Los mercaderes

35 minutos

LOS MERCADERES

En este capítulo, se relata cómo Ana María Matute ganó el premio Nadal en 1960 con su obra "Primera memoria", presentada bajo el seudónimo de Eduardo Ayala. Ana María siempre había deseado ganar este premio, ya que estaba vinculada a la editorial Destino, que lo otorgaba. A lo largo de la década de los cincuenta, Ana María había tenido éxito como escritora, pero después de ganar el premio Nadal, su producción novelística se redujo notablemente. Durante esta década, también experimentó cambios en su vida personal, como su separación de su marido y la pérdida de la custodia de su hijo. Sin embargo, encontró cierta felicidad en su relación con Julio Brocard. A nivel económico, la década de los sesenta fue más estable para Ana María, ya que tenía una columna fija en la revista Destino. Durante este tiempo, Ana María se convirtió en una escritora admirada y famosa, recibiendo numerosos premios literarios y reconocimiento internacional. Sin embargo, a pesar de su éxito profesional y personal, la década de los setenta marcó el comienzo de una profunda depresión para la escritora. La trilogía "Los mercaderes", compuesta por las novelas "Primera memoria", "Los soldados lloran de noche" y "La trampa", aborda temas como la injusticia, la incomprensión y la brutalidad de la guerra. Cada novela tiene una estructura y estilo diferentes, pero comparten personajes comunes y exploran la dualidad entre el bien y el mal. La trilogía fue muy aclamada y traducida a más de veinte idiomas, consolidando a Ana María Matute como una destacada escritora del siglo XX.

PRIMERA MEMORIA

NOTA

En este capítulo, se menciona que la novela "Los mercaderes" ganó el Premio Nadal en 1959. También se revela que la novela constará de tres volúmenes: "Primera memoria", "Los soldados lloran de noche" y "La trampa". Aunque forman parte de un conjunto, cada volumen tendrá una trama independiente.

EL DECLIVE

1

En este capítulo, el narrador describe a su abuela, una mujer de pelo blanco y aspecto colérico, que lleva siempre un bastoncillo de bambú. La abuela pasa sus días sentada en su mecedora, observando las casas blancas del declive y el mar con sus prismáticos. El narrador y su primo Borja, junto con la tía Emilia, pasan las vacaciones aburridos y ansiosos por noticias de la guerra. Durante la siesta, la abuela y los demás escuchan las explicaciones morbosas de Antonia, la ama de llaves, sobre los horrores de la guerra. El narrador describe la relación entre Borja y él, revelando que Borja finge ser dulce y suave delante de la abuela, pero en realidad es un impío y soberbio pedazo de hombre. El narrador también revela su propia rebeldía y desamor hacia la abuela, y cómo se siente como un objeto que es llevado de un lugar a otro. El narrador describe la llegada a la isla y su estancia en un hotel oscuro, donde se siente inseguro y tiene miedo. Luego, el narrador es llevado a la casa de la abuela en el pueblo, donde descubre el declive y se sorprende por su belleza. El narrador también describe la relación entre Borja y Lauro el Chino, un preceptor que ha sido rechazado como sacerdote. Borja y el narrador se aburren durante las vacaciones y esperan ansiosamente el fin de la guerra. El narrador también revela que hay algo malvado y misterioso en la isla, y que los hermanos Taronjí llevan a sospechosos a la cuneta de la carretera. El capítulo termina con Borja y el narrador saliendo al declive.

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En este capítulo, los protagonistas salen por la puerta trasera de su casa para evitar ser vistos por su abuela. Se dirigen a la costa en la barca de Borja, llamada Leontina, y llegan a una pequeña cala llamada Santa Catalina. Allí, encuentran varias barcas abandonadas y corroídas, que llaman el "cementerio de las barcas". Borja guarda en una de ellas sus tesoros robados, como dinero, naipes y botellas de licor. También recuerda cómo entró en las habitaciones cerradas de su abuelo fallecido y encontró un libro sobre los judíos que le causaba miedo. Los protagonistas juegan a las cartas y pierden dinero. En la playa, encuentran a un hombre muerto y a un joven llamado Manuel, que parece ser de una familia segregada y marcada en el pueblo. Borja muestra odio hacia él y lo llama "chueta asqueroso".

3

En este capítulo, el narrador describe la llegada de Manuel a la playa donde se encuentra con Borja y el narrador. Manuel pide prestada la barca de Borja para llevar el cuerpo de su padre, José Taronjí, a casa. El narrador y Borja se sientan juntos detrás de una chumbera mientras Manuel arrastra el cuerpo hasta la barca. Borja le advierte al narrador que no debe contarle a nadie lo sucedido, especialmente a su abuela. Luego, los dos regresan a la Joven Simón y se acuestan en la cubierta mientras esperan a Manuel. Borja le cuenta al narrador que José Taronjí era el administrador de Son Major y que había sido asesinado por los colonos. También menciona que Manuel había sido enviado a un convento por su padre, pero ahora parecía haber dejado atrás su infancia y juventud. El narrador y Borja discuten sobre si deben esperar a Manuel o irse. Finalmente, deciden esperar y juegan a las cartas mientras oscurece. Después de un rato, Manuel regresa con la barca y se van de la playa. Durante el camino de regreso, el narrador y Borja discuten sobre los colonos y la relación de su padre con ellos. Borja le revela al narrador que su padre está luchando en el frente contra los colonos y que él se siente solo. Al llegar al embarcadero, encuentran al Chino esperándolos y deciden decirle a su abuela que estuvieron dando una clase al aire libre. Mientras suben por el camino hacia la casa de la abuela, el narrador se detiene y mira hacia la casa de Manuel, recordando el cabello rojo de Malene. Finalmente, llegan a las casas de los colonos y el narrador siente que todos saben lo que ha sucedido con José Taronjí.

4

En este capítulo, la abuela no está en su mecedora del gabinete y todos están en la sala grande junto a la logia. La abuela reprende a Lauro el Chino, Borja y al narrador por llegar tarde y salir de casa sin permiso. Antonia, la criada, está quieta y callada. La abuela está sentada en su sillón, hablando con dureza y masticando una pastilla. Mosén Mayol, el párroco, está a su lado jugueteando con una copa de cristal. La tía Emilia está triste y preocupada por su esposo. La abuela anuncia que al día siguiente habrá una misa de agradecimiento por una victoria militar. Luego, se levanta el viento y la abuela teme que empeore. La tía Emilia lucha con una cortina y Borja la ayuda. Juan Antonio, un amigo de Borja, también está presente en la cena. Mosén Mayol y el párroco sudan debido al calor. El narrador siente respeto y temor hacia mosén Mayol, quien es considerado un hombre culto y amante de la música. Finalmente, llueve toda la noche hasta el amanecer.

5

En este capítulo, la protagonista despierta y se da cuenta de que no está sola en la habitación. Antonia, la mujer que la cuida, está junto a la ventana con su periquito Gondoliero. La protagonista se levanta y se mira en el espejo, mientras Antonia le comenta que cuando duerme se parece mucho a su madre. La protagonista se molesta por esto y se va a desayunar. Después, tía Emilia entra en la habitación y le dice que se dé prisa. Antonia recoge la ropa de la protagonista y le comenta que está delgada y tiene miedo de que esté enferma. La protagonista niega estar enferma y le dice que siempre ha gritado por la noche. Luego, salen hacia Santa María y la abuela señala los arbustos y las flores en el jardín. Llegan a la iglesia y la abuela le pide a la protagonista que lea en el misal. Durante la misa, la protagonista se distrae y piensa en la guerra y en su madre. Después de la misa, salen de la iglesia y la protagonista piensa en su madre y en su padre divorciados. Recuerda un encuentro incómodo con un chico llamado Juan Antonio. Finalmente, la protagonista reflexiona sobre su madre y su deseo de ser amada.

