La sonrisa de los peces de piedra
Capítulos
- I. LOS MUERTOS NO COMEN PIPAS
- II. LA PAZ DE LOS SEPULCROS
- III. ¿SON ROMÁNTICOS LOS CEMENTERIOS?
- IV. LA JOVEN QUE DIBUJABA SOBRE LAS LÁPIDAS
- V. LA CHICA DE AYER
- VI. EL NICHO DE LA JOVEN MUERTA
- VII. ELOISE Y EL VINILO DE LA MOVIDA
- VIII. ¡QUÉ SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS!
- IX. EL MUNDO ES DE LOS VALIENTES
- X. LÁGRIMAS BAJO LA LLUVIA
- XI. LA SONRISA DE LOS PECES DE PIEDRA
- XII. LA HISTORIA DEL HUÉRFANO INMORTAL
- XIII. PALABRAS PARA JULIA
- XIV. CARPE DIEM
- XV. NADIE PUEDE PARAR
- XVI. EL MISMO BARRIO, DISTINTAS VOCES
- XVII. CANCIÓN PARA JULIA
- XVIII. ¿QUÉ ES UNA ANAGNÓRISIS?
- XIX. SOBRE UN VIDRIO MOJADO ESCRIBÍ TU NOMBRE
- XX. UNA LÍNEA HORIZONTAL
- XXI. VERDADES QUE DUELEN COMO ESPINAS
- XXII. MADRID ME MATA
- XXIII. BANDA SONORA FINAL
I. LOS MUERTOS NO COMEN PIPAS
En este capítulo, el protagonista narra cómo todo comenzó por unas cáscaras de pipas. Después de la muerte de su abuelo, su madre lo convence de acompañarla al cementerio. Al llegar, descubren que las flores y coronas que habían dejado en la tumba del abuelo se han secado, por lo que deciden limpiar y dejar todo en orden. Sin embargo, se encuentran con la tumba de Santiago Muñoz Gallardo, un hombre desconocido para el protagonista. La madre comienza a llorar y revela que Santiago fue alguien muy importante en su vida y que podría ser el padre del protagonista. El protagonista se sorprende y exige respuestas, pero su madre no puede hablar en ese momento. Más tarde, en casa, el protagonista descubre que su madre ha estado escuchando un disco de Nacha Pop con una dedicatoria a la "chica de ayer" de Santi y Manu. El protagonista confronta a su madre y le exige respuestas, pero ella no puede hablar en ese momento. El capítulo termina con el protagonista sintiendo miedo y temiendo perder el refugio íntimo que ha tenido con su madre.
II. LA PAZ DE LOS SEPULCROS
En este capítulo, el protagonista se encuentra obsesionado con la posibilidad de que Santiago Muñoz Gallardo sea su padre. Acompañado por sus amigos, caminan sin rumbo por el barrio y entran a una tienda donde Martín compra bolsas de pipas para todos. Mientras comen las pipas, el protagonista no puede dejar de pensar en la tumba rodeada de cáscaras de pipas y se pregunta quién sería capaz de comer pipas sobre una lápida. Decidido a obtener respuestas, planea escaparse de clase al día siguiente y visitar el cementerio. Al llegar, se adentra en el lugar y se sorprende con la cantidad de tumbas y mausoleos. A medida que explora, se da cuenta de que el cementerio es como una ciudad de muertos y se siente ajeno a la vida cotidiana. Escucha el sonido de una pala de sepulturero y el lamento de las palomas, lo que lo asusta y lo impulsa a salir rápidamente. Antes de irse, se acerca a la tumba de Santiago Muñoz y ve a una chica sentada sobre ella. La chica levanta la vista y el protagonista se queda impresionado por sus ojos azules. Intenta entablar una conversación, revelando que ha venido a visitar la tumba de su abuelo y mencionando que Santiago Muñoz Gallardo era el padre de la chica.
