21 lecciones para el siglo XXI

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Introducción

En este capítulo, el autor comienza hablando sobre la importancia de la claridad en un mundo inundado de información irrelevante. Destaca que, aunque cualquiera puede intervenir en el debate sobre el futuro de la humanidad, es difícil mantener una visión clara debido a las múltiples ocupaciones diarias. Sin embargo, advierte que si no participamos en el debate, no podremos evitar las consecuencias de las decisiones que se tomen. Como historiador, su objetivo es ofrecer claridad y contribuir al debate sobre el futuro de nuestra especie.

El autor menciona sus dos libros anteriores, "Sapiens" y "Homo Deus", y explica que en este libro se centrará en los asuntos actuales y el futuro inmediato de las sociedades humanas. Se pregunta qué está ocurriendo en el mundo en este momento, cuáles son los mayores retos y opciones, y qué debemos enseñar a nuestros hijos. Reconoce que cada persona tiene sus propias prioridades, pero su objetivo es observar las principales fuerzas que modelan las sociedades en el mundo y que influirán en el futuro del planeta.

El autor también menciona que este libro no es una narrativa histórica, sino una selección de lecciones. Explica que muchos de los capítulos fueron escritos en respuesta a preguntas de lectores, periodistas y colegas, y que algunas secciones se centran en la tecnología, la política, la religión y el arte. El objetivo de estas lecciones es fomentar la reflexión y ayudar a los lectores a participar en los principales debates de nuestra época.

El autor destaca que este libro se escribió en conversación con el público y que se compusieron versiones previas de algunas partes para recibir comentarios y pulir los argumentos. También menciona que el libro aborda tanto los aspectos globales como los personales de nuestro dilema global, y que la vida personal está cada vez más influenciada por el mundo global.

El autor explica que el libro comienza revisando la problemática política y tecnológica actual, y destaca que el liberalismo está perdiendo credibilidad justo cuando las revoluciones en la tecnología de la información y la biotecnología presentan grandes desafíos para nuestra especie. Señala que el libro no pretende abarcar todos los impactos de las nuevas tecnologías, pero se centra principalmente en las amenazas y los peligros.

En la segunda parte del libro, se exploran diferentes respuestas potenciales a los desafíos actuales, como la creación de una comunidad global a través de la inteligencia artificial, el empoderamiento del estado nación o la búsqueda de esperanza y sabiduría en las tradiciones religiosas antiguas.

En la tercera parte, se examina cómo enfrentar la amenaza del terrorismo, el peligro de la guerra global y los prejuicios y odios que desencadenan conflictos. En la cuarta parte, se aborda la noción de la posverdad y se cuestiona la capacidad de Homo sapiens para comprender el mundo que ha creado.

En la quinta y última parte, el autor adopta una mirada más general sobre la vida en una época de desconcierto, cuando los relatos antiguos se han desplomado y aún no ha surgido uno nuevo para sustituirlos. Se plantea preguntas sobre quiénes somos, qué debemos hacer en la vida y qué podemos decir acerca del significado de la vida en la actualidad.

El autor reconoce que cuestiona los defectos de la visión liberal del mundo y del sistema democrático, pero aclara que lo hace porque considera que la democracia liberal es el modelo político más versátil y exitoso que los humanos han desarrollado hasta ahora. Destaca la importancia de comprender las limitaciones de la democracia liberal y pensar en cómo adaptar y mejorar sus instituciones actuales.

El autor concluye destacando que este libro solo pudo escribirse en un contexto de relativa libertad de pensamiento y expresión, y que la libertad de expresión debe ser valorada. Reconoce que el debate crítico sobre el liberalismo y la democracia puede ser utilizado por autócratas y movimientos iliberales para desacreditar la democracia liberal, pero considera que es necesario hablar con franqueza para poder mejorar el modelo existente.

1 El final de la historia se ha pospuesto

En este capítulo, el autor comienza hablando de cómo los humanos tendemos a pensar en relatos en lugar de hechos o números. Durante el siglo XX, surgieron tres grandes relatos globales: el fascista, el comunista y el liberal. Sin embargo, la Segunda Guerra Mundial dejó fuera de combate al relato fascista y, desde entonces, el mundo se convirtió en un campo de batalla entre el comunista y el liberal. A finales del siglo XX, el relato comunista se derrumbó y el liberal se convirtió en la guía dominante para el pasado y el futuro del planeta, según la élite global.

El relato liberal celebra la libertad y afirma que la humanidad ha luchado por ella a lo largo de la historia. Reconoce que aún hay obstáculos por superar, pero sostiene que la solución es conceder más libertad a las personas. Según este relato, si se liberalizan y globalizan los sistemas políticos y económicos, se generará paz y prosperidad para todos.

Sin embargo, desde la crisis financiera de 2008, cada vez más personas se sienten decepcionadas con el relato liberal. La resistencia a la inmigración y a los acuerdos comerciales aumenta, los gobiernos socavan la independencia del sistema judicial y restringen la libertad de prensa. Además, los avances tecnológicos, como la inteligencia artificial y la biotecnología, plantean desafíos que el liberalismo no puede resolver.

El autor señala que estamos en un momento de desorientación y fatalidad inminente debido a la crisis de confianza en el relato liberal y al ritmo acelerado de la disrupción tecnológica. Los políticos y votantes apenas comprenden las nuevas tecnologías y el sistema democrático no está preparado para enfrentar los cambios que se avecinan.

El autor plantea la posibilidad de que la humanidad renuncie al relato global y se refugie en relatos nacionalistas y religiosos locales. Sin embargo, también sugiere que es necesario crear un nuevo relato para el mundo actual, que incorpore las revoluciones tecnológicas y dé sentido a la inteligencia artificial, los algoritmos de macrodatos y la bioingeniería.

El capítulo concluye mencionando que el mayor desafío será el mercado laboral, ya que la revolución tecnológica podría dejar a miles de millones de personas sin empleo y crear una nueva clase inútil, lo que podría llevar a revueltas sociales y políticas que ninguna ideología existente sabrá cómo manejar.

2 Cuando te hagas mayor, puede que no tengas un empleo

En este capítulo, el autor reflexiona sobre el impacto de la automatización y la inteligencia artificial en el mercado laboral. Se plantea si estas tecnologías generarán desempleo masivo o si, por el contrario, crearán nuevos empleos y mayor prosperidad. El autor argumenta que esta vez será diferente, ya que la IA está comenzando a superar a los humanos en capacidades cognitivas, incluida la comprensión de las emociones humanas. Además, señala que la revolución de la IA no solo se basa en el avance de la tecnología, sino también en los descubrimientos en las ciencias de la vida y las ciencias sociales, lo que permitirá a los ordenadores analizar el comportamiento humano de manera más precisa y sustituir a profesiones como conductores, banqueros y abogados.

