

Martes, 6 de junio

En este capítulo, el narrador se dirige a la Cámara Estanca para consultar los datos sobre la Estación Espacial Fermat IV y su supuesta peligrosidad. Sin embargo, descubre que los datos de la señorita Cuerda han sido borrados tanto del Archivo de Pasajeros como del Banco General de Datos. Sospecha que el segundo segundo de a bordo está involucrado, pero también considera la posibilidad de que otra persona haya tenido acceso o que haya habido una avería en el sistema. Aunque descubre que hay un duplicado secreto y codificado de los datos, no puede descifrarlos debido a la falta de acceso al manual de claves. Más tarde, el primer segundo de a bordo confirma las sospechas del narrador al mencionar que vio al segundo segundo de a bordo en compañía de la señorita Cuerda. También menciona haberlos visto en conversaciones confidenciales con otros miembros de la tripulación. El narrador le pide al primer segundo de a bordo que mantenga vigilados a todos los implicados y decide posponer la consideración del asunto hasta la próxima reunión de mandos. Esa misma noche, el narrador recibe la visita de un pasajero del sector de los Delincuentes, quien le pide una copa de Poully Montrâchet antes de revelar el motivo de su visita. El pasajero menciona haber oído rumores sobre la Estación Espacial Fermat IV y advierte al narrador sobre su peligrosidad. Aunque el narrador cede a sus argumentos y confirma que se dirigen hacia la estación, decide consultar el Astrolabio para obtener más información.

Miércoles, 7 de junio

En este capítulo, a pesar de los malos informes sobre la Estación Espacial Fermat IV, el protagonista decide no cambiar de ruta debido a la escasez de suministros. Sin embargo, debido a errores de cálculo y a la zona helicoidal en la que se encuentran, casi chocan con la estación. Para evitarlo, el protagonista ordena soltar los balastos y luego destruirlos para evitar una colisión con la nave. A pesar de intentar disparar torpedos contra los balastos, ninguno acierta debido a un error de cálculo. Por suerte, la gravedad de la estación atrae los balastos y evita la colisión. Luego, la estación dispara contra la nave, pero el protagonista solicita un alto el fuego y envía una disculpa. Tras recibir una respuesta afirmativa, se prepara para acoplarse a la estación. Antes de hacerlo, el protagonista decide consultar el Astrolabio para confirmar las amenazas. Sin embargo, un delincuente llamado Garañón sugiere distribuir armas entre los delincuentes a bordo. El protagonista consulta al médico de a bordo, quien desaconseja dar armas a los delincuentes, pero sugiere dárselas a algunos Ancianos Improvidentes que tengan experiencia militar o policial. El médico se encarga de hacer una lista y les informa sobre el uso de las armas.

Jueves, 8 de junio

En este capítulo, el comandante informa que la operación de acoplamiento se ha realizado con algunos errores de cálculo, lo que ha causado impactos en el fuselaje de la Estación Espacial y abolladuras en la nave. El doctor Agustinopoulos informa que la tripulación ha sufrido contusiones debido a las sacudidas y colisiones durante el acoplamiento. Solo dos Ancianos Improvidentes están en condiciones de manejar un arma y se les ha entregado un mortero y seis granadas. El comandante solicita autorización para entrar en la Estación Espacial, pero el Gobernador pide posponer el desembarco hasta la tarde debido a su fatiga. El comandante acepta y decide elaborar un plan de defensa. Sin embargo, todos están fatigados y deciden dejar el asunto para la próxima reunión. Antes de descansar, se produce una explosión accidental con el howitzer, pero no causa daños graves. El comandante amonesta a los responsables y ordena guardar el howitzer. Finalmente, distribuye las guardias para la noche y se retira después de redactar el informe.

Viernes, 9 de junio

En este capítulo, el protagonista se prepara para desembarcar en la Estación Espacial Fermat IV para obtener provisiones. A pesar de las advertencias y rumores sobre la estación, el protagonista no sospecha que la recepción será hostil. Sin embargo, antes de desembarcar, un delincuente llamado Garañón se presenta y pide unirse a la expedición por razones de seguridad. A regañadientes, el protagonista acepta con la condición de que Garañón siga sus órdenes. Luego, la señorita Cuerda también se presenta y solicita unirse a la expedición como representante de su sector. A pesar de negar su solicitud inicialmente, el protagonista accede para evitar problemas. Garañón y la señorita Cuerda piden uniformes de tripulante y armas, y el protagonista accede a proporcionarles los uniformes, pero se niega a darles armas a ambos. Después de que se van, el protagonista se viste y se dirige al puente de mando, donde se reúne con el resto de la expedición. Luego, se abre la escotilla y la expedición accede a la Estación Espacial. Después de las formalidades protocolarias, el protagonista presenta una lista de necesidades al Gobernador de la Estación Espacial. El Gobernador invita al protagonista a su casa para tomar un piscolabis. Por la noche, el protagonista se aloja en la casa del Gobernador y este le cuenta la triste historia de su vida. El protagonista se siente conmovido por la historia y al final del capítulo escucha ruidos extraños en la habitación del Gobernador.

