Paraíso inhabitado

20 minutos

1

En este capítulo, la narradora nos cuenta sobre sus primeros años de vida. Nació en una familia donde sus padres ya no se querían y sus hermanos mayores no le prestaban atención. A pesar de esto, la narradora encuentra consuelo en su mundo propio, donde se refugia bajo la mesa de planchar y escucha las conversaciones de Tata María y la cocinera Isabel. A través de estas conversaciones, descubre que ha nacido a destiempo y que no ha tenido la suerte de sus hermanos. A pesar de esto, la narradora encuentra felicidad en su mundo imaginario y en los cuentos que le leen y le cuentan. También nos habla de su habitación, que está en la parte trasera de la casa y tiene una ventana que da al patio interior. Desde allí, observa a los chóferes y al farolero, a quien considera su amigo. Además, la narradora nos cuenta sobre sus escapadas nocturnas al salón, donde se refugia debajo de un sofá y escucha los ecos y susurros de las criaturas que habitan en él. También nos habla de las lámparas-arañas, el reloj de porcelana y los objetos de la cocina, que parecen tener vida propia. La narradora describe su fascinación por el mundo nocturno de la casa y su encuentro con el Unicornio que vive en un cuadro. Al día siguiente, la narradora es llevada al colegio, donde le comparan con su hermana mayor y le piden que sea una alumna ejemplar. A pesar de todo, la narradora encuentra consuelo en su mundo imaginario y en la compañía de sus hermanos.

2

En este capítulo, la protagonista narra cómo su vida en el colegio se vuelve más difícil. Antes, solo tenía que esconderse y ser cautelosa para evitar a los Gigantes, pero ahora debe ser aún más precavida debido a las notas inquietantes que llegan a casa y que su madre lee con preocupación. Mamá la llama a su gabinete y le reprocha su mal comportamiento en el colegio: dormirse en la misa, llorar, no querer comer y esconderse debajo del pupitre. Además, le dicen que no juega con las demás niñas y apenas habla, excepto durante las clases de lectura. La protagonista no tiene nada que decir sobre estas acusaciones, ya que su única preocupación es huir de los Gigantes. En el colegio, su capitán, Madame Colette, resulta ser cobarde y malvado. Un día, cuando aparece un ratón en el aula, Madame Colette se sube a la mesa y grita, mientras otras maestras matan al ratón. La protagonista comienza a odiar a su capitán por su cobardía. En casa, la protagonista se siente cada vez más triste y desilusionada, ya que el colegio no es como ella esperaba. Las palabras y promesas de su madre sobre el colegio y su entrada en el mundo desconocido se desvanecen. Además, se da cuenta de que no se parece a su hermana Cristina y que no será motivo de orgullo para nadie. La protagonista también recuerda a Eduarda, la hermana mayor de su madre, y se pregunta por qué no la ven más a menudo. Eduarda vivía lejos, en un castillo en ruinas, y decía que eran de origen normando. La protagonista siente curiosidad por este origen, pero los gemelos no le dan una respuesta clara. La protagonista comienza a sentirse cada vez más apartada de las demás niñas en el colegio, quienes la tratan con desdén y desconfianza. El padre Torres, encargado de prepararlas para su primera comunión, la regaña cuando hace preguntas sobre el demonio. La protagonista se siente cada vez más mala y desplazada. En casa, su madre recibe una llamada importante y le dice que será más severa con ella. La protagonista se refugia en el cuarto de la plancha, donde Tata María e Isabel la miran en silencio. Dos días después, la protagonista es readmitida en las pláticas de preparación para la comunión. Decide no hacer más preguntas y averiguar las cosas por sí misma. A falta de quince días para la comunión, llega Eduarda.

3

En este capítulo, la narradora describe cómo se siente pequeña y se identifica con los gnomos a los que les prepara meriendas. Cuando llega Eduarda, la hermana de su madre, la narradora se esconde en el gabinete de su madre para escuchar su conversación. Eduarda es descrita como una persona misteriosa y diferente, y la narradora siente un vínculo con ella. Eduarda le propone llevarla a merendar y hablar con ella. Después de la conversación, la narradora se siente sola y mala. Al día siguiente, Eduarda la lleva a comprar un regalo de Primera Comunión y luego a tomar helado. Durante la conversación, la narradora descubre que sus padres están separados y que Eduarda considera que son cobardes. Eduarda le regala un teatrito de guiñol y la narradora se siente feliz y agradecida. El teatrito es instalado en el cuarto de la plancha y se convierte en su refugio. Luego, la narradora hace su Primera Comunión y Eduarda se va a sus Ruinas. La narradora la ve marcharse y luego vuelve a dormir. Al día siguiente, vuelve al colegio y describe su experiencia en la ceremonia de renunciar a Satanás.

