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INFORMACIÓN IMPORTANTE PARA EL LECTOR

En este capítulo, se menciona que la novela "Yo, Julia" cuenta con una nota histórica y unos apéndices al final del volumen. La nota histórica detalla el contenido histórico de la novela, mencionando las fuentes utilizadas durante su redacción y otras investigaciones complementarias realizadas por el autor durante tres años de trabajo. Se recomienda no leer la nota histórica hasta haber terminado la novela para no adelantarse a giros importantes en la trama. Sin embargo, el lector puede consultar los apéndices que se incluyen en el volumen. Estos apéndices contienen diferentes mapas, árboles genealógicos, un glosario de términos latinos y una bibliografía. El mapa del Imperio romano completo con la ubicación de las legiones resultará muy útil en varios momentos de la historia. Además, se proporciona una nota previa sobre los títulos de augusto y césar en la época de Julia Domna. Se explica que en el siglo II d.C., el título de augusto se otorgaba al emperador y ocasionalmente a otros miembros de la familia imperial, como su esposa o hermana. El título de césar se utilizaba específicamente para referirse al heredero o sucesor del emperador. Se acuñaban monedas para certificar la dignidad de cada persona de la familia imperial, con inscripciones que incluían los títulos del emperador. Aunque lo habitual era que hubiera un único emperador con rango de augusto y un único sucesor con rango de césar, en ocasiones hubo más de un augusto o más de un césar al mismo tiempo. Sin embargo, la coexistencia de múltiples augustos o césares no siempre fue pacífica. Además, se menciona que, dentro del sistema, las esposas de los emperadores de Roma tenían un rango honorífico como augustas, pero no tenían poder real sobre las legiones ni las decisiones de gobierno.

PROOEMIUM

En este capítulo, el autor, Galeno, se presenta como un médico de la familia imperial de Roma y narra su intención de contar la historia de la emperatriz Julia Domna. Aunque Galeno es un experto en medicina y no en escritura, se ha dedicado a reflexionar sobre cómo contar la historia de Julia. Considera que, además del carácter y los humores de una persona, sus amistades son un elemento importante para definirla. Sin embargo, en el caso de una emperatriz poderosa como Julia, es difícil discernir quiénes son sus verdaderos amigos y quiénes se acercan a ella por interés. Por lo tanto, Galeno decide organizar su narración en cinco libros, cada uno dedicado a uno de los cinco grandes enemigos que Julia ha enfrentado: cinco emperadores de Roma. Considera que comprender quiénes fueron sus enemigos puede ayudar a entender quién fue realmente Julia. Galeno admira la valentía de Julia y se dispone a comenzar su relato desde el principio.

I

En este capítulo, el autor nos presenta a Julia, una mujer que desde su llegada a Roma ha luchado constantemente por sobrevivir. Su primer enemigo fue el emperador Cómodo, quien causó la muerte de muchos durante los últimos años de su gobierno. A pesar de los desatinos de Cómodo, Julia logró sobrevivir y destacarse. El autor nos sitúa en el momento preciso de la historia, cuando Julia nació en Emesa, Siria, hija de un rey-sacerdote. Se casó con Septimio Severo, un legado del Imperio, y se trasladó a Lugdunum, donde él era gobernador. A pesar de la diferencia de edad, los esposos se llevaban bien y Julia quedó embarazada poco después de la boda. Nació su primer hijo, Basiano, y más tarde tuvieron otro hijo, Geta. La vida de Julia era feliz hasta que la locura de Cómodo desató el desastre. El autor nos adelanta que él perdió todo en ese momento, pero aclara que esta no es su historia, sino la historia de Julia.

II

En este capítulo, Julia está leyendo poemas de Ovidio cuando de repente se da cuenta de que no puede ver las estrellas y siente un olor a humo. Llama a Calidio, el esclavo jefe, y le pide que vaya a investigar si hay un incendio en la ciudad. Mientras tanto, en el palacio imperial, las llamas se están extendiendo y Quinto Emilio, jefe del pretorio, está ocupado protegiendo al emperador Cómodo. Galeno, el médico del emperador, le pide ayuda para salvar la biblioteca del palacio, pero Quinto Emilio se niega y ordena a sus hombres que lo capturen. Mientras tanto, Julia y su familia deciden abandonar su residencia debido al incendio y se dirigen hacia el río. Sin embargo, se encuentran con un control militar en la Puerta Trigemina y deciden regresar a su casa. Plauciano, amigo de la familia, regaña a Julia por su impulsividad y le advierte sobre las consecuencias de sus acciones. Julia decide volver a intentar escapar en el futuro. Mientras tanto, un pretoriano observa a la familia Severa entrar en su residencia y se apresura a informar a sus superiores.

III

En este capítulo, el senador Pértinax y su hijo Helvio asisten a una reunión convocada por el emperador Cómodo en el Teatro Marcelo. El veterano Claudio Pompeyano no asiste debido a su mala salud. Pértinax se encuentra con su suegro Tito Flavio Sulpiciano y su hijo. Al entrar al teatro, se sorprenden al ver que está lleno de gente, incluyendo a la guardia pretoriana. Cómodo entra a caballo y anuncia que la ciudad de Roma se llamará Colonia Comodiana y que los meses del año tendrán nuevos nombres. También ordena la decapitación de la estatua de Nerón y su reemplazo por una estatua suya. Después de la lectura, Cómodo se retira y Pértinax decide hablar con Quinto Emilio Leto, el prefecto del pretorio. Pértinax le advierte sobre las decisiones erráticas de Cómodo y la inestabilidad de su posición como prefecto. Pértinax menciona a otros prefectos que han caído en desgracia y le sugiere a Quinto Emilio que piense en su futuro. El capítulo termina con Pértinax dejando a Quinto Emilio reflexionando en el teatro vacío.

IV

En este capítulo, Julia y sus hijos llegan al Anfiteatro Flavio en Roma para presenciar un espectáculo organizado por el emperador Cómodo. A medida que suben por las gradas, Julia explica a sus hijos las jerarquías sociales y las diferencias entre los lugares asignados a las mujeres en el anfiteatro. Julia también menciona las tensiones y rivalidades entre las esposas de los senadores. A pesar del miedo y las advertencias de su hermana, Julia decide asistir al espectáculo para mostrar lealtad al emperador y evitar sospechas. Mientras tanto, Cómodo se prepara para su actuación en la arena, donde emula los trabajos de Hércules. Quinto Emilio, el jefe del pretorio, le entrega una lista de sospechosos de traición, encabezada por Julia Domna. Cómodo decide disparar flechas hacia el público, y Quinto Emilio se preocupa por las posibles consecuencias de sus acciones. En las gradas, Julia y sus hijos se dan cuenta de que el emperador apunta hacia ellos, y Julia les ordena que no se muevan. Mientras tanto, en el muro de la arena, Quinto Emilio lee el nombre de Julia Domna en la lista y se preocupa por las posibles consecuencias de su muerte. Julia espera que Cómodo no se atreva a disparar hacia ellos, pero el emperador suelta la flecha en su dirección.

V

En este capítulo, el gobernador Septimio Severo recuerda el día en que conoció a su esposa Julia, hace ocho años. Fabio Cilón, su tribuno, está presente mientras el gobernador comparte esta historia. Severo relata cómo conoció a Julia en Emesa, una ciudad en la que estaba inspeccionando las guarniciones. Después de una conversación con el líder local, Julio Basiano, Severo conoce a las hijas de este último, Julia y Maesa. Queda impresionado por la belleza y la mirada penetrante de Julia. Aunque Severo estaba casado en ese momento, siente curiosidad y le pregunta a Julia si su padre ya ha buscado un marido para ella. Julia responde que solo se casará con un rey, ya que está destinada a gobernar. A pesar de estar casado, Severo no puede dejar de pensar en Julia y, después de la muerte de su esposa, decide enviar una propuesta de matrimonio formal a Basiano. Basiano acepta y Julia se casa con Severo. Sin embargo, ahora están separados debido a la orden del emperador Cómodo de que los gobernadores deben estar en diferentes lugares. Severo teme por la seguridad de Julia, ya que Roma está gobernada por Cómodo, y él cree que su esposa puede estar en peligro debido a su valentía. El capítulo termina con Fabio Cilón compartiendo una copa de vino con el gobernador antes de salir del praetorium.

VI

En este capítulo, el emperador Cómodo demuestra su puntería al lanzar flechas desde el Anfiteatro Flavio. Una de las flechas casi alcanza a Julia, la esposa de Basiano, pero ella permanece impasible. El pequeño Geta comienza a llorar y Basiano se enfurece pero se mantiene inmóvil. Cómodo le dice a Quinto Emilio, jefe del pretorio, que no ha fallado y que solo era una prueba para asegurarse de que Julia no intentará escapar de Roma sin su permiso. Cómodo continúa lanzando flechas y mata a varias fieras, incluyendo un gran oso de Hispania. Luego, ordena que se abran las trampillas y salgan más osos, a los cuales también asesina uno por uno. Después de esto, Cómodo decide bajar a la arena y luchar contra guerreros tullidos. Mientras tanto, en las gradas, algunos senadores guardan silencio y otros se levantan para aclamar al emperador, pero uno de ellos, Dion Casio, se disculpa y se sienta. Julia observa a los pretorianos y siente las miradas de desprecio de las mujeres de los enemigos de su esposo. Salinátrix se burla de Julia, pero ella la amenaza y continúa su camino. Finalmente, Julia regresa a su residencia y se siente mal, vomitando en su habitación.

VII

En este capítulo, Calidio, un esclavo de la familia Severa, descansa en su cubiculum después de haber protegido a su ama y a los niños en el Anfiteatro Flavio. Calidio es el esclavo de mayor rango en la casa y se encarga de la seguridad de la familia. Aunque el amo actual, el gobernador Septimio Severo, parece más amable con los esclavos, Calidio no sabe si lo venderá cuando envejezca, como hizo el padre del gobernador. Calidio tiene un plan para comprar su libertad y abrir una taberna, pero necesita ahorrar al menos cinco mil sestercios. Calcula que su precio actual como esclavo es de alrededor de dos mil quinientos sestercios, pero sabe que su valor disminuirá con el tiempo. Calidio también reflexiona sobre la escasez de esclavos debido a la falta de nuevas conquistas del Imperio y menciona el tráfico ilegal de esclavos. A pesar de tener un plan, Calidio se siente solo y anhela la compañía de una mujer. Mientras intenta dormir, escucha voces que interrumpen su descanso.

VIII

En este capítulo, la familia Severa se encuentra en su residencia en Roma y Cayo Fulvio Plauciano está furioso porque Julia ha puesto en peligro a toda la familia al intentar salir de Roma durante el incendio. Julia, sin embargo, muestra serenidad y explica que fue ella quien recibió una flecha, no Plauciano. Los niños, Geta y Basiano, observan la discusión escondidos. Basiano siente rabia hacia Plauciano por su falta de respeto hacia su madre, pero sabe que no puede hacer nada al respecto. Maesa, la hermana de Julia, intenta mediar en la discusión y su marido, Alexiano, comenta que la sospecha del emperador Cómodo se extiende a todos los que están presentes. Julia se defiende diciendo que su actitud valiente en el Anfiteatro Flavio contribuyó a que el emperador dudara y, por lo tanto, todos siguen vivos. Plauciano insiste en la prudencia y Julia se da cuenta de que él la odia, pero no sabe por qué. La conversación continúa y Julia comenta que Cómodo ya no importa tanto, ya que ha perdido el apoyo del pueblo, el Senado lo odia y la guardia pretoriana está asqueada de sus locuras. Plauciano no está de acuerdo y dice que la cuestión es si ellos llegarán vivos al desenlace de Cómodo. Julia guarda silencio y todos sienten miedo. Julia llora en secreto, pero se seca las lágrimas rápidamente para que nadie la vea.

