Malena es un nombre de tango

30 minutos

Capítulo sin nombre 1

En este capítulo, la narradora describe a su prima Pacita, una joven con síndrome de Down que es hermosa pero que le causa miedo y asco. La narradora se esconde detrás de un árbol para evitar interactuar con Pacita y escucha cómo su madre y su hermana la tratan con cariño y alegría. Sin embargo, la narradora no puede sentir lo mismo y se siente culpable por ello. Un día, el abuelo de la narradora se acerca a ella y le habla, rompiendo su silencio habitual. La narradora le confiesa su miedo y asco hacia Pacita, pero el abuelo la consuela y le dice que no tiene que sentirse mal. Después, el abuelo saca a Pacita de paseo y la narradora lo acompaña. Antes de salir, el abuelo esconde las joyas de Pacita y la desmaquilla. Durante el paseo, la narradora patea al perro de su abuela y se siente aliviada. Al regresar a casa, el abuelo le cuenta a la narradora que su padre está de viaje y que Pacita le gusta mucho ir de paseo. La narradora se ofrece a acompañar al abuelo en los paseos con Pacita. En otro momento, la narradora describe su aversión hacia la mermelada y cómo prefiere la mermelada de fresa. También menciona que su hermana Reina solo le gusta la mermelada de naranjas amargas. La narradora recuerda cómo jugaba a ser Malena y María con su hermana cuando eran niñas. También narra cómo la madre Gloria, una monja del colegio, la regaña por esconderse y le dice que no se porte mal. La narradora también recuerda cómo rezaba a la Virgen para que la convirtiera en un niño y cómo su madre le dice que su tía Magda ha desaparecido. La madre le pregunta si sabe algo, pero la narradora niega saber algo. La madre se desanima y la deja volver a clase.

Capítulo sin nombre 2

En este capítulo, la narradora reflexiona sobre su nombre y el de su hermana Reina. A diferencia de su madre y su hermana Magda, quienes se parecían mucho físicamente, ella y Reina eran mellizas pero no se parecían tanto. La narradora cuenta cómo nació prematura y débil, mientras que Reina nació fuerte y saludable. A pesar de esto, la narradora se recuperó y creció junto a su hermana.

La narradora también habla sobre la tradición de tener mujeres llamadas Reina en su familia materna. No se sabe cuándo comenzó esta tradición, pero es anterior a las generaciones actuales. La narradora también menciona que su familia materna tiene raíces en América y que eran ricos. Ella explora la historia de sus antepasados conquistadores y se divierte imaginando sus hazañas. Sin embargo, su abuelo le explica que en realidad eran comerciantes y no conquistadores. Compraban productos en América y los vendían en España, ganando mucho dinero en el proceso.

La narradora reflexiona sobre la casa de su abuelo, que le causa cierto temor, y sobre la personalidad de su padre, quien era muy atractivo y seductor. También menciona a su abuela materna, quien tenía una rivalidad con una carnicera llamada Teófila. La narradora recuerda una discusión entre su abuela y su abuelo, en la que se revelan detalles sobre la infidelidad de su abuelo.

En general, este capítulo explora la historia familiar de la narradora, revelando detalles sobre sus antepasados y las dinámicas familiares. También muestra la relación de la narradora con su hermana, su abuela y su abuelo.

Siguiendo este capítulo, Malena se encuentra con su abuelo, quien le revela que los Fernández de Alcántara nunca mataron a nadie. Malena se sorprende y discute con su abuelo, afirmando que ella y su hermana no se parecen en nada. Sin embargo, su abuelo la mira de manera especial y le dice que no diga eso, ya que él ha escuchado esa frase muchas veces y siempre le ha afectado. Malena le menciona a su abuelo que su madre piensa lo mismo, pero él le responde que no le importa lo que diga su madre. Luego, su abuelo le regala una caja de madera que contiene dos broches, los únicos objetos que quedan de las joyas de Rodrigo. Uno de los broches es un granate y el otro es una esmeralda, que se llama Reina, como su madre y su hermana. Su abuelo le pide que guarde la esmeralda en un lugar seguro y que nunca se la muestre a nadie. También le dice que si alguna vez está en apuros, puede venderla a su tío Tomás. Malena acepta y se va. Después de la muerte de su abuelo, Malena guarda la esmeralda en una caja de metal con cerradura y se la lleva cuando se va de viaje. En el reparto de la herencia, Reina recibe el piano y a Malena le dan el retrato de Rodrigo el Carnicero. Al final del capítulo, Malena descubre que su madre y su tío Tomás saben dónde está la esmeralda, lo que provoca una discusión entre su madre y su tío. Malena se da cuenta del poder de la esmeralda al ver cómo afecta a su madre.

Capítulo sin nombre 3

En este capítulo, la narradora, Malena, recuerda su infancia y su relación con su tía Magda. Desde pequeña, Malena siente una extraña sensación de ausencia de recuerdos con respecto a Magda, quien solo pasa breves periodos de tiempo con la familia. A medida que crece, Malena comienza a odiar a Magda por ser diferente a su madre y por ser más atractiva. Magda se muestra como una mujer que se niega a seguir los estándares de la época y se destaca por su apariencia y comportamiento distintivos. A pesar de su rechazo hacia Magda, Malena se siente intrigada por ella y busca descubrir qué la hace tan diferente. A medida que crece, Malena comienza a amar a la madre Agueda, una monja excéntrica del colegio, y encuentra en ella una conexión y complicidad. Malena y su hermana Reina intentan comprender a Magda, pero no logran entenderla por completo. A pesar de su rechazo inicial, Malena desarrolla un profundo amor por Magda y se preocupa por ella. La narradora también especula sobre las razones por las que Magda se convirtió en monja y elabora teorías sobre algún chantaje o presión que la llevó a tomar esa decisión. El capítulo termina con el recuerdo de la boda de Magda con Dios y su posterior abandono del convento.

Capítulo sin nombre 4

En este capítulo, la narradora relata cómo se enteró del plan de Magda por casualidad. Ambas compartían la afición por las flores de calabacín y un día, Magda preparó una deliciosa comida con ellas. A partir de ese momento, cada verano saqueaban el huerto juntas para disfrutar de las flores de calabacín. También recuerda cómo fueron a Almansilla a ver los cerezos en flor y cómo Magda se mostraba triste en esos días.

Un día, la narradora busca a Magda en la secretaría del colegio, pero no la encuentra. Al salir al recreo, se cruzan en el pasillo y la narradora intenta hablar con ella, pero Magda está apurada y le dice que se verán después. La narradora intenta explicarle que las flores de calabacín están marchitas y que si no se las come pronto, tendrá que tirarlas, pero Magda sigue caminando sin escucharla.

La narradora decide esperar a Magda en el despacho de la directora y finalmente la encuentra saliendo de allí. La narradora se sienta a esperar en el sillón de visitas y escucha parte de la conversación entre Magda y la madre Evangelina. Magda le explica a la madre Evangelina que quiere hacer algo más en el convento y propone aprender francés para ayudar en la escuela. La madre Evangelina acepta la propuesta y Magda se muestra aliviada.

