20 minutos

En este capítulo, se habla sobre la novela "Nada" de Carmen Laforet. Se menciona que Laforet escribió esta obra a los 23 años y que está fuertemente influenciada por su propia vida y experiencias. Aunque la novela es autobiográfica, esto no disminuye su valor literario, sino que lo aumenta. La historia se desarrolla en Barcelona y sigue a Andrea, la protagonista y narradora, quien llega a una casa misteriosa y perturbadora. La novela tiene un tono febril y delirante, que refleja el hambre constante y el sufrimiento insoportable de los personajes. Aunque la guerra y sus horrores son temas importantes en la novela, no se mencionan directamente. La casa de Aribau y los hermanos que se aman y se odian representan la España de posguerra y la locura fratricida del conflicto civil. "Nada" sorprende por su modernidad, su estilo preciso y cortante, y sus personajes inolvidables. La novela describe la vida cuando se vuelve mala y presenta un fragmento asfixiante de la realidad.

Primera Parte

I

En este capítulo, la protagonista llega a Barcelona en un tren distinto al anunciado y se encuentra sola en la estación. A pesar de esto, no siente miedo, sino emoción por la aventura de viajar sola. Mientras sigue a la multitud que sale de la estación, se da cuenta de la belleza y el encanto de la ciudad. Toma un viejo coche de caballos y recorre las calles vacías hasta llegar a la casa de sus parientes. Al entrar, se encuentra con su abuela, quien la confunde con otra persona al principio. Luego, aparecen otros miembros de la familia, cada uno con su propia peculiaridad. La protagonista se siente incómoda en el ambiente opresivo y sucio de la casa. Finalmente, se va a dormir en una habitación extraña y llena de objetos antiguos. A pesar de todo, las estrellas en el cielo le traen un poco de consuelo y nostalgia por su ilusión de llegar a Barcelona.

II

En este capítulo, el narrador despierta en Barcelona y recuerda su infancia en la ciudad. Ve a su abuela y a su abuelo, quienes vivieron en un piso en la calle de Aribau hace cincuenta años. La casa estaba llena de cortinas, baúles, relojes y un piano. A medida que la ciudad crecía, la casa envejecía pero ellos permanecían en el mismo piso. El narrador recuerda las temporadas emocionantes que pasó allí cuando era niño. Sin embargo, ahora se siente inseguro y no sabe cómo enfrentarse a los personajes que vio la noche anterior. Luego, la tía Angustias le habla sobre los peligros de la ciudad y le advierte que no podrá moverse sin su permiso. Después, el narrador se encuentra con Gloria, su prima, y Román, otro tío. Román se pelea con Juan, su hermano, y la discusión se vuelve violenta. Finalmente, la criada pone la mesa para el desayuno y el narrador se fija en su actitud desafiante.

III

En este capítulo, Andrea narra cómo su tía Angustias la abraza y le habla con dulzura, pero ella siente que algo no está bien en esa relación. Angustias la busca constantemente y la obliga a salir con ella, pero Andrea se siente avergonzada por su apariencia y comportamiento. Durante sus paseos por Barcelona, Angustias le prohíbe mirar a la gente y la critica por ser callada y tímida. Estos paseos son tristes y poco emocionantes para Andrea. Después de la cena, Román se burla de Andrea y se produce una discusión entre él, Angustias y Juan. Gloria se pone nerviosa y se retira a su habitación con el niño. Andrea la acompaña y se siente a gusto en su habitación, donde Gloria le cuenta historias divertidas sobre la familia. Andrea también recuerda el día en que vio a Gloria desnuda posando como modelo para Juan y cómo esto cambió su percepción de ella. Luego, Andrea describe el estudio de Juan, donde encuentra a Gloria desnuda y se siente fascinada por su belleza. Después de este encuentro, Andrea comienza a pasar tiempo con Gloria en su habitación, donde tienen conversaciones superficiales pero agradables. Gloria le confiesa que Román es malvado y le cuenta algunas de las cosas que le ha hecho. Andrea también describe la habitación de Román, donde se siente cómoda y disfruta de la música que él toca en su violín. Sin embargo, cuando Román le pregunta qué le dice la música, Andrea no puede responder y él se siente decepcionado. Al final del capítulo, Andrea tiene la sensación de que alguien la sigue en las escaleras y Román ilumina con una linterna y ve a Gloria corriendo hacia la portería.

