Lo último que verán tus ojos

19 minutos

PRELUDIO (en tonos oscuros)

En este capítulo, nos encontramos en Budapest, en noviembre de 1944. Judah, el protagonista, sabe que están viniendo a buscarlo. A pesar del miedo, decide enfrentar la situación con dignidad y se viste con un buen traje antes de salir de su casa. Aunque la mayoría de los judíos en Budapest están sufriendo restricciones y persecución, Judah espera que su esposa e hijos estén a salvo en otro lugar. Él decidió quedarse para formar parte del Consejo Judío y cumplir con su deber.

Judah reflexiona sobre sus errores y lamenta no haberse salvado a sí mismo y a su familia cuando tuvo la oportunidad. Se siente culpable por haber creído que los judíos húngaros estarían mejor que los de otros países. Ahora se da cuenta de que siempre serán judíos y que han sido marcados y condenados.

Mientras espera a ser capturado, Judah observa desde su ventana a los hombres que han venido a buscarlo. Recuerda cómo los nazis les han quitado sus propiedades, sus derechos y su libertad. A pesar de todo, Judah se aferra a su identidad húngara y se niega a renunciar a ella.

Finalmente, Judah recibe la visita de Kurt Kaltmann, un oficial de las SS. Kaltmann le reprocha a Judah no haber vendido un cuadro que le ofreció comprar en el pasado. Judah se da cuenta de que Kaltmann lo ha estado siguiendo y conoce sus conexiones con el gobierno húngaro. A pesar de sentirse derrotado, Judah se niega a renunciar a su dignidad y defiende su identidad judía y húngara.

Judah reflexiona sobre la situación desesperada de los judíos en Hungría y la forma en que están siendo deportados y asesinados en masa. Aunque las cosas en Budapest no han llegado a ese extremo, la situación empeora cada día. Muchos judíos han sido confinados en edificios marcados con estrellas de David y otros aún viven ilegalmente en lugares reservados para los cristianos.

El capítulo termina con Judah enfrentando su destino y preparándose para lo que está por venir.

Siguiendo este capítulo, se narra cómo una horda de paramilitares pronazis lleva a cabo una masacre en el barrio judío de Budapest. Después de presenciar la acumulación de material de construcción para levantar un muro alrededor del barrio, el abogado Judah Sofer se da cuenta de que está atrapado. El teniente Kaltmann, un oficial nazi, visita a Judah y le muestra interés por un cuadro que tiene en su casa. El cuadro representa una ciudad medieval que se asemeja a la judería de Toledo. Judah se da cuenta de que el cuadro es valioso y que Kaltmann está dispuesto a hacer cualquier cosa para obtenerlo. A pesar de la negativa de Judah a vender el cuadro, Kaltmann amenaza con matar a su familia si no se lo entrega. Judah se mantiene firme y afirma que su familia está a salvo. Finalmente, Judah es arrestado y llevado lejos de su hogar mientras Kaltmann se queda con el cuadro.

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En este capítulo, Carolina Valdés, una experta en el pintor renacentista Doménikos Theotokópoulos, más conocido como el Greco, se encuentra en su habitación de hotel en Nueva York cuando es interrumpida por una visita inesperada. Un hombre llamado Philip Smith, que afirma haber visto una pintura del Greco en casa de sus abuelos en Budapest, desea hablar con ella sobre un asunto que les concierne a ambos. Aunque Carolina está irritada por la interrupción, decide escuchar lo que tiene que decirle.

Philip explica que ha encontrado una fotografía del cuadro en el Wall Street Journal y está convencido de que es el mismo que vio en casa de sus abuelos. Le pide a Carolina que lo ayude a recuperar la pintura, ya que considera injusto que alguien se embolse los quince millones de dólares que podría valer. Aunque Carolina duda de la historia de Philip y le sugiere que contrate a un abogado, él insiste en que no tiene dinero ni pruebas y propone un acuerdo en el que ella recibiría un porcentaje de la venta del cuadro.

Carolina sospecha que Philip está tratando de enriquecerse a costa del Holocausto y el expolio nazi, pero se siente intrigada por su historia y decide escuchar más. Aunque no está convencida de su autenticidad, Carolina acepta reunirse con Philip en el bar del hotel para escuchar su historia completa y decidir si puede ayudarlo o no.

