La víspera de casi todo

20 minutos

Prefacio

En este capítulo, Germinal se encuentra en Málaga durante el verano de 2007 y se queja del calor insoportable. Observa un pequeño grupo de chopos en medio de la llanura y decide llevar a un hombrecillo, que tiene la nariz rota y el labio partido, a una choza de pastores abandonada. Al llegar, encuentran el cuerpo de una niña semienterrado y abandonado. Germinal se da cuenta de los detalles que indican que ha ocurrido algo terrible en ese lugar. El hombrecillo intenta justificarse, pero Germinal lo golpea repetidamente con rabia. Después, Germinal lee un cuaderno que encontró en el coche del hombrecillo, donde se menciona a Germinal y se habla de la soledad y la tristeza del mundo. Germinal deja el cuaderno en el coche y se sienta a contemplar el sol mientras fuma un cigarrillo.

1

En este capítulo, Ibarra se encuentra en su despacho observando la calle desierta y reflexionando sobre la quietud y la soledad de la noche. Recuerda cómo solía gustarle la noche por la claridad que encontraba en la oscuridad, pero ahora le asusta pensar demasiado y tener que llenar el silencio con los ruidos de su cabeza. Escucha en la radio que habrá una lluvia de estrellas fugaces y que la gente cree que hay algo mágico en ellas, pero él piensa que son solo pedazos de roca que se consumen al entrar en la atmósfera y no tienen nada de mágico.

Carmela, su esposa, le sugiere que vaya a clases de yoga para "conectar" con su interior y limpiar su mente, pero él no cree que eso pueda solucionar sus problemas. Sabe que Carmela se refiere a los problemas que tienen con su hijo Samuel, quien sufre del síndrome de Williams y tiene una enfermedad psíquica, visual, dental y estomacal. A pesar de su aspecto peculiar, Samuel tiene un don para la música, pero Ibarra sabe que su hijo no vivirá mucho tiempo debido a su enfermedad.

Ibarra se cuestiona el sentido de su trabajo como inspector de policía y se siente frustrado por no poder ayudar a las personas que pasan por sus manos. Recuerda su momento de gloria cuando resolvió el caso de Amanda, una niña desaparecida en Málaga, pero ahora se enfrenta a acusaciones de torturas y asesinato relacionadas con ese caso.

Además, Ibarra sufre constantes ataques y burlas en internet dirigidos a su hijo Samuel, lo cual le duele profundamente. A veces, se imagina sacando a Samuel de su sufrimiento y poniendo fin a su propia vida en el bosque. Sin embargo, no logra tomar esa decisión y se siente atrapado en su desesperación.

En medio de sus pensamientos oscuros, Ibarra recibe un fax de Barcelona sobre un caso de asesinato. Aunque es un caso prioritario, Ibarra no muestra mucho interés en él. Decide ir a un club nocturno para distraerse y se encuentra con una prostituta llamada Ave del Paraíso. Después de un encuentro sexual, Ibarra regresa a su coche y escucha en la radio sobre el asesinato en Barcelona. Aunque no le interesa mucho, la prostituta le pregunta por qué mataron a esa persona, pero Ibarra solo se preocupa por el hecho de que está muerto.

Más tarde, Ibarra recibe una llamada de comisaría informándole sobre una mujer gravemente herida que solo quiere hablar con él. A regañadientes, Ibarra va al hospital y descubre que la mujer ha sido víctima de violencia. Aunque no la reconoce, Ibarra examina sus pertenencias y encuentra restos de marihuana. A pesar de sus esfuerzos, la mujer no responde a sus preguntas.

2

En este capítulo, Paola llega a la Costa da Morte en busca de un nuevo comienzo. A pesar de llevar consigo el dolor de un pasado violento, decide seguir adelante y dejar atrás la humillación. Se dirige a una casa abandonada en medio de la maleza y se encuentra con Dolores, la dueña de la casa. A pesar del aspecto descuidado de la casa, Paola decide quedarse y alquila un apartamento en el tercer piso. Dolores le pide su identificación y una tarjeta de crédito como garantía. Paola le paga en efectivo y se instala en el apartamento. Mientras se baña, recuerda su pasado y las marcas que lleva en su cuerpo. Luego, Paola se encuentra con un anciano y su nieto, Daniel, en el camino de regreso al pueblo. El anciano le cuenta a Paola que trabajó en la planta de montaje de Mercedes en Alemania y que algunos de los tornillos de su coche podrían haber pasado por sus manos. Paola se siente abrumada por la conexión entre ellos. Más tarde, Paola visita a Dolores en su casa y se encuentra con el anciano y Daniel. Durante la conversación, Paola revela que es fotógrafa y que le gusta capturar paisajes y manos. Daniel la desafía a tocar el piano y Paola acepta. Mientras toca, todos los presentes se sumergen en sus propios recuerdos y emociones. Al final, Paola se siente incómoda y decide retirarse. Daniel la observa mientras se va y hay una conexión inexplicable entre ellos.