IX

En este capítulo, Quinto Emilio, el jefe del pretorio, se encuentra con Marcia, la amante del emperador Cómodo, en su habitación. Quinto Emilio se acerca a ella lentamente y le confiesa que está cansado de las locuras del emperador. Marcia, sorprendida por su actitud, comienza a pensar en la posibilidad de que Quinto Emilio quiera algo más que la muerte de Cómodo. Quinto Emilio le propone envenenar al emperador, pero Marcia le advierte sobre los antídotos que toma. Deciden intentarlo de todas formas y Quinto Emilio se retira para llevar a cabo su plan.

Más tarde, en los baños de Trajano, Cómodo disfruta de un baño y reflexiona sobre su poder y su deseo de matar. Al salir de los baños, se da cuenta de que Quinto Emilio se ha retrasado y nota que su espada está manchada de sangre. Siente un escalofrío y se da cuenta de que ha sido traicionado. Quinto Emilio y otros soldados se acercan a él y lo estrangulan hasta la muerte. Galeno, el médico imperial, confirma su muerte y Quinto Emilio se dirige al Senado para informarles de lo sucedido.

X

En este capítulo, la noticia de la muerte de Cómodo se extiende por todo el Imperio. En Roma, el senador Pértinax es propuesto como nuevo emperador por Sulpiciano y otros senadores. Pértinax acepta la propuesta y se prepara para asumir el poder. Mientras tanto, en Britania, el gobernador Clodio Albino se entera de la muerte de Cómodo y se prepara para posibles conflictos con las tribus locales. En Siria, el gobernador Pescenio Nigro también recibe la noticia y decide esperar a ver cómo se desarrollan los acontecimientos. En Panonia Superior, el gobernador Septimio Severo traslada parte de su ejército hacia el sur de la provincia, cerca de Roma, para estar preparado ante cualquier eventualidad. En Roma, Julia Domna reflexiona sobre la muerte de Cómodo y el fin de la dinastía Antonina. El senador Didio Juliano se reúne con Aquilio, jefe de los frumentarii, y le ordena vigilar a Julia Domna, esposa de Septimio Severo, ya que considera que ella será clave en los próximos acontecimientos políticos. Juliano planea utilizar a Julia como una forma de controlar a Severo y obtener el apoyo del ejército del Danubio.

XI

En este capítulo, el Senado decide nombrar a Pértinax como sucesor de Cómodo, convirtiéndose así en el nuevo emperador de Roma. Pértinax es considerado una buena elección debido a su experiencia y prudencia. Sin embargo, su flexibilidad podría convertirse en debilidad en un momento crucial para el equilibrio entre el Senado, la guardia pretoriana y el ejército. Los pretorianos y los gobernadores de provincias esperan con expectación los acontecimientos, mientras que Septimio Severo se siente relativamente seguro en Panonia Superior. Julia, la esposa de Severo, es la única que intuye el desastre que se avecina, pero nadie la escucha. En medio de esta situación, Julia se fija en Galeno y lo llama para requerir sus servicios médicos.

XII

En este capítulo, Galeno acude a la llamada de Julia Domna, esposa del gobernador de Panonia Superior. Aunque Galeno no está interesado en los asuntos políticos de Roma, necesita dinero y tiempo para reescribir algunos volúmenes perdidos en el incendio de la biblioteca imperial. Julia le pide ayuda para enviar un mensaje fuera de Roma y le ofrece recursos para reconstruir su biblioteca a cambio. Galeno acepta y se prepara para abandonar Roma. Al salir de la casa de Julia, Galeno se siente confundido pero decide emprender el viaje hacia los límites del Imperio. Maesa, la tía de Julia, cuestiona su decisión, pero Julia está decidida a desafiar a Plauciano, el consejero de su esposo.

XIII

En este capítulo, se desarrolla una sesión del Senado de Roma en la que los senadores expresan su odio y deseo de venganza hacia el emperador Cómodo, recientemente asesinado. A pesar de los rumores de que Cómodo sigue vivo, el nuevo emperador, Pértinax, ha enterrado su cuerpo en el Mausoleo de Adriano. Pértinax se encuentra en el Senado, rodeado de senadores y protegido por Quinto Emilio y sus hombres. Dion Casio y Sulpiciano discuten sobre la seguridad en Roma y la necesidad de apoyo de otros gobernadores. Didio Juliano, un senador paciente, espera el momento adecuado para actuar. Pértinax presenta tres propuestas al Senado: revocar los nombramientos de su esposa y su hijo, vender los lujos de Cómodo para recaudar dinero y reclamar el oro enviado al norte para pagar a las legiones. Las propuestas son aprobadas por unanimidad, incluyendo el apoyo de Juliano. Después de la sesión, Pértinax agradece el apoyo de Sulpiciano y Dion Casio y discute la importancia de asegurar las fronteras antes de pagar a la guardia pretoriana. Quinto Emilio, preocupado por el retraso en el pago, considera la idea de asesinar a Pértinax. El capítulo termina con Emilio reflexionando en silencio sobre sus pensamientos y sombras.

XIV

En este capítulo, Galeno viaja desde Roma a Carnuntum, en Panonia Superior, acompañado por un grupo de libertos y esclavos leales a Septimio Severo. Durante el viaje, hacen varias paradas en ciudades importantes como Ariminum, Rávena, Aquileia y Virunum. En Panonia, se encuentran con un grupo de cadáveres y legionarios que han sido derrotados en una pequeña batalla. Galeno se da cuenta de que se avecinan tiempos difíciles para el Imperio Romano. Finalmente, llegan a Carnuntum, donde Galeno es escoltado hasta el praetorium militar para entregar un mensaje de Julia Domna a Septimio Severo. El gobernador recibe a Galeno y le pregunta por el mensaje. Galeno revela que el mensaje es simplemente la palabra "Galba". Septimio Severo comprende el significado del mensaje y promete cumplir lo que Julia le ha pedido. Luego, discute con sus tribunos sobre la situación en Roma y la posibilidad de una guerra civil. Deciden que Fabio Cilón irá a Roma para sacar a Julia y a los niños de la ciudad, mientras que Julio Leto se quedará en Carnuntum para organizar las legiones. Septimio Severo anuncia que las tropas deben estar preparadas para luchar, aunque aún no sabe contra quién.

XV

En este capítulo, se narra la historia de Lucia, una joven que vive en el territorio de los cuados y marcomanos, al norte del Danubio, en el año 193 d.C. Lucia vive con su padre, su madre y sus dos hermanos pequeños en una granja remota y fría. Han huido de Roma debido a la peste y buscaban una vida mejor en esta región fronteriza. Sin embargo, su vida se ve amenazada por los constantes ataques de los guerreros marcomanos y cuados que buscan saquear las granjas de la zona.

Un día, mientras Lucia amamanta a su bebé recién nacido, unos jinetes se acercan a su granja. Su padre le ordena a Lucia que entre en la casa y proteja a su madre y hermanos. Los jinetes resultan ser traficantes de esclavos del propio Imperio romano. Matan al padre de Lucia y capturan a ella, a su madre y a sus hermanos para venderlos como esclavos.

Durante el viaje hacia el puesto fronterizo de Carnuntum, donde serán vendidos, los traficantes se encuentran con el oficial Opelio, encargado de vigilar la frontera y cobrar impuestos a los comerciantes. Opelio sospecha que los esclavos capturados son en realidad colonos ilegalmente capturados y no esclavos legítimos. Sin embargo, decide no intervenir y acepta un soborno de los traficantes.

Una vez en el puesto fronterizo, Turditano, el líder de los traficantes, decide quedarse con Lucia y abusa de ella en una caseta del campamento militar. Lucia intenta proteger a su bebé, pero Turditano se lo arrebata. Opelio, que ha presenciado la escena, decide intervenir y ordena a Turditano que deje al niño. Lucia es devuelta al carro junto con los demás esclavos y continúan su camino hacia el embarcadero.

Turditano está preocupado por el estado de Lucia y el bebé, ya que si están dañados, tendrá que pagar una compensación al senador Juliano, quien se rumorea que está detrás del tráfico ilegal de esclavos. Sin embargo, al examinar a Lucia y al bebé, parecen estar bien, a pesar de que el bebé sigue llorando.

Finalmente, el carro parte hacia el embarcadero, donde Turditano espera vender a todos los esclavos capturados y obtener grandes ganancias.

XVI

En este capítulo, Pértinax se encuentra con Plauciano y Alexiano en los almacenes de grano del puerto de Ostia. Pértinax les explica la importancia de mantener el flujo constante de grano hacia Roma para evitar disturbios por escasez de pan. Luego, Plauciano pregunta sobre los bienes de Cómodo y Pértinax se olvida de responder debido a la noticia de una rebelión en Roma. Pértinax decide regresar a la ciudad y Plauciano y Alexiano se quedan preguntándose qué hacer en caso de un levantamiento militar. Más tarde, en el palacio imperial, Pértinax se reúne con Quinto Emilio para discutir los acontecimientos de la rebelión. Quinto Emilio propone ejecutar a los líderes rebeldes y hacer efectivo el pago del donativum para calmar a la guardia pretoriana. Pértinax decide mantener al senador Falcón bajo custodia y promete pagar parte del donativum en una semana. En otro lugar, el senador Didio Juliano habla con Aquilio sobre la falta de dinero de Falcón y propone hacerle saber a Quinto Emilio que él tiene suficiente dinero para pagar a la guardia pretoriana. Aquilio acepta y Juliano también menciona a los gobernadores de Britania, Panonia Superior y Siria, cuyas esposas están en Roma.

XVII

En este capítulo, Maesa y Julia están preocupadas por los rumores de una rebelión en Roma. Deciden abandonar la ciudad y Maesa, que está embarazada, siente patadas de su bebé. Julia bromea sobre la fuerza de las patadas y recuerda cómo en tiempos de Cómodo esa broma podría haberles costado la vida. Luego, un hombre llamado Fabio Cilón llega a la residencia y anuncia que el gobernador de Panonia Superior ha enviado a escoltar a la esposa del gobernador y a sus hijos hasta Carnuntum. Julia está aliviada y Cilón se sorprende por la diligencia de Julia. Luego, el esposo de Maesa, Alexiano, llega y se muestra de acuerdo con la decisión de Julia de abandonar Roma. Alexiano explica que es peligroso quedarse en la ciudad debido a la posibilidad de una rebelión de la guardia pretoriana. Julia y Alexiano discuten sobre cómo salir de Roma sin levantar sospechas y Julia propone fingir una visita al puerto fluvial. Maesa y los niños se van en una barcaza, mientras que Alexiano se queda en Roma para cumplir con sus funciones como procurador de la annona. Fabio Cilón y Julia discuten sobre cómo llevar a cabo la salida de Roma y Julia le asegura que su esposo, el gobernador, hablará bien de él. Finalmente, el grupo se pone en marcha hacia el norte, alejándose de Roma lo más rápido posible.

XVIII

En este capítulo, se narra la situación en el palacio imperial de Roma el 28 de marzo de 193 d.C. Pértinax, el nuevo emperador, revisa a los esclavos de Cómodo que aún no han sido vendidos. A pesar de haber vendido a más de doscientos sirvientes, todavía quedan muchos en el palacio. Pértinax necesita dinero para pagar a los pretorianos y hacer frente a los gastos del imperio. Mientras tanto, se escucha un tumulto en el exterior del palacio. Aunque Pértinax espera que Quinto Emilio, el jefe del pretorio, tome medidas, este parece no preocuparse por la situación. Flavia Titiana entra en el atrio anunciando que los pretorianos han rodeado el palacio y vienen armados. Pértinax abraza a su esposa y decide enfrentar la situación. Quinto Emilio abandona el palacio sin dirigirse a los sublevados, quienes deciden seguirlo. Pértinax ordena a su esposa y a su hijo refugiarse en sus habitaciones, mientras él se prepara para defenderse con la ayuda de los vigiles y los equites singulares. Sin embargo, los pretorianos rodean al emperador y a sus hombres. Pértinax intenta persuadir a los sublevados de que no se rebelen contra el emperador de Roma, pero Tausio, un pretoriano avaricioso, lo ataca y lo mata. Los pretorianos exhiben la cabeza de Pértinax y reclaman su dinero. Aunque el emperador no nombró herederos oficiales, su hijo y su esposa sobreviven. Sin embargo, el Imperio se queda sin emperador ni sucesor una vez más.

