Al volver la esquina

25 minutos

HISTORIA DE UNA NOVELA

En este capítulo, se nos presenta el contexto en el que se desarrolla la trilogía "Tres pasos fuera del tiempo" de Carmen Laforet. La autora declara en 1963 que ya ha escrito las dos siguientes novelas de la trilogía, "Al volver la esquina" y "Jaque mate", las cuales exploran los mecanismos de la memoria. Sin embargo, diez años después, Laforet retoma el proyecto y comenta en una carta que ha vuelto a leer "La insolación" y ha cambiado su enfoque para la novela. A pesar de que el libro estuvo a punto de publicarse en 1973, diversas circunstancias retrasaron su publicación. La autora regresa a Madrid después de años de vagabundeo y muchos de sus papeles se han extraviado. A pesar de su abandono de la actividad literaria, Laforet experimenta un resurgimiento de interés en su obra después de su muerte. Se decide publicar su correspondencia con Ramón J. Sender y esta última versión de "Al volver la esquina", que arroja una nueva luz sobre "La insolación". El capítulo concluye con una nota del editor, Agustín Cerezales, quien lamenta que la autora no haya podido ver este volumen publicado antes de su fallecimiento.

Primera parte

En este capítulo, se narra la desaparición misteriosa de Martín Soto Castello, un joven pintor de 24 años de edad, soltero y sin parientes cercanos. El sábado 15 de abril, Martín visitó a las sobrinas del narrador en Toledo, vistiendo su característico traje de pintor y llevando consigo una maleta de madera con su equipo de pintura. Anunció que se marchaba a Toledo con un encargo del narrador, pero desde entonces nadie lo ha vuelto a ver. A principios de mayo, se supo que un hombre viejo y encapuchado recogió las pertenencias de Martín en la pensión donde se alojaba, con un mandato escrito por él mismo. A pesar de las especulaciones sobre su desaparición, después de tres meses no se tiene certeza de lo que le ocurrió a Martín, excepto que no llegó a Toledo esa noche ni en ningún otro momento posterior.

I

En este capítulo, el protagonista despierta de un sueño y se encuentra en su casa en Madrid. Aunque está despierto, siente que todavía está en un sueño y duda de la realidad de su entorno. Recuerda detalles de su casa, como las cortinas blancas, el mirador de cristales y el olor a madera encerada. Aunque está emocionado de estar de vuelta en su hogar, también siente miedo y confusión. Se da cuenta de que ha vivido una vida entera en esta casa en sueños y se sorprende al encontrar detalles de su sueño en la realidad, como las tazas de café en la mesa y la copa de coñac en el cenicero. Decide afeitarse y mientras lo hace, escucha ruidos en la casa y descubre a Soli, una niña que ha estado durmiendo en la habitación de don Carolo. Soli le cuenta que don Carolo está enfermo y quiere que todos vayan a su habitación. El protagonista recuerda la noche anterior en la habitación del enfermo, donde vio a los perros, las sombras de los muebles y la cara desencajada de don Carolo. Soli le pregunta por Zoila, una artista que estuvo con ellos la noche anterior, pero el protagonista no recuerda quién es.

II

En este capítulo, el narrador relata cómo comienza la noche toledana para él y para Soledad. Para el narrador, la noche toledana comienza cuando Zoila se acerca a su mesa en el café grande de Zocodover. Para Soledad, comienza cuando llegan en coche a la plaza toledana y ella corre hacia las luces del café para contemplar el espectáculo en su interior. A Soledad le resulta interesante la animación del local a pesar del mal tiempo. El narrador describe a Soledad como una niña con la cabeza rapada, vestida con un abrigo nuevo que le queda grande. El narrador le explica a Soledad que eso no es Toledo y la lleva a la Fonda Vieja. Sin embargo, la niña quiere entrar en el café y el narrador decide llevarla a dar un paseo bajo la lluvia. Mientras corren, el narrador observa cómo Toledo se deshace en agua debido a la intensa lluvia. Finalmente, llegan a la Fonda Vieja, pero se encuentran con que está llena de cadetes de falange que van a cenar allí. El narrador decide llevar a Soledad a cenar a otro lugar mientras se calma el alboroto. A pesar de estos contratiempos, el narrador sigue con sus planes de pasar la noche en Toledo como de costumbre.

III

En este capítulo, el narrador regresa al café grande de Zocodover y nota que el ambiente ha cambiado. Ya no hay personas elegantes, solo quedan unos pocos hombres en el café. El narrador consigue una aspirina y leche caliente con coñac para Soli. Luego recuerda que debe encontrarse con Toribio Díaz al día siguiente, pero descubre que el teléfono de Toribio está estropeado. Zoila entra al café y llama al camarero. Todos en el café la miran con asombro, ya que es una mujer muy llamativa. Zoila se presenta como Zoila Corsi, una artista de cine y cantante. El narrador no la reconoce ni conoce a su esposo, Alexis. Zoila explica que su esposo es un actor mexicano y que ella también es cubana. Zoila cuenta que está en Toledo porque tiene un contrato para inaugurar una sala de fiestas. Luego, Zoila le explica al narrador que ella y sus amigas están en un apuro, ya que necesitan encontrar a un hombre que las aconseje y les proporcione un chófer para ir a un pueblo llamado Villahermosa. El narrador se ofrece a ayudarlas y conducirlas allí. Zoila llama al hotel para hablar con Anita, su cuñada, y acuerdan encontrarse allí. El narrador se siente nervioso pero emocionado por la idea de conducir a estas mujeres desconocidas. Salen del café y caminan por las calles de Toledo, mientras el narrador se siente feliz y encantado con la noche.

