Lazos de tinta

40 minutos

1

En este capítulo, la narradora reflexiona sobre su identidad y su pasado. Revela que ha vivido una vida de fingimiento y mentiras, y se considera una impostora. A pesar de su nombre importante, ella es la hija de una lavandera humilde. Describe la vida difícil que llevaban en una corrala en el barrio de Avapiés, en Madrid. Recuerda a su madre, una mujer sencilla y protectora, y cómo juntas iban al río a lavar la ropa. Las lavanderas eran duramente criticadas y vivían en la pobreza. La madre de la narradora trabajaba largas horas y sufría las consecuencias físicas de su trabajo. La narradora también menciona que preferiría no hablar de su padre.

2

En este capítulo, la narradora nos cuenta sobre su relación con Pura, una mujer generosa que ejerció de abuela para ella. En ocasiones, cuando el clima era malo o la narradora se sentía débil o enferma, su madre la dejaba con Pura en su casa. Pura había tenido diversos oficios a lo largo de su vida, como aguadora y castañera. La narradora escuchaba fascinada las historias de Pura y se convirtió en una apasionada oyente. Pura también le enseñó a leer y la narradora aprendió rápidamente. Sin embargo, cuando la narradora reveló su habilidad para leer a su madre, esta se entristeció y le dijo que, como mujer, no le serviría de mucho saber leer. A pesar de esto, la narradora continuó amando la lectura y se convirtió en desvenadora en una fábrica de tabaco. Aunque no le gustaba su trabajo, soñaba con tener libros entre sus manos. La narradora también nos habla de su relación con los hombres y de cómo cuidaba de su madre enferma. Además, menciona que prefiere no hablar de su padre, pero que es importante para entender su historia.

3

En este capítulo, la narradora relata el constante sufrimiento que vivió junto a su madre a causa de su padre abusivo. Cada día, escuchaba los gritos y golpes que su padre le propinaba a su madre, dejándola con morados y magulladuras. A pesar de presenciar esta violencia, la madre de la narradora callaba y lloraba, incapaz de rebelarse debido al miedo que la oprimía. Sin embargo, un día, el padre se fijó en la narradora, quien apenas tenía siete años. La niña fue atacada por su padre en la cama, quien intentó abusar de ella. Afortunadamente, la madre se dio cuenta de lo que estaba sucediendo y lo enfrentó con un cuchillo en la mano. La madre amenazó con matarlo si volvía a tocar a su hija. Aunque la narradora temía que su padre pudiera hacerles daño a ambas, él finalmente se marchó. Después de este incidente, la madre y la narradora decidieron dormir abrazadas y aseguraron la puerta para evitar que el padre regresara. Pasaron años sin su presencia, pero un día, la narradora reconoció su olor y supo que había vuelto.

4

En este capítulo, la protagonista regresa a casa después de trabajar como cigarrera y encuentra a su madre cada vez más enferma. Su madre le revela que su padre ha regresado y la buscará para llevarla con él y obligarla a trabajar en un prostíbulo. La madre le explica el horror de ese lugar y le pide que huya y se disfrace de hombre para escapar de su padre. La madre le pide que le corte el pelo y ella, a regañadientes, lo hace. Finalmente, la protagonista se niega a abandonar a su madre y decide quedarse a su lado.

5

En este capítulo, la protagonista narra cómo su madre pierde el conocimiento y ella llora desesperada abrazada a su cuerpo. Pasan horas y su llanto no cesa, hasta que nota que el cuerpo de su madre se enfría y se vuelve rígido. La protagonista intenta despertarla sin éxito y se da cuenta de que su madre ha fallecido. Desesperada, grita y agita el cuerpo inerte de su madre. Desea morir con ella y no enfrentarse al miedo y la soledad. Se pregunta si existe un paraíso donde las almas misericordiosas encuentren la felicidad eterna. Considera la idea de suicidarse, pero teme no poder entrar al reino de los cielos. Al día siguiente, su padre intenta entrar a la habitación y ella decide huir. Escapa por la ventana y trepa por los tejados, buscando refugio. Su padre la persigue y la amenaza, pero ella logra escapar saltando a otro edificio. Finalmente, encuentra un pequeño refugio donde descansa y sueña con su madre.

6

En este capítulo, la protagonista despierta en un tejado después de haber pasado la noche escondida. Aunque al principio piensa que todo ha sido una pesadilla, se da cuenta de que los eventos del día anterior fueron reales. Encuentra unas hojas de periódico en el suelo y se sumerge en la lectura de un capítulo de una novela llamada "Manuel el Rayo". Sin embargo, el hambre la obliga a dejar de lado la ficción y buscar comida. A pesar de su debilidad, logra bajar del tejado y salir a la calle. Se dirige al mercado semanal y encuentra frutas y tomates para saciar su hambre. En ese momento, es sorprendida por un hombre que le ofrece trabajo a cambio de comida. Acepta y realiza varias tareas de carga y descarga para obtener algo de alimento. A medida que pasa el tiempo, repite esta estrategia con otros tenderos para sobrevivir. Aunque la ciudad se convierte en un lugar inhóspito y despiadado, la protagonista sigue luchando por su vida y evitando ser encontrada por su padre. Afortunadamente, el clima mejora y ya no tiene que enfrentarse al frío extremo.

7

En este capítulo, el protagonista narra cómo, en un día de lluvia primaveral, se encontraba desesperado por la falta de comida y decidió robar en una tienda. Sin embargo, fue descubierto por el dueño y, al intentar huir, fue capturado y golpeado. Al despertar, el dueño de la tienda le ofreció comida a cambio de no volver a robar, pero no le dio trabajo por desconfiar de él. Después de saciar su hambre, el protagonista reflexiona sobre la muerte de su madre y decide regresar a su casa para encontrar respuestas sobre su paradero y enfrentar a su padre, quien lo persigue. Con precaución, se acerca a su antiguo barrio y entra en la buhardilla donde su madre falleció. Allí, recuerda momentos felices y llora desconsoladamente, guardando algunos objetos que le pertenecían. Sin embargo, su padre entra en la habitación, lo que lo llena de temor al darse cuenta de que ha caído en una trampa.

8

En este capítulo, Manuela se encuentra en la buhardilla cuando es descubierta por Pura. Pura le cuenta que su padre la está buscando y que cree que ella la está encubriendo. Manuela se despide de Pura y se dirige al cementerio extramuros, donde su madre fue enterrada. En el camino, se encuentra con un niño hambriento al que le da una naranja. Llega al cementerio y se encuentra con un entierro de un niño pequeño. Después de buscar en vano la tumba de su madre, se dirige a la fosa común y habla con un sepulturero. Manuela se tumba en un montón de tierra y reflexiona sobre la fragilidad de la vida y la inevitabilidad de la muerte. Decide quedarse en el cementerio y se esconde en un panteón para pasar la noche.

9

En este capítulo, el protagonista narra una noche aterradora de su infancia. Despierta en el cementerio donde había ido a velar a su madre y se encuentra con unas luces pálidas y fosforescentes que emergen de la tierra, como si las almas de los muertos estuvieran elevándose hacia el cielo. Sobre la fosa común de su madre, una llama azulada ilumina las oscuras piedras. El protagonista intenta atrapar la luz, pero desaparece. Rendido, se tumba sobre un montón de piedras y escucha sonidos extraños a su alrededor. Siente un viento frío y de repente siente que alguien toca su espalda, invitándolo a levantarse. Encuentra una cántara de agua a sus pies y bebe con avidez, sintiendo cómo la sed se sacia y la vida regresa a su cuerpo. Luego, el protagonista duerme como si estuviera en una pesadilla, escuchando ruidos y voces de ultratumba. La voz de su madre lo sobresalta y él interpreta que ella le está diciendo que debe vivir y luchar por los dos. Por la mañana, cuando el sepulturero abre la reja del cementerio, el protagonista sale sin despedirse de su madre, sabiendo que la lleva consigo en su recuerdo y en su vida. Continúa vagando por la ciudad, escondiéndose de su perseguidor y sobreviviendo como puede. Encuentra pequeños tesoros que guarda en su hatillo y también guarda hojas de periódico que le permiten evadirse de la realidad. Su favorito es el Semanario Pintoresco, donde descubre lugares remotos y relatos inquietantes que lo transportan a otros mundos. Lee sobre Toledo y su cueva encantada de Hércules, así como los tesoros de su catedral. El protagonista sueña con viajar a esa ciudad de maravillas y se apasiona por los relatos de misterio.

