La bestia

55 minutos

Primera parte

1 Madrid, 23 de junio de 1834

En este capítulo, se describe un barrio pobre y olvidado en Madrid llamado Cerrillo del Rastro, que se inunda cada vez que llueve. En medio de la lluvia, Donoso encuentra a un perro famélico jugando con la cabeza de una niña. Junto al cadáver, una anciana repite obsesivamente que "La Bestia" vendrá a matar a todos. Donoso intenta calmarla, pero la anciana insiste en que la Bestia está presente. Diego Ruiz, un periodista, llega al lugar y se encuentra con el cuerpo desmembrado de la niña. Los vecinos especulan sobre la identidad de la Bestia y algunos creen que es un animal quimérico. Mientras tanto, los niños del barrio buscan el brazo que falta del cadáver como si fuera un juego. Un carro llega para llevar el cuerpo y Donoso carga el torso de la niña. La lluvia finalmente cesa, revelando el horror de la escena.

2

En este capítulo, Lucía se refugia de la lluvia bajo el toldo de un almacén de vino embotellado. Mientras fantasea con ser una niña aventurera, es interrumpida por la mirada lasciva del dueño del almacén. Lucía le devuelve la mirada con desprecio y se siente aliviada cuando el hombre aparta la mirada. Desde su escondite, Lucía observa un edificio en el que vive un anciano y un joven, a quienes ha visto enfermos de cólera. Decide entrar a la casa y robar objetos de valor para ayudar a su madre, quien también está enferma. Encuentra algunos objetos valiosos, pero también descubre los cadáveres de los dos hombres. Mientras registra la habitación del religioso, es descubierta por un hombre enorme y de aspecto amenazador. Lucía logra golpearlo y escapar, siendo perseguida por el hombre. Un chico llamado Eloy la ayuda a esconderse en un convento y le da un reloj para que lo devuelva al día siguiente. Lucía escapa por la Carrera de San Jerónimo con la bolsa de objetos robados y el reloj en su poder.

3

En este capítulo, el cuerpo de Berta es transportado en un carro tirado por una mula hacia el Hospital General. Los vecinos del Cerrillo se apartan a su paso, algunos lloran y otros claman venganza. Donoso propone irse, pero Diego decide quedarse para hablar con alguien que haya conocido a la niña. Donoso se marcha y Diego se acerca a un niño que asegura haber visto a la Bestia. El niño describe a la Bestia como un ser enorme con ojos rojos y piel de lagarto o pelo de oso. Diego se da cuenta de que los testimonios sobre la Bestia son contradictorios, pero se pregunta por qué elige a niñas indefensas como víctimas. Luego, Diego se encuentra con hombres que planean una batida y le hablan de Genaro, el padre de Berta, quien también ha desaparecido. Diego decide ir al hospital, donde encuentra al doctor Albán, quien le muestra una insignia en forma de aspa que estaba clavada en la boca de Berta. Diego se sorprende y Albán le revela que ha habido más asesinatos de niñas en un estado similar. Albán examina los restos de Berta y encuentra una laceración en la muñeca, lo que indica que estuvo atada. Diego le pide a Albán que haga un examen más exhaustivo de las heridas para obtener más pistas sobre el asesino.

4

En este capítulo, se describe el barrio de las Peñuelas, donde viven Lucía, su hermana Clara y su madre Cándida. El barrio es extremadamente pobre y carece de servicios básicos como agua corriente y calles pavimentadas. Cándida se ha enfermado debido a las condiciones insalubres en las que viven y Lucía busca desesperadamente ayuda para su madre.

La señora de Villafranca, una mujer de la Junta de Beneficencia, visita a Cándida y le ofrece agua de nieve y vinagre para aliviar su fiebre. También promete traer polvos de aristoloquia, un remedio para el cólera. Lucía, desesperada por conseguir dinero para alimentar a su familia, le muestra a la señora de Villafranca un anillo de oro que ha encontrado y le ofrece pagarlo. Sin embargo, la señora de Villafranca le advierte que el barrio será demolido y que deben abandonar su casa.

Mientras tanto, el barrio es invadido por soldados de la Milicia Urbana, quienes comienzan a incendiar las casas. Lucía y Clara logran escapar con su madre y se refugian en una cueva cercana. Lucía busca hojas y ramas para hacer una cama para su madre, mientras Clara se lastima el pie con una astilla. A pesar de la difícil situación, Lucía intenta tranquilizar a Clara y le da un anillo de oro como amuleto de protección.

El capítulo termina con Lucía observando el humo de las casas incendiadas en las Peñuelas, mientras su vida se desmorona.

5

En este capítulo, se describe la estructura del periódico El Eco del Comercio, que consta de cuatro páginas con diferentes secciones. El protagonista, Diego Ruiz, escribe crónicas para el periódico, pero sus historias no tienen mucho impacto. En una conversación con su director, Augusto Morentín, se entera de la muerte del padre Ignacio García a causa del cólera y de un robo en su casa. Diego propone escribir sobre este tema, pero Morentín prefiere que se enfoque en otros asuntos, ya que no quiere alarmar a los lectores. Diego insiste en la importancia de informar sobre los crímenes de la Bestia, pero Morentín se niega a publicar ese tipo de noticias. A pesar de su desacuerdo, Diego decide seguir investigando el caso de la Bestia para encontrar pruebas contundentes. Luego, visita un lugar llamado el Corral de la Sangre, donde se produce guano a partir de la sangre de animales sacrificados. Allí, descubre que un comprador de guano llamado Genaro solía venderlo en los conventos de Madrid. Sin embargo, Genaro ha fallecido a causa del cólera.

6

En este capítulo, la ciudad de Madrid se encuentra completamente cerrada debido a la propagación del cólera. Lucía, con la ayuda de un antiguo vecino, logra entrar a la ciudad a través de un túnel oculto cerca de la Puerta de Toledo. Una vez dentro, busca un lugar para lavarse antes de encontrarse con Eloy en la plazuela de la Leña. En su camino, Lucía se encuentra con una carrerista que le ofrece ayuda y consejos sobre cómo sobrevivir en la ciudad. Finalmente, Lucía se encuentra con Eloy y juntos van a vender los objetos robados en una tienda llamada el Manco. Después de vender los objetos, Lucía regresa a su antigua casa en las Peñuelas, que ahora está en ruinas. Compra comida para su madre y su hermana y regresa a su cueva. A pesar de la muerte inminente de su madre, Lucía intenta reconfortar a su hermana con historias sobre el alma y la transformación en un pájaro. Sin embargo, Lucía se preocupa por cómo sobrevivirán en el futuro, ya que los quince reales que tenía se gastaron en el entierro de su madre.

7

En este capítulo, se habla sobre la historia de la fantasmagoría, que en sus inicios consistía en contactar con los muertos, pero luego se convirtió en un espectáculo de terror utilizando linternas mágicas y sombras chinescas. Estos espectáculos se hicieron populares en Madrid durante la época de los franceses, pero luego cayeron en desuso debido a la oscuridad requerida y al recelo de la Iglesia. Sin embargo, con el desmantelamiento del Tribunal de la Inquisición, han vuelto a representarse con éxito en la calle del Caballero de Gracia. En el Teatro de la Fantasmagoría, hay un perro que responde a preguntas sencillas moviendo la cabeza o la cola. Además, se menciona la presencia de Ana Castelar, esposa de un ministro, quien es objeto de interés por parte de Diego Ruiz. A pesar de las advertencias de su amigo Donoso, Diego se acerca a Ana y le propone una entrevista. Por otro lado, Diego y Donoso discuten sobre la Bestia y la posibilidad de investigar el caso de las niñas asesinadas. Diego decide entrar al lazareto de Valverde para hablar con el padre de Berta, y Donoso le consigue el carné de un médico forense fallecido para que pueda ingresar.

8

En este capítulo, Lucía observa el duro trabajo de las mujeres que lavan la ropa en el río Manzanares. A pesar de las condiciones difíciles y mal pagadas, Lucía no quiere seguir los pasos de su madre en ese trabajo. Después de la muerte de su madre, Lucía busca trabajo como carterista y se encuentra con Eloy, quien la lleva a presenciar sus habilidades para robar carteras. Sin embargo, Eloy le dice que el líder de los carteristas no acepta mujeres. Después de un intento fallido de encontrar trabajo, Eloy muestra a Lucía la taberna Traganiños, donde se encuentra con un hombre que enseña a jóvenes a robar carteras. Sin embargo, el hombre se niega a enseñar a Lucía y le sugiere que se convierta en prostituta. Mientras caminan por las calles de Madrid, Lucía y Eloy se encuentran con el gigante, un hombre peligroso que los persigue. Eloy salva a Lucía y le dice que corra. Después de escapar, Lucía decide que necesita dinero para cuidar de su hermana Clara y decide trabajar en el burdel de la Leona. Conoce a Juana, una niña que trabaja en el burdel, y juegan juntas mientras esperan a que las mujeres se despierten.

9

En este capítulo, Diego se dirige al lazareto del convento de Nuestra Señora de Valverde, donde se encuentran los enfermos de cólera. Antes de llegar, se encuentra con un grupo de enfermos que son escoltados por soldados. Uno de los enfermos grita que los llevan a matar. Diego se da cuenta de que nadie quiere ayudar a los enfermos y que su destino en el lazareto es incierto. Finalmente, logra entrar al lazareto y busca a Genaro, el padre de Berta. Encuentra a Genaro en el antiguo refectorio, donde hay varios enfermos moribundos. Genaro está enfermo pero vivo, y se alegra al saber que su hija Berta está bien. Diego decide no contarle la verdad sobre la muerte de Berta y se ofrece a traerle una frasca de vino. Después de despedirse de Genaro, Diego se encuentra con Ana Castelar, quien también está en el lazareto colaborando con la Junta de Beneficencia. Ana le propone a Diego que finja ser su médico para poder pasar tiempo juntos. Diego duda, pero finalmente acepta.

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En este capítulo, Lucía llega a la casa de la Leona en busca de trabajo. Delfina, la madre de Juana, la lleva a la cocina y le advierte sobre las dificultades de la vida que lleva. Lucía se sorprende por la limpieza y el equipamiento de la cocina, especialmente una fuente llena de comida que despierta su envidia. Luego, Mauricio, un tullido que trabaja ocasionalmente en la casa, entra y le hace comentarios lascivos a Lucía. Delfina regresa y le dice a Lucía que Josefa la espera en el salón verde. En el salón, Josefa le hace preguntas a Lucía y la obliga a desnudarse para evaluarla. Después de esto, Josefa decide contratar a Lucía y le da ropa limpia y dinero para comer. Josefa advierte a Lucía que si decide trabajar para ella, no quiere escuchar lamentos ni ver lágrimas.

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En este capítulo, Diego se enfrenta a la realidad de la epidemia de cólera y la difícil situación de los más desfavorecidos. Su obsesión por la Bestia y la búsqueda de prestigio en las tertulias de los cafetines pasa a un segundo plano. Ahora su cruzada es demostrarle a la gente olvidada que alguien lucha por ellos, al igual que Ana Castelar, quien arriesga su vida al lado de los enfermos. Ana atiende a los pacientes terminales y luego empuja a Diego a ocuparse de casos más críticos. Diego comienza a notar que su fascinación por Ana es diferente a la atracción que ha sentido por otras mujeres. Mientras acompaña a Ana en la atención a los enfermos, Diego presencia cómo ella realiza una sangría en un niño llamado Timoteo. Aunque temeroso, Diego realiza la incisión bajo la guía de Ana y logra detener la hemorragia. Después de este episodio, Diego y Ana conversan en el claustro del convento y acuerdan encontrarse en la casa de Ana la próxima semana. Ana elogia a Diego por quedarse al lado de las personas que ya no tienen nada y le dice que eso es lo que más necesitan. Diego siente que Ana lo está invitando a conocer su verdadera personalidad. Al final del capítulo, mientras Diego regresa a casa, se da cuenta de que Ana tiene el poder de hacerlo un hombre mejor.

