En este capítulo, la autora Carmen Laforet reflexiona sobre la labor del novelista y su búsqueda de un camino propio en la escritura. Destaca que, aunque la técnica es importante, un escritor puede alcanzar una gran fecundidad sin proponérselo. La autora explica la concepción de su trilogía "Tres pasos fuera del tiempo" y cómo cada una de las novelas marca un momento de la vida de un hombre y de los últimos veinte años en España. La primera novela, "La insolación", narra un impacto adolescente en los años cuarenta, mientras que "Al volver la esquina" se sitúa en los años cincuenta en Madrid y aborda las circunstancias exteriores que pueden influir en el éxito o fracaso de un hombre. Por último, "Jaque mate" se desarrolla en los años sesenta y muestra cómo el protagonista rechaza o acepta su entorno. La autora destaca que no ha buscado seguir ninguna técnica en particular, sino que ha creado sus novelas de manera personal y sin intención de copiarse a sí misma ni a otros autores.
Capítulo sin nombre 2
En este capítulo, el autor nos informa que todos los personajes de esta trilogía son inventados. Sin embargo, en la novela "La insolación", también se han inventado nombres y lugares geográficos. El autor menciona que las referencias a Murcia y Alicante son arbitrarias y podrían ser reemplazadas por otros nombres de nuestras costas más soleadas.
I
En este capítulo, Martín viaja con su padre y su madrastra, Adela, desde Alicante hacia Beniteca. Durante el viaje, Martín se encuentra con paisajes desolados y pueblos abandonados. En uno de los pueblos, son asaltados por moscas y se encuentran con guardias civiles y falangistas que saludan a su padre. Martín se duerme al principio del viaje y se despierta con el calor y el polvo del camino. Durante el viaje, Martín reflexiona sobre cómo su vida ha cambiado repentinamente. Antes de la llegada de su padre, Martín era un chico aburrido y solitario. Sin embargo, ahora está emocionado de estar con su padre y de escapar de la rutina diaria con su abuelo. Martín recuerda cómo su padre había anunciado su llegada en cartas anteriores, pero luego dejó de escribir. Al llegar a casa, Martín se encuentra con su padre, su madrastra, su abuela y su abuelo. Durante la comida, Martín expresa su deseo de vivir con su padre y su abuela lo apoya. Sin embargo, su abuelo se muestra resentido y desconfiado hacia su padre. Martín también revela su deseo de convertirse en voluntario si España entra en guerra. Después de la discusión, Martín se siente distante de su abuela y pasa una noche sin dormir. Durante el viaje a Beniteca, Martín se siente enfermo y vomita. Finalmente, llegan a Beniteca, donde Martín siente una mezcla de expectación y melancolía al ver el pueblo. Al entrar en la casa de su padre, Martín se siente feliz y emocionado por el nuevo comienzo en su vida.
II
En este capítulo, Eugenio y Martín salen del Recinto y se dirigen a la Batería. Martín está emocionado por visitar el lugar y muestra interés en los cañones. Después de la visita, regresan a casa y encuentran a Adela llorando y quejándose de que Eugenio no le presta atención. Martín se siente más adulto al presenciar la discusión entre sus padres. En los días siguientes, Martín dibuja mucho, retratando a Adela y escenas de la vida militar. También experimenta la sensación de ser observado y escucha un silbido misterioso en varias ocasiones. Adela lo lleva a visitar a la mujer del médico, pero se siente humillado al ser enviado al huerto. Durante una reunión en el café del Casino, Martín se siente excluido y decide dibujar en lugar de socializar. Finalmente, el jueves llega y la vida de Martín da un giro inesperado.
III
En este capítulo, Martín se queda solo en casa y en el jardín mientras su familia se va. El asistente se lleva al perro para entrenarlo y le encargan a Martín que cuide de que ningún gato entre en la cocina. Martín se aburre y decide regar los geranios. Mientras lo hace, siente que alguien lo está observando, pero decide no prestarle atención. Luego, escucha risas y ve a dos hermanos, Carlos y Anita Corsi, montados en el muro del jardín. Carlos lleva pantalones de pescador y una blusa blanca, mientras que Anita lleva un traje estampado. Los dos se burlan de Martín llamándolo "martín pescador". Martín se une a ellos y juntos van a explorar la casa. Quedan impresionados por la comida en la cocina y luego suben a la habitación de Martín, donde encuentran un álbum de dibujos. Después de jugar un rato, los Corsi se van por la ventana y Martín se queda solo. Martín se siente emocionado por la visita de los Corsi y espera que se conviertan en sus amigos. Finalmente, Martín se acuesta en su cama y escucha a su familia discutir sobre el perfume derramado. A pesar de la tensión, Martín se siente tranquilo y se duerme con los sonidos y olores de la noche.