IV

En este capítulo, el protagonista reflexiona sobre los días sin importancia que han pasado desde su llegada a la ciudad. Se siente abrumado por la tristeza y la monotonía de su vida. Ha desarrollado un interés obsesivo por las historias turbias de las personas que viven en su edificio, lo cual le causa náuseas pero también constituye su única fuente de entretenimiento.

Al regresar a casa, el protagonista es recibido por la portera, quien le advierte que se limpie los pies en el felpudo debido a la lluvia. Pasan el día en casa, escuchando el ruido de la lluvia y la abuela cosiendo. La abuela habla de sus hijos, especialmente de Juan y Román, quienes eran muy unidos y se querían mucho. Gloria, la esposa del protagonista, revela que Juan estuvo en África durante muchos años y que Román estaba celoso de ella.

La abuela defiende a sus hijos y cuenta una anécdota en la que reprendió a Román por su comportamiento hacia Gloria. Gloria revela que Román estuvo enamorado de ella y que él la trajo a vivir a esa casa durante la guerra. Sin embargo, la relación entre ellos se deterioró y Román la trató mal. Gloria relata cómo vivieron en la casa durante la guerra y cómo ella pasó por momentos difíciles, incluyendo una infección después de dar a luz.

El protagonista recuerda estas historias mientras está enfermo y con fiebre. Recuerda la imagen de Gloria llorando en el hombro de Juan y cómo eso marcó el final de una etapa en su vida. También recuerda la visita de Román, quien tocó el piano y le contó sobre una canción que compuso para Xochipilli, el dios azteca de los juegos y las flores. El protagonista tiene un sueño en el que ve a Gloria y Juan transformados en Román y Xochipilli, lo que lo deja confundido al despertar.

V

En este capítulo, la protagonista narra cómo se recupera de una fiebre que la había afectado y cómo su tía Angustias le reprocha su comportamiento y le prohíbe salir sola a la calle. A pesar de esto, la protagonista comienza a relacionarse con compañeros de clase en la universidad y se une a un grupo de amigos con los que discute sobre diversos temas. Ena, una de sus amigas, le pregunta sobre su tío Román, un violinista famoso, y la protagonista decide no contarle nada sobre su vida en la calle de Aribau. Sin embargo, la protagonista se siente atraída por la idea de presentarle a Ena a su tío. Aunque evita a Ena durante algunos días, finalmente se encuentran en la universidad y Ena le comenta que ha averiguado sobre su tío Román. La protagonista se siente incómoda y decide no hablarle sobre él. Más tarde, la protagonista descubre que Román ha estado de viaje y al regresar, su tía Angustias lo recibe con reproches. A pesar de esto, la protagonista intenta hablar con Román sobre los Pirineos, pero él le confiesa que ha perdido el gusto por lo colosal. Mientras tanto, la criada los observa con interés.

VI

En este capítulo, la narradora se encuentra sorprendida por el aspecto trágico que toman los sucesos más insignificantes en la calle de Aribau. Un día de Navidad, se ve envuelta en un escándalo protagonizado por su tía Angustias, su prima Gloria y su primo Juan. La discusión tiene sus raíces en la amistad de la narradora con Ena, y esto hace que empiece a ver a su tío Román de manera desagradable. La narradora relata cómo su amistad con Ena le ha permitido disfrutar de ciertos lujos, ya que Ena paga sus consumiciones en el bar y le regala cosas. Sin embargo, la narradora se siente incómoda por no poder corresponder a estos gestos de amabilidad. Un día, decide regalarle a Ena un pañuelo de encaje antiguo que le había regalado su abuela. Esto le causa alegría, pero también tristeza por no poder tener cosas bonitas para ella misma. En la noche de Navidad, la narradora decide ir a Misa del Gallo con su tía Angustias, pero esta le pide que vaya sola. Al regresar a casa, encuentran a Gloria, Angustias y Juan discutiendo en el comedor. Angustias acusa a Gloria de haberle robado un pañuelo de encaje, y la narradora se ve involucrada en la discusión. Finalmente, la narradora confiesa que ha regalado el pañuelo a una compañera de la universidad, lo cual desencadena más tensiones en la familia. La narradora termina el día en su habitación, reflexionando sobre la situación de su familia y sintiéndose triste y vacía.