Sábado, 10 de junio

En este capítulo, el narrador comenta lo sucedido la noche anterior al doctor Agustinopoulos durante el desayuno. Sin embargo, el Gobernador interrumpe bruscamente la conversación y abandona el lugar entre sollozos. A pesar de esto, el narrador decide pasar por alto la reacción del Gobernador y distribuye las actividades del día entre los miembros de la expedición.

Por la noche, el narrador describe la Estación Espacial Fermat IV como un lugar oscuro, sucio, insalubre y carente de comodidades. Además, menciona que la población de la estación también se ve afectada por estas condiciones.

El narrador explica que las provisiones que han conseguido adquirir no son suficientes y que las medicinas y repuestos necesarios no están disponibles. Ante esta situación, el doctor Agustinopoulos advierte que el régimen alimentario propuesto podría afectar gravemente la salud de los tripulantes y pasajeros.

El narrador decide buscar a la señorita Cuerda para obtener información sobre los productos cosméticos que necesita. Sin embargo, ella le informa que debe hablar con él urgentemente y a solas. Acuerdan encontrarse en la habitación del narrador después de la cena.

Más tarde, el narrador se encuentra con la señorita Cuerda, quien le informa sobre una revelación que ha recibido de los estibadores. Según ellos, la Estación Espacial tiene abundantes reservas de alimentos y otros productos, pero se niegan a venderlos. Los estibadores proponen que, a cambio de las mercaderías, dejen a la señorita Cuerda en la estación.

El narrador considera aceptar la propuesta para asegurar la supervivencia de la tripulación, pero la señorita Cuerda se opone y le ruega que no la abandone en la estación. A pesar de esto, el narrador decide aceptar la oferta y busca una salida alternativa.

El narrador y la señorita Cuerda se dirigen a la dársena para llevar a cabo el trueque. Sin embargo, son sorprendidos por el Contralor de la Estación Espacial, quien presenta una denuncia contra ellos y se incauta de las mercaderías y de la señorita Cuerda. Además, ordena que sean encerrados en los calabozos de la estación.

En medio del caos, la señorita Cuerda dispara al Contralor y logran escapar. Se dirigen al carromato donde se encuentran el segundo segundo de a bordo y el doctor Agustinopoulos. A pesar de los obstáculos, logran llegar a la nave y cargar las mercaderías.

Cuando están a punto de partir, son atacados por un carro de combate. Sin embargo, el primer segundo de a bordo logra destruirlo con una granada. Finalmente, cierran las escotillas de la nave y ponen rumbo a cualquier parte para evitar nuevos ataques.

Domingo, 11 de junio

En este capítulo, el narrador retoma la redacción de su informe en medio de una navegación tranquila pero preocupante. Aunque tienen suficiente comida, productos cosméticos y agua, no han podido reemplazar los lastres perdidos, lo que ha causado inestabilidad en la nave. Además, escasean los medicamentos debido a que el doctor Agustinopoulos, encargado de este tema, ha acumulado bebidas alcohólicas y otras sustancias tóxicas en lugar de medicinas. Debido a esta situación, el narrador se ve obligado a dirigirse a otra Estación Espacial ligeramente desviada de su trayectoria, pero que cuenta con buenas referencias según el Astrolabio.

Lunes, 12 de junio

En este capítulo, la navegación continúa sin contratiempos, a excepción de la presencia del ex Gobernador en la nave debido a los sucesos en la Estación Espacial Fermat IV. Aunque el ex Gobernador tiene derecho a un camarote individual de primera clase, esto implicaría desplazar a uno de los segundos de a bordo o al doctor Agustinopoulos. Sin embargo, el doctor Agustinopoulos ha expedido un certificado alegando motivos de edad, salud e inestabilidad emocional para alojar al ex Gobernador en el sector de los Ancianos Improvidentes, aunque se le permiten algunas prerrogativas de su antiguo cargo.

Durante una cena, el ex Gobernador revela que fue él quien ideó el negocio de contrabando en la Estación Espacial Fermat IV por despecho y para asegurar el futuro de su hija. Sin embargo, el negocio se convirtió en un nido de criminales y actos de piratería. El ex Gobernador se da cuenta de que la señorita Cuerda, que viaja en la nave, es en realidad su hija. Aunque no quiere revelar su descubrimiento, decide ayudarnos a escapar de la Estación Espacial.

El narrador convoca a la señorita Cuerda y le revela la historia del ex Gobernador. Ella reacciona con indiferencia y solo comenta que la vida da muchas vueltas. El narrador le pregunta sobre la pistola que utilizó en la Estación Espacial, pero ella se niega a responder y a devolver el arma. También rechaza cambiar su alojamiento por uno más cómodo para evitar murmuraciones.

El narrador acepta las decisiones de la señorita Cuerda y permite que Garañón conserve la escopeta de cañón recortado. Además, se entera de que el contraataque providencial desde la nave se debió a una serie de fallos y errores de cálculo. Aunque la orden de desactivar las defensas de la nave nunca fue recibida, los servidores del howitzer dispararon una granada que destruyó el carro de combate enemigo por error.