Después de la conversación, la narradora intenta hablar con Magda, pero ella se va sin prestarle atención. La narradora vuelve a clase y decide ir a buscarla al finalizar las clases. La encuentra en la puerta del despacho de la directora y se sientan a esperar juntas. La narradora intenta explicarle que las flores de calabacín están marchitas, pero Magda no le presta atención. La directora las llama y la narradora se queda esperando en el sillón de visitas.

La narradora recuerda cómo su madre intentó que ella se interesara por diferentes actividades, como la música, el baile, el dibujo, entre otros, pero ella solo quería estudiar inglés. Finalmente, su madre acepta y la inscribe en una academia de idiomas. Un día, la narradora ve a Magda saliendo del metro y la sigue. Magda camina deprisa y la narradora no logra alcanzarla. La narradora se pierde y finalmente encuentra a Magda en la piscina. Magda está triste y la narradora intenta consolarla, pero Magda no le presta atención. La narradora decide irse, pero antes ve a su padre levantando a Magda en brazos y haciéndola reír. La narradora se va a la piscina y se encuentra con los cazadores, quienes la invitan a merendar. Al final, la narradora recibe una regañina y la orden de madrugar al día siguiente para ir a misa con Magda.

La narradora sigue a Magda hasta una casa de compra y venta de propiedades. Magda compra una casa en El Pozo de los Frailes y la pone a nombre de la narradora. Después, van a una papelería y Magda le regala un diario a la narradora. Magda le explica que puede escribir en él sobre las cosas buenas y malas que le pasen. Finalmente, la narradora se despide de Magda en un taxi y le pide que no se vaya, pero Magda le dice que no se irá y que se verán al día siguiente en el recreo. La narradora sigue hablando mientras el taxi se aleja y ve a Magda despidiéndose mecánicamente. Al día siguiente, la narradora no encuentra a Magda en el recreo y aprende lo que significa estar sola.

Capítulo sin nombre 5

En este capítulo, la narradora comienza reflexionando sobre la sensación de haber nacido por error. Desde niña, siente una profunda culpa por los problemas de salud que ella misma causó en el útero de su madre, y se siente en deuda con su hermana gemela, Reina. Aunque nadie la culpa directamente, tampoco le dicen que no debería sentirse culpable. La madre vive angustiada por la salud de Reina, quien crece lentamente y es constantemente sometida a pruebas médicas. La narradora, en cambio, crece y se desarrolla normalmente, pero se siente en un cuerpo equivocado y en deuda con su hermana.

La narradora admite que su culpa no está tanto relacionada con el amor que siente por su hermana, sino con su propio disgusto y descontento con su propia vida. A medida que crece, se da cuenta de que el mundo está hecho a medida de Reina y no de ella. A pesar de sus esfuerzos por ser como su hermana, siempre se siente como una imitación imperfecta. A medida que crece, también comienza a resentir el hecho de que Reina se parezca a su padre, mientras que ella se parece a su madre y a su tía Magda.

La narradora también reflexiona sobre el amor que siente por su hermana, un sentimiento complejo y cambiante. Aunque la envidia y la rivalidad están presentes, también admira a Reina por su bondad y su capacidad de ser mala con sutileza. A pesar de sus diferencias, la narradora se aferra al amor que siente por su hermana como algo seguro en medio de la confusión.

La narradora también menciona el "Juego", un ritual que ella y Reina solían hacer juntas, pero que decide dejar de jugar. Esto causa la ira de Reina, pero la narradora se mantiene firme en su decisión. Luego, recibe un regalo de Magda, un diario, y comienza a escribir en él. La narradora se identifica como Magdalena, pero todos la llaman Malena, y reflexiona sobre su desarrollo como mujer.

El capítulo termina con la narradora recordando las primeras frases que escribió en su diario y guardando un regalo de Magda que había estado olvidado en un cajón.

Capítulo sin nombre 6

En este capítulo, la narradora recuerda su infancia y adolescencia, marcadas por la escritura en su diario y la recepción anual de un nuevo recambio para el mismo. A través de sus reflexiones, la protagonista nos cuenta los acontecimientos más importantes de su vida durante esos años.

La narradora recuerda los días aburridos y monótonos del colegio, las confirmaciones y reválidas, y su primer viaje al extranjero a Lourdes, que resultó ser una experiencia decepcionante. También recuerda la muerte de su abuela Reina y cómo su abuelo envejeció rápidamente después de su fallecimiento. Su hermana participó en recitales de piano y se casó en Pedrofernández. Además, la narradora visita la antigua casa de su familia en Pedrofernández y disfruta de un divertido viaje a Extremadura para la boda de su prima Angelita.

La protagonista reflexiona sobre los cambios en su cuerpo durante la adolescencia y cómo se compara con su hermana, que es más delgada y elegante. A pesar de su apariencia física, la narradora siente envidia de la facilidad con la que su hermana atrae a los chicos, mientras que ella se siente invisible. También menciona su falta de interés en los chicos y su deseo de ser un niño.

La narradora recuerda el día de cada mes de junio en el que su familia se mudaba de la ciudad a la Finca del Indio, una casa maravillosa rodeada de un hermoso jardín y campo. Describe el pueblo de Almansilla, donde vivían sus primos y donde se encontraban los Fernández de Alcántara Toledano, una familia con la que su familia tenía una relación complicada. A pesar de la división entre los nativos y los veraneantes, la protagonista nunca se relacionó con sus primos del pueblo.

La protagonista también recuerda su intento de descubrir la verdad sobre Teófila, una tía de la que su familia nunca hablaba. A través de una discusión entre Mercedes y Paulina, dos mujeres del pueblo, la narradora escucha fragmentos de la historia de Teófila y su relación con su abuelo Pedro. Aunque no obtiene respuestas claras, la protagonista se da cuenta de que hay secretos y tensiones en su familia que no comprende del todo.

En resumen, este capítulo nos muestra los recuerdos y reflexiones de la narradora sobre su infancia y adolescencia, incluyendo eventos importantes y relaciones complicadas en su familia. A través de sus recuerdos, la protagonista nos ofrece una visión de su vida y de las dinámicas familiares que la han marcado.

Siguiendo este capítulo, Mercedes y Paulina continúan discutiendo sobre la relación de Pedro con Teófila. Mercedes cuenta cómo Pedro apareció furioso un día en el pueblo y se llevó a Teófila a la Fonda del Suizo durante cuatro días. Nadie sabe qué pasó durante ese tiempo, pero Teófila salió de allí sonriendo y besando las manos de Pedro. A partir de ese momento, Pedro y Teófila se comportaron como dos enamorados, paseando por el jardín y besándose delante de todos. Mercedes cuenta cómo Pedro cambió durante la guerra, volviéndose obsesionado con Teófila y descuidando a su esposa. Teófila quedó embarazada de nuevo y dio a luz a María. Mercedes también cuenta cómo la guerra afectó a la familia, con Teófila sufriendo por la falta de comida y Pedro viviendo en el pueblo mientras Madrid resistía. Finalmente, Pedro regresó a casa y Teófila volvió a Madrid con él. Paulina defiende a Pedro, diciendo que él amaba a su esposa, pero Mercedes insiste en que él solo quería a Teófila. La discusión se intensifica y Paulina se enfada con Mercedes por sus comentarios. Finalmente, Mercedes revela que Teófila hizo una ligadura para evitar tener más hijos y que Pedro no lo sabía. Paulina se sorprende y Mercedes se enfada, diciendo que los curas son los culpables de todos los problemas de España. La discusión continúa hasta que Paulina se marcha.