3

En este capítulo, Eva Malher despierta en el hospital después de un accidente y se encuentra con Germinal Ibarra, un inspector de policía que la conoce. Aunque Eva está desfigurada por el accidente, Ibarra reconoce su voz y se da cuenta de que es la heredera del imperio Malher, Eva Malher. Eva le explica que se escapó porque no podía soportar lo que había sucedido y que había cambiado su nombre y su apariencia, pero que su naturaleza la llevó de vuelta. Ibarra le pide que le cuente qué ha pasado, pero Eva se queda dormida antes de poder hacerlo. Ibarra recuerda el caso de Amanda, la hija de Eva, que fue asesinada hace tres años. Recuerda cómo el hombrecillo, un hombre que trabajaba en la filmoteca y que estaba obsesionado con Eva y Amanda, fue el principal sospechoso. Ibarra se siente culpable por no haber descubierto la verdad antes y por haber perdido tanto tiempo. Aunque el hombrecillo fue asesinado, Ibarra todavía se siente responsable de la muerte de Amanda.

4

En este capítulo, Dolores despierta a Paola temprano en la mañana y la convence de salir a dar un paseo por el pueblo a pesar de la lluvia. Visitan la tienda de Mauricio, un sombrerero, donde Paola descubre su pasión por los sombreros y el tango. Mauricio le regala un sombrero y le cuenta la historia de su padre entregándole un sombrero a Carlos Gardel. Después, Dolores y Paola se refugian en un bar llamado O Cafeto, donde Paola reflexiona sobre su pasado y la pérdida de su hija Amanda. Dolores le cuenta la trágica historia de Daniel, el nieto de Mauricio, quien sobrevivió a un incendio en el que murieron sus padres. Paola siente una conexión especial con Daniel y se pregunta por qué. Dolores revela que Daniel fue alumno suyo y que era un niño talentoso pero problemático. Paola también reflexiona sobre su vida después de la muerte de Amanda y su descenso a la autodestrucción. Finalmente, decide dejar todo atrás y comienza un nuevo capítulo en su vida.

5

En este capítulo, Daniel se despierta sintiéndose deprimido y descuidado. Se afeita y se lava la cara, y luego se encuentra con Martina en la calle. Ella le pide que abra la ventana para hablar, pero Daniel se niega por miedo a que su abuelo los vea. Martina insiste en que se vean y acuerdan encontrarse al día siguiente en el faro. Después, Daniel se encuentra con su abuelo en la cocina y discuten sobre la salud de Daniel y su posible ingreso en una clínica. El abuelo sugiere volver a ver al médico, pero Daniel se niega. Luego, el abuelo menciona su experiencia en Alemania y cómo la pobreza y la miseria los llevaron a regresar a Argentina. Después del desayuno, el abuelo anuncia que tiene que viajar a Barcelona y que hablarán cuando regrese. Daniel decide ir al faro y toma la barcaza de su hermano. En el mercado, nadie presta atención a Daniel mientras se dirige al faro. Llega y encuentra a Martina esperándolo. Juntos, entran en la casa del farero, donde Martina trabaja en una escultura de arcilla de la cara de Daniel. Durante su conversación, Martina menciona a Paola y cómo Daniel podría querer contarle sobre el incendio y su familia, pero Martina advierte que Paola no es su estilo y que solo le hará daño.

6

En este capítulo, Mauricio se encuentra en Barcelona y disfruta de la ciudad. Recuerda su infancia en Buenos Aires y la vida en su hogar. Observa a una familia francesa en un bar y se siente nostálgico por su esposa fallecida. Luego, se dirige a un edificio donde se encuentran los Amigos de la Memoria, buscando a un amigo desaparecido. Conoce a Horacio, un anciano con una válvula en la garganta, y a una mujer de cabello blanco. Horacio se muestra hostil y no quiere ayudar a Mauricio. Sin embargo, la mujer le entrega un sobre con información sobre su amigo. Mauricio llama a un número y escucha una voz desconocida. Luego, va a una floristería donde conoce a Laura, una joven que resulta ser la hija de su amigo desaparecido. Laura le cuenta sobre la vida de su padre y Mauricio compra un ramo de narcisos blancos, las flores favoritas de su amigo. Mauricio se despide y promete volver pronto.