IV
En este capítulo, Martín despierta después de una pesadilla y se encuentra en la playa. Siente hambre y roba tomates y sal de la cocina de su casa. Luego, se dirige a la finca del inglés y observa la casa desde el muro. Encuentra a un viejo que le cuenta que los Corsi, sus amigos, han alquilado la casa. Martín se va a la playa de Beniteca y luego regresa a su casa, donde tiene una discusión con su padre y su madre. Después, sube a la azotea y piensa en sus amigos y en el miedo. Escucha un silbido y se encuentra con los Corsi en la finca del inglés. Ellos le enseñan cómo subir al muro y le proponen ir a cazar lagartos. Martín nota que Anita está preocupada y deciden ser cautelosos. Caminan hacia el portón de la carretera y Martín se siente decepcionado cuando descubre que todo era una broma. Sin embargo, decide seguir a los hermanos hacia el pedregal.
V
En este capítulo, Martín pasa un día perfecto en Beniteca junto a Carlos y Anita. Se bañan en un lugar peligroso de la playa llamado "solarium" y luego se tumban en la arena. Martín admira a Anita y a Carlos, y se siente feliz de estar con ellos. Después de la comida, Martín se despide de sus amigos y regresa a su casa. Al día siguiente, Martín va a misa con su familia y luego conoce a Frufrú, la madre de Carlos y Anita. Frufrú es una mujer excéntrica y extravagante. Martín se sorprende por la forma en que Carlos y Anita interactúan con ella, pero se acostumbra rápidamente. Luego, los tres niños representan una escena de teatro y luchan entre ellos. Después, van a la cocina donde Frufrú les ofrece té y galletas. Martín no le gusta el té, pero come las galletas. Martín se pregunta quién es Peggy, pero nadie le responde. La tarde termina con una canción andaluza del guarda del pinar y la promesa de cazar lagartos al día siguiente.
VI
En este capítulo, Martín se siente completamente unido a los Corsi y no puede imaginar un día sin ellos. Un día, los Corsi no llaman y Martín decide ir a buscarlos a la finca. Después de una larga búsqueda, finalmente los encuentra y finge estar enojado, pero Anita no le da importancia. Al día siguiente, Martín escucha a los Corsi llamándolo desde la casa de al lado y olvida su enfado. A veces, Martín se da cuenta de que podría usar algunas de las críticas de Carlos y Anita sobre su forma de recitar para defenderse, pero siempre dice la verdad cuando le preguntan. Martín también se da cuenta de que los Corsi tienen grandes lagunas en su conocimiento y son confusos en muchos temas. A pesar de esto, Martín los toma en serio y disfruta de su compañía. Martín intenta hablar con ellos sobre pintura, pero no tienen opiniones seguras al respecto. Martín también descubre que no sabe mucho sobre la vida de los Corsi y que hay muchos rumores sobre ellos en el pueblo. Martín se entera de que se irá de vacaciones y se siente triste al decirle a los Corsi que se va. Sin embargo, Anita y Carlos no parecen preocupados por su partida. Martín se pelea con ellos y se va a casa de su padre. Al día siguiente, Martín va a despedirse de los Corsi y Anita y Carlos lo besan antes de que se vaya. Martín se siente confundido y asustado, pero finalmente regresa a su casa.
PRIMER INTERMEDIO
En este capítulo, Martín experimenta una profunda oscuridad y hambre en su vida. A pesar de tener dinero, la comida escasea y se ven obligados a comer pan amarillo y boniatos asados. Martín va al instituto y evita acompañar a su abuelo al café, como solía hacer en tiempos de guerra. Martín siente una creciente maldad dentro de él y siempre contesta mal a su abuela. A pesar de tomar vitaminas, Martín sigue sintiendo hambre y no le gusta estudiar. Eugenio Soto envía una carta anunciando el nacimiento de su hermana y que no enviará dinero por un tiempo. Martín va a misa pero no se confiesa. España se rumorea que entrará en guerra y se habla de la formación de la División Azul. Martín se esfuerza por aprobar el curso y aprueba, pero está exhausto. Martín espera una carta de Beniteca y finalmente llega, indicando que debe prepararse para ir allí en la camioneta de Juan el recadero.
VII
En este capítulo, Martín se dirige a las dunas de la playa en un día caluroso. Allí, se sorprende al ver un sombrajo de hojas de palma levantado frente a la finca del inglés, lo que indica que los Corsi han llegado. Martín había imaginado su encuentro con los Corsi, pero no esperaba encontrarlos bajo el sombrajo. Martín había escuchado que los Corsi iban a venir a través de un recadero que había recogido bultos y baúles consignados a la finca. Martín decide esperar a los Corsi en la playa y se tumba al sol mientras los espera. Finalmente, ve a Anita, Carlos y a un hombre envuelto en un toallón a rayas de colores y con un sombrero de paja acercándose al sombrajo. El hombre resulta ser el señor Corsi, quien se presenta a Martín y le invita a comer con ellos. Martín se siente emocionado y acepta la invitación. Después de la visita de los Corsi, Martín regresa a su casa y se encuentra con Adela, quien está disgustada por su embarazo. Martín también escucha una conversación entre Eugenio y el señor Corsi, en la que hablan sobre los problemas de comportamiento de los hijos de Eugenio y los planes del señor Corsi de enviar a Anita a un convento. Eugenio despide al señor Corsi y a su hijo en un taxi y Martín respeta la fatiga del señor Corsi durante el viaje de regreso a la casa.