6

En este capítulo, los personajes asisten a una reunión en la casa del alcalde, donde se sirve "refresco". Mosén Mayol, el alcalde, su esposa, otros líderes del pueblo y el vicario están presentes. Durante la reunión, la abuela muestra envidia hacia una parra en el patio y se habla de los racimos que aún no han madurado. Mientras tanto, el Chino se mantiene apartado con su vaso de vino dulce, y Borja y el narrador se sientan en un banco. La alcaldesa ofrece pastas y se habla de la guerra y la victoria. Fuera del patio, los personajes ven pasar a Malene, Manuel y un niño pequeño, quienes parecen venir de algún lugar sombrío y con los zapatos manchados de barro. Las mujeres del pueblo reaccionan airadamente a su paso. Después de que se alejan, Borja se pregunta dónde habrán enterrado a alguien. El sol daña los ojos de los personajes, y el Chino les pide que bajen. Finalmente, el Chino saca una mosca ahogada de su vaso y la suelta, dejando una gota de oro en la pared.

LA ESCUELA DEL SOL

1

En este capítulo, la narradora describe su miedo al viento y su fascinación por las tormentas. También menciona su temor a las flores que crecen en el pueblo, ya que las considera misteriosas y malvadas. Recuerda una conversación con el Chino, en la que él le dice que no hay ríos en la isla, lo cual contradice sus recuerdos de tardes verdes en el río. Luego, la narradora describe el jardín-huerto de Guiem, cuya madre cuida con esmero. Guiem ayuda a su padre en la fragua y Borja decide ir a hablar con él. El Chino intenta seguirlos, pero la narradora lo rechaza. En la fragua, Borja habla con Guiem mientras la narradora y el Chino esperan en el jardín. Después de la conversación, Borja propone ir al Port y Guiem se une a ellos. La madre de Guiem se opone a que vayan al Port y el Chino menciona que la abuela no aprueba que frecuenten a Guiem. La narradora y el Chino discuten y él menciona que su madre enseñó a un pájaro a volar de un lado a otro para no sentirse sola. Luego, todos van al Port y se encuentran con Es Mariné, quien les cuenta historias sobre Jorge de Son Major, un hombre misterioso y extravagante. Es Mariné muestra una moneda que le dio Jorge y menciona que él era como el viento. La narradora y el Chino discuten sobre la fe y Es Mariné se burla del Chino. Finalmente, la narradora se queda sola en la Leontina mientras los demás se van en la motora de Es Mariné.

2

En este capítulo, el narrador describe cómo él y su primo Borja se enfrentan a los chicos del administrador, Guiem y sus amigos, en la plaza de los judíos. Los chicos del administrador utilizan ganchos de carnicería como armas, mientras que Borja tiene una carabina y el narrador lleva consigo un muñeco negro vestido de arlequín. Durante estas peleas, Juan Antonio resulta herido por uno de los ganchos. A pesar de la violencia de estas confrontaciones, el narrador siente que hay algo oscuro y perturbador en ellas. Después de las peleas, el narrador y Borja se encuentran en secreto en la logia de la casa y fuman en silencio. Durante estos momentos, el narrador siente que él y Borja están solos y se refugian en su propia isla de intimidad. El narrador también menciona su Atlas, donde encuentra consuelo y evasión en la exploración de diferentes países. A través de estas experiencias, el narrador se siente distante y extranjero en relación con los adultos y el mundo que le rodea.

3

En este capítulo, se revela que Borja es un ladrón y que disfruta robando dinero a su madre y a su abuela. Borja roba el dinero de la habitación de su madre, ya que ella suele dejarlo desordenado y luego se queja de que desaparece. También roba el dinero de su abuela, que lo guarda en una caja de metal en un estante del armario. Para acceder a la caja, Borja tiene que subirse a una silla y manipular la cerradura. Después de robar, Borja invierte parte del dinero en cigarrillos y caramelos para borrar sus huellas. La abuela se preocupa constantemente por la belleza de Matia y critica su apariencia física. La abuela considera que la belleza es el único bien que una mujer puede tener si no tiene dinero. Matia siente vergüenza y odio hacia su abuela por su constante crítica. En una ocasión, Matia se escapa al mar para alejarse de la abuela. En otra ocasión, la abuela obliga a Matia a descansar después de comer y la deja en la habitación de la tía Emilia. Matia observa a la tía Emilia mientras duerme y se siente incómoda al verla tan vulnerable. Matia se escapa de la habitación y se va de la casa. En el patio, escucha una conversación entre Lorenza y Antonia sobre un perro muerto que han echado al pozo. Matia observa a Manuel sacando agua del pozo y se pregunta quién pudo haber matado al perro.

4

En este capítulo, la narradora recuerda un encuentro que tuvo con Manuel Taronjí, un joven del pueblo. La narradora se acerca a Manuel mientras este está sacando agua de un pozo y le comenta sobre la temperatura del agua. Manuel la mira por primera vez y la narradora se siente insignificante ante su mirada. La narradora expresa su descontento por las injusticias que ocurren en el pueblo y confiesa su odio hacia todos, excepto hacia Manuel. A pesar de su confusión y vergüenza, la narradora se ofrece a ayudar a Manuel a llevar el agua. Sin embargo, Manuel se muestra indeciso y la narradora se entristece. Finalmente, Manuel la llama y la narradora lo sigue hasta su casa. Durante el camino, la narradora reflexiona sobre la vida y el mundo, y se pregunta si Manuel podría entender su forma de ver las cosas. Al llegar a la puerta del huerto de Manuel, la narradora se detiene y siente miedo de adentrarse en su mundo. Manuel le pregunta si lo espera y desaparece tras el muro, mientras la narradora asiente con la cabeza.

5

En este capítulo, la protagonista le cuenta a Manuel sobre su infancia y su relación con su familia. Recuerda que vivió con ellos al principio, pero luego se divorciaron. A pesar de que sus padres no estaban en casa cuando ella regresaba del colegio, no le importaba porque tenía a Gorogó, su pequeño negro. Mientras hablan, Manuel sostiene a Gorogó entre sus manos y ella le cuenta que su abuela murió cuando ella estaba en el colegio. También menciona que tenía un teatro de cartón y que Manuel también tenía uno que le envió su padre, quien pasó su vida viajando por las islas. Manuel revela que renunció a los privilegios que recibía de su padre y decidió quedarse con su familia en la isla. La protagonista se da cuenta de que Manuel está con los rencorosos y tristes, y siente una mezcla de irritación y compasión hacia él. Hablan sobre el Son Major y Manuel confiesa que ha sido llamado dos veces, pero no puede volver mientras su familia esté viva. La protagonista siente envidia de las palabras de Manuel cuando dice que quiere mucho a alguien. Finalmente, ella le propone ir juntos a Son Major, pero Manuel se niega al principio. Sin embargo, ella está segura de que él la seguirá a donde sea.

EL GALLO BLANCO

1

En este capítulo, las uvas maduran a mediados de septiembre y la alcaldesa envía a la abuela los primeros racimos. La abuela prueba una uva y la encuentra ácida, dejándola olvidada en la bandeja. Borja comenta que las uvas de Son Major serán dulces, pero sus palabras van dirigidas a la narradora. La abuela les dice que se preparen para volver al colegio después de Navidad y que Mosén Mayol está buscando un nuevo colegio para la narradora. La abuela expresa su odio hacia la guerra y dice que deben vivir ignorándola en la medida de lo posible. Borja pide retirarse para pasear antes de la clase y la abuela accede. La abuela les advierte que reflexionen antes de hacer algo que no deben y mira significativamente al Chino. Luego, la narradora y Borja se retiran a sus habitaciones para cambiarse y salen a pasear. Borja insulta a la narradora y la expulsa de la pandilla. La narradora revela que ella y Manuel nunca fueron a Son Major como Borja cree. Luego, Juan Antonio y los del administrador llegan y les informan que los de Es Guiem están provocando. Borja le pregunta a la narradora con quién va y ella responde que siempre va con él. El Chino les pide que se queden, pero deciden irse con los demás. El Chino comenta que un día Borja se meterá en un lío del que no podrán ocultar a la abuela ni a su madre.

