19 minutos

1

En este capítulo, el narrador nos transporta a la Barcelona de finales de los setenta. Describe la ciudad como un lugar donde el tiempo y la memoria se entrelazan, y donde los edificios y calles evocan historias y ficciones. El narrador era un joven de quince años que vivía en un internado en la barriada de Sarriá. El colegio era imponente, con una fachada que parecía un castillo y rodeado de jardines y edificios sombríos. A pesar de las horas dedicadas al estudio, el narrador aprovechaba el tiempo libre para explorar la ciudad, sintiéndose libre y afortunado. En uno de sus paseos, descubre una avenida llena de mansiones en ruinas y decide aventurarse en una de ellas. Allí, se encuentra con un gato que lleva en su boca a un gorrión agonizante. Intrigado, el narrador entra en la propiedad y escucha una melodía familiar que proviene de una vivienda. Siguiendo el sonido, descubre una galería iluminada donde una mujer canta. En la sala, encuentra un reloj de bolsillo y un retrato de una mujer vestida de blanco. De repente, la mujer de la butaca se levanta y el narrador, presa del pánico, huye de la casa. Corre de vuelta al internado y se refugia en su habitación, pero alguien golpea la puerta y le avisa de que es hora de cenar. El narrador se pone la chaqueta y se da cuenta de que aún sostiene el reloj de oro en la mano.

2

En este capítulo, el narrador cuenta cómo se volvió inseparable de un reloj que había encontrado en una casa abandonada. Llevaba el reloj a todas partes, incluso dormía con él bajo la almohada por miedo a que alguien lo descubriera y le preguntara de dónde lo había sacado. El narrador sentía fascinación por el reloj, que parecía estar hecho de oro macizo y tenía una inscripción en la parte posterior que decía "Para Germán, en quien habla la luz". Aunque el narrador pensaba que el reloj valía mucho dinero, también sentía remordimientos por haberlo robado. Decidió compartir su secreto con su mejor amigo en el internado, JF, quien lo instó a devolver el reloj. A pesar de sus dudas, el narrador accedió y se dirigió a devolver el reloj al lugar donde lo había encontrado. Sin embargo, antes de hacerlo, presenció una visión sorprendente que lo dejó sin palabras.

3

En este capítulo, Óscar se encuentra con una misteriosa chica en una bicicleta mientras pasea por la calle. Ella le pregunta si es el dueño del reloj que encontró en la casa abandonada y Óscar admite que lo tomó por accidente. La chica resulta ser la hija de Germán, el propietario de la casa, y le pide a Óscar que devuelva el reloj. Óscar se disculpa y le devuelve el reloj roto. Luego, la chica invita a Óscar a su casa para desayunar y conocer a su padre. Óscar se siente culpable y nervioso, pero Germán resulta ser amable y acepta el reloj sin problemas. Óscar se despide de ellos y se va, pero la chica, llamada Marina, lo invita a regresar al día siguiente. Óscar acepta y se va con la sensación de que algo mágico ha sucedido en esa casa.

4

En este capítulo, el narrador llega puntualmente a la casa de Marina y es recibido por Kafka, el gato. Juntos se dirigen al jardín, donde encuentran a Marina escribiendo en un libro. Después de un breve intercambio de palabras, Marina lleva al narrador a un cementerio escondido en Sarriá. Allí, Marina le explica que la muerte tiene emisarios que buscan a aquellos que no piensan en ella. Mientras observan a una misteriosa mujer de negro dejar una rosa roja en una tumba sin nombre, Marina revela que la mujer hace esto cada último domingo del mes. Deciden seguir a la mujer y terminan en un callejón sin salida donde encuentran un invernadero cubierto de hiedra. A pesar de que parece abandonado, Marina encuentra una entrada secreta y ambos deciden adentrarse en la oscuridad.

5

En este capítulo, el narrador y Marina continúan explorando el invernadero. Sienten un extraño murmullo y descubren que están rodeados por figuras suspendidas en el techo. Marina queda atrapada en una trampa y las figuras caen al suelo. Descubren que son marionetas inacabadas y encuentran una marca en cada una de ellas. Luego encuentran un álbum de fotografías que muestra seres deformes y malformados. Marina se perturba por las imágenes y escuchan un sonido y un olor desagradable. Sienten que alguien los observa y deciden salir del invernadero.