VIII
En este capítulo, Martín se sienta a la mesa con los Corsi y recuerda todas las impresiones que ha tenido de ellos. Observa la curva del trasero de Adela mientras escucha a través de la cerradura del comedor. Luego, se da cuenta de que el señor Corsi es diferente a los hombres maduros que ha conocido. Durante la comida, Anita exclama que son una familia simpática y Martín se siente feliz de ser parte de ellos. La mesa está decorada con velas y el señor Corsi bromea sobre la idea de Anita. Carmen, la guardesa, sirve la comida temblando y el señor Corsi la tranquiliza. Después de la comida, se sientan afuera bajo la sombra de los pinos. El señor Corsi se queja del ambiente oscuro y Frufrú bromea sobre su capacidad para organizar sesiones de espiritismo. Hablan sobre la historia de Anita y cómo conocieron a Mr. Pyne. Martín pregunta sobre sus viajes y el señor Corsi comenta que ya no le interesan. Carlos pregunta si es cierto que su padre no puede casarse y si su madre está viva. El señor Corsi responde que no quiere casarse y que ya ha tenido suficientes complicaciones con ellos. Después de la comida, Martín y Carlos se quedan solos en un árbol y Carlos sugiere irse sin Anita, pero Martín decide esperarla.
IX
En este capítulo, el verano está en pleno esplendor y los chicos observan la actividad en la Batería y en el pueblo. Un día, Carlos y Martín encuentran a Anita hablando con soldados y ella los ignora. Carlos decide seguir a Anita cuando se va con los soldados al pueblo. En la taberna, Anita está rodeada de artilleros y Carlos y Martín se acercan a ella. Anita se enfada y no insulta a su hermano. Martín espera que Carlos se olvide de su hermana y se concentre en su amistad. Martín sabe que Carlos está preocupado por Peggy y su madre, pero no pregunta. Martín espera que su amistad con Carlos se fortalezca. Anita anuncia que quiere un perro y Martín recuerda que su perro Leal fue envenenado. Martín siente lealtad hacia su padre. Martín no dice nada y observa cómo Carlos se preocupa por Anita. Anita se va a la playa y Martín se da cuenta de que Carlos está interesado en su amistad. Martín espera que Carlos se olvide de Anita. Martín recuerda que Pepe, el hijo del médico, ha vuelto a buscarlo. Martín le cuenta a Carlos sobre Pepe y Carlos se sorprende. Carlos quiere saber cómo Anita conoció a Pepe, pero Martín no sabe. Martín piensa que Anita puede haber conocido a Pepe en la casa del médico. Martín decide no decirle a Carlos sus sospechas. Anita aparece en la playa con Carlos y Martín y juegan juntos. Martín intenta vencer a Anita en una pelea, pero ella gana. Martín observa a Anita y Carlos y siente que Carlos está más cerca de él. Carlos quiere ver a Anita, pero Frufrú le dice que Anita no quiere ser molestada. Carlos busca a Anita en la torre de la casa, pero no la encuentra. Martín piensa que Anita se ha escondido en la habitación de la torre. Carlos golpea la puerta, pero nadie responde. Carmen, la guardesa, le dice a Carlos que no tiene la llave de la torre. Carlos y Martín deciden buscar la llave en la casa de los guardas, pero no la encuentran. Carlos sube a la habitación de la torre por el tejado, pero no encuentra a Anita. Carlos está triste y Martín lo acompaña.
X
En este capítulo, Martín y Carlos se encuentran en el tejado de una casa. Martín tiene una intuición y ve a Anita Corsi en su mente, taconeando por las calles del pueblo y llegando a la casa del médico. Mientras tanto, los chicos avanzan por el tejado, quemándose las manos y escuchando los juramentos de Carlos. Finalmente, llegan a una pared y Martín le dice a Carlos que Anita no está allí, sino en casa de Pepe, el hijo del médico. Carlos no le hace caso y sube al tejadillo que da a la parte trasera de la casa. Martín lo sigue y desde allí ve la habitación de la torre donde Carlos está asomado. Carlos intenta agarrarse a una reja, pero esta cede y cae al tejado, desapareciendo de la vista de Martín.
Luego, se cambia de escena y se muestra a Anita caminando por las calles del pueblo. Se encuentra con el "Torcío", un hombre que camina sin rumbo siguiendo una línea imaginaria. Anita se refugia en un portal hasta que el "Torcío" se aleja. Sin saberlo, Anita es observada por muchos ojos desde las ventanas. Luego, Anita llega a la casa del médico y es recibida por una criada. La criada la lleva por el patio hasta una habitación donde Pepe la espera. Pepe está nervioso y Anita le cuenta que quiere aprender filosofía y que le gustaría ver su casa. Pepe le cierra la ventana y trata de besarla, pero Anita lo rechaza. Luego, Pepe se golpea con una silla y Anita abre la ventana de nuevo. Pepe le pide que cierre la ventana, pero Anita se niega. Finalmente, Anita bebe agua y le pide a Pepe que le explique la filosofía de Santo Tomás.
