La mujer del diplomático

20 minutos

Capítulo sin nombre 1

En este capítulo, Lucía entra en el trastero de su madre, María, que está a punto de ser vaciado y vendido. El trastero está lleno de objetos acumulados a lo largo de los años, cubiertos de hollín debido a la cercanía de la carbonera del edificio. Lucía enciende la luz y se pregunta por dónde empezar, ya que no sabe qué secretos esconde ese lugar. Decide seleccionar los objetos que quiere conservar, ya que no puede quedarse con todos debido al espacio en su casa. Mientras realiza la tarea, se cubre la boca con un pañuelo para protegerse del polvo y se enfrenta a una gran cantidad de cucarachas muertas. A medida que explora el trastero, encuentra un baúl azul intenso que destaca entre los demás objetos. Este baúl ha viajado por todo el mundo y ha sido testigo de la vida errante de María. Lucía recuerda los veranos de su infancia y cómo el baúl formaba parte de las maletas que llevaban a casa de sus abuelos en San Sebastián. Finalmente, Lucía logra abrir el baúl y descubre un diario que perteneció a su madre, fechado en Estocolmo en octubre de 1962. Este descubrimiento la emociona, ya que ha estado buscando a María durante mucho tiempo.

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En este capítulo, la protagonista, María, narra su preocupación por la inminente guerra mundial que está a punto de estallar. Su amiga Paola, esposa del embajador de Italia, le ha revelado que la situación entre Kruschev y Kennedy ha llegado a un punto sin retorno y que en cualquier momento se hará pública la noticia de la ruptura de hostilidades. María intenta ponerse en contacto con sus hijos en Madrid, pero no logra comunicarse con ellos. Luego intenta hablar con su esposo, Fernando, pero tampoco puede contactarlo. María recuerda una mancha en un pañuelo de su esposo y sospecha que podría ser rímel de ojos, lo que la lleva a dudar de su fidelidad. María reflexiona sobre la posibilidad de dejar a Fernando y llevar a sus hijas a España, pero decide que su lugar está con él. Recuerda la visita del presidente estadounidense, John F. Kennedy, a Madrid y las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética. María también recuerda su verano en San Sebastián y cómo la situación en Berlín se fue volviendo cada vez más tensa. Luego, María se encuentra con Paola en un restaurante y esta le revela que la guerra atómica es inminente y que Kennedy está considerando atacar a los rusos en Cuba. María se muestra escéptica y le pide a Paola que le explique cómo sabe todo esto. Paola le pide a María que guarde el secreto y le asegura que no lo sabe por su esposo. María se preocupa por la seriedad de Paola y comienza a tomar en serio la posibilidad de una guerra inminente.

Siguiendo este capítulo, María se encuentra con su amiga Paola en un restaurante. Paola luce un atuendo llamativo y le confiesa a María que tiene un amante, un espía americano que trabaja en la embajada. María se sorprende y duda de la veracidad de la historia. Paola explica que su amante le cuenta secretos de Estado porque confía en ella y necesita compartir el peso de su trabajo. Paola describe a su amante como un hombre guapo y enigmático, y confiesa que le gusta más de lo que quisiera. María siente envidia de la intimidad que Paola describe. La conversación se interrumpe cuando el camarero trae la comida. Paola le revela a María que su amante tiene información sobre una guerra inminente y que incluso los aliados de Estados Unidos aún no están informados. Paola le pide a María que guarde el secreto y le cuenta que su amante tiene una fuente en la embajada soviética que quiere desertar. María recuerda su experiencia durante la Guerra Civil y reflexiona sobre el miedo y el amor. También recuerda cómo conoció a su esposo Fernando y cómo han viajado por diferentes países debido a su trabajo. María se preocupa por sus hijos, que están internos en España, mientras la amenaza de una guerra nuclear se cierne sobre ellos. María concluye que el miedo paraliza, pero el amor nos hace fuertes.