2

En este capítulo, Borja encuentra un libro en la habitación de su abuelo que habla sobre la quema de los judíos. La plaza donde ocurrieron estos eventos siglos atrás se vuelve siniestra al caer la tarde. Prenden hogueras en la plaza de los judíos y provocan a Borja y Juan Antonio. Roban ganchos de hierro de la carnicería y los utilizan para iniciar peleas. Borja y Juan Antonio sueñan con encontrar los lugares secretos donde se entierran los ganchos. Las hogueras se encienden en la tarde y algunos niños del pueblo se acercan a arrojar ramas secas al fuego. Guiem sale del bosque con un gancho retorcido y siniestro. El Chino se para a la entrada de la plaza y se queda callado. Borja se mete en el bosque y Lauro corre tras él para advertirle que no lleva la carabina. Borja regresa con un muñeco de paja chamuscado en la mano y una herida en el brazo. Guiem le alcanza con el gancho en el antebrazo y el Chino le envuelve la herida con su pañuelo. Borja explica cómo luchó con Guiem en el bosque y cómo el Chino le ayudó. Los demás niños del pueblo se reúnen en la plaza y Borja les cuenta que Manuel es amigo de Matia y que los Taronjí le tienen jurada a él. Borja y Matia van a la logia a fumar y cuchichear. Borja le muestra a Matia las cartas que le escribió su madre y le cuenta que el Chino hace todo lo que él le manda porque tiene una carta que puede perjudicarle. Matia se siente estúpida y suficiente por sentir piedad por el Chino. Borja y Matia van a la casa del Chino y encuentran a Antonia curándole una herida. Borja le pide a Matia que le diga a Manuel que vaya con ellos a Son Major. Matia intenta convencer a Borja de que no lo haga, pero él insiste. Borja, Matia, Juan Antonio, León y Carlos van a Son Major y son recibidos por Sanamo. Manuel se queda quieto frente a la verja y Borja le empuja hacia adentro. El jardín de Son Major es sombrío y húmedo, pero tiene un raro perfume en el aire.

3

En este capítulo, los niños llegan al jardín de Jorge de Son Major, donde todo está sumergido en una luz rosada y un aroma intenso. Sanamo los invita a merendar con Jorge, quien los recibe riendo y con una alegría salvaje. Jorge está sentado al fondo del jardín, rodeado de rosas oscuras. Tiene el pelo gris y una chaqueta de marino. Jorge habla con cada uno de los niños, tratándolos como verdaderos niños. Manuel es el único que recupera su naturalidad. Jorge indica que se sienten a la mesa y les sirve vino, almendras, queso y pan moreno. Todos hablan y ríen, pero Jorge parece distante y solo. Luego, Sanamo trae una guitarra y todos cantan y bailan. Borja intenta separar las manos de Manuel y la narradora, pero Jorge lo rechaza. Borja se sienta humillado y los demás lo miran con envidia. Jorge les dice a los niños que cuando mueran solo recordarán momentos como ese, una tarde así, unas copas de vino y las rosas cubiertas de agua.

LAS HOGUERAS

1

En este capítulo, la abuela se entera de que Matia y Borja fueron a Son Major. La abuela, sentada en su mecedora, les pregunta por qué fueron allí y muestra su enfado. Borja intenta sonreír, pero se balancea y la abuela sospecha que han bebido vino. La abuela también pregunta a Lauro si estaba presente y él confirma que fue con ellos. Después de la conversación, todos bajan a cenar en silencio. Matia se siente enferma y mareada, y tiene visiones extrañas. Luego, tía Emilia la ayuda a subir a la cama y la abuela entra en la habitación. Matia se hace la dormida mientras la abuela y tía Emilia discuten sobre ella. Después, Matia se despierta y Borja entra en su habitación. Tienen una discusión y acaban peleando en el suelo. Al día siguiente, Matia se despierta con dolor de cabeza y Antonia la prepara para el baño. Matia se queja del sol y de los fantasmas que la atormentan. Después, baja a desayunar y la abuela la regaña por su aspecto. La abuela le pregunta qué le pasa y la zarandea. Matia se enfada y piensa en lo inútil y malvado que es el tiempo de la abuela. Luego, escucha a la abuela hablar con tía Emilia sobre ellos y la abuela muestra cierta indulgencia hacia ellos debido a los tiempos difíciles que viven. Tía Emilia menciona que Matia no es como las otras niñas y la abuela atribuye su comportamiento a la influencia de alguien que les proporciona alcohol y cigarrillos. Matia y Borja se miran y Matia se da cuenta de que Borja ya no es un niño.

2

En este capítulo, la narradora describe la llegada del invierno y el frío que se instala en el ambiente. Los árboles se ven oscuros y melancólicos, y las palomas vuelan hacia otros lugares en busca de calor. La abuela y Antonia preparan la casa para el invierno, sacando la ropa de lana y encendiendo la chimenea. La narradora y su primo Borja también se preparan para el invierno, cambiando sus sandalias por zapatos y vistiendo ropa más abrigada. Tía Emilia los lleva de compras a la ciudad y les compra ropa nueva. La narradora se siente incómoda con su nueva apariencia y extraña su antigua ropa. Mientras tanto, Manuel trabaja en el huerto y a veces enseña geografía a sus hermanos. La narradora pasa tiempo con Manuel y se preocupa por su falta de trabajo. Un día, su primo le pregunta si ya no es parte de su grupo de amigos y menciona a Jorge. La narradora se siente confundida y herida por sus palabras. Más tarde, se encuentra con Sanamo en el mercado y él le muestra un espejo que compró. Sanamo le pregunta si volverá a Son Major y ella se siente herida por su comentario. Busca a Manuel y le pide que regresen a Son Major, pero él se niega. La narradora se siente sola y empieza a dudar de su amistad con Manuel. Un día, Borja le pide un favor a Manuel para que esconda algo en la Joven Simón y evite que la abuela lo descubra. Manuel acepta y se lleva el objeto. La narradora se siente celosa y traicionada por Borja. Luego, se encuentra con Malene en el huerto y admira su belleza. Dos días después, la narradora encuentra a Manuel y le pide que vaya con ella a la Joven Simón. Borja los encuentra y le pide a Manuel que haga un favor para él. Le da una caja con dinero y le pide que la guarde en Es Mariné. Manuel acepta y se va sin decir nada. La narradora y Borja regresan a casa por las rocas del acantilado.

3

En este capítulo, la narradora cuenta que no volvió a ver a Manuel y que los días pasaron rápidamente hasta llegar a las fiestas de Navidad. Durante estas fiestas, la abuela preparó paquetes para los pobres del pueblo y se celebraron las tradicionales comidas interminables. La iglesia también fue parte importante de las celebraciones, con cánticos, luces e incienso. Mosén Mayol, el vicario, el médico y otros invitados se reunieron en casa de la abuela para la cena de Nochebuena. Santa María estaba resplandeciente y mosén Mayol, vestido de rosa pálido, oro y perlas, ofició la misa de medianoche. El día de Navidad fue más triste y Antonia le preguntó a la narradora si había rezado por su madre. La narradora se sintió culpable por no haberlo hecho. En el día de San Esteban, la narradora fue al declive en busca de Manuel, pero no lo encontró. La abuela les informó a la narradora y a Borja que Lauro se incorporaría al frente el mismo día en que ellos irían al colegio. La narradora y Borja fueron a felicitar a Lauro, quien estaba con su madre en el cuarto de costura. Lauro estaba triste y la narradora se sintió intimidada. La abuela les entregó los regalos de Reyes y todos se besaron. Borja y la narradora fueron a la sala de estudio con sus regalos y se sentaron a leer. Borja le dijo a la narradora que estaba en sus manos y que sabía cosas sobre ella. La narradora se sintió asustada y Borja le advirtió que si hablaba, le pasaría algo malo. La narradora intentó defenderse, pero Borja la amenazó con contar cosas sobre ella. Después de comer, Borja confesó a la abuela que le había robado dinero y que se lo había dado a alguien. La abuela le preguntó a quién se lo había dado, pero Borja no respondió. La narradora se sintió culpable por no haber defendido a Manuel y se fue al declive. Es Ton la encontró y le dijo que Manuel sería llevado a un reformatorio. La narradora regresó a casa y le contó a tía Emilia lo que había pasado, pero ella no le dio importancia. La narradora se despertó al amanecer y saltó al balcón, donde se encontró con Borja. Se abrazaron y Borja lloró, pero la narradora no pudo llorar. El gallo de Son Major cantó y la narradora sintió que algo se había perdido.

