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Nota de la autora

En este capítulo, el autor comienza explicando que esta novela fue publicada por primera vez en 2010 con el título de "Imperator", pero en esta nueva edición corregida ha decidido cambiar el título por "La cátara". El motivo de este cambio es que considera que la verdadera protagonista de la historia es Braira de Fanjau, un personaje de ficción que representa a los cátaros perseguidos y exterminados durante la cruzada decretada por el papa Inocencio III y ejecutada por las tropas del conde Simón de Monforte.

El autor destaca que, aunque la Edad Media es conocida como un periodo oscuro y sangriento, también está llena de argumentos inspiradores. El comienzo del siglo XIII en el Mediterráneo es especialmente atractivo, ya que anunciaba un Renacimiento precoz que fue interrumpido por la peste negra. Este fue un tiempo de efervescencia cultural y enfrentamientos brutales entre poderes, donde la erudición convivió con una crueldad despiadada.

El autor menciona que ha tratado de recrear con rigor la vida de Federico de Hohenstaufen y Altavilla, rey de Sicilia y emperador romano-germánico. Aunque ha seguido las crónicas para recrear las anécdotas, se ha permitido la licencia de hacer que muera en su isla querida, en un castillo cercano a Catania.

Además de Federico, el autor también se ha sentido fascinado por otros personajes históricos como Pedro II de Aragón, el "rey gentil", el papa Inocencio III, Simón de Monforte, Balduino de Jerusalén, Al Kamil, Saladino el Grande, Constanza de Aragón, santo Domingo de Guzmán, entre otros. Estos personajes históricos han dejado una huella imborrable y evocan paisajes y sucesos fascinantes.

El autor también menciona que ha utilizado referencias al tarot en la novela, siguiendo la guía de Daniel Rodés y Encarna Sánchez en su libro "El Libro de Oro. Tarot de Marsella". Sin embargo, aclara que estas referencias son un recurso literario y no pretenden reflejar en toda su profundidad los secretos de este antiguo saber.

Por último, el autor destaca que, al igual que en sus trabajos anteriores, ha recorrido los lugares que describe para empaparse de su esencia y se ha documentado en fuentes de la época y en trabajos de autores actuales. Reconoce que los méritos históricos son de estos autores, mientras que los errores son suyos.

PRIMERA PARTE 1194-1209

I

En este capítulo, se narra la historia de Pedro, un panadero que se convierte en el primer mártir del que se tiene noticia en Fanjau. En el año 1204, en toda Francia se escuchan los llamamientos del Papa para combatir la herejía. Los cátaros son los más perseguidos debido a la rapidez con la que se propaga su creencia. Pedro es denunciado por un competidor celoso y es arrestado y llevado a juicio. Se le exige que jure acatar la autoridad de la Iglesia y aceptar sus preceptos, pero Pedro se niega a hacerlo. Es condenado a morir en la hoguera y es ejecutado frente a una multitud en la fortaleza de Reims.

La noticia de la ejecución de Pedro llega a Fanjau, donde vive su hermano Lucas, senescal de la familia De Laurac. Lucas se sumerge en la tristeza y el resentimiento, y se jura vengar la muerte de su hermano. Su actitud cambia por completo y se vuelve agresivo y descortés. Bruno, barón de Laurac, se ve obligado a expulsarlo de su casa.

Braira, la hija de Bruno y Mabilia, creció junto a Lucas y lo consideraba como un padre. La niña enferma y Lucas se preocupa profundamente por ella, rezando para que se recupere. Braira se cura y Lucas se convence de que su oración fue la responsable. Sin embargo, la tragedia de la muerte de Pedro cambia a Lucas y se vuelve amargado y resentido.

Braira comienza a darse cuenta de las desigualdades sociales y se pregunta por qué existen personas como ellos, privilegiadas, y otras en condiciones miserables. Su madre le explica que cada persona tiene su lugar en el orden natural de las cosas y que deben aceptar su condición. Braira no queda satisfecha con la respuesta y comienza a cuestionar su posición privilegiada.

En la región de Fanjau, la mayoría de los nobles han abrazado la fe cátara, que convive en armonía con los placeres mundanos. Sin embargo, la Iglesia católica intenta recuperar esas almas y envía legados para predicar la verdad del Evangelio. El rey de Francia ve la oportunidad de aprovechar la lucha contra los cátaros para expandir su territorio.

El capítulo termina con la advertencia de que una tragedia está a punto de abatirse sobre Occitania, la bella y próspera tierra de Fanjau.

II

En este capítulo, la familia De Laurac se encuentra en plena preparación para su viaje a la Provenza, donde asistirán a la boda del rey Pedro II de Aragón con la condesa María de Montpellier. A pesar de los problemas recientes, como la expulsión de Lucas, la emoción por el evento eclipsa cualquier preocupación. Braira, a punto de cumplir trece años, experimenta una montaña rusa de emociones propias de su edad. Se preocupa por los desamparados y por su apariencia física, y se resiste a aceptar su transformación en una joven mujer. Su madre, Mabilia, intenta educarla en la disciplina y la responsabilidad que su nueva condición requiere.

En medio de los preparativos, Mabilia muestra a Braira las cartas del tarot y le enseña a interpretarlas. Explica que estos naipes son un lenguaje que solo las iniciadas pueden entender y que pueden ayudar a tomar decisiones y revelar secretos. Braira cuestiona si este juego es contrario a las enseñanzas de la Iglesia, pero su madre le asegura que todo en el mundo está escrito por la mano de Dios y que solo hay que saber leerlo.

Mientras tanto, la familia De Laurac se dirige a Montpellier para presenciar la boda real. La ciudad está llena de gente y todos esperan con entusiasmo la promesa de paz y prosperidad que el matrimonio representa. Sin embargo, Mabilia se siente inquieta debido a unas cartas del tarot que auguran eventos desagradables.

En el camino de regreso a Belcamino, Braira y Beltrán, el joven escudero, son emboscados por un grupo de bandidos. Intentan huir, pero Beltrán es golpeado y Braira es capturada. Los bandidos saquean sus pertenencias y Braira se enfrenta a la posibilidad de ser violada. Afortunadamente, logra defenderse y darle un golpe al agresor, pero luego es golpeada y pierde el conocimiento.

III

En este capítulo, Braira despierta después de ser golpeada y encuentra a su hermano Guillermo cuidándola. Guillermo le asegura que están a salvo y que Beltrán también está vivo pero herido. Les explica que dos frailes los ayudaron a ahuyentar a los agresores y que tres de ellos fueron capturados y serán castigados. Los padres de Braira no escucharon los gritos y se adelantaron hacia Fanjau. Braira se recupera y se encuentra con los frailes que los ayudaron, uno de ellos es un anciano de barba blanca y el otro es un hombre maduro y atractivo. Los frailes les cuentan que vienen de Roma, donde fueron recibidos por el Papa, y que tenían la intención de dedicarse al apostolado entre los paganos eslavos, pero el Papa les encomendó una misión en Occitania. Los frailes explican que el Papa está preocupado por las luchas internas en el Sacro Imperio Romano Germánico y por los problemas en Sicilia. Mientras tanto, Braira se siente fascinada por las historias de los frailes sobre Roma y Sicilia, y sueña con visitar esos lugares algún día. Beltrán se muestra celoso de la atención que Braira presta a los frailes y discute con ella. Braira se aleja y continúa escuchando las historias de los frailes. Más tarde, los frailes se instalan en la iglesia en ruinas de Prouille y entablan amistad con los anfitriones. Durante varios días, discuten sobre la verdad del Evangelio y sus interpretaciones. Mientras tanto, Lucas, el antiguo senescal de Belcamino, se reúne con Braira en secreto y le pide que espíe a los frailes y le cuente todo lo que dicen. Braira acepta y le informa a Lucas sobre las conversaciones de los frailes. Lucas le pide que siga atenta y le promete que lo que están haciendo es algo importante. Braira confía en Lucas y continúa ayudándolo. Mientras tanto, el legado del Papa excomulga a Raimundo de Tolosa y lanza un interdicto sobre sus tierras, lo que causa confusión en Occitania. Lucas insta a Raimundo a levantar un ejército para enfrentarse a los enemigos de la fe. Lucas tiene un plan para vengarse y cambiar el curso de los acontecimientos.