7

En este capítulo, Germinal Ibarra se encuentra en el hospital, contemplando las farolas y recordando su infancia. Los domingos, su madre lo llevaba a visitar a su padre en el manicomio, donde este se encontraba debido a su enfermedad mental. Germinal recuerda cómo su padre estaba siempre distante y hostil, y cómo su madre intentaba mantener la normalidad en esas visitas. El antiguo manicomio ahora está abandonado, pero Germinal todavía recuerda el claustro y la fuente donde solían reunirse los internos con sus familiares. Germinal también recuerda un encuentro aterrador con un loco en el bosque cercano al manicomio. Después de la visita, Germinal se encuentra con el loco en el bosque, quien se está masturbando mientras mira una foto de una mujer. Germinal se queda paralizado por el miedo. Luego, el capítulo salta al presente, donde Germinal está en el hospital hablando con la doctora. Ella le informa que la identidad de Eva Malher, la madre de Amanda, ha sido descubierta y que pronto será conocida por todos. Germinal le pide a Eva que le cuente lo que ha sucedido esta noche, pero ella se niega. Germinal se da cuenta de que pronto habrá un gran escándalo y que él tendrá que informar a sus superiores sobre la aparición de Eva. Germinal también recuerda las confesiones del hombrecillo, quien le reveló que Eva se había acercado a él en busca de consuelo después de la desaparición de Amanda. Germinal siente compasión por Eva y desea protegerla, pero sabe que pronto será imposible mantener su identidad en secreto. El capítulo termina con Germinal sentado junto a la cama de Eva, observándola mientras ella despierta.

8

En este capítulo, Paola se encuentra en la Costa da Morte, disfrutando de la belleza del amanecer y fotografiando la naturaleza. Se siente feliz y libre, como si pudiera dejar atrás su pasado y convertirse en una nueva persona. Recuerda su viaje iniciático a Bolivia, donde descubrió su pasión por fotografiar manos en diferentes partes del mundo. Sin embargo, su vida dio un giro cuando conoció a Otto, un hombre formal y aburrido, con quien se casó y tuvo una hija llamada Amanda. Aunque Otto la amaba a su manera, Paola se sentía atrapada en una vida que no deseaba.

Un día, Paola ve a Daniel en la playa y siente una extraña conexión con él. Comienzan a pasar tiempo juntos, caminando en silencio y compartiendo fotografías. Paola se siente atraída por las manos de Daniel y encuentra en ellas una mezcla de fuerza y sensibilidad. A medida que se conocen más, Daniel revela su sueño recurrente en el que una niña intenta volar pero cae al suelo.

Mientras tanto, Martina, la amiga de Daniel, pasa la noche en su habitación y discuten sobre el pasado y la relación de Daniel con Paola. Martina se enfada y le pide a Daniel que hable con Dolores, la madre de Martina, y le cuente sobre su sueño y su conexión con la niña que intenta volar. Daniel se siente abrumado por la situación y abre la ventana para respirar aire fresco. En ese momento, se da cuenta de cómo todo en su vida está conectado: las estrellas, el faro, Paola, Martina, su familia y su pasado.

Siguiendo este capítulo, Martina y Daniel tienen una fuerte discusión en la que él le pide que desaparezca de su vida. Martina le responde que para que eso suceda, debería ser la vida de Daniel la que desaparezca. Por otro lado, Paola recibe un mensaje de Otto en el que le dice que su padre está enfermo, aunque ella sabe que no es cierto. Paola y Daniel se encuentran en O Cafeto y hablan sobre diversos temas, incluyendo las fotografías que Paola ha estado montando para una exposición. Daniel le hace comentarios sobre su forma de fotografiar a las personas sin su permiso y sobre su falta de sinceridad en las fotos. Paola le muestra una foto de Dolores que llama la atención de Daniel. Luego, Paola le cuenta a Daniel sobre su tatuaje de un grifo y él le cuenta una historia sobre Dolores y su hermano. Después de un paseo en coche, Paola decide bañarse en el mar y Daniel la acompaña. Después de un momento de intimidad, Paola se siente confundida y le pide a Daniel que no vuelva a pasar. Martina ve a Daniel y le dice que seguirá a su lado cuando los espejismos desaparezcan. El abuelo de Daniel le dice que se va a Barcelona por unos días y le pregunta a Daniel dónde ha estado. Daniel niega haber ido lejos y el abuelo lo examina detenidamente antes de irse.

