El corazón helado

50 minutos

Capítulo sin nombre 1

En este capítulo, el protagonista asiste al entierro de su padre en el cementerio de Torrelodones. Observa a las mujeres del pueblo de su padre, que se destacan por su apariencia descuidada y sin medias, contrastando con las mujeres elegantes de su familia. También nota la postura y apariencia de los hombres, que se asemejan entre sí y a su padre. Recuerda cómo su padre despreciaba el frío y le decía que debería haber estado en Rusia o Polonia para experimentar el verdadero frío. Luego, su esposa lo encuentra y le pregunta si está bien. Él confirma que sí y ella lo acompaña sin apartarse de su lado. El protagonista reflexiona sobre la falta de consuelo frente a la muerte y cómo le habría gustado a su padre ser enterrado en un día como ese. Observa a los vecinos del pueblo de su padre que asisten al entierro y los reconoce bajo el paso del tiempo. Luego, nota la presencia de una mujer desconocida que se destaca entre los asistentes. Intenta encontrar una explicación lógica para su presencia, pero no encuentra ninguna. La mujer desaparece repentinamente y el protagonista se queda con la intriga de quién era y por qué estaba allí. Después del entierro, la familia se reúne en un restaurante y el protagonista comenta sobre la mujer desconocida, pero nadie más la ha visto. Su hermana sugiere que podría ser una empleada de la inmobiliaria de su padre, pero el protagonista descarta esa posibilidad. A pesar de su intriga, el protagonista se consuela al abrazar a su familia y se da cuenta de que la presencia de la mujer desconocida le ha dado una sensación de inquietud y miedo. Al final del capítulo, el protagonista reflexiona sobre su propia vida y cómo la presencia de la mujer desconocida ha alterado su percepción de la realidad.

Capítulo sin nombre 2

En este capítulo, Raquel pasa tiempo con su abuela Anita, quien tiene los balcones llenos de flores y le explica que las plantas buscan espacio para crecer. Raquel le pregunta por qué se llama Anita y su abuela le cuenta que su padre quería llamarla Placer, pero su madre no estaba de acuerdo. Después de peinar a Raquel, su abuela le pregunta por qué se llama Raquel y ella explica que su abuela Rafaela quería que su madre supiera pronunciar bien la erre y por eso le puso ese nombre. Raquel se va a despertar a su abuelo y luego corre por el pasillo hasta llegar al dormitorio de sus abuelos. A ella le gusta mucho la casa de sus abuelos en París y cuando la vio por primera vez, vacía y recién pintada, le gustó aún más. Su madre encuentra un piso en Madrid y deciden mudarse. Raquel se pregunta por qué su abuelo Ignacio no quiere volver a España y su abuela le explica que él es muy terco y siempre quiere ser el que más narices tenga. Raquel pasa los veranos en la casa de sus abuelos maternos en Torre del Mar y se pone triste cuando tienen que regresar a París. Su abuelo Ignacio le dice a su mujer que él se va a morir al sol y se mudan a la playa cerca de Málaga. Raquel se da cuenta de la importancia que el sol, la luz y el azul tienen para los españoles. Su abuelo Aurelio también se ha vuelto a España y su abuelo Ignacio se niega a invertir en un país donde está de paso. Raquel se va a vivir a Madrid con su familia y su abuelo Ignacio no quiere vivir en Canillejas. Raquel le dice que no encontrará nada en la glorieta de Bilbao y él decide vivir lo más cerca posible. Raquel le cuenta a su abuelo que le va a encantar el nuevo piso porque el cielo es muy grande desde allí.

Capítulo sin nombre 3

En este capítulo, el protagonista recibe múltiples mensajes de su madre en la hora y media que dura su segunda clase de la mañana. Su madre le recuerda varias tareas, como darle dinero a Lisette para el jardinero, recoger el correo y tirar la propaganda, pedirle a Lisette que le haga una comida rápida en casa en lugar de comer en el bar de la facultad, y llamarla al salir de La Moraleja. El protagonista borra todos los mensajes antes de irse de la facultad y deja un recado en el buzón de Mai para recordarle que no puede ir a recoger a su hijo al colegio esa tarde.

Han pasado menos de un mes desde la muerte del padre del protagonista y deduce que sus hermanos mayores han estado encargándose de las tareas de la casa. El protagonista reflexiona sobre cómo sus hermanos habrán sentido al volver a la casa que aún conserva las huellas de su padre. La familia se reúne con frecuencia en casa de su madre, pero evitan hablar de la muerte reciente y se centran en los recuerdos de su infancia compartida.

El protagonista recuerda que en el pasado hubo tensiones políticas en la familia, que se reflejaban en las discusiones durante las comidas y celebraciones. A pesar de las diferencias políticas, el protagonista se lleva bien con todos sus hermanos. Sin embargo, empieza a notar las grietas en las relaciones familiares y se siente distante de ellos.

El protagonista describe las divisiones en la familia, tanto en términos de edad como de afinidades políticas y sociales. Sus hermanos mayores trabajan juntos en la empresa familiar, mientras que sus hermanas han formado una alianza basada en su género y en sus experiencias de divorcio y matrimonio. El protagonista se siente distanciado de sus hermanos debido a su elección de carrera, su matrimonio y su posición política.

El protagonista reflexiona sobre su relación con su esposa, Mai, y cómo su matrimonio ha sido estable y feliz a lo largo de los años. Aunque a veces se pregunta si Mai también tiene dudas sobre su vida juntos, siempre llega a la conclusión de que son felices y se aman.

El protagonista llega a la casa de su madre y es recibido por Lisette, la nueva empleada doméstica que ha traído de Santo Domingo. El protagonista la encuentra atractiva y coquetea con ella de forma inocente. Lisette le prepara comida y le ofrece un postre, pero el protagonista rechaza la comida porque ya ha comido en la facultad.

El protagonista y Lisette hablan sobre la situación de su madre y el hecho de que se quedará en casa de su hermana Clara durante un tiempo. El protagonista le da dinero a Lisette y le pide que recoja el correo. Juntos, van al despacho de su padre para recoger el correo y el protagonista se siente abrumado por la ausencia de su padre y la presencia de sus objetos personales.

El protagonista clasifica el correo y se despide de Lisette. En el camino de regreso a Madrid, el protagonista reflexiona sobre la mujer que vio en el cementerio y su obsesión por descubrir quién era. También recuerda su visita al ayuntamiento de Torrelodones para confirmar que no se había celebrado ningún otro entierro el mismo día que el de su padre.

Siguiendo este capítulo, el narrador reflexiona sobre la visita de una mujer desconocida al entierro de su padre y cómo esto descarta la casualidad. Aunque no le cuenta a nadie, su esposa Mai lo guía en una dirección inesperada al preguntarle sobre la edad en la que su padre se casó. Mai había sido una conquista de su padre y cuando se conocieron, él estaba convaleciente de una relación complicada. Después de regresar a España, el narrador no quería comenzar otra relación, pero Mai se acostó con él la misma noche que se conocieron. A pesar de las circunstancias, su relación prospera y Mai se convierte en la nuera favorita de su padre. Sin embargo, la relación de su hermano Julio con su esposa Verónica se deteriora y ella se va de casa. A pesar de esto, Julio sigue enamorado de ella y finalmente logra que regrese. El narrador también menciona una carta que llega a su madre de un banco y su madre le pide que vaya a hablar con el hombre del banco. Aunque el narrador intenta resistirse, finalmente acepta y se despide de su madre.

Capítulo sin nombre 4

En este capítulo, Raquel encuentra a su abuelo Ignacio sentado en la cama, mirando hacia un punto lejano. La niña le pregunta si se ha dormido y le pregunta a dónde van a ir ese día. Ignacio y su esposa Anita tienen diferentes rutinas para dormir la siesta. Ignacio prefiere dormir en la cama, mientras que Anita prefiere dormitar con la televisión encendida en una mecedora. Los sábados son los mejores días para Raquel desde que sus abuelos volvieron a España. Ignacio se negó a regresar a España hasta septiembre de 1976 y dejó claro que solo venía de vacaciones. Ignacio y Anita llegan a Madrid y Ignacio muestra interés en visitar las Vistillas. Ignacio y su hijo discuten sobre cómo llegar allí y finalmente deciden ir. Ignacio muestra a Raquel los lugares que solía visitar en Madrid y le explica por qué los extrañaba tanto. Ignacio menciona que extrañaba los bares, el cielo de Madrid, el agua del grifo y la primavera de febrero. Raquel se sorprende al descubrir todo lo que su abuelo extrañaba y se da cuenta de que nunca había hablado de ello antes. Ignacio explica que siempre había querido volver a Madrid y que había perdido muchas cosas en su vida. Ignacio y Raquel pasan los sábados juntos, y Anita se une a ellos por las tardes. Anita tiene un negocio de enmarcado de cuadros y los sábados por la mañana los dedica a estar con Raquel. Por las tardes, Anita abre su tienda y deja a Ignacio y Raquel solos durante tres horas.

Siguiendo este capítulo, Raquel va de visita con su abuelo a casa de un amigo suyo. Aunque al principio Raquel está emocionada por la visita, pronto se da cuenta de que algo no está bien. Su abuelo se comporta de manera extraña, lleva una cartera misteriosa y no responde a sus preguntas. Cuando llegan a la casa de su amigo, Raquel se da cuenta de que algo no está bien. La mujer que los recibe parece sorprendida y nerviosa al ver a su abuelo. Después de una breve conversación, Raquel se queda con los hijos de la mujer mientras su abuelo se va a hablar con su amigo. Durante su estancia en la casa, Raquel se da cuenta de que algo no está bien y que su abuelo está llorando. Finalmente, su abuelo la lleva de vuelta a casa y le dice que es mejor no saber lo que ha pasado. Raquel se da cuenta de que su abuelo ha sufrido mucho y decide no preguntar más. A lo largo de los años, Raquel aprende a vivir con las cosas que no sabe y a aceptar la vida tal como es. Aunque ha pasado por momentos difíciles, Raquel nunca deja de mirar al cielo y recuerda el nombre del hombre que hizo llorar a su abuelo.

Capítulo sin nombre 5

En este capítulo, el protagonista narra cómo, a pesar de su pereza y desgana, decide acudir a una entrevista en una oficina de asesoría financiera. El día comienza nublado, pero el sol sale y la primavera se hace presente en el aire. El protagonista deja a su hijo en el colegio y decide ir a la entrevista a pie, disfrutando del buen clima. Al llegar al banco, se encuentra con una recepcionista poco amigable que le informa que debe llamar a la señora Fernández Perea. Después de un malentendido, finalmente es atendido por Raquel Fernández Perea, quien resulta ser la misma mujer que asistió al entierro de su padre. El protagonista le hace preguntas sobre su relación con su padre y Raquel se muestra incómoda y evasiva. Finalmente, el protagonista decide regresar el lunes para obtener respuestas a sus preguntas. A pesar de su confusión, siente que esta situación es el comienzo de algo más que un simple encuentro casual.

