La aventura del tocador de señoras

12 minutos

La aventura del tocador de señoras Sobrecubierta

En este capítulo, el narrador es convocado por el doctor Sugrañes, el director del centro en el que ha estado recluido durante años. El doctor le informa que ha decidido darle el alta y le entrega un certificado de curación. El narrador se despide del doctor y sale del centro, sintiéndose libre pero también preocupado por enfrentarse a un mundo que ha cambiado durante su ausencia.

Después de salir del centro, el narrador se encuentra con Cañuto, un antiguo ladrón de bancos que ahora vive en el manicomio. Cañuto le pregunta si sabe hacia dónde cae Barcelona y el narrador le responde que depende de la dirección del viento. Luego, el narrador continúa su camino hacia Barcelona, donde busca a su hermana Cándida. Después de algunas dificultades, finalmente la encuentra viviendo con su suegra y su esposo Viriato. Cándida le ofrece trabajo y un lugar para vivir, y el narrador acepta.

El narrador comienza a trabajar en la peluquería de Viriato y se convierte en un miembro respetado de la comunidad. Sin embargo, su vida cambia cuando una mujer misteriosa entra en la peluquería y le pide ayuda para robar unos documentos. Aunque el narrador se siente atraído por ella, decide no involucrarse en actividades ilegales y rechaza su oferta.

Después de un encuentro casual con la mujer en un bar, el narrador es secuestrado por un grupo de hombres armados. Ellos lo llevan a un lugar desconocido y lo amenazan con una pistola. El narrador se encuentra rodeado de personas enmascaradas y no sabe qué esperar.

Siguiendo este capítulo, el narrador es abordado por un hombre enmascarado que lo amenaza con una pistola para que realice un robo. El hombre enmascarado se presenta como Manuel Pardalot, dueño de una empresa llamada El Caco Español, S.L. y le pide al narrador que robe unos documentos de su empresa. Aunque el narrador se muestra reacio al principio, finalmente acepta realizar el robo.

El narrador se entera de que el robo es solo una operación contable y que el robo es aparente. El hombre enmascarado le explica que el robo es necesario para dar una buena imagen a su empresa y que él y su hija, Ivet, serán responsables si algo sale mal. El narrador también descubre que el hombre enmascarado sabe sobre su pasado delictivo y que la idea de que él acepte el trabajo fue de Ivet.

Después de aceptar el trabajo, el narrador se encuentra con el chófer del hombre enmascarado, un hombre negro muy alto. El chófer lo lleva al edificio de la empresa y le da instrucciones detalladas sobre cómo realizar el robo. El narrador se infiltra en el edificio, evitando la detección del guardia de seguridad y la cámara de vigilancia. Finalmente, encuentra la carpeta azul y la roba.

Después de completar el robo, el narrador se encuentra con la chica, Ivet, en un lugar acordado. Sin embargo, ella no está acompañada por el hombre enmascarado. Ivet le dice al narrador que el hombre enmascarado decidió no venir por razones de seguridad. El narrador se siente engañado y se da cuenta de que ha perdido tanto el dinero como la chica.

El narrador regresa a su peluquería y descubre que alguien ha registrado el lugar, pero no ha encontrado nada sospechoso. Luego, el narrador encuentra un periódico que informa sobre el asesinato de Manuel Pardalot, el hombre enmascarado. El narrador se preocupa de que el robo y el asesinato estén relacionados y de que pueda estar en peligro.

El narrador decide pedir ayuda a su vecina, Purines, para vigilar su apartamento mientras él investiga más sobre el robo y el asesinato. Al regresar a casa, el narrador descubre huellas de zapatos en el polvo de talco en el rellano y encuentra evidencia de que alguien ha forzado la cerradura de su peluquería.

El narrador se siente cada vez más paranoico y cree que alguien lo está siguiendo. Finalmente, se encuentra con el chófer negro, Magnolio, quien le entrega un mensaje de Ivet. El mensaje le ordena al narrador que guarde silencio sobre el robo y que nunca mencione a Ivet. El narrador se da cuenta de que hay muchas preguntas sin respuesta y de que la situación es más complicada de lo que parece.