9

En este capítulo, Ibarra recibe una llamada de Carmela, quien le cuenta que Samuel ha tenido una mala noche y ha estado tocando el piano durante horas. Carmela le confiesa que le ha dado una pastilla para que duerma. Ibarra le dice que intente descansar y que hablarán por la mañana. Carmela le reprocha que no pasa suficiente tiempo con ellos y que prefiere la noche para evitar ver a nadie. Ibarra le responde que no es tan sencillo y que no soporta estar con ellos. Carmela le dice que cree que el trauma de su infancia lo ha convertido en un fantasma. Ibarra le responde que su maestro es un farsante y que no lo necesita. Carmela le dice que cree que aquel hombre le ha inoculado su veneno y que lo ha matado. Ibarra se queda en silencio y luego le dice que hablarán por la mañana.

Después, Ibarra recuerda cómo conoció a Carmela en una galería de arte en París. Se enamoró de ella al instante y comenzaron una relación. Ibarra le propone a Carmela dejar la policía y comenzar una nueva vida juntos, pero ella se niega. Ibarra reflexiona sobre las decisiones que han tomado y cómo han llegado a este punto en sus vidas.

Más tarde, Ibarra habla con la doctora del hospital sobre la mujer misteriosa que ha traído a Eva Malher a urgencias. La doctora le muestra las imágenes de seguridad y Ibarra reconoce a un hombre mayor que ha visto antes. La doctora le pregunta qué ocurre, pero Ibarra no responde de inmediato. Se da cuenta de que conoce al hombre de las imágenes.

10

En este capítulo, Mauricio llega a Barcelona y se encuentra con Oliverio, su antiguo amigo. Mauricio está preocupado por la desaparición de Eva Malher y decide ocultarle su preocupación a Dolores. Luego, se dirige al bar donde solía pasar las mañanas Oliverio y lo encuentra sentado en una mesa. Mauricio se sienta frente a él y comienzan a conversar. Oliverio se muestra desafiante y le reprocha a Mauricio su actitud de perdonavidas. Mauricio le pide que le devuelva lo que le pertenece, pero Oliverio se niega. Mauricio le entrega un libro de poemas de Juan Gelman y le dice que irá a comprar narcisos blancos en una floristería llamada Ceibo. Oliverio se pone nervioso y le pregunta qué hará después de obtener lo que quiere. Mauricio le responde que para personas como ellos no hay un después.

11

En este capítulo, Paola se encuentra en un hotel con Daniel, a pesar de haber prometido que sería la primera y última vez. Paola se cuestiona por qué está teniendo una aventura con un chico que podría ser su hijo y siente curiosidad por la forma en que él la ama. Daniel la hace sentir deseada y le muestra una pasión que nunca antes había experimentado. Sin embargo, Paola teme decepcionarlo y solo poder ofrecerle miseria. A pesar de sus dudas, Paola decide disfrutar del momento y se acuesta junto a Daniel. Al despertar, Paola se pregunta quién es realmente y si está mostrando su verdadero yo. Luego, Paola y Dolores hablan sobre la excursión de Paola y Dolores le pide que recoja a Mauricio en el aeropuerto. Paola acepta y ambas mujeres se miran sin decirse nada. Más tarde, Daniel entra en la habitación de su abuelo y se siente atraído por sus pertenencias. Martina aparece y le pregunta sobre su relación con Paola. Daniel recuerda la primera vez que se besaron cuando eran niños y Martina lo seduce. Después, Paola lleva a Mauricio a un parque escultórico y descubre que su madre, Alda F., ha financiado una de las esculturas. Mauricio le dice a Paola que debe seguir su camino y le advierte sobre su relación con Daniel. Paola se enfada pero Mauricio insiste en que debe alejarse de Daniel.

12

En este capítulo, se narra el encuentro entre Oliverio y Mauricio en Barcelona. Oliverio viste elegante y lleva consigo un libro de poemas de Gelman, el cual critica por considerarlo una rebeldía sin verdadera revolución. Mauricio le pregunta si ha hablado alguna vez con su hija sobre el Grupo de Tareas, pero Oliverio niega haberlo hecho. Sin embargo, Mauricio revela que Laura le ha contado una historia en la que su padre es un héroe condecorado en las Malvinas. Después, Mauricio se encuentra con Laura y le pregunta sobre su padre y su pasado en la guerra. Laura se muestra recelosa y no quiere hablar del tema. Mauricio le cuenta sobre el encuentro con Oliverio en la ESMA y cómo Horacio Orellana fue salvado por él de una muerte sumarísima. Laura confirma que su padre llevó a Horacio al hospital y que después tuvieron un encuentro difícil. Mauricio le pide a Laura que le cuente lo que su padre hizo con su esposa, pero ella afirma no saber nada al respecto. Dos semanas después, Laura encuentra a su padre ausente y descubre que ha estado escribiendo poemas de Gelman. También encuentra una fotografía de su padre con dos hombres jóvenes, uno de ellos con cicatrices en los labios. Laura se da cuenta de que uno de los hombres es el anciano que pasó por la floristería y decide ir a la comisaría para informar sobre él.

