En este capítulo, se nos presenta la historia de las tres señoritas y cómo un niño llamado Jujú llega a sus vidas. Las tres señoritas, Etelvina, Leocadia y Manuelita, son hermanas solteras y huérfanas de un rico terrateniente. Etelvina es una mujer culta y solitaria, obsesionada con la lectura de la "Historia del Gran Imperio Romano". Leocadia es romántica y refinada, toca el piano y sueña con un hombre de rizos rubios. Manuelita es trabajadora y fuerte, se encarga de la administración de la finca. Una noche, llaman a la puerta de las tres señoritas y encuentran a un niño abandonado en una cesta. Deciden adoptarlo y lo llaman Jujú. A medida que Jujú crece, las tres señoritas le enseñan diferentes cosas. Etelvina le enseña historia y le inculca el amor por la lectura, Leocadia le enseña buenos modales y música, y Manuelita le enseña a trabajar en la finca. Jujú también tiene una vida secreta en el desván de la casa, donde ha creado su propio barco llamado "Ulises" y tiene una tripulación formada por su perro Contramaestre, un gallo llamado Almirante Plum y una perdiz llamada señorita Florentina. Jujú también siente curiosidad por el Campo de los Penados, un lugar cercano donde trabajan presos.
Siguiendo este capítulo, Jujú se reúne con sus tías y se da cuenta de que ha pasado mucho tiempo desde que llegó a vivir con ellas. Jujú cumple diez años y empieza a cuestionarse su origen y las historias que le han contado sus tías. Un día, Jujú intenta hablar con Rosalía, la hija del alcalde, sobre los gitanos que lo encontraron en la cesta cuando era un bebé. Sin embargo, Rosalía no recuerda nada y Jujú se siente decepcionado. Las historias de sus tías sobre su origen también lo confunden y no sabe qué creer. Durante la siesta,
Siguiendo este capítulo, Jujú se despierta en la cabaña abandonada y se da cuenta de que ha dormido más de lo esperado. Siente una gran preocupación por Polizón y se pregunta qué le habrá pasado. Luego recuerda que dejó a Remo en el bosque y se preocupa por él también. Jujú decide ir a buscar a Polizón y cruza el río a nado, pero se cansa y se ahoga. Sin embargo, Polizón aparece y lo salva. Jujú se recupera y se da cuenta de que ha crecido y madurado durante su enfermedad. Las tres señoritas lo cuidan y miman, y Jujú se siente agradecido por su amor y protección. Finalmente, Jujú se recupera por completo y vuelve a su vida normal, pero con una nueva perspectiva y aprecio por sus tías.