IV

En este capítulo, Braira está leyendo las cartas a su madre en lugar de su madre. Aunque disfruta del juego de adivinación, también le asusta lo que las cartas pueden revelar. A pesar de eso, disfruta de la intimidad que comparte con su madre a través de este juego. Sin embargo, hay un secreto en su vida que oculta de su madre y que comparte con Lucas. Mientras juegan, Braira saca la carta del Colgado, que representa un augurio sombrío. Su madre bromea al respecto, pero Braira se preocupa por las oportunidades que ha dejado pasar por amor a su familia. Luego, Braira saca las cartas para su madre y la última carta es el Loco, que representa movimiento y experiencias inéditas. Mabilia interpreta esto como gratas sorpresas y aventuras fascinantes para Braira. Sin embargo, Braira no está interesada en eso y sugiere llamar a Beltrán para que recite algo hermoso o toque la flauta. Mabilia insiste en hacer una última tirada para ver qué depara el futuro de Occitania. Mientras tanto, en Montreal, se está llevando a cabo un debate entre cátaros y católicos para escuchar los argumentos de ambos lados. Los árbitros garantizan la limpieza del debate y el ganador podrá convertir a más personas a su fe. Bruno está presente y se debate entre las dos opciones, consciente de la gravedad de la situación política. Mientras tanto, en Tolosa, Lucas se está conspirando con dos miembros de la guardia del conde Raimundo para tomar medidas en caso de que su señor no responda a las provocaciones de Roma. Lucas se ha estado informando sobre los movimientos de los legados y ha estado obteniendo información de Braira. En Prouille, Guillermo visita a Domingo y le pide que lo bautice en la fe católica. Domingo le impone una penitencia muy dura y Guillermo acepta. Mientras tanto, Diego de Osma visita Tolosa y muere repentinamente. El 14 de enero de 1208, Pedro de Castelnau, el legado papal, es asesinado por Lucas. La noticia se propaga rápidamente y se forma una multitud enfurecida que se dirige a Belcamino para buscar al asesino.

V

En este capítulo, en el interior del castillo de Belcamino, Bruno se enfurece con Lucas, su antiguo mayordomo, por haber cometido una atrocidad que ha desencadenado la ira de la multitud. Braira intercede a favor de Lucas, pero Bruno decide que debe abandonar el castillo para salvar a su familia. Braira confiesa su participación en el crimen y se siente culpable. Guillermo propone llevar a Lucas a Tolosa para entregarlo al conde y convence a su padre de que lo permita. La multitud enfurecida espera afuera del castillo, pero Guillermo logra persuadirlos de que dejen a Lucas en sus manos. Sin embargo, Lucas intenta huir y es asesinado por uno de los guardias. La muerte de Lucas no es suficiente para calmar la ira de la multitud, y el papa Inocencio III convoca a una cruzada contra los cátaros. Bruno decide que su familia debe huir y se separa de ellos en Carcasona. Braira y Guillermo se unen a una caravana de peregrinos y Braira utiliza el tarot para entretenerse, pero un extraño intenta comprarle las cartas. Braira lo asusta diciéndole que las cartas son mágicas y podrían cobrar vida. El extraño desaparece y Braira se ríe de su astucia, pero Guillermo se preocupa por las consecuencias de su engaño.

VI

En este capítulo, los hermanos De Laurac llegan a Huesca después de un largo y agotador viaje. Encuentran alojamiento en una posada y Guillermo sale a comprar provisiones mientras Braira se asea. Al regresar, Guillermo descubre que su hermana ha sido arrestada por brujería. Braira se encuentra aterrorizada en la oscuridad de la mazmorra y se da cuenta de que su cautiverio no tiene que ver con su condición de cátara, sino que la acusan de ser una hechicera seguidora del diablo. Guillermo, desesperado, busca la cárcel y logra convencer al alguacil de la inocencia de su hermana mostrándole una carta de recomendación del fraile Domingo de Guzmán. Finalmente, los hermanos son liberados y llegan a Zaragoza, donde son recibidos por Tomeu Corona y su esposa Alzais. Braira es acogida como una hija y se somete a una transformación para convertirse en una dama de la alta sociedad. Mientras tanto, Guillermo se muestra agradecido por la generosidad de sus anfitriones y se plantea aprender el negocio de comercio de Tomeu. Braira comienza a utilizar sus habilidades con las cartas del tarot para impresionar a la sociedad zaragozana y se convierte en una figura muy solicitada en los eventos sociales. Sin embargo, el miedo regresa cuando Braira recibe una convocatoria de la reina Constanza y teme que sea por motivos oscuros.

VII

En este capítulo, Guillermo toma la decisión de regresar a Occitania y unirse a la Orden del Císter, al igual que Diego y Domingo. Aunque intenta interesarse por los negocios de su anfitrión en Zaragoza, se da cuenta de que su verdadera vocación son los asuntos de Dios. A pesar de la oposición de su hermana Braira, Guillermo está decidido a regresar cuanto antes y entregar su vida al Señor. Antes de partir, Guillermo se despide de su familia y les pide a Braira y a sus padres que se queden en Zaragoza hasta que los vientos de guerra en Occitania cambien. Aunque Braira intenta disuadirlo, Guillermo se va y promete enviar a alguien para buscarla cuando las cosas se tranquilicen. Sin equipaje que empaquetar, Guillermo emprende el viaje de regreso a casa. Mientras tanto, la situación en Occitania empeora. Los ejércitos cruzados se preparan para una ofensiva y el conde de Tolosa no logra ponerse de acuerdo con su yerno para armar una fuerza de resistencia. Raimundo de Tolosa entrega siete de sus castillos a la Iglesia y se humilla públicamente en un intento desesperado de detener la masacre. Sin embargo, sus esfuerzos son en vano y el 20 de junio de 1209, el conde toma la cruz y se pone bajo la protección del papa. Guillermo espera que esto conjure el peligro que se cierne sobre su gente, pero se equivoca. El 20 de julio, el ejército cruzado liderado por Simón de Monforte se pone en marcha hacia Besés, una villa fortificada en Occitania. A pesar de los intentos de resistencia de los habitantes de Besés, el ejército cruzado logra abrir brechas en las murallas y se produce una masacre. La ciudad es saqueada y destruida, y miles de personas, tanto cátaros como católicos, son asesinadas. Guillermo se entera de la masacre y se preocupa por la seguridad de sus padres. Escribiendo una carta a su hermana, Guillermo narra los horrores que ha presenciado y espera desesperadamente que su familia esté a salvo.

VIII

En este capítulo, Braira recibe una invitación a palacio dirigida a ella en lugar de a doña Alzais, lo que despierta especulaciones sobre el motivo de la convocatoria. Braira se muestra temerosa de ir, pero su madrina la convence de que es una gran oportunidad. Al llegar a la Aljafería, Braira se siente impresionada por la magnificencia del lugar. La reina Constanza de Aragón la recibe y Braira se muestra nerviosa y avergonzada. La reina le cuenta su pasado y le expresa su curiosidad por comprobar sus habilidades con el tarot. Braira realiza una lectura de cartas para la reina, quien se muestra sorprendida por la precisión de las interpretaciones. La reina le pide que lea el futuro de su hijo y Braira le anuncia que será rey. La reina le pide que le revele su propio futuro y Braira le dice que le esperan días de magnificencia y amor. La reina decide que Braira forme parte de su séquito y se traslade al palacio. Braira se despide de sus padres adoptivos y se integra en la corte, donde conoce a personas amables y hostiles. La reina y Braira establecen una relación cercana y Braira se siente fascinada por ella. La reina se pregunta por qué Braira la ha conquistado y se da cuenta de que se parecen mucho.