13

En este capítulo, se narra cómo el inspector Ibarra y el vigilante de seguridad ven una película en la que una chica paralítica decide suicidarse ahogándose con su propia lengua. Ibarra recuerda que el vigilante estudió arte dramático y lamenta no haber tenido éxito en el mundo de la interpretación. Ibarra reflexiona sobre la capacidad de ciertas personas para vivir múltiples vidas a través de diferentes personajes. Lamenta que el vigilante no haya tenido ese don innato, ya que si hubiera sido actor, nunca habría conocido a Eva Malher y Amanda estaría viva. Sin embargo, Ibarra reconoce que no todos pueden fingir suicidarse de esa manera. Recuerda las lágrimas de Amanda cuando encontró su cadáver y está convencido de que fueron reales. Nadie se interesó por el motivo de su suicidio ni por el meticuloso plan que preparó durante semanas. Ibarra comprende que el hombrecillo amaba a Amanda, pero estaba podrido desde la raíz y solo podía poseerla destruyéndola. Eva, por su parte, recuerda cómo se enamoró de Otto y cómo su matrimonio se ha deteriorado. Ambos han tenido amantes y solo les queda el divorcio, pero eso es impensable debido a la importancia de Otto en las empresas Malher. Eva se encuentra en el hospital y recibe la visita de Ibarra, quien le muestra un retrato robot del asesino de Barcelona. Eva le cuenta a Ibarra sobre Dolores, Martina, el incendio en la casa de Daniel, su hermano Julio, Mauricio, la Pecosa y Oliverio. Ibarra decide ir a Punta Caliente y luego dar parte a sus superiores. Eva le pide que no la implique. Finalmente, Eva necesita hablar con su padre y pide un teléfono a la enfermera.

14

En este capítulo, Dolores se enfrenta a la puerta cerrada de una habitación que esconde el tiempo y los recuerdos de su hija desaparecida, Martina. A lo largo de los años, Dolores ha experimentado diferentes emociones y sensaciones relacionadas con la ausencia de su hija, desde la esperanza y la negación hasta la aceptación y el olvido imposible. Dolores recuerda su vida antes de la desaparición de Martina, su matrimonio con Antunes y su decisión de abandonarlo. Después de recorrer diferentes lugares en busca de un hogar, Dolores llega a Punta Caliente, donde conoce a Julio, el hermano de Daniel. Dolores se enamora de Julio y encuentra cierta estabilidad en su vida. Sin embargo, la presencia de Antunes sigue acechándola y ella teme que él haya tenido algo que ver con la desaparición de Martina. A pesar de los esfuerzos de Dolores por encontrar a su hija, no hay pistas claras sobre su paradero. Paola, la novia de Daniel, descubre la historia de la desaparición de Martina y le revela a Dolores que Daniel ha seguido viendo a Martina todo este tiempo en el faro de Punta Caliente. Dolores se niega a creerlo, pero Paola insiste en que Martina está viva y quiere que Dolores la conozca. Dolores se enfrenta a la idea de que su hija pueda estar viva y decide que debe encontrarla y enfrentar la verdad.

15

En este capítulo, Ibarra conduce hacia Punta Caliente mientras sus pensamientos se retuercen y sus manos sujetan el volante. Se debate entre coger el dinero de la recompensa o volver a la comisaría y detener al asesino de Oliverio P. y resolver el misterio de la desaparición de Eva Malher. Ibarra se siente abrumado por los actos de generosidad falsa y las muestras de cariño, no busca el perdón ni lo quiere. En el camino, se encuentra con un perro abandonado que cruza la carretera y se detiene asustado ante los faros del coche. Ibarra se detiene y el perro pasa al otro lado y se pierde entre la espesura. Ibarra se enfurece y golpea el volante. Luego, recuerda cuando siendo niño ayudó a matar a un perro pastor y se cuestiona por qué participó en ese acto de crueldad. Ibarra reflexiona sobre la maldad de los niños y cómo algunos logran olvidar y justificar sus acciones. Continuando su viaje, Ibarra recuerda la sesión de acupuntura que hizo para contentar a Carmela y aliviar sus problemas gástricos y hernias discales. Luego, llega a la casa de Dolores siguiendo las instrucciones de Eva Malher y se adentra en la oscuridad de la casa. Encuentra una habitación donde una mujer, aparentemente drogada o borracha, se balancea y murmura. Ibarra intenta hablar con ella, pero la mujer llora y se lamenta de que estuvieron buscándola durante diez años. Ibarra se da cuenta de que hay alguien más en la habitación y antes de poder reaccionar, es golpeado y cae al suelo. A pesar de los golpes, Ibarra lucha por mantenerse consciente y recuerda momentos dolorosos de su pasado. Lo último que ve es una bota cubierta de barro estrellándose contra sus dientes.