Siguiendo este capítulo, el narrador se encuentra con Magnolio en un bar y le pregunta sobre la señorita Ivet. Magnolio le explica que la señorita Ivet era dueña de una empresa de servicios y que él trabajaba como chófer para ella. La empresa ofrecía servicios de chófer por semanas, días u horas, así como otras prestaciones adicionales. Magnolio asegura que nunca había sido contratado para cometer un delito y que no conocía al señor Pardalot. El narrador intenta hacerle más preguntas sobre la señorita Ivet, pero Magnolio se queda dormido en la mesa del bar. El narrador llama al dueño del bar y le dice que se va, dejando a Magnolio durmiendo. Luego, el narrador va al video-club del señor Boldo y le pide que cuide la peluquería mientras él se ausenta. Después, el narrador va a la parroquia de La Concepción y recibe un recordatorio de la muerte de Pardalot. Luego, se dirige al entierro de Pardalot y se abre paso entre la multitud hasta llegar a la primera fila, donde se encuentra con una mujer joven que resulta ser Ivet Pardalot, la hija del difunto. El narrador le expresa sus condolencias y le pregunta sobre el móvil del asesinato, pero Ivet no le da ninguna respuesta clara. El cura interrumpe la conversación y el narrador se retira al atrio de la iglesia, donde se encuentra con un grupo de hombres que discuten sobre fútbol. El narrador les pregunta si conocen al difunto Pardalot, pero descubre que se ha equivocado de entierro. Luego, el narrador regresa a la peluquería y le informa al señor Boldo que no ha habido ningún cliente durante su ausencia. Después, va a la parroquia de La Concepción y se une a las horas de oración. A media tarde, su cuñado Viriato lo visita en la peluquería y le reprocha por los malos resultados de su negocio. El narrador le explica que ha tenido problemas debido a la bomba en la peluquería y le pide que se ocupe de que no falte nada a Magnolio, quien está durmiendo en el bar. El narrador concluye que las únicas conclusiones que puede sacar hasta el momento son que la persona que se hizo pasar por Ivet Pardalot no era realmente ella, que el enmascarado que se hizo pasar por Pardalot podría ser el asesino o el cerebro detrás del asesinato, y que el narrador y Ivet corren peligro si no descubren la verdad.

Capítulo sin nombre 2

En este capítulo, el protagonista continúa su reconocimiento del terreno cuando es interrumpido por la llegada de un joven recepcionista. El recepcionista le pide su invitación, pero el protagonista finge no tenerla y bromea al respecto. Sin embargo, el recepcionista le informa que sin invitación no puede dejarlo pasar debido a las estrictas órdenes de Reinona. En ese momento, un caballero maduro y canoso se acerca y el protagonista lo reconoce como el mismo hombre que vio en las oficinas de El Caco Español. Antes de que el caballero pueda sacar conclusiones, el protagonista lo saluda efusivamente, pero el caballero responde fríamente y niega conocerlo. El protagonista le explica que es el abogado del difunto señor Pardalot y que ha recibido una invitación de Reinona. El caballero reflexiona y finalmente pregunta si el protagonista ha traído el donativo. El protagonista confirma que sí y el caballero lo lleva a un salón donde se encuentran otros hombres. El caballero presenta al protagonista como el abogado de Pardalot y se inicia una conversación sobre los asuntos de la organización. Mientras tanto, el protagonista busca a Magnolio y lo encuentra trabajando como camarero en el salón. El protagonista aprovecha la distracción de la conversación para hablar con Reinona, quien le advierte que desconfíe de todos y no cuente nada. Antes de que puedan hablar más, el alcalde de Barcelona interrumpe la conversación y se dirige a los presentes. El alcalde pronuncia un discurso político sobre las elecciones municipales y la importancia de su reelección. Durante el discurso, el protagonista se da cuenta de que ha sido reconocido y decide escapar. Reinona le indica una salida por el jardín y el protagonista logra huir. Luego, el protagonista se encuentra con Ivet, quien le cuenta que ha sido seguida y amenazada por alguien que busca la carpeta azul. Ambos deciden refugiarse en el apartamento del protagonista, pero son interrumpidos por la llegada de la policía. Sin embargo, Purines y un hombre disfrazado de teniente coronel de la Guardia Civil logran distraer a la policía y permiten que el protagonista y Ivet se escondan. Finalmente, el alcalde llega al apartamento y pide la ayuda del protagonista para descubrir quién mató a Pardalot.