Siguiendo este capítulo, María continúa su conversación con Paola sobre la crisis de los misiles en Cuba. Paola le explica que George, su espía, teme que un gesto hostil de cualquier militar ruso o estadounidense pueda desencadenar una guerra nuclear. María se niega a aceptar que Cuba, donde pasó los años más felices de su vida, se haya convertido en el centro de esta crisis. Paola le explica que Moscú cree que Estados Unidos no ha superado el fracaso de la invasión de Bahía de Cochinos y tratará de evitar que Cuba caiga en la órbita soviética. Además, le revela que se ha llevado secretamente armamento nuclear y tropas a Cuba en buques que zarparon de Siberia. Paola también le cuenta que la CIA advirtió al presidente Kennedy de que algo importante estaba sucediendo, pero él no le prestó atención. Ahora, Kennedy se encuentra reunido con su gabinete de guerra para decidir cómo actuar. Los militares quieren atacar primero, mientras que otros abogan por la diplomacia y esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. Paola también menciona que la KGB está llevando a cabo una batalla propagandística para ganarse el favor de la opinión pública internacional, implicando a figuras como Jean Paul Sartre, Ilyá Ehrenburg y Dmitri Shostakóvich. María se preocupa por el futuro de sus hijos y se pregunta si serán capaces de aprender de países como Suecia sin caer en sus errores. También reflexiona sobre su vida en Estocolmo y echa de menos Madrid. El capítulo termina con María esperando a Fernando en casa y pensando en cómo sonsacarle información sobre la crisis sin delatar a Paola.

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En este capítulo, Lucía recuerda una anécdota de su infancia en la que su Tata le salvó la vida al atragantarse con una manzana. Tata, una mujer valiente y leal, fue una figura central en la vida de Lucía, cuidándola y protegiéndola en ausencia de sus padres. Lucía reflexiona sobre la pérdida de sus seres queridos, incluyendo a su padre recientemente fallecido, y el descubrimiento de un diario escrito por su madre hace casi cincuenta años. Este diario revela una faceta desconocida de su madre, mostrando su vulnerabilidad y angustia. Lucía se encuentra atrapada entre el pasado y el presente, lidiando con la pérdida y la incertidumbre en su vida. Luego, se encuentra con Antonio Hernández, un coronel retirado de la Guardia Civil, quien tiene la intención de escribir un libro sobre su experiencia en la lucha contra el terrorismo de ETA. Antonio comparte historias impactantes de violencia y sufrimiento, y expresa su deseo de que se conozca la verdad de lo que sucedió durante esos años. Lucía, aunque distraída por sus propios pensamientos y recuerdos, se compromete a escuchar y considerar la propuesta de Antonio.

Siguiendo este capítulo, Lucía continúa su conversación con Antonio, quien le cuenta más detalles sobre su vida en la Guardia Civil. Antonio relata cómo durante su estancia en San Sebastián, su esposa e hijo apenas podían salir del acuartelamiento y tenían que mentir sobre su trabajo. Antonio explica que pasaron quince años en San Sebastián, desde 1978 hasta 1993, y que al principio no había manuales ni ficheros, solo "viejas glorias" impacientes por jubilarse. Antonio destaca la importancia de conocer términos específicos relacionados con la lucha contra el terrorismo, como "zulo", "buzón", "comando legal", "laguntzaile" y "mugalari". Lucía muestra interés en la historia y anima a Antonio a seguir contándola.

Antonio continúa explicando que una vez regresaron a Madrid, él pasaba más de la mitad del tiempo fuera de casa, con más de doscientos días ausente. Describe las difíciles condiciones en las que trabajaban, con coches incómodos y sin medios de protección adecuados ni dietas suficientes. Lucía comenta que no conoce ningún libro que hable sobre la Guardia Civil o la Policía, y Antonio explica que ellos no presumen de su trabajo, simplemente lo hacen lo mejor que pueden. Antonio menciona que ETA ha asesinado a muchos guardias civiles y policías, pero no hay fundaciones que recuerden su labor. Su objetivo con el libro es recuperar la memoria de ese trabajo y la dignidad con la que lo hicieron.

Después de la conversación, Lucía decide editar el libro de memorias de Antonio, a pesar de lo duro que pueda resultar. Reflexiona sobre su trabajo como editora y cómo los libros siempre han sido amigos y compañeros para ella. Llega a su casa y se siente abrumada por la cantidad de cosas que tiene que hacer. Recibe una llamada de su hermana Mercedes, quien trabaja en Nueva York, y hablan sobre la vida y los cambios que están ocurriendo en sus vidas. Lucía también recibe un correo electrónico de Julián, un hombre con el que tuvo una aventura de fin de semana, y se pregunta qué hacer al respecto. Termina el capítulo pensando en la canción "Tears in Heaven" de Eric Clapton y en la posibilidad de reencontrarse con su madre en el cielo.