LOS SOLDADOS LLORAN DE NOCHE

Ana María Matute (Barcelona, 1925-2014) fue una reconocida escritora que recibió numerosos premios literarios a lo largo de su carrera. Entre sus obras destacan las novelas Los Abel (finalista del Premio Nadal 1947), Fiesta al Noroeste (Premio Café Gijón 1952), Pequeño teatro (Premio Planeta 1954), Los hijos muertos (Premio de la Crítica 1958 y Premio Nacional de Literatura 1959), la trilogía Los mercaderes -compuesta por Primera memoria (Premio Nadal 1959), Los soldados lloran de noche (Premio Fastenrath de la Real Academia Española 1962) y La trampa (1969)-, Olvidado Rey Gudú (1996), Aranmanoth (2000) y Paraíso inhabitado (2008). Además, también escribió varios libros de cuentos, que fueron recopilados en el volumen La puerta de la luna (2010). Ana María Matute fue miembro de la Real Academia Española y de la Hispanic Society of America, y en 2007 recibió el Premio Nacional de las Letras por el conjunto de su obra.

I

En este capítulo, un hombre llamado Alejandro Zarco, conocido como Jeza, llega a la isla con la misión de observar las actividades del Partido. Jeza era alto y delgado, con el cabello blanco y ojos azules. Se dio a conocer a muy pocos, incluyendo a José Taronjí y a los hermanos Simeón y Zacarías. No vino a ser activista, sino a analizar y reportar al Comité Central en Madrid. Cuando estalló la guerra, José Taronjí y los dos hermanos fueron arrestados. Jeza envió mensajes a la Central del Partido a través de un hombre llamado Herbert Franz. Después, marineros y camareros de barco de puertos italianos entraron en contacto con Jeza. Sin embargo, Jeza fue encarcelado el cinco de febrero de 1937, cuando la policía sorprendió a un grupo en el Port donde se celebraban reuniones.

Capítulo sin nombre 22

En este capítulo, Manuel se siente indiferente y seco ante las cosas que le rodean. El abad le pregunta por su opinión, y Manuel responde que no tiene nada que decir. Sin embargo, siente una ira feroz al ser tocado por el abad. Manuel recuerda la noticia de que Jorge de Son Major ha muerto y que lo reconoce como su hijo legítimo. Sin embargo, Manuel insiste en que su padre fue asesinado por los hermanos Taronjí. El abad intenta convencer a Manuel de que su verdadero padre es Jorge de Son Major y le pide que sea piadoso con una pobre mujer que lo espera afuera. Manuel se encuentra con su madre, Sa Malene, en la explanada. Sa Malene le explica que Jorge de Son Major es su verdadero padre y que nunca le escribió para no decirle cosas que no podía callar. Manuel le dice que no quiere saber nada y que no es nadie. Sa Malene le pide que ayude a sus hermanos, que están pasando hambre. Manuel se arrodilla en la iglesia y siente el viento y el olor del incienso. Las voces del coro se levantan y Manuel reflexiona sobre su infancia y su familia.

Siguiendo este capítulo, Manuel se encuentra arrodillado en la iglesia y reflexiona sobre la bondad y maldad de las personas. Observa a las personas a su alrededor, incluyendo a doña Práxedes y Emilia, y recuerda a los Taronjí, una familia temida en el pueblo. Luego, Manuel se levanta y decide irse de la iglesia, caminando entre la multitud. Llega a la casa de Mossén Mayol, quien le ofrece ayuda y le llama "hijo mío". Manuel le pide estar solo y entra a la casa de Son Major. Allí, se encuentra con Sanamo, quien le habla de su infancia y de cómo cuidaba de él. Manuel le pide que deje de hablarle así y Sanamo se ríe. Luego, Manuel le dice que no vivirá en la casa y Sanamo se entristece. Manuel se va y llega al Port, donde se encuentra con Es Mariné. Hablan sobre el pasado y Manuel le pregunta por Jeza y los hermanos Taronjí. Es Mariné le dice que Jeza está en la cárcel y que no sabe dónde está la mujer. Manuel insiste en querer saber más, pero Es Mariné le pide que olvide todo.

Capítulo sin nombre 23

En este capítulo, el autobús en el que viaja el protagonista se detiene en una plaza mientras el conductor habla con el dueño de un café. Desde la ventana, el protagonista observa a los campesinos que están dentro del autobús impacientes por continuar el viaje. De repente, ve a dos mujeres en la plaza, las mismas que había visto días atrás en el patio de la cárcel. Una de ellas lleva algo pesado y confuso en el hombro de la otra. El protagonista salta del autobús y se queda mirándolas, pero el conductor le grita para que suba. Finalmente, el autobús arranca y las mujeres siguen allí, hablando y mirándose.

Después, el protagonista se encuentra en un café donde el chófer le dice que el próximo autobús sale al día siguiente por la mañana. El protagonista decide pasar la noche en una habitación del café. Al despertar, se da cuenta de que está en un lugar desconocido y se pregunta qué hacer. Decide ir a ver a Marcela, la hermana de Jeza, y le pide que le ayude a recuperar el cuerpo de Jeza para enterrarlo. Marcela acepta y le dice que se vaya con Manuel, un amigo de Jeza, para hablar y pensar.

El protagonista y Marcela llegan a la casa de Manuel, donde encuentran a Sanamo, un hombre que trabaja en el jardín. El protagonista y Marcela hablan sobre Jeza y el protagonista le cuenta que nunca pudo despedirse de él. Marcela le dice que no quiere el cuerpo de Jeza, que los hombres no tienen nada que ver con su cadáver. El protagonista recuerda cómo se enteró de la muerte de Jeza y cómo sintió un viento malo en las cuarenta y ocho horas previas a su muerte. Termina el capítulo con el protagonista recordando cómo sonaba el timbre del teléfono mientras mordía una pastilla de chocolate terroso.

Siguiendo este capítulo, Marta recuerda su infancia y la relación complicada que tenía con su madre, Elena. Marta relata cómo su madre la mantuvo escondida durante su adolescencia y cómo ella deseaba ser libre y vivir como las demás chicas de su edad. Marta también revela que su madre estaba obsesionada con un hombre llamado Raúl, quien era más joven que ella. Raúl era un médico sin escrúpulos que proporcionaba drogas y chicas jóvenes a los clientes del hotel de Elena. Marta también menciona a Dionisia, una mujer que era socia y amiga de su madre, y que estaba enamorada de ella. Dionisia era quien le proporcionaba las drogas a Elena y quien presentó a Raúl a su madre. Marta recuerda cómo espiaba las conversaciones y los encuentros de su madre con Raúl y Dionisia, y cómo un día fue descubierta y abofeteada por su madre. A pesar de todo, Marta se sentía atraída por Raúl y sentía una conexión especial con él. Sin embargo, su madre no aprobaba esta relación y la mantenía alejada de él. Marta también revela que su madre tenía un hotel en San Juan y otro en Irún, donde se llevaban a cabo actividades ilegales como el contrabando y el juego. Marta describe cómo su madre la mantenía escondida y controlada, y cómo ella deseaba escapar de esa vida. Al final del capítulo, Marta recuerda cómo su madre la llamó para tomar café con Raúl y Dionisia en el jardín, y cómo se dio cuenta de que su madre estaba triste y envejecida. Marta también reflexiona sobre su relación complicada con su madre y su deseo de odiarla, pero se siente detenida por algo que no puede entender.

Siguiendo este capítulo, Marta continúa su relato y revela que su madre era muy religiosa y siempre la obligaba a ir a misa. También recuerda su primera comunión, que fue fastuosa pero terminó vomitando toda la noche. Marta menciona que su madre era muy estricta y siempre le preguntaba si se había confesado. Luego, Marta revela que se escapó con Raúl y estuvieron juntos durante todo el verano, sin que su madre sospechara nada. Sin embargo, su madre finalmente los descubrió y Marta confiesa que siempre estuvo mintiendo, tanto voluntaria como involuntariamente. Marta también menciona que su madre tenía una obsesión por la apariencia y siempre le decía que se vistiera mejor. Marta recuerda cómo su madre la trataba como una niña y la escondía como una vergüenza. Marta finaliza el capítulo diciendo que se fue con Raúl y que algo en Jeza los unía y los llevaba hacia él. Marta confiesa que tiene miedo y que todos tienen miedo, y que vivirán siempre en el miedo. Marta también menciona que fue a ver a Jeza en busca de respuestas y justificaciones, pero no encuentra ninguna.