XIX

En este capítulo, se narra la caída y muerte de Pértinax, quien fue asesinado por la guardia pretoriana después de solo 87 días en el poder. Al igual que Galba, Pértinax no cumplió con los pagos prometidos a la guardia, lo que llevó a su trágico destino. En medio de este vacío de poder, surge un hombre llamado Didio Juliano, quien no era considerado como un candidato potencial para el trono. Aunque no tenía legiones ni el apoyo del Senado, Juliano contaba con una gran fortuna. Después del asesinato de Cómodo, había cinco candidatos al trono, pero con la muerte de Pértinax, quedaron cuatro: Juliano, Clodio Albino, Septimio Severo y Pescenio Nigro. Mientras que Juliano tenía el dinero, los otros tres tenían ejércitos. La clave para desequilibrar la balanza en esta lucha por el poder absoluto era Julia. Sin embargo, en este momento de la historia, ella aún no ha intervenido. El capítulo termina con Juliano saliendo de su casa para comprar el imperio, mientras que Julia espera en la residencia del gobernador de Panonia Superior.

XX

En este capítulo, Sulpiciano, el praefectus urbi de Roma, se entera de que los pretorianos están subastando el Imperio al mejor postor. Dion Casio, en nombre del Senado, le informa de que Didio Juliano está dispuesto a pujar por el puesto de emperador. Sulpiciano decide participar en la subasta para evitar que Juliano se haga con el poder. Llega al campamento de los pretorianos y comienza la subasta. Sulpiciano ofrece mil sestercios por cada pretoriano, pero Juliano contraoferta con quince mil sestercios. Sulpiciano, desesperado por evitar que Juliano tome el control de Roma, ofrece veinte mil sestercios. Sin embargo, Juliano ofrece cinco mil más y es proclamado nuevo emperador por los pretorianos.

XXI

En este capítulo, Julia espera ansiosa el reencuentro con su esposo Severo en la residencia del gobernador en Carnuntum. Durante su separación, las cartas de Severo fueron frías y distantes, lo que hace que Julia comience a dudar de sus sentimientos. Sin embargo, reconoce los pasos de su esposo y se siente aliviada al verlo entrar. Severo la saluda y ella responde en voz baja. Luego, él la abraza y la besa apasionadamente. Julia se deja llevar por la pasión y ambos se abrazan con fuerza. A pesar de sus temores, Julia se da cuenta de que todo está bien entre ellos. No hablan más esa noche, ya que no es momento para palabras, pero se entienden mutuamente.

XXII

En este capítulo, Maesa está en trabajo de parto y su hermana Julia intenta reconfortarla. Julia sugiere realizar una cesárea como se hizo con el primer César, pero Galeno explica que eso es una creencia falsa y que Julio César nació de forma natural. Galeno también explica que la cesárea solo se realiza en casos extremos cuando la madre ha fallecido. Finalmente, Maesa da a luz a una niña y Julia se siente culpable por haberla forzado a viajar. Después del parto, Julia habla con Galeno sobre la posibilidad de cortar la piel de los muertos para realizar disecciones. Galeno explica que la mayoría considera que cortar la piel es sacrilegio, pero él tiene una opinión diferente. Julia le promete apoyarlo en la reconstrucción de la biblioteca imperial y le revela su ambición de cambiar de emperador. Galeno se retira y Julia habla con Calidio sobre encontrar un ama de cría para la niña. Julia le da dinero a Calidio y le pide que negocie un precio razonable. Julia se queda sola y piensa en su plan de venganza contra las mujeres que sonrieron durante el reinado de Cómodo.

XXIII

En este capítulo, el emperador Didio Juliano se enfurece al enterarse de que Julia Domna, la esposa de Severo, ha escapado de Roma. Aquilio, el jefe de los frumentarii, se disculpa por no haber podido retenerla y explica que solo puede vigilar e informar, no combatir. Juliano se resigna y pregunta por las esposas de Clodio Albino y Pescenio Nigro, a lo que Aquilio responde que están localizadas y bajo control. Juliano se siente aliviado al saber que las legiones de Britania y Siria, así como Oriente, están bajo su control. Luego, hablan en voz baja sobre un asunto pendiente y Aquilio se compromete a ocuparse personalmente de ello. Juliano se queda pensativo y se da cuenta de que el Senado no le es favorable, pero confía en que Severo no se atreverá a hacer nada. A pesar de todo, Juliano decide celebrar un banquete para disfrutar de los privilegios de ser emperador. Sin embargo, al bajar del trono, se detiene y se preocupa por la posibilidad de que Severo tome medidas en su contra.

XXIV

En este capítulo, Calidio sale del campamento militar y entra en la ciudad de Carnuntum. Se dirige al anfiteatro de la ciudad, donde se está llevando a cabo un mercado de esclavos. Calidio busca una joven que haya tenido un bebé recientemente para que pueda amamantar a la recién nacida de su ama, Julia Domna. Calidio se encuentra con un traficante llamado Turditano, quien le muestra a varias mujeres desnudas en una tarima. Calidio busca una joven con leche y finalmente encuentra a Lucia, una joven que ha tenido un bebé recientemente. Turditano intenta subir el precio, pero Calidio finalmente acuerda pagar dos mil sestercios por Lucia. Antes de irse, Turditano golpea a Lucia cuando ella intenta revelar su verdadero nombre y origen. Calidio le da una túnica a Lucia y se la lleva del mercado. Lucia se resistente al principio, pero Calidio la convence de que vivirá mejor como esclava en la casa del gobernador.

XXV

En este capítulo, Septimio Severo se presenta ante su esposa en el atrio del praetorium con su uniforme de gala, listo para lo que está a punto de hacer. Julia le dice que está imponente y él le recuerda lo fuerte que es. Después de una pequeña discusión, Julia le dice que para lo que va a hacer, debe tener más seguridad en sí mismo. Septimio se acerca a su esposa y le dice que a partir de ahora, nadie se dirigirá a él como gobernador, ya que todo cambiará. Julia le pregunta si ella podrá seguir llamándolo como lo hace en privado, a lo que él responde afirmativamente. Juntos, se dirigen hacia el anfiteatro donde las tropas esperan.

En el anfiteatro, los niños de Septimio, Basiano y Geta, están sentados en sillas junto a un solium vacío que pronto ocupará su madre. El anfiteatro está lleno de soldados de las legiones de Panonia Superior, esperando la llegada de Septimio. Miles de hombres armados están formados en la arena y en las gradas. Septimio llega al palco con su esposa y se sitúa junto a sus hijos. Dos tribunos, Leto y Cilón, también están presentes. Septimio rechaza dos veces el manto púrpura imperial que le ofrecen, siguiendo la tradición de la repugnatio. Los soldados se decepcionan, pero finalmente acepta el manto y es aclamado como emperador. Septimio se dirige a sus soldados y les habla sobre la usurpación del trono por parte de Juliano y la corrupción de la guardia pretoriana. Anuncia su intención de marchar sobre Roma, deponer a Juliano y restaurar la libertad del Senado. Los soldados lo aclaman y el palco se convierte en un palco imperial. Ahora hay dos emperadores para un solo Imperio: Juliano en Roma y Septimio Severo en Panonia Superior.

XXVI

En este capítulo, Quinto Emilio se encuentra en la domus del jefe del pretorio, teniendo relaciones sexuales con Marcia. De repente, escuchan golpes en la puerta y se dan cuenta de que están siendo atacados. Aquilio, el jefe de la policía secreta de Roma, entra a la habitación junto con varios hombres armados y rodean a Quinto Emilio. Aquilio le informa a Quinto que ya no es el prefecto de la guardia y que ha sido reemplazado por otros dos tribunos pretorianos. Quinto se da cuenta de que ha sido traicionado y que su vida está en peligro. Aquilio decide arrestarlo y encerrarlo en la prisión de los castra praetoria. Marcia, por su parte, se esconde bajo las sábanas y espera a ver qué sucede. Aquilio se burla de Quinto y luego se enfrenta a la decisión de qué hacer con Marcia. Finalmente, decide permitirle quedarse en la casa, pero le advierte que no salga y que se mantenga en silencio para poder sobrevivir. Aquilio se retira de la habitación y Marcia se viste y observa los cadáveres de los pretorianos leales a Quinto Emilio.

XXVII

En este capítulo, Maesa se recupera del parto y Julia cuida del bebé. Maesa elogia las habilidades de Julia con los niños y recuerdan su infancia. La niña llora y Maesa pide a Julia que llame a la ama de cría. Luego, Julia le propone a Maesa un nuevo viaje hacia el sur para derrocar a Juliano, pero Maesa se muestra asustada. Julia explica su plan y asegura que Maesa debe descansar y cuidar de sus hijas. Hablan sobre la seguridad de todos y Julia reconoce que se preocupa más por eso que por los niños. Geta entra llorando con una herida en la cabeza y Julia regaña a los niños. Maesa le dice a Julia que es dura con ellos, pero Julia explica que deben prepararse para ser hombres y gobernar. Maesa le dice a Julia que sigue jugando a ser reina y Julia lo admite. Maesa le recuerda que esto es la vida real y Julia afirma que es importante ganar.

XXVIII

En este capítulo, el emperador Juliano se encuentra en el Circo Máximo de Roma, donde ha organizado una carrera de cuadrigas para distraer a la multitud y mantener su popularidad. Sin embargo, durante la competición, se escucha un clamor proveniente de la multitud que aclama al gobernador de Siria, Pescenio Nigro. Juliano se siente humillado por este apoyo y discute con su esposa, Scantila, sobre cómo manejar la situación.

Después de la carrera, Juliano se retira del palco y se encuentra con Aquilio, el jefe de los frumentarii, para discutir la situación política. Descubren que la plebe apoya a Nigro debido a la escasez de trigo y al aumento del precio del pan. Juliano decide enviar a las cohortes pretorianas a Ostia para resolver el problema.

Luego, Juliano y Aquilio hablan sobre los otros dos gobernadores rebeldes, Albino en Britania y Severo en Panonia Superior. Juliano se da cuenta de que no puede negociar con Severo porque no tiene a su esposa e hijos como rehenes. Aquilio sugiere hacer de Severo un coemperador, pero Juliano tiene planes más ambiciosos y revela que la solución definitiva es matar a Severo.

Aquilio se sorprende por esta revelación y Juliano le encarga la tarea de asesinar a Severo. El capítulo termina con Aquilio sin saber cómo reaccionar ante este encargo.

XXIX

En este capítulo, Calidio se acerca a la habitación de las niñas del ama Maesa y encuentra a Lucia amamantando a la pequeña Avita. Calidio le informa a Lucia que él y los amos se van hacia el sur y ella se quedará con la hermana de la señora y sus hijas. Lucia se despide de Calidio y le pregunta si volverán a verse, a lo que él responde que sí. Después de que Calidio se va, Julia Domna se encuentra con él en el pasillo y asiente cuando él le informa sobre la situación. Julia entra a la habitación y ve a Lucia amamantando a Avita. Julia cierra la puerta lentamente, consciente de que el bebé que está amamantando Lucia podría ser la futura madre de un emperador de Roma.

