Las legiones malditas

1 hora y 15 minutos

1

En este capítulo, se narra la historia de un legionario borracho en el campamento de las legiones V y VI de Roma en Lilibeo, Sicilia. El legionario, en su estado de embriaguez, orina sobre los estandartes de la legión, lo cual es considerado un acto sacrílego. El centurión Cayo Valerio, al enterarse de esto, se enfurece y ataca al legionario, hiriéndolo gravemente. Los demás soldados presencian la escena sin intervenir, ya que comprenden la gravedad de la ofensa. Valerio ejecuta al legionario y se queda solo junto a los estandartes, que han estado clavados en la tierra desde la derrota de Cannae. Las legiones V y VI han sido desterradas y abandonadas por Roma debido a su derrota en la batalla. Los soldados viven en la indisciplina y la deshonra, mientras que otros generales y tribunos tienen la oportunidad de redimirse en otros frentes de la guerra. Valerio se siente desesperanzado y cuestiona su propia redención. A pesar de todo, continúa cumpliendo con su deber y dando ejemplo a sus hombres, incluso cuando la comida escasea.

2

En este capítulo, el general Publio Cornelio Escipión se encuentra en Cartago Nova, después de su conquista. Junto a él está Lucio Marcio Septimio, un veterano tribuno. Mientras caminan por la muralla norte de la ciudad, Escipión reflexiona sobre la gran cantidad de sangre derramada durante la batalla. Reconoce la valentía y el sacrificio de sus hombres y les agradece por su contribución a la victoria. Escipión también expresa su preocupación por la falta de refuerzos y la necesidad de fortalecer las defensas de la ciudad. Mientras tanto, observa el paisaje y reflexiona sobre la difícil situación en Hispania. Siente la presión de llevar el legado de su familia y espera que su esposa, Emilia, esté esperando un hijo varón. A pesar de sus preocupaciones, Escipión muestra una actitud optimista y determinada frente a sus soldados, ya que sabe que su apariencia y confianza son importantes para mantener la moral de sus tropas.

3

En este capítulo, Plauto decide cruzar el foro de Roma a pesar de que normalmente evita esa ruta. Mientras camina, se encuentra con su amigo Nevio, un escritor de tragedias y poesía épica. Ambos discuten sobre la guerra contra Aníbal y la situación de los libertos en Roma. Plauto recuerda su experiencia en el ejército y la amistad que tuvo con el joven Druso. Luego, se encuentran con una patrulla de triunviros y temen ser descubiertos por criticar al ejército. Después de esto, se dirigen a la casa del poeta Ennio, donde se reúnen con otros escritores para debatir sobre la guerra. Nevio propone que deben hacer ver al pueblo el sufrimiento que está causando la guerra y promover la paz con Cartago en sus obras. Sin embargo, Livio Andrónico, el escritor más veterano y conservador, se opone a esta idea y defiende la necesidad de luchar contra Aníbal. Los demás escritores guardan silencio y Livio se retira de la reunión. Plauto observa la decepción de Nevio y se siente aliviado de no haberse involucrado en la rebeldía propuesta por su amigo.

4

En este capítulo, Cayo Lelio, tribuno de las legiones romanas en Hispania, se siente frustrado por no haber conseguido los refuerzos que su general, Publio Cornelio Escipión, le había pedido al Senado. Mientras reflexiona sobre su fracaso bajo la higuera Ruminal, es abordado por Marco Porcio Catón, enviado del cónsul Quinto Fabio Máximo. Catón le informa que el cónsul desea reunirse con él en privado para discutir asuntos relacionados con Hispania. Lelio acepta y es escoltado por Catón hasta la villa de Fabio Máximo.

Durante el camino, Lelio reflexiona sobre la situación política en Roma y la rivalidad entre Fabio Máximo y Marcelo. Al llegar a la villa, Lelio es recibido por el cónsul en el jardín. Fabio Máximo le ofrece una copa de vino y comienza a cuestionar la lealtad de Lelio hacia Escipión. El cónsul critica las acciones de Escipión en Hispania y le ofrece a Lelio la oportunidad de quedarse en Roma y luchar contra Aníbal, a cambio de abandonar a Escipión. Lelio se niega y el cónsul lo amenaza con consecuencias negativas si persiste en su lealtad a Escipión.

Lelio se retira de la villa, pero antes de partir, le ofrece al cónsul una gran suma de dinero por una de las esclavas egipcias que le ha llamado la atención. Fabio Máximo acepta y Lelio se marcha con la esclava.

5

En este capítulo, Aníbal recibe una carta de su hermano Asdrúbal, quien le informa que está preparando una campaña contra el general romano Escipión en Cartago Nova. Asdrúbal promete reunir sus tropas con las de Magón y Asdrúbal Giscón en la próxima primavera para aplastar al enemigo. Aníbal reflexiona sobre la importancia de la coordinación entre los dos ejércitos cartagineses y la necesidad de debilitar a Roma antes de la llegada de Asdrúbal por el norte. Maharbal, el jefe de la caballería africana de Aníbal, expresa su preocupación por la inactividad de las tropas y la sensación de estar atrapados en Italia. Aníbal explica que están esperando el momento adecuado para atacar y saquear las ciudades leales a Roma. También menciona su estrategia de esperar a que llegue un cónsul romano antes de lanzar un ataque. Aníbal reflexiona sobre su esposa Imilce, a quien dejó a cargo de Asdrúbal Giscón, y la posibilidad de tener hijos. También se preocupa por la cooperación de Giscón en la campaña futura. Aníbal concluye que solo puede confiar en sí mismo y en su habilidad para derrotar a Roma.

6

En este capítulo, Lelio regresa a Roma en el carro de Quinto Fabio Máximo junto a Netikerty, una esclava herida. Lelio le da su toga para que se cubra y la lleva al mercado. Luego, se dirigen a la antigua domus de Lelio, donde él ordena a Calino que cuide de Netikerty y le proporcione un baño y paños limpios para curar su herida. Mientras tanto, Lelio se queda solo en el tablinium y reza a los dioses protectores de su familia. Luego, bebe vino y reflexiona sobre su situación: el Senado le ha negado los refuerzos que solicitó y el cónsul de Roma lo ha maldecido. Lelio lamenta haber gastado gran parte de su capital en la compra de Netikerty y se prepara para enfrentar las consecuencias de sus acciones. También recuerda que debe asistir al estreno de una obra de Plauto por encargo de Publio. Lelio decide emborracharse esa tarde y ocuparse de organizar su regreso a Hispania. Finalmente, se queda dormido y sueña con el viento, el mar y un largo viaje más allá de las guerras.

7

En este capítulo, Catón se encuentra con Fabio Máximo en su jardín y le informa que no ha logrado convencer a Lelio de abandonar a Escipión. Máximo, en cambio, se muestra satisfecho y explica que han sembrado la duda en el corazón de Lelio al hacerle renunciar a un consulado. Máximo especula sobre cómo reaccionará Lelio cuando Escipión tome decisiones discutibles en el futuro. Catón sigue dudando y pregunta qué sucederá si Lelio sigue siendo leal a Escipión. Máximo responde que en ese caso pondrán en marcha un plan para socavar la confianza de Escipión en Lelio. Luego, Máximo realiza un augurio en su villa, trazando líneas en el suelo y observando el vuelo de las aves. El augurio resulta favorable para sus planes. Máximo reflexiona sobre Catón y decide que su propio hijo será quien lo suceda. Al regresar a su domus, Máximo tropieza con una piedra y la patea, sin darse cuenta de que un gorrión ha volado desde el oeste, lo que podría tener implicaciones en su augurio.

8

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión regresa a Tarraco después de la conquista de Cartago Nova. Camina junto a sus lictores y muestra su resistencia al marchar a pie, al igual que sus legionarios. Publio reflexiona sobre los desafíos que enfrenta en Hispania, como la superioridad numérica de los cartagineses y las alianzas con las tribus locales. Espera que su segundo al mando, Lelio, regrese con refuerzos para equilibrar las fuerzas. Llega a su residencia en Tarraco y encuentra que su esposa, Emilia, ha mejorado la casa durante su ausencia. En el atrium, encuentra a su hijo recién nacido, sano y fuerte. Emilia le pide a Publio que prometa proteger al niño de la guerra contra Aníbal. Aunque Publio cree que la guerra terminará antes de que el niño sea soldado, jura protegerlo. Publio celebra la llegada de su hijo y planea un banquete para celebrar. Emilia, aunque aparentemente más tranquila, todavía tiene dudas sobre si el juramento será suficiente para proteger a su hijo de Aníbal y la guerra.

9

En este capítulo, se narra la historia de Asdrúbal, el hermano de Aníbal, quien se despierta por los bramidos de los elefantes jóvenes que aún no se han aclimatado al clima frío de Iberia. Asdrúbal tiene la misión de seguir la misma ruta que su hermano y cruzar los Alpes para atacar a Roma. Sin embargo, antes de partir, debe reunir a los tres ejércitos para tener una superioridad numérica en la batalla contra el nuevo general romano, Escipión. Aunque Asdrúbal está nervioso, confía en que el general romano será derrotado una vez que los ejércitos estén reunidos. Mientras tanto, en el campamento de Giscón en Lusitania, el general se prepara para unirse a Asdrúbal en la batalla. Giscón es un hombre tosco y desconfiado, y tiene planes de ascender al poder. Su hija, Sofonisba, es hermosa e inteligente, y está dispuesta a seguir los planes de su padre. Sin embargo, también disfruta torturando a Masinisa, el príncipe númida que la corteja. A pesar de que Giscón no aprueba la relación, sabe que necesita la ayuda de Masinisa y no puede hacerle daño. Mientras tanto, Imilce, la esposa de Aníbal, se siente sola en el campamento de Giscón. Aunque Aníbal la cuida y le regala una yegua, Imilce anhela el regreso de su marido y se aferra a su fidelidad hacia él. A pesar de su soledad, Imilce encuentra consuelo en su lealtad a Aníbal y en su amor por los caballos.

10

En este capítulo, nos encontramos en Roma, en el otoño del año 209 a.C. Netikerty, vestida con una túnica azul, se ha bañado y tiene el pelo mojado. Aunque ahora lleva ropa decente, todavía se puede adivinar su figura bajo la túnica. Lelio, su nuevo amo, le pregunta si todavía le duele la herida, pero ella no responde. Lelio se acerca a ella y la obliga a mirarlo. Netikerty duda, ya que todavía no entiende bien el latín. Lelio se sorprende por la intensa belleza y el fuerte espíritu de la joven. Después de unas semanas sin verla, Lelio le muestra un nimbus, una joya de oro con perlas, y le pide que se lo ponga en la cabeza. Netikerty se ajusta la joya y Lelio admira su belleza. Luego, Lelio le ordena que se desnude, pero ella le pide que no la golpee. Lelio examina el cuerpo de Netikerty y nota las heridas y cicatrices que le dejó su antiguo amo. Esto agria su deseo sexual por ella y le pide que se vista y lo deje solo. Netikerty se cubre rápidamente con la túnica y desaparece del atrium. Lelio se queda solo, pensando en la joven como un pequeño gorrión herido sin rumbo.

11

En este capítulo, se describe una gran celebración en la residencia de Publio Cornelio Escipión en Tarraco. Los invitados llegan y son recibidos por esclavas que les limpian los pies y los perfuman. Publio muestra interés en mantener buenas relaciones con los líderes iberos de la región. La celebración se lleva a cabo en el atrium de la domus, que ha sido transformada en una residencia confortable. Emilia, la esposa de Publio, ha instalado un sistema de calefacción similar al de las residencias patricias de Roma. Durante el banquete, se sirven diversos platos, como aperitivos, habas, albóndigas, pollo, jamón y cabritos en salsa. Se acompañan con los mejores caldos y se sirven frutas y dulces al final. Después de la cena, los músicos amenizan la sobremesa y los oficiales brindan en honor al recién nacido vástago de la familia Escipión. Publio y Emilia se acuestan cansados pero felices. Sin embargo, Publio sigue preocupado por la necesidad de refuerzos para sobrevivir en Hispania.

12

En este capítulo, Lelio decide cumplir con uno de los encargos de Publio Cornelio Escipión y asistir al teatro a ver la nueva obra de Plauto. Busca a su esclava, Netikerty, en la cocina y le ordena que lo acompañe. Luego, Lelio se encuentra con Calino, su esclavo, y le informa que irán al teatro esa noche. Juntos, se dirigen al foro, donde se encuentran con una multitud de personas de diferentes clases sociales. Lelio obtiene las entradas para la obra y se posiciona cerca del escenario. Netikerty reflexiona sobre su reciente cambio de amo y su vida anterior llena de tormento y humillación. Finalmente, la obra de teatro comienza con Plauto declamando su papel como Mercurio. Lelio está impresionado por la actuación y se dispone a prestar atención para entender la trama de la obra. En ese momento, Lucio Cornelio Escipión, el hermano de Publio, se acerca a Lelio y lo saluda amablemente.

13

En este capítulo, Lucio Cornelio Escipión escribe una carta a su hermano Publio informándole de que no ha logrado persuadir al Senado para que envíen refuerzos a Hispania. A pesar de la conquista de Cartago Nova, el Senado considera que todas las legiones deben permanecer en Italia para proteger Roma de Aníbal. Lucio también menciona que Lelio está intentando cargar las trirremes con provisiones y armamento para no regresar a Tarraco con las manos vacías. Lucio expresa su preocupación por la falta de apoyo del Senado y le asegura a Publio que él y su madre están orgullosos de él. Además, Lucio menciona que vio a Lelio en el teatro acompañado de una hermosa esclava egipcia.

Después de leer la carta, Publio se muestra frustrado y enfadado por la falta de refuerzos. Publio cree que el Senado no entiende que la guerra se ganará si logran sacar el conflicto de Italia. Emilia, su esposa, se preocupa por la transformación que está experimentando Publio debido a la guerra. Publio se sumerge en sus pensamientos, buscando una forma de derrotar a los cartagineses a pesar de la falta de tropas. Publio también se preocupa por los enemigos internos, especialmente Fabio Máximo y sus seguidores. Publio se pregunta hasta dónde estarán dispuestos a llegar para acabar con ellos.

14

En este capítulo, se narra una noche en Roma en la que se produce un incendio en varias tabernas y edificios privados. El protagonista, Cayo Lelio, un tribuno de las legiones de Roma, se encuentra con pocos acompañantes al salir del foro y se da cuenta de que algo no va bien. Decide dirigirse hacia el mercado en busca de refugio, pero se encuentra con un grupo de hombres que lo rodean en una calle desierta. Lelio se prepara para luchar, pero se da cuenta de que sus atacantes son antiguos legionarios a sueldo de un particular. A pesar de estar herido, Lelio lucha valientemente contra sus enemigos, pero se ve superado en número. En ese momento, una de las tabernas se incendia y Lelio aprovecha la confusión para escapar con su esclava, Netikerty. Se refugian en su casa y Lelio se da cuenta de que está a salvo por unas horas. Netikerty cuida de su herida y observa un calendario romano en la pared, lo cual lleva a una conversación sobre los nombres de los meses y los días especiales. Lelio toma a Netikerty por la cintura y se da cuenta de que está excitado a pesar de sus heridas. Termina el capítulo con la promesa de Lelio de partir de Roma al día siguiente para regresar a Hispania.

15

En este capítulo, Catón y Fabio Máximo se encuentran en Roma en diciembre de 209 a.C. Fabio Máximo se sorprende al enterarse de que Roma está en llamas y le pregunta a Catón si es cierto. Catón confirma la noticia y le informa que el incendio ocurrió en el barrio del Macellum, pero ya está controlado. Algunas tabernas y posiblemente el edificio de la Regia se vieron afectados, pero el templo de Vesta fue salvado por un grupo de esclavos. Fabio Máximo sugiere recompensar a los esclavos dándoles la libertad, lo cual Catón acepta. No se sabe el origen del fuego, pero se sospecha de incendiarios. Fabio Máximo tiene la sensación de que Catón no está revelando toda la información que sabe, pero decide no indagar más. Catón se va para ocuparse del asunto de los esclavos. Fabio Máximo se queda solo y piensa en la necesidad de reconstruir lo quemado rápidamente, ya que están en medio de una guerra y necesitan animar la moral del pueblo y reclutar soldados.