III

En este capítulo, la guerra está llegando a su fin y una densa niebla cubre el puerto, debilitando la vigilancia costera. A pesar de esto, algunos niños todavía recorren las calles cantando canciones navideñas. El 12 de enero de 1939, alrededor de las cinco y media de la tarde, la oscuridad ya se había instalado. La esposa de Jeza y un joven abandonaron la isla en una lancha motora, aprovechando la niebla y el mal tiempo como ayuda. Al amanecer, pudieron distinguir el macizo de Garraf. Sin embargo, cerca de Castelldefels, fueron detenidos por una lancha patrullera y llevados a la Comandancia de Marina. Después de media hora, llegaron dos agentes del SIM. La esposa de Jeza se identificó y solicitó contactar a Esteban Martín, miembro del Comité Regional del Partido. Entregaron los documentos y fueron puestos en libertad.

Capítulo sin nombre 25

En este capítulo, Es Mariné se niega a comprometerse y pide que lo dejen en paz. Sanamo le muestra a Manuel el reloj y el abrigo de Jorge de Son Major, y le recuerda los momentos que pasaron juntos en el mar. Es Mariné se muestra enojado con Sanamo por tener el reloj y le pide que se quite las ropas antes de entrar a su casa. Sanamo le cuenta a Manuel que siempre ha sido envidiado por Es Mariné y que solo ha ido a su casa por el ángel que tiene. Es Mariné se niega a saber más y entra a la casa. Manuel y Sanamo se dirigen a la Antínea, una barca mallorquina, y se preparan para partir. Sanamo le pregunta a Manuel cuántos años tiene y él responde que va a cumplir diecinueve. Sanamo le muestra el motor de la barca y dice que está en buen estado. Marta se estremece y le pide a Sanamo que vaya a ver a su hijo y le pida perdón a Marcela. Sanamo se sorprende al enterarse de que Marta tiene un hijo y ella le dice que está con la hermana de Simeón. Manuel y Sanamo se despiden de Es Mariné y se alejan en la Antínea. Llegan a un desván donde encuentran los objetos de Jorge de Son Major y Sanamo cuenta cómo encontró a Es Mariné muerto. Sanamo rompe el reloj de Jorge de Son Major y Manuel le reprocha su acción. Sanamo le pide perdón a Manuel y llora. Luego, se preparan para partir en la Antínea y se dirigen al embarcadero. Es Mariné se despide de ellos y se queda en la terraza. Manuel y Sanamo suben a la barca y se alejan. Llegan a un chalet donde Marta vivió con Jeza y recuerdan su historia juntos. Marta le dice a Manuel que debería haberse ido con los demás y él responde que quiere quedarse con ella. Marta le cuenta cómo conoció a Jeza y cómo su vida con Raúl fue complicada pero no sufrió. Manuel le dice que todos hablan de Jeza pero nadie sabe realmente quién era. Marta le dice que nadie existe más que él.

Siguiendo este capítulo, Marta se muda a su nueva vivienda con Raúl y conoce a Antoñito, el enfermero que los conoce desde hace tiempo. Marta recuerda cómo conoció a Jeza y cómo se sintió atraída por él de forma irremediable. A pesar de las advertencias de Raúl, Marta decide seguir a Jeza y comienza una relación con él. Marta reflexiona sobre su vida con Raúl, su vida de excesos y fiestas, y cómo Jeza la ha hecho ver las cosas de manera diferente. Marta también recuerda el momento en que descubrió que estaba embarazada y cómo Jeza la llevó a abortar. Marta se da cuenta de que está enamorada de Jeza, pero no sabe si él siente lo mismo por ella. Marta también recuerda cómo Jeza la advirtió sobre los peligros de seguirlo y cómo su madre también le advirtió sobre él. Marta se da cuenta de que no puede dejar a Jeza y decide irse con él. Raúl se muestra triste y resignado ante la decisión de Marta. Marta y Jeza se van juntos, dejando atrás a Raúl y su vida anterior.

PRIMERA PARTE RODEADA DE PLANTAS Y DE YERBA SALVAJE

I DIARIO EN DESORDEN

En este capítulo, la narradora reflexiona sobre el paso del tiempo y la relación con su abuela. Recuerda cómo solía odiarla, pero ahora, al verla mondar albaricoques, se da cuenta de que el odio se ha marchitado. Aunque reconoce que su abuela está envejeciendo, también se da cuenta de que ella misma ha pasado mucho tiempo sin verla. La narradora describe a su abuela como una figura imponente y dominante, que parece controlar todo a su alrededor. A pesar de su edad, la abuela parece no envejecer y no se ve afectada por el paso del tiempo. La narradora también reflexiona sobre su propia vida y la relación con su padre, quien desapareció durante la guerra. Recuerda cómo su abuela siempre hablaba mal de él y cómo esto despertaba en ella sentimientos de odio y vergüenza. La narradora también menciona su experiencia en el colegio, donde pasó de ser una niña rebelde a una adolescente tímida y respetuosa. Concluye el capítulo reflexionando sobre el silencio que ha caracterizado su vida y cómo esto ha afectado su relación con los demás.

II PERDER EL TIEMPO

En este capítulo, Beverly le explica a Bear cómo fue gestándose su vida y la vida de cualquier ser. Bear descubre la inexistencia del Paraíso y se pregunta si Puppy, su perro, ha dejado de existir al ser atropellado por un camión. Beverly le habla sobre el comienzo de la vida de Bear en el vientre de su madre y la importancia de la vida. Bear nace cuando su padre se va a combatir lejos y Beverly le explica el misterio de la vida y los niños que alientan en el vientre de sus madres. Bear vomita sin motivo aparente y recuerda momentos del pasado. Bear decide salir de casa y explorar la ciudad, sintiéndose solo y desconcertado. Recuerda a una joven negra que se suicidó al ver a un grupo encapuchado acercarse a un dormitorio de chicas. Bear se siente impulsado a huir, como la joven negra. Beverly le enseña a Bear la inutilidad de hacer daño a otros seres vivos. Bear sale a la calle y se siente atraído por los ruidos de la ciudad. Entra en un bar y se siente a gusto en medio del bullicio. Bear siente un cansancio organizado y se siente en paz consigo mismo. Bear recuerda cómo decidió ser arquitecto y cómo abuelo Franc le reveló su deseo de regresar a su país. Bear viaja a Europa con abuelo Franc y mamá. Bear se siente extranjero en la nueva tierra y se encuentra con tío Borja, quien le presenta a Mario, un profesor auxiliar que será su guía.

III EN ESTA CIUDAD

En este capítulo, Isa reflexiona sobre su vida y su relación con Mario. Mientras Mario duerme, Isa observa su cuerpo y piensa en cómo está ligada a él. Recuerda su infancia y juventud en su ciudad natal, donde era considerada diferente por su altura y pecas. Isa también recuerda a su exnovio Jacinto, quien la consideraba guapa a pesar de sus peculiaridades físicas. Isa se siente orgullosa de su apariencia y de su conexión con Mario. Sin embargo, también siente desánimo y soledad, y cuestiona si su relación con Mario es realmente lo que desea. Isa se da cuenta de que ella misma es su única protectora y se siente abrumada por la sensación de estar sola en la habitación. Recuerda una lámpara japonesa y una canción antigua que le brindaban consuelo en el pasado.

IV TRES DÍAS DE AMOR

En este capítulo, el protagonista narra su huida de su antigua casa y de todo lo que la rodeaba. Desde aquel día, vive en constante huida debido al espanto que lo poseyó en una mañana otoñal. Siente que ha perdido su antiguo porvenir y no se le ha concedido uno nuevo, por lo que solo vive en el presente. Se siente como un náufrago rescatado, rodeado de marineros borrachos que intentan hacerlo renacer. Sin embargo, él solo desea huir de aquella casa y de la puerta ridículamente pintada de rosa. Observa unos ángeles de yeso que en realidad son desgraciadas señoritas desnudas, intentando despertar un clima erótico. Siente una rebeldía por sobrevivir una vez más y critica la sed de sangre de los demás, ya que él ha visto la sangre en destierros y maldiciones. No entiende cómo pueden convertir la justicia en un sentimiento personal. El protagonista se dirige a Isa, diciéndole que no se volverá a enamorar de ella y que no es el hombre adecuado para ella. Recuerda a un niño que se reía con un palo en la mano, pero al acercarse, se da cuenta de que el niño no se reía de nada, sino que parecía preocupado. El protagonista reflexiona sobre la soledad y el conocimiento profundo del ser humano. Critica los esfuerzos por destruir la soledad y establecer comunicaciones carcelarias. No es agradable conocer profundamente a alguien y llevar el amor a extremos límites. Nadie tiene derecho a destruir o desvelar ciertas cosas. Se puede amar sin necesidad de destripar a otra persona. Los niños que abren los juguetes para ver lo que hay dentro suelen quedarse con cara de idiota al descubrir que las entrañas siguen siendo misteriosas.

