Imperator
Capítulos
- PRIMERA PARTE 1994 — 1209
- Capítulo I
- Capítulo II
- Capítulo III
- Capítulo IV
- Capítulo V
- Capítulo VI
- Capítulo VII
- Capítulo VIII
- SEGUNDA PARTE 1209 — 1211
- Capítulo IX
- Capítulo X
- Capítulo XI
- Capítulo XII
- Capítulo XIII
- Capítulo XIV
- Capítulo XV
- Capítulo XVI
- Capítulo XVII
- Capítulo XVIII
- Capítulo XIX
- TERCERA PARTE 1211 - 1214
- Capítulo XX
- Capítulo XXI
- Capítulo XXII
- Capítulo XXIII
- Capítulo XXIV
- CUARTA PARTE 1214 — 1229
- Capítulo XXV
- Capítulo XXVI
- Capítulo XXVII
- Capítulo XXVIII
- Capítulo XXIX
- Capítulo XXX
- Capítulo XXXI
- QUINTA PARTE 1229 — 1251
- Capítulo XXXII
- Capítulo XXXIII
- Capítulo XXXIV
- Capítulo XXXV
- Capítulo XXXVI
- Capítulo XXXVII
- Capítulo XXXVIII
- Capítulo XXXIX
PRIMERA PARTE 1994 — 1209
Capítulo I
En este capítulo, se narra la historia de Pedro, un panadero que se convierte en el primer mártir del que se tiene noticia en Fanjau. En el año 1204, en toda Francia se escuchan los llamamientos del Papa para combatir la herejía. Los cátaros son los más perseguidos debido a la rapidez con la que se propaga su creencia. Pedro es denunciado por un competidor celoso y es arrestado y llevado a juicio. Se le exige que jure su lealtad a la Iglesia y acepte sus preceptos, pero Pedro se niega a hacerlo. Es condenado a morir en la hoguera y es ejecutado frente a una multitud. La noticia de su muerte llega a su hermano Lucas, quien se sumerge en la tristeza y el rencor. Braira, la hija de los señores de Belcamino, crece bajo la protección de Lucas y se convierte en su confidente. Sin embargo, la muerte de Pedro cambia a Lucas, quien se vuelve amargado y resentido. Braira comienza a cuestionar la desigualdad social y se pregunta por qué existen personas como ellos y otras en condiciones miserables. Su madre le explica que cada uno tiene su lugar en el orden natural de las cosas. A pesar de esto, Braira sigue sintiendo curiosidad y se acerca a su madre para obtener respuestas. Mientras tanto, la Iglesia intenta recuperar las almas perdidas y el rey de Francia aprovecha la oportunidad para expandir su poder. La tragedia se avecina sobre Occitania, una tierra próspera y llena de alegría.
Capítulo II
En este capítulo, se describe la emoción y actividad en la casa de los De Laurac debido a los preparativos para su viaje a la Provenza, donde asistirán a la boda del rey Pedro II de Aragón con la condesa María de Montpellier. A pesar de los problemas familiares recientes, Braira, la hija de los De Laurac, se encuentra en una etapa de transición a la adolescencia, lidiando con sus emociones y preocupaciones sobre su apariencia. Su madre, Mabilia, intenta tranquilizarla y le muestra los vestidos que ha mandado arreglar para ella. Mabilia también le enseña a Braira a leer las cartas del Tarot, explicándole que es un lenguaje que solo las iniciadas pueden entender. Aunque Braira tiene dudas sobre la compatibilidad de este juego con su fe religiosa, Mabilia le asegura que todo lo que les rodea es obra de Dios y que el Tarot es solo otro lenguaje que deben aprender a leer. Mientras tanto, Mabilia consulta las cartas y se preocupa al ver la carta de la Muerte invertida, lo que augura eventos desagradables. A pesar de esto, la familia De Laurac parte hacia Montpellier para asistir a la boda real. La ciudad está llena de gente y todos esperan con entusiasmo el evento, ya que promete traer paz y prosperidad a la región. Sin embargo, nadie sospecha que los legados papales que han estado visitando la región para combatir la herejía cátara también han atraído a bandidos y salteadores en busca de riquezas. Braira y Beltrán, un joven escudero, son emboscados por un grupo de forajidos, y Beltrán es golpeado mientras intenta proteger a Braira. Ella es sujetada por los asaltantes, pero logra resistirse y luchar contra su agresor. A pesar de sus esfuerzos, Braira es golpeada y el capítulo termina con ella sumida en la oscuridad y el terror.
Capítulo III
En este capítulo, Braira despierta después de ser golpeada y encuentra a su hermano Guillermo cuidando de ella. Guillermo le asegura que están a salvo y que Beltrán también está vivo pero herido. Les explica que dos frailes los ayudaron a ahuyentar a los agresores y que tres de ellos fueron capturados y serán castigados. Los padres de Braira no escucharon los gritos y se adelantaron hacia Fanjau. Braira se siente agradecida con los frailes y se impresiona especialmente por uno de ellos, que tiene un porte noble y un magnetismo especial. Mientras viajan hacia Fanjau, los frailes les cuentan que vienen de Roma, donde fueron recibidos por el Papa. El Papa les encomendó una misión en Occitania para restablecer la verdad del Señor. Los frailes explican que el Papa está preocupado por las luchas internas en el Sacro Imperio Romano Germánico y por los conflictos en Sicilia. Braira se siente fascinada por las historias de Roma y Sicilia, y por cuestiones políticas. Mientras tanto, Beltrán se preocupa por la herida de Braira y ella le cuenta sobre la conversación con los frailes. Beltrán desconfía del Papa y de los frailes, pero Braira está interesada en conocer más sobre ellos. Luego, Braira se encuentra con Lucas, quien le pide que le cuente todo lo que los frailes dijeron en su casa. Braira le cuenta todo lo que recuerda y Lucas le pide que esté atenta a más información. Lucas le revela que el Papa ha excomulgado a Raimundo de Tolosa y ha llamado a los barones franceses para hacerle la guerra. Lucas insta a Braira y a su padre a levantar un ejército para enfrentarse a los enemigos.
Capítulo IV
En este capítulo, Braira está leyendo las cartas a su madre en lugar de su madre. Aunque disfruta del juego de adivinación, también le asusta lo que las cartas puedan revelar. Sin embargo, Braira y su madre disfrutan de la intimidad que han creado a través de este juego. Mientras juegan, las cartas revelan que Mabilia puede enfrentar días de reflexión y soledad. A pesar de esto, Mabilia intenta tomar el juego a la ligera y bromea sobre las oportunidades románticas que ha dejado pasar. Luego, Braira baraja las cartas y saca el Loco, lo que indica que le esperan sorpresas y nuevas experiencias. Aunque Braira no está interesada en aventurarse, decide seguir jugando. Las cartas revelan que lo que les espera es brutalidad y furia, lo que indica que la guerra está cerca. Mientras tanto, en Montreal, se está preparando un debate entre los cátaros y los católicos para escuchar los argumentos de ambos lados. Guillermo y Bruno, junto con otros espectadores, asisten al debate y se sienten cada vez más indecisos sobre qué creencia seguir. Mientras tanto, Lucas está conspirando para asesinar al legado papal Pedro de Castelnau. Finalmente, Guillermo decide convertirse al catolicismo y acepta una penitencia muy dura impuesta por Domingo de Guzmán. Lucas logra asesinar a Pedro de Castelnau y se refugia en Belcamino, mientras una multitud enfurecida se dirige hacia allí para buscar al asesino.