El narrador felicita a los servidores por su buena puntería, aunque ellos confiesan que en realidad apuntaban al carro en el que iban ellos, pero calculando mal el ángulo de tiro acertaron al carro de combate enemigo.

Martes, 13 de junio

En este capítulo, durante una navegación tranquila, el narrador organiza un funeral por el guardia de corps que fue capturado por los piratas en la Estación Espacial Fermat IV. Sin embargo, la ceremonia se ve empañada por el comportamiento irresponsable de la tripulación, que consume alcohol y otras sustancias tóxicas sin autorización, interrumpiendo la ceremonia con cánticos y gritos. El doctor Agustinopoulos es señalado como responsable de proporcionar estas sustancias, lo que lo hace culpable de dos delitos. Después del funeral, se descubre que el guardia de corps ha sido encontrado atado y amordazado en uno de los sacos de cascagüeses, donde los piratas lo habían dejado temporalmente. Aunque ha perdido la memoria y su identidad, el guardia de corps es entregado al doctor Agustinopoulos para su cuidado, y se hace una anotación negativa en su hoja de servicios como medida preventiva.

Miércoles, 14 de junio

En este capítulo, el viaje hacia la Estación Espacial Derrida continúa sin problemas. Aunque hay algunos casos de disentería, en general, el pasaje se encuentra en buenas condiciones físicas y de ánimo. El narrador, en el ejercicio de sus funciones, visita el sector de las Mujeres Descarriadas, que contrasta con el caos y la parranda del sector de los Criminales y la tripulación. Aunque no son aficionadas a los juegos de azar ni a los deportes de equipo, las mujeres se mantienen ocupadas con labores domésticas, lo que les da un sentido a sus vidas y mantiene a todos limpios y ordenados.

En este ambiente tranquilo, se menciona a la señorita Cuerda, quien según sus compañeras, no es muy trabajadora y suele salir con diferentes personas. Aunque el narrador no le da importancia a los rumores y calumnias, nota la ausencia de la señorita Cuerda y el abandono de su máquina de coser.

Por la tarde, el narrador aprovecha la visita del primer segundo de a bordo para enviarle una invitación no oficial a la señorita Cuerda para cenar en sus aposentos. Sin embargo, a las nueve y media, la señorita Cuerda no ha aparecido, lo que deja al narrador un poco deprimido.

El narrador decide verificar si el primer segundo de a bordo ha entendido y cumplido con exactitud su orden, pero encuentra la puerta de su camarote atrancada y un cartel de "NO MOLESTE". Desanimado, busca consuelo en el camarote del doctor Agustinopoulos, quien tiene al guardia de corps vestido de alsaciana y lo utiliza como asistente. Después de tomar unos combinados, el narrador regresa a sus aposentos y encuentra la cena para dos intacta pero la botella de Sancerre vacía.

Jueves, 15 de junio

En este capítulo, el narrador describe la Estación Espacial Derrida, a la que han llegado por error de cálculo. La estación, construida en Indonesia en el siglo pasado, ha perdido gran parte de su ornamentación original debido al desgaste y las colisiones con meteoritos. Aunque ha sido abandonada y solo subsiste gracias a las subvenciones, conserva un color anaranjado que produce un efecto maravilloso. A pesar de esto, las autoridades de la estación responden amablemente a las comunicaciones del narrador y ofrecen sus servicios e instalaciones. El narrador ordena el acoplamiento de la nave al segundo de a bordo, ya que el primer segundo de a bordo está encerrado en su camarote debido a una indigestión.

Viernes, 16 de junio

En este capítulo, después de acoplar la nave a la Estación Espacial Derrida, el narrador da instrucciones para descender a la estación. Decide dejar la nave a cargo del segundo segundo de a bordo y lleva consigo al depuesto Gobernador de la Estación Espacial Fermat IV, el doctor Agustinopoulos, la señorita Cuerda y Garañón. Al llegar a la estación, son recibidos por el Duque y la Duquesa Semolina, vestidos con túnicas carmesí y capellina de armiño. La recepción es impresionante y se rige por el protocolo de la corte. El Comité de Recepción interpreta madrigales y se procede a la distribución de los camarotes. Por la noche, debido al ceremonial, no reciben comida hasta la cena de gala ofrecida por el Duque y la Duquesa. En la cena, también están presentes el Chambelán, el Chantre y el abate Pastrana, un monje tosco que come con los dedos y bendice la mesa a gritos.

Sábado, 17 de junio

En este capítulo, el narrador relata cómo, mientras estaba escribiendo su informe, alguien llamó a la puerta de su habitación. Pensando que era la señorita Cuerda, a quien había estado coqueteando durante todo el día, se sorprende al descubrir que es el depuesto Gobernador. El Gobernador le cuenta que durante la cena había notado un comportamiento extraño por parte de los anfitriones y las camareras, y le muestra una gamba de plástico que había encontrado en su plato. El Gobernador sospecha que esto puede ser un intento de envenenamiento y le pide al narrador que investigue. Sin embargo, el narrador no ve nada extraño en la presencia de una gamba de plástico en la paella y cree que las sospechas del Gobernador son infundadas. Después de una discusión, el Gobernador se va y el narrador decide ir a buscar a la señorita Cuerda, pero no la encuentra. Al día siguiente, el narrador descubre que el Gobernador ha desaparecido y nadie sabe dónde está. Luego, se reúne con el Duque, quien le informa sobre las dificultades económicas de la Estación Espacial y la decadencia del Festival Interestelar de las Artes. El Duque expresa su preocupación por el futuro de la cultura y el arte y cómo han caído en manos de especuladores sin escrúpulos. Después de la reunión, el narrador se encuentra con la Duquesa y el abate Pastrana, quienes están encantados de que él y su expedición asistan al Festival. El narrador informa a su segundo al mando sobre el cambio de planes y se libra de su arrogancia.