V PERDER EL TIEMPO

En este capítulo, Bear reflexiona sobre su relación con su tío Borja. A pesar de que al principio Bear se sentía agradecido por la compañía de su tío y por las experiencias que compartían juntos, ahora siente que no quiere la amistad de nadie. Bear se da cuenta de que tío Borja vive en la eterna víspera de sucesivos "años que vienen" y que su vida está llena de proyectos que nunca se llevan a cabo. Además, Bear se da cuenta de que tío Borja no entiende su forma de pensar y de que no comparte sus ideales. Bear también reflexiona sobre su relación con Gerardo, un compañero de su edad que trabaja como obrero metalúrgico. Bear siente una sensación de desaliento al darse cuenta de que tanto tío Borja como Gerardo representan dos extremos opuestos de la sociedad y que ninguno de los dos comprende su forma de ver el mundo. A pesar de todo, Bear se siente poderoso al darse cuenta de que su plan para ir a Palma con tío Borja está en marcha y de que su reloj, meticulosamente montado, ha comenzado a funcionar. Sin embargo, Bear también siente una sensación de incertidumbre y sospecha que rondan en su mente. El capítulo termina con Bear y tío Borja en la terraza del Club, donde tío Borja critica a Bear por su actitud cabizbaja y menciona a los actores Dean y Brando como ejemplos de personas que han hecho daño a los jóvenes. Bear responde diciendo que solo tiene veinte años y que no ha visto películas de esos actores. Tío Borja reacciona con una mirada llena de odio y Bear se arrepiente de haberle llamado viejo.

VI DIARIO EN DESORDEN

En este capítulo, la narradora recuerda cómo perdió su voz y cómo la recuperó en una playa. Sin embargo, se da cuenta de que el silencio no es exclusivo de ella, sino que todas las vidas a su alrededor han crecido en silencio. La narradora también recuerda un momento en el que su padre le envió a buscar a su hijo Bear a la frontera y cómo se sintió al dejarlo en un tren. A lo largo del capítulo, la narradora reflexiona sobre la relación con su hijo Bear y cómo el amor materno puede ser posesivo y destructivo. También menciona la diferencia de tiempo entre ella y su hijo, y cómo la maternidad le ha quitado todo. La narradora llega a su destino y se encuentra en un lugar desconocido, donde observa las tradiciones de Halloween y reflexiona sobre su vida y su identidad. Termina el capítulo con la sensación de que nunca ha nacido y la idea de contar la historia de objetos en lugar de su propia vida.

VII PERDER EL TIEMPO

En este capítulo, se narra cómo Bear, cuyo verdadero nombre es Roger, no se siente cómodo con su apodo y prefiere que le llamen Bear. Su amistad con Mario comienza cuando una vieja mujer llama a Bear "Bambi" y Mario reacciona incómodo. Bear se da cuenta de que Mario es su verdadero amigo y descubre que Mario está estudiando para unas oposiciones. A pesar de que Mario sabe que es inútil, no puede dejar de hacerlo. Bear se da cuenta de que Mario está al límite de algo, aunque aún no sabe qué. Bear visita la casa de Mario, que se ha convertido en el centro de su existencia. La casa tiene un lavabo de mármol y un pasamanos de mármol que solo llega hasta el primer piso. Bear reflexiona sobre el tiempo que ha pasado en la casa y cómo se siente liberado de la rigidez y el orden. Cuando Bear llega a la casa de Mario, descubre que la portera ha fallecido y una criada desconocida le dice que Mario aún no ha llegado. Bear espera a Mario y reflexiona sobre lo que Mario está dispuesto a hacer por sus ideales. Bear también piensa en Isa, la novia de Mario, y cree que Mario la dejará después de que todo termine. Bear se distrae mirando un letrero luminoso apagado y las antenas de televisión en los tejados. Luego, Bear recuerda un día en el que Mario le llevó a un lugar inusual cerca del mar y se encontraron con una zona de pobreza y destrucción. Bear se siente inquieto y reflexiona sobre su indiferencia hacia los demás y los eventos que ocurren a su alrededor. Mario presenta a Bear a otros amigos y, al final del capítulo, Bear se da cuenta de que tío Borja está contento con un proyecto marítimo.

VIII TRES DIAS DE AMOR

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre la locura que parece impregnar todo en esta tierra. Observa cómo la locura se atribuye a los accidentes, la felicidad o incluso a los problemas de salud. Recuerda una visita al cementerio con una mujer, a quien llama "ella", y mientras ella rezaba, él escribía en su libreta. Tiempo después, encuentra una hoja amarilla arrancada de su libreta con una descripción de objetos y un mensaje que dice "no te olvido, por siempre, amén". El narrador pensaba que al salir de esa casa encontraría paz, pero descubre que la paz y la serenidad son impredecibles. La mujer está obsesionada con el polvo y siempre busca algo para limpiarlo. El narrador recuerda las puertas de madera sin pintar en su pueblo y cómo la mujer lo llamaba "Bambi". La venganza y la ingratitud son temas recurrentes en sus pensamientos. El narrador también reflexiona sobre el amor y cómo este lleva a la venganza. La casa se llena de objetos que evocan el pasado y la venganza siempre acecha. El narrador menciona las puertas y cómo cada vez que cruza una, siente el vacío de la puerta que ya no puede atravesar. Recuerda a la mujer y al hombre juntos solo delante de su tumba. El narrador reflexiona sobre la tumba de ella y cómo los nichos grises de la ciudad le producen un melancólico relajamiento. Se cuestiona si con la muerte de ella, se ha terminado su única excusa y si solo queda la venganza como un concepto poderoso y útil. Finalmente, menciona la necesidad de cerrar la puerta cuidadosamente al salir.

IX EN ESTA CIUDAD

En este capítulo, Isa reflexiona sobre su relación con Mario. Aunque ninguno de los amigos de Mario la acepta, Isa siente una obsesión por él y lo ama de manera posesiva. A pesar de conocer sus defectos, Isa está dispuesta a casarse con él y atraparlo. Isa también recuerda un incidente en el que su padre sufrió un colapso y se dio cuenta de que la vida puede cambiar en un instante. Isa se siente envejecida a los veintiocho años y se preocupa por el paso del tiempo. Aunque Mario está involucrado en actividades políticas y sociales, Isa siente que él ha cambiado sutilmente y ya no le interesa. Isa decide que es hora de cazar a Mario y atraparlo en un matrimonio. A pesar de sus dudas y miedos, Isa está decidida a conseguir lo que quiere. Al final del capítulo, Isa se prepara para dormir y descarta sus pensamientos de premonición como tonterías.

X PERDER EL TIEMPO

En este capítulo, Bear realiza dos viajes de inspección a la isla y regresa con una sensación extraña en su cuerpo. Tía Emilia se alegra de verlo y le sugiere que viva con ellas en la isla, pero Bear decide que nunca vivirá en una isla. No le gusta dar explicaciones y ha decidido no hacerlo nunca más. Cuando le cuenta a las ancianas sobre el proyecto Bear-Tío Borja-Pez-Espada, la centenaria aprueba la idea y Bear se siente intimidado por su respuesta. Bear reconstruye la escena y se siente desazonado. Realiza cuatro viajes en el viejo Citroën de tío Borja y cronometra el tiempo que tarda en llegar a la ciudad. En el bar de la ciudad, Bear observa a un hombre que tiene costumbres y se sienta siempre en la misma mesa. El hombre tiene ojos azules y parece atlético. Bear piensa que quizás no vuelva a ver a Beverly ni a Franc. Luego, Bear se da cuenta de que a Mario no le gusta el mar y se siente apoderado de algo cuando Mario se abandona a él en el barco. Zarpan de Villanueva y al anochecer llegan a la isla. Al pisar tierra, escuchan el sonido de los grillos y ven luces diminutas en el oscuro declive de la isla.