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En este capítulo, Lucía regresa a su barrio, Peñuelas, después de haber estado en el burdel donde le dieron ropa nueva. Sin embargo, siente que algo ha cambiado y que todo parece más sórdido de lo habitual. Lucía encargó a Clara que comprara comida, pero no sabe si cumplió con su tarea. Mientras camina hacia la cueva, Lucía pasa por un lugar miserable donde viven cerdos entre montañas de basura. Luego llega a la Casa del Tío Rilo, un lugar sucio donde viven unas trescientas personas hacinadas en una sola sala. Lucía comienza a sospechar que algo anda mal cuando una mujer aparta la mirada al verla y unos chicos la observan descaradamente. Siente que el aire se vuelve más espeso y le cuesta respirar. Al llegar a la cueva, Lucía encuentra un cuenco mugriento y comienza a buscar a Clara. Después de llamarla varias veces, Lucía finalmente encuentra a Clara llorando. Clara le cuenta que fue a comprar la comida, pero alguien la siguió y la golpeó para robarle el amuleto que Lucía le dio. A pesar del enfado de Clara, Lucía intenta entender lo sucedido y le pregunta por los detalles. Clara le cuenta que varios hombres la golpearon y le exigieron el amuleto, pero ella logró esconderlo. Lucía encuentra el anillo enterrado en las cenizas del fuego y se lo pone a Clara para demostrarle que aún tiene poder. Deciden abandonar la cueva y dirigirse a una vieja fábrica de cerillas en Madrid para esconderse. Lucía guía a Clara a través de las alcantarillas para llegar allí.

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En este capítulo, se describe la vida de las niñas que son prisioneras de la Bestia. Aunque no saben su nombre, le llaman así debido a su apariencia y a los rumores que circulan sobre él. La Bestia es un gigante que viste de negro, tiene la cara quemada y se golpea a sí mismo con un látigo hasta sangrar. Cada tarde, elige a una niña para que le cure las heridas. Las demás niñas observan este ritual en silencio.

Cristina intenta escapar, pero la Bestia la alcanza y la mata golpeándola contra un escalón. Al día siguiente, su celda es ocupada por una nueva niña llamada Berta. De vez en cuando, la Bestia saca a una niña de su celda y no vuelven a verla nunca más. Algunas creen que las suelta, mientras que otras piensan que las mata.

Las niñas viven en ocho celdas dispuestas en forma de octógono, con la Bestia en el centro. Pasan el día solas, entre pesadillas, llantos y juegos. La Bestia las visita todas las tardes, les lleva comida y agua, y se golpea a sí mismo antes de elegir a una niña para que le lave las heridas. Después de que la Bestia se marcha, las niñas conversan entre ellas.

Fátima, la niña que lleva más tiempo allí, se pregunta por qué nunca es elegida por la Bestia. Aunque al principio pensaba que tenía suerte, ahora empieza a creer que esta espera es una especie de condena. Le gustaría que la Bestia se fijara en ella y la sacara de allí, pero también teme por el destino de las niñas elegidas anteriormente.

Las niñas desconocen qué sucede una vez que la Bestia saca a las niñas fuera de la mazmorra. Fátima dedica su tiempo a pensar en qué la hace diferente de las demás y por qué siempre es la niña descartada.

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En este capítulo, Diego y Donoso llegan al parador de Santa Casilda en busca de los Cabreros. A pesar de la mala fama del lugar, Diego no parece preocupado. Encuentran la casa encalada donde viven los Cabreros y hablan con una anciana que les cuenta que Berta, la niña desaparecida, cantaba con ellos. La anciana menciona que la Bestia fue quien mató a Berta. Diego y Donoso se dirigen a la casa de los curas en la Carrera de San Jerónimo, donde encuentran a un hombre que les informa que los curas murieron recientemente a causa del cólera. Deciden entrar en la casa y encuentran libros y un frasco de sangre. Diego se plantea la posibilidad de analizar la sangre para obtener pruebas, pero decide dejarlo para otro momento. Piensa en seguir investigando la insignia que encontraron en la campanilla de Berta. El capítulo termina con Diego recordando que tiene una cita importante al día siguiente.

15

En este capítulo, Lucía se encuentra en la habitación de la Leona, vistiendo una ropa que no le gusta pero que ha sido elegida por la madama. Mientras el tullido la dibuja, Lucía se imagina el dinero que ganará en la subasta de su virginidad y cómo lo utilizará para mejorar la vida de su hermana Clara. Llega el momento de la subasta y Lucía se pasea entre los hombres interesados en ella, sintiéndose poderosa y segura de sí misma. Finalmente, dos hombres continúan en la puja y el Sepulturero es quien ofrece la mayor cantidad de dinero por llevarse a Lucía a la habitación chinesca. Antes de entrar, Delfina le asegura que el cliente es un hombre habitual y no hablan mal de él. En la habitación, Lucía se encuentra con un hombre enfermo y desagradable, pero cumple con su deber. Al salir, la Leona le da la mitad del dinero que se obtuvo en la subasta y Lucía se siente estafada, pero también agradecida por tener más dinero del que nunca ha tenido. Luego, se muestra la situación de una familia pobre que se ha instalado en el mismo lugar donde están Clara y Lucía. El capítulo termina con Lucía recordando todo lo que ha sucedido en el día y prometiéndose a sí misma que conseguirá el dinero suficiente para escapar de Madrid.

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En este capítulo, Diego llega al palacete del duque de Altollano, donde Ana Castelar vive. Queda impresionado por la belleza del edificio y el jardín cuidado que lo rodea. Ana lo recibe y le ofrece champán mientras esperan a que ella termine unos asuntos. Finalmente, se reúnen y tienen una cena íntima en la que conversan sobre la situación de la ciudad y la necesidad de luchar por un cambio. Después de la cena, Ana invita a Diego a su alcoba y pasan la noche juntos. Al despertar, Ana parece preocupada y le pide a Diego que se vaya discretamente. Sin embargo, antes de que se vaya, Ana se acerca a él y le confiesa que tiene miedo de lo que siente por él. A pesar de las dudas, deciden seguir adelante con su relación y se despiden con un beso.

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En este capítulo, se nos presenta a Josefa la Leona, una mujer que huyó de su infancia de miseria y abuso para llegar a Madrid. Tras trabajar en un burdel, heredó el negocio de Sabrina, la anterior dueña. Aunque ya no trabaja, conserva a un cliente, Julio Gamoneda, con quien tiene una relación estable desde hace quince años. Sin embargo, en este momento está más preocupada por la nueva chica, Lucía. Josefa quiere que Lucía se adapte poco a poco a la vida del burdel y no quiera abandonarla. Por otro lado, Delfina, una de las trabajadoras, está preocupada porque su hija Juana ha desaparecido. Delfina busca desesperadamente a su hija y se encuentra con Clara, la hermana de Lucía, quien también está preocupada por su hermana. Clara decide vender un anillo de oro para conseguir dinero y ayudar a Lucía, pero es estafada por el comprador. Sin embargo, la señora de Villafranca interviene y promete conseguir más dinero por el anillo. Ambas mujeres no se dan cuenta de que están siendo seguidas por uno de los hombres del comprador.

18

En este capítulo, Diego reflexiona sobre los sueños que ha tenido que postergar durante los seis años que lleva en Madrid. A pesar de no haber alcanzado el éxito como periodista ni haber logrado estrenar una obra de teatro, se siente inusualmente feliz desde que conoció a Ana Castelar. Incluso el rechazo de Morentín a publicar una crónica sobre la Bestia no logra afectar su ánimo. Aunque no ha tenido éxito en sus investigaciones sobre el caso, Diego sigue interesado en descubrir la verdad. De regreso a casa, su casera, Basilia, le reclama el pago de tres meses de alquiler. A pesar de las amenazas constantes de Basilia, Diego no quiere abandonar su modesta vivienda. Sin embargo, su tranquilidad se ve interrumpida cuando una mujer llamada Grisi llega a su casa y le muestra un recorte de periódico sobre un artículo que él escribió sobre la Bestia. Grisi le cuenta que su hija fue asesinada por la Bestia en París y le pide ayuda para atrapar al asesino. Diego decide llevar a Grisi a la redacción del periódico para contar su historia al director y lograr que se haga justicia.

19

En este capítulo, se describe cómo Marcial disfruta observando a las niñas en secreto, estudiando su comportamiento y escuchando sus conversaciones en la mazmorra. A Marcial le gusta especialmente el jardín de las dalias, cuyo aroma dulce contrasta con el hedor de las celdas. Juana, una nueva niña en la mazmorra, ha perdido su desparpajo y está aterrorizada. Las demás niñas intentan animarla con fantasías, pero Fátima les advierte que estas celdas son su única realidad. Marcial también observa cómo las niñas forman alianzas y grupos en la mazmorra. Marcial lucha contra sus impulsos sexuales hacia las niñas y se flagela para controlar su deseo enfermo. Marcial también está obsesionado con atrapar a la ladrona del anillo y se entera de que la niña vive en una fábrica de cerillas abandonada. Marcial decide visitar la fábrica para encontrar tanto el anillo como una chaqueta robada.

20

En este capítulo, se habla sobre el cólera y las diferentes teorías que existen sobre cómo se transmite esta enfermedad. Algunos médicos creen que se transmite a través del agua, otros creen que es por el aire y algunos incluso piensan que es un castigo divino. Lo único que se sabe con certeza es que el enfermo sufre de diarrea aguda, vómitos y fiebre alta, y que la mayoría de las personas que se contagian mueren en pocos días. Ante la falta de un tratamiento efectivo, el único objetivo es darle una muerte digna al paciente. Algunos remedios que se han probado incluyen beber agua de nieve o utilizar polvos de aristoloquia, una planta que es difícil de encontrar en Madrid. También se menciona que algunos médicos creen que el cólera es una enfermedad de la sangre y que se puede curar extrayendo sangre del paciente. Aunque las sangrías habían dejado de ser utilizadas, debido a la epidemia han vuelto a ser populares. Sin embargo, las sanguijuelas escasean y su precio ha aumentado considerablemente. Pedro, el padre de Luisín, ha logrado conseguir solo cuatro sanguijuelas para tratar a su hijo, pero no sabe si serán suficientes. A pesar de las dudas de su esposa, Pedro coloca las sanguijuelas en el cuerpo de Luisín, quien está muy débil. A medida que las sanguijuelas se alimentan de su sangre, Luisín no muestra mejoría y su estado empeora. Mientras tanto, Clara, la hermana de Lucía, descubre que Lucía trabaja en un lugar desconocido y decide confrontarla al respecto. Lucía le explica que necesita el dinero para sobrevivir y que no puede confiar en nadie. Clara decide irse de casa y se dirige a un almacén de pirotecnia, donde se siente perseguida. Finalmente, regresa a la fábrica de cerillas y se acurruca junto a su hermana, expresando su miedo a separarse. Sin embargo, la tragedia golpea a la familia cuando Luisín muere y Pedro, enfurecido, mata a las sanguijuelas. Clara le pide a Lucía que le cuente una historia mientras llora la pérdida de su hermano.

21

En este capítulo, la noticia de los asesinatos de niñas en Madrid llega a la primera página de El Eco del Comercio. Diego convence al director del periódico, Augusto Morentín, de la importancia de publicar la crónica sobre los asesinatos. Sin embargo, tienen dificultades para encontrar un titular adecuado. Grisi, la madre de una de las víctimas, se marcha por las calles de Madrid mientras Diego y Morentín discuten en el despacho. Diego empieza a sospechar que Grisi sabe más de lo que ha contado sobre los asesinatos. Morentín se muestra reacio a publicar detalles escandalosos en el periódico. A pesar de esto, permite que Diego firme el artículo con su seudónimo, El Gato Irreverente. Diego espera que la publicación de la noticia le ayude a pagar su deuda. Al día siguiente, se reúne con Donoso Gual en la Taberna del Tío Macaco para obtener información de la policía. Donoso se muestra poco cooperativo y sugiere que vayan a visitar a unas mujeres en la calle Barquillo. Diego recuerda la historia de amor de Luis Candelas, un famoso bandido, que escuchó en esa misma taberna. A pesar de la falta de apoyo de Donoso, Diego sigue convencido de la importancia de investigar los asesinatos.

22

En este capítulo, Lucía lleva dos semanas trabajando en el burdel de la calle del Clavel y ya ha aprendido cómo atraer a los clientes y evitar a los desagradables. A veces, la madama, Josefa, la llama al salón verde para tomar té y corregir sus modales. La Leona, la dueña del burdel, ve en Lucía a alguien como ella, una superviviente que solo se preocupaba por sobrevivir. Decide enseñarle a vivir y a tener una vida mejor. La Leona también reflexiona sobre cómo muchas personas critican su negocio, pero son las mismas que abandonan a niñas como Lucía. A pesar de las dificultades, la Leona cree que su negocio aprovecha la necesidad de sexo y de sentirse deseado de los hombres. Aunque intenta convencerse de que las mujeres tienen el poder, sabe que es un engaño. La Leona le da a Lucía un alfiler de plata que le regaló la antigua Leona, Sabrina, y planea hablarle de ella en el futuro. Lucía se ha convertido en la favorita de la Leona, lo que no gusta al resto de las mujeres. Delfina, una de las mujeres, está angustiada porque no ha tenido noticias de su hija. Lucía aprende rápidamente cómo hacer su trabajo más llevadero y cómo evitar enfermedades y embarazos no deseados. Después de su último cliente, Mauricio, el tullido, llega con noticias de una pelea en los Baños de la Estrella. Lucía quiere terminar su trabajo y reunirse con su hermana Clara. Al entrar en la habitación de un cliente, Lucía se encuentra con el gigante de la piel quemada.