Capítulo V
En este capítulo, en el castillo de Belcamino, Bruno se enfurece con Lucas, su antiguo mayordomo, por haber provocado una revuelta al asesinar a un cátaro. Braira intercede por Lucas, pero Bruno decide que debe abandonar el castillo para evitar la ira de la multitud. Guillermo se ofrece a acompañarlo y convence a su padre de que lo deje ir. Mientras tanto, la multitud se enfurece y ataca a los guardias del castillo. Guillermo y Lucas intentan escapar, pero Lucas es asesinado por un arquero. Guillermo logra convencer a la multitud de que lo dejen llevar el cuerpo de Lucas a Tolosa para ser juzgado. Después de la muerte de Lucas, el papa Inocencio III convoca una cruzada contra los cátaros y muchos nobles y mercenarios se unen a la causa. Bruno decide que su familia debe huir y envía a Guillermo y Braira a Zaragoza, mientras él se queda a proteger sus viñedos. En el camino, Guillermo y Braira se unen a una caravana de peregrinos y Braira utiliza el tarot para asustar a un hombre sospechoso. Aunque Braira se divierte con su truco, Guillermo se preocupa por las consecuencias.
Capítulo VI
En este capítulo, los hermanos De Laurac llegan a Huesca después de dos semanas de viaje agotador. Encuentran alojamiento en una posada y Guillermo sale a comprar provisiones mientras Braira se asea. Al regresar, Guillermo descubre que su hermana ha sido arrestada por brujería. Braira se encuentra en una celda oscura y teme por su vida. Intenta explicarse, pero sus captores la consideran una hechicera. Guillermo, desesperado, busca la cárcel y logra convencer al alguacil de la inocencia de su hermana mostrando una carta de recomendación. Finalmente, son liberados y deciden no volver a Huesca. Llegan a Zaragoza, donde son acogidos por Tomeu Corona, un comerciante próspero. Braira es recibida como una princesa y se somete a una transformación para adaptarse a la sociedad zaragozana. Descubre su talento para leer las cartas del Tarot y se convierte en una adivina muy solicitada. A pesar de su éxito, Braira sigue sintiendo miedo y preocupación por su pasado cátaro. Un día, recibe una convocatoria de la reina Constanza y teme que sea algo malo.
Capítulo VII
En este capítulo, Guillermo toma la decisión de regresar a Occitania y unirse a la orden del Císter, al igual que Diego y Domingo. Aunque intenta interesarse por los negocios de su anfitrión en Zaragoza, se da cuenta de que su verdadera vocación son los asuntos de Dios. A pesar de los intentos de su hermana Braira por disuadirlo, Guillermo está decidido a seguir su llamado y regresar a su nueva vida. Antes de partir, Guillermo se despide de su familia y les pide a Braira y a sus padres que se queden en Zaragoza mientras los vientos de guerra en Occitania cambian. Guillermo emprende el viaje de regreso a casa y se entera de que los ejércitos cruzados se están preparando para una ofensiva contra los herejes. Mientras tanto, el conde de Tolosa se somete a la Iglesia y entrega siete de sus castillos como muestra de su arrepentimiento. Sin embargo, Guillermo y su padre Bruno no confían en las intenciones del conde y temen que la situación empeore. Finalmente, el ejército cruzado liderado por Simón de Monforte se dirige hacia Besés, una ciudad fortificada en Occitania. A pesar de los intentos de los habitantes de Besés por resistir, la ciudad es asaltada y saqueada por los cruzados. La masacre resulta en la muerte de miles de personas, tanto cátaros como católicos. Guillermo se entera de la tragedia y se preocupa por la seguridad de sus padres. Escribe una carta a su hermana para informarle de los eventos y buscar ayuda.
Capítulo VIII
En este capítulo, Braira recibe una invitación a palacio dirigida a ella en lugar de a doña Alzais. Braira se muestra reticente a ir, pero su madrina la convence de que es una gran oportunidad. Al llegar al palacio, Braira se siente impresionada por su magnificencia. La reina Constanza la recibe y Braira realiza una lectura de cartas para ella. La reina se muestra intrigada por los resultados y decide que Braira forme parte de su séquito. Braira se despide de sus padres adoptivos y se traslada al palacio. Allí, conoce a otras damas de la corte, algunas de las cuales la tratan con hostilidad. Sin embargo, Braira se siente atraída por la reina y ve en ella un modelo a seguir. La reina, por su parte, se pregunta por qué se siente tan atraída por Braira y se da cuenta de que se parecen mucho.
SEGUNDA PARTE 1209 — 1211
Capítulo IX
En este capítulo, se revela que las bodas de Constanza con el soberano de Sicilia están prácticamente concertadas. El Papa ha propuesto a Federico de Hohenstaufen como novio para Constanza, y se ha acordado el envío de doscientos caballeros aragoneses a Sicilia, así como la posterior incorporación de quinientos jinetes desde Barcelona. Federico, el joven rey de Sicilia, espera ansioso a su futura esposa, imaginándola a partir de un retrato y consultando a sus astrólogos sobre el momento más propicio para los esponsales.
El capítulo también revela la difícil situación en la que se encuentra Federico. Su reino de las Dos Sicilias está sumido en luchas internas, y su herencia germánica está siendo disputada por su tío y regente, Felipe de Suavia, y Otón de Brunswick, candidato de la Santa Sede. A pesar de todo, Federico está decidido a enfrentar sus circunstancias y cumplir el destino que la fortuna le ha reservado.
El capítulo también muestra un recuerdo de la infancia de Federico, cuando fue perseguido por un guerrero teutón durante una ofensiva. Federico se enfrentó valientemente al guerrero, demostrando su determinación y resistencia.
Además, se revela que el rey Pedro de Aragón tiene problemas con su esposa, doña María, y se rumorea que ha tomado una nueva amante. Se comenta que doña María ha engañado al rey para concebir a su hijo Jaime, y que el rey no muestra interés en reconocer a su hijo. El papa ha ordenado al rey que otorgue a Jaime y a su madre la dignidad que merecen, o de lo contrario enfrentará una censura pública.
El capítulo concluye con una conversación entre Constanza y sus damas de compañía, en la que se habla de las infidelidades del rey Pedro y de los acontecimientos en Occitania, la tierra natal de Braira. Constanza informa a Braira sobre la matanza de Besés y la mediación del rey en la región.
Capítulo X
En este capítulo, se narra cómo el terror se convierte en la arma más devastadora, como se demuestra en la masacre ordenada por Monforte en la villa que desafió a los cruzados. Después de la masacre, cien burgos fortificados se rindieron sin luchar y Narbona, la capital de los visigodos, capituló y ofreció ayuda al ejército francés. Carcasona, donde se encontraba el vizconde Trencavel, decidió resistir y fue sometida a un asedio implacable. Mientras tanto, el rey Pedro de Aragón llegó al campo francés con sus caballeros para detener la masacre. Sin embargo, no trajo refuerzos y solo ofreció mediar para obtener un acuerdo honorable. Finalmente, se propuso que el vizconde saliera de la ciudad con once personas y que Carcasona y sus habitantes fueran entregados al pillaje. El vizconde se negó y decidió luchar hasta el final. Mientras tanto, en Prouille, Domingo de Guzmán rechazó las diócesis y Guillermo de Laurac admiraba su humildad. En Carcasona, la situación empeoraba con la falta de agua y las enfermedades. Trencavel decidió rendirse para salvar a su pueblo y fue encarcelado, muriendo tres meses después. Sus tierras pasaron a manos de Monforte y el ejército cruzado continuó su marcha hacia Fanjau.
