Modelos de mujer

8 minutos

Prólogo. Memorias de una niña gitana

En este capítulo, la autora comienza con un prólogo en el que describe los primeros diez años de su infancia en un edificio corriente en Madrid. Menciona la calle Churruca, donde vivía, y la casa de su abuelo, que era más grande y señorial. Explica que su padre y su abuelo eran poetas y que ella comenzó a interesarse por la literatura desde pequeña. Sin embargo, confiesa que empezó a escribir porque no sabía dibujar y se aburría intentándolo. Así, cada domingo, durante los partidos de fútbol, escribía un cuento. Este cuento trataba sobre una niña burguesa que era perdida por su niñera en un parque y luego criada por una gitana. Años después, la niña se perdía nuevamente y era encontrada por su verdadera madre. La autora explica que este cuento fue el inicio de su carrera literaria y que, aunque ha escrito varios cuentos a lo largo de los años, este libro reúne siete de ellos escritos entre 1989 y 1995. También menciona que estos relatos están relacionados con los temas y conflictos que han inspirado sus obras anteriores y que todos ellos tienen protagonistas femeninas. Finalmente, la autora reflexiona sobre la discriminación de género en la literatura y afirma que no existe una literatura femenina y que ella escribe desde su memoria y su experiencia personal. Termina diciendo que este libro salda su deuda con la niña que solía ser y que ya no está sola.

Los ojos rotos. (Historia de aparecidos)

En este capítulo, Queti y Miguela discuten mientras Queti le pide ayuda a Miguela para planchar. Queti se queja de que Miguela está siempre con ella y la trata mal. La discusión se intensifica y Gregoria, otra empleada, interviene para calmar la situación. Luego, Gregoria se queja con la doctora Rosalía sobre el comportamiento de Queti. La doctora le pide a Gregoria que trate a Miguela con respeto. Después, la doctora presenta al doctor Salgado, su nuevo ayudante, a Gregoria. Gregoria le cuenta a la doctora que Miguela ha estado comportándose de manera extraña, pasando mucho tiempo mirándose en el espejo. La doctora se preocupa y decide hablar con Miguela. Mientras tanto, la doctora y el doctor Salgado conversan sobre los problemas económicos del centro y la falta de recursos. Deciden buscar financiamiento para mejorar las instalaciones. Más tarde, Miguela se encuentra con un hombre desconocido que lleva una escopeta y una estrella roja del POUM. Miguela se asusta y araña a Queti. La doctora y el doctor Salgado intervienen y Miguela es llevada a su habitación. La doctora encuentra la estrella roja y se sorprende de que Miguela la tuviera. Queti sugiere que Miguela pudo haberla encontrado en el jardín. La doctora le pide a Queti que se vaya y luego le pregunta sobre el hombre desconocido. Queti revela que el hombre es en realidad un póster de Rambo que tiene la cocinera y que ella bromea con Miguela diciendo que es su novio.

Siguiendo este capítulo, Queti reflexiona sobre las consecuencias de haber mentido a la doctora sobre la estrella roja que llevaba Migue. Aunque Migue pasó unos días mal, finalmente se recupera y se ríe de nuevo. Queti sospecha que el novio de Migue podría conocer a su hijo Rafa, ya que ambos estuvieron involucrados en el movimiento revolucionario. Queti decide regalarle a Migue una estrella similar a la que llevaba antes, pero convertida en un collar para que no se lastime. Migue se muestra muy agradecida y feliz con el regalo. Queti anuncia que van a construir un patio en el jardín y que también planean hacer un huerto. Más tarde, Queti reflexiona sobre la relación entre Migue y su novio, Orencio, y recuerda la historia de Orencio y su primo, que terminó en tragedia. Balbino, el padre de Orencio, revela que Orencio no murió en el incendio, sino que fue asesinado por otro miliciano. También cuenta que Orencio llevaba un cuchillo grabado con sus iniciales, que Matías reconoce. Queti se da cuenta de que Orencio está presente en el pueblo y decide llevar a Migue a verlo. Durante el paseo, Queti ve a Orencio en la tapia del cementerio y empuja a Migue hacia el camión que se acerca, matándola. Después de la muerte de Migue, Queti se da cuenta de que la mujer que empujó no era Migue, sino una mujer con síndrome de Down que se parecía a ella. Queti se siente aliviada de que Migue no haya sufrido y se arrepiente de haberla empujado. Finalmente, Queti se da cuenta de que su hijo Rafa está vivo y espera verlo pronto.

