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I Pórtico

En este capítulo, se describe el paisaje del río Orinoco y su delta. El capítulo comienza con la descripción de la barra del Orinoco y el sondaje realizado por el serviola de estribor. A medida que el barco avanza, se observa la flora y fauna de la región, como los manglares, las aves marinas y los caimanes. Se mencionan los diferentes ríos y caños que desembocan en el Orinoco, así como los diferentes pueblos y ciudades a lo largo del río. Se destaca la importancia de la región de Guayana como un lugar de aventura y riqueza, pero también se mencionan los peligros y dificultades que enfrentan los aventureros. Se describe la vida en Ciudad Bolívar y la influencia de los rionegreros en la ciudad. Se menciona la educación de Marcos Vargas en un colegio en Trinidad y su regreso a Ciudad Bolívar. El capítulo concluye con la pesca de las zapoaras en el río Orinoco y el encuentro de Marcos con una joven que lo desafía y lo cautiva.

II Por el camino y ante la vida

En este capítulo, Marcos Vargas, un joven de veintiún años, sale de Ciudad Bolívar hacia el Yuruari por el paso de Caruache. Aunque no tiene dinero ni una bestia propia, se siente afortunado y emocionado por enfrentarse a la vida. Durante su viaje, se encuentra con el río Caroní, que le fascina por su belleza y su potencial para contener diamantes. En el paradero del paso, conoce a Manuel Ladera, un hombre maduro y rico propietario del Yuruari. Ladera le ofrece venderle sus carros y Marcos acepta. Durante el almuerzo, hablan sobre la familia de Marcos y su educación. Ladera elogia a su padre y a su madre, Herminia. Después de cerrar el trato, continúan su viaje hacia Upata. En el camino, Ladera le cuenta a Marcos sobre los problemas de la región de Guayana, como la explotación del caucho y el oro, que han llevado a la desaparición de los trabajadores del campo y a la corrupción de la sociedad. Marcos no está de acuerdo y ve la aventura del caucho y el oro como algo emocionante. Luego, se encuentran con Juan Solito, un famoso cazador de tigres. Ladera le encarga que mate a un tigre que ha estado matando sus becerros. Juan Solito acepta y les da consejos a Marcos sobre la vida. Después de despedirse de Juan Solito, Ladera y Marcos continúan su viaje, y Ladera comenta sobre la personalidad de Marcos y su fascinación por la selva y los indígenas.

III Upata de los Carreros

En este capítulo, Manuel Ladera y Marcos Vargas llegan a Upata, un pueblo conocido por sus carreros y su alegría. Manuel le cuenta a Marcos sobre la fama de las mujeres bonitas en el pueblo y cómo las montañas y la Piedra de Santa María son lugares importantes para los forasteros. Mientras atraviesan el pueblo, ven a los carreros abrevando y bañando a sus mulas, y observan la animación de las calles. Llegan a la casa de Vellorini Hermanos, la principal firma comercial del pueblo, donde conocen a Francisco y José Vellorini. Francisco es jovial y amigable, mientras que José es más reservado y seco. Francisco bromea sobre su apodo de "el bueno" y "el malo" y explica cómo utilizan esto para los negocios. La casa de Vellorini Hermanos es la más grande del pueblo y venden todo tipo de productos. Marcos se presenta como el nuevo carrero y Francisco le ofrece su cooperación. Manuel le presenta a Marcos a otros clientes y planean su viaje a San Félix. Esa noche, Manuel lleva a Marcos a la casa de las Vellorinis, donde se encuentran con las hermanas y las amigas de estas. Aracelis, la hermana menor, muestra interés en Marcos y cuenta una anécdota divertida sobre una cachetada que le dio a Marcos en Ciudad Bolívar. Todos se divierten y disfrutan de la noche romántica en Upata.

IV Los Ardavines

En este capítulo, se narra la historia de los Ardavines, una familia de caciques en el país de Yuruari. A lo largo de los años, los Ardavines han sido conocidos por su valentía y participación en las revueltas armadas del país. Aunque no siempre han sido una calamidad, ya que en ocasiones han desempeñado roles de poder moderador y han protegido a la gente pacífica de los abusos de las autoridades menores y matones de la región.

José Gregorio Ardavín, uno de los caciques, parecía ser un líder prometedor, pero abandonó su carrera política y se internó en los montes con una india arecuna. Se dice que esto fue causado por un mal bebedizo o por una enfermedad adquirida durante una expedición. Fue reemplazado por su primo Miguel, un militar mediocre y político corrupto.