VII

En este capítulo, dos días después de la escena anterior, Angustias empaca sus maletas y se va sin decir a dónde ni cuándo volverá. A diferencia de las escapadas silenciosas de Román, Angustias revuelve la casa con órdenes y gritos, mostrando nerviosismo y contradicciones. Antes de partir, se despide de su abuela y le pide su bendición. Juan, impaciente, le dice que está loca y ella no le responde. La protagonista observa la escena y ve a Angustias con su abrigo oscuro y sombrero, apoyada en su madre, y siente como si estuviera frente a una hoja de otoño a punto de caer. Después de que Angustias se va, su presencia sigue resonando en la casa. Esa misma tarde, un desconocido llega buscándola y pregunta si puede ver a la abuela. La abuela aparece con el niño y el desconocido se presenta como Jerónimo Sanz, el jefe de Angustias. La abuela le dice que Angustias se ha olvidado de dar su dirección a todo el mundo y que quizás escriba. Jerónimo muestra interés en conocer la dirección de Angustias y se despide. Al cerrar la puerta, la abuela le confiesa a la protagonista que ha mentido a Jerónimo y que está contenta pero que se confesará porque quiere comulgar al día siguiente. Gloria y Juan llegan y le preguntan a la abuela si Angustias se ha fugado con Jerónimo, a lo que ella responde que no. La abuela les cuenta que Angustias se ha olvidado de dar su dirección a todo el mundo y que es un poco especial. Más tarde, la protagonista recuerda una noche en la que vio a Angustias volver a casa con Jerónimo y cómo luego se fue a confesar a una iglesia cercana. Después de recordar esto, la protagonista decide ir al cuarto de Angustias y se acuesta en su cama. Horas más tarde, Román aparece en su habitación y le dice que se aprovecha de la ausencia de Angustias para dormir en su alcoba. La protagonista no le responde y él se va. En los días siguientes, la protagonista se da cuenta de que Román está trastornado y tiene un tono de voz diferente. Tienen una conversación en la que Román le confiesa que sabe todo lo que pasa en la casa y que manipula a los demás. La protagonista se siente incómoda y se escapa de él. Luego, decide subir al cuarto de Román y tienen otra conversación en la que él le cuenta historias y ella empieza a sentir repulsión hacia él. Esa noche, la protagonista no puede dormir y recibe una llamada telefónica de Ena, quien encontró su número en el directorio y la llama.

VIII

En este capítulo, Angustias regresa a casa en un tren de medianoche y se encuentra con Gloria en la escalera. La narradora se despierta por el ruido de las voces y se da cuenta de que está durmiendo en una habitación que no es la suya. Angustias entra con Gloria y la abuela también aparece. Angustias acusa a Gloria de estar en la escalera a altas horas de la noche y le reprocha su descaro. La abuela llora y pide que suelte a Gloria. Juan, el esposo de Gloria, interviene y se enfrenta a Angustias. Luego, Angustias se encierra en su habitación y Juan se queda con el niño. La narradora se despierta y se encuentra con Angustias en su habitación, quien le reprocha por haberla utilizado. Angustias anuncia que se irá de la casa para siempre y regresará a un convento. La narradora siente una rebelión contra Angustias y se da cuenta de que no puede soportar su autoridad. Angustias le explica que su abuela está loca y que la presencia de Gloria ha empeorado las cosas. Angustias llora y le dice a la narradora que a partir de ahora recibirá su pensión directamente y deberá administrar su propio dinero. También le advierte que gaste lo mínimo posible. El capítulo termina con la narradora observando las marcas de los golpes que Juan le dio a Gloria la noche anterior.

