20 minutos

PARTE PRIMERA

CAPÍTULO I

En este capítulo, se nos presenta a Winston Smith, el protagonista de la historia, en un día frío de abril. Winston trabaja en el Ministerio de la Verdad, donde se dedica a la manipulación de la información. En su camino al trabajo, Winston se encuentra con carteles que muestran la cara del Gran Hermano, el líder del Partido, y que le recuerdan que está siendo constantemente vigilado.

Una vez en su oficina, Winston escucha la voz de la telepantalla, un dispositivo que transmite información y también puede captar los sonidos del ambiente. Winston se siente incómodo con la presencia constante de la telepantalla y decide disminuir el volumen de la voz.

Después de un breve recorrido por la ciudad, Winston regresa a su apartamento, donde se siente seguro de la vigilancia del Gran Hermano. Allí, decide abrir su diario y comienza a escribir sobre sus pensamientos y sentimientos. A medida que escribe, recuerda un incidente en el Ministerio de la Verdad, donde se encontró con una joven y con O'Brien, un miembro del Partido Interior. Durante el Dos Minutos de Odio, un evento diario en el que se muestra a Emmanuel Goldstein, el enemigo del Partido, Winston siente una conexión momentánea con O'Brien, pero no está seguro de si fue real o solo su imaginación.

Después de escribir en su diario, Winston se siente asustado y paranoico, pensando en las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, decide continuar escribiendo y expresando su descontento con el Gran Hermano. En ese momento, alguien llama a la puerta de su apartamento, lo que lo llena de temor y ansiedad.

El capítulo termina con Winston acercándose a la puerta, preparado para enfrentar las consecuencias de su rebelión contra el Partido.

CAPÍTULO II

En este capítulo, Winston regresa a su apartamento y se da cuenta de que dejó el Diario abierto en la mesa. A pesar de su pánico, decide no cerrarlo para no arruinar el papel. En ese momento, la señora Parsons, una vecina, llega y le pide ayuda para arreglar el desagüe del fregadero. Winston la sigue hasta su apartamento, que está descuidado y desordenado. Mientras arregla el desagüe, los hijos de la señora Parsons, que están vestidos con el uniforme de los Espías, amenazan a Winston con una pistola de juguete y un trozo de madera. A pesar de ser solo niños, Winston siente miedo de su mirada maliciosa. Después de terminar la reparación, Winston regresa a su apartamento y se sienta frente a la telepantalla. Piensa en O'Brien y en un sueño que tuvo hace años en el que alguien le dijo que se encontrarían en un lugar sin oscuridad. A pesar de no estar seguro de si O'Brien es amigo o enemigo, siente una conexión con él. La voz de la telepantalla anuncia una victoria en la guerra y Winston se da cuenta de que las buenas noticias siempre son seguidas por malas noticias. Winston reflexiona sobre la opresión del Partido y la falta de esperanza en el futuro. A pesar de sentirse derrotado, decide seguir escribiendo en su Diario. Termina el capítulo pensando en la muerte y en la importancia de vivir mientras aún pueda.

CAPÍTULO III

En este capítulo, Winston tiene un sueño en el que recuerda a su madre y a su hermana. En el sueño, están en un lugar subterráneo que se hunde constantemente en aguas oscuras. Winston se da cuenta de que su madre y su hermana se están sacrificando para que él pueda vivir. Despierto, Winston reflexiona sobre la tragedia de la muerte de su madre y cómo ya no es posible experimentar emociones profundas en la sociedad actual. Luego, Winston se encuentra en un campo llamado el País Dorado, donde ve a una joven desnuda que realiza un gesto que simboliza la destrucción de la cultura y el sistema de pensamiento impuesto por el Partido. Despierta con la palabra "Shakespeare" en los labios. A continuación, se levanta y realiza ejercicios físicos obligatorios mientras reflexiona sobre el control del pasado y el doblepensar. Winston recuerda vagamente un ataque aéreo en su infancia y la confusión de la guerra en Londres. Sin embargo, la historia ha sido alterada y no hay pruebas de los cambios. Winston se da cuenta de que el pasado está siendo destruido y que solo se puede confiar en la memoria individual. Finalmente, Winston es llamado por la telepantalla para realizar ejercicios físicos y se esfuerza por mantener una expresión impasible.