Siguiendo este capítulo, Reinona visita a ESATLAS en su apartamento. Ella le cuenta que sabe que está involucrado en el caso de Pardalot y le pide ayuda. Reinona le explica que el asesino de Pardalot es solo un peón y que alguien le dio la orden. Aunque no revela quién es el autor intelectual, le pide a ESATLAS que encuentre a una chica que está relacionada con el caso. Reinona le explica que esta chica es más joven y más guapa que ella, pero no tan decidida. ESATLAS acepta ayudarla y Reinona se muestra agradecida. Luego, llega el marido de Reinona, Arderiu, y ESATLAS lo esconde en el baño. Reinona le pide a ESATLAS que no le diga a Arderiu sobre su visita. Reinona le cuenta a ESATLAS que alguien está planeando matarla y que ella forma parte de una conjura. ESATLAS le pregunta por qué está interesada en encontrar a la chica y Reinona se niega a responder. Luego, Arderiu sale del baño y Reinona se muestra preocupada por su presencia. ESATLAS le pide a Arderiu que se esconda detrás de una cortina y luego abre la puerta a Magnolio, quien le informa sobre el personal de servicio de la casa de Reinona. Después, Santi llega al apartamento y amenaza a ESATLAS con una pistola. ESATLAS logra engañarlo y apaga la luz, lo que permite que un francotirador dispare a Santi desde la azotea de enfrente. Santi queda herido y ESATLAS lo esconde en el zaguán. Luego, Cándida llega al apartamento y ESATLAS le pide que avise a la policía sobre el herido. Finalmente, ESATLAS le pide a Magnolio que vigile la casa de Ivet y se queda en la peluquería mientras espera a que Viriato regrese.

Siguiendo este capítulo, Viriato continúa explicando a su interlocutor sobre las empresas de Pardalot y su historial en el Registro Mercantil. Aunque no se sabe exactamente de dónde provienen los ingresos de estas empresas, se sospecha que podrían estar involucradas en actividades ilegales como fraude fiscal, blanqueo de dinero o tráfico ilegal. Además, Viriato revela que la sede social de estas empresas ha ido cambiando con cada transformación, y que la última adquirió un edificio de gran valor.

Después de la conversación, una clienta entra en la peluquería y resulta ser Ivet Pardalot, la verdadera hija del difunto Pardalot. Ivet explica que su padre la preparó para dirigir sus empresas, pero se siente infravalorada y poco atractiva. Le ofrece a Viriato un trato: dinero a cambio de información sobre la otra Ivet, la impostora. Viriato se muestra desconfiado y rechaza la oferta.

Más tarde, Viriato contrata a Magnolio para que lo releve en la peluquería. Mientras espera a Ivet, Viriato se queda dormido y es despertado por un estornudo. Decide seguir a Ivet, quien toma un tren hacia Vilassar. En Vilassar, Viriato anota la matrícula del taxi en el que Ivet se marcha y luego se dirige a la residencia donde se encuentra el comisario Flores.

En la residencia, Viriato se encuentra con el comisario Flores, quien está en un estado deplorable. El comisario le cuenta que fue engañado y llevado a la residencia contra su voluntad. Le pide a Viriato que le dé una piedra para golpear a un hombre enfermo que está cerca. Viriato se niega y le pide al comisario que le cuente más sobre por qué fue llevado a la residencia. El comisario explica que le dijeron que se retirara y escribiera sus memorias, pero ahora no le permiten salir ni le dan papel y lápiz. Además, le han quitado su identidad y no le permiten defenderse. El comisario se siente atrapado y humillado en la residencia.

