La legión perdida

1 hora y 35 minutos

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En este capítulo, el autor expresa su agradecimiento a todas las personas que lo ayudaron en la investigación y documentación de su novela "La legión perdida". Destaca la colaboración de la doctora Claudia Winterstein, quien proporcionó información relevante sobre el monumento funerario a Trajano y otros edificios de la época. También agradece a la profesora Julita Juan Grau por su ayuda con textos latinos, griegos y la elaboración de glosarios y citas en parto y sánscrito. Además, menciona a la profesora Li Joan Su de la Si Chuan Normal University de China, quien revisó los textos y citas en chino clásico de la novela. El autor también agradece a sus compañeros de la Universitat Jaume I por su apoyo y a su editora, Puri Plaza, por sus sugerencias y paciencia. Reconoce el trabajo del equipo editorial de Planeta y agradece a su hermano, su esposa y su hija por su apoyo incondicional. Por último, agradece a los legionarios de la legión perdida de Craso y al emperador Trajano por inspirar su novela.

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En este capítulo, se nos proporciona información importante para el lector sobre la estructura narrativa de la novela "La legión perdida". La historia se desarrolla en dos tiempos diferentes: la primera mitad del siglo I a.C., que narra la historia del ejército perdido, y el principio del siglo II d.C., que cuenta la historia de Trajano y su campaña contra los partos.

En la época de la legión perdida, el mundo estaba dividido en tres grandes imperios: la República de Roma, el Imperio parto y el Imperio han de China. Entre el Imperio parto y el Imperio han se encontraban varios reinos, como Sogdiana, Margiana o Fergana, que caerían bajo el poder de los hermanos Zhizhi y Huhanye del Imperio huno.

En la época de Trajano, el mundo había cambiado y ahora había cuatro grandes imperios: el Imperio romano, el Imperio parto, el Imperio kushan del norte de la India y el Imperio han. Los hunos habían perdido su territorio y los kushan los controlaban, mientras que los hunos se habían desplazado más al norte.

Se incluyen diagramas que resumen los gobernantes más poderosos, las lenguas, las religiones y la población de cada uno de estos territorios en sus respectivos períodos. Al final de la novela, se proporciona información adicional en forma de mapas, apéndices y glosarios sobre la historia de estos territorios.

En resumen, "La legión perdida" es una novela que nos sumerge en una campaña militar del Imperio romano y nos muestra las relaciones entre diferentes formas de gobierno y la comprensión del mundo. Es un viaje al pasado donde todo, a pesar de las distancias, estaba más cerca de lo que imaginamos.

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En este capítulo, un anciano le cuenta a su hijo una historia secreta que ha sido transmitida de generación en generación en su familia. La historia se remonta a hace más de cien años, durante el reinado del emperador Yuan-ti. En aquel entonces, el mundo estaba dividido en cuatro imperios: el Imperio han, el reino de los Yuegzhi, el Imperio an-shi y Da Qin. En Da Qin, el poder estaba dividido entre tres hombres ambiciosos: César, Pompeyo y Craso.

César luchaba en el norte de Da Qin contra los galos, con el objetivo de controlar la región. Pompeyo dominaba las regiones más remotas de Da Qin, conocidas como Hispania. Por su parte, Craso, que era mayor que los otros dos hombres, quería igualar su poder y decidió lanzarse hacia el oriente de Da Qin, hacia la región de An-shi. Su plan era conquistar el Imperio an-shi y luego unir todos los dominios de Da Qin bajo su mando.

Con el acuerdo de César y Pompeyo, Craso reunió un poderoso ejército y cruzó el río que separaba Da Qin de An-shi. El anciano relata la historia como la escuchó de su padre y de generaciones anteriores, ya que su tatarabuelo fue un importante oficial del ejército de Craso. Aunque el anciano está enfermo y próximo a morir, le cuenta esta historia a su hijo para que conozca el origen de su fuerza.

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En este capítulo, nos encontramos en la ciudad de Zeugma, junto al río Éufrates, en el año 53 a.C. El joven centurión Druso, al mando de las legiones de Craso, se encuentra preocupado por la falta de confianza de sus hombres en el éxito de la conquista. Mientras tanto, Cayo y Sexto, dos soldados veteranos, se quejan del calor y de la falta de sombra. Druso decide no intervenir y beber agua en silencio. Los soldados continúan hablando sobre los malos augurios que han ocurrido durante la expedición, como truenos, relámpagos y vientos huracanados. Además, mencionan la apertura de sacos de comida que contenían lentejas y sal, consideradas como alimento de duelo. Cayo menciona la maldición de Ateyo, que se refiere a la oposición de un tribuno de la plebe llamado Ateyo a la campaña de Craso contra Partia. Ateyo pronunció una maldición antes de la partida de Craso, en la que afirmaba que todos los que lo siguieran más allá del Éufrates serían engullidos por terribles nubes negras. Por la noche, en una tienda de legionarios, Cayo y Sexto continúan hablando sobre la maldición de Ateyo y los malos augurios que han ocurrido durante la expedición. Cayo explica que Ateyo se opuso a la campaña de Craso y pronunció una maldición antes de su partida. Nadie sabe qué ha sido de Ateyo, pero se rumorea que ha desaparecido o ha muerto. Los soldados se preguntan cuál era exactamente la maldición de Ateyo.

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En este capítulo, el ejército romano liderado por el cónsul Craso se encuentra en una ruta inhóspita en dirección sureste desde Zeugma. A pesar de tener agua abundante, los soldados caminan incómodos por el desierto. De repente, el ejército se detiene al avistar un grupo de jinetes que se acercan a toda velocidad. Resulta ser el rey de Armenia, Artavasdes, quien desea hablar con los romanos. El cónsul acepta encontrarse con él y se produce un intercambio en griego. Artavasdes propone una alianza entre Roma y Armenia para enfrentar a los partos, enemigos comunes. Sin embargo, Craso rechaza la propuesta y decide avanzar directamente hacia Mesopotamia para derrotar a los partos. El rey de Armenia se marcha decepcionado.

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En este capítulo, el padre continúa contando la historia de Craso y su desastrosa campaña militar en An-shi. Explica que Craso menospreció a dos líderes militares: Artavasdes, el rey de Armenia, y Surena, el chiang-chün de la región de An-shi. El padre destaca que Surena era un hombre especial, un spāhbod, o general en su lengua. El capítulo termina con el hijo saliendo de la habitación para buscar comida y su padre cerrando los ojos, dejando la historia para el día siguiente.

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En este capítulo, se narra el enfrentamiento en la arena del Anfiteatro Flavio entre Marcio, un gladiador viejo y lento, y un retiarius joven y ágil. Marcio cae al suelo pero logra evitar el ataque mortal del retiarius y se reincorpora al combate. A pesar de su edad, Marcio ha obtenido seis victorias y una stans missus en los últimos dos años. Sin embargo, espera que el emperador Trajano le conceda la libertad pronto. Trajano, que ha regresado al palco imperial, parece distraído y no presta mucha atención a la lucha en la arena. Mientras tanto, en una conversación privada, Trajano le pide a Lucio Quieto que lo acompañe a una reunión con el embajador Shaka. Hablan sobre la situación en Arabia y la posible invasión de Partia. Trajano muestra interés en tener un secretario de confianza para manejar su correspondencia. Suetonio, el procurador de las bibliotecas, es mencionado como posible candidato, pero Trajano considera que es demasiado mayor y decide buscar a alguien joven. En la arena, el combate continúa y Marcio se encuentra en una situación desfavorable. Trajano busca a su médico personal, Critón, pero no lo encuentra. Marcio intenta levantarse, pero está exhausto y no pide clemencia. El capítulo termina con la incertidumbre sobre el destino de Marcio.

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En este capítulo, se nos presenta a la emperatriz Deng, una joven mujer de veintiséis años que gobierna el Imperio Han en China. Tras la muerte del emperador He, su esposo, ella se convierte en emperatriz viuda y ejerce una regencia mientras su sobrino, el emperador An-ti, crece. Antes de morir, el emperador He le revela a Deng que solo puede confiar en su familia y en dos personas más: su tutora Ban Zao y Fan Chun, un asistente personal del ministro de Obras Públicas. Aunque Deng se siente decepcionada al saber que solo cuenta con un asistente de bajo rango, Fan Chun demuestra ser un consejero eficaz y leal. Juntos, trabajan para mantener el orden en el imperio, mejorar la educación y reformar el sistema judicial. Sin embargo, Deng se intriga por un viaje secreto realizado por Kan Ying, un hombre enviado a territorios lejanos. Ella decide encontrar a Kan Ying para descubrir qué descubrió en esos lugares distantes. Fan Chun se compromete a encontrarlo y traerlo ante la emperatriz.

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En este capítulo, se narra la continuación del combate entre Marcio, el gladiador conocido como Senex, y el retiarius. Marcio está herido y sin armas, pero logra desviar los ataques del retiarius con su brazo protegido. Finalmente, Marcio logra herir al retiarius con su tridente y este huye hacia una puerta que está cerrada. El público abuchea al retiarius y se pone del lado de Marcio. Trajano, el emperador, reconoce el valor de Marcio y se levanta con la copa en la mano. Se abren varias puertas y los ejecutores golpean brutalmente al retiarius. Mientras tanto, Marcio recibe la palma de la victoria y monedas como premio. Aunque no recibe la espada de madera que simboliza la libertad, Marcio es llevado a la sala de curas para tratar sus heridas. En ese momento, llegan los pretorianos y Liviano, el jefe del pretorio, intenta llevarse a Marcio al palacio. Sin embargo, el médico Critón interviene y se encarga de cuidar a Marcio, argumentando que está demasiado débil.

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En este capítulo, Cornelio Palma y Cayo Claudio Severo se encuentran en una región desértica, en medio de un intenso calor y rodeados de arena. A pesar de las difíciles condiciones, Palma tiene una misión que cumplir. Discuten sobre qué hacer, ya que el emperador espera noticias sobre la anexión de la región y hasta ahora solo pueden hablar de la arena. Aunque tienen bajo su control la ciudad de Bostra, la verdadera clave está en Petra, donde se concentran las fuerzas enemigas. Palma teme que puedan ser derrotados, ya que solo cuentan con dos legiones incompletas. A pesar de esto, deciden avanzar hacia Petra para intentar lograr la victoria.

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En este capítulo, Li Kan, un valiente guerrero de la Gran Muralla, recibe órdenes de su comandante para ir a la capital del mundo, Loyang. Su comandante le da indicaciones detalladas sobre cómo llegar a la ciudad y le advierte sobre la importancia de dar una buena impresión. Li Kan sigue las instrucciones al pie de la letra y se impresiona por la extensión y el bullicio de la ciudad. Al llegar al Gran Palacio Sur, entrega una carta a los guardias y es llevado ante Fan Chun, el asistente del ministro de Obras Públicas. Fan Chun lo examina y le pregunta por qué deberían confiar en él. Después de una breve conversación, Fan Chun le propone una prueba: encontrar a Kan Ying, un antiguo funcionario del Imperio han. Si Li Kan cumple con éxito esta misión, demostrará su valía. Li Kan acepta la misión y se le proporciona un informe sobre Kan Ying y un caballo para su viaje. Antes de partir, Fan Chun le advierte que Kan Ying no es de confianza. Li Kan se prepara para su viaje, preguntándose por qué este hombre es tan importante.

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En este capítulo, Marcio entra en el palacio imperial de Roma y se encuentra con el emperador Trajano. Trajano muestra a Marcio su viejo casco de gladiador, que fue encontrado cerca del cadáver del bestiarius Carpophorus. Trajano sospecha que Marcio tuvo algo que ver en la muerte de Carpophorus y le pregunta al respecto. Marcio admite su participación en el asunto y Trajano reconoce que el bestiarius tenía prácticas cuestionables. Aunque Trajano considera volver a condenar a Marcio, decide no hacerlo y en su lugar le ofrece una misión. Trajano le pide a Marcio que sea leal a él y le entrega un salvoconducto que le permitirá moverse libremente por el Imperio. También le ofrece ayuda para encontrar a su esposa e hija, pero le pide que regrese a Roma si las encuentra. Marcio acepta el salvoconducto y se marcha. Aulo, el tribuno pretoriano, pregunta si Marcio volverá, y Trajano responde que si lo hace, será su hombre.

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En este capítulo, Trajano se encuentra en su cámara imperial cuando es interrumpido por Liviano, quien le informa que Lucio y Dión Coceyo están esperando en la Aula Regia junto al embajador Shaka de los kushan. Trajano se dirige hacia allí y se reúne con ellos. Liviano y Aulo son enviados fuera de la sala para mantener la conversación en secreto. Shaka explica que el Imperio kushan desea formar una alianza con Roma para atacar al Imperio parto, ya que este último interfiere en el comercio entre ambos imperios. Shaka revela que hay una guerra civil en Partia y que Vologases III, hijo del fallecido Vologases II, reclama el trono. Shaka propone que Roma ataque a Osroes I por el oeste, mientras que los kushan atacan a Vologases III por el este. Trajano muestra interés, pero señala que necesita un motivo justificado para atacar a Partia. Shaka menciona el plan de Osroes I de casar a su hija Aryazate con Vologases III para sellar la paz entre ellos y luego atacar a Roma y los kushan. Trajano promete encontrar un motivo para atacar a Partia y sugiere que Shaka visite diferentes provincias romanas en su camino de regreso. Después de la partida de Shaka, Trajano y Quieto discuten la posibilidad de la campaña militar contra Partia, concluyendo que necesitarán al menos dos o tres campañas y que será un trabajo para dos emperadores.

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En este capítulo, Aryazate viaja en barco hacia Cesifonte, la capital invernal del Imperio parto. Aunque está emocionada por visitar la gran ciudad, también está preocupada por su futuro matrimonio con el cruel Vologases. Aryazate se encuentra en cubierta con la reina consorte Rixnu, quien le permite quedarse allí a pesar de las reglas. Después de desembarcar, Aryazate camina por los jardines de Cesifonte y se maravilla con la belleza de la ciudad. Luego, asiste a un banquete donde su padre, el rey Osroes, anuncia su plan de atacar a Vologases y deponer al rey de Armenia, Exedares. Aryazate se preocupa por su matrimonio con Vologases, pero su hermano Partamaspates le asegura que su padre tiene un plan para evitarlo. Durante el banquete, Osroes invita a Aryazate a acercarse y considera la idea de ofrecerla como premio a Partamaspates por su ayuda en la guerra contra Exedares. Aryazate regresa a Rixnu llorando, ya que no quiere casarse con Partamaspates.

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En este capítulo, Adriano y Atiano se encuentran en uno de los jardines del palacio imperial en Roma. Atiano expresa su preocupación por ser vistos juntos, pero Adriano argumenta que si no tienen nada que ocultar, no deberían temer ser vistos hablando. Adriano menciona que sospecha que el emperador Trajano está tramando algo grande, ya que ha tenido una reunión secreta con el embajador Shaka del Imperio kushan en la Aula Regia. Adriano quiere saber qué se habló en esa reunión y quiénes estuvieron presentes. Atiano sugiere hablar con el embajador, pero Adriano explica que el embajador está siendo protegido por el jefe del pretorio y que no tienen a nadie de confianza que hable sánscrito y griego. Adriano cree que Trajano quiso impresionar al embajador con la imponente Aula Regia y que reunirse en secreto en otro lugar podría hacer sospechar al embajador. Adriano también menciona que necesitan ampliar sus apoyos en el Senado y en el palacio imperial, y que deben encontrar personas en la guardia pretoriana que estén dispuestas a mirar hacia el futuro. Adriano promete ser generoso con aquellos que estén con él y confía en la intuición de Atiano para encontrar aliados. El capítulo termina con una cita de la Historia Augusta que afirma que muchos creían que Adriano estaba sobornando a los libertos de Trajano y cortejando a sus favoritos durante su tiempo en la corte imperial.

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En este capítulo, Marcio llega a Cumidava en busca del gobernador y legatus romano Tercio Juliano. A pesar de tener un salvoconducto imperial, Marcio es interrogado en el puesto de guardia antes de ser llevado ante el legatus. Durante el ascenso a la fortaleza, Marcio observa el paisaje y se encuentra con Tercio Juliano, quien lee el salvoconducto y acepta colaborar con él. Marcio explica que busca a una mujer y una niña sármatas y Tercio Juliano le indica la dirección donde han avistado a los sármatas. Aunque ofrece escolta, Marcio prefiere ir solo. Tercio Juliano accede y ordena a sus hombres que lo acompañen hasta la frontera. Marcio agradece y se retira junto con el tribuno y los legionarios. Tercio Juliano reflexiona sobre los salvoconductos imperiales y se pregunta qué misión tiene Marcio en relación con las futuras acciones del emperador. A pesar de la incertidumbre, Tercio Juliano decide comer antes de enfrentar cualquier eventualidad.

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En este capítulo, el legatus Palma y el tribuno Severo se encuentran en el desierto de Petra, Arabia, en el año 107 d.C. Han avanzado demasiado y no han encontrado ningún oasis nuevo. Palma reflexiona sobre la muerte del rey Rabbel II Sóter y la sucesión de su hijo Obodas. Palma explica a Severo la importancia del nombre de Obodas, ya que hace años, los nabateos tuvieron un rey con el mismo nombre que luchó contra los seleúcidas y logró mantener su reino. Mientras hablan, se dan cuenta de que han sido rodeados por los nabateos y deciden formar un cuadrado defensivo. A medida que avanza la noche, las patrullas son atacadas y Palma se da cuenta de que están rodeados. Deciden enviar emisarios para negociar con el ejército nabateo, pero Palma se niega a rendirse. En la reunión, el enviado nabateo propone la rendición, lo que deja a Palma preocupado. El capítulo termina con la sensación de que la historia se repite y el cuadrado defensivo podría llevar al desastre.

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En este capítulo, Casio cuestiona a Craso sobre su decisión de rechazar la ayuda del rey de Armenia en su campaña contra los partos. Casio no entiende por qué un líder romano despreciaría tal ayuda, ya que considera que sería fundamental para lograr la victoria. Sin embargo, Craso argumenta que aceptar la ayuda de Armenia supondría depender de ellos y que, una vez terminada la guerra contra los partos, el rey se rebelaría contra Roma. Además, Craso menciona que su hijo llegará con un regimiento de caballería valiente que ha luchado en la Galia. Casio, aunque no está de acuerdo, decide no discutir más y se retira. Mientras reflexiona sobre la situación, Casio se pregunta si Craso está motivado por su ambición personal de obtener gloria y poder. Recuerda cómo Craso tuvo que compartir la gloria de una victoria anterior con Pompeyo y cómo eso afectó su reputación. Casio también considera los rumores sobre la avaricia de Craso y su pasado oscuro durante los tiempos de Sila. A pesar de todo, Casio reconoce que no puede hacer nada para cambiar la situación y se resigna a aceptar que están solos en esta campaña.

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En este capítulo, el rey Orodes convoca a Surena, su mejor general, en la ciudad fortificada de Hatra. Orodes le explica a Surena que tiene dos problemas: la rebelión en Armenia y el ataque de los romanos. Orodes decide dividir su ejército y le encomienda a Surena detener al cónsul romano Craso antes de que llegue al Tigris. Aunque Surena sabe que es una trampa, acepta el desafío para mantener su influencia y respeto. Mientras tanto, Fraates, hijo de Orodes, se preocupa de que Surena pueda derrotar a los romanos y desear más poder. En el exterior de Hatra, Surena se reúne con su familia y comandantes para discutir el plan. A pesar de las dudas, Surena cree que los romanos abandonarán el río y se adentrarán en el desierto por su avaricia. Surena tiene sus propios planes y busca destruir a los romanos y luego a Orodes.

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En este capítulo, Craso se encuentra con un viejo árabe que ha servido a Roma en el pasado y busca su ayuda en la campaña contra los partos. El árabe explica que los partos han bloqueado las rutas comerciales hacia el este y que bajo el gobierno de Roma, el comercio y la prosperidad serán la norma. Propone que Craso se aleje del río Éufrates y ataque al ejército parto por sorpresa, lo que llevaría a la rendición de las ciudades y reyezuelos de Partia. Aunque Casio desconfía del árabe, Craso decide tomar el riesgo y establecer un campamento en ese lugar para abastecerse. Si no encuentran al ejército parto, podrán regresar al punto de partida y seguir por el río. A pesar de las dudas de Casio, la mayoría de los tribunos apoyan la propuesta del árabe debido a su deseo de una rápida conclusión de la campaña. El capítulo termina con Casio rezando a los dioses para que los protejan.

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En este capítulo, Surena, líder del ejército parto, decide acampar en el desierto como lugar perfecto para ocultarse. Mientras tanto, en el ejército romano, Cayo y Sexto, dos soldados de Hispania, se quejan del agotador avance y la falta de provisiones. El centurión Druso les informa sobre la importancia de racionar los alimentos y les indica que se preparen para la batalla. Luego, llegan emisarios del rey de Armenia solicitando la ayuda de Craso, pero este rechaza la propuesta y se muestra confiado en vencer a los partos por su cuenta. Casio, el quaestor, discrepa y sugiere aceptar la alianza con Armenia, pero Craso lo ignora. Mientras tanto, Ariemnes, el guía árabe, cumple su misión de llevar a los romanos hasta el enemigo y recibe una recompensa de Surena. Ariemnes advierte a Surena sobre la superioridad numérica de los romanos. En el ejército romano, Casio descubre que Ariemnes ha sido permitido marcharse y confronta a Craso, quien le explica que han localizado al enemigo y están listos para atacar. Surena se prepara para la batalla y los romanos continúan su marcha agotadora hacia Carrhae. Druso comparte la nostalgia por su tierra natal, pero no hay tiempo para descansar. Cayo menciona malos augurios, pero Druso lo desestima.