Siguiendo este capítulo, la narradora recuerda cómo, a pesar de la falta de conciencia política en su familia, ella cultivaba expectativas de la Revolución y la República. Se encuentra con Paulina, quien le cuenta que la mujer de Marciano ha muerto. La narradora reflexiona sobre si debería felicitarse por haber nacido en una familia donde todos anteponen sus sentimientos a sus creencias o compadecerse por vivir en un país donde los esquizofrénicos andan sueltos. Luego, recuerda una conversación entre Mercedes y Paulina sobre el abuelo y la madre de Marciano. La narradora también recuerda a su tía Lala, una actriz famosa, y cómo su belleza contrastaba con la de su madre. Luego, la narradora y Reina encuentran a Mercedes y Paulina discutiendo sobre la belleza de Teófila y el abuelo. La narradora se pregunta si la sangre de Rodrigo tiene algún efecto en su vida. Más tarde, la narradora recuerda un encuentro con Fernando, un joven alemán que llega al pueblo en una moto. Macu le pide que le compre unos pantalones como los suyos en Alemania. Fernando revela que su nombre completo es Fernando Fernández de Alcántara y se va en su moto. Los demás critican a Fernando, pero la narradora se siente atraída por él y lo compara con su padre.

II

En este capítulo, Violeta, de quince años, observa a su primo Carlos y a su hermana Blanca mientras leen poesías. Violeta se pregunta por qué su madre, a quien llama Mamacita, considera a Blanca tan atractiva. Mamacita siempre le dice a su padre, a quien llama Papacito, que Blanca florece como un lirio, y él le responde que sería mejor que se comporte como si lo fuera.

Capítulo sin nombre 8

En este capítulo, la narradora describe su enamoramiento por Fernando, un chico universitario que destaca por su falta de modales y su arrogancia. A pesar de esto, la narradora se siente atraída por él y se enamora. Sin embargo, no puede compartir su amor con nadie, ya que Fernando no es bien visto en su familia y en el pueblo. A pesar de esto, la narradora sigue amando a Fernando y disfruta de su presencia.

La narradora también recuerda la estrecha relación entre sus primos Miguel y Porfirio. Desde que eran niños, los dos eran inseparables y formaban un equipo. Su amistad era especial y única, ya que cada uno tenía su propio mundo y personalidad. A pesar de las diferencias, su unión era fuerte y duradera. La narradora también menciona que Miguel y Porfirio tenían un trato privilegiado en la familia, lo que generaba cierta envidia y resentimiento en los demás. A pesar de esto, todos los amaban y los mimaban.

La narradora también recuerda a Kitty, la novia de Miguel y Porfirio, y describe su carrera como cantante y abogada. Aunque Kitty no logra el éxito que esperaba, sigue siendo amada y apoyada por los dos hermanos. La narradora también menciona que Miguel y Porfirio comparten todo, incluso a sus novias, y que esto no genera conflictos entre ellos.

La narradora también recuerda una experiencia personal en la que descubre su propio cuerpo y experimenta sensaciones nuevas. A pesar de su confusión y enfado, la narradora encuentra placer en estas sensaciones y las guarda como un secreto.

El capítulo termina con la narradora recordando una visita a la finca de Tomás, donde todos se reúnen en medio de una fuerte lluvia. A pesar del mal tiempo, la narradora encuentra ridícula la elegancia de todos y solo encuentra a Tomás como verdaderamente elegante.

Siguiendo este capítulo, la narradora describe a Tomás, el hermano mayor de su madre, como un personaje inquietante y misterioso. Aunque siempre ha sentido cierta desconfianza hacia él, con el tiempo se da cuenta de que Tomás es amable y generoso con todos, a pesar de su apariencia física poco atractiva. La narradora también reflexiona sobre la belleza de su familia y cómo ella se siente diferente por su apariencia india.

La narradora recuerda un encuentro con Fernando, un chico del que está enamorada. Durante la conversación, la narradora se siente incómoda y se da cuenta de que Fernando la mira de manera extraña. Sin embargo, cuando le pregunta por qué la mira así, él no le da una respuesta clara. La narradora se siente confundida y herida por la actitud de Fernando.

Después de un momento de tensión, la narradora decide irse y Fernando la lleva en su moto. Durante el viaje, la narradora se siente incómoda y teme que Fernando no la bese. Sin embargo, al final del capítulo, la narradora revela que finalmente se besaron y que fue un momento de felicidad para ella.

Capítulo sin nombre 9

En este capítulo, la narradora reflexiona sobre sus recuerdos de aquellos días y la dificultad de distinguir lo real de lo imaginario. Recuerda su relación con Fernando, un chico alemán con el que se ha involucrado emocional y físicamente. Aunque ya no llora por él, todavía se estremece al recordar algunos momentos juntos. La narradora se siente grande y valiosa a su lado, pero también se preocupa por su propia imagen y envejecimiento. Después de una noche de intimidad, la narradora se mira en el espejo y se sorprende por su propia belleza. Sin embargo, también se da cuenta de que su imagen está marcada por la experiencia con Fernando. Más tarde, la narradora se encuentra con su hermana Reina y le cuenta sobre su relación con Fernando. Reina se alegra por ella y le pide que le cuente todos los detalles. La narradora accede a contarle, pero le advierte que no le cuente a su madre. Después de la conversación, la narradora se da cuenta de que se siente más grande y segura de sí misma. Más tarde, la narradora se encuentra con Macu, una amiga suya, y le pide un favor: que le pida a Fernando que le compre unos pantalones Levi's. La narradora accede a ayudarla y promete conseguirle los pantalones. Esa noche, la narradora se encuentra con Fernando de nuevo y tienen relaciones sexuales. Después del encuentro, Fernando se enfada al descubrir que la narradora era virgen. Discuten y la narradora se siente herida por sus palabras. A pesar de todo, la narradora todavía siente algo por él y le dice que lo quiere. Finalmente, se reconcilian y se abrazan. La narradora reflexiona sobre el miedo que siente hacia la ternura de Fernando y prefiere algo más auténtico y valioso.