10

En este capítulo, el protagonista se refugia en la calle del Clavel, donde pide limosna a las mujeres más generosas. Vive en la miseria, el hambre y la soledad, siempre huyendo de otros mendigos y hombres borrachos. Un día, encuentra unas hojas de periódico y se dispone a leer. En ese momento, una joven se acerca y le pregunta si sabe leer. El protagonista confiesa su situación de vivir en la calle y huir de su padre. La joven se compadece de él y le ofrece refugio en su casa, aunque no tiene mucho dinero ni espacio. El protagonista miente diciendo que sabe leer y escribir, intuyendo que eso podría cambiar su vida. La joven le da una moneda y se despide. A partir de ese día, el protagonista busca a la joven cada mañana y le cuenta lo que ha leído en los periódicos. La joven, llamada Tula, le da monedas, pan y periódicos. El protagonista se atreve a preguntarle su nombre y ella le propone trabajar como criada y ayudarla con sus escritos. El protagonista llora de incredulidad y la joven le explica que, aunque no tendrá mucho sueldo, le ofrecerá un refugio seguro y, si vende sus poemas y novelas, compartirá los beneficios con él.

11

En este capítulo, la narradora sigue a Tula y entra en un edificio de cuatro plantas. Queda impresionada por la belleza del lugar y es llevada a la cocina, donde la criada la mira con desprecio. A pesar de esto, la narradora se esfuerza por ser útil y teme ser devuelta a la calle. Pronto la instalan en la buhardilla donde duermen las criadas y comienza a sentirse feliz. Dedica muchas noches a practicar la escritura y confiesa a Tula su falta de experiencia con la pluma. Tula la alienta y le muestra la biblioteca, llena de libros que la narradora desconoce. La narradora se siente avergonzada de su ignorancia pero está emocionada por comenzar a leer. Tula le regala un libro de aventuras y le advierte sobre las dificultades de ser una mujer letrada en un mundo dominado por hombres. La narradora expresa su gratitud por la lectura y Tula comparte su sentimiento.

12

En este capítulo, se nos presenta a Manuel, el hermano de Tula, quien vive en la misma casa pero pasa la mayor parte del tiempo fuera. Aunque al principio la presencia de Manuel intimida a la narradora, pronto demuestra ser amable y cortés. Manuel viaja mucho y cuando está en casa, su alegría contagia a todos. Sin embargo, a Tula le molesta el ruido y prefiere tener la casa para ella sola. A pesar de esto, Tula adora a su hermano y lo considera un hombre distinguido.

La narradora también nos cuenta sobre la relación cercana que Tula y Manuel han tenido desde niños. Ambos son huérfanos de padre y su padrastro los ignora, por lo que han forjado un vínculo indestructible a pesar de sus personalidades opuestas. Tula describe a Manuel como tranquilo y ella misma como inquieta. A pesar de sus diferencias, Tula admira a su hermano y le gustaría tener un hermano como él.

La narradora nos revela que, para escapar de la miseria exterior, se refugia en la buhardilla de la casa y se sumerge en la lectura. A través de los libros, siente que puede acercarse más a Tula y Manuel. Sin embargo, su afición por la lectura es objeto de burla por parte de las demás personas de la casa, especialmente de Emilia, la cocinera, quien desprecia el hecho de que una mujer se dedique a escribir y rechace pretendientes. Emilia también revela que Tula se negó a casarse en el pasado, lo que la convierte en objeto de críticas por parte de los vecinos.

A pesar de las críticas, la narradora simpatiza con Tula y sus ideas modernas y escandalosas. La narradora también muestra su talento para la escritura y la aritmética, lo que le permite ayudar a Tula en la administración de su economía doméstica. La pasión compartida entre la narradora y Tula es la lectura, y juntas disfrutan de los libros y discuten sobre sus personajes y autores. La narradora admira la felicidad que la literatura le brinda a Tula y decide imitar su valentía en cuanto le es posible. Tula se muestra sincera y desinteresada con la narradora, y la considera una peregrina en busca de otro mundo desconocido.

13

En este capítulo, Tula le cuenta a Manuela sobre su pasado en Cuba y su compromiso roto con un hombre rico. Tula confiesa que nunca ha encontrado el amor verdadero y que ha perdido su herencia debido a las consecuencias de romper su compromiso. Después de la muerte de su abuelo, Tula decide viajar a España en busca de un cambio de vida. Sin embargo, en La Coruña también enfrenta críticas y rumores sobre su comportamiento. Manuela observa a Tula escribir cartas a un hombre llamado Ignacio Cepeda y se pregunta quién es él. Un día, mientras Manuela está enviando una carta, se encuentra con su padre, quien la maltrata y la lleva a un prostíbulo. Allí, conoce a otras mujeres en situaciones similares y se da cuenta de que su padre es conocido como "el Cepo". Tula teme por su vida y cree que nunca podrá escapar de ese lugar.

14

En este capítulo, Manuela se encuentra en un prostíbulo donde es tratada con desprecio y maltrato. A pesar de sentirse aterrorizada, Manuela se niega a aceptar su destino y está dispuesta a hacer cualquier cosa para escapar. Mientras las demás chicas la miran con lástima, Manuela recuerda a su madre y las noches en las que se cuidaban mutuamente. El Cepo, el dueño del prostíbulo, entra en la habitación y se burla de Manuela, pero ella se rebela y logra herirlo en la cara con unas tijeras. Aprovechando la confusión, Manuela logra escapar y correr hacia la casa de Tula, donde encuentra refugio. Emilia, la criada, la consuela y Tula promete protegerla. Manuela se siente aliviada pero también temerosa de que su padre la encuentre. Tula le asegura que nadie la sacará de su casa y que las mujeres pueden protegerse y apoyarse mutuamente. La frase "Somos dos y estamos juntas" se convierte en el lema de Manuela, quien descubre que las mujeres también pueden defenderse unas a otras.

15

En este capítulo, la protagonista narra su período de encierro en la casa, debido a su miedo a ser atrapada por el "monstruo". Apenas se asoma al balcón y se siente desvalida, pero encuentra consuelo al mirar un trozo de cielo azul, que representa la libertad y el deseo de vencer al miedo. Emilia, la criada, se queja de tener que hacer todos los recados, pero entiende que es por una causa de fuerza mayor. La protagonista realiza las tareas de la casa, estudia caligrafía, atiende a los requerimientos de Tula y aprovecha los ratos libres para estudiar aritmética y leer libros. Uno de los libros que lee es "Corinne" de Madame Staël, que le permite viajar imaginariamente a Italia. Encuentra una sorprendente similitud entre la protagonista del libro y Gertrudis, ambas mujeres solas, poetisas y con una tendencia al entusiasmo. Gertrudis reafirma su aversión al matrimonio y su convicción de no casarse ni amar nunca. A veces, siente un fuerte deseo de salir al aire libre y caminar por la ciudad, pero la prudencia le exige permanecer encerrada. La protagonista se consuela con las palabras de la señorita. Se imagina caminando hacia el río y experimenta los sonidos, olores y sensaciones de la ciudad. Al llegar al río, se agacha para tocar el agua y escucha levemente la voz de su madre pronunciando su nombre. Se siente fuerte y sonríe ante su recuerdo.

16

En este capítulo, se narra cómo Gertrudis Gómez de Avellaneda triunfa en Madrid y cómo la protagonista la ve salir de casa feliz y ansiosa por contarle sus éxitos. Gertrudis considera que su largo viaje desde Cuba tenía como objetivo llegar a Madrid, el centro de la poesía y el arte, donde finalmente logra brillar como una estrella. Sin embargo, la descripción que hace Gertrudis de Madrid, llena de miseria, violencia y miedo, contrasta con la realidad que la protagonista conoce. A pesar de esto, Gertrudis se siente feliz y se dedica por completo a la literatura, firmando sus composiciones como La Peregrina. La protagonista admira su talento y belleza, y Gertrudis se relaciona con los talentos más destacados de la época y con familias de la alta sociedad madrileña. La protagonista vive a través de los relatos de Gertrudis y se siente presente en cada reunión y tertulia. Además, se describe cómo la protagonista se fascina con su reflejo en el espejo del dormitorio de Gertrudis y cómo, en una ocasión, se desnuda y se contempla, encontrando belleza en su propio cuerpo.

17

En este capítulo, la narradora nos cuenta sobre el tiempo en el que vivió con Tula, un período en el que la poesía florecía. Tula le entregó libros memorables para que los disfrutara, como los Romances históricos del Duque de Rivas y El diablo mundo de Espronceda. Además, se publicó un tomo con las poesías que Tula había compuesto en su corta vida, dedicado a su madre. La narradora destaca la ilusión que le produjo tener ese libro en sus manos y cómo Tula se mostró generosa con ella, pagándole un salario generoso. Sin embargo, a pesar de su éxito en la poesía, Tula anhelaba el amor y aún no lo había encontrado. La narradora nos cuenta que Tula estaba enamorada de un joven de Sevilla llamado Ignacio Cepeda, del que nunca llegó a hablar abiertamente, pero del que guardaba copias de las cartas que le había enviado a lo largo de los años. La narradora lee algunas de estas cartas y se sorprende por la pasión que Tula expresa en ellas. A pesar de su inteligencia, Tula se dejaba llevar por palabras huecas y se sentía juzgada por una sociedad que no la comprendía. La narradora también reflexiona sobre su propia visión de los hombres, basada en las palabras de Tula, y sobre su deseo de amar. Por último, Tula le muestra a la narradora una carta de Alberto Lista en la que alaba su novela "Sab", que habla en contra de la esclavitud.

