Demonios familiares

9 minutos

En este capítulo, Pere Gimferrer reflexiona sobre la novela "Demonios familiares" de Ana María Matute y su relación con la realidad y el realismo. El autor destaca que esta obra, al igual que "Paraíso inhabitado", forma un díptico con la misma prosa tensa y alucinada. Aunque los elementos de la novela son reales, no necesariamente son realistas en el sentido de ser verídicos o veraces como una crónica. Más bien, tienen la verdad de las imágenes simbólicas o representaciones icónicas. Gimferrer compara estas obras con las construcciones simbólicas del cineasta Víctor Erice en sus películas sobre la posguerra.

El autor también menciona que otras novelas de Matute, como "Los hijos muertos" y "Primera memoria", también tratan sobre la guerra civil, pero no las considera más realistas que "Paraíso inhabitado" y "Demonios familiares". Según Gimferrer, el mundo de Matute está formado por arquetipos poéticos y personajes de la conciencia, lo que hace que sus novelas sean igualmente realistas o irrealistas.

Gimferrer rechaza la idea de que "Paraíso inhabitado" y "Demonios familiares" sean novelas inconclusas, a pesar de que se sabe que "Paraíso inhabitado" debía tener una segunda parte de extensión similar. Para él, cuando una obra tiene plenitud en la forma en que se nos presenta, la noción de inacabamiento carece de sentido.

El autor concluye que "Paraíso inhabitado" y "Demonios familiares" clausuran el recorrido vital de Ana María Matute, desde sus primeras obras hasta llegar a lo esencial. Destaca que la escritura de Matute es un sortilegio que nos sumerge en su propio mundo.

I. La ventana de los halcones

Capítulo 1

En este capítulo, el Coronel escucha llorar a un niño en la oscuridad de la noche, pero no sabe quién podría ser, ya que hace mucho tiempo que no vive ningún niño en la casa. Solo queda una fotografía sepia en la mesilla de noche de Madre, que muestra a su hermano mayor, Fermín. El Coronel recuerda a su hermano y cómo su imagen persiste en la casa, a pesar de que él ya se ha casado y ha tenido una hija.

El Coronel se sienta en su silla de ruedas, de espaldas al balcón, frente a un espejo inclinado que refleja todo lo que está detrás de él. El espejo fue colocado así por Madre, quien decía que todo en la casa era "un paso más allá de lo que parecía". El Coronel siente que Madre está más cerca de él desde su muerte y que le transmite secretos y encomiendas en silencio.

Yago, el criado del Coronel, aparece a su lado sin que el Coronel lo haya oído llegar. Yago le informa que ha ido a buscar a la señorita Eva, la hija del Coronel, y que ya está en casa. También le cuenta que han incendiado el convento, pero que él ha logrado sacar a Eva antes de que llegaran los atacantes con bidones de combustible. El Coronel pregunta quiénes han sido los responsables y Yago responde que han sido "los de siempre".

El Coronel se queda en su silla de ruedas, mirando el reflejo del incendio en el espejo, mientras Yago le cuenta que todas las monjas del convento han logrado escapar a tiempo, incluyendo a la madre Ernestina, la superiora, y a Eva. El Coronel se sorprende al enterarse de que Eva es la primera de las tres monjas en salir del convento.

El capítulo termina con el resplandor del incendio llenando el espejo y el Coronel escuchando la voz de Madre en su oído. Aunque le angustia escucharla, se siente tranquilo sabiendo que Eva está a salvo en casa.

Capítulo 2

En este capítulo, la protagonista se despierta con el deseo de subir al desván de su casa, donde siente que hay algo que le pertenece. Durante su infancia y adolescencia, el desván era un lugar misterioso y encantado, lleno de crujidos y habitaciones abandonadas. Había una habitación cerrada con llave que despertaba su curiosidad. Después de un año sin entrar al desván, decide subir de nuevo y se encuentra con un cuadro de su abuela, a quien todos llamaban Madre. La presencia del cuadro la estremece y despierta en ella un sentimiento de malestar hacia el recuerdo de su abuela. Luego, recuerda a los gitanos que solían venir al pueblo en primavera y se queda pensando en Jovita, una amiga de su infancia. Decide llamarla por teléfono y salir de casa sin permiso para encontrarse con ella. Cuando se encuentran, Jovita le cuenta que está embarazada y que se fue con un hombre mayor llamado Berni. La protagonista se siente ignorante y enfadada por no saber nada de la vida. El capítulo termina con la sensación de que tanto la vida de Jovita como la suya propia están a punto de cambiar.