Capítulo XI
En este capítulo, el rey Don Pedro está impartiendo justicia en el salón de audiencias del palacio de la Aljafería. Muchas personas acuden a él en busca de justicia, ya que su magnanimidad y rapidez en los juicios son conocidas en todo el reino. Uno de los suplicantes es Román de Vargas, quien solicita al rey que expida una carta de propiedad para vender sus tierras a la Orden del Temple y así poder rescatar a su esposa e hijos que fueron capturados por los sarracenos. El rey, conmovido por su historia, decide financiar el rescate de su familia y le otorga la libertad de vender sus tierras sin perder su dominio sobre ellas.
Braira, una de las damas de la reina Constanza, observa la escena y se sorprende por la forma en que el rey muestra generosidad hacia Román, pero trata cruelmente a su esposa. Braira reflexiona sobre el poder y el respeto, y se da cuenta de que el respeto se gana a través de la gratitud y la admiración. También reflexiona sobre la naturaleza de los hombres y las mujeres, y se pregunta por qué los hombres parecen ser más propensos a perder la cabeza por el amor.
Más tarde, Braira acompaña a la reina Constanza en su viaje a Sicilia, donde se casará con el rey de Sicilia. Braira se siente emocionada y nerviosa por el viaje, y reflexiona sobre su relación con Bruno y los remordimientos que siente por la forma en que lo trató. A medida que se acerca al mar, Braira se maravilla con su belleza y se enfrenta a su miedo a los perros de la reina, Seda y Oso.
Durante el viaje en barco, Braira se enfrenta a su miedo y libera a los perros de su jaula. Descubre que los perros son amigables y no representan ninguna amenaza para ella. Braira también reflexiona sobre el horizonte y el océano, y el capitán del barco le explica que la tierra flota sobre el agua y que el océano es como la vida, a veces agradable y otras veces turbulenta.
Al final del capítulo, el barco se enfrenta a una tormenta y las palabras del capitán sobre los marineros que encuentran su tumba en el océano cobran un significado profético.
Capítulo XII
En este capítulo, Mabilia y Bruno se encuentran en el castillo de Belcamino, donde una carreta se prepara para llevar a Mabilia a Montsegur, lejos de la furia de los hombres de Simón de Monforte. Mabilia le suplica a Bruno que la acompañe, ya que considera que él es demasiado viejo para luchar contra el ejército enemigo. Bruno trata de convencerla de que uniendo a los señores occitanos tienen una oportunidad de resistir, ya que muchos nobles han abandonado a Monforte. Sin embargo, Mabilia insiste en que nadie quiere ayudarlos y que todo está perdido. Bruno se niega a rendirse y decide quedarse en Belcamino para defenderlo, mientras Mabilia se dirige a Montsegur en busca de refugio. Antes de partir, Bruno le comunica sus planes y Mabilia le da su bendición. Guillermo, desde el convento de Prouille, observa cómo Fanjau arde y llora por la destrucción de su tierra. Aunque se ha convertido en fraile, Guillermo lucha contra sus dudas y escrúpulos al presenciar la brutalidad de la guerra contra la herejía. Monforte elige Belcamino como su cuartel general y se apropia de las pertenencias de los De Laurac. Guillermo lamenta no haber podido convencer a sus padres de abandonar la herejía y se preocupa por el paradero de su hermana.
Capítulo XIII
En este capítulo, Braira y los demás tripulantes de las naves se ven afectados por una epidemia que se propaga rápidamente. Los síntomas son dolor de vientre, vómitos, diarrea y debilitamiento rápido, y afecta a personas de todas las clases sociales. Algunos creen que es un castigo divino, mientras que otros piensan que se debe a la ingesta de alimentos en mal estado o a la propagación de humores malignos por parte de ratas y otros animales. La reina y Braira comparten sus preocupaciones y la reina le pide a Braira que consulte al Tarot. Las cartas muestran un futuro incierto, con señales de liberación, éxito y sacrificio. A medida que la epidemia empeora, los supervivientes luchan por mantener la esperanza de llegar a su destino. El conde de Provenza, hermano de la reina, muere y ella decide darle una sepultura digna en el mar. La reina y Braira se reconcilian y hacen un pacto de confianza. Finalmente, avistan tierra y se preparan para encontrarse con el rey Federico en Sicilia.
Capítulo XIV
En este capítulo, el rey Federico recibe la noticia de que la flota procedente de Aragón se acerca a Palermo. A pesar de que las galeras enarbolan la bandera de epidemia, el rey insiste en darles la bienvenida sin pasar por cuarentena. Federico se muestra preocupado por el protocolo y la impresión que causará en la reina Constanza y los caballeros aragoneses. Se prepara para recibirlos con gran pompa y se viste con una túnica y dalmática de seda siciliana, calzas y guantes rojos, zapatos de terciopelo y un manto bordado en oro.
Por otro lado, se describe la apariencia física de Federico, su vigor y personalidad arrolladora. También se menciona que es un hombre culto y habilidoso en la esgrima, el arco y la caza.
Cuando la reina Constanza llega a Palermo, se prepara para su llegada con la ayuda de su dama favorita, Braira. Ambas se arreglan el cabello y eligen atuendos elegantes para impresionar a los caballeros aragoneses. Constanza llega vestida de verde oscuro, con un vestido de seda bordado en oro, y luce una diadema y un collar de esmeraldas.
Después de desembarcar, Braira se queda en el puerto para asegurarse de que todo se haga correctamente. Mientras tanto, Constanza y Federico se dirigen al palacio en una litera llevada por esclavos negros. Durante el recorrido, Braira se sorprende al enterarse de que Federico tiene un harén y que posee dos leones en un zoológico privado.
Finalmente, Braira llega a sus aposentos en el palacio y conoce a Aldonza, el aya del rey Federico. Aldonza se ofrece a ayudar a Braira durante su estancia y le informa que tiene que preparar los preparativos de una boda.
Capítulo XV
En este capítulo, Constanza y Federico se casan en la catedral de Monreale, con una gran celebración. La novia es escoltada por caballeros aragoneses que han sobrevivido a la peste. Durante el banquete, Braira, la doncella de Constanza, se siente atraída por un joven caballero que la mira con descaro. A pesar de su compromiso con la reina, Braira se siente intrigada por este hombre. Después del banquete, Braira se dirige a los aposentos del rey para preparar la noche de bodas. En su camino, los perros de Braira ladran furiosamente, alertándola de un peligro. Descubre una tarántula en su cama y es rescatada por Guido, el paje. Braira se pregunta cómo llegó la tarántula al palacio y sospecha que alguien la trajo deliberadamente. A pesar de la insistencia de la reina para olvidar el incidente, Braira le advierte que tenga cuidado con sus amigos. Esa noche, Braira tiene pesadillas y al amanecer se prepara para el viaje de la pareja real. Mientras se dirige al salón, Braira ve al joven caballero apoyado en la barandilla, aún más apuesto de lo que recordaba.