16

En este capítulo, Lelio regresa a Tarraco y es recibido por Publio con los brazos abiertos. Lelio se siente aliviado al recibir el abrazo de su amigo y se pregunta si Publio sabe lo que ha sucedido en Roma. Emilia interviene y le dice a Publio que le dé tiempo para responder. Luego, Lelio le cuenta a Publio sobre su fracaso en el Senado y cómo Quinto Fabio Máximo persuadió a todos de que no se podían enviar más tropas a Hispania. Luego, Lelio menciona la obra de teatro "Amphitruo" de Plauto y hace una pobre recreación de la trama. Publio se sorprende de que haya dioses en una comedia y Lelio le muestra los rollos de la obra que le dio Plauto. Publio los examina con admiración y decide guardarlos para leerlos más tarde. Luego, Publio le pregunta a Lelio sobre la esclava egipcia que trajo consigo y Lelio se atraganta al responder. Finalmente, Lelio le cuenta a Publio sobre su encuentro con Fabio Máximo y el ataque en las calles de Roma. Publio se ríe de la situación y brinda por la amistad de Lelio. La conversación continúa de manera relajada y Publio se preocupa por la falta de tropas para enfrentarse a los cartagineses. Emilia menciona a la esclava y Publio se da cuenta del significado de su nombre. Todos se sienten bien por estar juntos, pero cada uno tiene preocupaciones y curiosidades diferentes.

17

En este capítulo, Marcelo es elegido cónsul por quinta vez y se decide que Quincio Crispino sea el otro cónsul. El Senado se reúne para discutir asuntos importantes, como la rebelión en Etruria y la recompensa para Livio, el centurión al mando de la guarnición de Tarento cuando la ciudad cayó en manos de Aníbal. En cuanto a la rebelión en Etruria, algunos senadores defienden la negociación, mientras que otros abogan por una respuesta más dura. Fabio Máximo propone enviar una legión para cortar la rebelión sin derramamiento de sangre, tomando rehenes de los hijos de los senadores de Arrentium. La propuesta es aceptada y Terencio Varrón es puesto al mando de la legión. En cuanto a Livio, hay un debate sobre si debe ser recompensado o castigado por rendir Tarento ante los cartagineses. Fabio Máximo decide apoyar la recompensa a Livio, argumentando que su rendición permitió que él pudiera recuperar la ciudad para Roma. Livio recibe recompensas, pero su premio genera burlas y escarnio público en Roma.

18

En este capítulo, Claudio Marcelo, cónsul de Roma, se encuentra en el campamento levantado en las proximidades de Venusia, observando una colina boscosa que se interponía entre ellos y las fuerzas de Aníbal. Marcelo es considerado un gran general y ha derrotado a Aníbal en pequeñas victorias. Marcelo piensa en las diferentes estrategias de otros generales romanos, como Fabio Máximo y los Escipiones, pero cree que la guerra debe ganarse en Italia derrotando a Aníbal de forma rotunda. Marcelo decide explorar la colina junto con el cónsul Crispino y doscientos jinetes para tomar una decisión sobre su campamento. Mientras tanto, Aníbal se entera de la presencia de los cónsules en la colina y ordena a su caballería que los persiga. Marcelo y Crispino deciden dirigirse hacia lo alto de la colina para escapar de los ataques de los númidas. Sin embargo, se encuentran rodeados y Marcelo es herido de muerte. Aníbal se acerca a Marcelo y le quita su anillo consular como trofeo. Luego, Aníbal ordena que el cuerpo de Marcelo sea quemado en la cima de la colina. Mientras tanto, Crispino escapa herido y envía mensajeros para advertir a las ciudades cercanas y a Roma de que Aníbal tiene el anillo de Marcelo. Crispino se retira a descansar y respirar, mientras espera su muerte.

19

En este capítulo, las legiones romanas se preparan para una nueva campaña en Hispania. Publio Cornelio Escipión decide integrar a los marineros en las legiones para aumentar el número de hombres. Los soldados muestran su lealtad y entusiasmo ante la conquista de Cartago Nova el año anterior. Publio y Lelio observan la moral alta de las tropas y se preparan para enfrentarse a Asdrúbal, el hermano de Aníbal. Los jefes iberos Indíbil y Mandonio se encuentran con Publio y Lelio para negociar una alianza. A través de un intérprete, Publio les asegura que los romanos solo quieren luchar contra los cartagineses y respetarán a los iberos que les ayuden. Los jefes iberos aceptan y permiten el paso de las tropas romanas. En el campamento cartaginés, Asdrúbal decide retirarse a Baecula y esperar la llegada de refuerzos. Los oficiales cartagineses están divididos entre atacar o esperar. Los romanos deciden atacar a pesar de las dudas de algunos oficiales. La caballería cartaginesa se lanza contra los velites romanos, pero estos resisten y contraatacan. Los cartagineses retroceden y los romanos detienen el avance. Asdrúbal decide esperar a los refuerzos y preparar la defensa de su campamento en la colina. Publio arenga a sus hombres antes del ataque, recordándoles su victoria en Cartago Nova y la superioridad de sus tropas. Les asegura que pueden conquistar la colina y exterminar a los cartagineses. Los legionarios responden con entusiasmo y se preparan para la batalla.

Siguiendo este capítulo, el joven general Escipión se siente eufórico al hablar a sus tropas y percibir la fe y lealtad que le tienen. Les anima a luchar contra los cartagineses y vengar a los romanos caídos. Mientras tanto, en el campamento cartaginés, Asdrúbal se prepara para la batalla y ordena que la infantería ligera y los honderos baleáricos se desplieguen en la planicie inferior. En el río Guadiel, Terebelio y Digicio lideran a sus hombres en el ascenso por la ladera, enfrentándose a una lluvia de piedras y jabalinas. En la retaguardia romana, Lelio se sorprende al ver que Terebelio y Digicio se separan para atacar por diferentes flancos. Publio decide llevar el grueso de las legiones a la primera planicie y dividirse con Lelio para atacar los flancos de los cartagineses. En el campamento cartaginés, Asdrúbal se entera de los movimientos de los romanos y decide replegarse para proteger el tesoro y evitar una batalla campal. En el centro del ataque romano, los hombres de Terebelio y Digicio se enfrentan a los iberos en una lucha feroz. En el sector este de la colina, Marcio y Mario emboscan a las tropas cartaginesas que descienden por los caminos angostos. Los elefantes y la caballería númida pasan sin ser molestados, pero cuando llega el segundo grupo de elefantes, los hombres de Mario atacan. La batalla ha comenzado.

20

En este capítulo, Aníbal se encuentra en Salapia, Italia, en la primavera del año 208 a.C. Un soldado romano llamado Décimo informa a Aníbal que la ciudad está lista para recibir a las tropas del cónsul Marcelo. Décimo lidera a sus hombres, disfrazados como una avanzadilla de Marcelo, para entrar en la ciudad. Sin embargo, cuando llegan a las puertas de Salapia, nadie responde. Después de un momento de silencio, las puertas se abren lentamente y los romanos entran. Pero pronto se dan cuenta de que han caído en una trampa. La gran verja de hierro cae sobre ellos, matando a varios soldados y dejando a otros heridos. Desde las murallas, los habitantes de Salapia lanzan proyectiles contra los romanos. Décimo se da cuenta de que no tienen suficientes hombres y busca ayuda de Aníbal y su caballería númida, pero Aníbal decide retirarse. Décimo se queda solo y finalmente es alcanzado por un proyectil y muere. Aníbal y sus hombres se alejan de Salapia, planeando dirigirse a Locri para apoyar a las ciudades que se han unido a su causa.

21

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión se encuentra en la cima de una colina observando la retirada de las tropas de Asdrúbal. Decide saquear el campamento enemigo y hacer prisioneros a los que caigan en la emboscada al pie de la colina. Por la noche, el campamento se transforma en un emplazamiento bajo dominio romano, con fortificaciones provisionales y prisioneros cartagineses e iberos a la espera de ser vendidos como esclavos. Publio se reúne con sus oficiales para discutir qué hacer con los prisioneros y cómo enfrentar a los ejércitos cartagineses restantes. Decide liberar a los prisioneros iberos para ganarse su apoyo y explica a sus oficiales que la guerra no es contra los iberos, sino contra los cartagineses. Sin embargo, surge un debate sobre si deben perseguir a Asdrúbal o no. Publio argumenta que no tienen suficientes tropas y que deben esperar una mejor oportunidad. Lelio, uno de los oficiales, insiste en que deben perseguir a Asdrúbal, lo que lleva a una confrontación entre él y Publio. Finalmente, Publio decide replegarse hacia Cartago Nova y tomar decisiones sobre el resto de la campaña al día siguiente. A pesar de las diferencias de opinión, los soldados aclaman a Publio como su líder.

22

En este capítulo, Plauto se sorprende al ver que las calles de Roma están llenas de pintadas. Las primeras las vio en el Foro Boario y a medida que avanza por el Vicus Tuscus, la situación empeora. Las palabras que se pueden leer en todas partes, excepto en los templos, son las mismas que su amigo Nevio pronunció en la última cena en casa de Ennio. En esa cena, se discutió sobre política y guerra, y Nevio criticó a los patricios que conducían la guerra según sus intereses. Plauto se da cuenta de que Nevio no pudo haber hecho todas las pintadas, ya que se quedó en casa de Ennio completamente borracho. Plauto llega al foro y se da cuenta de que no hay un solo lugar sin la maldita pintada. Muchos sonreirán con esas palabras, pero los Metelos no.

23

En este capítulo, Publio se levanta antes del amanecer y se dirige a la tienda de Cayo Lelio, su oficial de confianza. Sin embargo, descubre que Lelio ha salido en una misión de reconocimiento sin previo aviso. Publio se siente herido por la actitud de Lelio y decide disculparse con él cuando regrese. Mientras tanto, Publio recibe la visita de un joven númida que afirma ser sobrino de Masinisa, el rey de los maessyli. Publio decide liberar al númida y enviar mensajeros al norte para informar a Indíbil sobre los caballos prometidos. Más tarde, Lelio regresa a su tienda y se encuentra con Netikerty, su esclava egipcia. Lelio muestra su enfado y Netikerty intenta calmarlo. Finalmente, tienen relaciones sexuales, con Netikerty tomando la iniciativa y entregándose por completo a Lelio. Un legionario que vigila la puerta de la tienda sonríe al presenciar la escena.

24

En este capítulo, Publio se encuentra en las proximidades de Orongis, estudiando las murallas de la ciudad. Su hermano Lucio ha traído refuerzos de dos legiones, lo cual ha hundido aún más a Lelio, quien se muestra distante y melancólico. Silano, un oficial recomendado por Lucio, ha obtenido una victoria sobre los cartagineses y ha capturado a uno de sus comandantes. Publio decide partir junto a Lucio y Silano para reunirse con las tropas y marchar contra Giscón. Le deja a Lelio a cargo de la retaguardia y le pide que cuide de su familia en caso de derrota. Lelio asiente y asegura que su familia estará segura. Publio se siente reconfortado por estas palabras. Sin embargo, aún está preocupado por Asdrúbal Barca, quien planea atacar Italia por el norte. Publio decide replegarse y concentrar sus esfuerzos en tomar la ciudad de Orongis. Le explica a Lucio su plan y le pide que se retire al norte si detecta movimientos de tropas cartaginesas. Mientras hablan, llega un mensajero con noticias importantes del Senado.

25

En este capítulo, Nevio es detenido por los triunviros en casa de Casca. Aunque Casca intenta ayudar a su amigo, es detenido por sus esclavos. Plauto no se sorprende por la detención, ya que los Metelos habían estado presionando para que Nevio fuera arrestado desde que aparecieron sus versos contra ellos en las paredes de Roma. Aunque al principio parecía que todo quedaría en una anécdota, la detención de Nevio muestra que los Metelos estaban tomando en serio las provocaciones del escritor. Plauto se enfurece con Casca por no haberle informado de la situación. Nevio es llevado por los triunviros, pero antes de partir, le pide a Plauto que le lleve algo para escribir y comida. Plauto se da cuenta de que tendrá que terminar rápidamente una nueva obra para obtener dinero y poder sobornar a los guardias de la cárcel y visitar a su amigo. Se siente impotente y traicionado por los dioses.

26

En este capítulo, se narra el plan de Nerón para humillar a Aníbal Barca después de la derrota de su hermano Asdrúbal. Nerón ordena que se lance una cesta con un mensaje nauseabundo al campamento de Aníbal y que se exhiban a los prisioneros encadenados. Aníbal se entera de la derrota de Asdrúbal al ver a los romanos mostrando a los prisioneros. Luego, una piedra cae cerca de Aníbal y teme un ataque romano. Sin embargo, descubre que es la cabeza decapitada de su hermano. Aníbal jura vengarse de aquellos que humillaron a su hermano. Después de un momento de silencio, Aníbal ordena que se queme la cabeza de Asdrúbal en una pira funeraria. A pesar de la tragedia, Aníbal decide rehacer sus fuerzas y planear su venganza contra Roma. Aníbal se muestra decidido a luchar hasta el final, incluso si Cartago cae derrotada. El capítulo termina con Aníbal brindando y afirmando que la lucha apenas ha comenzado.

27

En este capítulo, Publio reflexiona sobre la muerte de Asdrúbal Barca y cómo esto podría afectar la guerra en Hispania. Aunque su hermano Lucio ha logrado conquistar la ciudad de Orongis, Publio siente que la situación está en una calma extraña e incierta. Publio discute con su esposa Emilia sobre el decapitamiento de Asdrúbal y la posibilidad de que Nerón sea el responsable. Publio expresa su desacuerdo con la forma en que Roma ha manejado la situación y su deseo de terminar la guerra lo antes posible. Emilia le pregunta sobre sus planes para la próxima primavera y Publio revela que no contará con Lelio en la primera línea debido a su comportamiento extraño desde la batalla de Baecula. Publio menciona a otros líderes militares en los que confía y su determinación de dirigir la campaña de primavera. Emilia piensa en interceder por Lelio, pero la tensión entre ella y Publio impide que lo haga. Publio continúa planeando su próxima batalla contra Giscón y siente prisa y ansia por terminar la guerra en Hispania y avanzar hacia África.

28

En este capítulo, Giscón, el general cartaginés, se encuentra preocupado por la situación en Hispania. Hanón ha sido derrotado y capturado por los romanos, mientras que Magón ha logrado escapar. Giscón reflexiona sobre la derrota de Asdrúbal en el Metauro y la pérdida de uno de los hermanos de Aníbal. A pesar de esto, Giscón se siente confiado en su capacidad para liderar la lucha contra el general romano Escipión en Iberia. Sin embargo, tiene dudas sobre la posibilidad de enfrentarse a Escipión sin más refuerzos de los iberos. Giscón busca consejo en su hija Sofonisba, quien le sugiere pedir ayuda a Imilce, la esposa de Aníbal y princesa ibera. Sofonisba argumenta que los padres de Imilce no se negarán a enviar refuerzos por temor a Giscón y a Aníbal. Giscón acepta la sugerencia y se dirige a la tienda de Imilce para pedir su ayuda. Imilce, aunque temerosa por las consecuencias, accede a la petición de Giscón y escribe una carta a sus padres solicitando refuerzos. Sin embargo, siente un presentimiento de que esta acción podría tener graves consecuencias para su pueblo.

29

En este capítulo, Aníbal se encuentra en su campamento en Canusium, Italia, después de su derrota en la batalla del Metauro. Se acerca a una hoguera donde sus soldados se han reunido y se entera de que Nerón ha enviado a dos soldados que estuvieron en la batalla para contarles lo sucedido. Aníbal espera obtener información sobre la derrota y la muerte de su hermano Asdrúbal. Los soldados le cuentan que al principio la batalla iba bien para los cartagineses, pero los romanos lograron rodearlos y masacrarlos. También le informan que el cuerpo de Asdrúbal fue dejado frente a los prisioneros y que los romanos finalmente cortaron su cabeza. Aníbal se entristece por la muerte de su hermano, pero también se da cuenta de que alguien en Roma, posiblemente Quinto Fabio Máximo, ha ordenado este acto humillante. Aníbal y su lugarteniente, Maharbal, discuten sobre cómo vengarse de Fabio Máximo y deciden buscar algo que le duela más que su propia muerte.

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En este capítulo, nos encontramos en un campamento romano cerca de Tarraco en diciembre de 207 a.C. Cayo Lelio, tumbado en una tienda militar, acaricia el pelo de su esclava egipcia mientras reflexiona sobre su situación. Durante la campaña, ha sido relegado al campamento en lugar de estar en el frente, ya que Publio prescinde de sus servicios. A pesar de las victorias de Lucio y Silano, Lelio se da cuenta de que Publio no necesita su ayuda y que las afirmaciones de Fabio Máximo sobre su importancia son falsas. Publio busca un enfrentamiento definitivo con las tropas de Giscón y Magón y está obsesionado con llevar la guerra a África. Lelio se debate entre apoyar a Publio o cuestionar sus decisiones, pero su amor por Netikerty le da fuerzas. A pesar de haberse distanciado de Publio debido a un desacuerdo público, Lelio se encuentra ahora condenado a defender la vida de alguien que apenas le habla y que ya no cuenta con él.