23

En este capítulo, Diego presencia una paliza a un joven ladrón en la plazuela del Ángel. A pesar de querer intervenir, Donoso le impide hacerlo. Después de que los hombres se marchan, Diego intenta ayudar al chico, pero este lo rechaza y se aleja. Diego se encuentra con Juan Grimaldi, un famoso productor teatral, y le pregunta por Grisi, una actriz que ha desaparecido. Grimaldi revela que Grisi es adicta al opio y ha dejado una deuda en una fonda de Atocha. Diego y Donoso deciden buscarla en los tugurios de opio. Sin embargo, Grimaldi no confía en la historia de Grisi sobre su hija asesinada y cree que es una mentira. A continuación, una actriz del teatro les cuenta que vio a Grisi discutiendo con un hombre y siendo forzada a subir a un carruaje. La actriz menciona que el hombre llevaba un bastón con una empuñadura blanca en forma de mano. Donoso piensa que Grisi está mintiendo y que solo busca atención. Diego promete intentar encontrar a Grisi y confirmar que está bien. A medida que se acerca a una respuesta, Diego siente que algo o alguien está impidiendo su camino. A pesar de todo, sigue convencido de que la Bestia volverá a matar.

24

En este capítulo, Lucía se encuentra atrapada en una habitación con un gigante que la amenaza. A pesar de sus intentos por escapar, se da cuenta de que no hay salida. El gigante le revela que tiene información sobre alguien importante para ella, pero Lucía se mantiene concentrada en encontrar una oportunidad para defenderse. En un momento de distracción, logra golpear al gigante con un jarrón y luego lo apuñala en la nuca, acabando con su vida. Lucía escapa del burdel y corre hacia la fábrica de cerillas, decidida a rescatar a su hermana Clara. Sin embargo, al llegar a su hogar, descubre que su familia ha sido asesinada por la Bestia, el mismo gigante que ella acaba de matar. Lucía se lamenta por haber perdido la oportunidad de obtener información sobre el paradero de Clara.

Segunda parte

25 Madrid, 17 de julio de 1834

En este capítulo, Lucía se encuentra en la fábrica de cerillas, donde Pedro y María han sido asesinados por el gigante. Lucía se siente paralizada por el miedo y se pregunta si Clara está viva y dónde la ha llevado el gigante. Escucha disparos lejanos y decide buscar a Clara. Piensa en cómo la ciudad de Madrid es una jaula para ella y su hermana y se lamenta de no haberse ido antes. Lucía también reflexiona sobre la posibilidad de que la gente del otro lado de la Cerca derribe el muro y acabe con la opresión. Siente la culpa de haber robado el anillo y entregárselo a Clara. Decide buscar a Eloy, quien podría ayudarla a encontrar a Clara. En su camino, se encuentra con grupos de personas que protestan por las restricciones impuestas debido al cólera y acusan a los frailes de envenenar el agua. Lucía se preocupa por los disparos que se escuchan en la ciudad y solo quiere encontrar a su hermana con la ayuda de Eloy.

26

En este capítulo, Donoso y Diego descubren el cadáver de un hombre en la habitación de la casa de la Leona. Donoso sospecha que la prostituta que mató al hombre está tomando té con la Leona en el salón. Diego registra los bolsillos del muerto y encuentra un frasco similar al que vieron en casa del teólogo Ignacio García. Deciden llevar el frasco al doctor Albán para que lo analice. Donoso y Diego discuten sobre qué hacer con el cadáver, pero finalmente Donoso convence a Diego de aceptar el dinero de la Leona a cambio de llevarse el cadáver. Diego se encuentra con Delfina, la madre de la niña desaparecida, quien está desesperada por encontrar a su hija.

27

En este capítulo, Lucía se encuentra con Eloy en Alcalá y descubre que ha sido herido por un aguador. Eloy le cuenta todo lo que ha sucedido desde la muerte del gigante hasta la desaparición de Clara. Lucía se siente perdida y no sabe qué hacer para encontrar a su hermana. Eloy le propone ayudarla en la búsqueda y juntos deciden adentrarse en todos los rincones de la ciudad. Mientras tanto, en la Puerta del Sol, Eloy se enfrenta al aguador que lo hirió y provoca una pelea. En medio del tumulto, el barbudo que había visto antes se une a la pelea y asesina a Eloy. Lucía corre hacia él, pero es apartada por la multitud. Desesperada, Lucía se da cuenta de que ya no puede llorar y se siente convertida en una mujer de hielo. La multitud, creyendo que los frailes envenenan el agua, persigue a un clérigo y se dirige hacia la iglesia de San Francisco el Grande. Lucía se une a la multitud y presencia cómo la iglesia es atacada y destruida. En medio del caos, busca al clérigo que llevaba el anillo y se une a la turba que busca venganza.

28

En este capítulo, el doctor Albán decide tomar un descanso en el jardín del Hospital General, que ahora se encuentra en un estado de abandono debido a la epidemia de cólera. Conversa con Diego sobre las teorías de contagio y la falta de avances en España para combatir la enfermedad. También mencionan la posibilidad de envenenamiento de las fuentes de agua, pero el doctor Albán cree que la ciencia aún no ha descubierto la verdadera causa de la contaminación. Mientras descansan, el doctor Albán come una manzana y bebe vino. Luego, Diego le muestra dos frascos de sangre, uno encontrado en el hospital y otro en la casa del padre Ignacio García. Diego sospecha que el teólogo puede estar relacionado con las muertes de las niñas. El doctor Albán accede a investigar los frascos. Sin embargo, su conversación se interrumpe cuando una monja llega corriendo para informarles sobre la llegada masiva de heridos al hospital. El doctor Albán y Diego se dirigen rápidamente hacia la entrada, donde encuentran el caos y la violencia desatada en la ciudad. Diego se entera de que hay revueltas y asaltos a los conventos, y presencia cómo un grupo de hombres golpea a un joven acusado de envenenar el agua de la fuente. Diego intenta detener la violencia, pero sus palabras no tienen efecto. La ira y la locura se han apoderado de la ciudad. Cerca de allí, ve a un grupo de personas disfrazadas con ropas litúrgicas robadas de un convento, que se dirigen hacia la basílica de San Francisco el Grande, donde se están produciendo los mayores destrozos.

29

En este capítulo, Lucía presencia una masacre en la basílica de San Francisco el Grande. Bajo la mirada impertérrita de los santos, los frailes son asesinados y el templo es incendiado. Un monje valiente se enfrenta a los atacantes con un garrote, protegiendo a los demás religiosos. Lucía busca al clérigo que huyó con el anillo en la Puerta del Sol, pero no logra encontrarlo. Mientras tanto, Diego sigue a la multitud y se entera de que la gente está creyendo que el agua está envenenada debido a la epidemia de cólera. Finalmente, Diego logra entrar en la basílica y ayuda a atender a los heridos. Fray Braulio, el valiente monje, le pide ayuda a Diego para hacer un torniquete a un hermano gravemente herido. Diego se siente impotente al no saber cómo hacerlo y es expulsado por fray Braulio. Mientras se aleja, encuentra a una niña temblando en el coro y le ofrece ayuda.

30

En este capítulo, Diego escucha los cánticos y el caos que se ha desatado en Madrid. Intenta recordar todo lo vivido y busca las palabras para escribir una crónica sobre la posible muerte de la Bestia. Sin embargo, antes de continuar con su trabajo, debe ocuparse de Lucía, una niña asustada que le cuenta que su hermana ha desaparecido. Lucía le dice que un hombre se la llevó de una fábrica de cerillas abandonada. Diego sospecha de la coincidencia entre la desaparición de la hermana de Lucía y la muerte de la Bestia. A pesar de sus dudas, decide ayudar a Lucía a encontrar a su hermana. Mientras tanto, Ana Castelar, una mujer casada con un ministro de la reina, visita a Diego en su casa. Hablan sobre los acontecimientos del día y se besan. Luego, hacen el amor en la azotea de la casa. Diego se da cuenta de que está enamorado de Ana, a pesar de que ella es una mujer casada y de clase alta. Ana le dice que su esposo no le daría importancia a su relación. Después de la partida de Ana, Diego descubre que Lucía ha desaparecido de su habitación, llevándose un marco de plata con un retrato de la madre de Diego.

31

En este capítulo, las niñas se encuentran cada vez más inquietas y desesperadas en la mazmorra. Han pasado varios días sin recibir comida ni agua del gigante y comienzan a temer por su vida. Fátima, la más veterana, conversa con Isabel sobre la posibilidad de que el gigante no regrese. Juana, por su parte, escucha en silencio las conversaciones de las demás. Juana recuerda cómo fue engañada por la Bestia y llevada a la mazmorra. Sabe que la Bestia es un peligro para ellas y teme por su vida. A medida que pasa el día, el hambre y la sed se hacen presentes y las niñas pierden las ganas de hablar. Intentan hacer ruido golpeando los barrotes de las celdas, pero no obtienen respuesta. Juana explota de miedo y les revela a las demás que la Bestia las despedazará cuando las elija. El grito de Juana sume a todas en el silencio. Luego, Isabel se corta las venas y se suicida. Las niñas entran en pánico y comienzan a gritar desesperadamente. Juana considera hacer lo mismo, pero Clara la consuela y le dice que deben aguantar hasta el final. Clara revela que vio a Juana con la Bestia y que conoce a su madre, quien no descansará hasta encontrarla. El capítulo termina con Juana sintiéndose reconfortada por la presencia de Clara.

32

En este capítulo, la ciudad parece calmada después de la batalla del día anterior. Lucía busca a Clara por las calles desiertas, pero sin éxito. Se cruza con cortejos fúnebres y se siente culpable por no haberse quedado con el cuerpo de Eloy. El fantasma de Eloy le dice que busque al monje de la faja morada que llevaba un anillo. Lucía se siente débil y hambrienta, por lo que decide vender el marco de plata que robó a Diego. Luego, se dirige a la basílica de San Francisco el Grande, donde encuentra a fray Braulio. El fraile está orando y Lucía apenas lo reconoce debido a su apariencia calmada. Lucía le pregunta por el clérigo del anillo y fray Braulio le dice que el prior Bernardo murió en la lucha. Lucía inventa una historia sobre un anillo familiar perdido y fray Braulio accede a ayudarla a encontrar al prior. Acuerdan encontrarse al día siguiente en el convento. Lucía se va con la sensación de que fray Braulio no cree en su historia.

33

En este capítulo, se describe la transformación de las boticas en farmacias confiables y respetadas. Antes, los medicamentos eran más una cuestión de fe que de eficacia, pero ahora los farmacéuticos están formados en universidades y se puede confiar en ellos. En la botica de Teodomiro Garcés, uno de los mejores de Madrid, entra fray Braulio, un monje que busca un remedio para la infección en el ojo de su galgo. Teodomiro lo lleva a la trastienda, donde hay un laboratorio lleno de productos y se elaboran fórmulas magistrales. También se menciona que en una sala secreta de la botica se llevan a cabo operaciones de los carlistas en Madrid. Fray Braulio revela su verdadera identidad como Tomás Aguirre, un guerrillero carlista enviado a investigar la muerte del teólogo Ignacio García. Teodomiro le cuenta que Ignacio estaba preocupado por su salud y le pedía remedios contra el cólera, pero dejó de hacerlo hace unas semanas. También menciona que otro agente carlista había preguntado por un anillo que Ignacio supuestamente tenía. Fray Braulio sospecha que el anillo puede ser una forma de reconocimiento entre miembros de una sociedad secreta. No revela que el prior de San Francisco el Grande también llevaba ese anillo y que él se ha infiltrado en ese convento. El capítulo termina con la noticia de que el prior Bernardo ha muerto en una explosión de ira del pueblo.