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En este capítulo, María narra su conversación con Fernando sobre la posibilidad de una guerra debido a la crisis de los misiles en Cuba. María está preocupada por la seguridad de sus hijos y propone traerlos a Estocolmo, pero Fernando se niega. Él explica que la Guerra Fría es preferible a una guerra total y que las superpotencias saben hasta dónde pueden forzar el pulso. A pesar de esto, María sigue preocupada y confiesa que ha descubierto la infidelidad de Fernando. Sin embargo, decide no mencionarlo y hablar con Paola sobre la situación. María también reflexiona sobre la paz que puede pender de un hilo y recuerda la crisis de Berlín y el bloqueo soviético. Más tarde, María se encuentra con Paola en el parque de Skansen y juntas discuten la situación. Finalmente, María se entera de que el presidente Kennedy ha hecho público un comunicado sobre la presencia de misiles nucleares soviéticos en Cuba y el bloqueo naval de la isla. María se da cuenta de que el mundo está al tanto del peligro inminente y se siente preocupada por lo que pueda suceder.

Siguiendo este capítulo, María observa a su hija Lucía jugar felizmente en el parque mientras se entera de la crisis de los misiles en Cuba. Paola le informa sobre el mensaje que Kennedy ha enviado a Kruschev y al mundo, anunciando la posibilidad de una guerra nuclear. A pesar de la felicidad que María sentía hasta ese momento, la noticia de la posible guerra la llena de preocupación. Mientras tanto, Paola le cuenta a María sobre la relación de George con un espía ruso y cómo este último ha revelado información importante sobre los misiles en Cuba. Paola también menciona la posibilidad de una guerra interna en Estados Unidos entre los Kennedy y el vicepresidente Johnson. María se sorprende por la información que Paola le revela y cuestiona su lealtad hacia su marido. A pesar de sus diferencias, María decide mantener su promesa de no revelar la información a su esposo, pero le confiesa a Paola que le resulta difícil ocultar algo tan importante. La conversación se vuelve tensa y María cuestiona la moralidad de la infidelidad. Paola defiende su relación con George y argumenta que los instintos y deseos son los mismos para hombres y mujeres. María, sin embargo, sigue creyendo en la diferencia entre hombres y mujeres en este aspecto. La conversación continúa con Paola revelando más detalles sobre la infidelidad de Kennedy y la corrupción en el gobierno. A pesar de la discusión, María decide mantener su promesa y no revelar la información a su esposo. El capítulo termina con María escuchando el Réquiem de Mozart y esperando la llegada de su esposo para discutir la situación.

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En este capítulo, Lucía recuerda a su madre y su ritual de arreglarse frente al espejo. Recuerda cómo la observaba de niña, fascinada por su belleza y elegancia. Lucía también recuerda cómo solían esconderse con sus hermanos para observar a los invitados que llegaban a cenar y comentar sus atuendos. Luego, Lucía habla con Paca, su jefa, sobre el proyecto de publicar las memorias de Antonio Hernández, un coronel de la Guardia Civil. Paca muestra preocupación por el tema y le dice a Lucía que consultará con sus superiores. Después, Lucía le cuenta a Paca sobre el diario de su madre que encontró y cómo está descubriendo una nueva faceta de ella. También le cuenta sobre su encuentro con Julián, un músico chileno, y cómo pasaron un fin de semana juntos en Asturias. Lucía confiesa que está pensando en cómo responder al "te quiero" que Julián le envió por correo electrónico. Finalmente, Lucía va a su cita con su psicólogo, el Dr. Raúl Cabezas, y reflexiona sobre los cambios que ha experimentado Madrid y sobre su amor por el arte, especialmente por los pintores españoles como Goya.

Siguiendo este capítulo, se describe la visión que Lucía tiene de España en los años sesenta y setenta, donde el país era objeto de críticas por su régimen político y la represión hacia el pueblo español. Además, se menciona el desprecio que los inmigrantes españoles recibían en la Comunidad Económica Europea. Lucía, quien es española, defiende a su país y a su gente, destacando sus cualidades positivas y su valentía para salir de la miseria a través del trabajo.

Se menciona que Lucía era consciente de las opiniones negativas que tenían sus compañeros de clase y profesores sobre los españoles, pero ella consideraba que los méritos de su gente pesaban más que sus defectos.

Se habla también de la vida de los inmigrantes españoles en París, donde se enfrentaban a dificultades pero poco a poco se iban abriendo camino en la sociedad francesa. Lucía, sin embargo, no conoce mucho de la vida de los inmigrantes en París, ya que solo ha escuchado historias y comentarios al respecto.

Se describe la visión de Lucía sobre París, donde destaca lugares como el Lycée Pasteur, el café Les Deux Magots y el Teatro de la Ópera. También se menciona su pasión por la literatura, que la llevó a estudiar filología y a trabajar en la edición de libros.

En el capítulo, Lucía también tiene una sesión con su psicólogo, Raúl, donde hablan sobre su relación con su pareja actual y la posibilidad de romper con él. Raúl le aconseja que se enfoque en el futuro y que tome decisiones que la hagan feliz.