Domingo, 18 de junio

En este capítulo, el protagonista se dedica a los preparativos para el Festival Interestelar de las Artes, que se inaugurará al día siguiente. Redacta un discurso para la ceremonia inaugural y expresa su preocupación por no estar a la altura de las expectativas. Además, menciona que el segundo de a bordo, el guardia de corps y el portaestandarte no están a la altura y el gobernador sigue sin aparecer. El protagonista se encuentra con la señorita Cuerda y le reprocha su comportamiento de la noche anterior. Ella finge no saber de qué habla, pero él le advierte que si no cumple lo acordado, perderá sus privilegios.

Lunes, 19 de junio

En este capítulo, el narrador recibe la visita inesperada del abate Pastrana, quien inicialmente confunde con la señorita Cuerda. El abate insiste en hablar en privado y menciona que la Duquesa desea ver al narrador de manera confidencial. El abate muestra un cuchillo histórico y advierte al narrador que lo utilizará si se comporta de manera inapropiada durante la entrevista con la Duquesa. El narrador se defiende diciendo que prefiere a mujeres más jóvenes, como la señorita Cuerda. Esto enfurece al abate, quien revela que la Duquesa fue una mujer de gran belleza y que el Duque estuvo enamorado de ella. En ese momento, la Duquesa entra en la habitación y el abate sale sigilosamente. El narrador se encuentra encerrado con la Duquesa, quien finalmente comienza a hablar. La Duquesa menciona que el abate es la única persona en quien puede confiar y que ha venido a informar al narrador sobre la verdadera situación en la Estación Espacial. El narrador menciona que ya está al tanto de la situación financiera catastrófica de la Estación, pero la Duquesa afirma que él no conoce la verdad. Antes de que pueda aclarar, alguien entra a la habitación gritando y haciendo aspavientos.

Martes, 20 de junio

En este capítulo, el narrador comienza a aclarar los incidentes ocurridos la noche anterior. La Duquesa y él fueron interrumpidos durante una entrevista clandestina por la señorita Cuerda, quien afirmó haberse tropezado con un monstruo en el corredor. Mientras la señorita Cuerda explicaba esto, el abate Pastrana apareció con un cuchillo en mano, creyendo que el narrador había agredido a la Duquesa. Sin embargo, un disparo detuvo la persecución y el narrador continuó persiguiendo a la señorita Cuerda, quien se encerró en su camarote. A pesar de sus intentos de convencerla, el narrador no logró que abriera la puerta. Al regresar a su habitación, encontró que la Duquesa ya no estaba y tampoco encontró el cuerpo del abate. Durante el desayuno, el narrador se encontró con la señorita Cuerda, quien parecía distraída. El Duque también llegó tarde y con aspecto cansado debido a la inminente inauguración del Festival Interestelar de las Artes. Finalmente, el narrador es llamado por el Chambelán para ser llevado al Auditorio Real.

Miércoles, 21 de junio

En este capítulo, el narrador rememora los caóticos sucesos ocurridos desde la tarde anterior hasta el momento en que escribe el informe. Todo comienza cuando se dirige al Auditorio Real para asistir a la Gala Inaugural del Festival Interestelar de las Artes. En el camino, se encuentra con los primeros y segundos segundos de a bordo, a quienes suponía en la nave. Sin embargo, ellos le muestran una falsa orden escrita por el Duque y la Duquesa de la Estación Espacial Derrida, en la que se les ordena asistir al festival. A pesar de su desacuerdo, el narrador decide no discutir y continúa hacia el Auditorio.

Al llegar al Auditorio, se da cuenta de que el lugar está lleno de tripulantes de la nave, delincuentes, mujeres descarriadas y ancianos improvidentes. La gala comienza con un espectáculo de doma y adiestramiento, pero el público reacciona negativamente y el jinete es expulsado del escenario. Luego, un coro de madrigales dirigido por la Duquesa se presenta, pero también es recibido con abucheos y objetos lanzados desde el público.

En medio del caos, se declara un incendio en el Auditorio y no hay dispositivos contra incendios ni agua para extinguirlo. El narrador intenta organizar la evacuación, pero se da cuenta de que las salidas están bloqueadas y no hay forma de apagar el fuego. Finalmente, una voz desconocida anuncia que se desbordó un río y el agua inunda el Auditorio, apagando el fuego y salvando a todos.

