Y de repente, Teresa

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1. AVES DE PRESA SOBRE LOS CAMPOS DE ILLESCAS

En este capítulo, dos hombres salen a caballo por la puerta falsa de un caserón de Illescas. Llevan azores encapirotados en sus puños y son seguidos por otros dos hombres a pie con perros perdigueros. Sin decir palabra, emprenden la marcha en silencio por la calle Real. Llegan a campo abierto, sueltan los perros y comienzan la caza de liebres. A media jornada, reciben la noticia de que el arzobispo de Toledo ha muerto en Roma. El gobernador decide ir a Toledo de inmediato, pero el inquisidor insiste en que deben ir. Al llegar a Toledo, son recibidos por el deán de la catedral y se enteran de que el arzobispo está en prisión desde hace siete años. El proceso del arzobispo ha sido dilatado y complicado, y ahora está a la espera de la sentencia en Roma. El gobernador y el deán tienen una enemistad mutua, pero disimulan por el bien de la ciudad. En los alrededores de la catedral, hay un gentío curioso que es dispersado por los guardias. El gobernador y el deán se enfrentan, y el clero expectante espera ver una trifulca. El capítulo termina con la descripción de los dos hombres y la expectativa de la escena.

Siguiendo este capítulo, el gobernador Bustos de Villegas y el deán don Diego de Castilla se encuentran frente a la catedral de Toledo. El deán le ordena al gobernador que empiece a hacer sus maletas y se prepare para dejar el cargo, ya que se rumorea que el arzobispo Carranza ha muerto. Sin embargo, el gobernador se niega a hacerlo hasta que reciba una comunicación oficial sobre la muerte del arzobispo. Ambos personajes se detestan mutuamente y tienen una rivalidad evidente.

El narrador explica que esta rivalidad se debe a la personalidad impulsiva y autoritaria de ambos personajes, así como a las circunstancias particulares de cada uno. El deán se considera investido de autoridad por su ascendencia y se enorgullece de su linaje real. Sin embargo, también se rumorea que tiene ascendencia judía, lo que le ha causado problemas y le impide ascender en la jerarquía eclesiástica.

Por otro lado, el gobernador Bustos también es de carácter malhumorado y se aferra a su autoridad como gobernador interino de la sede arzobispal de Toledo. Sin embargo, teme que su cargo termine cuando se nombre un nuevo arzobispo y se vea obligado a dejar Toledo.

Más tarde, el gobernador y el inquisidor don Rodrigo de Castro están cenando juntos en el palacio del gobernador. Ambos están preocupados por sus respectivos futuros. El inquisidor teme que se le encomiende una importante misión relacionada con los alumbrados, un grupo herético, y el gobernador teme tener que dejar Toledo si se nombra un nuevo arzobispo.

La conversación entre ambos revela la preocupación de Castro por la creciente herejía en España y la falta de recursos para combatirla. El gobernador sugiere que se nombren más inquisidores, pero Castro explica que Roma no permite cambios en la estructura de la Inquisición española.

Finalmente, el gobernador le aconseja a Castro que busque a alguien de confianza para que le ayude con la tarea de investigar a los alumbrados. Sugiere que busque a un subalterno joven y leal que pueda hacer el trabajo y luego él lo revise y lo firme. Castro duda de esta idea, pero el gobernador insiste en que encontrará a alguien adecuado.

El capítulo termina con el gobernador despidiéndose de Castro y deseándole buenas noches.

1. FRAY TOMÁS VÁZQUEZ

En este capítulo, tres frailes de Santo Domingo viajan a pie desde Ávila a Madrid. Después de varios días de camino, llegan a las afueras de Madrid al anochecer. Aunque están cansados, deciden apresurar el paso para llegar antes de que cierren las puertas de la ciudad. A medida que se acercan a Madrid, los frailes se dan cuenta de que la ciudad es muy diferente a Ávila. Está llena de bullicio, gente variopinta y edificios diversos. Los frailes se sienten abrumados por la cantidad de información y advertencias que les han dado sobre Madrid. Finalmente, llegan al convento de Atocha, donde uno de los frailes se quedará y los otros dos regresarán a Ávila. El fraile que se queda en Madrid se llama fray Tomás Vázquez y es un joven licenciado en Teología. Aunque es su primera vez fuera del convento, está ansioso por descubrir lo que le espera en la Corte. Al día siguiente, fray Tomás se encuentra con el padre provincial, quien le informa que su destino es servir a la Santa Inquisición en Madrid. Aunque fray Tomás está sorprendido y asustado, el padre provincial le asegura que no debe temer y que aprenderá a desempeñar su papel en el Santo Oficio. Luego, fray Tomás se encuentra con el inquisidor don Rodrigo de Castro, quien le explica que su trabajo será investigar y descubrir errores y herejías. Aunque fray Tomás se siente intimidado por la presencia del inquisidor, está dispuesto a cumplir con su deber. El inquisidor le habla sobre los desafíos y la importancia de su trabajo en la Santa Inquisición. Finalmente, fray Tomás se sienta frente al inquisidor, consciente de que su vida ha cambiado para siempre.

Siguiendo este capítulo, Don Rodrigo de Castro, el inquisidor, tiene una entrevista con fray Tomás Vázquez, un joven fraile que ha sido asignado como su subalterno. Don Rodrigo expresa su preferencia por reclutar hombres sin experiencia docente para el oficio de inquisidor, ya que considera que los maestros suelen caer en la soberbia intelectual y la jactancia. Menciona a algunos ejemplos de maestros que han sido encarcelados por sus ideas. Don Rodrigo también habla sobre el catálogo de libros prohibidos y la importancia de estar al tanto de las enseñanzas perniciosas de los luteranos, erasmistas y alumbrados.

Fray Tomás muestra sumisión y humildad ante Don Rodrigo, quien poco a poco comienza a mostrar una actitud más cordial y amigable. Don Rodrigo explica que el papel del inquisidor es investigar y descubrir los errores y herejías, sin hacerse notar pero siempre presente. Fray Tomás muestra su entusiasmo y comprensión de la misión del Santo Oficio.

Después de la entrevista, Don Rodrigo se dirige a la casa de los Vargas, donde se celebra una fiesta en honor a la victoria de la armada cristiana en la batalla de Lepanto. Durante la comida, se menciona a Carranza, el arzobispo de Toledo, quien está siendo investigado por la Inquisición. Don Francisco de Vargas expresa su desprecio por los herejes y su apoyo a la labor del Santo Oficio. La viuda Isabel Manrique menciona a la Frailesa, una ermitaña que predica ideas consideradas heréticas. Don Rodrigo se muestra preocupado por esta información.