José Francisco, hermano de José Gregorio, era cobarde pero impulsivo. Para ocultar su cobardía, se volvió temible y se enamoró de Maigualida Ladera. Sin embargo, ella lo rechazó y él la mató a tiros. Aunque fue encarcelado, su crimen fue considerado defensa propia y solo cumplió unos meses de prisión.

Marcos Vargas, un comerciante, desafió a José Francisco a un juego de dados en un garito. A pesar de las provocaciones, Marcos se mantuvo tranquilo y ganó la partida. Esto impresionó a José Francisco y se hicieron amigos.

Después de la partida, José Francisco se emborrachó y causó disturbios en el garito. Fue detenido por su amante, la mulata Juanifacia, y se fue a casa con ella. Al día siguiente, Cholo Parima, un hombre con cicatrices y espaldero de Miguel Ardavín, llegó a pedirle dinero a José Francisco en nombre de Miguel. Después de darle el dinero, José Francisco le mencionó que Marcos Vargas se dirigía a San Félix para entregar sus carros a un tal Marcos Vargas. Esto despertó la curiosidad de José Francisco sobre los planes de Miguel y el destino de Cholo Parima.

José Francisco pasó el día durmiendo y al despertar, se preguntó dónde estaría Cholo Parima. La imagen de Cholo Parima montando a caballo se quedó en su mente mientras reflexionaba sobre su propia vida y las acciones de su familia.

V Las palabras mágicas

En este capítulo, se nos presenta a Gabriel Ureña, quien desde joven ha sentido fascinación por las tierras de Guayana. Durante su infancia, su tío le trajo regalos exóticos de la región, despertando en él ansias de aventura y amor romántico. A medida que crece, Gabriel se sumerge en la lectura de mitos y leyendas de la región, imaginando paisajes maravillosos y dramáticos. Sin embargo, a pesar de su fascinación, Gabriel se ha vuelto sedentario y encuentra satisfacción en su trabajo como telegrafista en San Félix.

En San Félix, Gabriel contempla los impresionantes saltos del Caroní junto a Marcos Vargas y Manuel Ladera. Se discute el potencial de aprovechar la energía de los saltos, pero Gabriel no muestra interés en aventurarse en la región. Sin embargo, Manuel Ladera sugiere que Gabriel compre los carros de José Francisco Ardavín, lo que le permitiría dejar su trabajo como telegrafista y embarcarse en una nueva vida. Gabriel considera la propuesta.

Más tarde, Gabriel y Marcos Vargas se encuentran en una tertulia en la Comandancia del Resguardo, donde escuchan historias de los boyeros y las leyendas de la región. De repente, llega la noticia de que Manuel Ladera ha sido asesinado. Marcos decide regresar a San Félix para declarar ante las autoridades sobre el crimen, mientras que Gabriel y Arteaguita acompañan el cadáver en su camino hacia Upata.

La historia nos muestra la fascinación de Gabriel por las tierras de Guayana y su deseo de aventura, así como la trágica muerte de Manuel Ladera, que afecta a todos los personajes.

VI El poder moderador

En este capítulo, se describe la situación política en la que se encuentra el general Miguel Ardavín, quien desde su hacienda "Palmasola" observa el declive de los caudillos y la llegada de nuevos elementos políticos leales al gobierno nacional. A pesar de esto, Ardavín decide retirarse del ejercicio oficial del cacicazgo y dedicarse a sus fincas y empresas.

Ardavín se da cuenta de que algo grave preocupa al jefe civil de El Callao, por lo que llama a su primo José Francisco para hablar con él. Ardavín le reprocha a José Francisco por haber asesinado a Manuel Ladera, lo cual ha causado problemas y sospechas en la opinión pública. José Francisco niega su participación en el crimen, pero Ardavín le recuerda que él le envió un mensaje amenazante a Ladera y que ha sido acusado formalmente de homicidio.

Ardavín le advierte a José Francisco que debe cumplir con sus compromisos con la revolución y le pide que se vaya a su finca "Yagrumalito" para evitar problemas. También le pide que se lleve a Pantoja, quien ha regresado de San Félix y ha acusado a José Francisco de ser el autor principal del asesinato.

Ardavín también le pide a José Francisco que le entregue un cheque por la cantidad acordada como su contribución al financiamiento de la revolución. José Francisco acepta y se compromete a cumplir con sus compromisos.