Después, se vuelve a la escena de Martín y Carlos. Martín encuentra a Carlos en el suelo, con las manos ensangrentadas y con manchas blancas en la cara. Frufrú, el guarda, llega y ayuda a Carlos a limpiarse. Carlos le cuenta a Martín sus sospechas de que Anita está con Pepe y deciden ir al pueblo a buscarla. Durante el camino, Carlos se siente mal y cojea, pero se niega a volver. Finalmente, llegan al pueblo y Martín llama a la puerta de la casa de don Clemente, el médico. Varias mujeres salen y Carlos les pide que llamen a don Clemente porque se ha caído del tejado. Las mujeres no entienden y Carlos se arrodilla y grita el nombre de Anita. Luego, Carlos se desploma y Anita aparece en el patio.
XI
En este capítulo, Martín regresa a casa después de un largo día y encuentra a su padre y a Adela en el comedor. Adela comienza a interrogarlo sobre lo que sucedió en casa de don Clemente. Martín niega lo que se rumorea en el pueblo sobre la relación entre Anita y Pepe. Adela se enfada y le reprocha a Martín que no esté al tanto de lo que sucede. Martín cuenta que Carlos se cayó del tejado y tiene el brazo roto. Adela no le cree y le reprocha que no estuviera al tanto de la situación. Martín se siente mal y Adela se enfada aún más. Eugenio, el padre de Martín, interviene y le pide a Adela que lo deje en paz. Martín recuerda la cara de Carlos cuando lo llevaron al despacho de don Clemente y cómo doña María insultó a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se enfada más. 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Eugenio le pide a Adela que se calme y Martín recuerda la bofetada que doña María le dio a Anita. Martín se siente mal y Adela lo regaña por no haber defendido a Anita. Martín no sabe qué hacer y Adela se
XII
En este capítulo, Anita y Martín están tumbados en la playa, cerca del sombrajo del señor Corsi. Martín se da cuenta de que Anita usa crema de tocador para proteger su piel del sol. Anita le cuenta que su padre raptó a su madre de un convento en Sevilla. Martín se da cuenta de que la historia de Anita parece el argumento de Don Juan Tenorio. Después, Anita y Martín practican lucha y Martín se da cuenta de que Anita le enseña todo lo que sabe sobre llaves de judo y trampas. Carlos, con el brazo enyesado, no puede participar en los entrenamientos. Eugenio Soto visita a Carlos y le asegura que don Clemente es un buen médico. Don Clemente visita a Carlos y le receta calmantes. Después, realiza una operación para reducir la fractura de Carlos. La operación es dolorosa y Carlos vomita el coñac que le dieron como anestesia. Eugenio no vuelve a visitar a Carlos, pero Martín le da un recado para don Clemente. Don Clemente promete volver a visitar a Carlos. Martín y Anita se bañan juntos por las mañanas y por las tardes pasean juntos. Eugenio regala a Carlos un cachorro de perro lobo llamado Lobo. Lobo se vuelve inquieto y araña y ladra junto a la puerta de la habitación de la torre. Carmen, la guardesa, se enfada y les manda salir de la casa. Martín y Carlos deciden llevar a Lobo de nuevo a la puerta de la torre y Lobo no muestra interés. Anita pide prestado a Lobo para dar un paseo sola. Martín y Carlos se preocupan por Anita y deciden seguirla. Martín se siente incómodo con las bromas de Anita sobre la desnudez. Martín se encuentra con su padre y Adela en el jardín y descubre que Lobo ha sido envenenado. Adela acusa a Martín y sus amigos de envenenar al perro. Martín se siente devastado y jura descubrir al envenenador de perros.
XIII
En este capítulo, los personajes se encuentran en los pedregales al atardecer. Cirilo, el asistente del teniente Soto, se une a los dos chicos, Carlos y Martín, mientras cruzan la carretera. Anita, una chica del pueblo, se acerca a ellos con un velo negro de viuda y flores amarillas en la mano. Sorprendentemente, Anita ha llorado, algo que nunca había hecho antes. Cirilo bromea sobre su luto por el perro y comenta que hay cristianos que reciben menos sentimiento en su muerte. Los chicos mencionan que alguien se está metiendo en su finca por las noches y Cirilo explica que son huidos que solo buscan comida. Martín sospecha que el asesino del perro es don Clemente, un médico del pueblo. Anita habla sobre la muerte y su incapacidad para comprenderla. Luego, todos se dirigen a enterrar al perro en los pedregales. Anita esparce flores sobre el cuerpo y Cirilo lo entierra. Después, regresan a la finca y Anita se quita el velo negro. Carlos y Martín sospechan que alguien se está metiendo en la finca por las noches y Anita cree que son solo ratas. Carlos y Martín están unidos en su deseo de encontrar al asesino del perro. Anita y Carlos discuten sobre don Clemente y su relación con él. Martín entrega el velo de luto de Anita a Carlos y le pide ayuda para encontrar al culpable. Carlos acepta ayudarlo y sospecha de don Clemente. Anita sale a recibir a don Clemente, quien llega a la finca.