IV

En este capítulo, el narrador y Soli llegan a un restaurante en Toledo donde son recibidos por una camarera asustada. La camarera les advierte que no es hora de cenar y les cuenta que hay un muerto enterrado en la casa. A pesar del miedo de Soli, el narrador decide quedarse a cenar. La camarera consulta con el ama y finalmente les permiten quedarse. Mientras esperan, el narrador le explica a Soli el origen de la expresión "noche toledana". La camarera regresa y los lleva a la cocina, donde encuentran a un grupo de mujeres rezando en un duelo. El narrador regresa al comedor y la camarera les sirve una cena mediocre. Durante la cena, Soli cuenta un cuento sobre un caballero pobre que engaña a un hidalgo haciéndole creer que la noche en Toledo dura dos noches con un día en medio. El narrador se preocupa por la salud de Soli, que está resfriada, y decide llevarla a un café para que tome leche caliente con coñac. A pesar de la lluvia, corren hacia el café y finalmente encuentran refugio.

V

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre su supuesta locura y su forma de ser diferente a los demás. Aunque reconoce que en su mundo íntimo es diferente, en su vida cotidiana es cauto y tranquilo, evitando enfrentamientos con los demás. A pesar de no gustarle el mundo en el que vive, no se da cuenta de ello y pasa distraído entre la gente. El narrador recuerda cómo Anita lo reconoció como parte de su familia y lo comparó con un Quijote dispuesto a todo. Sin embargo, el narrador no se considera rebelde, sino simplemente loco en el sentido de tener una lógica diferente a la de los demás. Más tarde, el narrador recuerda el momento en que conoció a Zoila y cómo aún era un joven reservado y amable. El señor Luis, quien lo consideraba incapaz de locuras propias de la edad, no creía en su supuesta locura de Quijote. El narrador reflexiona sobre su falta de ambición y su timidez para relacionarse con personas que podrían ayudarlo en su carrera artística. A pesar de eso, el narrador destaca su honradez y agradecimiento hacia la familia del señor Luis. El narrador también menciona que averiguó que había sido visto en un bar de mala reputación, pero no con hombres como se rumoreaba, sino con mujeres de dudosa reputación. Aunque al principio le decepcionó, luego comprendió que el narrador no era atrapable por las debilidades corrientes. El narrador también menciona que el señor Luis tenía un diario en el que anotaba cosas sobre él, pero que después de su desaparición, no se supo más sobre su paradero. El narrador se pregunta por qué el señor Luis no averiguó más sobre su vida y cómo desapareció. El narrador también menciona que recibió el diario del señor Luis después de su muerte y que esto le hizo pensar en un cambio misterioso en su vida. A pesar de todo, el narrador no pudo contarle al señor Luis sobre sus aventuras en la noche toledana debido a su olvido repentino. El narrador cierra el capítulo recordando cómo reconoció a Anita y cómo se mezclan en su memoria las imágenes de Soli en la cocina de las Martínez y Anita en la puerta del saloncillo. También menciona a las dueñas de la pensión donde vivía, doña María y doña Matilde Martínez, y a los otros dos huéspedes, don Vicente el carlista y don Amando Pérez. El narrador recuerda cómo don Amando contaba la historia de su viudez y cómo su cuñada Juana se hizo cargo de su hija. El narrador menciona que no sabía qué había sido de la niña, pero que su encuentro con Soli en la pensión dejó una marca en su memoria.

Siguiendo este capítulo, el narrador observa a todos los habitantes de la casa reunidos alrededor de don Amando, quien está sentado en la mesa camilla. Doña Matilde llora y todos consuelan a don Amando. El narrador nota a una niña vestida de negro, Soli, que está apartada de todos y escucha los lamentos de su padre por primera vez. El narrador intenta acariciarla, pero ella se protege instintivamente. Luego, el narrador recuerda la cara de Anita en la noche en Toledo y se pregunta por qué le pareció desamparada. Zoila sube a buscar a Anita y un botones lleva al narrador y a Soli a una salita íntima. Anita discute con Zoila sobre llamar a la Guardia Civil para buscar a Pepito Díaz Paramera. Anita cuenta que Pepito se casó con su tía y está en Madrid de luna de miel. Zoila se enfada con Anita por hablar de Obdulia y Pepito de manera tan frívola. Anita decide quedarse en Toledo y el narrador se queda con ella. El narrador recuerda cómo ayudó a Soli a quitarse la ropa mojada y cómo Anita decidió quedarse en Toledo para ver la ciudad despacio. El narrador se preocupa por Anita y ella explica que solo ayuda cuando se lo piden. Salen a la calle y el narrador se sorprende de estar en Toledo.

VI

En este capítulo, el narrador se encuentra junto a Anita en la clínica donde está ingresado su padre. Anita está de mal humor y ha estado tratando a Soli de manera despótica. La niña le avisa al narrador que Anita está asustada porque su padre se va a someter a una operación. A pesar de su mal humor, Anita se muestra tranquila delante de su padre. El narrador se da cuenta de que Anita no toma el cariño a su padre a la ligera y se conmueve por su preocupación sincera. El narrador se ocupa de la situación y trata de consolar a Anita. Ambos se sientan juntos en un sofá y se dan cuenta de la atracción que sienten el uno por el otro. Se besan y se sumergen en un momento de intimidad y ternura. Sin embargo, de repente, son interrumpidos por la entrada de una monja y una enfermera. Anita se enfada y discute con el narrador, negando que haya habido algo entre ellos. El narrador se siente herido y decide irse. Pero cuando ve a Anita llorando, se siente culpable y la consuela. Finalmente, se olvidan del incidente y se centran en la operación de don Carolo.