Por otro lado, se menciona la historia de un tesoro enterrado por los españoles en las antiguas Misiones del Caroní. Un hombre llamado "El Españolito" llega a Upata con un plano que supuestamente indica la ubicación del tesoro. Sin embargo, resulta ser un timo y "El Españolito" es expulsado de la ciudad.

Finalmente, se relata una broma que se hace en Upata sobre la aparición de un fraile fantasma. Marcos Vargas y sus amigos deciden disfrazarse y asustar a la gente, pero la broma sale mal y "El Españolito" tiene que huir de la ciudad.

En resumen, en este capítulo se muestra la situación política de Ardavín, la acusación a José Francisco por el asesinato de Ladera, la preparación de la revolución y la broma del tesoro y el fraile fantasma.

VII Nostalgias

En este capítulo, Gabriel Ureña, el nuevo telegrafista del pueblo, comienza a experimentar nostalgia. No es nostalgia por su ciudad natal ni por algo concreto, sino un sentimiento vago de vacío y falta de afecto. Esto lo siente especialmente durante las noches y las horas del mediodía en la oficina de telégrafos, donde escucha los mensajes que no son para él. Gabriel siente que ha perdido la oportunidad de vivir una gran aventura y luchar contra las calamidades del mundo. A pesar de esto, no siente impulsos fuertes que lo hagan elegir un camino en la vida. Gabriel es un telegrafista apático, que aceptó el trabajo por comodidad y porque su padre también lo fue. Aunque Gabriel es estimado por su cultura y personalidad, su actitud irónica y su intolerancia con los errores de los demás le restan simpatías. Sin embargo, Marcos Vargas, un amigo suyo, se siente atraído y repelido por él al mismo tiempo. Gabriel y Marcos visitan a la familia Ladera durante el octavario de la muerte del padre de Maigualida. Durante estas visitas, Maigualida muestra su dolor y tristeza, pero también su dignidad y fortaleza. Las hermanas Vellorinis también están presentes y tratan de impresionar a Gabriel con su cultura. Sin embargo, Gabriel siempre responde con su gesto burlón. Una noche, Marcos nota que Maigualida también hace el mismo gesto burlón que Gabriel. Después de las visitas, Gabriel y Marcos caminan juntos hasta la esquina, donde Maigualida le pide a Gabriel que no vuelva a visitarla con tanta frecuencia debido a los rumores de que están teniendo una relación. Gabriel acepta su petición y se despide de ella. Gabriel recuerda los años tristes de su adolescencia y cómo su vocación religiosa se desvaneció. Luego, Gabriel se encuentra con Childerico, un comerciante del pueblo, y Arteaguita, un amigo de Gabriel. Childerico y Arteaguita escoltan a Gabriel por la calle, ya que se rumorea que José Francisco Ardavín planea hacerle daño. Durante el camino, Childerico habla sobre el sentido oculto de las cosas y su deseo de jinetear su corcel algún día. Gabriel se despide de ellos y entra a su casa, riendo por las ocurrencias de la noche.

VIII La Bordona

En este capítulo, se narra un encuentro furtivo entre Aracelis y Marcos Vargas en la ventana de su casa. Aracelis le pregunta a Marcos qué le pidió a una estrella fugaz, a lo que él responde que no la vio, ya que estaba contemplándola a ella. Aracelis expresa su deseo de que permanezcan juntos toda la vida, pero Marcos menciona que los barrotes de la ventana podrían ser un obstáculo. Aracelis cuenta que a sus hermanas les gusta el trato de los franceses y menciona que están enojadas con Marcos por su comportamiento con su padre. Luego, Aracelis le cuenta a Marcos que sus hermanas creen que está enamorada de él y que se ríen de su comportamiento. También le dice que su padre le contó sobre la jugada que hizo contra José Francisco Ardavín. Marcos se alegra de que Aracelis se haya reído y le dice que su padre también lo encontró divertido. Aracelis le cuenta a Marcos que sus hermanas piensan que está loca por él y que se ponen pálidas y se ponen nerviosas cuando lo mencionan. Marcos le dice que no se preocupe y que él también está enamorado de ella. Luego, se menciona que Francisco Vellorini decide enviar a sus hijas a pasar el verano en Niza para distraerlas y evitar que se casen con criollos. Berenice, la madre de las chicas, no está de acuerdo con la separación, pero Francisco ya ha tomado la decisión. Francisco le propone a Marcos que se haga cargo de los negocios de Manuel Ladera, incluyendo los carros y los hatos. Marcos acepta ayudar, pero no quiere ser empleado y prefiere enfrentar las dificultades por su cuenta. Luego, Marcos se dirige a "La Hondonada" para recoger el ganado vendido por Manuel Ladera y se encuentra con Juan Solito, quien le devuelve el dinero que le pagó por matar al tigre. Juan Solito explica que el tigre era en realidad un hombre que estaba tomando esa forma para hacer daño. Marcos le pregunta sobre Cholo Parima y el renco, pero Juan Solito le dice que ya no tiene que preocuparse y que siga su camino. Marcos se despide y se marcha, mientras Juan Solito vuelve a sumergirse en su mundo enigmático.