34

En este capítulo, Lucía se encuentra en la calle leyendo un periódico que anuncia la muerte de un gigante en Madrid. En la página del periódico, ve un retrato que le hizo Mauricio, el tullido, en el burdel de la Leona. Lucía intenta que un chico le lea el artículo, pero él tampoco sabe leer. El chico le pregunta si ella mató al gigante, y Lucía inventa una historia para salir del paso. Luego, Lucía se dirige a la casa de la calle del Clavel para buscar ayuda.

En otra parte, en el burdel, Delfina, la madre de Juana, está angustiada por la desaparición de su hija. Lucía evita encontrarse con ella y busca a la Leona en el salón verde. Lucía le muestra el periódico a la Leona y le pide que le lea el artículo. La Leona le dice que el periódico la acusa de ser una prostituta y asesina. Lucía le confiesa a la Leona que robó un anillo en la casa del cura y que eso ha causado la desaparición de Clara. La Leona le dice que la policía la está buscando y que no puede ayudarla.

Lucía se siente culpable y desesperada por la situación. La Leona le dice que tal vez su hermana esté en la inclusa, un lugar donde llevan a los niños encontrados en la calle. Lucía sale a la calle sintiéndose observada y acusada por todos. Se pregunta dónde estará Clara y cuánto tiempo le queda de vida.

35

En este capítulo, Diego Ruiz se entera de la muerte de la Bestia a través de un artículo en el periódico El Observador. Se siente enfadado y frustrado por perder la exclusiva de la noticia. Conoce a Ballesteros, el autor del artículo, y recuerda que solían coincidir en la Fantasmagoría. Aunque desprecia a Ballesteros, reconoce que le ha ganado en esta ocasión, ya que el nombre y el retrato de la Bestia coinciden con Lucía, una joven pelirroja que se refugió en su casa y se escapó mientras él estaba con otra mujer.

Decidido a encontrar a Lucía y ponerla en el centro de la noticia, Diego busca a su amigo Donoso en una taberna. Allí se entera de que la Bestia era en realidad Marcial Garrigues, un militar retirado que realizaba trabajos para cobrar deudas. La policía está decidida a encontrar al culpable de su muerte y ha encargado a Donoso que detenga a Lucía.

Donoso revela que está de baja, pero acepta el encargo para ganarse una medalla y una posible readmisión en el servicio. Diego intenta defender a Lucía, sugiriendo que pudo haber matado a la Bestia en defensa propia, pero Donoso no está convencido y se niega a ayudarlo a encontrar a Grisi, una actriz que podría tener información relevante.

Al salir de la taberna, Diego reflexiona sobre Lucía y su difícil situación. Decide buscarla y ayudarla a encontrar a su hermana en una ciudad que los margina y expulsa a los pobres.

36

En este capítulo, se describe la Inclusa de Madrid, un lugar donde se acoge a niñas abandonadas. Se menciona que la institución se mantiene con donaciones de nobles y con rifas y sorteos organizados por la Junta de Beneficencia. Lucía, una niña que busca a su hermana Clara, golpea la puerta de la Inclusa y es atendida por una monja. Al mencionar el nombre de la señora de Villafranca, la monja cambia de actitud y va a buscar ayuda. Mientras espera, Lucía presencia el abandono de un bebé en la Sala de Collares. Luego, es perseguida por la policía y se esconde en una sala de lactancia, donde es ayudada por las nodrizas. Finalmente, logra escapar a través de las alcantarillas y se encuentra con Diego en su habitación. Lucía le cuenta su historia y le muestra un dibujo del anillo que busca. Diego decide ayudarla y le pide a cambio una noticia exclusiva. Lucía se queda a dormir en la habitación de Diego y expresa su preocupación por la vida de su hermana.

37

En este capítulo, Diego visita la basílica de San Francisco el Grande, que se encuentra en un estado de abandono y desorden después de los disturbios. Mientras busca a fray Braulio, un fraile anciano le indica que está meditando en su celda. Diego se dirige al atrio y encuentra la celda del monje. Después de una breve conversación, fray Braulio se enfurece al descubrir que Diego se hace pasar por médico y periodista. El monje lo ataca y amenaza con matarlo si no revela lo que sabe sobre un anillo relacionado con los asesinatos de niñas. Diego menciona que una insignia similar apareció en las gargantas de las víctimas. Fray Braulio expulsa a Diego y este se da cuenta de que el fraile representa un peligro para Lucía. Decide buscar ayuda para proteger a su hija y se da cuenta de que el anillo es una pieza clave en el enigma.

38

En este capítulo, Ana Castelar y Lucía se han sentido atraídas la una por la otra desde el primer momento en que se vieron. A pesar de sus diferencias sociales, han hablado de varios temas, incluyendo a Clara, la Bestia y la casa de la Leona. Ana decide enseñar a Lucía a leer y escribir, y comienzan el proceso de aprendizaje con las vocales. Lucía aprende rápidamente y muestra sus avances a Diego, quien regresa a tiempo para presenciarlos. Mientras tanto, Diego le cuenta a Ana sobre los casos de niñas asesinadas en París y Londres, y cómo se relacionan con los casos en Madrid. Ana y Diego especulan sobre posibles teorías y conspiraciones detrás de los asesinatos. Lucía escucha atentamente la conversación, esperando encontrar alguna pista sobre Clara. Diego también le revela a Ana más detalles sobre su vida y trabajo. Ana expresa su convicción en la ciencia y la necesidad de creer en ella en lugar de en la magia. Lucía imagina una vida normal con ellos, pero sabe que no puede ser así hasta que encuentren a Clara. Escucha la conversación de Ana y Diego sobre la señora de Villafranca, quien aparentemente tiene un anillo que pertenece a Lucía. Diego planea ir a la subasta de la señora de Villafranca para hablar con ella y recuperar el anillo.

39

En este capítulo, Diego busca a Donoso en varias tabernas hasta encontrarlo en la taberna de la Paloma. Le pide a Donoso que deje de buscar a la niña pelirroja porque es una víctima y le propone ayudarlo a investigar el caso de la Bestia. Luego, Diego asiste a tertulias en casas importantes de Madrid, pero su interés está en encontrar a doña Inmaculada de Villafranca, quien tiene el anillo que Clara intentaba empeñar. Ana le da la ubicación de la subasta en la casa de la marquesa de Pimentel. Diego se viste de manera elegante y se encuentra con Donoso en la subasta. En el salón de fumar, Diego escucha a un hombre hablar sobre la ira del pueblo hacia los frailes y reflexiona sobre su posición en esta guerra. Luego, Diego se encuentra con Donoso y conoce a don Asencio de las Heras, un diplomático. La señora de Villafranca le revela que don Asencio mostró un interés extraño en el anillo y decide no subastarlo. Diego se ofrece a acompañarla para devolverle el anillo a Lucía. Después de la subasta, la señora de Villafranca le susurra a Diego que hablen. Diego nota que don Asencio se va temprano y se sorprende al ver que su bastón tiene una empuñadura en forma de mano de marfil. Decide seguir a don Asencio para descubrir dónde está Grisi. Donoso se une a él y se dirigen al vestíbulo.

40

En este capítulo, Donoso Gual sigue a Asencio de las Heras por las calles de Madrid. Asencio entra en una repostería y luego en una casa en el barrio de los chisperos, lo cual desconcierta a Donoso. Después de esperar un tiempo, Donoso entra en la casa y encuentra a Grisi, la actriz que está siendo buscada. Grisi está viviendo en condiciones deplorables y parece estar bajo los efectos del opio. Donoso le pregunta por qué ha ido a ver al diplomático, pero Grisi no responde claramente. Donoso le dice que es amigo de Diego Ruiz, el periodista al que Grisi le contó su historia, y que quieren ayudarla. Grisi menciona que ha sido amenazada por los carbonarios, pero no da más detalles. Donoso le advierte que no vaya al fumadero de opio de la calle de la Cruz. Grisi se muestra coqueta con Donoso, pero él le pide que se vaya con él y que él cuidará de ella.

41

En este capítulo, Diego y Donoso discuten sobre la existencia de los carbonarios, una sociedad secreta. Donoso cree en la existencia de esta sociedad y decide proteger a Grisi, quien está amenazada. Diego, sorprendido por la determinación de Donoso, decide buscar más información sobre los carbonarios. Mientras tanto, Augusto Morentín piensa en contratar a Diego como periodista exclusivo. Diego llega a la taberna donde se encuentra Morentín y le pide información sobre las sociedades secretas, especialmente los carbonarios. Morentín le explica que los carbonarios luchan contra los absolutismos y podrían estar en España para influir en la Corte de María Cristina. Diego relaciona a los carbonarios con los asesinatos de las niñas y menciona el anillo con dos mazas cruzadas como símbolo de pertenencia a la sociedad. Morentín advierte a Diego sobre la gravedad de sus acusaciones y le pide que tenga cuidado. A pesar de esto, Diego está decidido a infiltrarse en los carbonarios. Luego, Diego visita a Ana y juntos dan un paseo en carruaje por el Paseo del Prado. Ana muestra entusiasmo por los descubrimientos de Diego y expresa su deseo de conocer la redacción del periódico y el pueblo natal de Diego. En el carruaje, Ana besa la mano de Diego, demostrando su amor y esperanza por un futuro juntos.

42

En este capítulo, el cadáver de Isabel sigue en el mismo lugar dos días después. Las niñas en las mazmorras están hambrientas y sedientas, pero el desánimo ha llenado el lugar de silencio. Clara llama a Juana y le cuenta sobre su hermana Lucía, quien siempre las ha cuidado. Clara describe cómo Lucía trabajó para conseguir comida y dinero, y cómo terminó en la casa de la Leona. Juana recuerda a Lucía y la envidia que sintió al enterarse de que subastarían su virginidad. Clara guarda silencio y siente que merece el castigo por intentar vender el anillo sin consultar a su hermana. Juana menciona que tiene hambre y Clara le dice que intente dormir y no pensar en comida. Juana imagina una fuente llena de uvas. De repente, una de las niñas comienza a rezar en voz alta y luego entra un hombre cubierto con una túnica negra. El hombre exige que todas se desnuden antes de darles comida y agua. Después de comer, los hombres las llevan a un barreño de agua tibia y les aplican un ungüento en la vagina. Clara observa cómo Juana sangra y es llevada por los hombres. Finalmente, las niñas se dan cuenta de que los baños y ungüentos son para precipitar su menstruación.

43

En este capítulo, Ana Castelar trata de disimular su incomodidad cuando Lucía le pregunta si está enamorada de Diego. Aunque Ana prefiere no decirlo en voz alta, la respuesta es sí. Ana reflexiona sobre su matrimonio con el duque, en el que el adulterio está consentido. Aunque no siente amor por su esposo, considera que tienen una relación de amistad. Ana también reflexiona sobre su relación sexual con el duque y cómo ha llenado el vacío con amantes esporádicos. Ana intenta cambiar de tema y enseñarle a Lucía a leer, pero la niña insiste en que le lea un artículo de Diego. Ana decide no leerlo porque cree que puede impresionar a Lucía. Lucía se resiste a las lecciones y Ana le recomienda confiar en Diego. Después de que Ana se va, Lucía se queda sola y la señora de Villafranca llega a su casa. La señora le devuelve el anillo que le había quitado a Clara y le ofrece su ayuda. Lucía desconfía de ella y la señora se marcha. Luego, Diego llega y le pide a Lucía que le preste el anillo para intentar infiltrarse en los carbonarios. Lucía se abraza a Diego y le pregunta si encontrará a Clara. Diego promete intentarlo.

44

En este capítulo, Diego se acerca cada vez más al barrio de las Trinitarias convencido de que Asencio de las Heras es el hombre que busca. Vigila la calle del León esquina con la de Cantarranas, la dirección que le ha dado la señora de Villafranca. Después de esperar durante horas, finalmente ve a Asencio salir de una finca y lo sigue hasta un palacio abandonado. Diego cree que este es el lugar de reunión de la sociedad secreta. Se arma de valor, se pone un anillo en el dedo y llama a la puerta. El ujier le permite entrar y le entrega una túnica negra. Luego, Diego atraviesa varias salas hasta llegar a un gran salón ricamente amueblado, donde se encuentra con nueve personas ataviadas con la misma túnica. Se da cuenta de que ha accedido a una reunión de la sociedad secreta de los carbonarios.