VII

En este capítulo, el narrador recuerda su deseo de tener un estudio en una buhardilla de la Plaza Mayor de Madrid cuando era joven. Sin embargo, descubre que todas las buhardillas están ocupadas y termina compartiendo una habitación-estudio sobre el almacén de una tienda de muebles y objetos artísticos. El dueño de la tienda, el señor Luis, le permite utilizar la habitación para trabajar y le tiene confianza, incluso le deja una llave para que trabaje de noche si lo desea. El narrador se siente agradecido y afectuoso hacia el señor Luis.

El narrador también recuerda a sus amigos Javier y Pedro. Javier se ha ido a Venezuela como emigrante y Pedro se ha encerrado en un convento. El narrador se sorprende por la decisión de Pedro y se entristece al recordarlo. Además, menciona las discusiones que solían tener sobre la religión y la política.

Después de regresar de Alicante, donde fue por la muerte de su abuela, el narrador se siente apático y sin fuerzas. Madrid se siente vacío sin sus amigos y no tiene ganas de socializar. También menciona que Anita, una mujer con la que ha estado saliendo, le ha contado sobre su ex marido y su experiencia con el matrimonio.

En una conversación con Anita, el narrador expresa su aversión hacia el matrimonio y la responsabilidad de tener una familia. Le dice a Anita que no está preparada para cuidar de hijos ajenos o abuelos ajenos. Anita se siente herida por sus palabras y le cuenta sobre un asesinato que involucró a su hermano Carlos y cómo la acusaron a ella y a su familia de no ser personas normales. El narrador se interesa por esta historia, pero Anita le pide que no hable de ello en ese momento.

Finalmente, el narrador y Anita se preparan para regresar a la clínica donde está el padre de Anita. El narrador obedece las instrucciones de Anita y se viste con la ropa de su padre.

VIII

En este capítulo, llegamos tarde a la clínica y encontramos a don Carolo enfadado con nosotros. Anita se entusiasmó al ver varios ramos de flores en las habitaciones. Don Carolo habló en voz baja con su hija y mencionó que Zoila, una joven, había venido pero se fue al ver que no lo acompañaba nadie. Don Carolo estaba débil y no podía abrir las tarjetas de los ramos de flores. La enfermera preguntó quién se quedaría cuidando al enfermo esa noche y Anita decidió que yo me quedaría. Don Carolo mencionó a la marquesa y Anita le preguntó si quería que Froilana viniera, a lo que él respondió que no le importaba. Don Carolo retuvo a Anita y le habló sobre la marquesa y Froilana. Después de salir de la habitación, Anita me explicó que la marquesa era un amor peligroso para don Carolo y que lo estaba arruinando con el bridge. Bajamos la escalinata y Anita me hizo detenerme para admirar el color del cielo. Sentíamos que estábamos dentro de una corola azulada y nos sentamos a beber cerveza en una terraza. Anita hizo comentarios sobre las personas a nuestro alrededor y disfrutamos de la sensación de libertad y paz de estar juntos. Encendí mi pipa y Anita me preguntó por qué me extrañaba tanto el amor de don Carolo por la marquesa, ya que yo me había enamorado de una ciudad.

IX

En este capítulo, el narrador llega a las habitaciones de don Carolo en la clínica y se sienta junto a su cama. Don Carolo quiere saber quién es y por qué Anita lo considera su hermano. El narrador explica que don Carolo lo ha visto en su habitación durante una alucinación y que Anita lo ha presentado como su hermano. Don Carolo hace preguntas al narrador, pero a veces se olvida y se duerme. El narrador menciona al vecino del ático, el señor Tarro, un médico jovial que don Carolo ve en sus alucinaciones. Luego, el narrador cambia de tema y habla de su amigo Javier, quien se va a Venezuela como emigrante. Javier ha conocido al doctor Tarro, un clínico y psicoanalista reconocido, y le ha hablado de él al narrador. Tarro ha impresionado a Javier y quiere que el narrador lo conozca. El narrador describe su encuentro con Tarro, quien resulta ser rubio, de ojos alegres y ancho de hombros. Tarro les da consejos a Javier y le ofrece cartas de recomendación para su viaje a Venezuela. Después de la visita, el narrador y Javier salen emocionados. El narrador menciona que escribió a Javier después de que se fue, pero no ha recibido respuesta. Luego, el narrador menciona que el vacío que siente en Madrid se debe en parte a la ausencia de su amigo. Finalmente, el narrador menciona que cuando llegan a Toledo en un automóvil de lujo, se da cuenta de que tienen la salvación cerca: el médico que necesitan, el doctor Tarro.

X

En este capítulo, Martín regresa al hotel después de su paseo con Anita y se encuentra con que ella está asustada porque su padre está muy grave y ha pedido que vuelva a Madrid de inmediato. Martín decide ayudarla y buscar un vehículo para llevarlos a Madrid. Recuerda a un amigo de Toledo que tiene una furgoneta y decide pedirle prestada. Martín se siente lleno de fuerza y convence a Anita de que todo estará bien. Encuentran un automóvil de alquiler en la calle y Martín está convencido de que podrán usarlo. Aunque el conductor y el pasajero dicen que el auto no está disponible, Martín insiste en que lo necesitan para llevar a un enfermo grave. Finalmente, el conductor accede y los lleva a Madrid. Durante el viaje, Anita y Martín se divierten y se dan cuenta de que el conductor es un personaje peculiar. Llegan a Madrid y buscan a un médico para el padre de Anita. Encuentran al doctor Tarro, quien diagnostica una apendicitis aguda y organiza una cirugía de emergencia. Tarro se queda a esperar su tren y conversa con Anita sobre la oración y el poder de la mente. Martín se queda dormido en un diván y finalmente se retira a descansar en una cama preparada en la sala.