XIV
En este capítulo, Eugenio se encuentra en el comedor tomando vino mientras mueve el cochecito de la niña. Martín entra y su padre le dice que necesita hablar con él. Martín se sorprende y su padre le pide que se aleje porque no soporta su olor. Adela interviene y le dice a Eugenio que deje de hablar de olores. Eugenio le pide a Adela que le dé el biberón a la niña y luego comen. Martín se tranquiliza y recuerda que ha estado pensando en un proyecto durante los últimos tres días.
Martín recuerda cómo el verano ha vuelto a empezar y cómo Carlos y Anita están más unidos que nunca. Martín también recuerda que Anita le ha revelado un secreto y que ha jurado no revelarlo. Martín se siente alterado y tiene miedo de que Frufrú note algo extraño en su cara. Sin embargo, nadie parece darse cuenta de su estado.
Eugenio le dice a Martín que ha recibido una carta de doña María, su abuela, quien quiere vender un solar en Alicante y le pide consejo. Martín no sabe qué decir y Eugenio le dice que le escribirá a su abuela diciéndole que venda. Martín recuerda a su abuela y se da cuenta de que está más cerca de él que su propio padre.
Después de la comida, Martín se va a pasear y se olvida de la conversación con su padre. Luego se encuentra con Carlos y Anita en la leonera. Anita le dice a Martín que ha estado esperando mucho tiempo para llevar a cabo su plan y que esta noche será diferente a todas las demás. Martín le pregunta a Anita si ha subido alguna vez a la torre por la noche y ha oído los ruidos que Carlos ha mencionado. Anita no le da importancia y empieza a bailar mientras habla emocionada. Martín se une a ellos y Anita le dice que esta noche probará si él es su esclavo.
XV
En este capítulo, se describe la rutina nocturna en la casa del inglés. Carmen, la empleada doméstica, apaga las luces y deja la cocina impecable. Frufrú, acostado en su cama, se duerme rápidamente. Martín, desde su azotea, observa cómo se apagan las luces y disfruta de la belleza de la noche. Luego, Carmen sale de la casa con un cubo y poco después sale un hombre que se interna en los pinos. Mientras tanto, Carlos y Anita salen de sus habitaciones y se detienen en el jardín, fascinados por la noche iluminada por la luna. Deciden ir a la playa, pero Anita se separa de ellos y juega a esconderse de don Clemente, el médico del pueblo. Martín, Carlos y Anita se esconden en el bosque y presencian cómo don Clemente intenta seducir a Anita. Cuando don Clemente intenta llevarla hacia los árboles, los chicos intervienen y lo golpean. Don Clemente intenta defenderse, pero finalmente se va. Martín se siente triste por haber participado en la pelea. Carlos y Anita regresan a la casa y se acuestan juntos, mientras Martín se queda despierto y reflexiona sobre su tristeza.
XVI
En este capítulo, la escena comienza en la habitación oscura y acogedora de Eugenio y Adela. Eugenio le explica a Adela que el problema con el asistente se resolverá pronto, ya que el oficial sospechoso ha sido trasladado. Adela no ve la necesidad de tener un asistente en casa y prefiere contratar una criada. Eugenio defiende la libertad de su hijo Martín y no le preocupa que salga por las noches a pelearse con sus amigos. Adela teme que Martín se meta en problemas y critica a Eugenio por no reprenderlo. A pesar de sus preocupaciones, en la playa Martín es recibido como un héroe por Anita, Carlos y Frufrú. Martín se olvida de sus remordimientos por haber golpeado a don Clemente y disfruta de la compañía de sus amigos. Al tercer día deciden investigar un ruido en la torre de la casa. Suben al tejado y Anita propone entrar por la ventana. Descubren a un hombre llamado Damián escondido en la torre. Carmen, la criada, suplica que no lo denuncien y revela que Damián es su esposo y que lo han mantenido oculto. Frufrú decide encerrar a los chicos en su habitación para protegerlos y llora desconsoladamente. Finalmente, deciden abrir la puerta y Carmen informa que Damián ya no está en la casa. Los chicos convencen a Frufrú de que tienen hambre y ella acepta abrir la puerta. Todos se divierten al descorrer la cómoda que bloqueaba la puerta.
XVII
En este capítulo, Carlos, Anita y Martín deciden ir al pueblo a enviar un telegrama de Frufrú para el señor Corsi. Durante el camino, Martín les cuenta a sus amigos que se ha sentido incómodo en casa debido a una conversación sobre el marido de Carmen, la guardesa de la finca del inglés. Martín también pregunta si el telegrama menciona a Damián, lo cual Anita le reprende por mencionar el nombre en público. Anita explica que el telegrama simplemente pide al señor Corsi que venga a buscarlos y que Frufrú está nerviosa desde el día anterior. A pesar del sol, Martín siente un frío interior y se preocupa por la actitud de Frufrú hacia Damián.
