El peso de los muertos

20 minutos

Nota del autor

En este capítulo, el autor reflexiona sobre los once años que han pasado desde la primera edición de su libro "El peso de los muertos". Se pregunta qué ha sido de él como escritor y como persona en todo este tiempo. Recuerda con nostalgia momentos importantes, como la concesión del premio TIFLOS y la entrega del premio en la Residencia de Estudiantes de Madrid. También menciona su primer contrato editorial y su participación en la Feria del Libro de Madrid. Agradece a Editorial Alrevés por reeditar su novela y a los lectores por seguir su carrera. El autor reconoce que esta historia refleja su necesidad de demostrar y mostrar un mundo lleno de fantasmas, aunque reconoce que hoy en día no la escribiría de la misma manera. A pesar de los cambios, el autor se reconoce a sí mismo en su voz narrativa y espera que los lectores también lo hagan.

En este capítulo, se narra la angustia y desesperación de Nahúm Márquez, quien se encuentra encerrado en una celda oscura y sucia, esperando su ejecución por garrote vil. A pesar de no poder ver nada, Nahúm busca desesperadamente un poco de luz y se refugia en un rincón para protegerse del frío intenso que lo consume. Su compañero de celda intenta consolarlo, pero Nahúm finge no escucharlo. A medida que se acerca el momento de su ejecución, Nahúm lucha por mantener la esperanza, pero las palabras de su compañero lo atormentan y lo hacen sentir cada vez más desesperado. Finalmente, llega el momento en que los funcionarios lo visten con la hopa negra y lo llevan al lugar de la ejecución. Nahúm imagina posibles salvaciones, pero ninguna se hace realidad. Mientras es llevado al cadalso, Nahúm recuerda a Amelia y se arrepiente de no haber disfrutado más de su compañía. Finalmente, es ejecutado y los presentes, incluido el general y el policía de paisano, observan impasibles. Lo último que ve Nahúm antes de que le pongan el saco en la cabeza es al médico y al secretario judicial leyendo la sentencia de su condena a muerte.

1

En este capítulo, Lucía de Dios está en Viena con su esposo Andrés. A pesar de estar cansada, acepta ir a cenar y dar un paseo romántico. Sin embargo, Lucía se siente triste y no puede corresponder a los intentos de Andrés de besarla. Lucía expresa su sensación de abandono y miedo de volver a España. Aunque ha construido una nueva vida en Viena, siente que todo es efímero y que eventualmente tendrá que regresar al principio. Lucía confiesa a Andrés que todavía tiene pesadillas y momentos en los que teme volverse loca. Andrés trata de consolarla, pero Lucía decide regresar a España para llevar las cenizas de su padre, aprovechando la muerte de Franco. Andrés no entiende su decisión y se muestra preocupado por su seguridad. Lucía guarda en secreto el motivo de su regreso y se siente distante de Andrés. Después de llegar a Barcelona, Lucía y Andrés escuchan en la radio sobre la salud de Franco y se encuentran con un control policial en la calle. Lucía se siente indefensa y evoca una humillación pasada. Finalmente, llegan al hotel y Lucía encuentra una nota de Octavio, quien la espera al día siguiente. Andrés sugiere que vayan a ver a los antiguos camaradas de su padre, pero Lucía insiste en hacerlo sola.

2

En este capítulo, Lucía viaja a Sitges, un lugar que le trae recuerdos de su infancia. Recuerda las excursiones con su padre y su madrastra a la cala de los Quiroga. Al llegar, encuentra la Casa de Las Ceibas en un estado de deterioro y abandono. A pesar de esto, decide adentrarse en la casa y explorar el lugar. Encuentra una ermita en el mismo estado de abandono y descubre las tumbas de Amelia y Julio Quiroga, los difuntos de la familia. Lucía decide verter las cenizas de su padre en un bidón de basura y lanzar la urna lejos. Sin embargo, no encuentra el alivio que esperaba. Luego, se dirige al antiguo cementerio de la finca y se recuesta en una lápida, sintiéndose cerca de su padre. Finalmente, Lucía regresa a la playa y observa el pueblo a lo lejos antes de continuar su viaje.

3

En este capítulo, Octavio Cruz espera nerviosamente en la parada de autobús de Sitges bajo la lluvia, pero su amiga Lucía no está en el autobús que llega. Octavio se pregunta qué hacer y se siente desanimado por el mal tiempo y la perspectiva de un fin de semana gris en el pueblo. Octavio recuerda a Lucía cuando eran niños y se pasaban el día jugando en el puerto. Ahora, treinta años después, Octavio no está seguro de querer encontrarse con ella nuevamente. Sin embargo, Lucía finalmente aparece y Octavio se acerca a ella con un paraguas. Se saludan y Octavio nota que Lucía ha cambiado, pero no puede evitar sentirse incómodo por su presencia física. Deciden ir a la casa de Octavio, donde Lucía se relaja en un baño mientras Octavio prepara bebidas. Lucía reflexiona sobre el paso del tiempo y cómo su memoria está empezando a desvanecerse. Octavio le muestra un sobre que contiene información sobre un preso llamado Liviano, que ha estado encerrado en un pabellón psiquiátrico durante más de treinta años sin que se sepa por qué. Octavio sospecha que Liviano podría ser el doctor Nahúm Márquez, el padre de Lucía, y le pide a Lucía que lo visite en la cárcel para confirmar su identidad. Lucía se siente confundida y no está segura de qué hacer.