Siguiendo este capítulo, Carolina se siente defraudada por la cita con Philip y decide dar por terminada la conversación. Sin embargo, él insiste en que el cuadro que encontraron es auténtico y le pide que haga algunas llamadas para comprobarlo. Carolina acepta y le explica que el cuadro es de El Greco y que es una obra única y valiosa. Philip le muestra curiosidad por saber dónde ha estado la obra hasta ahora y Carolina le cuenta que muchas de las obras del Greco estaban ocultas en iglesias y conventos hasta que su cotización subió. Philip le pregunta si es cierta la cifra de quince millones de dólares y Carolina confirma que el cuadro alcanzará un precio alto en la subasta. Carolina sube a su habitación y anota el número de teléfono de Philip en su móvil. Luego, recuerda su desagrado hacia Francis Burg, el director de Christie's en Nueva York, y su antipatía hacia él. Carolina llama a Burg para preguntarle sobre el origen del cuadro, pero él se niega a darle esa información. Carolina sospecha que hay algo oscuro en la transacción y decide investigar más. Philip, por su parte, está ansioso por la llamada de Carolina y finalmente ella lo llama para pedirle que la acompañe al Museo Metropolitano de Arte. Allí, Carolina le muestra un cuadro de El Greco y le pide que lo compare con el que vio en el periódico. Philip confirma que no es el mismo cuadro y Carolina le cree. Carolina se prepara para ir al concierto de Itzhak Perlman en Boston y se sorprende al encontrarse con Philip, quien le ofrece llevarla en coche. Carolina duda, pero finalmente acepta y se pregunta si irán a JFK o Newark.

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En este capítulo, Carolina se pregunta por qué decidió hacer el viaje en automóvil con Philip en lugar de tomar un avión. A pesar de sus dudas, disfruta del viaje y de la compañía de Philip. Durante el trayecto, Philip le cuenta sobre sus abuelos judíos y su conexión con el Holocausto. Carolina muestra interés en aprender más sobre el tema y le pide a Philip que le cuente sobre su abuela y una fotografía misteriosa. Philip revela que su abuela sobrevivió al Holocausto y que su abuelo probablemente murió en Auschwitz. También menciona que sus otros abuelos eran miembros de una secta ortodoxa judía llamada los jasídicos. Carolina y Philip continúan su viaje hacia Boston, donde Carolina planea investigar más sobre el cuadro del Greco y el expolio nazi. En la biblioteca de Harvard, encuentran información sobre el expolio nazi y la legislación relacionada. Aunque no encuentran ninguna pista sobre el cuadro del Greco, Carolina recuerda que una obra de arte relacionada con el expolio nazi fue exhibida en una exposición en Toledo. Philip se enfada al enterarse de que el cuadro fue llevado a España a pesar de las leyes internacionales. Después de su visita a la biblioteca, Carolina y Philip discuten sobre el monumento del Holocausto en Boston y reflexionan sobre la importancia de recordar el pasado. Finalmente, deciden ir juntos a un concierto de Brahms en el que Carolina espera encontrar paz y Philip se muestra más abierto a la idea de investigar sobre el cuadro del Greco en Hungría.