LIBRO IV

En este capítulo, se menciona la creencia de los filósofos de que la diosa Fortuna es loca, ciega e irracional. La describen como una diosa que se encuentra encima de un globo pétreo móvil, que cae donde el azar lo impulsa. Se dice que es loca debido a su crueldad, incertidumbre e inestabilidad. También se afirma que es ciega porque no puede ver a dónde se dirige y que es irracional porque no puede distinguir entre lo que es digno e indigno de ella. Esta creencia es atribuida a Marco Pacuvio.

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En este capítulo, se narra la preparación del ejército romano liderado por Publio Cornelio Escipión para el enfrentamiento contra las tropas cartaginesas de Giscón en Ilipa. A pesar de la decepción de Lelio por no participar en la batalla, Escipión considera importante enviarlo a entrevistarse con el rey Sífax de Numidia para asegurar alianzas en África. El general romano se asegura de que sus hombres estén bien alimentados y preparados para el combate.

Mientras tanto, en el campamento cartaginés, Giscón se prepara para el enfrentamiento, pero se sorprende al ver que los romanos detienen su avance. Magón Barca sugiere que esperen y desgasten a los romanos antes de atacar, pero Giscón se niega y ordena que todo el ejército salga a combatir.

En el campo de batalla, los romanos esperan pacientemente mientras los cartagineses distribuyen comida entre sus tropas. Finalmente, Escipión da la orden de ataque y las legiones romanas avanzan, rodeando a los iberos y enfrentándose a los elefantes cartagineses. A pesar de la resistencia de los iberos, los romanos logran repelerlos y rodear al ejército cartaginés.

En el centro de la batalla, la falange africana de Giscón se enfrenta a los aliados hispanos de los romanos, pero los cartagineses comienzan a ceder terreno. En las alas, los romanos rodean a los iberos y los atacan por los flancos, causando confusión y temor entre las tropas cartaginesas.

Magón Barca advierte a Giscón que deben retirarse al campamento y atrincherarse para evitar un desastre, pero Giscón se muestra reacio. Sin embargo, una fuerte tormenta estalla sobre el campo de batalla, obligando a ambos ejércitos a detener el combate. Escipión decide retirarse al campamento y esperar a que escampe para atacar de nuevo.

En resumen, en este capítulo se describe la preparación y el inicio de la batalla de Ilipa entre los ejércitos romano y cartaginés. Los romanos logran rodear y desgastar a las tropas cartaginesas, pero la lluvia detiene el combate y ambos ejércitos se retiran al campamento.

32

En este capítulo, se narra la situación en el campamento de Giscón después de una fuerte lluvia que obligó a los romanos a retirarse. A pesar de esto, los romanos continúan atacando diariamente y lanzando flechas incendiarias por la noche. Los cartagineses están agotados pero no vencidos. Magón Barca, hermano de Aníbal, se reúne con Giscón y le informa sobre las deserciones de los iberos y los rumores de que los romanos perdonan a los que abandonan el campamento. Magón propone atacar mientras aún tienen el apoyo de los iberos, pero Giscón se opone. Después de un momento de silencio, deciden que Giscón se encargará de la defensa y Magón de la estrategia. Giscón se siente menospreciado y jura vengarse de Magón. Luego, Giscón visita a su hija Sofonisba, quien está leyendo una comedia de Aristófanes. Sofonisba le dice a su padre que los iberos los abandonarán y le propone huir a África con el ejército africano y los iberos leales. Giscón está de acuerdo y menciona a Magón y Masinisa como cabos sueltos. Sofonisba sugiere llevarlos con ellos para mantenerlos cerca y saber lo que planean. Escipión, informado de la retirada de Giscón, ordena la persecución de las tropas enemigas. Se prepara para atacar y masacrar al ejército cartaginés.

33

En este capítulo, Masinisa contempla el desfile de soldados cartagineses e iberos heridos ante su tienda y comprende que esto significa el final del poder de Cartago en Hispania. Masinisa recuerda la desastrosa planificación de Giscón durante la batalla de Ilipa y cómo este huyó dejando a Masinisa y sus jinetes númidas solos. A pesar de que Masinisa y sus jinetes lograron contener a la caballería romana, finalmente tuvieron que retroceder y permitieron que los romanos atacaran la retaguardia del ejército cartaginés en fuga. Masinisa se siente frustrado por la cobardía de Giscón y las continuas deserciones en las filas cartaginesas.

En la tienda de Sofonisba, solo hay un centinela. Sofonisba está durmiendo y Masinisa se acerca a ella con un puñal ensangrentado. Masinisa la despierta y la amenaza, pero en lugar de hacerle daño, le pide que se ponga un brazalete de oro y rubíes que le había regalado. Sofonisba está confundida y aterrada por la situación, ya que nunca antes nadie se había atrevido a atacarla. Masinisa la insulta y la humilla, pero Sofonisba no sabe cómo manejar la situación.

Masinisa se distrae y Sofonisba intenta apuñalarlo, pero él la detiene y la besa apasionadamente. Sofonisba se queda quieta y sorprendida mientras Masinisa se va escoltado por sus hombres.

Al amanecer, los romanos descubren que los cartagineses han desaparecido del campamento. Publio Cornelio Escipión se entera de que unos númidas quieren hablar con él y decide recibirlos. Masinisa se presenta como rey de los maessyli y le propone una alianza a Publio. Publio acepta y le ofrece a Masinisa recuperar la región de Numidia a cambio de su ayuda en la guerra contra los cartagineses.

Publio le devuelve la espada a Masinisa como símbolo de su alianza y Masinisa se marcha del campamento.

34

En este capítulo, Masinisa se encuentra en el campamento cuando un jinete llega al galope. El jinete entrega unas tablillas al general Publio, provenientes del tribuno Cayo Lelio. Publio se dirige al praetorium para leer las tablillas y descubrir la respuesta de Sífax. Sífax, quien se había alzado contra los cartagineses, ahora es el hombre fuerte de Numidia y ha aceptado las conquistas de Sífax como un nuevo statu quo. Publio envió a Lelio a negociar con Sífax y las tablillas revelarán el resultado de la entrevista. Publio reflexiona sobre la posibilidad de ir a Numidia en persona y negociar con Sífax. Lelio informa que Sífax se mostró ofendido y solo negocia con reyes o generales de Roma con el grado de Imperator. Publio considera las posibles razones por las que Sífax permitió el regreso de Lelio y decide que en una semana deben estar en Cartago Nova para embarcar hacia África. Marcio irá a Tarraco y Silano permanecerá en Cartago Nova, mientras que Publio irá a África.

35

En este capítulo, Magón Barca recibe órdenes del Senado de Cartago para partir hacia Baleares y reclutar un ejército de mercenarios. Antes de partir, se encuentra con Giscón, quien también ha recibido instrucciones de regresar a África. Magón le informa que no puede llevarse a Imilce, la esposa de su hermano Aníbal, pero tampoco quiere dejarla en Gades. Giscón acepta quedarse con ella y llevarla a África como esposa de un general cartaginés. Magón asiente y se retira, mientras Giscón se enfada y rompe una tablilla.

36

En este capítulo, Publio y Lelio se encuentran en un barco de regreso a las costas de Numidia. Han avistado trirremes enemigas y se preparan para el enfrentamiento. A medida que se acercan, Publio ordena arrojar todas las provisiones al mar y todos los hombres se ponen a remar con todas sus fuerzas. A pesar de sus esfuerzos, las trirremes cartaginesas se acercan cada vez más. Publio y Lelio deciden ocupar los remos ellos mismos para dar ejemplo. Finalmente, llegan a la bahía de Siga, donde son recibidos por el rey Sífax. Publio le pide que sea neutral en la guerra entre Cartago y Roma, ofreciéndole la oportunidad de expandir su reino una vez que los cartagineses sean derrotados. Sífax acepta, pero advierte que no quiere romanos en Numidia. Después de que Publio y Lelio se marchan, Giscón, un general cartaginés, intenta convencer a Sífax de que se una a Cartago, pero el rey parece tener sus propios planes.

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En este capítulo, Plauto regresa a Roma después de recibir una negativa de Ennio para ayudar a su amigo Nevio, quien está encarcelado. Se siente abandonado y desesperado mientras camina por las calles sucias de Roma, rodeado de mercaderes y compradores de ganado. Plauto se siente tentado de buscar ayuda entre los patricios, pero sabe que es casi imposible. Llega al Foro Boario y se detiene frente al templo de las vestales, el único lugar puro de la ciudad. Piensa en la posibilidad de que una vestal interceda por Nevio, pero sabe que es poco probable debido a la vigilancia que tienen. Continúa su camino hacia la cárcel de Roma, donde soborna a los guardias para poder ver a Nevio. Plauto se da cuenta de que no puede decirle a Nevio que no ha conseguido ayuda, por lo que decide mentir y darle falsas esperanzas. Lleva consigo materiales de escritura para que Nevio pueda pasar el tiempo escribiendo. Plauto se detiene un momento para recuperar el aliento y reflexiona sobre la posibilidad de pedir ayuda a Escipión, a pesar de las críticas que Nevio le ha hecho. Finalmente, decide que Escipión es su mejor opción, aunque no sabe si regresará vivo de Hispania.

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En este capítulo, Publio ha terminado los juegos que había ordenado para celebrar su victoria sobre los cartagineses en Hispania. Después de conquistar las últimas ciudades iberas que se resistían al dominio romano, Publio decide regresar a Tarraco para reunirse con su familia. Sin embargo, en el camino de regreso, Publio comienza a sentirse mal. Tiene fiebre, mareos y vómitos. Cayo Lelio, su compañero y amigo, lo ayuda a llegar al palacio y llama a un médico. El médico diagnostica que Publio ha contraído fiebres que son comunes en zonas pantanosas y recomienda que beba mucha agua y tome infusiones de manzanilla. Netikerty, una esclava de confianza de Lelio, se encarga de cuidar a Publio durante su enfermedad. A pesar de las dudas de Netikerty, Lelio confía en ella y le pide que cuide al general. Publio se recupera lentamente, pero Lelio sigue preocupado por su salud y realiza un sacrificio en honor a los dioses para pedir su ayuda. Mientras tanto, Netikerty se debate entre su lealtad hacia Publio y su deseo de hacer algo más para ayudarlo. Finalmente, decide tomar medidas drásticas y se acerca a Publio con un cuchillo, pero en el último momento decide no hacer nada y continúa cuidando de él. Publio, confundido entre la realidad y los sueños, bebe la infusión que le ofrece Netikerty y comienza a sentirse mejor.

39

En este capítulo, Publio se recupera de su enfermedad y sale del palacio en Cartago Nova. Observa la guarnición de Sucro amotinada y preocupado por la situación, se dirige al praetorium donde se entera de que los amotinados controlan la ruta de abastecimiento entre Cartago Nova y Tarraco. Publio decide enfrentar la situación y ordena que los líderes del motín sean llevados ante él. También ordena que se les entregue comida y vino a los amotinados para calmar sus demandas. Los amotinados entran en la ciudad y se acampa en el foro. Publio se reúne con los líderes del motín y accede a sus demandas, pero les advierte que no habrá castigos. Los amotinados celebran su victoria y se entregan a la comida y el vino. Atrio y Albio deciden controlar el consumo de alcohol para evitar problemas.

40

En este capítulo, los soldados amotinados en Cartago Nova se preparan para enfrentarse al general Escipión y reclamar lo que consideran justo. Albio y Atrio lideran el grupo y están decididos a no ceder en sus demandas. Sin embargo, cuando el general y sus oficiales salen del palacio y se acercan al foro, los soldados leales a Escipión hacen sonar las trompas y los amotinados se ven rodeados. El general pronuncia un discurso enérgico y amenazante, dejando claro que no tolerará la rebelión. Luego, Escipión se enfrenta a Albio en un combate a muerte y lo mata. A continuación, se dirige hacia Atrio, pero este último decide huir hacia el palacio. El general lo persigue, pero en lugar de matarlo, lo deja vivir. Escipión ordena la crucifixión de los líderes rebeldes y luego decide diezmar al resto de los amotinados. Mientras tanto, el general se siente agotado y se retira a descansar. Luego, Lelio informa a los soldados sobre la decisión de diezmarlos y se lleva a cabo la ejecución. Escipión escucha los gritos de los condenados desde su habitación y se siente aturdido y lleno de remordimientos. Finalmente, se sumerge en un sueño tortuoso y encuentra cierta paz al amanecer. A partir de ese momento, nunca más se produce un motín contra Escipión.

41

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión reúne a sus legiones en el istmo de Cartago Nova y les habla con vehemencia sobre la rebelión de los iberos liderados por Indíbil y Mandonio. Publio ordena a sus tropas que arrasen todo a su paso mientras avanzan hacia el Ebro. El primer enfrentamiento entre las legiones romanas y los iberos es feroz, pero la caballería romana comandada por Lelio logra hacer retroceder a los hispanos. Al día siguiente, los iberos vuelven a enfrentarse a las legiones romanas, pero Publio se da cuenta de que Indíbil y Mandonio han cometido un error al mezclar su caballería con la infantería. Las legiones romanas avanzan frontalmente contra los iberos y, con la ayuda de la caballería de Lelio por la retaguardia, logran una gran victoria. Al anochecer, Indíbil y Mandonio se arrodillan ante Publio, quien les reprocha su traición y les ofrece una segunda oportunidad si le juran lealtad absoluta. Publio perdona a los jefes iberos y decide regresar a Roma. Dos noches después, Publio reflexiona sobre su futuro político y su deseo de invadir África. Su esposa, Emilia, le brinda su apoyo incondicional.

42

En este capítulo, Publio se encuentra en el templo de Bellona, buscando calma antes de su encuentro con Fabio Máximo. Sus oficiales esperan afuera, ansiosos por celebrar un triunfo en Roma por sus victorias en Hispania. Sin embargo, Publio teme que Máximo se oponga a ello y se pregunta si los demás senadores seguirán al viejo senador o si podrán negociar. Publio recuerda cómo Máximo ha obstaculizado su carrera militar en el pasado y se siente frustrado por la falta de defensa posible. Luego, Publio se une a sus oficiales en el senaculum, donde esperan a la comitiva de senadores. Fabio Máximo da órdenes para recibir a los oficiales, diluyendo el protagonismo de Publio. Mientras caminan hacia el templo de Bellona, Fabio hace una pausa para hablar sobre un ciprés y vaticina que Roma sufrirá cuando el árbol sufra. Luego continúan su camino y Fabio se opone a la petición de Publio de un triunfo, citando la ley que solo permite un triunfo a aquellos que hayan sido excepcionalmente victoriosos en una magistratura o promagistratura consular. Publio argumenta sus méritos, pero Fabio se niega. Finalmente, Fabio acepta que Publio desfile con sus tropas por la ciudad y done parte del botín al tesoro del Estado. Publio acepta y se aleja con sus oficiales. Luego, Publio revela a sus oficiales su plan de invadir África y se asegura de su apoyo. Fabio regresa a Roma y se da cuenta de que Publio no ha insistido en el triunfo, lo que le hace sospechar que tiene otros planes. Fabio se encuentra con Catón en el foro y se siente más seguro, sabiendo que contará con el apoyo del Senado y el miedo persistente de Roma en su guerra contra Publio.

43

En este capítulo, se narra la situación en Roma en enero de 205 a.C. Después de la elección de los nuevos cónsules, Publio Licinio Craso y Publio Cornelio Escipión, la gente en el foro no habla de otra cosa que de la intención de Escipión de invadir África. El joven cónsul quiere desembarcar en las costas de Cartago y obligar a Aníbal a abandonar Italia. Aunque el Senado había considerado esta opción al inicio de la guerra, nadie había planteado seriamente atacar el corazón del enemigo desde entonces. Sin embargo, la figura de Escipión despierta simpatía en el pueblo y muchos ven la invasión de África como un sueño deseado. Publio convoca al Senado para presentar su plan.

Publio camina por el foro acompañado de su hermano Lucio y otros oficiales de confianza. El pueblo muestra su aprecio y gratitud por las victorias de Escipión en Hispania. Sin embargo, el Senado le ha negado un triunfo, lo que no impide que su figura despierte simpatía y apoyo. Publio aprovecha su recién adquirida condición de cónsul para convocar al Senado y presentar su plan de invadir África.