6

En este capítulo, el narrador y Marina regresan a casa después de su visita al invernadero. Marina le pide al narrador que no le mencione nada de lo sucedido a Germán. En el camino de regreso, Marina comienza a sentirse mal y se detienen en la Plaza Sarriá. Después de un momento, Marina se recupera y deciden ir a casa de Germán para comer. En la casa, el narrador descubre que la madre de Marina era cantante de ópera y que Germán los recibe con amabilidad. Durante la comida, Germán pregunta al narrador sobre los acontecimientos actuales y descubre que el narrador es anarquista. Germán se queda dormido y Marina lo ayuda a levantarse y llevarlo a su habitación. El narrador espera a Marina, pero después de un tiempo decide irse a casa. Mientras camina de regreso al internado, reflexiona sobre los eventos del día y se da cuenta de que ha sido el día más extraño de su vida.

7

En este capítulo, el protagonista tiene un sueño en el que se encuentra atrapado en un caleidoscopio y es observado por un ser diabólico. Al despertar, se da cuenta de que está enfermo y no puede concentrarse en sus clases. Después de escaparse de su amigo JF, corre bajo la lluvia hasta llegar a la casa de Marina y Germán. Al entrar, se da cuenta de que la casa está a oscuras y vacía. Encuentra una serie de retratos de una mujer que se parece mucho a Marina. Mientras explora la casa, siente un olor desagradable y ve una figura misteriosa en el jardín. Finalmente, Germán y Marina regresan a casa y el protagonista se disculpa por su intrusión. Marina le explica que estaban fuera porque acompañaban a Germán al médico. Aunque al principio parece enfadada, finalmente le perdona y le besa en la mejilla. El protagonista se queda fascinado por los retratos de la mujer y Marina revela que el autor de los cuadros fue su esposo, quien conocía muy bien a su madre.

8

En este capítulo, Marina le cuenta a Daniel la historia de Germán Blau y el palacete de Sarriá. Germán era el hijo de una familia adinerada de la burguesía catalana. Se rumoreaba que no era hijo legítimo de su padre, sino fruto de una relación entre su madre y un pintor llamado Quim Salvat. Germán tenía un gran interés por la pintura, lo cual preocupaba a su padre. A los dieciséis años, su padre le dio un ultimátum y Germán decidió huir de casa, pero regresó al día siguiente. Su padre, decepcionado, decidió poner a su nombre el palacete de Sarriá, que estaba semi abandonado. Germán se convirtió en aprendiz de Quim Salvat y descubrió su talento como pintor. Salvat era extravagante y generoso, y se convirtió en su maestro y mejor amigo. Germán aprendió mucho de él y se convirtió en un exitoso pintor. Sin embargo, la muerte de Salvat y los horrores de la guerra afectaron a Germán. Se casó con Kirsten Auermann, una talentosa cantante de ópera, y juntos vivieron una época de éxito y felicidad en Sarriá. Pero Kirsten enfermó y murió poco después de dar a luz a su hija Marina. Germán dejó de pintar y la luz en su interior se apagó para siempre.

9

En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo sus visitas diarias a la casa de Germán y Marina se convierten en un ritual. Allí, sus nuevos amigos le enseñan a jugar ajedrez y comparten momentos de café y charlas en las salas de la casa. Descubre que Marina no va al colegio para cuidar de su padre y que Germán le ha enseñado a leer, escribir y pensar. Germán también le abre la mente al mundo del arte, la historia y la ciencia a través de su biblioteca. Marina confiesa que sueña con ser escritora, pero no le muestra ninguno de sus escritos al narrador. A medida que pasa el tiempo, el narrador se siente cada vez más parte de la vida de Germán y Marina, pero mantiene su amistad en secreto. Marina le revela que está escribiendo sobre él y el narrador le pide leerlo. Antes de que Germán y Marina se vayan a Madrid por una semana para un tratamiento médico, el narrador los acompaña a la estación y se despide de ellos. Después de que se van, el narrador recibe un sobre de un mozo de la estación y descubre una tarjeta con una dirección y el símbolo de la mariposa negra.