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En este capítulo, Carolina y Philip llegan a Budapest después de acordar realizar un viaje juntos en busca de la familia de Philip y de pruebas que acrediten su propiedad de un cuadro valioso. A su llegada, se hospedan en un hotel en el barrio judío y se dirigen a la dirección que tienen anotada fonéticamente en una cuartilla. Después de algunos intentos, logran encontrar la dirección correcta y son recibidos por Simon Berent, un anciano que conocía a la familia de Philip. Simon les cuenta cómo su abuelo ayudó a la familia de Philip a escapar de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial, gracias a la intervención de un diplomático español llamado Ángel Sanz Briz. Simon relata las terribles condiciones en las que vivieron durante el tiempo que estuvieron escondidos y cómo lograron sobrevivir gracias a la ayuda de la legación española. A medida que Simon continúa su relato, se va cansando y muestra signos de debilidad, pero insiste en seguir contando su historia.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan su visita a Budapest y se encuentran con Simon Berent, un vecino del abuelo de Philip. Simon les cuenta cómo sobrevivieron al Holocausto y cómo los judíos fueron despojados de sus hogares y pertenencias. Philip le pregunta a Simon sobre las posesiones de su abuelo, especialmente un cuadro valioso que ha salido a subasta en Nueva York. Simon le explica que durante la guerra los nazis saquearon muchas propiedades judías y que es probable que se llevaran el cuadro. Philip se siente frustrado por la falta de respuestas y decide investigar sobre el "Ángel de Budapest", un diplomático español que ayudó a salvar a miles de judíos durante la guerra. Carolina también investiga sobre el diplomático y descubre que fue reconocido como Justo entre las Naciones por sus acciones. Ambos deciden ir a la embajada de España al día siguiente para obtener más información. En el restaurante, Philip y Carolina discuten sobre la falta de pistas y la posibilidad de que el abuelo de Philip haya dejado un testamento o alguna pista sobre el cuadro. Deciden visitar la embajada de España al día siguiente en busca de respuestas.

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En este capítulo, Carolina y Philip llegan a la embajada de España en Budapest en busca de información sobre los archivos de Sanz Briz. Son atendidos por Janos Bensadón, un funcionario de origen sefardí que ha dedicado su vida a investigar sobre el tema. El despacho de Bensadón es un espacio oscuro y caótico, pero él se muestra dispuesto a ayudar a la pareja. Les explica que no existen archivos propiamente dichos de Sanz Briz, pero sí una lista de 2.295 nombres de personas salvadas por él durante el Holocausto. Sin embargo, Bensadón asegura que la cifra real es mucho mayor, cercana a las cinco mil personas. Explica que Sanz Briz otorgó pasaportes y cartas de protección a judíos perseguidos, incluso a aquellos que no eran descendientes de sefarditas. Estos documentos tenían un valor especial, ya que la protección española era más eficaz que la de otros países neutrales. Bensadón muestra a Carolina y Philip una carta en la que Sanz Briz explica que los pasaportes españoles tenían un valor decisivo para apaciguar el odio de los nazis. También les cuenta que, a pesar de la protección española, muchos judíos fueron detenidos por la policía húngara o los cruces flechadas. Bensadón confirma que los padres de Philip, su abuela y su tía estuvieron refugiados en la embajada y partieron hacia España antes de la liberación. Después de la visita, Bensadón muestra a Carolina y Philip el sótano de la embajada, donde se refugiaron decenas de personas durante la guerra. Aunque el espacio ha sido remodelado, conserva su atmósfera sombría. Finalmente, Bensadón muestra a la pareja una carta en la que Sanz Briz agradece a Giorgio Perlasca su actuación en la legación y le dice que nadie reconocerá sus méritos. El capítulo termina con la decepción de Philip al saber que su padre nunca recibió el reconocimiento que merecía por su labor.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan discutiendo sobre el gobierno fascista de Franco y su relación con los judíos durante el Holocausto. Janos Bensadón, un funcionario español, les cuenta a los demás sobre los esfuerzos de algunos diplomáticos españoles para salvar a los judíos perseguidos. Menciona a varios de ellos y destaca su valentía y humanidad. También habla sobre la falta de reconocimiento y gratitud hacia estas personas. Luego, Bensadón les muestra a Carolina y Philip algunas fotocopias de informes que detallan las atrocidades cometidas durante el Holocausto. Después de la visita, Carolina y Philip deciden ir a comer, pero Bensadón tiene una cita con una organización que brinda asistencia legal a refugiados. Carolina y Philip continúan su conversación sobre el cuadro del Greco y deciden seguir investigando a través de las compañías de seguros. Carolina sugiere que también podrían buscar información sobre los nazis en España a través de los contactos de Bensadón. Philip se siente frustrado y decide que no puede seguir buscando el cuadro por mucho más tiempo. Carolina le ofrece quedarse en Madrid y continuar la búsqueda de sus raíces familiares. Philip acepta y deciden contactar al colega de Bensadón para obtener más información.