Capítulo XVI
En este capítulo, Gualtiero de Girgenti aborda a Braira en el baile y comienzan a conversar de manera divertida y coqueta. Gualtiero se disculpa por su comentario sobre la nariz de Braira y ella acepta el juego. Braira le cuenta la historia de cómo se rompió la nariz en un enfrentamiento con unos bandidos en Occitania. Gualtiero muestra interés en conocer más sobre Braira y ella coquetea con él.
Después de unas horas, los reyes y su escolta parten a caballo hacia Mesina. A lo largo del camino, Federico muestra a Constanza los paisajes y le cuenta la historia de Sicilia. Constanza le aconseja a Federico que se enfoque en consolidar su dominio sobre Sicilia en lugar de involucrarse en la disputa por el trono del Sacro Imperio Romano.
Braira, mientras tanto, se sumerge en el aprendizaje de la política y utiliza sus habilidades de cartomancia para leer el futuro de los recién casados. Federico se muestra fascinado por las cartas y por Braira, y ella aprovecha la oportunidad para cautivarlo con sus palabras. Las cartas revelan que Federico está destinado a convertirse en emperador, lo cual emociona a Federico y lo motiva a seguir adelante con sus ambiciones.
En Enna, durante una tormenta, los viajeros encuentran refugio en una torre fortificada. Braira y Constanza juegan con las cartas del Tarot y Federico se une a ellas. Braira interpreta las cartas de manera favorable para Federico, lo que refuerza su creencia en su destino como emperador. Federico se muestra entusiasmado y decide compartir a Braira con Constanza. Braira aprovecha la oportunidad para preguntarle a Federico sobre uno de sus caballeros.
Capítulo XVII
En este capítulo, la reina descubre que Braira ha ocultado un importante secreto: ha conocido a un hombre llamado Gualtiero de Girgenti. A pesar de la sorpresa y el enojo inicial, la reina se muestra interesada en conocer más sobre él. Gualtiero resulta ser un valiente guerrero, pero carece de fortuna. A pesar de esto, Braira está dispuesta a casarse con él. El rey, por su parte, acepta la relación y planea arreglar el matrimonio cuando regrese. Mientras tanto, Federico se enfrenta a una amenaza inminente: un enemigo que quiere robarle su legado. La reina sugiere buscar la protección del papa, pero Federico se niega a someterse a él. Braira, por su parte, se debate entre el amor que siente por Gualtiero y el temor a las consecuencias de su relación. A medida que el peligro se acerca, la pareja real se prepara para huir al exilio en África. Sin embargo, Braira se angustia ante la posibilidad de una ruptura con Gualtiero si él se ve obligado a quedarse y luchar.
Capítulo XVIII
En este capítulo, el palacio de los Normandos se encuentra en un ambiente sombrío y tenso, ya que todos están esperando la orden de huir. El equipaje real está listo para un posible embarque de emergencia, y en él se encuentra un arcón especial que contiene los tesoros y libros más valiosos de Federico. Estos libros son su mayor riqueza, ya que en ellos ha aprendido a leer y hablar varios idiomas.
Federico siempre ha sido curioso y ha rodeado de personas que le han enseñado los secretos de la naturaleza. Uno de estos hombres es Miguel Escoto, un astrónomo escocés que tiene una influencia especial en Federico. Sin embargo, Braira le tiene miedo y trata de evitarlo.
En una discusión, Escoto critica las habilidades de adivinación de Braira y la acusa de ser una falsaria. Braira se defiende diciendo que su intención no es engañar a nadie y que su práctica del Tarot es solo un entretenimiento inocente.
Más tarde, se revela que Otón ha tenido que levantar su asedio y retirarse debido a la intervención de Inocencio y el rey de Francia. Federico se convierte en el heredero legítimo del trono de Carlomagno y pasa de ser un exiliado a un hombre poderoso.
Braira y Gualtiero finalmente pueden casarse en una ceremonia sencilla en la capilla del palacio. Después de la boda, parten hacia los antiguos dominios familiares de Gualtiero en Girgenti. Durante el viaje, Braira descubre que Gualtiero tiene sangre árabe y que su madre era una princesa árabe. También se encuentran con un grupo de rebeldes que inicialmente parecen amenazarlos, pero Gualtiero logra calmarlos al hablarles de su madre.
Finalmente, Braira y Gualtiero llegan a un acantilado de piedra blanca sobre un mar turquesa. Se bañan juntos y comparten un momento íntimo y romántico mientras ven la puesta de sol. En ese momento, dejan que su amor los consuma y se entregan el uno al otro.
Capítulo XIX
En este capítulo, Constanza da a luz a su primer hijo, un niño al que llamarán Enrique en honor a su abuelo paterno. Aunque se había predicho que sería una niña, la reina se alegra igualmente por el nacimiento. A pesar de los dolores del parto, Constanza se concentra en mantener el decoro y dar a luz a la vista del público para evitar cualquier engaño sobre la identidad del bebé. Finalmente, nace un niño robusto y hermoso, lo que llena de felicidad a la reina y a Federico. Después del nacimiento, Federico decide partir a Alemania para reclamar su corona imperial, dejando a Constanza y al bebé en Sicilia. Antes de partir, Federico hace coronar a Enrique como rey de Sicilia para asegurar su posición en la isla. Mientras tanto, Braira acompaña a Federico a la guerra y confía en que ambos regresarán victoriosos. En la corte, Brunilde, una de las doncellas, muere envenenada durante la cena. Algunas damas sospechan de Braira, pero la reina confía en su inocencia. Constanza le revela a Braira que alguien quiere matarla y le encomienda la misión de viajar a Aragón para buscar a su hermano Pedro y entregarle un mensaje importante. Braira acepta la misión y se prepara para partir.
TERCERA PARTE 1211 - 1214
Capítulo XX
En este capítulo, Braira se enfrenta a sus miedos mientras viaja en solitario. Los soldados que la escoltan han creado un muro invisible a su alrededor para protegerla, pero solo el capitán de la galera puede acercarse a ella. El capitán, Amadeo di Pelorio, la invita a cenar en su camarote y Braira acepta. Durante la cena, Braira se arregla y se perfuma como una invitada de honor. Después de la cena, Braira le cuenta a Amadeo su historia y sus preocupaciones. Habla de su infancia, de cómo tuvo que huir de su familia y de su arrepentimiento por no haberse despedido de sus padres. Amadeo la consuela y le dice que pronto llegará a Zaragoza para resolver los asuntos de su señora. Braira se siente aliviada y ansiosa por llegar a su antiguo hogar en Fanjau. Al llegar a Zaragoza, Braira descubre que el rey está ausente y que se está preparando una campaña militar contra los sarracenos. Decide buscar a su hermano Guillermo en el convento de Prouille, donde se entera de la devastación que ha ocurrido en su tierra natal debido a la guerra entre los cátaros y los cruzados. Guillermo le cuenta sobre la situación de sus padres y Braira se entristece por la violencia y el sufrimiento que han experimentado. Braira pasa la noche en el convento y se da cuenta de que ha perdido otra oportunidad de confesar sus sentimientos a Guillermo. Al día siguiente, parte hacia la ciudad donde espera encontrar a su padre, con la esperanza de que las cosas salgan según lo planeado.
Capítulo XXI
En este capítulo, la villa de Vauro, situada en una posición defensiva privilegiada, resistía el asedio de los cruzados. Los caballeros occitanos se burlaban de los atacantes desde las murallas, mientras los servidores de las balistas afinaban su puntería. Sin embargo, los habitantes de Vauro se habían vuelto demasiado confiados en su resistencia y en su suerte.