18

En este capítulo, la narradora nos cuenta cómo la llegada de Remedios cambió su vida. Aunque al principio apenas lo percibió, la presencia de una novedad en su casa, que era como una cárcel para ella, le causó alegría. Emilia, la señora de la casa, presentó a Remedios a la narradora y le informó que trabajarían juntas y compartirían la buhardilla. A pesar de que la narradora sabía que Emilia disfrutaba incomodándola, decidió que Remedios sería la amiga que tanto necesitaba.

Durante el día, la narradora realizó diversas tareas en la casa, mientras que Remedios se encargó de la cocina. Al llegar la noche, ambas se encontraron en la buhardilla y se prepararon para dormir. Remedios le pidió a la narradora que se quitara los zapatos y fue la primera vez que escuchó su voz. A pesar del cansancio, ambas compartieron risas y hablaron en voz baja para no molestar a Emilia, quien dormía en la cama contigua.

La narradora preguntó a Remedios de dónde venía, pero decidieron callarse y dormir si tenían mucho sueño. A pesar de las interrupciones de Emilia, ambas se refugiaron bajo las mantas y Remedios comenzó a contar su historia en un lenguaje vulgar y lleno de localismos. La narradora describe esta experiencia como grotesca y fascinante, y promete escribir la historia personal de Remedios en su propio estilo.

19

En este capítulo, Reme continúa contándole a Manuela sobre su vida en la Extremadura baja. Reme explica que creció en medio del campo, en la pobreza y la miseria. Su abuela le contaba cuentos para que pudiera dormir y olvidar el hambre. Reme recuerda que su madre murió cuando ella era pequeña y que tuvo que hacerse cargo de todas las tareas de la casa. Después de la muerte de su abuela, Reme y su padre decidieron ir a Villafranca a vender cerdos. En el pueblo, Reme se dio cuenta de que había una vida diferente a la que ella conocía, y decidió quedarse allí. Encontraron trabajo en una dehesa cuidando cerdos. Reme odiaba el olor a cerdo que impregnaba su cuerpo. Un día, en la iglesia, conoció a doña Coro, una viuda que le regalaba jabones para que pudiera oler bien. Reme sentía que oler bien era una forma de dignidad y respeto. Doña Coro le consiguió un trabajo en la capital, donde ahora trabaja para los señores Gabaldón y Velasco. Manuela le dice a Reme que no fue la Virgen quien le consiguió el trabajo, sino doña Coro. Reme se molesta y afirma que fue gracias a sus rezos y a su fe en la Virgen. La historia de Reme conmueve a Manuela y le provoca sentimientos extraños hacia ella.

20

En este capítulo, la narradora nos cuenta cómo la presencia de Reme, una joven humilde, trae alegría a su vida en la buhardilla. Reme, con su origen aún más humilde, aprecia y valora los pequeños milagros de la vida. Para ella, todo es nuevo y hermoso, desde las calles de la ciudad hasta el agua turbia del río Manzanares. Reme tiene un olfato felino y puede distinguir diferentes aromas con precisión. Su llegada trae un soplo de aire fresco a la vida de la narradora, quien se da cuenta de que Reme pertenece a su mundo, al mundo de las lavanderas y las criadas. La narradora le pregunta a Reme sobre lo que ocurre en los barrios miserables y Reme cuenta historias cotidianas con gracia extremeña. La narradora le revela su historia personal a Reme, quien se entristece al escuchar sobre la amarga muerte de la madre de la narradora y los motivos por los que no sale de casa. Reme se sorprende y horroriza por la situación de la narradora. La narradora le cuenta a Reme que trabaja como transcriptora de los poemas y novelas de la señorita Tula, una escritora. Reme muestra interés en aprender a leer y la narradora se ofrece a enseñarle. Reme menciona que le gustaría ir al baile de Recoletos y encontrar un novio, pero la narradora prefiere pasar tiempo juntas en la buhardilla. Reme habla sobre los olores de la ciudad y la narradora se da cuenta de que su sentido del olfato ha despertado gracias a Reme. La narradora confiesa que ahorra dinero para escapar de su padre y de Madrid, pero no quiere separarse de Reme. Reme limpia las manos manchadas de tinta de la narradora y logra dejarlas limpias. La narradora se siente desconcertada y agradecida por el gesto de Reme.

21

En este capítulo, Manuela reflexiona sobre su encierro y su deseo de escapar de la ciudad para poder disfrutar de la libertad. Aunque anhela alejarse del peligro, no quiere separarse de Tula y Reme, las dos personas que más ama en el mundo. A pesar de estar encerrada, Manuela encuentra consuelo en la lectura y en los lazos invisibles que ha creado con Tula a través de la palabra escrita.

Preocupada por el incidente con el Cepo, Manuela envía a Reme a su antiguo barrio para obtener información. Sin embargo, Reme tarda en regresar y Manuela comienza a temer lo peor. Llena de nervios, se prepara una tisana para calmar su ansiedad. Finalmente, Reme regresa y Manuela la abraza aliviada.

Reme le cuenta que ha ido al baile de Recoletos con otras chicas y que ha visitado a doña Pura, quien agradece el dinero que Manuela le envió. Sin embargo, también trae malas noticias: el Cepo ha jurado matar a Manuela y tiene secuaces buscándola por toda la ciudad. Reme le aconseja que huya y le ofrece ayuda, pero Manuela se niega a separarse de Tula y Reme.

Reme le cuenta emocionada sobre el baile y le propone que vayan juntas en otra ocasión. Aunque Manuela no está interesada en el baile en sí, lo que más desea es bailar con Reme y disfrutar de su compañía. Promete disfrazarse de hombre para poder ir juntas al baile en el futuro.

22

En este capítulo, la narradora cuenta cómo pasó un tiempo de vértigo en el que los acontecimientos se sucedieron y apenas echó de menos el mundo exterior. Realizaba breves salidas a la iglesia de las Calatravas, donde escuchaba misa al lado de la señorita. Sin embargo, lo que más ansiaba era acudir al baile acompañada de Reme. Tula, por su parte, hablaba de los estrenos teatrales a los que asistía y sentía que ella también podría escribir obras intensas como los dramaturgos que admiraba. Después de presenciar el estreno de una obra, Tula comenzó a componer su propia tragedia. También publicó una nueva novela revolucionaria en la que aparecían dos mujeres con temperamentos y formaciones diferentes. La narradora lloró mientras transcribía la novela, ya que veía reflejada a la escritora en los personajes femeninos. Aunque creía en las ideas de Tula, le daban miedo, ya que desafiaban el destino que les trazaban a las mujeres. El final de la novela era dramático, con el suicidio de uno de los personajes y la infelicidad de la otra. La narradora reflexionaba sobre la infelicidad de las mujeres y sus propios deseos. Mientras tanto, Reme le pidió que le enseñara a leer y juntas disfrutaron de momentos gozosos. La narradora también comenzó a escribir, primero poesía y luego relatos, como un desahogo para su alma atormentada. No se atrevió a mostrarle los relatos a Tula, pero sí a Reme, quien se reconoció en la pena del protagonista. Ambas amaban con desesperación a alguien imposible y no se daban cuenta de lo que le ocurría a la otra. Reme le dijo a la narradora que algún día sería una escritora famosa, lo cual le dio una brizna de esperanza.

23

En este capítulo, la narradora nos cuenta cómo disfrutaba observando desde la ventana de su casa a los transeúntes en la calle, pero tenía miedo de encontrarse con el Cepo. Además, ya no sentía la necesidad de salir al mundo, ya que el mundo venía a ella. Su amiga Tula organizaba tertulias en su casa a las que asistían escritores, intelectuales, nobles y políticos. La narradora se sentía honrada de estar cerca de Tula y de aprender de ella. Durante estas reuniones, los jóvenes escritores mostraban su talento y entusiasmo, pero Tula destacaba por encima de todos. También se menciona a Gabriel García Tassara, un joven poeta que se había establecido en Madrid y que cortejaba a Tula. La narradora desconfiaba de los hombres y observaba con recelo la relación entre Tula y Tassara. En una ocasión, la narradora escuchó a escondidas cómo Tula y Tassara se dirigían a la habitación de Tula, lo que despertó en ella una mezcla de miedo y excitación. La narradora también se convirtió en confidente de Tula y supo que Tassara la adoraba, pero tenía celos y no estaba seguro de querer casarse con ella. A pesar de ver el peligro, la narradora no se sintió capaz de advertir a Tula, ya que se consideraba ingenua e ignorante en comparación con ella.

24

En este capítulo, Tula anuncia a la narradora que se mudarán a un nuevo piso más grande. La narradora se siente impactada por la noticia, ya que significa separarse de su amiga Reme. Aunque ve el cambio como una oportunidad de ser feliz, también le preocupa la ausencia de Reme. Sin embargo, Tula le asegura que Reme podrá visitarlas en la nueva casa. La narradora tarda en asimilar la noticia, pero finalmente acepta la idea.