5

En este capítulo, Philip llega al lujoso piso de Carolina en Madrid y hacen comentarios sarcásticos sobre la riqueza de Carolina. A pesar de esto, Carolina decide darle una oportunidad y le muestra su casa. Sin embargo, Philip se comporta de manera grosera y Carolina decide pedirle que se vaya. Philip se va enfadado y Carolina se queda pensando si hizo lo correcto. Después de un rato, Philip regresa y se disculpa con Carolina, quien acepta sus disculpas. Al día siguiente, van al Ministerio de Asuntos Exteriores en busca de información sobre la familia Sofer. Encuentran a Pilar Sánchez, una documentalista que les ayuda a encontrar un expediente que menciona a la familia Sofer. Philip reconoce a su abuela y a su padre en una foto del expediente. Pilar les explica que el gobierno español bloqueó los bienes de los súbditos del Eje después de la Segunda Guerra Mundial. Carolina le deja su tarjeta a Pilar y promete invitarla a una exposición de arte. Después, van a buscar la pensión donde se supone que la familia Sofer se hospedó, pero descubren que ya no existe.

Siguiendo este capítulo, Carolina y Philip deciden tomar un café en una tasca cercana para discutir su siguiente paso en la búsqueda de la pensión. A pesar de la actitud poco amigable del dueño, Carolina logra obtener información sobre la pensión y la familia húngara que vivió allí. Descubren que la madre trabajaba en una confitería llamada Embassy, donde vendía pasteles y bollos. Deciden visitar el lugar y Carolina explica a Philip la importancia histórica de Embassy durante la Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial. Luego, Carolina llama a su amiga María Teresa Sarmiento, propietaria de Embassy, para obtener más información sobre la familia húngara. María Teresa recuerda a una mujer llamada Hannah Sofer y su hija Raquel, quienes trabajaron en la confitería. Sugiere que las Hermanitas de los Pobres podrían tener más información sobre Raquel. Carolina y Philip se dirigen a la residencia de las Hermanitas de los Pobres, donde conocen a la madre superiora y le explican su búsqueda. La madre superiora les informa que Raquel sufre de Alzheimer y ya no puede hablar. A pesar de esto, les permite visitarla en su habitación. Philip encuentra una fotografía de su abuelo en la habitación de Raquel, confirmando su conexión familiar. El capítulo termina con Philip emocionado por el descubrimiento y decidido a buscar justicia para su familia.

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En este capítulo, Carolina le cuenta a Philip los detalles de la carta de su padre, que revela la falta de educación y las dificultades que enfrentó en España. Ambos se conmueven al confirmar la veracidad de los recuerdos de Philip y la historia familiar detrás del cuadro. Deciden solicitar un peritaje de la fotografía y contactar a Félix Arias, quien se encuentra enfermo pero promete recibirlos cuando mejore. Philip está impaciente por obtener respuestas sobre el cuadro y el hombre responsable de la muerte de Judah Sofer. Mientras conversan, Philip revela detalles sobre la vida de su padre en Nueva York y su divorcio, y expresa su deseo de rehabilitar su memoria. Carolina sugiere que tal vez su padre se avergonzaba de su trabajo como camarero en España. Philip está decidido a descubrir la verdad y lamenta no haber visto a su padre feliz. Carolina no contradice su afirmación, aunque no está de acuerdo con su idea de la venganza. Luego, deciden visitar Toledo para ver el paisaje pintado en el cuadro. Durante el viaje, Carolina le cuenta a Philip sobre la historia de Toledo y su importancia histórica. Philip muestra interés en la Inquisición y la persecución de los judíos en España. Carolina explica que el Greco tenía que ser cauteloso debido a su origen extranjero y su hermano pirata. También menciona que el Greco era un hombre lúcido y brillante intelectualmente. Finalmente, llegan a Toledo y Carolina le muestra a Philip el puente de San Martín y otros lugares históricos. Philip se siente fascinado por la ciudad y Carolina continúa compartiendo información sobre la historia de Toledo y el Greco.