Unas semanas antes, los guerreros cátaros habían tendido una emboscada a un grupo de cruzados que acudían en auxilio de Monforte. Habían masacrado a más de mil cruzados y se habían repartido el botín. Se decía que Roger Bernardo de Foix, hijo del conde, era el asesino de uno de los sacerdotes que viajaban con los cruzados.
Después de estos sucesos, los ánimos estaban más caldeados que nunca. Monforte clamaba venganza y urgía a sus tropas a terminar la tarea lo antes posible. Braira, preocupada por llegar hasta su padre, buscaba una forma de lograrlo a pesar del cerco enemigo. Con la ayuda de Beltrán, un provenzal que la acompañaba, descubrieron una puerta secreta que les permitiría entrar en la ciudad.
Una vez dentro, encontraron a Bruno descansando en una casa. Fuera, los cruzados intentaban abrir brechas en las murallas y causar destrucción con su artillería. La situación era dramática y Bruno decidió organizar una salida desesperada para prender fuego a la torre desde la que los cruzados les atacaban.
Al amanecer, Braira se sorprendió al ver a Beltrán dando órdenes a un grupo de soldados. Había cambiado mucho desde que lo conoció, pero su sonrisa seguía siendo la misma. Se reencontraron y hablaron de sus recuerdos y sentimientos. Sin embargo, Beltrán le advirtió que nada podía ser como antes y que habían sucedido demasiadas cosas.
Mientras tanto, los cruzados habían entrado en la ciudad y estaban masacrando a los defensores. Aimerique, señor de Montreal, fue condenado a morir en la horca, pero al romperse la cuerda, fue degollado. La señora del castillo, doña Geralda, fue linchada y arrojada a un pozo. Braira fue capturada y llevada junto a otras mujeres para sufrir el mismo destino.
Sin embargo, Beltrán se interpuso entre las víctimas y sus verdugos, y logró sacar a Braira de allí. Montaron a caballo y huyeron de la ciudad, pero Beltrán resultó herido de gravedad. A medida que se alejaban, Braira vio el humo de la hoguera en la que habían quemado a los perfectos y perfectas que se refugiaban en la ciudad.
Beltrán murió en los brazos de Braira, y ella contempló el horror que se desataba a su alrededor. La muerte de Beltrán fue un poema de amor, y Braira guardó en su memoria el recuerdo de su amado juglar.
Capítulo XXII
En este capítulo, Braira se une a la multitud de refugiados que buscan protección en la capital y se dirige a Tolosa. Su objetivo es regresar a Zaragoza y cumplir su misión antes de regresar a Sicilia. Lleva consigo sus naipes y cartas de recomendación. Gracias al sello de la reina, es recibida por el conde Raimundo con honores y se instala en su corte. Braira se pregunta si las mujeres pueden utilizar el poder de manera equitativa. Mientras espera a que mejore el clima para cruzar la cordillera, Braira se entera de que Domingo de Guzmán está en el campamento de los cruzados, pero decide no encontrarse con él. Braira también se entera de que Prouille está creciendo gracias a las donaciones de Monforte. Braira decide entregar la carta de Constanza al rey Pedro, pero es difícil conseguir una audiencia privada. Finalmente, Braira se acerca al rey durante una reunión y le entrega la carta. El rey se muestra molesto y le dice que lo pensará. Braira se queda en Tolosa mientras espera la respuesta del rey.
Capítulo XXIII
En este capítulo, Braira se encuentra en Tolosa, una ciudad que está perdiendo la fe. Ella intenta evitar el sufrimiento poniendo su corazón en barbecho y ocupándose en actividades como la lectura, el ajedrez y el laúd. A pesar de haber escrito muchas cartas a su esposo, no ha recibido respuesta, lo que indica que los mensajeros no han logrado entregarlas. Braira se pregunta qué habrá sido de su esposo y teme por su seguridad. En sus sueños, su esposo la lleva de la mano hacia el mar, pero en la realidad, Braira se siente atrapada entre un pasado lleno de fantasmas y un futuro incierto. La agonía de la espera termina cuando el rey de Aragón cruza los Pirineos para defender a los occitanos del asedio de Monforte. El rey reúne a sus aliados y deciden atacar la plaza de Muret. Antes de la batalla, el rey tiene un encuentro amoroso con una dama, lo que debilita su estado físico. A pesar de las estrategias propuestas por los condes de Tolosa y Foix, el rey decide atacar en campo abierto. La batalla comienza y el rey lucha con valentía, pero finalmente es derrotado junto con todos los hombres de Aragón. Los condes de Tolosa y Foix huyen hacia sus castillos. Mientras tanto, en el campamento, los sirvientes se preparan para celebrar la victoria, pero la caballería cruzada carga contra ellos y los masacra. La ciudad de Muret es saqueada y sus habitantes son violados y asesinados.
Capítulo XXIV
En este capítulo, Braira se encuentra frente al castillo de Muret resignada a su muerte inminente. Eleva sus plegarias al cielo y piensa en las personas que ama. Durante la batalla, se corre el rumor de que don Pedro ha regresado victorioso, lo que atrae a más curiosos. Sin embargo, los que se abalanzan sobre la multitud son los cruzados de Simón de Monforte. Los vencidos corren hacia el río Garona, algunos logran escapar, pero la mayoría se ahoga. Los que quedan en el recinto son asesinados. Braira intenta refugiarse en la tienda del monarca aragonés, pero es capturada por un oficial francés. Sin embargo, logra llamar la atención de su hermano Guillermo, quien la rescata. Guillermo la lleva lejos de Muret y le ofrece protección. Braira se pregunta qué será de ellos y del mundo, y Guillermo la tranquiliza. Luego, Braira regresa a Sicilia en una galera. Guillermo la acompaña hasta las puertas de Tolosa y se despiden. Braira es recibida por la reina regente, quien la consuela por lo sucedido en Muret. La reina le informa que Gualtiero está camino a Aquisgrán junto a Federico. Braira decide no deshacer su equipaje y espera reunirse pronto con su esposo. La reina le ofrece contarle lo sucedido en su ausencia y Braira le agradece por traerla a Palermo.
CUARTA PARTE 1214 — 1229
Capítulo XXV
En este capítulo, se narra la suerte que ha tenido Felipe Augusto de Francia al apoderarse de las tierras de la corona de Aragón y obtener una victoria aplastante sobre el emperador Otón. Perseguido por el ejército alemán, Felipe llega a un puente cerca de la frontera y decide combatir. Con la ayuda de Dios y de los grandes del reino, los franceses logran una victoria arrolladora. Felipe ordena amputar las alas del águila del pendón del emperador derrotado y regalárselas a Federico de Hohenstaufen, soberano de Sicilia. Federico, que ha llegado a Roma y se ha reunido con el papa Inocencio, se siente seguro de que pronto será dueño de la corona de su abuelo, el Barbarroja. Federico decide dirigirse a Alemania para reclamar su trono y, con la ayuda del rey Felipe, logra avanzar sin problemas. Finalmente, Federico es coronado rey de los romanos en Maguncia. Mientras tanto, la reina Constanza y su hijo Enrique llegan a Aquisgrán, donde se encuentran con Gualtiero. A pesar de las dificultades del viaje, Braira recupera la alegría de vivir y su habilidad para leer el Tarot. Gualtiero y Braira se reencuentran y se entregan a la pasión. Federico, por su parte, consulta a Braira sobre su futuro y las cartas le revelan que debe ser paciente y sabio en su papel de emperador. Federico anuncia su intención de liderar una cruzada para liberar Jerusalén y la multitud lo aclama. Sin embargo, el papa no está contento con esta decisión y planea hacerle pagar a Federico por su insolencia.