CAPÍTULO IV

En este capítulo, Winston comienza su día de trabajo en el Ministerio de la Verdad. Se acerca a su escritorio, donde tiene un hablescribe y cuatro cilindros de papel que han llegado a través del tubo neumático. En las paredes de su cabina hay tres orificios: uno para mensajes escritos, otro para periódicos y otro para desechar papel inservible. Winston examina los mensajes y se da cuenta de que son correcciones que debe hacer en artículos del periódico Times. Estas correcciones consisten en cambiar información incorrecta o falsa por información que se ajuste a la realidad. Winston realiza las correcciones y las envía por el tubo neumático. Luego, destruye los mensajes originales y las notas que hizo sobre ellos en el "agujero de la memoria". Aunque no sabe exactamente qué sucede con el papel que se desecha, tiene una idea general de que se destruye en hornos ocultos en los sótanos del edificio. Winston reflexiona sobre cómo el Ministerio de la Verdad se encarga de alterar constantemente el pasado para que se ajuste a la versión oficial del Partido. Este proceso de falsificación se aplica no solo a los periódicos, sino también a libros, revistas, películas y otros documentos. Winston también menciona otras secciones del Ministerio de la Verdad, como la de teleprogramas y la de pornografía. Después de terminar su trabajo en el periódico, Winston se dedica a su tarea principal del día, que consiste en falsificar un discurso del Gran Hermano. Decide inventar la historia de un camarada llamado Ogilvy, que supuestamente murió en la guerra en circunstancias heroicas. Winston reflexiona sobre la naturaleza de la falsificación y se da cuenta de que es posible crear hombres muertos pero no hombres vivos. Finalmente, observa a su compañero de trabajo, Tillotson, y se pregunta si también está realizando la misma tarea de falsificación.

CAPÍTULO V

En este capítulo, Winston se encuentra en la cantina, donde la cola para el almuerzo avanza lentamente. Syme, su amigo del Departamento de Investigaciones, se le acerca y le pregunta si tiene hojas de afeitar. Winston miente y le dice que no tiene ninguna, aunque en realidad guarda dos en su casa. Mientras esperan su turno, Syme le pregunta a Winston si fue a ver la ejecución de los prisioneros, pero él responde que estaba trabajando y que lo verá en el cine. Syme muestra su satisfacción por los bombardeos y ejecuciones del Partido, mientras que Winston intenta desviar la conversación hacia la neolengua, en la que Syme es un experto. Syme explica que su trabajo consiste en destruir palabras y reducir el vocabulario al mínimo, para limitar el alcance del pensamiento. Syme cree que la neolengua alcanzará su perfección en el año 2050, y que entonces nadie podrá entender una conversación como la que están teniendo. Winston menciona a los proles, pero Syme afirma que ellos no son seres humanos y que pronto desaparecerá todo conocimiento del viejo idioma. Winston siente que Syme será vaporizado por ser demasiado inteligente y tener una visión clara de las cosas. Después, Parsons se une a ellos y le pide a Winston unas hojas de afeitar para la suscripción a la Semana del Odio. Winston se disculpa y le dice que no tiene ninguna. Mientras tanto, en la mesa de al lado, una joven del Departamento de Novela lo mira intensamente. Winston se siente incómodo y teme que ella sea una espía. La comunicación del Ministerio de la Abundancia anuncia un aumento en el nivel de vida, y Parsons se muestra entusiasmado. Finalmente, la joven vuelve a su posición original y Winston se preocupa por su presencia y sus miradas. El capítulo termina cuando la telepantalla emite una señal para volver al trabajo y los hombres se unen a la multitud para entrar en los ascensores.

CAPÍTULO VI

En este capítulo, Winston escribe en su diario sobre un encuentro que tuvo hace tres años con una prostituta en una calle oscura. Aunque las mujeres del Partido no se pintan la cara, Winston se sintió atraído por la pintura blanca y los labios rojos de la mujer. Sin embargo, al recordar este encuentro, Winston siente una fuerte tentación de gritar o hacer algo violento para borrar el recuerdo que lo atormenta. Reflexiona sobre cómo el sistema nervioso puede traicionar a las personas, como un hombre que tenía un tic facial y que Winston pensó que estaba perdido. Luego, Winston continúa escribiendo sobre cómo entró con la prostituta en un sótano y cómo le repugnaba la experiencia. También recuerda a su esposa Katharine, a quien consideraba estúpida y vacía, y cómo su relación sexual era fría y sin placer. El Partido desalienta el amor y el erotismo, y solo permite el sexo con el propósito de procrear. Winston también menciona que las mujeres del Partido son castas y que la castidad está arraigada en ellas. Finalmente, Winston confiesa en su diario que tuvo relaciones sexuales con la prostituta, pero al verla a plena luz, se da cuenta de que es una mujer vieja y sin dientes. A pesar de haberlo escrito, Winston todavía siente la necesidad de gritar y liberar su frustración.

CAPÍTULO VII

En este capítulo, Winston reflexiona sobre la esperanza que reside en los proles, la clase social más baja de Oceanía. Él cree que solo ellos tienen el potencial para destruir al Partido, ya que son la mayoría de la población y podrían rebelarse si se dieran cuenta de su propia fuerza. Aunque los proles no necesitan conspirar, ya que su mera existencia y resistencia podrían ser suficientes para derrocar al Partido.

Winston recuerda una vez que escuchó un grito de ira y desesperación proveniente de una multitud de mujeres proles en un mercado callejero. Aunque inicialmente pensó que era un motín, se dio cuenta de que solo estaban peleando por unas sartenes de lata. A pesar de ser una pelea insignificante, Winston se sorprendió por la energía y la fuerza que percibió en ellas. Se pregunta por qué los proles no protestan de la misma manera por cosas de mayor importancia.