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En este capítulo, el ejército romano se encuentra sediento y agotado después de diez días sin agua. Finalmente, Craso da la orden de detenerse para que los soldados puedan beber y rellenar sus odres. Sin embargo, antes de que puedan hacerlo, son atacados por los partos. Druso, uno de los centuriones, lidera a los soldados en la defensa contra los jinetes enemigos.

En el centro del ejército romano, Craso se pregunta por qué los partos los atacan a pesar de ser superiores en número. Casio, el quaestor, sugiere que los partos no quieren darles tiempo para beber agua. Craso decide cambiar la formación del ejército para protegerse de un posible ataque por la retaguardia.

Mientras tanto, en la vanguardia romana, los soldados se enfrentan a los tambores de guerra de los partos, que les causan temor. Druso les anima a mantenerse firmes y a preparar sus escudos para protegerse de las flechas enemigas.

En el centro del ejército romano, Craso se da cuenta de que los partos están rodeando su formación y se preocupa por un posible ataque por la retaguardia. Decide formar un cuadrado con las cohortes y colocar escuadrones de caballería en cada lado para protegerse.

Los partos finalmente revelan su verdadero poderío, quitándose los mantos y mostrando su armadura y armas. Los soldados romanos se sorprenden y temen a los jinetes partos.

En la vanguardia romana, los soldados se preparan para el ataque de los partos, levantando sus escudos. Muchos soldados caen heridos o muertos por las flechas enemigas.

En el flanco izquierdo romano, Casio se da cuenta de que los partos están rodeando toda la formación romana, pero confía en que el cuadrado romano sea lo suficientemente fuerte como para resistir.

En el centro del ejército romano, Craso se pregunta por qué los partos no atacan directamente a las cohortes romanas. Los oficiales le informan que los partos están evitando el combate cuerpo a cuerpo y lanzando flechas desde la distancia.

En la vanguardia romana, Druso ordena a sus hombres que avancen contra los partos, pero muchos soldados son heridos o muertos por las flechas enemigas.

En el flanco izquierdo, Casio se da cuenta de que los partos están rodeando toda la formación romana, pero confía en que el cuadrado romano sea lo suficientemente fuerte como para resistir.

En el centro del ejército romano, Craso y Casio discuten sobre qué hacer. Casio sugiere que la caballería romana ataque a los partos para romper sus líneas. Craso finalmente acepta la idea y envía a su hijo con mil jinetes y ocho cohortes para realizar el ataque.

El capítulo termina con el mensajero preparado para llevar las órdenes de Craso a su hijo.

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En este capítulo, se narra el contraataque de Publio Licinio Craso contra el ejército parto. Surena, líder parto, se da cuenta de que los romanos están abriendo las líneas de vanguardia y planean atacar con caballería e infantería al mismo tiempo. A pesar de la lluvia de flechas, Surena está satisfecho porque los romanos están actuando de manera diferente a lo planeado. Sillaces, uno de los oficiales partos, recibe instrucciones de Surena para llevar a cabo una maniobra llamada "Mig" (nube).

Por otro lado, Publio Craso organiza una fuerza militar de ataque con caballería, infantería y arqueros para enfrentarse a los partos. A pesar de la dificultad de la misión, Craso y sus hombres deciden salir al ataque y enfrentarse a los catafractos partos. Aunque logran derribar a algunos catafractos, la superioridad numérica de los partos y la confusión en el campo de batalla llevan a la derrota de los romanos.

Mientras tanto, en el centro del ejército romano, Craso padre se alegra al ver que su hijo está luchando valientemente. Sin embargo, Casio nota que los tambores han dejado de sonar y se escucha un aullido infernal. A pesar de no poder ver lo que está sucediendo, Casio tiene un mal presentimiento.

Finalmente, Craso hijo y sus hombres son rodeados por los partos y sufren una masacre. Craso hijo decide quitarse la vida y sus oficiales lo imitan. Los partos capturan a quinientos prisioneros romanos. Surena, líder parto, decapita a Craso hijo y los partos celebran su victoria.

Mientras tanto, en el centro del ejército romano, Craso padre se siente más seguro al ver que la salida de su hijo ha distraído a los partos. Sin embargo, el silencio de los tambores y un aullido infernal preocupan a los romanos.

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En este capítulo, Lucio Quieto recibe un mensaje urgente del emperador Trajano, quien lo cita en su cámara personal en el palacio imperial. Al llegar, Quieto se encuentra con el emperador, los senadores Celso y Nigrino, y un joven llamado Fédimo, el nuevo secretario personal de Trajano. El emperador explica que han recibido una carta de Palma, el legatus norteafricano a cargo de la campaña en Arabia. En la carta, Palma reconoce sus errores y limitaciones en la campaña, y explica que los nabateos rodearon a sus legiones en el desierto. Ante la falta de opciones, Palma decidió formar un cuadrado defensivo. Luego, los nabateos enviaron un emisario proponiendo una rendición pactada, a lo que Palma accedió para salvar a sus legiones. El emisario nabateo aseguró que el rey Obodas estaba dispuesto a rendir Arabia y respetar las costumbres de sus súbditos si Roma aceptaba el pacto. Al terminar la lectura de la carta, los presentes debaten sobre la decisión de Palma y el futuro de Roma en Oriente. Finalmente, Trajano decide aceptar los términos del pacto y ser generoso con los nabateos, para dar ejemplo de la generosidad de Roma con aquellos que aceptan su poder sin resistencia.

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En este capítulo, Marcio se encuentra en el territorio no controlado por Roma, en busca de Alana y Tamura. A pesar de las advertencias sobre la peligrosidad de la zona, Marcio continúa su búsqueda. Mientras se detiene a beber agua en un remanso del río, es sorprendido por una flecha que lo hiere en la pierna. Alana y Tamura, madre e hija, son las responsables del disparo. Alana explica que Tamura es una guerrera y siempre apunta al cuello para evitar que se dé la voz de alarma. Marcio se sorprende al descubrir que Tamura es su hija y la abraza. Por la noche, Marcio le revela a Alana que el emperador de Roma le ofrece protección para los tres. Alana considera la opción de ir al sur, al Imperio romano, ya que su mundo sármata ha desaparecido. Sin embargo, le preocupa cómo Tamura se adaptará a vivir en Roma. Marcio asegura que cumplirá cualquier misión que el emperador le encomiende, pero que siempre estarán juntos.

22

En este capítulo, Li Kan llega a Ch'ang-an después de varios días de viaje. Se dirige al Palacio Kuei para encontrar a Kan Ying, un funcionario que ha ignorado las cartas y las instrucciones que se le enviaron desde Loyang. Li Kan sospecha de él debido a la advertencia de Fan Chun de que "no es de fiar". Kan Ying acepta acompañar a Li Kan a Loyang, pero pide pasar primero por su casa para recoger algunas cosas y despedirse de su familia. Sin embargo, Li Kan se niega y deciden partir de inmediato. Durante el viaje, se encuentran con un grupo de bandidos en el camino. Li Kan se enfrenta a ellos y los derrota, matando a varios de ellos. Kan Ying intenta negociar por su vida, pero Li Kan lo golpea y lo amenaza para que se comporte. Finalmente, continúan su viaje hacia Loyang.

23

En este capítulo, el consejero Shaka se encuentra en Bagram, la capital del Imperio kushan en el norte de la India. El emperador kushan, Vima Kadphises, está enfermo y su hijo Kanishka ha tomado el control del imperio. Kanishka le pregunta a Shaka si ha cumplido la misión que le encomendó de transmitir un mensaje de amistad al emperador romano Trajano. Shaka le informa que Trajano aún duda en atacar Partia debido al temor a una legión perdida que fue derrotada por los partos en el pasado. Kanishka se sorprende de que un hombre poderoso como Trajano sea frenado por una antigua derrota. Shaka le menciona la importancia de Aryazate, la hija de Osroes, en la posible reconciliación entre Partia y los partos. Kanishka sugiere eliminar a Aryazate para dificultar la reconciliación. Aunque no puede dar órdenes aún, Kanishka le pide a Shaka que reflexione sobre cómo llevar a cabo este plan. El capítulo termina con Kanishka saliendo de la sala del trono, dejando a Shaka solo y anticipando que pronto habrá un nuevo emperador.

24

En este capítulo, se narra la batalla naval entre una liburna birreme comandada por Arrio y un trirreme más grande y pesado. Arrio y su tripulación se juegan la vida en esta apuesta, ya que si fallan, morirán todos. A pesar de las dudas de uno de los marineros, Arrio insiste en que no hay flechas en el trirreme y que deben acercarse lo suficiente para evitar que los embistan con su espolón. La liburna logra alcanzar al trirreme y Arrio ordena a sus hombres que ataquen con sus remos, rompiendo los del trirreme. Sin embargo, el trirreme intenta abordar la liburna, pero Arrio logra separar las embarcaciones y continúa atacando. En medio de la batalla, Arrio se da cuenta de que la liburna también ha sufrido daños y se está hundiendo. Afortunadamente, los pretorianos liberan botes para rescatar a los tripulantes de la liburna antes de que sean devorados por los tiburones que han sido soltados en la naumaquia. En el palco imperial, Trajano observa la batalla y decide nombrar a Marcio, un antiguo gladiador, como nuevo lanista del Ludus Magnus. También le pide al filósofo Dión Coceyo que se ocupe de la educación de la hija de Marcio, ya que ella es importante y debe aprender sánscrito. El capítulo termina con Trajano dejando el palco imperial mientras el público lo aclama.

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En este capítulo, Marción se encuentra en un mercado de Nicomedia, donde se vende carne de los sacrificios a los dioses romanos. Marción critica a los cristianos que consumen esta carne, ya que considera que traicionan a Jesús al hacerlo. A pesar de tener planeado viajar a Roma, Marción decide quedarse en Asia para difundir el mensaje de Cristo. Sin embargo, su predicación no es bien recibida y la gente se aleja de él. El mercader de carne decide llamar a los legionarios para detener a Marción. Más tarde, Marción es juzgado por el gobernador Plinio, quien le ofrece la oportunidad de retractarse públicamente y adorar a los dioses romanos para ser perdonado. Marción, sorprendiendo a todos, decide retractarse y adorar a los dioses. Esto causa la decepción y el enojo de los demás cristianos presentes. Marción es liberado y se aleja de ellos. Plinio continúa recibiendo retractaciones de otros cristianos. Marción camina por las calles de Nicomedia en busca de un lugar donde esconderse, consciente de que sus amigos le darán la espalda. Aunque sabe que ha actuado mal, está decidido a preservar el mensaje de Cristo de una manera diferente a los demás cristianos. Su figura se desvanece entre la multitud de las calles de Nicomedia.

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En este capítulo, Partamasiris ha logrado conquistar la ciudad de Artaxata después de un largo asedio. Mientras recorre la ciudad, admira los imponentes muros construidos por Aníbal y los nuevos edificios financiados por Nerón. Partamasiris se siente satisfecho de que los romanos ya no puedan decidir quién será el rey de Armenia. A medida que avanza por la ciudad, la gente se arrodilla ante él, implorando perdón y comida. Aunque la mayoría de los habitantes de Artaxata son comerciantes y artesanos empobrecidos por la guerra y el asedio, Partamasiris no siente lástima por ellos, ya que considera que podrían haber evitado el sufrimiento si hubieran apoyado a Osroes. Luego, Partamasiris llega al palacio imperial y se encuentra con su sobrino Exedares, quien le recuerda el acuerdo de rendición que habían hecho. Sin embargo, Partamasiris desenfunda su espada y asesina a Exedares, acusándolo de no haber cumplido su promesa de lealtad a Osroes. Después de matar a su sobrino, Partamasiris se sienta en el trono de Armenia, sin importarle que esté manchado de sangre. Ordena que se mate a todos los miembros de la familia de Exedares y a sus consejeros, y se pone la corona de Armenia. Finalmente, Partamasiris imagina estar en compañía de Aryazate, una joven de once o doce años, en las lujosas cámaras reales de Artaxata.

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En este capítulo, se nos presenta a Tamura, una joven adolescente sármata que vive en Roma junto a su padre, quien es el entrenador de los gladiadores en la escuela de lucha más importante del Imperio romano. Tamura se siente dividida en su relación con Roma, por un lado, se siente segura y protegida en la ciudad, pero por otro lado, extraña los bosques del norte y siente que nunca volverá a su hogar. Además, Tamura tiene un tutor llamado Dión Coceyo, quien le enseña sobre palabras e historia, aunque ella preferiría pasar más tiempo en los entrenamientos de los gladiadores, especialmente observando a Áyax, su gladiador favorito. A pesar de esto, Tamura es disciplinada y sigue las enseñanzas de su tutor, quien le explica la importancia de aprender sobre la cultura romana. Tamura también muestra interés en aprender sobre los antiguos guerreros romanos y el filósofo le promete contarle más historias si ella se aplica en aprender las lenguas que le enseña. Además, el filósofo le enseña palabras en sánscrito, una lengua secreta, y Tamura se esfuerza en aprenderla. Sin embargo, el filósofo no le revela el significado de dos palabras sánscritas que ella escribe al comienzo de cada clase. En este capítulo, Tamura se prepara para escuchar la historia de la batalla de Carrhae, pero el filósofo la interrumpe para que observe a Áyax entrenando en la arena.

28

En este capítulo, el emperador Trajano está revisando los planos del nuevo foro que está construyendo en Roma cuando su secretario, Fédimo, le informa de que ha recibido una carta del senador Plinio, gobernador de Bitinia. Plinio está preocupado por el tema de los cristianos en su provincia y busca el consejo del emperador sobre cómo proceder. Trajano decide leer la carta y se plantea si es justo condenar a alguien por creer en un dios diferente sin haber cometido otro crimen. Después de reflexionar, Trajano redacta una respuesta en la que establece que los cristianos no deben ser perseguidos de oficio, pero aquellos que se nieguen a retractarse públicamente deben ser castigados. También ordena que las denuncias anónimas no deben dar lugar a acusaciones. Fédimo, el secretario, cuestiona la justicia de condenar a alguien por su fe y Trajano le advierte sobre la importancia de la lealtad y la posibilidad de que algún día tenga que decidir entre seguir siendo leal o salvar su vida. El capítulo termina con Fédimo enviando la carta de respuesta a Plinio.

29

En este capítulo, Rixnu se encuentra en el palacio imperial de Cesifonte, en Partia, y está preocupada por la salud de su hija Aryazate, quien lleva varias semanas con fiebre. Rixnu cree que alguien está envenenando a su hija y decide regresar a su lado después de tener relaciones sexuales con su esposo, el rey Osroes. Rixnu encuentra a Aryazate en su habitación junto a Kumaramitra, una de las mujeres kushan que el emperador Kanishka envió como regalo a Osroes. Rixnu sospecha de Kumaramitra y le confiesa a Asiabatum, una veterana del palacio, que cree que están envenenando a Aryazate. Asiabatum confronta a Kumaramitra y la golpea, mientras Rixnu se da cuenta de que Aryazate ha muerto. Kumaramitra confiesa que tienen a sus hijos.

30

En este capítulo, el arquitecto Apolodoro de Damasco muestra al emperador Trajano su nueva obra maestra, el nuevo foro de Roma. Trajano está impresionado por la magnitud y belleza del complejo, que incluye una gran plaza, una basílica, bibliotecas y una columna con relieves que representan las campañas militares de Trajano en Dacia. Apolodoro explica que ha utilizado columnas y cariátides para embellecer el lugar y ha diseñado las bibliotecas con bóvedas de aristas para evitar la humedad. Trajano también visita las bibliotecas y se muestra satisfecho con las medidas de preservación de los papiros. Luego, Apolodoro invita a Trajano a subir a la cima de la columna, donde se puede disfrutar de una vista panorámica de Roma. Trajano acepta y sube acompañado de algunos pretorianos. Mientras ascienden, Trajano y Apolodoro conversan sobre el futuro proyecto de construir un canal en Alejandría para facilitar el comercio con Oriente. Al descender, Trajano revela a Lucio Quieto que los partos han depuesto a un rey de Armenia y entronado a otro sin consultar a Roma, lo que podría ser una excusa para entrar en guerra con Partia.

31

En este capítulo, Osroes camina junto a su hermano Mitrídates por los estanques del palacio. Osroes quiere saber cómo va la guerra que dirige Mitrídates y su hijo Sanatruces contra Vologases en el este de los territorios bajo su poder. Mitrídates le dice a Osroes que necesitan refuerzos y Osroes le informa que Partamasiris ha tomado el control de Armenia y enviará tropas y recursos a Cesifonte. Sin embargo, Osroes también revela que Partamasiris quiere casarse con Aryazate, la hija de Osroes. Mitrídates y Osroes discuten sobre las implicaciones políticas de este matrimonio y deciden retrasarlo para debilitar a Partamasiris. También hablan sobre el intento de envenenamiento de Aryazate y la posibilidad de vengarse de los kushan en el futuro. Por otro lado, Aryazate pregunta a Rixnu por qué las mujeres kushan intentaron matarla y Rixnu le explica que los kushan quieren evitar que Aryazate se case con Vologases para terminar la guerra. Sin embargo, Rixnu le asegura a Aryazate que ahora son más fuertes y no tendrán que pactar con Vologases, sino derrotarlo con nuevos ejércitos. Aryazate se alegra y desea la muerte de Vologases en la batalla. Rixnu decide guardar silencio sobre el posible matrimonio de Aryazate con Partamasiris.

32

En este capítulo, Marcio es convocado nuevamente al palacio por el emperador Trajano. Se encuentra en una sala contigua junto a otras personas desconocidas, entre ellas un mercader llamado Maes Titianus y un oficial de la marina imperial llamado Arrio. Trajano les informa que partirán hacia Oriente en una misión para entregar un mensaje al emperador Vima Kadphises del Imperio kushan. Marcio tiene la responsabilidad de proteger a Titianus durante el viaje. Trajano les pide discreción y les informa que les hará saber cuándo y dónde partirán. Marcio solicita que le acompañen algunos gladiadores de confianza y que su esposa e hija también les acompañen. Trajano acepta y confía en la protección de Marcio. El capítulo termina con Trajano reflexionando sobre los cabos sueltos que quedan.

33

En este capítulo, se revela que Plotina está enamorada de Adriano y que disfruta de sus favores. Sin embargo, Plotina se queja de que Adriano se muestra distante desde que celebró su triunfo sobre los dacios. Adriano, consciente de que Plotina es su mejor aliada para alcanzar el poder, intenta asegurar su complicidad. Plotina le informa que Trajano planea enviarlo a Siria como gobernador y le pide que sea amable con Vibia Sabina, la sobrina del emperador. Adriano se muestra preocupado por la campaña que Trajano planea emprender contra Partia y discute con Atiano sobre las posibles consecuencias. Adriano le pide a Atiano que impida una misión secreta que Trajano quiere enviar a los kushan y le insta a encontrar el eslabón más débil de la cadena de eventos para romperla.

34

En este capítulo, Tamura desobedece las órdenes de sus padres y sale sola por Roma. Aprovecha que su padre está en el Ludus Magnus y su madre la acompaña para decir que se queda en casa leyendo. Sin embargo, escapa de la casa cuando los sirvientes no la están vigilando. Tamura se siente segura en Roma y decide aventurarse aún más saliendo por la noche. Mientras camina por las calles oscuras, es seguida por unos hombres que la rodean y la secuestran. Intenta resistirse, pero es superada por su juventud y la fuerza de los hombres. La llevan a una sala en un templo donde se encuentra con el emperador Trajano. Él le explica que la vigilaban porque su padre intentó asesinarlo en el pasado y quiere asegurarse de que no vuelva a suceder. Trajano le cuenta a Tamura un plan secreto y le entrega una estatuilla de Júpiter para que la proteja. Después de la conversación, Tamura es llevada de regreso a su casa por los hombres. Aulo, el pretoriano, la escolta hasta la puerta y ella trepa por la pared para entrar sin que sus padres se enteren de lo sucedido. Aulo hace guardia hasta el amanecer.