4

En este capítulo, Eduarda llega sin previo aviso a la casa de la narradora, solo con su maletín. La narradora se esconde en un pequeño espacio detrás de un biombo para escuchar la conversación entre Eduarda y su madre. La madre de la narradora se queja de la actitud de Adri, la niña, y Eduarda le aconseja que olvide las notas que recibe de Saint Maur. Después de la conversación, Eduarda se despide y menciona que en la casa de Saint Maur predominan la estupidez, la ignorancia y la soberbia. La madre de la narradora se sorprende y Eduarda explica que lo dice porque ella siempre fue la primera de la clase y la más alabada. Luego, Eduarda y la madre de la narradora salen de la habitación riendo. Esa noche, la narradora cena con Eduarda y el Coronel Michel Mon Amour en un restaurante cercano al teatro. Después de la cena, van a ver una función de ballet. La narradora se siente parte del grupo y disfruta de la compañía de Eduarda y el Coronel. Al día siguiente, la narradora va a comer con Eduarda y se queda a pasar la noche en el hotel. Durante la conversación, la narradora hace preguntas a Eduarda sobre varios temas, como los normandos y la separación de sus padres. Eduarda responde a todas las preguntas de manera amable y comprensiva. La narradora recuerda una conversación entre Isabel y Sagrario sobre "ellos", que se refiere a los gatos de Eduarda. Al final del capítulo, la narradora se despierta en el hotel y se da cuenta de la tristeza y la soledad que siente sin Eduarda.

5

En este capítulo, la protagonista reflexiona sobre su percepción de ser mala y diferente a los demás. Se siente identificada con Eduarda, quien también es considerada mala. La protagonista comienza a experimentar un sentimiento de tortura en el colegio, donde se siente cada vez más alejada de los demás. Durante las comidas, la vigilancia se relaja y Margot, una niña que la odia, se convierte en la líder de un grupo de niñas que la intimidan. Un día, la protagonista se enfrenta a Margot y se arma un gran revuelo. Como castigo, es trasladada a la última fila de la clase, lo cual le alegra porque puede estar sola con sus cosas. En el colegio, la comida le llega siempre en forma de residuos y esto la irrita. Un día, en el comedor, la protagonista descubre el poder de la soledad y la oscuridad. En el Cuarto Oscuro, un lugar oscuro y lleno de armarios, experimenta una sensación de libertad y descubre su imaginación. Allí, encuentra un terrón de azúcar que se convierte en una llama azul y se siente como una maga. Al salir del Cuarto Oscuro, su madre la regaña y le pide que sea buena. La protagonista decide portarse mal para volver al Cuarto Oscuro y continúa explorando el lugar, encontrando abrigos viejos que se pone para convertirse en diferentes personajes.

6

En este capítulo, la narradora describe una tarde de invierno en vísperas de Navidad. En su casa, la llegada de los proveedores de alimentos por la Puerta de Servicio causa revuelo, especialmente la llegada del pescadero Mario, a quien Isabel llama Marisco. A pesar de que la narradora no puede ser amiga de Mario debido a su apodo, ella se siente atraída por él. Isabel y Mario tienen una relación complicada, pero la narradora nota que hay algo especial entre ellos. También se menciona al panadero, un joven albino que la narradora trata con amabilidad. Un día, la narradora decide hacerle un regalo al panadero, pero Isabel lo descubre y se enfada. La narradora se sorprende al descubrir que hay personas que no saben leer y se pregunta cómo se sentirán. Más tarde, la narradora se asoma por la ventana y ve a un niño desconocido jugando con su perro en el patio nevado. Queda fascinada por su apariencia y su forma de jugar. Después de esta experiencia, la narradora siente una nueva atracción y curiosidad por el mundo exterior. En Nochebuena, la narradora recibe una sorpresa de su padre y se siente emocionada. Al día siguiente, pasa el día con su padre en su despacho, donde apenas lo veía. La narradora recuerda cómo solía espiarlo a través de la puerta de cristal esmerilado y verlo leyendo. La narradora se prepara para pasar el día con su padre, llena de expectativas y esperanzas.