Luego, Winston reflexiona sobre la vida de los proles y cómo el Partido los mantiene controlados. Aunque el Partido afirma haber liberado a los proles de la opresión capitalista, en realidad los considera inferiores y los mantiene en la ignorancia. Los proles viven vidas simples y rutinarias, centradas en el trabajo físico, el cuidado del hogar y el entretenimiento trivial. El Partido no intenta adoctrinarlos políticamente, solo les exige un patriotismo básico cuando es necesario.

Winston también recuerda un fragmento de un libro de historia infantil que habla sobre la vida antes de la Revolución. El libro describe un mundo de pobreza y opresión, donde los ricos capitalistas tenían el control absoluto sobre los demás. Winston se pregunta si la vida realmente era mejor antes de la Revolución, pero se da cuenta de que la realidad actual es vacía y carente de contenido, alejada de los ideales del Partido.

Después, Winston reflexiona sobre la falsificación del pasado por parte del Partido. Recuerda un caso en el que encontró una prueba concreta de la falsificación, pero se dio cuenta de que ya no tenía valor, ya que el pasado había sido cambiado continuamente. Winston se pregunta por qué el Partido se esfuerza tanto en falsificar el pasado y si él está loco por creer en la existencia de una realidad objetiva.

A pesar de sus dudas, Winston se siente animado por la idea de que O'Brien está de su lado. Él cree que la libertad radica en poder afirmar que dos más dos son cuatro, y que si se acepta esto, todo lo demás seguirá.

CAPÍTULO VIII

En este capítulo, Winston se encuentra caminando por las calles de Londres y se detiene al percibir un aroma a café tostado. Se siente tentado a seguir el aroma, pero recuerda que como miembro del Partido no debe tener tiempo libre ni estar solo. A pesar de esto, decide salirse de su rutina y dar un paseo por el laberinto de Londres. Durante su caminata, reflexiona sobre la importancia de los proles y su potencial para cambiar la situación en Oceanía.

En su recorrido, Winston se adentra en los suburbios del Norte y del Este, donde observa la vida de los proles. Escucha una conversación entre dos mujeres sobre sus problemas y se da cuenta de que los proles lo miran con curiosidad y cierta alerta. De repente, se produce una explosión y todos corren a refugiarse. Winston se protege y luego continúa su camino.

Más adelante, Winston se encuentra con tres hombres discutiendo acaloradamente sobre la lotería. Reflexiona sobre la importancia que la lotería tiene para los proles y cómo se ganan la vida vendiendo predicciones y amuletos relacionados con ella.

Winston continúa su paseo y llega a una taberna donde se encuentra con un viejo que le cuenta historias de la época anterior a la Revolución. Hablan sobre la opresión de los ricos y la pobreza de la gente común. El viejo recuerda cómo los ricos trataban a los pobres con desprecio y cómo la vida era difícil para ellos.

Después de su encuentro con el viejo, Winston decide volver a la tienda de antigüedades donde compró su Diario. Habla con el dueño, el señor Charrington, y examina algunos objetos antiguos. Compra un pisapapeles de cristal y considera alquilar una habitación en la tienda.

Sin embargo, su momento de felicidad se ve interrumpido cuando ve a la joven del Departamento de Novela, quien lo mira directamente a los ojos y luego sigue su camino. Winston se siente amenazado y regresa a su apartamento con miedo.

Una vez en casa, Winston intenta escribir en su Diario, pero se distrae con la canción patriótica que suena en la telepantalla. Piensa en la posibilidad de ser capturado por la Policía del Pensamiento y sufre una crisis de ansiedad. Finalmente, logra evocar la imagen de O'Brien y se consuela pensando en un futuro imaginado donde no hay oscuridad.

El capítulo termina con Winston contemplando una moneda y recordando las consignas del Partido: "La guerra es la paz, la libertad es la esclavitud, la ignorancia es la fuerza".

PARTE SEGUNDA

CAPÍTULO I

En este capítulo, Winston se encuentra con la muchacha morena en el pasillo del Ministerio de la Verdad. La joven lleva el brazo en cabestrillo debido a un accidente en el Departamento de Novela. Mientras se acerca a ella, la chica tropieza y cae al suelo, aparentemente lastimando su brazo herido. A pesar de ser su enemiga, Winston siente empatía por ella y la ayuda a levantarse. La joven agradece su ayuda y continúa su camino. Durante el incidente, ella le entrega un papel doblado en secreto, que Winston guarda en su bolsillo.

Después, Winston intenta leer el mensaje en el papel, pero no puede hacerlo en los lavabos debido a la vigilancia de las telepantallas. Regresa a su cabina y espera ansiosamente los cinco minutos restantes de su tiempo de trabajo. Finalmente, puede leer el mensaje, que dice "Te quiero". Winston se sorprende y se emociona por el mensaje, pero también se preocupa por las posibles implicaciones políticas o trampas.