Siguiendo este capítulo, el narrador cuenta que no pudo dormir la noche anterior debido a que intentaba recordar y relacionar sus recuerdos sobre Raquel Fernández Perea y Julio Carrión González. Mai, su esposa, se preocupa por su aspecto y Fernando Cisneros, su amigo, le pregunta qué le pasa. El narrador le dice que está raro por una historia larga y extraña relacionada con su padre, pero que se la contará otro día. Al día siguiente, el narrador y Raquel quedan para comer en un restaurante. Durante la comida, el narrador especula que Raquel podría ser hija de su padre, pero ella se ríe y le dice que su padre se llama Ignacio y es ingeniero de telecomunicaciones. Raquel le dice que ella y el narrador son dos partes de un todo que se han ignorado mutuamente y revela que ella y el padre del narrador eran amantes. Luego, le entrega una llave y se va.

II El hielo

En este capítulo, se presenta el programa del Frente Popular, el cual busca establecer una República basada en la libertad democrática y el progreso social. En una noche en el café Gayango, se encuentran Juan Tomás, jefe de "flechas", los aviadores Treviño y Bergali, y el capitán Martínez de la División. Luego, llega Díaz Criado acompañado de un policía que lleva una carpeta con nombres. Díaz Criado asiente y el policía lee los nombres, mencionando detalles para refrescar la memoria de Díaz Criado. Este último expresa su deseo de "limpiar bien a España de marxistas" y comenta que en treinta años nadie se moverá.

Capítulo sin nombre 7

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre la revelación de que su padre tenía una amante, Raquel Fernández Perea. Aunque al principio se siente sorprendido y confundido, decide no juzgar a su padre y aceptar su derecho a tener una vida propia. El narrador recuerda momentos de su propia vida, como un viaje a La Coruña en el que conoció a una mujer en un congreso y tuvo una aventura. También recuerda cómo compró un regalo para su esposa mientras estaba en el aeropuerto. El narrador piensa en su hijo, Miguel, y cómo nunca sabrá sobre las infidelidades de su padre. Luego, el narrador recuerda una conversación con su esposa sobre la infidelidad y la importancia de la lealtad en su relación. Después de la revelación de la infidelidad de su padre, el narrador se siente confundido y reflexiona sobre la vida y la muerte. Decide investigar más sobre la vida de su padre y encuentra pastillas de Viagra en su apartamento. El narrador habla con su cuñado sobre las pastillas y su posible relación con la muerte de su padre. Su cuñado le asegura que la Viagra no causa infartos y que la muerte de su padre pudo haber sido causada por cualquier esfuerzo físico. El narrador reflexiona sobre la muerte y concluye que la muerte es una mierda y que su padre tenía derecho a vivir su vida como quisiera.

Siguiendo este capítulo, Álvaro habla con su hermano Julio sobre su padre y las posibles amantes que pudo haber tenido. Álvaro reflexiona sobre cómo su percepción de su padre ha cambiado desde que descubrió su relación con Raquel. Recuerda cómo su padre, que solía ser un hombre admirado y poderoso, se ha vuelto frágil y débil debido a su adicción a las pastillas. Álvaro también reflexiona sobre la relación de su padre con Raquel y cómo su debilidad y ambición lo llevaron a buscar la juventud y el placer en lugar de enfrentar la realidad de su vejez y enfermedad. Álvaro también menciona que su padre vendió un ático en Jorge Juan y se pregunta si podría pertenecer a Raquel. Álvaro visita el ático y tiene la sensación de que algo no encaja, pero no encuentra ninguna prueba. Más tarde, en una reunión familiar, Álvaro descubre que el ático no está incluido en el inventario de los bienes de su padre. Álvaro se sorprende al descubrir que su padre tenía mucho más dinero del que imaginaba. Durante la reunión, Álvaro discute con su hermana Angélica y se disculpa con su madre por su comportamiento. Después de la reunión, Álvaro y Julio hablan sobre su padre y Julio revela que su padre nunca le dio dinero cuando se lo pidió, a pesar de que siempre le daba dinero a Rafa. Julio también menciona que su padre no entendió su decisión de dejar a su esposa por Verónica. Álvaro y Julio reflexionan sobre la relación de su padre con cada uno de ellos y cómo sus recuerdos y percepciones de su padre difieren. Julio también revela que su padre le pidió perdón después de que Julio se arruinara financieramente y que nunca volvieron a hablar del tema.

Capítulo sin nombre 8

En este capítulo, se narra el calor sofocante de Madrid en junio de 1941. Julio Carrión González, el protagonista, trabaja en un garaje y se cambia de ropa antes de salir a la calle para no ser visto con su mono de mecánico sucio. Su jefe, el señor Turégano, le permite hacer recados por la ciudad y le da propinas. Julio se cruza con Mari Carmen, la hija del Peluca, y se esconde para que ella no lo vea con su ropa de trabajo. Luego, Julio va al banco a hacer unos trámites para su jefe y se encuentra con Paquito, su compañero de trabajo. Después de hacer los recados, Julio decide pasear por la ciudad y se encuentra con una manifestación de camisas azules. Decide cambiar de rumbo y caminar por una calle más tranquila. Recuerda cómo consiguió trabajo en el garaje y cómo su padre lo llevó a Madrid durante la guerra civil. También recuerda cómo su madre abandonó a su padre y cómo su relación con él se deterioró. Julio llega a la pensión donde vive con su padre y se da cuenta de que su padre está deprimido. Luego, decide ir a un mitin del Frente Popular donde habla su madre. Después del mitin, Julio se siente orgulloso de su madre y se da cuenta de que su familia está destrozada. Su madre decide trabajar como maestra de párvulos y la guerra se acerca cada vez más a su pueblo.

Siguiendo este capítulo, Teresa anuncia a su familia que tendrán un huésped llamado Manuel Castro, el maestro de Las Rozas que se encargará de dar clases a los niños evacuados. Julio no está contento con la noticia y desprecia a su padre por su actitud sumisa. Mientras tanto, Julio espera ansiosamente la entrada de los sublevados en Madrid, pero se da cuenta de que las cosas no están saliendo como esperaba. A pesar de su descontento, Julio se une a Manuel en sus actuaciones de magia y se convierte en su ayudante. Julio se siente atraído por Mari Carmen, pero ella lo rechaza y le dice que se una a la causa falangista. Julio se niega y decide alejarse de todo lo relacionado con la guerra. Sin embargo, se encuentra con un falangista herido en la calle y decide ayudarlo. Eugenio, el falangista, convence a Julio de unirse a la lucha y defender a Europa contra Oriente.

Capítulo sin nombre 9

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre la historia que su hermano Julio le contó sobre su padre y la predilección que este sentía por él. Aunque al principio no creía en la indiferencia de Julio, sí creyó en su versión y en su indignación. El narrador piensa en cómo las partes de la historia se ignoraron durante mucho tiempo y cómo eso ha llevado a que el todo se vuelva contradictorio y áspero. Recuerda una noche de junio o julio de 2001, cuando se despertó con su hijo llorando y sudando. Siente la emoción de tener un hijo y cómo esa emoción se transforma en un amor constante y cotidiano a medida que su hijo crece. Luego recuerda una noche en la que se encontró con su padre en el porche y hablaron sobre su esposa Mai. Después de que su hermano Julio se marcha, decide quedarse en el bar y prolongar la última copa a solas. Piensa en el ático de la calle Jorge Juan que no le pertenece y en el trabajo que tiene que hacer allí. También piensa en Raquel, la última amante de su padre, y en cómo tendría que enfrentarse a ella. Reflexiona sobre su padre y cómo nunca había sido un problema para él, pero ahora se da cuenta de que no lo conocía realmente. Piensa en la falta de familia y en cómo eso ha afectado su memoria de su padre. Luego recuerda una conversación con su hermano Julio sobre la forma en que su padre era padre y cómo eso ha afectado sus recuerdos de él. El narrador reflexiona sobre la multiplicidad de su padre y cómo eso ha afectado su propia memoria. Luego habla sobre su encuentro con Raquel en el bar y cómo ella le besó en las mejillas. Hablan sobre el ático y cómo ella es la propietaria. El narrador le cuenta a Raquel que él fue quien recogió las cosas del ático y las puso en bolsas de basura. Hablan sobre su relación con su padre y cómo ella no le quería. El narrador reflexiona sobre el miedo de creer cualquier cosa y cómo eso afecta su relación con Raquel. Terminan la cena y el narrador se da cuenta de que no sabe quién es realmente Raquel.

Siguiendo este capítulo, Álvaro continúa su conversación con Raquel en el restaurante. Hablan sobre su hermano mayor, Rafa, y cómo no le agrada. Raquel le cuenta que Rafa fue a verla y le informó que había decidido cancelar todos los fondos y recuperar el capital. Álvaro comenta que su hermano es engreído y antipático, a diferencia de su padre, que era encantador y simpático. Raquel menciona que su padre era un hombre rico y poderoso, pero que no le sorprendió tanto como Álvaro. Álvaro le explica que ella ha tenido que tratar con la anomalía de la familia, que es él, y que le habría ido mejor con su hermano Julio, que es rico, poderoso, divertido y simpático.

Luego, el capítulo cambia de escenario y Álvaro recuerda un episodio de su infancia en el colegio, cuando el patio se redujo a la mitad debido a la construcción de un polideportivo. Álvaro y su amigo Roberto escalan una montaña de arena que se ha formado en el patio y disfrutan deslizándose por ella. Álvaro describe la emoción y el placer que sentía al deslizarse por la arena. Este recuerdo lo lleva a recordar que había olvidado esa sensación durante muchos años, hasta que conoció a Raquel y volvió a sentir emociones intensas.

Después, Álvaro y Raquel continúan su conversación en el restaurante. Álvaro le confiesa que estuvo a punto de acostarse con ella la noche anterior, pero que ella se dio cuenta y se marchó. Álvaro admite que Raquel le gusta mucho y que nunca ha sentido algo así por ninguna otra mujer. Raquel se sorprende y le pregunta qué piensa hacer al respecto. Álvaro le responde que lo más probable es que no haga nada, ya que no espera volver a verla.

El capítulo continúa con un salto en el tiempo y Álvaro recuerda su infancia y adolescencia, así como su relación con su amigo Fernando y su amante Elena. Álvaro reflexiona sobre las decisiones que ha tomado en su vida y cómo estas han llevado a la situación actual. También menciona que su padre tenía una amante y cómo esto ha afectado a su percepción de él.

Álvaro se encuentra con Fernando en un bar y le confiesa que ha estado pensando en marcharse con Elena, pero que no se atrevió a hacerlo. Fernando le aconseja que lo haga si realmente lo desea, pero Álvaro duda y no está seguro de lo que quiere. Fernando comenta que la vida de Álvaro ha sido bastante normal y que lo que le está sucediendo es extraño para él. Álvaro reconoce que no es el tipo de persona a la que le suceden cosas extrañas, pero que esta situación es diferente.

El capítulo termina con Álvaro y Mai recibiendo una llamada de su madre, informándoles que su hermana Clara está de parto y que los niños de Clara se quedarán a dormir en su casa. Álvaro acepta y decide ir a la casa de sus padres para buscar el dinero que su padre le dejó. Álvaro registra el despacho de su padre y encuentra una carpeta con cartas y fotos antiguas, así como una caja de metal que no puede abrir. Álvaro guarda los objetos en su maletín y se prepara para irse.