Siguiendo este capítulo, Philip y Carolina continúan su paseo por la judería de Toledo. Carolina le cuenta a Philip la historia de la casa del Greco y cómo el barrio judío se degradó después de la expulsión de los judíos de España en 1492. Philip reflexiona sobre la historia de persecución y sufrimiento de los judíos a lo largo de los siglos, recordando las historias que su abuelo le contaba sobre el Holocausto. Carolina menciona que la expulsión de los judíos de España también fue precedida por acusaciones de pecado y castigo divino. Luego, hablan sobre la Inquisición y cómo los judíos conversos fueron perseguidos y discriminados. Philip expresa su frustración por la falta de defensa y resistencia por parte de los judíos en momentos de persecución. A pesar de sus diferencias, Philip y Carolina se sienten atraídos el uno por el otro y se besan apasionadamente en un callejón. Mientras regresan a Madrid, ambos reflexionan sobre sus sentimientos y la posibilidad de una relación. Philip se preocupa por sus problemas financieros y decide no pedirle dinero a Carolina. Carolina, por su parte, se pregunta si está enamorada de Philip y si podrían encajar en su círculo social. A pesar de sus dudas, Carolina decide llevar a Philip a conocer a sus amigas en Embassy. El capítulo termina con Philip preguntándole a Carolina qué le pareció el beso.

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En este capítulo, Carolina y Philip disfrutan de una noche íntima en Madrid, compartiendo gin-tonics y conversaciones. Carolina le explica a Philip por qué se enfadó tanto cuando él insinuó que ella era afortunada por heredar el dinero de sus padres. Ella le confiesa que ciertas pérdidas nunca se superan y que algunas ausencias siempre duelen. Philip se da cuenta de la fragilidad de Carolina y decide que vale la pena luchar por ella. Luego, son interrumpidos por una llamada telefónica de Félix Arias, el amigo de Bensadón al que estaban esperando. Carolina y Philip se reúnen con Arias en su casa y le preguntan sobre un criminal nazi llamado Paul Böse. Arias les explica que después de la Guerra Civil española, España se convirtió en refugio para muchos nazis derrotados. A pesar de los esfuerzos de los Aliados por capturar a los criminales nazis, la colaboración del gobierno franquista y la existencia de redes de ayuda dificultaron su tarea. Arias menciona a Klara Stauffer, una mujer española-alemana que ayudó a los nazis a escapar a Sudamérica. Los Aliados estaban más preocupados por la organización Werwolf que por la expulsión de los nazis de España.

Siguiendo este capítulo, Carolina y Philip continúan su investigación sobre Paul Böse y la organización Ogro. Hablan con Félix Arias, un viejo canciller, quien les explica que Ogro era una red clandestina establecida por los nazis para mantener vivos los ideales del Partido Nacionalsocialista después de la capitulación. Arias menciona a varios miembros destacados de la organización que encontraron refugio en España, como Hans Hoffmann y Karl Albrecht. También menciona el tráfico de obras de arte en España durante esos años, en el que participaron alemanes con dinero y españoles necesitados. Carolina y Philip se dan cuenta de que han estado buscando en el lugar equivocado y deciden investigar en la Hemeroteca Nacional y contactar a una amiga de Carolina en Christie's en Londres. Carolina envía un correo a su amiga Ingrid pidiéndole ayuda para localizar al propietario del lienzo del Greco que pronto saldrá a subasta en Nueva York, ya que sospecha que puede estar relacionado con el expolio nazi. Ingrid promete investigar y darle una respuesta. Carolina y Philip deciden descansar el sábado, pero continúan con su determinación de encontrar a Paul Böse.

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En este capítulo, Carolina pasa varias horas en la Hemeroteca Nacional revisando periódicos antiguos en busca de información sobre Paul Böse. A pesar de su esfuerzo, no encuentra ninguna mención a él en los periódicos de la época. Mientras tanto, Philip se aburre y decide salir a pasear por Madrid. Carolina le sugiere visitar el Museo del Prado, pero él prefiere ir a un café cercano. Después de almorzar, Carolina continúa su búsqueda en la biblioteca y se encuentra con una documentalista llamada Irene. Le explica su investigación y Irene sugiere buscar en la revista El Caso, especializada en sucesos. Carolina decide seguir su consejo y encuentran un artículo sobre el brutal asesinato de Paul Böse en su mansión de Sotogrande en agosto de 1965. El hijo de la víctima, Alexander Böse, es detenido como principal sospechoso. Carolina se siente horrorizada por los detalles del crimen y se pregunta si debe contarle a Philip lo que ha descubierto. Finalmente, decide hacerlo y le muestra el artículo. Philip se sorprende y admira la venganza de su padre. Carolina se preocupa por la reacción de Philip y le pide que no tome la justicia por su mano. Deciden seguir investigando y buscar ayuda para demostrar que el cuadro Greco les pertenece.

