Te llamaré Viernes

17 minutos

Capítulo sin nombre 1

En este capítulo, el protagonista se despierta con un aliento nauseabundo y se da cuenta de que no se ha lavado los dientes la noche anterior. Se apresura a cepillarse los dientes con determinación y se enjuaga la boca con agua tibia. Después de sonreír y contemplar sus dientes blancos en el espejo, se da cuenta de que su cuerpo está envejeciendo y se siente frustrado por su apariencia física. Mientras intenta coger una taza del armario, sufre un violento acceso de tos debido a su hábito de fumar. Se da cuenta de que sus brazos ya no son paralelos y se siente desconcertado por este cambio en su cuerpo. A medida que camina por la casa, se da cuenta de que su cuerpo está envejeciendo y se siente resignado a aceptar su destino. Se le queman las tostadas y piensa en su esposa, Auri, pero no la echa de menos. Luego, se dirige al balcón y contempla el huerto que ha envejecido mientras él ha estado ausente. Siente culpa por la destrucción del huerto, pero se ha acostumbrado a que las cosas sigan su curso natural. En ese momento, una idea descabellada comienza a surgir en su mente.

I Iris

En este capítulo, el protagonista recuerda las chinelas de su madre, de color azul celeste, con plumas teñidas a juego que se agitaban al menor movimiento. Cuando era niño, disfrutaba de la suave caricia de las plumas y de los momentos compartidos con su madre. Sin embargo, con el paso del tiempo, las chinelas se desgastaron y solo quedó el recuerdo de aquellos momentos especiales.

El protagonista también recuerda la azotea de su casa, donde su madre tendía la ropa y contaba historias tristes. Él se acercaba sigilosamente al límite prohibido y disfrutaba de la vista de Madrid desde lo alto. Sin embargo, un día se perdió en la azotea y no pudo encontrar a su madre. Desesperado, luchó contra las sábanas y los fantasmas que lo rodeaban, hasta que finalmente cayó al suelo y lloró.

En otro recuerdo, el protagonista describe cómo se enamoró de una mujer impresa en un cartel. La mujer en el cartel se convirtió en su obsesión y la llevó consigo durante muchos años. A pesar de las burlas de su familia, él la consideraba su única compañera.

Finalmente, el protagonista recuerda a Teresa, una amiga que también tenía obsesiones amorosas. Ella le aconsejaba no conocer a las personas reales, ya que siempre terminaban decepcionándolo. El protagonista reflexiona sobre su propia vida y las decepciones que ha experimentado.

En resumen, este capítulo explora los recuerdos del protagonista sobre su infancia, su relación con su madre y sus obsesiones amorosas. También reflexiona sobre la decepción y la soledad que ha experimentado a lo largo de su vida.

Siguiendo este capítulo, Benito se encuentra en el bar de Polibio, quien le revela que su novia es una prostituta. Polibio le cuenta que él solo se relaciona con mujeres públicas y que no le molesta que Benito conozca a su novia. Benito se siente atraído por la personalidad de Polibio y decide contarle la verdad sobre cómo conoció a su novia. Benito le explica que la recogió en la calle hace unos años y que al principio no se dio cuenta de que era una prostituta. Polibio le explica que las prostitutas son mujeres inteligentes que han aprendido a hablar y que el precio es solo una parte de su trabajo. Benito se sorprende por la actitud de Polibio, pero le agrada y decide seguir hablando con él. Polibio le cuenta que su novia se llama Francisca, pero que ella prefiere que la llamen Samanza. Benito acepta llamarla así. Cuando Francisca llega al bar, Benito se da cuenta de que ella no lo recuerda y Polibio le dice que ha reconocido su cara en una foto. Benito se siente confundido y no sabe qué decir. Polibio interviene y dice que tal vez se hayan visto en una fiesta o en algún lugar con mucha gente. Benito y Francisca deciden ir a cenar juntos y se vuelven amigos cercanos. Benito comienza a frecuentar el bar de Polibio y se siente atraído por la personalidad extravagante de su amigo.