Durante los siguientes días, Winston intenta encontrarse con la chica en la cantina, pero siempre hay obstáculos que lo impiden. Finalmente, logra hablar con ella en la cantina y acuerdan encontrarse el domingo en la Plaza de la Victoria. La chica le da instrucciones detalladas sobre cómo llegar al lugar de encuentro. Después de la conversación, Winston se siente aliviado y emocionado por la posibilidad de tener una relación con la chica.

El día del encuentro, Winston espera en la Plaza de la Victoria, pero la chica no aparece a tiempo. Comienza a preocuparse de que haya cambiado de opinión. Sin embargo, finalmente la ve y se unen a una multitud que observa un desfile de prisioneros eurasiáticos. Durante el desfile, la chica le susurra a Winston los detalles finales de su encuentro y le estrecha la mano antes de separarse. Winston queda fascinado por la mano de la chica y se pregunta de qué color son sus ojos.

CAPÍTULO II

En este capítulo, Winston se dirige al campo en compañía de una joven llamada Julia. Aunque el viaje no presenta dificultades, Winston se siente inseguro debido a la posibilidad de ser vigilado por micrófonos ocultos. Llegan a un claro en el bosque donde se encuentran y se besan. Winston se siente inferior ante la juventud y belleza de Julia. Continúan caminando y hablando en voz baja para evitar ser escuchados. Julia le cuenta que trabaja en la Liga Juvenil Anti-Sex y que ha conseguido chocolate en el mercado negro. Mientras escuchan el canto de un pájaro, se abrazan y se besan apasionadamente. Después regresan al claro y tienen relaciones sexuales. Winston se despierta antes que Julia y la observa mientras duerme, sintiendo compasión y protección hacia ella. Sin embargo, la ternura desaparece y se da cuenta de que su relación es un acto político contra el Partido.

CAPÍTULO III

En este capítulo, Julia propone a Winston volver al mismo escondite después de uno o dos meses. Después de despertar, Julia cambia su actitud y comienza a planear el viaje de regreso. Winston encuentra natural que ella se encargue de esto, ya que ella tiene habilidades prácticas y conocimiento del campo. Julia le indica una ruta diferente a la que él tomó anteriormente y le dice que ella partirá antes y él la seguirá media hora después. Acuerdan encontrarse en una calle concurrida después de trabajar. Julia le explica que si no hay peligro, llevará un pañuelo en la nariz, pero si hay peligro, sacará el pañuelo. Durante el mes de marzo, solo tienen una oportunidad de estar juntos en un escondite en el campanario de una iglesia en ruinas. También se ven en diferentes lugares de la calle, pero solo por cortos períodos de tiempo. Julia explica que trabaja en el departamento de fabricación de novelas y que no le interesa leer. Ella cuenta que tuvo relaciones amorosas con hombres mayores y que el Partido trata de evitar que las personas disfruten del placer. Julia cree que la represión sexual lleva a la histeria y al odio, y que el Partido utiliza esto en su beneficio. Winston le cuenta a Julia sobre su matrimonio con Katharine y cómo ella lo obligaba a realizar una ceremonia semanal que él odiaba. Julia explica que el Partido utiliza la represión sexual y familiar para mantener el miedo y el odio. Winston recuerda una vez en la que estuvo a punto de empujar a Katharine por un precipicio, pero no lo hizo. Julia no entiende por qué Winston se arrepiente de no haberlo hecho. Discuten sobre la muerte y la vida, y Julia propone volver al mismo escondite en el bosque para su próxima cita.

CAPÍTULO IV

En este capítulo, Winston se encuentra en la habitación que alquiló en la tienda del señor Charrington. Observa los detalles de la habitación, como la cama, el reloj y el pisapapeles de cristal. Prepara café y espera la llegada de Julia, aunque se siente inseguro y piensa que su relación es peligrosa. Julia llega con provisiones del Partido Interior, como azúcar, pan, mermelada y té. Ambos se desnudan y se acuestan juntos en la cama. Winston tiene miedo de las ratas y Julia lo tranquiliza. Hablan sobre el pisapapeles de cristal y el grabado de la iglesia de San Clemente. Julia recuerda una canción que su abuelo le cantaba cuando era niña. Deciden irse y Julia se quita el maquillaje. Antes de irse, Winston se queda mirando el pisapapeles de cristal y siente que representa su vida y la de Julia encerradas en un mundo eterno.

CAPÍTULO V

En este capítulo, Syme ha desaparecido y nadie parece recordarlo. Winston se da cuenta de esto cuando ve el tablón de anuncios en el Departamento de Registro y nota que el nombre de Syme ha sido eliminado de la lista del Comité de Ajedrez. Syme ha dejado de existir, como si nunca hubiera existido.

El calor es insoportable en la ciudad, pero en el Ministerio las habitaciones están refrigeradas. Se están preparando los eventos para la Semana del Odio y todos los ministerios están trabajando horas extras. Winston y Julia también están ocupados con sus tareas habituales y con la preparación de panfletos de atrocidades. La ciudad está en un estado febril, con bombas cohete cayendo con más frecuencia y rumores insensatos esparciéndose.