35

En este capítulo, nos encontramos en la sala del trono imperial del palacio de la dinastía Han en Loyang. La emperatriz Deng, el viejo funcionario y embajador Kang Ying, el asistente del ministro de Obras Públicas Fan Chun y Li Kan están presentes. La emperatriz quiere saber más sobre el viaje de Kang Ying a Da Qin y si realmente estuvo allí. Kang Ying admite que nunca llegó a Da Qin y que mintió por miedo a las consecuencias. Fan Chun sospecha desde el principio que Kang Ying está mintiendo y lo confronta. Kang Ying confiesa que nunca llegó a Da Qin y que solo se basó en lo que le contaron dos capitanes de barco en el puerto de Carax. La emperatriz decide dejarlo en libertad, pero Li Kan lo lleva fuera de la sala. Fan Chun revela que encontró un informe de Kang Ying sobre su supuesto viaje a Da Qin y que descubrió que era falso. La emperatriz sugiere destruir el informe, pero Fan Chun propone archivarlo hasta obtener más información. Fan Chun también señala que los Yuegzhi y el Imperio An-shi no quieren que se establezca contacto con Da Qin, lo que podría indicar que hay algo importante allí. La emperatriz pregunta si tienen a alguien capaz de hacer el viaje, pero Fan Chun miente y dice que no se le ocurre nadie. Sin embargo, sugiere que si algún mensajero de Da Qin llega a Loyang, será alguien inesperado. El capítulo termina con una cita que explica que los emperadores de Da Qin siempre quisieron enviar embajadas a China, pero los partos lo impidieron para controlar el comercio de la seda.

36

En este capítulo, nos encontramos en el puerto de Ostia en el año 112 d.C. Tamura, una adolescente, mira al barco que la llevará lejos de Roma, esperando que este viaje le dé la oportunidad de llamar la atención de Áyax, un joven gladiador. Por otro lado, Dión Coceyo, un filósofo, se encuentra en el puerto buscando a su alumna para despedirse de ella antes de que se vaya con sus padres. Observa la actividad frenética del puerto, donde se reciben mercancías de diferentes partes del mundo. También se menciona la ampliación del puerto por orden del emperador Trajano, con el objetivo de evitar naufragios y desbordamientos del río Tíber. Dión encuentra a Tamura y le entrega tres libros, uno en sánscrito, otro en griego y otro en latín. Antes de que Tamura comience a leer, Dión le da una última lección: cuando tenga problemas, debe usar todo lo que crea útil y también lo que parezca inútil, ya que el mundo está lleno de sorpresas. Luego, Dión le explica el significado de unas palabras sánscritas que le había enseñado previamente. Tamura muestra interés en la historia de Craso y recita un resumen de lo que ha aprendido. Dión está impresionado y continúa leyendo la historia de Craso, quien aún no sabe que su hijo ha muerto en la batalla.

37

En este capítulo, se relata cómo los tambores de guerra se detienen repentinamente en las proximidades de Carrhae. En ese momento, llevan a un legionario herido a la presencia del cónsul Craso y otros líderes militares. El legionario resulta ser un mensajero del hijo de Craso, quien logró cruzar las líneas enemigas para informar sobre la difícil situación en la que se encuentra. El mensajero apenas puede hablar debido a sus heridas y agotamiento, pero logra transmitir que el hijo del cónsul está rodeado y necesita ayuda urgente. Ante esta noticia, Craso se muestra preocupado y comienza a caminar de un lado a otro, pensando en qué hacer. A pesar de que regresar a la llanura sería una locura, Craso decide que deben volver para rescatar a su hijo. Sin embargo, los tribunos y el quaestor se mantienen en silencio, sin querer volver a enfrentarse a las flechas enemigas. Craso les pregunta si les gustaría que los abandonara si estuvieran en la misma situación, pero nadie responde. En ese momento, un extraño clamor de asombro y miedo llega hasta ellos, seguido de suspiros de los legionarios. Un centurión llega y se arrodilla ante Craso, disculpándose por algo que no logra decir. Craso lo aparta violentamente y se dirige hacia la vanguardia del ejército romano, seguido por Casio y los tribunos. Allí descubren la razón de la conmoción de los soldados: los catafractos de Partia, liderados por Surena, cabalgan desafiantes y orgullosos en medio de la llanura, con la cabeza del hijo de Craso clavada en una lanza. El cónsul queda en shock y a su alrededor se hace un silencio espeso y horrible.

38

En este capítulo, se narra la segunda batalla en las proximidades de Carrhae en el año 53 a.C. Marco Licinio Craso, líder de los romanos, se enfrenta a los partos. Craso, devastado por la muerte de su hijo a manos del líder parto, decide lanzarse al ataque con sus hombres. A pesar de las dudas de algunos soldados romanos, Craso los arenga y los motiva a luchar con valentía. Cabalgando de un lado a otro, Craso les recuerda las grandes victorias de Roma en el pasado y les insta a vengarse del enemigo. Las legiones romanas avanzan nuevamente hacia la llanura de Carrhae.

Por otro lado, en la vanguardia parta, Sillaces pregunta a su líder, Surena, qué deben hacer. Surena, con la cabeza del hijo de Craso en la punta de su lanza, confía en que la estrategia de lanzar una lluvia de flechas acabará con los romanos.

En el centro de la llanura, Sexto resulta herido por una flecha y es ayudado por Cayo. A pesar de los esfuerzos de los romanos por desbaratar a los arqueros partos, los catafractos pesados aparecen y aplastan a los legionarios. La masacre continúa hasta que la llegada de la noche detiene temporalmente la batalla.

Sexto, herido y acompañado por Cayo, comenta que las nubes de flechas y polvo son la maldición de Ateyo.

39

En este capítulo, el ejército romano se encuentra en una situación desesperada. Después de sufrir el calor y los ataques de los partos durante el día, los legionarios se encuentran exhaustos y heridos. El centurión Druso atiende a los heridos y les da vino para aliviar su dolor. Mientras tanto, en el praetorium de campaña, los oficiales discuten sobre qué hacer. Algunos proponen abandonar a los heridos, pero Casio argumenta que esto alertaría al enemigo sobre sus movimientos. Finalmente, deciden retirarse durante la noche, dejando atrás a los heridos.

Cayo cuida de Sexto, quien ha sido herido, dándole vino y comida. Druso informa a los heridos que deben dejarlos atrás, pero Cayo asegura que Sexto puede caminar. Junto a otros cincuenta legionarios, se ponen en marcha hacia la fortaleza de Carrhae. En el camino, ven a los heridos abandonados en la llanura, pero nadie se detiene a ayudarlos. Llegan a Carrhae y son recibidos como héroes.

Mientras tanto, en el campamento parto, Surena y Sillaces discuten sobre qué hacer con los romanos. Surena decide dejarlos marchar, pero ordena patrullas nocturnas para asegurarse de que no ataquen durante la noche. Ariemnes, el mercader árabe, se ofrece a colaborar con Surena a cambio de poder circular por el territorio parto. Surena acepta su oferta.

En otro lugar, varias cohortes romanas se han perdido en el desierto y son perseguidas por la caballería parta. Druso y sus hombres se refugian entre las rocas y se defienden valientemente. Sin embargo, son superados en número y todos son asesinados, excepto Druso y veinte legionarios. Surena decide dejarlos vivir y cumplir su palabra. Druso y sus hombres son recibidos en Carrhae como héroes.

En la fortaleza, Craso se reúne con Druso y le pregunta sobre lo sucedido. Druso confirma que Surena cumplió su palabra y dejó que ellos se marcharan. Sin embargo, un mercader árabe llamado Ariemnes llega a la fortaleza y revela que Surena promete respetar la vida de los legionarios a cambio de entregar al cónsul y a sus oficiales. Craso se da cuenta de que Surena está tratando de dividir al ejército romano y que están al borde de un amotinamiento.

40

En este capítulo, se narra la celebración de una gran fiesta en el palacio imperial del rey de Armenia, Artavasdes. Tanto Artavasdes como Orodes, el gran rey de reyes de Partia, no querían enfrentarse realmente. Artavasdes buscaba refuerzos, como las legiones romanas de Craso, pero no los tenía debido a la falta de un pacto con el cónsul romano. Por su parte, Orodes no quería tener dos frentes abiertos al mismo tiempo, uno en Armenia y otro contra los romanos en el Éufrates. Por lo tanto, ambos gobernantes llegaron a un pacto entre ellos, sellado por el matrimonio de Pacoro, hijo de Orodes, con la hermana de Artavasdes.

Durante la fiesta, hubo música, bailarinas, comida y entretenimiento. Sin embargo, Fraates, otro hijo de Orodes, se sentía incómodo con la situación. Sentía que constantemente era relegado y no se le permitía acercarse al poder. Aprovechando un momento de la fiesta, Fraates se acercó a su padre y expresó su preocupación sobre Surena, el comandante parto que lideraba las fuerzas contra los romanos. Fraates temía que si Surena tenía éxito, pudiera ambicionar más poder del que Orodes le concedía. Orodes reflexionó sobre las palabras de su hijo, recordando su propio ascenso al poder y la derrota de Mitrídates, su hermano rebelde, a manos de Surena. Aunque no lo admitió abiertamente, Orodes ya había tomado medidas para controlar a los ambiciosos como Surena.

Fraates no sabía si las palabras de su padre iban dirigidas solo a Surena o también a él. Se preguntaba si Orodes había descubierto sus propios planes.

41

En este capítulo, el ejército romano liderado por Marco Licinio Craso avanza en medio de la noche, decidido a no dar tiempo para pensar sobre la promesa de Surena de entregar a los tribunos, al quaestor y al cónsul a cambio de libertad. Sin embargo, Craso y sus hombres comienzan a sospechar que los guías locales los están llevando en círculo.

Mientras tanto, el ejército parto sigue el rastro de las legiones romanas y los jinetes de reconocimiento informan a Surena de que están cerca. Surena ordena liberar a un grupo de prisioneros para conseguir su objetivo.

En la retaguardia del ejército romano, se crea un tumulto cuando llegan prisioneros liberados. Los legionarios hablan de la promesa de Surena de pactar una retirada a cambio de una entrevista con Craso y sus oficiales. La noticia de la liberación de los prisioneros se convierte en el tema principal de conversación entre los legionarios.

En el praetorium de campaña, Craso y Casio discuten sobre las exigencias de las tropas. Casio propone enviar emisarios a Surena para iniciar las negociaciones, lo que tranquilizará a los legionarios. Craso acepta y se prepara para partir al amanecer.

En el encuentro con Surena, Craso acepta el pacto propuesto por el líder parto. Surena propone una reunión en Zeugma para firmar el acuerdo que asegurará la paz entre Roma y Partia. Craso acepta y se prepara para partir.

Mientras tanto, en la retaguardia del ejército romano, Druso lidera a un grupo de legionarios en una resistencia desesperada contra los partos. A pesar de su valentía, los romanos son superados en número y se ven obligados a rendirse.

Surena ordena que se les ofrezca agua y comida a los romanos rendidos. Los legionarios aceptan la rendición y se entregan a los partos.

El capítulo termina con el ejército parto planeando utilizar a los romanos como esclavos para enriquecerse y fortalecerse. Mientras tanto, el ejército romano se desmoraliza y se prepara para enfrentar su destino incierto.

42

En este capítulo, Fraates le cuenta a su padre, el Šāhān Šāh Orodes, sobre la victoria completa sobre Craso. Fraates está preocupado por la posible rebelión de Surena y teme que reclame el trono de rey de reyes de Partia. Orodes le informa a Fraates que Surena ha capturado muchos prisioneros, lo que enriquece a Partia. Durante el banquete de bodas de Pacoro y la hermana del rey de Armenia, Orodes decide exhibir a los prisioneros romanos capturados por Surena. Se representa la obra de teatro "Las Bacantes de Eurípides", en la que se muestra la llegada del dios Dioniso a Tebas y la negativa del rey Penteo a adorarlo. Durante la representación, se exhibe la cabeza decapitada del cónsul Craso, lo que provoca risas y alegría entre los partos y armenios presentes. Orodes explica a Fraates que quiere que los prisioneros romanos vean la obra y luego envía a algunos de ellos de regreso a Roma para que cuenten lo que han presenciado. Además, Orodes tiene algo especial preparado para los diez mil prisioneros de guerra capturados.

HISTORIA DE TRAJANO

43

En este capítulo, Marco Ulpio Trajano recibe en su casa de Atenas al filósofo y escritor Plutarco. Trajano le pregunta por su viaje desde Queronea y Plutarco le cuenta que, aunque los caminos no son los mejores, ha llegado sin problemas. Trajano le comenta que lo ha echado de menos en Roma y Plutarco le agradece su preocupación por él y le explica que en su vejez prefiere quedarse en su tierra natal. Trajano le comenta que ha traído un regalo para él, un rollo de papiro con la vida de Escipión el Africano escrita por Plutarco. Trajano se emociona al leer el título y agradece el regalo. Durante la conversación, Plotina, la esposa de Trajano, muestra recelo hacia Plutarco y se pregunta por qué su esposo lo ha invitado. También están presentes Lucio Quieto y Nigrino, quienes acompañan a Trajano en su viaje hacia Oriente. Plutarco comenta que ha oído diferentes teorías sobre el destino de los diez mil prisioneros romanos capturados por los partos en la batalla de Carrhae. Plutarco menciona que algunos creen que fueron integrados entre los partos, mientras que otros creen que fueron obligados a trabajar en las fortificaciones de la ciudad de Merv, en el extremo oriental del Imperio parto. Trajano comenta que Augusto recuperó algunos estandartes y prisioneros de los partos, pero Plutarco señala que estos podrían ser de la campaña de Marco Antonio contra los partos. Plutarco también menciona que los partos levantaban fortificaciones en Merv para protegerse de las tribus guerreras hostiles de la región. Lucio Quieto pregunta qué fue de los diez mil prisioneros y Plutarco comenta que es difícil saberlo con certeza. Mientras tanto, llega la embajada parta antes de lo esperado y Trajano decide recibirlos. Todos se preguntan cómo Trajano tratará a los enviados del emperador Osroes de Partia.

44

En este capítulo, Marción, un rico comerciante cristiano, navega por el Mar Mediterráneo entre Sicilia y el sur de Italia. Observa los barcos con los que se cruza para intentar averiguar su objetivo y las mercancías que llevan. A pesar de haber negado ser cristiano para evitar problemas con los romanos, Marción sigue apoyando a las comunidades cristianas con el dinero que obtiene de sus negocios. Ha enviado una carta a Ignacio, un líder cristiano, disculpándose por su cobardía y explicando su apoyo financiero. Ignacio acepta el dinero pero le insta a perseverar en su penitencia. Marción también ha logrado reconciliarse con su padre y algunos obispos, y ha vuelto a profesar los ritos de Cristo en su comunidad. Decide viajar a Roma para presentar un plan a Alejandro, el obispo de Roma, para preservar y hacer crecer el cristianismo en todo el Imperio. Durante el viaje, se cruza con una liburna birreme que lleva a una niña en la proa, lo cual le desconcierta. Sin embargo, pronto se olvida de este suceso y se centra en su plan para el cristianismo.

45

En este capítulo, el grupo de navegantes liderado por Arrio continúa su viaje por el mar Mediterráneo en dirección a Egipto. A pesar de tener viento a favor, Arrio ordena a los remeros que sigan bogando a buen ritmo debido a las tormentas que han retrasado su travesía. Marcio, uno de los tripulantes, cuestiona la prisa de Arrio, pero este explica que deben aprovechar el buen tiempo mientras dure. Marcio se pregunta por qué el emperador no les ha dado un barco más grande y fuerte, pero Arrio le responde enigmáticamente que el barco que tienen es el que necesitan. Marcio sospecha de una posible traición y menciona a los tres pretorianos que se unieron al grupo en el último momento. Alana, la esposa de Marcio, también desconfía de Arrio y menciona a los pretorianos como posibles sospechosos. Mientras tanto, Tamura, la hija de Alana, nota una luz en medio del mar que resulta ser el viejo faro de Alejandría. El mercader Titianus explica que su destino es Peluse, donde el emperador ha ordenado construir una nueva bahía para facilitar el comercio. También menciona la recuperación del antiguo canal de los faraones, que ahora se llamará Amnis Traianus en honor al emperador Trajano. El grupo llega a Peluse y continúa navegando por el canal, admirando las obras de ampliación y dragado realizadas por el arquitecto Apolodoro de Damasco. Finalmente, llegan a Arsinoe, donde comienza realmente su viaje.

46

En este capítulo, Partamaspates reflexiona sobre las palabras de su padre antes de dirigirse como embajador ante el emperador romano Trajano. Aulo, un oficial de la guardia romana, informa a Partamaspates de que el emperador recibirá la embajada. Durante la reunión, Trajano recibe a los embajadores partos y Partamaspates saluda al emperador a la usanza romana. Trajano pregunta qué desean los emisarios de Partia y Partamaspates explica que el rey de reyes Osroes quiere transmitir que los cambios en Armenia no suponen una amenaza para las fronteras entre Roma y Partia. Trajano responde que el rey de Partia no le consultó cuando depuso a Exedares y coronó a Partamasiris en el trono de Artaxata. Partamaspates intenta encontrar una solución pacífica y propone un nuevo acuerdo sobre Armenia, pero Trajano se niega y declara que atacará Armenia y luego Partia. Después de la reunión, Trajano se muestra seguro y confiado ante sus invitados. Luego, a solas con Lucio Quieto, jefe de la caballería romana, Trajano revela su plan de reunir un gran ejército para infundir miedo a los partos. Plutarco, el escritor griego y sacerdote del Templo de Delfos, se reúne con Trajano y le informa que ha visto grandes victorias pero también sufrimiento y muerte para el emperador. Trajano reflexiona sobre la muerte de Plinio y se queda solo en el atrio, mirando las estrellas.

47

En este capítulo, Marcio continúa desconfiando de los tres pretorianos que se unieron a la expedición por orden del tribuno Aulo. Aunque el capitán Arrio ha demostrado ser hábil en la navegación, Marcio sigue vigilando a los pretorianos debido a las sospechas de Alana sobre una posible traición. El grupo llega a la Villa Blanca, una población en las costas de Arabia, donde encuentran una fortaleza romana y un centurión que cobra altos impuestos. Continúan navegando por la mar Eritrea, adquiriendo marfil y otros productos en diferentes ciudades. Llegan a Adulis, donde deciden no fondear en el puerto debido a la inestabilidad de la zona. Mientras desembarcan en Mundus, el barco en el que viajan se incendia y los pretorianos atacan a Áyax y a uno de los marinos. Tamura logra salvar a Áyax disparando una flecha que mata a uno de los pretorianos. Finalmente, el barco se hunde y el grupo se reúne para decidir qué hacer a continuación. Titianus explica que sin la mercancía que llevaban en el barco, no pueden adquirir otro y la misión llega a su fin. Tamura y Áyax comparten un momento íntimo mientras observan el barco hundiéndose.

48

En este capítulo, Adriano se encuentra en Seleucia de Pieria esperando a su tío Trajano, quien llega acompañado por su guardia pretoriana. A pesar de intentar hablar con él, Trajano lo ignora y continúa su camino. Plotina, la emperatriz, intenta calmar a Adriano y le dice que deben esperar para ver cómo se desarrollan las cosas. Adriano se queda solo en el puerto y se encuentra con su antiguo tutor, Atiano, quien le informa que la misión de Titianus ha fracasado. Adriano se alegra por este fracaso, pero también sospecha que puede haber algo más detrás de esta misión secreta. Le pide a Atiano que averigüe el verdadero objetivo de la misión. Luego, Adriano le ordena a Atiano que vaya a Chipre y Cirene para asegurarse de que sus aliados aún estén de su lado. Le da dinero para llevar a cabo estas tareas. En Antioquía, Trajano comienza a mostrar más cordialidad hacia Adriano debido a su éxito en la concentración de tropas. Recibe varias embajadas y decide invitar a Adriano a un consejo imperial. El primer embajador en llegar es Mannus, un líder árabe que se ofrece a servir a Roma. Trajano acepta su oferta, pero advierte a sus hombres que desconfíen de cualquier ayuda ofrecida demasiado rápido. Luego llega un enviado de Sporaces, gobernante de Anthemusia, quien declara la neutralidad de su reino en el conflicto entre Roma y Partia. Adriano critica la falta de apoyo y Trajano menciona la importancia de la embajada de Osroene, un reino que controla Mesopotamia norte. Abgaro, el rey de Osroene, envía a su hijo Arbandes como embajador. Arbandes se encuentra con Trajano y le asegura que Osroene no atacará a Roma. Trajano le dice que Roma decidirá quién será el rey de Armenia y Arbandes acepta. Luego, llega Partamaspates, hijo de Osroes, como embajador de Partia. Trajano le exige que Partamasiris, el rey de Armenia, entregue su corona a Roma. Partamaspates promete que su padre hablará con Partamasiris y Trajano acepta. La negociación termina y Partamaspates se va con la esperanza de que su padre pueda convencer a Partamasiris de entregar la corona.

49

En este capítulo, Marcio y Titianus discuten sobre cómo continuar su viaje hacia el reino de los kushan. Debido a la falta de un barco adecuado y mercancías para negociar, Titianus sugiere que solo pueden comprar una o dos falúas, lo cual no sería seguro para cruzar el océano hacia la India. Marcio insiste en seguir con el viaje y cumplir la orden imperial, pero Arrio y los demás se oponen debido al peligro. Finalmente, Titianus revela que pueden conseguir otro barco en Muza si obtienen marfil en Raphta y lo intercambian. Sin embargo, Raphta está lejos y peligroso debido a los piratas. A pesar de las objeciones, Arrio decide que deben ir a Raphta para obtener el marfil y luego dirigirse a Muza para cambiarlo por un barco adecuado.