IX

En este capítulo, las amigas de Angustias se reúnen en su habitación vestidas de negro, recordando los viejos tiempos en la casa. Angustias era la única que aún se aferraba a la sociedad. Las amigas, que habían bailado al son del piano de la abuelita, habían sido separadas por los años y las circunstancias, pero ahora volvían a reunirse al enterarse de la muerte de Angustias. Llegaron de diferentes partes de Barcelona y estaban en una extraña etapa de sus vidas, con aspectos físicos alterados. Algunas estaban envejecidas, lo que les daba una nobleza que las demás no tenían. Recordaban los tiempos pasados de la casa y hablaban de los pretendientes y los vestidos que Angustias solía llevar. Sin embargo, la conversación se interrumpe cuando alguien pisa el pie de una de las amigas. A pesar de su apariencia, Gloria se pregunta por qué Angustias se hizo monja si no es buena rezadora. Gloria compara a Angustias con la abuelita, que es buena rezadora y entiende y perdona todas las locuras. Gloria cree que Angustias no le importa rezar y se alegra de que se vaya. Román también se alegra de que Angustias se vaya, ya que representa un pasado que estorba el progreso de las cosas. Juan y Andrea no tienen opiniones sobre la partida de Angustias. Andrea se siente maravillada porque finalmente podrá hacer lo que quiera sin enemigos. Angustias se despide de su familia en la estación y sube al tren llorando. Juan se enfurece y le grita, acusándola de ser mezquina y de haberle robado a su marido durante veinte años. La gente se ríe de Juan y lo sigue hasta el final del andén. El regreso a casa es una calamidad.

Segunda Parte

X

En este capítulo, la protagonista sale de casa de su amiga Ena sintiéndose libre y sin miedo al paso del tiempo. Camina por las calles de la ciudad, sintiendo el calor y la emoción que la embargan. Se detiene frente al edificio donde vive Ena y se da cuenta de que las luces están apagadas. Siente un estremecimiento al recordar la voz de la madre de Ena, que despertó en ella sentimientos de romanticismo y sentimentalismo. Impulsada por una inquietud, decide caminar por la ciudad en busca de belleza. Se dirige hacia la catedral, donde encuentra paz y claridad en su arquitectura. Sin embargo, se da cuenta de que no está sola y se encuentra con un hombre que la reconoce y la llama por su nombre. Aunque al principio se siente molesta, accede a caminar con él. Durante el camino, el hombre le habla de los planes de construir una avenida que permitirá ver mejor la catedral. Finalmente, se despiden y la protagonista regresa a su casa, donde descubre que su habitación ha sido ocupada por muebles de la casa. A pesar de esto, se siente emocionada por la libertad que ha encontrado en la ciudad. Recuerda la cena en casa de Ena, donde conoció a su familia y se dio cuenta de que podrían tener que mudarse de Barcelona. Estos pensamientos la perturban antes de dormir, pero finalmente se sumerge en un sueño agitado.

XI

En este capítulo, Andrea continúa viviendo de forma independiente y feliz, a pesar de tener poco dinero para comer. Aprende a disfrutar de pequeños placeres como la fruta seca y descubre un restaurante barato donde come regularmente. A medida que pasa el mes, su presupuesto se reduce y se alimenta principalmente de pan. Durante este tiempo, presencia una discusión violenta entre Juan y Gloria, en la que Juan maltrata físicamente a su esposa. Andrea interviene para ayudar a Gloria y las dos se refugian en la habitación de Andrea. Gloria le cuenta a Andrea sobre su infelicidad en su matrimonio y su deseo de escapar. Mientras hablan, Juan interrumpe y continúa discutiendo con Gloria sobre su arte y su falta de dinero. La discusión se vuelve cada vez más intensa y Juan amenaza con hacerle daño a Gloria. Finalmente, Juan se va y Andrea y Gloria se acuestan juntas, pero no pueden dormir debido a la tensión en la casa.

XII

En este capítulo, Ena expresa su deseo de ir al campo y ver árboles, especialmente pinos y el mar. Ella invita a Andrea a unirse a ella y a Jaime en un viaje al campo. Ena revela que Jaime es su gran secreto y que no puede presentarlo a su familia porque no lo entenderían. Ena explica que le gusta jugar con los hombres y enamorarlos, pero no quiere presentar a Jaime en este momento. Andrea acepta ir al campo con ellos y se entera de que Jaime se parece a un retrato de San Jorge en un retablo. Los cuatro pasan varios domingos juntos, y Ena y Jaime se enamoran. Ena le confiesa a Andrea que también la quiere a ella y que ha besado a Jaime delante de ella. Ena explica que no puede revelar su relación con Jaime en casa porque su familia no lo entendería. Los domingos en el campo son días maravillosos para Andrea, pero también experimenta momentos de tristeza y hambre durante la semana. Un día, Andrea se enfada con Ena y decide no ir a su casa. En cambio, sale con Gerardo, un hombre que la besa pero al que ella rechaza. Después de este incidente, Andrea se encuentra con Ena y Román en su casa. Román se va y Ena y Andrea se abrazan, pero Andrea siente una sensación de miedo cuando ve los ojos de Ena. Ena se despide de Andrea y se va, dejando a Andrea nerviosa.