10

En este capítulo, el narrador se dirige a la calle Princesa y decide comprar un pastel en una panadería frente a la basílica de Santa María del Mar. Mientras busca el número 33 en un edificio antiguo, se encuentra con una anciana ciega en la garita de portería. La anciana no conoce a Mijail Kolvenik y el narrador continúa su búsqueda. Llega a un piso donde encuentra a Benjamín Sentís, quien le informa que Mijail Kolvenik murió en 1948. Sentís le cuenta la historia de Kolvenik, quien llegó a Barcelona en 1919 y se convirtió en un exitoso ingeniero en la empresa Velo-Granell. Kolvenik se enamoró de Eva Irinova, una famosa actriz, y planeaba casarse con ella. Sin embargo, Sergei y Tatiana Glazunow, los guardianes de Irinova, intentaron sabotear la boda. Durante el intento de asesinato, Irinova resultó gravemente herida y quedó desfigurada. Kolvenik se retiró del mundo y vivió recluido con Irinova en una mansión en construcción. La Velo-Granell enfrentó problemas financieros y Kolvenik fue acusado de irregularidades. Perdió su fortuna y su mansión se incendió en 1948, muriendo él y Irinova en el incendio. La historia de Kolvenik y la Velo-Granell se convirtió en una leyenda en Barcelona.

11

En este capítulo, el narrador nos cuenta que el relato de Benjamín Sentís lo ha estado persiguiendo durante toda la semana, sintiendo que faltan piezas en su historia. Mientras espera el regreso de Germán y Marina, el narrador visita su casa para asegurarse de que todo esté en orden. Durante estas visitas, el narrador charla con Kafka, el gato de Germán y Marina, y se sienta en el salón de los cuadros para contemplar los retratos que Germán pintó de su esposa Marina hace quince años.

El domingo, el narrador espera en la estación de Francia la llegada del expreso de Madrid. Cuando el tren llega, Germán y Marina descienden del vagón y se encuentran con el narrador. Germán comenta que Madrid es precioso y que la ciudad está creciendo rápidamente. El narrador nota que Germán está de buen humor y lleno de energía, lo que le hace confiar en que las noticias del médico de La Paz sean esperanzadoras.

En el camino de regreso a casa, Germán y Marina comentan sobre la belleza de Barcelona y cómo no hay ninguna calle como las Ramblas en ninguna otra ciudad del mundo. El narrador se queda a solas con Marina en el taxi y le pregunta cómo le ha ido en Madrid. Ella responde que ha ido bien y le agradece al narrador por recibirlos. El narrador le dice a Marina que Barcelona se veía vacía sin ellos y que tiene muchas cosas que contarle.

Al llegar a la casa de Germán, Marina prepara una cesta con bocadillos y bebidas para un paseo sorpresa. Germán aparece vestido como un piloto de rally y les pide ayuda en el garaje. Allí, descubren un Tucker de los años cincuenta en perfecto estado. Germán comenta que los coches actuales no se comparan con el Tucker y que este coche no arranca, sino que cabalga.

Después de una hora de viaje en el Tucker, llegan a una cala escondida en la costa. Germán, Marina y el narrador disfrutan del paisaje y de un baño en el mar. Marina cuenta la historia de una escritora holandesa que vivió en una casa abandonada cerca de la cala y que desapareció en el mar cuando perdió la vista.

Al final del día, el narrador se encuentra a solas con Marina y le cuenta todo lo que ha sucedido en su ausencia, incluyendo la historia de Benjamín Sentís y la aparición de la dama de negro en la estación. Marina le dice al narrador que el médico de La Paz le ha dicho que no le queda mucho tiempo. El narrador se despide de Marina y regresa al internado, donde lee en el periódico que el cadáver de Benjamín Sentís ha sido encontrado en un túnel de alcantarillado con las manos amputadas.