50

En este capítulo, Trajano decide no recibir a nadie más hasta la tarde después de su entrevista con Partamaspates. Mientras tanto, Adriano expresa su desacuerdo con la campaña en Oriente, argumentando que terminarán como la legión perdida. Trajano defiende su decisión y explica que su objetivo es crear un imperio más grande de lo que Roma ha soñado antes. Adriano se resigna y Trajano le asigna la tarea de controlar el flujo de aprovisionamiento de las legiones en Siria. Después de que Adriano se va, Trajano comenta que estarán mejor sin él. Luego, se discute sobre los embajadores restantes y Trajano enfatiza que Sporaces será castigado por su neutralidad. Quieto y Nigrino se retiran a descansar, y Trajano piensa en Adriano y Plotina, preguntándose si fue correcto llevarla a Oriente. Trajano llama a Fédimo y le pide que traiga al embajador de Osroene, Arbandes, a su cámara privada para hablar con él.

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En este capítulo, se nos presenta a Yan Ji, una de las concubinas del joven emperador An-ti. Aunque el emperador debería estar ocupado gobernando el imperio, se encuentra más interesado en sus concubinas. Yan Ji se muestra juguetona y se niega a acostarse con el emperador, lo que lo enfurece. Ella le explica que está celosa de Li, una de las esposas del emperador, ya que su hijo ha sido designado como el futuro emperador. Yan Ji le propone al emperador que tenga un hijo con ella para que sea su sucesor en el trono. Sin embargo, el emperador le explica que no puede contradecir a su madre, la emperatriz viuda Deng. A pesar de esto, Yan Ji tiene un plan en mente.

En otra escena, Fan Chun, asistente del ministro de Obras Públicas, se reúne con la emperatriz Deng para proponerle el uso del papel en lugar del bambú para los archivos imperiales. Fan Chun explica las ventajas del papel, como su menor espacio de almacenamiento y su facilidad de transporte. La emperatriz acepta la propuesta y autoriza el uso del papel en el palacio.

Después de la reunión, Fan Chun se encuentra con Li Kan, un oficial del ejército, y le informa que partirá hacia las regiones occidentales para enfrentarse a los hsiung-nu y recopilar información sobre una posible guerra entre An-shi y Da Qin. Fan Chun también le revela a Li Kan que la respuesta a su pregunta sobre por qué no ha sido ascendido a ministro se encuentra en el libro "El arte de la guerra" de Sūn Tzu.

El capítulo termina con Fan Chun observando a Yan Ji con una sonrisa en los labios, preguntándose si realmente todo está bajo control.

52

En este capítulo, Trajano se prepara para apoderarse de Armenia. Sale de Antioquía junto con Quieto, Nigrino y otros legati al mando de varias legiones. Deciden seguir el curso del río Éufrates por la ribera derecha, controlada por Roma, para evitar problemas de abastecimiento. Llegan a Samosata, donde se les une la legión VI Ferrata. Trajano recibe una carta de Partamasiris, rey de Armenia, en la que propone entregarle la diadema real. Trajano decide seguir avanzando hacia Metilene, una ciudad rica y fértil donde pueden aprovisionarse. Allí se les une la legión XII Fulminata. Reciben una segunda carta de Partamasiris, quien parece querer negociar. Trajano envía a un tribuno a hablar con él. Mientras tanto, cruzan el Éufrates y llegan a Arsamosata, la primera gran ciudad de Armenia, que se rinde sin oponer resistencia. Trajano cumple su promesa de replegarse y regresa a Satala, donde se encuentra la fortaleza romana. El ánimo de las tropas está alto y se reparte vino adicional para celebrar la victoria. Además, llegan más tropas a Satala, provenientes de diferentes legiones, sumando casi un tercio del poder militar de Roma.

53

En este capítulo, Marcio y su grupo se embarcan en una misión para llegar al final del mundo conocido. Antes de llegar al Imperio kushan, deben navegar por la costa de los reinos al sur de Egipto, en lugares remotos que no aparecen en los mapas. Después de adquirir una embarcación adecuada, se encuentran con una tormenta que logran superar anclando en una bahía segura. Continúan navegando junto a la costa de los reinos y llegan a la región de Azania, donde ven a nativos pescando y cocodrilos en libertad. Tamura muestra a Áyax sus libros, pero él desprecia su valor y ella se siente herida. Más adelante, presencian un ataque de piratas o mercaderes de esclavos a los nativos. Aunque no son atacados, saben que podrían ser objetivo en el futuro. Continúan navegando durante varios días hasta llegar a Sarapion, donde se dan cuenta de lo lejos que están de todo y de los peligros que enfrentan. Pasan por Nicon y finalmente llegan a Rhapta, el último puerto del mundo conocido, donde esperan encontrar marfil al mejor precio. Más allá de este lugar, el océano se extiende hacia el oeste y se mezcla con el mar de Occidente, pero nadie sabe qué hay más allá, ya que han llegado al final de los mapas.

54

En este capítulo, Trajano y su ejército romano continúan su avance hacia Armenia. Llegan a la ciudad de Elegeia, donde se supone que se reunirán con Partamasiris, el rey de Armenia, para resolver el asunto de su coronación. Sin embargo, Partamasiris llega tarde a la reunión y se disculpa por el retraso, atribuyéndolo a los bandidos que aún apoyan al depuesto Exedares. Partamasiris se humilla ante Trajano y le entrega la diadema de rey de Armenia, esperando que el emperador lo confirme como rey. Trajano acepta la diadema y nombra a Catilio Severo como el primer gobernador de la provincia de Armenia. Trajano también ordena a Lucio Quieto que se encargue de asegurar el control de Armenia, asignándole tareas difíciles. Después de aclamar a Trajano como emperador, las legiones romanas se preparan para asegurar y someter Armenia antes del invierno. Trajano dicta una carta a Osroes, señor de Partia, explicando la muerte de Partamasiris como un lamentable incidente y esperando que esto no afecte la consolidación de la situación actual. Trajano también ordena que la carta sea entregada por un mensajero no romano para evitar represalias. Finalmente, Trajano reflexiona sobre la muerte de Partamasiris y compara su situación con la muerte de Craso hace 177 años, afirmando que Roma siempre reescribe la historia y que él no es Craso y sus legiones no son la legión perdida.

55

En este capítulo, se lleva a cabo un cónclave secreto en Roma en el año 114 d.C. Marción, un mercader llegado de Asia, presenta su plan para preservar y extender la fuerza del cristianismo. El obispo Alejandro, acompañado por Sixto y Telesforo, escuchan atentamente. Marción propone la creación de un libro sagrado centrado únicamente en Jesús, similar a la Biblia judía, para diferenciarse de los judíos y unificar el mensaje de Cristo. Sin embargo, surgen discrepancias y dudas entre los presentes. Se debate sobre la aceptación de la natividad de Cristo y se cuestiona la cercanía de Marción a los gnósticos y a los docetas. Finalmente, deciden enviar una carta a Ignacio para solicitar su consejo y opinión sobre el plan propuesto. El cónclave concluye con la incertidumbre y la incomodidad de los presentes, mientras Marción se queda solo y confundido.

56

En este capítulo, se lleva a cabo una reunión en el Senado de Roma donde se decide enviar a Trajano a Oriente para castigar a los partos en Armenia y anexarla como nueva provincia del Imperio romano. Aunque hay aplausos, algunos senadores muestran rostros sombríos, como Julio Urso Serviano y Cayo Fusco Salinator. Celso comenta que aquellos que disienten no se atreven a hablar, pero criticarán si hay algún error. Palma, optimista, dice que están allí para evitar que eso suceda. En Cirene, Pompeyo Colega lee una carta de Atiano, antiguo tutor del sobrino segundo del César, quien muestra preocupación por el alejamiento de un tercio de la fuerza militar romana. Pompeyo decide escribir una respuesta que pueda agradar a Atiano y Adriano. En las montañas del lago Van, Armenia, Lucio Quieto y sus hombres han alcanzado el lago después de dos meses de lucha. Lucio descubre que el agua del lago está salada y ordena alejar a los caballos para que beban del río. Lucio envía un mensaje al emperador informando que Armenia está completamente conquistada. En el palacio real de Artaxata, Trajano lee la carta de Lucio Quieto y se asoma por la ventana para contemplar la ciudad. Trajano pide a su secretario que lea un pasaje sobre la fundación de Artaxata por Aníbal. Trajano reflexiona sobre la importancia de mantener los territorios de forma permanente y decide esperar a la primavera para lanzarse hacia Mesopotamia. Aunque no quiere pensar en su muerte, Trajano se concentra en sus planes de conquista.

57

En este capítulo, el grupo de viajeros regresa al puerto de Nicon después de haber adquirido marfil a un precio muy bajo en el puerto de Raphta. Sin embargo, son perseguidos por un barco pirata árabe que trabaja para los mercaderes de Muza. A pesar de intentar negociar, se dan cuenta de que los piratas no solo quieren el marfil, sino que también buscan venganza. Deciden luchar, pero se dan cuenta de que están en desventaja. Sin embargo, Arrio tiene una idea y navega lo más cerca posible de la costa, lo que hace que el barco pirata encalle. Aprovechando esta oportunidad, el grupo escapa y continúa su viaje hacia el norte. Al final del capítulo, Tamura se encuentra leyendo en secreto y se pregunta qué pasó con los prisioneros romanos de la legión perdida.

58

En este capítulo, el centurión Druso y sus hombres se encuentran en Merv, en el extremo oriental del Imperio parto. Están escasos de suministros y deben vigilar la frontera oriental del imperio. Druso reflexiona sobre todo lo que han pasado desde la derrota en Carrhae hasta convertirse en tropas semiesclavas al servicio de los partos. Han sido obligados a trabajar en las canteras y en la construcción de las murallas de Merv. Druso descubre que los hunos son los enemigos a los que deben enfrentarse y que están en guerra civil. Los partos les ordenan defender la ciudad de Merv de los hunos, pero Druso sabe que no podrán resistir mucho tiempo. Finalmente, Druso propone a sus hombres abandonar Merv y unirse a los hunos de Zhizhi como mercenarios. A pesar de los riesgos, Sexto y Cayo aceptan la propuesta de Druso y están dispuestos a luchar como legionarios libres. El capítulo termina con Druso mirando hacia el este, consciente de que deben superar el obstáculo del río Oxo para llegar hasta Zhizhi.

59

En este capítulo, Trajano se encuentra en Artaxata, Armenia, preparándose para la guerra. Reúne a sus hombres en el praetorium de campaña y les muestra un plano de Mesopotamia. Explica que la clave para invadir Mesopotamia es adentrarse por uno de los dos grandes ríos, el Éufrates o el Tigris. Sin embargo, advierte que si descienden solo por el Éufrates, los partos podrían atacar por la retaguardia a través del Tigris. Trajano revela que tiene información de Julio César que muestra los planes de conquista más allá del Éufrates. Decide dividir su ejército en dos columnas, una que descienda por el Éufrates y otra que avance hacia el Tigris. En el palacio real de Cesifonte, Osroes y su hermano Mitrídates discuten sobre la necesidad de actuar contra Trajano. Osroes revela su plan de detener al emperador romano dividiendo su ejército en dos columnas. En las proximidades de Batnae, Trajano y sus legiones atacan la ciudad de Anthemusia. La ciudad se rinde rápidamente y Trajano se enfrenta a Sporaces, el rey de Anthemusia. Trajano le reprocha su neutralidad y lo condena a muerte. Trajano se pregunta dónde están los partos y cómo le irá a Lucio en el Tigris.

60

En este capítulo, el grupo continúa su viaje hacia Muza en la falúa cargada de marfil. Sin embargo, el retraso en el viaje comienza a preocupar a Titianus, quien sospecha que Arrio está ralentizando la navegación a propósito. Marcio también comparte esta sospecha y comienzan a descartar posibles sospechosos, llegando a la conclusión de que Arrio y sus marineros podrían ser los responsables. A su llegada a Muza, Titianus y su grupo se encuentran con un gran mercado lleno de riquezas y barcos disponibles para la travesía hacia la India. Sin embargo, Arrio comienza a poner problemas para encontrar un barco adecuado, rechazando aquellos que considera demasiado grandes o pequeños. Ante la negativa de Arrio a aceptar un barco, Titianus se enfrenta a él y le exige que elija uno pronto. Además, Marcio decide buscar marineros por su cuenta, ya que desconfía cada vez más de Arrio. Mientras tanto, Tamura y Áyax aprovechan su estancia en Muza para pasar tiempo juntos, aunque Tamura todavía tiene miedo de dar el siguiente paso en su relación. Alana, por su parte, sospecha de la lealtad de Áyax hacia Tamura y decide buscar silphium en el mercado para hacer frente a sus propios deseos y preocupaciones.

61

En este capítulo, Lucio Quieto lidera a sus tropas en una misión asignada por Trajano. Después de derrotar fácilmente a los belicosos mardi, avanzan hacia el río Tigris en busca de un lugar para cruzarlo. Durante su avance, se rinden varias ciudades, incluyendo la inexpugnable Hatra. Sin embargo, cuando encuentran un lugar para cruzar el río, descubren que están siendo esperados por un gran ejército parto. A pesar de las dudas de algunos de sus oficiales, Quieto decide cumplir su promesa a Trajano y atacar al enemigo, incluso si eso significa enfrentarse a una abrumadora fuerza enemiga.

62

En este capítulo, Adriano y Plotina se encuentran solos en la residencia imperial de Antioquía. Observan la cabeza del rey Sporaces expuesta en el atrio, un trofeo de guerra enviado por Nigrino para mostrar el poder de Trajano. Adriano se irrita por las victorias de su tío y teme que su ambición de conquistar Partia pueda llevar al fin del Imperio. Plotina comparte su preocupación y sugiere buscar aliados en el Senado, mencionando a Serviano, cuñado de Adriano, como una opción. Aunque Adriano duda de poder ofrecerle algo a cambio, Plotina sugiere que su sobrina Julia, hija de Serviano, podría ser prometida como heredera del Imperio. Adriano reconoce la astucia de Plotina y juntos se retiran a la cámara de la emperatriz. Más tarde, Adriano encuentra un mensaje de Atiano informando sobre una misión secreta para averiguar el objetivo de un viaje hacia India y abortarlo. Adriano quema el mensaje para evitar que sea descubierto.

63

En este capítulo, Li Kan, un coronel del ejército del Imperio Han, se encuentra cubierto de sangre después de una batalla. Se despide de los otros oficiales y entra en su tienda para escribir su carta mensual a Fan Chun, un viejo funcionario. Li Kan decide escribir una carta inusual, comenzando con la copia de algunos fragmentos de "El arte de la guerra" de Sun Zi. Luego, Li Kan escribe sobre la victoria en la batalla contra los hsiung-nu en Kasgar y la importancia de mantener tropas en la región para asegurar la ruta comercial hacia Occidente. También menciona que ha descubierto la razón por la cual Fan Chun no ocupa un cargo más alto en la corte, creyendo que es una estratagema para ocultar su verdadera importancia. Li Kan concluye su carta expresando su deseo de seguir creciendo en sabiduría y habilidades de combate. Fan Chun recibe la carta y sonríe, ordenando la preparación de documentos para el nombramiento de un general. Mientras tanto, se escuchan gritos y llantos, y se descubre que la emperatriz consorte Li ha muerto envenenada. Fan Chun reflexiona sobre los asesinatos en el palacio y la ambición de Yan Ji por el poder.

64

En este capítulo, Trajano y sus tropas continúan su avance hacia Nísibis. Durante el camino, reciben a Arbandes, hijo del rey Abgaro de Osroene, quien les ofrece amistad y les invita a visitar Edesa. Trajano acepta la invitación y continúa su marcha. A medida que se acercan a Nísibis, el ejército romano avanza en silencio, ya que muchos creen que los espíritus de los legionarios muertos en la batalla de Carrhae aún vagan por la zona. Finalmente, llegan a Nísibis y comienzan el asedio de la ciudad. A pesar de la resistencia de los defensores, las tropas romanas logran conquistar la ciudad después de un mes y medio de asedio. Trajano se muestra implacable en su victoria y saquea la ciudad sin piedad. Mientras tanto, llega un mensajero con noticias de las legiones de Quieto, quienes intentan cruzar el río Tigris en Cizre pero se enfrentan a un ejército enemigo mucho más grande. Quieto solicita confirmación de la orden de cruzar el río, pero Trajano decide que el precio de perder tantos hombres es demasiado alto y cambia de estrategia. Ordena a Quieto que mantenga sus tropas en Cizre y se reúna con él en Edesa al final del verano. El capítulo termina con Trajano mirando hacia el bosque del monte Massius, donde se encuentra la madera necesaria para construir más torres de asedio.

65

En este capítulo, el barco en el que viajan los protagonistas se encuentra en medio de una tormenta en el océano. Todos están mareados y asustados, pero el viejo mercader Titianus explica que es normal en esta época del año. A pesar de las dificultades, el capitán Arrio logra llevar el barco a salvo hacia la costa de Barigaza, en la India. Sin embargo, Titianus se muestra preocupado y les advierte que deben alejarse de la costa debido a la corriente que se forma durante las noches de luna llena. Arrio obedece y gira el barco, pero se dan cuenta de que están retrocediendo en lugar de avanzar. Finalmente, el barco encalla en la playa y todos logran sobrevivir. Mientras esperan a que la marea cambie para poder desembarcar, Tamura decide revelarle a Áyax el verdadero objetivo de su misión, que el emperador Trajano le había revelado en Roma. Antes de que pueda contarle todo, se besan.

66

En este capítulo, Trajano es recibido en Edesa por Abgaro como un héroe y liberador. Aunque Trajano disfruta de las muestras de simpatía, tanto él como Liviano dudan de la sinceridad de Abgaro. Trajano se acomoda en el palacio de Abgaro y recibe embajadas de otros reyes que buscan su protección. Entre ellos se destaca un enviado de Elkud, gobernador parto de Hatra, quien intenta evitar la ira de Trajano. Mientras tanto, Arbandes, el hijo de Abgaro, realiza una danza guerrera que conmueve a Trajano. Al día siguiente, Abgaro pregunta a su hijo sobre su relación con el emperador. Trajano decide dejar Edesa y se dirige a Cizre para reunirse con Lucio Quieto. Allí, Quieto se disculpa por no haber podido cruzar el Tigris y Trajano decide dejar tres legiones en la zona. Trajano regresa a Roma y se propone acuñar monedas para conmemorar la incorporación de Armenia y Mesopotamia al Imperio. Celso propone declarar a Trajano como Parthicus por sus victorias contra los partos. Serviano recibe una carta de Adriano, sobrino del emperador, quien propone prepararse para un posible revés en la campaña de Oriente. Serviano teme que las legiones sufran una derrota y comparte sus preocupaciones con Salinator. Ambos temen que Roma esté yendo demasiado lejos en sus conquistas y que las fronteras estén debilitadas. Serviano advierte que Trajano podría terminar como la legión perdida, prisionero o errante en un lugar remoto de Asia.

67

En este capítulo, se narra cómo Druso convence a Sillaces, líder parto, de construir una empalizada para proteger a la legión de los ataques de los hunos. A pesar de la reticencia de los partos, Druso logra persuadirlos después de sufrir un ataque enemigo que causa muchas bajas entre los romanos. Mientras tanto, en Partia, se suceden guerras internas y Fraates se hace con el poder absoluto en el Imperio parto. Druso y su legión comienzan a construir la empalizada en la llanura frente a la ciudad de Merv, pero en secreto también preparan carros para transportar los segmentos de la empalizada. La noche sin luna, Druso y su legión se marchan de Merv, llevándose consigo los parapetos. Sillaces se da cuenta de su huida y envía patrullas en su búsqueda. La legión romana avanza rápidamente hacia el este, perseguida por los partos. Finalmente, llegan al río Oxo, que parece infranqueable. Sin embargo, Druso revela que los parapetos son en realidad balsas y logran cruzar el río hacia territorio de Sogdiana, controlado por los hunos. Sillaces se da cuenta de que los romanos han escapado y decide no seguir persiguiéndolos. Pronostica que la legión romana se convertirá en una legión perdida y un fantasma que atormentará a Roma durante siglos.

68

En este capítulo, el centurión Druso y sus hombres se dirigen hacia la ciudad de Samarkanda, que ha caído en manos del huno Zhizhi. Druso entabla conversación con Nanaifarn, un herrero sogdiano que les sirve de guía y habla varios idiomas. Nanaifarn explica que la guerra ha afectado al comercio en la región y que Zhizhi quiere restablecer la Ruta de la Seda. Druso propone unirse a Zhizhi como mercenarios para ayudarlo en sus problemas con los han. Luego, llegan noticias de que el ejército de Zhizhi se acerca y Druso ordena a sus hombres formar en cohortes. Nanaifarn se adelanta para negociar con Zhizhi y regresa con la noticia de que Zhizhi los llevará a la ciudad de Talas para luchar contra los wusun y, si es necesario, contra los guerreros del Imperio han. Zhizhi advierte que si traicionan, los perseguirá y los matará de formas horribles. Druso reflexiona sobre la brutalidad de Zhizhi y repite sus palabras: "Como un terremoto".