SEGUNDA PARTE 1209-1211

IX

En este capítulo, se revela que las bodas de Constanza con el soberano de Sicilia, Federico de Hohenstaufen, están prácticamente concertadas. El arreglo contempla el envío de doscientos caballeros aragoneses a Sicilia, así como la posterior llegada de quinientos jinetes desde Barcelona junto a la prometida. Federico, un adolescente obligado a convertirse prematuramente en hombre, espera ansiosamente a su futura esposa, imaginándola a partir de un retrato y consultando a sus astrólogos sobre el momento más propicio para los esponsales. A pesar de la difícil situación de su reino y su legado, Federico está decidido a aprovechar este matrimonio para cumplir su grandioso destino.

El capítulo también revela la infancia solitaria y difícil de Federico, quien aprendió a convertir el miedo en ira y a enfrentar sus circunstancias. Su padre murió antes de que él naciera, y su madre murió poco después de dar a luz. Desde entonces, fue criado por el papa Inocencio, quien lo protegió de las luchas internas y los enemigos. A los catorce años, Federico proclama su mayoría de edad y acepta casarse con Constanza, a pesar de la diferencia de edad, porque no tiene la fuerza para oponerse a la voluntad de su tutor.

Por otro lado, Constanza se prepara para su matrimonio con Federico, decidida a conquistar su corazón y convertirse en una madre, esposa y aliada para él. Antes de partir, pasa el tiempo con su séquito, jugando a las cartas y chismorreando. Se menciona la infidelidad de su hermano, el rey Pedro, y la situación de su cuñada, doña María, quien está prisionera en Montpellier mientras su esposo tiene amantes. También se revela que el papa ha ordenado a Pedro que otorgue a su hijo ilegítimo, Jaime, y a su madre la dignidad que merecen.

Finalmente, Braira, una de las damas de Constanza, pregunta sobre los acontecimientos en su tierra natal, Occitania, y se entera de la matanza de Besés y de la mediación del rey en el conflicto religioso.

X

En este capítulo, se narra cómo el terror se convierte en un arma devastadora y de bajo costo económico. Monforte ordena un brutal escarmiento en la villa que desafió a los cruzados, lo que provoca que cien burgos fortificados se rindan sin luchar y Narbona, la capital de los visigodos, capitule y ofrezca ayuda al ejército francés. Carcasona, donde se encuentra el vizconde Trencavel, decide resistir y es sometida a un asedio implacable. Mientras tanto, el rey Pedro de Aragón llega al campo francés rodeado de sus caballeros. A pesar de su cansancio y mal humor, se ofrece a mediar para detener la masacre. Sin embargo, las condiciones de rendición propuestas por los cruzados son inaceptables para Trencavel. Mientras tanto, en Prouille, Domingo de Guzmán rechaza la violencia como método para combatir a los herejes cátaros. En Carcasona, la situación empeora, con escasez de agua y enfermedades. Trencavel decide rendirse para salvar a su pueblo y es encarcelado, muriendo tres meses después. Sus tierras pasan a manos de Simón de Monforte y el ejército cruzado se dirige a conquistar Fanjau.

XI

En este capítulo, el salón de audiencias del palacio de la Aljafería está lleno de gente que quiere presenciar al rey Don Pedro impartiendo justicia personalmente. El rey es conocido por su magnanimidad y por evitar que los justiciables tengan que pagar grandes sumas de dinero a abogados y escribanos. El rey escucha las peticiones de sus súbditos sentado en su trono y decide ayudar a Román de Vargas, un hombre que quiere vender sus tierras para rescatar a su esposa e hijos que fueron capturados por los sarracenos. Braira observa la escena y se sorprende por la forma en que el rey actúa de manera cruel con su esposa, a quien siente un rechazo enconado. Braira aprende que el respeto se gana a través de la gratitud y la admiración. Luego, Braira se prepara para partir hacia Sicilia con la reina Constanza, pero antes se despide de Alzais, su madre adoptiva. En el puerto de Barcelona, Braira queda impresionada por la vista del mar. Finalmente, Braira se enfrenta a su miedo a los perros de la reina y los libera de su jaula. Durante el viaje en barco, Braira contempla el horizonte y se pregunta sobre la forma de la tierra y el flujo del agua en el océano. El capitán del barco le explica que el mar es como la vida, a veces agradable y otras veces turbulenta. Tres semanas después, las palabras del capitán se convierten en una profecía cuando ocurre un evento trágico en el mar.

XII

En este capítulo, en el castillo de Belcamino, una carreta se prepara para partir hacia Montsegur, llevando a Mabilia lejos de la furia de los hombres de Simón de Monforte. Mabilia suplica a su marido, Bruno, que vaya con ella, pero él insiste en quedarse y luchar. Mabilia se va con la esperanza de encontrar un lugar seguro en Montsegur.

Mientras tanto, Guillermo observa cómo Fanjau arde desde el convento de Prouille. Los habitantes de la villa han prendido fuego a sus hogares para evitar el saqueo y se han marchado al exilio. Guillermo llora en silencio su impotencia. Fanjau arde durante tres días y luego la lluvia apaga las llamas. Los soldados de Monforte toman lo que queda de la ciudad.

Guillermo, que ha tomado los hábitos, lucha contra sus escrúpulos al ver la brutalidad con la que se lleva a cabo la guerra contra la herejía. Prefiere la palabra y la reconciliación. Aunque se hace amigo de Monforte, siente un profundo disgusto por él.

Monforte elige Belcamino como su cuartel general y se apropia de las posesiones de los De Laurac. Guillermo agradece que sus padres no tengan que presenciar tal humillación. Aunque no sabe dónde están, su espíritu trata de alcanzarlos para brindarles consuelo.

Guillermo también se preocupa por su hermana, de quien no ha sabido nada desde que la abrazó por última vez en Zaragoza. Se pregunta dónde estará y por qué no responde a sus cartas.

XIII

En este capítulo, Braira y los demás tripulantes de las naves se ven afectados por una epidemia que se propaga rápidamente. Los síntomas son dolor de vientre, vómitos, diarrea y debilitamiento rápido, lo que lleva a la muerte en pocos días. Algunos atribuyen la enfermedad a un castigo divino, mientras que otros creen que se debe a la ingesta de alimentos en mal estado o a la propagación de humores malignos por parte de ratas y otros animales. La reina y Braira comparten sus preocupaciones y la reina le pide a Braira que consulte el tarot para obtener respuestas. Las cartas muestran señales ambiguas sobre el futuro, pero en el presente se repite tres veces la carta de la Muerte invertida, indicando dolor y destrucción. La situación a bordo empeora, con más enfermos y muertes, y el mar se vuelve plomizo y amenazador. A pesar de todo, la reina muestra entereza y cuida personalmente de los enfermos, especialmente de su hermano Alfonso. A medida que aumentan las víctimas, los cuerpos son arrojados al mar, atrayendo a los tiburones. La reina decide darle a su hermano una sepultura digna, vistiéndolo con sus mejores galas y protegiéndolo con una armadura antes de lanzarlo al mar. La reina y Braira hacen las paces y establecen un pacto de lealtad mutua. Finalmente, avistan tierra y se preparan para llegar a Sicilia, con la esperanza de un nuevo comienzo.