El autor destaca que la IA también posee capacidades exclusivamente no humanas, como la conectividad y la capacidad de actualización. La conectividad permite que los ordenadores estén integrados en una red flexible, lo que significa que no se trata de la sustitución de millones de trabajadores humanos individuales por millones de robots y ordenadores individuales, sino de la sustitución de los individuos humanos por una red integrada. Por otro lado, la capacidad de actualización permite que los ordenadores se mantengan al día con los avances científicos y tecnológicos de manera rápida y eficiente.

El autor plantea que la IA puede ser mejor que los humanos en tareas que requieren intuiciones sobre otras personas, como conducir en una calle concurrida, prestar dinero a desconocidos o negociar acuerdos comerciales. Sin embargo, también señala que la IA no puede competir con el alma humana en términos de corazonadas místicas, pero puede competir en el cálculo de probabilidades y el reconocimiento de patrones.

El autor advierte que la automatización no solo afectará a los empleos, sino también a las industrias enteras. Aunque se crearán nuevos empleos, es posible que requieran un alto nivel de especialización y que no sean accesibles para los trabajadores no cualificados. Además, la automatización continuará mejorando, lo que significa que ningún empleo humano estará a salvo de la amenaza de la automatización futura.

El autor propone soluciones para abordar los desafíos planteados por la automatización. Una de ellas es la renta básica universal, que consiste en gravar a los multimillonarios y a las empresas para proporcionar a cada persona un salario generoso que cubra sus necesidades básicas. Otra opción es ampliar la gama de actividades humanas consideradas como empleos, como el cuidado de los niños y el trabajo comunitario. También se plantea la posibilidad de subvencionar servicios básicos universales, como la educación y la atención sanitaria gratuita.

El autor concluye que es necesario desarrollar nuevos modelos sociales y económicos para hacer frente a los desafíos de la automatización. Estos modelos deben centrarse en proteger a los humanos y no a los empleos, y deben tener en cuenta la satisfacción subjetiva de las personas, así como sus necesidades básicas. Además, el autor advierte que es importante actuar con anticipación y no esperar a que la crisis se desate por completo.

3 Los macrodatos están observándote (1/2)

En este capítulo, el autor explora el concepto de libertad y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia. El liberalismo considera la libertad humana como el valor más importante y defiende que toda autoridad surge del libre albedrío de los individuos. En política, esto se traduce en la defensa de las elecciones democráticas, mientras que en economía se apoya en los principios del mercado libre. El liberalismo también anima a las personas a ser fieles a sí mismas y a seguir los dictados de su corazón, siempre y cuando no vulneren las libertades de los demás. Sin embargo, el término "liberal" se ha utilizado de manera más restrictiva en el discurso político actual, para denotar a aquellos que apoyan causas específicas como el matrimonio gay, el control de armas y el aborto. A pesar de esto, tanto los conservadores como los liberales están de acuerdo en cuestiones fundamentales como las elecciones libres, la judicatura independiente y los derechos humanos.

El autor también plantea la idea de que los sentimientos humanos son en realidad cálculos bioquímicos que todos los mamíferos y aves emplean para calcular probabilidades de supervivencia y reproducción. Estos sentimientos no están basados en la intuición o la inspiración, sino en el cálculo. A medida que avanza la revolución tecnológica, es posible que los algoritmos informáticos puedan comprender y manipular mejor nuestros sentimientos que nosotros mismos. Esto plantea la posibilidad de que la autoridad pase de los humanos a los algoritmos, lo que podría socavar la idea misma de la libertad individual. Además, los algoritmos podrían tomar decisiones por nosotros en áreas como la medicina, la elección de pareja o la elección de profesión. Aunque esto podría llevar a una mejor atención médica y a decisiones más acertadas, también plantea la cuestión de si los humanos perderán su capacidad para tomar decisiones por sí mismos y cómo esto afectará nuestra concepción de la vida y la humanidad.

3 Los macrodatos están observándote (2/2)

En este capítulo, el autor reflexiona sobre cómo la inteligencia artificial (IA) está cambiando la forma en que tomamos decisiones éticas. Comienza hablando de cómo las emociones humanas a menudo superan a las teorías filosóficas, lo que lleva a un comportamiento menos que ideal. Explica que las emociones son parte de nuestra herencia evolutiva y nos ayudan a tomar decisiones rápidas de vida o muerte. Sin embargo, lo que fue útil para la supervivencia en la sabana africana no siempre es adecuado en el mundo moderno.

El autor señala que los conductores humanos distraídos, enojados y ansiosos causan más de un millón de muertes en accidentes de tráfico cada año. Propone que los algoritmos informáticos, que carecen de emociones y tienen la capacidad de seguir directrices éticas, podrían ser mejores conductores que los humanos. Sin embargo, también plantea el problema de cómo codificar la ética en números y estadísticas precisos.

Luego, el autor discute cómo la IA también está cambiando la forma en que se toman decisiones en el ámbito laboral. Menciona que los algoritmos pueden ser más efectivos que los humanos para implementar criterios éticos, como la no discriminación racial o de género, en la contratación de empleados. Sin embargo, advierte sobre el peligro de que los ingenieros introduzcan sus propios prejuicios inconscientes en los programas informáticos.

El autor también plantea la cuestión de si los robots y la IA podrían reemplazar a los humanos en el campo de batalla. Argumenta que los robots asesinos podrían ser más efectivos para cumplir las leyes de la guerra, ya que carecen de emociones y no se dejan llevar por el miedo, el odio o la crueldad. Sin embargo, advierte sobre el peligro de que los robots reflejen y amplifiquen la estupidez y crueldad de sus amos humanos.

El autor también discute cómo la IA y los algoritmos de vigilancia podrían ser utilizados por regímenes autoritarios para controlar a sus ciudadanos. Menciona ejemplos de cómo los datos biométricos y el análisis de macrodatos podrían permitir un control totalitario sin precedentes. Advierte sobre el peligro de una vigilancia global que controle no solo nuestras acciones externas, sino también nuestras experiencias internas.

El autor concluye que, si bien la IA tiene el potencial de mejorar nuestras vidas, también plantea desafíos éticos y sociales significativos. Insta a invertir tanto en el desarrollo de la IA como en la promoción de la conciencia humana, ya que la inteligencia artificial sin conciencia podría fortalecer la estupidez natural de los humanos. Advierte sobre el peligro de las dictaduras digitales y la creación de sociedades extremadamente desiguales.