69

En este capítulo, el emperador Trajano se encuentra en su palacio de Antioquía, observando la llegada de los invitados a una cena. Trajano ha recibido la noticia de que ha sido nombrado Parthicus por el Senado, lo cual genera cierta tensión entre los presentes, especialmente su sobrino Adriano. Durante la cena, se escucha un rugido ensordecedor y el palacio comienza a derrumbarse. Trajano y su tribuno Aulo logran llegar a una sala de la piscina, pero también se desploma. Finalmente, son arrojados por una ventana y quedan heridos en los jardines del palacio en ruinas. Aulo encuentra a Trajano inconsciente y con una herida en la frente.

70

En este capítulo, se narra cómo la emperatriz Deng de la dinastía Han busca a alguien capacitado para evaluar a los candidatos a los altos cargos administrativos del imperio. Fan Chun, asistente del ministro de Obras Públicas, sugiere a Zhang Heng, quien es Astrónomo Jefe y tiene habilidades destacadas en matemáticas y caligrafía. Zhang Heng establece un examen para seleccionar a los candidatos y eleva el nivel de la administración. Luego, Zhang Heng presenta a la emperatriz su prototipo de una máquina para detectar terremotos. Aunque algunos dudan de su utilidad, la emperatriz decide financiar sus trabajos para crear una máquina más grande y sensible. Después de la reunión, Fan Chun le informa a Zhang Heng que una de las bolas de hierro de la máquina cayó, lo que podría indicar un terremoto en Occidente. Zhang Heng espera recibir noticias al respecto. Finalmente, se menciona que la emperatriz está preocupada por la guerra entre Da Qin y An-shi, y Zhang Heng le informa sobre los últimos acontecimientos.

71

En este capítulo, los supervivientes del terremoto en el palacio imperial de Antioquía se levantan del suelo y se abrazan entre sí. Nigrino se levanta y ve a Lucio Quieto llamando al emperador. Nigrino se dirige a Adriano para preguntar por la emperatriz, quien está aturdida pero bien. Nigrino decide ayudar a Quieto a encontrar al emperador y sacarlo de las ruinas. Adriano se queda para asegurarse de que todos estén bien. Nigrino encuentra a Quieto en medio de las ruinas y ven varios brazos de cadáveres. Escuchan gemidos y aullidos de dolor de las personas atrapadas bajo los escombros. Descubren que hay cientos de personas atrapadas, incluyendo al emperador. Luego, escuchan la voz de Aulo y descubren que está con el emperador. Quieto le pide a Nigrino que vaya a buscar al médico Critón. Trajano despierta y pregunta qué ha pasado. Aulo le dice que ha sido un terremoto. Trajano decide levantarse y organizarse para ayudar a los supervivientes. Todos se dirigen hacia donde están los invitados supervivientes. Quieto le da parte de su túnica a Trajano para que se cubra la herida en la frente.

72

En este capítulo, la cladivata se recupera de los daños causados por las mareas en Barigaza y continúa su viaje hacia el norte de la India. Titianus señala un enorme delta donde desemboca el río Sinthus, y explica que deben ascender por el brazo central para llegar a la ciudad de Barbaricum, controlada por los kushan. Tamura revela a Titianus y a sus padres el verdadero objetivo de la misión: llegar hasta Xeres. Arrio muestra desconfianza y Marcio se molesta, pero Titianus calma la situación. Arrio decide quedarse en Barbaricum mientras el resto continúa el viaje. Desembarcan y venden parte de la mercancía, cargando el resto en mulas. La ciudad está llena de actividad comercial debido a la guerra entre Partia y Roma. Finalmente, Arrio se despide de Titianus y espera su regreso en Barbaricum, estableciendo un plazo de dos años.

73

En este capítulo, después del terremoto en Antioquía, Trajano toma el mando y ordena trasladar a todos al Circo Máximo de la ciudad. Reúne a sus consejeros y legati en el centro del estadio y se asegura de que todos estén a salvo. Se informa de que Liviano y Fédimo están bien y se unen al grupo. Trajano hace un discurso en el que evalúa la situación y decide quedarse en Antioquía para ayudar a reconstruir la ciudad y demostrar que los dioses no lo han abandonado. Se organizan equipos para rescatar a los heridos y se asignan tareas a las legiones. Dión Coceyo sugiere crear un rumor de que Trajano fue salvado por un ser gigante enviado por los dioses, para que la gente se sienta más segura. Trajano acepta y se va con Aulo a rescatar a los heridos. Fédimo y Dión Coceyo se quedan para difundir el rumor.

74

En este capítulo, Titianus, Marcio y Áyax son recibidos por el consejero Shaka en su residencia en Bagram. Shaka reconoce a Marcio como alguien que ha visto en el Circo Máximo en Roma. Titianus le explica que son mensajeros del emperador romano Trajano y le pide hablar con el emperador kushan. Shaka les informa que el emperador está ocupado con el cuarto concilio, donde se recopilan los textos más relevantes sobre las enseñanzas de Buda. Titianus menciona que Trajano espera que los kushan ataquen Partia por el este para debilitar a los partos. Shaka acepta transmitir el mensaje y la petición de permiso para continuar su viaje hacia Xeres. Sin embargo, Shaka se muestra sorprendido y desconfiado ante esta solicitud, ya que no es habitual que los romanos crucen el Imperio kushan para llegar a Xeres. Alana y Tamura, fuera de la sala, conocen a Buddahamitra, una monja seguidora de las enseñanzas de Buda, quien se sorprende al ver el libro de Tamura y le explica su significado. Áyax visita a Shaka por la noche y le revela que la misión no es comercial, sino de guerra. Áyax le cuenta el mensaje que Trajano quiere enviar a Xeres y Shaka decide hablar con el emperador. Áyax sugiere matar a los mensajeros, pero Shaka le advierte que deben tener cuidado con Marcio y Tamura, ya que son buenos luchadores. Shaka propone que Áyax se divierta con Tamura mientras resuelven la situación.

75

En este capítulo, se difunde el rumor en Antioquía de que el emperador Trajano fue salvado por una criatura divina enviada por los dioses romanos. Sin embargo, el anciano Ignacio, defensor del dios cristiano, comienza a difundir que el terremoto que asoló la ciudad fue un castigo del Señor a los romanos por adorar a dioses falsos. Trajano, al enterarse de esto, ordena que Ignacio sea llevado ante él. Ignacio se mantiene firme en su creencia de que solo existe un dios y que los dioses romanos son diabólicos. Trajano, molesto por su respuesta, decide condenarlo a muerte y ordena que sea enviado a Roma para ser ejecutado en el Anfiteatro Flavio. Ignacio acepta su destino sin oponer resistencia. Trajano justifica su decisión ante su consejo y afirma que no teme a ningún dios ni profeta. Adriano, por su parte, se da cuenta de que la religión puede ser un elemento desequilibrador y se muestra intrigado y feliz ante esta revelación.

76

En este capítulo, Li Kan se encuentra en el reino de Yutian, lejos del Imperio han, para asegurar las fronteras y evitar los ataques de los hsiung-nu y los Yuegzhi. Recibe una carta de Fan Chun, en la que le expresa su confianza en su habilidad militar y capacidad negociadora. También le informa que la emperatriz Deng está interesada en la guerra entre Da Qin y An-shi, ya que afecta a los intereses comerciales. Fan Chun le aconseja reunir información sobre esta guerra y le envía una copia de las memorias del general Tang. Li Kan reflexiona sobre los consejos de Fan Chun y recuerda la historia de su familia. Se pregunta si Fan Chun sabe su origen secreto y si hay algo que los une. Li Kan cierra los ojos y se concentra en recordar la historia de la legión perdida de Da Qin y la decisión precipitada del general Chen Tang.

77

En este capítulo, el padre de Li Kan continúa su relato sobre los acontecimientos en Asia central. Le cuenta a Li Kan sobre cómo el líder de los hunos, Zhizhi, se unió a la legión perdida y a las fuerzas de caballería de los hunos para formar un poderoso ejército. Juntos, devastaron Asia central y obligaron al hermano de Zhizhi a refugiarse en territorio han. Zhizhi también logró sumar a sus tropas a los sogdianos y a los hombres de Kangchú. Con su ejército reforzado, Zhizhi se convirtió en el chanyu de todos los hunos y se autoproclamó soberano de los reinos de Kangchú y Dayuán. Controlaba todos los valles desde la frontera con An-shi hasta los ríos que desembocaban en el gran Pu-Ku. Sin embargo, Zhizhi no atacaba directamente al Imperio han porque el emperador Yuan retenía a su hijo como rehén. El emperador Yuan había optado por apoyar a Huhanye en lugar de a Zhizhi, y para evitar que Zhizhi atacara directamente, retuvo a su hijo. Esta estratagema funcionó durante varios años, pero finalmente, derrotado Huhanye, los ministros aconsejaron al emperador Yuan volver a negociar con Zhizhi. Se acordó enviar una embajada a la ciudad fortaleza de Talas en Kangchú, y que el hijo de Zhizhi fuera devuelto como muestra de confianza. Sin embargo, cuando llegó la embajada de los han, Druso se dio cuenta de que tenían un problema grave.

78

En este capítulo, los romanos se preparan para recibir a una embajada del Imperio han en la fortaleza de Talas en Kangchú. El líder huno, Zhizhi, permite a los romanos asistir a la reunión donde se intercambian regalos y se prepara un festín. Druso, el centurión romano, empieza a pensar en la posibilidad de una paz duradera con los han. Sin embargo, durante el banquete, un grupo de guerreros hunos entra en el palacio y asesina a todos los miembros de la embajada han. Zhizhi se ríe y continúa con el festín como si nada hubiera pasado. Druso y sus hombres deciden seguir su ejemplo y continuar comiendo y riendo, a pesar de la tragedia. Druso y sus hombres saben que este acto tendrá graves consecuencias.

79

En este capítulo, se presenta la situación en la capital del Imperio Han, donde el emperador Yuan-ti escucha a sus consejeros discutir sobre cómo responder al asesinato de los embajadores por parte de Zhizhi, el autoproclamado chanyu supremo de los hunos. Algunos consejeros sugieren no tomar represalias y centrarse en el comercio, ya que Zhizhi parece estar dejando en paz al Imperio Han. Sin embargo, el general Chen Tang no está dispuesto a dejar el asesinato sin castigo y argumenta que Zhizhi está alterando toda Asia central. A pesar de la oposición del gobernador de Gansu, Tang espera pacientemente durante seis años hasta que el gobernador cae enfermo. En ese momento, Tang reúne un ejército de cuarenta mil hombres y se prepara para atacar a Zhizhi. Sin embargo, el gobernador le advierte sobre el paso fronterizo de Yumen Guan, custodiado por tropas imperiales. A pesar de esto, el gobernador le entrega a Tang un permiso falso del emperador para cruzar la Puerta de Jade. Tang acepta la responsabilidad y se marcha para enfrentarse a Zhizhi. El gobernador, por su parte, se pregunta si Tang tendrá éxito y si regresará antes de que el emperador se entere de su partida.

80

En este capítulo, los guerreros de la Puerta de Jade se sorprenden al ver un ejército acercándose. El coronel imperial se entera de la noticia y se preocupa por la falta de señal de advertencia. Descubre que el ejército viene de dentro del imperio y se prepara para la defensa. El general Tang, líder del ejército, llega a la puerta y solicita que se le abra paso. El coronel duda debido a la falta de notificación oficial, pero finalmente permite que el ejército pase. El general Tang cruza la puerta con su ejército y el coronel observa la operación desde la torre. El general Tang siente orgullo por la Gran Muralla y rabia por la falta de castigo a Zhizhi. Espera que el general Kan Yen se una a ellos. Tang se prepara para una campaña difícil y política, donde la derrota sería un desastre y la victoria podría salvar la honra de su familia. El general escupe en el suelo, decidido a derrotar a Zhizhi.

81

En este capítulo, Trajano y su séquito se encuentran en Antioquía, donde los trabajos de reconstrucción aún están en marcha. Trajano está decidido a continuar con la conquista de Partia y deja una legión en Antioquía para ayudar en los trabajos de reconstrucción. A pesar de haber sobrevivido a un terremoto, Trajano está convencido de que nada puede detener su conquista.

En su camino hacia Cizre, Trajano y su ejército hacen una parada en Edesa, donde son recibidos por el rey Abgaro y su hijo Arbandes. Durante la noche, Arbandes se queja con su padre de tener que acostarse con Trajano y le preocupa que si Osroes derrota a Trajano en el Tigris, Edesa será destruida.

En Nísibis, Lucio Quieto se sorprende al ver una legión trabajando en la construcción de ingenios de madera. Trajano se reúne con el arquitecto Apolodoro, quien le informa que necesitará una semana más para terminar los preparativos para cruzar el Tigris.

Trajano se muestra molesto por las dudas de Lucio Quieto y de los demás sobre la posibilidad de cruzar el Tigris. Les recuerda sus numerosas victorias y les asegura que ha calculado todo cuidadosamente. Sin embargo, admite que hay un enemigo al que no puede vencer: la legión perdida. A pesar de esto, Lucio Quieto le asegura su lealtad y confianza en su liderazgo.

El capítulo termina con Trajano pidiendo un plano del valle de Cizre y del Tigris para planificar el ataque.

82

En este capítulo, Mebarsapes, rey de Adiabene, y Mitrídates, hermano de Osroes, rey de Partia, se encuentran en la ribera oriental del Tigris. Mitrídates ha sido enviado por Osroes con un contingente de arqueros partos y catafractos para evitar que los romanos crucen el río. Mitrídates y Mebarsapes observan al emperador Trajano paseando por la ribera enemiga y deciden hacer todo lo posible para evitar que los romanos crucen el Tigris.

En el sector norte, Lucio Quieto lidera a las cohortes romanas en la construcción de balsas para cruzar el río. Mitrídates se posiciona en el lugar más estrecho del río para detener a los romanos, pero se da cuenta de que Trajano ha enviado un contingente al sur también. Mebarsapes decide enviar refuerzos al sur y mantenerse en el centro para evitar que los romanos crucen.

Trajano observa el progreso de la construcción del puente y decide que es el momento de atacar. Ordena que las legiones se posicionen en la ribera del río como si fueran a apoyar a Quieto y Máximo, pero sin embarcar. Mientras tanto, las balsas de Quieto y Máximo se enfrentan a las flechas partas, pero los parapetos romanos los protegen.

Trajano ordena la construcción de un puente de barcazas en el centro del río y envía tropas de reserva para cruzar. Los partos intentan detener la construcción del puente, pero los arqueros romanos los mantienen a raya. Mitrídates se da cuenta de la estrategia de Trajano y se dirige hacia el centro del río para detener a los romanos, pero sus tropas son atacadas por los arqueros romanos.

Finalmente, Trajano decide cruzar el puente y lidera a sus tropas en la ofensiva. Aulo pasa primero con sus turmae y luego Trajano cruza el puente a caballo. Los romanos logran cruzar el Tigris y la batalla continúa.

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En este capítulo, Shaka logra finalmente tener una audiencia con el emperador Kanishka después de meses de espera. Shaka presenta toda la información que ha recopilado sobre la embajada romana enviada por el emperador Trajano en respuesta al plan de atacar Partia. La embajada solicita permiso para continuar su camino hacia el Imperio han con fines comerciales, pero Áyax revela que en realidad llevan una propuesta militar. Kanishka y Shaka discuten sobre qué hacer con la embajada, ya que matarlos o impedirles continuar su camino sería perjudicial para el Imperio kushan. Finalmente, deciden que la embajada debe morir en un accidente o por enfermedad para evitar problemas con Trajano. Además, deciden esperar antes de atacar Partia, ya que la guerra entre Roma y Partia es complicada y pueden aprovechar la situación. Kanishka pone a prueba a Shaka para que se encargue de hacer desaparecer a la embajada romana de manera discreta. El capítulo termina con la entrada de la monja Buddahamitra a la sala y Shaka se compromete a no decepcionar al emperador nuevamente.

84

En este capítulo, la batalla entre los romanos y los partos continúa en el río Tigris. Mebarsapes, el rey de Adiabene, se ve obligado a ordenar la retirada de sus hombres ante el avance imparable de los romanos. Mientras tanto, Trajano lidera a su ejército en el desembarco y avance hacia la orilla oriental del río. A pesar de la resistencia de los partos, los romanos logran romper sus filas y causarles grandes bajas. Mitrídates, el general parto, se debate entre vengar a sus hombres caídos y la intuición militar de retirarse. Finalmente, decide retirarse junto con su caballería ligera. Trajano ordena el arresto de Mebarsapes, quien es llevado ante él y ejecutado. Trajano decide no perseguir a los partos y en su lugar, asegurar su posición en Cizre y controlar el río Tigris. Los cadáveres de los partos y de los hombres de Mebarsapes son dejados en el río como una advertencia. A pesar de la victoria, Trajano sufre de intensos dolores de cabeza, pero se muestra fuerte ante sus hombres. La batalla ha demostrado que el Tigris no es infranqueable y Trajano es aclamado como imperator por sus legionarios.

85

En este capítulo, los legionarios de una galera en el Mar Mediterráneo están nerviosos después de haber pasado por dos tormentas duras. Sospechan que es por el profeta bárbaro que llevan en la bodega. El centurión naval también está inquieto y se pregunta si el dios del prisionero está causando las tormentas para evitar que lleguen a Roma. El centurión visita al prisionero, Ignacio, y le ofrece quitarle las cadenas si promete no hacer nada. Sin embargo, Ignacio rechaza la oferta, diciendo que las cadenas son un orgullo y una prueba del amor de Dios. El centurión se enfurece pero no toma ninguna acción.

86

En este capítulo, Osroes y Mitrídates discuten sobre la situación en Cesifonte y la amenaza que representa Trajano y sus legiones romanas. Osroes reconoce que su hermano tiene razón en que la sombra de Trajano se acerca y que Cesifonte está en peligro. Mitrídates propone un plan para enfrentar a los romanos: él se irá al este para unirse a su hijo y acabar con Vologases, mientras que la otra mitad del ejército defenderá Cesifonte. Mitrídates confía en que la flota romana no está en el Tigris, sino en el Éufrates, lo que les dará tiempo para atacar a los romanos por la retaguardia. Osroes acepta el plan y menciona la posibilidad de utilizar a Abgaro, el rey de Osroene, para intentar asesinar a Trajano. Mitrídates se sorprende por la audacia de Osroes, pero reconoce que Abgaro podría ser persuadido. El capítulo termina con la idea de que la pesadilla podría terminar si logran matar a Trajano.

87

En este capítulo, Marcio se encuentra en un bosque al norte de Bagram, esperando para continuar su viaje hacia Xeres. Aunque se siente débil y enfermo, no sabe exactamente qué le pasa. Mientras tanto, Tamura ha estado recibiendo enseñanzas de una monja budista llamada Buddahamitra, lo cual no le parece mal a Marcio. Además, Tamura y Áyax han revelado su relación y Marcio lo acepta. Sin embargo, durante una cacería de tigres, Áyax traiciona a Marcio y lo hiere de gravedad. Áyax revela que ha estado envenenando a Marcio y planea matarlo, así como a Alana y Tamura. Marcio, antes de morir, revela que ha estado rezando a Némesis y pidiendo venganza. Áyax se burla de él, pero justo después, un rugido bestial sorprende a Áyax.

88

En este capítulo, Aryazate, una joven noble parta, habla con Rixnu, la reina consorte favorita de Osroes, sobre su matrimonio. Aryazate ha sido objeto de rumores sobre su matrimonio con Vologases, un primo rebelde y violento, y luego con su tío Partamasiris. Sin embargo, Rixnu revela que Aryazate se casará con el príncipe Arbandes, hijo del rey Abgaro de Osroene. Aryazate se emociona al enterarse de que su futuro esposo es joven y guapo. Rixnu revela que sabe esto porque Osroes habla en sueños y ha mencionado a Arbandes. Sin embargo, Rixnu también está preocupada porque Osroes ha estado sufriendo pesadillas y problemas de impotencia desde que el emperador romano Trajano cruzó el Tigris. Rixnu teme que estos problemas sean un reflejo de los problemas más grandes del imperio. Ella espera que el matrimonio de Aryazate con Arbandes pueda ayudar a la joven a escapar de Cesifonte y de un imperio en decadencia.

89

En este capítulo, Trajano llega a Edesa después de su victoria en el Tigris y es recibido por Abgaro. Trajano expresa su deseo de descansar y Abgaro le permite ir a su habitación solo. Sin embargo, Abgaro revela a su hijo Arbandes que ha recibido una carta de Osroes, quien propone una alianza si matan a Trajano. A pesar de que el plan original era asesinar a Trajano después de una derrota, Abgaro considera que esta es una oportunidad única debido a la confianza de los pretorianos y las legiones romanas. Arbandes acepta y se prepara para matar a Trajano mientras duerme. En la cámara del emperador, Arbandes espera a que Trajano se duerma y luego se levanta y toma la daga para llevar a cabo el asesinato.