XXX

En este capítulo, Septimio Severo decide avanzar hacia Roma desde Carnuntum, en Panonia Superior, para buscar acción y no quedarse a esperar. Se detiene en Poetovio, donde Vespasiano y Trajano también se habían proclamado emperadores en el pasado. Reúne tropas de diferentes legiones y recibe respuestas positivas de gobernadores de provincias vecinas que apoyan su causa. Sin embargo, también se entera de que Pescenio Nigro se ha proclamado emperador en Siria y ha obtenido el apoyo de varias provincias orientales, sumando diez legiones a su causa. Además, Clodio Albino, gobernador de Britania, no ha enviado respuesta y podría ser un problema en la retaguardia. Ante esta situación, Julia Domna propone ofrecer a Albino el título de césar y heredero al trono para evitar un enfrentamiento. Severo acepta la propuesta y decide enviar un mensajero a Britania mientras continúa avanzando hacia Italia.

XXXI

En este capítulo, Clodio Albino, gobernador de Britania, recibe un mensaje de Septimio Severo a través de un mensajero. Albino, quien está planeando un ataque contra Severo en caso de que se convierta en una amenaza, no está interesado en responder a los mensajes anteriores. Sin embargo, el mensajero asegura que trae una oferta para el gobernador. Albino decide recibir al enviado y leer la propuesta de Severo. El mensaje ofrece a Albino convertirse en César y su sucesor, sugiriendo incluso un nuevo nombre para él. Albino considera aceptar el pacto secreto, ya que no puede proclamarse públicamente emperador sin poner en peligro a su esposa e hijos en Roma. Además, piensa que si Severo elimina a sus rivales, él podría convertirse en el próximo emperador. Albino acepta la oferta y se prepara para luchar contra las tribus del norte de Britania mientras espera el momento adecuado para actuar. Aunque tiene dudas sobre si Severo prevalecerá, está dispuesto a ser leal a él siempre y cuando no afecte su posición como sucesor.

XXXII

En este capítulo, Julia y Severo se encuentran detenidos en su camino hacia Emona debido a la incertidumbre de la retaguardia del flanco occidental. Julia se muestra impaciente por continuar y cuestiona la demora. Sin embargo, Leto entra exultante anunciando que Albino ha aceptado el nombramiento de césar y promete lealtad a Severo. A pesar de las dudas de Severo, Julia insiste en que deben avanzar hacia el sur y estar juntos en la guerra. Severo nombra a Rosio Vitulo como intendente general de las tropas y a Valerio Valeriano al frente de la caballería. Julia argumenta que los niños también deben venir para aprender y apreciar el valor de su padre. Aunque Severo muestra preocupación por la seguridad de Julia, finalmente cede y acepta que ella y los niños lo acompañen. Aquilio Félix, enviado de Juliano, llega al campamento y Julia sugiere que Severo lo reciba rodeado de sus hombres armados. Severo accede y Julia lo acompaña, mostrando su apoyo y amor.

XXXIII

En este capítulo, Juliano convoca a todos los miembros del Senado para una sesión de especial relevancia. La mayoría de los senadores acuden forzados por miedo a las armas pretorianas. Dion Casio, uno de los senadores, se siente como un observador privilegiado de los acontecimientos que están ocurriendo. En el Ateneo, donde tiene lugar la reunión, Dion Casio y Sulpiciano comentan sobre las monedas recién acuñadas con la efigie de Juliano y las estrategias que está utilizando para ganarse el apoyo de las tropas de Septimio Severo. Luego, Juliano propone al Senado ofrecer una amnistía a las tropas de Severo si se retiran y sugiere tratar a Severo y su familia con magnanimidad si aceptan vivir lejos de Roma sin poder militar. Sin embargo, si Severo persiste en su rebelión y cruza la frontera de Italia con legiones armadas, propone declararlo enemigo público de Roma. Las mociones de Juliano son aprobadas por unanimidad y Dion Casio y Sulpiciano salen del Ateneo preocupados por la posible victoria de Severo. El Senado nombra a Valerio Catulino como nuevo gobernador de Panonia Superior y declara a Severo enemigo público si entra en Italia con legiones armadas.

XXXIV

En este capítulo, Septimio Severo, acompañado de su esposa y Julio Leto, se encuentra en el praetorium militar de la legión XIV Gemina en Panonia Superior. Aquilio Félix, el mensajero de Juliano, entra en la tienda de mando y es recibido por Severo. Aquilio muestra una actitud desafiante y no reconoce la dignidad imperial de Severo, lo que provoca su reprimenda. Julia Domna reconoce a Aquilio como uno de los espías que los vigilaban en Roma durante el reinado de Cómodo. Aquilio revela que su verdadera misión era asesinar a Severo, pero decide revelar información sobre los enemigos de Severo para ganarse su confianza. Informa que Nigro ha pactado con Vologases V de Partia para ceder territorios romanos a cambio de apoyo militar. Severo decide arrestar a Aquilio y evaluar la veracidad de su información. Los demás oficiales abandonan la tienda y Severo discute con Leto y Cilón sobre la lealtad de las legiones y la amenaza de los partos. Deciden avanzar hacia Aquileia y Rávena para eliminar a Juliano lo antes posible. Julia muestra confianza en la victoria y Severo asiente. Termina con la afirmación de Julia de que prevalecerán juntos.

XXXV

En este capítulo, Didio Juliano se encuentra en el Palacio Imperial de Roma, reflexionando sobre los últimos acontecimientos en su Imperio. Tulio Crispino no logró el apoyo de los oficiales de la flota imperial de Rávena y tuvo que escapar de la ciudad antes de que las tropas de Septimio Severo llegaran. Juliano reconoce la lealtad de Crispino por regresar a Roma, a diferencia de Aquilio Félix, quien se pasó al bando enemigo. Juliano propone al Senado nombrar a un senador veterano como coemperador para legitimarse ante Severo, pero su propuesta es rechazada. A pesar de los reveses, Juliano no se rinde y envía a Crispino a encontrarse con Severo y ofrecerle ser coemperador. Juliano también ordena fortificar la ciudad y ejecutar a Quinto Emilio, el jefe de los pretorianos, y a la amante de Cómodo, Marcia. Mientras tanto, en el Circo Máximo, los pretorianos están organizando la defensa de la ciudad. Intentan entrenar a los marineros de Miseno como legionarios, pero no tienen éxito. Además, los elefantes que iban a ser utilizados en la defensa se vuelven incontrolables y causan caos en el circo. Los senadores observan la situación con preocupación y reflexionan sobre la corrupción y la ambición en el Imperio. La ciudad se convierte en un fortín militar y la población vive con miedo debido a las tropas. A pesar de todo, hay momentos en los que la risa se impone debido a la incompetencia de los pretorianos y los marineros.

XXXVI

En este capítulo, el emperador Severo recibe la visita de Galeno, un viejo médico griego. Julia, la esposa de Severo, explica que ha convocado a Galeno debido a los intentos de asesinato que han ocurrido recientemente. Julia menciona la "theriaca" como una forma de protección contra venenos, y Severo acepta la idea de recibir el antídoto. Galeno confirma que tanto la hermana de Julia como su hija están bien y le entrega a Severo un frasco con la theriaca. Sin embargo, Severo duda de la dosis y de si Galeno puede estar involucrado en una conspiración para envenenarlo. Galeno explica que el antídoto es efectivo contra la mayoría de los venenos conocidos, pero que Severo debe decidir si confía en él o en las posibles conspiraciones en su contra. Galeno se retira y Julia sale de la tienda para preguntarle sobre posibles efectos secundarios de la theriaca. Mientras tanto, Severo prueba la theriaca y nota un ligero malestar. Galeno asegura a Julia que el antídoto no afectará los deseos carnales de Severo. Julia regresa a la tienda y Galeno reflexiona sobre lo ocurrido.

XXXVII

En este capítulo, Aurelio Pompeyano confronta a su padre, Claudio Pompeyano, por haber rechazado tres veces la oportunidad de convertirse en emperador de Roma. Aurelio argumenta que su padre debería haber aceptado la propuesta de Juliano y haber negociado con Severo para convertirse en coemperador. Sin embargo, Claudio explica que rechazó las ofertas anteriores por razones de seguridad y supervivencia. Además, advierte a Aurelio que no está hecho de la misma madera que los demás aspirantes al trono y que si se involucra en el juego del poder, perderá y morirá. Aurelio, enfadado, abandona la casa de su padre. Claudio reflexiona sobre su vida y los esfuerzos que ha hecho para llegar a donde está. Recuerda su matrimonio con Lucila, hija de Marco Aurelio, y cómo rechazó la oferta de ser heredero del trono para evitar un enfrentamiento con Cómodo. Claudio también se da cuenta de que la energía y audacia de Severo pueden estar impulsadas por su esposa, Julia Domna, de origen sirio.

XXXVIII

En este capítulo, Julia se despierta en una carreta junto a sus hijos mientras el ejército expedicionario de Panonia Superior se detiene en el camino hacia Italia. Julia ve a su esposo, Septimio Severo, acercarse a caballo y le ordena despertar a los niños. Septimio les muestra un puente y un río, el Rubicón, y les pregunta si quieren cruzarlo como lo hizo Julio César. Los niños están emocionados y Julia apoya la decisión de su esposo. Septimio toma la decisión de cruzar el río y todos los legionarios y la escolta personal lo siguen. Julia observa cómo las aguas del río fluyen hacia el mar mientras cruzan el puente. El capítulo termina señalando que, 242 años después de Julio César, el cruce del Rubicón marca el comienzo de una nueva guerra civil.

XXXIX

En este capítulo, las legiones de Panonia Superior se detienen a las afueras de Ariminum para recibir a nuevos enviados de Juliano con una propuesta. Severo, el líder de las legiones, recibe al líder de la embajada y rechaza la propuesta de convertirse en coemperador. Mientras tanto, en Roma, Quinto Emilio, antiguo jefe del pretorio, está encarcelado y espera que las legiones se rebelen contra Juliano y lo busquen para negociar con Severo. Sin embargo, es sorprendido por Flavio Genial, quien lo asesina. En otro lugar de Roma, los pretorianos de Flavio Genial encuentran a Marcia, la antigua amante de Cómodo, y la violan y asesinan. Mientras tanto, en el Senado, se aprueba la condena a muerte de los asesinos de Pértinax y Cómodo, así como la condena a muerte de Juliano por usurpar el trono. En las termas, los pretorianos capturan a Narciso, el atleta que estranguló a Cómodo, y lo ejecutan. En el palacio imperial, Flavio Genial informa a Juliano sobre el avance de las legiones de Severo, pero no encuentra una forma de hacerle daño. Plauciano y Alexiano entran en la sala de audiencias y ejecutan a Juliano. Alexiano encuentra a Scantila y a su hija Didia Clara y les informa de que se les retirará la dignidad de augusta, pero se les permitirá vivir si abandonan Roma y no conspiran contra Severo. Finalmente, Alexiano acompaña a Scantila y Didia Clara a recuperar el cuerpo de Juliano y los escolta hasta su casa.

XL

En este capítulo, nos encontramos en Interamna, al norte de Roma, en junio del año 193 d.C. Septimio Severo está sentado frente a una mesa vacía en el praetorium de campaña. Julia Domna, su esposa, entra en la tienda y los legionarios cierran el acceso. Severo parece preocupado y le informa a Julia que todos han cumplido con su misión, pero que Quinto Emilio y su amante, Tausio y otros pretorianos asesinos de Pértinax han muerto. Narciso, el último de los que mataron a Cómodo, está preso y Juliano fue abatido junto con su último jefe del pretorio en el palacio imperial. Julia acaricia la cabeza de Severo y le pregunta por qué está preocupado. Él le explica que la guardia pretoriana sigue siendo una amenaza y que no puede confiar en ellos. Julia le recuerda el problema similar que tuvo Trajano con los pretorianos y cómo los engañó. Severo se emociona por el masaje de Julia y ella se retira de la tienda dejando su fragancia de pétalos de rosa impregnada en el aire. Severo se impregna de la sensualidad y ambición de su esposa.