Capítulo sin nombre 10

En este capítulo, se narra el encuentro entre Ignacio Fernández Muñoz y su hermano Mateo en el campo de concentración de Albatera. Ignacio se da cuenta de la transformación física y emocional que ha sufrido su hermano debido a las condiciones del campo. Ignacio también reflexiona sobre su propia transformación, ya que ha dejado de desear y ha adoptado una existencia elemental centrada en sus necesidades básicas. A pesar de la desesperación y la incertidumbre en el campo, los prisioneros encuentran consuelo en hablar y recordar historias. Ignacio no es consciente de su propia transformación hasta que vuelve a estar vivo y recupera su razón, sensibilidad y fe. En el puerto de Alicante, Ignacio presencia los disparos y los cuerpos que caen al suelo. Él mira al mar para evitar ver y contar el número de suicidios. Ignacio decide buscar a su hermano entre los prisioneros que son llevados a Madrid para ser fusilados. Sin embargo, Mateo le niega con la cabeza y le pide que no lo reconozca ni lo salude. Ignacio se abre paso entre la multitud y se une a la procesión de los condenados. Ignacio recuerda la última vez que vio a su hermano Mateo, cuando Ignacio fue ascendido a capitán en el ejército republicano. Ignacio llegó tarde a la reunión familiar y se produjo una discusión con Mateo sobre las diferencias políticas. Ignacio se marcha a Madrid y estudia canto, donde conoce a Mateo y se enamora de él. Ignacio y Mateo se casan y tienen dos hijas. Ignacio se convierte en un republicano comprometido, mientras que Mateo se mantiene más moderado en sus opiniones políticas. Ignacio y Mateo discuten sobre la república y la monarquía, pero su relación se mantiene fuerte. Ignacio y Mateo se despiden en el puerto de Alicante antes de que Ignacio se una al ejército republicano. Ignacio y Mateo se reencuentran en el campo de concentración de Albatera, donde Ignacio decide buscar a su hermano entre los prisioneros que son llevados a Madrid para ser fusilados. Mateo le niega con la cabeza y le pide que no lo reconozca ni lo salude. Ignacio se une a la procesión de los condenados y reflexiona sobre su propia transformación y la de su hermano.

Siguiendo este capítulo, Ignacio Fernández Muñoz se encuentra en el frente de batalla junto a sus compañeros. Ante la inminente llegada del enemigo, Ignacio toma el mando y les ordena a sus compañeros que se preparen para el enfrentamiento. A pesar de la incredulidad inicial, sus compañeros comienzan a comprender la seriedad de la situación y siguen sus instrucciones.

Ignacio les explica que deben esperar a los enemigos, ya que ellos tienen la ventaja de estar en una posición elevada. Les dice que deben resistir y no disparar hasta que él lo indique. Mientras tanto, los moros se acercan cada vez más, pero en la cima del cerro nadie se mueve.

Finalmente, Ignacio da la orden de disparar y les indica que deben gritar y hacer ruido para confundir al enemigo. Siguiendo sus instrucciones, los soldados disparan y gritan, logrando que los regulares se retiren sin tomar el cerro.

Después de esta victoria, Ignacio es reconocido por su valentía y se le deja de llamar "el niño" en su brigada. Más tarde, es herido en el brazo izquierdo y recibe su primera condecoración.

Por otro lado, Mateo Fernández Muñoz se encuentra en Madrid y tiene la oportunidad de pasar tiempo con su novia, Casilda García Guerrero. A pesar de las diferencias políticas entre ellos, Mateo está enamorado de Casilda y disfruta de su compañía.

En otra parte de la ciudad, Esteban Durán se encuentra en el frente de Usera, aburrido y esperando la llegada del tranvía que trae a su novia, María Fernández Muñoz. Las visitas de María son un momento de alegría y felicidad en medio de la guerra.

Sin embargo, en un momento de distracción, Esteban es alcanzado por una bala y muere. Su muerte afecta profundamente a María y a su familia, quienes lloran su pérdida.

Mientras tanto, Paloma Fernández Muñoz se preocupa por su novio, Carlos, quien está en el hospital recuperándose de una herida. A pesar de las secuelas que tendrá, Paloma sigue amándolo y apoyándolo.

En medio de la guerra, María decide trabajar en una guardería del gobierno para ayudar a los niños que han perdido a sus madres debido a los bombardeos. A pesar de la preocupación de su madre, María está decidida a ayudar y hacer algo en medio de la guerra.

La madre de Ignacio, María Muñoz, se preocupa por su familia y por la situación en la que se encuentran. Su marido, Mateo, está enfermo y sufre por la guerra y la situación del país. María intenta animar a su familia y les pide que no discutan sobre política, sino que se apoyen mutuamente.

En la última semana de 1936, María se da cuenta de que su hija Paloma está enamorada de Carlos y le aconseja que se vaya a Levante para estar más segura. Sin embargo, Paloma decide quedarse y trabajar en una guardería junto a su hermana María.

En la última escena del capítulo, María prepara una cena especial para su familia, utilizando los pocos recursos que tienen. Mientras tanto, Ignacio se encuentra con su prima Mariana y ella le pide que tenga cuidado. María se derrumba y expresa su odio hacia los enemigos, mientras que Mateo la consuela y le recuerda que deben seguir luchando.

En resumen, este capítulo muestra la valentía y determinación de Ignacio en el frente de batalla, así como las dificultades y preocupaciones de la familia Fernández Muñoz en medio de la guerra. También se exploran las relaciones amorosas de los personajes y cómo la guerra afecta sus vidas.

Siguiendo este capítulo, Ignacio observa a su prima Mariana con una mirada fría y paciente, notando un brillo metálico en sus ojos. Ignacio nunca olvidará esa mirada y los eventos que ocurrieron esa noche, como las palabras y gestos de su familia mientras se preparan para huir de Madrid. Ignacio se despide de su hermano Mateo, quien le pide perdón por no haberle dicho algo antes. Ignacio se encuentra con Eduvigis, una mujer poderosa y valiente que le entrega una cesta de comida. Ignacio se siente atraído por ella y la acompaña a su casa, donde se encuentran y comparten historias. Ignacio se da cuenta de que Eduvigis es una mujer ordinaria pero valiente. Ignacio se despide de su familia y se va a El Pardo. En el camino, Ignacio se encuentra con Paloma, quien le cuenta que el Sapo, un apodo para su cuñada, se ha hecho amiga de Dorita. Ignacio no tiene buenos recuerdos de Dorita. Ignacio llega a la casa de sus padres y se entera de que Eduvigis ha traído comida para ellos. Ignacio se siente orgulloso de su madre y de cómo ha manejado la situación. Ignacio se encuentra con Mariana, quien le cuenta que su cuñado, el Sapo, se ha quedado en Madrid. Ignacio se encuentra con Dorita en la calle y se siente atraído por ella. Ignacio se encuentra con Paloma y Carlos, quienes le cuentan que el Sapo ha estado en la cocina y que se ha hecho amigo de Dorita. Ignacio se encuentra con su cuñado en la cárcel y se entera de que ha habido una traición y una sublevación militar en Madrid. Ignacio se da cuenta de que la guerra está perdida y de que Madrid será entregada a los fascistas. Ignacio se encuentra en la cárcel con otros prisioneros y se entera de que Franco ha ordenado dejar pasar a los anarquistas para que entren en Madrid. Ignacio se siente impotente y derrotado. Ignacio es liberado por un miliciano y se escapa en un camión. Ignacio se encuentra con Anita en Toulouse y le cuenta sobre la traición y la derrota. Ignacio se da cuenta de que ha matado a un hombre y se siente culpable. Ignacio se despide de su hermano Mateo antes de que sea llevado en un camión. Ignacio se da cuenta de que su corazón está roto y de que ya no es un corazón humano.

Capítulo sin nombre 11

En este capítulo, el narrador comienza hablando de María Victoria Suárez Mena, una señorita de Zaragoza que se ofreció a ser la madrina de guerra de su padre sin conocerlo más que por una foto. El narrador describe la foto que María Victoria le envió a su padre, en la que ella aparece con una camisa azul y una falda sin forma. Aunque no era fea, no tenía tetas ni el menor relieve entre los dos bolsillos. El narrador reflexiona sobre la retórica equitativamente ñoña y sanguinaria de las cartas de María Victoria, en las que proclama la necesidad de aplastar, exterminar, extirpar, arrasar, machacar y matar a todos los habitantes de la Rusia criminal, canalla y culpable.

El narrador también menciona que María Victoria tenía alrededor de diecisiete años y una ortografía titubeante. Sus primeras cartas eran copias de retórica patriótica, pero luego se volvieron más divertidas y preocupadas por la falta de respuesta de su padre. Finalmente, María Victoria deja de escribirle.

El narrador continúa describiendo su estudio, donde encuentra una carpeta azul con la documentación de su padre sobre su participación en la División Azul. La carpeta contiene fotos de su padre con uniforme español y alemán, así como fotos de su amigo Eugenio. El narrador también menciona que Eugenio fue admitido en la División Azul por presiones de su familia, todos falangistas menos su padre.

El narrador recuerda el funeral de Eugenio, donde su padre lo describió como una persona honrada que fue destrozada por sus hijos. Luego, el narrador habla sobre cómo su padre abandonó el régimen franquista después de que su hija fuera detenida y golpeada por la policía. A pesar de su desprecio por la política, su padre se hizo rico durante la transición democrática al adaptarse a los nuevos tiempos.

El narrador también menciona las cartas que su abuelo le envió a su padre desde la cárcel, en las que le habla de la importancia de la religión y la preparación para la muerte. El narrador reflexiona sobre cómo su padre guardó las cartas en una carpeta azul y no las destruyó, lo que demuestra que no las consideraba peligrosas.

El narrador concluye el capítulo hablando de la oportunidad perdida que tuvo España y de cómo la gente pequeña, empeñada en sobrevivir en un país pequeño, pobre y atrasado, es más comprensible que los hombres y mujeres admirables. El narrador reflexiona sobre la ingravidez de España, donde las manos son más rápidas que la vista y las paradojas de la óptica juegan a favor de quienes manejan las lentes.

Siguiendo este capítulo, el narrador encuentra en la carpeta azul de su padre una foto en la que aparece con una mujer llamada Paloma en París en 1947. Al leer al dorso de la foto, descubre que aquel hombre no es él, sino su padre. Además, encuentra una carta de su abuela Teresa en la que le pide perdón por todo el daño que le ha hecho sin querer y le explica que se ha equivocado al escoger marido. El narrador se siente confundido y necesita tiempo para procesar toda la información. Después, su esposa Mai llega a casa y él le muestra la foto y la carta. Tienen una discusión sobre la comprensión de las acciones del padre del narrador durante la guerra civil española. Luego, el narrador recibe una llamada de Raquel, quien le propone verse para entregarle algunas cosas de su padre. El narrador acepta y Raquel sugiere varios lugares para encontrarse, pero él prefiere que sea en un lugar neutral para que ella no sepa más de él que él de ella.