12

En este capítulo, el narrador pasa la noche pensando en la historia que Sentís le contó y se da cuenta de que el anciano le ocultó que era el socio de Kolvenik en la empresa Velo-Granell. Esto hace que el narrador dude de la veracidad de todo lo que le contó Sentís. Al día siguiente, el narrador se encuentra con Marina en el jardín y ella le muestra una copia del periódico con la noticia de la muerte de Sentís. Deciden dar un paseo y van al parque de Santa Amelia, donde se sientan en una cafetería. Marina lee en voz alta la noticia y el narrador se da cuenta de que Sentís fue asesinado en las alcantarillas y le cortaron las manos. Deciden ir a la policía, pero se dan cuenta de que no saben lo suficiente como para explicar lo que está sucediendo. El narrador recuerda que una semana antes recibió una tarjeta con la dirección de Sentís y el símbolo de la mariposa negra. Llegan a la conclusión de que alguien los está buscando y deciden ir al invernadero de Kolvenik para buscar más pistas. Llevan una linterna y una caja de fósforos y se adentran en el invernadero. Encuentran el símbolo de Kolvenik y la Velo-Granell en la puerta trasera y descubren que las figuras suspendidas en el techo han sido bajadas desde la última vez que estuvieron allí. El narrador encuentra un álbum de fotografías y decide llevárselo. Mientras intentan abrir un cajón del escritorio, escuchan ruidos y ven que las figuras se están moviendo. Escuchan un silbido acercándose y deciden huir. En el camino de regreso, son perseguidos por las figuras y se refugian en un cobertizo. Logran escapar rompiendo una ventana y corriendo por las vías del tren. Sin embargo, el narrador es atrapado por una de las figuras y Marina lucha por liberarlo. Finalmente, logran escapar justo antes de que un tren pase por encima de ellos. Regresan a casa y Marina cura la herida del narrador. Discuten sobre las figuras en el invernadero y el narrador intenta hablar sobre lo que sucedió en la playa, pero Marina no quiere hablar del tema.

13

En este capítulo, el narrador llega al internado tarde en la noche y se dirige a su habitación. Allí, examina un álbum de fotografías que habían tomado del invernadero. Las imágenes muestran personas con deformidades y malformaciones. El narrador se da cuenta de que estas imágenes son un álbum familiar y siente que está profanando algo que no le pertenece. Cierra el álbum y lo guarda en su bolsa. Al día siguiente, el narrador decide saltarse una clase para encontrarse con Marina. Le muestra el álbum y se detienen en una fotografía que fue tomada en Barcelona. Deciden visitar al Dr. Joan Shelley, quien aparece en la fotografía junto a un paciente. El Dr. Shelley les cuenta que era amigo de Mijail Kolvenik y que ayudó a financiar un centro médico para tratar enfermedades degenerativas y malformaciones congénitas. También menciona que el inspector Florián intentó derribar a Kolvenik y que Benjamín Sentís, socio de Kolvenik, era avaricioso y envidioso. El Dr. Shelley se muestra hostil y no revela mucha información. Marina y el narrador se despiden y el Dr. Shelley quema la fotografía. Al salir, se encuentran con María Shelley, hija del Dr. Shelley, quien les dice que su padre es difícil pero de buen corazón. María parece querer decirles algo, pero teme hacerlo. Finalmente, se despiden y escuchan la voz furiosa del Dr. Shelley regañando a su hija. Sienten un olor a carne en descomposición y escuchan pasos alejándose. Deciden irse de allí.

14

En este capítulo, el protagonista regresa a casa de Marina y se da cuenta de que ella lo observa de reojo. Durante el camino, Marina le pregunta si pasará las Navidades con su familia, a lo que él responde que no, ya que sus padres viajan constantemente y hace años que no pasan las Navidades juntos. Llegan en silencio a la casa de Marina y él se despide de ella.

De regreso al internado, comienza a llover y el protagonista contempla las ventanas del colegio, donde solo hay luz en un par de ellas. La mayoría de los internos se han ido de vacaciones de Navidad y solo quedan él y unos pocos más. Aunque en años anteriores esto le había afectado, este año prefiere quedarse cerca de Marina y Germán.

Al llegar a su habitación, se da cuenta de que está vacía y que solo queda doña Paula, la encargada de la limpieza. Mientras se prepara para dormir, encuentra el retrato de Marina que Germán había hecho y se queda dormido sujetándolo. Sin embargo, al despertar, el retrato ha desaparecido y siente un hedor a podredumbre en la habitación. Se da cuenta de que alguien o algo ha entrado por la ventana mientras dormía.

Asustado, intenta encender la luz pero no funciona. Escucha un siseo y su nombre susurrado desde el dormitorio cerrado de doña Paula. Con miedo, se acerca a la puerta y la voz repite su nombre de manera cruel y malévola. La puerta se abre de golpe y ve el retrato de Marina sostenido por manos de madera ensangrentadas. También ve una figura vestida de negro con los brazos en cruz y unas garras moviéndose como serpientes.