Después del rescate, se descubre que la Estación Espacial Derrida era solo un decorado de cartón y purpurina, y que el Duque y la Duquesa habían estado viviendo de mentiras. La nave decide llevar a los habitantes de la Estación Espacial a bordo y proporcionarles ropa y sustento. Finalmente, la nave se prepara para partir y el narrador busca a la señorita Cuerda, pero no logra encontrarla.

Viernes, 23 de junio

En este capítulo, el narrador retoma la redacción de su informe para dar cuenta de los acontecimientos ocurridos en la Estación Espacial Derrida. Comienza explicando el origen de la riada que los salvó de morir, remontándose a varios días atrás cuando el depuesto Gobernador de la Estación Espacial Fermat IV visitó al narrador para mostrarle una gamba de goma encontrada en la paella. El Gobernador decidió investigar por su cuenta y descubrió que la laguna de donde provenían las gambas se había secado y convertido en una ciénaga apestosa. Al regresar al palacio, el Gobernador se sintió afectado por los gases tóxicos de la laguna y perdió el conocimiento. Al despertar, se encontró con Garañón, quien reveló ser hijo ilegítimo de la Duquesa y tenía intenciones de reclamar el título de Duque. Sin embargo, el Gobernador no le creyó. Al día siguiente, Garañón intentó hablar con la Duquesa, pero no tuvo éxito. El Gobernador sugirió ir a la alcoba de la Duquesa esa noche, pero Garañón rechazó la idea debido a su apariencia física alterada por los gases tóxicos. Finalmente, Garañón y el Gobernador presenciaron la llegada de la señorita Cuerda a la habitación del narrador, lo que provocó un malentendido y una persecución. Garañón logró evitar que el abate Pastrana alcanzara al narrador y el Gobernador se enfrentó a la Duquesa. Después de estos eventos, Garañón, el Gobernador y la Duquesa regresaron a la nave y descubrieron que el Duque había planeado una trampa mortal para ellos. Decidieron provocar una inundación para salvarse y presenciaron cómo el Auditorio Real se incendiaba. El narrador reprocha a Garañón por sus decisiones sin autorización, pero decide no tomar medidas en su contra debido a su valiosa contribución. El narrador luego habla con la Duquesa, quien revela que el Duque planeaba fugarse de la Estación Espacial y cobrar un seguro. La Duquesa confiesa haber tenido un hijo ilegítimo, pero niega ser la madre de Garañón. El narrador le pregunta directamente a la Duquesa si es la madre de Garañón, pero ella no lo sabe. Después de despedir a la Duquesa, el narrador busca a Garañón y descubre que se ha aislado debido a su estado de ánimo. Luego busca a la señorita Cuerda y descubre que se ha ido con Garañón para consolarlo. El capítulo termina con el narrador cenando solo y sin vino, ya que la última botella ha desaparecido misteriosamente.

Martes, 27 de junio

En este capítulo, el narrador informa que la navegación continúa sin incidentes importantes, pero bajo condiciones difíciles debido a la falta de agua. Aprovecha para recordar a aquellos que se quejaban cuando tenían agua de mala calidad, pero ahora no están satisfechos con la falta de agua. Además, se enfrentan a la escasez de productos farmacéuticos, ya que no pudieron reponer las existencias en la Estación Espacial Derrida. Los heridos por el incendio son los que más sufren, seguidos de los Ancianos Improvidentes. El narrador visita diariamente las dependencias de la nave para conocer los problemas de la tripulación y levantar su moral. A pesar de la crisis, prevalecen la sensatez, la camaradería y la templanza. Las Mujeres Descarriadas y los Ancianos Improvidentes sobrellevan la indigencia de manera admirable. Sin embargo, los Delincuentes son los que peor soportan las incomodidades y podrían causar problemas en el futuro. La tripulación carece de armas para sofocar un motín. La nave se dirige a la Estación Espacial más cercana, pero el cálculo del tiempo de navegación en la zona helicoidal es incierto. El narrador teme disturbios debido a las malas condiciones y la posibilidad de bajas. El primer segundo de a bordo no sabe cómo llegar más rápido ni si hay una ruta alternativa a la zona helicoidal.

Viernes, 30 de junio

En este capítulo, el narrador nos cuenta que durante la madrugada se produce un incidente inesperado en la nave. El primer segundo de a bordo despierta al narrador para informarle que se ha descubierto a un polizón que se encontraba oculto en la sentina. El polizón es capturado y llevado ante el oficial de guardia, quien llena los formularios correspondientes y luego informa al narrador. Después de vestirse y desayunar, el narrador hace comparecer al polizón, quien resulta ser el Duque disfrazado. El médico de a bordo, el doctor Agustinopoulos, le arranca la nariz y varios pedazos de cara al Duque, revelando su verdadera identidad. El Duque confiesa que se había escondido en la nave con el propósito de huir de la Estación Espacial Derrida y comenzar una nueva vida. El narrador le pregunta por el dinero de las entradas del Festival Interestelar de las Artes, y el Duque responde de manera sarcástica. Después de una breve conferencia con otros miembros de la tripulación, el narrador decide expulsar al Duque al espacio exterior en un cilindro lanzamisiles. A continuación, el narrador da instrucciones a todos los involucrados en el asunto de no revelar lo sucedido. El capítulo termina con todos corriendo a la sentina para buscar el dinero de las entradas.