4 Quienes poseen los datos poseen el futuro

En este capítulo, el autor plantea que a pesar de las expectativas de igualdad en el siglo XXI, la desigualdad podría aumentar debido a la globalización y las nuevas tecnologías. Desde la Edad de Piedra, la propiedad ha sido un prerrequisito para la desigualdad, y con la revolución agrícola, la propiedad se multiplicó, dando lugar a sociedades jerárquicas. Sin embargo, a finales de la era moderna, la igualdad se convirtió en un ideal en muchas sociedades, gracias al auge del comunismo y el liberalismo, así como a la importancia de las masas en las economías industriales y los ejércitos. Aunque en el siglo XX hubo una reducción de la desigualdad, en el siglo XXI se observa una creciente desigualdad tanto entre sociedades como dentro de ellas. La globalización ha beneficiado a algunos grupos mientras que miles de millones de personas se quedan atrás, y actualmente el 1% más rico posee la mitad de las riquezas del mundo. Además, el autor plantea que el auge de la inteligencia artificial y la biotecnología podría llevar a una desigualdad biológica, donde los ricos podrían mejorar sus capacidades físicas y cognitivas, creando una brecha insalvable. Esto podría llevar a la humanidad a dividirse en diferentes castas biológicas. Además, el autor advierte que si las masas pierden su importancia económica y política, el Estado podría perder los incentivos para invertir en su bienestar, lo que podría llevar a una mayor desigualdad. En este contexto, la globalización podría llevar a la especiación de la humanidad, dividiéndola en diferentes castas biológicas o incluso diferentes especies. El autor plantea que la clave para evitar la concentración de riqueza y poder en manos de una pequeña élite es regular la propiedad de los datos. Los gigantes de los datos, como Google y Facebook, captan nuestra atención para acumular datos sobre nosotros, que valen más que cualquier ingreso publicitario. A largo plazo, podrían acceder a los secretos más profundos de la vida y remodelarla. Por lo tanto, el autor plantea la pregunta de quién posee los datos y cómo se debe regular su propiedad. Si no se encuentra una respuesta pronto, el sistema sociopolítico podría colapsar. El autor sugiere que los científicos y emprendedores podrían diseñar soluciones tecnológicas, como algoritmos conectados en red, para una comunidad humana global que pueda poseer colectivamente los datos y supervisar el desarrollo futuro de la vida.

5 Los humanos tenemos cuerpo

En este capítulo, se explora la reacción de Silicon Valley, especialmente de Facebook, ante el terremoto político de las elecciones de 2016 en Estados Unidos. Mark Zuckerberg, CEO de Facebook, publicó un manifiesto en febrero de 2017 sobre la necesidad de construir una comunidad global y el papel de Facebook en ello. Reconoció que los trastornos sociopolíticos actuales son resultado de la desintegración de las comunidades humanas y prometió que Facebook lideraría la tarea de reconstruirlas. Zuckerberg anunció la introducción de herramientas para facilitar la creación de comunidades y afirmó que en los primeros seis meses, Facebook ayudó a un 50% más de personas a unirse a comunidades valiosas. Su objetivo final es ayudar a mil millones de personas a unirse a comunidades que merecen la pena. Sin embargo, el escándalo de Cambridge Analytica reveló que los datos confiados a Facebook fueron utilizados para manipular elecciones, lo que socavó la confianza pública en la plataforma. A pesar de esto, se plantea si las redes sociales en línea pueden ayudar a crear una comunidad humana global una vez que se fortalezca la seguridad. Se argumenta que los humanos necesitan comunidades íntimas y que la desintegración de estas comunidades ha llevado a la soledad y alienación. Se cuestiona si Facebook puede cambiar su modelo de negocio y si las relaciones en línea pueden igualar la profundidad de las relaciones físicas. También se plantea si Facebook puede superar la polarización social y si puede adoptar un modelo que anime a las personas a conectarse solo cuando sea necesario y a prestar mayor atención a su entorno y a su propio cuerpo y sentidos. Se discute la importancia de mantener un equilibrio entre lo conectado y lo desconectado, y se cuestiona si Facebook puede liderar una revolución global y salvar la brecha entre lo conectado y lo desconectado. Se destaca la importancia de reconocer las limitaciones de los algoritmos en línea y se plantea si los gigantes tecnológicos pueden manipular el cuerpo humano de la misma manera que manipulan los dispositivos electrónicos.

6 Solo existe una civilización en el mundo

En este capítulo, el autor reflexiona sobre la tesis del "choque de civilizaciones" y su influencia en los acontecimientos actuales. Según esta tesis, la guerra civil en Siria, el auge de Estado Islámico, el Brexit y la inestabilidad de la Unión Europea son resultado de un enfrentamiento entre la "civilización occidental" y la "civilización islámica". Sin embargo, el autor argumenta que esta tesis es engañosa y que la "civilización" desafiada por el fundamentalismo islámico es en realidad una civilización global y no exclusivamente occidental.

El autor también señala que la analogía entre la historia y la biología que respalda la tesis del "choque de civilizaciones" es falsa. Mientras que las especies animales se dividen pero nunca se fusionan, los grupos humanos tienden a unirse con el tiempo en grupos cada vez más grandes. A lo largo de la historia, las tribus y civilizaciones se han fusionado y han creado una única civilización global. Aunque existen diferencias políticas, étnicas, culturales y económicas, estas no socavan la unidad fundamental de la civilización global.

El autor también destaca la homogeneidad de la humanidad contemporánea en áreas como la política, la economía, la medicina y la ciencia. A pesar de las diferencias religiosas y nacionales, la mayoría de las personas comparten creencias y prácticas similares en estas áreas. Por ejemplo, los médicos de diferentes países comparten las mismas teorías científicas y utilizan los mismos protocolos y medicamentos.

El autor concluye que, aunque existen diferencias y conflictos dentro de la civilización global, es improbable que haya una confrontación entre civilizaciones extrañas en el futuro. Los desafíos del siglo XXI serán de naturaleza global y requerirán una lucha fraterna dentro de una única civilización. Aunque la humanidad está lejos de ser una comunidad armoniosa, todos somos miembros de una única y revoltosa civilización global. El autor plantea la pregunta de si el retorno al nacionalismo tradicional podría ser la solución a las crisis globales, pero deja esta cuestión abierta.

7 Los problemas globales necesitan respuestas globales

En este capítulo, el autor plantea la pregunta de por qué en la actualidad hay un resurgimiento del nacionalismo, a pesar de que la humanidad comparte retos y oportunidades comunes. El nacionalismo no es una parte natural y eterna de la psique humana, sino que es una construcción social que ha surgido en los últimos miles de años. Las personas se han unido en colectivos nacionales para resolver problemas que una sola tribu no podía resolver, como la construcción de presas y canales para controlar el río Nilo. Aunque el nacionalismo tiene ventajas, como la creación de sistemas de asistencia sanitaria y bienestar, puede convertirse en ultranacionalismo patriotero, lo que lleva a conflictos violentos. La invención de las armas nucleares cambió las condiciones del acuerdo nacionalista, ya que la guerra nuclear amenaza con la aniquilación total. Además, la humanidad se enfrenta a una nueva amenaza existencial: el colapso ecológico. Los humanos están desestabilizando la biosfera global, lo que puede llevar a la destrucción de la civilización humana. El cambio climático es una realidad actual y requiere una acción global para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Sin embargo, el nacionalismo puede ser un obstáculo para la cooperación global en la lucha contra el cambio climático. Por último, la disrupción tecnológica también plantea desafíos existenciales, como la creación de una clase inútil global y la posibilidad de manipular genéticamente a los seres humanos. El nacionalismo no ofrece respuestas a estas amenazas globales, ya que requieren una cooperación a nivel global. La humanidad necesita superar las divisiones nacionales y forjar un destino común para enfrentar estos desafíos. El autor concluye que el nacionalismo no puede resolver los problemas del siglo XXI y que se necesita una identidad y lealtad globales para abordar estas amenazas existenciales.