III. ¿SON ROMÁNTICOS LOS CEMENTERIOS?
En este capítulo, el protagonista se encuentra en un cementerio y se encuentra con una chica de ojos azules que podría ser su hermana. Ambos se sientan en una lápida y comienzan a conversar. La chica le cuenta que su padre falleció y que ella viene al cementerio todos los días para calmar su dolor. El protagonista le pregunta por qué come pipas y ella le explica que a su padre le gustaban mucho. También le muestra un paquete de tabaco y le cuenta que su padre no pudo dejar de fumar y eso fue lo que lo mató. La chica se pone triste y comienza a llorar, pero luego se calma. El protagonista le pregunta si fuma y ella le dice que su padre no quería que ella fumara, pero que ella lo hizo para fastidiarlo. La chica le explica que le gusta estar en el cementerio porque hay paz y silencio, y que es como una ciudad de muertos. El protagonista no entiende su punto de vista y la chica se enfada un poco. Luego, deciden dar un paseo por el cementerio y el protagonista se da cuenta de que se ha perdido una clase. Finalmente, se presentan y descubren que comparten el mismo nombre, Jaime.
IV. LA JOVEN QUE DIBUJABA SOBRE LAS LÁPIDAS
En este capítulo, el protagonista se encuentra en un cementerio junto a Ángela, quien le revela que su hermano se llama Jacobo, que también es una versión del nombre Santiago. Esta información sorprende al protagonista, ya que podría significar que también tiene un posible hermano. Ángela explica que los románticos del siglo XIX se sentían atraídos por los cementerios y las ruinas, ya que veían la vida como dolorosa y la muerte como una liberación. Continuando su recorrido por el cementerio, llegan a un mausoleo y un sarcófago impresionantes. Ángela menciona una frase que su padre solía decir: "si estás vivo nunca parezcas de piedra". El protagonista se interesa por lo que más decía el padre de Ángela y ella menciona que también decía que no había que ser de piedra como los peces, aunque no tenía una explicación para ello. Mientras caminan, el protagonista siente una curiosa sensación de paz y se da cuenta de que el cementerio parece diferente en compañía de Ángela. Ella confiesa que lleva muchos días refugiada allí y que no había hablado con nadie vivo hasta ese momento. Luego, hablan sobre sus aficiones artísticas y descubren que ambos tienen un punto loco de creatividad en común. El protagonista aprovecha para preguntarle cómo era su padre y Ángela lo describe como divertido, cariñoso, inteligente y valiente. Antes de que puedan seguir conversando, son interrumpidos por un guarda que les indica que deben salir del cementerio. El protagonista propone quedar otro día y Ángela acepta, pero luego sale corriendo sin esperar a su respuesta. El protagonista intenta seguirla, pero no logra alcanzarla.
V. LA CHICA DE AYER
En este capítulo, Julia decide revelarle a Jaime la verdad sobre su padre. Le explica que quería ser madre sin impedimentos y borrar cualquier rastro de su padre en su vida. Sin embargo, una noticia inesperada ha hecho que tenga que enfrentarse a la realidad. Julia recuerda los años de la movida madrileña, cuando conoció a Santiago. En aquellos tiempos de libertad, Julia vivía una vida despreocupada, saliendo todas las noches y refugiándose en la frivolidad. Hasta que un día, en un bar llamado La Vía Láctea, conoció a Santiago. Bailaron juntos y él la llevó a la plaza de Barceló, donde se sentaron y hablaron. Santiago le contó que trabajaba en una gestoría, pero su verdadera pasión era la fotografía. Julia confesó que le gustaba leer y cuidar de su padre. Sin embargo, su conversación se ve interrumpida por la llegada de otro chico que se presenta como amigo de Santiago.