90

En este capítulo, Tamura se refugia en la relación con Áyax después de la muerte de su padre. Aunque al principio no lo nota, comienza a sentir que él no siente la misma pasión por ella. Tamura llora en silencio por las noches y busca consuelo en los abrazos y besos de Áyax. Sin embargo, un día, mientras están juntos en la cama, Tamura apuñala a Áyax en el cuello, revelándole que sabe que él ha sido el responsable de la muerte de su padre. Tamura le cuenta que Buddahamitra, una monja espía, le reveló todos sus planes y que ella lo ha estado vigilando. Después de matarlo, Tamura se da cuenta de que está embarazada de Áyax y se siente enferma.

91

En este capítulo, Partamaspates entra en el salón del trono de Partia acompañado por un hombre y le informa a Osroes, el rey de reyes, que Abgaro ha enviado un mensajero. Osroes se preocupa y Partamaspates sugiere que el mensajero debe ser escuchado por todos los nobles y consejeros presentes. El mensajero anuncia que Trajano ha muerto, lo cual sorprende a Osroes. El mensajero explica que el príncipe Arbandes lo asesinó en su cámara privada en Edesa y que su cabeza está esperando en la ciudad. Sin embargo, también informa que las legiones romanas rodean Edesa y que necesitan la ayuda de Osroes. A pesar de sus dudas, Osroes decide enviar refuerzos a Edesa para ayudar a Abgaro. Después de que el mensajero se va, Osroes anuncia la noticia a los nobles y organiza un banquete para celebrar la muerte de Trajano. Sin embargo, en privado, Osroes le pide a Partamaspates que verifique la información del mensajero antes de enviar más tropas.

92

En este capítulo, Alana encuentra a su hija Tamura junto al cadáver de Áyax y se entera de todo lo que ha sucedido, desde los engaños del gladiador hasta el asesinato de su padre. Deciden huir de Bagram y buscar ayuda en Samarcanda para dirigirse a Xeres. Sin embargo, en el puesto fronterizo son detenidos por soldados kushan y se ven obligados a regresar a Bagram. Alana y Tamura deciden escapar a caballo, pero son perseguidas por los kushan. A pesar de los intentos de escape, Alana resulta herida por una flecha y Tamura revela que está embarazada de Áyax. Alana le da instrucciones a Tamura para que escape al amanecer y se dirija a Xeres, mientras ella se prepara para morir. Tamura utiliza una hierba llamada silphium para intentar abortar el embarazo. Antes de dormir, recuerda las palabras de Buddahamitra sobre ser una flor de loto que puede crecer en medio de la basura. Finalmente, Tamura logra conciliar el sueño.

93

En este capítulo, Trajano se encuentra en plena campaña militar y está satisfecho con los avances logrados hasta el momento. Han capturado varias ciudades sin encontrar mucha resistencia y ahora se encuentran cerca de Cesifonte, la capital parta. Sin embargo, se enfrentan al desafío de reunir sus tres ejércitos para atacar la ciudad. Trajano se da cuenta de que necesitan una flota para poder asediar Cesifonte de manera efectiva, pero no tienen suficiente tiempo para construir una nueva flota. El arquitecto imperial sugiere utilizar el antiguo canal Naharmalcha para transportar la flota del Éufrates al Tigris, pero descubren que el canal ha sido inutilizado por el enemigo. Trajano considera la posibilidad de construir un nuevo canal, pero se enfrentan a problemas técnicos y de tiempo. Finalmente, el arquitecto propone una solución sorprendente: arrastrar los barcos a través de la tierra que separa los dos ríos. Trajano acepta el desafío y decide utilizar la fuerza de sus legionarios para llevar a cabo esta tarea.

94

En este capítulo, Osroes se entera de que los barcos enemigos están avanzando por tierra hacia el río Tigris. A pesar de su incredulidad, decide que deben abandonar Cesifonte y retirarse a las montañas para resistir a Trajano. Osroes ordena a su hijo Partamaspates que mate a todas las mujeres del séquito real para evitar que caigan en manos de los romanos. Partamaspates se muestra reacio, pero finalmente acepta la orden. Mientras tanto, en el palacio de las mujeres, Partamaspates y los eunucos ejecutan a todas las mujeres, incluyendo a la reina consorte Rixnu. Sin embargo, cuando llegan a la habitación de Aryazate, su hermana, Partamaspates decide no matarla y le permite escapar. Aryazate corre hacia el muelle y se tira al río Tigris para evitar ser capturada por los romanos. Partamaspates y los eunucos abandonan el palacio y Aryazate se queda escondida bajo el muelle, aferrada a un poste, decidida a sobrevivir.

95

En este capítulo, Tamura se despierta agotada y se da cuenta de que su madre ha fallecido. Llorando, decide enterrarla y se prepara para enfrentarse a un grupo de jinetes kushan que se acerca. A pesar de estar rodeada, Tamura se defiende valientemente y logra herir a algunos de los kushan. Sin embargo, se ve superada en número y se resigna a su destino. En ese momento, aparece un regimiento de caballería desconocido que dispara flechas a los kushan, salvando a Tamura. Los nuevos jinetes la rodean y la apuntan con extraños arcos. Tamura, recordando las palabras del emperador Trajano, baja su espada y repite unas palabras en sánscrito que aprendió de su maestro griego. Los jinetes la miran confundidos, pero no la atacan. Luego, llega un oficial importante y se acerca a Tamura. A través de un intérprete, el oficial le pregunta quién es ella y Tamura responde que es mensajera del emperador de Da Qin. El oficial decide llevarla a Loyang para que la emperatriz Deng decida qué hacer con ella. Sin embargo, cuando Tamura patea accidentalmente un bambú encendido que estaba sobre la tumba de su madre, el oficial se enfurece y se aleja. Tamura se desmaya debido a la debilidad y la pérdida de sangre, y el capítulo termina con una cita sobre las propiedades medicinales del láser y el silphium.

96

En este capítulo, la flota de Trajano se acerca a Cesifonte, una ciudad parta que ya no tiene soldados para defenderse. Los ciudadanos deciden rendirse y confiar en la magnanimidad del emperador romano. Aryazate, una joven princesa parta, se esconde en el palacio de las mujeres y finalmente decide salir. Al ver los cadáveres de sus compañeras, se llena de dolor y rabia. Aryazate se encuentra con los legionarios romanos y exige ver al emperador. Trajano llega al palacio y se encuentra con la masacre de mujeres y niños. Aryazate le explica que su padre, el rey de reyes, ordenó las ejecuciones. Aryazate desea venganza y Trajano promete capturar a su padre. Sin embargo, Aryazate advierte que Osroes puede regresar y morder de nuevo. Trajano no le da mucha importancia y decide llevar a Aryazate bajo su protección. En Roma, Serviano escribe una carta a Adriano informándole de que su causa está perdida. Trajano llega a Carax y reflexiona sobre el futuro de Roma en Oriente. Considera la posibilidad de avanzar hacia la India, pero luego piensa en la misión de Titianus y los demás y se da cuenta de que es una locura. Trajano se ríe de la idea de una legión romana luchando contra el ejército de Xeres. Finalmente, se dirige de regreso al barco, pensando en los sueños absurdos de la imaginación.

97

En este capítulo, el general Tang y el gobernador Kan Yen discuten sobre el avance del invierno y la necesidad de dividir el ejército en dos columnas para aproximarse al territorio controlado por Zhizhi. Kan Yen revela que ha enviado una carta al emperador falsificando su firma para explicar la situación y evitar que sus familias sean condenadas a muerte. Tang se sorprende y se preocupa por las consecuencias de esta acción. Sin embargo, Kan Yen explica que es la única forma de proteger a sus seres queridos. Tang decide seguir adelante con el plan de dividir el ejército y convoca a los coroneles. Mientras tanto, en la fortaleza de Zhizhi, Druso y sus hombres discuten sobre la falta de provisiones y la llegada del ejército han. Druso propone huir hacia el sur, pero se dan cuenta de que no tienen muchas opciones. En el valle del río Ili, el ejército han avanza lentamente debido a las dificultades del terreno y la escasez de víveres. Sin embargo, descubren una columna de jinetes de Kangchú con ganado y deciden atacar para obtener comida. En la fortaleza de Talas, Druso se enfrenta a Zhizhi y le advierte sobre el inminente ataque del ejército han. Zhizhi acepta la propuesta de Druso de atacar a los han antes de que llegue el resto de su ejército. Druso regresa a la empalizada para prepararse para la batalla.

98

En este capítulo, el general Druso y su centurión Sexto observan desde una torre cómo Zhizhi lidera la carga de su caballería hsiung-nu contra los guerreros han. Druso se da cuenta de que los refuerzos que ha pedido para reforzar los escudos de sus hombres serán demasiado pesados y dificultarán la maniobrabilidad. Druso también se da cuenta de que si Zhizhi no logra derrotar a los guerreros han en esta salida, comenzará un asedio del que será difícil salir con vida.

En la pradera frente a la ciudad de Talas, el general Cheng Tang se prepara para el ataque de la caballería hsiung-nu. Aunque le hubiera gustado esperar a que llegaran los refuerzos de su ejército, sabe que no hay marcha atrás. Cheng Tang arenga a sus hombres, recordándoles que luchan por detener al asesino hsiung-nu que amenaza sus fronteras. La batalla comienza y los hsiung-nu cargan contra los han.

El ejército han está dividido en tres líneas: los convictos, la infantería regular y los arqueros. Los convictos, sin armadura ni protección, se enfrentan a la caballería hsiung-nu. La infantería regular, con cascos, escudos y lanzas, se sitúa en segunda línea. Los arqueros, incluyendo mercenarios vietnamitas y arqueros regulares, se preparan para disparar sus flechas. También hay un grupo de gigantes armados con ballestas de gran alcance. La caballería han se sitúa en retaguardia.

La batalla es feroz y sangrienta. Las flechas de los chueh chang, los gigantes con ballestas, causan estragos en la caballería hsiung-nu. Sin embargo, Zhizhi y sus hombres continúan avanzando. Los túnicas rojas, los convictos han, luchan con valentía, pero sufren muchas bajas. El general Tang ordena a los arqueros disparar nuevamente, causando más bajas en la caballería hsiung-nu.

Zhizhi se da cuenta de que su estrategia ha fallado y ordena la retirada. Druso y sus hombres observan la batalla desde las torres de la empalizada y se dan cuenta de que si los han no logran entrar en la ciudad antes del invierno, estarán en peligro. Zhizhi se refugia en la fortaleza y Druso entiende que ahora es su turno de luchar. Los han se preparan para defender la empalizada.

A pesar de la retirada de los hsiung-nu, Druso sabe que la batalla no ha terminado. Los han deben entrar en la ciudad antes de que lleguen los refuerzos del general han. Druso también se da cuenta de que el general han no esperará al invierno para atacar. La batalla está lejos de terminar.

99

En este capítulo, el general Tang observa cómo los defensores de la fortaleza de Talas han construido un foso alrededor de la empalizada y lo han llenado de agua para impedir que nadie se acerque. El general Tang intenta atacar a los defensores, pero se encuentra con la resistencia de los mercenarios de Zhizhi. Mientras tanto, en la empalizada, los romanos se preparan para el ataque de los han. Druso y sus hombres logran detener el avance de la zanja, pero sufren muchas bajas. Finalmente, los han logran vaciar el foso y prenden fuego a la empalizada. Druso decide retirarse a la fortaleza y esperar el ataque final de los han. Mientras tanto, el general Tang ordena a su ejército que ataque la muralla y toma la fortaleza. Zhizhi y sus hombres son capturados y ejecutados. Sin embargo, los mercenarios no se rinden y el general Tang decide acabar con ellos.

100

En este capítulo, el emperador Trajano llega a Babilonia y se enfrenta a la advertencia de los sacerdotes caldeos de no entrar en la ciudad debido a una maldición. A pesar de esto, Trajano decide desafiar la advertencia y entrar en la ciudad. Durante su estancia, se encuentra con Aryazate, una princesa parta que afirma conocer mucho sobre Babilonia. Trajano decide pedirle ayuda y Aryazate se une a su comitiva. Mientras exploran la ciudad, Aryazate le cuenta a Trajano sobre la Puerta de Istar y el animal mitológico llamado Mušḫuššu que se representa en los azulejos de la puerta. Luego, Trajano y su comitiva se dirigen a la casa donde se cree que murió Alejandro Magno. Aryazate lee un antiguo papiro que describe los últimos días de Alejandro y Trajano reflexiona sobre su propia grandeza en comparación con la de Alejandro. Sin embargo, su momento de tranquilidad se ve interrumpido cuando llega un mensajero con noticias de un levantamiento en Mesopotamia. Trajano decide enviar tropas para sofocar la rebelión, pero se da cuenta de que Osroene también se ha unido a la rebelión, lo que implica una traición de Abgaro y su hijo Arbandes. A pesar de esto, Trajano se muestra decidido a enfrentar la amenaza y afirma que no será expulsado de Oriente.

101

En este capítulo, el emperador Kanishka se entera de que una joven ha escapado de su control. El consejero Shaka le informa que el gladiador veterano y otros que la acompañaban han muerto, pero la joven logró escapar. Kanishka se preocupa por esta situación y cuestiona la habilidad de Shaka para evitar futuras fugas. El emperador decide que no habrá una próxima vez y ordena que Shaka sea llevado. A pesar de los intentos de Shaka por revertir la situación, Kanishka lo ignora y Shaka es llevado hacia su muerte. En su camino, se encuentra con Buddahamitra, quien le informa que la joven ha sobrevivido. Shaka expresa su odio hacia la joven, pero Buddahamitra le señala la ironía de su situación. Luego, Buddahamitra se dirige a hablar con el emperador, mientras reflexiona sobre si la joven Tamura sobrevivirá y encontrará a alguien que pueda entenderla.

102

En este capítulo, nos encontramos en el campamento de Osroes, en algún lugar remoto del extremo oriente del Imperio parto. Osroes está sentado cómodamente en una butaca cubierta de pieles y comenta que tienen a Trajano entre dos fuegos, algo que el César de Roma no esperaba. Osroes ordena a sus sirvientes que traigan más vino.

Partamaspates, el hijo de Osroes, está de pie frente a su padre, pero mira hacia el suelo. Osroes nota la desazón en su hijo y le dice que han hecho una retirada táctica para alejar a Trajano de sus fuentes de abastecimiento y lograr que Osroene y Hatra se alzaran contra él. También menciona que han reunido un importante ejército en el oriente del imperio y que es el momento de lanzarse para recuperar todo.

Partamaspates responde sin mucho convencimiento y Osroes decide no insistir en animarlo. Él cree que no se puede derrotar a Trajano en un enfrentamiento cara a cara y que es necesario debilitar sus líneas de abastecimiento primero. Osroes menciona su diplomacia secreta con Abgaro de Osroene como clave para lograr esto.

Osroes le dice a Partamaspates que Ahura Mazda estará con ellos en cada paso, pero que no confía en su hermano Mitrídates. Menciona que Mitrídates quiere arrebatarles Partia y que él se quedará para controlar el consejo y evitar que Vologases los ataque mientras recuperan el terreno perdido contra Trajano. Sin embargo, necesita enviar a alguien de su plena confianza con el ejército que avanza hacia Cesifonte, y ese alguien debe ser Partamaspates.

Partamaspates acepta y Osroes le pide que vigile de cerca a Mitrídates y a Sanatruces, ya que su ambición es creciente. Partamaspates sale de la tienda cabizbajo y Osroes se da cuenta de que su hijo ha perdido la fe en sí mismo y en él.

Osroes suspira y se da cuenta de que no puede confiar en nadie. Siente que tendrá que arreglarlo todo él mismo. Piensa en la partida de tronos y poder en la que están involucrados él, Partamaspates, Mitrídates, Sanatruces y Trajano. Sin embargo, se olvida de contar a Vologases, que sigue sin reconocer la autoridad de ninguno de los otros cinco contendientes.

Osroes bebe más vino y se queda dormido, sin darse cuenta de que son seis en la partida.

103

En este capítulo, Tamura se recupera de un aborto que la ha mantenido en cama durante varios días. Comienza a comer un cereal hervido que los han tienen en abundancia y que se llama arroz. Se da cuenta de que el invierno se acerca a la región y se siente sola, ya que no ha hablado con nadie en dos días. El intérprete que sabe sánscrito la ha visitado solo dos veces para ver cómo se encuentra y le ha informado de que ha perdido al bebé y que el general Li Kan ha retrasado el repliegue de sus tropas debido a su enfermedad. Tamura sale de la tienda y se da cuenta de que huele mal y de que no se ha lavado desde hace muchos días. De repente, se escuchan gritos y Tamura se prepara para la batalla. Un grupo de jinetes kushan se acerca al campamento y Tamura lucha valientemente contra ellos, abatiendo a varios enemigos. Sin embargo, los kushan finalmente huyen cuando el ejército de Li Kan regresa al campamento. Tamura se siente orgullosa de su valentía, pero Li Kan la mira con desprecio y la culpa por el retraso en el repliegue del ejército. El intérprete le informa a Tamura que se dirigirán a Loyang, la capital del Imperio han, donde se decidirá su destino. Tamura se da cuenta de que las autoridades imperiales probablemente no creerán que ella sea una embajadora de Da Qin, pero no se desanima.

104

En este capítulo, Lucio Quieto entra en Edesa y conquista la ciudad a sangre y fuego. Aunque algunas ciudades de Mesopotamia y Asiria vuelven a aceptar la autoridad de Trajano, Edesa es defendida por el príncipe Arbandes, amante del César. Quieto recibe la orden de capturar a Arbandes y a su padre, el rey Abgaro, vivos. Después de un mes de asedio, Quieto logra entrar en el palacio real y capturar a los traidores. Abgaro intenta convencer a Quieto de que no los mate, alegando que Trajano no desea su muerte. Sin embargo, Quieto decide matar a Abgaro y luego a Arbandes, a pesar de las palabras de Trajano en una carta en la que le dice que no puede ordenar la muerte de Arbandes. Después de matar a Arbandes, Quieto ordena que los cuerpos de los traidores sean arrastrados por la ciudad en llamas como advertencia a los demás.

105

En este capítulo, Atiano se encuentra en la sala de audiencias del palacio del gobernador de Siria, donde es recibido por Adriano, sobrino segundo del César. Adriano le informa que el emperador de Roma necesita más tropas para enviar a Oriente, lo que implica más dinero. Sin embargo, Roma ya no tiene suficientes fondos. Atiano se sorprende, ya que no ha escuchado que el Estado romano esté desabastecido. Adriano explica que, además de las nuevas tropas, también debe prever y proveer para futuras acciones, como posibles conquistas en el este. Ante la falta de dinero, Adriano propone subir los impuestos. Atiano señala que esta medida es impopular y que solo el emperador puede ordenar una subida generalizada de esa magnitud. Adriano confirma que firmará el edicto en nombre del emperador y menciona que puede haber disturbios en algunas provincias, especialmente en aquellas con una gran población judía. Adriano ordena que se incremente los impuestos a los judíos hasta un 15%. Atiano advierte sobre los posibles problemas y peligros que esto puede generar, pero Adriano insiste en que un incendio es necesario para detener las conquistas de Trajano y que de las cenizas surgirá una nueva Roma. Finalmente, Adriano le pide a Atiano que informe a Julio Urso Serviano sobre la subida de impuestos para que pueda preparar un discurso en el Senado. Adriano afirma que están por venir tiempos difíciles y que van a "incendiar el Imperio entero".

106

En este capítulo, Tamura llega a la capital del Imperio Han y se sorprende al ver que apenas estuvieron en ella una jornada. El general Li Kan la lleva a una cámara confortable donde le ofrecen un baño y ropa limpia. Luego, Li Kan la lleva ante Fan Chun, el asistente del ministro de Obras Públicas, quien evaluará si debe ser llevada ante el emperador. Tamura se presenta y explica que trae un mensaje del emperador Trajano de Roma para el emperador de Xeres. Fan Chun le pide que le diga el mensaje, pero Tamura se niega y afirma que solo lo entregará en presencia del emperador. Fan Chun decide llevarla ante el emperador y le advierte que debe guardar silencio en la sala de audiencias hasta que el emperador se dirija a ella. Llegan a la sala de audiencias, donde Tamura ve a los nueve ministros y las tres excelencias. Sin embargo, se sorprende al ver que en el trono está la emperatriz Deng.

107

En este capítulo, Lucio Quieto llega al campamento romano en Cesifonte y se encuentra con el emperador Trajano y los demás legati del consilium augusti. Trajano le pregunta si ha matado al príncipe Arbandes y su padre, a lo que Quieto responde afirmativamente. Trajano elogia la fuerza de Quieto y lo nombra líder absoluto en caso de que algo le suceda en la batalla. Mientras tanto, el ejército parto se prepara para enfrentarse a los romanos. Mitrídates, Sanatruces y Partamaspates confían en que esta será la batalla final en la que derrotarán a los romanos. Trajano pasea por delante de las legiones y se siente seguro de la victoria, a pesar de su enfermedad. Sin embargo, durante el paseo, Trajano sufre un fuerte dolor y tiene que ser ayudado a bajar de su caballo. Quieto se entera de la situación y se enfurece al ver el miedo en los ojos de los legionarios. Decide hablarles y les recuerda todas las victorias que han logrado bajo el liderazgo de Trajano. A pesar de la proximidad del ejército parto, Quieto logra infundir valor y determinación en las legiones. Finalmente, ordena el ataque contra los catafractos partos y los legionarios se lanzan a la batalla con el objetivo de obtener la victoria para Trajano.