XI

En este capítulo, el narrador despierta antes del amanecer y se viste sin despertar al enfermo. Abre la ventana y observa cómo la oscuridad se va transformando en una luz verdosa que poco a poco se suaviza. Las luces de la ciudad van perdiendo fuerza mientras la claridad del día resalta los contornos de los edificios en construcción y del jardín de la clínica. El narrador escucha el ruido del tráfico y ve cómo el sol se anuncia en el horizonte. La noche toledana, que ha durado años-horas de dos noches con un día en medio, ha terminado. Toledo va recuperando sus contornos y el narrador se da cuenta de que ya no es "su" Toledo. Recuerda su enamoramiento por la ciudad y cómo sintió un flechazo de amor cuando la visitó por primera vez. Luego, el narrador conversa con Anita sobre su amor por Toledo y cómo ha durado muchos años. Anita le dice que hay un tiempo para amar y otro para olvidar. Después, Anita le cuenta al narrador que Zoila ha descubierto información sobre Obdulia y que no cree que ella sea capaz de matar a Pepito. El narrador se siente desconcertado y Anita le explica que Zoila ha vivido en el mismo hotel que Obdulia y ha investigado sus pertenencias. Además, Anita le dice al narrador que ella no se mete en asuntos de asesinatos y que si le pidieran ayuda, ayudaría, pero no para algo así. Luego, el narrador y Anita recorren Toledo juntos, hablando de la historia de la ciudad y de leyendas románticas. El narrador se siente atraído por Anita, pero también siente un rencor hacia los Corsi y una sensación de machismo. Sin embargo, la compañía de Anita le refresca el alma y se deja llevar por la curiosidad y la alegría de su amistad. Finalmente, el narrador y Anita ven subir la niebla desde el río y deciden volver al hotel de Anita. Cuando el narrador se despide de Anita, escucha su voz llamándolo y corre hacia ella entre la niebla.

Segunda parte

En este capítulo, se aclara que el compromiso entre Martín Soto y Paloma no era grave, a pesar de la creencia de la familia de que Paloma se había entregado a él. Amalita, la hermana mayor de Paloma, decide casarse con el novio de Paloma, Antonio, para evitar el escándalo. La boda se celebra rápidamente y Amalita expresa su deseo de convertirse en monja. La familia está satisfecha con esta solución y considera que todo ha salido bien. Aunque Martín ha desaparecido sin dejar rastro, se cree que ha emigrado a Venezuela. El narrador está seguro de que Martín aclarará su desaparición si alguna vez regresa. El narrador también está satisfecho de que Martín no haya cometido ningún delito grave y de que no se haya involucrado con mujeres de buena familia.

XII

En este capítulo, el narrador comienza hablando del intenso calor que se vivía en Madrid y las restricciones de agua que sufrían. También menciona que Madrid estaba creciendo rápidamente y que se unió el abastecimiento de agua de Lozoya con el de Santillana, pero aún así no era suficiente. El calor era tan intenso que dejaron de regar las calles, se secó el estanque del Retiro y hubo invasiones de insectos. El narrador se sentía afectado por el calor y esto contribuyó a que se sintiera sin voluntad y como un loco suelto.

Luego, el narrador habla de la llegada de doña Froilana a la clínica donde estaba su padre. El narrador pensó en escaparse de la clínica, pero finalmente decidió quedarse. Doña Froilana se instala en la casa de la familia y el narrador se queda a vivir con ellos. Anita le ofrece una habitación y él acepta. Durante esta época, doña Froilana se convierte en una presencia constante en la casa y se encarga de mejorar la comodidad de todos.

El narrador recuerda cómo doña Froilana llegó a la clínica y cómo se encontró con ella en la salita dorada junto al señor Pérez. Doña Froilana le explica a Pérez que no se había preparado una comida especial para él y que tendría que volver otro día. Luego, el narrador menciona que doña Froilana tenía una ligera locura senil con respecto a los matrimonios y que había sugerido que él y Anita se casaran. Anita se obsesionó con la idea de que doña Froilana quería casarse con su monsieur Dupont y se quejaba de su comportamiento.

El narrador y Anita pasean por el Retiro y él le pregunta si es cierto que estuvo casada con un señor llamado Italo. Anita no le responde y continúan su paseo. Luego regresan a casa y encuentran al señor Pérez en la salita dorada junto a doña Froilana. Durante la comida, el narrador se siente avergonzado por la apariencia y el comportamiento de Pérez. Doña Froilana cuenta una historia sobre un gato con alas y la nueva criada de la casa se sorprende por todo lo que ve y escucha. La niña, Soli, se esconde debajo de una cama y tiene una pataleta cuando la encuentran, temiendo que su padre la golpee. El narrador la tranquiliza y la saca de debajo de la cama.

Siguiendo este capítulo, Soli se esconde debajo de la cama y piensa en lo que sucederá cuando su padre descubra que ha roto sus zapatos y tirado su abrigo a la basura. Recuerda cómo ella y el gato Carabina se escondían juntos bajo la mesa camilla en la cocina. Soli escucha las conversaciones de su padre con don Vicente y comprende que es un juego en el que hablan de personas y las califican de buenas o malas. A veces hablan de ella y eso le hace sentir bien, pero también hablan del colegio al que su padre quiere que vaya y eso le preocupa. Su padre le exige que haga sus deberes todos los días y copie un trozo de la enciclopedia sin cometer errores. Soli aprovecha los momentos en los que su padre no está en casa para hacer los deberes. A veces se escapa a la calle para ver las carteleras de los cines. Un día, su padre logra un crédito y van a comprarle ropa nueva para el colegio. Soli está emocionada y feliz. El primer día de colegio es especial para ella, pero luego es expulsada por tener piojos. Su padre se enfada y la castiga rapándole el pelo. Soli se siente humillada y llora. Después, Zoila llega a la casa y se sorprende al ver a Soli con el pelo rapado. Zoila y su padre tienen una conversación en un café y Pérez le pide una explicación a Zoila.