En el pueblo, entran a la oficina de telégrafos y envían el telegrama. El empleado hace comentarios sobre el nombre de Frufrú y reconoce a los chicos como los de la finca del inglés. Después, deciden gastar el dinero que les sobra en el café del Casino. Martín se siente nostálgico al recordar los domingos en el café y la presencia de don Clemente. Luego, se encuentran con un fotógrafo ambulante y deciden tomarse una foto con el fondo de la Giralda. Durante la espera, observan cómo el fotógrafo toma una foto de una madre con su bebé desnudo.
Después de recoger las fotos, los chicos regresan a casa y se encuentran con Frufrú, quien les cuenta que Damián ha pasado el día en casa de los guardas. Frufrú está preocupada y Martín nota que el secreto de Damián lo abruma. Al día siguiente, durante la misa, Martín reza para que don Clemente no aparezca en el café y se siente incómodo al notar la mirada de don Clemente en su nuca. Martín desea que termine la hora del aperitivo para volver a estar con los Corsi y olvidar la ofensa que le hicieron a don Clemente. Sin embargo, don Clemente siente un profundo resentimiento hacia los chicos y jura que nunca olvidará lo que le hicieron.
XVIII
En este capítulo, Frufrú recupera la calma cuando reciben un telegrama del señor Corsi anunciando su llegada. A partir de ese momento, Frufrú vuelve a ser la de siempre, mientras que Carmen comienza a desequilibrarse. Al día siguiente, Martín está merendando con los Corsi cuando Carmen aparece y le pide a Frufrú que no le diga nada al señor sobre Damián, ya que los señores no quieren complicaciones. Frufrú le explica que Corsi sí está interesado en los problemas y que posiblemente esté metido en líos. Carmen le pide a Anita que le diga a Frufrú que la vida de un hombre está en peligro, pero Anita responde que su padre no haría daño a nadie. Carmen revela que el pueblo ha acusado a Damián de asesino y que en la guerra todos se vuelven locos y culpan a los que no están presentes. Martín opina que Carmen tiene razón y que es mejor no decir nada. Carmen deja de llorar y Martín se da cuenta de lo mucho que ha envejecido. Frufrú interrumpe la tensión y les pide a los chicos que vayan a tomar el aire. Anita propone visitar a Damián en la torre y todos suben a verlo. Damián está tallando barcos y se sobresalta al ver a los chicos. Anita le pide que les cuente cosas interesantes y le menciona la cueva donde dormía. Damián niega haber estado en la cueva y Martín nota el parecido entre Damián y el "Torcío". Anita le dice a Damián que su padre lo ayudará a escapar si se lo piden. Damián responde que los ricos no ayudan y que solo quiere vivir como todo el mundo. Martín se siente incómodo y quiere irse, pero Anita insiste en que Damián salga de la habitación y viva con Carmen. Carmen interrumpe y pide que dejen a Damián tranquilo. Martín se queda solo en la explanada y ve cómo los Corsi se van en un taxi. Luego se sienta en el balancín de Frufrú y espera a que lo llamen, pero decide correr hacia su casa cuando ve a alguien salir de la casa del inglés. En su casa, Martín espera a que lo llamen, pero nadie lo hace. Finalmente, decide irse a dormir y al día siguiente se da cuenta de que sus amigos se han ido sin despedirse.
SEGUNDO INTERMEDIO
En este capítulo, se describe la vida cotidiana de Martín durante su adolescencia. A su alrededor, hay crisis de adolescencias incipientes, melancolías y rebeldías que él ya ha superado. Los retretes de la escuela vuelven a tener letreros y dibujos obscenos después de ser encalados en verano. En los cuadernos de Martín, la poesía florece. Las niñas que son seguidas por los estudiantes de bachillerato ya tienen pecho bajo sus chaquetas. Martín se acerca a una chica en el paseo y los demás se apartan de ellos durante una semana, pero al final él huye de ella cuando ella empieza a hablar de matrimonio.
La abuela de Martín vende el solar que solo producía disgustos. Algunos compañeros de Martín explican un placer secreto que le da vértigo. Martín sabe que mienten sobre lo que hacen con sus novias en los portales oscuros. La abuela está contenta porque le dicen que Martín va a ser un guapo mozo y se está robusteciendo un poco. A pesar de la guerra y las terribles hambres en Europa, la vida de Martín no es oscura este año. La abuela raciona el aceite y Martín sigue teniendo hambre. En la escuela de arte, Martín empieza a pintar al óleo bajo la dirección de su maestro, aunque se habla de arte abstracto y el maestro se enfada. Martín se interesa por el tallado de la madera y hace un mueble para la abuela, quien queda extasiada ante su habilidad.
En mayo, llegan noticias de Beniteca, donde Adela tuvo otra niña. Martín pregunta a la abuela por qué los varones valen más que las mujeres, pero ella no le gusta estas preguntas. Martín sufre la tentación de acompañar a otra chica, pero resiste por miedo al aburrimiento. Durante la época de los exámenes, Martín no tiene miedo y obtiene sobresaliente en el curso. La abuela tiene miedo de que le den por inútil en el servicio militar, pero el médico le asegura que no será así. Martín deja la escuela de arte durante los exámenes y envía un telegrama a Beniteca anunciando su éxito académico.