SEGUNDA PARTE LARGAS ESTANCIAS CERRADAS Y VACÍAS

I DIARIO EN DESORDEN

En este capítulo, la narradora reflexiona sobre la paciencia de Bear y su falta de derecho a parecer paciente mientras le pide algo. La narradora se duele de la juventud de Bear y de su falta de razones para sus acciones. Intenta obtener una explicación de él, pero Bear se muestra distante y repite que no puede decir más. La narradora le explica que no se trata de curiosidad malsana, sino de preocupación por la gratuidad de sus acciones y su falta de razones. Bear sigue mirando hacia otro lado y repite que no puede decir más. La narradora le dice que no tiene nada más que decir y Bear reacciona con ira, preguntando si no va a ayudarles. La narradora le cuenta una historia sobre un hombre asesinado que quiso huir y cómo le repugnó que lo atraparan. Le dice que no le importan las causas, solo le preocupa la falta de razones y de imaginación de Bear. Bear sigue mirando hacia otro lado y la narradora se siente triste. Luego, la narradora recuerda una visita a un cementerio judío y cómo se sumergió en la historia y los nombres de las tumbas. También recuerda una historia que le contó Antonia sobre Manuel Taronjí y cómo eso la hace pensar en él. Después, la narradora habla con David, el hijo de Beverly, y observa cómo juega con otros niños en el parque. La narradora le pide a David que le traiga un puñado de hojas y enciende una hoguera. Mientras observa las llamas, la narradora recuerda algo sobre los druidas y los espectros de los antepasados. Finalmente, la narradora y David se van del parque y la narradora se pregunta dónde está Bear.

II TRES DÍAS DE AMOR

En este capítulo, el narrador se adentra en una casa llena de puertas que parecen esperar su llegada. La luna, oculta en un cielo oscuro, le recuerda a una experiencia de su infancia en la que una criada afirmaba que en una noche de San Juan se formaría la silueta de un barco en un vaso de agua, pero el milagro nunca ocurrió. El narrador se siente zarandeado por una fuerza cruel mientras sube por la escalera de la casa, sintiéndose humillado y ajeno a la tierra. Llega a una habitación amueblada y llena de objetos brillantes en la oscuridad. El narrador reflexiona sobre cómo las circunstancias favorables se han unido con los antiguos proyectos y remueven los cimientos de su vida. Bear, el acompañante del narrador, abre una segunda puerta que da paso a tres habitaciones contiguas que parecen salones vacíos. En la tercera habitación, el narrador siente un estremecimiento al ver las telarañas y los insectos dorados. Bear señala que nadie entra allí y que la casa se irá desmoronando con el tiempo. El narrador se siente invadido por el terror y se pregunta si ha dado el primer paso hacia la muerte. Decide no atravesar la última puerta y encuentra consuelo en la presencia de una caja de víveres dejada por Bear. El narrador reflexiona sobre la confianza de Bear en su madre y en su tío, y se pregunta por qué está tan seguro de ellos. Concluye que nada es seguro en este mundo y que todo tiene su momento preciso.

III DIARIO EN DESORDEN

En este capítulo, la narradora entra en la habitación que le han asignado y se da cuenta de que alguien está espiándola desde la otra habitación. Enciende una lámpara de globo rojo y se da cuenta de que la puerta prohibida ha sido cuidadosamente limada para poder ser abierta. La narradora reflexiona sobre cómo los niños solían jugar a ser ladrones y se pregunta cómo Bear ha conseguido la llave misteriosa. A pesar de sentir miedo, decide quedarse despierta para vigilar la puerta. Luego, la narradora piensa en cómo le gustaría recuperar el miedo de la infancia y en cómo Bear incluirá a su hermano Borja en el secreto. La narradora se pregunta si es adecuado confiar en dos niños para un juego tan delicado. Después, la narradora se adentra en las habitaciones condenadas y se encuentra con el muchacho desconocido sentado en una cama. La narradora se da cuenta de que algo ha cambiado y de que las cosas no son como ella creía. Observa las arrugas en el rostro del muchacho y se pregunta por qué asumió que era joven. La narradora se cuestiona si el secreto de Bear está relacionado con revueltas estudiantiles y se da cuenta de que ha encasillado al muchacho en un estereotipo sin tener ninguna información. La narradora se ríe de sí misma y de su comportamiento ridículo. Finalmente, la narradora ve cómo una cerilla cae al suelo y se apaga, y siente una risa incontenible.

IV TRES DÍAS DE AMOR

En este capítulo, el narrador experimenta un gran alivio al escuchar pasos y ver una sombra al otro lado de la puerta. Se da cuenta de que hay alguien más en el lugar y se siente reconfortado al saber que no está solo. La persona que entra resulta ser la madre de Bear, a quien el narrador no había imaginado. La madre enciende una lámpara de aceite y se sienta junto al narrador. Aunque hay un ambiente incómodo entre ellos, el narrador agradece su presencia. La madre se acerca a la ventana para abrirla y el narrador le sugiere que la deje cerrada para evitar llamar la atención. La madre le explica que las ventanas dan al mar y que nadie puede ver lo que sucede en la habitación. Durante la conversación, el narrador nota que la voz de la madre es diferente y peculiar. Después de que la madre se va, el narrador se queda solo nuevamente en la oscuridad. Recuerda cómo su padre solía esconderse en un armario falso en el desván y cómo él lo visitaba en secreto. El narrador reflexiona sobre su incapacidad para estar solo y cómo la presencia de Isa, una persona que se ha aferrado a él, ha cambiado su vida. También recuerda cómo su padre leía el libro "Bambi" y cómo eso lo hacía sentir especial. El narrador se da cuenta de que no puede estar solo y que necesita la compañía de los demás.

V EN ESTA CIUDAD

En este capítulo, Isa se despierta escuchando la lluvia y se da cuenta de que es un día diferente. Se siente agobiada por su trabajo monótono y aburrido en la oficina, donde tiene que fingir interés y sonreír a sus compañeros. Sin embargo, lo peor de todo es que Mario, el hombre del que está enamorada, no está ese día. Isa desayuna rápidamente y evita mirar a su anciana madre, con quien tiene una relación complicada. Decide irse a vivir con sus tías y buscar trabajo para costearse sus estudios. En la oficina, Isa trabaja como correctora y se siente atrapada en un ambiente frío y desagradable. Recuerda cómo conoció a Mario y cómo se sintió atraída por él desde el primer momento. A pesar de su admiración por él, también siente un temor inexplicable. Al final del capítulo, Isa se aleja sin rumbo fijo bajo la lluvia y entra en un bar para olvidarse de sus preocupaciones.

VI TRES DÍAS DE AMOR

En este capítulo, el protagonista despierta bruscamente y se da cuenta de que ha dormido profundamente, como si el sueño fuera un delito. Busca en sus recuerdos algo que lo aísle de la realidad y encuentra libros que hablan de sistemas de tormento. Siente que hay una huella de humo negro y grasiento en las paredes y los muebles de la habitación. Intenta descifrar los manuscritos que ha encontrado, pero no le resultan ajenos. Siente una afición excesiva por los crematorios, las crucifixiones y las exterminaciones masivas. Siente un gran temor a la muerte, al dolor y al olvido.

Luego, el protagonista habla de las habitaciones vacías y cerradas que existen en su país, donde la gente guarda el polvo y el papel podrido. Habla de las grandes reservas de desprecio y de ignorancia que existen en su país. Menciona que la gente cierra puertas y ventanas para proteger el polvo y el papel. Habla de la soledad y del deseo de sobrevivir al olvido.

Después, el protagonista habla de la visita de una mujer a su habitación. Se sorprende de que haya vuelto y de que se haya sentado a hablar con él. Hablan de cosas triviales y el protagonista finge interés en las anécdotas de la isla y en el mar. Observa a la mujer y la encuentra bella, a pesar de que no sonríe nunca. Siente una extraña conexión con ella y una sensación de familiaridad.

El protagonista reflexiona sobre el valor de las palabras y la importancia de la comunicación. Siente que ha revelado mucho de sí mismo a la mujer y se sorprende de lo que ha dicho. Siente que ha perdido la noción del tiempo y se da cuenta de que el día está terminando. Reflexiona sobre la historia de su vida y la importancia de las palabras para expresarla. Siente que nadie tiene una historia y que lo único que se puede hacer es hablar de cosas simples como un niño, un paisaje o un árbol.