8 Dios sirve ahora a la nación

En este capítulo, el autor plantea la pregunta de si las tradiciones religiosas pueden ofrecer una perspectiva viable para el futuro de la humanidad. Aunque las religiones tradicionales siguen siendo relevantes en la sociedad actual, su papel es limitado en la resolución de problemas técnicos y políticos. En el pasado, las religiones se ocupaban de problemas como la agricultura y la medicina, pero con el avance de la ciencia, estas responsabilidades han sido asumidas por expertos en esos campos. La ciencia ha demostrado ser más efectiva en la solución de problemas técnicos, mientras que las religiones se centran más en problemas de identidad. Sin embargo, en muchos casos, las religiones tradicionales son parte del problema en lugar de ser una solución potencial.

El autor argumenta que las religiones tradicionales son expertas en la interpretación y justificación, pero carecen de la disposición de admitir el fracaso y buscar nuevas soluciones, como lo hacen los científicos. Aunque las religiones pueden influir en la política económica y social, su papel es secundario en comparación con las teorías científicas modernas. Los líderes religiosos a menudo recurren a la ciencia y la economía para encontrar respuestas, y luego utilizan su conocimiento religioso para justificar esas respuestas.

En cuanto a los problemas de identidad, las religiones desempeñan un papel crucial al definir quiénes somos y quiénes son los demás. Aunque las diferencias religiosas pueden parecer insignificantes desde fuera, tienen un impacto significativo en la vida de las personas. Las tradiciones religiosas utilizan ritos y rituales para unir a las personas y diferenciarlas de los demás. Estas tradiciones pueden ser hermosas y fomentar la amabilidad y la caridad, pero también pueden ser feas y promover la discriminación y la misoginia.

A pesar de su importancia en la formación de identidades, las religiones tradicionales son parte del problema en la resolución de los desafíos globales del siglo XXI. A menudo se utilizan como herramientas para el nacionalismo y dificultan la búsqueda de soluciones globales a problemas como el calentamiento global y la proliferación nuclear. Los líderes religiosos suelen animar a sus seguidores a ver estos problemas desde una perspectiva nacionalista en lugar de adoptar una visión más universal.

En resumen, aunque las religiones tradicionales siguen siendo relevantes en la sociedad actual, su papel es limitado en la resolución de problemas técnicos y políticos. A menudo son parte del problema en lugar de ser una solución potencial. Sin embargo, desempeñan un papel crucial en la formación de identidades y pueden influir en la política y la sociedad.

9 Algunas culturas podrían ser mejores que otras

En este capítulo, el autor aborda el tema de la inmigración y los debates que surgen en torno a ella. Se menciona que, a medida que más personas cruzan fronteras en busca de trabajo y un futuro mejor, se generan tensiones en los sistemas políticos y las identidades colectivas. Europa se enfrenta a un gran desafío debido a la llegada de emigrantes de África y Oriente Próximo, lo cual pone en peligro la promesa de trascender las diferencias culturales en la Unión Europea.

El capítulo plantea que la inmigración puede ser vista como un pacto con tres condiciones básicas: el país anfitrión permite la entrada de inmigrantes, a cambio los inmigrantes deben adoptar las normas y valores del país anfitrión, y si se asimilan, se convierten en miembros iguales del país anfitrión. Estas tres condiciones generan debates sobre su significado exacto y su cumplimiento.

El primer debate se refiere a si el país anfitrión tiene el deber moral de aceptar a todos los inmigrantes o si tiene el derecho de seleccionar quién entra. Los proinmigracionistas argumentan que los países tienen la obligación moral de aceptar a los inmigrantes, mientras que los antiinmigracionistas sostienen que los países tienen el derecho de decidir quién entra.

El segundo debate se centra en el nivel de integración que se espera de los inmigrantes. Los proinmigracionistas defienden que se les permita mantener sus tradiciones y valores, siempre y cuando no perjudiquen los derechos de los demás. Los antiinmigracionistas argumentan que los inmigrantes deben adoptar las características únicas de la cultura del país anfitrión.

El tercer debate se refiere al tiempo que debe pasar para que los inmigrantes se conviertan en miembros de pleno derecho de la sociedad. Los proinmigracionistas defienden una pronta aceptación, mientras que los antiinmigracionistas quieren un período probatorio más prolongado.

El cuarto debate se centra en si ambas partes cumplen con sus obligaciones en el pacto de inmigración. Los antiinmigracionistas argumentan que los inmigrantes no cumplen con las normas y valores del país anfitrión, mientras que los proinmigracionistas sostienen que el país anfitrión no cumple con su parte del pacto.

El capítulo también plantea la cuestión de si algunas culturas pueden ser superiores a otras. Se menciona que, si bien el racismo tradicional ha perdido respaldo científico, las diferencias culturales siguen siendo una realidad. Sin embargo, se advierte que las afirmaciones culturistas deben ser cuidadosas y no deben utilizarse para prejuzgar a individuos.

En conclusión, el capítulo plantea que el debate sobre la inmigración no es una lucha entre el bien y el mal, sino una discusión legítima que debe resolverse mediante procedimientos democráticos. Además, se destaca la importancia de restar importancia a la histeria en relación con el terrorismo, ya que esto podría poner en peligro los valores de libertad y tolerancia.

10 No nos asustemos

En este capítulo, el autor aborda el tema del terrorismo y su impacto en la sociedad. Comienza destacando que, a pesar de que los terroristas matan a muy pocas personas, logran aterrorizar a miles de millones y afectar estructuras políticas importantes. Sin embargo, en comparación con otras causas de muerte, como los accidentes de tráfico o la contaminación atmosférica, el terrorismo causa un número mucho menor de víctimas.

El autor explica que el terrorismo es una estrategia militar que busca cambiar la situación política generando miedo en lugar de causar daños materiales. Los terroristas son generalmente grupos débiles que no pueden infligir mucho daño material a sus enemigos. A diferencia de la guerra convencional, donde el miedo es un subproducto de las pérdidas materiales, en el terrorismo el miedo es el argumento principal.

El autor también señala que los terroristas esperan que el miedo y la confusión provoquen una reacción desproporcionada por parte del enemigo, lo que generaría una tormenta militar y política mucho más violenta de lo que los propios terroristas podrían haber provocado. Los terroristas se asemejan a una mosca que intenta destruir una cristalería, ya que son tan débiles que no pueden mover una simple taza de té, pero pueden incitar al toro a destruir la cristalería.