Al final del capítulo, Don Rodrigo se despide de los Vargas y regresa a su residencia. En el camino, reflexiona sobre la Frailesa y decide enviar a fray Tomás a investigarla. También menciona que ha contratado a un joven subalterno para ayudarlo en sus tareas.

1. PRIMER DÍA DE TRABAJO EN EL SANTO OFICIO

En este capítulo, fray Tomás Vázquez se dirige a ponerse al servicio de don Rodrigo de Castro en la Suprema Inquisición. En su camino, se encuentra con dos presos encadenados que no parecen malhechores, lo que le causa un sobresalto. Luego, en el despacho, conoce a Luis María Monroy de Villalobos, un caballero que también ha sido llamado por el inquisidor. Ambos conversan y descubren que Monroy ha sido llamado para ser empleado como familiar del Santo Oficio. Mientras esperan a ser recibidos, en otra sala, el cardenal Espinosa y don Rodrigo de Castro discuten sobre los alumbrados, una herejía que preocupa a la Inquisición. El cardenal explica que los alumbrados son personas que se hacen pasar por iluminados y utilizan la devoción para practicar deseos carnales. Luego, hablan sobre la Frailesa, una beata y eremita que ha despertado la atención de la Corte y que podría ser una alumbrada. El cardenal le encarga a don Rodrigo investigar el caso con discreción. Por otro lado, se revela que la Frailesa es Catalina de Cardona, una mujer de noble estirpe que vivía retirada en una cueva y que hacía milagros. La princesa de Éboli, doña Ana de Mendoza, decide traerla a la Corte, lo que preocupa a la Inquisición. Don Rodrigo y fray Tomás son convocados por el inquisidor general para tratar el asunto. El inquisidor explica que el caso involucra a altos caballeros y damas de la Corte, e incluso al rey. Fray Tomás debe guardar el secreto y ambos deben actuar con inteligencia y precaución. El inquisidor advierte que el diablo tienta a los más altos y poderosos para perjudicar la verdadera fe.

Siguiendo este capítulo, el inquisidor Castro muestra a fray Tomás una serie de documentos que prueban los intentos de los alumbrados de infectar a los hombres más importantes del reino. Estos documentos, secretos y comprometedores, revelan una fuerza e intención unitaria en los procesos de los alumbrados. El inquisidor explica que es necesario que fray Tomás conozca toda la verdad para poder actuar en consecuencia. A continuación, el inquisidor le entrega a fray Tomás el proceso de una monja que fue considerada santa en vida y que tuvo contacto con los hombres más importantes del reino, incluido el rey Fernando de Aragón. Los documentos del proceso revelan que la monja afirmaba tener revelaciones divinas y que se consideraba la esposa de Cristo. A pesar de las acusaciones de embaucadora e iluminada, la monja contaba con el apoyo de altos cargos de la Iglesia. El inquisidor explica que la sentencia contra la monja fue laxa debido a su vejez, su poca salud, su arrepentimiento y sus confesiones voluntarias. Sin embargo, el inquisidor considera que la sentencia fue benévola para un caso de tanta gravedad. A continuación, el inquisidor revela a fray Tomás que el caso de la monja tenía implicaciones con los más altos personajes del reino en aquel momento, lo que hace que el asunto siga siendo peligroso. El inquisidor revela que ha tenido conversaciones con miembros del Santo Oficio que intervinieron en el proceso y que aún viven, y que ha descubierto datos importantes que no se pusieron por escrito en su momento. El inquisidor comienza a contar la historia de don Alonso Manrique de Lara, un obispo que tuvo un papel importante en el caso de la monja. El capítulo termina con el inquisidor revelando que el origen de todo fue un hecho singular que ocurrió durante la celebración del Corpus Christi en Córdoba en 1516.

Siguiendo este capítulo, se narra la historia de Magdalena de la Cruz, una monja que se hizo famosa por sus supuestos milagros y visiones en el convento de las clarisas de Santa Isabel de los Ángeles en Córdoba. El obispo de Córdoba, don Alonso Manrique, presenció un evento sorprendente durante la procesión del Corpus Christi en 1516. Una parte de la pared del convento se derrumbó y en medio del humo y el polvo, apareció una monja joven arrodillada, aparentemente indiferente al desastre. La multitud la llamó "La Santa" y el obispo quedó impresionado por su apariencia y presencia. El deán le informó que se trataba de Sor Magdalena de la Cruz, una sierva de Dios llena de virtud y tocada por la mano del Altísimo. A partir de ese momento, el obispo se sintió atraído por la monja y frecuentó el convento para consultarla en asuntos importantes. Magdalena de la Cruz era conocida por sus visiones, éxtasis y profecías, y su fama se extendió por toda Andalucía. Incluso personajes importantes como cardenales, arzobispos, obispos y el emperador Carlos mostraron interés en conocerla. En 1525, Magdalena predijo la victoria del emperador en la batalla de Pavía, lo que aumentó su reputación como profetisa. Sin embargo, con el tiempo, surgieron sospechas sobre la veracidad de sus milagros y visiones. Se descubrió que Magdalena había engañado a todos con sus trucos, como derribar paredes para aparecer en medio de los escombros durante las procesiones. También se descubrió que había fingido éxtasis y visiones durante la comunión. Finalmente, Magdalena confesó que había hecho un pacto con un demonio llamado Balbán y que toda su vida había sido un engaño. Fue arrestada y llevada a las cárceles de la Santa Inquisición en Córdoba en 1544. El Santo Oficio llevó a cabo una investigación exhaustiva y se descubrió que todos sus milagros eran falsos. Magdalena fue condenada y su caso causó un gran escándalo en la ciudad y en toda España. El aprendiz de inquisidor, fray Tomás, se sumerge en la lectura de los documentos del proceso de Magdalena de la Cruz y se da cuenta de la peligrosidad de los alumbrados, personas que se hacen pasar por santos y tienen visiones y revelaciones falsas. Fray Tomás se compromete a perseguir a los alumbrados y descubrir sus engaños.