Martes, 4 de julio

En este capítulo, el narrador informa que faltan siete días para llegar a la Estación Espacial más cercana y la situación a bordo se vuelve insostenible. Se menciona que se ha distribuido una octavilla que propone obtener agua exprimiendo a algunos tripulantes o pasajeros. El narrador consulta al médico de a bordo, quien confirma que la propuesta es viable. Para evitar actos sediciosos, el narrador ordena retirar y destruir todas las octavillas y confiscar el material de escritura. Sin embargo, los Ancianos Improvidentes, que están escribiendo sus memorias, se resisten a esta medida. Además, dos Mujeres Descarriadas se han convertido en agentes literarias y molestan constantemente al narrador. Antes de cenar, el narrador convoca a una reunión extraordinaria con los segundos de a bordo y el doctor Agustinopoulos, y propone realizar una simulación de ataque proveniente del exterior como táctica diversiva en casos de conflicto interno. Sin embargo, el Gobernador advierte que esta medida podría generar pánico y ser contraproducente debido a la falta de armas, medicamentos y agua en la nave. El Gobernador sugiere esperar sin hacer nada, ya que están cerca de llegar a puerto. Después de considerar los argumentos, el narrador decide tomar las disposiciones previas a la maniobra diversiva, pero pospone el simulacro hasta una futura reunión de mandos.

Viernes, 7 de julio

En este capítulo, el narrador se entera de la existencia de un incipiente mercado negro a bordo de la nave, donde se venden productos como agua potable y medicamentos. Decide investigar este asunto para descubrir de dónde provienen los artículos y quién tiene el dinero para comprarlos. Comienza interrogando a los Ancianos Improvidentes, pero no obtiene resultados. Luego, descubre a dos de ellos tratando de ocultar un howitzer, un arma de artillería, y les prohíbe seguir con el rearme. También se entera de rumores sobre un ataque proveniente del exterior y decide acallarlos. Convoca a una reunión para imponer sanciones a quienes divulguen rumores y propone difundir rumores optimistas. Más tarde, la Duquesa visita al narrador y le hace una proposición ventajosa, pero él sospecha de sus intenciones. Además, se entera de un incidente entre Garañón y la señorita Cuerda, y decide aplicarles el mismo tratamiento que al difunto Duque. Finalmente, acepta la propuesta de la Duquesa de ofrecer un recital de madrigales para elevar el ánimo de la tripulación y el pasaje.

Sábado, 8 de julio

En este capítulo, la nave espacial se encuentra en un estado de caos debido a los rumores de un supuesto ataque externo. A pesar de los intentos por detener los rumores, estos se han propagado y han causado desaliento y excitación entre los ocupantes de la nave. Como resultado, la enfermería está abarrotada de heridos y hay daños materiales en el mobiliario. El mercado negro ha surgido en los corredores de la nave, con carteles anunciando productos y megáfonos voceando slogans publicitarios. Aunque los precios han bajado debido a la competencia, se han vendido artículos bélicos de origen desconocido. A pesar de mis órdenes, los ancianos han seguido limpiando y probando el howitzer, resultando en un accidente que los deja heridos. La situación empeora, ya que los ocupantes de la nave se han saltado las reglas de reclusión y deambulan por los corredores, formando grupos y confraternizando con la tripulación. Se pronuncian arengas, se escuchan disparos y se emite música militar por los altavoces. La situación se vuelve ingobernable cuando todos los ocupantes de la nave se unen en una manifestación no autorizada. A pesar de mi negativa a liderarlos, eligen a un nuevo caudillo, Garañón, quien planea deponerme y tomar el mando. Ante esta coyuntura, ordeno traer a la Duquesa y le pido que asuma provisionalmente la maternidad de Garañón para influir en sus decisiones. Aunque la Duquesa niega ser la madre de Garañón, accede a ayudar para evitar que se revele su affaire con el abate Pastrana. Se extiende un certificado médico de filiación y la Duquesa sale a enfrentar a la multitud enfurecida. Cierro la puerta y espero con ansiedad.

Lunes, 10 de julio

En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo se desarrolla un inesperado giro de los acontecimientos. Hace dos días, interrumpió la redacción de su informe cuando la Duquesa se enfrentaba a su presunto hijo para desactivar la rebelión encabezada por él. Aunque no tenía grandes esperanzas en esta estrategia, funcionó perfectamente. Mientras tanto, el narrador se encontraba encerrado en sus aposentos, activando las medidas de seguridad de la nave. Después de un tiempo, ordenó a su segundo al mando que verificara la situación y descubrió que la concentración de rebeldes se había disuelto pacíficamente. Luego, se preparó para asistir a un recital de madrigales ofrecido por la Duquesa. La sala estaba decorada con pinturas y farolillos, y todos los presentes guardaron silencio cuando el narrador hizo su entrada. Sin embargo, justo cuando el recital iba a comenzar, se produjo una explosión y la nave sufrió una violenta sacudida, girando sobre su eje. Después de recuperarse del impacto, el narrador intentó evaluar los daños y descubrió que eran graves e irreparables. En medio de la confusión, se produjeron más explosiones y la nave quedó en la oscuridad. El narrador decidió rendirse ante un posible ataque enemigo, pero nadie le hizo caso. Finalmente, la situación se calmó y la sala se llenó de una luz lechosa y un olor a buñuelos de crema. El narrador se dio cuenta de que estaban siendo gaseados y siguió las instrucciones para protegerse. Luego, perdió el conocimiento y soñó con regresar a la Tierra y recibir una jubilación anticipada.