Siguiendo este capítulo, Philip experimenta una mezcla de emociones intensas hacia Carolina, que van desde el amor y la gratitud hasta la ira y la exasperación. Deciden visitar a Félix Arias, quien les muestra una fotografía de Paul Böse llegando a Barcelona en 1948, junto a otros miembros de la Gestapo. Arias explica que muchos nazis lograron quedarse en España después de la guerra, adquiriendo la nacionalidad española a través de contactos y dinero. También menciona la existencia de un mercado negro de pasaportes españoles y la presencia de falsificadores en Madrid. Arias revela que el tercer hombre en la fotografía, al que Philip llama Paul Böse, en realidad es Kurt Kaltmann, asistente personal de Ernst Hammes. Arias desconoce si Kaltmann tenía esposa e hijos, pero sugiere que España era un buen lugar para esconder dinero y objetos de valor. Luego, Carolina y Philip visitan el salón de té Embassy, donde trabajaron la abuela y la tía de Philip. Carolina le cuenta a Philip sobre la ayuda que brindó el lugar a judíos fugitivos durante la guerra. Mientras investigan el cuadro robado, surgen nuevas preguntas sobre el padre de Philip y su posible implicación en el crimen. También se menciona el sentimiento de culpa de Philip hacia su padre y su intención de buscar respuestas con su tía Sara en Brooklyn.

9

En este capítulo, Carolina revisa su correo electrónico y encuentra un mensaje del perito encargado de evaluar la fotografía encontrada en poder de Raquel Sofer. El informe del perito es desalentador, ya que la fotografía es demasiado borrosa como para determinar si la pintura es realmente un Greco. Además, el perito desaconseja utilizar la fotografía como prueba en un juicio, ya que sería fácilmente invalidada por la parte contraria.

Carolina también recibe un mensaje de Ingrid Egle, quien confirma que ha localizado a la persona que están buscando. Ingrid le pide a Carolina que medie en el asunto antes de hacerlo público, ya que podrían llegar a un acuerdo mejor que un pleito. Ingrid revela que han estado investigando a Francis Burg, quien está vinculado al caso Gurlitt, un escándalo de tráfico de obras de arte expoliadas durante el Holocausto. Carolina se sorprende al descubrir la posible implicación de Burg en el caso.

Carolina reflexiona sobre la situación y se da cuenta de que, sin la fotografía como prueba, su única esperanza de recuperar el cuadro es convencer al propietario de negociar en lugar de ir a juicio. También investiga el caso Gurlitt y descubre la historia del Marchante del Führer y su hijo Cornelius, quien fue encontrado con una colección de arte expoliado. Carolina se pregunta cuántas víctimas del expolio podrían estar sin saberlo y cuántas habrían muerto en la miseria mientras los responsables del saqueo disfrutaban de su riqueza.

Carolina y Philip deciden enviar un mensaje al cliente de Christie's para intentar negociar la devolución del cuadro. También deciden visitar a la Guardia Civil de Algeciras para obtener más información sobre el caso de Sotogrande. Allí, hablan con el cabo Parmenio Arenas, quien les cuenta los detalles del crimen del extranjero y las dificultades para resolver el caso. Parmenio sugiere que el hijo del extranjero podría ser el responsable, pero Carolina defiende la inocencia del hijo y critica la idea de culpar a los hijos por los actos de sus padres.

En el tren de regreso a casa, Philip reflexiona sobre la vida de su tía Raquel y decide ayudar a la residencia donde está viviendo. Carolina le cuenta que Ingrid ha respondido y han conseguido una reunión con el misterioso propietario del cuadro en Londres. Ambos están emocionados por la oportunidad de resolver el caso.