4

En este capítulo, Lucía se encuentra en la biblioteca investigando sobre la familia Quiroga y el asesinato de Amelia Quiroga. El bibliotecario le muestra un anuario de 1945 donde aparece una foto de su padre, Juan de Dios, junto al inspector Ulises, sonriendo junto al cadáver de su padre. Lucía se siente asqueada al ver la foto y nota que detrás de ellos hay un pañolón con el águila de la bandera española y una inscripción en latín que significa "Espera de otro lo que tú hayas hecho a alguien". Lucía se da cuenta de que su padre era miembro de una unidad especial de la Brigada Política y decide llamar a Octavio Cruz. Sin embargo, no logra comunicarse con él y encuentra a Andrés en su habitación de hotel. Lucía decide no contarle la verdad a Andrés y le dice que va a ir a Sitges esa noche. Luego, da un paseo por el puerto y se encuentra con un viejo bien vestido que la saluda. Lucía siente una sensación extraña al pasar cerca de él y aprieta el paso. El viejo se levanta y se sube a un coche oficial donde se revela que es el comisario Ulises. Ulises piensa en Lucía mientras acaricia una insignia con el águila en su dedo índice.

5

En este capítulo, se narra la historia de Olimpia y Nahúm en Munxidos, durante el invierno de 1915. Olimpia, una mujer que sabe leer las señales del mar, se sienta en el acantilado junto a su hijo Nahúm, quien la acompaña en silencio. Esa tarde, Olimpia decide hablar y le pide a Nahúm que vaya a la escuela. En la escuela, el maestro don Nicolás recita unos versos y pregunta a los alumnos qué aniversario se celebra. Nahúm responde correctamente sobre la partida de Cervera hacia el Desastre de Cuba. Nahúm no quiere ir a la escuela porque no entiende la mirada perdida de su padre, don Nicolás, quien regresó al pueblo después de ser dado por muerto en la guerra de Cuba. Don Nicolás vive con el estigma de ser un fantasma y Nahúm lo ve vestirse con su uniforme militar y soñar con su pasado en Cuba. Olimpia llora por las noches y vive en la nostalgia de su esposo desaparecido. Cuando don Nicolás regresa, Olimpia intenta amarlo, pero se da cuenta de que él es un hombre hostil, enfermo e infiel. A pesar de tener hijos, nunca hablan de sus amores añorados. Una noche, Olimpia sale al patio y Nahúm la sigue. Olimpia habla sobre dos soles reflejados en dos lunas y luego se aleja hacia el río. Nahúm la espera, pero al ver que no regresa, entra a la casa. Su padre le pregunta dónde está su madre y descubren que se ha suicidado en el río. Desde ese momento, Nahúm cambia y se vuelve distante y silencioso. Siente odio hacia su padre y pasa horas en el acantilado, mirando hacia el oeste como su madre solía hacer.

6

En este capítulo, se narra cómo Liviano, un anciano internado en un centro psiquiátrico penitenciario, se queda en el patio bajo la lluvia, reflexionando sobre una extraña petición que le hizo su psiquiatra. Tres días después, Liviano cae enfermo y es trasladado a la enfermería, donde el médico le informa que necesita hacerle pruebas en el hospital. Liviano se niega a ir y afirma que solo seguirá las indicaciones del doctor Cruz. Sor Amparo, una monja que cuida de él, lo acompaña a su celda y le pregunta sobre un extraño doctor que lo visitó recientemente, pero Liviano cambia de tema y habla sobre su pintura. De repente, Liviano se da cuenta de que su retrato tiene una mirada falsa y besa los labios de la mujer pintada. Sor Amparo teme que Liviano tenga una crisis y destruya sus cuadros. Liviano menciona que había una niña y que ella vendrá a verlo.

7

En este capítulo, Lucía despierta en un hotel después de tener una pesadilla con el moro Ulises. Observa la habitación a oscuras y fuma un cigarrillo junto a la ventana. Luego, se acerca a la cama donde duerme Andrés y lo contempla con nostalgia. Recuerda su pasado en el prostíbulo y cómo aprendió a fingir y mentir en sus relaciones con los hombres. Aunque Andrés no se despierta, Lucía sabe que él se siente molesto e innecesario. Por la mañana, desayunan y escuchan las noticias sobre la recaída del general Franco y la asunción del príncipe Juan Carlos como Jefe interino del Estado. En la ciudad se respira un ambiente extraño debido a la situación política. Andrés se comporta de manera rebelde, participando en manifestaciones y repartiendo propaganda. Lucía se preocupa por su actitud y discuten en el metro. Lucía decide visitar a un viejo preso y llama a Octavio para organizarlo. Luego, se siente mareada y entra en un bar donde conoce a Clara, la dueña. Clara le ofrece café y le da su número de teléfono. Lucía se marcha y tira el papel en un charco. Finalmente, se pregunta si podrá soportar nuevamente el sufrimiento que le causó el moro Ulises.