Siguiendo este capítulo, la protagonista confronta a Fernando sobre sus sentimientos y lo que realmente quiere de ella. Ella le pide que le diga la verdad y él responde con evasivas. Luego, la protagonista le cuenta a Fernando sobre su infancia y cómo ha luchado con su identidad de género. Fernando se sumerge en sus pensamientos y la protagonista le pregunta si él sería un hombre espantoso, a lo que él responde que no le gustaría. Después, la protagonista le cuenta a Fernando sobre un club de españoles en Hamburgo y cómo ella y su amigo Günter solían ir allí. También menciona a Magda, una persona que le ayudó a aceptarse a sí misma. Luego, la protagonista y Fernando hablan sobre la vida en Alemania y cómo la familia de Helga es católica. Fernando revela que las chicas católicas son similares a las españolas y que Helga no se deja. La protagonista se siente insegura sobre el futuro de su relación con Fernando y se pregunta qué pasará cuando él se aburra de ella. A medida que se acerca el final del verano, la protagonista se preocupa cada vez más por la partida de Fernando. Ella intenta planear una despedida especial, pero no puede encontrar la manera de hacerlo. Finalmente, la protagonista le da a Fernando una llave que pertenecía a su abuelo y le pide que la guarde. Fernando le pide a la protagonista que lo esconda en la casa de su abuelo. Después de la partida de Fernando, la protagonista se siente perdida y se encuentra con su abuelo en la cocina. Él le asegura que Fernando volverá.

Capítulo sin nombre 10

En este capítulo, la protagonista regresa a Madrid después de pasar una semana sola en Almansilla tras la partida de Fernando. A su regreso, experimenta cambios en su vida, ya que el colegio ha terminado y ha elegido asignaturas optativas diferentes a las de su hermana Reina. Ahora tiene nuevos compañeros de clase, incluyendo chicos, y hace nuevos amigos. Sin embargo, la enfermedad de Reina comienza a preocupar a la protagonista. A pesar de la negativa de su madre, decide llevar a Reina al médico y busca el apoyo de su tío Tomás. Finalmente, visita a su abuelo en el hospital y se encuentra con una enfermera que la confronta por haberse hecho pasar por su hija.

Capítulo sin nombre 11

En este capítulo, la protagonista narra cómo su vida ha cambiado drásticamente después de la recuperación milagrosa de su hermana Reina. Su madre se muestra apática y su padre se enfada con ella por haberse preocupado por la salud de Reina. A pesar de esto, la protagonista se queda a comer en casa de Tomás, donde su padre muestra su enfado y descontento con la situación familiar. Después, la protagonista tiene una conversación con Reina, quien la regaña por no haberle contado sobre su situación antes. A pesar de esto, la protagonista está más preocupada por su relación con Fernando y su futuro. La protagonista reflexiona sobre la muerte inminente de su abuelo y su relación con él. También menciona su amor por Fernando y cómo su relación ha cambiado drásticamente, sin entender la razón. La protagonista intenta hablar con Fernando, pero él la rechaza y le dice que ya no le interesa lo que ella puede darle. La protagonista se siente devastada y se queda sentada en la acera frente a la casa de Fernando, esperando a que él salga. Teófila, la abuela de Fernando, se acerca y le dice que no vale la pena esperar a alguien que no tiene el valor de enfrentarla. Finalmente, la protagonista es recogida por su padre y se va sin que Fernando aparezca.

Capítulo sin nombre 12

En este capítulo, la narradora nos presenta a su abuela Soledad, una mujer de sesenta y ocho años que está dejando de ser la mujer enérgica y delgada que solía ser. A pesar de su edad, la abuela Soledad tiene buen aspecto y acaba de regresar de sus vacaciones en la playa. La narradora recuerda cómo su abuela siempre les permitía hacer lo que quisieran en su casa cuando eran niños, y cómo nunca les regañaba por sus travesuras. La abuela Soledad también era muy protectora con ellos y no toleraba que nadie les hiciera daño. La narradora recuerda una vez en la que la abuela echó a un amigo de su hijo de su casa por hacerla llorar. Durante su estancia con la abuela, la narradora descubre un cuadro en el que la abuela aparece como modelo. La abuela le cuenta que el cuadro fue un encargo del Ateneo y que el autor estaba enamorado de ella. La abuela también revela que ella y su marido eran republicanos y de izquierdas, pero no eran rojos. El abuelo de la narradora votaba por los anarquistas y la abuela votó por el Frente Popular en el 36. La narradora también descubre que su abuela era una mujer interesante y que había sido sufragista. La abuela le cuenta a la narradora cómo se conocieron ella y su abuelo en una noche de juerga en el Gijón, y cómo bailó desnuda sobre una mesa imitando a Josephine Baker para impresionar a un hombre que no le hacía caso. La abuela también revela que su madre murió cuando ella tenía quince años y que su padre se negó a ir al entierro. La narradora se sorprende de la historia de su abuela y se da cuenta de que no conoce mucho sobre la historia de su familia.

Siguiendo este capítulo, la abuela Soledad le cuenta a Malena una historia de su pasado. Malena nota que su abuela se ruboriza y le pregunta qué pasó. Después de insistir, la abuela accede a contarle, pero le pide que no lo diga a nadie. Resulta que hubo un momento en el que su abuelo le rozó los pezones con los pulgares, pero ella no le dijo nada. Malena le dice que se lo cree y que le parece una historia preciosa.

Luego, la abuela le cuenta que no quiso irse con su abuelo a casa después de ese incidente porque tenía que volver con los amigos con los que había salido. Tres días después, se encontró con su abuelo en su casa y él le dijo que se alegraba de haberla encontrado y que tenía muchas ganas de conocerla. Después de comer, se encontraron en el pasillo y él le dijo que le parecía un poco desmejorada. La abuela se rió y se sorprendió de que sus palabras no le dieran vergüenza.

La abuela le cuenta a Malena que su abuelo no era un hombre guapo en el sentido convencional, pero que tenía rasgos perfectos en su rostro. También le cuenta que su abuelo era hijo de una familia de agricultores y que trabajó en una taberna desde los catorce años. Su padre quería que fuera abogado y le pagó los estudios. Después de terminar la carrera, se dedicó a dar clases y a trabajar en un bufete. Ganó un caso importante y se convirtió en socio del bufete.

La abuela le cuenta a Malena que su abuelo murió durante la guerra y que ella nunca vio su cadáver. Después de la guerra, tuvo que irse a vivir a un barrio lejano y pobre. La abuela le cuenta que tuvo que trabajar como profesora de párvulos para poder sobrevivir. También le cuenta que perdió a su marido y que preferiría haber muerto con él. A pesar de todo, la abuela le dice a Malena que ha tenido suerte en la vida y que no cambiaría su vida por la de nadie.

Siguiendo este capítulo, la abuela de Malena le cuenta detalles sobre su esposo, Jaime. Le explica que él solía hacerle regalos todos los días, aunque a veces eran tonterías como castañas asadas o cacahuetes. La abuela también le cuenta que vendió la mayoría de los regalos valiosos después de la guerra, pero conserva un broche de oro y esmaltes que le regaló a su hija Sol. Además, revela que Jaime le fue infiel en varias ocasiones, pero ella lo perdonó. La abuela también habla sobre la relación de Jaime con la justicia y cómo ella se convirtió en una figura famosa en los juzgados. Sin embargo, a veces Jaime cojeaba del mismo pie que los demás hombres de su época. La abuela también revela que Jaime aceptó un puesto como fiscal especial de Tribunales de Guerra durante la guerra civil española, lo que finalmente llevó a su muerte. La abuela explica que todos tuvieron la culpa de su muerte, incluyendo a ella misma y a su cuñado Paco. Finalmente, la abuela revela que Jaime murió como un mártir de la razón y la libertad, luchando en el frente hasta que fue asesinado. La abuela también cuenta cómo ella se enteró de su muerte y cómo se sintió después. El capítulo termina con la abuela diciendo que no tiene sentido contar la historia de Jaime y buscar venganza, ya que el país está podrido y no hay remedio.