En el Senado, Publio se enfrenta a Quinto Fabio Máximo, el experimentado político y general que ha salvado a Roma en momentos difíciles. Fabio se opone a la invasión de África y argumenta que Roma debe centrarse en derrotar a Aníbal en Italia. Fabio destaca que invadir un país extranjero es peligroso y que Roma no tiene los recursos suficientes para llevar a cabo esta empresa y luchar contra Aníbal al mismo tiempo. Además, menciona los fracasos históricos de otros generales que intentaron invadir territorios extranjeros. Fabio critica la estrategia de Escipión en Hispania y advierte sobre la posibilidad de un ataque de Magón, el hermano de Aníbal, por el norte.

Las palabras de Fabio generan murmullos y reacciones en el Senado. Los seguidores de Escipión se levantan y protestan, pero Fabio se burla de la estrategia de Escipión y advierte sobre las consecuencias de su plan.

Siguiendo este capítulo, se lleva a cabo un intenso debate en el Senado romano sobre la propuesta del cónsul Publio Cornelio Escipión de invadir África para derrotar a Aníbal. Fabio Máximo, el líder del Senado, se opone firmemente a esta idea y critica las acciones pasadas de Escipión en Hispania. El debate se vuelve cada vez más acalorado, con insultos y amenazas por parte de ambos bandos. Finalmente, el presidente del Senado permite que los tribunos de la plebe intervengan y planteen la cuestión de si Escipión reconocerá la autoridad del Senado en la asignación de provincias. Ante la tensión y la incertidumbre, Escipión pide un día de reflexión antes de responder. La sesión se levanta y los senadores abandonan la Curia Hostilia. En las calles de Roma, la noticia del debate se extiende rápidamente y la gente se divide en apoyo a Escipión o a Máximo. Al regresar a su casa, Escipión decide no recibir a nadie y pasar la noche reflexionando sobre la situación.

44

En este capítulo, Emilia prepara el atrium de su casa para recibir a Publio y a sus amigos. Permitió que sus hijos jugaran con ellos, ya que Publio no tenía mucho tiempo para pasar con ellos debido a sus responsabilidades. Lelio y Lucio expresan sus dudas sobre acudir a los tribunos para obtener permiso para invadir África. Emilio Paulo aconseja a Publio que se someta al Senado y que acepte que la moción se vote allí. Lucio calcula que no tendrán suficientes votos para ganar en el Senado. Publio pregunta si alguien tiene otra opinión, pero nadie responde. En ese momento, alguien golpea la puerta de la casa. Publio no le presta atención, pero el esclavo atriense le informa que es Quinto Fabio Máximo. Publio permite que entre y se reúne con él en privado en el tablinium. Máximo advierte a Publio que no desafíe la autoridad del Senado y le ofrece un trato: si Publio deja de lado la moción y no acude a los tribunos, Máximo permitirá que invada África desde Sicilia con voluntarios y las "legiones malditas". Publio acepta, pero Máximo impone la condición de que el Senado nombre al quaestor de la expedición. Publio acepta a regañadientes. Después de la reunión, Publio se da cuenta de que muchos de sus familiares y amigos no creen que la invasión sea exitosa.

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En este capítulo, se lleva a cabo la votación en el Senado de Roma sobre la propuesta presentada por el cónsul Publio Cornelio Escipión. La propuesta consiste en ceder su derecho a disponer de un ejército consular propio en Italia, para que las tropas sigan luchando contra Aníbal u otros enemigos que ataquen en Italia. Sin embargo, esta propuesta genera indignación entre los seguidores de los Escipiones y Emilio-Paulos. A pesar de los intentos de Publio por calmar a sus seguidores, la lectura de la propuesta continúa. Se establece que el cónsul tendrá el mando de Sicilia, pero sin ejército consular, y solo podrá contar con voluntarios y la flota que él mismo pueda conseguir. Además, se le permite atacar África, pero sin sumar a su ejército las guarniciones allí acantonadas ni realizar levas. En su lugar, se le permite utilizar las legiones V y VI, conocidas como las "legiones malditas". Tras los gritos y protestas, se procede a la votación. El princeps senatus, Quinto Fabio Máximo, vota a favor de la propuesta, seguido por el resto de los senadores. Publio se da cuenta de que ha sido derrotado una vez más por Máximo, y comprende que deberá recuperar lo perdido en el campo de batalla. La votación finaliza con todos los votos a favor de la propuesta. Mientras todos abandonan la sala, Publio reflexiona sobre su destino, que ahora está ligado a las "legiones malditas".

46

En este capítulo, se narra cómo Fabio Máximo se encuentra cómodo en su villa en las afueras de Roma, mientras observa cómo el pueblo apoya la idea de invadir África liderada por el joven Escipión. Fabio Máximo sonríe al pensar en los miles de hombres que Escipión ha reclutado para su ejército. Sin embargo, también nota la distancia entre Escipión y su amigo Lelio, lo cual le agrada, ya que considera que dos amigos debilitados son más propensos a cometer errores y no ver las amenazas que les rodean. Fabio Máximo decide dejar que Escipión y Lelio vayan juntos a Sicilia y luego a África, confiando en que su amistad deteriorada los hará vulnerables.

Por otro lado, en Liguria, los galos están agitados y esperan la llegada de Magón, el hermano de Aníbal. Quinto Fabio Máximo hijo, por consejo de su padre, acepta la misión de patrullar la región para evitar que los galos se unan a Magón. Mientras realiza una misión de reconocimiento, Quinto y sus hombres son emboscados por los galos y él muere en el ataque.

Catón, discípulo de Fabio Máximo, llega a la casa de su mentor para darle la noticia de la muerte de su hijo. Fabio Máximo sufre un ataque de dolor y se desmaya, pero Catón logra reanimarlo. Fabio Máximo se da cuenta de que el ataque contra su hijo fue premeditado y que solo alguien como Aníbal podría odiarlo tanto como para planear su muerte. A pesar de su dolor, Fabio Máximo decide seguir luchando por Roma y nombra a Catón quaestor de las legiones en Sicilia para controlar a Escipión y asegurarse de que siga las instrucciones del Senado en la invasión de África.

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En este capítulo, Publio se encuentra en Lilibeo, en la costa occidental de Sicilia, donde ha llegado una gran cantidad de ayuda y suministros para su expedición a África. Aunque está agradecido por la generosidad de las ciudades y regiones de Italia, Publio sabe que su expedición es pequeña en comparación con lo que necesita para tener éxito. Sin embargo, decide seguir adelante y embarcar hacia África.

Después de desembarcar en Lilibeo con sus siete mil voluntarios, Publio examina a sus oficiales y se da cuenta de que necesita desesperadamente a las legiones V y VI, que están acantonadas cerca de Lilibeo. Sin embargo, no sabe si estas legiones estarán dispuestas a unirse a su causa después de haber sido desterradas de Roma durante once años.

Publio se despide de su esposa Emilia, quien decide quedarse en Lilibeo mientras él busca a las legiones V y VI. Publio parte con sus oficiales y camina hacia el interior de Sicilia, encontrando un paisaje desolado y abandonado. Durante la marcha, se da cuenta de que no hay pájaros ni viento, lo que le preocupa.

Mientras tanto, dos niños hambrientos se arrastran por el suelo en busca de comida. Son descubiertos por un centurión de la VI legión, quien intenta abusar de la hermana mayor. Sin embargo, son interrumpidos por la llegada de Publio Cornelio Escipión, quien se presenta como el cónsul de Roma y exige el mando de las legiones V y VI. Publio ordena a sus hombres que maten a los legionarios rebeldes y promete a la niña que no habrá más ataques a las granjas.

Después del enfrentamiento, Publio se encuentra con Catón, quien se burla de la forma en que el cónsul está ampliando su ejército. Catón está convencido de que la expedición a África está condenada al fracaso y planea encontrar una forma de retirarse antes de que sea demasiado tarde.

El capítulo termina con Publio ordenando a Macieno, el centurión superviviente de la VI legión, que informe a los superiores de la llegada del cónsul al campamento al día siguiente al mediodía.

Siguiendo este capítulo, Publio se queda con sus oficiales después de las palabras de Catón que han sembrado dudas sobre su actuación. A pesar de esto, Publio ordena a todos que se pongan en marcha y continúen la marcha hacia el campamento de las "legiones malditas". Durante la marcha, Marco Porcio Catón observa que el ejército sigue avanzando y se apresura a ponerse las sandalias. Mientras tanto, la niña encuentra a su hermano y la esperanza vuelve a sus vidas. Finalmente, el ejército de Publio llega al campamento de las "legiones malditas" en medio de la noche y se dan cuenta de que las empalizadas están en mal estado y el foso está siendo utilizado como vertedero. Además, no hay muchas hogueras encendidas ni guardias, lo que indica que las legiones están durmiendo. Publio detiene el avance de sus hombres y se da cuenta de que las legiones no esperan ni temen a ningún enemigo. Publio siente desánimo al ver la falta de reacción de las legiones y decide que tendrá que ser más duro con ellos. Mientras tanto, Cayo Valerio se preocupa por la ausencia de Macieno y descubre que el campamento está siendo atacado. Valerio se prepara para luchar y se da cuenta de que hay mensajeros en todas las puertas del campamento. Valerio se dirige hacia la puerta decumana y ve a un grupo de legionarios bien armados al otro lado del foso. Uno de ellos repite el mensaje de que el cónsul Publio Cornelio Escipión ha llegado para tomar el mando de las legiones. Valerio se dirige hacia el mensajero y le ordena que informe al cónsul de que la V y la VI legión formarán frente al campamento. Valerio regresa al campamento y ordena a todos los hombres de la V legión que formen frente a la porta praetoria. Mientras tanto, Publio observa la salida desorganizada de las legiones y se siente desanimado. Sin embargo, nota que hay un grupo de hombres en perfecta formación y se da cuenta de que son una semilla de esperanza. Publio decide comenzar con ellos y ordena a Lelio que averigüe quién está al mando de esos hombres. Luego, Publio se dirige a todos los legionarios y los insta a levantarse y luchar por Roma. Algunos legionarios responden con entusiasmo, mientras que otros se quedan perplejos. Finalmente, Cayo Valerio responde a Publio gritando "¡Venganza!" y el resto de las "legiones malditas" se une a él en su grito.

48

En este capítulo, Cayo Valerio, el primus pilus de la V legión, espera nervioso y sudoroso junto a los lictores en la nueva tienda del praetorium. El cónsul Publio Cornelio Escipión lo recibe junto a varios de sus oficiales de confianza. Valerio se quita sus viejas condecoraciones de guerra y entra en la tienda. El cónsul le pregunta sobre la situación de la legión y Valerio responde que están desmoralizados y descontentos debido a la falta de suministros. El cónsul elogia a Valerio por mantener la disciplina y le ofrece la oportunidad de formar parte de sus mejores oficiales. Valerio acepta y el cónsul le pregunta sobre la lealtad de la V legión. Valerio asegura que los hombres de la legión serán leales si se les trata con justicia y se les proporciona comida, vino y mujeres. El cónsul acepta y promete darles esa oportunidad. Luego, el cónsul pregunta sobre la VI legión y Valerio menciona que el primus pilus, Sergio Marco, y su centurión de confianza, Macieno, han saqueado la región para obtener suministros. Valerio advierte que recuperar la lealtad de la VI legión será difícil con ellos al mando. El cónsul confía en Valerio y le ordena que cumpla y haga cumplir sus órdenes. Valerio sale de la tienda y se dirige hacia los oficiales de la V legión para informarles sobre su entrevista con el cónsul.

49

En este capítulo, Publio pasea por el campamento de las legiones V y VI en Sicilia. Quiere que los soldados vean su presencia y sepan que tienen un líder que les exige y les ha devuelto la dignidad. Aunque no está cómodo en esta situación, sabe que no hay tiempo para dudas. Publio necesita recuperar las dos legiones, conseguir una flota y más hombres. Sin embargo, el Senado solo le permite disponer de las "legiones malditas" y no puede hacer nuevas levas. Publio se preocupa por la falta de caballería y decide hablar con sus oficiales al respecto. Algunos de ellos expresan su acuerdo, pero otros están sorprendidos y preocupados por las consecuencias de desobedecer al Senado. Lelio, el tribuno al mando de las legiones malditas, se queda solo y se debate entre las órdenes de Publio y las instrucciones del Senado. A pesar de sus dudas, decide obedecer y centrarse en recuperar las legiones para el combate. Valerio, por su parte, piensa que Publio es un líder rebelde y que los soldados agradecerán la búsqueda de caballería.

50

En este capítulo, Lelio se siente abrumado por la tarea de instruir a las legiones V y VI de Roma, pero también siente que el joven cónsul, Publio, está recuperando la confianza en él. Lelio se siente feliz y satisfecho con esta responsabilidad. Netikerty, una joven esclava egipcia, llega a la tienda de Lelio y le sirve vino. Lelio se siente aún más feliz al verla y piensa en cómo la ha conseguido. Netikerty le comenta que el mando de las legiones es peligroso y que las llaman las "legiones malditas". Lelio reflexiona sobre estas palabras y recuerda la discusión que tuvo con Fabio Máximo. A pesar de que Netikerty es solo una esclava, Lelio le concede valor a sus palabras. Lelio se siente triste y Netikerty le pide perdón por haberle causado dolor. Lelio se da cuenta de que Netikerty es la única persona que lo ama desinteresadamente. Finalmente, Lelio y Netikerty tienen relaciones íntimas y durante ese tiempo, Lelio escapa de sus dudas y preocupaciones.

51

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión está en su tienda del praetorium dando instrucciones a sus oficiales cuando es interrumpido por Catón, el quaestor de las legiones, quien exige hablar con el cónsul. Los lictores impiden su entrada, pero finalmente Marcio permite que Catón pase. Catón se queja de que no se le permite dirigirse al cónsul y amenaza con informar a Roma sobre su trato. Publio intenta calmar la situación y le pregunta cuál es el problema administrativo. Catón le dice que no puede reclutar un cuerpo de caballería en Siracusa, ya que es una orden expresa del Senado. Publio argumenta que necesita caballería para la invasión de África y que los aliados númidas no son suficientes. Catón insiste en que no se pueden reclutar más hombres y Publio le dice que hará lo que sea necesario para cumplir su misión. Catón se retira y Publio se despide de él con sarcasmo. Catón sale de la tienda y escucha las risas de los oficiales, guardando rencor en su corazón.

52

En este capítulo, Publio se dirige a las legiones V y VI desde un podio de madera para informarles que marcha hacia Siracusa para reclutar caballería. Deja a cargo de las legiones a Cayo Lelio, quien tiene autoridad para instruir y castigar, incluso con la pena de muerte. Publio se encomienda a los dioses y marcha con tres mil soldados hacia Lilibeo. Luego, Lelio toma la palabra y se presenta como el nuevo oficial al mando. Explica que su forma de actuar es sencilla: recibe y da órdenes. Debido a la premura de tiempo, suprime los castigos de azotes y cárcel, y establece la pena de muerte para las faltas graves. También elimina las multas y los trabajos impropios de un legionario. La ignominiosa expulsión también queda abolida. Solo quedan dos penas: la degradación para los oficiales y la pena de muerte en la cruz para el resto. Lelio advierte que depende de ellos evitar que la colina frente al campamento se convierta en un bosque de cruces. La legión VI marchará con él, mientras que la V practicará el asalto a una plaza fuerte. Lelio no está seguro de haberse hecho entender, pero los legionarios le dejan paso rápidamente. Piensa que quizás pueda cumplir el encargo del cónsul y convertir a esas legiones en auténticas fuerzas de ataque.

53

En este capítulo, Publio y Emilia llegan a Siracusa y quedan impresionados por la grandeza de la ciudad y su puerto. Publio menciona la importancia histórica de Siracusa y su famoso filósofo Arquímedes. Publio planea reclutar a algunos discípulos de Arquímedes como tutores para sus hijos. Luego, Publio convoca a los caballeros de Siracusa en el foro y les ofrece unirse a su expedición a África como cuerpo de caballería. Algunos caballeros se niegan, pero uno de ellos acepta entrenar a uno de los soldados de Publio en la caballería. Finalmente, Publio tiene una discusión acalorada con Marco Porcio Catón, quien lo acusa de desobedecer al Senado. Publio amenaza a Catón y se da cuenta de que no puede deshacerse de él. A pesar de esto, Publio se siente satisfecho por el reclutamiento exitoso de los caballeros de Siracusa y está emocionado por la próxima campaña en África.