Capítulo XXVI
En este capítulo, Braira y Gualtiero conversan sobre la maldad y la guerra. Gualtiero explica que en la historia, los hombres son los protagonistas debido a que la guerra está escrita con sangre. Braira recuerda las atrocidades cometidas por los soldados y se pregunta cómo pueden perder su humanidad y no ver el sufrimiento en los rostros de sus víctimas. Gualtiero admite que a veces es difícil mantener la humanidad en el campo de batalla, pero se esfuerza por evitar convertirse en una bestia. Braira decide no confesarle la verdad a Gualtiero sobre su herejía, ya que teme perderlo. Luego, Gualtiero es enviado por Federico a Sicilia para imponer la autoridad y restaurar el orden. Braira y Gualtiero llegan a Siracusa después de una tempestad y se sienten aliviados de estar vivos. Gualtiero tiene la misión de someter a los mercantes genoveses que han abusado del poder en la región. Mientras tanto, Federico y Constanza extrañan a Braira y Gualtiero, y Federico planea enviar a Gualtiero a Egipto para cumplir su promesa de ayudar a una expedición cruzada en Damieta. Braira se despide de Gualtiero con tristeza y un presentimiento de que algo malo va a suceder.
Capítulo XXVII
En este capítulo, Gualtiero se encuentra atrapado en medio de una batalla en Egipto. Después de dos años de luchar en la Cruzada, solo desea sobrevivir para regresar a Sicilia y reclamar su tierra y títulos. Los cristianos atacan el puerto de Damieta, considerado la puerta de Egipto y la despensa del Imperio de Saladino. Gualtiero se enfrenta al peligroso fuego griego lanzado por los sarracenos y decide lanzarse al río Nilo para salvarse. Allí, se encuentra con Hugo, un anciano que también ha luchado en la Cruzada y que cree que su misión es reconquistar la Tierra Santa. Hugo le cuenta a Gualtiero sobre la caída de Jerusalén y la derrota de los cristianos. También le revela que el emperador Federico el Grande murió en una batalla y que su cuerpo fue llevado en un tonel hasta Jerusalén. Gualtiero tiene un sueño en el que se encuentra con su esposa, pero descubre que en realidad es el rostro de Federico. Confundido, se prepara para la última batalla contra las murallas de Damieta.
Capítulo XXVIII
En este capítulo, el Papa Inocencio muere en su residencia de Perugia y su cuerpo es llevado a la catedral de la ciudad para el velatorio. Sin embargo, al día siguiente, su cuerpo está desnudo y en estado de descomposición debido a que los ladrones le han robado sus pertenencias. Federico, al enterarse de la noticia, llama a Braira para pedirle consejo sobre el significado de este presagio. Braira, que ha dado a luz recientemente, se une a una escolta que la lleva de regreso a Aquisgrán. En una reunión con Federico, Braira le cuenta que se ha encontrado con el astrólogo Miguel Escoto, quien le ha dado buenas noticias sobre el futuro. Federico le pide a Braira que le haga una lectura de cartas para saber más sobre la muerte del Papa y el próximo Papa Honorio. Braira le dice que el Tarot le indica que Federico tendrá que luchar contra sí mismo y que debe buscar la verdad y la rectitud. Federico le regala un collar de perlas a Braira, pero ella le dice que si tienen una relación íntima, perderá su capacidad de leer las cartas para él. Federico acepta y Braira se salva de tener que estar con él. Sin embargo, sabe que Federico volverá a intentarlo en el futuro.
Capítulo XXIX
En este capítulo, los presagios de Braira y Escoto comienzan a cumplirse. Otón de Brunswick, sintiéndose próximo a morir, entrega a Federico la antigua corona y la lanza sagrada de la Casa de los Hohenstaufen. Federico siente un placer superior al tocar y poseer estos objetos, ya que representan el poder ilimitado. Con esto, ya no hay obstáculos para su proclamación como emperador por el papa. Federico y Constanza parten de Aquisgrán dejando a su hijo Enrique bajo la custodia de vasallos leales. Constanza se aleja del niño con desgarro, pero Federico tiene planes de gobierno y de perpetuación de la estirpe en los que el amor no tiene cabida. Aunque ha prometido respetar las libertades de la Iglesia, sus verdaderos proyectos no contemplan tal renuncia. Federico sugiere que Enrique sea coronado rey de los romanos en su ausencia. En Roma, Federico es proclamado emperador por el papa y realiza la unción sagrada. Federico impone leyes que abarcan todas las facetas de la vida y muestra su autoridad de manera feroz. Luego, Federico y su séquito se dirigen a Sicilia, donde es aclamado por el pueblo. Constanza muere repentinamente, dejando a Braira y al pequeño Guillermo en una situación incierta. Federico se sume en la postración y llora la muerte de Constanza. Braira se preocupa por el futuro de Enrique y por su propia supervivencia. Federico se refugia en los brazos de sus concubinas y realiza donaciones a la Iglesia por el alma de Constanza. Un día, Federico, borracho, se lanza hacia Braira.
Capítulo XXX
En este capítulo, Guillermo irrumpe en la habitación de su madre para mostrarle la cometa que ha construido con Guido. Sin embargo, su madre, Braira, no se da cuenta de la presencia del emperador y Guillermo no muestra respeto hacia él. El emperador se enfada y Braira le da una bofetada a Guillermo. Luego, el emperador decide castigar a Guillermo y le ordena que se disculpe. Guillermo, sin entender completamente la situación, se disculpa ante el emperador. Después de esto, el emperador se retira y Braira abraza a Guillermo, disculpándose por lo sucedido.
Mientras tanto, en el delta del río Nilo, los cruzados tienen la oportunidad de recuperar Jerusalén, pero la desaprovechan. El sultán Al Kamil ofrece entregar la Ciudad Santa y una tregua de treinta años, pero los cruzados rechazan la oferta. El emperador envía tropas encabezadas por el duque de Baviera, lo que frustra las esperanzas de Gualtiero. A pesar de su deseo de regresar a casa, Gualtiero decide quedarse y cumplir con las órdenes de su señor.
Gualtiero recibe una carta de Braira informándole del nacimiento de su hijo y reiterando su amor. A su regreso, Gualtiero se encuentra en un estado físico y mental deteriorado. A pesar de esto, Braira está decidida a ayudarlo a recuperarse. Guillermo, su hijo, se parece a Gualtiero y muestra habilidades en la espada.
El emperador vuelve a llamar a Gualtiero para que lo ayude en una campaña militar contra los rebeldes en Sicilia. Gualtiero acepta y lidera la deportación de los rebeldes a Lucera. Después de cumplir con su deber, Gualtiero regresa a su señorío y construye una casa con Braira. Sin embargo, el emperador los llama de vuelta a la corte antes de lo esperado.
Braira está embarazada nuevamente y se preocupa por el futuro del príncipe Enrique. Manipula las cartas del tarot para encontrar una solución, aunque repugnante, para proteger los derechos sucesorios de Enrique.