1. EN BUSCA DE LA FRAILESA 2. ¿DOS CLÉRIGOS ALUMBRADOS EN LA RAÍZ DE ESTA HISTORIA? 3. UN ERMITAÑO FEROZ

En este capítulo, Don Rodrigo de Castro regresa de Galicia y recibe la encomienda del inquisidor apostólico general de vigilar los pasos de doña Catalina de Cardona, conocida como la Frailesa. La Frailesa se hospeda en el palacio de los príncipes de Éboli, muy cercano al rey Felipe II, lo que genera preocupación en el Santo Oficio debido a la proliferación de los alumbrados. Don Rodrigo delega la investigación en su ayudante, fray Tomás Vázquez, quien comienza a indagar sobre la vida de Catalina de Cardona. Descubre que es una dama de alta alcurnia, que fue aya de los príncipes y que desapareció un día para llevar una vida eremita. Fray Tomás decide investigar a los clérigos que ayudaron a Catalina en su fuga, el padre Piña y Martín Alonso. Sin embargo, el padre Piña se muestra hostil y el capellán Martín Alonso se niega a colaborar. Fray Tomás presencia una procesión en la que la Frailesa, vestida de fraile y con una barba postiza, bendice a la multitud y recibe donaciones. El escándalo crece y el inquisidor general teme que la Frailesa se acerque al rey. A pesar de los rumores y murmuraciones, la investigación no avanza y la fama de milagrera de la Frailesa sigue creciendo.

Siguiendo este capítulo, se informa al inquisidor general apostólico sobre las acciones del fraile descalzo en Madrid y se le pide que tome medidas al respecto. El inquisidor general se avergüenza de la situación y envía a fray Tomás al palacio de los príncipes de Éboli para convencer a doña Catalina de Cardona de que modere sus actos. Fray Tomás se dirige al palacio, pero descubre que los príncipes no están allí y decide ir a Pastrana, donde se encuentran. Don Rodrigo de Castro le ordena que vaya a Pastrana y que lleve protección en forma de un familiar del Santo Oficio. Fray Tomás y el familiar, don Luis María Monroy, viajan a Pastrana y llegan a la residencia de los príncipes. Allí, son recibidos por el secretario del príncipe y se les ofrece un desayuno. Fray Tomás se entrevista con la princesa Ana de Mendoza y le informa sobre su misión de investigar a doña Catalina de Cardona. Sin embargo, la princesa revela que hay un libro de revelaciones escrito por una monja carmelita llamada Teresa de Jesús y que no tiene relación con doña Catalina. Fray Tomás se sorprende y le pide más detalles sobre el libro. La princesa le cuenta que el libro trata de éxtasis, visiones y revelaciones, y que ella lo leyó por curiosidad pero considera que son tonterías. Además, revela que trajo a Teresa de Jesús a Madrid en un lujoso coche, pero quedó decepcionada con su comportamiento. Fray Tomás se intriga por el libro y le pide a la princesa que le cuente más sobre él.

1. OTRA VEZ LA INFAUSTA SOMBRA DE MAGDALENA DE LA CRUZ

En este capítulo, fray Tomás regresa a Madrid y se apresura a contarle a don Rodrigo de Castro el descubrimiento que hizo en Pastrana. El superior escucha atentamente y, una vez que concluye el relato, reflexiona sobre la cadena de eventos y la posible intervención de la Providencia. Ambos coinciden en que el descubrimiento de Teresa de Jesús es de gran importancia y deciden poner el caso en conocimiento de la Suprema y General Inquisición. Sin embargo, el inquisidor general, enfermo y sin poder viajar, les informa de la existencia de un fraile dominico versado en alumbrados que podría ayudarles en el caso. Fray Tomás se encarga de investigar al fraile y descubre que es un experto en la materia. Deciden entrevistarse con él para obtener más información sobre Teresa de Jesús y su libro de revelaciones.

Siguiendo este capítulo, el notario del Consejo de la Suprema informa al subalterno del inquisidor Castro que fray Alonso de la Fuente se encuentra en el convento de Ocaña redactando un memorial para el rey. Fray Tomás y el caballero de Alcántara parten en busca de fray Alonso. Durante el viaje, el caballero le cuenta a fray Tomás su historia. Nació en Jerez de los Caballeros y su padre murió en una batalla contra los turcos. Fue capturado y llevado a Constantinopla, donde se hizo pasar por turco para obtener información para los cristianos. Después de cinco años, fue liberado y regresó a España. Fue acusado de renegar de su fe y fue sometido a torturas por la Inquisición. Finalmente, fue absuelto y participó en la defensa de Malta contra los turcos. Después de la victoria, fue recibido en Roma y luego regresó a España. Aceptó unirse a la Orden de Alcántara y fue enviado en una misión como espía a Venecia. Su objetivo era convencer a una familia de judíos portugueses a regresar a España.

Siguiendo este capítulo, fray Alonso de la Fuente le cuenta a fray Tomás sobre sus investigaciones y descubrimientos relacionados con los alumbrados, una secta herética. Fray Alonso relata cómo descubrió a un clérigo llamado Gaspar Sánchez, quien aparentaba ser un santo pero en realidad era un líder de los alumbrados. A partir de este descubrimiento, fray Alonso se dedicó a investigar y denunciar a los alumbrados en diferentes pueblos de Extremadura.

Fray Alonso también menciona que sus propias sobrinas fueron seducidas por los alumbrados, lo cual lo llevó a denunciarlos ante el Santo Oficio. Sin embargo, fray Alonso se encontró con la sorpresa de que fue acusado de hereje por los mismos alumbrados. A pesar de esto, fray Alonso persistió en su misión y logró trasladarse al convento dominico de San Antonio de Llerena para continuar con sus investigaciones.

Fray Alonso revela a fray Tomás que considera a importantes figuras religiosas como Juan de Ribera, fray Luis de Granada, Juan de Ávila e Ignacio de Loyola como grandes alumbrados. Fray Alonso afirma tener pruebas irrefutables de sus acusaciones y menciona que ha recopilado informes y testimonios que respaldan sus afirmaciones.

Fray Tomás muestra interés en leer el memorial de fray Alonso, pero este se muestra desconfiado y decide entregarlo únicamente al inquisidor apostólico general. Sin embargo, fray Tomás sugiere que podría ayudar a fray Alonso a hacer llegar el memorial al Consejo de la Suprema a través de su superior, don Rodrigo de Castro.

Después de leer el memorial de fray Alonso, fray Tomás resume los principales errores de los alumbrados y menciona que fray Alonso considera a Teresa de Jesús, Juan de Ávila, Ignacio de Loyola y Francisco de Borja como promotores de estos errores. El capítulo termina con fray Tomás escribiendo en su cuaderno de notas sobre el contenido del memorial de fray Alonso.