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En este capítulo, se narra la boda entre el rey Sífax y Sofonisba, la hija del general cartaginés Asdrúbal Giscón. Sífax, deseoso de ir directamente al asunto que le importa, celebra una boda rápida. Sífax es el rey de Numidia y su objetivo principal es hacer frente a Masinisa, un joven príncipe que reclama el reino de Numidia para sí mismo. Sífax tiene un tratado de no agresión con el general romano Escipión y espera que este cumpla su palabra. Al casarse con Sofonisba, Sífax asegura una cierta lealtad con el general cartaginés más poderoso en África. Sífax también se complace en haber arrebatado a Masinisa la mujer que él deseaba. Después de la boda, Sífax y Sofonisba se retiran a su tienda nupcial, donde disfrutan de una noche de pasión. Sífax se da cuenta de que ha adquirido una reina y planea reunificar Numidia y gobernar junto a Sofonisba. Al preguntarle qué piensa en la noche de su boda, Sofonisba menciona el poder de Sífax y cómo puede conseguir cualquier cosa. Sífax le ofrece a Sofonisba que pida lo que desee, y ella hace una petición.

55

En este capítulo, Plauto se encuentra en el gran teatro de Siracusa, donde va a representar su obra de teatro para las legiones V y VI. El cónsul Publio Cornelio Escipión le ha pedido que entretenga a sus soldados antes de que partan a una misión casi imposible. Plauto está impresionado por las dimensiones del teatro y se da cuenta de la importancia que tiene para el cónsul. Antes de la representación, el cónsul le dice a Plauto que quiere hablar con él después de la obra y que si le gusta, estará más dispuesto a ayudarlo en lo que necesite. Plauto decide representar su obra "Miles Gloriosus" y espera que guste a los legionarios. Mientras tanto, el cónsul recibe a dos embajadores de Locri, quienes le informan sobre la posibilidad de recuperar la ciudad de manos de los cartagineses. Publio decide ayudarles y planea desembarcar en el Bruttium con tropas suficientes para retomar Locri. Sin embargo, antes de que pueda ver el final de la obra, el cónsul es informado de que un enviado del rey Sífax de Numidia quiere hablar con él. Publio se encuentra con el enviado, pero rechaza la invitación del rey debido a sus compromisos en Locri. Después de la representación, Plauto se encuentra con Icetas, el tutor que el cónsul ha contratado para sus hijos. Icetas le dice a Plauto que no ha disfrutado de la obra y que se marcha temprano. Mientras tanto, el cónsul se reúne con Lelio y le informa de sus planes para Locri y de su necesidad de explorar la costa de África. Lelio expresa su preocupación por la participación de Pleminio, pero el cónsul insiste en que es necesario. Finalmente, Plauto termina su obra y los legionarios aplauden entusiasmados.

56

En este capítulo, Publio se prepara para el ataque a Locri junto a sus hombres de la VI legión. A pesar de las dudas de Silano y Mario, Publio decide llevar a cabo la misión con la esperanza de ganar la confianza de sus soldados. Desde una colina, observa las murallas de la ciudadela que deben conquistar. Publio se da cuenta de que su plan no será fácil, ya que Locri está protegida por dos fortalezas. A pesar de esto, decide seguir adelante y atacar una de las fortalezas mediante traición. Sin embargo, se da cuenta de que aún tendrán que enfrentarse a la segunda fortaleza por la fuerza. Mientras tanto, en la ciudadela, los hombres de la VI legión se preparan para el ataque. Aunque Sergio Marco y Publio Macieno no confían en el plan, deciden no decir nada a sus hombres y esperar a que la realidad les haga entender que están bajo el mando de un líder loco. Para su sorpresa, el ataque resulta exitoso y los cartagineses son derrotados. Sin embargo, Publio se da cuenta de que la conquista de la segunda fortaleza será mucho más difícil. Mientras tanto, en Siracusa, Lelio recibe un mensaje de Publio pidiéndole que traiga el resto de la VI legión y la V legión a Locri para enfrentarse a Aníbal. Lelio se prepara para partir, pero se pregunta si Publio confía realmente en él. Mientras tanto, en Locri, Publio recibe la noticia de que Aníbal se acerca con todo su ejército. A pesar de la preocupación de sus hombres, Publio decide enfrentarse a Aníbal y espera que las legiones de Craso y Metelo lo apoyen por detrás. Sin embargo, Pleminio y los demás oficiales están asustados y dudan de la estrategia de Publio. A pesar de todo, Publio se mantiene firme en su decisión y ordena a sus hombres que se preparen para el ataque.

Siguiendo este capítulo, los centuriones de la VI asienten y se alejan sin impertinencias. Silano se acerca al cónsul y le habla en voz baja, reflexionando sobre cómo han pasado de ser los asediadores a los asediados. El cónsul explica que la guerra con Aníbal siempre está llena de sorpresas y que lo importante ahora es resistir su embestida. Mientras tanto, Aníbal dispone a todas sus tropas en formación de ataque y lanza el ataque contra las murallas de Locri. El cónsul insta a sus hombres a resistir y a apagar el fuego de la puerta. Mientras tanto, Lelio se dirige a Locri en barco, remando con fuerza para llegar antes del amanecer. En la ciudadela, Silano y Mario se preguntan por la llegada de Lelio y el cónsul visita a los heridos. El cónsul decide que deben salir de la ciudadela antes de que los cartagineses entren y atacar al amanecer. Aníbal se da cuenta de que Escipión está al mando y se sorprende de su valentía. Aníbal ordena un ataque a las puertas de la ciudadela, pero los romanos logran apagar el fuego y repeler el ataque. Aníbal decide retirarse y espera instrucciones de Craso y Metelo. Silano y Mario se preguntan por la estrategia del cónsul y este decide atacar al amanecer. Aníbal medita sobre la situación y decide que es mejor retirarse y esperar a unir fuerzas con Magón en el norte. Aníbal envía un mensajero a la guarnición de la ciudadela y le pide a Maharbal que mantenga las tropas en formación de ataque. Publio y sus oficiales observan el ejército de Aníbal replegarse para pasar la noche y deciden mantener una fuerte guardia nocturna. Lelio pregunta por qué Aníbal no utiliza la otra ciudadela para descansar y Publio confiesa que no lo sabe.

57

En este capítulo, el cónsul Publio Cornelio Escipión se prepara para enfrentarse a las tropas cartaginesas en Locri, sur de Italia. A pesar de la espesa niebla que cubre la ciudad, las legiones V y VI se forman en el exterior de la fortaleza. Publio se sitúa al frente, protegido por sus oficiales y lictores. Silano comenta que no se ve nada, pero todos permanecen en silencio, esperando el movimiento del enemigo.

Publio ordena que los velites avancen para enfrentarse a los cartagineses en caso de ataque sorpresa. A pesar de las dudas de Lelio, los velites avanzan lentamente, perdiendo de vista al resto de las tropas. La niebla se vuelve más densa y los soldados se sienten cada vez más solos. Sin embargo, continúan avanzando, confiando en que los gritos de los velites sirvan de aviso para las legiones.

Un explorador llega al puesto de mando y informa al cónsul que los cartagineses saquearon granjas cercanas a la ciudad y amenazaron con atacar al amanecer. Publio decide que los velites se detengan y ordena que las tubas suenen la orden de alto. Los soldados se detienen, pero la niebla sigue sin disiparse. Publio se da cuenta de que Aníbal se ha retirado por miedo a las nuevas legiones de Craso y Metelo, y no por temor a las legiones V y VI.

Publio reflexiona sobre cómo Aníbal no considera a las "legiones malditas" importantes y decide celebrar la retirada del general cartaginés. Luego, anuncia que marcharán hacia África y organiza un banquete en Siracusa para festejar la victoria. A la mañana siguiente, Publio se siente enfermo pero decide visitar la ciudad y hacer sacrificios a los dioses. Silano y Mario lo acompañan, mientras Lelio se queda en la ciudadela para organizar el regreso a Siracusa.

Durante la visita, Publio destaca la importancia histórica y cultural de Locri y realiza los sacrificios en el templo de Proserpina. Aunque se siente tentado por la riqueza del templo, decide dejarla allí y no llevarla consigo. Por la noche, todos descansan y al amanecer, Publio y las legiones V y VI regresan a Siracusa, dejando a Sergio Marco y Publio Macieno al mando de Locri.

58

En este capítulo, se narra cómo un legionario romano se adentra en el templo de Proserpina en la ciudad de Locri con la intención de robar una copa dorada. Mientras está dentro del templo, el legionario se encuentra con una estatua de la diosa Proserpina y se sorprende al ver que parece mirarlo. Sin embargo, antes de que pueda escapar con la copa, es descubierto por un sacerdote del templo. En un acto de violencia, el legionario asesina al sacerdote y huye del templo. Sin embargo, su escape es interrumpido cuando se encuentra con los triunviros que custodian el templo y es rodeado por una multitud enfurecida. Los triunviros deciden ejecutar al legionario y recuperan la copa sagrada. Luego, llega el pretor Pleminio, quien se enfurece al enterarse de la ejecución sin su consentimiento. Sin embargo, los triunviros y sus hombres logran derrotar a los hombres de Pleminio y toman el control de la ciudad. Mientras tanto, Sergio Marco se adentra en el templo y planea encontrar el tesoro de Proserpina. El capítulo termina con Sergio Marco riendo mientras imagina cómo usar la estatua de la diosa como ariete para abrir una puerta en el templo.

59

En este capítulo, Plauto llega a la residencia de Publio Cornelio Escipión en Siracusa para una cena privada. Observa a los invitados principales, incluyendo a Lucio Marcio Septimio y Cayo Lelio, junto al cónsul. Plauto también nota a la hermosa esclava egipcia de Lelio y siente envidia de su belleza. Sin embargo, rápidamente se da cuenta de que prefiere una vida tranquila en lugar de las dificultades y peligros que Escipión ha enfrentado en la guerra. Plauto se sienta en un triclinium apartado y disfruta de la comida y el vino que se le sirve. Mientras tanto, Catón llega tarde y critica el exceso de comida y bebida en el banquete, así como la desobediencia de Escipión a las órdenes del Senado. Se produce una discusión acalorada entre Catón y Escipión, en la que Catón critica las obras de teatro que Escipión financia y en las que se burlan del servicio militar. Los demás oficiales intervienen en la discusión, pero finalmente Escipión defiende su liderazgo y su estrategia militar. Cayo Valerio, un centurión de la V legión, elogia a Escipión y brinda por su liderazgo. La tensión se calma y todos continúan disfrutando de la comida y el vino. Sin embargo, Escipión recibe un mensaje de un mensajero de Locri y se retira para hablar con él en privado.

60

En este capítulo, Plauto asiste a una cena en la casa del cónsul Publio Cornelio Escipión en Siracusa. Durante la cena, se discute sobre la guerra y la próxima invasión de África que Escipión está planeando. Plauto observa a los oficiales y veteranos de guerra presentes y reflexiona sobre su desprecio hacia ellos, a pesar de depender de su apoyo financiero y como público para sus obras de teatro. Después de que los demás comensales se van, Plauto se queda a solas con Escipión y le pide en privado que libere a su amigo Nevio, quien está encarcelado injustamente en Roma. Escipión se muestra reticente y critica las obras de Nevio, pero Plauto defiende su libertad de expresión. A pesar de no lograr persuadir a Escipión, Plauto se va con una sensación de respeto hacia el cónsul. Al salir de la casa, Plauto reflexiona sobre su encuentro y se da cuenta de que ya no ve a Escipión con la misma frialdad. Mientras tanto, en la casa, los presentes discuten sobre la personalidad de Plauto y Netikerty, la esclava de Escipión, opina que es un hombre acostumbrado a abrirse camino en situaciones difíciles, al igual que el cónsul.

61

En este capítulo, Publio recibe una carta de su hermano Lucio, en la que le informa sobre las maniobras de Fabio Máximo en el Senado para socavar su autoridad y detener la invasión de África. Lucio le cuenta que Máximo ha utilizado la brutal dictadura de Sergio Marco y Publio Macieno en Locri para acusar a Publio de incompetencia y falta de disciplina en las legiones V y VI. Además, Máximo ha acusado a Publio de distraer a los legionarios con representaciones de teatro y banquetes suntuosos. También ha afirmado que Publio ha pactado con el escritor Plauto para liberar a Nevio de prisión. Publio se preocupa por la posibilidad de que haya un espía entre sus esclavos, ya que Máximo ha mencionado la conversación con Plauto que tuvo lugar en su atrium. Decide que Lelio interrogará a los esclavos para descubrir al traidor. Emilia, la esposa de Publio, apoya esta decisión aunque lamenta que haya que derramar sangre. Publio da instrucciones a un lictor para que busque a Lelio y le informe de la situación. Emilia se siente preocupada por la guerra y teme por la seguridad de sus hijos.

62

En este capítulo, Lelio llega a la casa de Publio acompañado de Netikerty, su joven esclava. Lelio disfruta de la compañía de Netikerty y se enorgullece de mostrarla a los demás como símbolo de su poder. Publio le informa a Lelio que tienen un espía en la casa y le pide que lo descubra. Lelio convoca a todos los esclavos y les informa de la situación, amenazando con torturarlos si no revelan al traidor. Lelio toma al hijo de uno de los esclavos como rehén y amenaza con cortarle las manos si no hablan. Netikerty interviene y revela que ella es la espía, pasando información a Quinto Fabio Máximo. Lelio se sorprende y se siente traicionado. Decide no matar a Netikerty de inmediato, ya que debe entregarla viva al cónsul. Los lictores la arrestan y Lelio se va a buscar a Publio para informarle de la situación. En la calle, Lelio se siente enfermo y vomita, sintiéndose mal tanto física como emocionalmente.

63

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión se encuentra sentado frente a Netikerty, quien espera su sentencia de muerte arrodillada. Cayo Lelio, detrás de ella, también está presente. Publio acusa a Netikerty de haber estado pasando información a Máximo y le pregunta por qué traicionó a aquellos que la trataban bien. Netikerty responde que Máximo tiene a sus dos hermanas y las maltrata, y que se vio obligada a seguir sus órdenes para protegerlas. Explica que su misión era enviar mensajes a Máximo sobre las acciones de Publio, alejar a Lelio de su afecto y obtener información valiosa. Netikerty revela que Máximo le confirmaba por carta que sus hermanas estaban a salvo. Sin embargo, cuando Lelio estaba a punto de matar a un inocente por las faltas de Netikerty, ella no pudo soportarlo más y decidió revelar la verdad. Publio se da cuenta de que Netikerty también tenía la misión de matarlo, pero no pudo hacerlo debido a su nombre, que le impidió ir en contra de su ser y su alma. Publio reflexiona sobre la situación y decide que Netikerty continuará pasando información, pero ahora él le dirá qué decirle a Máximo. También promete que, al regresar a Roma, comprará a las hermanas de Netikerty y las protegerá. Netikerty acepta y se postra ante Publio. Luego, es escoltada fuera de la domus por dos legionarios. Publio le pide a Lelio que manumita a su atriense y le dice que le dirá que tiene un hijo valiente. Lelio se marcha, pero antes le pregunta a Publio qué significa el nombre de Netikerty. Publio explica que significa "la que es excelente, la que hace lo correcto, la que es buena" y que los egipcios creen que los nombres tienen un significado importante.

64

En este capítulo, la embajada del Senado romano llega a Siracusa y se maravilla de las murallas de la ciudad, que fueron conquistadas por el cónsul Marcelo con la ayuda del ingeniero Arquímedes. A pesar de su intención de condenar las acciones de Escipión en Sicilia, los embajadores reconocen su valía como general y su éxito en Hispania. El capitán de la nave recibe instrucciones de un centurión enviado por Escipión y se dirige al pretor Marco Pomponio para comunicárselas. Pomponio se muestra indignado y propone atracar en el Puerto Grande en lugar del Puerto Pequeño, pero los tribunos de la plebe y el resto de los legados lo convencen de seguir las órdenes de Escipión. La comitiva llega a Siracusa y es recibida por el cónsul en el Puerto Pequeño. Escipión muestra a los embajadores los almacenes llenos de provisiones y los establos con animales para la campaña en África. Luego, los embajadores son llevados a bordo de una quinquerreme para presenciar una maniobra naval. Sexto Digicio ataca con trirremes, pero Escipión utiliza el corvus y la manus ferrea para abordar y capturar las naves enemigas. Pomponio se marea durante la maniobra y vomita sobre los marineros. El capítulo termina con la flota regresando al puerto.