El autor destaca que el terrorismo es una estrategia poco interesante, ya que deja todas las decisiones importantes en manos del enemigo. Los ejércitos buscan infligir daños materiales importantes y reducir la capacidad de contraataque del enemigo, mientras que el terrorismo busca generar un espectáculo teatral que provoque una reacción desproporcionada.

El autor también menciona que el éxito del terrorismo depende de la reacción de la sociedad y del Estado. Si la sociedad permite que su imaginación sea cautiva de los terroristas y reacciona de manera exagerada a sus temores, el terrorismo triunfará. Por otro lado, si la sociedad libera su imaginación de los terroristas y reacciona de manera equilibrada y fría, el terrorismo fracasará.

El autor advierte que el terrorismo nuclear, el ciberterrorismo o el bioterrorismo representarían una amenaza mucho más seria y requerirían una reacción más drástica por parte de los gobiernos. Sin embargo, también señala que es importante diferenciar entre estos escenarios hipotéticos y los ataques terroristas reales que hemos presenciado hasta ahora.

En conclusión, el autor plantea que el terrorismo es una estrategia que busca generar miedo y confusión para provocar una reacción desproporcionada por parte del enemigo. El éxito del terrorismo depende de la reacción de la sociedad y del Estado, por lo que es importante mantener la calma y no caer en la histeria. Además, el autor advierte sobre la posibilidad de futuros escenarios de terrorismo que representen una amenaza mucho más seria y requieran una respuesta más drástica.

11 Jamás subestimemos la estupidez humana

En este capítulo, el autor reflexiona sobre la posibilidad de una guerra global en el siglo XXI. Aunque las últimas décadas han sido las más pacíficas de la historia de la humanidad, el belicismo está volviendo a estar de moda debido a las tensiones internacionales y el aumento del gasto militar. Sin embargo, existen diferencias clave entre la situación actual y la de 1914. En aquel entonces, las guerras exitosas contribuían a la prosperidad económica y al poder político de las élites globales. En cambio, en la actualidad, las guerras exitosas parecen ser una especie amenazada.

El autor señala que en el pasado, los grandes imperios se creaban mediante la conquista violenta, y las principales potencias debían su condición a guerras coronadas con éxito. Sin embargo, en el siglo XXI, las guerras victoriosas parecen ser cada vez más difíciles de lograr. Ejemplos como la victoria de Estados Unidos sobre la Unión Soviética se obtuvieron sin confrontación militar importante, y China ha evitado los conflictos armados y ha basado su ascenso en factores económicos.

Incluso en Oriente Próximo, las potencias regionales no saben cómo enzarzarse en guerras victoriosas. Irán no ganó nada con la guerra contra Irak y ha evitado las confrontaciones militares directas. Israel, por su parte, ha mejorado su posición geopolítica evitando aventuras militares. Aunque Rusia ha tenido éxito en la conquista de Crimea, el autor señala que esto fue posible debido a circunstancias excepcionales y que las oportunidades para guerras victoriosas son limitadas.

El autor argumenta que las guerras son improductivas en el siglo XXI debido a los cambios en la naturaleza de la economía. En el pasado, los activos económicos eran principalmente materiales y se podían obtener beneficios saqueando ciudades y ocupando territorios. Sin embargo, en la actualidad, los principales activos económicos son el conocimiento técnico e institucional, que no se pueden conquistar mediante la guerra. Además, las armas nucleares y la ciberguerra hacen que los costos de una guerra sean elevados y los beneficios sean escasos.

Aunque las guerras siguen siendo un negocio improductivo en el siglo XXI, el autor advierte que no se puede subestimar la estupidez humana. En el pasado, las potencias del Eje fueron a la guerra a pesar de que era contraproducente para ellos. La estupidez humana es una fuerza importante en la historia y a veces los líderes racionales terminan haciendo cosas estúpidas.

El autor concluye que aunque la guerra no es inevitable, tampoco es imposible. Es importante evitar los extremos de asumir que la guerra es inevitable y de creer que es imposible. Un remedio potencial para la estupidez humana es la humildad, para que las naciones, religiones y culturas sean más realistas y modestas en su lugar en el mundo.

12 No somos el centro del mundo

En este capítulo, el autor reflexiona sobre la humildad y cómo la mayoría de las personas tienden a creer que su cultura y religión son el centro del mundo y la historia humana. Menciona ejemplos de diferentes grupos que afirman que su historia y logros son superiores a los demás, como los griegos, los chinos, los musulmanes, los británicos, entre otros. Sin embargo, el autor argumenta que todas estas afirmaciones son falsas y están basadas en la ignorancia de la historia y el racismo.

El autor también habla sobre el egoísmo de su propio pueblo, los judíos, quienes creen que son lo más importante del mundo y reclaman el reconocimiento por todos los logros e invenciones humanas. Sin embargo, el autor señala que la contribución judía a la historia ha sido limitada y que la moral, el arte, la espiritualidad y la creatividad son capacidades humanas universales que se originaron en África durante la Edad de Piedra.

El autor menciona que en su libro "Sapiens: De animales a dioses", recibió críticas de lectores israelíes por no mencionar lo suficiente el judaísmo en su historia de la humanidad. Explica que esto se debe a que en Israel, desde la infancia, se les enseña a pensar que el judaísmo es la superestrella de la historia humana y que la educación se centra principalmente en la historia judía.

El autor argumenta que el judaísmo ha sido una fe tribal y se ha centrado en el destino de una nación pequeña y una tierra minúscula, por lo que su papel histórico ha sido limitado. Además, señala que el judaísmo no fue el primero en proponer normas éticas universales y que la moral tiene profundas raíces evolutivas anteriores a la aparición de la humanidad.

El autor también critica la idea de que el monoteísmo sea una contribución del judaísmo al mundo, ya que considera que el monoteísmo ha promovido la intolerancia y las persecuciones religiosas a lo largo de la historia.

Finalmente, el autor menciona que los judíos han realizado una contribución extraordinaria a la ciencia moderna, pero señala que esto ha sido gracias a individuos judíos y no al judaísmo como religión o cultura. Además, destaca que la contribución judía a la ciencia se produjo cuando abandonaron las yeshivás y adoptaron la visión del mundo y el estilo de vida de sus vecinos gentiles.

En resumen, el autor argumenta que el judaísmo no ha tenido un papel importante en la historia de la humanidad y critica la arrogancia y el egoísmo de aquellos que creen lo contrario. También destaca la importancia de la humildad y la necesidad de tomar en serio la humildad ante Dios.