XIII

En este capítulo, Andrea narra cómo Ena comenzó a evitarla en la universidad y le pidió que no fuera a su casa durante unos días. Ena le explicó que tenía un asunto entre manos y que no podía prestarle los diccionarios para las traducciones. Andrea se sintió angustiada y preocupada, ya que algo malo había sucedido. A pesar de esto, Andrea intentó tomarlo con resignación y se dio cuenta de que es más fácil sobrellevar las grandes contrariedades que las pequeñas dificultades diarias.

En casa, Gloria estaba nerviosa y llorosa, lo que llevó a la abuela a pensar que estaba embarazada nuevamente. Sin embargo, esto no era cierto, solo era la irritación y el calor de la primavera lo que la afectaba. Gloria se mostraba inquieta y frustrada, incluso rompió su traje nuevo al intentar cambiarle el cuello.

Por otro lado, Román parecía estar de buen humor y hablaba con Juan, lo que conmovía a este último. Un día, Andrea escuchó a Román tocar el piano y luego le preguntó qué había hablado con Ena. Román le respondió que no había habido nada en particular y que no tenía nada que ver con sus problemas.

Andrea se sentía cada vez más sola sin la compañía de Ena. Los domingos ya no se mencionaba la excursión con Jaime y las reuniones de amigos en casa de Ena dejaron de hacerse debido a los exámenes finales. Andrea también menciona que Pons, un compañero de la universidad, le prestó libros y la invitó a conocer a sus amigos bohemios en el estudio de Guíxols. Andrea aceptó la invitación y se sintió cómoda en ese ambiente despreocupado y divertido.

XIV

En este capítulo, Andrea habla sobre sus preocupaciones por los exámenes y su miedo a perder la memoria. Gloria le cuenta que Ena ha estado visitando a Román en su habitación y que él ha estado tocando música para ella. Andrea se sorprende ante la idea de que Ena pueda casarse con Román y le asegura a Gloria que solo está interesada en escuchar música. Andrea se encuentra con Ena en la universidad y le pregunta por Jaime, a lo que Ena responde que ya no salen los domingos. Ena invita a Andrea a dar un paseo por el Tibidabo y le cuenta que su madre ha estado enferma. Durante el paseo, Ena le confiesa a Andrea que le gusta Román y que le gustaría presentarle a su familia. Andrea se muestra en desacuerdo y critica a Román, pero Ena defiende su interés por él y expresa su deseo de conocer más sobre el mundo de Andrea. Al final del capítulo, Ena invita a Andrea a su casa y le pide que la perdone por haberle dicho que no fuera antes.

XV

En este capítulo, el narrador llega a casa y se sorprende por el silencio que reina en la hora de la cena. Encuentra a la criada acariciando al perro y le informa que habrá un entierro porque el niño está muy enfermo. En la habitación de matrimonio, el narrador encuentra a Juan sosteniendo al niño, que sufre de fiebre. La abuela está rezando el rosario y Gloria está jugando a las cartas. Juan y la abuela discuten sobre la enfermedad del niño, mientras Gloria insiste en que Juan se vaya a trabajar. Finalmente, Juan se va y Gloria se queda con el niño. La abuela y la criada también se retiran a dormir. El narrador intenta estudiar, pero no puede concentrarse. Escucha el sonido de la abuela cantando y luego ve a Juan regresar antes de lo esperado. Juan se preocupa por el niño y decide ir a buscar a Gloria. El narrador lo sigue y los dos corren por las calles de Barcelona. Llegan al barrio chino y se encuentran con una pelea en la que Juan participa. Después de la pelea, el narrador ayuda a Juan a levantarse y lo lleva a una tienda. Allí, encuentran a Gloria y descubren que ha estado jugando a las cartas. Finalmente, salen juntos y Juan llora mientras abraza a Gloria.