XIV

En este capítulo, el rey Federico recibe la noticia de que la flota procedente de Aragón está a punto de llegar a Palermo. A pesar de que las galeras enarbolan la bandera que indica epidemia a bordo, el rey insiste en darles la bienvenida sin hacerles pasar una cuarentena. Federico se muestra como un hombre pulcro y meticuloso en su vestimenta y comportamiento. Mientras tanto, la reina Constanza se prepara para su llegada a tierra y anima a su dama favorita, Braira, a mostrarse espléndidas y superar cualquier pena que puedan sentir. Ambas damas se arreglan y se visten con esmero para impresionar a los caballeros aragoneses. Al llegar a tierra, la reina Constanza es recibida por Federico, quien la acompaña a su residencia. Braira se queda en el puerto para asegurarse de que todo el desembarco se realice correctamente. Después, Braira se adentra en la ciudad de Palermo y queda impresionada por su actividad y diversidad. Finalmente, Braira llega al palacio de Federico, donde se encuentra con Guido, un paje que le muestra el zoológico del rey. Braira se sorprende al descubrir que Federico tiene un harén y se pregunta cómo reaccionará la reina ante esta situación. Braira se instala en sus aposentos y se cruza con varios miembros de la corte de Federico, incluido Miguel Escoto. Finalmente, Braira conoce a Aldonza, el aya del rey, quien se ofrece a ayudarla durante su estancia en el palacio.

XV

En este capítulo, Constanza y Federico se casan en la catedral de Monreale, en una ceremonia llena de pompa y esplendor. Los mosaicos de la iglesia brillan bajo la luz de los candelabros, mientras los invitados esperan ansiosos la llegada de la pareja real. Federico entra primero, acompañado de su guardia mora, y luego llega Constanza, escoltada por caballeros aragoneses. A pesar de la pérdida de su hermano a causa de la peste, Constanza se muestra radiante. Después de la ceremonia, se celebra un banquete nupcial elaborado por el jefe de cocina del palacio. Durante el banquete, Braira, la doncella de Constanza, se siente atraída por un joven caballero que está sentado entre los invitados. Aunque se siente tentada de quedarse y conocerlo, debe cumplir con sus deberes y preparar la habitación real para la noche de bodas. Mientras tanto, en la habitación de Braira, una tarántula se esconde en la cama, pero es descubierta por los perros de la doncella. Guido, el paje del palacio, logra atrapar a la araña y Braira se salva de ser picada. A pesar del susto, Braira se prepara para el viaje de la pareja real y se siente satisfecha con su apariencia. Al entrar en el salón, Braira se encuentra con el joven caballero que la había cautivado en el banquete.

XVI

En este capítulo, Gualtiero de Girgenti aborda a Braira en el baile y le pregunta por qué no sabe bailar. Braira responde ofendida y le reprocha su falta de cortesía. Gualtiero le pide disculpas y se presenta como Gualtiero de Girgenti. Braira se presenta como Braira de Fanjau y Gualtiero le explica que la nariz torcida de Braira es lo que le fascina. Braira se enfada y se marcha, pero Gualtiero la detiene y le pide perdón. Braira acepta el juego y empieza a reírse con él.

Después de unas horas, los reyes y su escolta parten a caballo. Braira se decepciona al ver que Gualtiero no forma parte de la escolta. Durante el viaje, los reyes disfrutan del paisaje y Federico le cuenta a Constanza la historia de su antepasado Roberto el Güiscardo. Constanza le aconseja a Federico consolidar su dominio sobre Sicilia en lugar de involucrarse en la disputa por el trono del Sacro Imperio Romano.

Braira cabalga detrás de su señora y aprovecha para aprender sobre política y el poder. Recuerda a su familia y se pregunta si su padre la habría perdonado. Braira admira el paisaje de Sicilia y se siente atraída por el poder.

Llegan a Enna, donde se refugian en una torre fortificada debido a una tormenta. Braira y Constanza juegan al tarot y Braira predice un futuro dichoso para los recién casados. Federico se interesa por el juego y Braira le dice que está destinado a ser emperador. Federico se emociona y le pide a Braira que le aconseje cómo lograrlo. Braira le dice que enfrente a sus adversarios con valentía y que la victoria será suya. Federico se muestra entusiasmado y le pregunta a Braira si hay algo que pueda hacer por ella. Braira le pide información sobre uno de sus caballeros.

XVII

En este capítulo, la reina descubre que Braira ha ocultado información importante sobre un hombre llamado Gualtiero de Girgenti, con quien ha entablado una relación. A pesar de la falta de fortuna de Gualtiero, el rey decide arreglar el matrimonio entre él y Braira. Mientras tanto, el rey Federico regresa a su capital con grandes aspiraciones y se enfrenta a una amenaza inminente por parte de un enemigo llamado Otón. Braira se preocupa por el conflicto entre el emperador y el papa, que afectará el destino de Federico. A pesar de las circunstancias difíciles, Braira y Gualtiero están enamorados y comienzan a vivir una intensa aventura. Sin embargo, la posibilidad de un exilio y una posible ruptura los angustia.

XVIII

En este capítulo, el palacio de los Normandos se encuentra en un ambiente sombrío y tenso, ya que se espera la orden de huir en cualquier momento. Federico ha preparado su equipaje real, que incluye un arcón especial con las joyas de la corona y los libros más valiosos de su biblioteca. Estos libros son su mayor riqueza, ya que en ellos ha aprendido varios idiomas y ha encontrado respuestas a sus preguntas. Federico siempre ha sido curioso y ha rodeado de personas que le han enseñado sobre los misterios de la naturaleza, como el astrónomo Miguel Escoto. Sin embargo, Braira le tiene miedo a Escoto y trata de evitarlo, ya que él la desprecia y la considera una falsaria. A pesar de esto, Braira sigue leyendo las cartas del tarot para Federico y en una ocasión le anuncia una victoria inminente. Esta victoria se cumple cuando Otón se ve obligado a retirarse. Sin embargo, Federico pierde el favor del papa y es excomulgado, lo que lleva a varios príncipes alemanes a ofrecerle el trono de Carlomagno. Federico se convierte en emperador a los diecisiete años. Braira y Gualtiero finalmente pueden casarse y se dirigen a los dominios familiares de Gualtiero en Girgenti. Durante el viaje, son rodeados por guerreros moros, pero Gualtiero logra calmarlos al hablarles de su madre árabe. Luego, Braira y Gualtiero continúan su viaje y llegan a un acantilado donde se bañan juntos y expresan su amor el uno al otro.

XIX

En este capítulo, Constanza da a luz a su primer hijo, un niño al que llamarán Enrique en honor a su abuelo paterno. Aunque se había creído que sería una niña, la reina se concentra en mantener el decoro durante el parto, rodeada de comadronas y cortesanos. Finalmente, nace un niño rubio y hermoso, lo que llena de felicidad a Constanza y a su esposo Federico. Este último decide partir en busca de su corona imperial, dejando a Constanza y al recién nacido en Sicilia. Antes de partir, Federico hace coronar a Enrique como rey de Sicilia en presencia de la corte. Constanza, aunque quisiera convencer a su esposo de quedarse en Sicilia, sabe que es inútil y se consuela con su hijo.

Por otro lado, Gualtiero acompaña a su señor a la guerra. Braira, por su parte, ve partir a Gualtiero con tristeza pero con la esperanza de que ambos regresen victoriosos. Mientras tanto, en la corte, Braira presencia la muerte repentina de Brunilde, una de las doncellas, a causa de un envenenamiento. Algunas damas acusan a Braira de ser la responsable, pero la reina defiende su inocencia. Constanza le revela a Braira que alguien quiere matarla y le encomienda una misión: viajar a Aragón para buscar a su hermano Pedro y entregarle un mensaje importante. Con su intuición y capacidad de adivinación, Braira deberá obtener la respuesta de Pedro y determinar si pueden contar con su apoyo en la causa de Federico.