El protagonista cierra la puerta y trata de bloquearla, pero la criatura la derriba. Corre hacia las cocinas y se refugia bajo una mesa. La criatura lo persigue y él encuentra un cuchillo serrado para defenderse. La criatura se acerca, pero cuando el protagonista enciende un mechero, la criatura se retira. Después de un momento de espera, la criatura se va y el protagonista la sigue hasta su habitación, donde ve que está revisando su bolsa. La criatura se lanza por la ventana y el protagonista la observa alejarse por los tejados.

Al regresar a su habitación, el protagonista se da cuenta de que el marco de la ventana está manchado de sangre y se da cuenta de que ha herido a alguien con el cuchillo. Exhausto y asustado, decide ir al único lugar donde se siente seguro.

15

En este capítulo, Óscar llega a casa de Marina y encuentra consuelo en su presencia. Le explica lo sucedido y Marina le ofrece quedarse en su casa. Óscar se instala en una habitación del piso superior y Marina le proporciona ropa y comodidades. Al día siguiente, Óscar despierta en la habitación y se da cuenta de que su ropa ha desaparecido. Baja a la cocina con un camisón ridículo y se une a Marina y Germán para desayunar. Germán le explica que él y el cura tienen una rivalidad en el ajedrez. Marina y Óscar deciden buscar al inspector Florián para obtener más información sobre lo que está sucediendo. Se dirigen a su casa en Vallvidrera y Florián los recibe con desconfianza. Les cuentan su historia y Florián comienza a hablar sobre lo que sabe.

16

En este capítulo, Florián, un antiguo inspector de la brigada judicial de Barcelona, cuenta a Óscar y Marina su experiencia en el caso de la Velo-Granell. Florián fue asignado a este caso en 1945, cuando la compañía estaba en bancarrota y rodeada de problemas legales. Durante la investigación, descubrió que el caso era mucho más complejo de lo que parecía, involucrando extorsión, robo e intento de homicidio. También descubrió que Mijail Kolvenik, el principal sospechoso, estaba comprando cadáveres de personas sin familia ni conocidos. Sin embargo, antes de que pudieran arrestarlo, un incendio destruyó la casa de Kolvenik y él y su esposa murieron. A partir de ese momento, Florián fue asignado a la brigada antisubversiva y su carrera quedó arruinada. Años después, varios miembros del consejo directivo de la Velo-Granell murieron en circunstancias sospechosas. Florián sospechaba que Benjamín Sentís, uno de los directivos, estaba detrás de estos crímenes. Sin embargo, nunca pudo probarlo. Finalmente, Florián revela que Kolvenik adoptó el nombre de un paciente de un manicomio de Praga y que su verdadero pasado sigue siendo un misterio. Marina, después de escuchar toda la historia, se desmaya y Óscar la lleva a su habitación. En medio de la noche, Marina sufre un episodio de sangrado y fiebre, pero se niega a llamar a un médico. Óscar promete no decirle nada a Germán, pero solo si Marina también promete ver a un médico.

17

En este capítulo, el protagonista despierta sintiéndose fatigado y con dolor de cabeza. Descubre una nota de Marina y Óscar, quienes han ido al médico y estarán fuera todo el día. Después de alimentar a Kafka, decide ir al internado para recoger ropa y avisar a doña Paula que pasará las vacaciones con su familia. En el apartamento de doña Paula, ella está viendo una película de Joselito y preparándose tostadas con leche condensada. Después de conversar con ella, el protagonista recoge su ropa y se despide. En la cena, Germán parece preocupado y se retira a su habitación. Marina y el protagonista apenas hablan y él se siente como un extraño en la casa. Después de recoger los platos, el protagonista sale al jardín y ve la luz de la habitación de Marina apagarse. Decide caminar para aclarar sus pensamientos y termina en el cementerio de Sarriá. Allí, ve un carruaje negro acercándose y decide esconderse en el cementerio.