El nuevo domicilio se encuentra en la calle Desengaño, más lejos del lugar donde el Cepo la descubrió. La narradora ve esto como un alivio, ya que espera escapar de su perseguidor. Sin embargo, también se siente triste por separarse de Reme.

La narradora decide contarle a Reme sobre la mudanza y teme su reacción. Sin embargo, Reme no se muestra tan disgustada como la narradora esperaba. Reme asegura que seguirán viéndose y que irá a visitarla a la nueva casa. También menciona una promesa que la narradora aún no ha cumplido y sugiere que este puede ser un buen momento para hacerlo.

Ambas deciden ir juntas a un baile. La narradora se disfraza de hombre y se siente poderosa y libre. Bailan juntas y la narradora se siente feliz, pero su felicidad se desvanece cuando Reme se encuentra con el señorito Esteban y se aleja con él. La narradora se siente abandonada y se rompe por dentro. Llora y se cuestiona sus sentimientos hacia Reme.

En los días siguientes, la relación entre la narradora y Reme se vuelve tensa. Reme oculta cosas a la narradora y se muestra distante. La narradora descubre que Reme ha recibido un regalo del señorito Esteban y se entristece aún más al darse cuenta de la distancia que hay entre ellas.

El día de la mudanza, la narradora le pide a Reme que no la olvide y que la visite en la nueva casa. Sin embargo, Reme se muestra indiferente y despectiva. La narradora se siente traicionada y herida por las palabras de Reme. Se aleja con el corazón roto y un intenso dolor en el pecho. Llora al dejar atrás la casa que fue su cárcel y donde vivió momentos importantes de su vida.

25

En este capítulo, la narradora describe su nuevo hogar en la calle Desengaño. Tula, su amiga y dueña de la casa, le muestra el amplio y luminoso salón donde recibirá a sus invitados. La habitación de la narradora le parece la mejor del mundo, con una cama adornada y una mesa bajo el ventanal que da al patio. La luz que entra por la ventana la despierta cada mañana y le permite ver el cielo, las nubes y las estrellas. Desde su cuarto, la narradora entabla relación con algunas vecinas.

Además de Emilia, la criada, tienen a Rafaelillo, un joven que se encarga de los recados y las tareas pesadas. Aunque el joven muestra interés en la narradora, ella solo lo considera un amigo. Rafaelillo le cuenta sobre el mundo exterior y los cambios en la ciudad. A cambio, la narradora le recita poemas y él admira su voz y la poesía que ella escribe. A pesar de su amistad, la narradora no siente atracción por él y solo piensa en Reme, a quien extraña y le envía cartas pidiendo perdón. Aunque no recibe noticias de Reme, la narradora espera su visita con ansias.

26

En este capítulo, Tula decide organizar la primera tertulia en su nueva casa. La primera invitada llega de manera discreta, cubierta con un embozo y se mantiene oculta en el salón. Luego llegan las demás invitadas, todas elegantes y cultas. La señorita explica que la reunión será solo de mujeres y que forman una hermandad lírica para ayudarse mutuamente en la escritura. Durante los días previos, la narradora se prepara para la velada, vistiendo un elegante vestido proporcionado por Tula. Las mujeres de la casa engalanan el salón con velas y la señorita brinda por la hermandad femenina. Luego, una de las invitadas, la condesa de Vilches, comienza a contar una historia espeluznante que ha vivido en los últimos días. La condesa es una mujer hermosa y alegre, que se ríe a carcajadas, rompiendo con las normas establecidas. Su voz adquiere un tono lúgubre y todas las demás invitadas la escuchan atentamente.

27

En este capítulo, Manuela continúa narrando su experiencia en la reunión de las damas. Comienza hablando sobre el palacio de la duquesa de Medinaceli en Toledo, que es imponente y alberga una valiosa colección de arte. Amalia menciona que la capilla del palacio es un lugar extraño y cuenta una historia sobre el sepulcro del cardenal Tavera. Según la criada de la casa, se dice que el escultor Alonso de Berruguete regresa del más allá para terminar su obra maestra durante la noche. Manuela se muestra escéptica al principio, pero la criada le cuenta una historia sobre una tragedia ocurrida hace diez años. La joven duquesa, preocupada por los rumores, convence a su esposo de contratar a un dibujante para demostrar que las figuras del sepulcro no cambian. Sin embargo, el dibujante muere misteriosamente mientras trabaja en el palacio. Manuela se asusta al escuchar la historia y es descubierta espiando por Tula. A pesar de su condición de sirvienta, es invitada a unirse a la reunión.

28

En este capítulo, la protagonista narra una noche de tertulia en la que todas las mujeres de la Hermandad se reúnen en la casa de Tula. La condesa de Vilches pregunta quién es la nueva chica, Manuela, y Tula la presenta como su secretaria y ayuda en la contabilidad. Después de que la condesa y Pepa Massanés aprueben su entrada, todas se sientan a escuchar a Ángela, quien cuenta una historia de terror titulada "El terror de la página en blanco". La historia trata de un poeta que, tras perseguir a una misteriosa mujer pálida en un cementerio, pierde la inspiración y no puede escribir más. Ángela explica que esta es la maldición de la página en blanco y que todas las escritoras deben permanecer juntas para no sucumbir a ella. Las mujeres de la Hermandad se apoyan mutuamente y se consideran hermanas frente a la tiranía de los hombres.

29

En este capítulo, durante una velada de historias terroríficas, la narradora aprende sobre la importancia de la hermandad femenina y se compromete a no defraudar a ninguna de sus congéneres. También escucha por primera vez los nombres de otras mujeres brillantes que luchan por hacer oír sus voces. Tula menciona que algunas compañeras no pudieron asistir a la reunión y les ha enviado cartas. Se mencionan los nombres de Vicenta García Miranda, Amalia Fenollosa, Dolores Cabrera y Manuela Cambronero. Sin embargo, Carolina Coronado no ha enviado una carta y se comenta que puede estar enferma. Tana revela que Carolina ha regresado de la muerte y cuenta su experiencia presenciando su resurrección. Tana relata cómo veló el cadáver de Carolina y cómo, de repente, el cadáver se incorporó y ella volvió a la vida. La mujer misteriosa que estaba presente resulta ser Carolina Coronado, quien se presenta a sí misma como la insigne poeta. Las mujeres se sorprenden y se acercan a ella entusiasmadas. Carolina revela su miedo a ser enterrada viva debido a episodios de catalepsia y menciona la existencia de casos reales de entierros prematuros. Tula menciona un cuento de horror escrito por Edgar Allan Poe sobre entierros prematuros. La conversación se vuelve espeluznante al hablar de vampiros y la maestra Pepa Massanés cuenta una historia real sobre un escritor y una actriz en la misma ciudad.

30

En este capítulo, la narradora nos presenta a Pepa Massanés, una escritora reconocida que asiste a las tertulias literarias de Tula. A pesar de su renombre, Pepa es tímida y discreta, y afirma que una escritora debe disimular su talento en público. Las demás mujeres presentes en la tertulia expresan su admiración por Pepa y su valentía al enfrentar las dificultades de su vida. Pepa revela que ha vivido la miseria y el exilio, y que la literatura llegó más tarde a su vida. También menciona su deseo de ser madre y adoptar a un niño desfavorecido. Tula elogia a Pepa por ser la primera en publicar un libro de poemas y en abordar temas políticos en su poesía. Luego, Tula cuenta la trágica historia del escritor José Cadalso y la actriz María Ignacia Ibáñez, quienes estaban enamorados pero no pudieron casarse debido a la oposición social. Después de la muerte de María Ignacia, Cadalso se volvió loco y llegó a planear desenterrar su cadáver para intentar resucitarla. Tula también menciona el libro "Noches lúgubres" escrito por Cadalso, que fue prohibido por la Inquisición debido a su contenido escandaloso. La narradora muestra interés en la historia y Tula le advierte que no lo lea de noche. Luego, Tula menciona el libro "Frankenstein o el moderno Prometeo" escrito por Mary Shelley, una novela de terror que recomienda leer. Finalmente, las mujeres en la tertulia piden a Tula que cuente su propia historia, pero ella menciona que está trabajando en una leyenda romántica titulada "La ondina del lago azul".

31

En este capítulo, la señorita comienza a narrar la historia de Gabriel, un joven soñador y melancólico que poseía una gran habilidad para tocar la flauta y componer versos. Gabriel se refugiaba en su imaginación y aborrecía la vida cotidiana. Un día, descubrió a una rubia ondina junto al lago y se enamoró perdidamente de ella. Pasaba horas junto al lago expresando su amor a través de la flauta. Su amigo Lorenzo, preocupado por él, fue en su búsqueda y se encontró rodeado de ondinas que le advirtieron sobre el peligro de acercarse al lago. A pesar del miedo, Lorenzo decidió seguir adelante y encontró a Gabriel junto al lago, suplicando a la ondina que aceptara su amor. La ondina prometió formar una alianza de amor en el futuro. Sin embargo, un día de tempestad, Gabriel desapareció en las aguas del lago en busca de su amada. La narración es interrumpida por un trueno aterrador, que añade espanto a las historias que se cuentan en la velada. Las mujeres presentes comentan sobre el miedo a los rayos y la valentía de la señorita, quien declamaba poemas durante las tormentas en un viaje en barco. La velada continúa con la lectura de poemas y la cena. La protagonista se alegra de descubrir la hermandad entre las poetas y sueña con convertirse en una escritora valiente y libre de miedos. La historia de Gabriel y la ondina deja una profunda impresión en la protagonista, quien recuerda cada detalle de aquella noche magnífica.