Siguiendo este capítulo, Publio observa cómo el pretor se alivia después de vomitar en el barco y decide no humillarlo más. Luego, llegan al muelle central del Portus Magnus y Publio ofrece a la embajada la opción de descansar o ver las maniobras terrestres al día siguiente. El pretor decide continuar con la revisión de las fuerzas terrestres y expresar sus dudas sobre la capacidad de las legiones V y VI para luchar en África. A pesar de esto, los tribunos de la plebe y el resto de la embajada acceden a continuar con la revisión. Publio los lleva en cuadrigas por la ciudad de Siracusa, mostrándoles los templos y el teatro griego. Luego, llegan a las imponentes murallas de la ciudad y presencian el asalto de las legiones V y VI. A pesar de la lluvia de grava y tierra, las legiones logran tomar las murallas y las puertas de la ciudad. Publio se reúne con los embajadores y les muestra el resultado de la maniobra. Después, realizan un sacrificio en el altar de Hierón II y Publio se dirige a los embajadores, dejando en sus manos la decisión de su capacidad para liderar la invasión. Marco Pomponio expresa su oposición a la misión, pero reconoce la preparación de Publio y decide no interferir. Finalmente, Pomponio se retira y Publio se queda con Lelio, quien le pregunta cuál será lo difícil ahora que tienen el permiso de Roma. Publio responde que lo difícil será sobrevivir a la invasión de África.

65

En este capítulo, Publio está preparando el traslado de sus tropas hacia el puerto occidental de Lilibeo para la invasión de África. Las legiones V y VI están satisfechas y los legionarios rebeldes se han vuelto más dóciles después de la ejecución de sus oficiales. Publio desconfía de posibles espías cartagineses y decide desplazar la flota a Lilibeo para sorprender a los enemigos. Luego, Publio se encuentra con un mensajero enviado por Sífax en un almacén del puerto. El mensajero advierte a Publio que si los romanos desembarcan en África, Sífax los atacará con un ejército de 50,000 hombres y 10,000 jinetes. Publio intenta convencer al mensajero de que se una a su bando, pero el mensajero se niega y advierte que los romanos no sobrevivirán en África. A pesar de esto, Publio ve una pequeña esperanza de que Sífax aún tenga dudas y decide seguir adelante con su plan de conquistar una ciudad en África para debilitar a los cartagineses. El capítulo termina con Publio rumiando la idea de una ciudad como clave para su estrategia.

66

En este capítulo, Emilia y su marido Publio pasean por las calles de Siracusa hasta llegar al manantial de Aretusa. Publio le explica a Emilia la historia de Aretusa, una ninfa que fue convertida en manantial por la diosa Artemisa para alejarla de su amado Alfeo. Emilia le pregunta a Publio si hay otro camino para terminar la guerra en Italia, pero él explica que regresar a Italia solo daría más tiempo a Aníbal para fortalecerse. Publio le pide a Emilia que regrese a Roma con sus hijos para protegerlos, ya que la situación en África es peligrosa y no hay un lugar seguro para ellos. Emilia acepta a regañadientes y llora por el miedo de perder a Publio en la guerra. Publio promete que, en sus pensamientos, será Alfeo y se unirá a ella en Roma desde África.

67

En este capítulo, Lelio llama a Netikerty, su joven esclava egipcia, para transmitir un mensaje del cónsul a Roma. Lelio se muestra distante y frío, y utiliza por primera vez la palabra "esclava" para referirse a ella. Netikerty acepta la tarea y Lelio le pide que transmita que Sífax ha reafirmado su alianza con Roma. Después de dar las instrucciones, Lelio le ordena que se vaya y que no lo moleste hasta que haya entregado el mensaje. Netikerty se retira y Lelio, lleno de amargura, termina su cáliz de vino y lo arroja con fuerza contra la pared. Netikerty escucha el ruido desde lejos y siente la tentación de regresar, pero decide esperar y tener paciencia.

LIBRO VI

En este capítulo, se describe el desembarco de Escipión en África en el año 204 a.C. El autor utiliza un fragmento de los Anales de Ennio para ilustrar la magnitud del evento. El mundo celestial se queda en silencio y Neptuno calma las olas furiosas. El Sol detiene su carrera y los ríos dejan de fluir. Este pasaje poético resalta la importancia y el impacto del desembarco de Escipión.

Además, se menciona un fragmento de Nevio que describe la resistencia suicida de las legiones de Régulo en África. Estas legiones prefieren morir en el campo de batalla antes que regresar a Roma cubiertos de deshonra. Este ejemplo trágico sirve como un recordatorio de las dificultades y los sacrificios que los soldados romanos enfrentaron en sus campañas militares en África.

En resumen, este capítulo nos presenta el desembarco de Escipión en África y nos muestra la importancia y las dificultades de esta campaña militar.

68

En este capítulo, Publio está planeando la navegación hacia África. Necesitarán dos días y dos noches para llegar a la costa norte de África, cerca de Cartago. Publio supervisa los preparativos en Lilibeo, donde se están cargando suministros y tropas en los barcos. La flota consiste en 400 barcos de transporte y 40 navíos de guerra. Publio decide navegar de día y de noche para mayor seguridad. Durante la navegación, se encienden linternas para guiar a los barcos en la noche. A pesar de la niebla, la flota llega a África sin contratiempos. Publio y los soldados están emocionados de finalmente estar en África y enfrentarse a los cartagineses. Desembarcan en la costa y Publio es el primero en poner pie en tierra.

69

En este capítulo, Masinisa, el joven rey en el exilio de los maessyli, llega a las playas del norte de Numidia acompañado por cien jinetes. Desde lo alto de unas dunas, observa a los romanos descargando sus barcos y construyendo una empalizada. Masinisa decide esperar y pronto se encuentra con Cayo Lelio, un tribuno de las legiones romanas. Masinisa se presenta ante Lelio como rey de los maessyli y expresa su deseo de reunirse con Publio Cornelio Escipión, el general de Roma. Lelio lo reconoce y lo lleva ante Publio, quien se encuentra en el praetorium supervisando el desembarco de provisiones. Masinisa explica que ha perdido muchas batallas contra Sífax, pero confía en que el apoyo de Roma le permitirá reunir un ejército de jinetes. Publio acepta la oferta de Masinisa y lo pone bajo su mando. Sin embargo, Publio se preocupa por la falta de caballería y le pregunta a Masinisa si será leal a Roma. Masinisa asegura su lealtad y Publio acepta su ayuda. Luego, Publio decide liberar a unos pescadores que habían sido capturados y ordena que cuenten todo lo que han visto, para sembrar el miedo en la ciudad de Útica. Finalmente, Publio revela que marcharán hacia Útica en lugar de Cartago.

70

En este capítulo, se narra el asedio de Útica por parte de las tropas romanas lideradas por Publio Cornelio Escipión. Los ciudadanos de Útica, temerosos de ser saqueados, esperaban que las legiones romanas pasaran de largo hacia Cartago. Sin embargo, se sorprendieron cuando el cónsul decidió detenerse frente a las murallas de la ciudad y enviar mensajeros para negociar la rendición. Los habitantes de Útica se negaron a rendirse y se prepararon para la defensa de la ciudad.

Mientras tanto, los romanos comenzaron a construir torres de asedio y a atacar las puertas de la ciudad. También excavaron un terraplén para acercarse a las murallas. El rey Masinisa observaba con interés las maniobras y se preguntaba si los romanos tendrían éxito en su intento de conquistar Útica.

Cayo Lelio, uno de los oficiales de Escipión, fue enviado a montar una torre de asedio sobre dos barcos y atacar las murallas desde el mar. Lelio aceptó la orden, pero se sentía solo y desilusionado por su relación con Netikerty. Consideraba que una muerte en el campo de batalla sería una forma noble de poner fin a su vida al servicio de Roma.

Mientras tanto, Escipión supervisaba los trabajos y confiaba en que Lelio lograría su misión. El rey Masinisa se sentía frustrado por no poder participar activamente en el asedio, pero Escipión le aseguró que tendría su oportunidad en el futuro.

Finalmente, las catapultas romanas comenzaron a disparar contra las murallas de Útica, dando inicio al asedio.

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En este capítulo, la reina Sofonisba le pide al rey Sífax de Numidia que ayude a su pueblo. Sofonisba está desnuda frente a él, con joyas que le ha regalado, incluyendo un brazalete misterioso que pertenecía a su padre. Sífax accede a sus peticiones, pero Sofonisba se vuelve más exigente. Le pide que abandone el pacto con el general romano Escipión y que ataque al ejército romano que ha desembarcado en África. Sífax es cauteloso y prefiere evitar la guerra. Sofonisba lo insta a cumplir sus promesas, pero Sífax le dice que debe ser Cartago quien lo pida. En ese momento, un soldado entra y anuncia que Cartago solicita la ayuda de Sífax para expulsar a los romanos. Sofonisba sonríe, pero Sífax la mira seriamente. Luego revela que el rebelde Masinisa se ha refugiado con los romanos, lo que hace que atacarlos sea personal para él. Sofonisba se desnuda por completo y Sífax decide poseerla antes de tomar una decisión. Además, revela que quiere decapitar a Masinisa y clavar su cabeza en una jabalina. Sofonisba acaricia su brazalete dorado y Sífax se queda pensativo. Finalmente, Sofonisba se acerca a él de manera seductora y comienzan a tener relaciones sexuales.

72

En este capítulo, se narra la resistencia de Útica ante el ataque romano. Los defensores de la ciudad luchan con valentía y habilidad, repeliendo los embates de los romanos con flechas, lanzas y fuego. Mientras tanto, los romanos construyen torres de asedio para intentar derribar las murallas de la ciudad. El procónsul Publio Cornelio Escipión da la orden de atacar con las torres, pero los defensores de Útica contraatacan y logran detener el avance romano. En el mar, los romanos también sufren una derrota, ya que las quinquerremes que llevan una torre de asedio son incendiadas por los defensores de la ciudad. Ante esta situación, Publio decide enviar al rey Masinisa y sus hombres a atacar la ciudad de Saleca, donde se encuentra un ejército de caballería cartaginés. A pesar de la desesperada situación, Publio se muestra decidido a resistir, al igual que Aníbal en Italia. Por su parte, el tribuno Cayo Lelio acepta la propuesta de Publio de liderar el ejército de caballería. El capítulo termina con Publio reflexionando sobre el inicio complicado de la invasión de África y su determinación de no perder la esperanza.

73

En este capítulo, Masinisa y sus doscientos jinetes númidas llegan a la ciudad de Saleca para atacarla por orden del procónsul. A pesar de la sorpresa de los legionarios romanos que vigilaban la ciudad, Masinisa decide ignorarlos y llevar a cabo el ataque. Los númidas encienden antorchas y se acercan a la ciudad, causando confusión entre los cartagineses que la defienden. Aprovechando el caos, Masinisa y sus hombres atacan las fortificaciones y las puertas de la ciudad, causando un incendio y obligando a los cartagineses a centrarse en apagar el fuego en lugar de luchar contra los númidas. Después de media hora de batalla, Masinisa ordena a sus hombres retirarse y descansar, ya que al día siguiente continuarán la guerra. A pesar de la preocupación del centurión romano de que los cartagineses contraataquen, Masinisa asegura que no lo harán debido a su superioridad numérica. Mientras tanto, Cayo Lelio y sus hombres esperan el amanecer para unirse a la batalla. Publio Cornelio Escipión se encuentra reflexionando sobre la campaña en África y la falta de descanso para sus tropas. A pesar de la desesperanza que se extiende entre los legionarios, Publio se prepara para liderar la caballería en la batalla. Hanón, el general cartaginés, se burla de Masinisa y ordena a su caballería que salga a luchar contra los númidas rebeldes. Masinisa y sus hombres atacan a los cartagineses, pero pronto se ven superados en número. Masinisa decide retirarse y escapar de la ciudad, mientras los cartagineses persiguen a los maessyli. El centurión romano y sus hombres se esconden en las dunas para evitar ser atrapados en la masacre.

Siguiendo este capítulo, Publio Cornelio Escipión lidera a sus tropas en una emboscada contra la caballería cartaginesa en un valle. El rey de los maessyli, Masinisa, se une a la batalla y mata al general cartaginés Hanón. Publio reconoce la valentía de Masinisa y le asigna la misión de perseguir a los restos de la caballería enemiga. Luego, Publio decide arrasar la región entre Saleca y Útica como represalia por el menosprecio de los cartagineses hacia las legiones romanas. Cayo Lelio es puesto al mando de la VI legión para llevar a cabo esta tarea. Publio y Lelio brindan por su amistad antes de que Lelio parta. Publio reflexiona sobre la orden de destrucción y se dirige a Útica para conquistar la ciudad y proteger a sus tropas de un posible ataque de Giscón y Sífax.

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En este capítulo, el ejército romano liderado por Cayo Valerio intenta tomar las murallas de Útica. A pesar de su valentía y determinación, los legionarios son recibidos con una lluvia de flechas y lanzas por parte de los defensores. A medida que intentan escalar las murallas, son embestidos por jabalinas y un caldero de pez ardiente que los ciudadanos de Útica vierten sobre ellos. A pesar de los esfuerzos de Valerio, la legión es obligada a retirarse, dejando atrás numerosos cadáveres.

Mientras tanto, Lelio informa al procónsul Publio sobre la resistencia de Útica y la llegada de dos ejércitos cartagineses, liderados por Giscón y el rey Sífax, que suman un total de cien mil hombres. Publio reconoce la dificultad de la situación y la falta de confianza de sus hombres. Decide enviar a su hermano Lucio a Roma con el botín obtenido en las victorias anteriores para mostrar resultados tangibles.

En medio de la preocupación, un explorador llega con la noticia de la llegada inminente de los cartagineses. Catón, el quaestor, aprovecha la situación para burlarse de la situación y anuncia su intención de acompañar a Lucio en su viaje a Roma. A pesar de la indignación, Publio decide no tomar represalias contra Catón y se centra en la difícil tarea que tienen por delante.

A pesar de la abrumadora superioridad numérica del enemigo, Publio muestra valentía y determinación, considerando que la hazaña será aún más meritoria. Sin embargo, los oficiales presentes sienten que las legiones están malditas y se enfrentan a un desafío casi imposible. Publio continúa mirando el horizonte, sin revelar sus pensamientos.

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En este capítulo, Emilia está dando a luz a su tercer hijo con la ayuda de la matrona romana, Secunda. A pesar de todos los preparativos y cuidados, el parto se complica y el bebé viene en posición incorrecta. Secunda intenta utilizar amuletos y brebajes para ayudar, pero Pomponia, la madre de Emilia, decide tomar el control y reemplaza los objetos de la matrona por otros más seguros. Finalmente, con la ayuda de Pomponia y las instrucciones de Icetas, el pedagogo griego, el bebé nace sano. Sin embargo, Secunda se muestra decepcionada porque es una niña y considera que Roma necesita soldados, no niñas. A pesar de esto, Lucio Emilio, el hermano de Emilia, acepta a la niña en la familia y decide llamarla Cornelia la menor. Después del parto, Lucio visita a Emilia en su habitación y le informa sobre el desembarco de Publio en África, pero no tiene más noticias sobre su hermano. Emilia se siente agotada y Pomponia sugiere dejarla descansar. Lucio se pregunta qué está sucediendo en África y por qué Publio no ha enviado mensajes.

LIBRO VII

En este capítulo, se describe el contexto de la guerra en África en el año 203 a.C. Se cita un verso de Ovidio que dice "Las leyes yacen vencidas bajo la espada guerrera". Luego se menciona el campamento de Cornelia, que es un peñón cortado que se encuentra sobre el mar, con pendientes abruptas y escarpadas en ambos lados, aunque un poco más suave hacia Útica. El campamento está a una distancia de poco más de tres millas de Útica. También se menciona la presencia de un fontanal en el camino hacia el campamento, donde el mar penetra y deja el lugar empantanado en una extensión considerable. Esta información proporciona detalles sobre el escenario de la guerra en África en ese momento.

76

En este capítulo, Publio decide abandonar el asedio de Útica y buscar refugio en una pequeña península cercana a la ciudad. Fortifica el lugar y espera un ataque inminente del enemigo. Publio se preocupa por la posibilidad de que el Senado de Roma ordene la retirada de las legiones, por lo que utiliza a Netikerty, una esclava, para enviar mensajes falsos a Máximo y al Senado, haciéndoles creer que la situación es favorable. Masinisa regresa con un ejército de guerreros maessyli y se une a las tropas de Publio. Sífax, en lugar de atacar, envía emisarios para negociar una tregua. Publio acepta negociar, pero en realidad está planeando un ataque sorpresa. Informa a sus oficiales sobre el plan y les explica cómo atacarán los campamentos enemigos durante la noche. Masinisa se enfurece al creer que Publio lo traicionará, pero el cónsul le asegura que le está dando la oportunidad de vengarse de Sífax. Publio nombra a Masinisa rey de Numidia y planea una batalla nocturna para derrotar al enemigo. Los oficiales están impresionados por la determinación y el liderazgo de Publio, aunque tienen dudas sobre cómo llevar fuego a los campamentos enemigos sin ser vistos. Publio finalmente tiene una idea y confía en que funcionará.