18

En este capítulo, el protagonista se encuentra escondido en un cementerio mientras observa al cochero del carruaje de la dama de negro. El cochero se acerca a su escondite, pero logra escapar y seguirlo hasta una tumba en la que intenta abrir un ataúd. El protagonista accidentalmente hace ruido y el cochero se da cuenta de su presencia, persiguiéndolo. El protagonista logra esconderse en el baúl del carruaje y viaja con él hasta llegar a un lugar desconocido en el Raval. Después de un tiempo, el protagonista logra salir del baúl y descubre que se encuentra en un edificio anexo al Gran Teatro Real. Luego, encuentra un buzón con el nombre de Luis Claret i Milá, que le resulta familiar. Escucha voces y decide huir, pero antes de hacerlo, ve al cochero salir del edificio y lo sigue.

19

En este capítulo, el narrador sigue el rastro de Claret por las calles de Barcelona. Llega a la casa del doctor Shelley y ve a Claret sacar un revólver antes de entrar. El narrador intenta entrar por la puerta principal, pero está cerrada, así que rodea el edificio y trepa por una escalera de incendios hasta una cornisa estrecha. Finalmente, logra llegar a la ventana del estudio de Shelley y ve a Claret apuntando con el revólver al doctor. Claret le reprocha a Shelley por no haber destruido un frasco y amenaza con matarlo, pero Shelley responde con calma. María, la hija de Shelley, aparece y Claret se va. Antes de irse, Shelley le da a Claret un estuche con balas. El narrador sigue a Claret por las calles de Barcelona hasta llegar al Barrio Gótico.

20

En este capítulo, Óscar sigue el rastro de Claret hasta una calle oculta tras la catedral. Observa una tienda de máscaras y se acerca al escaparate. Ve a Claret forcejeando con una tapa de metal y luego internándose en una trampilla que lleva a las alcantarillas. Óscar espera a que Claret se aleje y luego llama al inspector Florián desde una bodega cercana. El bodeguero le permite usar el teléfono y Óscar intenta comunicarse con Florián, pero no obtiene respuesta. Mientras espera, ve a María, la hija del doctor Shelley, acercarse a la boca del túnel y luego lanzarse dentro. Óscar la sigue y se adentra en las alcantarillas. Encuentra una cámara llena de cuerpos incompletos y herramientas extrañas. Después de un encuentro aterrador con una figura de madera y metal, Óscar escapa de las alcantarillas y es rescatado por Florián, pero este último es asesinado por una figura desconocida. Óscar logra escapar y despierta en el exterior, recordando haber soñado con cascos de caballos y campanas resonando.

21

En este capítulo, el protagonista despierta en una habitación familiar y se encuentra con Marina a su lado. Marina le explica que alguien lo trajo en un carruaje al amanecer, pero no reveló su identidad. El protagonista se da cuenta de que fue Claret quien lo rescató de los túneles y lo llevó de vuelta a la casa de Sarriá. Marina le cuenta que estuvo preocupada por él toda la noche y le reprocha que no vuelva a asustarla de esa manera. El protagonista se da cuenta de que tiene heridas en el cuello, los hombros y la espalda, pero no recuerda quién se las hizo. Marina le cuenta que estuvo delirando y hablando en sueños. El protagonista le explica lo que sucedió la noche anterior y Marina le muestra un libro sobre entomología en el que encontró información sobre la mariposa negra. Luego, discuten sobre por qué alguien lo atacaría para recuperar el álbum de fotografías y luego lo abandonaría. El protagonista recuerda que el Dr. Shelley destruyó una fotografía que mostraba algo que no quería que nadie viera. Deciden ir a ver a Luis Claret, quien conoce la clave de todo el asunto. Llegan al Raval y se dirigen a las ruinas del Gran Teatro Real, donde Claret vive. Claret les cuenta cómo conoció a Mijail Kolvenik y cómo el protagonista, siendo un niño, lo ayudó cuando estaba en apuros. Luego, Claret los lleva al interior del teatro, donde encuentran a Eva Irinova, la hechicera de los escenarios. Eva Irinova muestra su rostro desfigurado y les revela que ha estado ocultando una historia durante más de treinta años.