Siguiendo este capítulo, Adri se acerca a la biblioteca y ve que la mayoría de los libros han desaparecido. A pesar de esto, su padre la invita a entrar y le muestra la habitación vacía. Luego, se sientan en las butacas y su padre le dice que hoy pasarán el día juntos. Adri le menciona que le gustaría ver la obra de teatro "Cascanueces y La bella durmiente", pero su padre le dice que no hay ninguna función ese día y que han reservado entradas para ver la película "Las cruzadas". Adri acepta y su padre se sorprende de su elección. Después, salen juntos al parque, donde caminan en silencio y observan a unos pájaros en el suelo. Adri comenta que los pájaros parecen asustados y su padre le dice que se están dando calor unos a otros. Continúan caminando y Adri le pregunta a su padre si conoce a Eduarda, a lo que él responde que sí y que es la hermana mayor de su madre. Adri le pregunta si la quiere y su padre le dice que sí, pero que ella está lejos. Luego, deciden ir a comer a un restaurante, donde tienen una conversación divertida y se ríen juntos. Adri le cuenta a su padre que el año pasado pidió un caballo vivo a los Reyes Magos y ambos se ríen mucho. Finalmente, su padre le promete que algún día tendrá un caballo vivo y Adri le promete que se acordará de él cuando lo tenga.

7

En este capítulo, la protagonista narra su experiencia en el cine y cómo quedó fascinada por la película "Las Cruzadas". Queda impresionada por la figura del rey Ricardo Corazón de León y se siente atraída por la belleza de la actriz Loretta Young. A pesar de no entender la trama de la película, se siente emocionada y desea volver al cine. Su padre accede a llevarla nuevamente y, después de la película, la protagonista se siente enferma y con fiebre. Su padre llama al médico y ella es cuidada por Tata María. Durante su enfermedad, la protagonista se entera de que su padre ha dejado la casa y no lo volverá a ver. También establece una amistad con Isabel, la cocinera, quien le cuenta detalles sobre Gavrila, un niño ruso que vive en el mismo edificio. A pesar de su enfermedad, la protagonista se siente feliz y enamorada de Gavrila. Isabel le advierte que no cuente a nadie sobre su amistad con Gavrila y le explica que su madre no es bien vista por las señoras de la casa. La protagonista se recupera de su enfermedad y espera poder jugar con Gavrila en el futuro.

8

En este capítulo, la protagonista finalmente puede levantarse un rato por las mañanas. Sin embargo, se da cuenta de que no podrá bajar al patio a jugar con Gavrila, ya que las niñas juegan con las niñas y los niños con los niños. Tata María entra en su habitación con ropa nueva y la viste. La protagonista pregunta si ya no volverá más al colegio y Tata María le explica que debe pasar la convalecencia en casa y que ha perdido el curso. La protagonista se marea y se abraza a Tata María. Luego, su madre entra en la habitación y le cuenta que ha recibido una carta de su padre. La protagonista lee la carta, en la que su padre le dice que ya no vive en casa pero que siempre estará con ella y que le comprará un caballo vivo. La protagonista guarda la carta y come la dieta que le han preparado. Durante su convalecencia, la rutina cambia y la protagonista hace nuevos descubrimientos. Isabel, una mujer analfabeta, se convierte en su amiga y protectora. La protagonista espera ansiosa a que Gavrila la llame desde el patio y finalmente decide bajar a jugar con él. Isabel la ayuda a prepararse, pero Tata María también se entera y les advierte que tengan cuidado y que no se enteren los demás. Isabel y la protagonista salen de la habitación con precaución y se dirigen al patio.

9

En este capítulo, Adri se encuentra con Gavrila en el patio de la casa de los Gigantes. Gavrila es más alto de lo que parecía desde la ventana y tiene rizos deshechos que brillan al mover la cabeza. Adri se acerca a él y se presenta como Adri. Gavrila da un salto y grita su nombre con alegría. Luego, Gavrila abraza a Adri y ella cierra los ojos mientras él la zarandea. Adri se siente incómoda porque Gavrila la confunde con un chico. A pesar de esto, Adri se siente feliz y experimenta la alegría de la risa mientras juegan juntos en el patio.