45

En este capítulo, Diego se encuentra en una reunión secreta donde reina un silencio opresivo. No se ha pronunciado ni una palabra y las sombras de los encapuchados ocultan sus rostros. Tres personas abandonan la sala y regresan con una niña desnuda y ensangrentada, Juana. Diego teme que sea Clara, la hermana de Lucía, pero no puede confirmarlo. Observa cómo colocan una copa de plata entre las piernas de la niña y la sangre menstrual cae en ella. Después de un largo tiempo de silencio, una voz gutural alaba a la niña por su pureza y la impureza que adquirirá al entregar su sangre. El Gran Maestre prende una insignia en la boca de Juana y luego retira la copa, cubriéndola con un paño. Los encapuchados atan a Juana a una cruz de San Andrés y la someten a un tormento brutal. Diego, horrorizado, se levanta y protesta, pero es capturado por los asistentes. La ceremonia continúa y la niña es desmembrada y decapitada. Diego grita y amenaza con ir a la policía, pero es apuñalado por Asencio de las Heras y cae al suelo sin vida. Asencio le quita el anillo de la mano muerta de Diego.

Tercera parte

46 Madrid, 21 de julio de 1834

En este capítulo, Lucía disfruta de las deliciosas comidas que Ana Castelar le lleva a casa de Diego. Ana se ríe de las ocurrencias de Lucía y escucha sus historias sobre las Peñuelas y la tragedia de la muerte de Cándida y Eloy. Lucía fantasea con encontrar a Clara y Juana, las niñas que fueron secuestradas por la Bestia. Imagina una aventura en la que ella, Ana y Diego rescatan a las niñas. Ana le anima a escribir todas estas historias y promete ayudarla a publicarlas. Lucía se entera de que Cervantes era un escritor manco y se sorprende de que alguien pueda ganarse la vida escribiendo. Ana se va y Lucía espera ansiosa la llegada de Diego, pero en su lugar entra el policía del parche en el ojo. El policía le informa que Diego ha sido asesinado y Lucía se derrumba. Donoso, el policía, le revela que Diego estaba investigando a los carbonarios, una sociedad secreta, y que posiblemente eso tuvo algo que ver con su muerte. Lucía le cuenta a Donoso sobre la relación de Diego y Ana y deciden ir a buscarla juntos.

47

En este capítulo, Donoso y Lucía asisten al entierro de Diego en el cementerio de la Buena Dicha. Se trata de un entierro de misericordia, donde los cuerpos son enterrados en una fosa común. Donoso ha conseguido que Diego no esté en esa situación gracias al dinero de Ana Castelar. En el cementerio, Donoso reconoce a algunos conocidos y compañeros de profesión. Mientras esperan la llegada del ataúd, Donoso recuerda la amistad que tenía con Diego. Luego llega Ana Castelar en una lujosa carroza y se une a Lucía. El cura realiza un responso y finalmente colocan el ataúd en el nicho. Lucía desea despedirse de Diego de alguna manera especial, pero solo tiene su vestido y el pañuelo que cubre su cabeza rapada. Ana le da dinero para comprar flores y Lucía las coloca en la tumba. Ana y Lucía se marchan juntas en el landó de Ana y esta le ofrece a Lucía quedarse en su casa. Lucía decide buscar a su hermana y Donoso habla con unos hombres sobre el asesinato de Diego. Donoso le revela a Lucía que ha aparecido otra niña muerta y que la han encontrado cerca de donde encontraron a Diego. Lucía quiere ir a ver si es su hermana y Donoso la acompaña. Mientras tanto, fray Braulio se acerca a la tumba de Diego y reza por su alma.

48

En este capítulo, Donoso y Lucía se desplazan en simón por Madrid, observando los majestuosos edificios y monumentos de la ciudad. Llegan a un desmonte donde encuentran el cuerpo desmembrado de una niña. Aunque Lucía teme que sea su hermana Clara, al examinar el cadáver se da cuenta de que no es ella. Sin embargo, encuentran la cabeza de la niña cerca y Donoso se guarda una insignia de oro que encontraron en la boca de la víctima. Luego, Donoso lleva a Lucía al burdel de la Leona, donde le informan a Delfina, una prostituta, sobre la muerte de su hija. Delfina se descontrola y ataca a Lucía, pero Donoso la detiene. Lucía se siente culpable por haber traído al monstruo a la casa y se desmaya. Donoso la sostiene en sus brazos.

49

En este capítulo, Lucía despierta en una habitación desconocida y se da cuenta de que no está en la casa de Diego ni en el burdel de Josefa. Aunque la habitación está decorada con toques femeninos, muestra signos de deterioro. Lucía recuerda las advertencias de su madre de mantenerse lejos de la ciudad y se da cuenta de que está en un barrio popular de Madrid. Escucha una discusión entre un hombre y una mujer en el salón y decide esperar en la cama hasta que se calmen. Después de un rato, sale de la habitación y se encuentra con el hombre, Donoso, y la mujer, Grisi. Donoso se muestra reacio a ayudar a Lucía a buscar a su hermana y le dice que ya no quiere tener nada que ver con el caso de la Bestia. Grisi también se niega a ayudar y afirma que su hija fue víctima de la Bestia. Lucía intenta convencerlos, pero ambos se mantienen firmes en su decisión. Lucía se da cuenta de que está sola y se siente desesperada. Donoso le da la llave de la casa de Diego y le dice que se vaya en dos semanas. Aunque Lucía quiere rechazar su ayuda, decide aceptarla por razones prácticas y se va de la casa.

50

En este capítulo, se describe la nueva rutina de las niñas en la mazmorra. Ahora, en lugar de la cadena de masturbación, flagelación y curación de heridas, tres encapuchados bajan una vez al día. Uno de ellos, llamado el Cocinero, lleva una olla con un potaje de patatas y verduras que reparte entre las niñas. Después, las hacen desnudarse y las llevan al octógono central, donde el Cocinero aplica un ungüento en sus genitales y los otros dos encapuchados les echan hierbas aromáticas en una bañera. Si no hay sangre en la vagina de las niñas, regresan a sus celdas. Juana les había contado que cuando empiecen a menstruar, serán brutalmente asesinadas. Luego se menciona a Miriam, una nueva niña que llegó a la mazmorra y que vivía en condiciones miserables. Fátima le explica a Miriam lo que les espera cuando menstrúen. También se menciona a Manuela, una niña que fue llevada por la Bestia y nunca fue encontrada. Clara le cuenta a Miriam la historia de la ciudad secreta de los judíos que se esconden en las alcantarillas de Madrid. Después, Miriam es sometida al mismo ritual que las demás niñas. Clara intenta proteger a Miriam, pero es golpeada por el Cocinero. Finalmente, Clara se da cuenta de que las historias de Lucía sobre la ciudad secreta son falsas y que Madrid solo esconde miseria y muerte.

51

En este capítulo, Lucía descubre que hay alguien dentro de su casa y se da cuenta de que es el asesino de Diego. El hombre resulta ser fray Braulio, el monje guerrero de la basílica de San Francisco el Grande, vestido de paisano. Lucía le confiesa que Diego estaba investigando sobre la sociedad secreta de los carbonarios y que creía que tenían algo que ver con la Bestia. Fray Braulio le ofrece su ayuda y le pide que le cuente todo lo que sabe. Luego, ambos se dirigen a una casa de empeños en busca de información sobre el anillo que perteneció a Isabel II. Allí, amenazan al perista para que les cuente todo lo que sabe sobre el anillo y la chaqueta del padre Ignacio García. El perista revela que la señora de Villafranca se llevó el anillo y que Marcial Garrigues le había pedido que le avisara si aparecía un anillo con dos mazas. Lucía se enfurece al descubrir que el perista fue quien entregó a su hermana a la Bestia. Fray Braulio y Lucía deciden investigar más sobre la chaqueta del padre Ignacio García.

52

En este capítulo, Lucía y fray Braulio cruzan la Cerca de forma legal y se dirigen hacia las cuevas en busca de la chaqueta robada a Clara. Durante el camino, Lucía observa la miseria y la pobreza de Madrid y recuerda el día en que asaltaron a Clara en la cueva. En las cuevas, fray Braulio registra cada rincón sin perder tiempo, a pesar de las protestas de algunos habitantes. Finalmente, encuentran a una anciana que lleva puesta la chaqueta buscada. Fray Braulio la obliga a quitársela y se la llevan, mientras la anciana los insulta. En el camino de regreso, fray Braulio examina la chaqueta y encuentra una tira de papel doblada en el dobladillo. En el papel, hay una lista de nombres de los "Maestros" de los carbonarios, junto con unas letras que parecen ser siglas. Lucía pregunta quiénes son esos doce y fray Braulio responde que no lo sabe. Sin embargo, él sabe más de los carbonarios de lo que le ha contado a Lucía. Luego, fray Braulio deja a Lucía en casa de Diego y le ordena que se quede allí. Lucía decide ir al hospital para hablar con el doctor Albán sobre el frasco de sangre que Diego le dejó para analizar. En el hospital, Lucía busca al doctor Albán y finalmente lo encuentra. El médico le explica que no ha tenido tiempo de analizar la sangre, pero le muestra un método para determinar si es sangre humana. Sin embargo, el resultado no es concluyente. Luego, el doctor Albán le habla sobre los usos antiguos de la sangre menstrual y Lucía se da cuenta de que las niñas son asesinadas cuando tienen su primera menstruación. Esto la lleva a creer que si Clara aún no ha menstruado, puede encontrarla con vida.

53

En este capítulo, Donoso sale del Horno del Pozo con los bartolillos calientes que ha comprado para Grisi. A pesar del calor sofocante de julio, Donoso se siente ligero y liberado de la inutilidad y la falta de proyectos que antes lo atormentaban. Él ve en Grisi a un ángel con alas rotas que necesita ser reparado y está convencido de que solo él puede cumplir esa misión. Donoso camina con prisa para llegar a casa de Grisi y cuidar de ella, ya que es una mujer nerviosa y dependiente del opio. En el camino, es abordado por un monje que lo arrastra a una plazuela apartada para hablar. El monje sabe que Donoso era amigo de Diego y quiere saber qué averiguó sobre los carbonarios. Donoso se niega a revelar información y, en un acto de desesperación, le estrella un vaso de vino en la frente al monje y escapa de la taberna. Sin embargo, es emboscado por el monje en la calle y es golpeado brutalmente. Fray Braulio, el monje, huye y Donoso queda tendido en el suelo. Los soldados llegan y Donoso intenta que lo detengan, pero el monje ya se ha ido. Fray Braulio se dirige a la casa de Asencio de las Heras, mientras Donoso se queda con la incertidumbre de lo que ha descubierto Diego sobre los carbonarios.

54

En este capítulo, Josefa está enferma de cólera y se debate entre la posibilidad de curarse o morir en pocos días. A pesar de su enfermedad, Josefa se preocupa por el futuro de su casa y las mujeres que trabajan allí. Considera a Lucía como su posible sucesora, pero también descarta a Delfina debido a su dolor por la muerte de su hija. Josefa piensa en su amante, Julio Gamoneda, como una opción para dirigir el negocio, pero sabe que él nunca aceptaría. Josefa no quiere que todo lo que ha construido desaparezca después de su muerte. Cuando Lucía llega, Josefa nota en ella una determinación y le pregunta si se ha instalado con Ana Castelar. Lucía le cuenta que ha descubierto que la Bestia busca niñas que están a punto de tener su primera menstruación y que las mata para usar su sangre. Lucía también menciona una sociedad secreta llamada "los carbonarios". Josefa le pide que hable con Delfina para confirmar si Juana había tenido su menstruación. Lucía se da cuenta de que Juana desapareció antes de que la Bestia empezara a rondar el burdel, lo que indica que alguien que conocía a Juana la señaló. Josefa recibe a Julio Gamoneda y decide contarle que está enferma de cólera. A pesar de la enfermedad y las dificultades sociales, Josefa y Julio están dispuestos a luchar por su amor.

55

En este capítulo, Tomás Aguirre, quien ha adoptado la identidad de fray Braulio, descubre que el nombre que le dio Donoso, Anapausis, coincide con las iniciales AH en la lista que encontró en la chaqueta del padre Ignacio. A pesar del dolor en su tobillo, Aguirre continúa su camino y se sienta en los escalones de la plaza del Alamillo para descansar. Se lava una herida en el rostro y se da cuenta de que su pie está muy hinchado. Para aliviar la inflamación, utiliza su cíngulo para comprimirlo. A pesar del dolor, Aguirre está acostumbrado a sufrir por cumplir con su deber.