22

En este capítulo, la narradora revela su origen y su infancia en una Europa devastada por la guerra y el terror. Su madre murió al dar a luz y nunca supo quién fue su padre. Fue criada por una pareja de comediantes y se unió a una compañía circense en Varsovia. Su talento para cantar la llevó a convertirse en una atracción popular en el circo. Sin embargo, la realidad del mundo comenzó a ser más grotesca que las actuaciones circenses. A los dieciséis años, Sergei, el administrador de la compañía, decidió que ya no necesitaba el circo y se convirtió en su tutor legal. Se mudaron a Viena y luego a Barcelona, donde Sergei y Tatiana fueron despedidos por Mijail Kolvenik, un hombre misterioso que se había enamorado de la narradora. Mijail revela su oscuro secreto a la narradora: crea cuerpos artificiales utilizando partes de cadáveres. La narradora queda horrorizada pero decide quedarse con él y se casan en Barcelona.

23

En este capítulo, Eva Irinova continúa su relato sobre la vida de Mijail Kolvenik. Después del ataque con ácido que sufrió Eva, Mijail la reconstruye y la convierte en una muñeca rota. Se detienen las obras de su casa y se instalan en un palacio incompleto que se convierte en una prisión. Eva vive recluida en una torre, solo accesible para Mijail y el doctor Shelley. Durante el primer año, Eva vive bajo los efectos de la morfina y tiene sueños en los que Mijail experimenta con ella y otros cuerpos. Cuando recupera la conciencia, descubre que sus sueños eran reales y que Mijail le ha devuelto la voz y ha alterado sus terminaciones nerviosas para que no sienta dolor. Mijail pierde su influencia en la ciudad y es traicionado por sus antiguos aliados. Se refugia en su propio laberinto de soledad y se obsesiona con criar mariposas negras en los sótanos de su palacio. Mijail comienza a sufrir los primeros síntomas de su enfermedad y su cuerpo se está autodestruyendo. Intenta reconstruir su mano izquierda, que se está deformando, pero Shelley lo encuentra en un estado desesperado. Mijail se vuelve cada vez más extravagante y se obsesiona con encontrar la forma de engañar a la muerte. Shelley revela que Mijail lleva la enfermedad en su interior y que su cuerpo está empezando a deshacerse. Mijail se encierra en su estudio y trata de reconstruir su cuerpo, pero Shelley y Luis logran sacarlo de allí. Descubren que Mijail ha estado operando sobre su propio cuerpo y tratando de rehacer su mano izquierda. Mijail se sumerge en la locura y se obsesiona con el suero que le permite mantenerse vivo. Eva decide tener un hijo para darle a Mijail un motivo para seguir viviendo, pero su plan fracasa y Mijail se transforma en una criatura monstruosa. Sentís, el socio de Mijail, lo traiciona y provoca su ruina. Mijail se refugia en las alcantarillas y se oculta en la ciudad. Eva y Luis descubren que Mijail ha regresado y que se alimenta de su hija, María. Intentan detenerlo, pero Mijail escapa y se convierte en una bestia infernal. Eva revela que Mijail ha regresado y que vendrá a por ellos.

24

En este capítulo, Óscar y Marina escuchan un ruido en el teatro y descubren que las criaturas de Kolvenik están atacando. Eva Irinova les ordena que se vayan y les advierte que aprendan a olvidar la verdad. Mientras escapan, Luis Claret les indica una salida secreta a través de un túnel. En el camino, son perseguidos por las criaturas y Óscar presencia la muerte de Claret. Finalmente, logran escapar del teatro a través de una ventana y se encuentran con el edificio en llamas. Kolvenik tiene a Marina y le exige a Óscar que le entregue el frasco de suero a cambio de su vida. Óscar intenta salvar a Marina, pero Kolvenik la arroja contra una estatua y se abalanza sobre Óscar. En ese momento, Eva Irinova aparece y dispara a Kolvenik, salvando a Óscar y Marina. Eva Irinova se queda con Kolvenik mientras Óscar y Marina escapan. Al día siguiente, el teatro se incendia y se descubre que había indigentes atrapados en el edificio. Nadie menciona la historia de Eva Irinova y Kolvenik en los periódicos. Óscar y Marina se alejan mientras las cenizas caen sobre Barcelona.