32

En este capítulo, la narradora nos cuenta que los preparativos para la tertulia y las tareas que le asigna la señorita le dejan poco tiempo para escribirle cartas a Reme. Aunque la tiene presente en todo momento, necesita un tiempo de calma para escribirle y recuperar su amistad. Además, llega la señora Francisca de Arteaga, madre de Tula, quien se encarga de organizar la vida de la casa. Emilia está encantada con su presencia. Un día, la narradora recibe un sobre con una nota de Reme, en la que le pide que no deje de escribirle. La narradora se emociona al ver que Reme anhela sus cartas como señal de amistad. Luego, la narradora nos cuenta que las visitas de Gabriel Tassara se vuelven más frecuentes y que escucha cómo se aman y discuten. Aunque evita hablar del tema con la señorita, ella le cuenta algunos detalles de su relación y le muestra un poema que Gabriel ha escrito sobre ella. La narradora intuye que Gabriel no es el hombre adecuado para Tula, ya que es orgulloso, sarcástico y celoso. Sin embargo, Tula entra en ese juego peligroso sin pensar en las consecuencias.

33

En este capítulo, Manuela le pide a Rafaelillo que vaya a casa de doña Pura para llevarle dinero y obtener información sobre el Cepo. Rafaelillo acepta y al regresar le cuenta a Manuela que doña Pura está agradecida por su ayuda y que el Cepo la sigue buscando. Rafaelillo le propone a Manuela escapar juntos a un pueblo, pero ella no quiere abandonar a las personas que quiere. Luego, se menciona que el año 1844 comenzó con éxito para Tula y Manuela, quienes trabajan arduamente. Finalmente, se narra el estreno de la obra de Tula, Alfonso Munio, y el éxito que obtiene. Manuela se emociona al presenciar el triunfo de Tula y se siente feliz por formar parte de esa historia. También se menciona que Manuela recibe cartas de Reme, en las que le expresa su felicidad y le cuenta detalles de su vida cotidiana. Sin embargo, Manuela no se atreve a visitar a Reme debido al temor que le provoca el Cepo. A pesar de ello, Manuela sigue deseando ver a Reme y se siente frustrada por no poder hacerlo.

34

En este capítulo, la narradora relata los acontecimientos que sucedieron en el año 1844. Tula publicó su novela "Espatolino" y asistió al estreno de "El príncipe de Viana" en el teatro de la Cruz. La narradora describe cómo el mundo del teatro se convierte en su pasión y admira el trabajo de los actores. Tula continúa cosechando éxitos literarios, ganando premios y siendo aclamada en el mundo literario de Madrid. Sin embargo, en otoño, la narradora comienza a notar cambios en el comportamiento de Tula, quien se muestra más triste y nerviosa. Finalmente, descubre que está embarazada y ha sido abandonada por el señorito Esteban. Reme, una amiga de la narradora, también ha sido abandonada y expulsada de su casa por estar embarazada. La narradora decide acoger a Reme en su casa y le propone a Tula que sea la nodriza del hijo que espera. Tula considera la posibilidad de marcharse de Madrid, pero finalmente decide quedarse y apoyar a Reme. Las mujeres se convierten en un grupo unido, marcado por la injusticia de los hombres.

35

En este capítulo, Emilia reconoce el estado de Reme y la reprende por su ingenuidad. Le asegura que el oficio de nodriza es el mejor y que en pocos meses será necesaria en la casa. Reme se muestra seria y abatida, pero se convierte en una gran ayuda para Emilia, realizando todas las tareas sin protestar. Emilia se queja de la falta de atención de Tula y de la señorita Tula hacia los quehaceres domésticos. Rafaelillo muestra cierta cordialidad hacia Reme, pero ella permanece en silencio. Durante el día, Reme se mantiene ocupada, pero por la noche sufre de llanto inconsolable. Emilia intenta consolarla y le asegura que todo saldrá bien. Reme ha perdido su alegría y se ha vuelto muda debido a su dolor. Tula también está desconsolada y enferma de dolor debido al abandono de Gabriel Tassara. Tula decide abandonar la poesía y Manuela copia un poema titulado "Adiós a la lira" que refleja su desdicha. Las tres mujeres se sienten abandonadas y aisladas en la casa. En marzo, nace la hija de Reme y Manuela siente una fuerza y valor nuevos. Decide confrontar al señorito Esteban para que reconozca a la niña. A pesar de su desprecio, Manuela se mantiene firme y le dice que la niña se parece a él. Esteban se niega a reconocer a la niña y amenaza con llamar a los guardias. Manuela le ofrece la dirección de su casa por si cambia de opinión.

36

En este capítulo, la narradora cuenta que después de una conversación desalentadora, decide no contarle a Reme sobre Gabriel Tassara para no añadir más sufrimiento a su estado de ánimo. Decide que ella será la figura paterna en la vida de María Rosa. En abril, nace María, la hija de Tula. Sin embargo, pronto se dan cuenta de que algo no va bien, ya que la niña nace con dificultad y muestra signos de debilidad desde el principio. A pesar de los esfuerzos de varios médicos, nadie sabe cuál es la causa de su enfermedad ni cómo curarla. Tula sufre mucho al ver el estado de su hija y pierde la alegría y las ganas de vivir. Decide escribir una carta a Gabriel Tassara para pedirle que venga a ver a Brenilde antes de que muera. La narradora se ofrece a entregar la carta en persona, pero cuando llega a la casa de Gabriel, él no está y no puede entregarle la carta. Desesperada, Tula decide pedirle a un pintor que haga un retrato de Brenilde antes de que muera. La niña finalmente fallece y Gabriel nunca aparece.

37

En este capítulo, Tula guarda el dolor de la pérdida de su hija y decide marcharse y empezar una nueva vida lejos. A pesar del sufrimiento, Tula no guarda rencor y es capaz de perdonar al infame Gabriel. Rafael y Reme le cuentan a Tula sobre el peligro que corre Manuela debido a su padre, El Cepo. Tula decide ayudar a Manuela y planea una huida a Badajoz con la ayuda de Carolina Coronado. Manuela le cuenta a Reme sobre el plan y ella acepta irse con ella. Ambas se emocionan por la idea de tener una casa propia y trabajar en Badajoz.

38

En este capítulo, Manuela se despide de Emilia, quien las ha cuidado y tratado como una hija. Emilia le pide a Manuela que cuide de Reme y le preocupa que las ideas de Manuela no sean buenas para ella. Después de abrazar a Emilia y llorar, Manuela se va con Reme y Rafael se preocupa por qué hará sin ellas. Manuela le asegura que seguirá trabajando para la señorita Gertrudis y que le escribirá para contarle cómo les va. Manuela se despide de Tula, quien le ha enseñado a escribir y pensar con libertad. Antes de partir, Tula le promete que se volverán a ver. Manuela y Reme viajan en un carromato hacia su nuevo destino en Badajoz. Durante el viaje, Reme reconoce el paisaje y disfrutan del trayecto. Manuela se muestra feliz y Reme comenta que la niña es medio campesina.

39

En este capítulo, Manuela y Reme llegan a Badajoz y son recibidas por la señorita Coronado, quien les muestra cordialidad. Carolina, la señorita Coronado, es descrita como hermosa y elegante. Les comenta que la Hermandad está al tanto de su situación y que no las abandonarán. Les muestra la casa que les han preparado, la cual les parece un palacio. A pesar de la felicidad que sienten, Manuela intuye que la vida no será fácil para ellas en ningún lugar. Durante la noche, Reme se une a Manuela en su cama debido al frío. Manuela se da cuenta de que ama a Reme más allá de la amistad y teme que esto sea un pecado. Al día siguiente, Manuela comienza a trabajar para la señorita Coronado y Reme le pide que pregunte si alguien necesita una nodriza. Manuela se sorprende cuando Reme le dice que no quiere perder la oportunidad de dormir con ella en la buena cama. Manuela se despide de ellas con un beso y promete contarles todo después.