16

En este capítulo, se describe el encuentro entre Mauricio y el señor Malher en un café de Costa da Morte. El señor Malher busca a su hija Eva, quien se hace llamar Paola en ese lugar. Mauricio le muestra recortes de revistas donde aparece Eva, pero el señor Malher no muestra ninguna emoción. Mauricio le pide que se lleve a Eva de Punta Caliente, pero el señor Malher parece más preocupado por resolver un imprevisto que por el bienestar de su hija.

Luego, se narra la conversación entre Mauricio y el señor Malher, donde se revela que Mauricio estuvo en la cárcel en Argentina y que mató a dos hombres, pero él no se considera un asesino. El señor Malher muestra interés en el pasado de Mauricio y menciona que sabe que estuvo relacionado con los montoneros. Mauricio le explica que mató por razones personales y no por motivos políticos.

Después, se relata el pasado de Mauricio, cuando fue detenido y torturado en Argentina. Se menciona que confesó crímenes que no cometió para poner fin a la tortura. Mauricio explica que mató a los policías que estaban abusando de su esposa, la Pecosa, y que no siente remordimiento por ello.

A continuación, se muestra la conversación entre Mauricio y el señor Malher sobre la situación de Eva y su nieto Daniel. El señor Malher revela que su hijo, nuera y nieto mayor murieron en un incendio accidental, y que Daniel quedó traumatizado. Mauricio le reprocha a Malher que solo le importa el dinero y le pide que se lleve a Eva de Punta Caliente.

Después, se narra el pasado del señor Malher, su infancia durante el bombardeo de Dresde y su encuentro con un oficial aliado que lo humilló. También se menciona su venganza contra unos granjeros y su actitud fría y calculadora.

Luego, el señor Malher se encuentra con Eva en la casa de Dolores. Tienen una conversación tensa donde Eva critica a su padre por su falta de empatía y por no haber ayudado a su madre, quien sufría de problemas mentales. El señor Malher golpea a Eva y luego se marcha, diciéndole que si no vuelve con él, olvide su apellido.

El capítulo termina con Eva sintiéndose triste y llorando, y dejando de ser Paola.

17

En este capítulo, Ibarra se encuentra atado y golpeado en una casa abandonada junto al mar. Mauricio Luján, el abuelo de Eva, está presente y le explica que la policía lo busca por el asesinato de un hombre en Barcelona. Ibarra se pregunta por qué Mauricio lo golpeó y descubre que él es el verdadero objetivo de la policía. Mauricio revela que Eva confía en Ibarra y que él también necesita su ayuda. Mientras tanto, Dolores, la madre de Martina, se une a ellos y revela que su hija fue asesinada hace diez años y que Mauricio y Daniel son los responsables. Ibarra se da cuenta de que han estado cavando una fosa y se siente atrapado. Mauricio lo libera y le dice que deben encontrar a Daniel, quien sabe dónde está. Mientras tanto, Daniel y Martina están en la casa abandonada del farero. Daniel recuerda cómo empujó a Martina por el acantilado hace diez años y se siente culpable. Martina le dice que deben escapar juntos y deciden quemar la casa con el padre de Daniel adentro. Juntos, prenden fuego a la casa y observan cómo se quema.

18

En este capítulo, el señor Malher llega al hospital con su yerno, Otto. El señor Malher le ordena a Otto que espere afuera mientras él entra al hospital. Eva, la hija del señor Malher, está en la habitación del hospital mirando hacia la ventana. Su padre entra y se horroriza al verla en tan mal estado. Eva le dice que no puede matar a quien le hizo esto porque ya está muerto. El señor Malher le pide perdón y le promete sacarla del hospital y empezar de nuevo. Eva cierra los ojos y piensa en cómo su padre siempre trata de arreglar las cosas. Luego, recuerda su infancia y cómo su madre la salvó de una vida monótona y fría. Eva también piensa en su hija Amanda, quien está muerta y ahora descansa en el panteón familiar. La doctora entra en la habitación y le informa al señor Malher que los medios de comunicación están afuera. El señor Malher se acerca a la ventana y da órdenes por teléfono. Eva observa a su padre y se debate entre sentir cariño por él o dejar que los agravios del pasado tomen control. El señor Malher se mira en un espejo y Eva no se sorprende al ver su rostro inflamado y desfigurado. Ella piensa en cómo Daniel la ha deformado y reconstruido a su manera en el faro.