TERCERA PARTE 1211-1214

XX

En este capítulo, Braira se enfrenta a sus miedos mientras viaja en solitario. Los soldados encargados de su escolta han creado un muro invisible a su alrededor para protegerla, pero esto la hace sentir sola. El capitán de la galera, Amadeo di Pelorio, la invita a cenar y ella acepta. Durante la cena, Braira se arregla y disfruta de la comida mientras conversa con Amadeo. Le cuenta sobre su viaje a Zaragoza y su deseo de visitar a sus padres en Fanjau. Braira también le confiesa a Amadeo sus sentimientos de culpa y la necesidad de pedir perdón a sus padres. Amadeo la consuela y le dice que seguramente la han perdonado. Braira decide contarle su historia a Amadeo, omitiendo los detalles comprometedores. Habla de su infancia, su huida de Belcamino y su arrepentimiento por no haberse despedido de sus padres. Amadeo la consuela y le dice que debe pensar en el futuro en lugar de atormentarse por el pasado. Braira se siente aliviada y espera llegar a Belcamino para abrazar a su familia. Al llegar a Zaragoza, Braira descubre que el rey está ausente y decide buscar a su hermano Guillermo en el convento de Prouille. Allí, Guillermo le cuenta sobre la guerra y la persecución de los cátaros. Braira se sorprende y discute con Guillermo sobre la violencia y la justificación de las masacres. Al darse cuenta de su error, Braira lamenta no haberle expresado sus sentimientos a Guillermo y pasa la noche en el convento. Al día siguiente, Braira parte hacia la ciudad donde espera encontrar a su padre, con la esperanza de regresar a Prouille en el futuro. A pesar de las advertencias de la reina Constanza, Braira sigue creyendo que las cosas suceden según lo planeado.

XXI

En este capítulo, la villa de Vauro, situada en una posición defensiva privilegiada, resistía el asedio de los cruzados. Los caballeros occitanos se burlaban de los atacantes desde las murallas, mientras los servidores de las balistas afinaban su puntería. Sin embargo, los cátaros habían tendido una emboscada a un grupo de cruzados, masacrando a más de mil de ellos. Entre los asesinados se encontraba un sacerdote al que Roger Bernardo de Foix, hijo del conde, había matado a pesar de haberse acogido a sagrado en una iglesia cercana. Otros clérigos sufrieron torturas aún peores. Los ánimos estaban exaltados y Monforte clamaba venganza.

Braira, sin embargo, solo quería llegar hasta su padre y estaba decidida a encontrar una forma de hacerlo, a pesar de las recomendaciones de su escolta de abandonar la ciudad. Con la ayuda de Beltrán, que conocía la región, buscaron una puerta secreta que no estuviera vigilada por las tropas enemigas. Finalmente, encontraron un túnel que los llevó hasta una mazmorra del castillo, donde encontraron a Bruno descansando. Fuera, los cruzados continuaban atacando la ciudad, rellenando el foso y lanzando proyectiles pesados. La situación era dramática y Bruno decidió intentar una salida desesperada para prender fuego a la torre desde la que los atacaban.

En medio de la batalla, Braira se reencontró con Beltrán, quien ahora era un capitán al servicio de su padre. Aunque había cambiado físicamente, ella seguía amándolo y se alegró de verlo. Sin embargo, Beltrán le recordó que las cosas ya no eran como antes y que habían sucedido muchas cosas. A pesar de ello, se alegró de volver a verla.

Mientras tanto, los cruzados no mostraron piedad con los defensores de la villa. Aimerique, señor de Montreal, fue condenado a morir en la horca, pero al romperse la cuerda, fue degollado. También mataron a los caballeros que habían luchado a su lado y lincharon a la señora del castillo. Braira fue capturada y llevada junto a otras mujeres para ser violadas y asesinadas. Sin embargo, Beltrán se interpuso y logró sacarla de allí. Montaron a caballo y huyeron de la ciudad, pero Beltrán resultó herido de gravedad. Finalmente, murió en los brazos de Braira, quien contempló la hoguera en la que fueron quemados los defensores de la ciudad.

XXII

En este capítulo, Braira se une a la multitud de refugiados que buscan protección en la capital y se dirige a Tolosa. Su objetivo es regresar a Zaragoza y cumplir su misión para luego regresar a Sicilia. Lleva consigo sus naipes y cartas de recomendación. Gracias al sello de la reina, es recibida por el conde Raimundo con honores. Braira se da cuenta de que el poder puede alterar la realidad tanto para bien como para mal. A pesar de su fascinación por el poder en el pasado, ahora ve que es finito. En Tolosa, Braira se instala en la corte de las hermanas de su señora, Leonor y Sancha. La condesa le pregunta por qué decidió ir a Vauro, y Braira responde que buscaba a su padre, quien murió defendiendo la plaza. Braira se entera de que el rey Pedro está marchando hacia Castilla para luchar contra los moros almohades. Braira decide entregarle la carta de doña Constanza y espera pacientemente su oportunidad para hacerlo. Mientras tanto, Tolosa se llena de refugiados y Braira se entera de que Domingo de Guzmán está en el campamento de los cruzados. A pesar de su curiosidad, decide no ir a verlo. Braira también se entera de que Prouille está creciendo gracias a las donaciones de Monforte. Braira se pregunta dónde está la verdad en todo esto. Finalmente, el rey Pedro llega a Tolosa y Braira aprovecha la oportunidad para entregarle la carta de doña Constanza. El rey la lee y le dice que lo pensará y la llamará cuando tenga una respuesta.

XXIII

En este capítulo, se describe cómo Braira, en espera de noticias de su esposo, intenta mantenerse alejada de sus emociones y sufrimientos. A pesar de haber escrito numerosas cartas a Constanza y Gualtiero, no ha recibido respuesta debido a las dificultades para entregarlas. Braira se refugia en sus sueños, donde su esposo la visita y la lleva al mar. Sin embargo, la falta de noticias sobre la situación de su esposo y la guerra por el solio imperial germánico la mantienen en la incertidumbre. Finalmente, en agosto de 1213, el rey de Aragón cruza los Pirineos para defender a los occitanos del acoso de Monforte. El rey reúne a sus aliados y decide atacar en campo abierto. Antes de la batalla, el rey pasa la noche con una dama y luego asiste a misa. La batalla comienza y el rey lucha valientemente, pero finalmente es derrotado y muere junto con todos los hombres de Aragón. Mientras tanto, en el campamento, los sirvientes se preparan para celebrar la victoria, pero la caballería cruzada carga contra ellos y los masacra.

XXIV

En este capítulo, Braira se encuentra frente al castillo de Muret resignada a su muerte inminente. Eleva sus plegarias al cielo y piensa en las personas que ama, como Gualtiero, Mabilia, Guillermo y doña Constanza. Braira considera que el mundo que deja atrás es un lugar corrupto y sucio del que quiere escapar. Durante la batalla, se corre el rumor de que don Pedro ha regresado victorioso, lo que atrae a más curiosos al campo de batalla. Sin embargo, los que se abalanzan sobre la multitud no son los caballeros de Aragón, sino los cruzados de Simón de Monforte. Los vencidos huyen hacia el río Garona, algunos logran embarcar hacia Tolosa, pero la mayoría se ahoga en el intento de cruzarlo. Los que permanecen en el recinto son asesinados. Braira intenta refugiarse en la tienda del monarca aragonés, pero es capturada por un oficial francés. Sin embargo, logra llamar la atención de su hermano Guillermo, quien la salva y la lleva lejos del peligro. Guillermo confiesa que ha visto la carnicería que siguió a la derrota y que está dedicado a dispensar los últimos sacramentos a los que obtienen la misericordia de morir en paz. Guillermo y Braira deciden separarse en Tolosa, donde él continuará su tarea evangelizadora y ella regresará a Sicilia. Braira se despide de Guillermo y se reencuentra con la reina regente, quien la recibe con alegría. La reina le informa que Gualtiero está camino a Aquisgrán junto a Federico, y Braira decide unirse a ellos. La reina también le cuenta que los incidentes con sus damas fueron accidentes lamentables y que nadie le desea mal en la ciudad. Braira considera que Palermo es un paraíso en comparación con lo que ha dejado atrás.