8

En este capítulo, se narra la historia de Nahúm Márquez, un cabo del tabor de regulares en Melilla en 1925. Nahúm se encuentra paseando por la ciudad cuando escucha el canto del muecín llamando a la oración de la noche. Rechaza el cannabis que le ofrece su compañero y se dirige hacia el embarcadero. En el camino, rechaza la compañía de una prostituta y continúa solo. Nahúm prefiere la soledad y no comparte el miedo de la guerra con los demás soldados. Lleva un ramo de jazmines y romero que arroja al agua mientras enciende un cigarrillo.

Se cumplen diez años del suicidio de su madre, Olimpia, y Nahúm recuerda cómo fue enterrada sin lápida ni cruz bajo una roca en el acantilado. A pesar de no creer en Dios, Nahúm le dedica un ramo de flores cada año. Nahúm también recuerda a su padre, Nicolás, enterrado cerca de su madre, aunque su cuerpo nunca fue encontrado. Nahúm decidió convertirse en médico para comprender las pesadillas que lo atormentan desde la muerte de sus padres.

Nahúm se encuentra en Melilla durante la guerra de África, donde se rumorea que se prepara un desembarco en Alhucemas. A pesar de que la guerra parece lejana en su pueblo natal, Nahúm es reclutado y enviado al norte de África. Se encuentra en una ciudad desconocida y peligrosa, llena de rumores y espías.

Un oficial de los regulares se encuentra con Nahúm y le advierte sobre las consecuencias de estar fuera del cuartel después del toque de queda. Le ofrece una opción: entrar en un garito y traerle algo de una mujer llamada Iziquel. Nahúm acepta y cruza la calle hacia el garito. En el interior, reconoce al hermano de Franco y se encuentra con Iziquel, quien le entrega un paquete. Antes de irse, Iziquel le advierte sobre Ulises, el moro, y le realiza un acto sexual.

Nahúm se da cuenta de que está atrapado en la guerra y que su vida ha cambiado para siempre.

9

En este capítulo, Lucía llega al centro psiquiátrico penitenciario de Barcelona con un pase que le ha dado Octavio Cruz. El guardia de la garita la cuestiona, pero finalmente la deja pasar. Lucía se une a la cola de personas que esperan para entrar a la prisión y reflexiona sobre su vida y su relación con Andrés. Finalmente, la puerta se abre y Lucía muestra su pase al funcionario, quien lo examina detenidamente antes de permitirle el acceso.

Dentro del centro, Lucía es recibida por sor Amparo, una monja que la guiará. Sor Amparo le explica que el doctor Cruz le ha pedido que la atienda. Mientras caminan por los pasillos, Lucía observa a los internos que se asoman por las mirillas de las puertas de las celdas. Finalmente, llegan a la celda de Liviano, el interno más veterano. Lucía se sorprende al ver que la celda parece más un taller de pintura que una prisión.

Sor Amparo le cuenta a Lucía sobre Liviano, un interno que solía estar en silencio pero que ahora pinta. Liviano se acerca a Lucía y la reconoce como la mujer de la que le habló el doctor Cruz. Lucía le muestra una fotografía de Nahúm Márquez, un hombre que se parece mucho a Liviano y que le salvó la vida en el pasado. Liviano parece confundido y no responde claramente a las preguntas de Lucía.

Mientras hablan, Liviano se lastima la cabeza golpeándola contra la pared. Lucía intenta detenerlo, pero es apartada por el personal del centro. Lucía queda en shock y se da cuenta de que Liviano le ha dicho algo antes de ser llevado. La frase "Ab alio spectes alteri quod feceris" resuena en su mente, como una maldición.

10

En este capítulo, Nahúm Márquez se observa en el espejo del armario y se siente incómodo. Ulises, un antiguo capitán de regulares, se burla de él y se prepara para una montería. Nahúm ha sido el chico de los recados de Ulises durante quince años, pero no son amigos. Nahúm ha recibido una invitación del general Quiroga para pasar el fin de semana en su finca, La Casa de Las Ceibas. Aunque no entiende por qué el general lo quiere allí, Nahúm acepta la invitación debido a su deuda con Ulises. En la finca, Nahúm se encuentra con importantes invitados, incluyendo a Serrano Súñer y al embajador alemán. Durante la cacería, Nahúm observa a Amelia Quiroga, la esposa del general, y se siente atraído por ella. Más tarde, Nahúm presencia a un extraño acariciando a Amelia desde la distancia. Después de que el extraño huye, Nahúm se encuentra con Ulises, quien le advierte sobre el peligro de estar involucrado con Amelia. Nahúm ve a Amelia bañándose desnuda en el mar y se preocupa por el riesgo que han corrido. Amelia le dice que un hombre celoso es capaz de cualquier locura, y Nahúm le advierte que tenga cuidado.