La nueva canción de la Semana del Odio, llamada la Canción del Odio, se está reproduciendo constantemente en las telepantallas. Tiene un ritmo salvaje y aterrador que los proles han adoptado. Winston y Julia pasan tiempo juntos en la habitación encima de la tienda de Charrington, disfrutando de su intimidad. A pesar de las chinches y el calor, encuentran consuelo en su refugio.

En la ciudad, se han colocado carteles de un soldado eurasiático en todas partes, creando un ambiente de patriotismo entre los proles. Las bombas cohete siguen cayendo y causando muertes, lo que provoca manifestaciones y disturbios. Winston y Julia saben que su relación clandestina no puede durar para siempre, pero se aferran a su tiempo juntos.

A veces hablan de rebelarse contra el Partido, pero no saben cómo dar el primer paso. Julia cree que la Hermandad es solo una invención del Partido y que no hay una oposición organizada. A pesar de esto, ambos siguen soñando con la posibilidad de escapar juntos.

Winston le cuenta a Julia sobre el Departamento de Registro y las falsificaciones que realiza por encargo del Partido. Julia no se escandaliza por esto y no ve la importancia de la verdad y la falsedad. Ella solo se preocupa por su propia vida y no cree en la posibilidad de un cambio político.

A pesar de sus diferencias, Winston y Julia continúan disfrutando de su tiempo juntos en la habitación encima de la tienda de Charrington. Saben que no pueden cambiar el curso de los acontecimientos, pero se aferran a su amor y a la esperanza de un futuro mejor.

CAPÍTULO VI

En este capítulo, Winston recibe finalmente el mensaje que había estado esperando. Mientras camina por el pasillo del Ministerio, se encuentra con O'Brien, quien le pone una mano en el hombro y comienza a hablar con él. O'Brien elogia los artículos de Winston sobre la neolengua y menciona que ha leído uno de ellos en el Times. Winston se siente aliviado al escuchar esto, pero también se preocupa cuando O'Brien menciona a un amigo suyo que es un especialista en cuestiones idiomáticas, ya que solo puede referirse a Syme, quien ha sido vaporizado. Sin embargo, O'Brien continúa hablando sobre la décima edición del Diccionario de Neolengua y le ofrece a Winston la oportunidad de verlo. O'Brien le da su dirección y se va, dejando a Winston con el papel en la mano. Winston guarda la dirección en su memoria y luego desecha el papel en el "agujero de la memoria". Winston se da cuenta de que este encuentro con O'Brien es una señal de que la conspiración en la que ha estado pensando existe y que ha entrado en contacto con ella. Aunque está asustado, Winston sabe que eventualmente obedecerá la indicación de O'Brien y que el proceso que comenzó años atrás está en marcha. Siente un escalofrío al pensar en el Ministerio del Amor y en lo que le espera, pero acepta que el final de este asunto estaba implícito desde el principio.

CAPÍTULO VII

En este capítulo, Winston se despierta emocionado por un sueño que no puede explicarle a Julia. En el sueño, recuerda momentos de su infancia relacionados con la desaparición de su madre. Winston recuerda cómo su madre esperaba algo que sabía que iba a suceder y cómo se comportaba de manera diferente después de la desaparición de su padre. También recuerda la escasez de comida durante la guerra y cómo su madre intentaba alimentar a su hermana enferma. Winston confiesa haber robado chocolate a su hermana y haber huido. Después de contarle todo esto a Julia, Winston reflexiona sobre la importancia de los sentimientos y la lealtad en un mundo controlado por el Partido. Aunque se siente desesperanzado, Julia le asegura que no permitirá que los obliguen a dejar de amarse. Winston también reflexiona sobre la imposibilidad de controlar los pensamientos y sentimientos de las personas, a pesar de la vigilancia constante del Partido. Aunque pueden conocer todos los detalles de la vida de una persona, no pueden penetrar en su alma.

CAPÍTULO VIII

En este capítulo, Winston y Julia finalmente logran entrar en la habitación de O'Brien, un miembro del Partido Interior. O'Brien está sentado en una mesa, rodeado de papeles, y no levanta la cabeza cuando entran. Winston está emocionado y nervioso por haber logrado llegar hasta allí. El criado de O'Brien los hace pasar sin problemas. O'Brien parece estar estudiando un papel y dicta un mensaje en una jerga híbrida de los Ministerios.

Después de cerrar la telepantalla, O'Brien se acerca a ellos y les dice que pueden hablar libremente porque no hay dispositivos de escucha en la habitación. Winston comienza a explicar que creen en la existencia de una organización clandestina que se opone al Partido y que quieren unirse a ella. O'Brien les dice que la organización se llama la Hermandad y que él es parte de ella. Les advierte que la Hermandad es secreta y que no sabrán mucho sobre ella, solo recibirán órdenes y las obedecerán sin cuestionar.