Después de la sesión, Lucía reflexiona sobre su vida y sus decisiones, y decide dedicar la noche a su hija Laura, quien se va de viaje a Panamá. También menciona su trabajo como editora y su relación con Julián, un músico con el que tuvo un fin de semana especial. A pesar de las dudas, Lucía decide enviarle un correo a Julián expresando su interés y extrañándolo. El capítulo termina con Lucía abriendo el diario de su madre y esperando la llegada de Laura.

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En este capítulo, la protagonista narra su experiencia en una cena diplomática en la Embajada de España en Estocolmo. La cena se lleva a cabo en medio de la crisis de los misiles en Cuba, lo que genera una gran tensión entre los invitados. Durante la cena, se discute sobre la situación y se comparten noticias preocupantes, como la movilización de tropas en Cuba y las amenazas de guerra. Los embajadores de diferentes países expresan sus opiniones y preocupaciones, mientras la protagonista observa y reflexiona sobre la situación. También se menciona la belleza y la historia del palacio de la Embajada, así como los mensajes grabados en los cristales por el último propietario sueco. A medida que avanza la cena, se revela que la protagonista sospecha que su esposo tiene una aventura, lo que aumenta su angustia y preocupación. El capítulo termina con la protagonista reflexionando sobre sus temores y la posibilidad de confiar en su amiga Paola para hablar sobre sus problemas.

Siguiendo este capítulo, Nemura continúa su discurso sobre los efectos devastadores de una guerra nuclear. Menciona que muchas personas murieron en Hiroshima debido a las quemaduras y la radiación, y que aún hoy nacen niños con deformidades debido a la exposición al veneno radiactivo. Nemura argumenta que la existencia de armas nucleares no es un argumento pacifista, ya que en Hiroshima la mayoría de las víctimas fueron civiles inocentes. Crouzier, por otro lado, defiende la posesión de armas nucleares como una forma de disuasión y cita a Kennedy y su estrategia de anticipación. Nemura y Crouzier discuten sobre la efectividad de las armas nucleares y la posibilidad de una guerra nuclear. Luego, discuten sobre la crisis de los misiles en Cuba y las posibles soluciones. Crouzier menciona la posibilidad de un intercambio de misiles y Nemura cuestiona la necesidad de acumular armamento. La conversación se vuelve más personal cuando se menciona un escándalo de infidelidad de un diplomático español. Finalmente, la cena termina con un brindis por la paz y los invitados se despiden. María Luisa y Pedro continúan la conversación sobre el escándalo de infidelidad y la posibilidad de una guerra. La narradora, María, reflexiona sobre la conversación y se preocupa por la seguridad de su familia en caso de una guerra. La cena termina con un baile y una canción que evoca recuerdos de un viaje a Cuzco.

Siguiendo este capítulo, el embajador ordena a Fernando que se traslade a Cuzco para elaborar un informe sobre la ayuda proporcionada por España. A pesar de las preocupaciones de María por dejar a sus hijos, finalmente acepta acompañar a Fernando en el viaje. Durante el viaje, experimentan dificultades en la carretera, pero finalmente llegan a Cuzco y se sorprenden gratamente por la belleza de la ciudad. Visitan el convento de Santa Catalina, que ha sido reconstruido con la ayuda de España, y María queda impresionada por la humildad y generosidad de las monjas. Después de la visita, María y Fernando pasean por la ciudad y María se enamora de una pulsera que compra. Más tarde, descubren que están esperando otro hijo y que serán trasladados a México. A pesar de las preocupaciones iniciales, su estancia en México resulta ser agradable. Sin embargo, al regresar a casa, María encuentra una nota en el traje de Fernando que menciona una cita con una mujer llamada Inger. María se siente traicionada y decide investigar por sí misma.

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En este capítulo, Lucía decide poner fin a su relación con Santiago después de descubrir los correos explícitos que le enviaba otra mujer. Ambos se encuentran en un bar del Palace para hablar sobre lo sucedido. Lucía expresa su decepción y humillación por la infidelidad de Santiago, mientras él intenta justificar su comportamiento. Discuten sobre la diferencia de percepción de la infidelidad entre hombres y mujeres. Lucía confiesa que también ha tenido un amante durante su separación de Santiago, lo que sorprende y enfurece a él. Finalmente, Lucía se siente aliviada y liberada después de poner fin a la relación y decide seguir adelante con su vida. Reflexiona sobre su madre, María, y su incapacidad para superar su muerte. También recuerda su aventura con Julián, un cantautor chileno, y cómo ha encontrado felicidad en su nueva relación. El capítulo termina con Lucía preparándose para despedir a su hija, Laura, quien se mudará a Panamá con su pareja. Lucía y Laura saben que la separación será difícil, pero confían en su amor y fortaleza para superarla.