IX Las carcajadas de Apolonio

En este capítulo, se nos presenta a Apolonio Alcaraván, el jefe civil de El Callao, como un hombre simpático y bromista que se gana el cariño de sus gobernados. Pasaba la mayor parte del tiempo sentado a la puerta de la jefatura, bromeando con los transeúntes y riendo a carcajadas. Un día, se encuentra con un forastero mal vestido y de aspecto sospechoso, pero Apolonio no se deja engañar y descubre que en realidad es un sacristán que busca oro en la región. Apolonio le propone al sacristán que se haga pasar por cura en El Callao, ya que el pueblo no tiene cura de almas y se acerca la Semana Santa. El sacristán acepta la propuesta y Apolonio organiza una fiesta en su honor. Después, se nos cuenta la historia de la fiebre del oro en El Callao, donde se descubrieron yacimientos en el río Yuruari. Sin embargo, el oro se agotó y la mina fue inundada. A pesar de esto, la población sigue esperando encontrar la veta perdida. Por último, se nos presenta a Marcos Vargas, un hombre de negocios que busca clientes en El Callao y se hace amigo de Apolonio. Apolonio le ayuda a conseguir clientes y lo invita a una fiesta en casa de su amigo, el norteamericano Davenport, quien vive en una casa de campo llamada "El Varadero". Davenport es conocido por su buen humor y su generosidad, y también por sus mulas y su afición a la cerveza y al whisky. Además, se nos cuenta que Davenport tiene habilidades médicas y ayuda a los enfermos de la región.

Siguiendo este capítulo, Apolonio Alcaraván cuenta una anécdota a Marcos Vargas sobre cómo se enfrentó a Mr. Davenport en una pelea por las mulas del americano. Mr. Davenport relata cómo derrotó a Apolonio en esa pelea. Luego, se menciona la historia de Mr. Davenport y sus mulas, y cómo él cree que el paludismo es causado por la flojera y la falta de trabajo. Después, se habla de la presencia de un joven inglés enfermo de tuberculosis que vive en un cobertizo cerca de "El Varadero". Se menciona también al conde Giaffaro, un aventurero exótico que se ha establecido en la selva del Guarampín. Mr. Davenport comenta sobre la organización de la vida en Guayana y cómo él planea irse cuando la diversión termine. Luego, se menciona la llegada de un campesino con un mensaje para Apolonio Alcaraván, informándole que el general José Gregorio Ardavín quiere que lo case con su india. Se revela que el general está muriendo y no quiere ver a su hermano y primo en su lecho de muerte. Apolonio y Marcos deciden ir a "Palo Gacho" para casar al general antes de que muera. Al llegar, descubren que el general ya ha fallecido. Marcos propone casar al muerto para evitar que José Francisco Ardavín herede "Palo Gacho". Apolonio acepta y se lleva a cabo un matrimonio falso con la india Rosa Arecuna. Al final del capítulo, se revela que Apolonio ha vendido el ganado de "Palo Gacho" a Rosa Arecuna y se ríe de su astucia.

X El avance

En este capítulo, se narra la llegada de los campesinos y llaneros de Guayana a Tumeremo, donde se encuentran las empresas purgüeras. Estos hombres están dispuestos a aventurarse en las selvas salvajes e inhóspitas en busca de goma, con la esperanza de hacerse ricos. Uno de los peones, Encarnación Damesano, se presenta ante el encargado de una de las empresas y le pide los suministros necesarios para su viaje. Después de una breve discusión sobre los precios, se llega a un acuerdo y Damesano se prepara para partir.