1. EN TOLEDO SE RECIBE MANDATO DE INICIAR LAS PRIMERAS DILIGENCIAS SECRETAS EN LA SANTA INQUISICIÓN

En este capítulo, se narra cómo el gobernador de Toledo, don Sancho Bustos, recibe un despacho de la Suprema y General Inquisición. El despacho, enviado por el inquisidor don Rodrigo de Castro, le pide que reciba en su casa a fray Tomás y al caballero de Alcántara, quienes llevarán a cabo una investigación sobre una persona y un asunto específico. El gobernador guarda el despacho bajo llave y ordena preparar dos habitaciones para alojar a los invitados. Luego, se dirige a una visita en la ciudad y regresa a su casa, donde espera la llegada de los ayudantes del inquisidor.

Mientras tanto, en otro lugar, fray Tomás y don Luis María de Monroy cabalgan hacia Toledo. Durante el viaje, fray Tomás explica a don Luis que su misión es investigar a una monja llamada Teresa de Jesús, quien es sospechosa de ser alumbrada. Fray Tomás explica que los alumbrados son personas que se desvían del camino recto de la fe y se consideran santos, pero en realidad buscan beneficios personales y pueden llegar a cometer abusos. Aunque fray Tomás tiene indicios de que Teresa de Jesús podría ser alumbrada, su misión es recopilar pruebas y testimonios para el proceso, sin emitir juicios.

Don Luis confiesa a fray Tomás que desconfía de la Inquisición debido a sus propias experiencias con ellos. Relata cómo fue acusado de renegar del cristianismo y fue sometido a torturas en Palermo. A pesar de su inocencia, los inquisidores no le creyeron y solo le interesaba que admitiera su apostasía. Don Luis teme que la Inquisición pueda cometer injusticias y abusos en su investigación sobre Teresa de Jesús.

El capítulo termina con don Luis recordando los días de tormento que sufrió y su temor por lo que le espera en el futuro.

Siguiendo este capítulo, el caballero de Alcántara continúa narrando su experiencia en el Santo Oficio. Después de ser sometido a tormentos en el potro, sigue negando su apostasía y su conversión al islam. A pesar de sus explicaciones, los inquisidores no le creen y continúan interrogándolo. Durante su tiempo en prisión, el caballero ora constantemente y se encomienda a la Virgen de Guadalupe. También se preocupa de que su información sobre la armada turca no llegue al rey católico. Finalmente, el virrey de Sicilia se entera de su caso y decide llevarlo ante el tribunal para obtener información sobre los planes del Gran Turco. El caballero es llevado a Mesina, donde espera poder ponerse en contacto con el virrey. Sin embargo, el fraile que lo reconcilia le informa que el virrey no puede ayudarlo y que debe arrepentirse de sus pecados. Después de sufrir más tormentos en el potro, el caballero es enviado de vuelta al Santo Oficio en Palermo. Allí, confiesa todo lo que le sucedió y las razones de su falsa conversión. A pesar de su confesión, los inquisidores siguen dudando de su sinceridad y lo someten a más interrogatorios. Finalmente, el virrey de Nápoles interviene y se entera de la información que el caballero tiene sobre la armada turca. El caballero es absuelto y recibe un salvoconducto para regresar a España. Después de escuchar la historia del caballero, fray Tomás confiesa que no quería ser inquisidor y que aceptó el cargo por obediencia. Ambos discuten sobre la justicia del Santo Oficio y sus métodos. Luego, se dirigen a Toledo para comenzar su investigación sobre los alumbrados. El gobernador de Toledo les informa que deben comenzar las pesquisas al día siguiente y les revela que la monja Teresa de Jesús es la persona que están investigando.

1. SUCINTO Y VERÍDICO RELATO DE LOS HECHOS DE LA MONJA TERESA EN TOLEDO

En este capítulo, se revela que la historia de la fundación del convento de Teresa de Jesús en Toledo viene de atrás. En 1568, un mercader llamado Martín Ramírez decidió destinar parte de su fortuna a una obra piadosa y el jesuita Pablo Hernández le aconsejó llamar a Teresa para que fundara un convento carmelita. Sin embargo, Martín Ramírez enfermó y murió antes de que Teresa llegara a Toledo. A pesar de esto, se contaba con un legado de 12,000 ducados en el testamento para la fundación. Teresa llegó a Toledo el 22 de marzo de 1569 y se hospedó en el palacio de una amiga, doña Luisa de la Cerda. Comenzaron las negociaciones con los albaceas del difunto, pero no se llegó a un acuerdo debido a las exigencias de permitir enterramientos en la iglesia del convento. Finalmente, Teresa obtuvo la licencia del gobernador eclesiástico y encontró una casa en el barrio de la judería para establecer el convento. Mientras tanto, el inquisidor don Rodrigo de Castro llega a Toledo para tomar el control de la investigación sobre Teresa. Se realiza un interrogatorio a Alonso Álvarez Ramírez, el suegro de Diego Ortiz, quien revela que la monja es de origen judío. Luego, se interroga a Diego Ortiz, quien confirma que sabía que Teresa era judía, pero no tiene pruebas. Fray Tomás y don Rodrigo deciden seguir interrogando al suegro de Diego Ortiz para obtener más información. El capítulo termina con el inicio del segundo interrogatorio.

Siguiendo este capítulo, el viejo Alonso Álvarez revela a los inquisidores que Juan Sánchez, un judío, es el abuelo de la monja Teresa de Jesús. Los inquisidores quedan sorprendidos por esta revelación y autorizan a los interrogados a regresar a sus hogares. Don Rodrigo y don Bustos solicitan a don Antonio Matos que busque en los archivos del Santo Oficio de Toledo la documentación sobre el proceso de Juan Sánchez. Descubren que todo lo que el viejo dijo es cierto: Juan Sánchez era un próspero comerciante que también se encargaba de recaudar impuestos. Tenía contactos con obispos y altos dignatarios de la Corte. El tribunal de la Inquisición lo condenó a llevar el "sambenito", una túnica amarilla con una cruz roja, como penitencia. Don Rodrigo concluye que Teresa de Cepeda y Ahumada es judía y su abuelo fue penitenciado y reconciliado. Decide viajar a Madrid para informar al inquisidor general. Mientras tanto, fray Tomás y el escribiente deben interrogar a doña Luisa de la Cerda, una noble dama, en su casa. Doña Luisa pertenece a una familia linajuda y ha sufrido muchas desgracias en su vida. Fray Tomás y Monroy llegan a su casa y son conducidos por un ama hasta ella. Doña Luisa se muestra reservada pero elogia a Teresa y asegura que es una mujer íntegra y honesta. No revela nada sobre los libros que Teresa escribe. Fray Tomás y Monroy se retiran y doña Luisa les muestra un poema escrito por Teresa. Finalmente, fray Tomás le pregunta si sabía que Teresa es de sangre judía, a lo que doña Luisa responde que sí y cuestiona por qué se sospecha de ella. La conversación termina y fray Tomás y Monroy salen del palacio impresionados por la soledad y tristeza que perciben en la vida de doña Luisa.