13 No tomes el nombre de Dios en vano

En este capítulo, el autor plantea la pregunta sobre la existencia de Dios y cómo esta cuestión depende de la concepción que cada persona tenga de Él. Por un lado, se menciona a Dios como un enigma cósmico, un misterio grandioso e impresionante que utilizamos para explicar los enigmas más profundos del universo. Por otro lado, se presenta a Dios como un legislador mundano, un ser al que conocemos en detalle y que utilizamos para justificar normas y conflictos. El autor señala que los creyentes suelen cambiar rápidamente del misterio cósmico al legislador mundano, utilizando a Dios para condenar ciertos comportamientos. Sin embargo, no existe una conexión lógica entre los misterios del universo y las normas sociales. Además, se cuestiona la autoría divina de los libros sagrados, argumentando que fueron escritos por seres humanos para legitimar normas sociales y estructuras políticas. El autor también reflexiona sobre la relación entre la fe religiosa y la moral, señalando que la moral no depende de la creencia en un ser sobrenatural, sino que es natural en los seres humanos y en otros mamíferos sociales. La compasión y la reducción del sufrimiento son fundamentales en la moralidad, y no es necesario creer en mitos o relatos para actuar moralmente. Además, se destaca que la fe religiosa no es una condición necesaria para el comportamiento moral, ya que existen sociedades seculares que son igualmente pacíficas y éticas. El autor concluye que la compasión y la preocupación por los demás son naturales en los seres humanos debido a nuestra naturaleza social, y que no es necesario invocar a un dios para actuar moralmente.

14 Acepta tu sombra

En este capítulo, el autor explora el significado del laicismo y cómo se define a las personas laicas. A diferencia de la creencia común de que el laicismo es la negación de la religión, el autor argumenta que el secularismo es una visión del mundo positiva y activa, basada en un código de valores coherente. Las personas laicas no reclaman tener el monopolio de la sabiduría y la bondad, sino que creen que la moral y la sabiduría son inherentes a todos los seres humanos. Por lo tanto, los valores laicos son compartidos por varias tradiciones religiosas.

El autor también destaca que las personas laicas están cómodas con identidades híbridas múltiples, lo que significa que pueden seguir practicando su religión mientras aceptan el código ético secular. Este código ético se basa en valores como la verdad, la compasión, la igualdad, la libertad, el valor y la responsabilidad, y es aceptado por millones de personas de diferentes religiones y ateos.

El compromiso secular más importante es con la verdad, basada en la observación y la evidencia, y no en la fe ciega. Las personas laicas no santifican ningún grupo, persona o libro como los únicos custodios de la verdad, sino que buscan la verdad dondequiera que se revele, ya sea en la ciencia, la historia o las tradiciones humanas.

Además, la ética laica se basa en la compasión hacia el sufrimiento humano, en lugar de obedecer edictos divinos. Las personas laicas consideran cuidadosamente los sentimientos de todas las partes involucradas al enfrentar dilemas éticos y buscan una solución que cause el menor daño posible.

El autor también destaca el compromiso de las personas laicas con la igualdad, la libertad y la responsabilidad. Las personas laicas sospechan de todas las jerarquías apriorísticas y creen en tratar a todos los seres humanos por igual. Además, valoran la libertad de pensamiento, investigación y experimentación, y evitan conceder autoridad suprema a cualquier texto, institución o líder.

En resumen, el laicismo se define por un código ético basado en la verdad, la compasión, la igualdad, la libertad y la responsabilidad. Aunque las sociedades e instituciones laicas a menudo no cumplen con este ideal, las personas laicas valoran estos principios y buscan vivir de acuerdo con ellos. Sin embargo, el autor reconoce que el laicismo también puede caer en el dogmatismo y los excesos, al igual que cualquier otra ideología.

15 Sabes menos de lo que crees

En este capítulo, el autor reflexiona sobre el problema de la ignorancia y el pensamiento de grupo en la sociedad actual. A lo largo de la historia, se ha depositado una gran confianza en el individuo racional, pero se ha demostrado que esta idea es un mito. La mayoría de las decisiones humanas se basan en reacciones emocionales y atajos heurísticos, en lugar de análisis racionales. Además, los humanos rara vez piensan por sí mismos, sino que piensan en grupos. Nuestra dependencia del pensamiento de grupo nos ha hecho los amos del mundo, pero también nos ha llevado a saber cada vez menos sobre el mundo. La ilusión del conocimiento nos permite pasar por la vida sin tener que comprenderlo todo por nosotros mismos. Sin embargo, esta dependencia del pensamiento de grupo también tiene su aspecto negativo. La gente tiende a encerrarse en una burbuja de ideas similares y noticias que confirman sus creencias, lo que les impide darse cuenta de su propia ignorancia. Además, proporcionar más información a las personas no necesariamente mejora las cosas, ya que la mayoría de nuestras ideas están influenciadas por el pensamiento grupal y no por la racionalidad individual. El poder del pensamiento grupal es tan fuerte que incluso los científicos y los líderes políticos y empresariales están influenciados por él. El gran poder distorsiona la verdad y hace que las personas que nos rodean tengan motivaciones ocultas, lo que dificulta confiar en lo que dicen. Para buscar la verdad, es necesario escapar del agujero negro del poder y permitirse perder tiempo explorando la periferia. Sin embargo, esto se vuelve cada vez más difícil a medida que el mundo se vuelve más complejo. En conclusión, el autor sugiere que debemos reconocer nuestra propia ignorancia individual y ser conscientes de las limitaciones del pensamiento de grupo.

16 Nuestro sentido de la justicia podría estar anticuado

En este capítulo, el autor explora el concepto de justicia y cómo ha evolucionado a lo largo de la historia humana. Señala que el sentido de la justicia se desarrolló en las primeras sociedades de cazadores-recolectores para lidiar con dilemas sociales y éticos. Sin embargo, argumenta que nuestro sentido de la justicia no está adaptado al mundo global en el que vivimos actualmente.

El autor sostiene que el problema no radica en la falta de valores, ya que los ciudadanos del siglo XXI tienen muchos valores, ya sean laicos o religiosos. El problema radica en implementar estos valores en un mundo global complejo. Nuestro sentido de la justicia estaba diseñado para lidiar con dilemas que involucraban a unas pocas docenas de personas en un área limitada, no para comprender las complejas relaciones causales a nivel global.

El autor también plantea la dificultad de actuar moralmente en un mundo tan interconectado. Señala que nuestras acciones pueden tener consecuencias negativas sin que seamos conscientes de ello, debido a las complejas redes económicas y políticas en las que estamos inmersos. Además, destaca que la mayoría de las injusticias en el mundo contemporáneo surgen de sesgos estructurales a gran escala, en lugar de prejuicios individuales.

El autor discute cuatro métodos que las personas suelen utilizar para lidiar con dilemas morales a gran escala: minimizar la cuestión, centrarse en una historia humana conmovedora, pergeñar teorías conspiratorias y adoptar un dogma. Sin embargo, argumenta que ninguno de estos métodos aborda realmente la complejidad del mundo actual.