Siguiendo este capítulo, Lucía reflexiona sobre su relación con su hija Laura y cómo ha intentado compensar su ausencia con momentos intensos juntas. También piensa en cómo ha visto crecer a Laura y confía en que construirá una vida sólida. Lucía se encuentra con Carmen, una autora con la que ha estado trabajando en un libro sobre filantropía. Tienen una discusión sobre la planificación y la improvisación en la vida y los negocios. Lucía valora la oportunidad de conocer a personas como Carmen en su trabajo. Luego, Lucía reflexiona sobre cómo el poder y el dinero pueden corromper a las personas y cómo ella se niega a pasar por eso. Hablan sobre el libro de un veterano guardia civil y la negativa de la editorial a publicarlo debido a la falta de interés en los libros sobre ETA. Lucía se siente frustrada y triste por esta decisión. Luego, Lucía menciona el diario de su madre y cómo está descubriendo una nueva faceta de ella a través de su lectura. También menciona que ha terminado su relación con Santiago y que ha comenzado una aventura con Julián, un chileno. Lucía y Julián viajan juntos a Asturias y disfrutan de la belleza del lugar. Tienen momentos íntimos y Lucía se da cuenta de que está enamorada de Julián, pero también se dice a sí misma que debe olvidarlo después del fin de semana. Bailan juntos y Lucía recuerda a sus padres bailando. Vive el momento y disfruta de la felicidad que le brinda.

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En este capítulo, María se prepara para confrontar a Fernando por su presunta infidelidad. Planea seguirlo y sorprenderlo en el acto, pero al final no logra reunir el coraje suficiente para hacerlo. Decide vivir con la duda y seguir junto a él, a pesar de los tormentos y los celos que siente. María reflexiona sobre su amor por Fernando y la dificultad de enfrentar la realidad de su posible engaño. Luego, invita a su amiga Paola a almorzar y le cuenta sobre sus sospechas y preocupaciones. Paola le informa sobre la crisis de los misiles en Cuba y la posible salida pacífica que se está buscando. También revela que su amante, George, es un espía que ha tenido que hacer cosas terribles en su trabajo. María se siente aliviada al escuchar que George está trabajando para evitar una guerra nuclear. Después, María y Paola hablan sobre la posibilidad de comprar ropa de segunda mano y deciden ir de compras juntas. La conversación se desvía hacia la política y la crisis de los misiles, y Manuel, el anfitrión de una cena a la que asistieron la noche anterior, revela que México ha decidido mantenerse neutral en el conflicto. La cena continúa con discusiones políticas y María reflexiona sobre su relación con Fernando y su miedo a perderlo. El capítulo termina con una discusión entre Fernando y Manuel sobre la revolución cubana y el bloqueo impuesto por Estados Unidos.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan discutiendo sobre la situación política en Cuba. Manuel critica la situación actual y recuerda cómo era la isla antes de la llegada de Castro. Bebo, el músico, interviene y cuenta su experiencia personal, explicando cómo fue presionado para apoyar a Fidel y cómo tuvo que marcharse de Cuba. Luego, Bebo narra sus años de éxito en el famoso cabaret Tropicana, describiendo la belleza y el ambiente del lugar. También menciona cómo la situación política cambió y cómo cerraron los casinos y cabarets. Bebo revela que tuvo que dejar a su familia en Cuba y no sabe si los volverá a ver. Luego, la narradora recuerda su llegada a La Habana con Fernando y cómo disfrutaron de la vida en la ciudad. También menciona la crisis de los misiles y la tensión internacional. Paola y la narradora discuten sobre el amor y la infidelidad, y Paola sugiere que la narradora debería tener un amante para comprender mejor a Fernando. La narradora se siente incómoda con la idea y Paola la anima a confiar en sí misma y dejar de sentirse culpable. El capítulo termina con la narradora preocupada por la situación política y pensando en llamar a sus hijos.