108

En este capítulo, Tamura se encuentra en la capital del Imperio Han, Loyang, llevando consigo una pequeña bolsa que contiene la estatuilla de Júpiter que le regaló Trajano. Observa cómo los ministros y excelencias departen con una mujer sentada en el trono, la emperatriz Deng. Tamura nota que la emperatriz mira frecuentemente hacia Fan Chun y hacia ella misma. Después de un largo debate, los altos funcionarios abandonan la sala, quedando solo los guardias, la emperatriz, Fan Chun, el general Li Kan y Tamura. La emperatriz pregunta sobre el mensaje que Tamura trae y Fan Chun lo traduce. Tamura explica que el emperador Trajano de Roma desea informar al emperador Han de que atacará y conquistará el imperio de An-shi, con el objetivo de eliminar a un vecino traidor y suprimir un intermediario incómodo para el comercio entre los imperios de Roma y Han. Tamura arroja al suelo la estatuilla de Júpiter, revelando que en realidad es un gigantesco rubí, y explica que es un regalo del emperador Trajano para la emperatriz Deng. La emperatriz pide una prueba adicional de la veracidad de las palabras de Tamura y esta arroja la estatuilla a una bacinilla de agua, revelando el rubí. La emperatriz acepta que Tamura puede ser la enviada de alguien poderoso y decide pedir más información antes de tomar una decisión. Fan Chun sugiere preguntar a Tamura por qué el emperador Trajano confió el mensaje a una niña, y Tamura responde que el emperador confiaba en sus padres y en que ellos darían la vida por ella. La emperatriz promete tratar a Tamura como embajadora de Da Qin mientras considera la respuesta al mensaje.

109

En este capítulo, Trajano se encuentra enfermo y débil después de sufrir un ataque. A pesar de sus intentos de levantarse y unirse a la batalla, finalmente cede y se deja cuidar por Critón y Fédimo. Aulo va a ver cómo va la batalla y regresa con la noticia de que las legiones están luchando bien, aunque la batalla aún no ha terminado. Trajano se queda dormido y tiene pesadillas, pero al despertar se entera de que Roma ha obtenido una gran victoria sobre los partos. Lucio Quieto muestra humildad al atribuir la victoria a todos y no solo a sí mismo. Trajano decide celebrar la victoria y planea avanzar hacia Hatra. Sin embargo, Critón se preocupa por la salud de Trajano y le advierte sobre los peligros de beber demasiado vino.

110

En este capítulo, presenciamos la valentía y la fe de Ignacio, un prisionero cristiano en el Anfiteatro Flavio de Roma. Ignacio camina hacia las fieras con los ojos cerrados y las manos en alto, orando y entregándose a Dios. A pesar de los rugidos de las fieras, Ignacio permanece inmóvil y en silencio, rezando en silencio. Sorprendentemente, los leones no se acercan a él, lo que desconcierta al público. Mientras tanto, en las gradas, el obispo Alejandro y Telesforo observan la escena con tristeza y lágrimas en los ojos. Telesforo revela que ha hablado con Ignacio antes de su enfrentamiento con los leones y confirma que Dios está con él. Ignacio es finalmente devorado por los leones, y Alejandro y Telesforo deciden no presenciar más la violencia. Después de la muerte de Ignacio, Alejandro pregunta a Telesforo sobre Marción y su libro, y Telesforo responde enigmáticamente que hay que combatir al diablo con las armas del diablo, dejando a Alejandro desconcertado.

111

En este capítulo, Trajano contempla las murallas de Hatra con seriedad después de la victoria contra los partos en Cesifonte. Aunque han logrado una gran victoria, han tenido que dejar la provincia de Babilonia en manos del enemigo bajo el control de Partamaspates. Ahora, el objetivo es terminar con la rebelión de Hatra para evitar que otras poblaciones se unan a la resistencia contra Roma. Trajano envía a la princesa Aryazate a Antioquía como rehén. Mientras tanto, los combates en Hatra se alargan y los legionarios apenas logran causar bajas entre los defensores. Se plantea rendir a los defensores por hambre, pero descubren que tienen suficientes provisiones para resistir un año. Trajano decide lanzar un ataque a la brecha en la muralla exterior, pero las flechas enemigas caen sobre ellos. Aulo, el pretoriano que protege a Trajano, muere al proteger al emperador de una flecha. Trajano resulta herido, pero no de gravedad. Mientras tanto, se revela que los judíos se han levantado en varias ciudades del Imperio, cometiendo atrocidades. El Senado exige el regreso de las legiones para poner orden en el Imperio. Trajano se da cuenta de que Hatra tendrá que esperar y se plantea retirarse por primera vez de un asedio.

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En este capítulo, Yan Ji reflexiona sobre su situación como favorita del emperador An-ti. A pesar de llevar tres años en esa posición, no ha logrado quedar embarazada y siente que su esposo es controlado por su madre, la emperatriz Deng. Yan Ji se siente frustrada por la falta de ambición de An-ti y por ser solo una esposa y favorita de un emperador que no ejerce su poder. Además, teme que en cualquier momento An-ti pueda buscar otra favorita y ella sea acusada de la muerte de la consorte Li. Yan Ji piensa en deshacerse del hijo del emperador, pero descubre que ha sido llevado lejos de la corte. Entonces, Yan Ji tiene una revelación y se da cuenta de que puede cambiar su situación. Decide ser audaz y valiente para obtener lo que quiere. Yan Ji sonríe al pensar en su plan y se dirige hacia el emperador, dispuesta a tomar el control de su destino.

113

En este capítulo, Trajano confronta a Adriano por los problemas en el Imperio. Trajano enumera los levantamientos y ataques en diferentes partes del Imperio, incluyendo Judea, Cirene, Chipre, Egipto, Britania y el Danubio. Adriano menciona también Mauritania, lo cual molesta a Trajano ya que es la tierra de Lucio Quieto. Trajano le reprocha a Adriano por no haber evitado estas rebeliones y por no haberse ocupado de la retaguardia. Adriano argumenta que las fronteras del Imperio son demasiado extensas y que no pueden defender tanto territorio. Trajano se enfurece y le dice a Adriano que no será su sucesor como emperador. Adriano responde que nombrar a Lucio Quieto como sucesor es un error y que conducirá al Imperio a su autodestrucción. Trajano le ordena a Adriano que se vaya y este sale de la sala. Trajano se queda solo y comienza a llorar. Intenta llamar a su asistente Fédimo, pero no puede hablar. Finalmente, Fédimo entra en la sala y Trajano le pide que llame al médico. Trajano le confiesa a Fédimo que está paralizado y siente que está muriendo lentamente. Comprende que la maldición de Babilonia se ha cumplido y que está siendo derrotado desde dentro de sí mismo.

114

En este capítulo, el ejército han en la fortaleza de Talas regresa después de un enfrentamiento con los mercenarios enemigos. A pesar de las bajas, el general Tang sigue dando órdenes a sus hombres. Mientras tanto, los supervivientes de la legión perdida se refugian en las casas de piedra de Talas y se preparan para resistir. Los dardos enemigos golpean los tejados, pero deciden salir en formaciones pequeñas en todas las direcciones. Sexto sugiere hacer una devotio, pero Druso prefiere morir luchando. El ejército han en el interior de la fortaleza también sufre bajas y el gobernador Kan Yen sugiere considerar otras opciones. A pesar de la resistencia de Tang, el gobernador argumenta que la batalla ha terminado y es hora de la política. Propone negociar una paz duradera con los guerreros de Kangchú para evitar más bajas. Tang, agotado, acepta la propuesta y decide descansar. Mientras tanto, los legionarios romanos atrincherados en Talas ven llegar a un anciano escoltado por guerreros y deciden llamar a Nanaifarn.

115

En este capítulo, el centurión Druso y sus hombres, sobrevivientes de varias batallas y peripecias, se encuentran en la frontera entre Kangchú y el Imperio Han. Han sido reclutados por el general Tang para formar una unidad mercenaria al servicio del emperador Yuan-ti. El general Tang les ofrece un enclave en la frontera donde establecerse y les proporcionará víveres, madera y mujeres. A cambio, ellos y sus descendientes durante diez generaciones tendrán la obligación de defender las fronteras del Imperio Han. El general Tang nombra al campamento "Li-chien". Después de marchar durante horas, los hombres de la legión perdida se encuentran con la Gran Muralla, que parece no tener fin. El general Tang pasa junto a ellos y se ríe de su sorpresa. Druso y sus hombres cruzan la muralla a través de la Puerta de Jade, adentrándose en un nuevo mundo y convirtiéndose en leyenda.

116

En este capítulo, nos encontramos en Selinus, costa de Cilicia, en julio de 117 d.C. Trajano se encuentra muy enfermo y ha perdido la capacidad de moverse y hablar con normalidad. Plotina sugiere detenerse en el primer puerto seguro para que Trajano se recupere, y todos están de acuerdo. Sin embargo, Trajano siente la urgencia de llegar a Roma para resolver el asunto de la sucesión, ya que Quieto está en campaña contra los judíos y necesita asegurar su posición. Trajano decide nombrar a Quieto como su sucesor oficial y enviar cartas al Senado y a los legati de las legiones informando de esta adopción. Trajano también advierte a Plotina sobre Adriano, su sobrino, y le pide que se aleje de él y busque protección en Liviano y sus pretorianos. Sin embargo, en ese momento, Adriano llega a Selinus y entra en la habitación de Trajano. Trajano no quiere discutir con él y Adriano muestra preocupación por su estado. Plotina, que ha estado esperando este momento, le da a Trajano un caldo envenenado y él lo bebe sin darse cuenta. Trajano muere y Plotina se encarga de anunciar su muerte y la adopción de Adriano como sucesor.

117

En este capítulo, Osroes, el rey de reyes de Partia, regresa al salón del trono en Cesifonte después de haber sido derrotado por Trajano. Trajano le ha arrebatado su trono de oro y lo ha obligado a huir, dejando atrás a su séquito de mujeres y niños. Osroes observa cómo los barcos de su hijo Partamaspates se alejan hacia el norte, ya que su hijo ha decidido ser leal a Roma en lugar de apoyar a su padre. Osroes planea castigar a su hijo por su traición y continúa con su estrategia de eliminar a sus competidores poco a poco. Aunque Osroes se sienta en su nuevo trono, encuentra que es incómodo y pide cojines para hacerlo más cómodo. A pesar de las dificultades, Osroes se siente confiado de que pronto restaurará su poder en Partia. Sin embargo, todavía tiene que lidiar con el problema de Vologases en el este. Osroes descubre que su hija Aryazate ha sobrevivido y ve esto como una oportunidad para convertir la crisis en virtud.

118

En este capítulo, se narra el caos que se desata en el praetorium después de la muerte del César. Fédimo, el secretario del emperador, entrega a cuatro pretorianos unos papiros lacrados con instrucciones de entrega. Sin embargo, Liviano, jefe del pretorio, es traicionado y asesinado por Adriano y sus soldados. Mientras tanto, Fédimo es sorprendido y también asesinado. En el Odeón, Critón, el médico del César, es convocado por Adriano, quien le pregunta sobre la muerte de Trajano. Critón confirma que el emperador estaba enfermo y que su muerte se debió a causas naturales. Adriano le ordena que lo cuente así al Senado. Luego, Adriano se reúne con las autoridades de Selinus y les explica su plan para tomar el poder. Plotina, la emperatriz, cuestiona la violencia de los acontecimientos, pero Adriano la ignora. En un barco en el puerto, Atiano se encuentra con Adriano, quien le confirma que tienen el documento de adopción y que Plotina respaldará su testimonio. Adriano le ordena a Atiano que elimine a Celso, Palma, Nigrino y Quieto, para asegurar su posición como emperador. Atiano se muestra preocupado por matar a senadores, pero Adriano le asegura que es necesario. El capítulo termina con Adriano esperando la confirmación de la muerte de Quieto.

119

En este capítulo, la mensajera Tamura se encuentra en la sala del té del palacio imperial, donde la emperatriz Deng se prepara para beber su té. Tamura siente curiosidad por las hermosas piezas de cerámica utilizadas por la emperatriz y se le impide el acceso a la sala por los guardias. Dentro de la sala, Yan Ji, la favorita del emperador An-ti, se siente observada por Tamura y sonríe al darse cuenta de que la mensajera ha presenciado su plan. Yan Ji vierte veneno en la tetera de la emperatriz, sabiendo que Tamura no podrá comunicar lo que ha visto debido a la barrera del idioma. Tamura intenta advertir a los guardias y a los consejeros imperiales en sánscrito, pero nadie la entiende. La bandeja con el té envenenado pasa desapercibida y Tamura se une al cortejo que lleva el té a la sala de audiencias. Allí, intenta buscar al consejero Fan Chun para advertirle, pero no lo encuentra. Tamura continúa gritando en sánscrito, pero nadie la comprende. Li Kan, el general, ordena que la lleven a sus aposentos para calmarla. Tamura intenta comunicarse con gestos, pero nadie la entiende. Finalmente, las puertas de la sala de audiencias se cierran y Tamura es arrastrada lejos de la escena por los soldados, mientras Li Kan la observa.

120

En este capítulo, Nigrino recibe un mensaje de Fédimo que le informa sobre la muerte de Trajano. A pesar de estar enfermo, Nigrino debe mantener la calma y convocar a una reunión en Roma con Celso y Palma. Mientras tanto, Quieto se encuentra en Lida, asediando a los judíos rebeldes. Recibe un mensaje de Fédimo que le informa sobre la muerte de Trajano. Quieto se muestra indiferente y continúa con el asedio. Tiberio intenta hablar con Quieto, pero lo encuentra llorando en su tienda. Tiberio decide hacer guardia para proteger la privacidad de Quieto y le informa a los tribunos que atacarán al día siguiente.

121

En este capítulo, Tamura se encuentra desesperada ya que no puede evitar la muerte inminente de la emperatriz Deng. Recuerda las palabras de su tutor, quien le dijo que en situaciones desesperadas, debe usar todo lo que crea útil e incluso lo que parezca inútil, ya que el mundo está lleno de sorpresas. Tamura intenta comunicarse con el general Li Kan en diferentes idiomas, pero no tiene éxito. Sin embargo, cuando utiliza el latín, Li Kan parece entenderla y se dirige rápidamente hacia ella. Li Kan ordena a los guardias que la liberen y se dirige a la sala de audiencias. Tamura observa cómo Li Kan se abre paso entre los funcionarios y se arrodilla frente a la emperatriz, advirtiéndole sobre el envenenamiento. La emperatriz pone la taza de té en el suelo y el gato de la emperatriz la bebe. Aunque inicialmente no sucede nada, el gato muere poco después. Tamura teme las consecuencias de sus acciones, pero los presentes en la sala quedan asombrados por la muerte del gato.

122

En este capítulo, se presenta a Nigrino, quien tiene la intuición de que Roma se dirige hacia una nueva guerra civil. Nigrino se preocupa por el poder de Adriano y su supuesta adopción por parte de Trajano. Decide hacerse fuerte en Italia y controlar el Senado para dar tiempo a Lucio Quieto de llegar desde Judea. Sin embargo, Nigrino es traicionado por su guardia personal, Calvencio Víctor, quien lo asesina. Mientras tanto, en Cesifonte, Osroes se prepara para enfrentarse a Vologases, pero está preocupado por la falta de apoyo de la población. Decide escribir a Adriano para pedirle ayuda. Sin embargo, no recibe respuesta y se siente intranquilo. En Baiae, Celso recibe una carta de Nigrino y decide relajarse en las Termas de Mercurio. Sin embargo, es asesinado por un grupo de bañistas. Por otro lado, Palma también recibe una carta de Nigrino y decide partir hacia Roma. En el camino, se encuentra con un grupo de jinetes desconocidos que resultan ser sus asesinos. Palma muere luchando.

123

En este capítulo, Adriano recibe una carta de Osroes I y la deja sobre la mesa de su despacho en Selinus. A pesar de las ejecuciones que ha llevado a cabo, Adriano sabe que debe tomar acciones no violentas para reconciliarse con el pasado y los enemigos de la frontera. Decide construir un monumento funerario en memoria de su tío Trajano en Selinus, donde falleció. También ordena acuñar monedas con la imagen del monumento y de Trajano. Adriano se da cuenta de la importancia de mantener la paz con Partia y decide devolver a Aryazate, la princesa parta, a su padre en Cesifonte. Sin embargo, Aryazate se arrodilla ante Adriano y le suplica que no la envíe de regreso a su padre. A pesar de sus ruegos, Adriano decide satisfacer el deseo de Osroes y ordena que se lleven a Aryazate. Años más tarde, Adriano recordará a Aryazate y comprenderá la fuerza de su maldición. A pesar de esto, Adriano está feliz porque todo está saliendo según sus planes.

124

En este capítulo, Lucio Quieto se encuentra en el sur de Judea y se da cuenta de que dos legiones enteras han sido desplazadas a la frontera entre Judea y Arabia sin que nadie le haya informado. Aunque la rebelión judía ha sido prácticamente sofocada, Quieto se preocupa por la presencia de estas legiones y se pregunta por qué están allí. Recuerda su última conversación con los líderes judíos Julián y Papo, quienes fueron ejecutados. Mientras tanto, un mensajero romano se acerca a Quieto y le entrega un mensaje de Atiano, informándole de que el nuevo emperador Adriano lo reclama en Selinus. Quieto se da cuenta de que Adriano quiere evitar que llegue a Mauritania y decide negociar una entrega pactada. Sin embargo, cuando se encuentra con Atiano, se da cuenta de que está rodeado por las dos legiones y se da cuenta de que no tiene ninguna posibilidad de escape. Acepta entregarse solo, con la promesa de que sus hombres serán respetados.

125

En este capítulo, la emperatriz Deng habla con Tamura a través de su consejero, Fan Chun. La emperatriz elogia a Tamura por su valentía al cruzar el mundo conocido y desconocido para entregar un regalo y un mensaje de su emperador. También le agradece por salvarla de un intento de envenenamiento. La emperatriz ofrece a Tamura tres opciones para su futuro: regresar a Da Qin con un mensaje para su emperador, quedarse en la corte y ser respetada y recibir educación, o considerar una tercera opción que no se menciona. Tamura escucha atentamente y asiente, pero está confundida y no sabe qué decisión tomar.

126

En este capítulo, Lucio Quieto ordena a sus hombres que no intenten nada y se entreguen, ya que están rodeados y solo lo quieren a él. Ha pactado con Atiano que no se haga nada contra sus soldados y que sean reasignados a otras misiones en provincias lejanas. Quieto se despide de sus hombres y cabalga hacia Atiano. Sin embargo, sus hombres deciden seguirlo en un bloque compacto, desobedeciendo sus órdenes. Quieto intenta detenerlos, pero ellos continúan avanzando. Tiberio Claudio Máximo se adelanta y le dice a Quieto que nunca cumplirán la orden de permanecer impasibles mientras su líder es detenido. Quieto se sorprende por la lealtad de sus hombres y decide seguir adelante. Mientras tanto, Atiano se prepara para rodear a la caballería de Quieto y ordena a los arqueros que disparen. A pesar de las flechas y lanzas de las legiones, la mayoría de los jinetes de Quieto logran llegar a la primera línea de las cohortes en la playa y se produce un combate feroz. Los jinetes de Quieto abren una brecha y avanzan, pero Atiano maniobra para rodearlos nuevamente. Quieto y sus hombres deciden arremeter contra la caballería de las legiones y abren otra brecha, pero son rodeados nuevamente. Comprenden que no hay esperanza y que están condenados a una lenta agonía. La playa se tiñe de sangre y la batalla aún no ha terminado.

127

En este capítulo, la emperatriz Deng se encuentra en Loyang, rodeada de guardias y sirvientas. Tamura nota la intensa mirada del general Li Kan hacia ella y se pregunta por qué. Tamura le pide permiso a la emperatriz para pedir consejo sobre dos opciones. Fan Chun traduce su pregunta y la emperatriz responde extensamente. Fan Chun resume las ideas de la emperatriz, explicando que la primera opción no es buena debido a los riesgos y la incertidumbre, y la segunda opción tampoco es recomendable debido a la posibilidad de que Yan Ji, la favorita del emperador An-ti, tome venganza contra Tamura una vez que la emperatriz ya no esté para protegerla. Por lo tanto, la tercera opción es la única que queda. Tamura pregunta en qué consiste esta última posibilidad y la emperatriz suspira y mira al general Li Kan.