Capítulo XXXI
En este capítulo, el rey Federico busca consejo de su cartomántica para tomar una decisión importante sobre su matrimonio. La cartomántica le advierte que la Emperatriz invertida no es un buen augurio para su boda, pero el rey se enoja y cuestiona si el alma de su difunta esposa puede regresar del más allá. A pesar de sus dudas, el rey decide casarse con Yolanda, heredera al trono de Tierra Santa, para asegurar la perpetuación de su linaje. La boda es apadrinada por el papa y se celebra en Acre. Sin embargo, la relación entre el rey y Yolanda es fría y calculadora, ya que el rey solo busca aumentar su descendencia y proclamarse dueño del Reino de Jerusalén. Braira, quien asiste a la ceremonia, siente lealtad hacia su difunta señora Constanza y pena por Yolanda. Después de la boda, Yolanda es llevada a Sicilia y confinada en una isla. Mientras tanto, el rey se prepara para liderar una cruzada y Gualtiero es enviado al frente de la expedición. Juan de Brienne, padre de Yolanda, busca la ayuda del papa pero solo recibe una posición en Constantinopla. Yolanda da a luz a un hijo y muere poco después. Braira vive en Girgenti con su hija Alicia, pero la niña enferma y muere. Braira busca la ayuda de Miguel Escoto, pero el médico no puede salvar a la niña. Mientras tanto, la cruzada se prepara en Apulia, pero una epidemia de fiebre se propaga y afecta a todos, incluido el rey y Gualtiero. A pesar de su enfermedad, el rey ordena zarpar. Braira decide ir en busca de Gualtiero para confesarle la verdad de su fe y se apresura a reunirse con él.
QUINTA PARTE 1229 — 1251
Capítulo XXXII
En este capítulo, Gualtiero se encuentra postrado en una tienda de campaña debido a su enfermedad. En su delirio, escucha la voz de Braira diciéndole que están allí para cuidarlo. Al principio, él piensa que es producto de su fiebre, pero luego se da cuenta de que es real. Braira y Guillermo están a su lado, cuidándolo. Gualtiero se sorprende al ver a su esposa y a su hijo, y Braira le explica que están allí para ayudarlo a sanar. Sin embargo, Gualtiero se niega a aceptar su ayuda y desea morir en paz. Braira le da una dosis de teriaca para calmarlo y él cae dormido.
Mientras tanto, el Papa Gregorio se niega a conceder una prórroga a los cruzados y excomulga a Federico de Hohenstaufen, el emperador que lidera la Cruzada. Federico, convaleciente de su enfermedad y afectado por la excomunión, escribe cartas acusando a la Iglesia de corrupción y abuso de poder. Estas cartas desatan una guerra verbal entre Federico y la Iglesia.
Braira confiesa a Gualtiero que la muerte de su hija Alicia fue culpa suya. Ella revela que es una hereje y que creció en una familia cátara. Temiendo por su vida, se convirtió al catolicismo y ocultó su pasado. Gualtiero se enfurece al principio, pero luego la perdona y promete protegerla. Ambos deciden mantener su secreto en secreto.
Federico busca una alianza con el sultán Al Kamil para recuperar Jerusalén. A pesar de las críticas y la excomunión, Federico logra firmar un tratado con Al Kamil que le permite recuperar Jerusalén y Belén. Sin embargo, la Iglesia y muchos cristianos se oponen a este acuerdo y lo consideran una traición.
A pesar de las dificultades, Federico se prepara para zarpar hacia Tierra Santa con Gualtiero, Braira y Guillermo. Braira consulta al Tarot y encuentra mensajes inquietantes, especialmente la carta del Ermitaño, que simboliza la soledad. A pesar de esto, ella está feliz de estar con su familia y se prepara para enfrentar los desafíos que les esperan en la Cruzada.
Capítulo XXXIII
En este capítulo, tres hombres se reúnen en una taberna en Jerusalén para planear el asesinato del emperador Federico durante su ceremonia de coronación en la iglesia del Santo Sepulcro. Los hombres discuten los detalles de la operación y aseguran que sus seguidores están bien entrenados y no fallarán. Mientras tanto, la ciudad de Jerusalén está en ruinas y las calles están llenas de casas en mal estado y tiendas de mala calidad. Los hombres beben té y discuten cómo llevar a cabo el asesinato, teniendo en cuenta que el emperador estará protegido por su armadura. Uno de los hombres, un caballero templario, muestra desconfianza hacia los otros dos y pregunta qué sucederá si se echan atrás en el último momento. Sin embargo, el líder del grupo asegura que no tienen motivos para preocuparse y que el plan se llevará a cabo sin problemas. Después de la reunión, el joven miembro del grupo duda sobre si están haciendo lo correcto y busca la aprobación del caballero templario. El caballero le asegura que el emperador ha perdido la cordura y ha deshonrado a todos, y que su muerte es necesaria para proteger los intereses de la Cristiandad en Tierra Santa. Mientras tanto, el emperador Federico llega a Jerusalén y es recibido con indiferencia por los habitantes de la ciudad. Durante la ceremonia de coronación en el Santo Sepulcro, Gualtiero se interpone entre el emperador y un atacante, resultando herido en el proceso. Los atacantes son capturados y torturados, pero se niegan a hablar. El emperador sospecha que los templarios están detrás del intento de asesinato y decide tomar medidas enérgicas contra ellos. Gualtiero se despide de su esposa Braira antes de partir en una expedición, prometiéndole que cuidará de su hijo Guillermo. Sin embargo, cuando regresan, Gualtiero y Guillermo están desaparecidos.
Capítulo XXXIV
En este capítulo, Braira es buscada por un lacayo del emperador mientras lee a la sombra de una higuera en el huerto de la hospedería. El emperador la cita en su salón de audiencias y le da la mala noticia de que su esposo y su hijo no han regresado de su misión de reconocimiento y han sido capturados por los sarracenos. Braira se desespera y le pide al emperador que envíe un ejército a rescatarlos, pero él se niega debido a las razones de estado. Braira se dirige al Santo Sepulcro para rezar y se encuentra con Inés de Barbastro, una peregrina que también busca consuelo. Inés le habla sobre el miedo y la importancia de enfrentarlo y ser valiente. Las dos mujeres entablan una amistad y Braira encuentra consuelo en la compañía de Inés. Sin embargo, Inés anuncia que debe regresar a casa y Braira se entristece por su partida. Antes de partir, Inés le revela que un soldado liberado vio a Gualtiero y Guillermo con vida. Braira se aferra a esa esperanza y decide seguir adelante. El emperador decide regresar a Sicilia debido a los problemas en los estados italianos y Braira se alegra de su humillación pública. El capítulo termina con el emperador preparándose para partir y Braira decidida a seguir adelante sabiendo que sus seres queridos están vivos.