VI. EL NICHO DE LA JOVEN MUERTA
En este capítulo, el protagonista regresa a casa enfadado y confundido después de perder de vista a la chica que cree que podría ser su hermana. Se lamenta de no haberle pedido su número de teléfono y se da cuenta de que tendrá que volver al cementerio para obtener más información sobre Santiago Muñoz y confirmar si su padre es también el padre de Ángela. A la mañana siguiente, su madre regresa a casa después de trabajar en urgencias y se sienta a desayunar con él. Durante la conversación, el protagonista menciona al abuelo y su madre se pone triste y empieza a llorar. Le dice que se siente sola y que no quiere acapararlo. El protagonista le recuerda que tienen una conversación pendiente sobre su padre y su madre le pide que espere unos días para poder aclarar sus ideas y contarle todo. Aunque el protagonista promete esperar, en realidad no puede esperar tanto y decide buscar respuestas en las palabras de Ángela. Al día siguiente, se escapa del colegio y va al cementerio, pero no encuentra a Ángela. Habla con un sepulturero que le dice que nunca ha visto a una chica allí. Después de pasear por el cementerio, el protagonista encuentra una lápida con el nombre de Ángela Muñoz y se da cuenta de que la chica que conoció murió a los diecisiete años. Esto lo deja confundido y asustado, y decide dejar de buscar respuestas en el cementerio.
VII. ELOISE Y EL VINILO DE LA MOVIDA
En este capítulo, el protagonista no puede dejar de pensar en el nicho con el nombre de Ángela y en las palabras del enterrador. Decide suspender su examen de Biología y se dedica a tocar el piano para distraerse. Luego, sale de su habitación y se encuentra con el cuaderno de su madre en el que encuentra una carta dirigida a él. A pesar de sentirse culpable, decide leerla y descubre que su madre le está revelando la verdad sobre quién es su padre. Se entera de que Santiago Muñoz podría ser su padre y se sorprende al descubrir que su madre vivió la movida madrileña. A pesar de tener muchas dudas, decide no preguntarle a su madre y espera a ver si ella sigue dejando más información en el cuaderno. Luego, decide salir de casa y su amigo Dani le propone ir a comprar un disco. Durante el paseo, descubre que Dani también está interesado en la música de la movida madrileña y se da cuenta de que tiene algo en común con su madre. Al regresar a casa, toca la canción "Eloise" en el piano como una forma de comunicarse con su madre y le hace saber que ha leído su carta.
VIII. ¡QUÉ SOLOS SE QUEDAN LOS MUERTOS!
En este capítulo, el protagonista siente la necesidad de volver a ver a Ángela, la chica que conoció en el cementerio. Aunque no sabe quién es realmente, está seguro de que no se trata del fantasma de una chica de diecisiete años con el mismo nombre. Decide ir al cementerio un sábado por la mañana para buscarla, sin contarle a su madre adónde va. Al llegar al cementerio, siente miedo de encontrarse con el enterrador y de no encontrar a Ángela. Sin embargo, al acercarse a la tumba de Santiago Muñoz, encuentra cáscaras de pipas y una piedra triangular que Ángela ha dejado allí. Debajo de la piedra, encuentra unas hojas escritas por Ángela en las que le cuenta que su madre descubrió que había estado yendo al cementerio y le prohibió volver. A pesar de esto, Ángela sigue yendo y espera que él también lo haga. Le habla de escritores románticos como José Cadalso y Gustavo Adolfo Bécquer, quienes trataban el tema de la muerte en sus obras. El protagonista se siente identificado con la soledad y la muerte que describen estos escritores. Ángela le agradece su compañía y espera volver a verlo. Al terminar de leer la carta, el protagonista guarda las hojas en el bolsillo y se va del cementerio.
IX. EL MUNDO ES DE LOS VALIENTES
En este capítulo, la narradora y su madre evitan hablar del tema que les obsesiona: Santiago Muñoz. Para distraerse, comienzan a comentar noticias de actualidad y temas triviales. Un día, la madre le pregunta a la narradora si la canción que estaba tocando era de Tino Casal, lo que lleva a una conversación sobre música y baile. La madre confiesa que solía bailar pero que dejó de hacerlo por falta de tiempo. La narradora le recomienda que salga más y la madre acepta, dejando en claro que ahora es el turno de la narradora de lavar los platos.
Después, la narradora encuentra una hoja suelta con un dibujo en el cuaderno de su madre, en el que reconoce la firma de Santiago Muñoz.