III

En este capítulo, el narrador describe el dormitorio de su madre, que es de color negro y blanco, al igual que la ventana. Menciona un cuadro llamado "El duelo", donde se representa la muerte de un poeta a manos de la plebe sobre la blancura de la nieve. El narrador revela que Pushkin fue su primer poeta y que fue asesinado. Además, se menciona que todos estos elementos prepararon a la niña para la vida que le esperaba. El capítulo termina con una cita de Marina Tsvietáieva sobre Pushkin.

Capítulo sin nombre 14

En este capítulo, la protagonista reflexiona sobre su apariencia en las fotos de su boda y cómo se siente peor de lo que aparenta. Recuerda el día de su boda, cuando se dio cuenta de que había cometido un error al casarse. También recuerda la noche anterior a la boda, cuando envió un anuncio a un periódico buscando a Fernando, su antiguo amor. Después de la boda, se da cuenta de que su marido, Santiago, es guapo y que su familia está impresionada por él. Sin embargo, su hermana Reina le reprocha por no haberle presentado a Santiago antes. La protagonista también tiene una conversación con Porfirio, un antiguo amor, quien le hace comentarios ofensivos sobre su novio. Después de la cena, Porfirio la confronta y ella se siente atrapada. Luego, Porfirio le confiesa que se casó con su esposa porque le gusta tener relaciones sexuales con ella. La protagonista se enfada y le dice que se vaya. Seis meses después, Porfirio le regala una cocina para su casa y ella se da cuenta de que algo ha cambiado entre ellos. Después de su boda, la protagonista se siente vacía y sin emociones. Decide enviar anuncios en un periódico buscando a Fernando, pero no recibe respuesta. Un día, decide dejar de enviar anuncios y se despide de Fernando en su último anuncio. La protagonista asiste a una matanza de cerdos en el pueblo y se da cuenta de que no siente nada. Después de la matanza, Porfirio la lleva de regreso a Madrid y ella le pide que la deje en Sevilla. En Sevilla, la protagonista se siente vacía y sin emociones. Regresa a Madrid y vive una vida monótona y sin sentido. Su hermana Reina intenta animarla, pero ella no siente nada. La protagonista reflexiona sobre su relación con Fernando y cómo su vida ha cambiado desde que él se fue. Finalmente, la protagonista se da cuenta de que ha perdido una parte de sí misma y vive en un estado de vacío emocional.

Capítulo sin nombre 15

En este capítulo, la narradora describe su encuentro con un hombre llamado Santiago. Lo primero que le llama la atención es su belleza, algo que nunca había asociado con un hombre antes. Santiago encarna la perfección y su rostro expresa una armonía que parece capaz de expresarse. La narradora lo observa durante mucho tiempo y se siente atraída por él. Después de siete horas en una fiesta aburrida, la narradora decide acercarse a Santiago y descubre que él también se siente atraído por ella. Santiago la invita a su casa y ella acepta. Durante el trayecto en coche, conversan y descubren que tienen intereses en común. Llegan a la casa de Santiago y deciden tomar una copa. La narradora se quita las medias y Santiago le pregunta si las marcas de la costura le dejan marcas. La narradora se las quita y Santiago las observa brevemente. Sin embargo, la narradora se da cuenta de que Santiago no muestra mucho interés en su cuerpo y se siente confundida. A pesar de esto, la narradora sigue interesada en Santiago y espera descubrir más sobre él.

Siguiendo este capítulo, Malena se encuentra con Santiago después de haber tenido relaciones sexuales. Malena está molesta porque Santiago se ha corrido sin que ella se diera cuenta. Ella quiere expresar su frustración, pero al ver la expresión desamparada en los ojos de Santiago, decide no decir nada. Santiago confiesa que no entiende lo que ha pasado y que le gusta mucho estar con Malena.

Malena se siente resignada a no tener un orgasmo y compara su experiencia con una máquina tragaperras. Ella se siente frustrada y le gustaría que Santiago hubiera reaccionado de alguna manera, ya sea gritando, llorando o mostrando algún tipo de emoción. Santiago confiesa que no entiende lo que Malena está sintiendo y que le gusta estar con ella.

Luego, Malena recuerda una experiencia pasada con un chico y cómo se sentía en ese momento. Después de recordar esto, decide ir a la casa de Santiago en la Finca del Indio. Malena se mueve sigilosamente para no despertar a nadie y se encuentra con Santiago en la puerta trasera. Ambos entran en la casa y exploran las habitaciones juntos.

Malena se da cuenta de que la casa no ha cambiado mucho desde la infancia de Santiago y que los muebles son antiguos. A medida que exploran la casa, Malena se siente atraída por Santiago y se da cuenta de que nunca antes había sido consciente de que él era su primo. Malena sigue a Santiago mientras él recorre la casa y finalmente llegan a la biblioteca.

En la biblioteca, Malena y Santiago se involucran en un encuentro sexual. Mientras están juntos, Malena siente un poder y una ventaja que nunca antes había experimentado. Siente que tiene el control y se siente poderosa. Sin embargo, su momento de poder se ve interrumpido cuando escuchan a alguien subiendo las escaleras. Malena se queda quieta y espera a que la persona pase, mientras Santiago termina su orgasmo.

Después del encuentro, Malena mira a Santiago y se da cuenta de que lo adora. A pesar de sus sentimientos, Malena comienza a dudar de todo.

Capítulo sin nombre 16

En este capítulo, la protagonista narra su encuentro con un hombre llamado Agustín. Ella se siente atraída por su encanto particular y su estilo extravagante. Agustín es profesor de literatura francesa y tiene un aspecto peculiar, con guantes amarillos, gafas de pasta roja y una corbata con dibujos de Mickey Mouse. Durante una conversación en un bar, Agustín cuenta a las amigas de la protagonista sus experiencias sexuales con mujeres y cómo no le gustó acostarse con ellas. A pesar de ser feminista, él no encontraba satisfacción en esas relaciones. La protagonista se siente intrigada por Agustín y comienza a tener encuentros con él. Aunque no está enamorada de él, disfruta de su compañía y de su habilidad para desafiarla. Sin embargo, en un momento dado, la protagonista se siente incómoda y decide terminar la relación. Agustín intenta convencerla de lo contrario, pero ella se mantiene firme en su decisión. A pesar de su breve relación, la protagonista reflexiona sobre su propia identidad y cómo su encuentro con Agustín ha afectado su percepción de sí misma.