O'Brien les hace una serie de preguntas para asegurarse de que están dispuestos a hacer cualquier cosa por la causa, incluyendo asesinatos, sabotajes y traición a su país. Winston y Julia responden afirmativamente a todas las preguntas. O'Brien les explica que la Hermandad no puede ser destruida porque no es una organización convencional, solo existe en la mente de sus miembros. Les dice que vivirán sin esperanza y que eventualmente serán capturados, pero que deben seguir luchando en la oscuridad.

Después de que Julia se va, O'Brien le da a Winston una copia del libro de Goldstein y le explica cómo recibirán más instrucciones en el futuro. O'Brien le dice a Winston que deben separarse y que es posible que nunca se vuelvan a ver. Finalmente, O'Brien menciona un lugar donde podrían encontrarse en el futuro, un lugar sin oscuridad. Winston le menciona una canción antigua y O'Brien la completa. Antes de que Winston se vaya, O'Brien le da una pastilla y le estrecha la mano con fuerza. Winston se va, dejando a O'Brien para continuar su trabajo para el Partido.

CAPÍTULO IX (1/2)

En este capítulo, Winston se encuentra agotado después de trabajar más de noventa horas en cinco días. Se siente débil y transparente, como si su cuerpo se estuviera convirtiendo en gelatina. A pesar de su cansancio, decide ir a la tienda del señor Charrington, llevando consigo un libro que ha tenido durante seis días pero aún no ha abierto.

Mientras tanto, se anuncia que Oceanía no está en guerra con Eurasia, sino con Asia Oriental. A pesar de este cambio repentino, la multitud en una manifestación en la plaza central de Londres continúa con su fervor y odio hacia el enemigo, solo que ahora el objetivo ha cambiado.

Winston se sorprende de cómo el orador de la manifestación cambia el enemigo en medio de una frase sin detenerse ni cambiar su tono de voz. Sin embargo, Winston tiene otras preocupaciones en mente y continúa con su trabajo en el Ministerio de la Verdad.

En el Ministerio, se lleva a cabo una intensa labor de rectificación de documentos y registros para eliminar cualquier referencia a la guerra con Eurasia y la alianza con Asia Oriental. A pesar del agotamiento y el dolor en los ojos, Winston se dedica a esta tarea, consciente de que cualquier error en la falsificación podría tener consecuencias graves.

El capítulo continúa con un extracto del libro que Winston encuentra en su cartera. El libro, titulado "Teoría y Práctica del Colectivismo Oligárquico" y escrito por Emmanuel Goldstein, describe la estructura de la sociedad y la guerra en los tres superestados: Oceanía, Eurasia y Asia Oriental.

Se revela que la guerra en los superestados es continua y no tiene un objetivo claro. La guerra se utiliza para mantener a las masas en un estado de miedo y odio, y para consumir los excedentes de bienes producidos. Aunque los superestados tienen armas más poderosas que las bombas atómicas, no se utilizan en la guerra, ya que ninguno de los superestados puede conquistar definitivamente a los otros dos.

El capítulo concluye con la idea de que la guerra ha perdido su significado y se ha convertido en una impostura. La guerra ya no es una lucha entre naciones, sino una lucha interna de cada grupo dirigente contra sus propios súbditos. El objetivo de la guerra es mantener la estructura de la sociedad jerarquizada y conservar el control sobre las masas.

En resumen, este capítulo muestra el agotamiento de Winston, el cambio repentino en el enemigo de Oceanía y la labor de rectificación en el Ministerio de la Verdad. También se introduce el libro de Emmanuel Goldstein, que proporciona una visión de la guerra y la sociedad en los superestados.

CAPÍTULO IX (2/2)

En este capítulo, Winston continúa leyendo el libro prohibido en su habitación sin telepantalla, disfrutando de la soledad y la seguridad que le brinda. El libro le fascina porque expresa lo que él mismo piensa pero no puede expresar. Mientras lee, Julia llega a la habitación después de una semana sin verse. Winston le cuenta que tiene el libro y ella muestra poco interés. Después de media hora en la cama, deciden leer juntos el libro. Winston comienza a leer el Capítulo I, que habla sobre la estructura de la sociedad y las clases sociales. Se menciona que a lo largo de la historia ha habido tres clases de personas: los Altos, los Medianos y los Bajos. Los Altos quieren mantener su posición, los Medianos tratan de arrebatarles el poder y los Bajos buscan abolir las distinciones y crear una sociedad igualitaria. A lo largo de la historia, los Altos son derrotados por los Medianos, pero luego los Medianos se convierten en los nuevos Altos y los Bajos vuelven a su posición de servidumbre. Se menciona que ningún cambio histórico ha logrado la igualdad humana. A finales del siglo XIX, surgieron teorías que interpretaban la historia como un proceso cíclico y afirmaban que la desigualdad era la ley de la vida humana. Sin embargo, a principios del siglo XX, la igualdad humana se volvió técnicamente posible debido al desarrollo del maquinismo. A pesar de esto, los nuevos movimientos políticos surgidos en el siglo XX, como el Ingsoc en Oceanía, tenían como objetivo perpetuar la falta de libertad y la desigualdad social. Se menciona que la sociedad de Oceanía se divide en tres grupos: el Gran Hermano en la cima, el Partido Interior y el Partido Exterior, y los proles en la base. Se explica que la pertenencia a estos grupos no es hereditaria y se decide mediante exámenes. Se menciona que el control del pasado es esencial para el Partido, ya que la alteración del pasado es necesaria para mantener la infalibilidad del Partido. Se habla del doblepensar, que es la capacidad de sostener dos opiniones contradictorias al mismo tiempo, y se explica que el Partido utiliza el doblepensar para controlar la realidad y mantener su poder. Se menciona que el motivo central del Partido es evitar la igualdad humana, aunque no se explica por qué. El capítulo termina con Winston durmiéndose junto a Julia, sintiéndose seguro y convencido de que la cordura no depende de las estadísticas.