Malena una vida hervida. (Relato parcialmente autobiográfico)

En este capítulo, Malena se sienta en una silla con cansancio y comienza a escribir una carta de despedida en la que explica su decisión de quitarse la vida. Luego, recuerda el momento en el que se reencontró con Andrés, un antiguo amor, en una fiesta. A pesar de su apariencia física deteriorada, Malena se siente atraída por él y tienen un encuentro sexual decepcionante. Después de esto, Malena decide ponerse a dieta y dejar de comer, con la esperanza de recuperar su figura y atraer a Andrés. Sin embargo, su plan no funciona y se obsesiona cada vez más con la comida. Descubre que obtener placer de los alimentos a través de los sentidos es una forma de sustituir el acto de comer. Malena experimenta con diferentes sensaciones, como sumergirse en una bañera llena de espaguetis o embadurnarse la cara con leche condensada. A lo largo de los años, Malena desarrolla una serie de manías alimenticias y se obsesiona con el sabor y el olor de los alimentos. Se casa con Aleister, un hombre al que no ama, y continúa con sus hábitos alimenticios extraños. Finalmente, Malena contrata a un joven llamado Vicente para que coma delante de ella y así satisfacer su deseo de comer a través de él. Sin embargo, cuando Vicente sospecha que Malena se masturba mientras lo ve comer, ella le explica que solo quiere disfrutar de la experiencia de verlo comer. Al final del capítulo, Malena decide no suicidarse y se da cuenta de que puede disfrutar de la vida a través de los sentidos y las experiencias sensoriales.

Bárbara contra la muerte

En este capítulo, Bárbara se encuentra con su abuelo mientras este prepara su equipo de pesca. Bárbara le pregunta por qué no ha lavado el tarro de mermelada que contiene gusanos vivos, a lo que el abuelo responde que los peces se los comerán. Bárbara le pide ir con él a pescar y, a pesar de la sorpresa del abuelo, este accede. Durante el camino, Bárbara observa los árboles y reflexiona sobre la mala suerte de los árboles que pierden sus hojas en invierno. En el colegio, Bárbara es llamada por la madre Ana, quien le pide que vaya a buscar unas tizas de colores a su despacho. Bárbara se equivoca de puerta y entra en clausura, donde una monja mayor la asusta diciéndole que nunca saldrá de allí. Bárbara guarda el secreto y no le cuenta a nadie lo sucedido. Al finalizar el curso, Bárbara se encuentra con su abuelo junto al río y le hace preguntas sobre su apariencia física en el futuro. El abuelo le asegura que será guapa y tendrá muchos novios. Bárbara también le pregunta sobre el envejecimiento y la muerte, a lo que el abuelo responde que las niñas como ella van al "cielo de los novios" cuando mueren. Bárbara decide vengarse de los gusanos y se come uno de ellos, sintiendo la venganza sabrosa como la mermelada de moras.