Después, Gavrila le muestra a Adri su casa y juegan en su habitación. Gavrila le enseña un teatro de cartón y juegan a inventar historias con los muñecos de papel. Durante el juego, Adri menciona que vio a Gavrila y a su perro Zar jugando en la nieve en el patio, pero Teo, un hombre alto y pálido que vive en la casa, dice que no puede haber nieve en el patio porque está cubierto. Gavrila le dice a Adri que es un secreto entre ellos y que no se lo cuente a los demás.

Después de jugar, Teo y Adri tienen una conversación en la que Teo le dice que no todos merecen amor porque hay gente mala en el mundo. Adri se siente triste por esto, pero Gavrila la consuela y le dice que está prohibido llorar. Luego, Teo y Adri se despiden y regresan a la casa de los Gigantes.

Cuando llegan a casa, Isabel está enfadada y culpa a Adri por el descuido. Después de una discusión, todo vuelve a la normalidad y Adri se retira a su habitación. Allí, recuerda las aventuras que ha tenido con Gavrila y Zar en el patio de los Gigantes. A pesar de que nadie en su familia se entera de sus escapadas, Adri se siente aliviada y confiada de que podrá seguir teniendo nuevas aventuras con Gavrila y Teo.

10

En este capítulo, la narradora nos cuenta cómo comenzó su complicidad con Isabel en la despensa, donde probaban chupitos juntas. Un día, Isabel le pide a la narradora que le escriba cartas, ya que ella no sabe leer ni escribir. Comienzan una correspondencia, aunque las respuestas de Isabel son escasas y la mayoría de las veces no son correspondidas. La narradora descubre que Isabel recibe cartas de Frutuoso, a quien ella misma le lee las respuestas. Además, la narradora relata cómo se enfrenta a los insultos de Margot en la escuela, siguiendo el consejo de su madre de responder con una sonrisa. También menciona las escapadas que tiene con Gavi al patio, donde se encuentran con Teo, quien muestra una tela bordada para el carnaval. Teo confiesa que no se siente querido y la narradora le dice que ella lo quiere. Luego, Teo muestra a la narradora y a Gavi un libro llamado "El Rey Cuervo" y menciona que algunos le llaman así, pero su nombre es Mauricio. La narradora también menciona cómo Gavi y ella comparten la lectura de libros y cómo se sienten cómplices durante el teatro de los niños. Finalmente, la narradora sufre una recaída y es llevada a la cama por Tata María, quien llama al doctor Zarangüeta.

11

En este capítulo, la narradora despierta y encuentra a su madre junto a su cama acariciándola suavemente. Aunque está confusa, no quiere despertar del todo para no perder esa sensación de dulzura y paz. La narradora siente la presencia de su madre y recuerda su perfume sutil. Aunque quiere preguntar algo, se siente intimidada y teme que si despierta por completo, algo le será reprochado. La narradora vive con la constante amenaza de sentirse culpable sin saber por qué. Durante su convalecencia, siente una gran tristeza y añora la compañía de su hermano Gavi y sus lecturas conjuntas. Recuerda los momentos en los que su hermano Teo les preparaba té y les contaba historias mientras leían juntos. La narradora también recuerda momentos especiales con Gavi, como cuando le mostró el cuarto de la bailarina y le enseñó un vestido de lentejuelas que guardaba con cariño. A medida que se recupera, Gavi la visita todos los días para leer cuentos juntos. La narradora también menciona que su madre y su hermana Cristina van a un baile de carnaval y que ella y Gavi celebrarán su propio carnaval en casa. Sin embargo, la narradora se preocupa por la ausencia de Gavi y pregunta por su madre. Tata María le explica que la madre de Gavi está en París con el Conde y que Gavi está bien con Teo. Finalmente, Teo llega disfrazado de Emperatriz de China y todos quedan impresionados por su apariencia. Teo se despide y promete volver, mientras que la narradora y los demás lo despiden con cariño.

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En este capítulo, la narradora describe una cena en la que Isabel parece estar a la vez feliz y desgraciada debido a la presencia de un hombre llamado "bandido" que se ha ido con Patricia. La relación entre Isabel y Tata María es muy cercana, a pesar de ser muy diferentes. La narradora se siente confundida por esta situación y por el rompecabezas que se ha formado en torno a "quien sea" y "cabrito". Durante la cena, Isabel saca licor de amor y todos brindan por el Carnaval. Sin embargo, Isabel rompe a llorar y se va de la cocina con Tata María. La narradora y Gavi se refugian debajo de la mesa y luego van al salón, donde la narradora muestra a Gavi el cuadro del Unicornio. Sienten que algo ha cambiado en el cuadro y se abrazan. Sin embargo, su momento es interrumpido por Isabel y Tata María, quienes los llevan de vuelta a la cocina para presenciar una actuación de Isabel. Después de la actuación, Tata María les dice que Teo ha sido golpeado y llevado al hospital. Gavi expresa su deseo de venganza y todos reaccionan con preocupación. Joaquín, el portero, hace comentarios políticos y se crea un ambiente tenso. Gavi corre repentinamente y la narradora lo sigue.