1. ¿ACASO TERESA ES UNA «DEJADA»? ¿Y QUÉ ES EL «DEJAMIENTO»?

En este capítulo, han pasado diez días de investigación en Toledo sobre la fundación del convento reformado de Teresa. El inquisidor Castro está entusiasmado por descubrir las raíces judías de la monja, lo que añadiría sustancia a su tesis de que es una alumbrada. Ahora cuenta con los escritos de Teresa que le entregó doña Luisa de la Cerda. Castro estudia los escritos minuciosamente en busca de herejía o alumbradismo. Mientras tanto, el gobernador y Matos están impacientes por arrestar a Teresa, pero Castro prefiere esperar y tener pruebas contundentes. Sin embargo, el cardenal Espinosa, inquisidor general, muere en Madrid y Castro y Bustos deben partir hacia la capital para las honras fúnebres y reunirse con el Consejo de la Suprema. Mientras tanto, fray Tomás y Monroy continúan con las investigaciones en Toledo. Recopilan testimonios de personas que conocieron a Teresa, como el padre Pablo Hernández, doña Luisa de la Cerda, las monjas carmelitas de Ávila, Diego Ortiz, Alonso Ramírez, don Pedro Manrique, don Gómez Tello Girón y Alonso de Ávila. A pesar de los obstáculos y la falta de apoyo, Teresa logra obtener la licencia para fundar el convento en Toledo. Finalmente, se menciona que ha habido cambios en el Consejo de la Suprema y que Castro está siendo apartado de las investigaciones sobre Teresa. Castro se siente frustrado y teme perder su puesto en el Consejo.

Siguiendo este capítulo, se nos informa sobre la difícil situación que está atravesando don Rodrigo de Castro, quien ha sido apartado de sus responsabilidades en el Consejo de la Suprema y se siente frustrado y humillado. Su amigo don Sancho Bustos también ha sufrido contratiempos, ya que ha sido cesado como consiliario de Inquisición y le han retirado el sueldo como consejero. Todo esto ha sido causado por la influencia de don Gaspar de Quiroga, a quien don Rodrigo odia y considera responsable de su desgracia.

Don Rodrigo siente la necesidad de ver a otras personas y ser tratado con consideración y respeto, como solía ser antes. En medio de su desesperación, recibe la visita de un criado del palacio de los Vargas, quien le informa que su amo, don Francisco de Vargas, desea hablar con él sobre asuntos importantes. Don Rodrigo acepta la invitación y se dirige a la casa de los Vargas.

En el camino, don Rodrigo es reconocido y aclamado por la gente en las calles de Madrid. Finalmente, llega a la casa de los Vargas, donde es recibido con cariño y alegría por todos los miembros de la familia. Don Francisco le comunica que ha hablado con el rey en su nombre y que pronto será nombrado obispo. Don Rodrigo se siente abrumado por esta noticia y agradece a sus amigos por su apoyo.

Mientras están a solas, don Francisco le revela a don Rodrigo que la princesa de Éboli ha entregado un manuscrito de Teresa de Jesús a la Inquisición y que él ha intervenido para que don Rodrigo sea el encargado de investigar el caso. Don Rodrigo se muestra interesado y agradecido por esta oportunidad de demostrar su valía en el Santo Oficio.

Después de esta conversación, don Francisco se retira para preparar una celebración en honor a don Rodrigo. Mientras tanto, don Rodrigo se encuentra con doña Isabel Manrique, quien le revela que la princesa de Éboli tiene en su poder el libro original de Teresa de Jesús, que contiene pruebas de sus herejías. Doña Isabel le asegura que la princesa está dispuesta a entregarle el libro a don Rodrigo para que pueda llevar a cabo la investigación.

Don Rodrigo se muestra emocionado y agradecido por esta oportunidad de desenmascarar a Teresa de Jesús. Sin embargo, también está preocupado por la influencia que el nuevo inquisidor general, don Diego de Quiroga, tiene sobre ella. A pesar de esto, don Rodrigo decide aprovechar esta oportunidad y utilizar todas sus influencias para llevar a cabo la investigación.

Finalmente, don Rodrigo recibe la noticia de que ha sido nombrado obispo de Zamora y que también encabezará una misión diplomática en Roma. Con estas nuevas responsabilidades, don Rodrigo se siente satisfecho y se aleja temporalmente de los problemas en el Santo Oficio, convencido de que está cumpliendo con su deber sagrado.

1. ¿OTRO TRABAJO EN EL SANTO OFICIO?

En este capítulo, se describe la vida tranquila de fray Tomás después de su participación en el Santo Oficio. El santuario de la Virgen de Atocha, donde se encuentra el convento de Santo Domingo, es descrito como un lugar rodeado de naturaleza y en constante construcción. Fray Tomás pasa su tiempo libre leyendo en el jardín del convento, hasta que es interrumpido por el padre provincial, quien le informa que el inquisidor general lo requiere en la Suprema Inquisición. Fray Tomás se preocupa por esta citación, ya que había dejado el Santo Oficio hace más de un año y no desea volver. Antes de partir, le confiesa al padre provincial que no siente vocación para el Santo Oficio y prefiere dedicarse a la enseñanza. Sin embargo, el padre provincial lo convence de que su trabajo en el Santo Oficio es necesario y que ha realizado un buen trabajo en el pasado. Fray Tomás se siente aliviado y se dirige a la Suprema Inquisición junto al padre provincial. Allí se encuentran con el inquisidor general, quien elogia el trabajo de fray Tomás y le pide que investigue nuevamente a Teresa de Jesús. El inquisidor general expresa su preocupación por las visiones y revelaciones de Teresa, así como por la difusión de sus libros. Deciden obtener un ejemplar del libro escrito por Teresa y someterlo a un examen para determinar si debe ser incluido en el Índice de los Libros Prohibidos. Fray Tomás es enviado a Valladolid para obtener el libro original de manos del padre Báñez, con la condición de que solo lo entregue al inquisidor general.