Luego, se presenta a Manuel, un amigo de Santiago, que se une al grupo formado por la narradora y Santiago. Manuel es divertido y proviene de una familia adinerada. Los tres amigos se admiran mutuamente y disfrutan de su compañía. La narradora confiesa que estaba enamorada de Santiago, pero él simulaba no darse cuenta debido a los sentimientos de Manuel hacia ella.
El capítulo continúa con una conversación sobre el intento de golpe de estado en España el 23 de febrero de 1981. La narradora cuenta dónde estaba y qué hizo ese día, mientras Santiago muestra su confianza en que el golpe no triunfaría. Luego, se revela que Santiago está afiliado a un sindicato y que se disfrazó de Tejero en carnaval. La narradora y Manuel comentan que Santiago ve las cosas de manera muy fácil. Santiago les dice que el mundo es de los valientes.
X. LÁGRIMAS BAJO LA LLUVIA
En este capítulo, el protagonista se encuentra distraído en clase debido a que está pensando en su madre y en Ángela. Intenta imaginarse a su madre cuando era joven y a los amigos de esta. Durante la clase, la profesora lo regaña por no prestar atención. Al terminar la clase, el protagonista recoge los papeles que Ángela le dejó en la tumba de su padre y lee unos versos de Bécquer. Siente tristeza al pensar en Ángela y decide ir a buscarla al cementerio bajo la lluvia. Cuando la encuentra, Ángela está llorando y tratando de dibujar un retrato borroso de alguien que se parece a él. Ángela le confiesa que está olvidando la cara de su padre y que le da miedo la tumba de otra Ángela Muñoz que está enterrada allí. El protagonista la consuela y la lleva a refugiarse en un bar. Allí, conversan sobre sus padres y el protagonista se ofrece a ayudar a Ángela a descubrir más sobre su padre. Ángela le confiesa que le gusta y el protagonista le pide su número de teléfono. Finalmente, salen del bar y la lluvia ha cesado.
XI. LA SONRISA DE LOS PECES DE PIEDRA
En este capítulo, el narrador nos cuenta sobre sus visitas a la sala El Sol en la calle Jardines, donde solían ir con sus amigos Santi y Manu. Cada uno tenía sus propias razones para ir, pero el narrador simplemente quería bailar y conocer a los grupos de moda. Manu era el que más disfrutaba de la música, tenía una voz estupenda y le gustaba tocar la guitarra y el piano. Santi, por su parte, llevaba siempre su cámara de fotos y tomaba apuntes para sus dibujos, admiraba a pintores como Ceesepe o El Hortelano. En una ocasión, Santi le señaló unos murales en La Vía Láctea y le contó que los habían pintado las Costus, una pareja de gays muy peculiar. En aquel ambiente de revolución creativa, cada uno se expresaba de manera distinta y el narrador simplemente contemplaba. Sin embargo, Santi intentaba sacar agua del pozo seco y le preguntó al narrador qué le gustaría hacer. Después de una noche de fiesta, el narrador y Santi se sentaron en la fuente de la Fama de la plaza de Barceló y el narrador expresó su deseo de tener un pez de verdad como los que estaban en la fuente. Santi le explicó que eran delfines mitológicos de piedra y le dijo que nunca pareciera de piedra, como esos peces. El narrador improvisó una historia sobre los peces y Santi quedó impresionado. Después de esa noche, el narrador buscó información sobre la fuente y descubrió que estaba en el recinto del Museo de Historia de Madrid. Decidió encontrarse con Ángela en el metro Pirámides y antes de eso, fue a ver la fuente de los peces.
XII. LA HISTORIA DEL HUÉRFANO INMORTAL
En este capítulo, Jaime se preocupa por la posibilidad de que Ángela no aparezca en su cita. Sin embargo, ella llega tarde y comienzan a conversar. Ángela le cuenta que tiene un examen de latín y Jaime le confiesa que no le gusta estudiar esa lengua muerta. Luego, hablan sobre la pérdida del padre de Ángela y Jaime le sugiere que recuerde los buenos momentos que pasó con él. Después, Ángela le cuenta una historia que su padre le contó sobre un niño abandonado en un hospicio que tenía el poder de evitar la muerte de los demás niños. El niño es adoptado por una familia rica, pero cuando se escapa, los demás miembros de la familia mueren. Ángela reflexiona sobre la importancia de vivir de verdad y Jaime le propone visitar juntos un museo. Ángela se despide rápidamente y Jaime se queda sorprendido. Sin embargo, recibe un mensaje de agradecimiento de Ángela y se va feliz.