Martes, 11 de julio

En este capítulo, el protagonista despierta de su sueño en un camarote blanco y limpio después de haber sido atacado con gas narcótico. Encuentra un tarjetón de bienvenida y sale al corredor, llegando a un refectorio donde desayuna. Sin darse cuenta, el desayuno contenía un somnífero y tiene un sueño en el que la señorita Cuerda sale de un pastel. Despierta en el mismo camarote con un mensaje añadido en el tarjetón. Intenta salir pero la puerta está cerrada, por lo que vuelve a la cama. Después de varias horas, un médico internista y odontólogo le da el alta y le informa que están en la Estación Espacial Aranguren bajo la protección del Invicto Almirante Sinegato.

Miércoles, 12 de julio

En este capítulo, se resuelven todas las incógnitas del episodio anterior. A pesar de una serie de errores y malentendidos, el resultado final ha sido favorable y todos se encuentran sanos y salvos en la Estación Espacial Aranguren, a la que no deberían haber llegado hasta dentro de tres días según los cálculos. Esta estación espacial es de cuarta generación, construida con los desechos de las generaciones anteriores. Aunque fue construida sin un propósito específico, ha logrado un desarrollo económico que le permite sobrevivir con poca ayuda oficial. La estación es conocida por su gestión impecable y ha sido elegida Estación Espacial del Año en dos ocasiones. El mandatario de la estación, el Almirante Sinegato, es un hombre taciturno y delgado, a diferencia de cómo aparece en las fotografías retocadas que adornan la estación. Después de una cena en la habitación del Almirante, el narrador le pregunta por qué el gobierno de la estación le da tantos problemas, a lo que el Almirante responde enigmáticamente que lo explicará al día siguiente. Luego, el narrador le pregunta sobre el ataque a la nave y la intervención providencial del Almirante, pero este confiesa que todo fue una simulación orquestada por él mismo. Con esto, la velada termina y el narrador regresa a su camarote para redactar un informe y dormir.

Jueves, 13 de julio

En este capítulo, el protagonista es despertado por una música estridente y una voz que le recuerda que el día es para trabajar y la noche para descansar. Se dirige al refectorio y encuentra un desayuno austero, pero decide comerlo sin experimentar síntomas de intoxicación. Luego, el Almirante Sinegato lo lleva a una sala gigantesca llena de personas vestidas con batas blancas, cada una con una pantalla que muestra cifras y letras. El Almirante explica que en la Era Etnológica reinaba el caos y la violencia, por lo que los gobiernos firmaron un acuerdo para detener el progreso y limitar la información y la comunicación. Se construyeron Estaciones Espaciales para aislar las anomalías humanas, y se crearon centros secretos de control para seguir el viaje del protagonista. El Almirante Sinegato canceló su visita mensual a su familia para intervenir en la nave y sofocar el conato de rebelión. Después, el protagonista y el Almirante van a un bar donde el Almirante revela que ha sido informado sobre el viaje y ha seguido todas las acciones y conversaciones. A pesar de algunos episodios ilegales o ridículos, el protagonista ha sido encomiable y se le concederá la jubilación con sueldo completo. El Almirante también menciona que el primer y segundo segundos de a bordo, así como el médico de a bordo, también recibirán la jubilación. El protagonista se alegra y pregunta cuándo estará lista la nave y cuál es el destino final de la misión. Antes de que el Almirante pueda responder, la camarera muestra al protagonista la palabra "asesinato" escrita en su mano.

Sábado, 15 de julio

En este capítulo, el narrador nos cuenta que ha pasado todo el día y la noche anterior tratando de comprender las revelaciones del Almirante Sinegato sobre su misión y tomando las medidas necesarias para finalizarla. Al principio, se le encomendó transportar a un grupo de delincuentes, mujeres descarriadas y ancianos improvidentes a un lugar cuyas coordenadas le serían proporcionadas al final del viaje. Se le informó que la tripulación estaba compuesta por personas con un historial negativo y que debía supervisar su comportamiento y evaluarlo con equidad. Sin embargo, ahora se entera de que él también estaba en la misma situación, ya que algunos asuntos personales y episodios profesionales han salido a la luz. A pesar de esto, el Almirante Sinegato le informa que ha pasado la prueba y que él, junto con el primer y segundo segundos de a bordo y el médico, han sido relevados de la misión y se les permitirá regresar a la Tierra. La nave en la que viajaron está siendo reparada y una vez que esté lista, continuará su viaje con una nueva tripulación. El narrador pregunta a dónde se dirigirá la nave y el Almirante le dice que no tiene destino, su único objetivo era aislar a las personas a bordo hasta que algún contratiempo o el paso del tiempo acabara con ellos. Mientras tanto, la tripulación y el pasaje permanecerán en la Estación Espacial. El narrador se despide del Almirante y se encuentra con la señorita Cuerda, quien le cuenta que logró escapar del calabozo y confundirse con la población local. También menciona que el dinero puede abrir todas las puertas en la Estación Espacial. Luego, el primer y segundo segundos de a bordo y el médico entran en la habitación y le informan sobre las averiguaciones que han hecho. El médico cuenta cómo logró obtener acceso al laboratorio farmacéutico y asegura que nadie lo molestará. Deciden no dejar una nota al Almirante y continúan con su plan. El narrador deja constancia de que todos los participantes en el plan han sido informados de las posibilidades de rehabilitación y han dado su conformidad de manera voluntaria. Finalmente, el narrador asume la responsabilidad como autor y líder del plan.