Siguiendo este capítulo, Álvaro y Raquel quedan para ir al museo. Álvaro miente diciendo que no tiene nada que hacer al día siguiente para poder ir con ella. Sin embargo, en realidad tiene que quedarse con su hijo porque su esposa tiene una cena con amigas. Álvaro no puede dejar de pensar en Raquel y cuando la ve vestida para salir, siente una atracción irresistible hacia ella. En el camino hacia el museo, Raquel presenta a Álvaro a su amiga Berta. Álvaro se siente atraído por Berta, pero Raquel le dice que no puede venir con ellos porque tiene un ensayo. Álvaro y Raquel continúan su camino hacia el museo y Álvaro le explica a Raquel sobre el péndulo de Foucault. Luego, Álvaro la recoge en su coche y van a un bar donde se encuentran con el novio de Pierre, el camarero. Después de la cena, Álvaro le regala a Raquel un juego de péndulos y le explica su significado. Finalmente, deciden ir a casa de Raquel y se besan apasionadamente.

Capítulo sin nombre 12

En este capítulo, conocemos a Julio Carrión González, un joven español que ha desertado del ejército alemán durante la Segunda Guerra Mundial. Julio llega a la estación de Orleáns con documentos auténticos pero sin una razón aparente para estar allí. A lo largo del capítulo, se nos muestra cómo Julio se mueve con cautela y se deshace de su uniforme alemán, mientras se cruza con otros viajeros en el tren. En Orleáns, Julio se encuentra con Eugenio Sánchez Delgado, un falangista español, y deciden ir a tomar una cerveza juntos. Eugenio le cuenta a Julio sobre su decisión de alistarse en el ejército y su convicción de que los alemanes ganarán la guerra. Julio, por su parte, reflexiona sobre su pasado y sus relaciones con Mari Carmen Ortega y Vida, y cómo su vida ha cambiado desde entonces. Finalmente, Julio decide unirse a los falangistas y se siente optimista sobre el futuro.

Siguiendo este capítulo, Julio se afilia al partido de sus nuevos camaradas y necesita el permiso por escrito de su padre para alistarse. Sin embargo, al visitar a su padre en Torrelodones, se da cuenta de que está borracho y deprimido por la muerte de su esposa en el penal de Ocaña. A pesar de esto, Julio decide unirse al ejército y se despide de su padre.

Julio recuerda a su madre y siente dolor por su pérdida. Aunque ha intentado olvidarla, su recuerdo sigue presente en su vida. Además, Julio descubre que no es el único que sabe sobre su madre, ya que Romualdo también lo sabe.

Julio y Romualdo se unen a una expedición para visitar a las prisioneras polacas en un campo cercano. A pesar de las restricciones y los riesgos, deciden ayudar a las mujeres y establecen un sistema de intercambio de alimentos por favores sexuales.

Más tarde, Eugenio descubre lo que están haciendo y se enfada con Julio y Romualdo. Discuten sobre la moralidad de sus acciones y Eugenio se distancia de ellos.

Julio y Romualdo continúan con sus visitas a las prisioneras polacas, a pesar de las prohibiciones y los riesgos. Julio se siente culpable por sus acciones, pero también disfruta de la compañía de las mujeres.

La guerra se intensifica y el frío se vuelve insoportable. Los soldados sufren de congelación y enfermedades, y la moral decae. Julio y Eugenio hacen un pacto para cuidarse mutuamente y evitar que les amputen las piernas en caso de congelación.

A medida que la guerra avanza, Julio comienza a dudar de la victoria y se preocupa principalmente por su supervivencia. Intenta pasar desapercibido y no destacar en el ejército. Sin embargo, en la batalla de Possad, lucha valientemente y es condecorado.

Julio reflexiona sobre su papel en la guerra y se siente aliviado de no tener que presentarse voluntario para más misiones en el futuro.

Siguiendo este capítulo, Julio Carrión González decide quedarse en Riga en lugar de regresar a España con la División Azul. Trabaja como asistente del coronel Arenas y se convierte en un enlace clandestino entre los voluntarios de la Legión Azul y el mando del ejército español. Sin embargo, la retirada del ejército alemán del Este lo deja sin fondos y decide regresar a España. En Orleáns, encuentra a un grupo de españoles y se acerca a ellos. Después de escuchar su conversación, decide unirse a ellos y pronuncia la frase "vamos, no me jodas" para identificarse.

Capítulo sin nombre 13

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre cómo su vida ha cambiado desde que conoció a Raquel Fernández Perea. Aunque al principio no le importaba la frase "El todo sólo es igual a la suma de las partes cuando las partes se ignoran entre sí", ahora se da cuenta de que su vida ha sido transformada por la interacción con Raquel. Se siente más vivo que nunca, pero también se siente atrapado en una relación en la que ha perdido su libertad. A pesar de esto, no echa de menos su vida anterior y está contento con la situación actual.

El narrador también reflexiona sobre su relación con su padre. Aunque se había propuesto no pensar en él, no puede evitar recordarlo y sentirse vivo al darse cuenta de que su padre ya no está vivo, mientras que él sí. Sin embargo, también se da cuenta de que no sabe mucho sobre la vida de su abuela Teresa González. Decide ir al Registro Civil para obtener más información sobre ella, pero se da cuenta de que no sabe mucho sobre su abuela y que su padre no quería hablar de ella. El capítulo termina con el narrador reflexionando sobre la falta de información sobre su abuela y la posibilidad de que su muerte no haya sido oficialmente registrada.

Siguiendo este capítulo, Álvaro visita a Encarnita en Torrelodones para obtener más información sobre su abuela Teresa. Encarnita le cuenta la historia de su abuela, quien era socialista y se enamoró de un maestro llamado Manuel Castro. Sin embargo, Encarnita no le da la foto de Teresa a Álvaro, lo que lo deja desconcertado. Después de despedirse de Encarnita, Álvaro va a la casa de Raquel y le cuenta la historia de Amada y Encarnita sin mencionar a su abuela. Álvaro se da cuenta de que ha estado enamorado de su abuela y se siente culpable por no haberse dado cuenta antes. Sin embargo, decide no dejar que su descubrimiento arruine su relación con Raquel y le inventa una excusa sobre una reunión importante en la facultad. Raquel acepta la excusa y continúan su relación con normalidad.

Capítulo sin nombre 14

En este capítulo, Ignacio Fernández Muñoz ve por primera vez a Anita Salgado Pérez, una mujer española que le llama la atención por su belleza y su apariencia española. Ignacio siente una conexión instantánea con ella y se da cuenta de que no necesita explicarle quién es, ya que ella parece reconocerlo. Ignacio decide no decirle nada y continúa con su rutina diaria.

Después de un tiempo, Ignacio se escapa de su cautiverio y se dirige a la casa de su madre en Madrid. Al llegar, su madre no lo reconoce al principio, pero luego se da cuenta de que es su hijo. Ignacio se da cuenta de lo mucho que ha cambiado durante su tiempo en cautiverio y se siente solo y perdido en su ausencia.

Ignacio decide escapar de España y cruzar la frontera hacia Francia. En el camino, conoce a un hombre llamado Roque Ansó Ansó, quien se convierte en su amigo y compañero de viaje. Juntos, logran cruzar la frontera y llegar a Francia.

Una vez en Francia, Ignacio y Roque son detenidos y llevados a un campo de refugiados. Ignacio se convierte en un intérprete para los demás prisioneros y ayuda a resolver sus problemas y preocupaciones. A pesar de sus esfuerzos, Ignacio se da cuenta de que no puede hacer mucho por ellos y que están a merced de las autoridades francesas.

Ignacio también se encuentra con un oficial francés que muestra cierta simpatía hacia él y le ofrece ayuda. Sin embargo, Ignacio se da cuenta de que no puede hacer mucho por él y que está atrapado en el campo de refugiados.

A lo largo del capítulo, Ignacio reflexiona sobre su situación y la de los demás prisioneros. Se da cuenta de que son tratados como parias y que nadie está dispuesto a ayudarlos. A pesar de todo, Ignacio sigue luchando por su libertad y por encontrar a su familia.

Siguiendo este capítulo, Ignacio se reencuentra con su hermana María a través de la tela metálica de la alambrada. María está muy nerviosa y le cuenta a Ignacio que pensaban que él también estaba muerto. Le explica que un hombre fue a la tahona donde trabajan Paloma y ella y le dio un recado de Ignacio para una cita esa misma noche. María también le cuenta a Ignacio que Carlos está en la cárcel y ha sido condenado a muerte por rebelión militar. María critica a los fascistas y cuenta que Mateo fue reconocido por alguien en un campo de Alicante y lo mataron por ser rojo. María también menciona que Casilda ha tenido un hijo y que están cuidando de Paloma, quien está desesperada y se culpa a sí misma por haber dejado a Carlos solo en Madrid. Ignacio se entera de que Mateo lo vio en Alicante y de que Casilda le entregó una carta a Paloma. María también le cuenta que Carlos se encontró con el Sapo en la glorieta de Bilbao y que el Sapo le ofreció ayuda a cambio de dormir en el dormitorio de sus tíos. Ignacio le pide a María que le consiga unos libros de leyes francesas y que se los dé a un hombre llamado Donato. Después de la visita de María, Ignacio retoma sus estudios y encuentra consuelo en ellos. La situación en el campo de Barcarès empeora y muchos republicanos deciden fugarse. Ignacio encuentra satisfacción en organizar y promover las fugas. Ignacio también se reencuentra con Perea, quien le cuenta que estuvo en Nimes pero tuvo que huir y volver al campo. Ignacio le agradece a un joven francés que le trae un mensaje de apoyo de los antifascistas franceses. Ignacio también se reencuentra con su familia y se da cuenta de los cambios que han sufrido. Paloma está delgada y triste, y su padre está envejecido.

Siguiendo este capítulo, Ignacio se reencuentra con su familia después de haber estado en prisión. Su padre le agradece por estar allí y le cuenta que pensó mucho en él mientras estaba encarcelado. La madre de Ignacio interrumpe el momento emotivo y los lleva a todos a comer. En el comedor, Ignacio se encuentra con una desconocida, Anita, que vive con su familia. Ignacio se siente atraído por ella y se da cuenta de su belleza. María, la madre de Ignacio, presenta a Anita como una compañera de sus hermanas.

Anita y Paloma, la hermana de Ignacio, se conocieron cuando trabajaban juntas en una panadería. Anita estaba pasando por un momento difícil, ya que su madre estaba enferma y no sabía qué hacer. Paloma la consoló y la invitó a vivir con su familia. Desde entonces, Anita se convirtió en parte de la familia Fernández Muñoz.

Ignacio y Anita comienzan a pasar tiempo juntos y se enamoran. Ignacio le enseña a Anita a leer y escribir, y ella se esfuerza por aprender para complacerlo. Su relación se vuelve cada vez más intensa y apasionada. Sin embargo, Ignacio sabe que no puede quedarse mucho tiempo y que eventualmente tendrá que irse. A pesar de esto, deciden disfrutar de su tiempo juntos y vivir el presente.

Un día, Ignacio desaparece y Anita encuentra una carta en la que él explica que tuvo que irse para proteger a su familia y a ella misma. Ignacio le pide a Anita que cuide de su madre y le enseñe matemáticas. Anita se siente devastada por su partida, pero encuentra consuelo en la fotografía de la familia de Ignacio y en el recuerdo de su amor.