CAPÍTULO X

En este capítulo, Winston se despierta con la sensación de haber dormido mucho tiempo, pero se da cuenta de que solo son las 20:30. Escucha la canción popular del patio y Julia se despierta también. Descubren que la estufa se ha apagado y no tienen gasolina. Deciden pedirle al viejo Charrington que les dé algo de gasolina. Mientras se visten, escuchan la canción del patio y observan a una mujer lavando ropa. Winston se sorprende al encontrarla hermosa a pesar de su cuerpo deformado por los partos. Reflexiona sobre la belleza y la igualdad. Luego, escuchan una voz que les dice que son los muertos y se dan cuenta de que la casa está rodeada. Los hombres entran y los obligan a ponerse las manos en la cabeza. Winston observa a Julia siendo golpeada y se siente impotente. Luego, el señor Charrington entra en la habitación y los hombres cambian su actitud hacia él. Winston se da cuenta de que Charrington es un miembro de la Policía del Pensamiento.

PARTE TERCERA

CAPÍTULO I

En este capítulo, Winston se encuentra encerrado en una celda del Ministerio del Amor. La celda no tiene ventanas y está iluminada por lámparas ocultas. Winston siente dolor en el vientre y hambre, ya que no ha comido en más de 24 horas. Intenta buscar algo de comida en su bolsillo, pero es interrumpido por una voz en la telepantalla. Recuerda que antes de ser llevado a la celda, estuvo en otro lugar con otros prisioneros, donde notó la diferencia de comportamiento entre los prisioneros del Partido y los criminales comunes. También escuchó hablar sobre los campos de trabajos forzados. En la celda, presencia la entrada y salida de varios prisioneros, incluyendo a una mujer mayor que se sienta sobre él y luego vomita. Después, llega Ampleforth, un poeta, quien confiesa haber cometido un delito al dejar la palabra "Dios" en uno de sus versos. Luego, Parsons, un compañero de trabajo de Winston, es llevado a la celda y confiesa su culpa por un crimen de pensamiento. Más tarde, llega un hombre esquelético que está muriendo de hambre y otro preso le ofrece un mendrugo de pan, pero es castigado por ello. Finalmente, O'Brien entra en la celda y Winston se da cuenta de que también ha sido capturado. O'Brien le dice que siempre supo que esto iba a pasar y luego presencia cómo Winston es golpeado por un guardia con una porra.

CAPÍTULO II

En este capítulo, Winston se encuentra en una habitación donde está sujeto a una cama y es observado por O'Brien y otro hombre con una jeringuilla. Aunque ha estado despierto por un tiempo, Winston no puede comprender completamente su entorno. Ha estado en un estado de confusión y dolor desde que fue arrestado, y sus recuerdos son fragmentados y confusos.

La pesadilla comenzó con un interrogatorio en el que fue golpeado y torturado para que confesara una serie de delitos. Aunque las palizas se hicieron menos frecuentes, los interrogadores continuaron manipulando y torturando a Winston para hacerlo confesar y destruir su capacidad de razonar.

O'Brien le explica a Winston que el Partido controla el pasado y la realidad. Le dice que el pasado solo existe en los documentos y en la memoria de las personas, y que el Partido controla ambos. O'Brien también le muestra a Winston que pueden manipular su percepción de la realidad, como cuando le muestra cinco dedos en lugar de cuatro.

O'Brien revela que el objetivo del Partido no es solo castigar a los enemigos, sino también convertirlos y controlar sus pensamientos. Le dice a Winston que lo están torturando para curarlo y hacerlo uno de ellos. También le revela que Julia lo traicionó y se convirtió en una ferviente seguidora del Partido.

Winston hace preguntas a O'Brien sobre la existencia del Gran Hermano y la Hermandad, pero O'Brien no le da respuestas claras. Finalmente, Winston pregunta qué hay en la habitación 101, pero O'Brien le responde que él ya lo sabe.

El capítulo termina con Winston siendo sedado y cayendo en un profundo sueño.