XVI

En este capítulo, Román regresa a casa y pregunta a la criada por su traje nuevo. Mientras tanto, Trueno, el perro de la casa, se levanta perezoso para saludar a Román. El tío de Román comenta que el perro está volviéndose decadente y amenaza con matarlo. La criada defiende al perro y Román observa la escena con curiosidad. Luego, Román se despide y acaricia a Andrea antes de irse. Gloria le comenta a Andrea que Román se ha comprado un traje nuevo y camisas de seda, y le pregunta si cree que está enamorado. Andrea se sorprende por la idea de que Román pudiera haberse fijado en ella y se queda absorta. Luego, Andrea se encuentra con un viejo mendigo en la calle, a quien le tiene antipatía pero a quien su tía solía dar limosna. El viejo mendigo la saluda y ella se aleja rápidamente. Después, Andrea se encuentra con Jaime, quien le confiesa que está enamorado de Ena y le pide que le transmita un mensaje a ella. Andrea acepta y se despide de Jaime. Más tarde, Andrea se encuentra con Ena y le entrega el mensaje de Jaime. Ena agradece el mensaje y se despide rápidamente. Iturdiaga, quien ha presenciado la escena, se sorprende al descubrir que Ena es compañera de clase de Andrea y se pregunta por qué la vio en un cabaret la noche anterior. Andrea le explica que Ena es catalana y que no sabe quién era el hombre que la acompañaba. Andrea reflexiona sobre cómo siempre parece moverse en el mismo círculo de personas.

XVII

En este capítulo, Andrea narra cómo el calor del mes de junio aumenta y con él aparecen chinches en la casa. A pesar de luchar contra ellas, los demás habitantes de la casa no parecen preocupados. Andrea recuerda su traje de baño azul y los momentos felices que pasó en el río y en la playa con Ena y Jaime. Sin embargo, ahora se siente defraudada por Ena, quien la evita y no responde a sus llamadas. Andrea también se da cuenta de la hostilidad de Juan hacia ella y descubre que Juan sabe sobre los encuentros de Ena y Román. Durante una discusión, Juan revela que Ena fue a ofrecerse a Román en su cuarto y que él la rechazó. Andrea se siente conmovida por la situación y desea entender a Ena. Más tarde, Andrea presencia una discusión entre Román y Gloria, en la que Román le pide a Gloria que vaya a su habitación. Gloria se niega y revela que ella fue quien denunció a Román durante la guerra. Andrea se siente confundida por la situación y se pregunta si Román suplicó a Gloria como amante. Después de presenciar esto, Andrea sueña con Ena y decide ir a buscarla a su casa, pero se asusta y huye cuando ve a Ramón Berenguer, el hermano de Ena, y a su primo en el jardín. Andrea se siente deprimida y decide dejar que los acontecimientos sigan su curso. También se entera de que Román ha estado encerrado en su habitación y que Trueno, el perro, ha sido mordido por él. Andrea cuenta los días que faltan para la fiesta de Pons y siente la impaciencia de huir.

XVIII

En este capítulo, Andrea recuerda las noches en la calle de Aribau y cómo los olores y las sensaciones de esas noches despertaban sus inquietudes. Recuerda las noches de invierno, con su melancolía y el crujido de una silla rompiendo el sueño. También recuerda las noches de verano, con su calor y su olor a nereidas. Andrea describe cómo se siente al despertar por la mañana, con dolor de cabeza y rodeada de sonidos familiares. Luego, recuerda una noche en la que se ve a sí misma en el espejo de Angustias, con una larga sombra blanca. Más tarde, Andrea asiste a la fiesta de Pons, donde se siente incómoda y desplazada. Se encuentra con Ena, quien le cuenta que ha ido a ver a Román y no ha vuelto desde entonces. Andrea decide marcharse de la fiesta y se siente sola y desorientada en la calle. Finalmente, se encuentra con la madre de Ena, quien la invita a tomar un helado.

Tercera Parte

XIX

En este capítulo, Andrea se encuentra con la madre de Ena en un café. La madre de Ena le pregunta qué le sucede y Andrea le responde que no le pasa nada. La madre de Ena le explica que ha venido a hablar con ella porque está preocupada por su hija. Le cuenta que Ena está sufriendo esta temporada y que ha cambiado desde que se enamoró de Jaime. La madre de Ena le confiesa a Andrea que Ena ha estado saliendo con su tío Román y le pide su opinión sobre él. Andrea le dice que Román tiene atractivo pero no es una persona recomendable. La madre de Ena le cuenta que conoce a Román desde hace muchos años y que en el pasado estuvo enamorada de él. Le explica cómo Román la manipulaba y le pidió que le cortara su trenza. Después de enviarle su trenza, Román no le respondió y ella se sintió humillada. Su padre decidió enviarla al campo durante un año para alejarla de Román. La madre de Ena le confiesa a Andrea que no quiere que su hija se involucre con Román y le pide que la ayude a alejarla de él. Andrea promete ayudarla en lo que pueda. La madre de Ena le cuenta que está teniendo problemas con su marido y que le gustaría llevarse a Ena de Barcelona. Finalmente, la madre de Ena se despide y Andrea queda pensando en la conversación.