Siguiendo este capítulo, fray Tomás se encuentra con el inquisidor Castro, quien le informa que a partir de ahora será su asistente directo. Fray Tomás le pide poder elegir a la persona de la Inquisición que lo acompañará en su misión y el inquisidor acepta. Sin embargo, antes de salir, el inquisidor les advierte que no le cuenten nada a fray Alonso de la Fuente, quien está esperando para ser recibido. Fray Tomás y el padre provincial salen y fray Alonso los detiene para reclamarle a fray Tomás por no haberle devuelto un memorial. Fray Tomás se ve en apuros, pero el padre provincial lo saca de la situación y se van corriendo. Esa misma tarde, fray Alonso va a la celda de fray Tomás exigiendo el memorial, y al final le da un fuerte bofetón. Al amanecer, el caballero de Alcántara espera a fray Tomás en la puerta del convento para escoltarlo en su viaje. Mientras cabalgan, fray Tomás le cuenta al caballero sobre el libro de revelaciones de Teresa y el motivo de su viaje a Valladolid. Llegan a Valladolid y fray Tomás se encuentra con el padre Báñez, quien le ofrece su ayuda para resolver sus dudas. El padre Báñez le explica que la felicidad del hombre consiste en encontrar a Dios y que la vida del hombre trasciende esta vida terrenal.

Siguiendo este capítulo, fray Tomás se encuentra con el padre Báñez, quien le habla sobre la espiritualidad y la importancia de aprender a ver lo invisible. El padre Báñez explica que los seres humanos somos seres corporales y espirituales a la vez, y que la luz natural nos permite ver la materia, pero no la verdad. La clarividencia es un don que permite captar el sentido más profundo de la vida y nos fortalece frente a las dificultades.

El padre Báñez también habla sobre la felicidad incompleta que el hombre puede alcanzar en la tierra y la importancia de hacer el bien y evitar el mal. Luego, fray Tomás expresa su preocupación por la obsesión, la intransigencia y el fanatismo que ve en la Inquisición. El padre Báñez le explica que la Inquisición nació para prevenir herejías y delitos morales, pero reconoce que también ha habido abusos y malas intenciones. Muchos se aprovechan del Santo Oficio para beneficio propio, lo que ha llevado a la condena injusta de muchas personas.

Después de una serie de reflexiones y críticas, el padre Báñez le explica a fray Tomás que su tarea es investigar y evitar que el libro de Teresa de Jesús caiga en manos equivocadas. Aunque fray Tomás se muestra preocupado por la obsesión y la intransigencia de algunos inquisidores, el padre Báñez le asegura que confía en él y en su capacidad para hacer lo correcto.

El padre Báñez continúa hablando sobre la Inquisición y los abusos que se han cometido en su nombre. Destaca que la naturaleza humana a menudo convierte en propio interés lo más sagrado, lo que lleva a la hipocresía y la astucia malintencionada. Sin embargo, también reconoce que la Inquisición es necesaria para controlar los excesos y los desvaríos humanos.

Después de esta discusión, el padre Báñez le explica a fray Tomás quién es Teresa de Jesús y le da un informe que escribió sobre ella. El informe destaca la vida y la obra de Teresa, desde su infancia hasta la fundación del primer convento reformado. El padre Báñez reconoce que las visiones y revelaciones de Teresa pueden ser motivo de preocupación, pero también reconoce su sinceridad y su dedicación a la virtud.

En resumen, en este capítulo fray Tomás discute con el padre Báñez sobre la espiritualidad y la Inquisición. El padre Báñez explica la importancia de hacer el bien y evitar el mal, y reconoce los abusos que se han cometido en nombre de la Inquisición. También le da a fray Tomás un informe sobre Teresa de Jesús y destaca su sinceridad y dedicación a la virtud.

1. HASTA BAJO LAS PIEDRAS BROTAN NUEVOS ALUMBRADOS Y DESATADAS BEATAS

En este capítulo, se narra el ajetreado año 1575 para los inquisidores en España. Se descubren nidos de alumbrados, personas que practican prácticas religiosas desviadas, lo que ocasiona constantes denuncias ante el Santo Oficio. En Toledo, surge una mujer llamada Francisca de los Apóstoles, que se hace llamar iluminada y acaba siendo procesada. Además, en la ciudad también se encuentra Juan de Dios, un hombre que se cree llamado a reformar la iglesia y logra engañar a tres clérigos visionarios. Estos predicadores atraen a beatas y mujeres piadosas, lideradas por Francisca, quien profetiza la inminente liberación del arzobispo Carranza y anuncia grandes cambios en la Iglesia. Estas predicciones excéntricas se difunden por los pueblos y seducen a las personas sencillas. Juan de Dios es denunciado por estafar y vender sanaciones, pero el pueblo lo defiende. Por otro lado, Francisca tiene a un grupo de beatas que practican formas absurdas y vergonzosas de oración. Todo esto lleva al Tribunal de la Inquisición de Toledo a investigar el alcance de estas doctrinas y las reuniones secretas de las devotas de Francisca. El inquisidor don Antonio Matos de Noronha envía un informe a la Suprema Inquisición con las proposiciones y calificaciones resultantes de las testificaciones contra las beatas y los alumbrados. El Consejo se alarma y ordena al tribunal de Toledo vigilar y encarcelar a los más exaltados. El alumbradismo se propaga como una epidemia, y el Tribunal de Valladolid también gestiona un proceso contra una monja agustina por excesos y errores propios de los dejados. La Inquisición se preocupa por personas esclarecidas y con fama de santidad, como Ignacio de Loyola, y se sospecha que el libro de Teresa de Jesús, "El libro de la vida", pudo haber sido un estímulo para los alumbrados. El iluminismo se propaga en la región alta de Andalucía, donde se descubren numerosos casos de estas aberraciones. Destaca el caso del doctor Carleval, procesado por la Inquisición entre 1572 y 1574, y otros discípulos suyos acusados de mesianismo y de profesar las doctrinas de los alumbrados. El inquisidor Alonso López descubre numerosos casos en Jaén y Baeza. En medio de todo esto, María Mejías, una profetisa, declara que el doctor Carleval le dijo que había leído un libro de Teresa de Jesús en el que se hablaba de mártires y del regreso de Jesucristo al mundo. Se piden informes contra cualquier persona sospechosa de estar relacionada con los alumbrados. Teresa de Ávila es acusada de alumbradismo y se ordena intervenir su libro "El libro de la vida". El padre dominico Domingo Báñez lo examina y emite un juicio sobre el mismo. También se encomienda a varios confesores y letrados su lectura. En diciembre de 1574, el Consejo de la Suprema Inquisición recibe la notificación del tribunal de Córdoba sobre el libro de revelaciones de Teresa de Ávila. Las acusaciones contra ella y su libro generan sospechas y desconfianzas. En enero de 1576, María del Corro, una dama sevillana, se dirige al castillo de San Jorge, sede de la Inquisición, acompañada por su confesor, el padre Pardo, y su criada, Sotera. María está angustiada y llora, pero está decidida a cumplir con su deber. El capítulo termina con los tres personajes llegando a la puerta del castillo.