XIII. PALABRAS PARA JULIA
En este capítulo, Julia narra cómo se conocieron ella, Santi y Manu. A pesar de sus diferentes orígenes sociales, se unieron por su amor por la música, la noche y la ciudad. Asistieron juntos a un concierto histórico en Madrid, donde bailaron, cantaron y se divirtieron. Después del concierto, deciden ir a la buhardilla de Santi para pasar la noche. Al despertar, Manu confiesa su atracción por Julia, pero ella está enamorada de Santi. Santi muestra a Julia un poema que le dedica, pero en realidad es de José Agustín Goytisolo. A pesar de esto, Julia guarda el poema como un tesoro. Julia también descubre un dibujo de la Plaza del Dos de Mayo con la firma de Santi. Julia se siente atraída por la historia de su madre y decide investigar más sobre Santi y la música de los años 80. Dani, su amigo, llega y Julia le cuenta todo lo que ha descubierto hasta ahora.
XIV. CARPE DIEM
En este capítulo, Jaime decide llamar a Ángela después de la conversación con Dani. Aunque está nervioso, le propone encontrarse y le dice que ha descubierto algo interesante sobre su padre. Ángela acepta y quedan en la salida del metro de Gran Vía al día siguiente. Jaime se preocupa de que Ángela no aparezca y se cuestiona si está haciendo lo correcto al interesarse por ella, ya que podrían ser hermanos. Esa noche, Jaime reflexiona sobre su relación con su madre y cómo está encontrando nuevas motivaciones fuera de su hogar. Al día siguiente, Jaime espera a Ángela en la Gran Vía y se da cuenta de que fue un error elegir un lugar tan concurrido. Finalmente, Ángela llega y se dirigen al Museo de Madrid, donde Jaime le muestra la fuente de los peces de piedra. Sin embargo, descubren que el jardín está cerrado y no pueden acercarse a la fuente. A pesar de esto, Jaime le cuenta a Ángela la historia de los peces y ella comienza a dibujarlos. Jaime sugiere que debería escribir las historias que inventa y siente que está conectando con su madre y el pasado.
XV. NADIE PUEDE PARAR
En este capítulo, el narrador describe la situación en España durante ese tiempo, marcada por una crisis económica y el terrorismo de ETA. A pesar de esto, el narrador y sus amigos encuentran refugio en actividades culturales como visitar el Rastro, donde compran fanzines y se encuentran con conocidos. También asisten a exposiciones en el Círculo de Bellas Artes y a proyecciones de películas clásicas en la filmoteca. Durante una fiesta, el narrador evita consumir drogas mientras sus amigos lo hacen. Después de la fiesta, el narrador cuenta un cuento a sus amigos y se toman fotos juntos. El narrador reflexiona sobre la importancia de Santi en su vida y cómo lo ayudó a creer en sí mismo. Luego, el narrador se encuentra con Ángela y le muestra poemas de los poetas románticos y el poema "Palabras para Julia" de José Agustín Goytisolo. Ángela revela que su padre era fotógrafo y le muestra unas fotos que él tomó antes de morir. El narrador sugiere que las fotos podrían ser una forma en la que su padre quería contarle algo a Ángela. Ángela le pide al narrador que la ayude a descubrir el significado de las fotos y él acepta. Ambos se dan cuenta de que están cada vez más involucrados en esta búsqueda y el narrador se preocupa por las consecuencias que esto podría tener en su relación con su madre y Ángela.