11

En este capítulo, Lucía y Octavio Cruz pasean por Barcelona mientras discuten sobre el desconcierto que Liviano les ha causado. Lucía cree que Liviano está loco y que podría ser Nahúm Márquez. Octavio está preocupado por la presencia de un policía que los vigila. Lucía explica que Liviano le dijo una frase que solo ella entendería como amenaza. Octavio intenta restarle importancia, pero Lucía insiste en que Nahúm es peligroso. Octavio le advierte sobre el peligro de estar involucrada en movimientos de oposición. Luego, Octavio se encuentra con una mujer en un coche y van a su casa en Sitges. Octavio le pide a la mujer que se ponga una peluca que se parece a Lucía. Después del encuentro, Octavio se siente asqueado y ve a dos hombres vigilando su casa. Considera llamar a Lucía para advertirla, pero decide no hacerlo. En cambio, llama al comisario Ulises.

12

En este capítulo, se narra cómo Nahúm Márquez es despertado por una llamada telefónica en la madrugada. Iziquel, una prostituta con la que pasa la noche, le entrega el auricular y le informa que el general lo está llamando. Nahúm se viste rápidamente y se despide de Iziquel antes de dirigirse al coche del general que lo espera afuera del prostíbulo.

Desde hace más de un año, Nahúm ha estado tratando al general Quiroga, quien sufre de una extraña enfermedad que afecta su conciencia y razón. Nadie sabe exactamente por qué el general se ha vuelto tan distante y retraído. Amelia Quiroga, la esposa del general, revela a Nahúm la verdadera naturaleza de la enfermedad de su esposo durante un paseo a caballo. Amelia le pregunta a Nahúm si la locura tiene remedio, pero antes de que él pueda responder, el general se acerca y la conversación se interrumpe.

Nahúm se da cuenta de que el general está obsesionado con los celos y teme perder la cordura. Nahúm se convierte en una especie de médico de cabecera para el general, quien lo llama en cualquier momento y lugar. Nahúm intenta tranquilizar al general y sugiere que busque ayuda especializada. Sin embargo, el general se muestra cada vez más posesivo y celoso con respecto a Amelia.

En una conversación con Amelia en el jardín, Nahúm le sugiere que consideren internar al general. Amelia le muestra su palma de la mano, en la que ha escrito: "El amor es una punta envenenada que si se clava en el corazón equivocado puede matarnos". Luego, Amelia besa a Nahúm y ambos se entregan a una aventura amorosa.

En el futuro, Nahúm se dará cuenta de que todo fue un juego para Amelia, pero no se arrepentirá de haber vivido esa pasión.

13

En este capítulo, el comisario Ulises se encuentra en una recepción en honor al presidente del Gobierno en Barcelona. Aunque no desea estar allí, observa discretamente a los presentes y siente una calma asesina. Una mujer desconocida le comenta sobre la enfermedad del Generalísimo Franco y él intenta tranquilizarla. Todos están preparándose para los acontecimientos que se avecinan. Más tarde, un joven llamado Pedro Ornaque, consejero personal de Arias Navarro, se acerca al comisario y le habla sobre su pasado en la Brigada Político-Social. Ulises se muestra reticente y el joven le propone un trabajo especial que podría poner el broche de oro a su carrera. Al día siguiente, el comisario recibe una orden del Ministerio del Interior para desmontar una trama subversiva terrorista. Aunque no cree en la venganza, ve la oportunidad de acabar lo que dejó a medias en el pasado. Decide detener a Octavio Cruz y preparar el interrogatorio él mismo. Recuerda a Lucía, una mujer que le obsesiona, y reflexiona sobre la peligrosidad de un animal amaestrado que conserva su instinto salvaje.

14

En este capítulo, Octavio Cruz se encuentra en Sitges en la madrugada del 19 de octubre de 1975. Mientras está en la terraza de su casa, observa el mar oscuro y agitado iluminado por relámpagos de una tormenta. De repente, se da cuenta de que alguien lo está observando desde la verja de entrada. Es el comisario Ulises, quien está borracho pero mantiene la compostura. El comisario le pide a Octavio que baje para hablar con él, ya que tienen que trasladarlo a comisaría en un vehículo de la brigada que está esperando.

15

En este capítulo, el comisario Ulises se encuentra en los calabozos de la Prefectura de Policía de Barcelona junto al detenido Octavio Cruz. Octavio está esposado y desnudo, y el comisario utiliza la escenografía para intimidarlo. Octavio accede a colaborar con el comisario por miedo y rencor. El comisario recuerda cómo Octavio espiaba a Lucía en una casa de prostitución cuando eran niños. Octavio confiesa que llamó a Lucía para que regresara a España y revela que ella cree que Nahúm Márquez, un preso en la Modelo, sabe quién mató a su padre. El comisario se sorprende y le pregunta por qué Lucía visita a Nahúm. Octavio le cuenta que le dijo a Lucía que Nahúm podría ser su padre. El comisario no cree esta historia y recuerda la versión oficial de la muerte del padre de Lucía. Octavio guarda silencio y el comisario se retira a reflexionar. Octavio recuerda cómo encontró el cuerpo del padre de Lucía cuando era niño y cómo Liviano, en ese entonces Nahúm Márquez, lo observaba. El comisario exige entrar en el pabellón Este de la prisión para ver a Liviano en persona. Octavio promete intentarlo, pero el comisario advierte que esperarán, ya que vale la pena.