Capítulo XXXV
En este capítulo, Braira regresa a casa con una sensación de angustia y sin motivación para llegar. Además, su mente está atormentada por los recuerdos de un cautivo aragonés que le contó sobre los tormentos que él y sus seres queridos sufrieron durante diez años. Braira se pregunta si Gualtiero y Guillermo sobrevivirán a esa prueba y qué tipo de tormentos habrán experimentado. Federico, por su parte, está impaciente por regresar a sus dominios y reconquistar el territorio que su suegro ganó en Apulia por encargo del papa. Para distraerse, Federico le pide a su dama que le lea el Tarot y el resultado es positivo, lo que le da esperanzas de resolver su conflicto con el papa. Sin embargo, Braira le recuerda que no se olvide de Gualtiero. Más tarde, Braira recibe la visita de un hombre llamado Bernardo de Saverdún, quien viene de Montsegur y busca su ayuda. Bernardo le cuenta a Braira sobre la persecución de los cátaros en Occitania y le pide ayuda para escapar. Aldonza, la niñera de Federico, interrumpe y acusa a Braira de ser una hereje. Braira niega las acusaciones, pero Aldonza insiste en que se sometan a la ordalía del fuego para que Dios decida quién dice la verdad. Durante la ordalía, Bernardo camina a través del fuego y sobrevive, pero Braira se prepara para morir.
Capítulo XXXVI
En este capítulo, Miguel Escoto interrumpe la ejecución de Braira y le dice al emperador que Dios no se manifiesta de forma brutal. Luego, Escoto le explica al emperador que Dios se encuentra en el ámbito intelectual y que el método utilizado para juzgar a Braira carece de rigor. El emperador le pregunta a Escoto si cree que Braira o Aldonza mienten, a lo que Escoto responde que no lo sabe, pero le aconseja confiar en su instinto y recordar los actos pasados de Braira. El obispo de Palermo interviene y afirma que el hecho de que Bernardo haya sobrevivido a las llamas demuestra su fe sincera. El emperador decide perdonar a Bernardo y condena a Aldonza a ser enviada a un pueblo remoto. Aldonza y el criado que la apoyó son castigados. Bernardo muere ocho días después de la ejecución. Braira se siente aterrorizada y se pregunta por qué Escoto no mostró ningún dolor por la muerte de su hija Alicia. Braira intenta advertir a Bianca sobre el rey, pero ella está feliz con su relación. Braira se preocupa por el futuro de Constanza y Manfredi. Recibe una carta de Guillermo, quien le invita a la canonización de Domingo de Guzmán en Roma. Braira decide no ir debido a los peligros y a su preocupación por Enrique. Braira intercede por Enrique ante el emperador, pero él se niega a perdonarlo y lo destituye. Federico realiza una expedición de castigo en el norte y Enrique es encarcelado en Heidelberg. Federico se casa con Isabel de Inglaterra y espera tener un heredero varón. Sin embargo, Isabel da a luz a una niña. Braira se siente triste por Isabel y empieza a considerar la idea de huir para encontrar a su marido y a su hijo. Luego, se entera de la llegada de una embajada del sultán Al Kamil y se prepara para recibirla.
Capítulo XXXVII
En este capítulo, Al Kamil y Federico compiten en enviar emisarios para impresionar a sus pares. Al emperador le interesan los conocimientos de los sabios del sultán, mientras que el egipcio obtiene respaldo político de Federico. Braira espera ansiosa la llegada de la legación extranjera para obtener noticias de Gualtiero y Guillermo. Sin embargo, descubre que los cautivos nubios paganos fueron enviados en lugar de su marido e hijo. Durante la recepción en palacio, Braira se arrodilla ante el rey y le pregunta por el paradero de Gualtiero. Federico consulta al emisario del sultán, quien le informa que Gualtiero y Guillermo cayeron en manos de los mongoles. Federico le ordena a Braira que los olvide. Después de la recepción, Braira decide regresar a Aragón y pide permiso al rey. Federico se enfada y se niega a dejarla ir. Braira renuncia a mencionar a Gualtiero y Guillermo públicamente y decide proteger su memoria en su corazón. Federico decide retomar las armas y lanzar una ofensiva contra las ciudades de la Liga Lombarda. El papa Gregorio pide ayuda a la Cristiandad y convoca un sínodo para aislar a Federico. Sin embargo, Federico ataca las galeras genovesas y captura a clérigos de alto rango como rehenes. Gregorio muere sin haber derrotado a Federico. Braira y Bianca se consuelan mutuamente durante la ausencia de Federico. Braira le cuenta a Constanza sobre la reina Constanza y le lee las cartas del Tarot, que auguran un destino importante para ella. Federico decide no enfrentarse a la Iglesia y regresa a Palermo. También decide traer a su hijo Enrique de regreso al Imperio.
Capítulo XXXVIII
En este capítulo, el emperador informa a Braira que ha llamado a Enrique, su hijo, y que dependerá de su actitud si lo perdona o no. Ambos están en una sala anexa al dormitorio del rey, recordando los años en los que intentó seducir a la madre de Enrique. El rey está envejecido y obeso, mientras que Braira ha envejecido y encogido. Braira le advierte al rey que debería reconciliarse con su hijo, pero él se molesta y la despide. Enrique ha estado encarcelado durante seis años y cuando lo sacan de su calabozo, está pálido y desesperado. Piensa que su padre solo quiere humillarlo más y le pide al emisario que lo mate. Sin embargo, el emisario le informa que su padre quiere verlo en Palermo. Enrique piensa en escapar y encuentra un lugar adecuado para hacerlo. Se arroja al vacío y tardan varios días en encontrar su cadáver. El rey se siente culpable y escribe a los barones sicilianos expresando su dolor por la desaparición de su hijo. Mientras tanto, los cardenales eligen a un nuevo papa, Inocencio IV, quien se refugia en Lyon bajo la protección del rey de Francia. Federico propone un encuentro con el nuevo papa para firmar un armisticio, pero Inocencio se niega y lo excomulga. Federico se enfurece y se vuelve más violento, castigando a sus súbditos y persiguiendo a sus enemigos. Los mongoles y los turcos amenazan al Imperio, pero Federico está más preocupado por su lucha contra el papa. Braira le advierte al rey sobre su comportamiento extremista, pero él se niega a escucharla. Federico decide emprender una campaña militar, convencido de que la victoria está de su lado. Braira lee las cartas y ve que el futuro será decisivo, pero no revela la verdad al rey. Federico ordena construir una ciudad llamada Victoria, pero la ciudad es saqueada y destruida mientras él está de caza. Federico se da cuenta de su error y sufre por la pérdida.
Capítulo XXXIX
En este capítulo, el emperador Federico se encuentra en el castillo de Paterno, rodeado de actividad y preparativos debido a su cercana muerte. A pesar del frío intenso, el emperador se siente incapaz de calentarse y sufre de disentería. A medida que se acerca su muerte, Federico reflexiona sobre lo que dejará atrás y convoca a su hijo Manfredi para dictar su testamento. Federico nombra a su primogénito Conrado como heredero de los tronos germánico, de Italia y de Sicilia, y a Manfredi como regente de Sicilia mientras Conrado esté en Germania. También expresa su deseo de restituir los bienes a la Iglesia, reducir los impuestos y decretar una amnistía general. Después de dictar su testamento, Federico fallece el 13 de diciembre de 1250. Manfredi escribe a Conrado sobre la muerte de su padre y Braira se da cuenta de que Sicilia enfrentará luchas feroces por el legado del emperador. Braira decide ir a Aragón, donde se refugiará con su amiga Inés y sanará sus heridas junto a ella. Antes de partir, Braira realiza una última consulta al Tarot y decide deshacerse de las cartas, guardándolas en el fondo del océano. Finalmente, Braira se duerme en el barco, recordando a Guillermo y Gualtiero en algún lugar lejano.
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