XX

En este capítulo, Andrea narra su experiencia al despertar por la mañana y escuchar el ruido de la ciudad. Luego presencia una discusión violenta entre Juan y Gloria, en la que Juan golpea a Gloria y hiere accidentalmente al niño. Gloria le cuenta a Andrea que solía vender los cuadros de Juan a los traperos para poder jugar y ganar dinero en las tertulias de su hermana. Gloria también menciona a un hombre llamado Román, que está involucrado en negocios sucios y tiene algo que ver con Juan. Más tarde, Gloria le cuenta a Andrea que Juan la golpeó y que no puede vivir con él. Gloria revela que ha descubierto que Román es amante de Ena, la amiga de Andrea. Andrea se siente angustiada y decide ir al cuarto de Román, donde encuentra a Ena discutiendo con él. Andrea se asusta y corre hacia la calle, llorando desconsoladamente.

XXI

En este capítulo, Andrea se encuentra en la calle de Aribau, sintiendo tristeza y soledad mientras observa los olores y la neblina que la rodean. En ese momento, Ena aparece y se abrazan, llorando juntas. Ena le explica que la miró con desesperación y que la quiere mucho. Andrea le pide perdón por interrumpir su conversación con Román y Ena le confiesa que Román la ha hecho sufrir y que ha estado jugando con él. Ena también revela que su madre estuvo enamorada de Román en el pasado. Luego, Ena cuenta cómo se ha sentido atraída por Román pero también ha sentido odio hacia él. Ena le confiesa a Andrea que ha tenido una relación con Román y que ha terminado con él recientemente. Andrea le pregunta por qué estaba en el cuarto de su tío y Ena le explica que Román le escribió para devolverle algunas cosas y ella decidió enfrentarlo por última vez. Ena confiesa que estaba aterrorizada y arrepentida de su impulso, ya que cree que Román está loco. Finalmente, Ena explica que cuando vio a Andrea en la calle, corrió hacia ella para buscar consuelo y compañía.

XXII

En este capítulo, Andrea narra cómo se siente cambiada y débil, con los ojos húmedos por cualquier cosa. A pesar de eso, disfruta de pasar tiempo con Ena y Jaime antes de que Ena se vaya de vacaciones. Sin embargo, sabe que la amistad con Ena terminará pronto, ya que su familia se mudará a Madrid. Andrea se despide de Ena en la estación y se siente deprimida. Luego decide visitar el estudio de Guíxols y encuentra consuelo en la tranquilidad de la casa vacía. Después de caminar por Barcelona, regresa a su habitación y encuentra a Gloria llorando. Gloria le confiesa que tiene miedo, pero no puede decirle por qué. Más tarde, se escuchan gritos y descubren que Román, el padre de Juan, se ha suicidado. La criada, Antonia, está en estado de shock y todos están conmocionados. Andrea acompaña a la abuela a ver el cuerpo de Román y luego se refugia en el baño, donde se siente abrumada por la tragedia.