Capítulo 3

En este capítulo, Yago le comenta a Magdalena que el Coronel no ha dormido bien y que esta vez se trata de los fantasmas de Marruecos. Yago describe a los fantasmas como seres hechos de luz azul, sin cuerpo pero con piel transparente y el pelo largo. Magdalena le pregunta si también los vio y Yago confirma que sí, que todos los que participaron en la batalla del día anterior podían verlos. Yago relata que los fantasmas estaban en una explanada cubierta de soldados muertos y mutilados, con los testículos en la boca, una costumbre que tenían con los enemigos. Magdalena se tapa los oídos y le pide a Yago que no cuente esas atrocidades. Yago continúa untando pan en los huevos fritos y Magdalena cambia de tema, mencionando que el Coronel se pondrá furioso cuando se entere de que Eva se ha ido al pueblo sin su permiso. Yago responde que algún día tenía que ser. Luego, Eva se encuentra con su padre en la sala y él le pide que le explique lo que ha pasado. Eva le dice que lo hará, pero antes de que pueda hacerlo, su padre cambia su actitud y se vuelve más distante e indiferente. A partir de ese día, las visitas en la casa aumentan y se habla de cambios que afectarán sus vidas. Eva sale con Jovita y se encuentran con Carlitos, el hijo de don Víctor. Jovita le pregunta por Berni y Carlitos responde que está en Madrid debido a un levantamiento militar. Después de ese día, comienzan a escucharse disparos cada vez más cerca y el Coronel llama a Eva a su habitación para pedirle que no vaya al pueblo y se quede en casa durante esos días de incertidumbre. El capítulo termina con Eva viendo a su padre como un anciano desvalido y recordando a los halcones que venían a la ventana del desván.

Capítulo 4

En este capítulo, la protagonista se mantiene en casa mientras las descargas de artillería aumentan. Magdalena y Yago dejan de ir al pueblo por seguridad. Un día, Yago sale de casa y regresa diciendo que los niños de Mazanedo estaban apedreando los escudos de la fachada, pero huyeron al verlo. Magdalena suspira, sin saber si está contenta o atemorizada. Se alegra de haber hecho acopio de comida por si la situación se prolonga. Yago y Magdalena discuten sobre quién ganará la guerra. Eva se siente frustrada por no entender lo que ocurre a su alrededor. Reconoce los diferentes tipos de disparos y se ve reflejada en su padre, sintiendo una sensación de derrota. Luego, Yago anuncia que han ganado la guerra y el Coronel se emociona al escucharlo. Deciden llevar al Coronel a la plaza para que vea la celebración. Eva también quiere ir, pero su padre se lo impide. A ella no le importa la diferencia entre "ellos" y "nosotros", solo quiere ver a su amiga Jovita. Yago lleva al Coronel en el tílburi y Eva lo sigue en su bicicleta. En la plaza, ven a soldados y banderas, pero también se dan cuenta de que hay muertos. Eva se encuentra con Jovita en la farmacia y esta le cuenta que todo ha terminado. Jovita está angustiada por su embarazo y Eva promete ayudarla. Yago ofrece llevar a Jovita en el tílburi y Eva le dice que la esperará en su casa. Magdalena escucha la conversación y se va a la cocina, donde Yago la encuentra. Magdalena le pregunta por Jovita y Yago le dice que no la verán mucho. Magdalena le ofrece hablar con Eva sobre su situación, pero Yago decide hacerlo él mismo. Magdalena se siente vieja y observa cómo Yago se va. Luego, Magdalena sube a la habitación de Eva y le revela que Yago es su hermano. Eva se sorprende y Magdalena le cuenta la historia de la madre de Yago. Eva se entristece por no haber tenido tiempo de conocer a Yago y Magdalena se da cuenta de que Eva solo quiere ayudar a Jovita. Magdalena le dice que sean ellos quienes le cuenten los detalles y se despide. En la cocina, Magdalena reflexiona sobre su relación con Yago y su amor por la cocina. Recuerda cómo su vida cambió cuando nació Eva.