19

En este capítulo, Daniel muestra a Eva su taller secreto donde trabaja con arcilla. Explica que trabajar con este material le da una dimensión distinta a la materia y la transforma en emoción. Eva pregunta por qué todos los bustos están sin ojos, y Daniel le cuenta la historia de Tiresias, un vidente de la mitología griega que perdió la vista pero ganó clarividencia al ver desnuda a la diosa Atenea. En ese momento, Martina, la supuesta amante de Daniel, aparece y comienza a hablar sobre Tiresias y sus predicciones. Daniel parece no verla, lo que desconcierta a Eva. Martina revela que ella siempre ha estado presente y acusa a Eva de intentar quitarle a Daniel. La situación se vuelve tensa y Daniel se transforma, mostrando signos de demencia. Martina propone trabajar con Eva y Daniel la ata y le pone vendas en los ojos. Eva se da cuenta de que Daniel está completamente trastornado y que Martina solo existe en su mente. Intenta convencerlo de que la suelte, pero Daniel la golpea con una calavera de arcilla.

20

En este capítulo, Eva se encuentra en una situación crítica después de ser golpeada por Daniel en la casa del farero. El señor Malher, perteneciente a la élite adinerada, planea sacarla de forma segura y discreta. Eva ha dejado de preocuparse por su propia suerte y ha dado por concluidas muchas cosas. El señor Malher continúa hablando sin cesar, pero Eva apenas le presta atención. Recuerda los golpes que recibió y cómo perdió la noción de ser una persona. Luego, se despierta en un coche conducido por Mauricio, quien ha cambiado su apariencia pero sigue siendo él. Eva piensa en su hija Amanda y en la importancia de tener una familia que te proteja y cuide de ti. Todo ha sucedido en una noche y Eva siente como si hubiera regresado de un largo viaje. Su padre le dice que todo está listo y ella le confiesa que quiere divorciarse de Otto. El señor Malher no comprende y sigue pensando en términos burocráticos. Eva le recuerda que es su hija y él la mira como a una extraña. La doctora entra y les informa que están listos para trasladar a Eva en una ambulancia. El señor Malher se ocupará de la prensa y los policías, mientras que Eva se preocupa por Germinal. Su padre la tranquiliza y le asegura que ya ha resuelto ese asunto.

21

En este capítulo, Daniel y Martina se encuentran en el acantilado de Costa da Morte. Daniel sabe que la Guardia Civil viene por ellos, pero Martina le recuerda que solo vienen por él. Daniel admite que Martina solo existe porque él la llama y decide dejar de fingir. Un hombre con una pistola aparece y el abuelo Mauricio se acerca. Los guardias civiles finalmente los rodean y Martina se muestra valiente y desafiante. Daniel decide que es hora de cerrar el círculo y mira hacia el precipicio. Martina le pide que la mire a ella y no a las aves que vuelan sobre el acantilado. Daniel asiente y entrelaza sus dedos con los de Martina. Cierra los ojos y cae hacia el precipicio, siguiendo a Martina en un vuelo libre. La Guardia Civil tarda en recuperar el cuerpo de Daniel. El abuelo Mauricio se acerca y lo contempla con asombro. Ibarra arresta a Mauricio por el asesinato de Oliverio Pellegrini. Mauricio se deja llevar y observa a las personas alrededor del cuerpo de su nieto como conspiradores. Ibarra le informa sobre Dolores y el asesinato en Barcelona. Mauricio reflexiona sobre el amanecer de un nuevo día.

22

En este capítulo, se narra el encuentro entre dos viejos amigos, Oliverio y Mauricio, quienes cargan con un pasado oscuro y lleno de dolor. Oliverio le revela a Mauricio que tiene cáncer y que no le queda mucho tiempo de vida. A pesar de su pasado turbio, Mauricio acude a la cita y escucha a Oliverio, aunque no puede ofrecerle consuelo ni compasión. Oliverio le cuenta sobre su diálogo con el poeta Juan Gelman en la cárcel, donde discutían sobre la vida y la injusticia. Mauricio le reprocha a Oliverio por todo el daño que ha causado y le confiesa que no puede perdonarlo. Mauricio también le cuenta a Oliverio sobre su experiencia en prisión y cómo fue manipulado por su torturador. Finalmente, Oliverio le entrega a Mauricio una foto de su esposa, la Pecosa, y una ficha del Grupo de Tareas que la declara desaparecida. Oliverio recuerda el momento en que dejó a la Pecosa en una zanja para ser asesinada. El capítulo termina con dos disparos que espantan a los cuervos.