XIII

En este capítulo, el narrador recuerda una conversación que tuvo con don Amando Pérez en un café. Don Amando le reprocha al narrador por haber llevado a Soli a una casa de ambiente turbio y le pide una explicación. El narrador se sorprende de la reacción de don Amando y le asegura que Soli está a salvo en esa casa. Don Amando expresa sus dudas sobre la reputación de las personas que viven en esa casa y menciona que la señora francesa le ofreció llevarse a Soli a París. El narrador intenta tranquilizar a don Amando y le ofrece comprarle ropa nueva para Soli. Don Amando se muestra preocupado por la honra de su hija y le pide al narrador un préstamo para presentarse de manera decente ante sus amigos. El narrador se niega a prestarle dinero y se marcha del café.

Después de la conversación con don Amando, el narrador se encuentra con un antiguo compañero de hospedaje, quien le revela que su novia es prima segunda de la abuela del narrador. El narrador se sorprende al enterarse de esto y se ríe de la situación. Luego, el narrador decide ir a buscar a Soli al sanatorio y se encuentra con don Amando, quien le pide otro café. Durante la conversación, don Amando le cuenta al narrador sus sospechas sobre las personas que viven en la casa donde está Soli. Don Amando menciona que vio a la señora francesa y que le pareció sospechosa. También menciona que la casa está llena de camas donde "no duerme nadie por la noche". El narrador intenta tranquilizar a don Amando y le ofrece llevarlo a buscar a Soli en taxi. Don Amando decide no llevarse a Soli y confía en que las personas de la casa cuidarán de ella. Luego, don Amando le pide al narrador un préstamo, pero el narrador se niega a darle dinero. Finalmente, el narrador se despide de don Amando y se va del café.

Después de dejar a don Amando, el narrador se encuentra con Juan, el primo de Perucho, y otros conocidos en un café. Hablan sobre la traición de Perucho y la decepción que ha causado en ellos. El narrador menciona que ha dejado de pintar y que ha renunciado a la lucha por ser un gran artista. Los demás no entienden su decisión y creen que se debe a su falta de talento. El narrador se siente feliz y satisfecho con su nueva vida y decide cambiar su apariencia comprando nuevos trajes. Luego, el narrador se encuentra con Anita en el sanatorio y salen a bailar. Disfrutan de la noche juntos y deciden salir a cenar. El narrador se siente feliz y seguro de sí mismo.

XIV

En este capítulo, el señor Pérez finalmente da señales de vida y se comunica con doña Froilana. Durante una conversación telefónica, Pérez menciona que ha recibido información de que la pequeña Soli tiene tendencia a robar. Froilana se muestra sorprendida y defiende a Soli, asegurando que es inteligente y ayuda en casa, por lo que no puede ser una ladrona. A pesar de esto, Pérez decide visitar a la familia y discutir el tema en persona.

Después de la llamada, Froilana se acerca a don Carolo y Corsi para contarles lo sucedido. Corsi no tiene objeciones en que Soli se quede, mientras que Anita también está de acuerdo. Froilana invita a Pérez a comer al día siguiente, pero él rechaza la invitación. Martín aprovecha la oportunidad para pedirle a Pérez que haga un recado para él, ya que necesita que recoja sus cosas de la pensión Jerónimo. Pérez acepta y se ofrece a ayudar en lo que sea necesario.

Mientras tanto, Soli se esconde debajo de una cama cuando escucha que su padre está al teléfono. Martín la encuentra y la convence de salir. Soli le confiesa que no roba y Martín le asegura que no lo cree. Luego, Martín le pide a Soli que vaya al cuarto de estar para que su padre la vea.

Después de la conversación con Pérez, Martín reflexiona sobre su relación con Soli y cómo ha cambiado desde que la conoció. También recuerda la historia de Pérez sobre los supuestos robos de Soli en la pensión. Martín se alegra de no tener que ver a Pérez esa tarde.

Más tarde, Asís, un amigo de Anita, lo visita y le propone visitar al maestro Jiménez Din, un restaurador de arte. Martín se siente incómodo con la idea, ya que tiene una historia complicada con la hija de Jiménez. A pesar de esto, acepta la propuesta de Asís.

Al día siguiente, Martín visita a los Din y se siente culpable por no haber mencionado a Beatriz, la hija de la pareja, durante su visita anterior. Después de la visita, Martín reflexiona sobre sus remordimientos y considera contarle todo a Anita.

Sin embargo, al regresar a casa, Martín se da cuenta de que no podrá confesarle sus sentimientos a Anita, ya que tienen invitados para el almuerzo. Entre los invitados se encuentran el señor Pérez y el doctor Tarro. Durante el almuerzo, el doctor Tarro menciona que se avecina una tormenta.

En resumen, en este capítulo se revela la preocupación de Pérez sobre los supuestos robos de Soli y se toma la decisión de que Soli se quede en casa. Martín reflexiona sobre su relación con Soli y su visita a los Din. Además, se menciona la llegada de una tormenta durante el almuerzo.