Amor de madre

En este capítulo, la narradora, madre de Marianne, recuerda la infancia de su hija y cómo era una niña adorable y obediente. Sin embargo, al llegar a la adolescencia, Marianne comienza a rebelarse y tener comportamientos problemáticos. La madre se preocupa por su seguridad y comienza a beber para lidiar con el estrés. Marianne se va de casa y tiene una serie de relaciones con hombres de diferentes nacionalidades. Finalmente, se va con un activista norteamericano del Black Power. La madre se siente aliviada cuando Marianne tiene un accidente y regresa a casa con graves lesiones. La madre cuida de ella y le da pastillas para el dolor, pero luego se enfrenta a la dificultad de obtener las pastillas sin receta. Deciden mudarse a un pueblo donde la amiga de la madre tiene una farmacia. La madre espera que Marianne se case y le dé nietos, por lo que decide secuestrar al novio de Marianne, Klaus, para asegurarse de que se quede con ellos. Aunque Klaus intenta escapar, la madre lo mantiene bajo control. La madre está convencida de que todo saldrá bien y espera dejar de beber para poder disfrutar de su familia.

Capítulo sin nombre 6

En este capítulo, la narradora describe a un personaje llamado "El Macarrón", quien lleva unos zapatos de tacones altos y un transistor pegado a la oreja. El Macarrón siempre la sigue y la mira fijamente, lo cual la incomoda. La narradora también menciona a su amiga Ángelita, quien le dice que El Macarrón le gusta la música de Los Módulos. La narradora reflexiona sobre su vida en el barrio de Madrid donde creció y cómo se siente diferente a las personas adineradas de otras zonas de la ciudad. Luego, la narradora comienza a salir con un chico llamado Nacho, pero termina la relación después de presenciar una pelea entre él y El Macarrón. Después de tener varios novios, la narradora se da cuenta de que no se siente satisfecha con su vida y decide regresar a su casa en el barrio de Valdeacederas. Termina su relación con su último novio, Miguel, y se baja del coche para volver a su hogar en el metro. La narradora siente una emoción extraña al regresar a su barrio y se despide de Miguel, diciéndole que no sabe mirarla. Finalmente, la narradora se siente acogida por su barrio y la estación de Valdeacederas.

Capítulo sin nombre 7

En este capítulo, la protagonista narra su experiencia en las rebajas mientras recuerda su encuentro con un hombre en la tienda. Aunque al principio no lo reconoce, se da cuenta de que es él, alguien con quien compartió una historia en su adolescencia. Después de seguirlo por las calles de Madrid, decide visitar a una amiga para obtener información sobre él. Descubre que se llama Juan y es antropólogo. A pesar de vivir frente a frente en edificios contiguos, no se atreve a hablarle. Sin embargo, establecen una conexión a través de la música y se comunican desde sus balcones. Un día, ella decide desnudarse frente a él, pero él no reacciona y ella se siente humillada. A partir de ese momento, decide no volver a verlo.

Modelos de mujer

En este capítulo, la narradora recibe una llamada telefónica que le ofrece un trabajo muy bien remunerado. Acepta sin dudarlo y se dirige a la casa de su empleadora, Eva, una modelo famosa. Al llegar, la narradora se sorprende al ver lo impecablemente vestida y maquillada que está Eva. La narradora se presenta como su "entrenadora" y Eva la invita a pasar. La narradora se siente incómoda por su apariencia y su talla grande, mientras que Eva es el epítome de la belleza. La narradora acompaña a Eva a Estados Unidos para trabajar en una película dirigida por Andrei Rushinikov, un famoso director ruso. Durante el rodaje, la narradora se da cuenta de que Eva utiliza su apariencia como escudo y arma para manipular a los demás. La narradora se enamora de Rushinikov, pero él muestra interés en Eva. La narradora se siente traicionada y confundida. Eva también se siente incómoda en el set y se queja constantemente. La narradora intenta consolarla, pero Eva sigue siendo egoísta y manipuladora. Finalmente, Rushinikov invita a la narradora a cenar, pero ella se entera de que él ha dejado plantada a Eva. La narradora se siente emocionada y confundida por sus sentimientos hacia Rushinikov. Más tarde, la narradora presencia un espectáculo de danza rusa y se siente abrumada por la belleza y la emoción. Al final del capítulo, la narradora se despide del mundo y se entrega a su amor por Rushinikov.