Aguirre era fraile y se unió a las tropas carlistas al principio de la guerra. Es conocido por su apoyo a la causa carlista y su participación en el asalto al convoy entre Logroño y Cenicero. Sin embargo, ahora tiene dudas sobre las ideas que defiende y se cuestiona la fe en Dios, la causa carlista y la necesidad de la guerra. A pesar de estas dudas, Aguirre sigue adelante con su misión.

Muchos culpan a Aguirre de los fusilamientos de los Celadores de Álava, pero él intentó hasta el último momento evitar la orden de fusilamiento. La relación entre Aguirre y el general Zumalacárregui se resquebrajó después de este incidente y Aguirre fue enviado a Madrid.

En Madrid, Aguirre descubre que simpatizantes carlistas están infiltrados en el gobierno y sospecha que el confesor de la reina, el prior Bernardo, está detrás de la muerte del padre Ignacio García. Aguirre decide suplantar la identidad de fray Braulio para investigar a Asencio de las Heras, un diplomático relacionado con los carlistas.

Aguirre llega a la casa de Asencio de las Heras y se encuentra con el viejo Dimas en el portal. Aguirre se da cuenta de que Dimas está arreglando un reloj de bolsillo y piensa que llevar un reloj es innecesario. Aguirre se deshace del cíngulo de su tobillo y se lo coloca en la cintura.

Aguirre se encuentra con Asunción, la ama de llaves de Asencio de las Heras, y le pide que le lleve al despacho del señor. Aguirre registra el despacho y encuentra libros y documentos carlistas. También descubre una carta de Jerónimo Cob pidiendo a Asencio de las Heras que sabotee el correo de Madrid. Aguirre se da cuenta de que Asencio de las Heras es uno de los hombres del carlismo en Madrid, pero nadie le había informado de esto.

Mientras Aguirre está en la casa, escucha voces y pasos enérgicos. Se prepara para enfrentarse a los soldados y libera a Asunción de sus ataduras. Juntos, escapan por una escalera hasta la azotea y Aguirre continúa su huida por los tejados. Lleva consigo el frasco de sangre y el vestido de niña que encontró en la casa de Asencio de las Heras.

Al mirar atrás, Aguirre se pregunta si la milicia lo persigue porque Donoso reveló su nombre. Se cuestiona qué está en juego y qué tipo de sociedad está enfrentando. Desea que Asunción haya logrado escapar y espera que haya permitido que ella se vaya.

56

En este capítulo, Lucía se aferra al vestido de Clara mientras busca una explicación en Tomás Aguirre. El monje ha dejado de fingir ser religioso y ha revelado su verdadera identidad como guerrillero carlista. Aguirre le cuenta a Lucía que encontró el vestido en la casa de un diplomático llamado Asencio de las Heras. Lucía recuerda que el vestido era de su hermana Clara y se preocupa por su destino. Aguirre también muestra a Lucía un frasco de sangre coagulada que encontró en la habitación de Asencio. Lucía teme que la sangre sea de Clara y se la lleva al doctor Albán para que la analice. El doctor confirma que es sangre menstrual y Aguirre sospecha que Asencio y el teólogo Ignacio García murieron por beber esa sangre. Deciden exhumar el cadáver de Asencio para obtener muestras. En el laboratorio, el doctor realiza un ensayo para detectar veneno en el cabello de Asencio y confirma que fue envenenado con arsénico. Aguirre se va en busca de los responsables mientras Lucía se preocupa por la seguridad de su hermana y las demás víctimas.

57

En este capítulo, Clara se encuentra en una celda fría y húmeda, sin su vestido azul y sufriendo golpes y frío. Miriam le da un pedazo de su falda para que se abrigue, pero es inútil. Clara espera que la puerta se abra para poder ir al baño y aliviar su sufrimiento. En la mazmorra, nadie habla excepto por los ronquidos de algunas niñas. Clara intenta dormir para que las horas pasen más rápido.

Mientras tanto, Lucía está en el cuarto de Diego, observando la luna y pensando en Tomás Aguirre. Lucía no se preocupa por los carlistas y sus luchas políticas, solo le importa Clara y las niñas que están siendo sacrificadas. Lucía recuerda un cuento que solía contarle a Clara sobre un árbol mágico llamado el árbol de los arrepentimientos.

Clara recuerda cómo Lucía le describía el Campo del Moro y el árbol de los arrepentimientos. Lucía le decía que se podía acceder al jardín a través de una alcantarilla y que desde la copa del árbol se podían ver todos los días del pasado. Clara se imagina trepando el árbol y eligiendo un día para borrar de su historia, pero no puede decidir cuál.

Lucía también piensa en qué día de su vida borraría si pudiera. Se plantea si el destino es inevitable y si sus acciones realmente pueden cambiar algo. A pesar de estas dudas, Lucía está decidida a encontrar a Clara y la encontrará viva.

Clara piensa en el día en que llevó el anillo al perista y lamenta no haberlo conservado como amuleto. Si lo hubiera hecho, no estaría sufriendo en la celda. Los amuletos pueden volverse en tu contra si no se usan correctamente.

58

En este capítulo, Donoso Gual renuncia a su puesto en el Ministerio de Gracia y Justicia y se encuentra con un viejo conocido que se sorprende al verlo sin uniforme. Donoso ha decidido dejar la policía y siente alivio por quitarse la casaca. En el camino de regreso a casa, Donoso entra en una taberna y se toma un aguardiente. Tiene miedo por su seguridad, ya que ha escuchado noticias sobre la muerte de Asencio de las Heras y teme ser la próxima víctima. Decide escapar de Madrid para proteger a Grisi, su amada actriz, y darle la oportunidad de reiniciar su carrera en otra ciudad. En el camino a casa, un hombre le ofrece un anillo y Donoso lo compra como símbolo de su deseo de cortejar a Grisi. Llega a su casa y descubre que los militares se han llevado a Grisi al lazareto de Valverde. Donoso se preocupa y se pregunta por qué se la han llevado. Decide buscar a Ana Castelar, la duquesa, para obtener ayuda. Ana se ofrece a ayudarlo y juntos viajan en un carruaje al lazareto. Donoso confiesa sus sentimientos por Grisi a Ana y le cuenta sobre la traición de su esposa. En el lazareto, Donoso y Ana intentan encontrar a Grisi, pero no tienen éxito. Finalmente, Donoso entra solo en la sala donde se encuentra una mujer agonizando, pero descubre que no es Grisi.

59

En este capítulo, Tomás Aguirre reflexiona sobre la posibilidad de alejarse de Madrid y olvidarse de sus ideales y de la guerra, pero siente que sin esas obligaciones sería un hombre perdido. Vaga por un Madrid desierto debido a la epidemia y no puede evitar pensar en Lucía, angustiada por la falta de noticias sobre su hermana. Aguirre se pregunta cómo dos hombres distinguidos como Asencio de las Heras e Ignacio García pudieron dejarse llevar por supersticiones medievales y participar en rituales macabros. Decide entregar un mensaje al boticario Teodomiro Garcés y se encuentran en el Real Museo de Pinturas y Esculturas. Aguirre le cuenta a Garcés sobre el envenenamiento de dos figuras del carlismo y la participación de los carbonarios en rituales abominables. Garcés confirma que García y De las Heras eran dos de los infiltrados y menciona la existencia de un tercer traidor. Aguirre muestra a Garcés la lista de nombres encontrada en la chaqueta del padre Ignacio y sospechan que Julio Gamoneda podría ser el tercer infiltrado. Aguirre decide visitar a Gamoneda para descubrir si es una víctima o un verdugo. Al salir del museo, Aguirre se encuentra con un coche que viaja a Vitoria y Bayona y siente la tentación de unirse a las filas carlistas para alejarse de las conspiraciones de la Corte y resolver los problemas de Lucía. Sin embargo, decide que su prioridad es desmantelar a los carbonarios y proteger a sus compañeros. Su primer paso será visitar a Gamoneda.

60

En este capítulo, Josefa se levanta de la cama sintiéndose mejor, con menos fiebre y malestar. Aunque sabe que está enferma y que su única posibilidad de curarse es a través de su amante, Julio Gamoneda. Julio le pide que lo espere, ya que tiene que cerrar algunos detalles antes de recogerla. Josefa siente angustia y teme que Julio la ingrese en un hospital o en un lazareto. Por primera vez en años, Josefa no sale del salón verde y reflexiona sobre su negocio de prostitución, donde se llevan a cabo no solo intercambios sexuales, sino también negocios y conspiraciones. Josefa recuerda cómo en ocasiones ha permitido que hombres saquen a las prostitutas de su vida si eso es lo que ellas desean. La Leona se despierta temprano y pasea por la casa, sintiendo tristeza y miedo de que sea su último paseo antes de morir. Josefa intenta hablar con Julio sobre su sucesora, pero él se niega a aconsejarla y le habla de un futuro juntos, abandonando a su esposa y comenzando una nueva vida en París o Viena. Josefa se ilusiona, pero también siente que va a morir. Luego, Josefa se viste con un vestido que Julio le trae, perteneciente a su esposa Leonor, y se prepara para salir con él en una berlina cerrada. Josefa se pregunta por qué Julio la lleva a un lugar desconocido y lleva un anillo con el símbolo de la Bestia. Llegan a un palacete aparentemente abandonado, donde Julio le dice que la llevará para curarla. Josefa se siente mareada y sale al jardín a vomitar, sintiéndose desfallecer. Desde allí, ve a Ana Castelar llegar al palacete y mostrarle al ujier un anillo con el mismo símbolo de la Bestia. Josefa se da cuenta de que hay dos bestias de las que debe escapar y decide enviar un aviso urgente a Lucía para que no se acerque a la duquesa de Altollano. En las mazmorras, Clara se da cuenta de que está menstruando y se prepara para ser la próxima víctima del Cocinero.

61

En este capítulo, Lucía es sorprendida por golpes en la puerta y se encuentra con Basilia, la casera, quien le informa que debe irse de inmediato porque ha alquilado la habitación a un seminarista. Lucía intenta convencerla de que le permita quedarse un poco más, pero Basilia se muestra inflexible y la expulsa de la casa. Lucía se defiende y golpea a Basilia en la espinilla, lo que provoca que la casera pida ayuda a los vecinos. Para evitar ser arrestada, Lucía decide huir y se encuentra con Raquel, una mujer del burdel, quien le informa que Josefa, una amiga en común, está muriendo de cólera y quiere hablar con ella. Lucía sigue a Raquel hasta el burdel, donde encuentra a Delfina llorando y le informa que Josefa ha fallecido. Lucía corre hacia el salón verde, donde encuentra el cadáver de Josefa y varios cajones abiertos. Después de salir de la casa, Lucía se dirige a la casa de Ana Castelar, una gran señora que le ofreció su ayuda en el entierro de Diego. Una criada la recibe y la llama de usted por primera vez en su vida. En el recibidor, Lucía ve una puerta acristalada que da acceso a un jardín y espera a Ana Castelar, quien baja por una escalera de mármol y se muestra elegante y hermosa como siempre.

Cuarta parte

62 Madrid, 25 de julio de 1834

En este capítulo, Lucía camina por las calles oscuras y desiertas de Madrid. Se pregunta por qué la ciudad parece abandonada y deshabitada. Salió del burdel de la Leona para ir a la casa de Ana Castelar, pero en el camino se encuentra con Eloy montado en un caballo, junto a Clara. Lucía intenta alcanzarlos, pero no lo logra y se encuentra con el cuerpo desmembrado de Clara. Luego es atacada por un grupo de personas, entre ellas su madre y el padre Ignacio García. Juana la salva y la lleva de vuelta a la calle. Lucía decide hacerse daño, pero Diego la detiene y le dice que puede transformar a Tomás Aguirre. Luego, Lucía se encuentra en una habitación lujosa junto a Ana, quien la consuela y le dice que Madrid cambiará y que encontrarán a Clara. Lucía se aferra a la esperanza de que un día paseará con su hermana por una mejor Madrid.