Capítulo 5

En este capítulo, la protagonista se siente más incómoda al ver a su padre que a Yago. Aunque no sabe por qué, no le sorprende la noticia de que Yago es su hermano, ya que supone que todo el pueblo lo sabe. Decide hablar con Jovita sobre esto, pero decide posponerlo para otro momento. Durante la cena, el padre se muestra impaciente y la protagonista le pregunta por Yago, quien no se encuentra bien. Después de la cena, el padre le informa que ha abierto una cuenta bancaria para ella y que puede disponer de su dinero sin intermediarios. Luego, la protagonista y su padre beben coñac juntos. Al día siguiente, la protagonista se despierta y decide llamar a Jovita para contarle lo sucedido. Se encuentran en un bar y la protagonista le revela que Yago es su hermano. Jovita le cuenta que ha hablado con Carlitos, quien puede ayudarla con su problema. La protagonista acepta acompañarla. Luego, se encuentran con Carlitos en el bar y él les informa que se va al frente como voluntario. Antes de llegar a la casa de la mujer que puede ayudar a Jovita, Carlitos se despide rápidamente y se va. Al llegar a la casa, Jovita decide que no quiere entrar y se van rápidamente.

Capítulo 6

En este capítulo, la protagonista narra cómo la guerra se hace cada vez más presente en su vida cotidiana. La cercanía del frente de batalla provoca que los ruidos de la artillería se escuchen incluso dentro de su casa. Durante las cenas, la familia se queda en silencio mientras escuchan los estruendos de la guerra. La protagonista siente la necesidad de abrazar a su hermano, pero su impasibilidad se lo impide. A pesar de las advertencias de su padre y Magdalena, la protagonista siente una atracción irresistible hacia el bosque, que se intensifica con el avance del otoño. Sin embargo, su hermano le advierte en silencio que no vaya al bosque. La protagonista acompaña a su padre en sus momentos de reflexión y silencio, sintiendo por primera vez el calor de una familia. Una noche, Yago le susurra al oído que no vaya al bosque. Al día siguiente, la protagonista se entera de que un piloto enemigo ha caído cerca del pueblo y que el otro ha desaparecido. A pesar de las advertencias, la protagonista decide ir al bosque, pero siente un peligro latente. Mientras camina por el bosque, se encuentra con un hombre.

Capítulo 7

En este capítulo, Eva se encuentra con Yago en el bosque y descubre a un hombre inconsciente y herido entre las raíces de un árbol. Yago le explica que se trata de Berni, el piloto que se lanzó en paracaídas y que están buscando. Deciden llevarlo a la casa y esconderlo en el desván. Eva se siente sobresaltada por la situación y teme por la seguridad de Berni. Yago le pide que no le cuente a nadie sobre lo sucedido, ni siquiera a Magdalena. Eva accede y se compromete a ayudar en todo lo que sea necesario. Después de llevar al Coronel a su habitación, Eva cena con Magdalena y su padre. Durante la cena, Eva sospecha que Magdalena sabe lo que ha ocurrido en el bosque. Después de cenar, espera a que todos estén dormidos y se dirige al bosque para encontrarse con Yago. En su habitación, Eva reflexiona sobre la tristeza que la ha invadido y sobre la mentira que rodea a su familia. Se pregunta qué dirá a Jovita sobre Berni y cómo afectará esto a su relación. Siente miedo y angustia por la situación en la que se encuentra y busca distraerse con tareas cotidianas. Finalmente, se prepara para encontrarse con Yago en el desván.