La buena hija

En este capítulo, la protagonista narra su vida y su relación con su madre y Piedad, la mujer que la cuidó y amó como si fuera su propia hija. La protagonista describe cómo Piedad era su refugio y su lugar seguro, mientras que su madre era la autoridad y la encargada de tomar decisiones importantes. A pesar de vivir en una casa donde había dos madres, la protagonista se sentía feliz y amada. Recuerda cómo Piedad la despertaba por las mañanas, la vestía, le daba de desayunar y la llevaba al colegio. También relata cómo Piedad se encargaba de ella cuando estaba enferma y cómo disfrutaban juntas de las vacaciones en el campo. A medida que la protagonista crece, sus hermanas se casan y ella se da cuenta de que su relación con Piedad es diferente a la de sus hermanas con su madre. A pesar de las críticas de algunos familiares, la protagonista sigue amando y valorando a Piedad como su segunda madre.

Capítulo sin nombre 10

En este capítulo, la narradora describe la obsesión de Piedad por cuidar su apariencia física, especialmente su piel, y cómo esto contrasta con su belleza natural. La narradora también menciona la relación de Piedad con un hombre llamado Eugenio, a quien presenta a la narradora. A medida que la relación entre Piedad y Eugenio se vuelve más seria, la narradora observa cambios en el comportamiento de Piedad, desde la euforia hasta la tristeza y la ira. Piedad finalmente rompe con Eugenio, lo que lleva a un deterioro en su estado de ánimo y salud. La narradora intenta distraer a Piedad y apoyarla, pero sus esfuerzos son en vano. Piedad se vuelve cada vez más apática y silenciosa. Un día, la narradora encuentra a Piedad frotándose los nudillos contra un mueble, expresando su dolor y odio. Piedad luego se recupera y retoma sus tareas domésticas, pero su comportamiento se vuelve frío y mecánico. La narradora también menciona un incidente en el que una mujer desconocida insulta a su madre en la calle, lo que la deja asustada y avergonzada. La narradora también recuerda una noche en la que vio a su madre y a Armando, un amigo de la familia, coqueteando y riendo juntos. La narradora se da cuenta de que su madre no es importante para ella y que su amor está completamente dedicado a Piedad. La narradora también menciona que Piedad ha dejado de trabajar para su madre y ha desaparecido de sus vidas. La narradora busca desesperadamente a Piedad en su habitación, pero no encuentra nada más que recuerdos de ella.

Capítulo sin nombre 11

En este capítulo, la protagonista reflexiona sobre su vida y las cicatrices emocionales que lleva consigo. Observa su rostro en el espejo y recuerda la pérdida de Piedad, lo que la lleva a cuestionarse su identidad y su relación con su madre. Recuerda un momento de su infancia en el que Piedad compraba churros para ella y sospecha que Piedad podría ser su madre biológica. Sin embargo, no encuentra respuestas y continúa con su rutina diaria de cuidar a su madre enferma.

Después de una noche de insomnio, la protagonista reflexiona sobre su vida y su relación con su madre. Recuerda cómo se sacrificó para cuidar de ella y cómo su madre la manipulaba emocionalmente. A pesar de todo, la protagonista amaba las matemáticas y disfrutaba enseñar a sus alumnos. Sin embargo, su vida cambió cuando su madre decidió mudarse al campo y ella tuvo que dejar su trabajo y su vida en la ciudad.

La protagonista se da cuenta de que su madre solo siente miedo y dependencia hacia ella. A pesar de sus esfuerzos por cuidarla, su madre la trata con dureza y le da una última orden antes de morir. La protagonista decide contratar a una enfermera para cuidar de su madre y comienza a planear su regreso a la ciudad y a su antiguo trabajo. Hace los preparativos necesarios y se despide de su hogar antes de partir definitivamente.

Otros resúmenes de libros de Almudena Grandes