Mientras tanto, José Francisco Ardavín está en su finca, "Yagrumalito", planeando sus proyectos de poder. Recibe una llamada telefónica informándole de la muerte de Miguel, su primo y líder del partido. Ardavín se entera de que Alcaraván, otro miembro del partido, ha contraído matrimonio con José Gregorio, el hijo de Miguel. Ardavín se enfurece y planea tomar represalias contra Alcaraván y el gobierno del Estado.

Ardavín se dirige al caney, donde se encuentra con sus oficiales, pero se da cuenta de que su presencia ha causado un silencio incómodo entre ellos. Decide no poner a prueba su lealtad en ese momento y se retira. Sin embargo, se da cuenta de que ha olvidado algo y regresa al grupo. Aunque intenta disimularlo, Ardavín se siente inseguro y confundido.

Luego, Ardavín se encuentra con Cholo Parima, un hombre misterioso que ha estado acompañándolo. Ardavín intenta obtener información sobre un recado que Parima le entregó al coronel López, pero Parima se muestra evasivo y se retira. Ardavín considera dispararle, pero se da cuenta de que Parima es peligroso y decide no hacerlo.

El capítulo termina con Ardavín sintiéndose solo y enfrentando la oscuridad de la noche en "Yagrumalito".

XI Las horas menguadas

En este capítulo, se describe la noche en Tumeremo, con un cielo encapotado y relámpagos silenciosos anunciando la llegada de la lluvia. Las calles están solitarias y las personas se congregan frente a las oficinas de las empresas purgüeras, esperando a los capataces para dirigirse a la selva. Marcos Vargas y Arteaguita conversan sobre el miedo que siente este último de ir a la montaña. Arteaguita confiesa ser supersticioso y temer no ser aceptado por la montaña. Marcos intenta animarlo, pero Arteaguita se considera un cobarde. En ese momento, ven a Cholo Parima, un hombre buscado por la policía, entrar en un tabernucho. Marcos decide ir a arrestarlo y Arteaguita intenta convencerlo de que avise a la policía en lugar de enfrentarse a Parima. En el tabernucho, Parima se da cuenta de que Marcos lo está observando y saca su revólver. Marcos logra desarmarlo y Parima muere. El jefe civil reconoce la valentía de Marcos y le agradece su servicio. Luego, le informa que los carros de los Ardavines han sido asaltados y destruidos. Marcos no muestra interés y se retira a su posada. Allí, Arteaguita y José Vellorini lo confrontan por su acción y le ofrecen un puesto en la empresa purgüera. Marcos acepta y se lanza a la aventura, dejando a Arteaguita al margen.

XII Canaima

En este capítulo, el protagonista, Marcos Vargas, se adentra en la selva amazónica y experimenta una mezcla de decepción y fascinación. Al principio, se siente decepcionado por la falta de grandeza que encuentra en la selva, ya que los árboles son delgados y raquíticos debido a la competencia por el espacio. Sin embargo, pronto comienza a apreciar la grandeza en la infinita variedad y repetición obsesiva de los árboles. La selva se convierte en un mundo abismal y antihumano, donde aquellos que la atraviesan se convierten en algo más o algo menos que hombres.

Marcos Vargas experimenta la deshumanización al enfrentarse a los peligros de la selva, como los rápidos del río Cuyuní y los estrechos canales llenos de escollos. También se deshumaniza por la paciencia requerida en los bongos y falcas, y por las agotadoras caminatas a través de la maleza y las trochas indígenas. A medida que se sumerge más en la selva, Marcos Vargas se encuentra con indígenas y aprende de ellos. Aprende a percibir los sonidos y señales de la selva, a distinguir los animales y a comprender las supersticiones y creencias indígenas.

La selva se presenta como un lugar misterioso y fascinante, lleno de vida vegetal y animal. Marcos Vargas experimenta la sensación de que en la selva reinan las fuerzas vegetales y que la presencia del hombre es vista con recelo por los habitantes del bosque. La noche en la selva es oscura y hostil, con árboles que parecen moverse para cerrar los espacios abiertos por los hombres. Durante la noche, la vida animal se manifiesta gradualmente, con el vuelo de aves y el sonido de las bestias nocturnas.

El capítulo también presenta al conde Giaffaro, un misterioso personaje que vive en la selva y ha creado un museo de artefactos indígenas y animales disecados. Marcos Vargas se siente intrigado por la vida anterior del conde y busca conocer sus motivos para vivir en la selva. Sin embargo, el conde es reservado y no revela mucho sobre sí mismo.

En resumen, este capítulo describe la experiencia de Marcos Vargas en la selva amazónica, su fascinación por la grandeza y misterio de la naturaleza y su encuentro con el conde Giaffaro.