Capítulo 8

En este capítulo, la protagonista pasa una noche de insomnio en la que escucha los ruidos de la casa y se pregunta sobre las intenciones de Yago. Decide salir al huerto y se encuentra con Yago, quien le pide ayuda para llevar a Berni, herido, hasta el desván. En el desván, Yago atiende las heridas de Berni mientras la protagonista reflexiona sobre su relación con él. Al día siguiente, la protagonista invita a Jovita y al hermano mayor de Carlitos a comer a su casa. Habla con Magdalena sobre ellos y sube al desván para ver a Berni, sintiendo un deseo intenso de besarle. Sin embargo, cuando se aleja, se da cuenta de que el montoncito de piedras que había dejado en el desván ha desaparecido. Siente una alegría mezclada con remordimiento y baja de nuevo al piso inferior.

II. Vértigo

Capítulo 9

En este capítulo, Eva se dirige al jardín de su casa con los periódicos en la mano, pero no los lee. Allí encuentra a su padre y a Yago, quienes le agradecen por traer los periódicos, aunque ya los habían leído. Yago y Eva intercambian miradas, pero él se muestra inexpresivo. Eva siente la necesidad de comunicarle algo sobre los acontecimientos de la noche anterior, pero no sabe cómo hacerlo. Luego, Eva le informa a su padre que tienen dos invitados para comer: Jovita, la hija de un amigo de su padre, y Víctor, el hijo de otro amigo. A su padre no le agrada mucho la idea de que Víctor esté presente. Durante la comida, se evita hablar de la guerra y Víctor se muestra incómodo. Después de la comida, Eva encuentra un paquete en su habitación con ropa para Berni, y también encuentra una carta de Yago con instrucciones para cuidar de él. Eva se acerca a la habitación de Berni y lo encuentra enfermo y delirando. Ella lo cuida y se siente atraída por él. Berni le confiesa que se siente atraído por ella y que necesita salir de allí. Eva le cuenta una historia sobre Yago y los perros heridos para distraerlo. Luego, Eva se retira de la habitación y comienza a arreglar el desván con muebles antiguos y cojines. Siente la presencia de su madre y se siente culpable. Finalmente, Eva llora abrazada a un cojín y ve la cara sonriente de su tío Fermín.

Capítulo 10

En este capítulo, Eva baja a cenar y se encuentra con su padre, quien está de buen humor porque han nombrado alcalde a un amigo suyo y de don Leo. Eva pregunta si don Leo vendrá esa noche, pero su padre le dice que no, que esa noche celebrarán solo ellos dos y Yago. Yago aparece en ese momento y Eva interpreta su mirada como una señal de que se encontrarán en el desván más tarde. Después de cenar, Eva sube a su habitación y espera a que todos duerman para encontrarse con Yago en el desván. Yago le dice que su padre tiene fiebre y que deben cuidarlo. Eva le ofrece whisky como señal de su alianza y Yago acepta. Mientras cuidan a Berni, Eva descubre que Berni tiene una pistola escondida y él le pide que guarde el secreto. Eva le confiesa a Berni que haría cualquier cosa por ayudarlo y lo besa, pero él le dice que no lo haga. Luego, Eva se va a su habitación a dormir y al despertar se da cuenta de que ha olvidado darle de comer y beber a Berni. Va al desván y encuentra a Berni sediento. Le da de beber y le muestra la comida que Yago trajo. Berni le dice que Yago sabe mucho y que siempre se encontrarán a esa hora en el desván. Eva le pregunta qué hacer si tiene algo importante que comunicarle y Berni le dice que encontrará una forma de hacerlo sin levantar sospechas. Eva le propone brindar como señal de su alianza y Berni acepta. Después de beber, Eva se despide y regresa a su habitación. Al día siguiente, Eva desayuna tarde y su padre le dice que comerán en el casino. Yago viene a buscarla y ella le pide que no la deje sin contacto. Yago le asegura que la vigilará y que vendrá a verla esa noche. En el casino, Eva habla con Jovita sobre su embarazo y Jovita le confiesa que está enamorada de Berni. Eva se siente culpable por haber besado a Berni y Jovita le dice que quiere que él sepa de su embarazo. Después de la conversación, Eva se despide de Jovita y se encuentra con Yago, quien le pide que suba al desván a ver a Berni. Eva corre al bosque y atrapa una luciérnaga para llevarle a Berni. Cuando llega al desván, le da la luciérnaga a Berni y se abrazan. Eva ve a su madre y luego escucha la voz de un niño que reconoce como la de Yago cuando era joven.

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