Siguiendo este capítulo, el protagonista se encuentra con el comisario Flores y le pide ayuda en un caso en el que está trabajando. A pesar de que el comisario se muestra reacio al principio, finalmente accede a ayudarlo. El protagonista le explica que está interesado en saber más sobre un hombre discapacitado que ha visto en un asilo y su relación con una chica que estaba con él. El comisario se compromete a investigar y el protagonista le ofrece su influencia para revisar el caso del comisario. Después de esto, el protagonista se despide y se encuentra con Cándida, quien ha estado buscando a Santi, el recepcionista, en varios hospitales. Cándida le cuenta que Santi está en el hospital y que su herida de bala no es grave. El protagonista le reprocha su imprudencia, pero agradece su interés. Luego, el protagonista va a la peluquería y encuentra a Magnolio tranquilo y dueño de la situación. Magnolio le cuenta que ha tenido algunas dificultades al principio, pero que ha aprendido rápidamente y se siente como un profesional. El protagonista le agradece su trabajo y le dice que ya no lo necesita. Después de esto, el protagonista se encuentra con Ivet Pardalot, quien lo invita a su casa. En su casa, Ivet le explica que necesita recuperar un anillo de brillantes que le dejó en depósito. El protagonista le entrega el anillo y se despide. Luego, el protagonista es detenido nuevamente y llevado a la comisaría. Allí, es liberado gracias a la intervención de su abogado, el señor Miscosillas. Después de salir de la comisaría, el protagonista se encuentra con el señor alcalde de Barcelona, quien le cuenta que está involucrado en el caso Pardalot y le pide su ayuda. El protagonista acepta y se reúne con el señor alcalde en un bar para hablar sobre el caso. El señor alcalde le cuenta que encontró a Pardalot muerto en su despacho y que teme que su imagen se vea perjudicada. El protagonista sugiere que se descubra al verdadero culpable antes de las elecciones.

Capítulo sin nombre 3

En este capítulo, el narrador regresa a la peluquería y limpia los restos dejados por el equipo de televisión. Luego, va al bar a comer y se encuentra con Ivet, quien le pide ayuda porque su padre ha sido secuestrado. Ivet sospecha de una mujer que ha visto en la residencia donde su padre estaba ingresado. El narrador llama al comisario Flores para informarle sobre el secuestro y descubre que el comisario ha sido golpeado en la cabeza. El comisario le cuenta que ha descubierto que el padre de Ivet usaba un seudónimo y que su habitación ha sido ocupada por otra persona. El comisario también le revela que uno de los secuestradores era negro. El narrador le pide al comisario que le cuente todo lo que sabe y este le dice que ha descubierto que el padre de Ivet se llama Agustín Taberner y que ha desaparecido toda evidencia de su existencia en la residencia. El comisario también le advierte que alguien está tratando de borrar todas las pistas sobre el padre de Ivet. El narrador le pide al comisario que le dé más información, pero este se niega a hacerlo sin garantías. El narrador decide colgar y llamar a Ivet para obtener más información. Ivet le cuenta que su padre era un socio de Pardalot y Miscosillas en una empresa ilegal y que fue expulsado de la sociedad. El narrador le dice a Ivet que los secuestradores quieren la carpeta azul que él robó y le aconseja que finja aceptar sus condiciones y gane tiempo. El narrador también le pide a Ivet que le dé el número de teléfono de Magnolio. Después de hablar con Ivet, el narrador va al videoclub y le deja una cédula al señor Boldo. Luego, reparte otras cédulas a diferentes personas y le explica a Viriato qué hacer si algo le sucede. Finalmente, el narrador va a un bar donde encuentra a Magnolio y le pide ayuda para rescatar al padre de Ivet. Magnolio le dice que sabe dónde está y el narrador decide ir solo al chalet donde está secuestrado el padre de Ivet.

Siguiendo este capítulo, el narrador explora una habitación oscura en un chalet en Castelldefels. Descubre una habitación vacía y cochambrosa, un lavabo y finalmente la puerta principal. Desde la habitación iluminada, escucha la música y la voz de José Guardiola. Decide asomarse y ve a una persona sentada en una silla de ruedas. El narrador se presenta como el peluquero y le dice que ha venido a rescatarlo. El hombre en la silla de ruedas resulta ser Agustín Taberner, alias el Gaucho, y le explica que está inválido debido a que le rompieron las piernas. El narrador le pregunta quién le rompió las piernas y Agustín responde que fue Pardalot. El narrador propone llevarlo a cuestas, pero Agustín sugiere que primero lo baje a él y luego baje la silla. Sin embargo, al intentar bajar las escaleras, el narrador se cansa y se caen los dos al suelo. Deciden esperar un momento y el narrador va a buscar una vela para encenderla. Mientras tanto, en la habitación iluminada, se escucha la música y el ruido de un disco rompiéndose contra la pared. El narrador regresa con la vela y encuentra a Agustín llorando. Deciden continuar con el plan y el narrador lleva a Agustín en la silla de ruedas hasta la planta baja. En ese momento, alguien llama a la puerta con fuerza y grita preguntando por su padre. Resulta ser la otra Ivet, quien había acordado una cita con el narrador para intercambiar documentos por la liberación de su padre. Sin embargo, la otra Ivet no acudió a la cita y el narrador sospecha que fue una estratagema para ganar tiempo. Ivet Pardalot propone matar al narrador para evitar que revele información comprometedora, pero el abogado señor Miscosillas se opone. En ese momento, Reinona, la mujer que rompió el corazón de Pardalot, entra en la habitación y revela que ella y Pardalot tuvieron una hija juntos. Reinona cuenta que se fue a Londres para abortar, pero cambió de opinión y tuvo a la niña, a quien llamó Ivet. Luego regresó a Barcelona, se casó con Arderiu y puso a Ivet en un internado. Reinona explica que todas sus decisiones fueron errores y que ahora quiere recuperar su independencia.