XVI. EL MISMO BARRIO, DISTINTAS VOCES
En este capítulo, el narrador nos cuenta cómo él, Santi y Manu solían salir juntos por los lugares de Malasaña. Siempre encontraban a su gente en los bares del barrio, donde bailaban, conversaban e imaginaban planes descabellados. Una noche, en La Vía Láctea, aparece La Paca, un travesti que soltaba piropos a los hombres de forma grosera. A Manu le gustaba especialmente y siempre le dedicaba palabras encendidas. La Paca también se dirigía a la narradora, llamándola "sosa" y preguntándole por qué no se acostaba con Manu. Supone que Santi y Manu ligaban con algunas chicas, pero nunca se lo contaron. Una noche, Santi se acerca a una pareja en el Penta y habla con ellos durante mucho tiempo. La narradora siente celos y teme que sea su nueva novia. Sin embargo, Santi presenta a la pareja como Alberto García-Alix y Ouka Leele, dos fotógrafos importantes que han elogiado las fotos y dibujos de Santi. Santi expresa su deseo de dedicarse a la fotografía de manera profesional, lo que hace que la narradora se dé cuenta de que su pasión es más fuerte que su amistad. Después, el narrador se encuentra con Ángela en la fuente de los peces y ella le muestra unas fotos que encontró en el ordenador de su padre. Algunas de las fotos coinciden con los dibujos de la narradora y representan lugares de la movida madrileña. El narrador sugiere que su padre vivía en Malasaña y visitaban los mismos bares. Juntos, visitan la Plaza del Dos de Mayo y los bares La Vía Láctea y el Pentagrama. Descubren que estos lugares son los escenarios de la historia entre el padre de Ángela y la madre del narrador. Terminan el día paseando por Malasaña y la narradora se despide de Ángela en la estación de metro. Antes de que se vaya, Ángela le agradece al narrador por ser un amigo como nunca había tenido.
XVII. CANCIÓN PARA JULIA
En este capítulo, la narradora recuerda la primavera de 1981 cuando conoció a Santi y Manu y asistió a un concierto de Nacha Pop en la sala Rock-Ola. Durante el concierto, el grupo proyectó un vídeo en el que ellos mismos aparecían tocando, lo que causó una gran emoción en el público. Manu le revela a la narradora que está formando un grupo y que pronto tocarán en la sala El Sol. En los meses siguientes, Manu habla constantemente del grupo y de las canciones que están componiendo, pero no permite que la narradora asista a los ensayos. Finalmente, Los Huecos, el grupo de Manu, debuta en la sala El Sol con un concierto en el que tocan canciones de moda y algunas originales. La narradora se siente orgullosa de su amigo y se emociona cuando Manu le dedica una canción llamada "Canción para Julia". Después del concierto, la narradora y sus amigos celebran toda la noche y ella acaba durmiendo en otro lugar que no es su casa debido a su estado de embriaguez. Al día siguiente, la narradora decide contarle todo a su amigo Dani y juntos van a buscar la antigua sala Rock-Ola, pero descubren que ahora es un negocio de alquiler de trasteros. A pesar de no encontrar la canción en Internet, deciden componer la música para la letra inventada por Manu. La narradora graba la canción cambiando el nombre de Julia por Ángela, pensando en ella.
XVIII. ¿QUÉ ES UNA ANAGNÓRISIS?
En este capítulo, Julia narra la noche del debut de Manu en la sala El Sol, donde fueron expulsados después de la actuación. A pesar de esto, decidieron continuar la fiesta en casa de Manu. A la mañana siguiente, Julia se despierta junto a Manu y Santi, y este último le menciona la canción que Manu le dedicó. Julia se enfada y le pregunta a Santi si no serían una buena pareja, a lo que él responde que él no es bueno para nadie y que siempre será un espíritu libre. Manu se despierta y Santi le cuenta que le ha dicho a Julia que harían una buena pareja. Después, Julia habla con la madre de Manu, quien piensa que ella y Santi son una buena influencia para su hijo. Manu se muestra ocupado con el grupo y cuenta a Julia y Santi sobre los problemas que tienen con los demás miembros. A pesar de esto, Manu sigue siendo cariñoso con Julia. Durante este tiempo, Julia pasa mucho tiempo con Santi y se siente cada vez más cercana a él. Santi le cuenta a Julia que está preocupado por Manu, ya que sospecha que está consumiendo drogas. Julia le recuerda a Santi que ella también ha estado en situaciones similares. Más tarde, Julia y Santi visitan lugares relacionados con las fotos de Santiago Muñoz y Julia le cuenta a Santi que su madre sabe de su existencia. También le menciona que su madre le ha hablado de los dibujos que Santiago hizo en su juventud, pero que desaparecieron. Julia expresa su deseo de encontrar esos dibujos, ya que la pintura es lo que más la acerca a su padre. Finalmente, Julia y Santi hablan sobre la anagnórisis, un término griego que describe la revelación de algo desconocido, y cómo ambos están descubriendo a sus padres.