CAPÍTULO III

En este capítulo, Winston continúa su proceso de reintegración en el Ministerio del Amor. Aunque sigue atado a la cama, las restricciones son menos severas y puede moverse un poco. O'Brien le explica que ahora debe entrar en la segunda etapa de su reintegración: comprender. O'Brien le pregunta por qué el Ministerio del Amor invierte tanto tiempo y esfuerzo en él, y Winston le responde que comprende cómo funciona la sociedad, pero no los motivos subyacentes. O'Brien le revela que colaboró en la redacción del libro de Goldstein y que el programa que presenta es una tontería. Le explica que el Partido busca el poder por el poder mismo, no por el bienestar de los demás. O'Brien afirma que el Partido es eterno y que ninguna revolución o rebelión proletaria puede derribarlo. Continuando con su interrogatorio, O'Brien le pregunta a Winston por qué el Partido desea el poder. Winston responde que es para el bienestar de la mayoría, pero O'Brien le dice que eso es una estupidez y que el Partido solo busca el poder puro. O'Brien explica que el poder está en infligir dolor y humillación, y que el Partido controla la vida en todos sus niveles. También le dice a Winston que el Partido es inmortal y que siempre habrá alguien a quien derrotar y humillar. O'Brien le muestra a Winston su reflejo en un espejo y le hace ver su terrible estado físico. Winston se derrumba y llora, pero O'Brien le dice que todo depende de él y que puede evitar todo eso si lo desea. Winston le dice que no ha traicionado a Julia, y O'Brien confirma que es cierto. O'Brien le dice a Winston que puede tardar mucho tiempo en matarlo, pero que al final lo harán.

CAPÍTULO IV

En este capítulo, Winston se siente mejor físicamente después de haber sido sometido a torturas y maltratos en el Ministerio del Amor. Ha engordado y se siente más fuerte. Su nueva celda es más cómoda y tiene una cama con almohada y colchón, así como un taburete. Le han proporcionado agua caliente y ropa nueva. También le han curado las varices y le han puesto una dentadura postiza. No sabe cuánto tiempo ha pasado, pero calcula que le llevan tres comidas al día. Aunque al principio se siente atontado, poco a poco empieza a recuperarse y a hacer ejercicio. Sueña con un lugar pacífico y feliz, pero al despertar se da cuenta de su realidad. Winston se da cuenta de que ha capitulado y ha aceptado las creencias del Partido. Se dedica a reeducarse y a entrenarse en el paracrimen, la habilidad de no entender los argumentos que contradicen las afirmaciones del Partido. A pesar de su rendición, Winston sigue odiando al Partido y espera el momento de su muerte para liberarse. O'Brien le dice que debe amar al Gran Hermano y lo envía a la Habitación 101.

CAPÍTULO V

En este capítulo, Winston se encuentra en una habitación subterránea, atado a una silla. O'Brien entra y le dice que en la habitación 101 se encuentra lo peor del mundo, algo que varía de persona a persona. Luego, un guardia trae una jaula con ratas y O'Brien le dice a Winston que lo peor para él son las ratas. Winston entra en pánico y suplica que no le hagan eso. O'Brien explica que las ratas atacan a los seres humanos y que las ratas se lanzarán contra él cuando se abra la jaula. Winston, desesperado, piensa en interponer a Julia entre él y las ratas. Finalmente, cae en un abismo y se aleja de las ratas, pero O'Brien sigue a su lado. La jaula no se abre y el capítulo termina.

CAPÍTULO VI

En este capítulo, Winston se encuentra en El Nogal, un café casi vacío, contemplando un vaso vacío y observando el letrero que dice "EL GRAN HERMANO TE VIGILA". Un camarero se acerca y le llena el vaso con ginebra de la Victoria, una bebida repugnante pero que Winston consume constantemente. Mientras escucha la música de la telepantalla, Winston está preocupado por las noticias del frente africano, donde un ejército eurasiático está avanzando rápidamente hacia el sur, amenazando el territorio de Oceanía. A pesar de sentir una emoción indiferenciada, Winston deja de pensar en la guerra y se bebe el vaso de ginebra. Luego, recuerda el olor de algo que nunca nombra y siente arcadas. Winston ha engordado desde que fue liberado y ahora tiene un cargo en el Ministerio de la Verdad que le permite ganar más dinero. La música de la telepantalla se interrumpe y se anuncia un importante comunicado a las quince treinta. Winston se siente ansioso y teme que sean malas noticias sobre la guerra. Recuerda una vez que se encontró con Julia en el Parque, pero no hablaron mucho y se separaron rápidamente. Winston reflexiona sobre cómo uno puede desear que algo terrible le suceda a otra persona para salvarse a sí mismo. La música de la telepantalla cambia y se anuncia el comunicado, pero resulta ser una victoria en el frente africano. Winston se siente eufórico y mira el retrato del Gran Hermano con amor y devoción. Finalmente, se imagina confesando todo en un proceso público y amando al Gran Hermano.

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