16

En este capítulo, Liviano se encuentra en el centro psiquiátrico penitenciario de Barcelona. Mientras lee un libro, Liviano reflexiona sobre el amor y la falta de misericordia en los hombres. Sor Amparo intenta consolarlo, pero Liviano se siente cada vez más enfermo y cansado. Durante una conversación, Liviano menciona a Amelia, su amante, y su intención de hablar con el general Quiroga para resolver sus problemas. Sor Amparo revela que Amelia y el general Quiroga están muertos, lo que confunde a Liviano debido a su confusión mental. Liviano comienza a recordar su pasado y dibuja diferentes escenas que representan su vida. Luego, Liviano pide hablar con Lucía una vez más, a pesar de las objeciones de Sor Amparo. En el patio, Liviano y Lucía caminan juntos y Liviano habla de una casa y una ermita que Lucía no recuerda. Liviano le confiesa a Lucía que su tiempo se está acabando y que necesita darle algo importante. Después de unos días de silencio, Lucía se acostumbra a la calma de Liviano y al ambiente de la cárcel. Sor Amparo le advierte a Lucía sobre las intenciones de Liviano y el doctor Cruz, y le dice que no es bueno esconderse en los demás. La monja se acerca a Liviano y Lucía, y el capítulo termina con la sensación de que algo importante está por suceder.

17

En este capítulo, ambientado en Barcelona en septiembre de 1942, el moro Ulises se encuentra en busca de la calle Imperio y la casa de Juan de Dios. En su camino, se encuentra con un mendigo ciego y un grupo de niños que se burlan de él. Al llegar a la casa de la Virtudes, esposa de Juan de Dios, el moro la amenaza con la detención de su marido. Le revela que han llegado a un acuerdo y que ahora Juan trabaja para él. La Virtudes se preocupa por su hija Lucía, pero el moro no le da detalles. Al día siguiente, Juan es liberado de la cárcel, pero no muestra alegría. La Virtudes sale en busca de Lucía, seguida por el amigo de la niña, Octavio Cruz. Por la noche, el moro Ulises vigila la casa de Juan de Dios y luego entra en la habitación de Lucía, donde abusa sexualmente de ella. Después de salir de la habitación, el moro se siente lleno de vida y poder. Juan de Dios lo enfrenta y el moro le entrega una sortija como salvoconducto. Le advierte que su hija ya no le pertenece y que volverá.

18

En este capítulo, Andrés llega al aparcamiento exterior de un bar en Barcelona y entrega las llaves al botones. Al entrar, siente un dolor en el estómago y suspira al ver la puerta abierta. Observa el ambiente del bar, con música de fondo y sombras besándose en los reservados. Se sienta en un rincón desde donde puede ver la ciudad a través de un ventanal. Bebe vodka y reflexiona sobre su vida y su matrimonio. Una mujer llamada Gilda se acerca a él, pero él no le presta atención. Andrés se siente solo y piensa en cómo será su vida en el futuro. Luego, Andrés y Gilda van a un hotel y tienen relaciones sexuales. Después, Andrés regresa a su hotel y se encuentra con Lucía, su esposa. Lucía se acuesta en la cama y Andrés la observa. Lucía se pregunta por qué no deja a Andrés si no lo ama. Andrés invita a Lucía a la cama y tienen relaciones sexuales. Después, Andrés le pregunta a Lucía sobre un viejo al que ella visita en la cárcel. Lucía se molesta y se va al balcón a fumar. Andrés la sigue y le dice que no sabe nada de ella. Andrés sugiere que podrían regresar a Viena para salvar su matrimonio. Lucía se niega y Andrés le muestra unos papeles de divorcio. Lucía se enfada y piensa en cómo su padre la traicionó. No tiene nada más que decir y Andrés se queda en silencio.

19

En este capítulo, el comisario Ulises observa a una joven estudiante sentada en un banco frente al paraninfo universitario. Decide detenerla y llevarla en su coche junto a otro policía. Durante el trayecto, el comisario intenta intimidar a la chica, haciéndole preguntas sobre sus estudios y mostrándole una fotografía comprometedora de un hombre casado con el que ella se relaciona. Además, el comisario le entrega un sobre y le ordena entregarlo a un tal Andrés, sin revelar que proviene de él. Finalmente, el comisario deja a la chica cerca de la universidad y espera que ella cuente lo sucedido a sus amigos, con el objetivo de atraer a un grupo de conspiradores. El capítulo también revela que el comisario tiene sentimientos encontrados hacia Lucía, una mujer a la que ama pero que lo desprecia. Además, se menciona que el comisario está esperando noticias del doctor Cruz y que no tomará ninguna acción hasta hablar con un tal Liviano.

20

En este capítulo, se narra cómo Gilda es recibida como una heroína por un grupo de jóvenes estudiantes de Derecho después de que la policía la haya detenido. Gilda les cuenta que la policía está detrás de Andrés y que la han secuestrado. Los jóvenes deciden tomar medidas y proponen secuestrar al comisario como forma de protesta. Mientras tanto, Gilda le muestra a Andrés una carpeta que le entregó un policía con fotos de él y su esposa. Andrés se da cuenta de que es una trampa y decide avisar a su esposa para que salgan de Barcelona. En otro lugar, sor Amparo nota que algo no va bien cuando ve a Lucía y Liviano despidiéndose con un abrazo. Liviano empieza a hacer una maleta y sor Amparo se preocupa por su estado mental. Más tarde, Liviano se encuentra con el comisario Ulises en el manicomio y tienen una conversación en la que Liviano revela que sabe que el comisario mató al padre de Lucía. Finalmente, Liviano se prende fuego en el patio de la prisión y muere tres días después a causa de las quemaduras.