Siguiendo este capítulo, Marcos Vargas se encuentra en el museo frente a la momia del indio, esperando escuchar lo que el extranjero tiene que decirle. El extranjero le aconseja que cuide su alma como una caldera de vapor y que libere la presión cuando sea necesario. Marcos reflexiona sobre las leyendas que ha escuchado sobre el conde y sobre la presión que siente en su propia alma. Aunque no quiere admitirlo, sabe que esta presión proviene del acto vengativo que cometió en Tumeremo. El conde continúa hablando sobre la amistad y la sinceridad, afirmando que la sinceridad es una porquería y que la reserva de misterio es lo que realmente cautiva en una relación. Después de esta conversación, el conde se queda en silencio y Marcos reflexiona sobre lo que ha escuchado. Luego, Marcos regresa al campamento purgüero y se encuentra con Encarnación Damesano, un peón que ha llegado huyendo de malos tratos en otra empresa. Encarnación le cuenta a Marcos sobre las dificultades y peligros de trabajar en la selva, mencionando las diferentes serpientes y animales peligrosos que se encuentran allí. Marcos le ofrece trabajo a Encarnación y este acepta, agradecido. Sin embargo, Encarnación desaparece y días después es encontrado gravemente herido y enfermo. A pesar de los esfuerzos de Marcos por salvarlo, Encarnación muere y antes de morir le cuenta a Marcos sobre su trágico final en la selva.

XIII El mal de la selva

En este capítulo, Marcos Vargas se ve afectado por la trágica muerte del peón leal. Esta experiencia revela la tremenda injusticia que divide a los hombres en Vellorinis y Damesanos, y Marcos ya no puede conciliar su optimismo con la iniquidad. Desde su viaje a Upata, Marcos ha sentido una ruptura en su alma, y ahora comprende que todo el mundo está podrido de iniquidad, incluyéndose a sí mismo. Se da cuenta de que su trato amable a los peones solo ha aumentado la producción de la empresa del Guarampín para su propio beneficio. Marcos comienza a cuestionar su papel en la opresión de los trabajadores y se siente desligado del mundo. Su obsesión por contemplar la montaña y la selva lo lleva a internarse en el bosque, donde se encuentra con el "Sute" Cúpira, un famoso bandolero generoso. Cúpira le cuenta a Marcos cómo se encontraron por primera vez en la pulpería de Fortunato Carrillo, donde Cúpira mató a su padre. Marcos confronta a Cúpira sobre su pasado y se retira del grupo. Luego, Marcos y Cúpira asisten a una fiesta de los indios guaraúnos, donde presencian una danza lúbrica y una danza fúnebre bajo los efectos del yopo. Marcos se enfrenta a los opresores y grita por la liberación de los indios, pero su rebelión no tiene éxito. La escena termina con los indios luchando entre sí y Marcos decepcionado.

XIV Tormenta

En este capítulo, Marcos Vargas regresa a la estación del Guarampín después de ocho días de ausencia. Tanto él como todos los seres vivientes de la selva experimentan los efectos extraños de la selva, que se deben tanto a causas naturales como a aberraciones del espíritu. Se acerca el final de la estación lluviosa y reinan las calmas enervantes antes de los chubascos finales del invierno tropical. La bestia y los pájaros muestran inquietud, los indios se muestran reservados y los purgüeros muestran una propensión sombría y cruel. Los indios de la ribera opuesta del Guarampín hablan de misteriosos gritos que se escuchan en la selva. Marcos Vargas se dirige a la casa del conde Giaffaro para investigar, pero encuentra la casa cerrada y al conde en una crisis de taciturnidad. Los indios le dicen que el conde camina siempre y que Canaima está en su cabeza. Marcos Vargas se adentra en la selva durante una tormenta y experimenta la furia de los elementos. Encuentra a un mono araguato aterido y lo protege en su pecho. Después de la tormenta, Marcos Vargas se siente fuerte y protector, tanto en la tempestad como en la ternura hacia el mono. La selva vuelve a la calma y el tucuso montañero canta.