En última instancia, el autor plantea la pregunta de qué debemos hacer en un mundo tan complejo. Se pregunta si debemos confiar en el individualismo liberal o empoderar a las comunidades para encontrar sentido juntas. Sin embargo, señala que ninguna de estas soluciones aborda el problema de la falta de una comunidad global que pueda comprender la verdad global. Concluye cuestionando si la búsqueda de la verdad y la justicia ha fracasado en la era de la posverdad.

17 Algunas noticias falsas duran para siempre

En este capítulo, el autor aborda el tema de la posverdad y cómo vivimos en una era en la que las mentiras y las ficciones son cada vez más comunes. Se menciona el ejemplo de la invasión rusa a Ucrania en 2014, donde el gobierno ruso y el presidente Putin negaron repetidamente la presencia de tropas rusas en el país, a pesar de que era evidente que estaban mintiendo. Esto se debe a que los nacionalistas rusos consideran que la invasión de Ucrania es una causa justa para preservar la nación rusa. Sin embargo, esta afirmación ignora la historia y la identidad ucraniana.

El autor también menciona que las noticias falsas y la manipulación de la información no son algo nuevo en la historia. Se mencionan ejemplos como la creación de países falsos por parte de Japón en la década de 1930, la negación de la existencia del Tíbet por parte de China y la negación de la existencia del pueblo palestino por parte de Israel. Además, se destaca que las religiones también se basan en ficciones y mitos, pero esto no significa que sean inútiles o perjudiciales, ya que pueden inspirar a las personas a ser compasivas, valientes y creativas.

El autor argumenta que los humanos siempre han vivido en la era de la posverdad, ya que nuestra capacidad para crear y creer en ficciones ha sido fundamental para nuestra supervivencia como especie. Sin embargo, también reconoce que las noticias falsas son un problema grave y que debemos esforzarnos por distinguir la realidad de la ficción. Propone dos reglas generales: pagar por información fidedigna y leer la literatura científica relevante cuando una cuestión sea de importancia excepcional. Además, insta a los científicos a involucrarse más en los debates públicos y a comunicar sus conocimientos de manera accesible para el público en general.

En resumen, el capítulo explora el fenómeno de la posverdad y cómo vivimos en una era en la que las mentiras y las ficciones son cada vez más comunes. Se mencionan ejemplos históricos de noticias falsas y manipulación de la información, y se discute la importancia de distinguir la realidad de la ficción y de buscar información fidedigna.

18 El futuro no es lo que vemos en las películas

En este capítulo, el autor comienza hablando sobre cómo los humanos controlan el mundo gracias a su capacidad de cooperar y creer en ficciones. Destaca la importancia de los artistas en la sociedad, ya que las creencias y mitologías son fundamentales para la forma en que vivimos y nos relacionamos. Luego, se adentra en el género de la ciencia ficción y cómo este ha influido en la forma en que pensamos sobre la tecnología y el futuro. Sin embargo, critica que muchas veces la ciencia ficción confunde inteligencia con conciencia y se centra en la guerra entre humanos y robots, en lugar de abordar los problemas reales que enfrentamos. También menciona que muchas películas sobre inteligencia artificial son en realidad alegorías de preocupaciones diferentes, como el miedo a la liberación femenina.

El autor continúa explorando el peligro de la manipulación y el control a través de la tecnología, citando ejemplos como la película "Matrix" y el programa de televisión "El show de Truman". Sin embargo, señala que estas obras no desarrollan todas las implicaciones de sus argumentos y plantea que la realidad auténtica puede ser similar a la matriz. También reflexiona sobre la autenticidad y cómo nuestra identidad está influenciada por la sociedad y las ficciones que consumimos. Destaca que la realidad no está necesariamente ligada a un lugar físico, sino que puede ser experimentada en cualquier parte.

El autor menciona la película "Del revés" de Pixar y Disney, que narra la historia de una niña cuyas emociones son personificadas y controladas por personajes en su cerebro. Destaca que esta película desmantela el mito de que tenemos un yo auténtico y libre albedrío, y muestra que somos el resultado de la interacción de diferentes mecanismos bioquímicos. Luego, menciona el libro "Un mundo feliz" de Aldous Huxley, que imagina una sociedad futura en la que la ciencia y la tecnología se utilizan para controlar a las personas y garantizar su felicidad. El autor destaca que esta obra plantea preguntas sobre lo que realmente hace que una sociedad sea distópica y cuestiona la búsqueda constante de la felicidad. Finalmente, menciona que escapar de la matriz puede implicar escapar de la definición limitada del yo y que esto puede ser una habilidad necesaria en el siglo XXI.

19 El cambio es la única constante

En este capítulo, el autor plantea la pregunta de cómo prepararnos y preparar a las futuras generaciones para un mundo en constante cambio y lleno de incertidumbre. Señala que, a diferencia del pasado, donde las características básicas de la sociedad humana se mantenían estables, en la actualidad no podemos predecir cómo será el mundo en el futuro. La tecnología y la bioingeniería están cambiando rápidamente la forma en que vivimos y trabajamos, lo que hace que muchas de las habilidades que se enseñan en las escuelas sean irrelevantes en el futuro.

El autor argumenta que en lugar de centrarse en la acumulación de información y habilidades técnicas específicas, las escuelas deberían enfocarse en enseñar habilidades generales para la vida, como el pensamiento crítico, la comunicación, la colaboración y la creatividad. También destaca la importancia de la resiliencia y la capacidad de adaptarse al cambio constante.

Además, el autor advierte sobre los peligros de confiar demasiado en los adultos, la tecnología y en uno mismo. Señala que los adultos pueden no entender el mundo en constante cambio, la tecnología puede ejercer un gran poder sobre nuestras vidas y manipular nuestros deseos, y confiar en uno mismo puede llevar a caer en manipulaciones externas. En cambio, el autor sugiere que el mejor consejo es conocerse a uno mismo y comprender nuestro sistema operativo orgánico, ya que los algoritmos y la inteligencia artificial están cada vez más presentes en nuestras vidas y pueden llegar a conocernos mejor que nosotros mismos.

En resumen, el autor plantea la necesidad de adaptarse al cambio constante y desarrollar habilidades generales para la vida en un mundo en constante transformación. También advierte sobre los peligros de confiar demasiado en los adultos, la tecnología y en uno mismo, y destaca la importancia de conocerse a uno mismo en un mundo donde los algoritmos y la inteligencia artificial están cada vez más presentes.

20 La vida no es un relato (1/2)

En este capítulo, el autor reflexiona sobre el significado de la vida y cómo los seres humanos buscan respuestas a través de relatos. Se destaca que los humanos son animales narrativos y que buscamos un relato que explique el sentido de la realidad y nuestro papel en ella. Se menciona el relato del ciclo eterno, que explica que todos formamos parte de un ciclo cósmico y que cumplir nuestra función única en ese ciclo nos da sentido y satisfacción en la vida. Se menciona la epopeya hindú del Bhagavad Gita y la película de Disney El rey león como ejemplos de este relato.