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En este capítulo, Adriana experimenta un nuevo miedo que la llena de desolación. Teo ha sido golpeado y llevado al hospital, lo que aumenta su miedo y angustia. Durante los siguientes tres días, exige que la mantengan levantada y vestida, mientras escucha murmuraciones y cuchicheos en la casa. Mamá y Cristina visitan a Adriana en su habitación y le cuentan sobre la noche maravillosa que tuvieron en el baile de Carnaval. Adriana se siente desolada y no puede contener su enojo cuando Cristina le dice que ha conocido al Príncipe Azul. Tata María interviene y miente diciendo que Adriana tiene fiebre y pesadillas. Adriana se siente abandonada y temerosa, pero decide enfrentar sus miedos y se levanta de la cama. Mamá llama al doctor Zarangüeta, quien la encuentra sana pero frágil y le receta comer mucho y recibir mucho cariño. Adriana recibe cartas de su padre y de Eduarda, y guarda la de su padre como un tesoro. A pesar de su miedo y tristeza, Adriana encuentra consuelo en la compañía de Gavi y Teo, quienes la hacen sentir amada. Finalmente, Isabel lleva a Adriana a visitar a Teo en su piso y tienen una alegre cena juntos. Gavi revela a Adriana que se escapa por las noches y le pregunta si ella iría con él.

14

En este capítulo, la narradora cuenta cómo pasaron tres noches sin dormir porque estaba pensando en Gavi y en lo que él le había dicho sobre escaparse por las noches. Al cuarto día, Isabel le pide que vaya a visitar a Teo, quien está mejorando gracias a las curaciones de Gavi. Cuando llega a la casa de Teo, lo encuentra llorando y abrazándose a Isabel. Gavi aparece y se lleva a la narradora a una habitación donde hay una gramola. Gavi hace girar la manivela y empieza a moverse al ritmo de la música, diciendo que él dibuja la música. Después de un rato, Gavi se sienta en el suelo y la narradora se sienta a su lado. Gavi le dice que le gustaría que fueran siameses y la narradora acepta sin pedir permiso. Luego, Teo entra con la bandeja del té y Gavi tiene una reacción violenta, diciendo que matará a todos los que le hicieron daño a Teo. Teo consuela a Gavi y luego se abrazan. Después de eso, la narradora y Gavi vuelven a sentarse en la alfombra y toman el té. Más tarde, la narradora regresa a su casa y se encuentra con que su madre ha decidido que ya no pasará tanto tiempo en la cocina y el patio, sino que estará más tiempo con su hermana Cristina. La narradora se siente triste y no quiere obedecer las nuevas reglas, pero Cristina la consuela y le promete que la defenderá. Finalmente, la narradora se da cuenta de que el mundo está cambiando y se siente asustada por lo que vendrá en el futuro.

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En este capítulo, la protagonista se da cuenta de que el traslado a su nueva casa no ha sido tan drástico como pensaba. Aunque todavía no puede ver a su siamés, Cristina pasa mucho tiempo fuera de casa, lo que le permite moverse sin que ella se entere. Sin embargo, durante las noches, la protagonista no puede escaparse con Gavrila como antes. A pesar de esto, todavía puede escaparse con Isabel al piso bajo el terrado.

Después de un tiempo, finalmente tienen su primera escapada juntos. Un sábado por la tarde, la protagonista y Gavrila se encuentran en la terraza. Disfrutan del sol y del zumbido de las abejas. Gavrila acaricia a la protagonista y le dice que pensó que nunca más se verían. Luego, la lleva a la terraza vecina, donde ven un castillo en la pared de imitación de decoración arenisca. Gavrila le explica que es el castillo al que se escapa por las noches. La protagonista siente vértigo al pensar en lo desconocido que hay más allá de su hogar.