XIX
En este capítulo, Martín viaja en una camioneta junto al chófer Juan el recadero y un hombre gordo y melancólico. Se detienen en Beniteca para hacer algunos encargos y Martín se encuentra con Carlos, su amigo de la infancia. Carlos le cuenta que convenció a Frufrú, su hermana, de venir a Beniteca y le muestra su nueva moto. Martín se sorprende y Carlos le cuenta que Damián, el hombre de la finca, está en la cárcel y que Carmen, su esposa, se fue a servir cerca de donde él está encerrado. Carlos también le cuenta que Paco, el hermano de Frufrú, cuida de la finca y que ha conseguido una criada llamada Benigna. Martín se sorprende y se ríe de la situación. Carlos invita a Martín a dar un paseo en moto y Martín queda maravillado. Luego, Martín llega a su casa y es recibido por su padre Eugenio, su madre Adela y su hermana Adelita. Eugenio se queja de que Martín ha saltado el muro del jardín y Adela se queja de la casa y dice que el próximo año no estarán allí. Eugenio le cuenta a Martín que Adela está embarazada y que el próximo año tendrán otro hijo. Martín le cuenta a su padre sobre la moto y los guantes de boxeo de Carlos. Eugenio y Adela discuten y Martín sonríe felizmente mientras come.
XX
En este capítulo, Martín va a misa con su padre y Adela en el día de San Juan. Durante el trayecto en tartana, Martín se da cuenta de cómo ha cambiado Adela desde que la conoció. Eugenio les explica la procesión del pueblo, que resulta muy pintoresca. Al salir de misa, Carlos espera a Martín y se lo lleva en su moto. Eugenio comenta que Martín se aburrirá en el café sin Mari Tere. En el café, don Clemente hace comentarios negativos sobre la amistad de Martín con Carlos y advierte a Eugenio sobre ella. Eugenio se enfada y defiende la amistad de su hijo. Después de una discusión, Eugenio prohíbe a Martín ir a la verbena del pueblo. Martín se escapa y se encuentra con Carlos y Frufrú. Van a la verbena y se divierten. En el café del casino, no les dejan sentarse y deciden ir a una taberna. Después de la taberna, Frufrú decide que es hora de irse a casa. Martín y Carlos la acompañan en la moto. Martín trepa el muro de su casa y es castigado por Eugenio. A pesar del castigo, Martín no guarda rencor a su padre.
XXI
En este capítulo, han pasado tres semanas desde la última vez que vimos a Martín y Carlos. Durante este tiempo, se han dedicado a cazar lagartos y a disfrutar de la playa. Han hecho amistad con las chicas y señoras que están en la playa y se han convertido en el centro de atención. Martín se siente un poco celoso de la popularidad de Carlos, pero aún así disfruta de su compañía y de las conversaciones que tienen juntos. También han tenido algunas aventuras, como el viaje a casa de Carmencita, donde Carlos se encontró con una chica que le gustaba. Además, han pasado tiempo juntos en la playa, charlando y fumando cigarrillos. En este capítulo, Anita y su padre llegan a la playa en un coche y se reencuentran con Martín y Carlos. Anita está acompañada por un poeta llamado Oswaldo, y todos juntos van a la playa a bañarse. Martín se siente un poco incómodo y su alegría parece falsa. Al final del capítulo, Carlos y Anita corren hacia la casa de la finca, mientras que Martín los sigue más lentamente.
XXII
En este capítulo, Martín está tumbado en la playa observando a Oswaldo, Anita y el señor Corsi bajo el toldo. Martín murmura en latín y Carlos le pregunta qué está diciendo. Martín le explica que estaba observando a Oswaldo y reflexionando sobre su pintura. Martín siente que ha comprendido lo que debe ser su pintura y le explica a Carlos que ha llegado a la conclusión de que un artista debe ser un hombre liberado en absoluto. Martín habla sobre la importancia de la libertad y la necesidad de romper con las tradiciones y ataduras para poder crear. Carlos no entiende del todo lo que Martín quiere decir y se burla de él. Martín intenta explicarle su visión, pero Carlos no le presta mucha atención y se va a nadar con Anita. Martín se siente desconcertado y se une a ellos en el agua. Después, Martín y Carlos se sientan en la playa y Martín intenta hablar en serio sobre su vocación artística, pero Carlos sigue bromeando. Anita se une a ellos y también se burla de Martín. Martín se da cuenta de que no puede hablar en serio con ellos y se resigna a disfrutar del verano con sus amigos. Más tarde, Martín regresa a casa y escucha una discusión entre su padre y Adela sobre él y los vecinos. Martín se siente confundido y temeroso de que su padre no lo comprenda y lo envíe lejos. Sin embargo, decide no dejarse afectar por la discusión y centrarse en disfrutar del verano con sus amigos.