XLI

En este capítulo, se nos presenta el contexto político en el que se encuentra Roma. Juliano, a pesar de su riqueza, solo logra mantenerse como emperador durante dos meses. Septimio Severo se encuentra en el poder y tiene el control de la mayor parte del Imperio romano, excepto por la presencia de Pescenio Nigro en Siria, quien se niega a pactar con Severo y cuenta con el apoyo de muchos senadores. Severo se da cuenta de que está rodeado de enemigos y decide asegurar el control de Roma sin recurrir a la fuerza militar. Engaña a la guardia pretoriana y logra desarmarlos y dispersarlos. Aunque esto crea problemas posteriores, Severo se concentra en enfrentar a Nigro. Galeno ve esta situación como una oportunidad para recuperar los manuscritos perdidos en el incendio de Roma y buscar los libros de Erasístrato y Herófilo en Oriente. Mientras tanto, se plantea qué papel jugará Julia en esta lucha por el poder, ya que Severo ha decidido dejarla en Roma, pero ella tiene sus propias ideas y no está de acuerdo con su marido.

XLII

En este capítulo, Julia, como nueva emperatriz de Roma, regresa al palacio imperial después del funeral de Estado de Pértinax. Durante la ceremonia, su esposo, Severo, pronuncia un discurso elogiando al fallecido emperador y los senadores vitorean a Severo. Luego, se realiza la cremación de Pértinax en una gran pira adornada con estatuas y una cuadriga dorada. Después del funeral, Julia se dirige al gran atrio ajardinado del palacio para una cena con Severo y sus colaboradores más cercanos. Durante la cena, discuten los planes para enfrentar a Pescenio Nigro, un rival en la guerra civil. Severo ordena a Cilón que vaya a Oriente con una legión y envía otra legión a África para asegurar el suministro de grano a Roma. Julia argumenta que ella también debería acompañar a Severo en la guerra, pero él insiste en que es peligroso y que Roma es su lugar seguro. Julia se enfada y discute con Severo, afirmando que conoce mejor los territorios y que quiere estar a su lado. La tensión entre ellos aumenta y Julia se va sin despedirse. Severo decide que Julia se quedará en Roma, sin importar lo que ella quiera.

XLIII

En este capítulo, las legiones de Pescenio Nigro avanzan hacia Perinto, lideradas por el legatus Emiliano. Se encuentran con Fabio Cilón, quien ha sacado todas sus tropas de la ciudad y busca una batalla campal. A pesar de tener tres legiones contra una, Nigro decide no rodear Perinto y seguir avanzando hacia Mesia. Emiliano sugiere comprar a Cilón, pero Nigro descarta la idea al considerarlo leal a Severo. En Partia, Vologases V convoca a sus hijos y les revela su plan de intervenir en el conflicto en el Imperio romano. Quiere recuperar territorios perdidos y expandir el poder de Partia. En Perinto, Cilón es derrotado en la batalla y ordena la retirada hacia la ciudad. Envía un mensaje a Severo para informarle de la derrota y promete defender Perinto hasta el final. En el campamento de Nigro, Emiliano sugiere dejar una legión para mantener el asedio a Perinto y avanzar hacia Mesia. Sin embargo, Nigro decide quedarse en Perinto debido a la resistencia mostrada por Cilón. Además, envía un mensaje a Severo para comunicarle su presencia y medita sobre la fuerza del ejército de su oponente.

XLIV

En este capítulo, Maesa está emocionada porque su esposo, Alexiano, ha regresado a casa después de la guerra contra Nigro. Maesa le presenta a su esposo a sus dos hijas, Sohemias y Julia Avita Mamea. Alexiano disfruta de la compañía de su familia y Maesa le pregunta por Julia, hermana de Maesa y esposa del emperador Septimio Severo. Alexiano le asegura que Julia está bien, pero Maesa sospecha que algo ha sucedido entre Julia y Septimio.

En otro lugar, Geta, hermano de Septimio Severo, se encuentra con él en Viminacium para discutir la situación de la guerra contra Nigro. Geta informa a Severo que la situación no es favorable, ya que Nigro ha obtenido apoyo de varias ciudades y legiones en Oriente. Geta sugiere enviar mensajes a los gobernadores y legati para que abandonen a Nigro, pero también enfatiza la importancia de atacar al enemigo. Severo está de acuerdo y decide planificar el ataque al día siguiente.

Mientras tanto, Julia visita a Maesa y le cuenta que está preocupada porque Septimio se ha distanciado de ella desde que comenzó la campaña. Julia siente que su esposo la ve como una desobediente y no entiende que hay otras personas de las que debería preocuparse. Maesa le ofrece su apoyo y Julia confía en que Septimio volverá a ella.

En otra escena, Lucia, una esclava, se encuentra con Calidio, un esclavo del emperador. Hablan sobre la guerra y cómo podría afectar sus vidas. Calidio menciona que el amo y el ama están peleados, lo que confunde a Lucia. Ella le pregunta si el ama está enfadada por haber venido a la campaña, pero Calidio cree que hay algo más que su amo no entiende sobre el ama. Luego, Lucia y Calidio tienen un encuentro íntimo.

Finalmente, Julia se encuentra con Severo en su tienda y él le informa que Nigro le ha ofrecido compartir el Imperio. Julia le dice que no funcionará y menciona los problemas que podrían surgir. A pesar de su desacuerdo, Julia le pregunta si hay algo más que pueda hacer por él, pero Severo niega con la cabeza. Julia se va, decidida a luchar por su relación con su esposo.

XLV

En este capítulo, la guerra entre Severo y Pescenio Nigro se recrudece. Las legiones de Severo liberan el cerco de Cilón en Perinto y hacen retroceder a las cohortes de Nigro hasta Bizancio. Severo decide dejar a su hermano Geta y a Cilón con un contingente de tropas en Bizancio y cruzar a Asia con la mayor parte de sus legiones. Nigro se retira hacia el este, esperando que Severo lo siga. Luego de varias batallas, Severo y sus legiones cruzan la cordillera del Tauro y se preparan para combatir contra Nigro en el golfo de Issus. Mensajeros desde Egipto confirman que las tropas romanas en esa provincia abandonan a Nigro y se unen a Severo. A pesar de tener menos tropas, Severo planea un ataque sorpresa rodeando un bosque para derrotar a Nigro. En una reunión con sus oficiales, Severo explica su estrategia y la importancia de mostrar resistencia para debilitar la confianza del enemigo. Julia, la esposa de Severo, también está presente en la reunión para mostrar unidad familiar. Después de la reunión, Severo habla a solas con Alexiano y Leto, expresando sus dudas sobre la victoria y comparándose con Pirro. Nigro y Emiliano discuten sus planes para la batalla y Nigro expresa su deseo de ejecutar a la esposa e hijos de Severo. Severo recibe un mensaje de Julia, pero se muestra irritado por su insistencia en comunicarse en un momento tan tenso.

Siguiendo este capítulo, Septimio recibe un mensaje con el nombre de un dios sirio escrito en él y decide no quemarlo. En el campo de batalla, las legiones de Severo están en desventaja numérica y deben reorganizarse para igualar el frente de combate con las legiones enemigas. A pesar de esto, la batalla no va bien para Severo y Nigro parece tener la ventaja. La caballería de Valeriano y Leto se ve obstaculizada por un arroyo y no puede avanzar. Mientras tanto, en el campamento de Severo, Julia y Maesa deciden quedarse en lugar de huir hacia Bizancio. La batalla continúa y las legiones de Nigro ganan terreno, obligando a Severo a enviar a los auxiliares a la primera línea de combate. Severo se da cuenta de que la batalla está perdida y ordena que Julia y los niños se refugien en Bizancio. En el campamento de Nigro, Emiliano celebra la victoria anticipada. La caballería de Valeriano y Leto se detiene debido al arroyo y la lluvia comienza a caer. Lucia y Calidio se refugian en el carruaje imperial y esperan el resultado de la batalla. Severo se da cuenta de que cometió un error estratégico al no esperar para atacar a Nigro y se prepara para una posible derrota.

XLVI

En este capítulo, Galeno llega a la biblioteca de Pérgamo, que aunque majestuosa por fuera, está medio vacía por dentro debido a los saqueos sufridos durante las guerras. Galeno reconoce a Philistión, uno de los bibliotecarios, y trata de entablar una conversación amistosa, pero Philistión se muestra distante y resentido. Galeno le pide ayuda en su búsqueda de unos libros secretos que están en la biblioteca, pero Philistión se niega debido a los conflictos pasados entre ellos. Galeno amenaza con utilizar su posición como médico de la familia imperial para perjudicar a Philistión, pero este no se muestra sorprendido y le informa que los libros ya no están en la biblioteca, sino en Alejandría. Además, le advierte que la situación política en Egipto puede cambiar y que Heracliano, el custodio de los libros, no le permitirá acceder a ellos. Philistión también le dice que los libros son peligrosos y que contienen información que podría poner en peligro la vida de Galeno si los busca. Galeno reflexiona sobre las palabras de Philistión y decide que debe ir a Alejandría para intentar obtener los libros. Sabe que la batalla entre Severo y Nigro será determinante para su objetivo y para el futuro de la medicina. Galeno se despide de la biblioteca y se dirige hacia su próximo destino, consciente de que la medicina está en juego.

XLVII

En este capítulo, Valeriano y Leto se encuentran en una llanura junto al golfo de Issus. Valeriano decide retroceder, pero Leto lo amenaza con una daga para que crucen el torrente y se unan al ejército de Severo. A pesar de las dificultades, logran cruzar el torrente y se unen a la caballería de Mesia y Panonia.

En el praetorium del ejército romano de Oriente, Emiliano y Nigro observan las nubes y la tormenta que se acerca. Emiliano propone reemplazar la primera línea con las cohortes de reserva para aprovechar el viento a su favor. Mientras tanto, en el altozano de observación del emperador Severo, este encuentra una nota de su esposa Julia Domna que le da esperanza. Decide enfrentarse a la tormenta y luchar en primera línea.

Severo propone a Alexiano un último ataque contra el enemigo, aprovechando la tormenta a su favor. Alexiano acepta y se preparan para la batalla. Severo arenga a sus tropas y ordena a los tribunos que transmitan el mensaje de que la tormenta está a su favor.

En la batalla, las legiones de Severo luchan con renovada fuerza gracias a la tormenta. La caballería de Valeriano y Leto se une al combate y ataca a las legiones enemigas. La batalla se vuelve confusa debido a la lluvia y el viento, pero las tropas de Severo logran avanzar.

En el praetorium del ejército romano de Oriente, Emiliano propone detener la caballería de Severo con las cohortes de reserva, pero Nigro decide no hacerlo y Emiliano se ve obligado a obedecer. Mientras tanto, la caballería de Severo avanza contra las cohortes de reserva y la batalla se convierte en un cuerpo a cuerpo desorganizado.

Emiliano busca a Nigro para pedir ayuda, pero se da cuenta de que Nigro ha abandonado la batalla y se retira con su caballería. Emiliano se siente abandonado y compara la situación con la batalla entre Darío III y Alejandro Magno en el mismo lugar. La historia se repite y queda claro quién es el nuevo Alejandro y quién es el nuevo Darío.