Ignacio, por su parte, es arrestado y encarcelado. Aunque extraña a Anita, encuentra consuelo en el hecho de que ella está a salvo. Mientras está en prisión, Ignacio recuerda los momentos que pasó con Anita y se da cuenta de lo importante que fue para él. Aprecia el tiempo que tuvieron juntos y se siente agradecido por haberla conocido.

Anita, por otro lado, continúa con su vida y se esfuerza por seguir adelante. Aprende a vivir sin Ignacio, pero nunca olvida su amor por él. A medida que pasa el tiempo, Anita se da cuenta de que ha crecido y ha encontrado fuerza en sí misma. Aunque extraña a Ignacio, sigue adelante y se convierte en una persona más fuerte y segura de sí misma.

Siguiendo este capítulo, Anita se da cuenta de que está engordando y se preocupa por su apariencia física. Aunque al principio no le da mucha importancia, poco a poco se da cuenta de que su cuerpo está cambiando y que está embarazada. Decide irse de la casa de Ignacio y volver a la pensión. Al contarle a María, la madre de Ignacio, que está embarazada, ella se alegra y la anima a quedarse. Ignacio, por su parte, se muestra sorprendido y preocupado por la noticia. A pesar de su reacción inicial, decide aceptar la situación y apoyar a Anita. Más tarde, Ignacio y Amadeo se dedican a sabotear la fábrica de neumáticos donde trabajan para la ocupación nazi. Finalmente, Ignacio se une a la Resistencia y participa en un ataque exitoso contra un grupo de soldados alemanes. Después de la guerra, Ignacio regresa a Toulouse y se reencuentra con su familia. Descubre que Anita ha tenido un hijo, que se llama Ignacio como él. Ignacio y Anita se casan y se mudan a París, donde se reencuentran con antiguos compañeros de guerra. A lo largo del capítulo, se revela que varios de los amigos de Ignacio han muerto durante la guerra.

Capítulo sin nombre 15

En este capítulo, el narrador describe su relación con Raquel y cómo su vida gira en torno a ella. Raquel tiene un péndulo caótico que le gusta mirar y que el narrador también disfruta ver. Aunque al principio el narrador se siente culpable por estar tan pendiente del péndulo, Raquel le asegura que no le importa y que está pendiente de él. La visión del péndulo también le recuerda al narrador la imagen de su padre, quien ha dejado de ser una figura importante en su vida.

El narrador y Raquel comienzan su relación y deciden no hablar del pasado de ella, especialmente de su relación con el padre del narrador. También deciden no hablar de la historia de Encarnita, la madrina de la boda de Raquel, quien acusó al padre del narrador de robarle todo. Aunque estas historias son misteriosas, el narrador no quiere saber más y solo quiere concentrarse en su relación con Raquel.

El narrador se da cuenta de que su vida ha cambiado desde que está con Raquel. Antes, era una persona predecible y aburrida, pero ahora su vida está llena de emoción y caos. Aunque al principio el narrador no se da cuenta, se da cuenta de que está enamorado de Raquel y quiere pasar el resto de su vida con ella. Sin embargo, también se da cuenta de que hay algo raro en su relación y en Raquel, pero no puede identificar qué es.

El narrador decide escribir un libro sobre museos científicos interactivos y se da cuenta de que su vida está llena de compromisos y responsabilidades. Aunque al principio se siente abrumado, decide que no dejará que nada se interponga en su relación con Raquel. A medida que pasa el tiempo, el narrador se da cuenta de que su vida gira en torno a Raquel y que no puede tener suficiente de ella. Aunque hay momentos en los que el narrador se preocupa por su futuro y por cómo encajará Raquel en su vida, decide no pensar en ello y disfrutar del presente.

El narrador y Raquel pasan mucho tiempo juntos, pero no salen mucho de su casa. Aunque al principio el narrador se siente culpable por no hacer cosas normales de pareja, como ir al cine o salir con amigos, se da cuenta de que lo único que le importa es estar con Raquel. A medida que pasa el tiempo, el narrador se da cuenta de que hay algo raro en su relación y en Raquel, pero no puede identificar qué es.

El narrador y Raquel tienen una noche de borrachera y el narrador se da cuenta de que Raquel es diferente cuando está borracha. Aunque al principio se divierte con ella, se da cuenta de que hay algo raro en su comportamiento. A pesar de esto, el narrador sigue enamorado de Raquel y no quiere que nada se interponga en su relación.

Después de la noche de borrachera, el narrador se da cuenta de que hay algo raro en su relación con Raquel y en ella misma. Aunque no puede identificar qué es, decide que no dejará que eso afecte su relación. El narrador y Raquel continúan su relación y disfrutan de su tiempo juntos. Aunque hay momentos en los que el narrador se preocupa por su futuro y por cómo encajará Raquel en su vida, decide no pensar en ello y disfrutar del presente.

Siguiendo este capítulo, el narrador reflexiona sobre la confesión de Raquel acerca de su relación con su padre. Aunque al principio no le dio importancia, ahora empieza a darse cuenta de que hay algo más detrás de esa confesión. Recuerda las palabras de Fernando sobre el pasado de Raquel y empieza a cuestionarse qué pensar de ella y de su relación con su padre. A pesar de esto, sigue enamorado de Raquel y no le importa lo que haya pasado en su pasado. Sin embargo, empieza a darse cuenta de que hay algo que no encaja, algo que no puede comprender. Raquel también se muestra distante y triste, y él intenta consolarla. A pesar de sus esfuerzos, no logra entender lo que le pasa a Raquel y se siente confundido. Al final del capítulo, el narrador se da cuenta de que algo ha cambiado entre ellos y que su relación ya no es la misma.

Capítulo sin nombre 16

En este capítulo, Julio Carrión González está en la Casa Rosa, observando a un taxista que carga bultos en su coche. Mariana Fernández Viu, sin prestar atención a la maleta que pone delante de sus pies, está rígida y mira a Julio con odio. Julio enciende un cigarrillo y disfruta de la incomodidad de Mariana bajo la lluvia. Finalmente, Mariana entra en el coche y Julio celebra su victoria. Luego, Julio visita a su padre, Benigno, en una casa sucia y llena de objetos rotos. Benigno está borracho y no reconoce a Julio. Julio decide llevar a su padre a un asilo y limpia la casa. Después, Julio busca a Eugenio Sánchez Delgado, un amigo de su padre, y le cuenta su plan de vender las propiedades de la familia Fernández en España. Eugenio le advierte que eso es robar, pero Julio no le hace caso. Julio se muda a París y se encuentra con exiliados españoles. Conoce a Paloma Fernández Muñoz, la viuda de un amigo suyo, y se enamora de ella. Julio decide volver a España para cuidar de su padre y vender las propiedades de la familia Fernández. Ernesto Huertas, un comandante de la inteligencia militar española, le ayuda a obtener un pasaporte. Antes de partir, Julio se despide de Paloma y ella le confiesa su amor. Julio se sorprende por su entrega y pasión, pero decide seguir adelante con su plan.

Siguiendo este capítulo, Julio Carrión González recuerda la noche en la que conoció a Paloma Fernández Muñoz. Aunque esperaba que fuera solo un encuentro casual, se dio cuenta de que Paloma había sido más lista que él y que la noche tuvo un impacto profundo en su vida. Paloma revela que estaba casada con Carlos, quien la amaba mucho, pero que ahora está muerto y ella quiere vengarse de quien se lo quitó. Julio acepta ayudarla en su venganza y tienen relaciones sexuales. Después de esto, Julio se da cuenta de que no podrá olvidar a Paloma y decide que debe alejarse de ella para siempre.

Julio regresa a Madrid y se da cuenta de que la ciudad ha cambiado mucho desde que se fue. Observa el miedo y la opresión que se siente en las calles y se da cuenta de que el país está controlado por los vencedores de la guerra. A pesar de esto, Julio está decidido a prosperar y comienza a hacer planes para lograrlo.

Julio regresa a su pueblo y encuentra a su padre en un estado de deterioro. Decide contratar a Evangelina para que cuide de su padre y limpie la casa. Luego, Julio regresa a Madrid y se instala en un hotel de lujo en la Gran Vía. Disfruta de la vida nocturna de la ciudad y se da cuenta de que tiene suficiente dinero para vivir cómodamente durante un tiempo.

Julio se reencuentra con su amigo Eugenio Sánchez Delgado y descubre que ha cambiado mucho desde que se fueron a la guerra juntos. Eugenio le cuenta a Julio sobre la corrupción y la injusticia que ve en el país y cómo ha decidido luchar contra ellas. Aunque Julio no está de acuerdo con la forma en que Eugenio elige luchar, respeta su decisión.

En resumen, en este capítulo, Julio recuerda su encuentro con Paloma y cómo esto cambió su vida. Regresa a Madrid y se da cuenta de la opresión que se siente en el país. Contrata a Evangelina para cuidar de su padre y se reencuentra con su amigo Eugenio, quien le cuenta sobre la corrupción en el país.

Siguiendo este capítulo, Eugenio le cuenta a Julio que ha descubierto que Pancho está en un campo de trabajo en Rusia. Eugenio se muestra indignado y enfadado por la situación de Pancho, considerándolo una injusticia y una traición. Julio intenta dar por concluida la conversación, pero Eugenio no se lo permite y continúa expresando su indignación. Eugenio también le cuenta a Julio que ha visitado al hermano de Pancho, Francisco, y cómo la familia de Pancho está pasando por dificultades. Eugenio también menciona que ha intentado ayudar a la familia de Pancho, pero no ha tenido éxito. Después de la conversación con Eugenio, Julio reflexiona sobre la situación de Pancho y la guerra en general. Luego, Julio se encuentra con Mariana, la prima de Paloma, y le revela que Stalin ha metido a Pancho en un campo de prisioneros. Mariana se muestra sorprendida y preocupada por la noticia. Julio le propone ayudar a la familia de Pancho y Mariana acepta. Julio también se encuentra con Mari Carmen, una antigua amiga, y le propone tener una relación. Mari Carmen se muestra sorprendida pero acepta. Julio continúa con sus negocios y realiza una serie de transacciones para adquirir las propiedades de la familia Fernández Muñoz. Mari Carmen se presenta en la casa de Julio y le pide dinero a cambio de favores sexuales. Julio acepta y Mari Carmen se va con el dinero. Finalmente, Mariana se despide de su hija Angélica, quien le da un beso a Julio antes de irse.

Capítulo sin nombre 17

En este capítulo, el narrador comienza a notar cambios en el comportamiento de Raquel. Aunque ella niega que le pase algo, el narrador percibe un énfasis y una intensidad en sus gestos y miradas. A pesar de esto, el narrador no se asusta y sigue disfrutando de su relación con Raquel. Sin embargo, el narrador comienza a sentir que el tiempo se le escapa de las manos y que la cuenta atrás ha comenzado. A mediados de julio, el narrador recibe el certificado de defunción de su abuela y unas fotos antiguas de ella. Estos eventos despiertan en el narrador pensamientos sobre la muerte y la importancia de aprovechar el tiempo. El narrador también reflexiona sobre su relación con Raquel y cómo ha cambiado su actitud hacia su esposa Mai. A pesar de esto, el narrador sigue sintiendo una gran pasión por Raquel y decide seguir viéndola a pesar de los riesgos. El narrador también tiene una conversación con su hermano Julio sobre las relaciones extramatrimoniales y cómo mantener la pasión en el matrimonio. El narrador decide seguir adelante con su relación con Raquel y se siente feliz y decidido a enfrentar las consecuencias.