Siguiendo este capítulo, se nos presenta a María del Corro, una mujer joven y virtuosa que se dedica por completo a la oración y las obras de caridad en la iglesia de San Vicente. Aunque es admirada por su dedicación a la fe, nadie sabe que cuando regresa a su casa por la noche, se siente acosada por el miedo a los demonios. A pesar de esto, María confiesa sus temores a su confesor, don Orencio Pardo, quien le explica que los demonios atacan a los santos. A lo largo de los años, María aprende a lidiar con sus miedos y comienza a creer que está cerca de convertirse en santa. Con el apoyo de don Orencio, María decide convertirse en monja y comienza a buscar un convento adecuado para ella. Sin embargo, don Orencio no encuentra ningún lugar que considere adecuado para María y su vocación especial. Hasta que un día, parece que la Providencia interviene y les muestra una nueva fundación que parece ser perfecta para María. Mientras tanto, María y don Orencio se dirigen al castillo de la Inquisición de Triana, donde María debe testificar sobre las herejías que ha presenciado en el convento de San José del Carmen. Acompañados por Sotera, la criada de María, entran al castillo y son conducidos a una sala donde son interrogados por los inquisidores. María, con la guía de don Orencio, revela que ha presenciado conductas heréticas en el convento y nombra a las monjas responsables. Después de su testimonio, don Orencio es enviado fuera de la sala y María es interrogada más a fondo. Finalmente, los inquisidores deciden enviar una carta a la Suprema y General Inquisición en Madrid para informar sobre el caso y solicitar instrucciones sobre cómo proceder. El capítulo concluye con María y don Orencio saliendo del castillo, dejando atrás una estela turbia y una ciudad llena de rumores sobre la presencia del Santo Oficio.

1. VIENE A SEVILLA UN VISITADOR DE LA SUPREMA Y GENERAL INQUISICIÓN CON PODERES DE MINISTRO EXTRAORDINARIO

En este capítulo, se describe el viaje de fray Tomás y don Luis María Monroy desde Madrid hasta Sevilla. Se menciona que el trayecto es largo y complicado, especialmente a partir de Almodóvar del Campo, donde el camino se vuelve difícil y peligroso. A pesar de las dificultades, los viajeros finalmente llegan a Sevilla y quedan impresionados por la belleza de la ciudad.

Se revela que fray Tomás y don Luis María han sido enviados a Sevilla por la Santa Inquisición para investigar las acusaciones contra la monja Teresa de Jesús. Se menciona que el informe del padre Báñez ha ayudado a convencer al inquisidor general de la inocencia de Teresa, pero que ha surgido una nueva denuncia en el tribunal de Sevilla. Fray Tomás ha sido enviado con poderes de visitador general para resolver el asunto.

Fray Tomás se reúne con el arzobispo de Sevilla y le entrega las cartas de la Suprema Inquisición y el informe del padre Báñez. Aunque el arzobispo muestra cierta preocupación, decide dejar el caso en manos de fray Tomás y suspender el proceso en curso.

Fray Tomás se reúne con el licenciado Carpio y el licenciado Páramo, inquisidores de Sevilla, quienes se muestran descontentos con la decisión de suspender el proceso. Sin embargo, acatan la orden y se retiran.

Fray Tomás se encuentra con el padre Gracián, un carmelita descalzo y colaborador de Teresa de Jesús. Gracián le cuenta los problemas que ha enfrentado Teresa en el convento de Sevilla, incluyendo la expulsión de una novicia problemática y las acusaciones en su contra.

Finalmente, fray Tomás recibe la visita de Teresa de Jesús en el convento de San Pablo. A pesar de las normas del convento, fray Tomás decide recibirla y hablar con ella en persona. La descripción de Teresa revela su serenidad y confianza en medio de las acusaciones en su contra.

El capítulo termina con fray Tomás encontrándose con Teresa en el recibidor del convento, empapado por la lluvia. Ambos se miran en silencio, creando un momento de tensión y expectación.

Siguiendo este capítulo, fray Tomás Vázquez llega al convento de las monjas carmelitas descalzas en Sevilla y es recibido por la madre Teresa de Jesús. Fray Tomás se sorprende al ver a Teresa tan joven y sonriente, ya que esperaba encontrarse con una presencia más austera y seria. Después de una breve conversación, fray Tomás revela que es el ministro de la Santa Inquisición enviado por la Suprema y la madre Teresa se sorprende y se ríe. A pesar de la sorpresa inicial, fray Tomás explica que su visita es para investigar las acusaciones contra Teresa y que su intención es evitar que sea encarcelada. Las monjas se asustan por un relámpago y un trueno, pero luego todos se relajan y comienzan a conversar. Fray Tomás se disculpa por no haber visitado antes a las monjas y les promete que irá a su convento al día siguiente. Las monjas se marchan aliviadas y contentas, y fray Tomás corre a contarle a su compañero Monroy sobre la visita de Teresa. Al día siguiente, fray Tomás visita el convento de las monjas carmelitas descalzas y habla con Teresa sobre las acusaciones en su contra. Teresa explica que las acusaciones son falsas y ridículas, y que las monjas solo se ayudan mutuamente en situaciones prácticas. También revela que ha consultado con varios teólogos y letrados sobre sus experiencias espirituales. Fray Tomás queda impresionado por la sinceridad y la humildad de Teresa. Después de la conversación, fray Tomás le pide a Teresa que ponga por escrito todo lo que ha dicho para llevarlo al Consejo de la Suprema Inquisición. Teresa acepta y se muestra agradecida por la oportunidad de aclarar las acusaciones en su contra. Más tarde, se anuncia que Teresa ha sido declarada inocente por la Suprema Inquisición. El arzobispo de Toledo, don Bartolomé de Carranza, también es absuelto de las acusaciones de herejía. El mismo día, se inaugura el nuevo convento de las monjas carmelitas descalzas en la calle Pajarería de Sevilla. Durante la procesión del Corpus Christi, el arzobispo se arrodilla ante Teresa y le pide su bendición. Después de la procesión, se produce un pequeño incendio en el convento, pero se controla rápidamente. Todos celebran y se ríen, y fray Tomás pide a Monroy que cante una canción escrita por Teresa.