XV

En este capítulo, el narrador recuerda una comida en la que se encontraban reunidos varios personajes. Durante la comida, se menciona la presencia de una mujer llamada Brigitte, enviada por Merceditas, la nieta de la marquesa. Brigitte es descrita como una mujer negra y exótica. También se menciona que el doctor Tarro, uno de los comensales, se muestra incómodo con la presencia de Pérez, un viejo sucio que le pone nervioso. Durante la comida, Zoila canta y el doctor Tarro también canta una canción. Después de la comida, el narrador se retira al baño y se siente abrumado por sus pensamientos y remordimientos. Luego, se menciona que comienza a llover y todos se divierten en una fiesta improvisada. El narrador acompaña a Zoila a su apartamento, pero decide no quedarse y regresa a casa caminando bajo las estrellas.

XVI

En este capítulo, el narrador recuerda momentos desordenados de su vida en junio. Recuerda la inauguración de una sala de fiestas donde debutó Zoila, y una foto olvidada le hace recordar que doña Froilana aún estaba con ellos. Recuerda a Soli en el recibidor, pataleando y gritando histéricamente, mientras Pepa la sujeta y tiende los brazos a doña Froilana. Don Carolo y el doctor Tarro huyen de los gritos hacia la escalera. El narrador sujeta a Frufrú, que está vestida de gala, y Anita está a su lado con un traje blanco. Recuerda que la señora Valina, esposa del dueño de la sala de fiestas, le cuenta maledicencias sobre personas desconocidas. En el apartamento de Zoila, el narrador se da cuenta de que su vida en Madrid está controlada por los Valina, quienes la protegen de la maledicencia de los demás. Zoila está complacida con esta protección. En la fiesta, el narrador recuerda los salones del restaurante y el éxito de Zoila como cantante. La señora Valina le cuenta maledicencias y él se siente incómodo. En otra ocasión, el narrador acompaña a Zoila a un ensayo y conoce a los Valina. La señora Valina le hace preguntas indiscretas y él se siente incómodo. En la fiesta, la señora Valina le cuenta que el matrimonio de Zoila con Alexis es una tapadera y que Díaz, amigo de Carlos, está celoso de ella. El narrador se preocupa por Zoila y se da cuenta de que está enamorado de ella. El narrador también recuerda las discusiones entre don Carolo y Frufrú sobre el matrimonio de esta última con monsieur Dupont. El narrador busca un coche de segunda mano y finalmente compra un Citroen 11 nuevo. El narrador habla con Anita sobre su forma de disfrutar de la vida y cómo ha cambiado desde que la conoce. Recuerda su trabajo como chófer y su conexión con la gente pobre.

Siguiendo este capítulo, Martín continúa narrando su relación con Zoila y su participación en la sala de fiestas. Martín confiesa que su interés por Zoila era más por utilizarla como material para su arte que por un verdadero interés humano. Sin embargo, un día se cansa de este trabajo cuando se da cuenta de que hay un gran negocio detrás de la sala de fiestas y de cómo el dueño de los terrenos, el señor Joaquín, se aprovecha de la situación. Martín se avergüenza al darse cuenta de que él también está aprovechándose de la situación para su propio beneficio.

Después de contarle todo esto a Anita, ella le cuenta la historia del doctor Tarro y cómo él también experimentó un odio constructivo en su juventud. Anita le explica que ella no tiene envidia ni odio constructivo, ya que siempre ha tenido lo necesario y no siente la necesidad de tener más. Ella relata sus experiencias de viajes y de vivir con lo necesario durante la posguerra en París.

Martín y Anita continúan su conversación mientras pasean por las montañas y visitan la laguna de Peñalara. Anita le cuenta a Martín cómo ella no siente envidia ni deseos de tener más, a diferencia del doctor Tarro. Ella disfruta de las cosas que tiene, pero no siente la necesidad de ser dueña de una fortuna.

Después de su visita a la laguna, Martín y Anita visitan el monasterio donde está Perucho, un amigo de Martín. Martín se emociona al ver a Perucho, pero se da cuenta de que no puede confiar en él y no puede contarle sus preocupaciones.

Más tarde, Martín recibe una llamada de Zoila, quien le pide que vaya urgentemente a su apartamento. Zoila le cuenta a Martín que ha sido golpeada por Díaz, su antiguo protector, y que está desesperada. Martín se ofrece a enfrentarse a Díaz, pero Zoila le pide que no lo haga por el bien de Carlos. Martín decide poner fin a su relación con Zoila y comienza a gestionar la compra de un automóvil.

Martín y Anita asisten a la sala de fiestas de Zoila, donde Martín se da cuenta de que Valina, la asistenta de Zoila, no es tan amiga de ella como parece. Martín intenta advertir a Zoila, pero ella le pide que lo deje para otro momento.

Después de la actuación de Zoila, Martín y Anita se encuentran con Díaz en la terraza. Díaz habla con Anita y le cuenta que Carlos y Zoila esperan un hijo. Martín se sorprende al enterarse de esto y se da cuenta de que su relación con Zoila debe terminar. Al final del capítulo, Martín se despide de Anita y la ve empujar la puerta de su casa con curiosidad y cariño.