40

En este capítulo, Manuela llega a la casa de la señorita Coronado y la encuentra leyendo en su despacho. Carolina le confiesa su deseo de ir más allá de la vida que se le exige y su falta de instrucción debido a las labores propias de su sexo. Carolina le muestra su valentía al enfrentarse a la represión y decide escribir por encima de ella. Manuela admira su decisión y valentía. Carolina y Tula son diferentes en su forma de moverse por la casa, siendo Carolina más silenciosa y tranquila. Carolina le habla a Manuela sobre la revista Los Hijos de Eva y el grupo de escritoras de la Hermandad que van a publicar en ella. Manuela se alegra de escuchar los nombres de las escritoras que admira. Carolina guarda sus escritos en un secreter y es más cautelosa con su intimidad que Tula. Manuela copia los poemas de Carolina y se los lee a Reme en la intimidad. Manuela y Reme se besan por primera vez y Manuela escribe poemas dedicados a Reme. Carolina le confiesa a Manuela su amor por un joven llamado Alberto, quien muere en un naufragio. Carolina y Manuela deciden inmortalizar a sus enamorados a través de la poesía.

41

En este capítulo, la vida de Manuela y Reme transcurre apacible en su casita de Badajoz. Agradecen a Nuestra Señora de la Coronada y a las mujeres de la Hermandad Lírica por su ayuda. Carolina se rebela contra la injusticia hacia las mujeres y lo expresa en sus poemas. Águeda llega maltratada por su marido y Carolina decide ayudarla y denunciarlo. Manuela duda de que la justicia esté de parte de las mujeres. Águeda se queda con ellas y se crea un vínculo de afecto entre las tres. Llega una carta de Tula, quien se ha casado con Pedro Sabater. Tula expresa su desaliento pero acepta casarse con él. Carolina convoca una reunión de la Hermandad Lírica para celebrar. Águeda y Reme ayudan con los preparativos. Manuela se emociona y se siente parte de la hermandad.

42

En este capítulo, se narra el inicio de una tertulia literaria conformada por mujeres que buscaban su espacio en la literatura y que decidieron unirse para enfrentar los obstáculos a los que se enfrentaban. La Hermandad nació gracias a la iniciativa de la señorita Coronado, quien convocó a un grupo de escritoras para colaborar en el Liceo Artístico y Literario de Badajoz. Entre las invitadas destacaba una mujer vestida de negro, la viuda doña Vicenta García Miranda, quien había perdido a su hijo y a su esposo en los últimos dos años. La tertulia transcurrió entre charlas y poemas, donde las mujeres expresaron su deseo de luchar por la educación de la mujer, su participación en la vida intelectual y pública, y su ingreso a las Reales Academias. Sin embargo, se lamentaron de que aún no se les permitiera acceder a estos espacios. A pesar de las dificultades, las mujeres encontraron en la poesía y en la Hermandad un refugio seguro y una fuente de inspiración. La velada culminó con la lectura de poemas, donde Carolina, la anfitriona, compartió un poema dedicado a Tana Armiño y expresó su deseo de que las mujeres lucharan por su libertad y se apoyaran mutuamente.

43

En este capítulo, Carolina muestra una carta a Manuela y a la señorita Coronado con malas noticias de Madrid. La carta es de Tula, quien informa que su esposo falleció en agosto y que se ha encerrado en el monasterio de Loreto para purificar su vida. Tula también menciona que el Cepo se ha enterado de la relación de Manuela con el grupo de escritoras y que posee información para localizarlas. Carolina decide sacar a Manuela y a Reme de Badajoz y llevarlas a Campanario, donde serán acogidas por doña Vicenta García Miranda. Sin embargo, su destino final será América. Carolina propone que Manuela se disfrace de hombre y se haga pasar por su esposo para poder viajar sin levantar sospechas. Reme y Manuela aceptan la propuesta y Carolina asegura que conseguirán los documentos necesarios para el engaño. La Hermandad cuenta con amistades influyentes que les ayudarán en su viaje a América.

44

En este capítulo, Manuela se cuestiona si es posible fingir ser un hombre y convertirse en un caballero. Se pregunta cómo debe comportarse y qué actitud tomar para ser aceptada por los demás. Aunque sabe mucho sobre las mujeres y sus luchas, se da cuenta de que no sabe mucho sobre los hombres y no quiere parecerse a aquellos que menosprecian a las mujeres. Decide tomar como ejemplo a su hermano Manuel y a su amigo Rafaelillo, quienes son amables y respetuosos. Ayuda a Reme en su mudanza y se prepara para su transformación en casa de Carolina. Reme le corta el pelo y la viste como un hombre, y al verse en el espejo, Manuela se sorprende de lo convincente que es su disfraz. Aunque tiene miedo de ser descubierta, Reme la anima y le dice que esto es lo mejor que les podía pasar. Luego, se despiden de Águeda y llegan a Campanario, donde son recibidas por Vicenta. Manuela se siente insegura con su disfraz, pero Vicenta la anima y le cuenta su historia de superación. Durante la noche, Manuela se encuentra con Vicenta y tienen una conversación íntima en la que Vicenta le revela su pasión por la escritura y su deseo de luchar por la igualdad de género. A lo largo de los meses que pasan juntas, Manuela se sorprende por la fuerza y determinación de Vicenta.

45

En este capítulo, Reme se adapta rápidamente al ambiente de la casa. Aunque Doña Vicenta no quería que hiciera tareas domésticas, siempre estaba dispuesta a ayudar en la organización de las actividades caseras. Reme demostró su habilidad para transcribir y escribir al dictado, lo cual fue de gran ayuda para Doña Vicenta, cuya vista estaba deteriorada. Durante las primeras semanas, Manú apenas salió de la casa por miedo a ser descubierta. Reme le contaba sobre el pueblo y la gente amable que los saludaba con curiosidad. Reme también hablaba de Manú por el pueblo, alabando su capacidad de trabajo y su experiencia como secretario de escritoras famosas. Manú confesó su amor por Reme, pero también le expresó sus dudas sobre su capacidad de amarla como un hombre. Reme le aseguró que no necesitaba a ningún hombre y que aprenderían juntas a disfrutar de su intimidad. Así, comenzaron a explorar su sexualidad y a disfrutar de su amor. Manú se dio cuenta de que ya no era necesario simular ser un matrimonio, ya que su amor era real. La primera prueba de su disfraz fue en una tertulia literaria organizada por Doña Vicenta, donde Manú se presentó como el esposo de Reme. Aunque al principio se mostraba silenciosa, la reunión transcurrió sin problemas y Manú logró ganarse la admiración del grupo al hablar sobre literatura. Durante la tertulia, los hombres fumaban puros y Manú decidió probarlo para no levantar sospechas sobre su identidad. A pesar de las quejas de Reme por el olor, Manú se aficionó al tabaco. Reme también se integró en la tertulia y se convirtió en una dama culta que no desentonaba en las reuniones intelectuales. Doña Vicenta comenzó a escribir un poema titulado "A las españolas", que era una denuncia a la injusta situación de las mujeres. En los meses que estuvo con Doña Vicenta, Manú aprendió a ser fuerte y encontró en ella otra hermana.

46

En este capítulo, el narrador cuenta que durante su estancia en Campanario no recibió correspondencia de Tula, aunque él le escribía cartas regularmente. Sin embargo, sí recibían noticias de Carolina Coronado, quien se había trasladado a Cádiz debido a problemas de salud. Vivían en Campanario como huéspedes temporales, ocultando su verdadera identidad y temiendo ser descubiertos. Un día, reciben la documentación que estaban esperando, que confirma su nueva identidad como Manuel Guzmán y Torres, su esposa Remedios López Martín, y su hija María Rosa Guzmán López. También reciben pasajes y una carta de recomendación para el director de la revista El Colibrí en La Habana, Cuba. Aunque el narrador duda de si deben partir, Reme lo convence de que es necesario para tener un futuro mejor. Se despiden de Vicenta, quien se queda en Campanario, y se dirigen a Cádiz. Allí, descubren el mar por primera vez y se embarcan en un barco hacia el Nuevo Mundo. Durante la travesía, el narrador se siente enfermo y mareado, mientras que Reme disfruta de las maravillas del viaje. Conoce a un matrimonio catalán, los Sabatés Costa, quienes podrían ofrecerle un trabajo en su fábrica de jabones en La Habana.

47

En este capítulo, la protagonista narra su llegada a La Habana después de un largo viaje en barco. Queda impactada por la gran cantidad de negros que ve en la ciudad, lo cual le genera repugnancia por el comercio de esclavos. Al bajar del barco, un joven negro llamado Yago les pregunta si son el señor don Manuel Guzmán, a lo que la protagonista asiente sorprendida. Yago se ofrece a llevar su equipaje en un quitrín, un carromato tirado por un caballo. Al llegar a la casa donde serán alojados, son recibidos por una mujer negra llamada Caridad, a quien llaman Cachita. La protagonista lee una carta dejada por don Ildefonso Estrada, en la que se disculpa por su ausencia y ofrece a Yago como criado. La vivienda necesita reparaciones, y Reme se encargará de ello. Reme decide quedarse con Cachita para que les ayude, aunque no puedan pagarle mucho. La protagonista deja claro que no considera a Yago y Cachita como esclavos, sino como parte de su familia. La Habana resulta ser una ciudad fascinante, con un gran desarrollo económico y cultural. La protagonista se encuentra con Andrés Poey Aguirre, amigo de Ildefonso Estrada, quien le ofrece colaborar en la revista "El Colibrí". La protagonista acepta emocionada y comienza a escribir su primer artículo esa misma noche.