Después de esta experiencia, la protagonista se siente triste y melancólica. Gavrila le explica que todos los niños crecen y se van, pero él promete volver por ella. A pesar de su tristeza, la protagonista se siente reconfortada por la promesa de Gavrila.

Más tarde, la protagonista tiene una fiesta de cumpleaños organizada por su madre. Aunque está rodeada de otros niños, solo quiere que Gavrila, Teo, Tata María e Isabel estén allí. Sin embargo, su madre le dice que solo Gavrila vendrá. La protagonista se siente decepcionada, pero Tata María le asegura que estarán juntos en la cocina después de que todos se vayan.

Durante la fiesta, Gavrila llega y sorprende a todos con su elegancia y encanto. La protagonista se siente orgullosa de tenerlo como amigo. Después de la fiesta, la madre de la protagonista le sugiere que debería tener una amiga como Georgina en lugar de Gavrila. La protagonista se niega y se siente aliviada cuando su hermana Cristina le confiesa que quiere estudiar una carrera. La protagonista también le confía a Cristina sobre su fiesta en la cocina y Cristina le desea que su "Príncipe Azul" siempre sea tan azul como Gavrila.

Sin embargo, la felicidad de la protagonista se ve empañada cuando Tata María le informa que Gavrila está enfermo. Tiene fiebre y dolores de cabeza intensos. La protagonista se preocupa y regresa a su habitación, deseando poder hablar con Cristina. Pero Cristina ya está dormida.

16

En este capítulo, la protagonista recibe buenas noticias sobre la mejoría de su madre y su deseo de enseñarle a volar. Sin embargo, también siente una pena por la ausencia de los niños que ya no están. Recuerda las palabras de Gavrila sobre cómo todos los niños se van. Tata María la arregla y la prepara para su encuentro con Teo. Al llegar al piso bajo el terrado, Teo le informa que su madre está mejor y que tienen la primera lección a punto. Teo saca unos patines antiguos y comienza a enseñarle a la protagonista a patinar. Aunque al principio tiene miedo, poco a poco va superando las pruebas y aprendiendo a deslizarse sobre ruedas. Después de la lección, Teo la besa en la frente y le dice que al día siguiente sabrá lo que es volar. La protagonista se acuesta inquieta por la prisa que Teo tiene. Al día siguiente, el clima es brillante y soleado. La protagonista se encuentra con Tata María, quien le dice que es un día del Señor y que todo alaba al Señor. La protagonista se siente asustada y enfadada por las palabras de Tata María sobre la curación del Niño por parte de la Virgen de los Remedios. La protagonista le pregunta por qué dice eso, pero Tata María se va sin responder. La protagonista tiene una cita importante y se dirige al terrado, donde se encuentra con Gavi. Juntos, suben a un tramo de escalones desconocido y llegan a una puerta con una cerradura grande. Gavi abre la puerta y entran en el terrado, que está lleno de sábanas tendidas. Gavi le pone unos patines nuevos y comienzan a patinar entre las sábanas, sorteándolas y chocando con ellas. Durante su vuelo, se encuentran con Teo e Isabel, quienes los miran con seriedad. Después de su vuelo, regresan a casa en silencio. La protagonista reflexiona sobre la distancia que la separa de las lavanderas y siente que es diferente de las otras niñas. A pesar del silencio incómodo, los encuentros entre Gavi y la protagonista se vuelven más frecuentes y cercanos. La protagonista también experimenta cambios en su entorno, como la aparición del Unicornio y la confusión en el Laberinto Verde del balneario.