77

En este capítulo, Quinto Fabio Máximo se encuentra en su villa en las afueras de Roma, sosteniendo dos cartas contradictorias. Una carta de Marco Porcio Catón informa que la situación de Escipión y sus legiones en Útica es desesperada, y sugiere solicitar al Senado que ordene a Escipión regresar. Por otro lado, un informe de Netikerty afirma que la moral de las legiones es alta y que Sífax está a punto de declararse neutral. Máximo se encuentra confundido y no sabe qué hacer. Además, su vista ha empeorado y ya no puede leer correctamente el vuelo de los pájaros en el auguraculum. Máximo considera que lo mejor sería que África misma decida el destino de Escipión, ya que considera que África no es para Roma y que Escipión ha sobrepasado los límites del poder romano.

78

En este capítulo, se narra una batalla nocturna en el norte de África, en la primavera del año 203 a.C. En el campamento romano, los soldados se preparan para la batalla, equipándose con armas y antorchas. El cónsul quiere que estén fuertes y sobrios. Las puertas del campamento se abren y los romanos salen en silencio, mientras los númidas y cartagineses celebran en sus campamentos. Los romanos se dan cuenta de que sus enemigos no esperaban ser atacados y su orgullo crece. Por otro lado, en el campamento del rey Sífax, él disfruta de la compañía de su esposa Sofonisba y planea expandir su reino. Sin embargo, de repente, el campamento es atacado por los romanos y todo se convierte en caos y muerte. Sofonisba y Sífax deciden escapar. En el campamento del general Giscón, también son atacados y Giscón se preocupa por su propia supervivencia. La batalla es descrita como un infierno de fuego y dolor.

79

En este capítulo, Publio escribe una carta a su esposa Emilia desde Roma, informándole de que ha recibido noticias de ella y de su hija. Le cuenta sobre la campaña en África, donde han derrotado a los ejércitos enemigos y capturado a los generales Sífax y Giscón. Publio elogia la lealtad de sus oficiales y expresa su deseo de regresar a Roma pronto. Emilia, por su parte, camina orgullosa por el foro de Roma y se da cuenta de la popularidad de su esposo. Se encuentra con su cuñado Lucio, quien le informa de que todo va bien. Sin embargo, Emilia detecta una sombra en la mirada de Lucio y se preocupa. En otra carta a su hermano, Publio le cuenta sobre la victoria en la batalla de Campi Magni y la captura de Sífax. Sin embargo, también expresa su preocupación por el regreso de Aníbal y la posibilidad de que Cartago le dé el mando de un nuevo ejército. Publio también menciona su preocupación por la influencia de Sofonisba, la esposa de Sífax, sobre Masinisa, el rey de Numidia. Publio teme que Masinisa abandone su causa y se lleva consigo la caballería necesaria para enfrentar a los cartagineses. La carta termina con Publio expresando su determinación de luchar hasta el final y su confianza en que su muerte debilitará a los cartagineses. Lucio, al leer la carta, se emociona y llora en silencio.

80

En este capítulo, la ciudad de Útica está sometida a un asedio por parte de las legiones romanas. Los habitantes de la ciudad sufren escasez de alimentos y agua, mientras que las tropas romanas se abastecen y preparan nuevas armas de asedio. El rey Sífax es capturado y llevado al campamento romano, donde es recibido por Publio. Sífax le advierte a Publio sobre el verdadero enemigo: Sofonisba, su esposa, quien ha seducido a Sífax para que traicione a Publio. Sífax revela que Sofonisba es la verdadera mente maestra detrás de la guerra y que ahora tiene a Masinisa, el nuevo rey de Numidia, bajo su influencia. Publio exige que Sofonisba sea entregada, pero Masinisa se niega y declara que no luchará más por Roma. Publio decide no enfrentarse a Masinisa y espera que el tiempo calme la situación. Sin embargo, Masinisa ataca el campamento romano con su caballería, pero Publio decide no salir a combatir. Masinisa entrega el cuerpo de Sofonisba, quien se ha suicidado, a Publio como muestra de su lealtad. Publio expone el cuerpo de Sofonisba en el campamento romano y reflexiona sobre la pérdida de la amistad de Masinisa.

81

En este capítulo, Aníbal se encuentra en Crotona, Italia, y está devastado por la muerte de su hermano en Cerdeña. Además, se enfrenta a la falta de barcos para transportar a todas sus tropas de regreso a África. Aníbal se siente frustrado y enfadado por la incompetencia de Cartago al no enviar suficientes suministros y refuerzos. Maharbal sugiere que tal vez quieren equilibrar las fuerzas para evitar que todos sean leales a Aníbal. A pesar de esto, Aníbal decide embarcar solo a los soldados necesarios y dejar a la caballería en tierra. Envía emisarios al rey Tiqueo de Numidia para obtener caballos y planea sacrificar los caballos restantes para evitar que caigan en manos del enemigo. Aunque Aníbal espera que los soldados de Magón y las tropas de Giscón los reemplacen, tiene dudas sobre si están tomando la decisión correcta.

82

En este capítulo, Quinto Fabio Máximo, sentado en una roca en su hacienda, observa el cielo en busca de señales para predecir el futuro. Sin embargo, esta vez no ve nada, lo cual es extraño ya que siempre ha tenido visiones acertadas. Además, se da cuenta de que su vista está empeorando y decide no comentarlo con los médicos. Mientras camina de regreso a su casa, Fabio Máximo se siente cada vez más cansado y le cuesta respirar. Finalmente, llega a su casa y se desploma sobre un mosaico que representa su primer gran triunfo. Con él cae parte de la historia de Roma y se desmorona un mundo. Un esclavo llama a los médicos y a Marco Porcio Catón, quien se arrodilla junto a Fabio Máximo. El senador intenta hablar, pero le falta el aire. Finalmente, logra decirle a Catón que debe salvar a Roma de su mayor enemigo, Escipión. Catón promete cumplir con su deseo y Fabio Máximo muere. En su último momento, se da cuenta de que ya no puede ver el futuro porque su tiempo en la tierra ha llegado a su fin.

83

En este capítulo, se nos presenta a Marco Porcio Catón, un hombre que se ha convertido en el líder de los seguidores de Fabio Máximo después de la muerte de Quinto, el hijo de Fabio Máximo. Aunque Catón no es magistrado, ha asumido la tarea de suceder a Máximo y ha sorprendido a los Escipiones y los Emilio-Paulos en el Senado. A pesar de que el pueblo aclama a Catón, él no intenta relevar a Publio Cornelio Escipión del mando en África, ya que el joven procónsul ha obtenido grandes victorias y el pueblo está satisfecho con su liderazgo. Sin embargo, los cartagineses no cumplen todas las condiciones de la tregua impuesta por Escipión y aprovechan una tempestad para saquear los barcos romanos. Catón sonríe al darse cuenta de la estrategia de los cartagineses y camina por el foro, sabiendo que el pueblo le teme tanto como adora a Escipión. Se eligen dos nuevos cónsules y Catón logra que se apruebe una moción para enviar refuerzos a África bajo el mando de Tiberio Claudio Nerón, con el objetivo de repartir la gloria en caso de una victoria definitiva sobre Aníbal y Cartago. Los Emilio-Paulos y los Escipiones intentan evitar que se le conceda a Nerón el mismo rango militar que a Escipión, pero Catón logra convencer al Senado de la necesidad de esta decisión. Finalmente, Catón se encuentra frente al templo de Vesta y piensa en la posibilidad de que Aníbal masacre a las legiones romanas, lo que simplificaría las cosas.

84

En este capítulo, Masinisa, el rey de Numidia, se encuentra en lo alto de un peñasco observando a las tropas de Vermina, uno de los pretendientes al trono de Numidia. Masinisa considera perseguir a Vermina, pero en ese momento llega un mensajero romano llamado Mario Juvencio. Masinisa no muestra interés en escuchar al mensajero, pero Mario le entrega el mensaje del procónsul Publio Cornelio Escipión. El mensaje insta a Masinisa a unirse a ellos en la batalla contra Aníbal y le advierte que Tiqueo se ha unido a los cartagineses. Masinisa reflexiona sobre la situación y decide acudir a la batalla en Zama con un ejército de seis mil infantes y cuatro mil jinetes. Mario cuestiona la cantidad de tropas y Masinisa responde con furia que diez mil hombres serán suficientes. Mario se retira y Masinisa confiesa a uno de sus oficiales que no quiere ayudar demasiado a Escipión, ya que cree que las legiones romanas no resistirán a Aníbal. Masinisa espera presenciar la batalla y aprovechar la oportunidad para acabar con Tiqueo.

85

En este capítulo, el procónsul Publio Cornelio Escipión se prepara para la batalla definitiva contra el ejército de Aníbal en el norte de África. Camina entre sus tropas, consciente de que todos lo observan con atención. Los soldados están ansiosos y expectantes, ya que esta es su oportunidad de vencer a Aníbal después de años de derrotas. Escipión se muestra seguro y firme, transmitiendo confianza a sus hombres.

Mientras tanto, Aníbal envía emisarios al campamento romano para solicitar una entrevista personal con Escipión. Los emisarios informan al procónsul de la petición de Aníbal y este acepta reunirse con él al amanecer del día siguiente. Se acuerda que la reunión se llevará a cabo en un lugar visible para ambos ejércitos, con la presencia de intérpretes y sin escoltas.

Escipión discute la propuesta con sus oficiales y se plantean las posibles trampas de Aníbal. A pesar de las dudas, Escipión decide aceptar la reunión, pero toma precauciones defensivas y ordena que las tropas estén preparadas para un posible ataque.

Mientras tanto, en el campamento cartaginés, Aníbal revisa las condiciones de sus tropas y recibe la respuesta de los emisarios romanos. Aunque acepta la reunión, Aníbal se muestra cauteloso y prepara a sus elefantes para la batalla.

Por la tarde, tanto las tropas romanas como las cartaginesas avanzan sus posiciones según lo acordado. Escipión supervisa personalmente el asentamiento del nuevo campamento y se muestra cercano a sus soldados.

En resumen, en este capítulo se prepara el escenario para la reunión entre Escipión y Aníbal, mientras ambos generales se preparan para la batalla final.

86

En este capítulo, se narra la madrugada en la que Publio Cornelio Escipión y Aníbal Barca se iban a reunir para una entrevista. En el campamento romano, Escipión reúne a sus oficiales y les explica el plan para la reunión con Aníbal. Deciden que Cayo Lelio se quedará al mando del ejército en caso de que algo le suceda a Escipión. Luego, Escipión y Lelio discuten sobre la estrategia de batalla y cómo enfrentar a los elefantes de Aníbal. Escipión explica su plan a Lelio y este lo acepta, aunque lo considera arriesgado. Después, ambos se dirigen al lugar de la reunión.

En el valle de Zama, Aníbal y Escipión se encuentran cara a cara. Aníbal ofrece un pacto de paz en el que Cartago reconocería el dominio de Roma sobre ciertos territorios, pero Escipión rechaza la oferta y exige condiciones más favorables para Roma. Aníbal advierte a Escipión sobre la posibilidad de que sus dioses lo abandonen en la batalla. Escipión le pide a Aníbal que ofrezca algo más para persuadir al Senado de Roma, pero Aníbal le dice que la política de Roma es que se enfrenten en la batalla. La entrevista termina y ambos generales se retiran a prepararse para la batalla que se avecina.

87

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión se dirige a sus tropas antes de la batalla. A medida que avanza en su discurso, su tono se vuelve más apasionado y enérgico. Les informa que no contarán con las tropas de Tiberio Claudio y bromea sobre su falta de habilidades de navegación. Luego, les dice a sus soldados que son valientes y fuertes, pero que para Roma siguen siendo la escoria que fue derrotada en Cannae. A pesar de las victorias obtenidas en África, Escipión les dice que eso no es suficiente para el perdón de Roma. Les explica que luchan por la victoria y la gloria, no por el perdón. Les insta a luchar por ser las mejores legiones de la historia de Roma y a borrar la afrenta de Cannae con una victoria igual de grande. Finalmente, Escipión desenvaina su espada y grita "¡Muerte o victoria!" mientras sus soldados responden con un rugido ensordecedor.

88

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión se prepara para la batalla contra el ejército cartaginés liderado por Aníbal. Observa la formación de sus tropas y se siente inseguro de la victoria a pesar de haber esperado tanto tiempo este momento. Los elefantes africanos, la principal arma de los cartagineses, se acercan a las legiones romanas sin que haya tiempo para levantar defensas adecuadas. Publio recuerda las palabras de su padre sobre retirarse si se enfrenta a una gran cantidad de elefantes sin defensas, pero decide seguir adelante. La caballería númida enemiga ataca a la caballería de Masinisa, pero ambos bandos se retiran después de una feroz batalla personal entre númidas. Aníbal observa la situación desde su posición y se pregunta por qué los romanos abren pasillos en su formación. Los elefantes avanzan hacia los hastati romanos, pero el ruido ensordecedor de las trompas y tubas romanas causa confusión entre las bestias, algunas de las cuales se desvían de su camino. Cayo Valerio y Quinto Terebelio se enfrentan valientemente a los elefantes, pero Terebelio resulta herido por una flecha. A pesar de la embestida de los elefantes, las legiones romanas mantienen la formación y luchan contra ellos. Publio observa la batalla y se enorgullece de la valentía de sus oficiales. Los elefantes finalmente son derrotados y algunos logran escapar. Publio decide dejarlos morir o salvarse, ya que ahora tiene otros enemigos a los que enfrentarse.

89

En este capítulo, la batalla de Zama continúa y los ejércitos de Aníbal y Publio Cornelio Escipión se enfrentan ferozmente. Los romanos han sobrevivido a la embestida de los elefantes cartagineses, pero están agotados y retroceden ante los mercenarios de Magón. Aníbal observa la batalla desde la retaguardia y evalúa la situación. La caballería de ambos bandos también entra en acción, con Tiqueo enfrentándose a los númidas de Masinisa y la caballería romana atacando a las fuerzas de Maharbal. Aníbal ordena el avance de los mercenarios de su hermano Magón, formado por mauritanos, galos y baleáricos. Mientras tanto, en la retaguardia romana, el procónsul ordena a sus tropas reagruparse y resistir. Los hastati y principes romanos luchan valientemente, pero están agotados y retroceden. Quinto Terebelio, el primus pilus de la VI legión, muere en combate, lo que afecta la moral de sus hombres. Publio decide enviar a los triari, la última línea de combate, para detener el avance de los mercenarios. Los triari, veteranos y experimentados, logran recuperar terreno y derrotar a los mercenarios. La batalla continúa y los romanos luchan con furia y determinación.

Siguiendo este capítulo, la batalla de Zama continúa y la situación se vuelve cada vez más desesperada para los romanos. Silano y Marcio instan a los triari a luchar contra los mercenarios y los soldados africanos, pero son superados y se ven obligados a retroceder. Mientras tanto, la vanguardia romana liderada por Digicio y Mario se enfrenta a los veteranos de Aníbal, pero también son superados y sufren grandes bajas. Publio Cornelio Escipión decide unirse a la batalla y lidera a sus hombres en un intento desesperado por cambiar el rumbo de la batalla. Sin embargo, a pesar de su valentía, los romanos siguen perdiendo terreno en todas las partes del campo de batalla. Silano y Marcio también son heridos y Lucio Marcio Septimio, un tribuno de la V legión, es asesinado. A pesar de los esfuerzos de los romanos, la situación parece cada vez más desesperada y Publio Cornelio Escipión comienza a considerar la posibilidad de una retirada.

90

En este capítulo, la batalla de Zama continúa y tanto Aníbal como Escipión se encuentran en el centro del combate. Los oficiales de Aníbal le informan de que Escipión está luchando en el centro de la formación romana y que su presencia ha frenado el avance de las tropas. Aníbal decide dirigirse hacia el centro de la batalla, seguido por varios oficiales y veteranos. Por su parte, Escipión se da cuenta de que la caballería ha desaparecido de su vista y se concentra en detener el avance del ejército cartaginés. De repente, los soldados cartagineses se retiran y Aníbal aparece en el campo de batalla. Aníbal se enfrenta a Escipión, quien intenta atacarlo pero es herido en el muslo. A pesar de la herida, Escipión continúa luchando y ordena a sus hombres que mantengan la línea de batalla. Sin embargo, la batalla se vuelve cada vez más desfavorable para los romanos y Escipión se da cuenta de que la caballería ha desaparecido. A pesar de la derrota inminente, Escipión decide resistir hasta el final y anima a sus hombres a luchar con honor. Mientras tanto, en la retaguardia cartaginesa, Aníbal observa la reacción de las legiones romanas y comenta que es el último estertor de los moribundos antes de morir. Ordena a sus hombres que los contengan y luego los exterminen a todos.