63

En este capítulo, se menciona que a pesar de las normas dictadas por el rey José Bonaparte en 1809 para sacar los cementerios de la ciudad y evitar que los cadáveres quedaran expuestos al aire, todavía se siguen celebrando entierros en pequeños cementerios situados detrás de algunas iglesias. El Cementerio del Norte, próximo a la Puerta de Fuencarral, es el más lujoso y se inspira en el parisino de Père Lachaise. En este cementerio, se encuentra el nicho en el que será enterrada Josefa la Leona, rodeada de cadáveres con apellidos de relumbrón y títulos nobiliarios importantes. Tomás Aguirre observa la escueta ceremonia desde la distancia y busca apoyo en una fuente debido a su tobillo inflamado. Luego, se encuentra con Delfina, la madre de una de las niñas descuartizadas, y le pregunta por Lucía. Delfina no sabe dónde está Lucía, pero menciona que la Leona deliraba en sus últimas horas y decía que la Bestia la había traído ella, no Lucía. Aguirre decide buscar a Julio Gamoneda, el amante de la Leona y un juez conocido en la ciudad. Aguirre se hace pasar por un fraile y visita a Gamoneda en su palacete en la calle del Conde Duque. Durante la conversación, Aguirre menciona que el convento de San Luis, al que pertenece, fue afectado por los ataques y que la persona que más los ayudaba económicamente, Josefa Arlabán, ha fallecido. Esto sorprende a Gamoneda y decide ayudar al convento.

64

En este capítulo, el duque de Altollano, don Benito Granados, confronta a su esposa, doña Ana Castelar, por su infidelidad. Aunque Ana intenta justificar sus acciones, el duque está furioso por el incumplimiento del pacto de evitar los rumores. Se revela que Ana ha sido objeto de murmuraciones debido a sus costumbres licenciosas. En una ocasión, el duque se enfrentó a un abogado que le reprochó las acciones de Ana y demostró sus habilidades en un duelo. Ana confiesa que se enamoró de El Gato Irreverente y consideró el suicidio debido a la culpa que sentía. Sin embargo, ahora ha recuperado el control y está dispuesta a luchar por un país mejor. Ana revela que la lista de los Doce Maestros de los carbonarios está en manos de un monje llamado Tomás Aguirre y que buscará recuperarla antes de que se descubra su identidad. El duque se muestra preocupado por la alianza de Ana con el periodista Julio Gamoneda y accede a cumplir sus deseos de eliminar a Gamoneda y al juez Julio Gamoneda. Ana reflexiona sobre su pasado y cómo se unió a los carbonarios en París. Ella se convirtió en la Gran Maestre y utilizó la superstición y el miedo para atraer a carlistas de renombre. Ana revela que ha envenenado a varios carlistas con el filtro de sangre y que Lucía ha robado la lista de los Doce Maestros. Ana está decidida a proteger el secreto de los carbonarios y a eliminar cualquier amenaza que pueda descubrirlo.

65

En este capítulo, el juez Gamoneda se encuentra en su despacho, un pabellón lujoso en los jardines del palacio. El monje Tomás Aguirre le exige información sobre los carbonarios y los Doce Maestros. Gamoneda niega saber algo, pero Aguirre lo amenaza y le corta la oreja izquierda. Finalmente, Gamoneda revela que la Gran Maestre de los Doce Maestros es Ana Castelar. Aguirre obtiene un anillo que es la llave para acceder a las reuniones, pero no sabe dónde se celebran. Mientras tanto, en la casa principal, soldados irrumpen y asesinan a Gamoneda. Aguirre logra escapar y se refugia en una iglesia, donde reflexiona sobre la situación y se da cuenta de que los carbonarios son los responsables de la muerte del juez. Aunque tiene el anillo, aún no sabe cómo usarlo ni cuándo serán los próximos ritos. Pero ahora tiene un nuevo nombre: Ana Castelar.

66

En este capítulo, Clara reflexiona sobre lo que significa ser mujer. A pesar de haber comenzado a menstruar, no se siente diferente, sigue sintiéndose como una niña. Recuerda cómo en su pueblo las mujeres eran apartadas durante su menstruación, consideradas frágiles y dominadas por los demonios. Sin embargo, Lucía, su hermana, desafiaba estas normas y salía a jugar a pesar de estar menstruando. Clara comprende ahora por qué Lucía se rebelaba, porque el mundo siempre intenta convertirlas en seres dependientes y víctimas. En la celda, Clara escucha a una niña llorar y desea poder dormir para siempre y volar junto a su hermana. Pero es descubierta por Miriam, quien señala que Clara está sangrando. Las demás niñas también se dan cuenta y comienzan a acusar a Clara. Fátima, quien intentaba ocultar su dolor, también es señalada. Luego, un hombre encapuchado desciende a la mazmorra y ordena a las niñas desnudarse. Clara decide enfrentarse a su destino y se ofrece voluntaria para salvar a Fátima y las demás niñas.

67

En este capítulo, Lucía se encuentra en el palacete de Ana Castelar, donde es observada y compadecida por las personas presentes. Ana pronuncia un discurso sobre la pobreza y la situación de los barrios exteriores de Madrid. Lucía se siente incómoda y sucia, a pesar de que algunas mujeres se acercan a saludarla. Inmaculada de Villafranca le ofrece irse con ella, pero Lucía rechaza la oferta. Luego, Lucía se dirige al jardín de la casa, donde se encuentra con aves exóticas y escucha conversaciones despectivas sobre los habitantes de los barrios pobres. Lucía se enfrenta a las mujeres y luego se encuentra con Tomás Aguirre en un callejón oscuro. Tomás le revela que Ana Castelar es la Gran Maestre de los Doce Maestros.

68

En este capítulo, Augusto Morentín recibe la visita de un hombre con un parche en el ojo, a quien reconoce como alguien que estuvo en el entierro de Diego Ruiz. Morentín acepta que se siente a su mesa en la taberna de Paco Trigo y conversan sobre la pérdida de Diego. El tabernero les sirve vino y queso, y luego el hombre tuerto le entrega a Morentín el último artículo de Diego sobre los carbonarios y los asesinatos de las niñas. Donoso Gual, el hombre tuerto, le cuenta a Morentín que ha pasado por dificultades y le muestra las pertenencias de Diego que le entregó la casera. Donoso decide buscar a Morentín para que ayude a terminar el artículo de Diego. Morentín lee el artículo pero le dice a Donoso que necesita pruebas para publicarlo. Donoso le habla sobre la importancia de detener los asesinatos y Morentín reconsidera su decisión. Le sugiere a Donoso que busque a Grisi, la actriz, ya que podría tener más información. Donoso le cuenta que Grisi ha desaparecido y Morentín le sugiere buscarla en el saladero de tocino, que ha sido convertido en un hospital para el cólera. Morentín se compromete a publicar el artículo si Donoso encuentra a Grisi y su testimonio ayuda a cerrar el caso.

69

En este capítulo, Ana Castelar enfrenta los reproches de su esposo debido a su relación con un periodista y a su participación en una colecta para ayudar a una niña. El duque le exige que encuentren a la niña sin hacerle daño, ya que teme que ella o Diego hayan obtenido una lista importante. Ana decide hablar con Lucía, quien ha regresado a la casa, pero disimula su ansiedad para no revelar sus intenciones. Lucía, por su parte, se siente nerviosa y teme por su vida, pero está decidida a encontrar a su hermana Clara. A pesar de la repugnancia que siente hacia Ana, Lucía finge estar agradecida por su ayuda. Ana le pregunta sobre el robo que hizo en casa de un cura y Lucía le cuenta lo que robó y vendió. Ana busca información sobre la lista, pero Lucía no revela nada. Al regresar a su dormitorio, Ana recibe una citación para un rito de los Doce Maestros y se da cuenta de que su esposo la está engañando y ocultando información sobre la lista.

70

En este capítulo, Donoso y el doctor Albán se dirigen al antiguo saladero de tocino, que ahora ha sido convertido en un hospital especializado en el tratamiento del cólera. A pesar de las condiciones siniestras del lugar, deciden buscar a Grisi, la actriz que ha sido separada de Donoso debido a la enfermedad. Después de pasar por varias salas y presenciar el sufrimiento de los enfermos, finalmente encuentran a Grisi en la segunda planta, en un estado deplorable. El doctor Albán examina a Grisi y sospecha que su enfermedad no es el cólera, sino los efectos del opio. Deciden tratarla con un lavado de estómago y un estimulante a base de hojas de coca. Aunque el resultado es incierto, Donoso decide quedarse a cuidar de Grisi durante la noche. Durante su conversación, Grisi confiesa que le ha mentido y que ha estado involucrada con los carbonarios, lo que deja a Donoso preocupado y con dudas sobre su relación.

71

En este capítulo, Lucía explora el palacete de los duques de Altollano en busca de pistas sobre el paradero de su hermana Clara. Durante la noche, con una vela en la mano, recorre los pasillos con cuidado de no despertar a los duques. Llega a la biblioteca, una gran sala llena de estanterías y libros encuadernados en cuero. Lucía busca en los despachos del duque y la duquesa, pero no encuentra lo que busca. Finalmente, descubre un cajón cerrado con llave y al abrirlo encuentra papeles con un emblema de dos mazas en forma de aspa. Mientras examina los papeles, Lucía escucha pasos y se esconde. Ana Castelar, la duquesa, la encuentra y le ordena volver a la cama y no entrar en su despacho sin permiso. Lucía regresa a su habitación y esconde el papel que encontró. Al día siguiente, decide pedir ayuda a Tomás Aguirre para descifrar el significado de las letras en el papel.

72

En este capítulo, Grisi revela a Donoso la verdad sobre su pasado y su relación con Asencio de las Heras. Grisi conoció a Asencio cuando era cónsul de España en París y se convirtió en su amante. Asencio la introdujo en una sociedad secreta llamada los carbonarios, donde se llevaban a cabo rituales siniestros. En estos rituales, una niña desnuda era sacrificada y su sangre se utilizaba para hacer un brebaje que supuestamente protegía contra el cólera. Grisi presenció uno de estos rituales y quedó traumatizada. Después de la desaparición y muerte de su hija, Grisi se sumergió en el opio y se prostituyó para pagarlo. Finalmente, decidió volver a Madrid y dejar el opio, pero Asencio la amenazó y la obligó a volver a consumir. Donoso se entera de que Grisi no le contó la verdad sobre Asencio por miedo a las represalias. Donoso se siente traicionado y decepcionado, pero también comprende el miedo de Grisi. A pesar de todo, Donoso decide no abandonar a Grisi en su suerte en el Saladero.

73

En este capítulo, Lucía intenta leer el papel que tomó del gabinete de Ana Castelar, pero no logra entender su contenido. Decide consultar a Tomás Aguirre para saber si el papel es importante. Para evitar llamar la atención al salir del palacio, Lucía se viste elegantemente y camina con pasos cortos y habla en tono bajo. Después del desayuno, se dirige al jardín trasero para observar los pájaros exóticos. Sin embargo, de repente, aparecen guardias en el jardín y la acusan de ser la asesina de Marcial Garrigues. Lucía es arrestada y llevada a una carroza negra. Mientras tanto, Tomás Aguirre presencia la situación desde una esquina y decide intervenir. Amenaza al duque de Altollano con una navaja para que libere a Lucía, pero es rodeado por cuatro hombres armados. El duque ordena que lo lleven al otro lado de la Cerca y lo maten. Lucía, desde la ventana de la carroza, busca una señal de esperanza en Tomás, pero solo ve desaliento. En otra parte, Donoso visita la taberna de Pancracio y lamenta su situación amorosa. Pancracio intenta consolarlo y le ofrece aguardiente para aliviar su tristeza.

74

En este capítulo, se describe la situación de las cárceles en Madrid durante el reinado de Felipe II. Hay dos cárceles en la ciudad, una para casos de asesinato y otra para delitos menores. Lucía se encuentra en la cárcel de la Corte, ya que la cárcel del Saladero está ocupada temporalmente por enfermos de cólera. A pesar de la violencia y los peligros que existen en la cárcel, las medidas de seguridad no son estrictas debido al temor al cólera. Los presos tienen cierta libertad y se dedican a negocios dentro de la cárcel. Lucía se siente impresionada por el ambiente de violencia y degradación humana. En su celda, se encuentra con Mauricio, el tullido del burdel, quien la lleva a una sala donde hay otras mujeres presas. Lucía busca a Mauricio para pedirle ayuda, ya que su hermana está en peligro. Mauricio le propone que se prostituya para conseguir dinero y poder salir de la cárcel. Lucía se niega y se aleja de él. En el patio de la cárcel, un hombre intenta acosarla, pero Mauricio lo golpea y le ofrece a Lucía otra forma de salir de la cárcel.