Domingo, 16 de julio

En este capítulo, los conspiradores salen sigilosamente del camarote del narrador antes del amanecer para cumplir sus misiones. El narrador y la señorita Cuerda se dirigen al edificio que alberga la prisión de la Estación Espacial Aranguren, donde se encuentra la tripulación y el pasaje de la nave. La señorita Cuerda se hace pasar por camarera de cafetería y logra hablar con el oficial de guardia, mientras el narrador le explica su misión y le ordena liberar a los prisioneros. El oficial acepta después de recibir una suma de dinero. El narrador divide a su grupo en tres y cada uno cumple su tarea: las Mujeres Descarriadas van al Bar Quincoces, los Ancianos Improvidentes son llevados a los astilleros y los Delincuentes y la tripulación se convierten en guerrillas urbanas. La Duquesa decide quedarse en la estación y abrir un hotelito. Luego, el grupo llega a los astilleros, donde los Ancianos Improvidentes agotan sus fuerzas y los Delincuentes reducen a la guardia. El primer segundo de a bordo informa al narrador sobre la nave y este ordena a la tripulación prepararse para despegar. Las Mujeres Descarriadas llegan con provisiones y las colocan en la nave. Sin embargo, una explosión sacude la estación y el segundo segundo de a bordo y su grupo confiesan haber volado el ascensor. El doctor Agustinopoulos informa que un regimiento de gendarmes se dirige a los astilleros. El narrador decide rendirse, pero la Duquesa y su coro de madrigales se colocan frente al portalón para distraer a los atacantes. El narrador regresa a la nave y ordena cerrar la escotilla. La nave comienza a despegar.

Sábado, 22 de julio

En este capítulo, las provisiones de las gachas de arroz, los bollitos de alfalfa, el agua pútrida con clorofila, la cerveza de harina de pescado y el café de cascarilla confiscados por la señorita Cuerda en la cafetería Bar Quincoces están empezando a escasear. Esto ha causado un descontento general y un conato de rebelión en el sector de los Delincuentes, así como algunos casos de hemoptisis en el sector de los Ancianos Improvidentes. Ante esta situación, se ordena al primer segundo de a bordo poner rumbo a la Estación Espacial más cercana. El capitán decide no consultar el Astrolabio Digitalizado ni hacer averiguaciones sobre lo que les espera allí.

Capítulo sin nombre 34

En este capítulo, se nos presenta una breve biografía del autor Eduardo Mendoza. Nacido en Barcelona en 1943, es hijo de un fiscal y una ama de casa. Durante su infancia, estudió en varias escuelas religiosas antes de graduarse en derecho en 1966.

Después de su graduación, Mendoza trabajó como pasante, asesor jurídico y traductor en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York durante nueve años. Luego regresó a Barcelona y continuó trabajando para la organización en Europa.

En 1975, Mendoza publicó su primera novela, "La verdad sobre el caso Savolta", que fue muy aclamada tanto por la crítica como por el público. La novela se desarrolla en Barcelona durante los años 1917-1918 y presenta una variedad de personajes caricaturescos en un estilo de novela policíaca.

Su segunda novela, "El misterio de la cripta embrujada" (1979), es una parodia de la novela negra contemporánea. Mendoza continúa explorando el género detectivesco en sus siguientes obras, "El laberinto de las aceitunas" (1982) y "La aventura del tocador de señoras" (2001), todas ellas con un toque de humor y crítica social.

En "La ciudad de los prodigios" (1986), Mendoza retrata la vida en Barcelona entre las dos Exposiciones Universales de 1888 y 1929, a través de la historia de un anarquista que asciende en el poder económico corrupto.

Mendoza también ha escrito obras fuera del género detectivesco, como "Sin noticias de Gurb" (1990), una divertida historia sobre un extraterrestre en Barcelona, y "Mauricio o las elecciones primarias" (2006), que se desarrolla en la Barcelona posterior a la transición.

Además de sus novelas, Mendoza ha publicado una guía sobre el modernismo en Barcelona y una obra de teatro en catalán. Su última novela, "El enredo de la bolsa y la vida" (2012), retoma al detective anónimo de sus primeras obras en una sátira ambientada en la Barcelona actual.

Otros resúmenes de libros de Eduardo Mendoza