XVII

En este capítulo, el narrador reflexiona sobre las imágenes y recuerdos que le vienen a la mente de personas que han formado parte de su vida, especialmente el doctor Tarro. Describe cómo Tarro se viste de manera veraniega y cómo el señor Corsi lo envidia por su frescura. También menciona que imita a Corsi en su forma de vestir cuando hay invitados en casa. La cena en la que están reunidos es informal y todos están vestidos de manera relajada. Durante la cena, Pepa se va de la casa y Anita la ayuda a empacar. Después de la partida de Pepa, la casa se siente más tranquila. El narrador también menciona que Tarro critica a los curas y frailes por su intromisión en la vida de las personas. Anita corrige a Tarro al decir que se refiere a su madre y no a su esposa. Tarro explica que su madre tiene delirios y los frailes quieren que confiese y reciba el Viático. Después de la cena, Soli le cuenta al narrador una historia que escuchó en la tienda sobre la relación entre Tarro y su esposa. El narrador no le cree y le dice que está diciendo tonterías. Luego, el narrador se acuesta y piensa en Zoila, pero es interrumpido por un grito de Soli. Descubre que los grifos de los lavabos estaban abiertos y el agua se había desbordado, mojando a Soli. Al día siguiente, el narrador se entera de que Zoila lo ha llamado y acuerda encontrarse con ella. Van a ver a Zoila en la sala de fiestas y ella les dice que Carlos vendrá a Madrid. El narrador se siente aliviado al ver a Zoila y recupera su buen humor. Más tarde, el narrador visita a Zoila y ella le dice que Carlos estará en Madrid por unos días. El narrador vive la visita de Carlos con alegría y sinceridad. Carlos comenta que Rilcki también está en Madrid y que se verán todos. El narrador se da cuenta de que no asocia a Carlos con Zoila y vive la visita como un encuentro familiar. Sin embargo, hay una imagen perdida y recobrada en la que Carlos mira a Anita y le dice que está guapísima y con cara de enamorada, lo que hace que Anita se ruborice y se vaya de la habitación.

XVIII

En este capítulo, el narrador recuerda el día en que conoció a Italo Rilcki, en el chalet donde vivía. A lo largo de los años, ha considerado a Rilcki como un personaje diabólico que lo llevó por el camino del mal. Sin embargo, al recordar su conversación con Rilcki, se da cuenta de que no le dijo nada maligno. El narrador recuerda cómo condujo hasta el chalet y cómo Anita, la hermana de Carlos, no pudo asistir a la cena. Anita le pide al narrador que vaya en su lugar y le entrega una nota para Rilcki. Al llegar al chalet, el narrador se encuentra con Rilcki, quien lo recibe amablemente. Durante su conversación, hablan sobre Anita y el narrador defiende su honor. Rilcki menciona que Carlos y Zoila están casados y que su matrimonio es fácil de deshacer si así lo desean. El narrador se siente incómodo con esta idea y defiende la importancia del matrimonio como un compromiso serio. Rilcki se burla amigablemente del narrador y le dice que parece preocuparse mucho por las mujeres. Finalmente, Rilcki menciona que Zoila es una mujer fuerte y capaz de manejar su propia vida. El narrador reflexiona sobre las palabras de Rilcki y se da cuenta de que tiene prejuicios sobre el matrimonio y las relaciones de los demás.

Siguiendo este capítulo, el narrador continúa recordando la reunión en casa de Rilcki. Debido al viento, deciden trasladar la cena al interior de la casa. Llegan los invitados, entre ellos Zoila, Carlos, Obdulia y dos jóvenes mexicanos. También aparece Asís con una pariente suya, Amelia, que está nerviosa y tímida. Italo se impacienta por la tardanza de Madeira, pero finalmente llega acompañado de un joven llamado Diego. Madeira muestra un comportamiento extraño y termina atacando al joven con un trozo de cristal. Carlos logra detenerlo y lo atan. Después de tranquilizar a las mujeres, deciden retener a Madeira hasta el día siguiente. Carlos le pide al narrador que acompañe a Diego al hotel donde se alojaba con Madeira para recoger sus cosas y luego llevarlo al aeropuerto. Anita no ha regresado a casa y el narrador se preocupa por ella. Finalmente, Anita regresa y dice haber pasado la noche en la Sierra con unos amigos. No revela quiénes son y no recuerda a Madeira. El narrador se siente molesto por la actitud de Anita y discute con ella. Anita menciona que Italo siempre es generoso con todos y que el narrador también se ha portado bien. El narrador se siente comparado con el doctor Tarro y se enfada. Anita sugiere que todos necesitan unas vacaciones debido al calor. Terminan riendo juntos.

XIX

En este capítulo, Carlos y Zoila invitan a cenar a Martín y Anita en su terraza para mostrarles las fotos de dos nuevas casas blancas que están juntas y que formarán un solo jardín en el futuro. Carlos les propone alquilar una de las casas, ya que son las primeras de una urbanización que se está construyendo. Anita se entusiasma y comienza a enviar telegramas a sus amigos en Galicia y París para invitarlos a pasar las vacaciones en las casas. Mientras tanto, Anita pasa sus días durmiendo y saliendo con amigos desconocidos, lo que preocupa a Martín. Luego, reciben varios telegramas, uno de ellos en inglés que menciona un incendio en Miramar. Anita se enfada al ver que el telegrama no está firmado y Martín sospecha que puede tener relación con el padre de Anita. Deciden ir a la playa en tres coches, y Martín se queda a dormir en una terraza al aire libre. Durante las vacaciones, Martín se enamora de Zoila y tienen un romance apasionado, pero ella decide terminar la relación y Martín se siente decepcionado. Martín también menciona que Trini, una de las sirvientas, canta todas las mañanas y que disfruta despertarse con su canción. Además, Martín revela que Carlos y Zoila están casados por conveniencia y que tienen una hija que no es de Carlos, sino de un hombre llamado Díaz. Carlos le confiesa a Martín que prefiere que él sea como un hermano para Anita y que valora más a su esposa.