XV Un alma en delirio

En este capítulo, se narra la situación de José Francisco Ardavín después de la prisión de su primo Miguel. Aunque disfruta de su libertad, se siente abandonado y postergado, ya que sus antiguos amigos y las autoridades que lo apoyaban ahora están en su contra. Ardavín se sumerge en borracheras tempestuosas y se siente desgraciado. La "Juanifacia", la mujer que lo acompañaba, ya no quiere tener nada que ver con él y disfruta de su nueva vida como propietaria de una casa en las afueras de Upata. Ardavín intenta buscar consuelo en ella, pero solo encuentra humillación y maltrato. A pesar de todo, sigue aferrado a la idea de que ella es lo único que le queda en la vida.

Por otro lado, se menciona que Marcos Vargas ha regresado del Guarampín con cuentas claras y copiosas. Ha tenido mucho éxito en su empresa de goma y ha logrado pagar todas sus deudas. Sin embargo, recibe noticias preocupantes sobre la salud de su madre y se entera de que su hermano José Francisco ha regresado a Tumeremo.

En la casa de Tumeremo, Francisco Vellorini, el dueño de la empresa, se encuentra enfermo y decide retirarse de los negocios. Le propone a Marcos Vargas que se haga cargo de la empresa en su lugar, pero Marcos rechaza la oferta, ya que no quiere mezclar negocios con asuntos familiares.

Mientras tanto, Marcos Vargas ha cambiado después de su experiencia en la selva. Ha abierto una sastrería y se ha enamorado de una mujer en Tumeremo. Aunque su vida ha mejorado, siente que algo ha cambiado en él y que ya no encaja en su antigua vida.

José Francisco Ardavín, en su desesperación por enfrentarse a Marcos Vargas, decide buscarlo en Tumeremo. Sin embargo, cuando llega a su casa, se encuentra con que Marcos no está y decide esperarlo. Mientras espera, se siente cansado y sediento, y se sienta a descansar en la mesa del comedor. En ese momento, Marcos Vargas aparece y José Francisco, atormentado por la cobardía, huye. Al día siguiente, lo encuentran vagando por los campos, en un estado de demencia.

XVI Mitología griega y solución lógica

En este capítulo, Childerico experimenta un fenómeno de obnubilación de la memoria que afecta su desempeño en la tienda "Los Argonautas". A pesar de ser un experto en mitología griega, no logra recordar el mito que simboliza su situación actual. Desesperado, intenta recordar golpeándose la frente, pero sin éxito. Finalmente, se da cuenta de que el nombre que busca es "Hesione", pero decide que suena demasiado duro y busca uno más dulce y femenino. Llega a la conclusión de que el nombre adecuado es "Maigualida".

Mientras tanto, Gabriel Ureña se siente cada vez más aburrido y desilusionado con la monótona vida del pueblo. Aunque sigue desempeñando su trabajo y visitando a las Ladera, siente que algo falta en su vida. Durante sus visitas a Maigualida, ambos actúan como novios sin decirlo explícitamente, pero saben que están comprometidos el uno con el otro.

Un día, Gabriel le confiesa a Maigualida que ha pedido su reemplazo en el trabajo y que está considerando abandonar el pueblo. Maigualida lo anima a seguir adelante y le dice que la vida en el pueblo no es adecuada para alguien como él. Gabriel le explica que está dispuesto a sacrificar todo por hacerla feliz y que está dispuesto a casarse con ella. Maigualida acepta su propuesta y se emociona por su futuro juntos.

Mientras tanto, Aracelis llega a la casa de Gabriel y Maigualida sin ser invitada. Revela que ha venido a pasar unos días con ellos y que ha logrado convencer a su padre para que le permita quedarse. Aracelis menciona que Marcos Vargas apenas le habló cuando se encontraron en Upata y que está preocupado por la enfermedad de su madre. Aracelis también menciona que la madre de Marcos ha fallecido recientemente.

Marcos Vargas llega a la casa y se muestra afectado por la muerte de su madre. Gabriel nota un cambio en su actitud y se da cuenta de que Marcos lo mira con agresividad. Maigualida también se da cuenta de esto y se preocupa por la situación. Gabriel intenta hablar con Marcos y le aconseja que rehaga su vida y no malgaste sus habilidades en aventuras sin sentido. Gabriel le sugiere que se dedique a luchar contra la injusticia y a estudiar los problemas de la región. Marcos reflexiona sobre las palabras de Gabriel y se da cuenta de que tiene la oportunidad de hacer algo significativo con su vida.

Mientras tanto, Aracelis se siente celosa de Maigualida y teme que Marcos se enamore de ella. Aracelis también se siente atraída por Marcos y lucha contra pensamientos impuros. Maigualida se da cuenta de la tensión entre Aracelis y Marcos y se preocupa por su relación.