17

En este capítulo, la protagonista se esconde en la despensa para evitar encontrarse con Tomasa en la cocina. Desde allí, escucha a Tomasa hablar sobre la falta de educación de algunos y cómo se reirá cuando se den cuenta de sus errores. Sin embargo, su risa suena oscura y no parece divertirse realmente. La protagonista observa a Tomasa y se sorprende al verla risueña pero con una risa contenida. Luego, escucha a Tomasa hablar sobre las sábanas que han tenido que lavar nuevamente y cómo le gustaría que les pagaran más por ese trabajo. Tata María le responde que hablará con la señora para que les paguen más. La protagonista sigue espiando a Tomasa y la ve levantar un cuchillo y hablar sobre la culpa de Adri y cómo el pájaro con cara de ángel la tiene encandilada. La protagonista se asusta y se sienta en el suelo. Después de que Tomasa y Tata María se van, la protagonista sale de su escondite y se acerca a Isabel en la cocina. Le pide perdón por lo de las sábanas y le cuenta lo que ha escuchado. Isabel la consuela y le dice que le diga al Niño y a la señora lo que ha pasado. La protagonista se va a su habitación y se alegra de estar sola. Sin embargo, poco tiempo después, Tata María aparece en la puerta y le dice que el Niño la está esperando. La protagonista se encuentra con Gavi, su amigo, y se abrazan. Gavi le dice que se vayan juntos y que no quiere ver a nadie más. La protagonista le informa que todos saben que se escapa por las noches y que le quita las llaves a Teo mientras duerme. Gavi sonríe y dice que Teo tiene un sueño muy fuerte pero suave como un ángel. La protagonista le dice que "ellos" dicen que él es el ángel y también un pájaro peligroso. Gavi se identifica como el Rey Cuervo y la protagonista se tranquiliza. Luego, se besan y la protagonista menciona que Paco es un chivato y que ha contado todo. Gavi le dice que Paco es tonto y que no le ha contado nada. La protagonista se preocupa por Paco y Gavi la consuela. Después, la madre de la protagonista llega con una niña llamada Georgina y las presenta como amigas. La protagonista se enfada y dice que no quiere amigos porque ya tiene a Gavi. La madre se enfurece y le da una bofetada. La protagonista llora y se siente abandonada. Luego, la madre le dice que tiene que imitar el comportamiento de su hermana y que Georgina será su amiga. La protagonista se siente aún más confundida y se va a su habitación a llorar. Cristina, su hermana, la consuela y le promete llevarla a ver a Gavi. Al día siguiente, Cristina lleva a la protagonista a ver a Gavi, quien está muy enfermo. Gavi le dice a la protagonista que volverá a buscarla y luego llega el doctor Cifuentes. Cristina y la protagonista se retiran y la protagonista trepa hasta la ventana de su habitación para llorar. Después, la protagonista escucha a Tata María e Isabel hablar sobre la enfermedad de Gavi y cómo el Conde se llevará una sorpresa. También mencionan que no saben quién es el padre del Niño y que el Niño nació en París. La protagonista se asusta y grita. Tata María la consuela y le dice que todo se arreglará. La protagonista se queda en la cocina escuchando y se da cuenta de que ya no son niños.

18

En este capítulo, la protagonista describe la diferencia entre la paz indiferente de la parte noble de la casa y el bullicio y murmullos de condolencia que se escuchan en el piso de abajo. A pesar de esto, Cristina, la única que sabe lo que sucede en el piso de abajo, parece olvidar fácilmente las cosas que no le conciernen directamente. Durante las comidas, la madre de la protagonista aprovecha para enseñarle modales en la mesa, pero nadie se da cuenta de su desesperación silenciosa. Después de las comidas, la protagonista corre a la cocina y se entera del estado de Gavrila. Tomasa, la cocinera, le dice que no tiene que perdonarles nada, ya que le pagaron el doble por su silencio. Además, revela que tiene una hija llamada Ulalia, que es más mala que un dolor de muelas. La protagonista expresa su deseo de conocer a Ulalia y Tomasa accede a traerla algún día. Sin embargo, la protagonista se da cuenta de que su curiosidad por conocer a Ulalia no dura mucho y solo piensa en Gavrila. Reza por su recuperación y llora por él todas las noches. Isabel y Tata María comentan sobre el estado de Gavrila y la protagonista se entera de que los padres de Gavrila han llegado. La protagonista se encuentra con Ulalia en la cocina y juegan al burro. Después de que Ulalia se va, la protagonista se siente triste y llora en su habitación. Luego, va a visitar a Gavrila, quien está enfermo de meningitis y no se espera que se recupere. La protagonista se despide de él y se siente como si hubiera muerto.

19

En este capítulo, la protagonista narra la noche de San Juan, conocida como la noche más corta. A pesar de que siempre le pareció una noche sin tiempo, solía escuchar los ecos lejanos de la verbena a través de las ventanas abiertas. Sin embargo, esta vez se quedó en casa mientras su madre y su hermana iban a la verbena con el grupo de siempre. En lugar de eso, se quedó en la cocina escuchando los relatos de Tata María e Isabel sobre la noche mágica de San Juan. Tata María mencionó que se acercaban malos tiempos, lo cual no fue una sorpresa para la protagonista. Después, recuerda cómo solía asomarse a la ventana de la cocina para ver el bullicio de las criadas celebrando el nacimiento del verano. Tata María le contaba el cuento de la Niña de Nieve, mientras que Isabel le hablaba de las hogueras en las colinas de su pueblo. Esa noche, Isabel rompió un huevo en una copa de agua y se convirtió en un barco, lo cual fue considerado un buen augurio. Sin embargo, Isabel decidió subir a ver al Teo y nunca regresó. La protagonista subió al cielo y vio al león rugiendo, convencida de que él volvería. Al día siguiente, la protagonista se enteró de la muerte del hijo de la bailarina a través de una niña en el ascensor.