23

En este capítulo, Mauricio visita el piso de los Amigos de la Memoria y encuentra a la dama del cabello blanco llorando. Ella le explica que ha pasado lo que tenía que pasar y que preferiría que él hubiera sido quien lo hiciera. Mauricio se encuentra con Horacio, quien está serio y con la mirada ausente. Horacio confiesa que también le gusta el tango y le cuenta a Mauricio sobre su experiencia en la guerra y su odio hacia Oliverio Pellegrini. Horacio explica que decidió dedicarse a los desaparecidos y a los veteranos olvidados por la democracia. Horacio revela que Oliverio apareció en el piso y trató de disculparse, pero Horacio se niega a perdonarlo. Oliverio se va y Horacio decide que es hora de enfrentarlo. Horacio se encuentra con Oliverio en la calle y lo mata. Mauricio observa a Laura Ojo de Agua desde la acera de enfrente de la floristería y ve cómo dos policías entran a hablar con ella. Mauricio decide no entrar y enfrentar a Laura. Mauricio siente que algo ha cesado y le declara su amor a la Pecosa. Mauricio decide regresar a La Coruña y cuidar de su nieto. Al alejarse, siente que alguien lo sigue con la mirada. Toma un taxi y el taxista le informa sobre el asesinato de un hombre esa mañana.

24

En este capítulo, Ibarra reflexiona sobre la muerte de Oliverio y su relación con Mauricio. Observa la claridad a través de la ventana de su despacho y se prepara para enfrentar el papeleo antes de irse a casa. Mauricio le pregunta por qué no le había contado antes que el asesino era Horacio, a lo que Ibarra responde que casi le había partido la cabeza. Ibarra recuerda su visita al hospital, donde la doctora le informa que Eva Malher ya no está allí y le entrega una nota de ella con un número de teléfono. Ibarra piensa en las posibles consecuencias legales de su actuación y en las acusaciones de su jefe. Mauricio se despide y Ibarra le dice que tendrá que volver a declarar como testigo en el juzgado. Ibarra considera la idea de ir al club de carretera, pero la descarta. Luego regresa a casa y reflexiona sobre lo que ha estado a punto de perder. Besa a su hijo Samuel y promete llevarlo a ver las lágrimas de San Lorenzo. Finalmente, se acuesta con Carmela y siente ganas de llorar.

25

En este capítulo, Mauricio se encuentra en Argentina, en busca de la Pecosa y otros desaparecidos. Aunque las coordenadas que le dieron son vagas, él está determinado a encontrar el lugar donde estuvieron encerrados hace treinta y tres años. Sin embargo, en el pueblo más cercano no obtiene ninguna información útil. Acompañado por un joven que lo lleva en una camioneta, Mauricio reflexiona sobre Dolores, una mujer solitaria y triste en Punta Caliente. Mientras el viento pampero sopla fuerte, Mauricio intenta proteger un ramillete de narcisos, pero el viento se los arrebata. En medio de la desolación, Mauricio murmura que traicionó a la Pecosa y se culpa a sí mismo. El joven le pregunta qué dijo, pero Mauricio se da cuenta de que no hay consuelo en sus palabras. El viento se lleva su sombrero y el joven se ríe, pero deja de reír cuando ve a Mauricio llorando en el suelo, intentando alcanzar el sombrero.

En este capítulo, tres años después de los eventos anteriores, Ibarra llega a la mansión de los Malher. Se encuentra con Eva Malher, quien lo recibe en la terraza. Ibarra le entrega el cuaderno del hombrecillo, el hombre que mató a Amanda. Eva le reprocha haberlo leído y menciona que Daniel, el chico que saltó al vacío, era especial. Ibarra se dispone a marcharse, pero Eva le dice que estaba allí cuando Daniel saltó. Ibarra asiente y menciona que abandonó la policía después de los eventos de Punta Caliente. Ahora vive una vida tranquila en un pueblo de Extremadura. Ibarra deja el cuaderno en una mesita y se despide de Eva. Luego, Ibarra visita el lugar donde Amanda está enterrada y le habla en silencio. Siente que su vida y la de Carmela son frágiles y envidia la rigidez de Amanda. Ibarra espera que alguien encuentre el cuerpo de Amanda y menciona que solo Germinal, el inspector, puede detenerlo. Termina diciendo que el monstruo dentro de él busca una nueva presa. Eva se aleja hacia la cala y reflexiona sobre el comienzo y el final de las cosas. Llora y deja que las lágrimas se deshagan de la tristeza y la ausencia. Luego, arranca hojas del cuaderno y las deja que el viento y las olas las hagan desaparecer.

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