Finalmente, el protagonista reflexiona sobre su propia vida y cómo se ha vendido a sí mismo para especular con su propia verdad. Se siente envejecido y humillado. Piensa en la razón de su encuentro con la mujer y se da cuenta de que lo único que tienen en común es la duda.

VII EN ESTA CIUDAD

En este capítulo, Isa reflexiona sobre su relación con Mario y Jaime. Durante tres días, no ha recibido noticias de Mario, lo que la hace sentir excluida y resentida. Aunque Mario nunca le ha escrito cartas y solo ha tenido algunas llamadas telefónicas con él, Isa siempre ha sido la encargada de organizar los encuentros y citas. Por otro lado, recuerda cómo su vida mejoró cuando conoció a Jaime, quien le ofreció estabilidad y bienestar. Sin embargo, ahora siente que ha perdido esa sensación de seguridad y felicidad. Isa también recuerda una escena de seducción que leyó en un folleto cuando era joven y cómo eso influyó en su percepción de las relaciones amorosas. A pesar de todo, cuando Jaime la seduce, ella acepta y comienza una relación con él. A medida que su relación con Jaime se intensifica, aparece Mario y destruye todo lo que habían construido juntos. Isa se siente culpable por haberse dejado llevar por la seducción de Mario y haber utilizado a Jaime para intentar entrar en su mundo. Aunque Isa intenta recuperar la ira y la desesperación, se da cuenta de que la vida sigue su curso y se somete a lo establecido. En resumen, Isa reflexiona sobre sus relaciones con Mario y Jaime y se cuestiona quién es el responsable de su situación actual.

TERCERA PARTE LA HISTORIA DEL ERROR ES SIMPLE

I DIARIO EN DESORDEN

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre el atardecer y el alcohol como cómplices para aquellos que buscan amor o confesión. También habla sobre las apariciones y fantasmas que surgen cuando olvidamos algo y cómo un recuerdo solitario puede parecer el espectro de alguien desaparecido. El narrador reflexiona sobre la complicidad y el desafío, el placer y el malestar, el amor y la autovaloración. Aunque no se sorprende por el final de su relación con Bear, reflexiona sobre el porqué de un abrazo y la posesión de un enigma. El narrador también habla sobre la traición y la supervivencia, y cómo todos queremos sobrevivir como víctimas o verdugos. Luego, el narrador menciona las cartas de Beverly y cómo ella sigue escribiendo regularmente. El narrador reflexiona sobre cómo Beverly no ha cambiado desde que la conoció y cómo ella es una lección viviente. El narrador también menciona su extraño deseo de proteger a David y cómo Franc siempre creyó en la bondad de David. El narrador reflexiona sobre la amistad de Beverly y Franc y cómo David se quedó en F. y se matriculó en la misma universidad que el narrador. El narrador también menciona la fragilidad de David y cómo su regreso fue diferente. El narrador reflexiona sobre la miseria y la estrechez que David experimenta y cómo Beverly lo protege. El narrador también menciona la espera y la desaparición de David, así como su propia culpa en la situación. El narrador reflexiona sobre la paz y la sabiduría de Beverly y cómo ella ofrece soluciones a los problemas. El narrador también menciona la pérdida de Bear y cómo ya no puede verlo. El capítulo termina con el narrador lamentando haber perdido a Bear y cómo cortó la sutil cuerdecilla de su mirada.

II TRES DÍAS DE AMOR

En este capítulo, el narrador confiesa que no puede seguir engañándose a sí mismo y decide revelar la verdad. Explica que abrió una puerta prohibida y nació el gran espanto. Aunque nadie lo persigue y no tiene sentido su encierro, ha llegado el momento de llevar a cabo su plan de venganza. El narrador conoció a Bear, quien se convirtió en el objeto de su venganza, y descubrió que él había sido trasladado a una isla. El narrador elaboró un plan para entrar y salir de la isla sin ser descubierto. La única razón por la que no ha llevado a cabo su plan antes es porque tenía una deuda con una vieja mujer que ahora ha fallecido. Sin embargo, ahora que la vieja mujer ha muerto, el narrador siente que ha llegado el momento de actuar. Explica que la vida es una vergüenza y una humillación constante, pero ahora tiene la oportunidad de vengarse. El narrador revela su plan a Bear y le muestra un dibujo detallado de la casa donde vive el hombre que es el objetivo de su venganza. El plan consiste en esperar al hombre en el jardín, matarlo sin hacer ruido y luego escapar en el coche de Bear. El narrador confiesa que ha vendido a Bear y a todos los que creyeron en su causa, porque se ha dado cuenta de que el hombre que iba a matar no es el hombre clave que creía. Siente angustia y se da cuenta de que ha sido el gran mito, el engañador. El narrador reflexiona sobre la vida y la muerte, y se da cuenta de que ha mentido y engañado. Recuerda el momento en que fue traicionado por alguien que lo llamó "Bambi" en público, revelando su verdadero nombre y poniendo en peligro a su padre. El narrador llevó a esa persona a su escondite y abrió la puerta del granero, pero en lugar de encontrar a su padre, se encontró con el horror en los ojos de la persona. El narrador se da cuenta de que no puede empezar de nuevo y confunde su venganza personal con la justicia común. Decide no matar al hombre y deja que Bear elabore su propio plan. El narrador concluye diciendo que tal vez en algún lugar haya una nueva especie de valor esperándolos, desconocida para los hombres.

III EN ESTA CIUDAD

En este capítulo, Isa sale de la oficina con la idea fija de que Mario ha vuelto. No quiere esperar a que él la llame, así que decide buscarlo. Isa se siente derrotada y desesperanzada, y se da cuenta de que su amor por Mario va más allá de cualquier defecto o virtud que él pueda tener. Siente una fuerza inexplicable que la impulsa a buscarlo y estar con él. Isa recuerda que ciertas tribus se comían el corazón de sus enemigos para adquirir su valor, y esto le hace pensar en su deseo de tener a Mario a su lado. Isa camina hacia la casa de Mario, pero cuando llega, la portera le dice que él no ha llegado. Isa se siente desolada y retrocede a un mundo ajeno, lleno de personas que se apresuran y la ignoran. Recuerda cómo conoció a Mario y cómo se sintió dispuesta a hacer cualquier cosa por él. Isa recuerda el día en que Mario fue arrestado y cómo ella hizo todo lo posible para ayudarlo. También recuerda cómo descubrió que Mario sabía de sus intrigas y cómo eso cambió su amor por él. Isa siente tristeza y se da cuenta de que ha perdido el mundo que creía tener. En medio de su desesperación, Isa siente ira y promete que lo encontrará y se vengará. Finalmente, ve un taxi y decide tomarlo para descansar, ya que está cansada de caminar.

IV PERDER EL TIEMPO

En este capítulo, Bear se despierta por la mañana y contempla las rayas de luz en el suelo de la casa reconstruida por su tío Borja. Se pregunta por qué su tío adora tanto la casa de Son Major, que está en ruinas. A pesar de que su tío apenas visita la isla, ha acumulado en la casa objetos de diferentes países. Bear reflexiona sobre cómo las cosas que antes le gustaban ya no le entusiasman y cuestiona por qué la gente se aferra al pasado en lugar de olvidarlo. Luego, Bear se ducha y recuerda las palabras de Mario sobre el factor humano y la imprevisibilidad de las personas. Después, Bear se prepara para el gran día de la celebración del centenario y espera a su tío Borja en el aeropuerto. Durante la celebración, Bear observa a los familiares y reflexiona sobre la importancia de actuar dentro de la comedia familiar. Más tarde, Bear se pregunta dónde está su madre y se siente irritado por su ausencia. Finalmente, Bear decide salir de la casa y se dirige a un bar donde se encuentra con Mario y su madre. Mario le dice a Bear que ha decidido no llevar a cabo su plan y le pide que lo olvide. Sin embargo, Bear revela que ya ha tomado medidas y muestra un arma. Mario se sorprende y Bear escucha un extraño sonido que le hace una pregunta inusual. Bear responde que todo el mundo lo ha visto y se da cuenta de que los últimos vestigios de honor y caballerosidad de su tío Borja ya no serán necesarios.

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