XIX. SOBRE UN VIDRIO MOJADO ESCRIBÍ TU NOMBRE
En este capítulo, Santi convoca a Manu y al narrador a la buhardilla para contarles algo importante. Santi les anuncia que ha dejado su trabajo en la gestoría y se va a Londres en busca de nuevas oportunidades. Manu y el narrador se sorprenden y se muestran preocupados por su decisión. Santi les explica que quiere dedicarse a lo que realmente le gusta y que no quiere quedarse estancado en Madrid. Manu se enfada y discute con Santi, mientras que el narrador se siente triste y le pide que no los deje. Santi les dice que cada uno debe vivir su propia vida y que es el momento de dar este paso. Manu se marcha enfadado y el narrador se queda en silencio, sin poder intervenir. Santi le aconseja al narrador que siga estudiando y que cuide de Manu, ya que él es menos fuerte. Después de la partida de Santi, el narrador se siente triste y pasa mucho tiempo escuchando música y recordando los momentos felices con sus amigos. Decide estudiar enfermería y se siente a gusto en sus clases. Las cartas de Santi y las respuestas conjuntas con Manu van disminuyendo hasta que dejan de escribirse. El narrador se acostumbra a la incertidumbre sobre su relación con Ángela y sigue leyendo los capítulos que su madre le envía. Un día, Ángela le muestra un dibujo de su padre y una foto de su madre en la fuente de los peces. El narrador reconoce a su madre en la foto y se emociona al pensar que su padre no la ha olvidado. Ángela le cuenta que ha encontrado la foto en el estudio de su padre y que su madre no sabe quién es la chica de la foto. El narrador le muestra una canción que ha compuesto para ella y se da cuenta de que sus sentimientos hacia Ángela van más allá de una relación de hermanos. Cuando intenta besarla, se asusta y huye.
XX. UNA LÍNEA HORIZONTAL
En este capítulo, el protagonista corre desesperado hasta llegar a su casa, lleno de rabia y frustración. Se pregunta cómo arreglar las cosas y si ha perdido a Ángela para siempre. Decide hablar con su madre para obtener respuestas sobre la historia entre ella y Santiago Muñoz. Al llegar a casa, descubre que su madre no está y se da cuenta de que se ha quedado escribiendo. El protagonista se lanza sobre el cuaderno de su madre en busca de respuestas y descubre que ha llevado una vida nueva, alejada de Santi y Manu. Después de muchos años, se reencuentra con Santi en su casa y pasan el día juntos, recordando el pasado y visitando lugares del barrio. Sin embargo, se dan cuenta de que su tiempo ha pasado y que las cosas han cambiado. Santi le cuenta que Manu ha pasado por momentos difíciles y que su madre ha fallecido. Santi le entrega unos dibujos antiguos como agradecimiento por haber estado a su lado en el pasado. El protagonista le confiesa a Santi su deseo de ser madre y le pide que sea el padre de su hijo. Después de esto, el protagonista recibe una llamada de Ángela, quien le reprocha por haberle ocultado la verdad sobre su relación con Santi. El protagonista se enfrenta a su madre y le exige respuestas. Su madre le confiesa que Santi era su padre y que nunca lo supo. El protagonista le cuenta a su madre sobre su relación con Ángela y su intención de revelarle la verdad. Su madre le pide que no lo haga, pero el protagonista decide ir a buscar a Ángela para contarle todo. El capítulo termina con el protagonista saliendo de casa y dirigiéndose a la casa de Ángela para enfrentar la verdad.