21

En este capítulo, Amelia Quiroga se encuentra en su casa después de una fiesta y decide seducir a Nahúm Márquez, amante de su esposo. A pesar de no sentir atracción por él, Amelia busca escapar de la monotonía de su vida y de la enfermedad de su esposo. Cuando Nahúm llega a la casa, encuentra a Amelia borracha y drogada. Mientras tanto, el general Julio Quiroga conversa con Nahúm y revela que sabe sobre la relación entre él y Amelia. El general le pide a Nahúm que mate a Amelia, ya que siente que ella está muerta en vida. Además, le entrega una sentencia de muerte falsa para Juan de Dios, un sindicalista que espiaba a Amelia. Nahúm se niega a cometer el asesinato, pero el general lo amenaza con revelar su relación con Amelia si no cumple con su petición.

22

En este capítulo, Lucía recibe una llamada de Octavio Cruz informándole sobre la muerte de Liviano y que este dejó algunas cosas para ella. Consternada por la noticia, Lucía deja un recado en el hotel por si Andrés regresa. Al salir, camina por la lluvia observando el cielo oscuro y a una pareja besándose apasionadamente. Llega a la prisión donde Octavio la espera y le cuenta sobre el episodio bonzo en el patio, omitiendo la visita del comisario Ulises. Lucía se entristece por la muerte de sor Amparo y Liviano. Al entrar en la celda de Liviano, encuentra todo vacío excepto por una carpeta de dibujo que él dejó para ella. Al examinar los dibujos, Lucía reconoce cada relato y anécdota que Liviano le había contado, hasta que llega al último dibujo que muestra a su padre muerto. Lucía se siente impactada y decide regresar al hotel. Sin embargo, Andrés no ha aparecido y Lucía se siente culpable por no haberle hablado sobre lo que sucedió en 1945. Recuerda el momento en que Andrés le pidió el divorcio y cómo ninguno de los dos pudo encontrar las palabras adecuadas. Lucía acepta que Andrés sea otro naufragio en su vida y se despide de él con un beso en la frente y un abrazo cálido.

23

En este capítulo, Lucía se encuentra en el Cementerio de Montjuïc, donde se sienta en una piedra y observa las tumbas a su alrededor. Reflexiona sobre la muerte y la vida, y se siente triste. Luego, decide encontrarse con Octavio Cruz en Miramar, pero antes da un rodeo por la carretera de los palmerales. Desde allí, contempla el paisaje y recuerda su infancia. Finalmente, se encuentra con Octavio, quien parece preocupado. Él le revela que Andrés ha sido detenido por la policía, acusado de planear un atentado terrorista. Lucía quiere ir a verlo, pero Octavio le advierte que la persona contra la que iban a atentar es alguien que ella conoce y no quiere ver. Un relámpago y un trueno anuncian la llegada de la lluvia, y Lucía queda en shock al enterarse del nombre de la persona involucrada: el moro Ulises.

24

En este capítulo, el comisario Ulises se encuentra con Lucía, quien está protegiéndose de la lluvia bajo una marquesina. El comisario le ordena a su acompañante que espere y cruza la calle para saludar a Lucía. Ella se da cuenta del peligro que representa este encuentro y se muestra sorprendida por la apariencia envejecida del comisario. El comisario le propone dar un paseo en coche y le informa que han detenido a Andrés y a un grupo de estudiantes. Lucía expresa su deseo de ver a su marido, pero el comisario sonríe y le dice que todo a su tiempo. Durante el trayecto en coche, el comisario le revela a Lucía que Gilda, la amante de Andrés, pretendía secuestrarlo a él. También le dice que los detenidos serán liberados pronto debido a su influencia y dinero. Lucía recuerda la muerte de su padre y cómo el comisario Ulises fue el responsable. Luego, el comisario le confiesa que la salvó una vez y que nunca le agradeció por ello. En las dependencias de la brigada, Lucía es encerrada en un sótano oscuro y frío. Siente la presencia de alguien y escucha gritos en los pasillos. El comisario Ulises la visita y le quita la venda de los ojos y el esparadrapo de la boca. Le pregunta si es religiosa y ella responde que no. El comisario le habla sobre la importancia de la religión y la necesidad de alguien que ponga orden en el caos. Luego, le revela que Octavio la ha delatado y le pregunta si cree que Nahúm Márquez era el asesino de su padre. Lucía se niega a responder y el comisario le acaricia el pelo. Lucía se enfurece y el comisario intenta justificar sus acciones. Lucía pregunta por su marido y el comisario desvía el tema. Finalmente, Lucía sonríe y le dice al comisario que también tiene pesadillas todas las noches.