Siguiendo este capítulo, Benito se encuentra con Manuela en el parque y entablan una conversación. Manuela le dice que es feo y que tiene la piel rota. Benito le cuenta que es de un pueblo de León y que está en un grupo de teatro alternativo. Manuela le cuenta que le gusta el teatro pero no se considera una buena actriz y que no le gustan las obras que elige el director del grupo. También le cuenta que vio una película que le encantó y que se llama "La chica rubia". Benito le pregunta si le gusta el libro que está leyendo y ella le cuenta que le cuesta leerlo y que el año pasado suspendió por no poder terminar otro libro. Luego hablan sobre el libro "La Odisea" y Benito le sugiere que lea "El Quijote". Manuela le dice que se llaman Manuela pero en su casa le dicen Manoli y le pregunta cómo se llama él. Benito le dice que se llama Benito Marín y la invita a tomar una caña. Manuela acepta y se van juntos al Museo del Prado. En el museo, Manuela se sorprende al descubrir que el edificio es el Museo del Prado y no un ministerio como ella

Siguiendo este capítulo, el protagonista se despide de la mujer con la que ha compartido una comida en un restaurante. Ella vive cerca y él la acompaña hasta su casa, donde se da cuenta de que su madre no está. La mujer le pide que le pague lo que ha consumido y él lo hace sin problemas. Después, caminan juntos hacia la casa del protagonista y ella le confiesa que nunca amenaza con pagar su parte. Llegan a la casa y ella se despide, pero él la detiene y le pide un beso. Ella se lo da y él se siente satisfecho. Luego, entran a la casa y él le muestra el huerto que hay en el patio trasero. La mujer se sorprende y admira la belleza del lugar. Después, deciden ir a buscar un libro que ella quiere leer, pero él le confiesa que no lo tiene. La mujer se muestra decepcionada y él se arrepiente de no haberlo conseguido. Luego, entran a la casa y él le muestra que su madre no está. La mujer se sorprende y él le explica que su madre está de peregrinación en Lourdes. La mujer se va a su habitación y él se queda en el salón, mirando por el balcón. Después, se acerca a la mujer y le pide un beso. Ella se niega al principio, pero él la obliga y la golpea. La mujer llora y él se siente satisfecho. Luego, se arrepiente de lo que ha hecho y se siente miserable. La mujer se queda en el suelo llorando y él se va a su habitación. Más tarde, el protagonista se baña y siente el frío del agua en su piel. Después, se viste y decide ir a un bar. Allí, se encuentra con Polibio, el dueño del bar, y hablan sobre las mujeres. Polibio le explica que hay diferentes tipos de mujeres y que las princesas son las más interesantes. Le cuenta que las princesas son inteligentes y saben beber como los hombres. El protagonista se siente identificado con las princesas y se va del bar.

Siguiendo este capítulo, el narrador reflexiona sobre los príncipes azules y las mujeres de nadie. Explica que los príncipes azules, aquellos hombres perfectos y soñados, nunca aparecen en la vida real. Las mujeres de nadie, por otro lado, son mujeres complejas que se entregan y dan más de lo que se les pide, pero a menudo son abandonadas por los príncipes azules. Estas mujeres beben, lloran y hablan solas, y a pesar de su entrega, los príncipes azules no las aman porque son demasiado complejas. Las mujeres de nadie vuelven a beber y a veces eligen enamorarse en ese momento. Se casan, tienen hijos, pero vuelven a beber y se hacen cada vez más peligrosas. A los treinta, más que a los veinticinco, a los treinta y cinco más que a los treinta. El tiempo les pesa y la pasión les duele, y la sospecha de que nunca encontrarán lo que buscan se convierte en certeza. El narrador explica que estas son las únicas mujeres que le gustan y que nunca las tendrá. Termina diciendo que él también se ha enamorado de algunas prostitutas, ya que ellas se conforman con príncipes grises o marrones, desgraciados como él.