48

En este capítulo, el narrador cuenta que ha terminado su artículo antes de lo esperado y lo ha enviado bajo el nombre de Manuel Guzmán. Recibe una carta de respuesta de don Andrés Poey, quien los invita a cenar en su casa. Aunque el narrador está inseguro y temeroso de exponerse, su esposa Reme lo convence de aceptar la invitación para poder relacionarse con personas importantes en La Habana. Ambos se preparan para la cena, con Reme comprando un elegante vestido y el narrador intentando presentarse de manera masculina. Al llegar a la casa de los Poey, son recibidos por doña Josefa Aloy y conocen a su hijo Felipe. Durante la cena, don Andrés muestra su orgullo por su trabajo como meteorólogo, geógrafo y físico, y les enseña un atlas que ha editado. El narrador queda fascinado por la precisión y belleza de los mapas y decide comprar uno. Después de la cena, don Andrés les muestra su observatorio en la azotea y les da una clase de astronomía. El narrador se sorprende al descubrir que don Andrés ha creado un catálogo de huracanes y ciclones con el objetivo de predecirlos. Aunque le parece un delirio, comienza a mirar el cielo con ojos científicos. Reme se muestra fascinada por don Andrés y el narrador siente celos. Al regresar a casa, discuten y el narrador se da cuenta de su error al tratar de controlar a Reme. Se reconcilian y tienen una noche apasionada.

49

En este capítulo, Manuela escribe cartas a sus amigas en la península para contarles sobre su vida en La Habana. Mientras tanto, Don Ildefonso Estrada, amigo de Gertrudis, le informa a Manuela que la escritora está bien y sigue escribiendo. Manuela se emociona al ver su primer artículo publicado en la revista El Colibrí y envía ejemplares a sus amigas. La revista se vuelve popular entre las jóvenes cubanas debido a su contenido interesante para el público femenino. El trabajo de periodista de Manuela le permite vivir con dignidad, aunque con ciertas dificultades económicas. Ella se dedica a la educación de su hija y enseña a leer y escribir a Yago y Cachita, los esclavos de la casa. Reme consigue trabajo como contadora y mejora la situación económica de la familia. Manuela se convierte en una periodista respetada en La Habana, pero su actitud hacia los criados y su postura antiesclavista generan reticencias en la sociedad. Reme le informa a Manuela sobre la inquietud política en la ciudad y la posibilidad de que se produzcan cambios importantes, como la abolición de la esclavitud y la independencia de España. Manuela se preocupa por estas noticias y se olvida temporalmente de su pasado. Un día, Manuela descubre que Reme ha estado visitando a Andrés Poey sin decirle nada. Esto despierta los celos de Manuela y teme que su relación con Andrés se vuelva conocida en la ciudad. Cuando Reme regresa a casa, Manuela le pregunta sobre su visita y Reme le dice que estuvo con Josefa para hablar sobre vestidos. Sin embargo, Reme le advierte a Manuela que alguien está preguntando por él y que debería quedarse en casa. Este hombre afirma ser su hermano y se parece mucho a él, lo que causa preocupación en Manuela.

50

En este capítulo, Manuela recuerda una visión que tuvo en el puerto de Cádiz antes de partir hacia Cuba, donde vio a un hombre que la amenazó y que ahora ha venido a buscarla. Manuela teme que este hombre descubra su verdadera identidad y la denuncie a las autoridades, lo que la llevaría a la cárcel y a Reme también. Incapaz de conciliar el sueño, Manuela se refugia en su despacho, pero es sorprendida por el hombre que la busca. Resulta ser su hermano, quien le revela que su padre tuvo más hijos y que él ha venido a vengarse de Manuela por haber arruinado la vida de su padre. El hermano amenaza con matar a Manuela, pero en ese momento Reme aparece y lo mata a tiros. Reme se siente culpable y teme ser encarcelada, pero Yago propone deshacerse del cadáver y llevarlo al mar. Juntos, llevan el cuerpo a una cala desierta y lo lanzan al mar junto con una pesada piedra. Manuela también arroja la pistola utilizada en el crimen. Aunque el hermano ha muerto, Manuela sigue atormentada por su presencia en sus sueños.

51

En este capítulo, el narrador regresa a La Habana y encuentra a Reme y a su madre aterrorizadas. Reme confiesa que ha matado a un hombre para proteger al narrador, ya que temía por su vida. Aunque el narrador intenta tranquilizarla, Reme llora inconsolablemente. Sin embargo, el narrador le asegura que han sido salvados y que nadie encontrará el cadáver. Reme se preocupa de que el mar pueda arrastrarlo a la orilla, pero el narrador le asegura que el cadáver lleva una piedra atada y nunca será encontrado. A pesar de las pesadillas de Reme, el narrador la consuela y le canta hasta que se duerme. Dos días después, un guardia visita su casa y les informa que un hombre ha desaparecido y había estado preguntando por el narrador. El narrador responde con confianza que no tiene hermanos y que fue criado por doña Gertrudis Gómez de Avellaneda. Al mencionar el nombre de la escritora, todos los isleños se sienten orgullosos de su éxito. El narrador menciona que Don Ildefonso Estrada puede corroborar su historia. Con la carta de recomendación de Tula, nadie puede contradecir las palabras del narrador. Durante un tiempo, no vuelven a interrogarlo y el narrador intenta convencerse de que la pesadilla ha terminado.

52

En este capítulo, se narra cómo el tiempo pasó rápidamente para Tula, quien creció rápidamente y se destacaba por su inteligencia y curiosidad. A los nueve años, asistía a una prestigiosa escuela donde recibía clases de astronomía, geografía y meteorología de Andrés Poey. En 1854, recibió una carta de Tula donde le informaba que regresaría a Cuba en septiembre. Tula expresaba su deseo de ser recibida con amor por sus paisanos y mencionaba su necesidad de un cambio en su vida. También mencionaba que había logrado convertirse en periodista. Tula expresaba su añoranza por su hija Brenilde y hablaba de los infortunios amorosos que había experimentado. Además, mencionaba que su amigo Cepeda se casaría y que le habían denegado el sillón de la Real Academia debido a su condición de mujer. A pesar de ello, seguía escribiendo obras de teatro. La carta emocionó al narrador, quien deseaba reencontrarse con Tula. Sin embargo, Tula no llegó a La Habana hasta seis años después. También recibió noticias de Carolina, quien se había casado con el secretario de la Embajada de Estados Unidos en España. Carolina había sufrido un episodio de catalepsia que la ayudó a conquistar al diplomático. Se casaron en Gibraltar y en París. Carolina parecía feliz y continuaba escribiendo, pero ambas sabían que su postura antiesclavista les traería problemas en el futuro. A pesar de las alegrías y penas, el narrador reflexiona sobre la importancia de disfrutar los destellos de belleza que la vida ofrece.

53

En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo los hermanos Juan y José Sabatés Costa, a quienes conocieron en el barco que los llevó a Cuba, fundaron la primera fábrica de jabones en la isla. Reme, la esposa del narrador, consiguió que él fuera contratado como contador en la empresa, pero su verdadero objetivo era trabajar allí ella misma. Esto fue considerado una rareza, ya que las mujeres de familias burguesas como la suya no solían trabajar fuera de casa. A pesar de los comentarios negativos, Reme se convirtió en una pieza fundamental de la empresa y los ingresos aumentaron considerablemente.

El narrador también habla de su hija, quien desde pequeña mostró un gran interés por el mundo y un dominio temprano del lenguaje. Tenía una especial fascinación por la naturaleza y aprendió rápidamente a nombrar cosas como las nubes y los caballos. A pesar de tener la posibilidad de tener cualquier regalo, nunca fue una niña caprichosa y prefería la comodidad de la ropa para poder correr y montar a caballo. En su cumpleaños número catorce, le pidió a su padre un caballo y la oportunidad de aprender a montar bien. Aunque en un principio parecía difícil cumplir su deseo, el narrador propuso comprar una pequeña finca en las afueras de La Habana donde su hija pudiera tener su propio caballo y su madre pudiera cultivar plantas aromáticas. La idea fue recibida con entusiasmo y pronto encontraron la finca perfecta.

La finca, llamada Los Remedios, se convirtió en el lugar favorito de la familia. La hija del narrador montaba a caballo en compañía de Tizón, un caballo negro que se convirtió en su fiel compañero. La madre disfrutaba de su huerto y cultivaba plantas cuyos aromas se utilizaban en los jabones Sabatés. El narrador encontró en Los Remedios un espacio ideal para meditar, leer y escribir. Todos encontraron la felicidad en ese lugar, donde todas sus preocupaciones desaparecían.