CUARTA PARTE 1214-1229

XXV

En este capítulo, se narra la suerte que ha tenido Felipe Augusto de Francia al apoderarse de las tierras de la corona de Aragón y obtener una victoria aplastante sobre el emperador Otón. Perseguido por el ejército alemán, Felipe se ve obligado a combatir y logra imponerse, aniquilando al ejército enemigo. Después de la batalla, Felipe ordena amputar las alas al águila del pendón derrotado y regalársela a Federico de Hohenstaufen, soberano de Sicilia. Federico, quien ha pasado dos años alejado de su tierra natal, está seguro de que pronto la corona de su abuelo, el Barbarroja, será suya. Luego se narra el encuentro de Federico con el papa Inocencio en Roma, donde recibe su bendición y una suma de dinero para alquilar una flota de buques genoveses y dirigirse a Alemania. Federico avanza hacia el Sacro Imperio Romano Germánico, sorteando obstáculos y ganándose la fidelidad de las villas que encuentra en su camino. Finalmente, es elegido rey de los romanos en Maguncia. Federico necesita recuperar los atributos de su condición que están en poder de Otón, por lo que se alía con Felipe Augusto de Francia y juntos derrotan a Otón en el puente de Bouvines. Felipe también se beneficia de esta victoria, ya que ha logrado librarse de la amenaza de los estados alemanes e Inglaterra. Por otro lado, la reina Constanza y su hijo Enrique llegan a Aquisgrán, donde se reencuentran con Gualtiero. A pesar de las penurias sufridas en el viaje, Braira se siente feliz de estar viva y de haber recuperado la habilidad de leer el tarot. Gualtiero se muestra encantado de ver a Braira y le confiesa que la ha echado de menos. Ambos se entregan a la pasión y disfrutan de su reencuentro. Federico, por su parte, convoca a Braira para que le lea el tarot y ella le advierte que debe ser paciente y humilde en su grandeza. Federico, emocionado por su coronación, anuncia que liderará una expedición para arrebatar a los sarracenos la ciudad de Jerusalén. A pesar de la reacción negativa del pontífice, la multitud se entusiasma con la idea de la cruzada. El capítulo termina con el papa decidido a bajarle los humos a Federico y asegurándose de que cumpla su palabra.

XXVI

En este capítulo, Braira y Gualtiero conversan sobre la maldad y la guerra. Gualtiero explica que las conquistas están escritas con sangre y que las mujeres están hechas para dar vida. Braira recuerda las atrocidades cometidas por los soldados y se pregunta cómo pueden perder su humanidad al ver una mirada suplicante. Gualtiero admite que a veces es difícil evitarlo en el campo de batalla. Braira está a punto de confesarle la verdad sobre su pasado, pero decide callar por miedo a perderlo. Luego, se embarcan hacia Sicilia para que Gualtiero imponga la autoridad en nombre del rey Federico. En Siracusa, Braira y Gualtiero se enfrentan a la anarquía y a los mercantes genoveses que ignoran los tributos reales. Gualtiero tiene la oportunidad de demostrar su valía y obtener un feudo. Mientras tanto, Federico descuida Sicilia y envía a Gualtiero para restaurar el orden. Braira guarda un secreto sobre la seducción del rey hacia ella para proteger a su marido. Los meses junto a Gualtiero se les hacen semanas y los días minutos. Federico y Constanza extrañan a Braira y Federico planea apartar a Gualtiero para poder tener a Braira para él. Gualtiero es enviado a Egipto para ayudar a una expedición cruzada y cumplir la promesa del rey. Braira se despide de él con tristeza y un mal presentimiento.

XXVII

En este capítulo, Gualtiero se encuentra atrapado en medio de una batalla en Egipto. Después de dos años de luchar en la Cruzada, solo ha experimentado sufrimiento y espera regresar a Sicilia para reclamar su feudo. Los cristianos atacan el puerto de Damieta, considerado la puerta de Egipto y el principal objetivo para expulsar a los infieles y recuperar los Santos Lugares. Durante la batalla, Gualtiero se enfrenta al fuego griego lanzado por los sarracenos y decide lanzarse al río Nilo para salvarse. Allí, se encuentra con Hugo, un hombre mayor que también ha luchado en la Cruzada y tiene una misión divina para reconquistar la Tierra Santa. Hugo le cuenta a Gualtiero sobre la caída de Jerusalén y la importancia de recuperarla. Mientras tanto, los cruzados sufren dificultades debido a las condiciones climáticas adversas y las divisiones entre las naciones. Gualtiero sueña con su esposa Braira, pero se sorprende al ver el rostro de su señor, Federico, en su lugar. Esto lo perturba y lo lleva a cuestionar si su esposa está en peligro. A pesar de sus dudas, se prepara para la última batalla y espera sobrevivir para regresar a Sicilia.

XXVIII

En este capítulo, el papa Inocencio fallece y su cuerpo es despojado de sus ornamentos por ladrones. Federico, al enterarse de la noticia, llama a Braira para pedirle consejo. Braira, que ha dado a luz a un niño y ha sido enviada de regreso a Aquisgrán, visita a Federico y le cuenta que se ha reunido con el astrólogo Miguel Escoto, quien le ha dado una visión optimista del futuro. Federico le pide a Braira que le haga una lectura de tarot para interpretar la muerte del papa y el futuro con el nuevo papa Honorio. Braira le dice que el tarot indica que el pontífice había llegado a su fin de manera conflictiva y que Honorio tendrá que enfrentar desafíos y aprender paciencia y perdón. Federico le regala un collar de perlas a Braira, pero ella le miente diciendo que si tienen una relación carnal, perderá su capacidad de interpretar las cartas. Federico acepta su argumento y la despide. Braira se salva por ahora, pero sabe que Federico volverá a intentarlo.

XXIX

En este capítulo, los presagios de Braira y Escoto comienzan a cumplirse. Otón de Brunswick, sintiéndose próximo a morir, entrega a Federico la antigua corona y la lanza sagrada de la Casa de los Hohenstaufen. Federico siente un placer superior al tocar y poseer estos objetos, ya que representan el poder ilimitado. Con esto, ya no hay obstáculos para su proclamación como emperador por el papa. Federico y Constanza parten de Aquisgrán hacia Roma, dejando a su hijo Enrique bajo la custodia de vasallos leales. Federico tiene planes de gobierno y de perpetuación de la estirpe, en los que el amor no tiene cabida. Aunque ha prometido respetar las libertades de la Iglesia, sus verdaderos proyectos no contemplan tal renuncia. En Roma, Federico es proclamado emperador y realiza la unción sagrada. A su llegada, es recibido por un cortejo de notables y besa los pies del papa. Federico impone leyes que abarcan todas las facetas de la vida y muestra su autoridad. Luego, Federico parte hacia Sicilia, donde es aclamado por el pueblo. Constanza se aleja de su hijo con desgarro, mientras Federico impone su autoridad y castiga a los genoveses en Siracusa. Constanza muere repentinamente y Braira se preocupa por el futuro de Enrique y por cumplir su promesa. Federico llora la muerte de Constanza y la entierra con honores. Braira se siente extranjera en la corte y se preocupa por su propia salvación y la de Enrique. Federico se entrega a sus concubinas para ahogar su angustia. Un día, borracho, Federico se lanza sobre Braira.