Siguiendo este capítulo, la protagonista se mira en el espejo y se siente avergonzada de su propia imagen. A pesar de esto, no puede dejar de mirarse y se da cuenta de que todo lo que lleva puesto es solo ropa. Decide utilizar los vestidos antiguos de su madre y se siente feliz de poder acceder a ellos sin obstáculos. Su madre se alegra de que los utilice y ella se siente bien con su nueva apariencia.

Después, la protagonista se compra un vestido nuevo para una fiesta a la que va a ir con Agustín. El vestido es especial y caro. Cuando llegan a la fiesta, se encuentran con Germán, el jefe de programas de Agustín, y su esposa Jimena. Germán muestra interés en la protagonista y Agustín la presenta como su amiga. La protagonista se siente incómoda con la presencia de Germán y decide irse de la fiesta.

Más tarde, la protagonista se da cuenta de que está enamorada de Agustín y decide irse a vivir con él. Sin embargo, su relación se vuelve tóxica y ella se da cuenta de que Agustín la trata mal. Finalmente, decide terminar la relación y se siente aliviada.

En el último párrafo, la protagonista habla de su experiencia con Santiago, un hombre con el que pasa la noche. Santiago le pide que no hable de cierta manera y ella se siente humillada. A pesar de esto, no siente asco durante su encuentro y decide empezar clases de inglés con él.

Capítulo sin nombre 17

En este capítulo, la narradora cuenta cómo durante unos meses iba a casa de Santiago tres veces por semana para darle clases de inglés. Aunque Santiago era un buen alumno y generoso cliente, lo que realmente la hacía sentir segura a su lado era su comportamiento amable y su actitud optimista. A medida que pasa el tiempo, la narradora se da cuenta de que no está enamorada de Santiago, pero decide casarse con él porque le ofrece una vida tranquila y sin problemas. Después de la boda, la narradora se convierte en una mujer previsible y eficiente, encargándose de todas las tareas del hogar y tomando decisiones prácticas. A pesar de su aparente felicidad, la narradora comienza a sentir nostalgia y se da cuenta de que se ha convertido en una persona aburrida y cansada de las derrotas. A medida que pasa el tiempo, la narradora se siente cada vez más insatisfecha y empieza a hacer cosas impulsivas, como poner un anuncio en un periódico y llamar a antiguos amantes. A pesar de todo, decide casarse con Santiago y aceptar su vida monótona. Sin embargo, la narradora se da cuenta de que Santiago no la ama y depende de ella de una manera infantil. Aunque Santiago no tiene los defectos típicos de un mal marido, la narradora se siente cada vez más insatisfecha y comienza a dudar de su elección. La narradora también revela que Santiago tiene muchas manías y fobias, lo que dificulta aún más su relación. A medida que pasa el tiempo, la narradora se da cuenta de que su vida se ha vuelto monótona y aburrida, y empieza a cuestionar su matrimonio. Finalmente, la narradora se da cuenta de que ha perdido su identidad y se siente atrapada en una vida que no desea.

Capítulo sin nombre 18

En este capítulo, la narradora se encuentra con su hermana Reina, quien ha regresado de un viaje a París. A pesar de estar enfadada con Reina, decide invitarla a tomar un café para estar un rato a solas y calmarse. La narradora está molesta porque Reina se comporta como si no hubiera pasado mucho tiempo desde que se vieron por última vez, a pesar de que su padre las abandonó recientemente. La narradora reflexiona sobre cómo su madre se derrumbó después de que su padre se fuera y cómo ella misma se siente abandonada por él. También recuerda las palabras de su abuela sobre su padre y cómo ella se sentía culpable por no haber podido enterrarlo adecuadamente. La narradora y su madre pasan mucho tiempo juntas, y la narradora intenta animarla y ayudarla a superar su dolor. Sin embargo, la madre solo quiere hablar del abandono de su marido y de la misteriosa vida de Reina. La narradora también reflexiona sobre su relación con su hermana y cómo ha cambiado desde que se casó. Más tarde, Reina revela que ha asistido a una boda donde el novio era Agustín, un hombre con el que la narradora había salido en el pasado. La narradora se sorprende y se siente incómoda con la noticia. Mientras tanto, la madre de la narradora sigue preocupada por la ausencia de Reina, pero la narradora no le cuenta que ha hablado con ella. La narradora también menciona que ha conocido a un nuevo profesor en su academia de alemán llamado Ernesto, por quien siente atracción.

Siguiendo este capítulo, la narradora reflexiona sobre su relación con Ernesto, un hombre que busca su atención pero que también se aleja de ella constantemente. A pesar de esto, la narradora no se toma en serio la posibilidad de tener una relación con él. Por otro lado, la narradora se sorprende al ver a su hermana Reina, ya que no esperaba que volviera y mucho menos que la buscara a ella antes que a su madre. Reina anuncia que está embarazada y la narradora se sorprende aún más. Durante la conversación, la narradora le pregunta a Reina si se ha operado los senos, pero Reina le revela que está embarazada de un hombre. La narradora se muestra escéptica y le pregunta si planea tener al bebé, a lo que Reina responde que sí. La narradora no entiende cómo Reina puede querer tener un hijo sin haberlo planeado y sin tener una relación estable. A medida que Reina explica sus razones, la narradora se compadece de ella y reflexiona sobre su propia visión de la maternidad. Finalmente, la narradora se da cuenta de que el sexo no define a una persona y que ser mujer es más que tener un cuerpo femenino y la capacidad de tener hijos. Se libera de las expectativas impuestas por la sociedad y encuentra paz en su nueva comprensión de la feminidad.

Capítulo sin nombre 19

En este capítulo, la protagonista reflexiona sobre su embarazo no deseado y las decisiones que ha tomado. Al principio, se niega a aceptar la responsabilidad del azar en lo que ha sucedido, pero luego reconoce que su indecisión y dudas la llevaron a esta situación. A pesar de estar casada, su relación con su marido ha cambiado y ya no siente el mismo entusiasmo por estar con él. Decide no contarle la verdad sobre su falta de deseo sexual y su embarazo no deseado. A medida que avanza el embarazo, la protagonista pasa por diferentes estados de ánimo y considera la posibilidad de abortar y abandonar a su marido. Sin embargo, al ver a su hijo recién nacido, decide que nunca le revelará la verdad y hará todo lo posible para que él se sienta amado. A lo largo del capítulo, también se mencionan las relaciones de otros personajes, como la hermana de la protagonista y su marido, y la presencia de un hombre llamado Germán que se comporta de manera inapropiada con la protagonista. Finalmente, la protagonista se encuentra con Javier, un hombre que le atrae y con quien tiene un encuentro sexual. A pesar de que intenta buscarlo después, no logra encontrarlo y se queda con la incertidumbre de si volverá a verlo.

Capítulo sin nombre 20

En este capítulo, la protagonista narra su experiencia en el hospital después de dar a luz a su hijo Jaime. Desde el principio, se percibe una sensación de desolación y tristeza en el ambiente, a pesar de la llegada de su sobrina Reina. La protagonista se siente incapaz de ver a la niña y pide a su marido que se la lleve. A continuación, la protagonista describe su visita diaria al hospital para ver a su hijo en la incubadora. Aunque al principio se siente extraña y distante, finalmente coge a su hijo en brazos y le promete que no morirá.