XXIII
En este capítulo, Martín observa a Carlos y Anita con malicia, sabiendo cuáles son sus puntos débiles. Anita se sorprende e interesa por las demostraciones de superioridad, mientras que Carlos solo es vulnerable a través de su hermana. Después de que el señor Corsi y Oswaldo se vayan en el coche del poeta, los tres amigos se quedan solos en el mundo. Martín se pregunta si Anita sentirá nostalgia por el poeta, pero ella parece incapaz de recordar, naciendo cada día. Martín y Anita discuten sobre su comportamiento, comparándolos con monos. Carlos se aburre y Martín intenta impresionar a Anita hablando de arte. Martín pasa el sábado trabajando su importancia con los hermanos, haciendo un dibujo cubista frente a ellos. El domingo, los tres amigos van al cine y se divierten con una película del Oeste. Martín se olvida de sí mismo y de su importancia. El lunes, van a la playa y Anita expresa su deseo de que todos tengan treinta años y vivan de verdad. Carlos se enfada cuando Anita menciona casarse con Oswaldo, pero ella asegura que él también vendrá con ellos. Martín revela que su padre ha pedido traslado y no volverá a Beniteca el próximo verano. Los amigos pelean y luego deciden bañarse en el mar. Martín se siente como un mono, corriendo detrás de Anita y Carlos corriendo detrás de él. No hay complicaciones en el mundo, solo la felicidad de sentirse vivos.
XXIV
En este capítulo, la relación entre los tres amigos parece estar en equilibrio. Martín decide no llamar la atención de Anita sobre su persona y se conforma con ser el acompañante de los Corsi. Carlos vuelve a ser el chico alegre y feliz al estar con su hermana. Martín observa a Carlos con ternura mientras juegan a revivir la infancia y la felicidad del primer verano en Beniteca. Martín comienza a disfrutar del sabor del cigarrillo y se siente superior por renunciar a algo por algo más valioso. Luego, encuentran huellas de neumáticos en el camino y Anita corre emocionada hacia el automóvil de Oswaldo. Carlos se muestra disgustado y Martín lo consuela. En la casa, Carlos propone ir a un lugar al que Martín no puede acompañarlos y Martín decide no ir. Martín se siente destrozado y aliviado al ver a Carlos alejarse. Martín no puede dormir por la envidia y la angustia que siente hacia Carlos. Pasea por la azotea y escucha la música en la finca del inglés. Intenta dormir pero no puede y al despertar se encuentra en el suelo de su habitación, cansado y sudando.
XXV
En este capítulo, Martín tiene una premonición de que la luna llena será peligrosa, y así resulta ser. Durante una noche, Adela se despierta por el llanto de su hija pequeña y el calor. A pesar de estar cansada, Adela se levanta y consuela a la niña. Mientras tanto, Adela reflexiona sobre las picaduras de mosquitos en la cara de sus hijas y la ausencia de ellas en la cara de Martín. Esta idea despierta en Adela sentimientos oscuros y venenosos hacia Martín. En ese momento, Carlos, el amigo de Martín, es visto rondando la casa en la oscuridad. Adela se asusta al principio, pero luego se da cuenta de que Carlos está acariciando al perro. Sin embargo, se da cuenta de que Carlos ha subido a la azotea donde duerme Martín. Adela se siente sorprendida y comprende que algo está sucediendo entre Carlos y Martín. Mientras tanto, Martín está velando a Carlos en su habitación, ya que Carlos ha decidido pasar la noche allí. Martín está nervioso y no puede dormir, pero finalmente se queda dormido. Al amanecer, Martín despierta y despierta a Carlos para que se vaya sin ser visto. Durante el día, Martín nota que Anita, la hermana de Carlos, está coqueteando con el poeta y se da cuenta de que Carlos está tratando de ganarse su amistad. Martín también espera a Carlos en la azotea esa noche y finalmente se quedan dormidos juntos. Al despertar, Martín es sorprendido por Adela, Eugenio y las criadas, quienes lo golpean y lo dejan inconsciente.
XXVI
En este capítulo, Martín escapa de su casa y se dirige hacia el puerto en una camioneta. Juan, el chófer, no se da cuenta de las heridas y golpes que tiene Martín en la cara. Martín está huyendo porque Adela, a quien él no quería pedir ayuda, le animó a escapar. Adela envió un mensaje a Juan para que recogiera a Martín. Martín había sido encerrado por su padre, Eugenio, en un cuarto de la azotea y golpeado sin motivo aparente. Adela y Ramona lo liberaron cuando Eugenio se fue de la casa. Martín quería hablar con su padre para explicarle que no había hecho nada malo, pero Adela le aconsejó que escapara. Martín también quería hablar con su amigo Carlos, pero Adela le dijo que Carlos no volvería y que lo mejor era que escapara. Martín se niega a comer y solo bebe agua salobre del pozo. Adela le dice que convenza a su padre de que lo perdone, pero Martín cree que su padre nunca lo entenderá. Martín intenta escapar varias veces, pero es detenido por las mujeres. Finalmente, Martín logra escapar y llega a Alicante. Tiene miedo de los guardias y militares que ve en la ciudad. Martín llega a la casa de sus abuelos y se debate entre huir o quedarse. Finalmente, decide quedarse y sube las escaleras hacia el piso de sus abuelos, donde es recibido por su abuela.