Siguiendo este capítulo, Álvaro reflexiona sobre su relación con Raquel y las dificultades que enfrentan. Después de una discusión, Raquel le confiesa su amor y su deseo de vivir juntos, pero también expresa su confusión y la necesidad de tiempo. Álvaro se siente desconcertado y cansado, pero decide esperar a que Raquel tome una decisión. Sin embargo, la comunicación entre ellos se vuelve cada vez más difícil, y Álvaro se da cuenta de que Raquel ha desaparecido de su vida. Intenta despreciarla para poder odiarla y seguir adelante, pero no puede dejar de amarla. Álvaro se siente perdido y solo, y busca consuelo en su hijo y en la idea de que el desprecio y el odio podrían ayudarlo a superar su dolor. Sin embargo, no logra despreciar a Raquel y se da cuenta de que no puede odiarla. A pesar de todo, sigue amándola y se siente impotente ante la situación.

Capítulo sin nombre 18

En este capítulo, Ignacio Fernández Muñoz se entera de que Julio Carrión González le ha robado a sus padres todo lo que tenían. Esta es la derrota más cruel para Ignacio, ya que no es responsabilidad suya. Ignacio se siente devastado y se da cuenta de que no puede hacer más de lo que ya ha hecho. En la primavera de 1964, Ignacio anuncia a su familia que va a viajar a España como parte de un viaje de estudios. Esto provoca un silencio incómodo en la cena y su esposa, Anita, le confiesa que no le hace gracia la idea. Esa noche, Ignacio no puede dormir y su vida entera desfila por su memoria. Siente envidia y miedo por su hijo, ya que él no ha podido volver a España y su hijo lo llevará consigo en su viaje sin saberlo. Ignacio teme por la seguridad de su hijo, ya que tiene un pasaporte francés pero su origen español podría causar problemas en la frontera. Ignacio también teme que su hijo regrese de España con una visión distorsionada del país y de la situación política. Ignacio da vueltas en la cama y se debate entre lo malo y lo peor, sin llegar a una conclusión. Siente miedo físico pero también teme por las posibles consecuencias emocionales y políticas del viaje de su hijo. Ignacio recuerda a Julio Carrión y cómo lo vio por última vez en París. Ignacio se siente solo, triste y desamparado. Luego, Ignacio recuerda la pérdida de su fortuna y cómo afectó a su familia. Ignacio recuerda el intento de suicidio de su hermana Paloma y cómo su vida cambió a partir de ese momento. Ignacio también recuerda la conversación con su padre sobre el robo de Julio Carrión y cómo su padre le pide que sea fuerte y tire de los demás. Ignacio se siente culpable por no haber hecho algo más con su vida y por desear lo peor para sus primos y parientes en España. Ignacio discute con su madre sobre el viaje de su hijo y ella le cuenta la historia de su padre y cómo fue fusilado. Ignacio se niega a llevar a Raquel, la hija de unos amigos de la familia, en el viaje a España. Ignacio discute con su padre y finalmente acepta llevar a Raquel. Ignacio se despide de su familia y se va al aeropuerto.

Siguiendo este capítulo, Ignacio se encuentra con Raquel, una chica francesa que lleva un vestido moderno y se dirige a España con él. Raquel le pide a Ignacio que cuide de su maleta mientras se despide de sus padres. Ignacio se sorprende al descubrir que Raquel tiene novio y se siente incómodo con la situación. Durante el viaje en avión, Ignacio y Raquel conversan sobre sus padres y las razones por las que están en España. Ignacio se da cuenta de que Raquel está disfrutando del viaje mucho más de lo que él esperaba. En Andalucía, Ignacio se siente desconcertado por la familiaridad del lugar y la sensación de no pertenecer allí. Ignacio y Raquel visitan Sevilla, Córdoba y Granada, y Ignacio se sorprende al descubrir la belleza y la paz de Andalucía. Ignacio llama a su madre y ella le pide que llame a su abuela, quien es andaluza. Ignacio se siente perplejo y culpable por no poder encontrar su lugar en España. Ignacio y Raquel asisten a un espectáculo de flamenco en una cueva del Sacromonte. Ignacio se emociona al escuchar una canción y se da cuenta de que le gusta el flamenco. Raquel baila con un gitano y Ignacio se siente celoso. Ignacio y Raquel se besan y se dan cuenta de que sus vidas están a punto de cambiar. Ignacio visita a su tía Casilda y Raquel decide acompañarlo.

Siguiendo este capítulo, Ignacio y Raquel llegan a Madrid en taxi y se dirigen a la casa de Casilda, la viuda de Mateo. La casa se encuentra en un barrio humilde y feo de la ciudad. Casilda los recibe con emoción y les muestra la casa. Ignacio se sorprende por la pobreza de la decoración y la falta de libros en la estantería. Casilda les cuenta sobre su vida con Mateo y cómo aún lo recuerda todos los días. También les muestra una pulsera de oro con brillantes que pertenecía a su suegra y una foto de Mateo y ella juntos. Casilda les explica que se viste de luto y lleva flores al cementerio cada mes para recordar a Mateo. Ignacio y Raquel se conmueven por su historia y deciden llamar a su primer hijo Mateo en honor a él. Al final del capítulo, Ignacio reflexiona sobre la importancia de recordar y honrar a los que han perdido la vida durante la guerra civil española.

Capítulo sin nombre 19

En este capítulo, el protagonista continúa su búsqueda desesperada de Raquel, la mujer que ha desaparecido sin dejar rastro. Aunque ha estado buscándola durante días, no ha obtenido ningún resultado. Recuerda el último mensaje que recibió de ella, en el que le decía adiós y que lo quería. A pesar de no saber si es verdad o mentira, este mensaje le da cierta tranquilidad. El protagonista se encuentra con Mariví, la secretaria de la empresa donde trabajaba Raquel, pero ella no le da ninguna información sobre su paradero. Después, visita la casa de Raquel y habla con el portero, pero tampoco obtiene ninguna pista. Decide llamar a una amiga de Fernando, Pilar, que trabaja en extensión universitaria y podría saber algo sobre una obra de teatro en la que Raquel estaba interesada. Sin embargo, Pilar tampoco tiene información relevante. El protagonista continúa buscando a Raquel, preguntando a vecinos y conocidos, pero nadie sabe nada. A medida que pasa el tiempo, el protagonista se siente cada vez más desesperado y cansado. Su esposa, Mai, nota el cambio en él y trata de consolarlo. Finalmente, el protagonista ve una luz encendida en el balcón de Raquel y se emociona, pero al llamar al portero automático, descubre que no es ella quien está allí. Sin embargo, una vecina amable le pide que sostenga unos pasteles y lo acompaña en el ascensor. Al llegar al cuarto piso, la vecina se despide y el protagonista se encuentra frente a la puerta de Raquel. Al tocar el timbre, una mujer joven y embarazada le abre la puerta, pero no es Raquel. Aunque se parece en algunos aspectos, el protagonista se da cuenta de que no es ella.

Siguiendo este capítulo, Álvaro continúa su búsqueda de Raquel y se encuentra con su prima Annette en el piso de Raquel. Annette le confirma que Raquel no está allí y que no sabe dónde está. Álvaro le pide a Annette que le deje una nota a Raquel y ella accede. Después, Álvaro se encuentra con el marido de Annette, Claude, y se presenta como un amigo de su prima. Álvaro le pide a Annette que también le deje una nota a Raquel y ella acepta. Álvaro encuentra el piso de Raquel vacío y se da cuenta de que ha desaparecido. Escribe una nota desesperada para Raquel y se la da a Annette. Álvaro se encuentra con Berta, una amiga de Raquel, y ella le confirma que Raquel ha desaparecido y que no sabe dónde está. Berta le dice a Álvaro que Raquel volverá algún día. Álvaro va a ver una obra de teatro en la que actúa Berta y se da cuenta de que está enamorado de Raquel. Después de la obra, Álvaro se encuentra con Berta y ella le confirma que Raquel no ha estado con ningún otro hombre. Álvaro regresa al piso de Raquel y la encuentra allí. Se abrazan y se besan, y Álvaro le dice a Raquel que la quiere. Tienen relaciones sexuales y después Raquel le confiesa a Álvaro que nunca se acostó con su padre.

Capítulo sin nombre 20

En este capítulo, se narra la boda de Julio Carrión González con Angélica Otero Fernández en la iglesia de Santa Bárbara de Madrid. Después de la boda, Angélica le dice a Julio que él es rico pero no respetable y que necesita casarse con una mujer de buena familia para ser aceptado en la sociedad. Angélica le propone a Julio que se case con ella, ya que ella es conveniente por su apellido Fernández y porque lo conoce y lo acepta tal como es. Julio sonríe y no dice nada.

Después de la conversación, Julio y Angélica están sentados en una terraza de Rosales disfrutando de un atardecer de septiembre. Angélica está nerviosa y Julio le dice que está nerviosa. Angélica le dice que siempre lo ha querido desde que lo vio por primera vez. Julio recuerda cómo jugaba con ella cuando era niña y cómo ella le pedía que le hiciera el truco de Rusia. Julio le dice que vaya a la cocina a buscar una copa y una taza y él irá a buscar hielo. Cuando Julio regresa, le cuenta a Angélica que tuvo una novia en Rusia llamada Nadia y que se mandaban lágrimas por correo. Julio hace el truco de Rusia y le da a Angélica un pedazo de hielo. Angélica le pide que le haga el truco de nuevo y él le dice que vaya a su cuarto.

Julio siempre ha estado interesado en Angélica, a pesar de su arrogancia y descaro. A veces piensa que ella ha vuelto de Galicia solo para seguir jugando con él. Angélica le pide a Julio que le haga el truco de Rusia de nuevo. Julio sonríe y piensa que ella no es más que una niña, pero no puede evitar gustarle. Angélica le dice que siempre lo ha querido y Julio le dice que se vaya a su cuarto.

Julio piensa que Angélica no le gustaría tanto si no fuera tan diferente de su madre, Mariana. Mariana intentó seducir a Julio al principio, pero él no le encontraba atractiva. Mariana le dice a Julio que está preocupada por Angélica y que necesita casarse para ser respetable. Julio le dice que no se preocupe por él y que Angélica es inteligente y fuerte.

En 1948, Julio tiene un buen año y vende sus propiedades en Madrid. Decide invitar a Mariana a su casa con frecuencia para ganarse su confianza. Mariana se siente atraída por Julio y le gusta recibir sus visitas. Julio le trae regalos y flores y se comporta como un caballero. Mariana se preocupa por Angélica y le dice a Julio que necesita casarse para ser respetable. Julio le dice que Angélica es inteligente y fuerte y que no tiene que preocuparse por ella.

En 1949, Julio decide vender el piso de Mariana en la calle Hartzenbusch. Le dice a Mariana que los inquilinos se mudarán y que ella y Angélica deberían mudarse allí. Mariana se preocupa por el dinero que obtiene del alquiler y le dice a Julio que no puede vivir sin él. Julio le dice que puede alquilar habitaciones en su nueva casa y que no tiene que preocuparse por el dinero. Mariana se enfada y le dice que no puede vivir sin el alquiler. Julio le dice que puede quedarse en el piso hasta que obtenga una orden de desahucio, pero que no le conviene. Mariana acepta la oferta de Julio y se muda a la casa de Hartzenbusch.