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En este capítulo, Lucía se encuentra en el Café Comercial, absorta en la lectura de un periódico. Aunque normalmente no presta atención a las noticias, esta vez se siente impulsada a comprar el periódico ABC debido a la tormenta emocional provocada por el diario encontrado en el baúl azul. Una fotografía en la portada del periódico la lleva al infierno al mostrar la cara ensangrentada de Gadafi, el dictador libio. Lucía pensaba que esto la aliviaría, pero se equivoca. La noticia del accidente del vuelo 103 de Pan Am, en el que su madre María viajaba, la deja en estado de shock. Lucía se dirige a su casa, donde se encuentra con su marido Luis y su hija Laura. Juntos, pasan las Navidades más tristes de sus vidas. Lucía se sumerge en el pasado, escuchando una canción de Serrat y mirando fotografías de su madre. Finalmente, María es enterrada en Madrid y la familia se enfrenta a la tragedia con rabia y deseo de justicia. Miguel, el hermano de Lucía, se une a la Asociación de Víctimas del Vuelo 103 para exigir justicia. Fernando y Mercedes, el padre y la hermana de Lucía, encuentran consuelo en la religión y optan por el perdón.

Siguiendo este capítulo, Lucía e Ignacio esperan ansiosamente noticias de su hermano mayor. Lucía piensa en la posibilidad de olvidar y perdonar, pero no puede resignarse. Las primeras pistas apuntan a un grupo palestino como responsables del atentado, pero resultan ser infundadas. Finalmente, se concluye que los libios son los culpables y se acusa formalmente a dos ciudadanos de ese país. Lucía tiene los nombres de los culpables y sabe que Muamar el Gadafi está detrás del atentado. A lo largo de los años, Lucía intenta seguir adelante con su vida, pero nunca olvida el vacío que dejó la explosión. Diez años después, Gadafi entrega a los acusados a los tribunales escoceses. Al-Megrahi es condenado y Fhimah es absuelto. Gadafi sigue en el poder y logra impunidad y respeto a cambio de pagar una indemnización a las víctimas. Lucía se niega a recibir ese dinero y lo destina a causas benéficas. A lo largo de los años, Lucía lucha por controlar su ira y rencor hacia Gadafi. Cuando Gadafi muere, Lucía siente alivio y desea que sufra en el infierno. Lucía decide contactar a un periodista que le dio la noticia del atentado y acuerdan encontrarse. Lucía reflexiona sobre la historia y la repetición de los errores humanos. Lucía encuentra el diario de su madre y descubre a una mujer que le hubiera gustado conocer. Laura, su hija, la anima a reconciliarse con el recuerdo de su madre y a disfrutar de la vida. Lucía decide escanear el diario y enviárselo a sus tíos. Laura le recuerda que su madre siempre ha estado presente en sus vidas. Lucía y Laura hacen las paces y se preparan para el futuro. Lucía revisa sus mensajes y encuentra un correo de Julián, pero decide no leerlo y borrarlo. A pesar de todo, sonríe coquetamente. La noche es para María y su diario.

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En este capítulo, la narradora relata los acontecimientos del viernes 26 de octubre de 1962 en Estocolmo. Después de regresar de la cancillería de la Embajada, la narradora y su esposo, Fernando, discuten sobre la posibilidad de una guerra nuclear debido a la crisis de los misiles cubanos. A pesar de la incertidumbre, deciden cenar juntos en la Embajada. La narradora describe las instalaciones de la Embajada y la actitud de Fernando, quien trabaja como diplomático. Durante la cena, conversan sobre la política española y la postura del gobierno ante la crisis. La narradora expresa su apoyo a Franco y la estabilidad que ha traído a España. Sin embargo, Fernando critica la falta de democracia y la falta de influencia de España en la política internacional. A pesar de sus diferencias, la narradora y Fernando se aman y confían el uno en el otro. Fernando recibe un telegrama cifrado y comienza a descifrarlo utilizando un sistema llamado ORNU. Después de un tiempo, logra traducir el mensaje, que es un resumen de los acontecimientos en el Consejo de Seguridad de la ONU. El embajador español añade su propia valoración de los hechos desde el punto de vista de los intereses españoles.