91

En este capítulo, el ejército romano liderado por Publio Cornelio Escipión se encuentra en una batalla contra las legiones de Aníbal en Zama. A pesar de que las legiones romanas logran recuperar terreno al principio, pronto se agotan y los veteranos de Aníbal toman la iniciativa. Publio busca al general cartaginés entre las filas enemigas, pero no logra encontrarlo. Sin embargo, nota dos grandes polvaredas en los flancos del ejército púnico, que resultan ser jinetes romanos liderados por Cayo Lelio y Masinisa. La caballería de Lelio embiste a los veteranos de Aníbal por la espalda, mientras que Masinisa ataca el otro extremo de la retaguardia cartaginesa. Los romanos logran rodear al ejército enemigo y reinician la maniobra envolvente. Mientras tanto, Publio ordena a sus legiones recoger armas de los muertos enemigos y arrojar proyectiles desde una retaguardia segura. Los veteranos de Aníbal, abandonados por su general, luchan valientemente pero son aniquilados por los romanos. La victoria parece estar cerca para Publio y sus legiones.

92

En este capítulo, se narra el final de la batalla entre los ejércitos de Cartago y Roma. Después de una intensa lucha, los romanos logran la victoria, pero a un alto costo. Cayo Valerio, el primus pilus, resulta gravemente herido por un soldado ibero que se hace pasar por muerto. A pesar de sus esfuerzos por sobrevivir, Valerio fallece en los brazos del general Publio Cornelio Escipión.

Publio se siente culpable por la muerte de sus oficiales y se cuestiona su liderazgo. Sin embargo, Cayo Lelio, su amigo y consejero, lo anima y le recuerda que han logrado una gran victoria. Le asegura que Aníbal no podrá regresar y que Cartago estará a merced de Roma. Lelio le dice a Publio que es considerado un héroe por sus soldados y que ha conquistado África, por lo que es conocido como Africanus.

Publio, conmovido por las palabras de Lelio, sale de su tienda y es aclamado por sus soldados, quienes lo consideran un dios. Los lictores le entregan una capa púrpura y Publio camina entre las hogueras y los soldados, mientras estos gritan su nombre. Lelio le informa que uno de los tribunos, Silano, ha sobrevivido a la batalla.

Publio se siente abrumado por la situación, pero también se da cuenta de que ha logrado una gran victoria y que tiene el apoyo de sus soldados. A pesar de la pérdida de sus oficiales, Publio se siente orgulloso de haber liderado a sus legiones hacia la victoria y de haber recuperado su honor.

93

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión ordena que se traigan los cuerpos de sus tribunos y centuriones caídos frente al praetorium. Los legionarios los desvisten y limpian, mientras el médico de las legiones cose las heridas y limpia la sangre seca. Publio hace traer togas blancas limpias y ordena a los propios legionarios que vistan a cada tribuno y centurión. Luego, dos manípulos de soldados levantan una gran pira funeraria y colocan los cuerpos limpios y vestidos de los oficiales muertos en la cumbre de la montaña de leña, junto con sus armas. Publio sube a la pila funeraria y coloca una moneda de oro en la boca de cada difunto, como óbolo para el dios Caronte. Después, enciende la pira y los legionarios golpean sus escudos con las espadas para despertar a Caronte y llevar a los muertos hasta su descanso eterno. Mientras tanto, Aníbal se detiene a descansar y escucha el clamor y ve el resplandor de la incineración de los muertos romanos. Reconoce que han sido derrotados por un general y no por un villano, y continúa su marcha hacia Hadrumentum. Caronte, el barquero del inframundo, se sorprende por el estruendo y el clamor que llega desde el reino de los vivos. Al llegar a la costa del pantano, Caronte encuentra a cinco hombres vestidos con togas blancas y armados, y los lleva en su barca a través del río Aqueronte. Caronte se sorprende por la paz y el orgullo que transmiten estas almas, y los considera héroes.

94

En este capítulo, Publio Cornelio Escipión se encuentra en el campamento romano en Zama, junto con Cayo Lelio, Masinisa y los centuriones. Están organizando la marcha de las legiones hacia Útica y enviando mensajeros a Cartago para informar de las condiciones de paz impuestas por Roma. En ese momento, entra un mensajero de Aníbal, enviado desde Hadrumentum. El mensajero entrega a Publio un paño de tela que contiene el anillo consular de oro puro de Emilio Paulo, suegro de Publio y fallecido en la batalla de Cannae. El mensajero informa que Aníbal considera que los otros anillos son suyos por ley de guerra y que Roma tendrá que arrebatárselos de su cuerpo muerto. Publio responde que los anillos pertenecen a Roma y que los recuperará un día. Luego, ordena que el mensajero sea escoltado a un lugar seguro y luego llevado a Hadrumentum o Cartago. El mensajero revela que su nombre es Maharbal y es el jefe de caballería de Aníbal. Después, en Hadrumentum, Aníbal escucha el relato de Maharbal y comenta que Publio es vanidoso y que deberá tener cuidado, ya que la vanidad en Roma crea enemigos. Aníbal también menciona que las ansias de venganza han despertado en él y que en algún momento podría causar una derrota a Publio.

95

En este capítulo, Aníbal llega a las puertas de Cartago acompañado de sus fieles oficiales. A pesar de la derrota en Zama y la difícil situación en la que se encuentra la ciudad, Aníbal decide entrar a pie junto a sus hombres. Al llegar al Senado de Cartago, Aníbal se enfrenta a los jóvenes guardias que le impiden el paso, pero finalmente logra entrar junto a Maharbal. Allí se encuentra con los sufetes, quienes le ordenan continuar la lucha contra Roma. Aníbal argumenta que ya no tiene ejército ni recursos suficientes para enfrentarse a los romanos, y propone negociar una paz para salvar la ciudad. Sin embargo, uno de los sufetes se niega y Aníbal se enfrenta a él con su espada. Luego, se retira del Senado y se dirige a su casa para descansar, mientras Maharbal se encarga de alojar a los soldados. Aníbal pide que le consigan otra espada, ya que no es seguro moverse desarmado en la ciudad.

96

En este capítulo, se narra la euforia que se apoderó de Roma tras la noticia de la derrota de Aníbal. El foro de la ciudad estaba lleno de gente que transmitía la noticia de la victoria. Publio Cornelio Escipión era aclamado como el mayor general de Roma, el héroe que había liberado a la ciudad del yugo de Aníbal después de dieciséis años de guerra. Se exageraban las cifras de elefantes y bajas en la batalla, pero no había dudas de que Cartago estaba debilitada y Escipión se preparaba para el asedio final. Sin embargo, no todos compartían la euforia. Marco Porcio Catón se retiraba del foro ensimismado y se dirigía a la casa de su mentor, Quinto Fabio Máximo. Catón recordaba las palabras de Máximo, quien consideraba a Escipión como el mayor enemigo de Roma. Catón buscaba la forma de devolver la razón a la ciudad y evitar que cayera en manos de un general manipulador. En su villa, Catón reflexionaba sobre la situación y pensaba en buscar una esposa para dar ejemplo a una ciudad sumida en el caos. Un esclavo se atrevió a preguntar si Roma estaba salvada, a lo que Catón respondió con furia que la ciudad estaba en peligro y que él lo solucionaría.

97

En este capítulo, Plauto visita la prisión de Roma para rescatar a su amigo Nevio. El ambiente es opresivo y el olor a cloaca es insoportable. Plauto se encuentra con un legionario que abre la verja de la celda de Nevio y lo libera. Mientras salen de la prisión, otros presos intentan escapar y se produce un tumulto. Plauto y Nevio son escoltados por el legionario hasta las grutas mal iluminadas del Lautumiae. En el camino, el legionario comenta que siempre tienen que matar a varios presos cada vez que liberan a alguien. Finalmente, Plauto y Nevio llegan a la salida de la prisión y se dirigen hacia el foro de Roma, donde la gente celebra la victoria de Publio Cornelio Escipión. Plauto decide no contarle a Nevio que su liberación está condicionada a ser desterrado. La gente aclama a Escipión y Plauto reflexiona sobre la peculiaridad de este patricio y la posibilidad de que las cosas cambien en Roma. Plauto y Nevio se mezclan entre la multitud y se sienten insignificantes en medio de la efervescencia de la ciudad. Aunque no pueden cambiar el curso de la historia, sus palabras escritas perdurarán para que otros comprendan el pasado.

98

En este capítulo, el rey Antíoco III de Siria pasea por los bosques de Daphne, donde reflexiona sobre sus ambiciones de recomponer el antiguo imperio de Alejandro Magno. Decide asegurar el oriente antes de volver hacia occidente, por lo que planea su marcha hacia el oriente y lucha contra Eutidemo, el rey de la antigua satrapía bactriana. Después, llega hasta el Indo, donde obtiene oro y elefantes asiáticos para su ejército. Acuerda un pacto de comercio con el reino indio y regresa a Babilonia y luego a Antioquía. El rey visita el templo de Pythian Apolo y realiza sacrificios antes de recibir la respuesta de la embajada enviada al rey Filipo V de Macedonia. Filipo ha aceptado la propuesta de Antíoco. El rey regresa a Antioquía, donde es recibido por miles de soldados y elefantes. En su palacio, se reúne con los embajadores y se alegra de la aceptación de Filipo. Antíoco planea la conquista de Egipto y Grecia, convencido de que nadie podrá detenerlo. Observa su ciudad desde lo alto de su palacio y se prepara para una guerra que le permitirá alcanzar sus objetivos.

99

En este capítulo, Aníbal entra en la habitación que solía ser de su padre y reflexiona sobre lo que la guerra le ha dejado: una gran residencia en Cartago. Observa que la habitación está limpia y ordenada, lo cual le hace pensar que sus esclavos han mantenido el lugar así durante años. Aníbal se quita la coraza y se sienta en la cama, sintiendo el cansancio y el dolor en su brazo derecho. De repente, escucha un golpe detrás de la cortina y desenvaina su espada, preparado para enfrentarse a un asesino. Sin embargo, descubre que se trata de una mujer. Aníbal la amenaza, pero ella le responde que vive allí y no es una esclava. La mujer se presenta como Imilce, la esposa de Aníbal, y le explica que ha protegido la casa y espera haber hecho lo correcto. Aníbal se sorprende al descubrir que Imilce sigue viva y lamenta no haberla reconocido. Imilce le ofrece agua, vino, queso y pan, y Aníbal acepta. Después de que Imilce se marcha, Aníbal reflexiona sobre la posibilidad de continuar la lucha contra Roma y se queda dormido.

100

En este capítulo, Publio y Lelio supervisan las maniobras en el puerto de Útica mientras repasan las condiciones que Roma ha impuesto a Cartago. Publio está seguro de que Cartago aceptará todas las condiciones, ya que no tienen ejército y su general Aníbal se ha refugiado en su casa. Publio visualiza un futuro de paz y descanso para Roma, con tierras de labor para los veteranos y sin enemigos importantes. Luego, Publio y Lelio hablan sobre Netikerty, la esclava de Lelio que lo traicionó. Aunque Lelio aún siente dolor por su traición, han decidido hacer lo que habían planeado. Después, dos procónsules, Léntulo y Octavio, se acercan a Publio y lo saludan con respeto. Publio se da cuenta de que ha ganado el respeto y admiración de muchos romanos. Luego, discuten sobre cómo llevar a cabo el ataque a Cartago, y Publio decide que él y Léntulo liderarán la flota, mientras que Octavio avanzará por tierra con las legiones. Publio se despide de Octavio y se marcha a resolver asuntos de intendencia con uno de los quaestores. Finalmente, Publio reflexiona sobre la paz que traerá la rendición de Cartago y sueña con regresar a casa para vivir en paz con su esposa e hijos. Sin embargo, está preocupado por un nuevo sueño en el que ve la muerte de su hijo. A pesar de esto, decide apartarlo de su mente y concentrarse en su deseo de descanso y paz.

101

En este capítulo, Cayo Lelio se despide de Netikerty y le informa sobre su próximo viaje a Siracusa. Lelio explica que las hermanas de Netikerty serán liberadas y se reunirán con ella en Siracusa. Luego, podrán viajar juntas a Egipto en una trirreme escoltada por la embajada del Senado. Lelio enfatiza que esta es la forma más segura de regresar a su tierra y que los oficiales de su confianza se asegurarán de que se reúnan con su familia una vez allí. Después de darle esta noticia, Lelio se marcha sin mirar atrás, dejando a Netikerty con dos soldados leales. Mientras llora, Netikerty observa cómo Lelio desaparece entre la multitud del campamento romano. A pesar del dolor de la despedida, se consuela pensando en la liberación de sus hermanas y la esperanza de reunirse con ellas pronto. La nave parte de Útica y Netikerty cierra los ojos, sintiendo el dolor y la angustia en su corazón. Aunque ya no llora, lleva consigo un dulce secreto en su vientre.

APENDICES

I Glosario

En este capítulo, se presentan una serie de términos y conceptos que son relevantes para comprender la trama de la novela. Se menciona la expresión "ab urbe condita", que se utilizaba para citar un año contado desde la fundación de Roma. También se mencionan términos como "ad tabulam Valeriam", que hace referencia a un cuadro pintado en el antiguo Senado de Roma, y "agone", que significa "ahora" en latín y se utilizaba para indicar el inicio de un sacrificio.

Se mencionan también festividades y dioses romanos, como el "Agonium Veiovis", una fiesta en honor a la diosa infernal Veiovis, y "Baal", el dios supremo en la tradición púnico-fenicia. Se hace referencia a obras de teatro clásico latino, como "Amphitruo" y "Asinaria", y se explican términos relacionados con la religión romana, como "augur" y "auguraculum".

Se mencionan también términos relacionados con el ejército romano, como "as", una moneda de curso legal en el Mediterráneo occidental, y "bucinator", el trompetero de las legiones. Se explican términos relacionados con la arquitectura romana, como "atriense", el esclavo de mayor rango en una domus romana, y "calón", el esclavo de un legionario.

Se mencionan también lugares y edificios importantes en la antigua Roma, como el Foro Boario, el Macellum y el Comitium. Se explican términos relacionados con el calendario romano, como "kalendae", el primer día de cada mes, y "intercalar", el mes que se añadía al calendario para completar el año.

En resumen, este capítulo proporciona una serie de definiciones y explicaciones de términos y conceptos relevantes para comprender la trama de la novela.

Siguiendo este capítulo, el autor nos proporciona una lista de términos y conceptos relacionados con la cultura romana que aparecen en la novela. Estos términos incluyen medidas de distancia como la milla romana, monedas como la mina, deidades como Neptuno y Proserpina, y rituales religiosos como las Parentalia. También se mencionan elementos de la vestimenta romana, como la toga praetexta y la toga virilis, así como armas y utensilios militares, como el pilum y el stilus. Otros términos se refieren a lugares y estructuras en la antigua Roma, como la muralla servia y el templo de Apolo. Además, se mencionan conceptos políticos y sociales, como el senado, los cónsules y la nobilitas. También se incluyen términos relacionados con la vida cotidiana romana, como las comidas, los juegos y las festividades. En resumen, este capítulo nos proporciona un glosario de términos y conceptos clave que nos ayudarán a comprender mejor la cultura y la sociedad romana en la novela.

Batalla de Baecula

Batalla de Ilipa

Campañas de África

En este capítulo, se muestra en el mapa el asedio de Útica, la emboscada a la caballería de Hanón, el repliegue hacia Castra Cornelia y el ataque a los campamentos de Sífax y Giscón, durante los años 204 y 203 a.C.

Batalla de Zama. Posición inicial de las tropas

Batalla de Zama. La carga de los elefantes y el enfrentamiento de las caballerías

Batalla de Zama. Enfrentamiento de las infanterías romana y cartaginesa

Batalla de Zama. Fase final

Planos del Mediterráneo y Roma

VI Bibliografía

En este capítulo, el autor agradece a todos los historiadores, investigadores, filósofos y escritores que contribuyeron a la realización de la novela "Las legiones malditas". También asume la responsabilidad de cualquier error presente en la obra. A continuación, se mencionan las obras de referencia utilizadas para la documentación de la novela. Estos libros proporcionan a los aficionados a la historia de Roma y el mundo antiguo muchas horas de conocimiento. Se incluyen títulos como "El Imperio romano: historia, cultura y arte" de Lesley y Roy Adkins, "Historia de Roma I" de Apiano, "Ética a Nicómaco" de Aristóteles, entre otros. La lista continúa con obras sobre la guerra en el mundo antiguo, la vida en la Roma antigua, la literatura latina, el ejército romano, entre otros temas relacionados con la historia y la cultura romana.

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