Nota del autor

Santa Teresa de Jesús

En este capítulo, se nos presenta el contexto histórico en el que vivió Santa Teresa de Jesús. Nacida en 1515, durante el "Siglo de Oro español", vivió en una época de gran esplendor cultural y económico en España. Durante este tiempo, España adquirió prestigio internacional en Europa y se destacó en áreas como la literatura, las artes plásticas, la música y la arquitectura. Sin embargo, también hubo conflictos y guerras en los que España se vio involucrada, como las conquistas en América, las batallas contra Francia, Portugal e Inglaterra, y las guerras religiosas en Europa.

Teresa de Jesús nació en una familia acomodada, pero debido a la situación económica en Castilla, la familia comenzó a sufrir dificultades financieras. A pesar de esto, siempre hubo dinero para comprar libros, ya que tanto el padre como la madre de Teresa eran aficionados a la lectura. Desde muy joven, Teresa heredó esta pasión por los libros y se convirtió en una ávida lectora.

A pesar de su crianza acomodada, Teresa no presumía de su nobleza y se refería a sus padres como personas virtuosas y temerosas de Dios. Además, ella misma era descendiente de judeoconversos, lo cual sabía y aceptaba. A pesar de las dificultades y prejuicios que enfrentaba como mujer en aquella época, Teresa demostró su valía humana e intelectual y se convirtió en una figura excepcional.

A los 16 años, Teresa ingresó en un convento de monjas agustinas como pupila, pero su deseo de ser monja se hizo más fuerte y decidió ingresar en el convento carmelita de la Encarnación de Ávila sin el consentimiento de su padre. A partir de ese momento, su vida cambió y se dedicó a la vida monástica.

Teresa experimentó diversas enfermedades y crisis espirituales a lo largo de su vida, pero también recibió dones especiales como la oración de quietud y la oración de unión. Estos dones la llevaron a fundar la reforma del Carmelo, restituyendo la antigua observancia de la regla y promoviendo la vida contemplativa y el desprendimiento material.

A pesar de las dificultades y los prejuicios que enfrentó, Teresa se convirtió en una figura influyente y respetada en su tiempo. Su inteligencia, valentía y carisma le ganaron el respeto y la admiración de muchas personas, tanto de la nobleza como de la gente común. A través de sus escritos, Teresa defendió el derecho de las mujeres a pensar por sí mismas y a tomar decisiones, rompiendo con los estereotipos y las limitaciones impuestas a las mujeres en aquella época.

Santa Teresa de Jesús falleció en 1582, dejando un legado de escritos que reflejan su profunda espiritualidad y su lucha por la libertad y la igualdad de las mujeres. Sus escritos son considerados una de las obras más importantes de la literatura mística y espiritual.

Nota del autor y justificación de la novela

En este capítulo, el autor comienza explicando cómo un escritor de novelas históricas construye su ficción a partir de datos históricos, respetando las fuentes y supliendo lo que falta con respeto. Aunque reconoce que la historia real solo se puede conocer de manera limitada a través de documentos, también destaca la importancia de distinguir entre los acontecimientos reales y los hechos históricos narrativos. Luego, el autor habla sobre la intención de establecer un puente entre el pasado y el presente en la novela histórica, y cómo esta no pretende ser completamente real, pero tampoco un simple simulacro. A continuación, el autor explica cómo surgió la idea de escribir la novela sobre Teresa de Jesús a petición del padre Emilio Martínez. El autor acepta el desafío de escribir una novela histórica pura sobre Teresa de Jesús, sin ser una biografía ni una historia novelada. Luego, el autor habla sobre el intenso trabajo de investigación y documentación que realizó para escribir la novela. A continuación, se centra en los problemas de Teresa de Jesús con la Inquisición y cómo los inquisidores nunca confiaron en su obra. Explica cómo los censores examinaron con lupa sus escritos y realizaron correcciones en ellos. Luego, el autor narra el episodio más desconocido de la vida de Teresa de Jesús: sus problemas con la Inquisición. Explica cómo fue denunciada y acusada de practicar una doctrina nueva y supersticiosa. Describe cómo fue interrogada y amenazada, pero finalmente los inquisidores se dieron cuenta de que las acusaciones eran infundadas. El autor destaca que aunque las acusaciones contra Teresa de Jesús eran falsas, forman parte de la historia y muestran las desmesuras e intransigencias de la España del siglo XVI. Concluye diciendo que la novela no solo narra la peripecia de Teresa de Jesús, sino que también indaga sobre las distintas formas en que esos hechos fueron narrados en su momento.

Bibliografía sobre santa Teresa de Jesús

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Bibliografía sobre el alumbradismo

En este capítulo, se mencionan numerosas obras y estudios relacionados con el tema de los alumbrados y la Inquisición española. Entre ellos se encuentran los trabajos de Melquíades Andrés Martín, que abordan el riesgo de una espiritualidad más intimista y la tradición conversa y alumbramiento. También se mencionan los estudios de Vicente Beltrán de Heredia sobre un grupo de visionarios y pseudoprofetas durante los últimos años de Felipe II, así como los alumbrados de la diócesis de Jaén. Otros autores mencionados son Francisco Bethencourt, Marcel Bataillon, María Luisa Cano Navas, Julio Caro Baroja, José Manuel Carrete Parrondo, Antonio Castillo Gómez, Juan de Cazalla, Antonio Farfán de los Godos, Luis Fernández, Ricardo García Cárcel, José María García Gutiérrez, María Laura Giordano, José Luis González Novalín, José Goñi Gaztambide, Fray Luis de Granada, Pierre Groult, Álvaro Huerga, Enrique Llamas Martínez, Bernardino Llorca, John E. Longhurst, Leandro de Granada Manrique, Teófanes Egido Martínez, Antonio Márquez, Ángela Muñoz Fernández, Michele Olivari, Milagros Ortega Costa, Francisco de Osuna, Segismundo Pey Ordeix, Javier Pérez Escohotado, Joaquín Pérez Villanueva, Virgilio Pinto Crespo, Augustin Redondo, Rosa Rossi, Luis Sala Balust, Adelina Sarrión Mora, Julio Sierra, Juan Francisco de Villava y E. Zudaire. Estos estudios abordan diferentes aspectos de los alumbrados y su relación con la Inquisición, como la influencia de Erasmo y Lutero, la literatura espiritual, la religiosidad de las mujeres y los procesos inquisitoriales.

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