XXX

En este capítulo, Guillermo irrumpe en la habitación de su madre para mostrarle la cometa que ha construido con Guido. Sin embargo, su madre, Braira, no se da cuenta de la presencia del emperador y Guillermo es reprendido y castigado por su impertinencia. Mientras tanto, en el delta del río Nilo, los cruzados han perdido la oportunidad de recuperar Jerusalén debido a su ambición desmesurada. El sultán Al Kamil ofrece entregar la Ciudad Santa y una tregua de treinta años, pero los cruzados rechazan la oferta. Gualtiero, uno de los cruzados, se ve obligado a obedecer las órdenes del emperador y participar en la campaña militar. Durante la campaña, Gualtiero sufre privaciones y es encarcelado en Alejandría. Finalmente, es liberado y regresa a Braira, quien está embarazada nuevamente. El emperador vuelve a reclamar a Gualtiero para una nueva misión y le ordena que deporte a los sarracenos a Lucera. Gualtiero cumple con la orden y regresa a su señorío con Braira. Guillermo, el hijo de Gualtiero y Braira, muestra habilidades en la espada y se siente fascinado por los animales del zoológico del emperador. Braira se preocupa por el futuro del príncipe Enrique y manipula las figuras de sus cartas para proteger sus derechos sucesorios.

XXXI

En este capítulo, el rey Federico busca consejo de su cartomántica para tomar una decisión importante sobre su matrimonio. La cartomántica le advierte que el augurio no es favorable, ya que la Emperatriz invertida no es un buen presagio. Federico, enojado, cuestiona si el alma de su difunta esposa puede regresar del más allá. A pesar de sus dudas, Federico decide casarse con Yolanda, heredera al trono de Tierra Santa, para asegurar la perpetuación de su linaje. La boda es apadrinada por el papa y se celebra en Acre. Sin embargo, la relación entre Federico y Yolanda es fría y calculadora, ya que Federico solo busca aumentar su descendencia y proclamarse dueño del Reino de Jerusalén. Braira, presente en la ceremonia, siente lealtad hacia Constanza y pena por Yolanda. Después de la boda, Yolanda es llevada a una isla donde es prácticamente prisionera. Mientras tanto, Juan de Brienne, padre de Yolanda, busca la ayuda del papa para enfrentarse a Federico. Yolanda da a luz a un hijo, pero muere poco después. Braira, por su parte, vive en Girgenti con su hija Alicia, pero la niña enferma gravemente y muere. Braira se pregunta por qué Dios se lleva a su hija en lugar de ella. Mientras tanto, Federico es amenazado con la excomunión por el papa si no cumple su promesa de liderar una cruzada. Federico decide partir hacia la cruzada a pesar de estar enfermo, dejando a Gualtiero y a Braira preocupados. Braira decide ir en busca de Gualtiero para confesarle la verdad sobre su fe y se apresura a reunirse con él.

QUINTA PARTE 1229-1251

XXXII

En este capítulo, Gualtiero se encuentra postrado en una tienda de campaña debido a su enfermedad. Escucha la voz de Braira susurrándole al oído que están allí para cuidarlo. Al principio, piensa que es producto de su delirio, pero al abrir los ojos, ve a su esposa y a su hijo a su lado. Braira le confiesa que están allí para cuidarlo y que todo estará bien. Gualtiero se niega a aceptarlo y le pide que lo deje morir en paz. Sin embargo, Braira le da una dosis de teriaca para calmarlo y él cae dormido.

Por otro lado, el Papa excomulga a Federico de Hohenstaufen por no cumplir con sus promesas y gravar al clero siciliano con impuestos. Federico responde con una serie de cartas acusando a la Iglesia de opresión y corrupción. Esta declaración de guerra rompe cualquier posibilidad de entendimiento entre ellos.

Gualtiero se recupera gracias a los cuidados de Braira y a los remedios del médico judío de Federico. A medida que se recupera, comienza a dudar de la fidelidad de Braira y le confiesa sus sospechas. Braira le revela que es una hereje y que su familia era cátara. Gualtiero se siente traicionado, pero finalmente decide perdonarla y promete protegerla.

Federico busca la ayuda de una cartomántica para que le lea las cartas y le aconseje sobre su futuro. La cartomántica le advierte sobre la desunión y la incomunicación que enfrentará en su empresa. También le muestra una carta con cruces de Malta y le advierte que se cuide de aquellos que lleven ese símbolo.

Federico logra un acuerdo con el sultán Al Kamil para recuperar Jerusalén y Belén. Sin embargo, el acuerdo es mal visto por el Papa y por muchos cristianos y musulmanes. Federico se prepara para zarpar hacia Tierra Santa, pero Roma prohíbe a la Iglesia siciliana contribuir a la causa y se prepara para lanzar una ofensiva contra Federico.

Gualtiero, Braira y Guillermo viajan en la galera real hacia Tierra Santa. Aunque están felices, Braira siente una angustia debido a las cartas del tarot que le predicen soledad y peligros.

XXXIII

En este capítulo, tres hombres se reúnen en una taberna en Jerusalén para planear el asesinato del emperador Federico durante su ceremonia de coronación en la iglesia del Santo Sepulcro. Los hombres son un joven franco, un caballero templario y un árabe. Discuten los detalles del plan y la forma en que llevarán a cabo el asesinato. Mientras tanto, se describe la decadencia de Jerusalén y la llegada del emperador a la ciudad. Federico desembarca en Tiro y se dirige a Jerusalén rodeado de su guardia sarracena, lo que provoca la desaprobación de los cristianos y musulmanes locales. El ejército imperial se instala en las afueras de la ciudad y Federico se establece en una hospedería cercana al monte de los Olivos. Al día siguiente, Federico y su séquito se dirigen al Santo Sepulcro para su coronación. La iglesia está vacía y solo los caballeros teutónicos y algunos soldados están presentes. Federico se enfurece por la falta de asistencia y se corona a sí mismo. Durante la ceremonia, dos hombres intentan asesinar a Federico, pero son detenidos por Gualtiero, quien resulta herido en el proceso. Los asesinos son interrogados y torturados, pero no revelan ninguna información. Federico sospecha que los templarios están involucrados en el intento de asesinato y consulta a su dama del tarot, quien le muestra una carta con una cruz negra. Federico decide tomar medidas contra los templarios y promete proteger a Guillermo. Sin embargo, cuando regresan de una expedición, Guillermo y Gualtiero están desaparecidos.

XXXIV

En este capítulo, Braira es buscada por un lacayo del emperador mientras lee a la sombra de una higuera en el huerto de la hospedería. El emperador le informa que su esposo y su hijo no han regresado de una misión de reconocimiento y que han sido capturados por los sarracenos. Braira se angustia y le pide al emperador que envíe un ejército a rescatarlos, pero él se niega debido a las razones de Estado. Braira se dirige al Santo Sepulcro para rezar y se encuentra con Inés de Barbastro, una peregrina que también busca consuelo. Ambas entablan una amistad y Braira encuentra consuelo en la compañía de Inés. Inés le habla sobre el miedo y la importancia de enfrentarlo y ser valiente. Inés se va y Braira se despide de ella con gratitud. Federico decide regresar a Europa debido a problemas en los estados italianos y Braira le pide que le informe sobre la situación de su esposo y su hijo. Federico le dice que están vivos y que los vio en una partida de guerreros orientales. Braira se aferra a esta noticia para seguir adelante. Federico y su séquito llegan a Acre, donde enfrentan descontento y oposición. Federico planea partir discretamente, pero es reconocido por la plebe y es humillado públicamente. Braira se alegra de su humillación.