20

En este capítulo, la narradora recuerda un período de su infancia en el que se sintió desconectada de lo que sucedía a su alrededor. Después de un incidente en el ascensor, su memoria de esos años es borrosa. Sin embargo, recuerda momentos de cercanía con su madre, quien la abrazaba con fuerza y lloraba de alegría. Durante un verano en el balneario, la narradora se siente vacía y sin emociones. Al regresar a Madrid, recibe cartas de su padre, quien está en Bruselas. A través de las conversaciones telefónicas de su madre, la narradora se entera de que algo le preocupa y que su madre está en contacto con varias personas, incluyendo a Eduarda. La narradora lee una carta de Eduarda en la que menciona a su hijo Adri y se siente intrigada por ella. También escucha los aullidos de su perro Zar y se encuentra con una nueva Tata llamada Cenci. La narradora tiene un encuentro con la madre de Adri, quien le entrega un libro y la abraza intensamente. Después de su partida, la narradora se siente sola y descubre que falta el último capítulo del libro. Teo, el amigo de la narradora, regresa y le dice que su padre volverá. Teo se va y la narradora corre tras él, gritando, mientras los cisnes bordados en una tela se desvanecen. Teo le da la llave del apartamento en el ático antes de irse.

21

En este capítulo, la protagonista se encuentra sentada en su cama contemplando la llave que Teo le había dado. Se pregunta cuáles fueron las últimas palabras de Gavi y si debería ir en su búsqueda o esperar a que él regrese, como había prometido. Aunque se siente acongojada y esperanzada, disfruta de la soledad en su habitación mientras espera el momento mágico de encontrar a Gavi.

Recuerda el cuento de Gerda y Kai, y cómo Gerda lo buscó incansablemente hasta encontrarlo. Estas imágenes se agolpan en su mente y cierra los ojos, reviviendo las imágenes soñadas sobre imágenes reales.

A través de sus párpados cerrados, ve las sombras de los sueños de los habitantes de la casa y recuerda los sueños crueles de los habitantes del Castillo del Príncipe y la Princesa. Se da cuenta de que su mundo compartido con Gavi ha desaparecido y se siente herida y llena de ira.

Decide ir en busca de Gavi y se dirige al piso bajo el terrado. Encuentra el lugar lleno de polvo y vacío, pero descubre un trozo de alfombra y una vieja gramola que la transportan a su mundo compartido con Gavi. Se acuesta en el suelo y sueña con su pelo rozando su frente.

Despierta y oye un rumor de hojas alejándose. Va a la cocina y escucha el ruido de una gota de agua y los ronquidos de las Tatas. Decide irse al piso bajo el terrado y encuentra el lugar cubierto de polvo y vacío. Encuentra una puerta de cristal que da a la terraza y ve las macetas vacías. Aunque Gavi no ha vuelto, sigue esperando y conserva la esperanza de encontrarlo.

Decide esconderse en un pequeño trastero del colegio y espera pacientemente. Planea su escape y se lleva comida para esperar. Finalmente, el sábado logra escaparse y se esconde en el trastero. Pasan dos noches allí hasta que decide salir y regresar a casa.

Cuando llega a casa, su madre se desmaya y ella se deja llevar por el caos. Eduarda decide llevarla con ella a las Ruinas para corregirla. La protagonista se siente como un papel arrastrado por el viento y se pregunta por Michel Mon Amour, a lo que Eduarda responde que ha muerto.

En el tren, la protagonista llora en silencio mientras Eduarda le dice que todos esperan. La protagonista le explica por qué hizo lo que hizo y menciona haber visto al Unicornio. Eduarda le dice que los Unicornios nunca vuelven.

El capítulo termina con la protagonista recordando cómo la noche cae detrás del tren y cómo se siente al ver la bola grande y roja del sol hundiéndose lentamente.

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