Capítulo sin nombre 21

En este capítulo, la narradora llega a casa tarde en la noche y encuentra todas las luces apagadas. Se asoma al cuarto de su hijo Jaime y lo encuentra durmiendo. En el pasillo, se siente perdida y sin saber qué hacer. Decide distraerse corrigiendo exámenes, pero se da cuenta de que está cansada y no puede concentrarse. Recuerda los difíciles años que siguieron al nacimiento de Jaime y cómo se acostumbró a trabajar por las tardes. Aunque apenas recuerda detalles de esa época, sí recuerda con precisión los momentos en el hospital y la angustia que sentía al ver a su hijo enfermo. A veces, se sentía juzgada por los demás padres y se preguntaba cómo podía reaccionar de la misma manera que ellos. A pesar de la solidaridad aparente, todos estaban al borde de la desesperación. Después de dos años, finalmente le dan de alta a Jaime y la narradora siente gratitud hacia los médicos y enfermeras. Sin embargo, su vida sigue siendo complicada y llena de preocupaciones. Su marido, Santiago, tiene problemas financieros y ella trabaja mucho para mantener a la familia. Reina, su hermana, se ofrece a cuidar a Jaime por las tardes y la narradora acepta. Aunque al principio le molesta la actitud de Reina, finalmente se da cuenta de que es una ayuda necesaria. En una conversación con Reina, la narradora confiesa que está cansada de su vida y que le gustaría enamorarse y tener tiempo para sí misma. Reina le dice que debería decidir si puede hacer algo para salvar su matrimonio. La narradora se ríe y le dice que no hay nada que salvar. Más tarde, Santiago le confiesa que tiene una amante y la narradora reacciona con indiferencia. Al final del capítulo, la narradora se siente confundida y llora.

Capítulo sin nombre 22

En este capítulo, la narradora llega a un lugar escondido en la montaña donde se encuentra con un hombre que parece ser un pintor. Después de observarlo por un tiempo, el hombre la reconoce y la invita a acercarse. Resulta ser Magda, una amiga de la infancia de la narradora, a quien no ha visto en veinticinco años. Magda le cuenta que ha estado viviendo en la costa y en Madrid, pero ha vuelto a su pueblo natal. La narradora le cuenta sobre su vida actual, su matrimonio y su hijo. Magda le confiesa que también ha vuelto a Madrid y ha estado viviendo allí durante veinte años. Hablan sobre cómo han cambiado sus vidas y cómo se sienten en sus respectivos lugares de residencia. La narradora le cuenta sobre su madre, que ha mejorado desde que su padre la abandonó. Magda le cuenta que su padre también ha cambiado y ahora tiene una nueva esposa. La narradora se sorprende al enterarse de que su madre estuvo embarazada cuando se casó con su padre. Magda le cuenta cómo se enteró de la infidelidad de su padre y cómo se sintió al verlo en un lugar tan diferente al que ella conocía. La narradora se da cuenta de que nunca estuvo enamorada de su padre y se alegra por Magda. El capítulo termina con la narradora sintiendo envidia de la relación entre su madre y su padre.

Siguiendo este capítulo, Magda continúa su relato sobre la historia de su familia. Le cuenta a Malena que su padre, Rodrigo, era homosexual y que estaba obsesionado con su hermana Pacita, quien tenía discapacidad intelectual. Magda recuerda una tarde en la que encontró a su padre hablando con Pacita y dándole de comer, y se dio cuenta de que su padre era el único que podía calmarla. Magda también revela que Rodrigo estaba casado con una mujer mestiza llamada Ramona, pero que tenía relaciones extramatrimoniales con hombres y mujeres. Ramona descubrió la infidelidad de Rodrigo con un hombre negro y lo maldijo, profetizando que la sangre de su familia se pudriría en las venas. Magda concluye diciendo que Rodrigo murió poco después de la visita de Ramona, y que su muerte fue el comienzo de la maldición que afectaría a su familia.

Siguiendo este capítulo, Magda revela a Malena la verdad sobre la maldición que pesa sobre su familia. Magda confiesa que su padre contrajo una enfermedad venérea en América, pero no se sabe exactamente cuál. Sufría mucho, con dolores intensos, fiebres altas y bultos extraños en su pene. Finalmente, murió en una muerte espantosa. La esposa de Rodrigo, Magda, se hizo famosa en Perú y su hija, Magdalena, ingresó en un convento para expiar los pecados de su padre. Magda explica que su nombre proviene de su tía abuela, pero no experimentó los efectos de la maldición en su propia carne. Magda revela que su hermano mayor, Egon, fue un hombre malvado y corrupto, pero murió sin sufrir las consecuencias de la maldición. Magda también confiesa que ella misma se hizo monja para escapar de su vida anterior y de su madre. Magda cuenta a Malena que su padre la obligó a meterse en un convento cuando anunció que quería ser monja. Magda destruyó el retrato de su madre cuando le dijo que quería ingresar en un convento. Magda revela que ella misma eligió ser monja y se arrepiente de esa decisión. Magda también cuenta a Malena que su madre vendió todas sus posesiones y le dejó el dinero en vida. Magda se fue del convento y vivió una vida despreocupada, pero la venganza no le dio la satisfacción que esperaba. Magda revela que sueña con su padre y que él la llama todas las noches, pero ella nunca va a verlo. Malena le dice a Magda que su padre está muerto y que no puede llamarla. Magda se enfurece y agarra a Malena, pero luego se calma. Magda le cuenta a Malena que su padre la ayudó mucho y que ella le escribió una carta contándole todo. Magda también revela que sueña con su padre y que él llora y se duele, pero ella nunca va a verlo. El capítulo termina con Malena recordando cómo se dio cuenta de que ella era la novia de Santiago y cómo Reina se fue a Madrid con su hija. Malena se quedó en casa de Magda con Jaime hasta principios de septiembre.