XXIII

En este capítulo, los días siguientes estuvieron sumidos en la oscuridad y el calor sofocante. Todos los balcones fueron cerrados y el ambiente se volvió opresivo. Gloria se enfermó y nadie le prestó atención, excepto la narradora, quien le daba agua constantemente. Antonia, por su parte, mostraba un odio evidente hacia Gloria. A través de Antonia, la narradora se enteró de los últimos detalles de la vida de Román. Según Antonia, la noche antes de su muerte, Román llamó a Antonia para pedirle que le ayudara a hacer las maletas, ya que tenía planeado irse por mucho tiempo. Sin embargo, Román se suicidó de manera repentina mientras se afeitaba. Gloria preguntaba constantemente por las pinturas de Román, especialmente por un cuadro que él le había pintado a ella. La narradora, agotada y con la mente embotada, escuchaba las conversaciones sin prestar mucha atención. La abuela, iluminada por su fe, rezaba constantemente convencida de que la gracia divina había tocado el corazón enfermo de su hijo. Juan estuvo fuera de casa por varios días, acompañando el cadáver de Román al depósito y luego a su lugar de descanso final. Cuando Juan regresó a casa, su dolor era desgarrador y lloraba desesperadamente. La narradora pasó varias horas sin dormir, recogiendo los dolores que pululaban en la casa. Finalmente, cuando se durmió, tuvo la sensación de haber subido desde el fondo de un pozo profundo. Al despertar, la casa estaba en silencio y en penumbra. Gloria le informó que Antonia se había ido con su perro Trueno. Además, las tías de la narradora habían llegado y querían verla. Al entrar en la habitación donde estaban, escuchó una discusión entre ellas y su abuela. Las tías acusaban a la abuela de haber malcriado a sus hijos varones y de haber despreciado a sus hijas. La narradora observaba a Juan, esperando una reacción de su parte, pero él parecía no escuchar. Finalmente, Juan estalló en cólera y afirmó que las tías tenían razón. El cuarto se llenó de gritos y chillidos histéricos.

XXIV

En este capítulo, la narradora recuerda que no creyó en la muerte de Román hasta mucho tiempo después. A medida que el verano se volvía dorado y rojizo, ella aún sentía que Román debía estar en su habitación fumando cigarrillos o acariciando a su perro Trueno. La narradora comienza a recordar el violín de Román y su música. Siente nostalgia y deseo de su presencia. Un día decide subir a la buhardilla y descubre que todo ha sido despojado. Los libros, la cama turca y el armario del violín han desaparecido. Se da cuenta de que Román ha muerto y su cuerpo se está descomponiendo en algún lugar. A partir de ese momento, la narradora comienza a tener pesadillas y visiones espantosas de la muerte de Román. Para alejar los fantasmas, sale a la calle y explora los suburbios de la ciudad. Un atardecer, escucha el sonido de las campanadas de la catedral y siente una impresión de belleza mística. Sin embargo, también siente hambre y deseos inconfesables al respirar. Un día, presencia una escena violenta entre Juan y Gloria, donde Juan descubre que Gloria ha vendido el piano de Román. La abuela temblorosa intenta proteger al niño. Gloria confiesa a la narradora que Juan la maltrata y tiene miedo de él. La narradora también recibe una carta de Ena desde Madrid que cambiará el rumbo de su vida.

XXV

En este capítulo, Andrea termina de arreglar su maleta y la ata fuertemente con una cuerda para asegurar las cerraduras rotas. Está cansada y Gloria le dice que la cena está lista. Gloria la invitó a cenar con ellos en su última noche. Por la mañana, Gloria le susurra al oído que ha vendido todas las cornucopias y se sorprende de lo mucho que le han dado por esos objetos viejos y feos. Durante la cena, se sirve pescado blanco y Juan parece de buen humor. Andrea se da cuenta de que el niño ha crecido mucho en el último año. Después de cenar, Gloria amontona los platos sucios en el fregadero y se va a pintarse los labios y ponerse el abrigo. Andrea la abraza y siente que la quiere. Luego ve a Gloria marcharse. Juan está en el recibidor, mirando en silencio mientras Andrea manipula la maleta para dejarla cerca de la puerta de la calle. Juan le pone la mano en el hombro y le dice que le vaya bien y que aprenda a conocer la vida. Andrea entra en el cuarto de Angustias por última vez y se mete en la cama. La carta de Ena le ha abierto los horizontes de la salvación. En la carta, Ena le cuenta todas sus preocupaciones y esperanzas, incluyendo que Jaime también vivirá en Madrid ese invierno y que planean casarse. Andrea no puede dormir y siente una ansiosa expectación por su partida. Al día siguiente, el padre de Ena vendrá a recogerla en su automóvil para llevarla a Madrid. Andrea baja las escaleras despacio, sin atreverse a asomarse al cuarto de la abuela para no despertarla. El padre de Ena la espera al lado del automóvil y le da la bienvenida. Le dice que comerán en Zaragoza y que le gustará el viaje. Antes de entrar al auto, Andrea mira la casa donde vivió durante un año y luego deja Barcelona atrás.

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