Siguiendo este capítulo, los personajes continúan discutiendo y revelando información sobre los eventos pasados. Ivet Pardalot confiesa que ella y su padre, Agustín Taberner, alias el Gaucho, habían estado involucrados en actividades ilegales y que Reinona era la madre de Ivet. También revela que había seducido al abogado señor Miscosillas para obtener información sobre los documentos comprometedores de su padre. Ivet Pardalot también menciona que había planeado robar los documentos de las oficinas de El Caco Español, pero que alguien más había desconectado la alarma y dejado las puertas abiertas esa noche. Reinona luego confiesa que ella mató a Pardalot esa noche, pero Ivet Pardalot la contradice y sugiere que Reinona está tratando de proteger a su hija. Arderiu también confiesa que él mató a Pardalot esa noche. Sin embargo, Ivet Pardalot argumenta que ninguno de ellos es el asesino y sugiere que fue ella quien mató a Pardalot para vengarse de él y de Reinona por destruir la vida de su padre. Ivet Pardalot revela que había planeado disolver la empresa de su padre y tomar el control, pero su padre no lo entendió y se negó a apoyarla. Al final, Ivet Pardalot admite que su plan salió mal y que fue engañada en el proceso.

Siguiendo este capítulo, Ivet Pardalot concluye su discurso y todos quedan en silencio, reflexionando sobre sus palabras. Arderiu se sirve un whisky y expresa su frustración por no saber quién mató a Pardalot. Todos los presentes deciden ir a buscar a Agustín Taberner, alias el Gaucho, para que comparezca en el salón y aclare la situación.

Mientras tanto, Santi se niega a guardar su arma y propone a Ivet que deje su revólver, pero ella se niega. El abogado señor Miscosillas regresa con la silla de ruedas del inválido y se espera el regreso de los otros dos. Durante la espera, se relatan las peripecias de la frustrada escapatoria y se concluye que Agustín Taberner no está en el chalet ni en ninguna otra parte de la casa.

Se propone salir al jardín para buscarlo, pero el narrador revela que Agustín Taberner, alias el Gaucho, aparece en el salón con una metralleta en las manos. El señor alcalde intenta acercarse a él de manera amistosa, pero el Gaucho lo amenaza y revela sus intenciones de matar a todos los presentes. Comienza un tiroteo en el que varios personajes resultan heridos o muertos.

Finalmente, el narrador queda atrapado bajo el cuerpo del abogado señor Miscosillas y es rescatado por Magnolio, quien lo salva de los disparos del Gaucho. Magnolio revela que ha estado escuchando la conversación desde el jardín y decide intervenir para salvar al narrador. Sin embargo, Magnolio resulta gravemente herido en el tiroteo y muere poco después.

El narrador es rescatado por los negros del Mesón Mandanga, quienes llegan al chalet después de escuchar los disparos. El señor Mandanga decide llevarse todo lo que pueda del chalet y quemarlo para borrar cualquier evidencia del tiroteo.

Después de estos eventos, el narrador recibe una carta de Ivet Pardalot en la que ella agradece su ayuda y aclara que las acusaciones en su contra no son ciertas. También revela que ha vuelto a Nueva York y que está llevando una vida tranquila. El narrador reflexiona sobre su vida y decide tomarse un tiempo para pensar en su futuro.

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