XLVIII

En este capítulo, la batalla ha terminado y Severo y Alexiano se encuentran ilesos. Discuten sobre el paradero de Nigro, concluyendo que probablemente se refugiará en Antioquía. Deciden enviar tropas de caballería para perseguirlo. Luego, se reúnen con los tribunos para dar instrucciones sobre la atención a los heridos y la recolección de armas. Severo expresa su preocupación por el número de bajas y decide que Nigro debe ser capturado o asesinado. Leto, quien ha cumplido con su misión, es elogiado por el emperador y se le otorgará una corona graminea. Alexiano sugiere que Severo también merece una aclamación imperial, pero él prefiere esperar hasta tener a Nigro bajo control. Severo ordena a Alexiano que envíe un mensajero a Geta para que ejecute a la esposa e hijos de Nigro, ya que representan un peligro futuro. Alexiano está de acuerdo, aunque le resulta desagradable condenar a muerte a mujeres y niños. Severo reflexiona sobre la necesidad de equilibrar las recompensas entre los oficiales de Panonia y Mesia. Luego, Julia entra en la tienda y Severo la reprende por no haber seguido sus instrucciones de partir hacia Bizancio. Tienen una discusión acalorada sobre la desobediencia de Julia y el impacto que esto tiene en la disciplina de las tropas. Julia defiende su lealtad y determinación, pero Severo se siente frustrado y orgulloso. Después de que Julia se va, Severo ordena a Calidio que le traiga una esclava joven y atractiva. Calidio se da cuenta de que Julia está enfadada y miente sobre la identidad de la esclava para protegerla. Julia se cruza con la esclava y Calidio en su camino hacia la tienda de los niños, pero no hace preguntas. Calidio le explica a Lucia lo que está sucediendo y ella muestra compasión por la esclava. Calidio se da cuenta de que tiene sentimientos por Lucia y decide que debe encontrar una solución para protegerla.

XLIX

En este capítulo, la caballería de Nigro se encuentra huyendo de las tropas de Severo. Nigro se siente confuso y presionado, sin saber si dirigirse hacia Antioquía o buscar otra alternativa. Por otro lado, Leto lidera una poderosa fuerza de jinetes para atrapar a Nigro, ya que su captura es una prioridad para el emperador Severo. Leto utiliza toda su experiencia y envía exploradores para marcar la ruta de Nigro. Mientras tanto, en el campamento romano, Emiliano es interrogado sobre el paradero de Nigro. Emiliano revela que Nigro podría haber huido hacia Oriente, hacia Partia, en busca de apoyo militar y político. Alexiano decide ofrecerle a Emiliano la opción de quitarse la vida para proteger a su familia. Emiliano acepta y se suicida. Leto descubre que Nigro se ha dividido en dos grupos, uno hacia Antioquía y otro hacia Partia. Leto decide perseguir al grupo que se dirige hacia Partia. Mientras tanto, Severo y sus tropas llegan a Antioquía, donde ofrecen a la ciudad la opción de rendirse a cambio de una suma de dinero. Severo decide atacar la ciudad si no aceptan la oferta. Finalmente, las tropas de Leto dan alcance a Nigro cerca del Éufrates y lo capturan. Leto decapita a Nigro y muestra su cabeza a sus hombres. Severo y sus tropas continúan su avance hacia Emesa, donde son recibidos con alegría y aclamaciones. La población de Emesa muestra su apoyo a Severo y a Julia, llamándolas "las legiones de Julia".

L

En este capítulo, Salinátrix y su esposo, el gobernador Clodio Albino, se refugian en una tienda en la muralla fronteriza de Britania mientras observan la constante lluvia en el norte del Muro de Adriano. Albino le explica a Salinátrix que hay una rebelión entre el Muro de Adriano y el Muro de Antonino, pero él ha decidido mantener una legión en el sur en caso de que tengan que cruzar hacia Germania. Salinátrix está de acuerdo con las prioridades de su esposo. Después de aceptar un pacto con Septimio Severo, Albino se ha convertido en el sucesor del emperador y Salinátrix y sus hijos ya no son rehenes. Salinátrix pregunta qué pasará ahora y Albino le informa sobre la situación en Oriente, donde Severo ha derrotado a Juliano y Nigro y se enfrenta a más desafíos. Salinátrix y Albino están contentos con la situación y esperan recibir más noticias de Mesopotamia.

LI

En este capítulo, se relata cómo Severo, tras recibir noticias de la rebelión en Osroene y Adiabene, decide tomar acción y atacar a los rebeldes. El emperador ve en esta situación una oportunidad para unir a las legiones del Danubio y las de Oriente, fortaleciendo así su posición en el Imperio. Además, sabe que una derrota en la región podría ser utilizada por los senadores favorables a Nigro para criticar su gobierno. Por lo tanto, decide dirigirse hacia Edesa, la capital de Osroene, y logra someter al reino, reduciéndolo a una provincia romana.

Sin embargo, la vecina Adiabene no cede en su rebelión y continúa asediando la guarnición romana en Nísibis. Julia, la esposa de Severo, revela que los adiabenos cuentan con un aliado poderoso: el desierto. Explica que conocen el terreno y están seguros de que las legiones romanas no se atreverán a cruzarlo en esta época del año. Ante esta situación, Severo decide emprender la travesía del desierto hacia Nísibis, a pesar de la escasez de agua y víveres.

Durante la marcha, la tormenta de arena se desata y los soldados se ven obligados a protegerse detrás de sus escudos y pañuelos húmedos. Julia y los niños se resguardan en el carruaje, utilizando las maderas como escudo. Finalmente, la tormenta pasa y las legiones continúan su avance hacia Nísibis.

Una vez allí, los adiabenos se sorprenden al ver que los romanos han cruzado el desierto y se preparan para un enfrentamiento. Las legiones romanas, sedientas de venganza, masacran a los adiabenos y liberan la guarnición de Nísibis. Finalmente, los soldados son recompensados con agua, víveres y vino por su valentía y lealtad al emperador.

LII

En este capítulo, Septimio Severo se encuentra satisfecho y contento por sus victorias en la campaña contra Nigro y la sublevación de los reinos de Osroene y Adiabene. Está celebrando en su praetorium junto a sus legionarios, quienes también están disfrutando del vino que él ha distribuido entre ellos. Severo reflexiona sobre su éxito y los títulos que ha adquirido, pero también piensa en el futuro y en la posibilidad de conquistar toda Partia. Sin embargo, su felicidad se ve interrumpida cuando sus legati, Leto, Valeriano, Anulino y Cándido, entran en la tienda y le informan sobre las quejas de los legionarios respecto a la presencia de Julia, su esposa, en el ejército. Severo se preocupa y Leto le explica en detalle las preocupaciones de los soldados. Luego, la escena cambia a la tienda de Julia, donde ella se ha arreglado y está esperando a Severo. Cuando él entra, los demás abandonan la tienda y él le informa sobre la petición de los legati de nombrarla "mater castrorum". Julia se sorprende y se siente confundida, pero finalmente acepta. Luego, tienen relaciones sexuales y se reconcilian.

LIII

En este capítulo, Galeno reflexiona sobre la ambición de Julia y cómo esta característica la diferencia de otros hombres ambiciosos en la historia. Después de la recuperación de Nísibis, Galeno y el emperador Severo pasan el invierno en Laodicea, la nueva capital de la provincia en lugar de Antioquía. Antioquía había apoyado a Nigro en la batalla de Issus, por lo que Severo la castiga quitándole su estatus y otorgándoselo a Laodicea. Sin embargo, Julia intercede para evitar que la ira de Severo se desate sobre toda la región y sugiere dividir Siria en dos mitades. Severo acepta esta sugerencia y crea la provincia de Celesiria al norte y Siria-Fenicia al sur. Aunque Severo desea el poder total en el Imperio romano, Julia es quien lo empuja en esa dirección. Finalmente, después de una cena, Julia le da el último empujón a Severo para que se lance a por todo.

LIV

En este capítulo, Julia y Severo discuten sobre la autoproclamación de Severo como hijo adoptivo del divino Marco Aurelio. Julia le reprocha a Severo por no haberle consultado antes de tomar esta decisión. A pesar de esto, Julia sigue apoyando a su esposo y le pregunta si ha ordenado acuñar monedas que reflejen esta nueva relación. También le pregunta cuándo regresarán a Roma, a lo que Severo responde que primero deben conquistar Bizancio y enfrentarse a Vologases V de Partia. Julia le sugiere a Severo nombrar a Basiano, su hijo mayor, como césar, pero Severo duda debido a la posible reacción de Clodio Albino, el gobernador de Britania. En Britania, Albino discute con su esposa Salinátrix sobre la decisión de Severo y ella lo insta a enfrentarse a Severo en una guerra para obtener el poder. Albino finalmente acepta y decide iniciar la campaña contra Severo.

LV

En este capítulo, Galeno retoma el relato del ascenso de Julia y menciona que el Imperio seguía la tradición de nombrar a dos sucesores, como lo hicieron Augusto, Tiberio y Claudio. En este caso, Septimio nombró a su hijo Basiano, ahora llamado Antonino, como césar, igualándolo en derechos sucesorios a Clodio Albino. Sin embargo, no llegaban noticias de los mensajeros que Severo había enviado a Britania para informar a Albino sobre este nombramiento, lo que hacía pensar que su reacción no sería positiva. Durante las comidas y sobremesas, nadie hablaba del tema, incluyendo la emperatriz. Galeno reflexiona sobre si Julia había previsto una reacción violenta por parte de Albino y menciona que su proyecto de viajar a Egipto para acceder a los libros secretos de Herófilo y Erasístrato se vio truncado debido a la tensión política y militar. A pesar de esto, Galeno se le permitió tener dinero y tiempo para escribir sus obras perdidas. El único asunto que preocupaba a todos era qué pasaría con el resto del Imperio en caso de una rebelión de Albino. Galeno menciona las posibles alianzas y lealtades de los gobernadores y legiones, y destaca que solo Julia se mostraba segura sobre lo que debía hacerse, sin retroceder ni un paso en su lucha por el poder absoluto de Roma.

LVI

En este capítulo, Bizancio finalmente cae después de un largo asedio. Severo se retira a su tienda de campaña y convoca a una reunión urgente con su hermano Geta y otros altos oficiales para discutir la situación. Severo les informa que Clodio Albino se ha declarado emperador en Britania y ha sido aclamado por tres legiones de la provincia. Se plantea una posible guerra civil y Severo les pide a los presentes que confirmen su lealtad. Todos los oficiales presentes se comprometen a seguir a Severo, excepto Julia, que ya se ha reafirmado previamente. Severo da instrucciones a sus hombres y planea asegurar la lealtad de las legiones del Danubio antes de decidir si marchar contra Albino o ir a Roma. Después de la reunión, Julia habla con Calidio, un esclavo, quien le pide permiso para casarse con una esclava de otra ama. Julia acepta y le pide que venda a otra esclava llamada Adonia. Julia reflexiona sobre la importancia del ejército del Rin y se pregunta qué sucederá en la próxima guerra. El capítulo termina con los legionarios aclamando a Severo en el campamento y Julia observando el mapa del Imperio romano.

LVII

En este capítulo, Salinátrix y Clodio Albino están en la costa sur de Britania, observando el mar que separa la isla del norte de la Galia. Albino ha desplazado la mayoría de las tropas de Britania hacia la costa para embarcar en una flota y dirigirse a las provincias continentales del Imperio romano. Albino está preocupado porque el gobernador de Germania, Virio Lupo, ha anunciado que se mantiene fiel a Severo y no pueden contar con su ejército. Albino explica que necesita todas las tropas que pueda reunir para derrotar a Severo, incluso si eso significa dejar desprotegida la frontera del Muro de Adriano. Salinátrix sugiere sobornar a Lupo para que no luche activamente contra ellos, lo que permitiría a Albino avanzar hacia Lugdunum. También sugiere sobornar a Lupo durante la batalla final para debilitar la unión del ejército del Rin con el del Danubio. Salinátrix le aconseja a Albino que envíe a su tribuno de confianza, Léntulo, a hablar con Lupo en persona en lugar de enviar una carta. Albino admira el ingenio de Salinátrix y decide seguir su consejo. Salinátrix se regocija con el plan que ha puesto en marcha y dedica un último pensamiento a Julia.