El autor también menciona otros relatos lineales, como el relato musulmán y el relato nacionalista, que tienen un principio, un desarrollo y un final definidos. Se destaca que estos relatos también dan sentido a la vida y a las acciones de las personas, ya sea siguiendo las leyes de Alá o promoviendo los intereses de una nación.

Sin embargo, el autor señala que todos estos relatos son incompletos y ficticios. Aunque pueden dar sentido a la vida de las personas, no son verdaderos en un sentido objetivo. Se menciona que la creencia en estos relatos se debe a la construcción de la identidad personal y a la influencia de las instituciones sociales. Además, se destaca que los rituales son utilizados para hacer que los relatos se perciban como reales, ya que convierten lo abstracto en concreto y lo ficticio en real.

El autor también menciona que el sacrificio es una parte importante de los rituales y que puede fortalecer la fe en un relato. Se destaca que el sacrificio personal es persuasivo tanto para los mártires como para los espectadores, y que los mártires son fundamentales para la supervivencia de los relatos divinos, nacionalistas y revolucionarios.

En resumen, este capítulo explora el significado de la vida y cómo los seres humanos buscan respuestas a través de relatos. Se destaca que estos relatos pueden dar sentido a la vida de las personas, pero que son ficticios y no son verdaderos en un sentido objetivo. También se menciona el papel de los rituales y el sacrificio en la creencia en estos relatos.

20 La vida no es un relato (2/2)

En este capítulo, el autor explora la importancia de los relatos ficticios en la vida humana y cómo estos pueden influir en nuestras acciones y creencias. Se menciona que los seres humanos tienen la capacidad de crear y creer en relatos ficticios, lo que les ha permitido conquistar el mundo. Sin embargo, también se destaca que esta capacidad puede llevar a la confusión entre la ficción y la realidad.

El autor menciona que existen diferentes tipos de relatos ficticios, como los religiosos, nacionales e individuales, y que estos pueden tener un impacto significativo en nuestras vidas. Se señala que los relatos religiosos, por ejemplo, pueden llevar a las personas a realizar sacrificios y actos extremos en nombre de su fe. Del mismo modo, los relatos nacionales pueden generar lealtad y patriotismo, incluso a expensas del bienestar de otras personas.

Se argumenta que los relatos ficticios pueden ser una forma de escapar de la realidad y de enfrentar la incertidumbre de la vida. Sin embargo, también se advierte que aferrarse demasiado a estos relatos puede llevar a la intolerancia, el fanatismo y la violencia.

El autor también explora la idea de que la vida no tiene un sentido inherente y que somos nosotros quienes le damos sentido a través de nuestras acciones y creencias. Se menciona que la libertad y la creatividad son valores importantes en este sentido, pero también se advierte que nuestras elecciones y deseos están influenciados por procesos bioquímicos y factores culturales, lo que limita nuestra verdadera libertad.

Se destaca que la comprensión de la realidad y la aceptación del sufrimiento son fundamentales para encontrar la paz y la armonía en nuestras vidas. Se argumenta que los relatos ficticios pueden ser una forma de escapar del sufrimiento, pero que solo al enfrentar y aceptar el sufrimiento podemos encontrar la verdadera realidad.

En resumen, este capítulo explora la importancia de los relatos ficticios en la vida humana y cómo estos pueden influir en nuestras acciones y creencias. Se destaca la necesidad de enfrentar la realidad y el sufrimiento para encontrar la verdadera paz y armonía.

21 Simplemente, observemos

En este capítulo, el autor reflexiona sobre su experiencia personal con la meditación y cómo esta práctica ha influido en su vida y en su escritura. Comienza explicando que, en su adolescencia, se sentía perdido y no encontraba respuestas a las grandes preguntas de la vida. A pesar de leer libros y buscar en diferentes religiones e ideologías, solo encontraba ficciones complicadas y no la verdad. Incluso en la universidad, donde pensaba que encontraría respuestas, solo se le animaba a centrarse en preguntas cada vez más reducidas. Fue entonces cuando su amigo Ron le sugirió probar un curso de meditación Vipassana.

Inicialmente escéptico, el autor decidió probar y se sorprendió por lo práctica que resultó ser la enseñanza. Aprendió a observar su respiración y a centrar su atención en el momento presente. Descubrió que la verdadera pregunta no es qué ocurre cuando morimos, sino qué ocurre antes. Si queremos comprender la muerte, necesitamos comprender la vida. A través de la meditación, el autor se dio cuenta de que el sufrimiento proviene de las pautas de su propia mente y que aprender a observar la realidad tal como es, sin juicio ni apego, es el primer paso para dejar de generar más sufrimiento.

A partir de ese momento, el autor comenzó a meditar diariamente y a realizar retiros de meditación más largos. La meditación se convirtió en una herramienta valiosa en su caja de herramientas científica y le permitió comprender mejor la mente humana. Sin embargo, señala que la ciencia todavía tiene dificultades para comprender la mente debido a la falta de herramientas eficientes. Aunque se han realizado avances en la investigación del cerebro, la mente sigue siendo un misterio. Los científicos suelen confundir la mente con el cerebro, pero son cosas diferentes. Mientras que el cerebro es una red material de neuronas, la mente es un flujo de experiencias subjetivas.

El autor destaca que la meditación puede ser una herramienta poderosa para observar directamente la mente, pero hasta ahora ha sido utilizada de manera indirecta en la investigación científica. Los científicos suelen invitar a meditadores experimentados a sus laboratorios y observar las actividades cerebrales resultantes, pero esto no proporciona un acceso directo a las experiencias subjetivas asociadas a dichas actividades. Por lo tanto, el autor sugiere que es necesario desarrollar métodos para observar directamente la mente y complementar los estudios del cerebro.

El autor también menciona que la meditación ha sido practicada durante milenios por diferentes culturas y no necesariamente está asociada a la religión. La meditación es cualquier método de observación directa de nuestra propia mente. Aunque existen muchas técnicas de meditación, el autor solo habla con autoridad sobre la técnica de Vipassana, que aprendió de su maestro Goenka. La Vipassana se basa en observar las sensaciones corporales y las reacciones mentales a esas sensaciones de manera metódica y objetiva.

El autor reconoce que la meditación no es fácil y requiere disciplina y entrenamiento para calmar y concentrar la mente. A medida que la historia ha avanzado, los humanos han creado relatos cada vez más complejos sobre sí mismos, lo que dificulta la observación objetiva de la mente. Además, el avance de la tecnología ha hecho que sea más peligroso desestabilizar el orden social y más fácil engañar a las personas. En el futuro, los algoritmos podrían decidir quiénes somos y lo que debemos saber sobre nosotros mismos, por lo que es importante aprovechar la oportunidad actual de investigar quiénes somos realmente a través de la meditación.

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