Siguiendo este capítulo, María y Fernando discuten sobre la situación política y diplomática que están viviendo. Fernando explica a María que los gobiernos suelen ocultar información o proporcionar información falsa a los diplomáticos, quienes luego deben enfrentar las consecuencias. Fernando narra a María lo sucedido en la ONU, donde el embajador estadounidense, Stevenson, confrontó al embajador ruso, Zorin, sobre la presencia de misiles nucleares en Cuba. Stevenson presentó pruebas fotográficas que demostraban la existencia de los misiles, dejando en evidencia al embajador ruso. Fernando considera que esta victoria es importante para el desenlace de la crisis. María recuerda haber conocido a Stevenson en un almuerzo en San Sebastián y espera que su intervención ayude a evitar la guerra. María también reflexiona sobre el miedo y cómo ha enseñado a sus hijos a ser valientes. Luego, María tiene una conversación con su hija Mercedes sobre la situación y trata de tranquilizarla explicándole que los presidentes de Estados Unidos y la Unión Soviética no llegarán a la guerra. Después, María y Mercedes hablan sobre el ballet y Mercedes le muestra una pequeña actuación. María se olvida de la guerra por un momento y disfruta del momento con su hija. Más tarde, María habla por teléfono con Paola, quien le cuenta sobre los rumores de un posible arreglo negociado de la crisis. Paola menciona que un agente doble está proporcionando información sobre las intenciones de Kruschev y que George está en contacto con la CIA. María se muestra escéptica pero espera que haya una solución pacífica. Finalmente, María y Fernando regresan a casa y María reflexiona sobre su relación y la falta de intimidad que han tenido últimamente. A pesar de ello, María sigue amando a Fernando y espera que la situación se resuelva de manera pacífica.

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En este capítulo, se describe cómo María solía hacer punto mientras leía y cómo Lucía veía a los personajes de las novelas como compañeros de aventuras. Lucía se considera una romántica incurable y recuerda con ternura a su madre tejiendo mientras leía. Lucía ha experimentado el terror y se siente identificada con personajes de libros como Cipriano Salcedo, Nyarlathotep y Guillermo de Baskerville. Los libros han sido su refugio y le han permitido escapar de la soledad y vivir en mundos imaginarios. Sin embargo, con el tiempo, Lucía se ha dado cuenta de que ha construido una vida sobre cimientos imaginarios y se ha alejado de la realidad. Decide que es hora de salir de su zona de confort y enfrentar el futuro con valentía. Recibe una llamada de su jefa, Paca, quien le informa que Universal no publicará el libro de memorias que propuso Antonio Hernández. A pesar de esto, Paca le ofrece una oferta que compensará la decepción. Lucía queda en encontrarse con José Alberto Santos, un periodista con el que había evitado encontrarse durante mucho tiempo. Se reúnen en una cafetería y hablan sobre el atentado en el que murieron la madre de Lucía y otras personas. Lucía le pregunta a Santos por qué derribaron ese avión y si la tragedia podría haberse evitado. Santos le explica que el terrorismo no tiene causas lógicas y que lo único que se puede hacer es combatirlo. Hablan sobre el abandono de las víctimas y la falta de reconocimiento que reciben. Lucía critica a los medios de comunicación por no denunciar estas injusticias. Santos le cuenta sobre Indro Montanelli, un periodista al que admira, y le dice que la calidad no tiene mercado en la actualidad y que la independencia tiene un alto precio. Lucía se da cuenta de que estas palabras la harán reflexionar. Finalmente, Santos le pide perdón por haber sido el mensajero de la peor noticia de su vida y le desea que pueda cerrar esa página y dejarla atrás. Lucía se siente conmovida por la sinceridad de Santos y su deseo de ayudarla.

Siguiendo este capítulo, Lucía se despide de un hombre con el que ha tenido una conexión especial y le agradece por enseñarle a ser valiente. Luego, tiene un almuerzo cordial con su jefa, Paca, donde discuten sobre el destino de las memorias de Antonio Hernández. A pesar de que no pueden publicar el libro en su editorial, deciden ayudar al autor a encontrar otra editorial más pequeña y especializada. Paca le ofrece a Lucía la oportunidad de editar un manuscrito nuevo y original que puede ser un éxito internacional. Lucía acepta emocionada y ve esto como una forma de combatir la tristeza y el engaño que ha experimentado recientemente. Después de la cena, Lucía recibe un correo de Julián, un cantante chileno con el que tuvo una aventura. Julián le expresa su amor y le envía un video musical dedicado a ella. Lucía se debate entre sus sentimientos por Julián y su reciente ruptura con Santiago. Luego, habla por teléfono con su hermana Mercedes y le cuenta sobre el diario que encontró de su madre. Lucía reflexiona sobre la fortaleza y el amor de su madre y cómo le gustaría haber heredado esas cualidades. Finalmente, se prepara para salir con Laura y se admira a sí misma en el espejo, aceptando las arrugas y reconociendo que su rostro es el resultado de sus decisiones y experiencias. Piensa en su madre y se da cuenta de que siempre vivirá en su memoria.