XXXV

En este capítulo, Braira regresa a casa con angustia y sin motivación para llegar. Su mente está atormentada por los recuerdos del cautivo aragonés que le contó los tormentos que sufrió durante diez años. Se pregunta si Gualtiero y Guillermo sobrevivirán a esa prueba y qué tipo de tormentos habrán sufrido. La mente de Braira no le da descanso y los pensamientos se vuelven cada vez más intensos y perturbadores. Por otro lado, Federico también está impaciente por regresar a sus dominios y reconquistar el territorio que su suegro ganó en Apulia. Está lleno de ira y necesita acción rápidamente. Federico consulta a su dama del tarot sobre el futuro inmediato y ella le lee el Sol, un buen augurio que le indica confianza en sí mismo y una pronta resolución del conflicto con el papa. Braira interviene y le recuerda a Federico que no se olvide de Gualtiero. Federico le dice que debería olvidarlo, pero Braira insiste en que está vivo y le pide que no los abandone. Los vaticinios de la cartomántica se cumplen y Federico logra un armisticio satisfactorio con el papa. Braira visita a su amiga Bianca Lanza, la amante favorita de Federico, y comparten momentos juntas. Bianca se parece cada vez más a la hija que Braira perdió y decide ser la madrina de la hija de Bianca. Más tarde, un hombre llamado Bernardo de Saverdún llega a ver a Braira y le trae noticias de su madre en Montsegur. Bernardo le pide ayuda ya que los cátaros están siendo perseguidos y necesita escapar. Aldonza, la niñera de Federico, irrumpe en la habitación acusando a Braira de ser una hereje y amenaza con denunciarla al rey. Braira y Bernardo son llevados ante el emperador y se someten a la ordalía del fuego. Bernardo logra sobrevivir, pero Braira se prepara para morir.

XXXVI

En este capítulo, Miguel Escoto advierte al emperador Federico de la brutalidad de la ordalía y le insta a no creer que Dios se manifiesta de esa forma. Escoto le explica que Dios se encuentra en el ámbito intelectual y que el uso de métodos primitivos y crueles como la ordalía no es propio de Él. El emperador le pregunta si Braira o Aldonza mienten, a lo que Escoto responde que no lo sabe, pero le aconseja confiar en su instinto y recordar los actos de ambas mujeres. A pesar de las dudas del emperador, el obispo de Palermo afirma que el hombre que sobrevivió a las llamas es sincero en su fe. Federico decide castigar a los calumniadores y envía a Aldonza a un pueblo remoto de Calabria. Bernardo, por su parte, muere ocho días después de la ordalía.

Braira recibe una carta de su hermano Guillermo, quien le informa de su próximo viaje a Roma para la canonización de Domingo de Guzmán. Aunque Braira desea ir, decide quedarse para ayudar a Enrique, el hijo de Constanza. Sin embargo, al interceder por él ante el emperador, Federico se niega a mostrar clemencia y destituye a Enrique de su trono. Braira consulta el tarot y las cartas auguran grandes males para Enrique y Federico.

Federico emprende una expedición de castigo en el norte, acompañado de su hijo Conrado. Enrique se postra ante su padre, pero Federico lo ignora y lo destituye. Después de la humillación, Federico se casa con Isabel de Inglaterra, esperando tener herederos varones. Sin embargo, Isabel da a luz a una niña.

Braira siente lástima por Isabel y se siente cada vez más desesperada. Decide huir de Palermo en busca de su marido y su hijo, pero recibe la noticia de la llegada de una embajada del sultán Al Kamil, lo que renueva sus esperanzas. Se prepara para recibir a la embajada.

XXXVII

En este capítulo, Al Kamil y Federico compiten en enviar emisarios para impresionar a sus pares. Al Kamil obtiene el respaldo político de Federico y Federico consulta a los sabios del sultán. Braira espera ansiosa la llegada de la legación extranjera para obtener noticias de Gualtiero y Guillermo, pero descubre que Al Kamil ha enviado cautivos nubios en lugar de ellos. En la recepción en palacio, Braira se arrodilla ante Federico y le pregunta por el paradero de Gualtiero. Federico le dice que no hay noticias y le pide que lo olvide. Braira decide regresar a Aragón y pide permiso a Federico, pero él se niega. Federico decide retomar las armas y lanzar una ofensiva contra las ciudades de la Liga Lombarda. Braira y Bianca se consuelan mutuamente durante la ausencia de Federico. Braira lee las cartas a Constanza y le augura un destino importante. Federico lanza un ataque contra Roma y captura a clérigos como rehenes. El papa Gregorio muere sin haber derrotado a Federico. Federico decide no interferir en los asuntos de la Iglesia y regresa a Palermo. Decide traer a Enrique de regreso al Imperio y le pide perdón.

XXXVIII

En este capítulo, el emperador informa a Braira que ha llamado a Enrique, el hijo de ambos. Braira pregunta si lo perdonará, a lo que el emperador responde que dependerá de su actitud. Ambos están en una sala anexa al dormitorio del rey, donde solían leer cartas. El rey y Braira han envejecido, él está calvo, con la cara abotargada y obeso, mientras que ella ha encogido y adelgazado. Braira le sugiere que se reconcilie con su hijo, pero el rey se molesta y la despide.

Enrique ha estado encarcelado durante seis años en diferentes castillos de Alemania, los Abruzos y Calabria. Está pálido, barbudo, sucio y desesperado. Cuando un emisario enviado por el emperador viene a buscarlo, Enrique piensa que es un verdugo disfrazado de soldado. Le pide que lo mate, pero el emisario le informa que su padre quiere verlo en Palermo. Enrique no confía en las intenciones de su padre y planea escapar.

Después de dos días de marcha, encuentra un lugar adecuado para escapar y se arroja al vacío a galope tendido. Su cadáver tarda varios días en ser recuperado. La muerte de Enrique impacta al emperador, quien se siente culpable y escribe cartas a los barones sicilianos para expresar su dolor.

Pasaron dos años antes de que se designara a un nuevo papa. Durante ese tiempo, el emperador rodea Roma con sus tropas, pero no puede entrar debido a la excomunión que pesa sobre él. La cristiandad se siente huérfana y culpa a Federico. Finalmente, se elige a Inocencio IV como nuevo papa.

Los turcos y mongoles asolan las tierras cristianas y sarracenas. Los tártaros amenazan los confines del Imperio y los príncipes germanos piden ayuda. Federico intenta un armisticio con el papa, pero Inocencio no confía en él y huye a Lyon, donde convoca un concilio para destruir al emperador.

El procurador general del reino defiende a Federico en el concilio, pero la sentencia ya está dictada. Federico es excomulgado y depuesto del trono. La reacción del emperador es de furia y se abate sobre todos aquellos que se interponen en su camino. La cólera y la violencia se apoderan de él.

Braira intenta advertir al emperador sobre su conducta, pero él no quiere escuchar la verdad. El tarot le muestra que está actuando de forma inmoderada y fanática. Federico decide emprender una campaña militar, pero su ciudad Victoria es saqueada y destruida. Pierde toda su riqueza y su amigo Tadeo da Sessa es asesinado. Federico se da cuenta de que está a punto de enfrentarse a un juicio.

XXXIX

En este capítulo, el castillo de Paternò está lleno de actividad debido a la presencia del emperador Federico, quien se encuentra enfermo y cerca de la muerte. A pesar del frío y la enfermedad, el emperador se aferra a la vida en su habitación, rodeado de su corte y su hijo ilegítimo Manfredi. El emperador dicta su testamento, nombrando a su hijo Conrado como heredero de los tronos germánico, italiano y siciliano, y a Manfredi como regente de Sicilia. También expresa su deseo de restituir los bienes a la Iglesia y reducir los impuestos para los pobres. Mientras tanto, Braira observa la escena con sentimientos encontrados, compadeciendo al emperador pero sin lamentar su muerte debido a su tiranía. El emperador fallece y Manfredi escribe a Conrado anunciando su muerte. Braira decide marcharse y buscar refugio en Aragón, donde se reunirá con su amiga Inés. Ella embarca en un barco y se despide de Sicilia, llevando consigo sus recuerdos y el tarot. En la cubierta del barco, Braira arroja su baraja al mar como un símbolo de dejar atrás el pasado y se duerme abrazada a la certeza de que Guillermo y Gualtiero la aman desde algún lugar lejano.

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