Finalmente, Marcos y Aracelis deciden irse juntos sin casarse. Maigualida y Gabriel se dan cuenta de su partida y se apoyan mutuamente. Gabriel le dice a Maigualida que Marcos ha encontrado su verdadera vocación y que está dispuesto a luchar por la justicia. Maigualida se siente orgullosa de Marcos y ambos se preparan para enfrentar el futuro juntos.

XVII Contaban los caucheros

En este capítulo, se narra la historia de Marcos Vargas, un hombre que corre los rápidos del río Cuyuní en las noches de luna. Los caucheros cuentan anécdotas sobre él, como cuando se enfrentó a los rápidos de La Chamuchina y logró sobrevivir. También relatan cómo Marcos Vargas se unió a Néstor Salazar en la búsqueda de oro en el Cuyuní, y descubrieron un filón muy rico. Sin embargo, la fiebre del oro y las malas compañías llevaron a Marcos Vargas a perder todo su dinero en apuestas y juegos de azar. Además, se menciona la presencia de Cúpira, un hombre temido en la región, que también participa en juegos de azar. Finalmente, Marcos Vargas decide abandonar el Dorado y enfrentarse a Cúpira en un duelo mano a mano.

XVIII Aymará

En este capítulo, se describe un camino ancho y limpio que atraviesa la selva. El protagonista camina por este camino y se encuentra con una multitud silenciosa que no le ofrece resistencia. Los hombres que encuentra en su camino se iluminan por dentro como la selva oscura cuando hay un relámpago. El protagonista continúa su camino sin poder detenerse y se encuentra con diferentes situaciones y personajes. Uno de ellos es un hombre que se queja de haber sido atravesado por el protagonista y otro que le pregunta qué desea. A medida que avanza, el protagonista se encuentra con una pequeña cosa inmensa que lo sigue y lo agobia. También se encuentra con un hombre que bebe agua de un vaso interminablemente y con otro que corre lamiendo los troncos de los árboles para calmar su sed. El protagonista también se encuentra con Ponchopire, quien le explica por qué su tribu se ha mudado a la gran sabana del Ventuari debido a la tuberculosis y la explotación de los caucheros. Ponchopire le pide al protagonista que enseñe a su tribu a hacer hielo, pero él no sabe cómo hacerlo. Más tarde, el protagonista escucha a un hombre contar historias sobre un movimiento inusual de indios y la aparición de una india de una raza desconocida. El protagonista se pregunta si podría unir a todas las comunidades indígenas dispersas y liderar un gran pueblo indio. Sin embargo, también se cuestiona si la raza indígena está perdida y si sus propias ideas son útiles. Al final del capítulo, el protagonista consuela a Aymara, quien le confiesa su amor por él.

XIX ¡Esto fue!

En este capítulo, se describe la región de Guayana, que ha sido frustrada y ya no es lo que solía ser. Se mencionan los ríos caudalosos y desiertos por los que solo navegan las sombras de las nubes, así como los pueblos tristes y ruinosos. Se habla de la falta de riqueza en la región, como el caucho sin precio para ganancias, el oro que apenas aparece y la sarrapia que solo mantiene la ilusión de riqueza. En diferentes lugares, como Tumeremo y Guasipati, la gente teme que si no aparece oro en Cuyuní, el pueblo se acabará definitivamente. Se menciona a personajes como el negro Ricardo, que busca botellas para romper, y la negra Damiana, que continúa lavando arenas sin oro. También se habla de José Francisco Ardavín, que regresa de su ilusoria pelea en El Caujaral, y de musiú Giacomo, que espera descubrir el tesoro de los frailes. Childerico afirma que está escribiendo un libro que lo hará famoso, pero aún se desconoce sobre qué versará. En Tumeremo, la tijera de oro pintada en la muestra de la sastrería de Arteaguita se ha descolorido. El sastre sueña con estar en Caracas. Solo en "Tupuquén" hay esperanzas, ya que la tierra produce y los ganados se multiplican. Se menciona a Marcos Vargas, quien fue una esperanza fallida y se casó con una ingeniero inglés. Sin embargo, un día llega a "Tupuquén" un viajero acompañado de un joven llamado Marcos Vargas, quien es enviado para que Ureña lo eduque. Finalmente, se menciona que Marcos Vargas se encuentra en el puente de proa del barco, mientras el Orinoco lo lleva hacia el porvenir y rinde sus cuentas al mar.

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