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En este capítulo, María narra los acontecimientos que han tenido lugar en los últimos días. Comienza mencionando que ha dejado de fumar como prometió si la guerra no estallaba. Después, relata que el sábado recibieron la noticia de que Kruschev estaba dispuesto a retirar los misiles de Cuba a cambio de que Estados Unidos hiciera lo mismo con los que tenía en Turquía. María se alegra y decide celebrarlo preparando una cena especial. Sin embargo, cuando Fernando regresa a casa, le explica que la oferta es inaceptable para Estados Unidos, ya que dejaría a Turquía desprotegida. A pesar de esto, Fernando comenta que ambos países están negociando en secreto y que no desean la guerra. Más tarde, escuchan en la radio que un avión estadounidense ha sido derribado sobre Cuba, lo que podría ser una provocación para justificar una declaración de guerra. María y Fernando se preocupan por las posibles consecuencias y deciden ir al cabaret Tyrol para distraerse. Allí, disfrutan de la música cubana y María reflexiona sobre la importancia de la familia en momentos difíciles. Finalmente, escuchan en la radio que la Casa Blanca está evaluando la situación y tomando decisiones. María se preocupa y reza por la paz.

Siguiendo este capítulo, María y su esposo asisten a una velada en un salón de Estocolmo. A pesar de las circunstancias tensas, disfrutan de la música y el espectáculo. Manuel y Consuelo, amigos de María, también están presentes. Manuel invita a Consuelo a bailar y Fernando hace lo mismo con María. Bailan al ritmo de un bolero y se sienten muy cercanos el uno al otro. Después de la actuación, María y Fernando regresan a casa y escuchan en la radio la noticia de que Kruschev acepta retirar los misiles de Cuba. Ambos se sienten aliviados y felices de que se haya evitado la guerra. María llama a su amiga Paola para compartir la buena noticia, pero descubre que George, el amante de Paola, se va de Estocolmo. Paola está triste y María intenta consolarla, aunque no comprende su decisión de seguir a George. Más tarde, María y Fernando ven en la televisión las manifestaciones en apoyo a Fidel Castro en La Habana. A pesar de todo, María siente que ha llegado el momento de cerrar su diario y quemarlo en la chimenea.

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En este capítulo, se narra cómo Lucía reflexiona sobre el cuaderno de música de su madre, que había sido encontrado intacto después de tantos años. Lucía se pregunta por qué su madre no lo quemó como había prometido, y llega a la conclusión de que tal vez María quería que su esposo, Fernando, lo encontrara y lo leyera como una forma de confesarle su amor sin palabras. Lucía también recuerda la partida de su hija Laura hacia Panamá y cómo ha aprendido a enfrentar el miedo y el dolor a lo largo de su vida. Luego, Lucía marca el número de teléfono de Antonio Hernández, el coronel cuyo libro la editorial no publicará, y acuerda reunirse con él al día siguiente para explicarle las razones. Después, Lucía se encuentra con su amiga Elena en un bar y le pide consejo sobre cómo manejar la situación con Antonio.

Siguiendo este capítulo, Lucía y Elena continúan su conversación en un pub. Elena se queja de la situación económica y de cómo pretenden que bajen los precios de los libros. Lucía se queda en silencio al escuchar una canción que era la favorita de su madre. Lucía explica que la canción era de Mina, una cantante italiana que su madre solía escuchar. Lucía empieza a comprender que su madre tenía una amiga italiana llamada Paola, que era el opuesto de ella en personalidad y que le enseñó mucho más que solo el idioma italiano. Lucía se da cuenta de que su madre tenía un alma alegre y aventurera. Luego, Lucía y Elena hablan sobre la vida de sus madres y cómo ellas han buscado algo más en la vida. Elena le aconseja a Lucía que le dé una oportunidad a Julián, el músico del que le ha hablado, y que no tenga miedo de enamorarse. Lucía se muestra indecisa y preocupada por las posibles intenciones de Julián. Después de la conversación, Lucía se encuentra con Antonio Hernández, un ex coronel de la Guardia Civil, para hablar sobre la publicación de su libro. Antonio se muestra decepcionado al enterarse de que su libro no será publicado, pero Lucía le asegura que hará todo lo posible para que se publique. Lucía le propone a Antonio que escriba sus memorias y ella lo ayudará a editarlas. Antonio acepta la propuesta y se despiden. Luego, Lucía se encuentra con Paca, su jefa, y le entrega un manuscrito que contiene la historia de su madre. Lucía le explica a Paca que quiere tomarse un permiso sin sueldo para buscar la paz y la felicidad que su madre no pudo encontrar. Paca acepta el permiso y Lucía le promete que escribirá una novela a cambio. Lucía se despide de Paca y le confiesa que durante mucho tiempo juzgó a su madre, pero ahora ha comprendido su verdadero valor. Lucía deja el diario de su madre a Paca y se va decidida a vivir su vida al máximo.

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