10

En este capítulo, Philip está esperando en la cola de embarque para ir a Londres y recuerda un concurso de televisión en el que participaba y que le daba la oportunidad de viajar a cualquier lugar del mundo. También recuerda que había tratado de consultar el menú de un restaurante en París por si ganaba el concurso. Carolina, que se encargó de los billetes, nota que Philip está distraído y le pregunta si está nervioso. Philip responde que está deseando ver a un hombre y confrontarlo por el origen de un cuadro. Carolina le dice que tal vez se lleve una sorpresa y Philip responde que tal vez sea el hombre quien se lleve la sorpresa. Luego, se describe cómo a Carolina le gusta Londres y cómo Philip no parece impresionado por la ciudad. Philip está ensimismado en sus pensamientos sobre las mentiras y medias verdades en su vida y en la fortuna familiar representada por el cuadro. Philip espera ansioso el momento de enfrentarse a Alexander Böse y decirle lo que piensa. En el taxi hacia la reunión, Carolina recuerda su última visita a Christie's en Londres y cómo le gustaba la ciudad. Llegan a la reunión y conocen a Ingrid Egle, quien les informa que Christie's está a punto de despedir a Francis Burg por cobrar comisiones personales y realizar traspasos directos entre vendedor y comprador. También les informa que Burg está relacionado con el caso Gurlitt y que algunas de las obras que ha colocado podrían tener una procedencia ilegal. Ingrid les dice que el cuadro Greco no forma parte de ese alijo, pero sospechan que Burg entró en contacto con Gurlitt a través del actual propietario del cuadro, Alexander Böse. Ingrid les pide discreción y les cuenta que Burg ya había asesorado a Böse en operaciones de dudosa legalidad antes de unirse a Christie's. Carolina se alegra al escuchar esto y Philip expresa su deseo de estar presente cuando Burg sea despedido. Luego, llega Alexander Böse a la reunión acompañado de su abogado. Philip confronta a Böse y le acusa de robar el cuadro a su abuelo. El abogado de Böse amenaza con demandar a Philip y a Christie's. La reunión se vuelve tensa y el abogado de Böse pregunta si Philip sabe quién mató a su padre. Philip se queda helado y se da cuenta de que su padre era un asesino. La tensión aumenta y la reunión termina sin llegar a una solución.

Siguiendo este capítulo, la tensión en el despacho de Ingrid Egle se rompe cuando Alexander Böse pregunta a Philip si sabe quién mató a su padre. Philip responde que sí lo sabe y le pide a Böse que le cuente quién era Kurt Kaltmann y cómo se convirtió en Paul Böse. Böse, movido por la necesidad de saber la verdad, comienza a contar su historia.

Böse relata que su padre era originario de Prusia Oriental y se trasladó a Berlín con su madre cuando era niño. A pesar de sus buenas calificaciones, no pudo estudiar arquitectura debido a la falta de recursos. En 1933, se unió al Partido Nazi y luego a las SS, donde creía que podría prosperar. Su padre siempre tuvo la habilidad de elegir el bando ganador y creía que las pasiones solo llevaban a la perdición.

Después de la guerra, Böse y su madre se trasladaron a España, donde su padre había trasladado sus "negocios" en Hungría. Luego se mudaron a Zurich y adquirieron la ciudadanía suiza. A pesar de esto, su padre nunca quiso desprenderse de la residencia en Sotogrande. Sin embargo, Böse revela que su padre cambió de identidad al llegar a España y adoptó el apellido Böse para ocultar su pasado.

Böse confiesa que su padre le obsesionaba el cuadro del Greco que había robado y que representaba mucho más que una pintura para él. Siempre afirmó haberlo comprado a una familia judía a cambio de dinero y un salvoconducto para abandonar Hungría. Sin embargo, después de la muerte de su padre, su madre le reveló la verdad: su padre había robado el cuadro y asesinado al legítimo propietario, Judah Sofer.

Philip revela que Joseph Sofer, su abuelo, mató a Kurt Kaltmann, el padre de Böse, y que el cuadro no le pertenece. Propone un arreglo amistoso en el que se dividirían el precio de venta del cuadro en una subasta. Después de una discusión interna, Böse acepta el trato y firma el acuerdo.