128

En este capítulo, Atiano y Clemenciano observan desde la retaguardia de las legiones la batalla en la que Quieto elige la tercera opción: morir luchando hasta el final. Atiano explica a Clemenciano que esta opción consiste en no rendirse ni luchar, sino en enfrentarse a la muerte con valentía. Mientras tanto, en la playa, Tiberio Claudio Máximo cae abatido y piensa en la tumba que ha encargado. Atiano se acerca a Quieto, quien sigue luchando contra los soldados de las legiones. Atiano se da cuenta de que la lealtad de la caballería de Quieto ha llevado a una carnicería innecesaria. Decide no arrestarlo, sino ejecutarlo cuando sus jinetes lo abandonen. Los arqueros se preparan para disparar, pero Quieto pide un último instante. Luego, se clava la espada en el pecho y muere. Atiano se aleja de la playa y vomita al llegar a su tienda. El capítulo termina con la información de que Adriano sucede a Trajano en el trono y ejecuta a varios generales sospechosos de conspirar contra él.

129

En este capítulo, Tamura se encuentra en Loyang y ha preguntado por su tercera opción. La emperatriz y el general Li Kan parecen saber algo que ella desconoce. La emperatriz anuncia que Li Kan ha solicitado permiso para casarse y que desea hacerlo con Tamura. La joven se sorprende y no entiende por qué Li Kan la ha elegido a ella. La emperatriz le asegura que es libre de aceptar o rechazar la propuesta, pero considera que casarse con Li Kan es la mejor opción para su seguridad. Tamura se debate entre regresar a Roma, quedarse en Loyang o casarse con Li Kan. Finalmente, decide aceptar la propuesta de matrimonio. Antes de salir de la sala del trono, la emperatriz le da un consejo a Li Kan: nunca forzar a Tamura a hacer algo que ella no desee, ya que es una mujer fuerte y no tiene paciencia. La emperatriz advierte a Li Kan que está casándose con una tigresa y que debe tratarla con cuidado.

130

En este capítulo, Serviano se dirige al Senado romano para explicar que la retirada de las provincias orientales es necesaria debido a la falta de recursos y legiones para mantenerlas. Aunque su discurso no es convincente, nadie se atreve a votar en contra debido a las muertes recientes de varios senadores. Mientras tanto, en Selinus, Adriano recibe la carta de Serviano y se muestra satisfecho con el apoyo del Senado. Atiano le informa que no hay oposición al nuevo emperador en Asia, pero Adriano muestra desinterés por los detalles y solo se preocupa por su propia relevancia. Adriano decide partir hacia el Danubio y nombra a Atiano jefe del pretorio. Sin embargo, Atiano se da cuenta de que no debe mencionar las muertes de otros gobernadores, ya que Adriano considera que son solo detalles irrelevantes.

131

En este capítulo, Li Kan se despide de Fan Chun, el asistente del ministro de Obras Públicas, antes de partir hacia el norte con su nueva esposa, una mensajera de Da Qin. Li Kan le confiesa a Fan Chun que no entiende por qué ha recibido tanto apoyo de él en la corte imperial. Fan Chun le explica que ha sido por su talento militar y lealtad, pero también porque ambos descienden de la legendaria "legión perdida" de Da Qin. Fan Chun revela que él es descendiente directo del general Tang, quien se hizo amigo del líder de la legión, Druso. Fan Chun guarda las memorias del general Tang y sabe que Li Kan es el último descendiente de la legión perdida. Fan Chun aconseja a Li Kan que mantenga su origen en secreto y que se centre en su labor de proteger la Gran Muralla. Fan Chun se retira y Li Kan sale de la oficina, reflexionando sobre las palabras de su amigo y sobre su destino como una leyenda destinada al olvido.

132

En este capítulo, se narra cómo Tercio Juliano, legatus al mando de la VII legión Claudia, recibe la orden de desmantelar el puente sobre el Danubio en Drobeta. A pesar de la resistencia y la tristeza de Cincinato, el praefectus castrorum, Tercio Juliano explica que la orden proviene del emperador Adriano y que deben cumplirla para evitar represalias. Se menciona que Lucio Quieto, quien podría haber liderado una rebelión contra Adriano, ha sido asesinado. A pesar de las dudas y el dolor de los legionarios, el puente es incendiado utilizando grasa, aceite y paja. Tercio Juliano reflexiona sobre el miedo y la falta de confianza en Roma, y afirma que con la muerte de Trajano, todos han muerto. El capítulo concluye con el puente envuelto en llamas y el humo visible a gran distancia.

133

En este capítulo, Aryazate regresa a Cesifonte y se encuentra con su padre, Osroes. Él le informa que se casará con Vologases, el usurpador del trono, con la esperanza de lograr un pacto de paz. Aryazate intenta convencer a Vologases de aceptar el matrimonio, pero él se niega y decide ejecutarla. Sin embargo, después de escuchar las palabras valientes de Aryazate, Vologases cambia de opinión y decide casarse con ella. Aryazate acepta y se prepara para marchar hacia Cesifonte con Vologases para vengarse de su padre. Mientras tanto, Vologases ordena la ejecución de los guerreros de Osroes que escoltaron a Aryazate.

134

En este capítulo, se narra el funeral y el triunfo de Trajano en Roma. El Campo de Marte se llena de legionarios que participaron en las campañas de Oriente de Trajano, mientras que en la ciudad se abren las puertas de los templos y se quema incienso en cada rincón sagrado. Los senadores entran en la ciudad a través de la gran puerta triunfal, con la excepción de cuatro senadores que ya no están entre ellos. Adriano, el nuevo emperador, reparte grandes cantidades de dinero para ganarse el favor del pueblo. Algunos senadores muestran entusiasmo, en particular Serviano, cuyo sueño de que uno de sus descendientes sea nombrado sucesor de Adriano está cada vez más cerca de cumplirse. Después de los senadores, desfilan carros con despojos de guerra obtenidos por las legiones romanas en Oriente y cuadros que representan las hazañas de Trajano. Destaca el gran trono dorado de Cesifonte, arrebatado a los partos, que se lleva en una gran acémila. También desfilan toros blancos que serán sacrificados en el Templo de Júpiter. En el palco imperial del Circo Máximo, están las mujeres de la dinastía Ulpio-Aelia, incluyendo a Plotina, la esposa de Trajano, y Vibia Sabina, la esposa de Adriano. Apolodoro de Damasco, Suetonio y Dión Coceyo, tres hombres mayores, observan el desfile y comentan sobre la situación política. Apolodoro se retira y se despide de las emperatrices. En las gradas, Dión Coceyo y Suetonio hablan sobre la situación en Roma y la presencia de Calvencio Víctor, un tribuno pretoriano. El desfile continúa con la entrada de cautivos y flautistas, seguidos de una cuadriga con una estatua de Trajano y otra cuadriga con las cenizas del emperador. Frente al Atrium Vestae, un hombre espera a Menenia, una ex vestal. Se abrazan y ella deja la orden para volver a ser una mujer. Aunque nadie los mira, se sienten protegidos por Trajano. Celer, el hombre, le dice a Menenia que su madre los espera y ella sube a un carro para salir de Roma.

135

En este capítulo, Alejandro, el obispo de Roma, recibe a Telesforo en un sótano secreto de la ciudad. Telesforo le revela que ha descifrado el enigma que Ignacio les dejó antes de morir en el Anfiteatro Flavio. Ignacio se refería a Marción y a su libro herético que está ganando seguidores cada día. Telesforo propone que los auténticos cristianos creen un libro similar al de Marción, pero verdadero, seleccionando los escritos que describan mejor la vida de Jesús y el mensaje de los apóstoles. Alejandro acepta la idea y sugiere llamar al libro "Alianza" en griego. Ambos hombres reconocen que será un desafío seleccionar los textos y ponerse de acuerdo, pero ven en ello una oportunidad para luchar contra el libro hereje y hablar de Jesús durante generaciones. Sin embargo, Alejandro expresa una sombra de duda sobre los posibles debates que puedan surgir en el futuro. Mientras discuten, escuchan los gritos de júbilo del desfile triunfal de Trajano, recordándoles que Roma solo piensa en el poder de sus Césares.

136

En este capítulo, se narra el desfile de los legionarios victoriosos en el Circo Máximo. Se mencionan las diferentes legiones presentes y la magnitud del triunfo, ya que nunca antes se habían reunido tantas unidades de tantas legiones diferentes. Dión Coceyo, un filósofo, saluda en honor a su amigo Trajano, pero sin ansias marciales. Recuerda cuando Trajano le dijo que lo respetaba aunque no siempre entendiera lo que decía. Dión Coceyo reflexiona sobre los sueños de Trajano y recuerda a Tamura, una joven sármata que fue enviada en una misión cuyo propósito nunca se reveló. Dión Coceyo se pregunta si la joven sigue viva y si lo que le enseñó le fue útil. Luego, se cambia de escenario y se muestra el reencuentro entre Menenia y su madre Domicia Longina en una villa. Ambas mujeres se abrazan y conversan sobre el triunfo de Trajano y el futuro bajo el gobierno de Adriano. Domicia Longina opina que Trajano fue un emperador invencible, pero que su único error fue desafiar a los fantasmas de la legión perdida de Craso. Termina diciendo que Trajano fue un emperador demasiado grande para una Roma demasiado pequeña.

137

En este capítulo, Tamura cabalga por los bosques del norte del Imperio Han. Se detiene junto a un riachuelo para beber agua y saciar su sed. Luego, Tamura se sienta y saca un frasco de silphium, un aroma que le recuerda a su madre. Después de olerlo, decide verterlo en el riachuelo como una forma de despedida. Tamura se siente como si estuviera de regreso en su patria, a pesar de estar lejos de Dacia. Regresa al campamento militar y es recibida sin preguntas. Aunque algunas mujeres no ven con buenos ojos su libertad, nadie se atreve a decir nada debido al poder del general Li Kan, su esposo. Tamura se dirige a la residencia y cena con Li Kan. Hablan sobre su embarazo y el miedo que tienen de perder al bebé. Luego, hacen el amor y Tamura llora después del acto. Li Kan le pregunta si le ha hecho daño, pero ella niega con la cabeza. Hablan sobre la historia de la legión perdida de Craso y Tamura revela que conoce el final de la historia. Luego, Tamura comienza a leer el libro "De Bello Civilli" de Julio César a Li Kan, quien cierra los ojos y escucha atentamente.

*

En este capítulo, se narra la caída de Osroes, el rey de reyes de Partia. Osroes se encuentra en su salón del trono, rodeado de sus guerreros, mientras el ejército enemigo de Vologases asedia Cesifonte. A pesar de los intentos de Osroes por resistir, la lucha llega hasta las puertas del salón y finalmente son derribadas. En ese momento, Osroes se da cuenta de que su hija Aryazate, a quien creía muerta, se ha casado con Vologases y se ha unido a su enemigo. Aryazate revela que se casó con Vologases para vengarse de su padre por haber ordenado su ejecución en el pasado. Los guerreros de Vologases capturan a Osroes y lo llevan frente a su hija y su nuevo esposo. Aryazate, llena de rencor, decide asesinar a su padre y Vologases se muestra complacido con su actitud. Finalmente, Vologases y Aryazate suben al trono de Partia, dejando a Osroes moribundo en el suelo.

Apéndices

1

En este capítulo, el autor proporciona una nota histórica sobre varios temas relacionados con la novela. Comienza hablando sobre la muerte de Trajano en Selinus, Turquía, y cómo se construyó un monumento funerario en su honor. Luego, describe cómo llegar a Gazipasa, donde se encuentran las ruinas de Selinus.

El autor también menciona la controversia en torno a la muerte de Trajano y la sucesión del trono. Se discute la posibilidad de que Adriano haya manipulado la situación para hacerse con el poder. Se mencionan diferentes teorías sobre quién podría haber sido el sucesor preferido de Trajano.

Luego, el autor habla sobre la figura de Adriano y cómo ha sido retratado en la literatura. Se mencionan sus rasgos de carácter y sus acciones durante su reinado. También se menciona su relación con el arquitecto Apolodoro de Damasco y su amor por la poesía.

El autor continúa hablando sobre el viaje de Titianus, mencionado en fuentes clásicas, y cómo ha decidido situarlo en la parte final del gobierno de Trajano en la novela. Se describe la ruta del viaje y se mencionan los lugares que se visitan en el camino.

Se discute la guerra entre Partia y Roma y se mencionan los personajes históricos y los eventos relacionados con esta guerra que se mencionan en la novela. También se habla sobre la política defensiva de Adriano y cómo no logró apaciguar a Partia.

El autor habla sobre el Imperio kushan y su importancia en la Ruta de la Seda. Se mencionan los emperadores kushan y su promoción del budismo como religión estatal. También se mencionan los intentos de contacto entre Roma y China a través de embajadas.

Se discute la relación comercial entre Roma y China y se mencionan las embajadas enviadas por ambos imperios. Se habla sobre la importancia del comercio con Extremo Oriente en la antigüedad y cómo ha perdurado hasta nuestros días.

El autor habla sobre la batalla de Kangchú, que tuvo lugar en el siglo I a.C., y la teoría de que los mercenarios que lucharon en esta batalla podrían haber sido los supervivientes de la legión perdida de Craso. Se mencionan las críticas y controversias en torno a esta teoría, pero se destaca que no se puede descartar por completo.

Se habla sobre las relaciones entre los cristianos y el Nuevo Testamento en esta época y cómo se intentó preservar el mensaje de Jesús a través de la creación de un nuevo libro sagrado. También se menciona el intento del budismo de hacer algo similar en su cuarto concilio.

El autor menciona el "síndrome del Capitán Trueno" y cómo resolvió el problema de la comunicación entre personajes de diferentes culturas en la novela. Se habla sobre las lenguas de comunicación internacional en esa época, como el griego, el sogdiano y el sánscrito.

Finalmente, el autor reflexiona sobre la visión de Trajano y Adriano y quién tenía razón en su enfoque del Imperio romano. Se menciona la oportunidad perdida de que el mundo fuera romano y cómo la historia de Trajano sigue viva a través de textos, leyendas y teorías.

2

En este capítulo, se presenta un glosario de términos latinos utilizados en la trilogía de Trajano. Se explican palabras como "ab urbe condita", que significa "desde la fundación de la ciudad" y se utilizaba para citar un año desde la fundación de Roma. También se menciona "aerarium", que era el erario público del Estado romano, y "Africa Nova", una provincia romana que correspondía a la región de la antigua Numidia.

Se describen términos relacionados con la vida en Roma, como "alimenta", un programa establecido por el emperador Nerva para distribuir alimentos entre los más necesitados, y "anfiteatro Flavio", el anfiteatro más grande del mundo donde se celebraban las luchas de gladiadores.

Se mencionan términos relacionados con la arquitectura romana, como "Ara pudicitia", un altar levantado por orden de Trajano en honor a la emperatriz Plotina, y "Armenia et Mesopotamia in potestatem P.R. redactae", una leyenda inscrita en monedas para conmemorar la anexión de estos territorios al Imperio de Roma.

Se explican términos relacionados con la vida militar romana, como "alae", unidades de caballería auxiliar de una legión romana, y "andabata", un gladiador condenado a luchar a ciegas en el Anfiteatro Flavio.

Se mencionan términos relacionados con la vida cotidiana en Roma, como "apodyterium", el vestuario de las termas donde uno se podía desvestir, y "aureus", una moneda de oro.

Se describen términos relacionados con la religión romana, como "augur", un sacerdote romano encargado de la toma de los auspicios, y "auguraculum", el espacio sagrado donde un augur realizaba los ritos para predecir el futuro.

Se mencionan términos relacionados con la literatura y la historia romana, como "annales", archivos históricos de la antigua Roma, y "annona", el trigo que se distribuía gratuitamente por el Estado entre los ciudadanos libres de Roma.

En resumen, este capítulo presenta un glosario de términos latinos utilizados en la trilogía de Trajano, proporcionando explicaciones detalladas de cada término y su relevancia en la historia y la cultura romana.

Siguiendo este capítulo, se proporciona una lista de términos y conceptos utilizados en la novela "La legión perdida". Estos términos incluyen palabras en latín y descripciones de diferentes aspectos de la vida romana, como la arquitectura, la religión, los juegos y las costumbres. Algunos ejemplos de estos términos son "insulae" (edificios de apartamentos), "legatus" (legado), "gladiadores" (luchadores), "triunfo" (desfile triunfal) y "via principalis" (calle principal en un campamento romano). Estos términos y conceptos son importantes para comprender el contexto histórico y cultural en el que se desarrolla la historia de la novela.

3

En este capítulo, el autor presenta un glosario de términos partos y vocablos de otras lenguas habladas en el Imperio Parto. Se menciona que los emperadores del Imperio parto promovieron el uso del griego como lengua de la corte y de comunicación en todos sus territorios, mientras que el arameo también era ampliamente utilizado como lingua franca en muchas regiones. El idioma parto, de origen iranio, era empleado por la nobleza arsácida nativa de la región de Partia. Se destaca que los personajes partos aristocráticos de la novela utilizan el parto entre ellos, pero también entienden perfectamente el griego.

El autor presenta una pequeña recopilación de algunos términos partos que aparecen a lo largo de la novela, como "Bāmbišnān Bāmbišn" que significa "Reina de reinas", "Bānūg" que se refiere a una dama o joven mujer de la nobleza parta, "Hrōm" que significa "Roma", "Kārwān" que se traduce como "caravana", "Lāb" que significa "súplica", "Mig" que se refiere a "nube" o "niebla", "Mry" que significa "gobernador", "Mušḫuššu" que es un mítico animal entre dragón y serpiente, "Padistud" que se traduce como "palabra", "promesa" o "voto", "Parwāngāh" que significa "trono", "Šabestān" que se refiere al "gineceo" o "apartamentos privados", "Šāhān šāh" que significa "Rey de reyes", "Šhar Bāmbišn" que se refiere a "Reina consorte", "Spāhbod" o "Spāhbed" que significa "General del ejército parto" o "comandante", y "Spandarmati" que es el último mes del calendario parto y equivale al mes de mayo en nuestro calendario.

El autor menciona que a lo largo de la novela, los términos partos se han transcrito siempre con el alfabeto latino, utilizando diacríticos para facilitar la lectura a aquellos lectores no familiarizados con el alfabeto original. Sin embargo, se incluye una muestra de cómo se escribirían en parto los términos "trono" y "rey de reyes". Además, se presenta una tabla con el alfabeto original de la lengua parta, donde se muestra el nombre del diacrítico o letra parta, su correspondencia con el alfabeto latino y su grafía real en lengua parta.

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En este capítulo, se presenta un glosario de términos en sánscrito utilizados en la novela. El sánscrito es una lengua religiosa utilizada en el hinduismo, jainismo y budismo. En la época en la que se desarrolla la historia, el sánscrito no tenía un alfabeto propio, por lo que cada región y cultura lo transcribía a su propio alfabeto. Se mencionan algunos de los alfabetos utilizados, como el pali, el prácrito, el brahmi y el karosthi. A partir del año 1000 d.C., se comenzó a utilizar el alfabeto devanagari. Sin embargo, en la corte kushan del siglo II d.C., es probable que se haya utilizado el silabario kushana. El autor ha optado por transcribir los términos sánscritos al alfabeto latino moderno para que los lectores puedan pronunciar las palabras. Se incluye una lista de palabras sánscritas y su traducción al español, así como ejemplos de palabras escritas en silabario kushana. No se explica el significado de Adhīśvara āhvāyaka para no revelar información de la novela.

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En este capítulo, el autor proporciona un glosario de términos relacionados con el chino clásico, la variante de la lengua china utilizada por los personajes en la novela. El chino clásico era la variante utilizada por las élites cultas de China desde el siglo V a.C. hasta el siglo II d.C. Aunque desapareció en su uso oral después de la caída del Imperio Han, se siguió utilizando como chino literario hasta el siglo XX. El glosario incluye términos como "Da Qin" (Roma), "An-shi" (Partia), "Chanyu" (jefe de los hunos), "Dao" (espada curva), entre otros. El autor explica que ha utilizado diferentes formas de transcribir los términos chinos al alfabeto latino y ha seguido principalmente la propuesta de The Cambridge History of China. También menciona que ha utilizado transcripciones en caracteres de chino clásico en algunos párrafos para resaltar la importancia de la caligrafía en esta variante idiomática. Además, explica que ha optado por referirse a los nombres de imperios y reinos en su lengua original para transmitir los diferentes puntos de vista de los personajes.

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En este capítulo, se presenta una extensa lista de referencias bibliográficas relacionadas con la historia antigua, la cultura romana y china, y otros temas relacionados. Estas referencias incluyen libros sobre el Imperio Romano, la vida cotidiana en la antigua Roma, la guerra en el mundo antiguo, la literatura latina, la arquitectura romana, la historia de China, la religión romana, los gladiadores, entre otros temas.

La lista incluye obras de diferentes autores y editoriales, tanto en español como en otros idiomas. Algunos de los libros mencionados son: "El Imperio romano: historia, cultura y arte" de L. y R. Adkins, "Un día en la antigua Roma. Vida cotidiana, secretos y curiosidades" de A. Angela, "Trajano" de J. Alvar y J.M. Blázquez, "Historia de Roma" de J. Gómez Pantoja, "La antigua China: Vida, mitología y arte" de E. Shaughnessy, entre otros.

Estas referencias bibliográficas son una herramienta útil para aquellos interesados en profundizar en el estudio de la historia antigua, la cultura romana y china, y otros temas relacionados. Cada libro proporciona información detallada y especializada sobre su respectivo tema, lo que permite al lector ampliar sus conocimientos y comprender mejor estos períodos históricos.

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