25

En este capítulo, Nahúm Márquez se encuentra en la cama con Amelia, su amante. Ambos están en silencio y Amelia se levanta para ducharse. Nahúm ha dado a Amelia una dosis de talio, un veneno, y espera que comience a envenenarse en unos días. Después, toman café juntos en un bar cercano y hablan sobre el esposo de Amelia, el general Julio Quiroga, quien está ocupado con su trabajo militar después del final de la Segunda Guerra Mundial. Nahúm tiene una visión repulsiva de la muerte de Julio y se siente desamparado en su relación con Amelia. Finalmente, Nahúm acompaña a Amelia hasta el tranvía y se encuentra con un hombre llamado Juan de Dios, quien lo confunde con un sindicalista y lo amenaza con una pistola. Nahúm descubre que Juan de Dios es el padre de una niña llamada Lucía, a quien maltrata y abusa sexualmente. Nahúm siente un profundo odio y decide enfrentarse a Juan de Dios con una barra de hierro.

26

En este capítulo, Gilda recibe una nota de un desconocido que afirma saber cómo secuestrar al comisario Ulises y así poder intercambiarlo por Andrés y Lucía. A pesar de intuir el riesgo, Gilda decide seguir adelante con el plan para demostrar su lealtad. Se dirige a un local de alterne en la calle Imperio, donde se encuentra con Octavio Cruz, quien la lleva a una habitación. Octavio le revela que el comisario ya sabe que están allí y que el local es de su propiedad. Gilda se sorprende al enterarse de que sus amigos se han echado atrás y que el comisario podría estar en camino. Octavio advierte a Gilda sobre la seriedad de la situación y la posibilidad de que su padre no pueda ayudarlos. A pesar de todo, Gilda se muestra decidida a seguir adelante y afirma que esta noche será la oportunidad para actuar. Octavio, a pesar de sus dudas, acepta y reconoce que ha sucumbido al chantaje.

27

En este capítulo, se narra la situación de Andrés en la Brigada Político-Social de Barcelona. Después de un interrogatorio, es llevado de regreso a su celda, donde sufre torturas físicas y sexuales. Aunque no sabe la verdad, Andrés cree que su esposa, Lucía, también está siendo torturada. Recuerda cómo se conocieron hace veinticinco años en un hotel con sala de baile y cómo se enamoraron. A pesar del sufrimiento, Andrés sigue pensando en Lucía y en los momentos felices que compartieron. El comisario Ulises le ofrece la oportunidad de firmar una declaración para acusarlo de tentativa terrorista, pero Andrés apenas puede sostener la pluma debido a las heridas. Finalmente, Lucía es llevada a la celda y se encuentran por última vez antes de que Andrés muera. La historia termina con Lucía besando a su esposo y dándose cuenta de que está lloviendo.

28

En este capítulo, titulado "Barcelona-Sitges, octubre-noviembre de 1945", Ulises, el moro, fuma mientras Nahúm Márquez le pregunta si está seguro de que Juan de Dios está muerto. Ulises confirma que lo mató y menciona que Juan de Dios era conocido como Tuercas en el barrio y era respetado entre los obreros. Nahúm le pregunta si puede hacer algo al respecto y Ulises le dice que se ocupará de todo. Luego, hablan sobre el plan del general y Nahúm se lamenta de la situación. Ulises le dice que se ocupará de eso y le pregunta por Lucía, a lo que Nahúm responde que la mandó a casa. Ulises sonríe y le pregunta si Lucía vio cómo mató a su padre, a lo que Nahúm responde que no lo sabe. Ulises le dice que vayan a ver dónde dejó el cadáver.

Pocos días después, se publica en los periódicos que un comunista que planeaba un atentado contra la familia Quiroga fue detenido y que Ulises lo mató durante un intento de fuga. Nahúm agradece a Ulises y este le dice que ya verá qué puede hacer por él. Luego, Ulises le pregunta sobre las heridas punzantes en el cuerpo de Juan de Dios y Nahúm dice no recordar. Ulises comenta que no importa y menciona que lo van a ascender.

En otra escena, Nahúm visita a Amelia Quiroga en la Casa de Las Ceibas y hablan sobre los rosales y el futuro. Nahúm le dice que todo saldrá bien, aunque en realidad sabe que Amelia está muriendo. Amelia menciona que el general ya no la mira y Nahúm siente asco y compasión. Luego, Nahúm se acuerda de la primera vez que le fueron infieles al general y hacen el amor. Amelia muere al día siguiente y Nahúm certifica la muerte.

El entierro de Amelia se lleva a cabo en el panteón familiar y el general no muestra emociones. Después del funeral, Nahúm se detiene frente a la ventana y recuerda su infancia y su pueblo. Luego, reflexiona sobre el asesinato de Amelia y camina sobre las losas que cubren su tumba.

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En este capítulo, el comisario Ulises se encuentra en su despacho, observando las luces de la calle mientras recuerda un extraño sueño que tuvo la noche anterior. Recibe una orden del juzgado para trasladar a Lucía a la prisión de mujeres. Ulises reflexiona sobre su vida y su origen marroquí, recordando su infancia en un pueblo y su posterior marcha con una compañía de actores ambulantes. Lamenta no haber vuelto a su casa y se cuestiona qué habría pasado si hubiera tomado decisiones diferentes. Ulises se encuentra con Lucía en su despacho, quien está débil y abatida. El comisario le ofrece la opción del suicidio, pero ella no puede hacerlo. Ulises la deja sola y apuesta con sus hombres sobre si Lucía se ahorcará. Luego, Ulises recibe una llamada telefónica y se dirige a la celda de Lucía, donde es violada por un grupo de hombres. El comisario observa la escena desde la entrada de la celda.