Siguiendo este capítulo, Carlos ha recuperado su salud y está muy animado. Ha salido en coche con Anita por la mañana, pero cuando Carlos regresa, Anita no está. Los Piasecki hablan con el narrador sobre su vida en París y su trabajo. Jan trabaja mucho y pronto se licenciará. El narrador siente la necesidad de hacer algo y está de vacaciones. Anita ha ido a Málaga a ver a unos amigos y no se sabe cuándo volverá. El narrador se siente triste por su ausencia y pasa la tarde con Soli en la playa. Soli le cuenta que Trini tiene un niño y que también tiene un novio. El narrador se entera de que Anita está en Málaga con su novio, el doctor Tarro. Zoila se enfada con el narrador y exige que se afeite y se bañe antes de acercarse a ella. El narrador se siente confundido y no recuerda lo que ha pasado durante la juerga en Málaga. Encuentra una caja de medias de nailon que compró para una bailaora y se la lleva a Trini como regalo. El narrador intenta hablar con Anita sobre el doctor Tarro, pero ella se niega a decirle nada. Carlos le pregunta al narrador sobre su relación con Trini y Zoila le cuenta que ha estado calumniando a Trini. El narrador se siente confundido y triste por la partida de Zoila. Anita regresa y el narrador le pregunta por el doctor Tarro. Anita le dice que el doctor Tarro está en Galicia con su madre y que es un hombre extraordinario. El narrador siente rabia y celos. Los vecinos se van y el narrador se siente triste por la partida de Zoila. El narrador se da cuenta de que ha olvidado muchas cosas y se siente confundido. El narrador decide irse a trabajar con Asís y se despide de Anita y Soli.

XX

En este capítulo, el narrador regresa a Madrid después de un verano agotador y encuentra a la ciudad activa y llena de vida. Llama a su amigo Asís y este le pide que se reúna con Jiménez Din antes de encontrarse los tres. El narrador también recibe una llamada de don Alfredo, quien le invita a comer al día siguiente y le pide que hable con él antes de la comida.

El narrador y su familia regresan de la playa y encuentran al señor Corsi, quien ha estado esperándolos y está muy nervioso. Don Carolo está emocionado por la boda de su prima Froilana y se ha encargado trajes de novio. El narrador se pregunta por qué su padre está tan nervioso y si tiene algo que ver con la llegada de Peggy a París.

El narrador visita a Jiménez Din y se entera de que Beatriz, la esposa del maestro, está embarazada. Jiménez Din le explica que Beatriz ha sufrido problemas mentales en el pasado y que su embarazo ha sido una especie de milagro que la ha curado. Aunque no se sabe quién es el padre del bebé, Beatriz está feliz y llena de alegría. Jiménez Din le pide al narrador que lo ayude en sus proyectos de trabajo y le confía que Beatriz es muy inteligente y valiosa en su trabajo de restauración.

Después de la comida en casa de Jiménez Din, el narrador regresa a casa y presencia una discusión entre Anita y Soli, la hija de Corsi. Anita golpea a Soli por haber encontrado una carta en su bolsillo. El narrador se siente incómodo y preocupado por la situación.

Al día siguiente, Soli se va a su internado y el narrador se encuentra con Asís. Antes de salir, presencia una escena desagradable entre Anita y Soli, donde Anita muestra su indiferencia hacia la niña. Luego, la familia Corsi se va de viaje y don Carolo se queja de los problemas que ha tenido recientemente, como el idilio entre un jardinero y mademoiselle Brigitte.

En resumen, en este capítulo se presentan varios conflictos y situaciones complicadas en la vida de los personajes. El narrador se reencuentra con amigos y familiares, pero también se enfrenta a problemas emocionales y familiares. Además, se revela el embarazo de Beatriz y la incertidumbre sobre la paternidad del bebé.

Siguiendo este capítulo, Martín se queda solo en la casa después de que Anita se haya ido a París. Martín se siente aliviado al regresar a la casa después de acompañar a la familia a la estación. Sin embargo, comienza a sentir melancolía y se sumerge en la soledad. A pesar de esto, se dedica a realizar los proyectos que había planeado con Alvarado y Jiménez. Martín ve a Beatriz con frecuencia y se da cuenta de que ella sigue siendo hermosa y inteligente. Aunque no son amigos, se siente útil a su lado y esto rejuvenece la casa. En su soledad, Martín se siente culpable y piensa en un monje al que su amigo Perucho le había recomendado hablar. Este monje había sido un cura que había trabajado en las cárceles y había fundado escuelas y talleres para niños desamparados. Martín considera consultarle sobre sus dudas de conciencia. Martín se siente culpable y piensa en su amigo Perucho y en su claustro. Martín también piensa en Anita y en su relación con Tarro. Anita regresa inesperadamente a Madrid y se encuentran en la casa. Anita le cuenta a Martín que la boda aún no se ha celebrado debido a un retraso en el viaje de Peggy. Anita también revela que Tarro está enfermo y que tiene leucemia. A pesar de esto, Anita está dispuesta a estar con él y espera que puedan irse juntos. Martín se preocupa por Anita y le ofrece su apoyo. Pasan unos días tranquilos y Martín comienza a sentirse seguro de que la familia se reunirá de nuevo. Martín habla con Jiménez y Beatriz sobre reconocer al niño que nacerá y ambos están de acuerdo. Finalmente, Martín recibe una llamada de Jiménez diciéndole que el niño ha nacido y Martín va a la clínica para conocer a su hijo. Esta experiencia le da a Martín una sensación de recuperación y esperanza. Sin embargo, cuando regresa a casa, descubre una nota de Anita en la que le dice que se ha ido y que les dará noticias cuando pueda. Martín se queda sentado en la habitación iluminada, sintiendo el vacío y las cortinas blancas.

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