LVIII

En este capítulo, Julia tiene la intuición de que algo le falta, pero no logra identificar qué es exactamente. Decide hablar con su esposo, Septimio Severo, después de haber tenido relaciones sexuales. Le propone un plan para evitar una batalla entre Albino y Severo, ya que este último considera que Albino es un mejor militar. Julia sugiere enviar a alguien a asesinar a Albino, pero Severo duda de la viabilidad de este plan. Julia explica que el intento de asesinato anterior falló porque no fue ella quien diseñó la estrategia. Propone utilizar un veneno que actúe lentamente para que el mensajero que lo lleve tenga tiempo de regresar a Roma antes de que el veneno haga efecto. Severo se muestra escéptico, pero Julia asegura que conoce a alguien que puede ayudarles a obtener el veneno y convencerá a Galeno, el médico de confianza de Severo, de colaborar en el plan. Finalmente, Julia insta a Severo a encontrar a alguien valiente y ambicioso que esté dispuesto a llevar a cabo la misión.

LIX

En este capítulo, Léntulo llega a Colonia Claudia Ara Agrippinensium, en Germania Inferior, presentándose como un correo de Clodio Albino para el gobernador de la provincia, Virio Lupo. Léntulo busca negociar un posible pacto entre Albino y el emperador Septimio Severo para evitar una guerra civil. A medida que avanza por la ciudad, Léntulo reflexiona sobre la importancia de Colonia y su papel en la lucha por el control del Imperio Romano. Finalmente, es recibido por Lupo, a quien le presenta el plan de Albino. Léntulo propone que las legiones del Rin no opongan resistencia al avance de las legiones de Albino hacia la Galia, a cambio de pagos de oro y piedras preciosas. Lupo, intrigado por la propuesta, acepta y acuerda los detalles del plan. Léntulo asegura que los días de Severo como emperador están contados y que la traición acabará con él y su familia en la Galia.

LX

En este capítulo, Quinto Mecio espera ser recibido por el emperador Severo en el praetorium de campaña. Mecio fue gobernador de Asia a una edad temprana, pero desde entonces no ha tenido ascensos militares o políticos. En una reunión secreta, se discute un plan para envenenar a Albino, el gobernador de Britania en rebelión. Plauciano se opone al plan, pero Severo decide seguir adelante. Julia convence a Galeno, el médico griego, de colaborar en el plan a cambio de acceso a libros prohibidos. Galeno proporciona a Mecio el veneno y un antídoto. Mecio acepta la misión y bebe un poco del antídoto. Luego, se retira de la tienda de Galeno y se dirige a cumplir su misión.

LXI

En este capítulo, Salinátrix se encuentra confundida y molesta por estar en la Galia en lugar de Roma. Se entera de una propuesta de Severo a Albino para compartir el gobierno del Imperio y discute con su esposo sobre si aceptarla o no. Salinátrix sospecha que la esposa de Severo está detrás de esta propuesta y decide vigilar al mensajero enviado por él. Descubre que el mensajero ha hablado con un esclavo de las cocinas y sospecha que ha intentado sobornar a legati y tribunos. Sin embargo, el mensajero no ha hablado con nadie relevante. Durante la cena, Salinátrix nota que el esclavo de las cocinas suda y sospecha que ha sido envenenado. Interroga al esclavo y descubre que ha hablado con el mensajero de Severo. Salinátrix confronta al mensajero y lo obliga a comer de una bandeja envenenada. Luego, ordena matar al esclavo y a todos los esclavos de la cocina. El praegustator también se enferma y vomita. Quinto Mecio, el mensajero, finge estar envenenado y es llevado fuera del comedor. Salinátrix decide dejarlo morir con su propio veneno. Le habla a su esposo sobre la traición de Severo y le deja tomar la decisión que desee.

LXII

En este capítulo, Quinto Mecio se encuentra gravemente enfermo en el campamento de Septimio Severo. Galeno, el médico griego, examina al enfermo y confirma que puede hablar. Mecio revela que Albino no ingirió el veneno, ya que la esposa de Albino, Salinátrix, intervino y lo impidió. Mecio explica cómo logró escapar fingiendo su agonía y matando a los centinelas. Luego, se dirigió a la primera casa de postas militar y se hizo pasar por un correo imperial para obtener nuevos caballos. Mecio sufre intensos dolores debido al veneno. Plauciano, el jefe del pretorio, duda de la lealtad de Mecio y sugiere que podría estar fingiendo su enfermedad para ganarse la confianza de Severo y luego atacarlo. Galeno defiende a Mecio y asegura que su enfermedad es real. Julia, la emperatriz, defiende a Mecio y propone que se le dé una oportunidad en el campo de batalla para demostrar su valía. Severo acepta y ordena a Plauciano que vaya a Roma a asegurarse de que el Senado vote a favor de declarar a Albino enemigo público. Julia reflexiona sobre la importancia de Salinátrix en el plan y se siente incómoda por la sensación de que algo se le escapa. Severo se muestra confiado en la victoria, pero Julia alberga dudas. Julia visita a Mecio en el valetudinarium y le pide que se recupere, ya que su esposo necesita hombres leales a su lado. Mecio se siente hechizado por la emperatriz y concluye que fue solo un hermoso sueño.

LXIII

En este capítulo, el Senado se reúne en el Ateneo de Adriano en Roma. Los pretorianos, liderados por Plauciano, obligan a todos los senadores a asistir al encuentro. Solo se permite al viejo Claudio Pompeyano quedarse en su villa debido a su edad y supuesta mala salud. Aunque Severo respeta a Pompeyano por haber rechazado la oportunidad de convertirse en emperador en tres ocasiones, Plauciano lo considera un loco o un débil. Durante la reunión, llegan Dion Casio, Tito Flavio Sulpiciano, el hijo de Pompeyano y Helvio Pértinax. El único punto en la agenda es declarar a Clodio Albino, gobernador de Britania, como enemigo público. La votación, realizada en presencia de los pretorianos, resulta en la declaración unánime de Albino como enemigo público. Después de la reunión, Plauciano observa a los senadores mientras salen, consciente de que algunos podrían estar en desacuerdo con la decisión. Dion Casio y Sulpiciano comentan en voz baja que ya no hay mucho debate en el Senado. Plauciano escudriña la mirada de Sulpiciano, quien parece derrotado y triste al abandonar el Ateneo.

LXIV

En este capítulo, Claudio Pompeyano y su hijo Aurelio discuten sobre la situación política en Roma. Aurelio critica la inacción de su padre ante la rebelión de Albino contra el emperador Severo. Claudio explica que el gobernador de Germania Inferior, Virio Lupo, probablemente se unirá a Albino, pero Claudio duda de que esto suceda debido a la lealtad de Lupo hacia Severo. Aurelio menciona que Sulpiciano, quien tiene contacto con Albino, le ha confirmado que Lupo se unirá a su bando. Claudio explica que Lupo no puede permitirse la neutralidad debido a su posición y el control que tiene sobre las legiones del Rin. Aurelio insiste en que Lupo se unirá a Albino de alguna manera. Claudio menciona que Severo tiene un arma secreta: su esposa Julia. Claudio explica que Julia es inteligente y ambiciosa, y que Severo está enamorado de ella. Claudio compara su relación con la de Cleopatra y los hombres más poderosos de Roma. Aurelio no está convencido y menciona que Cleopatra perdió su poder cuando Marco Antonio fue derrotado por Augusto. Claudio argumenta que Julia es diferente porque Severo la ama y confía en ella. Aurelio menciona otros matrimonios imperiales, pero Claudio señala que ninguno de ellos tuvo una relación basada en el amor. Aurelio menciona a Faustina Menor y Marco Aurelio como un ejemplo de un matrimonio feliz, pero Claudio señala que hay dudas sobre la fidelidad de Faustina. Aurelio menciona a Lucila, su madre, pero Claudio explica que su relación con ella no era amorosa. Claudio concluye que la relación entre Severo y Julia es única y poderosa. Aurelio insiste en que Albino derrotará a Severo, pero Claudio advierte que Julia puede pedirle a Severo algo más allá de un Imperio, lo que podría llevar a su fin. El capítulo termina con Claudio reflexionando sobre lo que Julia podría pedirle a Severo.

LXV

En este capítulo, Plauciano convoca una reunión en el palacio imperial de Roma para discutir la situación con Clodio Albino, gobernador de Britania, quien se ha rebelado y autoproclamado emperador. Aquilio Félix, el antiguo jefe de los frumentarii, es convocado para proporcionar información sobre Albino y sus posibles alianzas. Plauciano sospecha de una conspiración en el Senado contra el emperador Severo y le ordena a Aquilio que controle el correo de los senadores que se comunican con Albino. Aquilio acepta la tarea y se retira para planificar su estrategia. Él sabe que interceptar las cartas de Albino le garantizará mantener su posición y su vida.

LXVI

En este capítulo, Julia observa desde el palco imperial del Circo Máximo a la multitud reunida para presenciar las carreras de cuadrigas. Su esposo, Septimio, y su hijo mayor, Basiano Antonino, son aclamados por la plebe. Julia se siente satisfecha por el éxito de su familia y por haber contratado a los mejores aurigas para el evento. Sin embargo, detecta dos problemas: su hijo Geta muestra envidia hacia su hermano mayor y un correo imperial se acerca a Plauciano para comunicarle algo en voz baja. Julia decide intervenir en ambos asuntos. Maesa, su hermana, se acerca y cuestiona la necesidad de nombrar a Basiano césar y provocar una guerra con Albino. Julia explica que el nombramiento de Basiano es una defensa propia y que Albino se ha rebelado debido al odio de su esposa, Salinátrix. Julia confía en la capacidad militar de Septimio para derrotar a Albino. Luego, Plauciano informa a Septimio sobre la derrota de las legiones del Rin y el asedio a Mogontiacum. Septimio decide bloquear los pasos de los Alpes y dirigirse a Lugdunum para enfrentarse a Albino. Julia le advierte sobre posibles intrigas de Salinátrix. Finalmente, Julia y Septimio brindan por la victoria y se preparan para la guerra.

LXVII

En este capítulo, Julia y sus hijos acompañan a su esposo, el emperador Severo, en su avance hacia el norte de Italia. Llegan a Segustum, al sur de los Alpes, donde Severo reúne a todas las tropas legionarias de las provincias danubianas. Sin embargo, las noticias del norte no son alentadoras, ya que Virio Lupo ha sufrido una derrota frente a Albino en Tinurtium, cerca de Lugdunum. Severo se muestra frustrado por las derrotas de Lupo y decide enviarle un mensaje para que se repliegue y espere nuevas instrucciones. Julia, por su parte, sospecha de una posible traición por parte de Albino y sugiere apartarlo del escenario de la guerra. Propone que se aleje hacia el norte y que las legiones del Rin sean comandadas por Lupo. Aunque Severo duda al principio, finalmente acepta la propuesta de Julia y decide alejar al ejército del Rin de Lugdunum. A pesar de los riesgos, ambos confían en que esta estrategia les dará la victoria final sobre Albino.

LXVIII

En este capítulo, se narra la batalla de Lugdunum entre los ejércitos de Clodio Albino y Septimio Severo. Albino se siente seguro debido a las victorias previas de sus legiones de Britania sobre las del Rin, aunque sus hombres desconocen que estas victorias se debieron a los sobornos que Albino envió a Lupo. Por su parte, Severo ha reunido un ejército de aproximadamente 65,000 hombres, con legiones de Panonia y Mesia, y ha dejado tropas en las fronteras del Danubio y en Oriente. Ambos emperadores distribuyen sus tropas de manera similar, con auxiliares en la primera línea y cohortes legionarias en las siguientes. La batalla comienza con una lluvia de dardos y el choque entre las legiones. A pesar de la violencia y la sangre derramada, ninguno de los bandos logra obtener una ventaja clara. Los auxiliares entran en combate varias veces, pero la lucha se mantiene igualada. Después de horas de combate, Albino ordena el repliegue de sus tropas, seguido por Severo. Ambos emperadores se sienten confundidos y desconcertados por la duración y la intensidad de la batalla. Severo considera incluso la posibilidad de pactar con Albino. La batalla termina con un cielo estrellado y una llanura cubierta de cadáveres.