75

En este capítulo, Tomás Aguirre se encuentra en una carroza de la salvaguardia real, con grilletes en las muñecas y bajo la vigilancia de dos guardias. A pesar de las circunstancias, Aguirre ha logrado escapar de situaciones peores en el pasado. Al acercarse al pontón de San Isidro, Aguirre ve una oportunidad de escape al notar que el río Manzanares está poco caudaloso. Sin pensarlo dos veces, Aguirre da una patada a uno de los guardias y se arroja al agua desde la carroza en movimiento. A pesar de las balas que pasan cerca de él, Aguirre logra llegar a la orilla y es ayudado por un grupo de lavanderas que le proporcionan una pantalla improvisada para ocultarse de los soldados. Sin embargo, Aguirre se da cuenta de que ha sido herido de bala y está perdiendo mucha sangre. Necesita ayuda urgentemente y decide dirigirse a la botica de Teodomiro Garcés en la calle de Toledo. Aunque la botica está cerrada, Aguirre golpea la puerta y el boticario lo lleva al interior. Teodomiro se encarga de curar la herida de Aguirre y le aconseja que vaya al Hospital General para recibir atención médica adecuada. A pesar de la advertencia, Aguirre decide no ir al hospital y se viste con la ropa que le proporciona Teodomiro. Agradecido, Aguirre descansa en un jergón antes de continuar su huida.

76

En este capítulo, el encapuchado abre la puerta de la celda de Clara. Aunque no se la llevaron cuando alzó la voz, el guardián ha estado vigilando que no se quite la tela que le introdujeron en la vagina. Clara se levanta y camina despacio hacia el encapuchado, quien lleva un manojo de llaves en el bolsillo. Antes de seguirle, Clara se despide de las otras niñas. El encapuchado la lleva a una habitación agradable con luz conventual, donde Clara come y bebe vino por primera vez. Después, el encapuchado le trae una palangana con agua y una túnica limpia. Luego, otro encapuchado entra y le ofrece confesarse, pero Clara se niega. Después de quedarse sola por un tiempo, Clara se acuesta en la cama y sueña que está libre con su hermana Lucía, aunque esta última no le habla. Cuando Clara despierta, una mujer está sentada junto a ella y le dice que la van a llevar a un lugar donde no tendrá que preocuparse por nada. La mujer le muestra un anillo que Clara reconoce como el de su hermana. Aunque Clara desconfía, la mujer le da un frasco con un líquido rojo que Clara bebe y se siente mejor. La mujer le dice que están listos para irse.

77

En este capítulo, una mujer desdentada alerta sobre una joven que está enferma en su cama. La joven tiene síntomas de cólera, como fiebre y taquicardia. El celador le ordena a la mujer desdentada que regrese a su celda, pero ella se niega hasta que saquen a la niña. Esto provoca un motín en el módulo de mujeres, con gritos y golpes contra los barrotes. Dos mujeres llevan el cuerpo de Lucía, la joven enferma, y lo dejan en el pasillo. Mauricio, el tullido, se acerca y pregunta a qué hora pasa el carro que lleva a los enfermos de cólera. El guardia, con repugnancia, le dice que está en la puerta cargando a dos personas de otro módulo. Mauricio decide ayudar y el guardia, con asco, se une a ellos. Arrastran a Lucía hacia la salida y Mauricio se arrepiente de su acto de humanidad. Finalmente, el carro llega y un salvaguardia real verifica que Lucía está enferma. La suben al carro junto con otros reclusos y se van. Mauricio le desea suerte a Lucía. Luego, Lucía despierta en el carro y ve a los otros reclusos. Uno de ellos se estira y el otro gime, recibiendo un golpe de uno de los centinelas. Lucía piensa en escapar, pero espera a que las calles se vuelvan más intrincadas. Finalmente, los otros reclusos inician una pelea con los centinelas y Lucía aprovecha para bajarse del carro y esconderse. No es perseguida y escucha voces a su espalda.

78

En este capítulo, Donoso Gual se despierta en un almacén de una taberna, con resaca y sintiéndose culpable por no poder ayudar a las niñas desaparecidas ni vengar la muerte de su amigo Diego. Considera quitarse la vida, pero es interrumpido por la llegada de fray Braulio, quien le pide ayuda. Braulio explica que necesita encontrar pistas en el palacio de Hortaleza para descubrir el lugar donde se realizan los rituales. Donoso se sorprende al darse cuenta de que él tiene la respuesta que Braulio busca, ya que Grisi se lo había contado. Deciden buscar información en la parada de simones y descubren que el palacio de Miralba, cerca de la Puerta de Alcalá, es el lugar donde se realizan los rituales. A pesar de la falta de iluminación, deciden avanzar hacia el palacio.

79

En este capítulo, Lucía atraviesa la Cerca de Madrid por un túnel y recibe ayuda de una prostituta llamada Rosa. Lucía le cuenta a Rosa todo lo que ha vivido desde que se conocieron y le pide ayuda para encontrar a su hermana. Rosa lee el papel que Lucía encontró en el despacho de Ana Castelar y descubre que es francés y que indica que algo sucederá el sábado 26. Luego, Rosa lleva a Lucía a la casa de la Francesa, otra prostituta francesa que vive cerca. La Francesa les dice que el palacio de Miralba es un palacio abandonado cerca de la Puerta de Alcalá. Lucía decide ir allí y roba un farol para iluminarse en las alcantarillas. Después de atravesar las cloacas, Lucía encuentra el palacio y se adentra en él a través de un túnel estrecho. Sin embargo, el farol se apaga y Lucía queda a oscuras.

80

En este capítulo, Aguirre y Donoso llegan al palacete de Miralba en busca de Clara. A pesar de la oscuridad y la resistencia del ujier, Aguirre logra entrar al edificio con la antorcha en mano. En el interior, encuentra a Clara atada a un potro de tortura mientras un grupo de encapuchados realiza un ritual. Aguirre confronta al Gran Maestre, quien resulta ser Ana Castelar, y exige que liberen a Clara. En medio del caos, Aguirre logra liberar a Clara y enfrenta a los encapuchados. El palacete comienza a incendiarse y Aguirre lucha contra los atacantes hasta que finalmente queda herido por el duque de Altollano. Mientras tanto, Ana Castelar insiste en que Clara debe ser sacrificada. El capítulo termina con Aguirre cayendo al suelo y el duque preparándose para cumplir con el sacrificio.

81

En este capítulo, Lucía se encuentra atrapada en una cloaca oscura y llena de agua. Desesperada por encontrar una salida, descubre unos escalones de metal que la ayudan a subir. Escucha voces de niñas que vienen de arriba y sigue subiendo hasta llegar a un sótano lleno de humo y fuego. Continúa su camino por pasillos angostos y llega a las mazmorras donde encuentra a varias niñas encerradas. Intenta abrir las celdas pero no puede. Decide subir a un piso superior y se encuentra con una sala llena de espejos y humo. En medio de la confusión, se enfrenta a Ana Castelar, quien intenta atacarla. Durante la pelea, Lucía logra defenderse y escapar. Finalmente, llega al gran salón donde encuentra a Clara atada y rodeada de fuego. Lamentablemente, llega demasiado tarde para salvarla.

82

En este capítulo, las llamas se propagan por el palacio y varios encapuchados escapan hacia la plaza de toros. Donoso imagina que Tomás Aguirre está provocando el incendio para liberar a Clara. Sin embargo, su cobardía le impide actuar. Pero de repente, siente una aprensión y decide entrar al palacio. Atraviesa el fuego y llega a un salón donde escucha las voces de niñas pidiendo ayuda. Sigue sus gritos y llega a una sala de espejos y luego a una escalera que desciende. A pesar del humo, Donoso continúa su camino y encuentra una habitación con llaves en la pared. Luego, llega a las celdas donde hay niñas atrapadas. Donoso las libera y las guía hacia la escalera, pero se dan cuenta de que no podrán salir a tiempo. Sin embargo, encuentran una trampilla en la carbonera que los lleva a la pocería del palacio. A pesar de la oscuridad, Donoso se prepara para enfrentar el desafío.

83

En este capítulo, el potro de tortura medieval arde en llamas mientras Lucía encuentra a Tomás Aguirre y al duque de Altollano muertos. Tomás intentó proteger a Clara hasta el último momento, clavando un hacha en la cabeza del duque antes de morir. Lucía levanta a su hermana y fantasea con un final feliz, pero no sabe si Clara está viva. En el salón de los espejos, Lucía encuentra una cortina descolgada que la protege del fuego y crea un refugio para ella y Clara. Baja por las escaleras hasta las mazmorras vacías y busca la carbonera para sumergirse en el agua. A medida que el fuego se acerca, Lucía se pregunta si Clara está viva, pero no tiene tiempo que perder y carga con ella para escapar. Finalmente, Lucía logra llevar a Clara a un lugar seguro en la hierba, pero se desmaya. Donoso Gual la salva y Lucía recupera el aliento. El palacio arde y las campanas suenan en las iglesias cercanas. Seis niñas la miran y repiten su nombre, pero Lucía no las conoce. Sorprendentemente, Clara se levanta y sonríe, pidiendo un abrazo. Lucía llora de felicidad y Donoso le asegura que todo ha terminado. Lucía se arrastra hasta Clara y la abraza, sintiendo los tirones de pelo de su hermana.

84

En este capítulo, Ana Castelar reflexiona sobre los eventos que han ocurrido y se da cuenta de que su cruzada aún no ha terminado. A pesar de la muerte de su esposo y el incendio del palacio, Ana está decidida a continuar la lucha contra los carlistas. Sabe que los infiltrados carlistas están tratando de obtener información en los círculos isabelinos, y ella planea envenenarlos uno por uno.

Sin embargo, los ritos medievales que solían llevar a cabo tendrán que ser cancelados por el momento. En los restos del incendio, se encontrarán los cuerpos carbonizados de las niñas. Aunque puede que haya una investigación, Ana cree que a nadie le importará la vida de estas niñas que viven al otro lado de la Cerca.

Ana palpa su bolsillo para asegurarse de que no ha perdido el último frasco. Había vertido arsénico en él y planeaba dárselo al médico que estuvo cuidando a Grisi en el Saladero, quien resulta ser uno de los encapuchados de esta noche y también un carlista. Sin embargo, se da cuenta de que ha perdido el frasco durante su pelea con Lucía.

De repente, Ana comienza a sentirse mal. El traqueteo del carruaje por las calles de Madrid la marean. Al principio, no le da importancia, pero luego experimenta temblores, náuseas, un dolor agudo en el pecho y una sensación de parálisis en las piernas. No puede moverlas. Intenta estirar la mano y se da cuenta de que todavía puede moverla. Se lleva la mano a la herida en el labio y se pregunta si tiene un cristal clavado. El sabor acre de la saliva que ha estado notando desde que salió del palacio sigue presente. Entonces, Ana comprende lo que ha sucedido: Lucía no la hirió con el cristal de uno de los espejos ni con un cristal de las ventanas, sino con un trozo puntiagudo del frasco roto que contenía la sangre de Clara y el veneno que ella misma había puesto.

Ana se da cuenta de que la niña encontró el frasco en la oscuridad y lo usó para defenderse. Esto explica el malestar que la está adormeciendo y la dificultad para respirar a pesar del aire agradable en el carruaje.

Mientras tanto, se escuchan las sirenas de un carro de bomberos que se dirige a Miralba. Ana intenta ordenarle al cochero que corra más rápido, pero no puede hablar debido a un velo en su garganta.

Finalmente, el carruaje llega al palacio de Hortaleza, el hogar de Ana. Sin embargo, ella no se mueve, está muerta.

85 Madrid, 1 de septiembre de 1834

En este capítulo, El Eco del Comercio publica una crónica firmada por El Gato Irreverente, que habla sobre la Bestia, los carbonarios, el círculo de los Doce Maestros, las niñas rescatadas y el asesinato de carlistas. También se menciona el palacio de Miralba y los duques de Altollano, así como las seis niñas asesinadas en un ritual medieval. Lucía asiste a una misa por las niñas y rechaza la oferta de trabajo de la antigua pupila de Josefa la Leona, ya que quiere aprender a leer y escribir para convertirse en periodista. Clara y Lucía se instalan en el palacete de Inmaculada de Villafranca y Lucía se debate si aceptar los apellidos de Inmaculada. Donoso es readmitido en la Guardia Real en un nuevo departamento que investigará crímenes. Donoso recibe una nota de Grisi, quien ha vuelto a los ensayos y le invita al estreno de la obra. Donoso decide celebrar las buenas noticias en las tabernas. Clara va de compras con la señora de Villafranca y Lucía se preocupa por su actitud. Lucía camina sola por Madrid y reflexiona sobre la belleza de la ciudad y su capacidad de renacer. Siente una ansia de vivir y ve un pájaro rojo surcando el cielo.

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