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En este capítulo, se narra la historia de un grupo de jóvenes que deciden secuestrar a un policía. Carlos, el dueño del coche, convence a los demás de que no pueden dejar sola a Gilda en este asunto. Aunque tienen miedo de las consecuencias, deciden seguir adelante. Carlos muestra un revólver que ha tomado de su padre, por si acaso. Mientras esperan, el comisario Ulises se acerca al club donde se encuentran y saluda al portero. Luego, entra a una habitación donde Octavio Cruz lo espera. Gilda sale de la habitación como habían planeado, pero los demás no aparecen. El comisario sospecha que algo anda mal y confronta a Octavio Cruz. Este le revela que sabe lo que sucedió el día en que murió el padre de Lucía. El comisario se pone en guardia y Octavio Cruz saca una pistola. En medio de la pelea, se escucha un disparo y Octavio Cruz se da cuenta de que ha matado al comisario.

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En este capítulo, se narra la situación en Barcelona en la madrugada del 20 de noviembre de 1975. En las celdas de la comisaría, los prisioneros escuchan un programa de Radio Nacional sobre la salud de Franco, mientras el guardia les amenaza con represalias si hacen ruido. La radio también informa sobre la presencia de tropas y la orden de evitar disturbios en la calle. Un comunicado de la Policía Judicial anuncia novedades sobre un grupo terrorista desmantelado en Barcelona. Más tarde, Lucía es sacada de su celda por dos hombres y llevada a la Prefectura, donde la dejan en la calle. Lucía camina por las calles desiertas y peligrosas del suburbio, sintiéndose amenazada. Encuentra a uno de los policías que la violó en los calabozos y trata de escapar, pero es atrapada por él. En un intento desesperado, Lucía se entrega a él y logra matarlo clavándole un cristal en el cuello. Después de este acto, Lucía se siente diferente y camina hasta una parada de autobús, recordando momentos de su pasado con Andrés.

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En este capítulo, Nahúm es arrestado por el moro Ulises y sus hombres. Nahúm se muestra resignado y besa a su amiga Iziquel antes de ser llevado. Durante el viaje en coche, el moro y Nahúm fuman en silencio y recuerdan su amistad. Llegan a un antiguo camino en la montaña de Montjuïc, donde el moro planea ejecutar a Nahúm. Sin embargo, el moro siente cierta comprensión hacia Nahúm y decide matarlo de un tiro en la nuca para evitar su humillación. Antes de ser ejecutado, Nahúm intenta saltar al vacío, pero es detenido y esposado. Luego, se muestra una escena en la que Nahúm es llevado al patíbulo y ejecutado. El capítulo termina con la introducción de un nuevo personaje, Lucía, que visita a Nahúm en su estado de locura. Nahúm reconoce a Lucía como la niña a la que le regaló una fotografía antes de su ejecución. Nahúm se debate entre revelarle la verdad o mantener su secreto.

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En este capítulo, el comisario está gravemente herido en la cama y Octavio Cruz le pregunta si ya sabía lo que había pasado. El comisario reconoce que sabía que Lucía mató a su padre y que él la encubrió. Octavio cuestiona la diferencia entre un asesino y un justiciero basada en los motivos para matar. El comisario intenta mantener su actitud indiferente, pero se siente vulnerable y tiene miedo. Octavio deja su pistola en la colcha para mostrar su superioridad. El comisario tose con dificultad y revela que Lucía probablemente ya está muerta. Octavio se angustia y pregunta dónde está el cuerpo, pero el comisario no sabe qué decir. Gilda pregunta por Andrés y el comisario confirma que no aguantó el interrogatorio. Gilda se enfurece y ataca al comisario, pero Octavio la detiene y le dice que está muerto. Gilda se aleja y el estudiante que esperaba abajo informa que Franco ha muerto de un paro cardíaco irreversible.

En este capítulo, Gilda se encuentra con Lucía en Sitges. Lucía ha mejorado mucho desde la infección que contrajo debido a la violación múltiple y ya no necesita tranquilizantes para dormir. Aunque parece estar triste, Gilda está ansiosa por darle una noticia que la alegrará. Lucía recibe una carta y una fotografía de Nahúm Márquez, un joven apuesto con el que tuvo una relación en el pasado. La carta es de sor Amparo, una monja que le cuenta que Nahúm le pidió que le entregara la fotografía cuando llegara al final de su camino. Lucía se emociona al ver la fotografía y la dedicatoria. Después, Gilda y Lucía se encuentran con Octavio Cruz, un amigo de Lucía que siempre ha estado interesado en ella. Lucía decide hablar con él y acepta sus disculpas. Luego, Lucía va a la Casa de Las Ceibas, una propiedad que ha comprado y está rehabilitando. Piensa en organizar una exposición de los dibujos que Liviano le regaló. Mientras conduce de regreso a la casa, Lucía tiene un accidente de coche y queda atrapada en un saliente. Aunque sabe que puede morir, se alegra de haber existido.

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