LXIX

En este capítulo, Julia espera ansiosa en la tienda del praetorium mientras su esposo, Septimio Severo, regresa de la batalla contra Albino. Ha enviado a sus hijos a dormir en otra tienda protegida por la guardia. Julia lamenta haberles gritado, pero las constantes peleas entre ellos la sacan de quicio. Severo entra en la tienda cubierto de sangre, pero asegura que está bien. Julia lo ayuda a quitarse la capa imperial manchada y le pregunta si está bien. Severo le reprocha a Julia su obstinación de nombrar a su hijo Antonino como césar, lo que provocó la rebelión de Albino. Julia le explica que están luchando por una nueva dinastía, no solo por el imperio. Severo se muestra indeciso sobre si pactar con Albino, pero Julia lo convence de que deben luchar por la victoria y la sucesión de sus hijos. Plauciano entra en la tienda y anuncia que Albino ofrece compartir el imperio. Severo ordena a Plauciano que le diga a Albino que se verán en el campo de batalla y que si quiere ser emperador, tendrá que matarlo a él y a todo su ejército. En la residencia de Albino, Rufo informa que Severo se niega a pactar. Albino decide preparar una trampa para acabar con Severo. En el praetorium de Severo, Julia le ofrece a Severo estar con ella, y tienen relaciones íntimas. Después, Julia se acuesta a su lado y le susurra la palabra "todo" mientras duerme.

LXX

En este capítulo, se describe la preparación de los legionarios de Albino para la batalla contra el ejército de Severo. Léntulo supervisa la excavación de trampas en la llanura, cubriéndolas con ramas y hierba. Mientras tanto, en el praetorium de Severo, Julia se despide de su esposo antes de la batalla y muestra confianza en su victoria. Severo presenta su plan de ataque a sus oficiales, que consiste en desequilibrar la batalla concentrando el doble de fuerzas en el ala derecha bajo el mando de Geta. La caballería de Severo ataca por la izquierda, mientras que Geta desborda al enemigo por el flanco derecho. En el centro, Cilón lucha por mantener las líneas. La caballería de Severo persigue al ejército de Albino, pero Geta detiene a sus legionarios para atacar por la espalda a las legiones britanas. Sin embargo, el suelo comienza a temblar y Albino envía a sus jinetes sármatas contra Geta, mientras que Severo se dirige hacia Albino en un prado verde.

Siguiendo este capítulo, el hermano del emperador Severo, Geta, se enfrenta a una carga de la caballería sármata en la retaguardia del ejército de Britania. A pesar de los intentos de Geta por detenerlos, los jinetes sármatas continúan avanzando. Geta ordena a sus hombres lanzar lanzas y flechas contra los sármatas, pero la caballería acorazada sigue avanzando. Geta decide formar un muro de escudos para detenerlos y logra que sus hombres se mantengan firmes. El choque entre los sármatas y las cohortes de Geta es violento y sangriento, pero los sármatas finalmente se dan cuenta de que no pueden atravesar las filas de las cohortes legionarias. Mientras tanto, en otro flanco de la batalla, el emperador Severo cae en un pozo trampa excavado por los hombres de Albino. Severo logra sobrevivir, pero se da cuenta de que está rodeado por las tropas enemigas. Julia, la esposa de Severo, sale en busca de su esposo y se une a la caballería pretoriana de reserva. Mientras tanto, Plauciano y Leto, los comandantes de la guardia pretoriana, deciden atacar a pesar de no haber encontrado a Severo. En el centro de la batalla, Cilón lidera un ataque contra las legiones de Britania, rompiendo su frente de batalla. En el flanco derecho, Severo y sus jinetes logran derrotar a la caballería regular de Britania e Hispania. Albino ordena a sus tropas retirarse hacia Lugdunum, mientras planea resistir y buscar apoyo en el ejército del Rin y en el Senado.

LXXI

En este capítulo, Julia espera ansiosamente el regreso de Septimio al campamento militar. Aunque las noticias sobre la batalla son buenas y se dice que Septimio está bien, Julia no confía en nadie y teme que su esposo esté herido. Cuando Septimio finalmente regresa, Julia lo abraza y lo examina preocupada por su estado. Ambos se derrumban en el suelo, abrazados, y Julia se disculpa por haberlo forzado a luchar contra Albino. Severo la consuela y le asegura que no estaba equivocada en su decisión de luchar. Finalmente, Julia llora sin cesar, sintiendo una pasión incontenible por su esposo y agradeciéndole por luchar por su imperio y su dinastía.

LXXII

En este capítulo, el emperador Severo se levanta feliz después de pasar la noche con su esposa Julia. A pesar de estar exhausto, se siente motivado por la victoria sobre Albino en la batalla. En una reunión con sus oficiales de confianza, decide perdonar a las legiones de Britania y la VII Gemina a cambio de que regresen a sus campamentos base. Esta decisión desarma a Albino y sus seguidores en Lugdunum, quienes se rebelan contra sus mandos y abandonan la ciudad. Solo quedan la caballería sármata, la cohorte urbana y los habitantes de la ciudad asediada. Severo ofrece garantías de vida a cambio de la entrega de Albino y sus oficiales. Albino es ejecutado y su cabeza es clavada en una estaca en la puerta principal de Lugdunum. Julia advierte a Severo sobre la esposa y los hijos de Albino, y él decide ejecutarlos también. Salinátrix, la esposa de Albino, maldice a Julia antes de ser ejecutada. Leto, el legatus de confianza de Severo, también ordena la ejecución de los hijos de Albino. A pesar de la maldición de Salinátrix, los legionarios encuentran consuelo en la idea de que su destino es morir en la guerra. Todos vuelven a sus tareas, listos para defender y morir por el Imperio.

LXXIII

En este capítulo, Galeno continúa su relato sobre el final de la guerra con Albino y la victoria de Julia. Aunque algunos podrían argumentar que la crueldad de Severo y Julia fue extrema durante este episodio, su mensaje era claro: no tolerarían rebeliones de ningún gobernador y tomarían venganza no solo contra el protagonista, sino también contra toda su familia. Severo logró evitar futuras rebeliones dividiendo la provincia de Britania en dos, al igual que había hecho en Siria, para asegurarse de que ningún gobernador tuviera más de dos legiones bajo su mando.

En cuanto a los amigos de Albino en el Senado, Aquilio Félix presentó ante Severo la correspondencia que había interceptado entre Albino y varios senadores. Sulpiciano fue ejecutado, pero Dion Casio sobrevivió ya que no se encontró ninguna carta suya dirigida a Albino. Helvio, el hijo de Pértinax, y Aurelio Pompeyano también sobrevivieron, ya que este último no mantuvo correspondencia con los partidarios de Albino.

El padre de Aurelio, Claudio Pompeyano, falleció por causas naturales en su villa en las afueras de Roma. Sus últimas palabras fueron para su hijo, a quien le recomendó que se mantuviera alejado de la lucha por el poder. Aunque Aurelio no estaba de acuerdo con el control de Roma por parte de Severo y su familia, sabía que no podía cambiar el curso de la historia y mantuvo su disenso en silencio.

En cuanto a Virio Lupo, Leto y Quinto Mecio, el emperador estaba incómodo con los dos primeros y satisfecho con el tercero, pero eso se resolvería más adelante. Galeno enfatiza que el enfoque de su relato es Julia, quien fue la mente maestra detrás del plan para apoderarse del Imperio. Desde que era una adolescente, Julia cautivó a Severo y se convirtió en su esposa. Juntos, tuvieron dos hijos y Julia ideó estrategias para asegurar el control de Roma. Fue ella quien instigó a Severo a nombrar césar a su hijo Basiano, lo que desencadenó una guerra civil contra Albino. A pesar de los desafíos, Julia y Severo salieron victoriosos y Julia se convirtió en la poderosa emperatriz de Roma.

Galeno recuerda con claridad el desfile militar y los juegos celebrados en el Circo Máximo después de la victoria sobre Albino, donde presenció el ascenso de Julia a la cima del mundo. Aunque se pregunta si Julia estará satisfecha o si aún alberga más ambiciones, Galeno duda de que pueda ver hasta dónde llegará el poder de Julia debido a su avanzada edad.

LXXIV

En este capítulo, Septimio Severo está en el palco imperial del Circo Máximo en Roma, sosteniendo una moneda de oro con su efigie grabada. Regala las monedas a los soldados que desfilan y quiere dar la última moneda en mano a alguien especial. Mientras tanto, Julia, su esposa, está junto a sus hijos en el palco y los anima a saludar al pueblo de Roma. Maesa, la hermana de Julia, también está presente y ambas hablan sobre su colaboración en la victoria de Severo. Julia propone comprar a Lucia, la esclava de Maesa, para que se case con Calidio, su esclavo. Maesa acepta y Calidio agradece a las dos mujeres. Luego, Julia se encuentra con Galeno, el médico, y le agradece su colaboración en el intento de envenenamiento de Albino. Galeno recibe un salvoconducto para consultar libros en Alejandría. Mientras tanto, Leto recibe órdenes de ir a Nísibis, Lupo es nombrado gobernador de Britania Superior y Mecio es nombrado praefectus Aegypti. Aquilio Félix, el jefe de la policía secreta, disfruta de su nueva esclava y reflexiona sobre los cambios en el poder. En el palco, Severo habla con Geta y Alexiano sobre más nombramientos en el Imperio. Julia se queda en el palco y es aclamada por la plebe. Plauciano se da cuenta de su derrota y Julia se convierte en el centro del poder. La victoria es absoluta.

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En este capítulo, se presenta un glosario de términos latinos y de otras lenguas que se utilizan en la novela. Estos términos incluyen palabras como "ab urbe condita" que significa "desde la fundación de la ciudad" y se utiliza para citar un año según el calendario romano. También se mencionan términos como "annona" que se refiere al trigo que se distribuía gratuitamente entre los ciudadanos de Roma, y "augur" que era un sacerdote romano encargado de tomar los auspicios y leer el futuro.

Además, se mencionan términos relacionados con la vida en la antigua Roma, como "domus" que se refiere a la típica vivienda romana de la clase acomodada, y "atriense" que era el esclavo de mayor rango y confianza en una domus romana. También se mencionan términos relacionados con el ejército romano, como "legatus" que era el representante o embajador de una legión, y "vexillatio" que era una unidad de una legión que era enviada a otro lugar del Imperio para reforzar el ejército imperial en una campaña militar.

En resumen, este capítulo proporciona un glosario de términos latinos y de otras lenguas que se utilizan en la novela para ayudar al lector a comprender mejor el contexto histórico y cultural de la historia.

6

En este capítulo, se presenta una extensa lista de referencias bibliográficas relacionadas con la historia de Roma y diversos aspectos de la civilización romana. Estas referencias abarcan una amplia gama de temas, como la política, la cultura, el arte, la arquitectura, la religión, la guerra, la medicina, la vida cotidiana y muchos más. Algunos de los libros mencionados son "El Imperio romano: historia, cultura y arte" de L. y R. Adkins, "SPQR: Una historia de la antigua Roma" de M. Beard, "La vida en la Roma antigua" de P. Grimal, "Diosas, rameras, esposas y esclavas: Mujeres en la antigüedad clásica" de S. Pomeroy, "El ejército romano" de Y. Le Bohec, entre otros. Estas obras proporcionan una visión detallada y completa de la historia y la cultura de Roma, y son una excelente fuente de información para aquellos interesados en profundizar en el tema.

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