II Viernes

En este capítulo, el protagonista recuerda una tarde en la que se preparaba para encontrarse con Teresa, una mujer casada con la que había quedado. A pesar de estar nervioso, decide no beber alcohol antes de salir de casa. Baja las escaleras despacio y se dirige a la calle confiando en que Teresa no aparezca. Sin embargo, se encuentran y ella lo invita a caminar juntos. Durante el paseo, Teresa habla sin parar y él asiente sin prestar mucha atención. Luego, ella lo besa y él se deja llevar por el momento. Después de despedirse, el protagonista se da cuenta de que ha perdido las violetas que había comprado para Teresa. Decide buscar otras flores, pero no encuentra ninguna floristería abierta. Finalmente, se encuentra con una anciana que vende flores en la calle y compra un ramo de flores variadas. Cuando llega a casa, se da cuenta de que ha perdido las violetas y que el ramo de flores está destrozado. A pesar de esto, invita a Manuela, una mujer que conoce en una hamburguesería, a su casa. Durante la visita, Manuela mata una cucaracha y él se siente atraído por su actitud. Finalmente, deciden ir a su habitación, pero él decide no tener relaciones sexuales con ella. Mientras Manuela canta una canción triste y llora, él se da cuenta de que ella está sufriendo y se siente conmovido por su dolor.

Siguiendo este capítulo, el protagonista se encuentra con Manuela, una mujer gorda y desagradable que canta una canción de pueblo con su voz gruesa y húmeda. A pesar de su apariencia repulsiva, el protagonista no puede evitar sentirse atraído por ella y la besa. Sin embargo, durante el acto sexual, el protagonista experimenta una sensación de desesperación y se da cuenta de que ella llora por él. Después de esto, el protagonista se siente decepcionado consigo mismo y decide terminar su relación con Manuela.

Más tarde, el protagonista se encuentra con su primo Angelito, quien solía admirarlo y querer ser como él. Sin embargo, el protagonista descubre que Angelito solo lo admiraba porque pensaba que era un tipo duro e inteligente, pero al enterarse de que no era así, se siente defraudado. A pesar de esto, el protagonista decide aceptar la amistad de Angelito y se convierte en su mentor.

El protagonista también reflexiona sobre su relación con las mujeres y su falta de éxito en el amor. Recuerda cómo solía desear ser un hombre poderoso y atractivo, pero se siente insatisfecho consigo mismo. A lo largo del capítulo, el protagonista tiene encuentros sexuales con diferentes mujeres, pero ninguna de ellas logra satisfacerlo.

Al final del capítulo, el protagonista se encuentra con Manuela nuevamente y decide terminar su relación con ella. A pesar de esto, siente curiosidad por ella y decide escribirle una carta. Sin embargo, al leer una revista en la que ella había dejado un mensaje para su amante, el protagonista se siente confundido y decepcionado. A pesar de todo, decide escribirle una carta y expresarle su amor y deseo de dominarla.

Siguiendo este capítulo, el protagonista se pellizca los dedos con la boca abierta de un buzón y se siente seguro de que todo está hecho. Decide llamar desde un teléfono público y se encuentra con una chica que le saluda. Aunque no responde, se da cuenta de que es Conchi, la hija de la portera. Sin embargo, no tiene tiempo para detenerse y sigue con su plan. En un bar, pide tostadas para alejar al camarero y llama a una chica llamada Iris para dejarle un mensaje. Después, sube a su apartamento y espera a que ella llame. A medida que pasa el tiempo, se da cuenta de que ella podría estar ocupada y podría no llamar hasta la noche. A pesar de sus razonables propósitos, decide esperarla hasta después de comer. Desplaza un sillón al centro de la habitación, coloca un cenicero y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. 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Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. 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Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. 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Luego, recuerda una lámina del Guernica que tenía colgada en la pared y decide quemarla. Después de coronar la escalera, las tostadas siguen horadando su estómago como una piedra afilada. Sospecha que ella estará ocupada todo el día y decide no salir de casa. Desplaza un sillón hasta el centro de la habitación, coloca un cenicero, un tabaco y un teléfono en una mesita baja y espera. Mientras espera, recuerda un encuentro con una chica en la calle y cómo se sintió satisfecho con ella. Luego