En 1954, Angélica visita a Julio en su oficina y le dice que quiere vivir en Madrid. Le pide trabajo a Julio y él le ofrece un puesto de recepcionista. Angélica acepta y comienza a trabajar para Julio.

Siguiendo este capítulo, Angélica Otero Fernández se ha instalado en Madrid y ha experimentado una transformación en su apariencia gracias a su nuevo trabajo. Julio Carrión reconoce que Angélica se ha convertido en una mujer elegante y atractiva. Sin embargo, empieza a sospechar que ella está jugando con él, al igual que él lo hizo en el pasado.

Un día, Angélica anuncia que Julio tiene una visita, que resulta ser Rosi, una corista con la que Julio ha estado saliendo. Rosi le pide consejo a Julio sobre su futuro en el teatro, ya que no ha conseguido un papel en la nueva revista. Julio le aconseja que se vaya de gira y promete ir a verla.

Después de que Mari Carmen, una antigua amante de Julio, lo deja definitivamente, él reflexiona sobre su relación con ella y su atracción por mujeres valientes. Decide que a partir de ahora solo buscará mujeres que no le den problemas.

Julio empieza a salir con Angélica y se da cuenta de que ella está dispuesta a no darle problemas siempre y cuando él solucione su problema principal. Finalmente, deciden casarse y tienen tres hijos juntos. Julio se da cuenta de que Angélica lo ama incondicionalmente y se acostumbra a su devoción.

En 1958 nace su primer hijo, Rafael, y un año después nace Angélica. En 1961 nace Julio, que se parece mucho a su padre. En noviembre de 1965, Angélica da a luz a Álvaro, que se parece mucho a Julio.

Julio siente una satisfacción especial al tener a Álvaro en sus brazos, ya que es su hijo predilecto.

Capítulo sin nombre 21

En este capítulo, Álvaro se queda en shock después de escuchar a Raquel confesar que nunca se acostó con su padre. Aunque Álvaro tiene ganas de reír y llorar al mismo tiempo, se queda quieto y callado, sin poder pensar ni sentir nada. Raquel se da cuenta de su reacción y se aleja de él, encogiéndose sobre sí misma. Álvaro se da cuenta de que tiene que hacer algo y decide abrazar a Raquel. Aunque ella no responde, Álvaro la abraza durante mucho tiempo, sintiendo su respiración y su calor.

Álvaro se da cuenta de que tiene que hacer algo, pero no puede pensar claramente. Recuerda imágenes y fragmentos de conversaciones, pero no puede comprender lo que ha escuchado. Álvaro se siente orgulloso de no haber compartido a Raquel con su padre, pero también se siente asustado por el futuro que le espera.

Álvaro considera la posibilidad de no hacer nada y fingir que no sabe nada. Sin embargo, se da cuenta de que ama a Raquel y no puede despreciar su silencio ni condenarla a vivir una vida falsa. Álvaro abraza a Raquel y le pide que le hable. Raquel le cuenta la historia de sus abuelos y cómo se conocieron en la casa de Álvaro cuando eran niños. Álvaro se sorprende al darse cuenta de que Raquel era la niña de la muñeca que él recordaba.

Raquel le explica que son primos lejanos y que su abuelo le dijo que era mejor no saber ciertas cosas. Álvaro se da cuenta de que su vida ha cambiado y no sabe qué hacer ni qué decir cuando Raquel se despierte. Álvaro se siente solo y confundido, pero sigue amando a Raquel.

Raquel le explica a Álvaro que no quería vengarse, solo quería hacer un buen negocio. Sin embargo, la muerte prematura de su padre arruinó sus planes. Raquel se siente avergonzada de sí misma y de la situación.

Siguiendo este capítulo, Álvaro y Raquel tienen una conversación sincera y emotiva. Raquel le explica que todo lo que ha hecho no iba contra él, sino contra su madre. Ella quería hundir a su madre y ganar mucho dinero, pero la aparición de Álvaro cambió sus planes. Álvaro le dice que no puede volver a casa y que no puede contarle a nadie la verdad sobre su padre. Raquel le confiesa que siempre ha querido vivir una vida feliz y tranquila con él, pero ahora se da cuenta de que siempre habrá personas alrededor de ellos, vivas o muertas, que arruinarán todo. Álvaro no sabe si podrá lidiar con esta situación. El capítulo termina con ambos abrazados y llorando.

III El corazón helado

En este capítulo, el autor reflexiona sobre dos poemas que han vuelto a su mente recientemente. El primero es "Libertad sin ira" de Jarcha, que habla sobre la guerra civil española y la división del país en dos bandos. El autor destaca que a pesar de lo que dicen los viejos, él solo ha visto a la gente sufrir y callar, deseando vivir en paz. El segundo poema es "A Líster, jefe en los ejércitos del Ebro" de Antonio Machado, que el autor considera un poema de circunstancias. Se pregunta por qué este poema ha sido tan criticado y por qué ahora se necesita buscar excusas para elogiar su calidad estética. El autor menciona que Líster siguió luchando en la guerra y que su lealtad puede parecer anacrónica en la actualidad. Concluye señalando que hoy en día se está por encima de ciertas cosas y se es muy avisado.

Capítulo sin nombre 23

En este capítulo, el protagonista entra en el dormitorio de su hijo y se encuentra con una hormigonera en miniatura. La recoge y la coloca en su lugar, recordando la habitación y los momentos felices que vivió allí. Luego, se dirige al dormitorio de su exmujer y recuerda la conversación que tuvieron la noche anterior. Después, se encuentra con Raquel, quien le reprocha su ausencia y le pregunta qué va a hacer. Él le dice que no lo sabe y que no tiene ganas de hacer nada. Luego, se va a casa de su madre y se encuentra con su hermano Julio, quien le pregunta qué le ha pasado. El protagonista se viste y se prepara para irse, pero Raquel le pide que no vaya. Él le dice que la quiere y se va a ver a su madre. Al llegar a su casa, encuentra una maleta y se da cuenta de que su vida ha cambiado. Luego, se encuentra con sus hermanos y se da cuenta de que ya no se parecen a ellos. Finalmente, el protagonista se despide de Raquel y se va a ver a su madre.

Siguiendo este capítulo, el narrador se encuentra solo en casa después de que Raquel se haya ido a trabajar. Se sienta en la mesa de la cocina, bebe café y fuma obsesivamente mientras piensa en su padre y en su propia vida. Recuerda el marco de fotos familiar que su madre había preparado para futuros matrimonios y los comentarios de advertencia que ella hacía, especialmente dirigidos a Julio, su hijo predilecto. El narrador reflexiona sobre su relación con su padre y cómo no se parece a él ni a sus hermanos. También menciona a Teresa González Puerto, su abuela, y cómo su muerte afectó a su familia. El narrador se pregunta por qué debe enfrentar la verdad sobre su padre y si realmente importa. Recuerda cómo conoció a Raquel y cómo descubrió que su padre había intercambiado un piso con ella. También menciona una carta de despedida de su abuela Teresa y cómo ella murió en la cárcel. El narrador tiene una conversación con su hermano Julio, quien le cuenta cómo descubrió la verdad sobre su padre cuando eran jóvenes y cómo decidió vivir como si no supiera nada. Julio aconseja al narrador que se vaya con Raquel y disfrute de la vida, pero le advierte que no hable con Rafa sobre el tema. El capítulo termina con el narrador reflexionando sobre su diferencia con Julio y cómo debe enfrentar la verdad sobre su padre.

Capítulo sin nombre 24

En este capítulo, Raquel regresa a su casa después de un viaje a Estambul y se encuentra con su vecina Nati, quien le cuenta que han recibido cartas informándoles de que el edificio en el que viven será demolido. Nati está preocupada por la situación, pero Raquel intenta tranquilizarla. Raquel recuerda cómo llegaron a vivir en ese edificio y cómo su matrimonio se disolvió sin problemas. También reflexiona sobre su relación con Paco Molinero, un hombre del que se ha enamorado varias veces pero con el que no ha logrado tener una relación satisfactoria. Raquel se preocupa por Nati y decide ayudarla a enfrentar la situación. Descubren que no pueden recurrir la normativa que permite la demolición del edificio, pero deciden resistir y negociar con la inmobiliaria. Raquel se sorprende al descubrir que el presidente de la inmobiliaria se llama Julio Carrión González, el mismo nombre que el hombre que traicionó a su familia en el pasado. A pesar de esto, Raquel decide seguir adelante con la negociación y logra obtener una oferta más favorable para los propietarios. Finalmente, deciden vender sus pisos y buscar nuevas viviendas. Raquel espera poder comprar el piso de su abuela y mudarse allí. Sin embargo, se debate entre hacer algo al respecto o simplemente aceptar la situación. Al final, decide que tiene que saber más sobre Julio Carrión y tomar una decisión informada.

Siguiendo este capítulo, Raquel se encuentra preocupada por el descubrimiento que hizo sobre la conexión entre su abuelo y Julio Carrión. Decide hablar con su abuela, Anita Salgado, para contarle lo que ha descubierto y pedirle consejo. Sin embargo, Anita ya sabía sobre la relación entre su marido y Carrión, y le cuenta a Raquel cómo su abuelo sufrió por la traición de Carrión y cómo Paloma, la esposa de Ignacio, también sufrió mucho. Anita le cuenta a Raquel que Ignacio se sentía culpable por lo sucedido y que siempre pensó que la culpa era suya. Raquel le pide a su abuela que le cuente toda la historia y Anita accede, revelando que Carrión les robó todo y que su familia lo pasó muy mal. Anita también le cuenta a Raquel que Carrión era un oportunista y una mala persona. Raquel decide hablar con Carrión antes de tomar una decisión sobre venderle su casa y le pide a Sebastián, el agente inmobiliario, que organice una reunión. A pesar de sus dudas y miedos, Raquel se dirige a la oficina de Carrión para encontrarse con él.

Siguiendo este capítulo, Raquel es recibida por Julio Carrión en su despacho. A pesar de su descortesía, Raquel se mantiene firme y le pide que le cuente qué habló su abuelo con él en 1977. Julio Carrión le revela que su abuelo le ofreció venderle una cartera de documentos, pero él no aceptó. Raquel le propone un trato: revelar la verdad sobre su pasado a cambio de un millón de euros. Julio Carrión se niega y Raquel amenaza con publicar los documentos. Después de una breve discusión, Raquel se va y Julio Carrión sufre un infarto. Dos semanas después, Julio Carrión fallece y Raquel asiste a su entierro.

Capítulo sin nombre 25

En este capítulo, el narrador recuerda su infancia en Navacerrada, donde vivía con sus padres en un chalet. A los once años, su familia se mudó a La Moraleja y vendieron el chalet en Navacerrada. El narrador recuerda con nostalgia los veranos en Navacerrada y cómo solían ir en bicicleta a la presa. Un día, el narrador se cae de la bicicleta y se lastima la pierna, pero su padre lo ayuda y lo lleva al hospital. A pesar del dolor, el narrador se siente feliz y orgulloso de ser hijo de su padre.