25

En este capítulo, después del incendio del Gran Teatro Real, una ola de frío cubre Barcelona y Marina y el narrador pasan unas Navidades de silencios y miradas esquivas. Marina evita la compañía del narrador y prefiere retirarse a su habitación a escribir. El narrador juega al ajedrez con Germán mientras espera el momento de estar a solas con Marina, pero ese momento nunca llega. El último día del año, la fuente del jardín se hiela y el narrador teme que sus días con Marina estén llegando a su fin. Pasan la Nochevieja a la luz de las velas, pero Marina se retira a la penumbra y el narrador no entiende por qué. Al amanecer, el narrador deja una nota de despedida y regresa al internado. Aún faltan unos días para que regresen los demás internos y el narrador pasa el tiempo en su habitación, recordando lo sucedido con Marina. Las clases comienzan y el narrador se siente ajeno a sus compañeros y a las lecciones. El recuerdo de Marina le impide concentrarse y anhela recibir una señal de ella, pero nunca llega. A finales de enero, el padre Seguí convoca al narrador a su despacho y le pregunta qué le está sucediendo. El narrador miente sobre su ausencia durante las vacaciones y en febrero decide visitar a Marina, pero encuentra la casa cerrada y abandonada. El narrador comienza a dudar de si todo lo que vivió con Marina fue real. Esa noche tiene una pesadilla en la que sigue a Marina hasta que desaparece cubierta por mariposas negras. Al despertar, el narrador es consolado por el padre Seguí y su compañero JF. Al día siguiente, el narrador decide volver al caserón de Sarriá en busca de respuestas.

26

En este capítulo, el narrador llega a la casa de Marina y encuentra el jardín abandonado y la bicicleta de Marina en el suelo. Al entrar en la casa, descubre que está vacía y llena de polvo. Luego, encuentra a Germán llorando en una butaca y se da cuenta de que ha envejecido y está demacrado. Germán le revela que Marina no está allí y que ha sido engañado todo este tiempo. El narrador se siente devastado por la noticia y llora junto a Germán. Después, el narrador y Germán van al hospital de San Pablo para visitar a Marina. El médico les da instrucciones sobre cómo comportarse y el narrador entra a la habitación de Marina. La encuentra debilitada y con marcas en el cuello. Le regala un libro en blanco y le dice que juntos podrán escribir una buena historia. Marina le confiesa que le mintió sobre su enfermedad y que se perdió en el camino de su amistad. El narrador le asegura que no la odia y Marina le agradece por ser el mejor amigo que ha tenido.

27

En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo Germán Blau se convierte en su mejor amigo después de las clases en el internado. Juntos visitan a Marina en el hospital y comparten historias y confidencias. Germán le habla de su maestro Salvat, de su matrimonio y de cómo Marina le ha ayudado a superar la pérdida de su esposa. El narrador también le habla de Marina, de sus sueños como arquitecto y de su soledad antes de conocerlos. Germán escucha y comprende al narrador, y ambos se apoyan mutuamente. El narrador guarda un recuerdo especial de Germán y de los días que pasaron juntos en el hospital. Mientras tanto, Marina escribe la historia de Kolvenik y Eva Irinova en el libro que le regaló el narrador. El narrador también comienza a construir una maqueta de la catedral de Chartres. En la habitación del hospital, conocen a otros pacientes como doña Carmen, Isabel Llorente y Valeria Astor. El doctor Rojas, antiguo alumno del internado, visita a Marina regularmente y se muestra optimista sobre su recuperación. A medida que Marina mejora, el narrador y Germán hacen planes para llevarla de excursión a su playa favorita. El narrador aprende a vivir con esperanza y poco más. También acompaña a la esposa del doctor Rojas a comprar una bata de seda para Marina y descubre una carta escrita por Marina en la que habla de él. Aunque se siente inquieto por lo que lee, decide guardar la carta y seguir adelante.

28

En este capítulo, Óscar y Germán descubren que Marina ha desaparecido de su cama y que ha sufrido un episodio de insuficiencia respiratoria. La encuentran en la unidad de vigilancia intensiva, inconsciente y conectada a máquinas. Óscar se da cuenta de la realidad de la enfermedad de Marina y comprende la locura de Kolvenik. Luego, Óscar visita al doctor Shelley, quien le revela que no hay más suero de Mijail y que no debería usarlo si lo tuviera. Marina finalmente se recupera y es trasladada a una habitación en el internado, pero los médicos no pueden hacer más por ella. Óscar y Germán la llevan de vuelta a Sarriá, donde pasan sus últimos días juntos. Marina muere en paz y Óscar es testigo de su despedida. Finalmente, Óscar se despide de Germán y desconoce su destino.

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