Después de salir de Christie's, Philip y Carolina celebran el desenlace exitoso de la aventura. Philip confiesa que al principio no tenía una buena opinión de Carolina, pero ahora reconoce que se equivocó. Carolina le pide a Philip que la acompañe de vuelta a Nueva York, pero él le pide que lo acompañe a cerrar el círculo y descubrir toda la verdad en Borough Park. Carolina acepta y ve a un Philip vulnerable y deseoso de encontrar respuestas.

11

En este capítulo, Carolina y Philip regresan a Nueva York después de su exitoso viaje a Europa. Se hospedan en el pequeño apartamento del taxista en Brooklyn, pero Carolina rechaza la sugerencia de alojarse en un hotel de Manhattan. Ambos están emocionados por la victoria que obtuvieron en Europa y por las promesas que les depara el futuro.

En la mañana siguiente, Carolina y Philip se dirigen a Christie's, donde se llevará a cabo la subasta del cuadro de la judería del Greco. El ambiente en la casa de subastas es lujoso y exclusivo, y Carolina recuerda una escena de la película "Pretty Woman" al observar a los asesores y clientes en acción.

Carolina se acerca a una ventanilla para preguntar por Francis Burg, pero le informan que no se encuentra en su despacho. Deja un recado para él y menciona que trae saludos de Ingrid Egle, su colega de Londres. Carolina se siente satisfecha al imaginar la reacción de Burg al recibir el mensaje.

Después de su visita a Christie's, Carolina y Philip deciden almorzar juntos. Mientras comen, Carolina le cuenta a Philip la historia detrás del cuadro de la judería del Greco y cómo representa un pleito por dinero entre cristianos. Philip muestra su escepticismo hacia la religión y el arte, pero Carolina destaca la capacidad del arte para embellecer incluso las disputas más mundanas.

Después de discutir sobre el valor del arte y el precio que podrían obtener por el cuadro en la subasta, Carolina y Philip investigan los precios alcanzados por obras de otros grandes maestros en subastas anteriores. Encuentran resultados esperanzadores y Philip se siente optimista sobre el futuro.

Más tarde, Philip se reúne con su tía Sara en un Starbucks en el Distrito Financiero. Aunque Sara accede a encontrarse con él, Philip todavía tiene miedo de ser rechazado por su familia. Después de la reunión, Philip invita a Carolina a dar un paseo por los escenarios de su infancia en el barrio judío de Borough Park y Williamsburg. Carolina se sorprende por la apariencia y las costumbres de la comunidad, pero también nota la abundancia de dinero y el orgullo que los residentes muestran en su identidad judía.

A medida que exploran el barrio, Philip comparte sus experiencias personales y su lucha con la vergüenza y la presión de la comunidad. Carolina se siente conmovida por su historia y se da cuenta de la importancia de la libertad y la aceptación de uno mismo. Juntos, continúan su paseo, enfrentando los desafíos y las miradas de la comunidad mientras fortalecen su relación.

Siguiendo este capítulo, Carolina y Philip continúan su paseo por el barrio jasídico de Borough Park. Carolina queda impresionada por la vestimenta y apariencia de los habitantes del barrio, que parecen personajes de la película "El violinista en el tejado". Philip le explica que él también fue parte de esa comunidad cuando era niño, pero su padre lo sacó de allí a los doce años. A pesar de la incomodidad que siente al recordar su pasado, Philip agradece a su padre por haberlo sacado de ese entorno.

Luego, Carolina y Philip se dirigen a Williamsburg, otro barrio ortodoxo, donde Philip vivió con su padre después de separarse de su madre. Carolina nota la tristeza en el rostro de Philip al recordar su antiguo hogar.

Después de cenar en un restaurante francés, Carolina le cuenta a Philip que el contrato del cuadro de la judería ha sido firmado y todo está en orden. Philip, sin embargo, le confiesa que no quiere asistir a la subasta, ya que considera que el cuadro trae mala suerte. Carolina intenta animarlo y le pregunta qué hará con el dinero que recibirá por la venta del cuadro. Philip menciona que quiere abrir un restaurante de comida húngara en Madrid y recuperar su apellido, Sofer. Carolina sugiere nombres para el restaurante y Philip decide llamarlo "La Cocina de Joseph" en honor a su padre.

El capítulo termina con Carolina y Philip planeando su futuro juntos y con muchas cosas por hacer.

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