Después de recordar este episodio, el narrador llama a Álvaro para hablar con él. Álvaro le dice que quiere hablar con él y con Angélica sobre su padre. Álvaro se encuentra con Rafa y Angélica en el despacho de Rafa, pero Rafa le advierte que no debería haberlos llamado. Rafa le dice al narrador que ya sabe sobre su encuentro con Julio y que no cambiará su opinión sobre su padre. Además, Rafa no cree la historia del teléfono apuntado en una nota que le contó Julio. Rafa piensa que Raquel solo está interesada en el dinero del narrador.

Siguiendo este capítulo, Álvaro confronta a sus hermanos, Rafa y Angélica, con la verdad sobre su abuela Teresa. Les revela que la abuela no murió en 1941 como les habían contado, sino que estuvo presa en el penal de Ocaña durante la guerra civil española. Álvaro muestra pruebas de que la abuela era socialista y republicana, y que fue condenada a muerte por auxilio a la rebelión. También revela que su padre, Julio, renegó de su madre y la enterró en vida, mintiendo sobre ella a sus propios hijos.

Rafa y Angélica se sorprenden y se niegan a creer las revelaciones de Álvaro. Rafa se muestra arrogante y defiende las acciones de su padre, mientras que Angélica se muestra confundida y trata de encontrar justificaciones para las acciones de su abuela y su padre.

Álvaro continúa revelando más detalles sobre la vida de su abuela y su padre. Explica que la abuela era maestra y militante activa del Partido Socialista Obrero Español. También revela que su padre se afilió a la Juventud Socialista Unificada y luego a Falange Española Tradicionalista y de las JONS. Álvaro muestra pruebas de los carnés de afiliación de su padre y explica que su padre desertó de la División Azul y vivió en París durante varios años.

La discusión entre los hermanos se intensifica y Álvaro y Rafa llegan a las manos. Álvaro golpea a Rafa repetidamente hasta que su hermana Angélica interviene y detiene la pelea. Julio, el otro hermano, también aparece y se lleva a Rafa para recibir atención médica.

Después de la pelea, Angélica se acerca a Álvaro y le pide que no revele la verdad a su hijo Adolfo, ya que está obsesionado con el tema de su abuelo. Álvaro responde con desprecio y se marcha.

Capítulo sin nombre 26

En este capítulo, Mariví le recita a Raquel la referencia de la carta que envió a la viuda de Julio Carrión. Raquel se pone nerviosa al pensar en lo que se le viene encima, pero se esfuerza por recuperarse rápidamente. Llama a Paco para contarle que la tía Angélica ha llegado sin avisar. Paco le dice que debería haber pedido una cita, pero Raquel no se preocupa por eso. Álvaro Carrión Otero llega a la puerta del despacho y Raquel se despide de Paco. Al salir de la notaría, Raquel ya presentía que Julio Carrión no saldría vivo de aquel infarto. Aunque existían muchas posibilidades de que su segunda visita hubiera causado la muerte de aquel hombre, a ella no le importaba. Habría celebrado aquella muerte como un epílogo justo de la vida de su abuelo Ignacio, si no fuera porque la desaparición de Carrión desbarataba todos sus planes. Raquel recuerda la frase "muerto el perro, se acabó la rabia" y se da cuenta de que la rabia que siente es una pasión delegada, heredada del amor de su abuelo. Decide que la única forma de vengarse de Carrión es a través de su familia. Raquel descarta atacar a los hijos de Carrión porque no quiere hacerles daño, especialmente a Clara, que es de su misma edad. En cambio, decide centrarse en la viuda, Angélica Otero Fernández. Raquel recuerda las historias que su abuela Anita le contó sobre Angélica y su madre Mariana. Anita le explica que todos tenían miedo en aquellos tiempos y que no podían confiar en nadie. Raquel se da cuenta de que el miedo es el punto débil de la historia y decide utilizarlo en su plan. Raquel invita a Paco a cenar para hablar de negocios y le explica su plan. Paco le advierte que no pueden estar seguros de que la viuda sepa todo y que puede haber muchas posibilidades. Raquel se da cuenta de que Paco tiene razón y que no pueden confiar en que la viuda sepa todo. Deciden utilizar los fondos de inversión para presionar a la viuda y obtener lo que quieren. Raquel se da cuenta de que ha sido tonta por no haber pensado en eso antes.

Siguiendo este capítulo, Raquel se reúne con Miguel Aguado, un gestor del banco, para pedirle los fondos de Julio Carrión. Aunque Aguado advierte que los hijos de Julio probablemente liquidarán los fondos, Raquel insiste en hacer la gestión personalmente. Después, Raquel escribe una carta a Angélica, la viuda de Julio, explicándole la situación y pidiéndole una reunión. Sin embargo, antes de que Angélica responda, Álvaro, el hijo de Julio, visita a Raquel en su despacho. Álvaro confunde a Raquel con su madre y ella se siente incómoda durante la conversación. Después de la visita de Álvaro, Raquel se da cuenta de que necesita inventar una historia para explicar su presencia en el entierro de Julio. Raquel discute sus opciones con Paco y finalmente decide inventar una historia sobre una relación íntima entre ella y Julio. Aunque Raquel duda de la viabilidad de su historia, Paco la anima a seguir adelante. Raquel reflexiona sobre su plan y se da cuenta de que es arriesgado pero perfecto para resolver sus problemas. A la mañana siguiente, Raquel se siente confiada y lista para enfrentar las consecuencias de su mentira.

Siguiendo este capítulo, Raquel se da cuenta de que su plan para vengarse de la familia Carrión ha ido demasiado lejos y decide poner fin a su juego. Llama a su amigo Paco para contarle que ya no quiere continuar con su plan y que ha perdido el interés en vengarse. Paco no entiende su cambio de actitud, pero Raquel está decidida a dejarlo todo atrás.

Después de una cita con Álvaro Carrión, Raquel se da cuenta de que está enamorada de él y que no puede seguir adelante con su plan de venganza. Aunque sabe que Álvaro está casado y tiene un hijo, Raquel decide seguir viéndolo y disfrutar de su relación mientras dure.

Raquel se lo cuenta a su amiga Berta, quien se sorprende por la situación en la que se ha metido Raquel. Berta le aconseja que encuentre una manera de arreglar las cosas, pero Raquel se da cuenta de que no hay solución y que está atrapada en sus sentimientos por Álvaro.

Raquel intenta encontrar una manera de arreglar las cosas, pero se da cuenta de que no puede cambiar la situación. Se siente atrapada y se pregunta cómo ha llegado a este punto. A pesar de su amor por Álvaro, sabe que no puede seguir adelante con su relación y se siente desesperada.

Raquel se da cuenta de que no puede seguir adelante con su plan de venganza y decide poner fin a su relación con Álvaro. Aunque le duele dejarlo, sabe que es lo mejor para ambos. Se siente perdida y no sabe qué hacer a continuación.

En resumen, Raquel se da cuenta de que su plan de venganza ha ido demasiado lejos y decide poner fin a su juego. A pesar de su amor por Álvaro, sabe que no puede seguir adelante con su relación y decide terminarla. Se siente perdida y no sabe qué hacer a continuación.

Capítulo sin nombre 27

En este capítulo, Álvaro se encuentra con su hermana Clara en las escaleras del porche de su casa. Aunque no habían quedado, Álvaro no se sorprende de verla allí. Álvaro viste un traje gris y Clara le comenta que se le va a arrugar la chaqueta. Álvaro le dice que ha venido a hablar con su madre y Clara le reprocha que no haya pensado en llamarla a ella. Álvaro le explica que no sabía nada y Clara le dice que ella tampoco sabe nada y que no quiere saberlo.

Álvaro recuerda la resaca que tuvo esa mañana y cómo se sintió solo en el coche. A pesar de las advertencias de Raquel, Álvaro decide ir a hablar con su madre. Álvaro llega a la casa de su madre y se encuentra con Clara. Ella le pide que no entre a ver a su madre, pero Álvaro insiste en hablar con ella. Clara le pide que espere un poco, pero Álvaro no puede esperar más y entra a la casa con Clara.

Álvaro y Clara se encuentran con su madre en el salón. Ella les pide que dejen la habitación para hablar a solas con Álvaro. Clara se va al jardín y Álvaro se queda a solas con su madre. Álvaro se da cuenta de que su madre está tranquila y serena, a pesar de la situación. Su madre le pide que se siente y le dice que estaba esperando su visita. Álvaro se siente confundido y se pregunta quién es esa mujer que siempre ha sido su madre.

Siguiendo este capítulo, el narrador reflexiona sobre el dolor de su madre y su decisión de dejarlo para el final. Aunque sabe que su madre es fuerte, se desconcierta por su aparente tranquilidad ante la situación. Luego, la madre revela que la hermana de su padre vive en Alemania y que no han tenido noticias de ella desde hace muchos años. El narrador se sorprende al enterarse de esto y le pide a su madre que le explique cómo pudo suceder todo esto. Le pregunta por qué su padre engañó a todos, traicionó a quienes confiaban en él y nunca creyó en nada. También le pregunta por qué su madre se casó con él a pesar de saber todo lo que había hecho. La madre responde con indiferencia y le dice que no se preocupe por eso. Luego, le informa al narrador que van a hacer una barbacoa para celebrar el cumpleaños de su sobrina y le invita a llevar a su novia Raquel. El narrador se va sin decir nada y regresa a Madrid. Reflexiona sobre la actitud cínica de su madre y se da cuenta de que su historia es solo una de muchas historias tristes y feas que ocurren en España.

Al otro lado del hielo Nota de la autora

En este capítulo, la autora Almudena Grandes comienza agradeciendo a todos aquellos que la han ayudado en la creación de su novela "El corazón helado". Menciona a varios historiadores y escritores españoles que han investigado y escrito sobre la Guerra Civil española, así como a personas que han compartido sus historias personales y experiencias relacionadas con el conflicto. También menciona a amigos, familiares y editores que han apoyado su trabajo.

La autora destaca que su novela es una obra de ficción, pero que muchos de los episodios más dramáticos e inverosímiles están inspirados en hechos reales. Menciona lugares como los pozos de Arucas en Gran Canaria, la plaza de tientas en Los Gabrieles en Madrid y la tapia del cementerio del Este en Madrid, donde fusilaron a miles de personas.

También menciona la experiencia de los republicanos españoles en el exilio en Francia y su participación en la División Azul en Rusia. Destaca que, a pesar de su lucha contra los nazis, al final de la Segunda Guerra Mundial, los aliados traicionaron a los antifascistas españoles y ayudaron a afianzar a Francisco Franco en el poder.

La autora menciona la Ley de Responsabilidades Políticas y las sanciones impuestas a aquellos que apoyaron al Frente Popular durante la guerra civil. También menciona la historia de personas que sufrieron represión y persecución durante y después de la guerra, como la familia de su amigo Benjamín Prado.

En general, este capítulo es un agradecimiento a todas las personas que han contribuido a la creación de la novela y una reflexión sobre la realidad histórica en la que se basa la historia. La autora destaca la importancia de recordar y contar estas historias para comprender y aprender de la historia de España.

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