Capítulo sin nombre 23

En este capítulo, Malena reflexiona sobre su estancia en Almería y su relación con Jaime. Aunque al principio le costaba decidir cuándo regresar a Madrid, finalmente decide quedarse en Almería el resto del año. Jaime se lleva muy bien con María y se hace amigo de los nietos del dueño del bar del llano. Además, se enamora de Magda y pasan mucho tiempo juntos. Malena se siente feliz al verlos interactuar y se da cuenta de que ya no tiene miedo de envejecer. Sin embargo, Maribel le dice que debe regresar a Madrid y Malena se niega. Maribel le explica que no puede quedarse en Almería porque allí solo viven las personas que no tienen a dónde regresar. Malena acepta y decide volver a Madrid. Antes de irse, tiene una conversación con Maribel en la que le dice que no quiere que se malinterprete su relación con su hermana y su marido. Maribel le dice que no quiere que se quede en Almería y que Jaime terminará cogiéndole manía si se queda. Malena está de acuerdo y se despide de Almería con una fiesta multitudinaria. Antes de irse, tiene una conversación con Jaime en la que él le pregunta qué pasaría si Magda muere. Malena le asegura que Magda no está vieja y que no se va a morir. Durante el viaje de regreso, Malena reflexiona sobre su vida en Madrid y su relación con Santiago. Al llegar a Madrid, se encuentra con Santiago y se da cuenta de que todavía siente algo por él. Sin embargo, decide seguir adelante y se muda a un nuevo ático. Malena se adapta a su nueva vida y disfruta de la compañía de su hijo. Aunque sigue en contacto con Santiago, su relación se va desvaneciendo y él se va convirtiendo en un personaje secundario en su vida. Jaime decide vivir con su padre y Reina a partir del próximo curso, lo cual entristece a Malena. A pesar de todo, Malena intenta comprender y aceptar la decisión de su hijo. En la boda de Santiago y Reina, Malena se siente incómoda pero decide asistir para no hacer sentir mal a Jaime. Durante la boda, se encuentra con Santiago, quien está borracho, y él intenta besarla. Malena logra escapar y se siente aliviada de haber dejado atrás esa etapa de su vida. Al final del capítulo, Jaime le cuenta a Malena todas las cosas que hace con Reina y su padre, y Malena se siente cada vez más reemplazada por su hermana.

Siguiendo este capítulo, la protagonista se siente fracasada y cansada después de prometerle a su amiga Magda que volvería a la playa en agosto. Sin embargo, se encuentra demasiado cansada para hacerlo y se siente indiferente ante la idea de ver a alguien. Para distraerse, va al cine todas las tardes.

Un día, al llegar a casa, se encuentra con un repartidor de butano diferente al habitual. Es un hombre búlgaro llamado Hristo, que la sorprende con su apariencia imponente y su acento extranjero. A pesar de su inicial confusión, la protagonista se siente atraída por él y comienzan a hablar.

Después de varios encuentros casuales, la protagonista y Hristo comienzan una relación. Hristo es un refugiado búlgaro que trabaja repartiendo butano, pero tiene planes de establecerse en Estados Unidos. A pesar de las dificultades que enfrenta como inmigrante, Hristo es optimista y generoso.

La protagonista se siente atraída por la personalidad de Hristo y su forma de vivir la vida sin preocupaciones. Aunque no necesita a Hristo en su vida, disfruta de su compañía y de la pasión que comparten juntos.

En Navidad, la protagonista se siente sola y decide visitar a su hermana y su familia. Sin embargo, se siente excluida y rechazada por ellos. Después de una noche de fiesta y descontrol, la protagonista se despierta con resaca y decide visitar a un antiguo amante, Tomás, para pedirle ayuda con una caja de seguridad que necesita vender.

Tomás sugiere que conoce a alguien interesado en comprar la caja y propone un viaje a Londres para venderla. A pesar de las dificultades económicas de la protagonista, Tomás se ofrece a pagar por el viaje y asegura que ella podrá devolverle el dinero en poco tiempo.

El capítulo termina con la protagonista aceptando la propuesta de Tomás y planeando un viaje a Londres con su hijo para celebrar el Año Nuevo.

III

En este capítulo, el tío Griffiths pregunta a Julia dónde está su marido, a lo que ella responde que se separó de él porque era difícil tratarlo. El tío Griffiths comenta que era un mal sujeto, pero Julia lo contradice diciendo que no lo era, ya que cuando tenía dinero era generoso con ella y le hacía regalos bonitos. El tío Griffiths, terco, dice que nunca había oído tantas tonterías. Esta respuesta hace que Julia sienta desprecio hacia él, pensando que él nunca ha hecho un regalo bonito a nadie y es incapaz de apreciar algo bonito incluso si lo tiene delante de sus narices.

Capítulo sin nombre 25

En este capítulo, Malena se da cuenta de que Jaime se ha dormido de pie mientras le ponía el pijama. A pesar de estar cansada, Malena sonríe cuando Jaime le pregunta si se acordará de ese momento cuando sea mayor. Después de acostar a Jaime, Malena se siente aliviada al estar sola en el salón y deja de sentir la incomodidad que le producía la suite del hotel en Londres. Aunque está convencida de que la venta de la esmeralda saldrá mal, se relaja en el sofá y enciende un cigarrillo. Tomás entra en el salón y le pregunta cómo fue el teatro. Malena le cuenta que Jaime se divirtió mucho y que a partir de la mitad de la obra le pidió que dejara de traducírsela. Tomás le pide calma y le pregunta si ha cenado. Malena niega con la cabeza y Tomás pide comida y una botella de champán. Malena le comenta a Tomás que le da pena vender la esmeralda porque era de su padre y deberían haberla vendido él y sus hermanos. Tomás le explica que su padre le dio la esmeralda a ella porque sabía que ella la cuidaría y la protegería. Luego, Tomás revela a Malena que es homosexual y que su padre lo sabía. Malena se sorprende y Tomás le cuenta que su padre aceptó su orientación sexual y siempre estuvo a su lado. Después de cenar, Malena y Tomás hablan sobre el pasado y él le revela que su padre no le gustaba a Fernando. Malena se entera de que Reina también estaba enamorada de Fernando, pero él no le correspondía. Malena se enfada y golpea la pared. Luego, Malena decide llevarse a Jaime a su casa porque él no quiere vivir con Reina y Santiago. Al salir de la casa de Reina, Malena se encuentra con los vecinos y su madre. Malena se despide de ellos y se va con Jaime en el coche. En el camino de regreso a Madrid, Jaime le pregunta a Malena cómo puede llorar y reír al mismo tiempo. Malena no entiende la pregunta y Jaime le explica que es la primera vez que ve a alguien hacer eso.

Capítulo sin nombre 26

En este capítulo, Malena recibe una llamada telefónica de un hombre llamado Rodrigo, quien afirma que hace mucho tiempo no se ven. Malena no recuerda quién es, pero Rodrigo le explica que se conocieron en una boda y que es el primo de Raúl. Rodrigo le cuenta que estuvo en casa de Santiago, el exmarido de Malena, y que su hermana le había invitado a cenar para contarle lo que pasó el sábado pasado. Rodrigo le revela que su hermana está preocupada y que quería saber si Malena recordaba algo de ese día. Malena se muestra molesta y le pregunta por qué está dispuesto a ayudarla. Rodrigo le explica que es psiquiatra especializado en psicopatías criminales y que su hermana le pidió una dirección para acudir a un terapeuta familiar. Malena acepta reunirse con Rodrigo en su casa y acuerdan una cita para pasado mañana. Al llegar a la casa de Rodrigo, Malena se sorprende al verlo y recuerda que en el pasado pensó que él la veía gorda. Rodrigo le explica que está especializado en tratar criminales y le cuenta anécdotas de su trabajo. Malena le confiesa que se enamoró una vez de su medio primo Fernando, pero él la dejó por una mentira que su hermana le contó. Malena le cuenta a Rodrigo todos sus secretos y se siente atraída por él. Al despedirse, Rodrigo le dice que tiene unas piernas cojonudas y Malena se siente emocionada. Al salir del ascensor, se encuentra con una mujer que se parece a su hermana y la ignora.

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