54

En este capítulo, se narra la llegada de Gertrudis Gómez de Avellaneda a Cuba, después de haberse casado por segunda vez y acompañada de su esposo, don Domingo Verdugo. Su regreso fue recibido con entusiasmo y generosa hospitalidad por parte de los cubanos, lo que reavivó su actividad literaria y social. La narradora, Manuela, ansiosa por ver a su amiga, la recibió en el puerto y notó que había envejecido y engordado, pero sus ojos seguían siendo vivos. Gertrudis le contó que su marido había sido herido en un atentado provocado por un periodista que había censurado una de sus obras. Afortunadamente, lograron salvarle la vida y se fueron a las montañas para que se recuperara. Gertrudis también mencionó que había recopilado leyendas y tradiciones locales que se habían publicado en periódicos de Madrid. Manuela le contó sobre su vida en Cuba y Gertrudis elogió sus logros. Sin embargo, también mencionó que tenía muchos detractores debido a su éxito como mujer. Para agradecerle a Gertrudis por cambiar su vida, Manuela organizó un gran homenaje en La Habana, donde fue coronada como la gran poetisa cubana. Después de esto, Gertrudis fundó un semanario llamado El Álbum de lo Bueno y lo Bello y comenzó a escribir obras narrativas inspiradas en leyendas cubanas y en su propia experiencia. Sin embargo, la vida les cobró factura a ambas pocos años después.

55

En este capítulo, se describe cómo el clima tropical y las dudas sobre su futuro afectan la salud y el estado de ánimo de Gertrudis. Aunque es reconocida y homenajeada en Cuba, también enfrenta críticas por ser esposa de un representante del gobierno español. Gertrudis se siente dividida entre su amor por Cuba y su reverencia por la reina de España. Además, se revela que Gertrudis ha ocultado un crimen: mató a un hombre que decía ser su hermano y lo lanzó al mar. Ahora, se enfrenta a la posibilidad de que se abra una investigación sobre el caso. Tula, su amiga, le informa que su esposo está manejando la situación y que no hay pruebas en su contra. Sin embargo, Gertrudis sigue temiendo que otros hermanos desconocidos la persigan en busca de venganza.

56

En este capítulo, Tula, la amiga de la narradora, ha sufrido una gran desgracia: su esposo Domingo ha fallecido a causa de una herida que recibió al defenderla. Tula se siente culpable y decide retirarse del mundo, encerrándose en un convento para expiar sus pecados. Sin embargo, su temperamento inquieto le impide permanecer encerrada por mucho tiempo, por lo que decide embarcar hacia Nueva York en busca de cambios y nuevas experiencias.

La narradora recuerda la despedida de Tula en el puerto, donde ella le pide que luche por la justicia y por su hija. Tula también se despide de Reme, a quien considera su verdadera madre, y de la narradora, a quien ve como su hija perdida. Después de dos meses en Nueva York, Tula viaja a las cataratas del Niágara y luego regresa a Europa, pasando por París antes de volver a España.

Años después, la narradora se casa con Félix Poey en una boda que se convierte en un acontecimiento en La Habana. La madre de la narradora, Reme, es la madrina más hermosa y se siente feliz por el matrimonio de su hija. Además, Reme inventa nuevos olores y nombres para los jabones de la fábrica de jabones Sabatés, que se convierten en un regalo popular en las bodas de la ciudad.

Mientras tanto, la isla está en agitación política debido a las voces antiesclavistas y a la lucha por la independencia. La narradora se une a estas voces, pero se siente dividida entre su deseo de libertad para todos y su lealtad a España. La convulsión política también afecta a la familia de la narradora, ya que Andrés Poey, suegro de la narradora, es cesado de su cargo en el Observatorio Físico-Meteórico de La Habana debido a sus ideas similares a las de la narradora.

Finalmente, la narradora se despide de su hija, quien se va a México con su esposo para trabajar en un observatorio meteorológico. La despedida es dolorosa y la narradora teme que sea la última vez que vea a su hija.

57

En este capítulo, se relata cómo todo comenzó a desmoronarse desde que Tula se fue a México. La muerte se llevó a las personas más débiles y a las mejores, incluso a aquellas que parecían inmortales. En febrero de 1873, llegó la noticia de la muerte de Gertrudis Gómez de Avellaneda, a quien Tula consideraba como una madre. Antes de su muerte, Gertrudis le había enviado una última carta en la que hablaba de su precario estado de salud y de su deseo de que su cuerpo fuera enterrado de manera sencilla. También mencionaba su testamento, en el que dejaba sus pertenencias a la beneficencia y a sus pocos parientes. Además, legaba algunas joyas a María Rosa, a quien consideraba como una hija. Gertrudis también donaría la propiedad de todas sus obras literarias a la Real Academia Española de la Lengua. Tula recibió el prendedor de oro que Gertrudis le había enviado como regalo, y aunque no recibió nada material, heredó su coraje y sus ideas. Meses después, Tula recibió la noticia de la muerte de Gertrudis a través de cartas de Carolina y Vicenta, quienes también la lloraban. El entierro de Gertrudis fue modesto, como ella había deseado, pero para Tula fue un triste final para una mujer talentosa y admirada.

58

En este capítulo, Manuela recuerda las últimas palabras de su madre antes de morir en un incendio en la fábrica de jabones de los Sabatés. Reme, la madre de Manuela, murió inhalando los efluvios de la combustión. Manuela siente un profundo dolor por su pérdida y se culpa a sí misma por no haber estado allí para salvarla. Cree que el incendio fue provocado por uno de los hijos del Cepo, quien buscaba vengarse de ella. Desesperada, Manuela busca al culpable por las calles de La Habana, pero solo encuentra a un hombre que se parece a ella y que la mira desde un barco que parte. Manuela vive una vida sin sentido desde la muerte de Reme y se niega a recibir atención médica a pesar de su deterioro de salud. Agradece la visita de su hija María Rosa y su nieto Manuel, pero oculta la verdad sobre su identidad de género. Manuela deja sus bienes a María Rosa y dispone que su cuerpo sea incinerado y sus cenizas esparcidas en el mar. Le pide a María Rosa que luche por la igualdad de las mujeres y que no la olvide. Manuela termina la carta con todo su cariño hacia su hija.

59

En este capítulo, María Rosa despierta al escuchar su nombre y se da cuenta de que su padre está llamándola desde algún lugar lejano. Descubre que la enfermedad de su padre es irreversible y que Manú, su madre, ha estado escribiendo frenéticamente. Antes de morir, Manuela le pide a María Rosa que no lea lo que ha escrito hasta después de su muerte. María Rosa lee las últimas líneas del escrito y sonríe. Luego, cierra la puerta con llave y se queda a solas para leer el mensaje que le ha dejado su madre. Descubre que su madre tenía una relación con otra mujer llamada Reme, quien también era su madre. María Rosa siempre supo que tenía dos madres y que era un secreto que compartía con Reme. María Rosa llora y se emociona al leer sobre la vida de su madre y las mujeres que las amaron y ayudaron. También descubre que su madre mató a un hombre que las perseguía y que Yago, su esposo, la ayudó a deshacerse del cadáver. Sin embargo, María Rosa recuerda que la muerte de Reme fue un accidente y no un asesinato provocado por un incendio, como afirma Manuela en su confesión. María Rosa decide quemar la confesión y guardar algunos recuerdos de su madre. Luego, le dice a Yago que su padre ha muerto y le pide que la ayude a cumplir la voluntad de su madre. Juntos, deciden que nadie más debe saber la verdad sobre la identidad de su madre. María Rosa cumple la voluntad de su madre y quema la confesión y las cartas. Al día siguiente, María Rosa y algunos allegados cumplen el deseo de Manuela de ser incinerada en una playa apartada. María Rosa arroja la confesión y las cartas al fuego y siente que las almas de los escritores deben flotar entre la tierra y el mar para que sus voces sean inmortales. Finalmente, María Rosa se toca el vientre y sabe que está embarazada de una niña que continuará el legado de las mujeres valientes que la precedieron.

En este capítulo, Carolina Coronado escribe una carta a María Rosa Guzmán de Poey desde Lisboa en junio de 1895. Carolina se siente sola y perseguida por los muertos, viendo sus caras cada noche. Añora a sus amigos fallecidos y se siente olvidada. Describe el palacio de Mirta como inhóspito y frío, extrañando el sol y el calor de Badajoz. Carolina menciona que ya no escribe poesía, ya que quienes apreciaban sus versos han muerto y los vivos no recuerdan su nombre. Recuerda a su hijo Carlos y a su hija Carolina, quienes murieron y no quiso enterrar. Carolina relata el dolor y la locura que sufrió tras la muerte de su hija, y cómo la embalsamó y la encerró en un armario de un convento en Madrid. Describe la ruina económica de su marido y su posterior fallecimiento, y cómo ella lo embalsamó y lo dejó en un sarcófago en la capilla del palacio. Carolina menciona que solo le queda su hija Matilde, a quien no permite casarse y exige que se quede en el palacio. Se siente desvalida y languidece en el palacio, rodeada de jardines abandonados y salones invadidos por el polvo y la humedad. Carolina destaca la importancia de María Rosa y le pide que no desfallezca, ya que ella es la esperanza de la Hermandad. Termina la carta expresando su amor y pidiendo que no deje de escribirle.

Otros resúmenes de libros de Rosa Huertas