XXI. VERDADES QUE DUELEN COMO ESPINAS
En este capítulo, el protagonista intenta comunicarse con Ángela, pero ella no responde a sus llamadas ni mensajes. Decide esperarla afuera de su casa y se sienta en un banco cercano. Durante ese tiempo, repasa las palabras que le dirá cuando la vea. Finalmente, Ángela sale acompañada de su hermano Jacobo y su perro. El protagonista se acerca a ellos y le pide hablar a solas con Ángela. Jacobo se retira al parque con el perro. El protagonista intenta explicarle a Ángela sobre la foto de su madre, pero ella ya lo sabe y le muestra otra foto de la misma mujer con un hombre que se parece mucho al protagonista. El protagonista se sorprende y le pregunta cómo lo sabe, pero Ángela no le da una respuesta clara. Luego, el protagonista comprende que está experimentando una anagnórisis, una revelación impactante. Le pide a Ángela que le muestre la foto y ella le dice que no la tiene en ese momento. El protagonista agradece y corre hacia el metro para llegar a casa rápidamente. Al llegar, encuentra a su madre en la cocina y le pide que le cuente la verdad sobre su padre. Su madre le pide perdón y le dice que espera que sea lo suficientemente maduro para entenderla. El protagonista le asegura que ya no es un niño y siente que ha crecido a través de las confidencias de su madre y las experiencias con Ángela y su padre. Su madre le entrega un cuaderno en el que ha escrito el final real de su confesión y le pide que se lo lea. Antes de comenzar, le entrega un dibujo de Santiago Muñoz, la fuente de los peces de piedra. El protagonista se prepara para escuchar una revelación dolorosa junto a su madre.
XXII. MADRID ME MATA
En este capítulo, Julia y Santi tienen una conversación en la que él le confiesa que no puede ser el padre de su hijo debido a que tiene una pareja estable. Julia comprende que ha perdido a Santi para siempre y se despiden tristemente. Al día siguiente, Julia se encuentra con Manu en el Café Comercial, quien ha cambiado mucho debido a su adicción a las drogas. Manu le cuenta que ha pasado por momentos difíciles y que ha superado sus problemas. Julia se da cuenta de que Manu siempre la ha querido y decide pasar la noche con él. Sin embargo, al día siguiente, Julia desaparece sin dejar rastro y no contesta las llamadas de Manu. Más tarde, Julia descubre que está embarazada y se entera de la muerte de Manu por una sobredosis. Julia se siente culpable por no haber estado allí para él. Años después, Julia se encuentra con Santi en una manifestación y descubre que él ha formado una familia. Julia decide contarle la verdad a su hijo sobre su padre biológico y le entrega una cinta de casete con una canción que Manu le compuso. Julia y su hijo lloran juntos por la pérdida de Manu y Julia se da cuenta de que su hijo se parece más a Manu que a Santi. Finalmente, Julia le muestra a su hijo una foto de ella y Manu que Ángela tenía y se da cuenta de que su hijo es igual a su padre biológico. Julia lamenta no haber conocido a Manu mejor y se da cuenta de que no hay nadie más que pueda hablarle de él.
XXIII. BANDA SONORA FINAL
En este capítulo, el narrador y su madre visitan el cementerio donde están enterrados sus familiares. Primero van a la tumba de su abuela y la limpian, colocando flores. Luego se acercan a la tumba del abuelo, donde encuentran a Ángela sentada. La madre del narrador se va a visitar la tumba de su padre, dejando a los dos jóvenes solos. El narrador le cuenta a Ángela la verdad sobre su padre y cómo pensaba que eran hermanos. Ángela se enfada y le pide que se vaya, pero luego le perdona cuando el narrador le muestra unos dibujos que su padre hizo y le cuenta más detalles sobre su vida. Deciden ir juntos a la fuente de los peces de piedra y se toman de la mano mientras salen del cementerio.
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