Siguiendo este capítulo, el protagonista se encuentra en un estado de confusión y desesperación. Después de ver a su madre en una fiesta, se siente pequeño e insignificante. Decide correr hacia una estación de metro y se cuela antes de que cierren las puertas. Luego, llega a su casa y se encuentra con su padre en el pasillo. En ese momento, decide decirle a su padre que ha visto a su madre en la fiesta y que se va de casa al día siguiente. Su padre se va a lavar las manos y el protagonista se queda pensando en la duda de si preguntar o no sobre su madre y si intentar comprender lo que pasó. Luego, se acuesta con Manuela y hablan sobre su madre. Manuela le dice que su madre lo quería mucho pero que estaba enamorada de otro hombre y que no podía llevárselo con ella. El protagonista se siente aliviado al escuchar esto y se queda a dormir con Manuela. Al día siguiente, se despierta y decide comprar una soga y clavos en una ferretería. Luego, vuelve a su casa y se sienta en el vestíbulo, pensando en su madre y en la carta que le envió. Recibe una llamada de Polibio, quien le cuenta una historia exagerada sobre sus encuentros con mujeres. El protagonista se da cuenta de que Polibio está mintiendo y se ríe de él. Después de la llamada, el protagonista lee la carta de su madre y se da cuenta de que ella también está mintiendo. Se siente miserable y resignado a aceptar su fracaso en su intento de conocer a su madre.

Siguiendo este capítulo, el protagonista se despierta después de una noche de sueño agitado y se da cuenta de que ha perdido el sentido del gusto. A pesar de esto, sigue comiendo y masticando para alimentarse. Durante el día, analiza la situación y llega a la conclusión de que todo es una broma de mal gusto. Se siente desolado y piensa en abandonar la ciudad, pero se da cuenta de que no importa a dónde vaya, seguirá estando solo. Luego, decide llamar a Iris, una mujer que conoce, y ella acepta verlo. Cuando se encuentran, él le cuenta toda la verdad sobre cómo se siente y cómo ve la vida. Iris le dice que lo ha creído todo y que le parece interesante. Después de una larga conversación, él se da cuenta de que no quiere que Iris lo ame, solo quiere su admiración y obediencia. Finalmente, ella le dice que no tiene nada que decidir y él se siente aliviado. En ese momento, se da cuenta de que ella lo ha aceptado tal como es y se siente feliz.

Capítulo sin nombre 4

En este capítulo, Benito y Manuela continúan viéndose todos los días. A pesar de su relación, Manuela se comporta de manera extraña, a veces con miedo. Benito está convencido de que todo en ella, excepto su pureza, coincide con los signos externos que detectó en su primera conversación. Un día, mientras Manuela lee el periódico, una tormenta se desata y ella se emociona al ver el huerto de enfrente. Decide bajar a pesar de la lluvia y Benito la observa desde el balcón. Manuela logra abrir el portillo del huerto y entra, mientras Benito la espía. Después de un rato, Manuela regresa empapada y Benito la seca con una toalla. Más tarde, Manuela le cuenta a Benito que cuando era niña le gustaba jugar sola bajo la lluvia. Benito le peina el pelo y ella le cuenta que está leyendo el Quijote y le gusta mucho. Luego, Manuela le muestra un bote de leche condensada que compró y le pregunta si puede comerla a cucharadas. Benito se niega y le pide que coma con los dedos. Manuela acepta y se come la leche condensada con los dedos, mientras Benito la observa. Al final, Manuela le pregunta si después de eso van a tener relaciones sexuales, pero Benito no responde.

Siguiendo este capítulo, el protagonista prueba la leche condensada y luego tiene un accidente en la cocina con Manuela. Después de caer al suelo, él intenta separarse de ella, pero ella lo retiene y se ríe. Luego deciden ir a un bar cercano donde se encuentran con Polibio y Paquita. Polibio y Manuela se presentan y tienen una discusión sobre los nombres artísticos. Luego, Polibio revela que Paquita es prostituta, lo que provoca la ira de Manuela. Benito intenta calmar la situación y explica que Polibio solo quería que Manuela supiera la verdad. Después de la discusión, deciden jugar al ajedrez, pero la partida no va bien y deciden ir a cenar. En casa, el protagonista encuentra a su madre buscando algo en el armario y se siente incómodo. Más tarde, descubre que Merche está embarazada y su madre la despide. Por la noche, el protagonista tiene relaciones sexuales con Manuela, pero luego se siente culpable y piensa en matarla. Sin embargo, decide no hacerlo y considera cómo deshacerse del cuerpo si lo hiciera.

Siguiendo este capítulo, el protagonista se despierta y encuentra una herida en su brazo que está sangrando. Se siente mareado y nauseabundo, pero logra lavar la herida y curarla. Luego, decide vestirse y salir de casa. En el camino, se encuentra con una tienda de juguetes y recuerda su infancia y su obsesión por coleccionar juguetes. Continúa caminando por la ciudad y se encuentra con un puesto de cachorros de perro. Presencia una discusión entre el vendedor y unas mujeres que se oponen a la venta de los animales. Finalmente, decide llevarse uno de los cachorros a casa. Al llegar a su casa, se da cuenta de que Manuela no está y decide matar al cachorro. Después de cometer el acto, se siente vacío y se va a pasear por la ciudad. Más tarde, decide cambiar los muebles de su casa y se deshace de la imagen de la mujer impresa en la pared. Luego, llama a su nueva secretaria, Auri, y le propone salir a cenar. Auri acepta y acuerdan encontrarse después de las uvas de fin de año. Finalmente, el protagonista le pide a Auri que le cuente un cuento, pero ella no comprende su petición y termina contándole un cuento de hadas de manera inapropiada, lo que lleva al protagonista a llorar.

III Manuela

En este capítulo, la protagonista reflexiona sobre su relación con Benito y cómo se siente culpable por haber arruinado todo. Reconoce que siempre ha sido influenciable y que nunca hace lo que realmente cree cuando alguien le dice lo contrario. A pesar de eso, confiesa que se sentía bien con Benito y que podía ser ella misma cuando hablaba con él. Sin embargo, también admite que no entendía del todo lo que pasaba por su cabeza y que a veces sentía que él fingía. A pesar de todo, ella lo quería y se sentía atraída por su forma de ser. Recuerda una película que vio en la que un hombre vivía en una isla con su perro y una mujer llegaba a la isla buscando refugio. A pesar de que al principio él no quería tener nada que ver con ella, terminan enamorándose y viviendo juntos en la isla. Sin embargo, al final de la película, la mujer mata al perro y ellos mueren juntos en un avión abandonado. La protagonista relaciona esta historia con su relación con Benito y siente que también están condenados al fracaso. A pesar de todo, ella sigue queriéndolo y se siente atraída por él. Recuerda cómo se conocieron en el museo y cómo se sintió atraída por él desde el primer momento. A pesar de que él la rechazó al principio, ella siguió insistiendo y finalmente logró estar con él. Sin embargo, reconoce que nunca fue suficiente para él y que siempre se sintió insegura en la relación. En el último día juntos, ella se da cuenta de que todo ha terminado y decide irse, llevándose todas sus cosas. Al salir a la calle, se siente aliviada y piensa que él nunca podría haberla matado. Finalmente, su madre la interrumpe y ella le dice que está hablando sola.

IV Faltan tres días para terminar esta obra

En este capítulo, el protagonista se aleja del balcón y aparta la mirada de una sentencia que opaca las vallas de metal pintado. A pesar de estar confundido por la novedad de sus brazos divergentes, no puede dejar de pensar en nombres, direcciones, deudas y soluciones. A pesar de la tentación, decide comportarse con sensatez y llama a Auri para explicarle que no podrá regresar pronto. Antes de ir a trabajar, se detiene ante una mujer impresa en la pared y acaricia unos pendientes que ella nunca le devolvió. Durante su jornada laboral, estudia un expediente y descubre irregularidades en la firma del consejero delegado. Se reúne con un aparejador y le pide que investigue más a fondo. Luego, se encuentra con el aparejador y le cuenta sobre los abusos laborales en la obra. El aparejador decide paralizar las obras y el protagonista se dirige al barrio para verlo. Allí, se encuentra con Polibio y juntos observan cómo los obreros se preparan para marcharse a casa y la policía clava un papel en la pared. El protagonista se ríe y se siente victorioso, ya que ha logrado romper el maleficio y aún tiene tres días antes de que ella regrese. Sin embargo, por un momento olvida que sus brazos ya no son paralelos.

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